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Universidad Católica Nordestana

Facultad de Ingeniería- Escuela de Arquitectura

Materia:
Conservación de Bienes Culturales

Tema:
Ley de Mecenazgo y Las teorías de la
(Restauración, Conservación y Conciliación)
Sustentante:
Yulidiana Faña Ventura
(2015-0949)

Profesor:
ARQ. Bayoanny Adames Méndez

Fecha:
03 de Febrero del 2020
LEY DE MECENAZGO: valioso instrumento
para el desarrollo cultural

En los últimos 20 años, nuestro país ha dado pasos importantes en materia de


reforma cultural. Entre estos se destaca la creación del Ministerio de Cultura,
mediante la Ley 41-00 de 28 de junio de 2000, así como la aprobación de otras
leyes: la 502-08 sobre el Libro y Bibliotecas; la 82-13 de Fomento de la
Industria Cinematográfica, la 481-08, sobre Archivos de la República
Dominicana, y el paso más esperado: el reconocimiento de los derechos
culturales en el artículo 64 de la Constitución de la República, promulgada el 10
de enero de 2010.
A esta lista de logros en materia cultural habría que agregar la Ley 1-12 sobre
la Estrategia Nacional de Desarrollo de la República Dominicana 2010- 2030,
que incluye los ejes del desarrollo cultural.
No obstante estas reformas, el sector cultural sigue adoleciendo de un
presupuesto deficitario, el cual apenas llega al 0.33% del Presupuesto General
de la Nación, cifra que dista mucho de las recomendadas por la UNESCO, que
sugiere a los Estados que aporten no menos que el 1% del presupuesto de la
nación para la acción cultural.
Esta legislación responde a las reformas que estaban pendientes en la propia
ley de Cultura 41-00, que establece en su artículo 58, literal b), cito: “La
Secretaría de Estado de Cultura, en consulta con los organismos pertinentes,
hará los estudios necesarios para proponer una política integral de incentivos
fiscales, de mecenazgo y de exoneración de impuestos en materia de cultura.
Asimismo se investigarán nuevas fuentes de ingresos para el financiamiento de
la cultura”. Había pasado el tiempo y este mandato de la Ley se había
convertido en letra muerta.
De manera muy oportuna, en el año 2012, el diputado Manuel Jiménez, ex
miembro del Consejo Presidencial de Cultura, retomó el mandato de la Ley 41-
00, proponiendo la Ley de Mecenazgo que fue conocida en primera lectura por
la Cámara de Diputados. Es importante reconocer el seguimiento, que desde el
2012, ha dado el Ministerio de Cultura a la aprobación de tan importante pieza
legislativa.
La ley de Mecenazgo tiene por objeto definir “...un régimen de fomento e
incentivo a las iniciativas y aportes económicos y de otra índole de mecenazgo
del sector privado, sea de personas físicas o jurídicas, nacionales o
extranjeras, para que contribuyan al financiamiento, total o parcialmente, de
programas y proyectos para el desarrollo cultural de la nación que beneficien a
entidades públicas y privadas de la República Dominicana”.
LEY DE MECENAZCO EN ESPAÑA

La Ley de Mecenazgo debería servir para situar al sector donde le corresponde


por su protagonismo y trayectoria y tendría que contribuir a articular y favorecer
las organizaciones de la sociedad civil. En la actual situación, en la que
estamos viviendo una crisis importante y el Estado experimenta dificultades de
financiación en sus políticas públicas, es fundamental potenciar la presencia, la
participación y el compromiso del sector no lucrativo en nuestro país.
Para la Asociación Española de Fundaciones (AEF), la reforma de La Ley de
Mecenazgo es una prioridad. (A continuación se refiere una nueva introducción
del origen, principios y actividades de la AEF y se aportan los principales datos
que definen al sector fundacional con el fin de que el lector pueda conocer el
ámbito desde el que se hace esta reflexión y propuesta).

Asociación Española de Fundaciones


La Asociación Española de Fundaciones es una asociación privada e
independiente, declarada de utilidad pública, de ámbito nacional, que
actualmente agrupa a más de 1.000 fundaciones de las más diversas
dimensiones, finalidades y ámbitos de actuación. Su misión es trabajar en
beneficio del conjunto del sector fundacional tanto a corto como a medio y largo
plazo, en pro de su desarrollo y fortalecimiento.
Sus comienzos se remontan a enero de 2003, como resultado de la fusión del
Centro de Fundaciones y de la Confederación Española de Fundaciones. Es
por tanto heredera del trabajo y de la experiencia de más de 34 años de las
asociaciones que la precedieron.
Sus tres fines principales son:
1. Representar y defender los intereses de todas las fundaciones
españolas ante las Administraciones públicas además de en otras
instancias y organismos, públicos o privados, tanto en España como
fuera de ella.
2. Prestar servicios a las entidades asociadas que faciliten y mejoren su
gestión, promoviendo su profesionalización y el mejor cumplimiento de
sus fines en beneficio del conjunto de la sociedad.
3. Articular y fortalecer el sector fundacional mediante la promoción del
conocimiento mutuo y la colaboración, que permiten la creación de
redes, tanto territoriales (consejos autonómicos) como sectoriales
(grupos sectoriales).
VIOLLET-LE-DUC

‘’Restaurar un edificio significa


restablecerlo en un grado de
integridad que pudo no haber tenido
jamás.’’

Viollet-le-Duc

Con esta cita, podemos entender perfectamente el criterio de restauración


propuesto por le-Duc. Un tipo de reconstrucción sui generis, donde la libertad y
la invención tienen especial presencia y donde lo que importa es la unidad
formal, la unidad estilística y, sobre todo, la forma ideal que tuvo o no el
edificio.
Legitima e impone reconstrucciones, sustituciones, adiciones o eliminaciones
basadas únicamente en analogías tipológicas y de estilo. Es un criterio que no
se limita a la simple manutención, reparación o reconstrucción como en el
pasado, pues basándose en un concepto de estilo como algo científicamente
definible, trata de restituir en una arquitectura alterada por el tiempo, degradada
en sus materiales y sobre la que se ha actuado con “errores” estilísticos, su
condición primitiva, la pureza del estilo.
Significa esto, incluso, completar en el estilo correspondiente un edificio que
hubiera quedado inconcluso con una actitud típicamente decimonónica, que ve
en el estudio del pasado el descubrimiento y recuperación de una identidad
nacional. En la Francia de este periodo, el estilo que mejor cumple tales
cometidos no puede ser otro que el gótico, ya que muestra su estructura como
fundamento lógico de la invención, es la máxima exaltación de la capacidad
artesanal y es el arte en el que el espíritu francés tiene la supremacía.
JOHN RUSKIN

‘’Contar las piedras como se haría con las joyas


de una corona; poner centinelas a su alrededor,
como se haría con las puertas de una ciudad
asediada; zuncharlo por donde empezara a
debilitarse; estabilizarlo con puntales por donde
se inclina sin considerar en la fealdad del
soporte, pues ello es preferible a un elemento o
miembro perdido hacerlo permanecer en pie
reverente y continuamente y muchas
generaciones nacerán y pasarán bajo su
sombra. Al final llegará su hora y que ningún
deshonroso y falso añadido lo prive del oficio
fúnebre del recuerdo.’’
John Ruskin

Como vemos, el pensamiento de este crítico, sociólogo y literato londinense es


totalmente antitético al de Viollet-le-Duc, ya que no concibe la libertad como un
factor a la hora de restaurar. De hecho, convierte la obra de arte en algo
místico que hay que respetar de forma casi religiosa, lo cual se traduce en la no
intervención.
Es una posición de contemplación del monumento. Ya no es la actuación
decidida a la francesa, sino una espera sin intervención alguna. Según este
criterio, la obra de arte es una creación que pertenece sólo a su creador.
Nosotros podemos disfrutarla, contemplar su decadencia, admirar su estado de
ruina, pero no tenemos derecho a tocarla porque no nos pertenece.
La obra de arte sólo es válida en su forma originaria y, por consiguiente,
cualquier intervención en ella es siempre arbitraria y contraria a su esencia.
Puesto que, como cualquier criatura, el monumento tiene su ciclo vital
completo: nacimiento, juventud, madurez, decadencia y muerte.
Podrá durar más o menos, pero al final morirá y lo más inteligente es aceptarlo
así. Incluso en la ruina existe una dignidad, advirtiéndose en su aspecto
pintoresco un valor artístico. Además, es en este estado de ruina como los
monumentos se acercan más a las obras de la naturaleza.
CAMILLO BOITO

‘’Los monumentos documentan toda la historia


de la humanidad. Aquéllos deben ser
preferentemente consolidados antes que
reparados y reparados antes que restaurados
evitando las renovaciones y adiciones. En caso
de precisar de éstas, se realizarán sobre datos
seguros, con caracteres y materiales distintos
y distinguibles, llevando un signo de
identificación o la fecha de restauración. Todos
los añadidos de cualquier época deben
respetarse y las adiciones modernas no
deberán interferir la unidad de la imagen,
respetándose la forma del edificio.’’
Camillo Boito

Italia, el país de la ruina por excelencia, merecía una alternativa diferente a las
ya enunciadas por Viollet-le-Duc y John Ruskin. Fue precisamente Camillo
Boito quien divulgó los preceptos que, desde su parecer, eran los más
adecuados para la restauración del patrimonio artístico, siendo éstos
tremendamente novedosos.
Podemos resumir los diferentes puntos de su teoría gracias a una conferencia
dictada en Turín en torno a 1884, cuya publicación por escrito recibió el nombre
de Los restauradores y que estaba centrada en las operaciones de
restauración de escultura y pintura.
Estos puntos son:
● Diferencia de estilo entre lo nuevo y lo antiguo.
● Diferencia de materiales de fábrica.
● Supresión de ornamentos.
● Exposición con los elementos trastocados, junto al monumento.
● Signo convencional o grabado con la fecha de la restauración.
● Inscripción explicativa sobre el monumento restaurado.
● Descripciones y fotografía de las diversas etapas del trabajo situadas en
el mismo edificio o en sus cercanías.
● Publicación de los trabajos.
● Notoriedad.
Por primera vez hay un intento de legislación reguladora para la práctica de la
restauración. He aquí la novedad: frente al intervencionismo libre de le-Duc y la
contemplación religioso-mística de Ruskin, las leyes de Boito.

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