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Taller en línea para manejar el impacto emocional COVID:19.

Video para trabajar sobre el coronavirus

https://www.youtube.com/watch?v=DqvtJp--UqI

Guía para superar el impacto


emocional del coronavirus
Propuesta:

El coronavirus nos ha superado a todos. Nos enfrentamos a emociones


incómodas, nos agobia el miedo, nos estremece escuchar a los sanitarios
informando de las situaciones que viven, y no parece que las cosas vayan a
mejorar en el corto plazo. Sin embargo, existe una verdad incuestionable:
todo pasa. El coronavirus también. Como ha sucedido con otras
pandemias o en otras situaciones difíciles que hemos vivido. Debemos
afrontar el problema con una mentalidad positiva. Para eso
necesitamos conocer las etapas y las emociones a las que
nos vamos a enfrentar. Reconocerlas nos ayudará a afrontarlas de un
modo más amable. A desarrollar una mentalidad positiva a pesar de las
circunstancias. Esta posición nos permitirá entender que, en todo
cambio, por difícil que sea, siempre
existen oportunidades para seguir aprendiendo y avanzar
como personas y como sociedad.
Las investigaciones en las que basé mi libro Héroes cotidianos sirven
para entender de manera sencilla qué emociones vamos a vivir estos días.
Las detallo en esta página en voz y con ejercicios prácticos.
1. Llamada: “Hay un virus en China”. Ese fue el comienzo. Toda
llamada a la aventura puede ser de dos tipos, como dice paradójicamente la
medicina tradicional china: llamada del cielo, cuando es algo deseado, o
llamada del trueno, cuando no lo buscamos y rompe nuestros esquemas. El
coronavirus pertenece a las llamadas del trueno para la
mayor parte de los mortales. Pocos esperaban que sucediera.
2. Negación: “Esto no va a ocurrir aquí”. La negación es una fase
habitual en casi todos los cambios no deseados. Se trata de la más difícil de
asimilar. Nunca creemos que nos vaya a afectar a nosotros. Nos llenamos
de excusas, como que China está muy lejos o que solo es una gripe más, y
nos olvidamos de las evidencias: de que el mundo está globalizado, incluso
hasta para las enfermedades, o que estas pueden resultar tan contagiosas
que pueden colapsar el propio sistema. Durante el periodo de negación,
cuando nos damos cuenta de que sí nos puede afectar, podemos
desarrollar una variante: la ira o la rabia. Nos enfadamos con el sistema,
con la falta de medidas que toman las autoridades, con los eventos
deportivos, manifestaciones o reuniones que nos han expuesto al
contagio. El enfado hay que pasarlo, tengamos razón o no. Si
nos quedamos en esta fase, estamos perdidos, porque desaprovecharemos
la oportunidad de aprendizaje que existe ante cualquier crisis.
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3. Miedo: “¿Qué nos va a pasar?” Esta es la emoción más profunda
y paralizante que existe. Hay un miedo sano, que es la prudencia,
que nos obliga a protegernos y a quedarnos en casa. Y existe
otro, el miedo tóxico, que nos lleva a la histeria colectiva, a
las compras compulsivas o a no dormir por las noches. El
miedo es otra fase que tenemos que transitar rápidamente. Es inútil dejarse
vencer por la emoción, que en muchas ocasiones llega a ser más
contagiosa que la propia enfermedad. Posiblemente, porque nos daña
profundamente y nos vacía de la posibilidad de afrontar la crisis desde la
mentalidad positiva del cambio, el sentido común y la fuerza.
4. Travesía por el desierto: “Estoy triste y soy vulnerable”.
Ya no hay miedo ni rabia, solo desazón y tristeza en estado puro. Estamos
abatidos por las cifras de enfermos y fallecidos, conocemos personas
afectadas o lo estamos nosotros mismos. Es un momento de aceptación
pura de la realidad. En la crisis del coronavirus, la travesía por
el desierto hay que afrontarla. La mentalidad positiva sin
tocar el desierto es falsa y temporal (excepto para quien vive en
el positivismo artificial constante o tiene problemas con la empatía, que no
deja de ser negación). La buena noticia es que los desiertos
también se abandonan. Nos podemos quedar atascados en la rabia o
en la negación, pero la mayoría de las personas, tarde o temprano,
conseguimos remontar la tristeza.
5. Nuevos hábitos y confianza. Una vez aceptada la realidad
comienzan los nuevos hábitos y la confianza en nosotros
mismos. Normalizamos la realidad. Si estamos recluidos, encontramos los
aspectos positivos. Nos ofrecemos a ayudar a otros desde la serenidad y no
desde el miedo; nos reímos de la situación y, lo más importante, nos
abrimos al aprendizaje. Cuanto más nos esforcemos en ver qué aspectos
quiere enseñarnos esta nueva crisis, más rápido podremos atravesar la
curva del cambio.
6. Fin de la aventura. El coronavirus ha pasado y soy más
fuerte. Esta crisis será historia, como todas. Vendrán otras, nuevos
problemas, y eso significa que estamos vivos. Si hemos sido conscientes
del proceso y hemos aprendido como personas y como sociedad, habrá
valido la pena, a pesar de las numerosas pérdidas que hayamos tenido en
el camino.

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