Sei sulla pagina 1di 36

Universidad de la República

Facultad de Psicología

Trabajo final de grado


Modalidad Pre-proyecto de Investigación

Prevalencia del bullying en Centros Educativos Públicos y Privados de los barrios Centro y
Cordón de la ciudad de Montevideo.

Estudiante: Carlos Juanvelz CI 4.360316-2


Tutor: Prof. Adj. Mag. Evelina Kahan
Revisor: Asist. Mag. Alfredo Parra

1
Índice
Resumen ……………………………………………………………..… Pág. 3
Abstract ...…………………………………………………………....… Pág. 3
Fundamentación …………………………………………………….… .Pág. 3
Antecedentes ……………………………………………………….….. Pág. 6
Marco Teórico…………………………………………………….…… Pág. 12
Manifestaciones de Bullying ……………………………………... …...Pág. 13
Agresores …………………………………………………………........ Pág. 14
Víctimas …..………………………………………………………........ Pág. 15
Espectadores …………………………………………………….... …...Pág. 16
Impactos negativos en la salud mental………………………………….Pág. 17
Problemas de Investigación …………………………………………….Pág. 17
Objetivos General………..……………………………………………...Pág. 18
Metodología ……………………………………………………….........Pág. 18
Muestra………………………………………………………………….Pág.19
Instrumentos a utilizar…………………………………………………..Pag.20
Consideraciones Éticas………………………………………………….Pág 21
Cronograma tentativo de ejecución ………………………………..........Pág. 22
Referencias bibliográficas ………………………………………………Pág. 23
Anexos
Anexo 1: Consentimiento informado para padres……………………….Pág.29
Anexo 2: Consentimiento informado Directores y Maestros……………Pág. 30
Anexo 3:Formulario Estudiantes………………………………………...Pág. 31
Anexo 4: Cuestionario a Directores………………………………...Pág. 32
Anexo 5: Cuestionario a Maestros…………………………………..Pág. 32
Anexo 6: Cuestionario Escala de Agresión entre Pares………………….Pág. 32
Anexo 7: Auto-test Cisneros Acoso Escolar..............................................Pág. 35

2
RESUMEN

El presente pre-proyecto de investigación busca indagar la prevalencia de bullying o acoso


escolar en centros educativos de enseñanza primaria de los barrios Centro y Cordón de la ciudad
de Montevideo; esta muestra estará compuesta por tres instituciones públicas (Escuela N°.o 79
“Daniel Fernández Crespo”, Escuela N°6 “Estados Unidos” y la Escuela N°o 148 “Brasil”) y por
tres instituciones privadas (Escuela primaria Asociación Cristiana de Jóvenes, Escuela José
Pedro Varela y Edu Scholl). Asimismo, abarca los grados correspondientes a cuarto, a quinto y
sexto año.
Se considera de relevancia estudiar este fenómeno debido a las graves consecuencias físicas,
psicológicas y sociales que éste genera en todos los sujetos participes de él, por lo cual es
fundamental identificarlo.
Será un estudio no experimental de tipo transversal descriptivo, con enfoque metodológico
mixto, por lo que se combinarán metodologías de investigación cuantitativas a través de la
aplicación de Cuestionarios autodministrados. Cuya finalidad será conocer la prevalencia de
bullying en los centros educativos mencionados, elaborar estrategias para prevenir y/o afrontar
el bullying e intervenir en casos considerados de riesgo.

Palabras clave: Bullying, Acoso escolar, Prevalencia, Institución educativa.

ABSTRACT
This pre-research project seeks to investigate the prevalence of bullying or bullying in primary
schools in the Centro and Cordón neighborhoods of the city of Montevideo; This sample will be
composed of three public institutions (School No. 79 "Daniel Fernández Crespo", School No. 6
"United States" and School No. 148 "Brazil") and by three private institutions (Primary School
Christian Association Youth, José Pedro Varela School and Edu Scholl). It also covers grades
corresponding to fourth, fifth and sixth.
It is considered of relevance to study this phenomenon due to the serious physical, psychological
and social consequences that it generates in all the subjects involved in it, so it is essential to
identify it.
It will be a non-experimental descriptive cross-sectional study, with a mixed methodological
approach, so quantitative research methodologies will be combined through the application of
self-administered questionnaires. Whose purpose will be to know the prevalence of bullying in
the aforementioned educational centers, develop strategies to prevent and / or deal with bullying
and intervene in cases considered at risk.

3
Keywords: Bullying, Prevalencia, Educational institution.

1. Fundamentación:

La palabra bullying fue acuñada por el psicólogo noruego Dan Olweus (1998), quien
comenzó sus estudios en el tema a partir de suicidios en adolescentes víctimas de acoso escolar
en la década de los setenta. Olweus uno de los precursores en la investigación sobre la temática
de bullying, acuñó este término por su semejanza con la palabra mobbing la misma refiere a un
hostigamiento similar pero en el ambiente laboral. Las investigaciones realizadas por Olweus
fueron publicadas en 1973 en Suecia y en 1978 en Estados Unidos. Gracias a sus estudios e
investigaciones logró que se aprobara una ley en los parlamentos de Suecia y de Noruega contra
el acoso escolar en 1990.

También es interesante destacar el significado etimológico del término, proviene del inglés
“bull”, que significa toro. Este animal está asociado a una figura de fuerza y superioridad, que
ejerce un predominio sobre los demás. Al castellanizarlo se define como acoso escolar entre pares,
intimidación, matonaje u hostigamiento. El término se acuñó luego de que en 1966, Konrad
Lorenz describiera por primera vez el “mobbing” (en español acosar, perseguir, arremeter en
masa) entre las aves mientras las observaba atacar a un depredador. Esta conducta la atribuyó a
los instintos arraigados en la lucha darwiniana por sobrevivir y, en su opinión, los seres humanos
están sujetos a similares impulsos innatos, pero pueden quedar bajo el control racional.

El acoso escolar o bullying constituye un problema importante y con múltiples repercusiones


en la sociedad actual, produciendo consecuencias nefastas en la salud psíquica de niños y
adolescentes (Caralt y Miquel, 2006).

Es en el ambiente escolar en el que el individuo se desarrolla a nivel académico, social,


psicológico y cultural, y por esto se debería propiciar un entorno social seguro y apropiado para
el buen desempeño del alumno. Existen investigaciones que tratan el tema del acoso escolar que
demuestran cómo las víctimas del bullying se ven afectadas por esta situación, que luego
genera problemas psicosociales que pueden derivar en patologías psíquicas tales como la
depresión, los trastornos de personalidad, la ansiedad e incluso a veces puede desencadenar un
suicidio (Gálvez, 2010).

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la violencia que se
ha constatado en Latinoamérica ha tomado el carácter de “[…] problema epidémico” (Mazur,

4
2010) consideran al bullying como un tipo específico de violencia que ha venido en aumento
según los aportes de varios investigadores. Así, Arroyave (2012) sostiene que al ser el acoso
escolar un fenómeno global con impacto a nivel personal, familiar y social, existe una necesidad
imperiosa de identificarlo. Además, para Krug et al. (Citado en Lozano,2010) este fenómeno “[…]
es una importante causa de morbi-mortalidad en niños y adolescentes” (p. 24). En la misma línea,
Loredo, Perea y López (2008) consideran que tanto las víctimas presentan mayor riesgo de
padecer “[…] síntomas depresivos e ideación suicida, pasando por trastornos del sueño, enuresis,
dolor abdominal, cefalea, malestar general, ansiedad, baja autoestima, sensación de rechazo
social, aislamiento, marginación, y en general una autopercepción de minusvalía física, social y
hasta económica” (p. 212).

La Organización Panamericana de la Salud (OPS), y la OMS (2014) expresaron su


preocupación por la salud de los adolescentes de América. Se hizo hincapié en que la primera
causa de mortalidad en varones adolescentes es la depresión, que se encuentra dentro de las
primeras causas de enfermedades y discapacidad (OPS y OMS, 2014). Novo et al. (2013) estiman
que aquellos sujetos expuestos a una victimización sostenida en el tiempo tienen un alto riesgo
de padecer depresión. Según la OMS (2012), de los seiscientos mil suicidios que se constataron
la mitad se relacionaba con el acoso escolar: de continuar así, dentro de diez años se perderían
ochocientas cincuenta mil vidas a causa del bullying

2. Antecedentes

A nivel nacional existen algunas investigaciones sobre el bullying, dentro de las cuales cabe
destacar una que fue pionera en nuestro país. Se trata de la realizada por Cajigas, Kahan y Luzardo
(2004), quienes han contribuido a la comprensión del fenómeno al evaluar el comportamiento
agresivo entre jóvenes, y desde lo metodológico al adaptar y validar la Escala de Agresión Entre
Pares a nuestro medio (Bullying, Fighting and Victimization de Bosworth, Espelage y Simon (en
Cajigas, Kahan y Luzardo, 2004).

Para dicha investigación se tomó una muestra de 607 estudiantes de entre 11 a 17 años
pertenecientes a Ciclo Básico (los primeros tres grados), que concurren a un centro liceal ubicado
en la periferia de la ciudad de Montevideo. Como resultados obtuvieron que los varones tienen
mayor predisposición a la violencia, y que controlan menos los impulsos que las chicas. Estas, a
su vez, tienen mayor influencia conciliadora por parte de los adultos de su entorno que los varones.
Con respecto al grupo de pares con conductas transgresoras, los varones se vinculan más con
dichas conductas respecto a las chicas.

Otros resultados evidenciaron que las conductas solidarias se presentan de igual modo para ambos
sexos, y va aumentando con la edad (Cajigas, Kahan y Luzardo, 2004). Según esta investigación,

5
en general las conductas agresivas y la vinculación con amistades transgresoras suelen
incrementarse con la edad, al tiempo que la influencia del mundo adulto va disminuyendo: a
medida que van creciendo comienza a aparecer un mayor control de impulsos (Cajigas, Kahan y
Luzardo, 2004).En lo que al género respecta, los jóvenes (26%) están más expuestos a ser víctimas
de acoso en relación a las chicas (14,3%). Los autores muestran que en referencia al género había
una diferencia, el doble de los chicos en relación a las jóvenes afirman haber sido objeto de
maltrato o víctima, la causa según los autores se deba a que la agresión física es más común en
los varones. (Cajigas et al., 2013, pp. 95-97) En la muestra analizada por los investigadores
nacionales se indaga sobre la prevalencia del acoso entre pares según el factor “bullying” y se
demuestra que alcanza a un 15% del total. Con respecto al factor victimización de la EAEP el
17% de los adolescentes escolarizados se sienten acosados y en relación al género no encontraron
diferencias importantes entre las chicas y los jóvenes. No obstante, los varones presentaron
puntajes bastante más altos en la “pelea física”. No hallaron diferencias referentes a la
victimización ya que tanto las chicas como los chicos pueden ser víctimas en igual medida.
(Cajigas, 2013, p.73) Estos mismos autores en relación a la percepción de peligrosidad el 10% de
los chicos encuestados percibe conductas de riesgo en centro educativo de manera frecuente y un
48% lo considera medianamente frecuente. Un porcentaje de 60% afirma haber observado
situaciones altamente riesgosas. En cuanto al género los chicos son más sensibles que las chicas
a la peligrosidad. Un 12% los chicos y las chicas un 8%. (Cajigas et al., 2013, p.90).

Lozano et al. (2010) busco identificar las situaciones de acoso escolar en un centro liceal
público ubicado en la zona oeste de Montevideo. En total, se encuestó a 203 estudiantes. Como
resultado se obtuvo que un 65 % de ellos estaba involucrado en situaciones de acoso escolar (22,4
% de ellos como agresores, 12 % como víctimas y 30,2 % como víctimas-agresores). En cuanto
a los tipos de agresiones, el 92 % de las víctimas expresó sufrir violencia psicológica, el 48 %
agresiones físicas y el 4 % violencia sexual, mientras que un 40 % declaró padecer las anteriores
manifestaciones de violencia en forma combinada. En cuanto a los agresores se destaca que el 50
% no tiene un motivo para seleccionar a sus víctimas, mientras que el 32 % dice agredir a modo
de revancha y el 13 % porque las víctimas les caen mal. En cuanto a los espectadores se destaca
que el 78,8 % de los encuestados presenció situaciones de acoso escolar, de los cuales el 27,5 %
dijo haber intervenido. En cuanto al género se destaca una mayor victimización en mujeres que
en hombres: 46 % de las mujeres padecen acoso, 86,8 % de las cuales declaró sufrir ataques por
parte de varones y 52,2 % de otras mujeres (los datos sobrepasan el 100 % porque algunas
víctimas son agredidas por ambos sexos) (Lozano et al., 2010).

También debemos destacar la investigación de Pérez Algorta (2006), realizó un muestreo en


cuatro colegios privados de Enseñanza Primaria con alumnos de 6 a 11 años de edad de la ciudad

6
de Montevideo; se obtuvo como resultado que en la mayoría de los casos el abuso se manifiesta
mediante insultos, burlas y agresiones. El 60 % de las veces estas situaciones se producen durante
los recreos, tiempo en que no están tan supervisados por los adultos. Se destacó que los niños
víctimas tienen miedo de ir a la escuela solos, se sienten aislados y se culpan a sí mismos por sus
problemas. Según los especialistas, muchas veces la violencia es psicológica y casi invisible para
los adultos, porque se limita a pequeños actos, sutiles muchas veces. Por otra parte, los niños no
dicen lo que les sucede por vergüenza o temor a su agresor.

Pérez Algorta (citado en Diario Salud, 2006) señala que el tema de la violencia es todo un
desafío, ya que no existen respuestas definitivas y hay ciertas medidas que son necesarias tomar
para poder disminuir los efectos del maltrato. Destaca también que es necesaria la creación de
políticas y de programas contra la violencia que estén diseñados específicamente para cada
escuela, donde los profesores al igual que los padres deberían contar con información de manera
continua que los adiestre en la detección de señales para la prevención del hostigamiento. Otra
consideración es poder contar con espacios para trabajar sobre el relacionamiento en la clase, para
lo cual resulta importante según este autor trabajar con la familia y la escuela simultáneamente
como una forma de apoyo y de brindar educación a los padres. En este sentido, los centros
educativos deben comenzar por aclarar las reglas: “Ya existen, pero no siempre están claras como
para que los niños las sepan aplicar en todos lados. Tal vez un niño no tiene tan claro las
consecuencias de mortificar a otro”[U1] ( , , p. ). Las instituciones educativas también tienen que
explicitar los mecanismos para poder denunciar y manejar estos comportamientos (Diario Salud,
2006).

Recién en el año 2011 el acoso escolar empieza a formar parte de la agenda nacional a través
de la promulgación de la ley N°.19 098 (Uruguay, 2011), que declara de interés nacional el tema
del bullying y que obliga al CODICEN (máxima autoridad de la educación en Uruguay) a elaborar
un protocolo de actuación sobre el acoso escolar. Dicho protocolo deberá aplicarse en todos los
centros educativos del país, desde el nivel de preescolar hasta secundaria. Su objetivo es “[…] la
proposición, promulgación y aplicación, en forma urgente, de medidas de detección, prevención
e intervención respecto al maltrato en los centros educativos de todo el país” (Landarín, 2013,
párr. 5).

A nivel internacional, existen antecedentes de larga data acerca del bullying, si bien no estaba
definido como tal, De Escoiquiz (1821), planteaba:

Los niños acostumbran a tener el inhumano gusto de hacer mil burlas a sus compañeros. De
provocarlos a reñir, de decirles injurias, de escarnecerlos o mofarlos o hacerlos irritar de otros

7
muchos modos, principalmente cuando los tienen por más débiles que ellos y no temen que
puedan vengarse.

En cuanto a las investigaciones actuales en nuestro país, hay un cierto consenso en algunas
características del flagelo: a) la intimidación física, verbal o psicológica con la intención de causar
temor, angustia o daño en un compañero; b) el desequilibrio de poder, donde existe una relación
que tiende a ser asimétrica entre un estudiante con mayor poder sobre otro de menor poder; c) la
ausencia de provocación por parte del estudiante que es acosado; d) los incidentes sistemáticos
entre los estudiantes durante un período prolongado de tiempo (Salgado Lévano, 2012). A estas
características, otros autores agregan que: e) el estudiante acosado (víctima) ante la situación de
bullying se siente excluido; f) percibe al agresor como más fuerte; g) las agresiones van
aumentando en intensidad y h) preferentemente tienen lugar en el ámbito privado (Salgado
Lévano, 2012).

El bullying constituye un fenómeno en sí mismo que ha sido estudiado a nivel internacional


por múltiples investigadores en estas últimas cuatro décadas (García, Pérez-Giménez y Nebot,
2010; Salgado Lévano, 2012). Sin embargo, en los últimos veinte años se ha hecho evidente un
crecimiento sustancial en la producción académica sobre dicho fenómeno; asimismo, ha habido
un creciente debate social y una difusión más frecuente en los medios masivos de comunicación
(Zysman, 2014).

A continuación haremos referencia a organizaciones a nivel nacional e internacional que han


realizado diferentes acciones en materia de bullying. Entre las internacionales se presentan las
siguientes organizaciones:

▪ la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que difunde y


patrocina la investigación América Latina: violencia entre estudiantes y desempeño escolar
(Román y Murillo, 2011);

▪ la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que resuelve considerar el acoso


escolar o entre pares como bullying, un problema grave, y que insta a la comunidad internacional
a generar estrategias para prevenirlo; también existen múltiples organizaciones nacionales e
internacionales de la sociedad civil que no serán desarrollados en estos antecedentes a las que
ofrece asesoramiento técnico para el fortalecimiento de sus capacidades (ONU, 2016);

▪ Organización Mundial de la Salud (OMS), que realiza un informe mundial sobre la


violencia y la salud (Krug et al., 2003);

8
▪ Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
que organizó el simposio de Seúl que reunió a participantes de setenta países para discutir,
intercambiar y definir lineamientos para atender esta problemática. Según la directora de esta
organización: “La violencia escolar y el bullying son una grave violación del derecho a la
educación. […] Afecta a dos de cada de diez niños en el mundo)” (Bokova, 2017, p. ).[U2]

En cuanto a las organizaciones nacionales, mencionamos:

▪ Ministerio de Educación y Cultura (MEC), que realizó un ciclo de videoconferencias


denominado Bullying y cyberbullying para centros educativos formales o no formales, públicos
o privados en el año 2018;

▪ Consejo de Educación Secundaria (CES), que auspicia la investigación Bullying:


experiencias y dimensiones del acoso escolar (Brito et al., 2014).

La investigación se centra en dos puntos básicos: la importancia actual y social asociada a


los múltiples antecedentes, y el valor científico que evidencia la asociación de la problemática del
bullying en diferentes grados de incidencia, además de la repercusión y de los impactos negativos
que tiene en los sujetos involucrados.

Para Olweus (1993), el acoso tiene como característica que se produce en un grupo de pares
relativamente estable, donde la víctima tiene pocas posibilidades de escapar. Para diferenciar el
acoso escolar de un hecho aislado de maltrato tiene que existir la repetición de las conductas de
maltrato por parte del acosador hacia la víctima. Este comportamiento genera un desequilibrio de
poder o fuerza entre pares que quiebra la simetría que debería existir entre iguales. Con ello se
estructura una relación asimétrica de dominio-sumisión en la que el individuo que está siendo
acosado tiene dificultades para defenderse. Las víctimas de bullying se ven afectadas
negativamente por esta situación, que causa problemas psicosociales que perjudican su autoestima
e interfiere en el desarrollo adecuado del aprendizaje (Caralt et al., 2006).

Existen diferentes modalidades que pueden adquirir estas conductas de maltrato entre pares.
Están las formas directas de acoso (agresiones físicas), luego las verbales (insultos, apodos o
burlas, y por último las de exclusión de un grupo (se aísla y no se deja participar a la víctima)
Todas estas formas de exclusión son directas; por otro lado, las indirectas se dan al robar objetos
de la víctima, romperlos o esconderlos. También de forma indirecta se puede hostigar hablando
mal de la víctima, difundiendo falsos rumores o creando una situación de exclusión social que la
ignore o ningunee (Caralt et al., 2006).

9
Es importante señalar que las formas de agresión verbales y de exclusión social a largo plazo
desembocan en consecuencias negativas para quien sufre dicha agresión. A su vez, las formas
indirectas de acoso escolar son formas sutiles pues el agresor no se identifica fácilmente y queda
a la sombra, lo que le genera dudas a la víctima sobre su propia percepción. Todo ello desestabiliza
y afecta su autoestima e introyecta sentimientos de culpabilidad al no identificar claramente a su
agresor o agresores (Caralt et al., 2006).

Dentro de los modelos explicativos más robustos se encuentra el ecológico de Bronfenbrener


(2006), que plantea una multicausalidad del fenómeno a través de factores asociados en seis
niveles: sociedad, comunidad, escuela, familia, relaciones interpersonales e individuales (Dixon,
2011). En efecto, para esta autora las características asociadas a cada nivel son:

▪ en la sociedad: refiere a la tolerancia de la violencia, a la intimidación y al abuso de


poder en diferentes escenarios sociales; un ejemplo de ellos son las representaciones en los medios
de comunicación;

▪ en la comunidad: es una violencia en el barrio y en las espacios transitados por los


sujetos; un ejemplo de ellos son las desigualdades socioeconómicas;

▪ en lo escolares el clima escolar o el vínculo con los docentes; se ve reflejado en las


políticas institucionales y en el ambiente físico;

▪ en lo familiar: se corresponde con las historias relacionales de los padres, las relaciones
entre los hermanos;

▪ en lo interpersonal: alude a la dinámica del grupo del que participa el sujeto, es la


naturaleza y la calidad de las amistades;

▪ en lo personal: se vincula a aspectos del temperamento y de la personalidad.

En cuanto a lo escolar, la permanencia de varias horas al día de los niños en la escuela, hace
necesario que los educadores conozcan, entiendan, detecten el fenómeno y actúen para prevenir
el bullying. En este sentido el rol del maestro es vital en la promoción de un ambiente adecuado
y libre de acoso escolar. Gordon (1991) enfatiza la importancia de desarrollar la comunicación
como estrategia de enseñanza, una buena comunicación entre el maestro y el alumno creará un
vínculo más arraigado y de mayor confianza, que posibilitará percibir el acoso.

10
Los individuos, a través de sus interacciones, forman creencias que por ser portadoras de
sentido influyen en la manera en que experimentan y actúan dentro de sus contextos (Creswell,
2009; Mettens, 1997). Según Dallos, “[…] las creencias son un conjunto perdurable de
interpretaciones y premisas acerca de lo considerado como cierto y, por lo tanto, influyen en los
comportamientos de las personas” (p.53).

Las investigaciones realizadas acerca de las creencias de los docentes con respecto al bullying
evidenciaron que estas se caracterizan por: a) tender a no incluir dentro de lo que consideran como
bullying a las agresiones de índole social (Chagas, 2005; Fernández et al., 2006); b) considerar a
las agresiones psicológicas y sociales como menos dañinas que las de tipo físico (Bauman y Del
Río, 2006; Fernández et al., 2006; Pérez, 2011), y c) no tener en cuenta las diferencias de poder
entre el agresor y la víctima como parte de la naturaleza del bullying, lo cual en muchas ocasiones
los lleva a suponer que la víctima puede resolver por sí sola dicha situación (Harwood y Copfer,
2011; Naylor et al., 2006). (Cuervo et al., 2014, p.53)

4. Marco teórico

Desde fines de la década de los sesenta surge en Suecia una preocupación por el tema de la
agresión entre pares, que se propagó por los demás países escandinavos (Noruega, Dinamarca,
Finlandia e Islandia), las autoridades educativas no lo evidenciaron hasta finales de 1982 gracias
a una publicación de un periódico noruego sobre el suicidio de tres adolescentes de entre 10 a 14
años. Fue tal la repercusión social y el interés público que suscitó, que el Ministerio de Educación
de Noruega realizó en 1983 una campaña contra el acoso escolar identificando agresores y
víctimas en las instituciones educativas de primaria y de secundaria. Para ello se implementó el
cuestionario sobre agresores y víctimas, diseñado por Olweus (1998).

Por otra parte, Oñate y Piñuel (2005) definen el acoso escolar como

[…] un continuo y deliberado maltrato verbal y modal que recibe un niño por parte de otro u
otros, que se comportan con él cruelmente con el objeto de someterlo, apocarlo, asustarlo,
amenazar y que atentan contra la dignidad del niño. (p. 3)

Estos autores describen cinco etapas, por lo general consecutivas, en las que se produce el
acoso escolar: “Incidentes críticos; acoso y estigmatización del niño; latencia y generación del
daño psicológico, manifestaciones somáticas y psicológicas graves; expulsión o autoexclusión de
la víctima” (Oñate y Piñuel, 2005, p. 6).

Para diferenciar las situaciones en las que se produce acoso escolar de peleas aisladas o
“bromas” entre amigos, Olweus (1998) determinó que hay que distinguir las características

11
particulares que tiene el bullying, como ser el desequilibrio de poder o de fuerza entre el agresor
y la víctima, que puede ser real o percibido de este modo por esta última. Además, existe la
intención de dañar y las agresiones se sostienen en el tiempo, y puede incluso intensificarse
(Arroyave, 2012). Se destaca, a su vez, que en un principio la víctima puede no percibir las
agresiones como tal, sino como un juego. Por otro lado, Oñate y Piñuel (2005) agregan que si
bien las burlas o bromas entre aquellos pares que tengan casi la misma fuerza física o psicológica
no se consideran bullying, las “[…] repetidas bromas degradantes y maliciosas que se continúan
a pesar de los signos evidentes de angustia y de la oposición por parte del niño agredido sí se
puede considerar acoso” (p.10).

4.1. Manifestaciones del bullying

Las diferentes formas que toma bullying son la violencia verbal, física o psicológica, además
del aislamiento social o la violencia sexual.

La violencia física puede surgir de forma directa o indirecta. El primero se da cuando se


ataca físicamente mediante golpes a la víctima, empujones y/o amenazas; el segundo cuando se
quiere afectar las pertenencias del individuo, se las esconde, se las roba o se las rompe
intencionadamente . La violencia verbal también se divide en directas, que se reflejan mediante
amenazas, insultos, bromas ofensivas, puesta de sobrenombres, entre otros, e indirectas, casos en
los que se habla mal de la víctima, se la difama o se divulgan rumores acerca de su persona
(Defensor del Pueblo, 2000; Domínguez y Manzo, 2011). En la violencia psicológica convergen
todos los tipos de maltrato, ya que el fin que persigue es instaurar miedo en el sujeto hostigado,
por lo cual se lo acecha, se lo vigila, se lo intimida, se lo desvaloriza, se lo humilla, se lo obliga a
realizar acciones contra su propia voluntad o se lo aísla socialmente, lo que produce la anulación
del sujeto y de su propia autoestima (Valle, 2009, en Alonso, 2011; Delgadillo y Argüello, 2013).
En el aislamiento social se busca excluir al diferente (víctima) del grupo de clase, ignorándolo o
no haciéndolo partícipe de las actividades que se realizan (Valle, 2009, en Alonso, 2011). Por su
parte, la violencia sexual hostiga a la víctima por medio de manifestaciones explícitas o implícitas
de contenido libidinal. Se la presiona o chantajea para que realice actos de connotación sexual
contra su voluntad; se realizan comentarios, insinuaciones de índole sexual (Delgadillo y
Argüello, 2013).

4.2. Actores partícipes del bullying

12
Existen tres actores principales que sostienen y disparan la dinámica de bullying: los
agresores, las víctimas y los espectadores; cada uno de ellos tiene un conjunto de características
destacables. Este fenómeno impacta en todos los participantes, independientemente del grado de
implicación, incluso en la vida adulta se pueden observar dichas secuelas. Varios autores, entre
los cuales se encuentra Bausela (2008), consideran que el origen de los comportamientos hostiles
es multicausal, puesto que los factores culturales, familiares y sociales se encuentran relacionados
a este tipo de conductas.

4.2.1. Agresores

Los agresores se caracterizan, según Olweus (1998), por conducirse en forma agresiva tanto
con sus pares como con los adultos. Tienen gran predisposición a la violencia, son dominantes e
impulsivos, no demuestran empatía por sus víctimas, suelen sacar un aliciente con sus acciones
debido a los objetos que pueden obtener de ellas. Arroyave (2012) destaca que estos sujetos
físicamente son más fuertes.

Por su parte, Paredes et al. (2011) manifiestan que tienen dificultades para controlar los
sentimientos de rabia y de hostilidad, ya que no se responsabilizan de sus actos y suelen incluso
culpar a los demás por su proceder. Asimismo, interpretan equivocadamente el actuar de los otros
y perciben generalmente hostilidad por parte de estos. Estos autores concluyen que su
comportamiento tiene como fin proteger su autoimagen, a lo que Alonso (2011) agrega que el
agresor mantiene una conducta hostil con el fin de obtener recompensas sociales: conseguir
“exitosamente” sus objetivos incrementa su estatus dentro del grupo reforzador (Caro, 2012) y el
hecho de denigrar al otro lo gratifica debido a que lo hace sentir superior; de este modo se
sobrevalora y denota así un marcado egocentrismo (Delgadillo y Argüello, 2013). Tresgallo
(2008) refiere que si bien los acosadores suelen exponerse como autosuficientes, realmente
presentan baja autoestima.

Por otro lado, Nolasco (2012) afirma que, según las investigaciones de Smith et al. (2004) y
de Pellegrini, Bartini y Brook (1999), los acosadores suelen resolver sus conflictos por medio de
la agresión. Además, no se caracterizan por implementar estrategias que no conlleven violencia y
presentan baja tolerancia a la frustración, así como también tienen dificultades a la hora de aceptar
las normas o los límites establecidos. Collell y Escudé (2006) sostienen que por lo general los
agresores prefieren actuar en grupos antes que en solitario.A su vez,Salimivalli (1993, en Nolasco,
2012) diferencia a los agresores en líderes, seguidores y reforzadores. Los primeros son los que
fomentan la iniciativa de hostigar a un sujeto considerado más débil; los segundos se suman a los
líderes pero no toman la iniciativa y los terceros se caracterizan por animar a los agresores y
burlarse de la víctima.

13
Olweus (1998) sostiene que en realidad estos actores encubren por medio de su accionar una
personalidad ansiosa e insegura. Para Cerezo (2006), estos sujetos suelen presentar un nivel
considerable de psicoticismo, neuroticismo y extroversión. Arroyave (2012) refiere a que en la
mayoría de los casos una evaluación psiquiátrica podría concluir trastorno oposicionista
desafiante. Kumpulainen, Rasanen y Henttonen (1999, en Collel y Escudé, 2006) agregan que en
los agresores las conductas externalizadas se encuentran trastornadas y posiblemente pueden
presentar hiperactividad.

Dentro de las consecuencias que produce el bullying en los propios agresores, Arroyave
(2012) destaca el bajo rendimiento escolar y el hecho de que posiblemente abandonen la
institución educativa: “[…] los diagnósticos más frecuentes encontrados son: trastorno
oposicional desafiante […], trastornos ansiosos y depresivos […], mayor trastorno de
personalidad antisocial, mayor abuso de alcohol y drogas, vandalismo y tendencia al porte de
armas”, estipulan que en estos se presenta ideación suicida y, debido a la gran impulsividad que
los caracteriza, pueden llegar a intentar o cometer suicidio Arroyave, (2012).

4.2.2. Víctimas

Las víctimas son caracterizadas por Olweus (1998) como personas inseguras y por lo general
con mayor nivel de ansiedad que sus pares, con baja autoestima y con auto conceptos negativos
sobre sí mismos. Este autor considera que si la situación de acoso se sostiene durante un tiempo
prolongado estas características se intensifican; Polo et al. (2014) agregan que la exposición a
vivencias agresivas reiteradas en el tiempo obstaculiza el desarrollo personal, emocional y social
en las víctimas. Arroyave (2012) destaca, además, que presentan dificultades a la hora de
relacionarse y que tienen escasas habilidades sociales.

Olweus (1998) diferencia a las víctimas en pasivas y en activas o provocadoras, también


conocidas como víctimas-agresoras. Las primeras frecuentemente suelen ser más débiles que el
agresor tanto físicamente como emocionalmente: se encuentran solos en clase o con un grupo
reducido de amigos, tienen una postura contra la violencia por lo cual no responden ante los
ataques. Arroyave (2012) sostiene que actúan ansiosa o sumisamente, mientras que Caro (2012)
establece que son personas por lo general tímidas y temerosas. Por su parte, las víctimas activas
combinan su ansiedad con reacciones agresivas: su comportamiento suele originar irritación y
situaciones de tensión entre el grupo de pares, posiblemente presentan problemas de
concentración e hiperactividad (Olweus, 1998). Arroyave (2012) indica que en algunas
situaciones se comportan como víctimas y en otras como agresores, pues justifican su proceder
cuando se comportan de este modo; además, tienden a adoptar una actitud desafiante y violenta,
suelen adoptar conductas hostiles sobre todo con sujetos menores que ellos, presentan baja

14
autoestima y bajo rendimiento escolar. Díaz-Aguado (2005) agrega que por lo general se
encuentran socialmente aislados y su carácter provoca el rechazo de sus pares. Díaz-Aguado
(2005, en Nolasco, 2012) refiere a que reaccionan agresiva e impulsivamente ante el ataque e
incluso suelen malinterpretar situaciones como agresivas cuando no lo son.

Las víctimas son las que sufren las consecuencias más graves del acoso escolar por los
grandes sometimientos y daños que han padecido a lo largo del tiempo. A esta situación se la
conoce como victimización, pues el hostigado pierde la autoestima y la confianza en los demás,
y aumentan los pensamientos negativos contra su persona, por lo que predomina la sensación de
poco valor (Arroyave, 2012). Los efectos se producen a corto, mediano y largo plazo, e incluso
se pueden observar en la vida adulta: según Arroyave (2012), en “[…] el estrés psicológico
general como en los trastornos psiquiátricos” (p.121).

Arroyave (2012) describe las consecuencias que produce el bullying en las víctimas
diferenciando el nivel mental, el conductual, el corporal y el cognitivo. En el primero se destacan
las ansiedades, sobre todo la anticipatoria y la fobia del sujeto para con la institución escolar, en
donde se dan situaciones de ausentismo escolar e incluso se llega a abandonar la institución
educativa. En el segundo, la conducta del sujeto se ve alterada, se lo puede notar con mayor
sensibilidad, adoptan conductas evitativas para no asistir a clase. A nivel corporal se presentan
diferentes somatizaciones, como ser “[…] vómito, diarrea, dolor abdominal y muscular”
(Arroyave, 2012, pp. 121-122). En el último nivel, el cognitivo, se puede observar también la
acentuación de la fobia escolar.

Dentro de las patologías de estos sujetos, autores como Arroyave (2012), destacan la
depresión, el trastorno por estrés postraumático y, principalmente, subrayan que en las víctimas
aparece con gran intensidad la idea de acabar con el sufrimiento que produce el bullying atentando
contra su propia vida. Según Arroyave (2012), la ideación suicida se deriva del sentimiento de
impotencia: “[…] el desamparo que sienten frente a la situación, la sensación de ser merecedor
de lo que le ocurre y la posterior creación de un círculo vicioso entre agresión y pausa de la
misma” (p.122). Esto los hace estar en estado de alerta constantemente. Estas vivencias sostenidas
en el tiempo potencian la creencia de encontrar mediante el suicidio la forma de finalizar lo que
les produce la exposición al acoso escolar. Baeza et al. (2010) agregan que las víctimas sufren
como causa del acoso reiterado en el tiempo una “[…] tensión nerviosa, gastralgia, cefalea,
terrores nocturnos, ataques de ansiedad, fobias, miedo a la escuela y aislamiento” (p.151).
Mediante una evaluación diagnóstica autores como Skapinakis (2011), Jansen et al. (2011) o
Trauman (2008), citados en Arroyave (2012), concluyen que las víctimas pueden presentar fobia
social, depresión y ansiedad.

15
4.2.3. Espectadores

Los espectadores, por su parte, son los que están presentes y observan cómo acosan a un
sujeto o grupo minoritario. Pueden incluso llegar a funcionar como reforzadores de la actitud del
agresor por medio de risas, por alentar o por incitar el suceso; incluso por el hecho de quedarse
en silencio observando la situación. Arroyave (2012) destaca que ellos suelen no solidarizarse
con el padecimiento de la víctima, por lo cual deduce que presentan escasa o nula empatía. Opina,
además, que como consecuencia de la exposición a las situaciones de hostigamientos podrían
adoptar conductas agresivas o seguir reforzando su posición de no intervenir. Según Salmivalli
(1996, en Nolasco, 2012), existen dos tipos: los espectadores netos y los defensores. Estos últimos
son los que tratan de ayudar a las víctimas, mientras que los primeros no intervienen ante el acoso.
Carretero (2011, en Nolasco, 2012) considera que esto puede deberse al desconocimiento de la
situación o por no querer involucrarse.

4.3. Impactos negativos en la salud mental

Para Oñate y Piñuel (2005) las repercusiones psicológicas que presentan las víctimas de
acoso escolar “[…] son daños y no problemas que radiquen en una estructura de su personalidad
o en factores psicológicos constitucionales previos” (p. 18). Por ello la consecuencia psicológica
principal en los chicos que padecen acoso escolar está relacionada esencialmente con el síndrome
de estrés postraumático. En cuanto a las consecuencias específicas de las víctimas, Arroyave
(2012), plantea que ante una evaluación psiquiátrica suele diagnosticarse en estos “[…] trastorno
de atención de predominio impulsivo o mixto con una comorbilidad con trastorno oposicional
desafiante. […] Son el grupo que mayor patología mental presenta, […] se encuentra mayor
porcentaje de depresión, ansiedad” (p. 120).

Diversos estudios evidencian los impactos negativos en la salud mental de los individuos
relacionados con el bullying. Chiarino (2017) enumera una serie de investigaciones que analizan
potenciales efectos negativos del mismo en el desarrollo del individuo y en su vida diaria:

▪ trastornos alimentarios, tales como bulimia y anorexia (Farrow y Fox, 2011);trastornos de


ansiedad, tales como fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo y ataques de pánico con o sin
agorafobia (McCabe et al., 2003);depresión (Kumpulainen y Rasanen, 2000);baja autoestima
(O’Moore y Kirkham, 2001);intenciones suicidas o suicidios (Kaltiala-Heino et al., 1999; Klomek
et al., 2009);trastornos de estrés post-traumático (TEPT) (Litman et al., 2015);consumo
problemático de drogas (Cerezo y Méndez, 2010);malestares psicosomáticos (Beckman et al.,
2016).

16
Lejos de establecer una relación lineal o causal, es insoslayable reconocer la incidencia
negativa de esta problemática en el desarrollo del sufrimiento psíquico en los sujetos afectados

PROBLEMA Y PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN

Acorde a lo planteado se considera relevante estudiar el acoso escolar o bullying debido a las
repercusiones que tiene a corto, mediano y largo plazo en los sujetos que participan en él. En ésta
investigación se abordará la incidencia de la problemática del bullying en algunos centros de
Educación Primaria de Montevideo en los barrios Centro/Cordón.

Las preguntas de investigación que guiarán este estudio son las siguientes:

¿Cuál es la prevalencia de bullying en cada institución educativa evaluada?

¿Se presentan diferencias respecto al bullying entre los centros educativos públicos y
privados?

¿Los docentes cuentan con las herramientas necesarias para detectar y afrontar el acoso?

¿Implementan alguna estrategia para prevenir y/o atender situaciones de acoso?

¿Existen estrategias diferenciales según se trate de centros educativos públicos o privados


para resolverlo?

6. Objetivos

6.1. Objetivo general

Nuestro objetivo general es evaluar la prevalencia del bullying niños escolarizados de 4.to,
5.to y 6.to año en Centros de Enseñanza Pública y Privada de los barrios Centro/Cordón de la
ciudad de Montevideo. Conocer la percepción sobre el bullying de docentes y directores, así como
también las estrategias abordadas por las Instituciones Educativas.

6.2. Objetivos específicos:

Por su parte, nuestros objetivos específicos son:

§ Valorar comparativamente prevalencia del bullying en los centros Públicos y Privados.

§ Detectar si en algún grado (4.to, 5.to y 6.to) se da una mayor prevalencia.

17
§ Indagar en qué medida los docentes (maestros y directores) perciben que tienen
herramientas para afrontar situaciones de bullying.

§ Explorar las estrategias de actuación de cada institución educativa para pesquisar


situaciones de acoso escolar.

7. Metodología

Esta investigación tendrá un enfoque mixto, por tanto se utilizarán metodologías


cuantitativas y cualitativas. Además, se desarrollará en dos fases: durante la primera se aplicarán
técnicas de orden cualitativo y durante la segunda técnicas de metodología cuantitativa.

Se procederá a coordinar las fechas y horarios en los que se llevarán a cabo las charlas
informativas con los alumnos, los maestros y los directores, así como se establecerá la fecha en
la que se aplicarán los cuestionarios.

La primera, la “Escala de Agresión Entre Pares” consiste en un cuestionario, compuesto por


un total de 44 ítems, las cuales cuentan con instrucciones y con escalas de medición tipo Likert
La misma indaga la influencia que los comportamientos de los pares y las actitudes de los adultos
del entorno del adolescente tienen sobre su conducta agresiva, investiga la actitud de estos para
con las conductas agresivas, el control de impulsos agresivos y las alternativas de resolución de
conflictos. Evalúa también las Conductas pro-sociales, ésta sub-escala fue diseñada por el equipo
de investigación, (Caijas, Kahan, Luzardo, 2004) la misma indaga sobre las conductas solidarias
del estudiante para con los compañeros.

El segundo cuestionario que se aplicará será el Auto-test Cisneros de Acoso Escolar (Oñate
y Piñuel, 2005), éste cuestionario permite indagar la frecuencia con la que se dan determinados
comportamientos en la institución educativa, magnitud de afectación así como también
derivaciones psicológicas. Está compuesto por 50 ítems, evaluados también con una escala Likert.

En cuanto a la metodología cualitativa, se realizaran entrevistas semiestructuradas, dirigidas


a maestros y directores (ver Instrumentos a utilizar, en anexo)

Muestra

Se trabajará con una muestra de seis centros educativos de Enseñanza Primaria de los barrios
Centro y Cordón de la ciudad de Montevideo; estará compuesta por tres instituciones públicas

18
(Escuela n.o 79 “Daniel Fernández Crespo”, Escuela n.o 6 “Estados Unidos” y la Escuela n.o 148
“Brasil”) y por tres instituciones privadas (Escuela primaria Asociación Cristiana de Jóvenes,
Escuela José Pedro Varela y Edu Scholl). Criterios de selección: - Ser estudiantes de cuarto año
quinto o sexto año. Se evaluará a todos los alumnos de los grados en cual realizaremos la
investigación. (Se estima 20 alumnos por grado en los liceos privados y 30 alumnos en los
públicos)

En cuanto a los maestros y directores la muestra estará compuesta por 18 maestros y 6


directores, organizados en seis grupos: grupo 1: 3 maestros , uno de cuarto, uno de quinto y uno
de sexto más 1 director (escuela pública); grupo 2: 3 maestros , uno de cuarto, uno de quinto y
uno sexto más 1 director (escuela pública); grupo 3: 3 maestros uno cuarto, uno de quinto y uno
de sexto más 1 director (escuela pública); grupo 4: 3 maestros uno de cuarto, uno quinto y uno de
sexto más 1 director (escuela privada);grupo 5: 3 maestros uno de cuarto, uno de quinto y uno de
sexto más: grupo 6: 3 maestros uno de cuarto, uno de quinto y uno de sexto más 1 director (escuela
privada).Criterio para la selección de los entrevistados-ser maestro o director con antigüedad de
dos años-querer participar de la investigación en forma libre y voluntaria.

Instrumentos a utilizar

Para evaluar la agresión entre pares, se utilizará la “Escala de Agresión entre Pares
(Bullying)” (EAEP,Cajigas, Kahan, Luzardo, 2004) (ver anexo 4). Posee cuatro sub-escalas a tres
factores más que revelan las tres dimensiones del bullying. La primera subescala es la de las
influencias externas, que se corresponde con la influencia que los comportamientos de los pares
y las actitudes de los adultos del entorno del adolescente tienen sobre su conducta agresiva. Esta
se compone de once ítems, cuatros dirigidos a indagar sobre qué mensajes dan los adultos sobre
la forma de resolver conflictos y los otros siete estudian la frecuencia con la que los amigos del
adolescente intimidan o transgreden las normas (Cajigas, Kahan y Luzardo, 2004). La segunda
subescala es la de la actitud hacia la violencia, que investiga la actitud de estos para con las
conductas agresivas, el control de impulsos agresivos y las alternativas de resolución de
conflictos. Se compone de seis ítems, de los cuales cuatro evalúan cómo reaccionar ante los
conflictos y los otros dos están destinados a investigar el grado de habilidad para resolver
conflictos de formas alternativas (Cajigas, Kahn y Luzardo 2004). Indaga sobre las conductas
solidarias del estudiante para con los compañeros, y se compone de cinco ítems (Cajigas, Kahan
y Luzardo, 2004). Por último, la cuarta subescala, conductas agresivas, evalúa la frecuencia con
la que los adolescentes tienen comportamientos agresivos hacia sus pares. Se compone de doce
ítems, cinco de ellos evalúan los comportamientos de pelea del sujeto para con los pares y la
incitación por parte de otros para comportarse de esa manera; en los otros cuatro se indaga sobre
la intimidación o “[…] conductas de agresión indirecta o indeterminada” (Cajigas, Kahan y

19
Luzardo, 2004, p. 179), y los últimos tres evalúan el comportamiento del sujeto ante situaciones
de burlas contra otros y la diversión que le produce realizarlas.

El segundo cuestionario que se aplicará será el Auto-test Cisneros de Acoso Escolar,


elaborado por los españoles Oñate y Piñuel en el año 2005 (ver anexo 4), por ello éste cuestionario
se encuentra dividido en ocho componentes que evalúan los “Comportamientos de desprecio y
ridiculización; coacción; restricción de la comunicación y ninguneo; agresiones físicas;
comportamientos de intimidación y amenaza; de exclusión y bloqueo social; de maltrato y
hostigamiento verbal; robos, extorsiones, chantajes y deterioro de pertenencias” (Oñate y Piñuel,
2005, p. 5). El mismo permite indagar la frecuencia con la que se dan determinados
comportamientos en la institución educativa, “el grado de afectación, (…) y las posibles secuelas
psicológicas” de los chicos implicados (Oñate y Piñuel, 2005, p.5), es por esto que se cree
pertinente emplear este segundo cuestionario. A su vez se considera conveniente utilizar una
medida de evaluación internacional debido a que permitirá equiparar datos a nivel internacional
y se podrá evidenciar a partir de los mismos la existencia o no de semejanzas sobre el acoso
escolar con respecto a España. Contar con un segundo instrumento de medición que tiende a
evaluar la prevalencia del Bullying resguarda a su vez la confiabilidad.

Entrevistas

Dentro de cada institución escolar se entrevistará a tres docentes y a un director. Las


entrevistas son semiestructuradas y elaboradas “ad hoc” y aportarán el conocimiento y la
experiencia que tienen los maestros y directores en cuanto al acoso escolar (ver anexo X)

CONSIDERACIONES ÉTICAS

Esta investigación se regirá por los principios del Código de Ética del Psicólogo (2001), y
por el Decreto del Ministerio de Salud Pública N°379/008(2008) que protege los derechos de los
seres humanos participes de investigaciones.

En primera instancia, se solicitarán las autorizaciones pertinentes a las autoridades educativas


Asociación Nacional Educación Pública (ANEP) y a las instituciones privadas para proceder a
realizar la investigación. Se solicitará consentimiento informado al equipo de dirección y
maestros que participen de la investigación.

En el caso de presentarse y/o constatarse en algún participante riesgo inminente se gestionará


la ayuda pertinente en conjunto con el psicólogo de la institución educativa. En primera instancia
se le informará al centro educativo a quien se le solicitará que le informe a los padres de los
alumnos, se coordinará una reunión con ellos en la cual se le brindará la posibilidad de asistir con

20
el psicólogo de la escuela, en el caso de que la institución no contara con este profesional o que
por algún motivo no quisiera asistir con este profesional se le sugerirá cómo y dónde puede su
hijo o menor bajo su cargo recibir la atención psicológica pertinente.

Además se garantizará la confidencialidad de la información recabada en la


investigación, resguardando la identidad de los participantes. La participación en esta
investigación será voluntaria y libre por lo cual se respetará la decisión de no querer participar o
de interrumpir su participación en cualquier momento. Así como también que no se recibirá
ningún tipo de remuneración por participar en este estudio. Se brindará una dirección de correo
electrónico para que en el caso que algún participante o responsable necesite información
ampliatoria podrá comunicarse con el investigador.

8. Cronograma

21
9. Bibliografía

Arroyave, P. (2012). Factores de vulnerabilidad y riesgo asociados al bullying. Revista CES


Psicología, 5(1), 116-125. Recuperado de:
http://revistapsicologia.ces.edu.co/index.php/component/docman/doc_download0-factores-de-
vulnerabilidad-y-riesgo-asociados-al-bullying?Itemid=.

Alonso, L. (2011). De las conductas agresivas en el bullying a la violencia de género. (Tesis


de Maestría). Universidad de Salamanca. Recuperado de
http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/99450/1/TFM_EstudiosInterdisciplinaresGenero_Al
onsoGonzalo_L.pdf

Baeza, C. Vidrio, F. Martínez, B., y Godoy, A. (2010). Acoso severo entre iguales
(“bullying”). El enemigo entre amigos. Acta Pediátrica de México, 31(4), 149-152. Recuperado
de http://www.medigraphic.com/pdfs/actpedmex/apm-2010/apm104b.pdf

Bausela, E. (2008). Estrategias para prevenir el bullying en las aulas. Psychosocial


Intervention, 17(3), 369-370. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=179814023011

Beckman, L., Stenbeck, M. y Hagquist, C. (2016). Disability in Relation to Different Peer-


Victimization Groups and Psychosomatic Problems. Children & Schools, 38(3), pp. 153-161.

Bronfenbrenner, U. (1986). La ecología del desarrollo humano. Cognición y desarrollo


humano . Barcelona: Paidós.

Cajigas, N., Luzardo, M. y Mungay, M. (2013). Una mirada psicológica de la violencia en


los centros educativos. Saarbrücken (Alemania): Académica Española.

Cajigas, N., Kahan, E., Luzardo, M., Najson, S., Ugo, C., y Zamalvide, G. (2006). Agresión
entre pares (Bullying) en un centro educativo de Montevideo: Estudio de las frecuencias de los
estudiantes de mayor riesgo. Revista Médica del Uruguay, 22(2), 143-151. Recuperado de
http://www.scielo.edu.uy/pdf/rmu/v22n2/v22n2a10.pdf

22
Camarillo, M. (18 de agosto del 2013). Suicidio por bullying en el mundo podría alcanzar
niveles epidémicos en el 2025. Crónica. Recuperado de
http://www.cronica.com.mx/notas/2013/776554.html

Caralt, J. C. y Miquel, C. E. (2006). El acoso escolar: un enfoque psicopatológico. Anuario


de psicología clínica y de la salud, (2), pp. 9-14.

Caro, L. (2012). El grupo de pares: un instrumento para comprender y mitigar el malestar


provocado por conductas de hostigamiento (bullying) dentro del ámbito escolar. Presentado en
Segunda Jornada de Intercambio Académico y de investigación, Universidad Católica Argentina,
Facultad de Psicología y Psicopedagogía. Recuperado de
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/ponencias/grupo-pares-instrumento-
comprender.pdf

Cerezo, F. y Méndez, I. (2010). Bullying y factores de riesgo para la salud en estudiantes de


secundaria. European Journal of Education and Psychology, pp. 209-218.

Chiarino, N. (2017). Otra mirada a la problemática bullying. Aportes desde el enfoque


sistémico. Estudio de caso en un liceo de Montevideo (tesis de maestría). Montevideo: Facultad
de Psicología (Universidad de la República).

Cuervo, Á. A. V., Nenninger, E. H. E. y Valenzuela, A. M. (2014). Creencias de docentes


acerca del bullying. Perfiles Educativos, 36(145), pp. 51-64.

Collell, J., y Escudé, C. (2006). El acoso escolar: un enfoque psicopatológico. Anuario de


Psicología Clínica y de la Salud. 2, 9-14. Recuperado de
http://institucional.us.es/apcs/doc/APCS_2_esp_9-14.pdf

De Escoiquiz, J. (1821). Tratado de las obligaciones del hombre. Barcelona: Imprenta de los
Hermanos Torr.

Dixon, R. (2011). Rethinking School Bullying: Towards an Integrated Model. Cambridge:


Cambridge University Press.

Diario Salud Net. (2006, 24 de julio). Síndrome de los niños hostigados. Recuperado de:
http://www.diariosalud.net/content/view/1543/413/

Domínguez, F. & Manzo, M. (2011). Las manifestaciones del bullying en adolescentes.


Uaricha Revista de Psicología (Nueva época), 8(17), 19-33. Recuperado de
http://www.revistauaricha.umich.mx/Articulos/uaricha_0817_019-033.pdf

23
Delgadillo, L., y Argüello, F. (2013). El bullying una manifestación de deterioro en la
interacción social entre pares. Ra Ximhai, 9(3), 65-80. Recuperado de:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=46128387004

Díaz, Y. (2012). Bullying, acoso escolar, elementos de identificación, perfil psicológico y


consecuencias, en alumnos de educación básica y media. Revista Psicología.com. 16(10), 1-10.
Recuperado de
http://www.psiquiatria.com/revistas/index.php/psicologiacom/article/viewFile/1399/1268/

Farrow, C. V. y Fox, C. L. (2011). Gender differences in the relationships between bullying


at school and unhealthy eating and shape-related attitudes and behaviours. British Journal of
Educational Psychology, 81, pp. 409-420.

Gálvez, A. (2010). Bullying, la percepción de los futuros docentes en Guatemala. Guatemala:


Universidad de Guatemala.

García Continente, X; Pérez Giménez, A y Nebot Adell, M. (2010). Factores relacionados


con el acoso escolar (bullying) en los adolescentes de Barcelona. GacSanit [online], 24(2), pp.
103-108.

Gordon, T. (1991). Maestros eficaz y técnicamente preparados. Buenos Aires: Diana.

Hammer, D. y Wildavsky, A. (1990). La entrevista semi-estructurada de final abierto.


Aproximación a una guía operativa. Historia y Fuente Oral, pp. 23-61.

Hernández-Sampieri, R, Fernández, C., y Baptista, P. (2006). Metodología de la


investigación. México: McGraw Hill.

Houbre, B., Tarquinio, C., Thuillier, I. y Hergott, E. (2006). Bullying among Students and
Its Consequences on Health. European Journal of Psychology of Education , 21(2), pp. 183-208.

Jiménez, A. (2002). Consideraciones en torno a la investigación cualitativa en psicología.


Revista Cubana de Psicología, 19, pp. 47-56.

Kaltiala-Heino, R. (1999). Bullying, depression and suicidal ideation in Finnish adolescents:


school survey. British Medical Journal, 319, pp. 348-351.

Kumpulainen, K. y Räsänen, E. (2000). Children involved in bullying at elementary school


age: their psychiatric symptoms and deviance in adolescence: an epidemiological simple. Child
Abuse & Neglect, 24(12).

24
La Red21. (2012). Bullying en Uruguay. Recuperado de: http://www.lr
21.com.uy/comunidad/1078989-bullying-en-uruguay-el-328-de-3-524-adolescentes-
encuestados-asegura-que-sufrio-episodios-de-violencia.

Landarín, W. (2013). Ley obliga al CODICEN a elaborar protocolo de prevención, detección


e intervención de bullying en centros educativos. Recuperado de:
http://www.diarioelpueblo.com.uy/generales/ley-obliga-al-codicen-a-elaborar-protocolo-de-
prevencion-deteccion-e-intervencion-de-bullying-en-centros-educativos.html.

Loredo, A., Perea, A., y López, G. (2008). “Bullying”: acoso escolar. La violencia entre
iguales. Problemática real en adolescentes. Acta Pediátrica de México, 29(4), 210-214.
Recuperado de
http://www.culturadelalegalidad.org.mx/recursos/Contenidos/Delincuenciajuvenil
/documentos/Bullying,%20Problematica%20real%20en%20adolescentes%202008.pdf

Lozano, F., Giménez, A., Cabrera, J. M., Fernández, A., Lewy, E., Salas, F.,… y Olivera, V.
(2010). Violencia: caracterización de la población adolescente de instituciones educativas de la
región oeste de Montevideo-Uruguay en relación a la situación de violencia en que viven.
Recuperado de: http://mpra.ub.uni-muenchen.de/39919/1/MPRA_paper_39919.pdf

Litman, L., Costantino, G., Waxman, R., Sanabria-Vélez, C., Rodríguez-Guzmán, V. M.,
Lampon-Vélez, A. y Cruz, T. (2015). Relationship Between Victimization and Posttraumatic
Stress Among Primary School Children. Journal Of Traumatic Stress, 28 (4), pp. 348-354.

Mazur, M. (2010). Dinámica del bullying y rendimiento académico en adolescentes (tesis de


grado). Montevideo: Universidad Católica del Uruguay, Recuperado de
http://www.centroser.com.uy/dbocs/Docs_secciones/nid_10/DINAMICA_BULLYING.pdf-
ocs/Docs_secciones/nid_10/DINAMICA_BULLYING.pdf.

Nolasco, A. (2012). La empatía y su relación con el acoso escolar. REXE. Revista de Estudios
y Experiencias en la Educación. 11(22), 35-54. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=243125410002

Olweus, D. (1993). Acoso escolar, “bullying”, en las escuelas: hechos e intervenciones.


Bergen (Noruega): Centro de Investigación para la Promoción de la Salud, Universidad de
Bergen.

Olweus, D. (1998). Conductas de acoso y amenaza entre escolares. Madrid: Morata.

25
Olweus, D. (2014). Blogspot. Recuperado de: http://necesidadessociales2014.blogspot.com.
uy/p/dan-olweus.html

Oñate, A., y Piñuel, I. (2005). Informe Cisneros VII, Violencia escolar en alumnos de
primaria, ESO y Bachiller. Recuperado de http://www.internenes.com/acoso/docs/ICAM.pdf

Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la Salud. (2014).


Comunicado de prensa sobre la salud de los adolescentes. Recuperado de
http://www.paho.org/uru/index.php?option=com_content&view=article&id=842:la-opsoms-
llama-a-que-se-preste-mayor-atencion-a-la-salud-de-los-adolescentes-para-evitar-muertes-y-
mejorar-su-salud&Itemid=0

Paredes, M. T. Lega, L. Cabezas, H. Ortega, M. Medina, Y., y Vega, C. (2011). Diferencias


transculturales en la manifestación del bullying en estudiantes de escuela secundaria. Revista
Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. 9(2), 761-768. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77321592018

Pérez Algorta, G. (2004). Dinámica bullying y psicopatología en adolescentes. Interpsiquis.

Polo, I., León, B, Fajardo, F., Felipe, E., y Palacios, V. (2014). Perfiles de personalidad en
víctimas de acoso escolar. INFAD Revista de Psicología, 1(1) 409-416. Recuperado de
http://dehesa.unex.es:8080/xmlui/bitstream/handle/10662/2056/02149877_2014_1_1_409.pdf?s
equence=1

Román, M. y Murillo, J. (2011). América Latina: violencia entre estudiantes y desempeño


escolar. ReviewCepal, 104, pp. 37-54. Comisión Sectorial de Investigación Científica.

Román, M. y Murillo, J. (2011). «América Latina: violencia entre estudiantes y desempeño


escolar». Review cepal, n.º 104, pp. 37-54.Comisión Sectorial de Investigación Científica 191

Salgado Lévano, C. (2012). Revisión de las investigaciones acerca del bullying: desafíos para
su estudio. Lima: Observatorio sobre Violencia y Convivencia en la Escuela.

Viscardi, N. (2003). Enfrentando la violencia en las escuelas: un informe de Uruguay. En


UNESCO (Ed.).Violência na Escola: América Latina e Caribe (pp. 152-205). Brasilia.
Recuperado de: http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001308/130874POR.pdf.

Zysman, M. (2014). Bullying. Cómo prevenir e intervenir en situaciones de acoso escolar.


Buenos Aires: Paidós

26
ANEXOS

ANEXOS

N° 1

Consentimiento Informado dirigido a Padre, Madre o Tutor

Mi nombre es, soy Licenciad@ en Psicología, estoy investigando la prevalencia de acoso


escolar en la institución educativa a la que asiste su hijo/a o menor a cargo.

Participación Voluntaria

La participación del estudiante será totalmente voluntaria y libre, incluso puede retirarse en el
momento que él o ella lo desee sin que esto lo perjudique de forma alguna. No se recibirá
ningún tipo de resarcimiento económico por su participación.

Confidencialidad

Esta investigación se regirá por el principio de confidencialidad. En ningún momento se harán


públicos los datos que identifiquen a los participantes. Los datos obtenidos en éste estudio serán
utilizados con fines únicamente investigativos.

Contacto de la Investigador

En el caso de que usted tenga alguna duda acerca de esta investigación podrá contactarse vía e-
mail a la casilla de correo ……………………………

Consiento voluntariamente que mi hijo/a o menor que se encuentra bajo mi responsabilidad,


participe en la presente investigación siempre y cuando este así lo deseé, reconociendo el
derecho que tiene de retirarse en cualquier momento.

Nombre del estudiante ______________________________________________

Fecha de nacimiento _______________________________________________

Año que cursa y grupo al que pertenece ________________________________

27
Firma de madre, padre, tutor o encargado _______________________________

Aclaración de Firma _________________________________________________

Fecha _______________________

Nombre de la Investigadora _____________________________________________

Muchas Gracias por su atención.

ANEXO N° 2

Documento de Consentimiento Informado dirigido a Maestros, Directores

Propósito

El objetivo que persigue la investigación que se llevará a cabo, es indagar la incidencia que
tiene este fenómeno en los alumnos cuarto, quinto y sexto grado en las diferentes instituciones
educativas de enseñanza primaria, tanto pública como privada ubicados en el barrio
centro/cordón de la ciudad de Montevideo.

Participación Voluntaria

Su participación será libre y voluntaria, por lo cual usted no tiene que sentirse obligado a
participar, incluso aún aceptado participar puede retirarse de la investigación en cualquier
momento, sin que esto lo/a perjudique de ningún modo. Por su participación no recibirá ningún
tipo de resarcimiento económico.

Confidencialidad

Esta investigación se regirá por el principio de confidencialidad. En ningún momento se


revelarán datos que identifiquen a los participantes de la investigación. Nadie más que la
investigadora tendrá acceso a las grabaciones de las entrevistas y los datos obtenidos en éstas
serán utilizados con fines únicamente investigativos.

Muchas Gracias por su colaboración.

28
ANEXO N° 3. Datos Sociodemográficos

Antes de comenzar a completar los cuestionarios, complete el siguiente cuadro con sus datos.

Recuerda que los datos no se publicarán la investigación es de carácter anónima.

Nombre y Apellidos

Edad

Género Femenino Masculino

Centro educativo

Año que cursa y grupo

¿Has repetido algún año? ¿Cuál?

Anexo N° 4:

Entrevista dirigida a directores

1)¿Qué es para usted el bullying o acoso escolar? 2) ¿Ha presenciado alguna situación en la que
se haya presentado acoso escolar? 3) ¿Cómo detectan ustedes las situaciones de bullying? 4)
¿Hubo algún caso en el que alguno de los implicados en situaciones de acoso escolar abandonara
la institución educativa? En caso afirmativo, ¿puede contarme cómo fue? 5) ¿Considera que el
fenómeno se presenta de igual modo en todos los grados En caso negativo, ¿en cuál nota usted

29
mayor persistencia de este fenómeno? 6) ¿Qué estrategias tiene la institución para enfrentar el
bullying?

Entrevista dirigida a maestros

1) ¿Qué entiende por bullying o acoso escolar? 2) ¿Ha presenciado alguna situación en la que
se haya presentado hostigamiento a alguno de sus alumnos? 3) ¿Cómo procedió? 4) ¿Usted
percibe que en su clase se den situaciones de bullying? 5) ¿Cuál ha sido su postura ?6) ¿Estima
que necesita más formación al respecto que lo ayude en la prevención y en caso que sea efectivo
el acoso en cómo proceder? 7) ¿Hay protocolo de actuación ante estas situaciones?

30
31
32
ANEXO N° 5

33
34
35
36

Potrebbero piacerti anche