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EN LO PRINCIPAL: interpone acción constitucional de protección.

EN
EL PRIMER OTROSÍ: solicita se decrete orden de no innovar. EN EL
SEGUNDO OTROSÍ: solicita informes. EN EL TERCER OTROSÍ: patrocinio
y poder

ILUSTRÍSIMA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO


Doña ANDREA ARAYA DE LA BARRA, chilena, divorciada, cedula nacional
N°14.159.500-8, don CARLOS SALDAÑA SANTOS, chileno, divorciado,
cedula nacional N° 12.709.487-k y doña TANIA SOLEDAD CORVALAN
SOLORSANO, casada, chilena, cedula nacional N° 13.680.233-k, doña
LILIAN VIVIANA GUEVARA, chilena, casada cedula N° 13.052.886-4 y don
GASTON ALEJANDRO RAMIREZSALINAS, cedula nacional N° 11.651.690-K,
chileno, casado, todos con domicilio para estos efectos en Ahumada
312 oficina 202 Santiago, empleados y apoderados de nuestros hijos
estudiantes del Instituto Nacional, presentamos el siguiente recurso
de protección en favor de nuestros hijos, pupilos y de toda la
comunidad indicada, a S.S. Iltma., respetuosamente decimos:
Que, encontrándonos dentro del plazo establecido en el Nº1 del
Auto Acordado sobre Tramitación y Fallo del Recurso de Protección de
las Garantías Constitucionales, interponemos esta acción de
protección en contra de Carabineros de Chile (“Carabineros”),
representada por su General Director, don Mario Alberto Rozas
Córdova, domiciliado en avenida General Bernardo O`Higgins Nº1196,
comuna de Santiago, debido al serio e inminente riesgo que actos
ilegales y arbitrarios vulneren los derechos de todos las personas,
desde estudiantes, trabajadores, oficinistas, empleados en general
y en especial a nuestros estudiantes menores de edad y apoderados
que se manifiestan pacíficamente en esta ciudad, al ejercer el
derecho a reunirse pacíficamente, sin permiso previo y sin armas,
consagrado en el artículo 19 N°13 de la Constitución Política de la
República, cuestión que, como ha venido ocurriendo en las últimas
casi seis semanas, también acontecerá en los días siguientes.
Como apoderados y participante en estas manifestaciones tenemos el
razonable y legítimo temor de que, en el marco de las
manifestaciones pacíficas y sin armas, que se están organizando en
la región metropolitana, se siga violando gravemente el derecho a
la integridad física y psíquica e incluso se perturbe el mismo
derecho de reunión mencionado, pudiendo ocasionar mutilaciones
oculares por parte de Carabineros, ya que si dicha institución sigue
utilizando armas de fuego consistentes en Escopetas antidisturbios
que lanzan balines de goma y plomo, conocidos también como
proyectiles de impacto cinético (“KIPs”, por su sigla en inglés) así
también el uso de Carabinas Lanza Gases (ESTOPER),del modo que lo ha
venido haciendo hasta la fecha, desde el comienzo del año y con
más intensidad de las manifestaciones iniciadas en octubre y
noviembre del presente año, lo que a estas alturas ya es un hecho
público y notorio.
En nuestra calidad de apoderados de nuestros hijos del Instituto
Nacional y como ciudadanos suscribimos esta acción, conocemos que
muchos(as) de quienes, con ocasión de ejercer su libertad de reunión,
han visto perturbada o bajo amenaza su integridad física y psíquica,
son integrantes de nuestras casas de estudio, quienes ejercen su
libertad de expresión en asuntos de toda índole y en especial en
cuestiones de interés público. Y que, siendo así, solicitamos se
ampare y se preste protección a la integridad de ellos y de nuestros
apoderados, y de todos quienes manifiestan legítimamente sus puntos
de vista en cuestiones públicas, con el objeto de que, al hacerlo
dentro de los márgenes de la ley, no se vean expuestos ni a la
perturbación o a la amenaza de su integridad física o psíquica o de
su mismo derecho de reunión.
En la convicción de que sólo un decidido actuar de esta Iltma.
Corte, acogiendo lo solicitado en su petitorio, podría evitar la
acumulación de nuevos casos de mutilaciones oculares, y otras graves
lesiones corporales ocasionadas por las municiones y otros
proyectiles utilizadas por Carabineros de Chile (con Escopetas
Antidisturbios y Carabina Lanza Gases ESTOPER), en contra de
nuestros pupilos, alumnos del Instituto Nacional y otras personas
humanas de nuestro país a los que representamos, como ya ha sucedido
en los últimos días.
Damos cuenta por medio de esta presentación de las amenazas
ciertas en el legítimo ejercicio del derecho fundamental a la
integridad física y psíquica y de perturbaciones al derecho a la
reunión pacífica sin permiso previo y sin armas, garantizados por
los artículos 19 N°1 y N°13, respectivamente, de la Constitución
Política de Chile, para quienes ejercerán estos derechos en los días
siguientes. Solicitamos que se asegure de inmediato el imperio del
derecho, por la vía de acogerse esta acción de protección y que S.S.
Iltma. tenga a bien ordenar a Carabineros de Chile, en atención a la
ilegalidad, arbitrariedad y falta de razonabilidad que ha
manifestado hasta la fecha en el uso de las armas que hemos referido,
considerando especialmente su poder lesivo, y para que no se
materialice en las subsiguientes manifestaciones la perturbación y
amenaza de garantías que justificadamente tememos, que se abstenga
por completo de usar en el marco de esas manifestaciones u otras,
Escopetas “antidisturbios” que Lanzan balines y Carabina Lanza Gases
ESTOPER; en subsidio, que se suspenda por parte de Carabineros el
uso de esas escopetas mientras no (i) se dicte por dicha institución
una nueva normativa que regule su uso en estricta sujeción a nuestra
Constitución y a los estándares internacionales de derechos humanos;
(ii) se informe exhaustivamente a esta judicatura acerca de esa
normativa así como de las medidas de capacitación sustantiva que
haya desarrollado para que la misma sea efectivamente respetada por
los funcionarios de Carabineros; y, en todo caso, (iii) se informe
en detalle a S.S. Iltma, acerca de qué tipo de elementos de disuasión
usará específicamente Carabineros en las manifestaciones sucesivas
que se desarrollen, si fuere el caso; todo ello, atendidas las
consideraciones de hecho y de derecho que a continuación exponemos:
La perturbación y amenaza a los derechos fundamentales de quienes
recurren y que participarán de protestas pacíficas en los días que
siguen, se justifica en las consideraciones de hecho y de derecho
que se desarrollan infra. En síntesis, tales afectaciones a garantías
fundamentales emanan de la importante probabilidad -que se convierte
casi en certeza, al revisar la actuación que Carabineros de Chile ha
desarrollado en este último mes, semanas y días en perjuicio de la
integridad física y psíquica de centenas de personas manifestantes
- de que el actuar de los funcionarios de Carabineros siga causando
relevantes lesiones -entre ellas oculares - al utilizar ellos fuera
de todo límite legal y de manera arbitraria y desproporcionada armas
potencialmente letales. El riesgo al que los manifestantes están y
estarán expuestos en los próximos días tiene plausibilidad y
constituye una amenaza a su integridad física y psíquica y una
perturbación del derecho mismo de reunión del que gozan y que merece
protección efectiva; máxime cuando ha sido la propia autoridad
recurrida quien ha reconocido recientemente, de manera pública, y en
una verdadera confesión extrajudicial, las graves infracciones en
que ha incurrido la institución mediante el uso de las Escopetas
Antidisturbios y sus municiones referidas, así también las Carabina
Lanza Gases ESTOPER pero al mismo tiempo, más preocupantemente, su
intención de seguir utilizándolas, aunque con algunos matices
enteramente insuficientes para la debida protección de los derechos
objeto de esta acción, como se verá. En efecto, entendiéndose
tradicionalmente por amenaza un “inminente peligro”, un “mal futuro”
o bien “la realización de actos materiales o verbales que permitan
concluir inequívocamente que es posible provocar un daño o perjuicio”
(Excma. Corte Suprema, Sentencia causa rol 902 - 2006), lo cierto es
que ese estándar se cumple con creces en lo que se refiere al riesgo
de que Carabineros de Chile continúe usando este tipo de armas
letales con grave afectación a la integridad de las personas. Baste
para ello mencionar que el propio Director General de Carabineros
afirmó el día miércoles 30 de octubre que no habían cometido errores,
ajustándose estrictamente a sus protocolos en su utilización
mientras que en el día 10 de noviembre reconoció públicamente lo
contrario, anunciando, que la institución seguirá utilizando armas
potencialmente letales en el contexto de las manifestaciones y luego
gracias a un audio filtrado del propio Director General de
Carabineros Mario Rozas, afirmando y prometiendo “que no daría de
baja a ningún policía aunque lo obligaran” en el contexto de las
manifestaciones sociales que se producen en el país. Resulta
esperable que los actos arbitrarios e ilegales que fundan este
recurso se repitan, en tanto ha quedado evidenciado con creces que
el margen de discrecionalidad con el que cuentan los funcionarios de
Carabineros para estos efectos es enteramente excesivo, que no han
sido bien capacitados y entrenados sus miembros en la materia y que
no existe un real control sobre las conductas de los integrantes de
la institución; lo que, como se relata más adelante, ha tenido
consecuencias relevantes en la integridad física y psíquica y en el
derecho de reunión de miembros de nuestras comunidades y de otros
estudiantes universitarios, y son una amenaza real y cierta para
las manifestaciones pacíficas que tendrán ocasión en los días
venideros.
Cualquier afirmación en sentido contrario carecería de todo
sentido de realidad pues supondría un cambio considerable, abrupto
y radical en la conducta de cientos de uniformados que, pese a lo
señalado reiteradamente por su alto mando, así como por autoridades
del ejecutivo en el sentido de haberse ajustado irrestrictamente a
lo señalado en el protocolo, han utilizado negligente,
peligrosamente y con dolo armas potencialmente letales con
resultados desastrosos. El número de heridos, así como de personas
que han recibido impactos en los ojos, miles de los primeros y
cientos de los segundos, permiten configurar el inminente peligro y
la conclusión inequívoca de que es posible provocar un daño o
perjuicio. Evitar más y más dolorosos daños humanos inminentes, en
perjuicio de los recurrentes, entre tantos otros, es lo que persigue
este recurso de protección.

I.- Los hechos: ha habido una práctica reiterada de uso de armas


letales contra manifestantes a la fecha de esta presentación, con
graves daños a su integridad, existiendo el riesgo cierto de que
ello se reitere en futuras manifestaciones más aún con la última
declaración del propio director general Rozas.
Es un hecho público y notorio que en pasadas manifestaciones,
Carabineros ha hecho un uso desmedido de las denominadas “armas
potencialmente letales” tanto en términos cualitativos como
cuantitativos. Las escopetas “antidisturbios” que lanzan los balines
y lanza Gases a los que nos referimos son parte de esas “armas
potencialmente letales” aunque en el discurso público se denominan
“elementos disuasivos” o “de disuasión”, En efecto, cuando se trata
acerca del uso de municiones potencialmente letales, como lo son
aquellas escopetas a las que nos referimos, se menciona a un grupo
variado de proyectiles cuyo principal objetivo sería el de provocar
dolor y/o heridas contusas en quienes reciban el disparo de que se
trate. Se habla de proyectiles de energía cinética, o también de
proyectiles de impacto cinético, fundamentalmente porque se trata de
municiones que no cuentan con punta y cuyo objeto, en principio, es
el de transferir “la energía cinética desde el arma al cuerpo de la
persona” que recibe el impacto, de manera de provocar lesiones
contusas. Cabe destacar que el propio fabricante TEC Harseim, con
fecha 15 de Septiembre 2011 informo a Carabineros “el disparo debe
ser hecho apuntando el arma a las piernas de los infractores, NO
disparar contra la cabeza y bajo vientre”
Cabe tener presente, que existe actualmente un amplio rango de estas
municiones, hechas con diversos materiales (madera, goma, plástico
u otros materiales, o bien bolsas de tela que contienen perdigones
de metal) y que pueden ser disparadas individualmente, de manera
continua, o bien a través de cartuchos que contienen diversos
perdigones de plástico o metal, como es el caso de los cartuchos
disparados por las escopetas. Así también, otra arma usada es la
Carabina lanza gases - el gas lacrimógeno es un tipo de arma
química. Fueron utilizados en la Primera Guerra Mundial (1914-1918)
y en la actualidad son armas antidisturbios y pueden llegar a ser
disparados para provocar lagrimeo, irritación y ceguera temporal.
Esta última, hoy es utilizada y lanzada con la mano y también con
escopetas dirigidas al cuerpo y cabeza, por funcionarios de
Carabineros en Chile.
En nuestro país, de acuerdo con diversas fuentes, tales como la
Circular N°1.832 del Director General de Carabineros de Chile, de
muy reciente dictación, 1 de marzo de 2019 (“Circular 1832” o
“Circular”), que regula el uso de la fuerza de Carabineros,
información de prensa, informes de la Sociedad Chilena de
Oftalmología y del Colegio Médico de Chile -sobre la cantidad y
tipos de lesiones que han afectado a personas atendidas en servicios
de emergencias públicos, sumados a los informes de lesionados
reportados por observadores del Instituto Nacional de Derechos
Humanos (“INDH”), es que se puede presumir, con un alto grado de
certeza, que en Chile se estarían utilizando los siguientes tipos de
municiones por medio de las escopetas antidisturbios:
● Munición de escopeta calibre 12mm “no letal”: Este cartucho de
escopeta contiene 15 perdigones de goma de 8 milímetros de diámetro,
con un peso aproximado de 0,3 gramos. Esta munición opera de la misma
manera que los cartuchos de plomo, vale decir, se percute el cartucho
y los perdigones se dispersan. La velocidad que pueden alcanzar los
balines puede llegar a 215 metros por segundo y la distancia mínima
de disparo debiera ser de 25 metros. De esta manera, al igual como
sucede con los cartuchos con perdigones de plomo, a corta distancia,
la dispersión de los balines es mínima y el daño que pueden causar
es más severo. Sin embargo, a larga distancia, debido a la dispersión
que se produce, se puede impactar a diversas personas. Producto de
la dispersión es que ese tipo de cartuchos es extremadamente
impreciso. De acuerdo a lo que señala el medio periodístico CIPER,
Carabineros adquiere estas municiones a la empresa chilena “TEC
Harseim”, pero en realidad se trata de municiones fabricadas por la
empresa italiana “Fiocchi”. Según lo informado por esta última
empresa, los balines de goma mencionados deben ser usados a una
distancia mínima de 25 metros. Por debajo de esa distancia, pueden
ocasionar graves heridas e incluso la muerte. Como ejemplo, en su
sitio web, la empresa indica que si se dispara el cartucho contra
una tabla de pino a 10 metros de distancia, la munición puede
penetrar la madera. Es por ello que la misma empresa indica que esta
munición es “menos letal”; lo que no se corresponde con el concepto
de “no letal” utilizado por Carabineros para describirla.
● Munición de escopeta calibre 12mm “Súper-sock”: Este es un
cartucho que contiene lo que se llama “súper calcetín” o “bolsa de
porotos”, y que consiste en un saco que contiene en su interior
diversos perdigones de plomo. A diferencia de lo que ocurre con los
cartuchos de balines o perdigones, en este caso se dispara una sola
“bolsa”, por lo que quien percute el arma tiene mucho más control
sobre a qué o a quién dispara. Previo a proseguir, es importante
recalcar que de acuerdo a la literatura médica acumulada, desde los
años 60 cuando este tipo de armamento fue introducido como munición
para reprimir manifestantes, se sabe que su uso puede ocasionar
heridas graves e incluso la muerte. En efecto, como advierten varios
autores, la tendencia de los gobiernos de llamar a este tipo de
munición “no letal” es un eufemismo que propicia la violación a los
derechos humanos por parte de las fuerzas del orden, dado que la
evidencia empírica está conteste en torno a sus riesgos. Por ello es
que técnicamente corresponde identificarlas con el calificativo más
preciso de “potencialmente letales”. Por ejemplo, un estudio de Haar,
Iacopino, Ranadive, Dandu y Weiser 14 contiene una revisión
sistemática de la literatura sobre muertes, lesiones y discapacidad
permanente derivadas del uso de balas de goma y plástico desde 1990
hasta 2017, y que incluyen los datos de 1.984 personas con lesiones,
discapacidad permanente y muerte como consecuencia directa del uso
de esta munición:
“Muerte: 53 personas (3%) murieron como causa de sus lesiones.
Heridas penetrantes causaron el 56% de las muertes, mientras que
lesiones traumáticas causaron el 23%; trauma en cabeza y cuello
produjo 26 (50%) de las muertes, mientras que lesiones en pecho y
abdomen resultó en 15 (27%). Una muerte fue resultado de una herida
en una extremidad (rodilla) que causó una embolia pulmonar”.
“Discapacidad permanente: Se identifican 300 personas (15,5% de
todos los sobrevivientes) con discapacidad permanente causada
directamente por el uso de KIPs. La gran mayoría de las lesiones son
secundarias a pérdida de la visión y lesiones abdominales resultantes
en esplenectomías o colostomías. Amputación de extremidades se
reporta en dos individuos”. “Lesiones graves y leves: Se identifican
2135 lesiones en las 1931personas que sobrevivieron a sus lesiones
(incluyendo las 300 con discapacidad permanente). Balas múltiples o
lesión a órganos contiguos provocado por un único proyectil
contribuye al número de lesiones. 71% de estas lesiones se reportan
como graves. Casi todos los sistemas del cuerpo se ven involucrados,
así como también es frecuente lesiones a la piel y extremidades.
Casi todas (91,5%, n=732) de las lesiones a la cabeza y cuello, ojos,
sistema nervioso, cardiovascular, pulmonar y torácico, y abdomen y
órganos urogenitales son severas. Lesiones a la piel, si bien
frecuentes, resultan en menor gravedad (76;5%, n=636). 87% de las
lesiones al sistema musculoesquelético de las extremidades fueron
graves”

Asimismo, entre las variables relacionadas con la gravedad de las


lesiones, se incluye el lugar anatómico (destacándose que el 84,2%
de los casos de lesión ocular resultaron en ceguera permanente) y la
distancia de disparo, entre otros factores. En consecuencia, el
estudio cuestiona la premisa de que estas armas sean menos letales,
indicando que “nuestros hallazgos indican que estas armas tienen el
potencial de causar lesiones graves y muerte” y agregando que “dado
que se trata de armas que causan dolor y discapacidad, el efecto del
uso de proyectiles de impacto cinético puede ser también
inconsistente con el objetivo de dispersar una multitud o la salida
segura de los manifestantes”. Destaca también que estas municiones
“pueden ser imprecisas usadas a distancia por lo que es más probable
que causen lesiones indiscriminadas si se usan con el propósito de
dispersar multitudes”. Concluye por eso el estudio que:
“Los proyectiles de impacto cinético (KIPs), frecuentemente
llamados balines de goma o plástico, son usados comúnmente en
situaciones de control de multitudes. Se concluye que estos
proyectiles han causado morbilidad significativa y mortalidad
durante los últimos 27 años, en general causadas por heridas
penetrantes y trauma en cabeza, cuello y torso. Dada la imprecisión
inherente a su uso, la probabilidad de uso indebido y las
consecuencias de lesiones graves, incapacidad y muerte asociadas a
su uso, los KIPs no resultan armas apropiadas para uso en situaciones
de control de multitudes”. El uso de esas armas potencialmente
letales, que incluyen las escopetas a través de las que Carabineros
lanzan balines a las que nos hemos referido, se encuentra regulado
para Chile, entre otros, en la ya mencionada Circular N°1.832. Dicha
Circular es clara en establecer, entre otros principios, los de
legalidad, necesidad, proporcionalidad y responsabilidad para el uso
de las armas potencialmente letales. Al principio de legalidad nos
referiremos más adelante. Pero, para entender bien los hechos que
vamos a describir, es importante detenerse en los principios básicos
de necesidad, proporcionalidad y responsabilidad que contempla la
Circular para el uso de la fuerza y el empleo de armas de fuego.
El “principio de necesidad” que obliga a todos los funcionarios de
Carabineros indica: “El personal de Carabineros en el desempeño de
sus funciones debe utilizar, en la medida de lo posible, medios no
violentos antes de recurrir al uso de la fuerza, correspondiendo
hacer uso de esta cuando los otros medios resulten ineficaces o no
garanticen el logro del resultado previsto. El uso de la fuerza es
el último recurso frente a la resistencia de un sujeto sometido al
control o la acción de Carabineros o para repeler una agresión
ilegítima. Ejemplo: una persona puede ser inmovilizada por la fuerza
si no ha accedido voluntariamente a un control policial permitido
por el ordenamiento jurídico”.

Por su parte, el “principio de proporcionalidad”, igualmente


aplicable a todos los funcionarios de Carabineros, establece “que
debe haber un equilibrio entre el grado de resistencia o de agresión
que sufre un Carabinero y la intensidad de fuerza que se aplica para
lograr que la persona se someta al control policial. Igualmente este
principio conlleva que el uso de la fuerza tiene como límite que no
puede infligir más daño, que aquel que se pretende evitar con su
empleo y, en su caso, considerar las características particulares de
la persona, como por ejemplo, ser un niño, niña o adolescente o un
adulto mayor. Ejemplo: un Carabinero puede emplear su bastón de
servicio para inhibir una agresión de una persona que utiliza sus
puños, y puede usar su arma de fuego para repeler amenazas
potencialmente letales como armas blancas o de fuego”.

Finalmente, el “principio de responsabilidad” agrega “El uso de la


fuerza fuera de los parámetros permitidos por la Ley, no sólo
conlleva las responsabilidades individuales por las acciones y
omisiones incurridas, sino también la responsabilidad de los mandos
llamados a dictar órdenes, supervisar y/o controlar la legalidad,
necesidad y proporcionalidad en el ejercicio de esta por parte de
los subalternos”. Lo que queda claro de la lectura de estos
principios rectores, Iltma. Corte, es que ninguno de ellos se ha
cumplido por a lo menos parte relevante de los funcionarios de
Carabineros, por quienes la institución responde como un todo, lo
que genera en nosotros el legítimo temor de que esos incumplimientos
se reiteren a futuro, en lo que constituye la amenaza -y perturbación
en su caso- a nuestros derechos fundamentales, particularmente de
quienes nos aprestamos a participar en las manifestaciones que se
convocan en los días siguientes en nuestras ciudades, por las que
recurrimos en este acto.
En el curso de las manifestaciones anteriores generadas en Chile
desde finales de octubre de 2019, incluyendo las pacíficas, se
encuentra documentado por el INDH que a lo menos 197 personas han
sido afectadas por heridas oculares o graves mutilaciones en sus
ojos (201, según otras versiones, como la del Colegio Médico de
Chile), como resultado de disparos directos efectuados por parte de
tales funcionarios al rostro de esas personas –a lo que se agregan
graves afectaciones físicas por disparos al resto de su cuerpo como
brazos, espalda, torso, cara– según dan cuenta además variados
testimonios que se han acumulado en estos días y que se conocen
públicamente. En efecto, la prensa nacional y extranjera ha sido
profusa en evidenciar cómo diversas personas que han estado
ejerciendo su derecho de reunión y de expresión en manifestaciones
pacíficas han sido apuntadas directamente hacia sus rostros por
personal de Carabineros, con el directo resultado de dañarles o
mutilarles uno de sus ojos o incluso ambos. Lo que han reconocido,
por lo demás, altos funcionarios del gobierno. Así, el propio
Ministro de Salud, señor Jaime Mañalich expresó que “el número de
personas con lesiones oculares es brutal. Carabineros tiene que
restringir el uso de las armas antidisturbios”.
Por su parte, la cadena de noticias británica BBC ha dado cuenta de
que el número de lesiones oculares alcanzado en las últimas dos
semanas en Chile no tiene precedentes a nivel mundial. En términos
estadísticos, ese medio de prensa se remitió a un estudio llevado a
cabo por las Universidad de California, Emory y otros organismos de
Salud en los Estados Unidos, que analizaron la información recopilada
entre 1990 y 2017 en siete regiones del mundo, dando cuenta de 261
casos de pérdidas oculares para todo ese período de 27 años, lo que
representa menos del doble de los 197 casos ocurridos en nuestro
país en menos de un mes.
Por su parte, The Dispatch, de The New York Times habla directamente
sobre mutilaciones, titulando la noticia “La policía en Chile está
provocando la ceguera de los protestantes”. En el video, el
corresponsal entrevista a varios afectados y a profesionales de la
salud que dan cuenta de la cantidad de lesiones que han debido
atender en las últimas semanas, explicitando que los disparos a la
cara en muchos casos han sido efectuados sin provocación alguna y
como primer recurso. En el mismo sentido, la publicación del sitio
web Interferencia, de fecha 25 de octubre 2019, documenta decenas de
heridos oculares desde el estallido social, destacando además que en
más del 50% de los casos ello se ha traducido en una pérdida total
de visión en uno de los ojos de los afectados. El doctor Patricio
Meza, del Colegio Médico, señala que la mayor concentración de los
afectados se encuentra en un rango de edad de entre 20 y 30 años.

A modo ilustrativo de la amenaza contra las garantías por la que


recurrimos, y de su carácter cierto y fundado, referimos la situación
que ha afectado al estudiante de traducción e Interpretación inglés-
español, de la Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la
Educación, Ibar Catalán González, cédula nacional de identidad
19.757.974-9, quien el día 12 de noviembre, durante la manifestación
nacional convocada, caminaba pacíficamente por la Plaza Victoria de
la comuna de Valparaíso, y fue atacado sin mediar provocación alguna
recibiendo una balín en su ojo izquierdo, razón por la cual se
encuentra actualmente hospitalizado y en grave riesgo de perder su
ojo.
Esta es sólo una de las últimas situaciones que ingresan al dramático
listado de personas que han sido víctimas del uso irracional e
ilegítimo de la fuerza por parte de Carabineros. Otras situaciones
similares a las que se encuentra viviendo Ibar y que permiten
analizar su caso con perspectiva son: (i) don Ángel Mella, estudiante
de topografía, quien al caminar por Vicuña Mackenna en dirección a
Plaza Italia, recibió el impacto de un perdigón directo en el ojo
que le provocó trauma ocular; (ii) don Diego Sepúlveda, quien iba
cruzando el Parque Bustamante y recibió un disparo de Carabineros en
el ojo; (iii) don Raúl del Valle, estudiante de educación media,
quien se encontraba en el sector aledaño al Teatro de la Universidad
de Chile cuando recibió un perdigón en el ojo; (iv) don Alejandro
Torres, camarógrafo del canal de televisión Mega, quien se encontraba
en Manquimávida reporteando sobre los hechos de la jornada, cuando
recibió un disparo de balín en el ojo; (v) una víctima no
identificada, quien se encontraba en una manifestación pacífica
cuando recibió un disparo de perdigón por parte de Carabineros, tras
lo cual fue aprehendida y recibió burlas sobre su eventual ceguera;
(vi) don Carlos Puebla, quien se encontraba manifestándose cuando un
Carabinero le disparó un perdigón a menos de 15 metros de distancia,
directo a su cara, provocándole lesiones oculares graves; (vii) una
víctima no identificada N°2, quien se encontraba manifestándose por
el “futuro de sus hijos” cuando recibió un disparo de perdigón, a
corta distancia, en su cara.(VIII) GUSTAVO GATICA, este 8 de
noviembre. El joven recibió dos balines disparados por Carabineros
en Plaza Italia, que lo tienen con un daño tan severo en ambos ojos,
que los informes médicos no descartan que pueda quedar ciego y que
es el símbolo de más de 200 heridos por lesiones oculares que se han
producido durante el estallido social. Este número de lesiones no
tiene ningún parangón en el mundo. Y ha escandalizado a organismos
como el Instituto Nacional de Derechos Humanos, Amnistía
Internacional o la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En un sentido similar, la doctora Carmen Torres explicó al periódico


New York Times 29 las características específicas de los balines
utilizados por Carabineros en Chile en los pacientes que ella atendió
y las razones del fuerte daño por ellos causados. Por su parte, el
doctor Enrique Morales describió al mismo medio la “epidemia de
trauma ocular” que se está produciendo en nuestro país, que excede
con creces el número de víctimas en manifestantes en otros países.
Por ello, la calificó como una “catástrofe de derechos humanos”. Las
cifras muestran que el número de lesiones oculares ocurridas durante
los enfrentamientos entre manifestantes y policías en los últimos
días, en Chile, escapan de cualquier parámetro conocido, lo que da
cuenta del uso desproporcionado de ese tipo de armamento, así como
el abuso en su modalidad de utilización, por personal de Carabineros.
Así, por ejemplo, durante los 10 meses de protesta que enfrentó
recientemente la policía en Francia, se produjeron cerca de 40
lesiones oculares en total, con un promedio de 0,1 lesión/día. Lo
sucedido en Chile, en cambio, da cuenta de aproximadamente 10
lesiones/día, lo que pone a lo sucedido en nuestro país 100 veces
por sobre lo ocurrido en Francia. Es importante destacar que este
orden de magnitud de 0,1 lesión/día fue considerado como totalmente
excesivo en el contexto de la Unión Europea, por lo que ésta empujó
a Francia a considerar una prohibición absoluta para este tipo de
armamento.
Ello es consistente con las recomendaciones de las Naciones Unidas
en su Guía sobre Utilización de Armamento Menos Letal en
Procedimientos para Mantener el Orden Público, donde se disuade su
utilización, según se verá.
En la columna de opinión de los señores José Ignacio Nazif Muñoz y
Cristóbal Cuadrado, referida a esta materia se concluye que “[...]
en Chile la letalidad policial para el número de eventos analizados
puede llegar a ser hasta 17 veces más alta relativa a Francia y nunca
en menos del doble. En Chile consideramos 95 personas [a esa fecha]
con heridas oculares severas de un total de 1036 heridos, mientras
que en Francia para el total analizado fueron 16, dato que proviene
de un diario de izquierda, y el número de heridos es 1232 dato que
fue comunicado por el Ministerio de Interior francés y recogido por
Wikinews.

Resulta evidente que la mutilación de los ojos de un número tan


importante de personas no responde a un azar o a una estadística
poco representativa. Por el contrario. Deja en evidencia que el
personal de Carabineros, en un número relevante de casos, ha
disparado directamente al rostro de los manifestantes, a poca
distancia de ellos, alejándose de cualquier criterio de necesidad,
proporcionalidad o razonabilidad. Se ha tratado de un actuar, así,
absolutamente desproporcionado, arbitrario y doloso; y validado
institucionalmente. Además del conjunto de testimonios que se han
recogido supra, da cuenta de lo anterior el análisis efectuado por
el matemático chileno de la Universidad de Baltimore, señor Néstor
Espinoza, quien observó la cantidad de heridos desde la matemática,
calculando la probabilidad de que los disparos de los efectivos
policiales estuviesen dirigidos a alguna zona en particular de
quienes protestaban, mediante el cálculo de las áreas ocupadas por
los ojos dentro del área del cuerpo de una persona. Según las cifras
que obtuvo, la probabilidad de que un disparo aleatorio dirigido al
cuerpo de una persona impactará precisamente sus ojos es del orden
de 1 en 5.000, por lo que habría que haber herido a 750.000 personas
para alcanzar (lo que a esa fecha eran) 150 heridos con daño ocular
o de lo contrario, no disparar aleatoriamente, sino a la cara. Lo
anterior ha sido por lo demás objeto de alerta y preocupación de
parte de diversas instituciones internacionales, con dedicación a la
protección de los derechos humanos, quienes han hecho notar que el
número de personas con ojos mutilados en las marchas de Chile no
tiene parangón con lo que ha sucedido en otros países en
circunstancias similares.
En ese sentido, el día 8 de noviembre de 2019, el Sistema de Naciones
Unidas en Chile emitió un comunicado, en que “urge a las autoridades
a cesar de inmediato el uso de balines y perdigones, que hasta el
día de hoy ha causado cientos de heridos y más de 170 traumas
oculares, de acuerdo con las cifras oficiales del Instituto Nacional
de Derechos Humanos”. El comunicado de Naciones Unidas agregó: “La
utilización arbitraria e indiscriminada de este tipo de armas no
letales, constituye una violación grave de los derechos humanos y
vulnera el principio de proporcionalidad”.

Por su parte, un grupo de expertos independientes, nombrados por el


Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, entre los que se
encuentran el Relator Especial sobre el Derecho a la Libertad de
Reunión Pacífica y de Asociación y la Relatora Especial sobre
Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias, entre otros,
destacaron que “la violencia nunca puede ser la respuesta a las
demandas sociales y políticas de las personas, el elevado número de
heridos y la manera en la cual se han utilizado las armas no letales
parece indicar que el uso de la fuerza fue excesivo y violó los
requisitos de necesidad y proporcionalidad ”

Tan cierto es lo que se dice, que recién en unos días atrás, después
de 24 días de protestas en que Carabineros ha mantenido, validado e
incurrido sistemáticamente en las graves prácticas descritas, es que
en reunión con el Ministerio del Interior en la Moneda, el General
Director de Carabineros, señor Mario Rozas, informó que “iba a
acotar” el uso de balines a las situaciones de mayor riesgo,
revisando el proceder de funcionarios al efecto, lo que sólo viene
a confirmar -y el uso del concepto “acotar” deja en evidencia que se
persigue mantener la discrecionalidad en la materia en manos de una
institución que a todas luces no ha sabido administrarla- que la
libertad con la que ha actuado Carabineros es extremadamente riesgosa
para la integridad física y psíquica de las personas que, como los
estudiantes y las estudiantes recurrentes, buscan ejercer
pacíficamente el derecho de reunión. “Acotar” o “Suspender el uso de
balines como herramienta antidisturbios” no es sin duda una medida
adecuada ni suficiente, sino que es un reconocimiento del actuar
indiscriminado de Carabineros hasta la fecha y deja en evidencia que
la propia institución no se encuentra en capacidad de resguardar,
por sí y ante sí, las básicas garantías cuya tutela por este acto
requerimos. Deja también en evidencia que sólo un actuar decidido de
S.S. Iltma puede dar adecuada protección a tales garantías, pues es
esta Iltma. Corte quien tiene la potestad de poner coto al actuar
abusivo del que hemos dado cuenta. De no concurrir esa actuación
decidida, se encuentra en riesgo relevante de reiterarse el accionar
abusivo de Carabineros en las siguientes marchas pacíficas a las que
se llame y en las que participen las personas a favor de quien se
interpone la presente acción constitucional, con las consecuencias
casi obligadas e ineludibles para un alto porcentaje de quienes
participen en ellas o con el riesgo de que nos tengamos que abstener
de ejercer nuestros derechos de reunión para evitar completamente el
daño físico. En suma, resulta del todo evidente que el actuar doloso
del personal de Carabineros ha afectado en las últimas semanas de
una manera enteramente desproporcionada y descontrolada a la
integridad física -y por supuesto psíquica- de un conjunto importante
de personas que se manifestaba ejerciendo un derecho constitucional
y que esas circunstancias pasadas llaman a la urgente intervención
de esta Iltma. Corte quien tiene en sus manos el precaver que ello
no suceda nuevamente a futuro, amenazando la propia integridad física
y psíquica de los estudiantes y apoderados recurrentes, así como
afectando su derecho a reunirse, desde el momento en que la decisión
de ejercer tal derecho en los próximos días traerá aparejados riesgos
tan relevantes como los que hemos descrito, salvo que esta Iltma.
Corte lo precava con inmediatez y urgencia.

II. Ilegalidad y arbitrariedad de las acciones de carabineros y


riesgo de la reiteración de tal ilegalidad y arbitrariedad en
subsiguientes manifestaciones pacíficas

El 13 de noviembre de 2018, el Ministerio del Interior y Seguridad


Pública dictó el Decreto N°1364 que “Establece Disposiciones
Relativas al Uso de la Fuerza en las Intervenciones Policiales para
el Mantenimiento del Orden Público” (publicado en el Diario Oficial
el 4 de diciembre de 2018, “Decreto 1364” o “Decreto”). En dicho
Decreto, se establecieron los lineamientos generales para el uso de
la fuerza en intervenciones policiales para el mantenimiento del
orden público (artículo primero). Dicho artículo es la única norma
de carácter sustantivo aplicable en la especie y dispone de un
conjunto de “lineamientos” que constituyen verdaderas obligaciones
que deben regir el actuar policial cuando se trata del mantenimiento
del orden público:
“Artículo primero: Lineamientos generales sobre el uso de la fuerza
en intervenciones policiales para el mantenimiento del orden
público. Las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública deberán observar
los siguientes lineamientos generales relativos al uso de la fuerza
en intervenciones policiales para el mantenimiento del orden
público:
1) En sus actuaciones, las fuerzas policiales deberán velar por la
protección de la seguridad pública y los derechos de las personas.
2) En sus actuaciones, las fuerzas policiales respetarán y cumplirán
la ley en todo momento. 3) Los funcionarios policiales deberán evitar
el uso intencional de armas letales, debiendo preferir el empleo de
elementos o la adopción de medidas menos dañinas para lograr sus
objetivos. 4) En caso de que sea necesario emplear un arma de fuego,
y siempre que sea posible, adecuado y útil, el funcionario policial
advertirá claramente su intención de utilizarla. Esta advertencia no
será necesaria en aquellos casos que con ella se ponga en peligro al
funcionario policial o se cree un riesgo grave a otras personas. 5)
Los funcionarios policiales deberán asegurar el mantenimiento del
orden público con el objeto de garantizar las reuniones autorizadas
por la autoridad competente y de carácter pacífico. 6) En caso de
reuniones no autorizadas por la autoridad competente y de carácter
no violento, los funcionarios policiales evitarán el uso excesivo de
la fuerza. 7) Los funcionarios policiales no podrán hacer uso de la
fuerza en contra de personas detenidas, salvo cuando sea
estrictamente necesario para concretar la detención, para mantener
la seguridad y el orden en las unidades policiales o cuando esté en
peligro la integridad física de alguna persona. 8) Las normas
internas que regulen la intervención policial para el mantenimiento
del orden público, deberán dar estricto cumplimiento a la legislación
interna y a los tratados internacionales suscritos y ratificados por
el Estado de Chile, en materia de derechos humanos.”

Como puede verse, dicho Decreto no contiene ninguna referencia a la


utilización de armas potencialmente letales, pero sí ordena a
Carabineros de Chile revisar y actualizar sus “Protocolos de
Intervención de Orden Público”, como también sus instrucciones sobre
el uso de la fuerza, para dar cumplimiento a los lineamientos
generales establecidos en el artículo primero de dicho Decreto.
También establece con claridad ciertos criterios directores de la
actuación de Carabineros tales como su deber de velar por los
derechos de todas las personas; su obligación de dar estricto
cumplimiento a la legislación y los tratados internacionales de
derechos humanos; la obligación en la que también se encuentran
sujetos sus integrantes de usar las medidas menos dañinas para lograr
sus objetivos; su necesidad de advertir claramente del posible uso
de armas de fuego; y su deber, inclusive en caso de reuniones no
autorizadas por la autoridad competente y de carácter no violento,
de evitar el uso excesivo de la fuerza.

En conformidad con el Decreto anterior, y como ya se indicaba, Iltma.


Corte, el General Director de Carabineros emitió la Circular 1832,
de 1 de marzo de 2019, publicada en el Diario Oficial el 4 de marzo
de este año, denominada “Uso de la Fuerza: Actualiza Instrucciones
al Respecto”, que corresponde al instrumento normativo que en el
derecho interno especifica el uso adecuado de la fuerza por parte de
Carabineros de Chile. Por su parte, la Orden General Nº2635,
igualmente de 1 marzo de 2019, emitida por Carabineros de Chile,
Dirección General, contiene los “Protocolos para el Mantenimiento
del Orden Público: Aprueba Nuevo Texto y Deroga Normativa que Indica”
(“Protocolo”).
Su numeral 2.8, “Empleo de escopeta antidisturbios (munición no
letal)”, alude al uso de las escopetas antidisturbios y los
respectivos balines de goma referidos en la sección de “los hechos”
de este escrito. Ya se indicó previamente cómo el concepto de
“munición no letal” para describir a las referidas escopetas es, por
decir lo menos, incorrecto y equívoco. Sin perjuicio de lo anterior,
ese numeral 2.8 dispone “El empleo de escopetas antidisturbios y
lanza lacrimógenas deberá ser consecuencia de una aplicación
necesaria, legal, proporcional y progresiva de los medios, cuando el
efecto de otros elementos, tales como agua, humo, gases (no lanzado
al cuerpo ni cabeza) y otros que resulten insuficientes o el nivel
de agresividad haga aconsejable su utilización para evitar un mal
mayor en donde esté en riesgo la integridad física de los
transeúntes, manifestantes o carabineros”. En consistencia con esa
lógica de esperable proporcionalidad y progresividad en los medios,
la Circular establece el uso diferenciado y gradual de la fuerza,
reconociendo cinco niveles de colaboración o resistencia que una
persona puede presentar, estableciéndose asimismo cinco niveles de
fuerza que el personal de Carabineros puede emplear. La información
proporcionada en la Circular se encuentra resumida en la siguiente
tabla, contenida en el mismo instrumento:
De esta manera, la Circular 1832, establece con claridad que el uso
de escopetas antidisturbios corresponde exclusivamente a una
actuación permitida para los denominados “Nivel 4 - Agresión Activa”
y “Nivel 5 - Agresión Activa Potencialmente Letal”.

El Nivel 4 de Agresión Activa implica, de acuerdo con la misma


Circular 1832, que “[e]l controlado intenta agredir al Carabinero
para resistir el control o evadirlo. La amenaza no pone en riesgo
vidas. Ejemplo: el controlado cierra sus puños para agredir o intenta
golpear al Carabinero con un objeto”. Por su parte, el Nivel 5 de
Agresión Activa Potencialmente Letal se limita a ser utilizada cuando
“[s]e realiza un ataque con armas o tácticas lesivas graves o
potencialmente letales. Ejemplo: una persona amenaza o agrede a un
Carabinero, o a una tercera persona, mediante artes marciales, armas
blancas, o armas de fuego”. Como puede verse, el uso de armas
denominadas no letales (pero que son potencialmente letales), tal
como es el caso de la escopeta antidisturbios, se encuentra
justificado sólo en un evento de agresión activa, definida como un
“intento de lesionar al Carabinero para resistir el control o
evadirlo”. En contraste, la mera resistencia al control o la
detención, incluso si dicha resistencia es activa, no autoriza el
uso de dicha arma.
La Circular indica además que la escala referida, “no se trata de
una escala lineal e inevitablemente ascendente”, notando que la
fuerza debe disminuir si la resistencia de la persona sujeta al
control o actuar policial también decrece. De lo anterior queda en
evidencia que la Circular restringe con claridad las hipótesis en
que funcionarios de Carabineros pueden utilizar las escopetas
antidisturbios y los correspondientes balines (una Investigación de
la U. de Chile comprueba que perdigones usados por Carabineros
contienen solo un 20% de goma y el resto son minerales o metales
de alta dureza). Ello es de extrema relevancia pues la misma
Circular reconoce la vigencia respecto de personal de Carabineros
del principio de “legalidad” entendido éste como uno que ordena que
“El uso de la fuerza debe estar suficientemente fundada en la
legislación nacional, como, asimismo, debe efectuarse en el
cumplimiento del deber, empleando métodos (procedimientos) y medios
(armas) que hayan sido previamente autorizados por Carabineros”.
La vigencia del principio de legalidad por supuesto que alcanza a la
Constitución y a los Tratados Internacionales en materia de derechos
humanos. Ello es consistente con que la misma Circular haya indicado
precisamente en su preámbulo que “Carabineros de Chile está
autorizado legalmente para emplear diversos elementos disuasivos y
medios de fuerza en el cumplimiento de su deber”, pero que también:
“ésta facultad lleva consigo obligaciones y responsabilidades, en
particular con respecto a los derechos humanos que pueden verse
afectados por el ejercicio de la misma” y que “el personal de
Carabineros de Chile deberá garantizar a toda persona, sin
discriminación arbitraria, el goce y ejercicio de sus derechos y
libertades reconocidos por la Constitución Política de la República,
las leyes y los tratados internacionales ratificados por Chile”.

Lo anterior, en adición a los principios de necesidad,


proporcionalidad y responsabilidad antes citados, deja en evidencia
a lo menos que (i) las hipótesis en que los funcionarios de
Carabineros pueden utilizar escopetas antidisturbios son -no por
casualidad- limitadas y por ellas responden los mismos funcionarios
y sus superiores jerárquicos; (ii) los funcionarios se encuentran
obligados a respetar principios de proporcionalidad y progresividad
en los medios, lo que supone que las mismas hipótesis autorizadas
sólo se encuentran permitidas una vez desarrolladas acciones
disuasivas previas, menos intensivas en afectación de los derechos
de los manifestantes; (iii) en cualquier caso, las acciones de los
funcionarios de Carabineros deben respetar siempre los derechos y
garantías reconocidos por la Constitución y en los Tratados
Internacionales de derechos humanos. Pues bien, Carabineros ha
actuado ilegalmente (en un sentido amplio, pues ha violado el
Decreto, la Circular y el Protocolo, así como la Constitución) al
realizar las acciones que por esta presentación se han denunciado,
existiendo la expectativa cierta de que siga incurriendo en dichas
ilegalidades en el contexto de sucesivas manifestaciones pacíficas.
Ahora bien, dicho esto, es indudable al mismo tiempo que la Circular
otorga un importante grado de discrecionalidad a los funcionarios de
Carabineros -desde que en sus manos se encuentra la interpretación,
caso a caso, de un conjunto importante de conceptos de textura
abierta- y que, precisamente esa discrecionalidad ha sido ejercida
de manera abusiva en los días pasados; nada indica que ello deje de
acontecer en los próximos días en las sucesivas manifestaciones, de
una manera tal en que se incumpla nuevamente con varias de las reglas
que se han descrito hasta ahora. Se ha actuado por lo tanto de manera
ilegal y además arbitraria al haberse ejercido dicha
discrecionalidad con total falta de razonabilidad, proporcionalidad
y progresividad; existiendo la amenaza creíble de que ello se reitere
en las manifestaciones venideras.
En efecto, la vulneración de los principios anotados,
particularmente en lo que respecta a la progresividad y
proporcionalidad del uso de la fuerza, con el consiguiente actuar
ilegal o arbitrario, queda de manifiesto incluso de admitirse la
existencia de denuncias respecto de situaciones específicas y
excepcionales. En este sentido, los antecedentes expuestos en esta
presentación dan cuenta que, incluso de considerar la
excepcionalidad anotada, igualmente el uso de la fuerza ha escapado
de aquello que resulta racional, progresivo y proporcional de cara
al actuar del recurrido. El ejercicio indebido de esta
discrecionalidad no hace más que confirmarse día a día.
Así, con fecha 10 de noviembre de 2019, después de intensos reclamos
públicos, nacionales e internacionales, sobre el carácter abusivo de
su actuación, Carabineros de Chile emitió una declaración pública
donde manifestó su compromiso de adoptar una serie de medidas,
incluyendo, como lo hemos señalado, el “acotar” el uso de las
escopetas antidisturbios para casos donde, además de existir riesgo
de vida para Carabineros o civiles (una hipótesis que se encuentra
efectivamente contenida en el Protocolo), exista una “amenaza
manifiesta para los bienes públicos y privados”. Sin embargo, aquella
no es una hipótesis en que el uso de dicho armamento esté autorizado
por el Protocolo.
En consecuencia, resulta aún más grave que Carabineros reitere su
intención de continuar utilizando dicho armamento en circunstancias
expresamente prohibidas por su propia regulación. Ahora bien,
volviendo a las circunstancias descritas anteriormente, en la
sección “los hechos” de esta presentación, las actuaciones de
Carabineros desarrolladas hasta ahora en afectación de la integridad
física y psíquica de decenas de personas y cuya reiteración tememos
fundadamente, no sólo violan, de manera directa y clara, la normativa
nacional que hemos descrito, sino que igualmente todos y cada uno de
los estándares internacionales aplicables en materia de uso de la
fuerza para situaciones de disuasión como las que nos ocupa. Ello
revela una vez más la arbitrariedad en que ha incurrido Carabineros
en el uso de las armas potencialmente letales en perjuicio de la
población y justifica la amenaza que denunciamos respecto de las
garantías constitucionales de los y las recurrentes que vayan a
participar en sucesivas manifestaciones.

En efecto, existen estándares internacionales que entregan criterios


básicos para el uso de la fuerza y el uso de armas menos letales por
parte de funcionarios policiales. Dos son los principales
instrumentos internacionales que establecen dichos estándares:
-Uno es el “Código de Conducta para Funcionarios Encargados de hacer
cumplir la Ley” (“Código de Conducta”), adoptado por la Asamblea
General de la Organización de Naciones Unidas (“ONU”) en su
Resolución 34/169, de 17 de diciembre de 1979.
- El segundo lo constituyen los “Principios Básicos sobre el Empleo
de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de
Hacer Cumplir la Ley” (“Principios Básicos”), adoptados por el Octavo
Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente, del 27 de agosto al 7 de septiembre de
1990.

Según dispone el artículo 3 del Código de Conducta, “los funcionarios


encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo cuando
sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el
desempeño de sus tareas”. La misma Resolución incluye un comentario
sobre el articulado, que reitera el uso excepcional del uso de la
fuerza, indicando que los funcionarios policiales encargados de
hacer cumplir la ley “pueden ser autorizados a usar la fuerza en la
medida en que razonablemente sea necesario, según las circunstancias
para la prevención de un delito, para efectuar la detención legal de
delincuentes o de presuntos delincuentes o para ayudar a efectuarla,
pero, no podrá usarse la fuerza en la medida en que exceda estos
límites”.
Asimismo, el comentario reafirma la necesidad de que el uso de la
fuerza se rija por el principio básico de proporcionalidad. Dentro
de las Disposiciones Generales de los Principios Básicos, se indica
que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley “utilizarán
en la medida de lo posible medios no violentos antes de recurrir al
empleo de la fuerza y de armas de fuego”, indicando que la fuerza
podrá ser utilizada “solamente cuando otros medios resulten
ineficaces o no garanticen de ninguna manera el logro del resultado
previsto”. Asimismo, los Principios incluyen una referencia al uso
de armas no letales (Principios 2 y 3). De este modo, el Principio
2 indica que se deberán incorporar armas no-letales cuando sea
“apropiado” y con el objetivo de “restringir cada vez más el empleo
de medios que puedan ocasionar lesiones o muertes”. El Principio 3,
por su parte, señala que se “hará una cuidadosa evaluación de la
fabricación y distribución de armas no letales incapacitantes a fin
de reducir al mínimo el riesgo de causar lesiones a personas ajenas
a los hechos y se controlará con todo cuidado el uso de tales armas”.
Cabe tener presente también que se indica expresamente que
circunstancias excepcionales como la inestabilidad política interna
u otra situación de emergencia no podrán ser invocadas para
justificar el quebrantamiento de los principios básicos (Principio
8). Si bien el “Código de Conducta” y los “Principios Básicos” no
constituyen tratados internacionales que hayan sido suscritos por
Chile, los mismos han sido ampliamente citados por la doctrina y la
jurisprudencia internacional, especialmente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, teniendo un innegable valor al
momento de analizar el cumplimiento por parte de Chile de sus
obligaciones internacionales.
Complementando los recientemente citados instrumentos, el Consejo de
Derechos Humanos de la ONU incorporó una referencia a las armas
potencialmente letales en su Resolución 25/38, de 24 de marzo de
2014. En la misma, se alienta a los estados a poner a disposición
de los funcionarios que desempeñan tareas de aplicación de la ley
armas no letales, y a la vez, a establecer protocolos en relación
con su uso.

Otro documento de reciente publicación por parte de la Oficina del


Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas es la
“Guidance on Less-Lethal Weapons in Law Enforcement” (“la Guía”, no
disponible en español) de agosto de 2019 (publicada en octubre de
2019)47. Según se indica expresamente en la Guía, ella está basada
en el derecho internacional, y en particular en el derecho
internacional de los derechos humanos. La Guía busca asistir en la
aplicación e implementación de las normas de derecho internacional
de los derechos humanos, en particular aquellas relativas al derecho
a la vida, al derecho a no ser sujeto de tortura u otras formas de
trato cruel, inhumano o degradante, a la seguridad y al derecho de
reunión, buscando complementar los estándares previstos en los
documentos de 1979 y 1990 antes citados.

Dicha Guía contiene una referencia especial a proyectiles de impacto


cinético o KIPs. La información incluida en la Guía se presenta a
continuación (la traducción nuevamente es libre): “Utilidad y diseño
una serie de proyectiles de impacto cinético son utilizados por los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, para hacer frente
a personas violentas, incluso como una alternativa menos letal a la
munición letal descargada por armas de fuego (…). Circunstancias de
uso potencialmente legal de los proyectiles de impacto cinético, por
lo general, sólo deben usarse en fuego directo, dirigido al bajo
abdomen o piernas del sujeto violento y solo como una forma de
controlar una amenaza inminente de daño a algún oficial de policía
o bien a personas del público.
Riesgos específicos apuntar a la cara o la cabeza puede resultar en
fractura craneal y daño cerebral, daño a los ojos, incluyendo ceguera
permanente e incluso la muerte. La dispersión de proyectiles de
impacto cinético desde el aire o desde una posición elevada, como
puede ocurrir durante una asamblea/manifestación, tiene el potencial
de aumentar el riesgo de alcanzar a los manifestantes en la cabeza.
Apuntar al torso puede causar daño a órganos vitales y puede ocurrir
penetración al cuerpo, especialmente cuando los proyectiles son
disparados a corta distancia. El calibre y velocidad de los
proyectiles, así como también el material en que son hechos, también
afectará la potencialidad y riesgo de lesión.
Circunstancias de uso potencialmente ilegal. Los proyectiles de
impacto cinético no deben dispararse en modo automático. Múltiples
proyectiles disparados al mismo tiempo son imprecisos por lo que, en
general, su uso no puede dar cumplimiento a los principios de
necesidad y proporcionalidad. (…) Los proyectiles de impacto
cinético deben ser probados y autorizados para garantizar que tengan
la precisión suficiente para tener un impacto en una área segura en
un objetivo de tamaño humano a la distancia requerida, y sin una
energía excesiva que pueda causar lesiones injustificadas. Los
proyectiles de impacto cinético no deben ser dirigidos a la cara,
cabeza o el cuello. Balines de metal cubiertos de goma constituyen
proyectiles especialmente peligrosos y no deben ser usados.”

Del examen de la Guía, ya es posible identificar que, en el ejercicio


de la discrecionalidad que se ha entregado por la normativa nacional
a los funcionarios de Carabineros, ellos han violado todos los
criterios de razonabilidad, proporcionalidad y progresividad fijados
en los estándares de adecuadas prácticas reconocidas
internacionalmente, cuando: (i) ellos no han tenido miramientos en
dirigir los disparos a las zonas superiores del cuerpo de los
manifestantes, y así, han generado lesiones visuales, ceguera,
fracturas craneales y otros daños graves que se verifican cuando los
disparos se dirigen a cabeza o torso; y (ii) no han limitado el uso
de las escopetas exclusivamente para con personas violentas o cuando
haya existido una amenaza inminente de lesiones, como se constata de
los diversos testimonios que se han recogido supra.
III. Las conductas descritas, ilegales y arbitrarias, constituyen
una amenaza al ejercicio legítimo de los derechos a la integridad
física y psíquica, y perturbación al derecho de reunión, establecidos
en los numerales 1 y 13 del artículo 19 de la Constitución, todos
amparados por esta acción cautelar de protección, además de
constituirse en apremios ilegítimos, también prohibidos por la
Constitución en auxilio de los derechos contenidos en el numeral 1
del artículo 19.

Las conductas descritas afectan, a lo menos en grado de amenaza


inminente y creíble el ejercicio legítimo del derecho fundamental
consagrado en el artículo 19 N°1 de la Constitución, en cuanto éste
tutela la integridad física y psíquica de las personas en los
siguientes términos: “La Constitución asegura a todas las personas:
1º El derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la
persona. (...) Se prohíbe la aplicación de todo apremio ilegítimo”.
El derecho a la integridad tiene como titular a toda persona natural.
Su finalidad es asegurar que cada persona no vea afectada, sin su
consentimiento y mediante acciones voluntarias de terceros, la
entidad, características, organización y funcionamiento de los
elementos que componen su existencia biológica, esto es su cuerpo,
así como tampoco el funcionamiento de su psiquis. La integridad
física debe entenderse como sinónimo de integridad corporal,
mientras que la integridad psíquica comprende el resguardo de las
facultades de salud mental e integridad moral. En el primer caso, se
afecta la integridad corporal al comprometer, temporal o
permanentemente, los estados físicos de una persona; en el segundo,
al hacerlo respecto de sus estados mentales. El resguardo de estas
facultades permite que las personas puedan desarrollarse y
participar dentro de la comunidad política.
Tal derecho fundamental tiene como sujetos obligados a todas las
personas, pero -además en particular al Estado y sus agentes, de
conformidad a diversos preceptos constitucionales: (Art. 1, Inc. 3)
El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es
promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las
condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los
integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual
y material posible […] (Art. 5, Inc. 2) El ejercicio de la soberanía
reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que
emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado
respetar y promover tales derechos, garantizados por esta
Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados
por Chile y que se encuentren vigentes. Ambos preceptos obligan
directamente al órgano recurrido a cumplir con su misión
constitucional de mantener el orden público y dar eficacia al Derecho
(en virtud del artículo 6° de la Constitución), sin olvidar que se
subordina al servicio de todas las personas, procurando el bien
común, esto es que todos y cada uno de los integrantes de la comunidad
nacional alcancen su mayor realización espiritual y material
posible.

La obligación del Estado es de carácter negativo o de no


interferencia y supone el nivel más básico de respeto que impone el
derecho e implica un deber directo al Estado. Estos imperativos
constitucionales, cuyo fundamento se encuentra en las bases de la
institucionalidad, no se cumplen con las actuaciones ya enumeradas
y detalladas en esta presentación.
La misión de Carabineros de Chile, según reza la parte final del
precepto citado debe efectuarse con pleno respeto a los derechos y
garantías que esta Constitución establece. Y de conformidad a lo
extensamente relatado no se ha cumplido esta misión durante un
sinnúmero de manifestaciones pacíficas, atendidas las masivas
lesiones y mutilaciones causadas por agentes policiales de manera
injustificada e ilegal, representando no sólo una amenaza sino que
un patente peligro para la integridad física y psíquica de quienes
pretendan ejercer otros derechos constitucionales, tales como la
libertad de expresión o la libre manifestación de sus creencias.

Tal evidente peligro para la integridad impacta las dimensiones del


derecho. En primer término, afecta la dimensión física o corporal,
por la probabilidad de la ocurrencia del daño que afecta los estados
físicos de los individuos, en atención a la repetición de las
conductas, conforme a lo relatado. En segundo lugar, produce
consecuencias todavía no cuantificadas en la integridad psicológica
de las personas, pues el plausible temor de verse expuestas a
agresiones injustificadas por parte de una institución -cuya misión
constitucional consiste en protegerlas y no en dañarlas-, agrede
moralmente a las personas cuyos derechos la Constitución garantiza.
El derecho a la integridad personal contiene un resguardo adicional
consagrado en nuestra Constitución: la prohibición de apremios
ilegítimos. Dichos apremios son entendidos como medidas de coacción
estatal directas que carecen de legalidad o razonabilidad, afectando
la integridad personal del sujeto. En base a ello, los hechos
descritos constituyen rotundamente la aplicación de apremios
ilegítimos, conducta categóricamente prohibida por la Constitución,
y por lo tanto resultan en una amenaza real para estos recurrentes
el temer que tales apremios se reiteren en las sucesivas
manifestaciones que se desarrollarán en los próximos días. Pues bien,
con el pretexto de evitar la ocurrencia de disturbios o daños a
terceros -como se ha visto- Carabineros de Chile ha aplicado, y no
hay indicio que permita inferir que deje de hacerlo, violencia
excesiva e indiscriminada que ha mutilado y/o dañado de manera
irreparable a cientos de seres humanos.

En este ámbito, y en esta sede, es que le corresponde al Poder


Judicial adoptar las medidas necesarias para que tales
acontecimientos no continúen ocurriendo, pues ante la evidencia de
una conducta reiterada y sistemática de afectación de un derecho
fundamental, la labor de una magistratura de cautela de derechos
fundamentales es evitarla aplicando el principio pro homine,
adoptando todas las medidas que estén a su alcance para procurar que
la violación acreditada de derechos fundamentales no se torne en
algo habitual, máxime considerando el carácter irreparable de las
afectaciones descritas

Por otra parte, la conducta antijurídica del recurrido afecta en


grado de amenaza y perturbación el ejercicio legítimo del derecho de
reunión, consagrado en el artículo 19 Nº13, y que se encuentra
íntimamente vinculado con la libertad de expresión y el régimen
democrático de gobierno. Este derecho constitucional es una facultad
que tiene toda persona consistente en que el Estado no le impida o
dificulte agruparse con otras personas en un lugar determinado, de
manera temporal y con un mínimo de organización, para manifestar e
intercambiar ideas, defender intereses o plantear reivindicaciones.
Una de las modalidades de ejercicio del derecho de reunión es,
justamente, las manifestaciones. Al igual que en el caso del derecho
a la integridad personal, la libertad de reunión impone un deber
negativo de abstención al Estado y sus agentes, de ejecutar conductas
que impidan la realización de reuniones pacíficas y sin permiso
previo. Dicho deber de respeto constituye el pilar fundamental del
derecho, cuyas bases constitucionales se remiten a los artículos 1
y 5 de la Constitución, ya citados. Adicionalmente, el derecho de
reunión es un derecho básico en una democracia pues permite que la
ciudadanía participe de manera activa en la vida política de su
comunidad y vigile la actuación de sus representantes. A diferencia
de lo que ocurre con la libertad de expresión, el ejercicio del
derecho de reunión exige la posibilidad de una aparición física del
ciudadano o ciudadana, no bastando para ello la pura libertad de
intercambiar ideas.
IV. Finalmente, la institución recurrida ha reconocido la ilegalidad
de su actuar y la afectación a los derechos fundamentales, así como
su intención de continuar utilizando las medidas que se denuncian en
la presente acción, avalando entonces la procedencia de esta acción
cautelar y de emergencia.
En efecto, Carabineros de Chile ha reconocido, tanto de modo
institucional como por medio de su General Director, señor Rozas,
que: (i) ha actuado en violación de la normativa que la rige,
incluido el Protocolo y la Circular, lo que supone la infracción de
los principios de legalidad, racionalidad y proporcionalidad en el
uso de la fuerza; (ii) que ello ha violado los derechos fundamentales
de muchas personas; y (iii) que, sin perjuicio de ello, planea
continuar utilizando las escopetas antidisturbios y sus municiones
-las mismas que hemos referido en la sección I de esta presentación-
en términos tales que continuarán infringiendo y afectando, según
sea el caso, los principios y derechos o garantías referidos,
avalando esa misma declaración, junto a los demás antecedentes que
en esta presentación se han entregado y documentado, la procedencia
y urgencia de la presente acción cautelar.
Por su parte Carabineros ha declarado que reconoce que, pese a que
la norma establece que la escopeta “antidisturbios”, vale decir la
munición de balines de goma o “super-socks”, sólo puede utilizarse
como mecanismo de última instancia ante amenazas a la integridad de
la población o del personal de la recurrida, en los hechos, se
instruirá “de inmediato” a Carabineros para su utilización en la
defensa de bienes públicos o privados. En un sentido similar, el
señor Rozas, reconoció en entrevista transmitida por Chilevisión
Noticias con fecha 10 de noviembre de 2019, que: “¿En qué momentos,
en qué ocasiones? Cuando exista una real amenaza, un real riesgo
para nuestros Carabineros, por un lado, una real amenaza o riesgo
para nuestros compatriotas, nuestros vecinos, las personas que están
en el entorno y en segundo término para cuando exista una amenaza
real frente a la propiedad pública o privada”
Ello, como se observa, constituye una modificación de facto de la
norma, avalando una ilegítima ampliación en su aplicación, que se
traducirá en nuevas violaciones de los principios de legalidad,
racionalidad y uso proporcional de la fuerza con la consiguiente
afectación de derechos de quienes participen, como los estudiantes
y apoderados recurrentes, de sucesivas manifestaciones pacíficas y
sin armas. Lo anterior, para estos efectos, implica avalar la
procedencia de la presente acción cautelar y de emergencia, a través
de un abierto reconocimiento -una verdadera confesión extrajudicial-
de la amenaza en que se funda y de los requisitos y condiciones
establecidos para su procedencia.
POR TANTO, en virtud de lo expuesto y de lo dispuesto en los artículos
1º, 4º, 5º 6º, 19 Nº1 y N°13 en relación con el artículo 20 de la
Constitución Política de la República, el Auto Acordado sobre
Tramitación y Fallo del Recurso de Protección de las Garantías
Constitucionales, y demás normas legales y constitucionales vigentes
y aplicables, A S.S. ILTMA. PEDIMOS, tener por interpuesto y admitir
a tramitación el presente recurso de protección en contra de
Carabineros de Chile, representado por su General Director don Mario
Alberto Rozas Córdova, por las actuaciones y procedimientos ilegales
y arbitrarios descritos, que representan una amenaza para la
integridad física y psíquica de los apoderados, apoderadas y
estudiantes del Instituto Nacional recurrentes que desean
participar en futuras manifestaciones y una perturbación de su
derecho de reunión y, en definitiva, acogerlo, declarando que debe
restablecerse el imperio del derecho sobre la base de:
1. Ordenar a Carabineros de Chile que se abstenga por completo de
usar “Escopetas Antidisturbios” y sus municiones (perdigón de
goma, super-sock, u otros tipos que se estén utilizando) en el
contexto de las manifestaciones pacíficas a las que se llame
en lo sucesivo y en las que participarán de los apoderados,
apoderadas y estudiantes del Instituto Nacional recurrentes.
2. Ordenar a Carabineros de Chile que se abstenga por completo
de usar “Carabina Lanza Gases ESTOPER ” ( u otro tipos que se
estén utilizando) en el contexto de las manifestaciones
pacíficas a las que se llame en lo sucesivo y en las que
participarán de los apoderados, apoderadas y estudiantes del
Instituto Nacional recurrentes.

3. En subsidio, que ordene la suspensión por parte de Carabineros


del uso de esas Escopetas Antidisturbios y sus municiones
referidas, así también las Carabina Lanza Gases ESTOPER
mientras no (i) se dicte por dicha institución una nueva
normativa que regule su uso en estricta sujeción a nuestra
Constitución y a los estándares internacionales de derechos
humanos vigentes; (ii) se informe exhaustivamente a esta
judicatura acerca de esa normativa y de las medidas de
capacitación sustantiva que haya desarrollado para que la misma
sea efectivamente respetada por los funcionarios de
Carabineros; y, (iii) se informe en detalle a S.S. Iltma,
acerca de qué tipo de elementos de disuasión pretende usar
específicamente Carabineros en las manifestaciones sucesivas
que se desarrollen; o que se ordenen las medidas diferentes
que S.S. Iltma. estime necesarias para permitir la vigencia
del imperio del derecho.
PRIMER OTROSÍ: SÍRVASE S.S. ILTMA., atendida la gravedad y la
inminencia de la amenaza del acto ilegal y arbitrario descrito en el
presente recurso de protección, decretar orden de no innovar (“ONI”)
consistente en ordenar la suspensión inmediata del uso de Escopetas
Antidisturbios y sus municiones referidas y Carabina Lanza Gases
ESTOPER, por parte de Carabineros de Chile en el contexto de
manifestaciones que se desarrollen en el país, durante la tramitación
del presente recurso. La necesidad y la urgencia de la ONI está dada
por la existencia de una posibilidad cierta de lesión grave, en su
ausencia, a las garantías de los recurrentes que desean ejercer su
derecho constitucional de reunión, todo lo cual aparece de los
antecedentes señalados en el cuerpo de esta presentación que dan
cuenta de la procedencia prima facie de la presente solicitud. En
efecto, de no concederse la ONI que por este acto se solicita, el
actuar de la institución recurrida causará un daño irreparable en el
tiempo que medie entre la presentación de la presente acción y la
dictación de una sentencia por parte de esta Iltma. Corte. Así: 1.
En la especie, existe la certeza de que, en los próximos días, se
ejecutarán una serie de manifestaciones, protestas, marchas, entre
otros. El daño, de no decretarse la ONI que por este acto, se
solicita, será irreparable, presumiblemente afectando -conforme ha
venido ocurriendo- a un promedio de 10 personas diarias, incluyendo
plausiblemente a los estudiantes y apoderados que participarán en
estas manifestaciones, como ya ha venido ocurriendo. Lo anterior
constituye, para estos efectos, la inminencia del daño. La existencia
de una amenaza seria y verosímil se encuentra confirmada por las
dramáticas cifras que ratifican que, con su actuar ilegal y
arbitrario, Carabineros de Chile ha ocasionado lesiones oculares a
más de 200 personas hasta la fecha (conforme a cifras del Colegio
Médico de Chile actualizadas al día 10 de noviembre de 2019),
consistentes en traumas oculares (en muchos casos con pérdida de
visión absoluta en uno de los ojos) entre tantos otros daños a la
integridad física y psíquica.
POR TANTO, A S.S. ILTMA. PEDIMOS, decretar la orden de no innovar
solicitada consistente en ordenar la suspensión inmediata del uso de
Escopetas Antidisturbios y sus municiones referidas y, Carabina
Lanza Gases ESTOPER por parte de Carabineros de Chile en el contexto
de manifestaciones que se desarrollen, durante la tramitación del
presente recurso.

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