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Pautas para superar el pánico a

hablar en público
Este trastorno se conoce con el nombre de
glosofofia y quien lo padece experimenta desde un
bloqueo mental hasta episodios de ansiedad,
aspectos que influyen tanto en su rendimiento
profesional como en el desarrollo de su vida
personal.
10 DE AGOSTO DE 2018 - 10:37 CEST BY GTRESONLINE





Cuando nos encontramos ante una situación en la que debemos hablar en


público no siempre es fácil. Algunas personas aún habiéndose preparado la
exposición no consiguen explicarse con claridad, frenan el contenido, se
quedan en blanco, recurren a 'coletillas' o no consiguen captar la atención de la
audiencia a la que se dirigen. En la mayoría de los casos, podríamos estar
ante un episodio de glosofobia. Este término, que hace referencia al miedo
a hablar en público, es más común de lo que se piensa. Según datos de la web
de referencia glosophobia.com, el 75% de la población padece esta
especie de 'pánico escénico'. 
Aunque pueda considerarse una cuestión puntual, sus consecuencias
van desde un bloqueo mental hasta ansiedad, y se reflejan tanto en el
rendimiento profesional como en la vida personal. Sin embargo, existen
numerosas técnicas que garantizan un discurso exitoso. No son pocos los
expertos e instituciones profesionales que destacan la importancia
de formarse y ensayar este tipo de estrategias para hablar en público.
"La adrenalina que se produce cuando tenemos miedo es un componente
necesario que nos anima a hacerlo bien. Lo que tenemos que aprender es a no
dejar que el miedo juegue en nuestra contra; esa chispa debemos usarla en
nuestro favor", explica la Dra. Janaína Mendes Laureano, del Instituto de
Comunicación, Habla y Lenguaje de Vithas Internacional.
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Combatirla paso a paso desde casa


Investigadores de la Universidad de Harvard se refieren a la glosofobia como
un trastorno en el que se combinan el propio carácter de la persona y la
incertidumbre. "La realidad es que hay gente que se siente más cómoda en
ambientes socializadores mientras que hay otras que lo están menos, es un
hecho que no podemos cambiar por nuestra predisposición
genética" explica el especialista en discursos Steven D. Cohen. Sin embargo, el
experto indica que lo que sí se puede modificar es la incertidumbre, que puede
estar relacionada con cómo se perciben nuestras ideas, cómo seremos
juzgados y qué impresión dejamos en el público. Para hacer frente a
ello Cohen ofrece tres consejos: visualizar los pasos a seguir desde que
entramos en la habitación hasta que triunfamos, recurrir a técnicas de
relajación y practicar en diferentes ámbitos y delante de objetos como cámaras
o espejos, para vernos a nosotros mismos. 
Por su parte, Júlia Pascual, psicoterapeuta del Centro de Terapia Breve
Estratégica de Giorgio Nardone, ofrece más recomendaciones. La primera de
ellas, afrontar los miedos con la técnica de la peor fantasía, que consiste en que
"la persona debe de concentrar todos sus miedos y peores pesadillas en un
tiempo determinado y concederse estar mal pensándolos . Esto provoca
que, paradójicamente, que cuanto más se provoca estar mal, menos mal
se pone". Una suerte de terapia de choque que puede conseguir que el sujeto
gane en coraje. El segundo consejo es declarar nuestra fragilidad , hacer
referencia a los nervios y pedir disculpas al inicio de la exposición puede
ayudarnos a sentirnos más liberados y con una fuerza mayor. "Además,
neurológicamente, ralentizar el habla también ayuda a que uno se auto-
regule física y emocionalmente ". De esta forma, indica la experta que
hablar más despacio puede ser un recurso para controlar el ritmo de nuestra
voz.
Para que un discurso tenga éxito hay que conocer a la
audiencia
Una vez superado el ‘pánico escénico’, el siguiente objetivo será intentar
conquistar a los oyentes. Luis Pastor, profesor de Comunicación de la
Universidad Oberta de Catalunya, apunta que el propósito final siempre es
"persuadir a los demás". En cuanto a la forma de expresarse más
efectiva recalca que las frases deben ser cortas y que es necesario repetir una
palabra clave al menos tres veces. "Contar una buena historia al principio que
tenga relación directa con el mensaje o captar la atención con una
serie de preguntas son dos fórmulas con las que consigues esta implicación
emocional", añade Pastor.
Cuando la situación nos resulta más difícil de lo habitual y buscamos acabar
con este miedo, se recomienda acudir a un profesional de la psicología que
pueda profundizar en el caso con seguridad. "Como sucede con cualquier otro
temor recurrente, el tratamiento se articula en dos direcciones que
contribuyen a que descienda el nivel de miedo experimentado: por un
lado adquirir gradualmente la capacidad para afrontar la situación temida  y,
por otro lado, revisar posibles experiencias vitales anteriores con las
que el miedo actual se relacione e incrementar la habilidad para regular esta
emoción tan humana", detalla Pablo Palomero Fernández, psicólogo en
Quercus Psicología y Salud y profesor asociado de la Universidad de Zaragoza. 

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