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GIOVANNI QUESSEP

POESIA

CARLOS VALENCIA EDITORES/ BOGOTÁ


1980
Primera.edición: mayo de 1980

Quessep, Giovanni, 1939-


Poesía / Giovanni Quessep. -· [1 ª . ed.] ··
Bogotá: Carlos Valenc.ia, 1980.
146p.

ISBN 84-8277-052-7

l. POESfA COLOMBIANA 2. LITERATU­


RA COLOMBIANA-SIGLO XX l. Tít.

CDD Co861.44

Ficha: lcfes. Catalogación en la publicación


Digitalizado y organizado por M. Zabàl el 11/02/2019

Derechos reservadós: Giovanni Quessep


Carlos Valencia Editores
Apartado 22197, Bogotá, Colombia

Impreso en los talleres de Carlos Valencia Editores, Bogotá


CONTENIDO

EL SER NO ES UNA FÁBULA

Mar y nombres 13
Materia sin sonido de amor 14
En el no ser de la memoria 15
Palabras perdidas 16
Lo que ignoramos 17
Nos persiguen olvidos 18
Cuando dijo su nombre 19
Mientras cae el otoño 20
La soledad es tuya 21
El ser no es una fábula 22
Tu pura nada 23
El día entra a tu cuerpo 24
Con dura transparencia 25
Canción para el final 26

DURACIÓN Y LEYENDA

Epitafio del poeta adolescente 31


Canción de invierno 32
Parábola del siglo VIII 33
Para grabar a la entrada del
jardín destruido 34
Autodefensa de un caballero
del siglo XX 35
Paraíso perdido para el poeta 36
Poema para recordar a Alicia
en el espejo 37
Poema con una rosa 38
En la luna que he contado 39
Castillo de naipes 40
Alguien se salva por escuchar al ruiseñor 41
La alondra y los alacranes 42
No tenemos conjuros 43
Si se nombra la blancura 44
Palabras para recordar a la bella durmiente 45
Poema ceremonial del fuego 46
La palabra nos sueña 47
Parábola 48
Babilonia 51
El olvido una historia 52
Mensaje enviado en la punta una lanza 53

CANTO DEL EXTRANJERO

A la entrada del reino 61


Madrigal 63
Nocturno 64
Canción y elegía 66
Cercanía de la muerte 68
Cielo de ayer 69
A la sombra de violeta 70
Tu reino de alas blancas 74
El otro encanto 75
Nocturno 76
Elegía 77
· Como país extraño 79
Lectura de Ornar Khayyam 80
Sea un pétalo gris 81
Canto del extranjero 82
Epitafio 86
Madrigal de la muerte 87

MADRIGALES DE VIDA Y MUERTE

Quiero apenas una canción 93


Me pierde la canción que me desvela 95
Callar es bello %
En el jardín profundo 98
Nocturno y madrigal 99
Si el amoroso duelo 101
Encantadora de las hojas blancas 102
Tornas aun del sortilegio 103
Desde el alba nocturna 104
En soledad escrito 107
Madrigal de la luna 108 ,
· Amara yo el olvido 110
Desdicha de los sueños 111
El embeleso de la muerte 112
Aún amara en sueños 113
Azules de otra luna 114
Madrigal del encantado 115
Escrito para ti, en tu nombre 117
El que no ha de contar su fábula 118
No vuelvas a tu reino 120.

PRELUDIOS

Elegía 127
En su ala profunda 128
Quizá todo ha pasado 129
Quien ama la penumbra melodiosa 130
Lo que dejó la nieve 131
El azul de una calle perdida 132
Preludio para una elegía 133
Azul nocturno 135
La culpa 137
El escarnio 138
Alguien me nombra 139
Crisálida de polvo 140
Aventurarse en el pasado 141
Madrigal de Arlene 142
La noche del cielo 143
Para hacerte a la música 144
Presencia dichosa 145
Primera maravilla 146
A la memoria de mi padre
EL SER NO ES UNA FABULA
MAR Y NOMBRES

El mar abre la noche, quema súeños


con su tiempo hacia abajo. Azul. Voraces
pájaros en la sombra. El mar pronuncia
los nombres, los escoge: el nuestro. Nunca
fueron soñados peces, nunca flores.
Nunca el mar tuvo tiempo de leyenda ..
Callamos. El otoño es casi imagen.
El agua se deshoja y recomienza:
MATERIA SIN SONIDO DE AMOR

Varr1os perdiendo cielo. Nos acosa


la alta noche. Soñamos y perdemos.
Los dados falsos, las huecas imágenes
en la tierra. ¿Algún día no fue nuestro
el mar, su ciclo de labios y pájaros,
su complicado amor, el són eterno
de su discordia? Turbias soledades.
Miramos esta luz y vuelan hojas
o nunca ya sin nombre de no ser
la transparencia, tocamos el tiempo
ya tan nosotros, ya tan nada, tan
·palabra caída en otra hermosura.
Vamos perdiéndonos, precipitándonos
de esperanza. Materia sin sonido
de amor, materia aislada de los sueños
y el bosque de hadas en la húmeda noche.
Todo el resto es camino. ¿Dios? Silencio

14
. EN EL NO SER DE LA MEMORIA

Hoy el silencio se hace nuevamente


discordia; como un reino del otoño
que se abre ante nosotros, da su orilla
nublada al laberinto de las cosas.
La espuma irrefutable, el mar en tierra.
Nunca fuera su don clara derrota
si fuese menos tiempo, pero ahueca
pájaros, lluvia, arremolina sueños
y claridad, carcome las palabras
hasta el temor y la mala esperanza.
Hoy el silencio nos conduce al otro
destino, en el no ser de la memoria.
El cielo pasa en sombra, pasa el viento.
Aquí hay un sol más puro que la muerte.

15
PALABRAS PERDIDAS

La calle se desprende
por lo más hondo del cielo.
En su penumbra
hay palabras perdidas
que no encuentran
su pequeño sitio en el tiempo.
La calle inventa
un nuevo color,
y los hombres buscan
alguna fábula en su memoria.
Nosotros caminamos
a la ausencia
como fantasmas
en la viva sombra.

16
LO QUE IGNORAMOS

Aquí no hay un celeste. Nunca. Llegas


empujado por días, por palabras,
por el viento que sube del otoño
dándote niebla, lluvia entre los pasos.
Sólo tu negación. El tiempo. Siempre
se te podrá cantar: la vida no es
el volumen de ser en lo que sueñas,
la vida es esto que madura en sombra.
¿Quién se vuelve destino, piedra, fecha?
¿Quién va de nunca a olvidado mañana?
Lo que ignoramos, ay, lo que sabemos
entre voces perdidas en el polvo.
Cruda esperanza que incendia la piel.
Los días y las cosas sin nosotros.

17
NOS PERSIGUEN OLVIDOS

Todo en ti es duro cielo. Me rodeas


casi entre la caída, cuando van
las nubes y las calles en un mismo
declive. Contra el filo de una música
, tanto tiempo buscada y encontrada
en la muerte, con deseo, soplas hondo
por la raíz oscura, entonces surge
tu transparencia. El agua es menos río.
Pero en esta premura que nos hace
vivir ya destinados a la sombra
. o a la orilla en silencio, nunca invade
1:u fábula a mi lengua, nunca tus
nadmientos a tanta soledad.
Nos persiguen olvidos, esperamos
la·d�snudez, paraíso y derrota.
El cuerpo es duro sueño entre las manos.

18
CUANDO DIJO SU NOMBRE


Cuando oí su relato del exilio
supe que la imp_iedad no tiene nombre,
y el recio sol caía como un hierro
sobre nosotros, y entendí la muerte.
Cuando dijo, inocente, el hombre es sólo
cero a la izquierda·, cero a la esperanza,
movió mi carne un blanco laberinto
de amor, y creció el tiempo de la culpa.
Ciegas palabras en la tarde dieron
su lucha contra el mar, y el sol rodaba
como una purulenta rosa oscura.
Cuando oí su relato del exilio
vino l� gran desolación, el luto
que movía los pasos en la sombra
y la trampa del sueño, interminable.
Él pronunció su nombre, ya una larga
soledad comenzaba a separarnos.

\_

19
MIENTRAS,CAE EL OTOÑO

Nosotros· esperamos
envueltos por las hojas doradas.
El mundo no acaba en el atardecer,
y solamente los sueños
tienen su límite en las cosas..
El tiempo nos conduce
por su laberinto de hojas en blanco
mientras cae el otoño
al patio de nuestra casa.
Envueltos por la niebla incesante
seguimos esperando:
La nostalgia es vivir sin recordar
de qué palabra fuimos inventados.

20
. lA SOLEDAD ES TUYA

Tienes fábula al fondo, no te afirmas


sino en olvido y músicas pasadas.
Se ganan días si el amor invade
la hermosura del ser. ¿Se pierde alma
en el otoño? Caen las hojas en
tus huesos, la ventana es ya leyenda.
No te perdona el tiempo, al borde casi
de la cascada toca a contrasueño
la piedréi, el sol, lo que hace la belleza
celeste, la colina de la alondra.
¿Quién te conoce si eres de penumbra
sin fe? La soledad es tuya, cede
la tar�e y canta el mar de cobre y tierra.

21
EL SER NO ES UNA FABULA

El ser no es una fábula, este sol


que nos mueve en silencio incendia todo.
¿No somos inocentes? Cada sueño
tiene su duro encanto; aquí la lluvia
perdió sus hadas y su blanca sombra,
aquí, a la orilla en que Dios está solo
como destino, en la noche del viento.
Vuelan tardes y frutos, ruedan cuerpos
por la luz en declive, por el agua.
Apenas recordamos la caída
donde la muerte se llenó de pájaros
y alguien gritó que el cielo es imposible.
Pero nosotros no queremos dar
el salto, nos negamos a la dicha.
El ser no es una fábula, se vive
como se cuenta, al fin de las palabras.

22
TU PURA NADA

. Todo te pertenece en esperanza:


El canto de los pájaros, el nombre
de tu destino (Oh pozo sin orillas,
piedra y silencio). ·¿Dónde la memoria
de lo soñado, la- secreta forma
de ser entre la muerte y las palabras?
Todo te pertenece, casi olvido,
blanca corriente que va de tus manos
al resplandor de· la tarde o al mar
donde se dicE!tormenta, imposible.
Eres la soledad, tu pura nada,
tu ausencia de unos pasos en la tierra.
Nunca los sueños, nunca el paraíso:
Todo te pertenece en sombra y agua.

23
EL DIA ENTRA A TU CUERPO

No se detiene· el agua que te busca,


que-te nombra los sueños y las manos;
al fondo transparente vuelan piedras oscuras
y el agua te persigue como en un pozo blanco.
El día entra a tu cuerpo y lo ilumina.
Ah doble cauce de tiempo encantado.
No se cierran sus olas, su claridad no olvida.
El mar deja en el viento su clepsidra esperando.

24
CON DURA TRANSPARENCIA

Cada esperanza tiene su memoria,


su sol de hierro, su llanto de exilio;
cada esperanza cruza por la muerte
como a través de un túnel desolado;
cada esperanza lucha por nosotros,
nos declara inocentes, nos asombra
de soledad, y en medio de la lluvia
desanuda su ciego laberinto;
cada esperanza llega hasta el poema
que recuerda los trenes y los pájaros;
cada esperanza es un tiempo que dura
soñando, por la tierra inhabitable;
cada esperanza llama por su nombre
las nocl}.es y los días, el ser puro
de culpa como un fruto, el hueso insomne
donde el inar confabula, el mar a solas;
cada esperanza cruza por la muerte
con dura transparencia y dura sombra.

25
CANCIÓN PARA EL FINAL

Perdónenos, pero nosotros nunca


sabremos qué decir ni qué cantar.
Tal vez digamos: el mundo es hermoso,
la soledad nos deja menos sueños
y hace claros en tiempo como el agua.
Es todo. ¿Y si decimos que la muerte
responde al paraíso, si cantamos
que vivir es un vuelo de amor, puro,
y no resulta? ¿Y si nada resulta?
Perdónenos, pero nosotros dimos
al polvo nuestros nombres: su caída
nos ilumina y nos quema por dentro.
¿Somos? ¿Pertenecemos al olvido?
¿Hay dureza en los huesos y los días?
Entregamos la. paz, la estrella, el aire
a cambio de esta nada repentina.

26
DURACIÓN Y LEYENDA
Canto y cuento es la poesía.
Se canta una viva historia,
contando su melodía.

ANTONIO MACHADO
EPITAFIO DEL
POETA ADOLESCENTE

Conoció a una muchacha


Bella como la palma del templo de Delos
Cambió su nombre por el de Ulises
Navegante y encantador
Y en las islas innumerables
Apenumbró su corazón la flor del olvido
Lo sorprendió la muerte
Cuando trataba de contar la Odisea

31
CANCIÓN DE INVIERNO

En los patios cae la nieve


La cabellera del guerrero
Pasa a la luz de los duraznos
Del negro al gris del gris al blanco
Vuelve vuelve canción de invierno
Para ti Lu tiene que ver
En el derrumbe del imperio
La nevada flor de los álamos

32
PARÁBOLA DEL SIGLO VIII

Cuenta Li Po desde su exilio en la ciudad de Yehlang


Que en el palacio imperial de Uu
La estatua en piedra del guerrero vela las armas
La lanza todavía presiente una penumbra de dragón
La espada reinicia sin cesar un vuelo de gerifalte
Al lado de las armas está escrita la historia del guerrero
Sus sacrificios en la edad heroica al servicio de la
dinastía
También cuenta Li Po que todo esto no recuerda ni
conmemora·
Sino al otro al que atraparon vivo en la batalla
Y por orden del emperador arrojaron a la ignominia y al
fuego
A la muchacha muerta junto a los durazneros en flor y la
luna
Al que no necesita de la piedra o el bronce para durar
Porque sus huesos duran como las aguas del Lu
A aquel que reposa en el bosque vedado
Y nunca será polvo entre los pinos

33
PARA GRABAR A LA ENTRADA
DEL JARDIN DESTRUIDO

Todo esto fue la alondra


Y hoy es polvo
Todo ausencia del laurel y la rosa
Pero si descendieras
Hasta el color o el vuelo
Verías crecer la luna
Las nubes que son otra
De las formas del tiempo

34
AUTODEFENSA DE UN
CABALLERO DEL SIGLO XX

Séñores del jurado


Soy un gentleman
(Léase en español caballero inocente)
Confieso
Que aún entre las manos
Llevo la lanza púrpura
Y en escudo y espada
La sangre deste)lando
Pero ha sido en defensa de mi dama
Tuve que hacerlo
Matar ogros enanos al viejo Arcalaús
Para desencantarla
No comprendo
Por qué queréis mi muerte

35
PARAISO PERDIDO
PARA EL POETA

Nadie puede cantar


Esa es la tarde
Esa la luna
Que nos pertenece
Decimos la palabra
Y hay un tiempo
Como el olvido
Y una historia trunca
(Torna rosa mortal)
¿Es nuestro el canto
Durable en su leyenda?
Nadie puede
Merecer esa tarde
O esa luna

36
POEMA PARA RECORDAR
A ALICIA EN EL ESPEJO

Aquí lo legendario y lo real


Nuestra historia resulta semejante
A la de esa muchacha maravillosa que penetró en el
espejo
Estuvo siempre a punto de desaparecer
Pero ninguno pronunció la fórmula que la devolviera al
polvo
Ni Tweedledum ni Tweedledee ni la Reina ni el Rey Rojo
Que lo único que tenía que hacer era despertarse

Tal vez somos un cuento


Tal vez sin que nunca nos percatemos
La nave de Ulises
O el ruiseñor de Keats
(Ese pájaro no destinado a la muerte)
Digamos entonces que lo que ha sido un canto de la
Odisea
Continuará siendo nosotros
Sin dejar de ser por eso el país de las maravillas
Y alguien podrá reconocernos
Al escuchar la historia no escrita todavía
En la historia castillo la historia luna múltiple
En la historia juguete destruído
La historia en fin cuando pasó una nube sobre Alicia

Tal vez somos la sombra de ese azul en su mano

37
POEMA CON UNA ROSA

Tejida está de olvido


La ilimitable rosa
Y en el jardín o púrpura aduendada
Desdibuja su forma
Polvo que es ya castillo
Tal vez nube o historia
Del tiell}po que nos cuenta
Patio de ayer o nave tenebrosa

38
EN LA LUNA QUE HE CONTADO

En la luna que he contado


Leve de nombre y memoria
En la rosa casi historia
Del jardín imaginado
Todo ilumina en pasado
Todo florece en perdido
Músicas de lo que ha sido
O irrealidad del que cuenta
Blanca luna o rosa cruenta
Contar es ir al olvido

39
CASTILLO DE NAIPES

Pienso en el sueño del Rey Rojo El fondo


Del espejo refleja un laberinto
Y un castillo de naipes En tu mano
Puedo mirar el tiempo una violeta
Que cae deshojada o un poema
Que habla del inocente
Como invadir el patio del castillo
Lo demás es posible o legendario
Si el Rey Rojo despierta
Bajo su manto púrpura las ruinas
Y al fin el lento rumoroso olvido

40
ALGUIEN SE SALVA POR ESCUCHAR
ALRUISENOR

Digamos que una tarde


El ruiseñor cantó
Sobre esta piedra
Porque al tocarla
El tiempo no nos hiere
No todo es tuyo olvido
Algo nos queda
Entre las ruinas pienso
Que nunca será polvo
Quien vio su vuelo
O escuchó su canto

41
LA ALONDRA
Y LOS ALACRANES

Acuérdate muchacha
Que estás en un lugar de Suramérica
No estamos en Verona
No sentirás el canto de la alondra
Los inventos de Shakespeare
No son para Mauricio Babilonia
Cumple tu historia suramericana
Espérame desnuda
Entre los alacranes
Y olvídate y no olvides
Que el tiempo colecciona mariposas

42
NO TENEMOS CONJUROS

Lo canta el adivino
Porque ha visto en los sueños
Naves purpúreas
O un jardín remoto
Todo habrá de llegarnos la celeste
Penumbra de un castillo el otro reino
O en la rama florida
De lo real la rosa fabulada
No tenemos conjuros
Quien crea en la leyenda
Puede mirar las nubes
Verá que empieza a detenerse el tiempo

43
SI SE NOMBRA LA BLANCURA

Si se nombra la blancura
Deshaciéndose en tu mano
, Lo nombrado es ya lejano
Silencio de la escritura
Otoño de su hermosura
La palabra es su partida
Hilo de muerte florida
Que va tejiéndole el fin
Mano que ha sido jardín
Porque se cuenta se olvida

44
PALABRAS PARA RECORDAR
A LA BELLA DURMIENTE

Al borde de las hadas


La piedra del castillo
Una sola palabra el hondo patio
Te da sombra en el tiempo
Tu historia es lo que sueñas
Lo real es ya fábula naciendo de tu mano
Oh muerte lejanísima
Duración del encanto

45
POEMA CEREMONIAL DEL FUEGO

El fuego entra a tu rostro


Lo dibuja lo lleva
Volando en su camino
Duración y leyenda·

46
LA PALABRA NOS SUEÑA

La palabra nos sueña


Todo transcurre (El fuego
Regresa a ser penumbra
Viejas colinas cuento)

Su leyenda deshace
Los días y los pájaros
La muerte es este olvido
Sin cesar inventando

47
PARÁBOLA

Estaba seguro por el vuelo de las generaciones


Que era una posibilidad legendaria
Oyó contar a los soldados del rey
Historias que brotaban de la mano del tiempo
O se perdían en la penumbra
Donde la Flor de Loto confabulaba con su blancura
Para tejer el olvido
Que habría de salvarlos de la ignominia y la guerra

La que él consideraba la más extraña de las fábulas


Lo perseguía desde su infancia
La oyó contar a su padre al borde del fuego
Mientras la nieve de todos los caminos
Terminaba en sus mejillas angulosas
La oyó contar a los sacerdotes al pie de los verdugos
Cuando la cabeza del sentenciado traidor o amante
Rodaba como una flor de madera
Soñó la historia o la leyenda
Y algunas veces despertó con la sensación del olvido
entre los ojos
O sus manos tocaban una columna
Como si la piedra no fuese más que un cuello de paloma

Pero la leyenda que atravesaba los siglos


No resultaba más que una leyenda

48
Transcurrieron milenios sucediéndose las dinastías
Los pueblos soportaron el hambre y la peste
Reyes brutales o invasores sanguinarios
No hicieron más que multiplicar el sueño.
O.e los devoradores de lotos
Y las sectas se multiplicaron
Y hubo divisiones y grandes matanzas
Entre los mismos que mantenían la fábula
Como el hilo de una madeja perdida entre un
laberinto de juguetes

Solo existía una posibilidad de que naciera la Flor de


Loto
En cualquiera de los jardines
O en el más apartado de los bosques
Solo una posibilidad de salvad6n
Que el destinado la encontrara en el tierripo
Antes que comenzara a marchitarse
Un foto entre millones de lotos

Solo entonces comenzaría a olvidar


A deshacer la historia de su vida y la de los demás
La historia de la nieve y la piedra
Del dragón y la mariposa
Del hermano o el enemigo
A destejer el-destino como quien deshace un dibujo
Grabado por agujas milenarias en la carne torturada
Hasta olvidar su nombre y el nombre de todo ser
Así comenzaría desde la primera letra del tiempo
A contarlo de nuevd
A nombrar la leyenda y transformar la fábula en.
el mundo real

49
Pero ¿quién podría aseverar que la Flor de Loto
La única posible
No era ya un puñado de polvo en el verano
Desde hacía un minuto o quizá siglos?
¿Cómo preservar durable una esperanza semejante a
un castillo
Construido sobre la punta de una aguja?

Por eso cuando empezó a comprender que olvidaba


Cuando ya no pudo repetir el nombre de un país o de
un pájaro
Creyó que era un sueño como tantos otros
Y se dispuso a soñarlo
Pero su sueño era la posibilidad legendaria
Lo que tocaron sus manos empezó a olvidarse y
recordarse
Y los objetos se convirtieron también
En portadores de olvido

No pudo reconocer las puertas ni el patio de su casa


A los que confundió con un ciervo blanco que
volaba en la noche
No pudo reconocer las armas de los soldados
Ni el rostro del verdugo
Y comenzó a nombrarlos con palabras de un lenguaje
distinto
Que lo expu_sieron a la burla y la lapidación
Y la espada se llamó luna o álamo
Y la luna o el álamo se llamaron espada

50
BABILONIA

Por toda herencia tienes


Este cielo podrido Babilonia
Ese canto fantasma
De un moscardón que vuela
Verde de tanto amarte Babilonia
Toda piedra es extraña todo río
Lame un lecho purpúreo No estas sola
Ahora te acompañan Padre nuestro
Que estabas en los cielos
-Nubes leprosas pobre Babilonia

51
EL OLVIDO UNA HISTORIA

Nos cuentan el olvido


Su lentísimo reino
El fabular unánime
De las nubes y el tiempo

Por siempre nos aguarda


Como un fuego o un álamo
En nosotros florece
Su claridad ¿Qué blanco

Resplandor o declive
Nos conduce? Veloces
Navíos en el sueño
Nos revelan su nombre

El olvido una historia


Que ya nunca termina
Se pierde lo inventado
Palabra cuento día
MENSAJE ENVIADO EN LA
PUNTA DE UNA LANZA

Se cumplen las parábolas El reino


Va a convertirse en polvo
Por más que lo custodien
Duendes y encantadores
Cuando mi lanza que ya corta el aire
Caiga a tus pies cantando
Se ha esperado milenios No lo invento
Todo puede leerse en los escudos
Y el color de la tarde

53
CANTO DEL EXTRANJERO
A mi madre
Si aprisionaros pudiera el verso
fantasmas grises, cuando pasáis...

JOSÉ ASUNCIÓN SILVA


A LA ENTRADA DEL REINO

Antigua sombra que la luna


Conduce entre azules amargos.
Las soledades de la música
No hacen callar la palma de tu canto

Edén o duende sabes


Lo que puede saber el hombre
El color del tiempo y la muerte
Nube o alondra lo conoces

Oigo la túnica pasar


Caen las flores del duraZno
En los caminos de la nieve
¿Quién ha visto tus ojos_ de párpados morados?

Sombra tal vez si paraíso


Viola de polvo azul tan quieto
Vigiladora de violeta amarga
A la entrada del reino

¿No eres tú quien maldice


Las islas encantadas?
¿De d6nde la desdicha
. De nuestras naves en la noche blanca?

61
Dldme un rumor de nunca
Perpetuamente bajo tierra
Estoy cansado de escuchar
8 canto de la luna o la Quimera

Sombra tal vez si paraíso


Viola de polvo azul tan quieto
Vigiladora de violeta amarga
A la entrada del reino

62
MADRIGAL

Ni siquiera tus pasos recordados,


ese blanco rumor que te acercaba
por el cielo nocturno,
por la oscura vigilia;

ni siquiera esa música de hoja desprendida,


tu música ·que amé
como en sueños he amado
las desoladas hojas de la muerte;

ni siquiera la orilla del encanto imposible


que miraban mis ojos.
No sé qué soledades
florecen en tu alma,

no sé qué cielo impronunciable.

63
NOCTURNO

Desvelado en las noches


Donde pierdo mi alma
Miro llegar una blancura
De leves sombras nubes hadas

En el jardín de piedra
No han de cerrarse nunca
Mis ojos que ya son
El polvo de otra luna

De tiempos encantados
O músicas venían
Hablando en sueños de la muerte
Entre las flores y las ruinas

Tal vez por el camino


De blancuras amargas
Hablando en sueños de la vida
Vendrá una sombra amada

En su rueca mortal
La luna que no vuelve
Hila el alma y los ojos
De pálidas durmientes

64
Dichoso quien no ha oído
Sus pasos que regresan
En las noches nevadas
Perdidos por un valle de violetas

65
CANCIÓN Y ELEGIA

Abandonas la música del bosque


Oh cuerpo amado si olvidé tu nombre
¿Qué tiempo de castillo entre las ruinas
La clausurada torre?

Desde mi canto para qué leyenda


{Tejió el amor la túnica imprecisa)
Si el canto no es real si el caminante
No asciende a tu colina

Si sombra de un color es la palabra


Ceniza de la piedra es el destino
Y el poeta lejano de la noche
Al lado del olvido

Dónde la oculta voz que te nombraba


El extranjero la doliente luna
Viene venía por el mar de vino
La nave en la penumbra

Penumbra de la nave es el espejo


La púrpu_ra o lo blanco de la muerte
Vendrás venías por el mar antiguo
Penélope doliente

66
La mano y el- cristal en su premura
Oh rostro amado si perdí tu nombre
Nave del paraíso te deshojas
Solitaria del bosque

Quién moverá mis pasos en la arena


Celeste o gris si al reino desencanta
El hilo de la muerte o la memoria
Cercano de la nada

Vuélveme ahora a mi país de origen


Nómbrame el reino para mí celeste
¿Qué sombra de silencio por el agua
Paraíso de nieve?

Nave de casi ayer entre las manos


El mar no permanece a tus orillas
Ya fábula de un cuento para siempre
Y espejo de las islas

67
CERCANIA DE LA MUERTE

El hombre solo habita


Una orilla lejana
Mira la tarde gris cayendo
Mira las hojas blancas

Rostro perdido del amor


_ Apenas canta y mueve
La rueda del azar
Que lo acerca a la muerte

Extranjero de todo
La dicha lo maldice
El hombre solo a solas habla
De un reino que no existe

68
CIELO DE AYER

Si supiera qué cielo


perdido hay en mi alma,
qué flor oculta esparce en ella
su polen de desdicha. Nada,

nada me queda para el sueño


de aquel hermoso país blanco,
si tu pasión pudiese oír,
ala de pétalos callados.

Si llegárais al alma
como lejanas voces,
cielo de ayer, albas azules,
vano fantasma entre las flores.

69
A LA SOMBRA DE VIOLETA

Vi perderse tu rostro por esa niebla en que la música


cesa como un jardín al que el cielo de otoño
le niega ya las flores que inventa la memoria,
y empezar en el aire nocturno su aventura,
donde todo nos ama y nuestro canto
puede entrar a las piedras, a la noche mortal,
como los pasos de la adolescente
al custodiado alcázar de luna y de jacinto.

(Miré cómo te ibas sin dolor hacia un reino de alas


acariciada sombra por hojas que caían
¿De qué árbol
donde aún queda una huella de blancura?)
Vi tus manos quebrarse bajo el peso de las horas de nieve,
tus ojos que querían mirarme, preguntar:
¿Qué caminos son estos, qué río de violetas me persigue?
¿Quién habla por el sueño que mis párpados
se asombran todavía del rumor de la tarde?

Nadie podrá decir que tu reino no existe,


que lo que tú soñabas como los valles de la música
no es hoy tu cuerpo mismo, tus ojos que contemplan
la primavera en sueños ahora abierta a una danza.

Nadie podrá negar la dicha que en ti nace

70
o ese cielo, su claridad tan honda,
donde pasa la muerte solitaria
amada por un tiempo de nardo y maravilla.

Sabes ya que tus manos, tocadas por el polvo


de la ciudad antigua
tienen aún el aire de las hojas de cedro,
la música de un blanco país que te amara en la sombra,
oh tú que descendiste por las calles de nieve
y escribes en mi alma una historia cantable.

Ahora te presiento como ademán o lluvia


que a mi lado trajera, junto a ti, la hermosura
para que el tiempo sea más cielo o quien lo habita
y el destino conserve la rosa atroz de pétalos nevados.
Oigo tu voz que cuenta del ciprés y la piedra,
de islas que nadie ha visto
como habla el extranjero que sueña con el mar.

¿Por qué quieres volver?


¿Es que acaso la muerte que floreció en tus pasos
te ha negado la rosa del cántico, y el cielo por ti escrito
ya no tiene las alas del ruiseñor que escucha la
doncella perdida?
¿Por qué ahora en el alba regresas a esta historia
mortal, de otra en que has sido
ombrada par� siempre, cuando mi alma
se extravía o padece desamparada y sola por los
huertos de otoño?

- caso, amiga mía, la soledad, el duelo

71
de jardines insomnes (los que he visto en los ojos
de los agonizantes) te desvelan y sufres
un dolor más amargo?
¿Dónde podrías mirarte si no fuera en la fábula,
si está roto en la sombra el espejo de plata?

(Vagas por un país donde las maravillas


a tu lado persisten y la estación del tiempo
no recuerda en tu mano la luna de los sueños
o el polvo de la luna del que una vez soñara.
Por tu tránsito ajena del tiempo y de ti misma,
bajo tu sombra al fin que olvidas y te olvida
esta canción te nombra también aunque imposible,
reconoce tus huellas en la arena de un agua ya celeste)

Ama tu muerte como amaste tu vida,


deja que te acompañen los que son de tu misma materia:
de rosa demoníaca y hadas como jazmines de lluvia;
no olvides que la música abre al polvo
las puertas de tu reino
y transforma las piedras en las hojas
de ese árbol que perfuma los bosques
todavía y te devuelve
los pájaros y frutos que sepultó el invierno
pero que han de vivir, Violeta, si los amas,·
si cantas al abismo por terrible que sea.

Ama tu muerte, pero no te acostumbres


a su patio de naves, un mar desconocido.
Podrías venir; mirar las cosas que dejaste,
sola y desamparada muchacha para el duelo,

72
pero mi mano no te alcanzará:
¿Cómo tocar tu cuerpo de blancuras ocultas,
tus ojos donde un día volaron las gacelas?
¿Cómo sentir tu corazón, su presencia en la tierra?
Violeta, amiga mía, en la tiniebla azul,
enlutada de un tiempo mágico que no vuelve.

73
TU REINO DE ALAS BLANCAS

Tu cuerpo de alas blancas


Mientras los años caen la nieve
Si fui acaso leyenda
Me salvas de la muerte

Por tu camino voy


Y una canción más honda me desvela
Dónde olvidarme dónde
Si ya nada es ausencia

Tu reino de alas blancas


Que pasa por mi sueño
Me salvas de morir
Extranjero en un cuento

74
EL OTRO ENCANTO

¿Quiénes habitan la nocturna rosa


que pierdo no sé dónde,
si vengo de tan lejos
y nadie me conoce?

Alguien cruza el jardín


desvelado de fábulas,
no recuerdo sus ojos
ni su túnica blanca.

Quiero encontrar de nuevo


a los que amé y me amaron,
volver a mi morada
que es tardé y por el sueño va nevando.

¿Quiénes me llaman a estas horas


de la vida.y la muerte?
Vendrán por mi alma y hablan
del otro encanto del que nadie vuelve.

75
NOCTURNO

Enséñame quién eres tú


En las noches de amargo sueño
Si de aquél olvido cantable
Luna mortal o bella historia

Nada sabe mi corazón


De celestes apariciones
Si ha sido siempre un extranjero
En las músicas de tu mano

Mas a la sombra esperaré


A la sombra del almendro blanco
Para que me digas tu nombre
Donde la azul rosa termina

Apiádate que llega el alba


Y a tu silencio me abandonas
Siento que mi hora está cerca
Y he reinado sobre fantasmas

76
ELEGIA

A mi padre

Quisiera ver la luna


Que ha nevado en sus ojos
Para un dolor o música
Bellos países en el polvo

¿Quién ha visto pasar


El tiempo de las hadas?
Dadle una hoja de cedro
O melodiosa o blanca

Quisiera ver la luna


De nevadas violetas
Sobre este cuerpo solitario
Que un día entró a la niebla

Y me contaba en el idioma
De su lejana Biblos
Donde hay un ánfora que guarda
Una alondra color de vino

Quisiera ver la luna


Callada del que duerme
soledad de piedra
De esa otra Biblos que es la muerte

77
¿Quién se ha quedado a solas·
Con demonios y hadas?
Aquí estuvo el edén
Solo hay olvido o fábula

Dadle una hoja de cedro


De rumoroso azul
Para un dolor o cántico
Bella palabra de Benut

¿De dónde es esta rueca


Mortal? ¿Su vino amargo?
Vuela vuela madeja oscura
Que el polvo pide un dátil blanco

Quisiera ver la luna


Callada del que duerme
La soledad de piedra
De esa otra Biblos que es la muerte

78
COMO PAIS EXTRAÑO

Si te olvido si tu canción no permanece


Espejo de mis labios fiel a tu nombre en la noche
Si tu cuerpo transcurre ala de la penumbra
Como país extraño donde un rumor
Nos hace más lejanos desconocidos para siempre
Si me ausento de ti esa perdida música de algún azul
Y a cada hora no te nombro
Si cada vez que miro una nube una hoja
Pasar entre las calles por apagados laberintos
Veo tu mano inclinarse sobre el otoño
Si la colina declive apenas en silencio
Donde cantó la noche donde el amor cantaba
Si te olvido si no florece una nostalgia
Y en la memória cierra sus páginas un cuento
Es que el edén tu nombre amado
Será tal vez la muerte

79
LECTURA DE OMAR KHAYYAM

Vendrá la noche en que esta luna


Ha de buscarme y me hallará
Con la mirada del insomne
Que refleja un cielo mortal

De algún tiempo de maravillas


Me llamarán para que vuelva
Tal vez quien hace esta penumbra
O la que duerme entre violetas

El insomne sabe la historia


Del otro azul de la desdicha
Ah de la noche de esa luna
Mi corazón calla y olvida

Palabras que se lleva el viento


Músicas a punto de otoño
En la tiniebla caen las hojas
Para otro cántico del polvo

80
SEA UN PÉTALO GRIS

Para siempre recuerdo


la piedad de tus ojos en la sombra
donde habitan las fábulas
de algo que sigue aún cayendo
como la voz perdida
de amado paraíso.

Todavía mi alma
percibe tu rumor entre las hojas
de aquel blanco jardín, hoy vigilado
por el tiempo y el polvo,
donde acaso otra luna
sea un pétalo gris para la muerte.

Feliz tú que no tienes


la desdicha de oír cómo florecen
las ramas de ciprés en la memoria
y ahora, ya tan lejos
de este reino mortal, solo te acerca
la palabra que encanta nuestra vida.

Mejor que nunca vieras


los caminos de árboles nevados,
así tus ojos miran el abismo
llevando de lo mágico el recuerdo',
como las alas, que plegadas, guardan
la sombra de un azul que ya no existe.

81
CANTO DEL EXTRANJERO

Penumbra de castillo por el sueño


Torre de Claudia aléjame la ausencia
Penumbra del amor en sombra de agua
Blancura lenta

Dime el secreto de tu voz oculta


La fábula que tejes y destejes
Dormida apenas por la voz del hada
Blanca Penélope

Cómo entrar a tu reino si has cerrado


La puerta del jardín y te vigilas
En tu noche se pierde el extranjero
Blancura de isla

Pero hay alguien que viene por el bosque


De alados ciervos y extranjera luna
Isla de Claudia para tanta pena
Viene en tu busca

Cuento de lo real donde las manos


Abren el fruto que olvidó la muerte
Si un hilo de leyenda es el recuerdo
Bella durmiente

82
La víspera del tiempo a tus orillas
Tiempo de Claudia aléjame la noche
Cómo entrar a tu reino si clausuras
La blanca torre

Pero hay un caminante en la palabra


Ciega canción que vuela hacia el encanto
Dónde ocultar su voz para tu cuerpo
Nave volando

Nave y castillo es él en tu memoria


El mar de vino príncipe abolido
Cuerpo de Claudia pero al fin ventana
Del paraíso

Si pronuncia tu nombre ante las piedras


Te mueve el esplendor y en él derivas
Hacia otro reino y un país te envuelve
La maravilla

¿Qué es esta voz despierta por tu sueño?


¿La historia del jardín que se repite?
¿Dónde tu cuerpo junto a qué penumbra
Vas en diclive?

Ya te olvidas Penélope del agua


Bella durmiente de tu luna antigua
Y hacia otra forma vas en el espejo
Perfil de Alicia

Dime el secreto de esta rosa o nunca

83
Que guardan el león y el unicornio
El extranjero asciende a tu colina
Siempre más solo

Maravilloso cuerpo te deshaces


Y el cielo es tu fluir en lo contado
Sombra de algún azul de quien te sigue
Manos y labios

Los pasos en el alba se repiten


Vuelves a la canción tú misma cantas
Penumbra de castillo en el comienzo
Cuando las hadas

A través de mi mano por tu cauce


Discurre un desolado laberinto
Perdida fábula de amor te llama
Desde el olvido

Y el poeta te nombra sí la múltiple


Penélope o Alicia para siempre
El jardín o el espejo el mar de vino
Claudia que vuelve

Escucha al que desciende por el bosque


De alados ciervos y extranjera luna
Toca tus manos y a tu cuerpo eleva
La rosa púrpura

¿De qué país de dónde de qué tiempo


. Viene su voz la historia que te canta?

84
Nave·de Claudia acércame a tu orilla
Dile que lo amas

Torre de Claudia aléjale el olvido


Blancura azul fa hora de la muerte
Jardín de Claudia como por el cielo
Claudia celeste

Nave y castillo es él en tu memoria


El mar de nuevo príncipe abolido
Cuerpo de Claudia pero al fin ventana
Del paraíso

85
EPITAFIO

Tus ojos a la sombra


Del almendro nevado
Solo verán el cielo
Del que hilo mi canto

Yo sé que el polvo insomne


Ya no guarda tus músicas amadas
Que alguien te dice para siempre
Maravillas que hacen el alma

Y aún mi corazón entre las flores


Así un azul por el abismo
Te siente como hada de los valles de piedra
Llamar a solas de un jardín perdido

86
MADRIGAL DE LA MUERTE

Muy cerca está tu corazón


De encontrar las hojas de otoño
Quizá un tiempo dorado reine
Por los abismos

Tal vez el olvido mortal


Sea el más. puro encantamiento
Y aun la rosa impronunciable
Llegue volando

Muy cerca tienes la mirada


Del desvelado para siempre
¿ Quién podría cerrar los ojos
En ese cielo?

Tal vez el polvo te transforme


En la luna desconocida
Y alguien se pierda y no regrese
Bajo esa luna

87
MADRIGALES DE VIDA Y MUERTE
¡Ah de la vida! ¿Nadie me responde?

QUEVEDO
QUIERO APENAS UNA CANCIÓN

Estoy cansado de llamar


a la puerta de los que amo,
mi camino se cubre de violetas
y de sombras perdidas de mi canto.

Se ha ido la estación de la azucena


por la muerte que fue una bella fábula;
ahoq1 nadie me conoce,
todos se alejan de mi alma.

No sé qué camino seguir


ni a quién decirle que me ame,
mi corazón tanto ha sufrido
y estoy cansado y se hace tarde.

Quiero apenas una canción


que me traiga tus manos de hada,
una canción para la vida
bajo esta llama de ciprés tan blanca.

Quiero vivir o morir, lo mismo


me debe ser la muerte que la vida.
¿Quisieras tú decirme la canción
de la esperanza o la desdicha?

93
Solo te pido una palabra
y algo del cielo de tu música:
Aguardaré a la sombra de mi otoño
cubierto por las flores y la luna.

Estoy cansado de llamar,


pero nadie me abre sus puertas;
acuérdate de mí en la noche,
azucena de un valle que perdiera.

94
· ME PIERDE LA CANCIÓN
QUE ME DESVELA

¿Quién se ha puesto de veras


a cantar en la noche y a estas horas?
¿Quién ha perdido el sueño
y lo busca en la música o la sombra?

¿Qué dice esa canción entretejida


de ramas de ciprés por la arboleda?
Ay de quien hace su alma de esas hojas,
y de esas hojas hace sus quimeras.

¿De dónde vienes, madrigal, que todo


lo has convertido en encantada pena?
Ay ?e mí que te escucho en la penumbra,
me pierde la canción que me desvela.

95
CALLAR ES BELLO

Callar es bello, a veces,


en la desdicha, cuando el alma
reconoce sus flores
en la muerte encantada;

y oír apenas esa música


de los jardines en desvelo,
mientras caen los pétalos
que nos llevan, insomnes, a otro tiempo.

Callar es bello, entonces,


oír el polvo amado
que pasa por un cielo de violetas
en la noche mortal o el desencanto.

Nada decir, mirar en sueños


la penumbra del bosque,
como un ala que se abre
desde el azul profundo de sus flores.

Oh tú que reinas en la noche,


rosa del par_aíso que no vuelves,
déjame oír tu mágico embeleso
por los caminos de la nieve.

96
Dime, ¿qué azul me guardará en tu cuerpo
. perdido, dime, hay otra forma
de no morir sino es el canto
que se desvela a solas?

Callar es bello en la desdicha


bajo la sombra enajenada,
y esperar a que cierre nuestros ojos
el cielo interminable de las fábulas.

97
EN EL JARDIN PROFUNDO

Ya no puedo escucharte
en el jardín profundo,
donde solías empezar un sueño
de naves blancas por el mar oscuro;

hoy pierdo la memoria


de tus ojos de fábula violeta,
y ahora solo olvido
cubre mis ojos que la muerte esperan.

Ah, si tu voz tornara


por el hilo de leve encantamiento,
si la luna dorada
te dijera las músicas del tiempo.

Nada hay que responda


del ayer de tus pasos,
ni la viola de mi alma por los patios de piedra,
ni la pasión del enlutado canto.

98
NOCTURNO Y MADRIGAL

De tu canción nocturna,
de su lejano paraíso,
guardo para mi muerte
la flor violada del olvido.

Tal vez sea la música


la rQsa que en el polvo
abra sus pétalos oscuros
para que vean otro azul mis ojos.

No sé de dónde viene
la canción que en la niebla
me da lo permanente y fugitivo
del sueño o la leyenda.

Quizá todo me guarde


de ti, rosa de olvido que me llamas,
pero mi alma ya sabe
de la orilla esperada.

Y hacia ella, en la noche,


voy �orno ciego de tu amor, perdido,
como la hoja que el otoño lleva
en alas de su hechizo.

99
De tu canción nocturna,
de su lejano cielo,
guardo para mi muerte
la flor violada del ensueño.

Tal vez nunca respondas


a mi dolor, tal vez mi alma
se olvide para siempre y a las puertas
de tu jardín, perdida y recobrada.

100
SI EL AMOROSO DUELO

La vida se me ha ido
por la desdicha, acaso
sin encontrar ya nunca
las fábulas que he amado._

Si un madrigal nocturno
escribo ahora y para siempre,
si el amoroso duelo
olvida el bien de la rosa celeste,

o el alba que soñaba


ya es pétalo cantado del deseo,
quizá mi muerte sea
la música que hallara por tu cielo.

101
ENCANTADORA
DE LAS HOJAS BLANCAS

Si de la muerte fueras
infierno o paraíso,
si vinieras de un tiempo
de doloroso olvido,

no serías la música
de innumerables alas,
ni te vería en el jardín de polvo
oh encantadora de las hojas blancas.

Si no fueras entonces
pétalo amado de la rosa,
si tu rueca invisible
no hilara un vuelo de celeste alondra,

no tendría mi corazón
ese rumor del desvelado
que nos hace encontrar lo que perdimos
ya vuelto maravilla por el canto.

102
TORNAS AUN DEL SORTILEGIO

¿A dónde descendiste,
a qué región oscura,
para sal.varme de la muerte,
Violeta por la luna?

Pétalo de lo blanco
donde principia el cielo,
las músicas hallaste
y el amoroso encantamiento.

En la mortal noche perpetua


o en el alba desamparada,
tornas aún del sortilegio,
fabuladora de mi alma.

103
DESDE EL ALBA NOCTURNA

En la mirada traes
el silencio dorado
de un algo que ya nunca
tendrá mi cielo solitario.

Melodía lejana
(Oh bosques de la música)
perdida en un plegarse
de violetas oscuras.

¿De dónde vienes, dime,


que tu jardín solo recuerda
las lunas que se han ido
por el valle nocturno? De la ausencia

me traes para siempre


la rosa desdichada
de la canción que amamos,
deshojándose ahora en mis palabras.

¿Dónde estuviste que tu cuerpo


sabe de otra canción y vuelves
cubierta por el polvo
de una pena mortal? ¿De qué cipreses

104
eres la reina custodiada
en el huerto imposible?
De ti todo lo alejas
como las flores que en la muerte viven.

Yo anduve tras el sueño,


enajenado por mi alma,
buscando, sin hallar, en mis penumbras
las puertas de tu casa.

Ahora solo tengo


tu secreta ilusión inalcanzable,
. oh azul hoja de otoño
y el canto en qué nombrarte.

Pero qué lejos ay


también de mis palabras,
qué ausente de mis manos
y el sortilegio don·de habita el alba.

Vago solo por tu país


lejano de mí mismo y para siempre
llamándome en tu sueño
por los caminos de la rpuerte.

En la mirada traes
el silencio dorado
de un algo que ya nunca
tendrá mi cielo solitario.

Si me nombraras desde ti,

105
si me nombraras ay si me nombraras,
mi corazón pudiera _entonces
ver. tu sombra cantada.

Pero me llaman sin cesar


desde el alba nocturna,
y a ti que ya eres polvo
pétalo desolado de su luna.

106
EN SOLEDAD ESCRITO

Solo, a veces, de noche


tu blancura que reina
aún en los cipreses
o en el patio mortal de lo que sueñas,

deja en mi cor�zón
y en soledad escrito
lo que pudo ser hombre
de un tiempo que cantara el paraíso.

Solo, a veces, presiento


que a los cielos del alma
ya no los teje nadie y son apenas
el polvo de tus fábulas.

107
MADRIGAL DE LA LUNA

Es esta luna, amada,


su sueño nos convierte
en hojas blancas
para la muerte;

escucha, viola y polvo,


el canto que nos dona
· la blanca reina
que no perdona.

Ay del cielo en mi alma


si el soñador no quiso
fabular en tus ojos
el paraíso.

¿No hay nadie que responda,


que por piedad nos lleve
a donde no se oiga
caer la nieve?

¿No hay ilusión acaso


o esperanza? ¿Ninguna
música que no hechice
la blanca luna?

Ah del jardín-profundo
en todo lo perdido,
108
qué lentamente caes
polvo de olvido.

Es esta luna, amada,


que por el alma vuela,
violeta soñadora
que nos desvela;

iremos a su reino
si tantas veces
nos llama con sus cedros
y sus cipreses.

Acércate a mi alma
por los rumores
de alguien que�pasa
entre las flores:

Tal vez la ena)enada


que en su conjuro
se pierde por encanto
de un Rey oscuro.

Vámonos a la isla
. donde está ella,
la sombra despiadada,
leve doncella.

Es esta luna, amada,


perderemos la vida
por su blanca figura
que no se olvida.

109
AMARA YO EL OLVIDO

Felicidad en ruinas
Lo que han visto mis ojos
Volver al tiempo amado
Ya fugitiva música del polvo

(Nada tendrá el amor


Si en jardines o nieve
La Quimera le cuenta
Del valle de la muerte)

Felicidad en ruinas
Lo que ha visto mi alma en el encanto
Amara yo el olvido
Y el reino de las hojas que he encontrado

110
DESDICHA DE LOS SUEÑOS

Desdicha de los sueños


pasados, y mis voces
perdidas, que nombraban
las piedras o las flores.

Por el bosque platéado


volabas, ciervo leve·,
como canción o rama
florecida en la muerte.

Quién sabe de qué tiempo


vendrían en su música
las almas que eran blanco
nocturno de esta luna.

Tornaban en la sombra
las voces encantadas:
Desdicha de ese polvo
que cae sobre el alma.

111
EL EMBELESO DE LA MUERTE

Si no estuvieras tú
nada sería de mi vida,
por esa rama blanca
de la tarde en penumbra que la hechiza.

Volvería a sentir
el embeleso de la muerte. ¿Dónde
quedó aquella alma o pétalo
de mi demonio, rosa que conoces?

No dejes que me pierda


nuevamente su canto,
sálvame de la reina de la noche
y de las flores de su almendro blanco.

112
AUN AMARA EN SUEÑOS

-
Si pudiera olvidarte
Violeta, lo que canto
no tendría el color de la desgracia
ni mi alma escuchara las hojas de lo blanco;

si el tiempo floreciera
· bajo otra luna amada por nosotros,
y a la flor de la muerte
nieve no fueran por _piedad tus ojos,

tal vez mi corazón


sería pétalo azul; silente viola,
y aún amara en sueños
por dorados·países mi corazón en sombra:

113
AZULES DE OTRA LUNA

Desolación al alba
de quién busca en la cámara encantada
las músicas o sueños
del olvido nocturno ..

¿Dónde encontrar ahora


tus ojos que de nieve
se cubren, o las flores
que tal vez hoy serían nombres del paraíso?

¿No es esta la desdicha,


hacer del alma un sueño
como a esas reinas de la muerte, blancas,
que solo guardan sombras, azules de otra luna?

114
MADRIGAL DEL ENCANTADO

En el perdido cielo
tu blanca vestidura
va guiando mis pasos
como las sombras de la música.

Yo soy el encantado
i:lel sueño o el destino,
el que retorna de la muerte
con ui:ia rama de ciprés florido.

¿A dónde me conduces
de tu mano o estrella?
Dime ¿qué bosque es este?
¿Qué flores de otra primavera?

¿Acaso la penumbra
que anuncia un paraíso,
el edén que soñamos
en cada rosa de pasión escrito?

Solo sé que me llevas


por un cielo de historias nunca oídas
que hablan del encantado
y su amarga desdicha.

115
¿Pero a dónde mis pasos
en la noche y el alba?
Tal vez mi corazón
se reconozca en tu palabra amada.

Y, así, por su camino


perdido y encontrado,
torne a soñar, y el sueño sea la vida,
y la muerte una fábula del canto.

116
ESCRITO PARA TI, EN TU NOMBRE

Pudiera ser que un día


retornaras al tiempo,
cubierta por las flores
que rec�)ste en el perdido sueño.

Pudiera ser también, Violeta,


siempre en el cántico nombrada,
que me dijeras de la blanca orilla
donde ahora es pasión y amor tu alma.

¿Me contarás en qué país nocturno


cantas para qu� el cielo se desvele,
o abra s't.ts puertas al dolor del hada
que hila en tu corazón para la muerte?

Pudiera ser que recordaras


escrito para ti, en tu nombre,
aquel madrigal de la vida
que habla de un cuerpo entre las flores.

117
EL QUE NO HA DE CONTAR ?U FABULA

¿Por qué esta reina dolorosa


que en la noche de mi alma canta:
Deja los huertos de la vida,
bella es la muerte, cuéntame tu fábula?

¿Por qué este oscuro madrigal


preguntándome siempre: cuándo
dejarás la rosa del tiempo,
torna, torna que te esperamos?

No sé de dónde es esta voz


que me ofrece el olvido de su música,
no sé qué azul de otra palabra
me quiere dar su pétalo o su luna.

A veces hablo de la vida,


digo que la vida es amarga,
y alguien que no conozco, en sueños,
me vuelve su canción de hojas doradas.

¿Pero qué podría decirte


desde las ruinas? ¿Qué podría
decir quien todo lo ha perdido?
¿Cómo hablarte de mi desdicha?

118
'
Si fui feliz ya no lo soy,
ni me recuerda lo pasado,
quisiera callar para siempre
y no volver a la ilusión del canto.
'•

No me dejes mirar tus ojos


ni la madera de tu barca.
Mi vida es esto y nada más, '

Déjame, reina dolorosa,


déjáme ser el que no vuelve,
el que no ha de contar su fábula
sino a las hadas de su muerte.
NO VUELVAS A TU REINO

No vuelvas a tu reino
que la rosa es cristal, ciprés el cielo,
y guarda las cenizas
de la palabra o del,encantamiento.

Verías, si tornaras,
su cuerpo ya de piedra
donde se teje la desesperanza,
y en sus ojos el gris de la Quimera.

Vuelve más bien a la doliente isla


donde tu corazón es viento y polvo,
vuelve a tu nave púrpura
que eres de sueño y mar, amargo y solo.

Ah de tu alma, nadie te responde


en el otoño, cielo de la ausencia:
La luna que ahora ves ya no es tu luna
y es tu bosque el ayer de otras violetas.

120
PRELUDIOS
A Martha María
y Alicia Quessep Arboleda
A thing of beauty is a joy for ever

JOHN KEATS
ELEGIA

Nada tiene ese azul


para darte la dicha,
nada esos árboles donde habitan
princesas que no son de la tierra.

Escuchas una sonata de Mozart, y piensas


que solo el sufrimiento redime,
pero no has mirado tu corazón
entre un bosque de lirios.

Nada tiene esa luz con sonido de rama antigua,


con tristeza de pájaro caído en la nieve,
que pueda entre su magia purificarte,
darle a tu vida un tiempo amoroso.

Sabes que ya has perdido,


y aún conservas la esperanza, un vuelo;
¿de dónde te viene ese poder
que miras cara a cara a la muerte?

Buscas tu canto, el amor que te salve,


infatigable en tu ascenso por reinos de la aurora;
nada tiene ese azul y nada encuentras
si no es un cuerpo abandonado entre nubes.

127
EN SU ALA PROFUNDA

La hoja seca suena


con el rumor
de las praderas antiguas.
¿Quién sabe qué países
no conocemos,
qué cielos no oímos
en su ala profunda?
La hoja seca se mueve
de nuestras manos
a nuestra alma:
Caemos en su red de sortilegios
y escuchamos el canto
del hada de ojos de terciopelo,
o vemos a la muerte·
de pie en el umbral de nuestra casa,
en el umbral de ciprés
donde nos visten de reyes
con una túnica
y un cetro de palo
y nos azotan con ortigas
y nos coronan de flores moradas.
La hoja seca vuela
con esa música
de las praderas antiguas
que veremos un día
bajo el rumor del alba o la noche.
128
QUIZA TODO HA PASADO

Quizá todo ha pasado


y ya nada hay que hacer,
quizá toda la nieve ha, caído
y la primavera también es ceniza.

Tal tiez nunca se oigan


estas palabras, su rumor
que viene desde adentro
con pájaros o nubes y hojas secas.

Pero mis ojos buscan y hallan


lo que no tiene nombre, lo que nace.
de una mano celeste, o miran
un cuerpo dorado con asombro, unas flores.

Posiblemente se ha perdido
el gozó de vivir un día más,
pero hay algo que no conocemos
y espera nuestra canción en el alba.

Entonces un secreto,
la verdad que es el amor, su belleza,
quiera posiblemente darnos
para la muerte su más hondo cielo.
,-
QUIEN AMA LA PENUMBRA MELODIOSA

La desdicha me acerca a mi destino


y a mi naturaleza verdadera,
la desdicha, que hace fantasía y palabras
del telar rumoroso de la vida.

Esperanzas no tengo si no es en la leyenda,


vive el poeta a solas y su canto es su cielo.
Quien ama la penumbra melodiosa
despertará del polvo entre alas y violetas.

Por eso hoy quiero estar tan solo como nunca


y ver las maravillas de la muerte:
Afuera hay un jardín y alguien, en sueños,
me da un ramo de flores y se aleja cantando .

..
LO QUE DEJO LANIEVE

El día azul termina


sobre la hoja múltiple; en el patio
quedan aún las huellas
del invierno pasado.

¿Qué dios entre la música


r · primaveral decide
nuestro destino? ¿Qué aire venturoso
para el amor existe?

Lo que dejó la nieve


ya es hermosura, instante de aquel cielo
donde vuela la alondra que hace al alma.
¿Quién eres tú que duras en el tiempo?
EL AZUL DE UNA CALLE PERDIDA

A ella debes este gozo


de la mañana: cantan pájaros
en el jardín, y sabes
que una canción más pura nace de ti.

Como exiliado miras el mundo


detrás de la ventana;
los pinos, lejos, entre la niebla ·son el viento
mientras el fuego del hogar está apagado.

Quieres un cielo que no diga


de las flores marchitas, y oyes su música, oh blanca
sombra
que vienes de un lejano país, yo amaba
aquello que dijiste entre bosques plateados.

A ella debes este gozo


del corazón, aunque la muerte
ronde bajo la luna, llamando
como el que encuentra una puerta cerrada.

Nada importa el destierro si unas manos


entre la niebla se acercan y aunque ligeras
tocan tus ojos y te han hecho mirar s
el azul de una calle perdida.

132
PRELUDIO PARA UNA ELEGIA

Ahora te recuerdo,
cómo va mi pasión tras ti, enlutada,
perdido lirio entre las ruinas
que se elevan al cielo. El alma sueña
lo que no hallamos y hace de ello un canto,.
donde amor y belleza
son una sola luz de música,
plácida hoja que en el aire
refleja su jardín y el otro, llama
que en el azul no ha de ser la ceniza.

Anduviste a mi lado
por las calles doradas de Venecia
en el otoño, cuando las hojas y la luna
envuelven los palacios
con ese resplandor tenue de los espejos,
cuando apenas un ala de paloma
turba la paz de los canales
como un aire que llega del cielo
y trae las músicas
que repiten la piedra y nuestros ojos.

Cuánta hermosura y dicha


por calles, donde entre árboles de sombra mágica,
la muerte ya esperaba

133
tal vez como una reina vestida de blanco,
sin que ni tú ni yo sintiéramos
su edénico rumor de alondra,
fábula que se teje
del tiempo a nuestras manos,
sin que nada en nosotros revele que ya somos
pétalos de la rosa indescifrable.

¿Quién no se pierde en ti, felicidad,


por ese patio o cielo que hay de alma a alma
como una pasarela en el abismo?
Creíamos en un país balsámico
y en el canto que purifica de la muerte.

Venecia nos amaba, y a ti, colmándote de flores,


te ·dio ese azul del mar
que presiente el jardín de la desdicha.
Ahora estás contigo, sola en tu noche de pasión,
y reinas en la isla de cipreses dorados.

134
AZUL NOCTURNO

Tras la piedra del sacrificio


desvelada vas con tus flores,
te pérsigue el azul nocturno
que hace mi canto.

Vuelas por pétalos oscuros,


por jardines inhabitados,
y la luna, perdida en ti,
no halla su cielo.

Ah, si llegaras como entonces


anunciando la primavera,
pero tus manos solo tienden
a las moradas.
Te recuerdo cuando venías
y era tu paso el arco iris,
entrabas al bosque perpetuo
dándome el alma.

El firmamento nos ha abandonado,


su duración es de la muerte;
donadora de amor ¿en dónde guardas
tu don celeste?
Nadie te ha conocido, nadie
sabe de qué país o hechizo
llegas quemada por la rosa
del infortunio.

136
LA CULPA

¿Quién te aleja del valle imaginario,


o te llama con músicas de la esfera celeste?
¿Quién recubre tu cuerpo de hojas moradas,
transparencia que nuestro amor abandonas?

Solo días fugaces en la tierra estuviste,


en el oscuro azul, haciendo que la dicha
volara en nuestras almas, oh ala sin sombra
de las flores perdidas de la muerte.

¿No puede el hombre ser feliz? Por un designio


escrito en su memoria, lo dorado del tiempo
se mueve en la ceniza y aparecen la culpa
y la caída, pues todo edén es transitorio .

Por eso, en vano recorremos países sin nombre,


bosques plateados del atardecer, buscando
como el amante en soledad, el embeleso
de un cuerpo bello dócil a los labios y el alma.
LA CULPA

¿Quién te aleja del valle imaginario,


o te llama con músicas de la esfera celeste?
¿Quién recubre tu cuerpo de hojas moradas,
transparencia que nuestro amor abandonas?

Solo días fugaces en la tierra estuviste,


en el oscuro azul, haciendo que la dicha
volara en nuestras almas, oh ala sin sombra
de las flores perdidas de la muerte.

¿No puede el hombre ser feliz? Por un designio


escrito en su memoria, lo dorado del tiempo
se mueve en la ceniza y aparecen la culpa
y la caída, pues todo edén es transitorio.

Por eso, en vano recorremos países sin nombre,


bosques plateados del atardecer, buscando
como el amante en soledad, el embeleso
de un cuerpo bello dócil a los labios y el alma.

137
EL ESCARNIO

Tanto cielo que tuve,


tanto que fue el edén, lo que los hombres sueñan,
a los cuarenta años de mi vida
ya nada puedo amar de la quimera.

Vino el dolor, de pronto


vino la muerte, con jazmines morados,
y no quisiera el luto,
pero me visten a la fuerza.

No espero sino el escarnio, la burla


de quienes saben que la dicha no existe,
mas quién podrá decirme
' ¿cuál reino es este que abre sus puertas para
el cielo?
ALGUIEN ME NOMBRA

Sólo en el alba escucho un canto,


un ala de los bosques
que-podrían ser la dicha,
la redención acaso.

Sófo en esa penumbra


que hace la palma bajo el aire celeste
alguien me nombra, y pienso entonces
que no todo he perdido de la vida.

Siquiera hay una música que me ama,


y existo para alguien., para un azul o reino solitario,
pero es fiel mi demonio y torna el sufrimiento,
mi pasión en los valles de la nieve.
CRISALIDA DE POLVO

Estaremos aquí
toda la vida,
entre las piedras
de la ciudad muerta.
Nadie nos dijo cuándo hemos partido,
que regresar no era posible;
y ahora lo sabemos,
las flores de la Isla
son espejos oscuros
donde el Encantador
cierra las puertas del cielo,
o hace caer las hojas
en un pozo blanco.
Nos damos cuenta ahora
que en la mirada nuestra
habita una crisálida de polvo,
que estaremos aquí
hasta el final de toda primavera,
esperando a que vuele la celeste
mariposa, y el mar retorne a nuestra barca
AVENTURARSE EN EL PASADO

En el huerto, donde los pájaros son el alma,


caen los pétalos, vencidos por el gris, y un canto
que aún recuerda el paraíso, transcurre
como los ojos de nuestras amadas por el atardecer.

Todo pasado es bello y habla una lengua desconocida,


la fuente nos dice historias lejanas,
o la hoja seca entre las páginas de un libro
nos lleva de la mano hasta su árbol de fábulas.

También la muerte se hace bella en un rostro,


y oímos su rumor que nos fascina, su oleaje,
pero ¿no los recubre un polvo antiguo como el cielo,
un polvo mágico del que no se puede escapar?

Entonces, ¿a qué aventurarnos por regiones doradas,


a qué la búsqueda de un paraíso inútil?
¿Qué pasos en el jardín pueden reemplazar a la vida,
la vida que nos llama día a día a su ronda?

Aventurarse en el pasado como buscador de tesoros,


con una canción para despertar a los que fueron:
Oh tú que vigilas el puerto donde están los seres
perdidos,
no permitas que nuestra barca se acerque.

141
MADRIGAL DE ARLENE

La luz que te rodea


eres tú misma deslizándote
por la hoja celeste
nacida de un jardín donde la muerte no es posible.

Sé que a tu cuerpo sigue


la dorada estación,
y esa danza en el tiempo, inmóvil,
consagra la primavera en mis ojos�

142
LA NOCHE DEL CIELO

No quiero sino el amor


que me acerca a los míos,
o la noche del cielo
donde me espera la barca desierta de flores.

Juzgadme si queréis,
pero deseo irme
al mágico Jardín que en nuestra vida
teje y desteje la invisible rosa.

Solo quiero el amor,


lo celeste, lejos de todo;
¿no existo acaso por tu música
perdida calle del alma?

Una cosa bella es un goce eterno


en mis ojos de fábulas y polvo;
por la noche del cielo
me lleva la barca desierta de flores.

143
PARA HACERTE A LA MÜSICA

Necesitas de todo, de los caminos grises,


de las hondas penumbras
o las luces del alba,
de pájaros que cantan aun en el silencio;

necesitas del cielo


y la hoja de otoño,
de unas manos vacías o el amor que no vuelve,
de la blancura de la nieve;

nec.esitas de todo para el sueño,


para hacerte a la música de los azules más distantes,
para que al fin tu alma
tenga confianza en la muerte.
PRESENCIA DICHOSA

¿De dónde vienes, dime, en esta hora


de luz, que entre la magia de los pinos
tus manos son el cielo y como antes
amorosa visión al polvo llegas?

El tiempo no transcurre. Ya es un canto,.


hondísimo rumor de hojas o nubes.
Oh tú que descendiste de la dicha,
cuéntame si el edén es solo un sueño.

Destino del poeta es el amor.


En tu país sin nombre ¿acaso has visto
a la que amó mi alma, a la celeste
pasión que me redime de la vida?

Vienes y pasas y tu cuerpo vuela


desvanecido en músicas y amores.
Ante la rosa azul del paraíso
mis ojos quedan para siempre abiertos.

145
PRIMERA MARAVILLA

Miro el jardín, los niños juegan


a la ronda, el almendro de corteza blanca y dorada
les da su reino, y todos saben
que están en el umbral del paraíso.

Nada inquieta esos ojos abiertos


a la primera maravilla del mundo,
nada detiene el vuelo
desvanecido en músicas y nubes.

Solo mis ojos guardan


dolor y muerte, -solo la miseria del tiempo
convierte en polvo la ronda que amamos-,
y no hallan paz en lo bello del canto.

Los niños siguen en su juego,


y en el jardín, cuando torna la luna,
un resplandor de flores me persigue,
pero mi alma no encuentra lo dorado del cielo.

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