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PASAJERA IV
La gente no habla por trauma. Yo me estudié. Yo Bandas de visión horizontales, películas que corren
me empecé a estudiar más o menos a los quince sin avanzar, se despliegan sin marco, sin fin, de un
años de por qué yo soy así, por qué digo a cada costado a otro.
rato soy tonta, soy tonta. Después se me pasó eso Me encuentro en el sentido de la quebrada de Los
y empecé a decirme tengo rabia, tengo tanta rabia Choros, en la planicie que se abre hacia el mar. Desde
¿por qué, con quién tengo tanta rabia? Hay cabros el pueblo de San José de Los Choros Bajos el llano se
LAS RUINAS
Las ruinas rara vez son cerradas, tienen huecos que
se ama recorrer. Por eso las ruinas, no por otra cosa.
LAS CORDILLERAS EN ANDAS / Guadalupe Santa Cruz
LA MATRIZ
El aluminio no posee memoria, es blando, cuesta que rodean Potrerillos vistos desde la otra ladera de la
permanezca una traza bajo la nueva mordedura del Quebrada del Salado. El espejismo de la blanca
ácido. O tal vez aquella blandura le confiera otro ciudadela industrial se encontraba también envuelta
modo de memoria, una susceptibilidad que lo vuelve en las emanaciones del ácido nítrico que la hicieron
alerta a lo inmediato. No se lo puede pasar a llevar, desalojar y yo leía este espejismo contaminado junto
registra el gesto mínimo de un error, una punta seca a la diseminación de las comunidades coya que
que se cambia de lugar, otra plancha que lo roza abandonaron Potrerillos.
inadvertidamente, todo lo raya y ensucia el trabajo. Es temible el ácido. Carcome hasta perforar. Su
Ensucia por lo mismo que el aluminio es blando, que ebullición acelera el desgaste que se concentra en
no resiste la borradura completa, nunca retorna al las zonas permeables. Cuando éstas son frágiles
blanco. recubro la brea con barniz blando, la manteca lo
El Norte no es la pampa y la pampa no es el desierto, hace más resistente. Bajo la mascarilla y empecinada,
sin embargo lo desértico del Norte es su escritura las manos enguantadas y febril ante el efecto del
entornada, no fatiga ni agrede como el libro de las ácido obrando en la obra siento la transpiración
ciudades que fuerzan a contradecirlas, páginas y salada en torno a la boca, recuerda la sal en los
páginas por responder, hojas y hojas, capítulos enteros momentos del amor, la misma tensión, la misma
de anotaciones al margen, de tarjar, de leer atención sujeta a una esquina de la carne que se
entrelíneas, de hacerme cuerpo con sus dichos para expande hasta delirar. Delirio salado y sin forma,
atravesarlos en el modo de la distancia que permite trasladándose de un puerto a otro, carente de
ir allende su afanoso cuaderno. nombre. No choca con lo conocido, salvo para volver
Prefiero corregir las inscripciones en la matriz de en sí. Es el momento en que retiro la matriz del líquido
grabado. corrosivo para observarla a la luz. Extiendo un dedo
El ácido grabó por sí solo un bordo en el revés y palpo el nuevo relieve. No sé en qué dirección
desprotegido de la placa que trabajo. En otro inscribió escribe este signo su alfabeto, no sé siquiera si escribe,
un cerro empinado, semejante a los farellones que pero deseo escribir.