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Facultad de Psicología
Prevalencia del bullying en Centros Educativos Públicos y Privados de los barrios Centro y
Cordón de la ciudad de Montevideo.
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Índice
Resumen ……………………………………………………………..… Pág. 3
Abstract ...…………………………………………………………....… Pág. 3
Fundamentación …………………………………………………….… .Pág. 3
Antecedentes ……………………………………………………….….. Pág. 6
Marco Teórico…………………………………………………….…… Pág. 12
Manifestaciones de Bullying ……………………………………... …...Pág. 13
Agresores …………………………………………………………........ Pág. 14
Víctimas …..………………………………………………………........ Pág. 15
Espectadores …………………………………………………….... …...Pág. 16
Impactos negativos en la salud mental………………………………….Pág. 17
Problemas de Investigación …………………………………………….Pág. 17
Objetivos General………..……………………………………………...Pág. 18
Metodología ……………………………………………………….........Pág. 18
Muestra………………………………………………………………….Pág.19
Instrumentos a utilizar…………………………………………………..Pag.20
Consideraciones Éticas………………………………………………….Pág 21
Cronograma tentativo de ejecución ………………………………..........Pág. 22
Referencias bibliográficas ………………………………………………Pág. 23
Anexos
Anexo 1: Consentimiento informado para padres……………………….Pág.29
Anexo 2: Consentimiento informado Directores y Maestros……………Pág. 30
Anexo 3:Formulario Estudiantes………………………………………...Pág. 31
Anexo 4: Cuestionario a Directores………………………………...Pág. 32
Anexo 5: Cuestionario a Maestros…………………………………..Pág. 32
Anexo 6: Cuestionario Escala de Agresión entre Pares………………….Pág. 32
Anexo 7: Auto-test Cisneros Acoso Escolar..............................................Pág. 35
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RESUMEN
ABSTRACT
This pre-research project seeks to investigate the prevalence of bullying or bullying in primary
schools in the Centro and Cordón neighborhoods of the city of Montevideo; This sample will be
composed of three public institutions (School No. 79 "Daniel Fernández Crespo", School No. 6
"United States" and School No. 148 "Brazil") and by three private institutions (Primary School
Christian Association Youth, José Pedro Varela School and Edu Scholl). It also covers grades
corresponding to fourth, fifth and sixth.
It is considered of relevance to study this phenomenon due to the serious physical, psychological
and social consequences that it generates in all the subjects involved in it, so it is essential to
identify it.
It will be a non-experimental descriptive cross-sectional study, with a mixed methodological
approach, so quantitative research methodologies will be combined through the application of
self-administered questionnaires. Whose purpose will be to know the prevalence of bullying in
the aforementioned educational centers, develop strategies to prevent and / or deal with bullying
and intervene in cases considered at risk.
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Keywords: Bullying, Prevalencia, Educational institution.
1. Fundamentación:
La palabra bullying fue acuñada por el psicólogo noruego Dan Olweus (1998), quien
comenzó sus estudios en el tema a partir de suicidios en adolescentes víctimas de acoso escolar
en la década de los setenta. Olweus uno de los precursores en la investigación sobre la temática
de bullying, acuñó este término por su semejanza con la palabra mobbing la misma refiere a un
hostigamiento similar pero en el ambiente laboral. Las investigaciones realizadas por Olweus
fueron publicadas en 1973 en Suecia y en 1978 en Estados Unidos. Gracias a sus estudios e
investigaciones logró que se aprobara una ley en los parlamentos de Suecia y de Noruega contra
el acoso escolar en 1990.
También es interesante destacar el significado etimológico del término, proviene del inglés
“bull”, que significa toro. Este animal está asociado a una figura de fuerza y superioridad, que
ejerce un predominio sobre los demás. Al castellanizarlo se define como acoso escolar entre pares,
intimidación, matonaje u hostigamiento. El término se acuñó luego de que en 1966, Konrad
Lorenz describiera por primera vez el “mobbing” (en español acosar, perseguir, arremeter en
masa) entre las aves mientras las observaba atacar a un depredador. Esta conducta la atribuyó a
los instintos arraigados en la lucha darwiniana por sobrevivir y, en su opinión, los seres humanos
están sujetos a similares impulsos innatos, pero pueden quedar bajo el control racional.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la violencia que se
ha constatado en Latinoamérica ha tomado el carácter de “[…] problema epidémico” (Mazur,
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2010) consideran al bullying como un tipo específico de violencia que ha venido en aumento
según los aportes de varios investigadores. Así, Arroyave (2012) sostiene que al ser el acoso
escolar un fenómeno global con impacto a nivel personal, familiar y social, existe una necesidad
imperiosa de identificarlo. Además, para Krug et al. (Citado en Lozano,2010) este fenómeno “[…]
es una importante causa de morbi-mortalidad en niños y adolescentes” (p. 24). En la misma línea,
Loredo, Perea y López (2008) consideran que tanto las víctimas presentan mayor riesgo de
padecer “[…] síntomas depresivos e ideación suicida, pasando por trastornos del sueño, enuresis,
dolor abdominal, cefalea, malestar general, ansiedad, baja autoestima, sensación de rechazo
social, aislamiento, marginación, y en general una autopercepción de minusvalía física, social y
hasta económica” (p. 212).
2. Antecedentes
A nivel nacional existen algunas investigaciones sobre el bullying, dentro de las cuales cabe
destacar una que fue pionera en nuestro país. Se trata de la realizada por Cajigas, Kahan y Luzardo
(2004), quienes han contribuido a la comprensión del fenómeno al evaluar el comportamiento
agresivo entre jóvenes, y desde lo metodológico al adaptar y validar la Escala de Agresión Entre
Pares a nuestro medio (Bullying, Fighting and Victimization de Bosworth, Espelage y Simon (en
Cajigas, Kahan y Luzardo, 2004).
Para dicha investigación se tomó una muestra de 607 estudiantes de entre 11 a 17 años
pertenecientes a Ciclo Básico (los primeros tres grados), que concurren a un centro liceal ubicado
en la periferia de la ciudad de Montevideo. Como resultados obtuvieron que los varones tienen
mayor predisposición a la violencia, y que controlan menos los impulsos que las chicas. Estas, a
su vez, tienen mayor influencia conciliadora por parte de los adultos de su entorno que los varones.
Con respecto al grupo de pares con conductas transgresoras, los varones se vinculan más con
dichas conductas respecto a las chicas.
Otros resultados evidenciaron que las conductas solidarias se presentan de igual modo para ambos
sexos, y va aumentando con la edad (Cajigas, Kahan y Luzardo, 2004). Según esta investigación,
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en general las conductas agresivas y la vinculación con amistades transgresoras suelen
incrementarse con la edad, al tiempo que la influencia del mundo adulto va disminuyendo: a
medida que van creciendo comienza a aparecer un mayor control de impulsos (Cajigas, Kahan y
Luzardo, 2004).En lo que al género respecta, los jóvenes (26%) están más expuestos a ser víctimas
de acoso en relación a las chicas (14,3%). Los autores muestran que en referencia al género había
una diferencia, el doble de los chicos en relación a las jóvenes afirman haber sido objeto de
maltrato o víctima, la causa según los autores se deba a que la agresión física es más común en
los varones. (Cajigas et al., 2013, pp. 95-97) En la muestra analizada por los investigadores
nacionales se indaga sobre la prevalencia del acoso entre pares según el factor “bullying” y se
demuestra que alcanza a un 15% del total. Con respecto al factor victimización de la EAEP el
17% de los adolescentes escolarizados se sienten acosados y en relación al género no encontraron
diferencias importantes entre las chicas y los jóvenes. No obstante, los varones presentaron
puntajes bastante más altos en la “pelea física”. No hallaron diferencias referentes a la
victimización ya que tanto las chicas como los chicos pueden ser víctimas en igual medida.
(Cajigas, 2013, p.73) Estos mismos autores en relación a la percepción de peligrosidad el 10% de
los chicos encuestados percibe conductas de riesgo en centro educativo de manera frecuente y un
48% lo considera medianamente frecuente. Un porcentaje de 60% afirma haber observado
situaciones altamente riesgosas. En cuanto al género los chicos son más sensibles que las chicas
a la peligrosidad. Un 12% los chicos y las chicas un 8%. (Cajigas et al., 2013, p.90).
Lozano et al. (2010) busco identificar las situaciones de acoso escolar en un centro liceal
público ubicado en la zona oeste de Montevideo. En total, se encuestó a 203 estudiantes. Como
resultado se obtuvo que un 65 % de ellos estaba involucrado en situaciones de acoso escolar (22,4
% de ellos como agresores, 12 % como víctimas y 30,2 % como víctimas-agresores). En cuanto
a los tipos de agresiones, el 92 % de las víctimas expresó sufrir violencia psicológica, el 48 %
agresiones físicas y el 4 % violencia sexual, mientras que un 40 % declaró padecer las anteriores
manifestaciones de violencia en forma combinada. En cuanto a los agresores se destaca que el 50
% no tiene un motivo para seleccionar a sus víctimas, mientras que el 32 % dice agredir a modo
de revancha y el 13 % porque las víctimas les caen mal. En cuanto a los espectadores se destaca
que el 78,8 % de los encuestados presenció situaciones de acoso escolar, de los cuales el 27,5 %
dijo haber intervenido. En cuanto al género se destaca una mayor victimización en mujeres que
en hombres: 46 % de las mujeres padecen acoso, 86,8 % de las cuales declaró sufrir ataques por
parte de varones y 52,2 % de otras mujeres (los datos sobrepasan el 100 % porque algunas
víctimas son agredidas por ambos sexos) (Lozano et al., 2010).
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de Montevideo; se obtuvo como resultado que en la mayoría de los casos el abuso se manifiesta
mediante insultos, burlas y agresiones. El 60 % de las veces estas situaciones se producen durante
los recreos, tiempo en que no están tan supervisados por los adultos. Se destacó que los niños
víctimas tienen miedo de ir a la escuela solos, se sienten aislados y se culpan a sí mismos por sus
problemas. Según los especialistas, muchas veces la violencia es psicológica y casi invisible para
los adultos, porque se limita a pequeños actos, sutiles muchas veces. Por otra parte, los niños no
dicen lo que les sucede por vergüenza o temor a su agresor.
Pérez Algorta (citado en Diario Salud, 2006) señala que el tema de la violencia es todo un
desafío, ya que no existen respuestas definitivas y hay ciertas medidas que son necesarias tomar
para poder disminuir los efectos del maltrato. Destaca también que es necesaria la creación de
políticas y de programas contra la violencia que estén diseñados específicamente para cada
escuela, donde los profesores al igual que los padres deberían contar con información de manera
continua que los adiestre en la detección de señales para la prevención del hostigamiento. Otra
consideración es poder contar con espacios para trabajar sobre el relacionamiento en la clase, para
lo cual resulta importante según este autor trabajar con la familia y la escuela simultáneamente
como una forma de apoyo y de brindar educación a los padres. En este sentido, los centros
educativos deben comenzar por aclarar las reglas: “Ya existen, pero no siempre están claras como
para que los niños las sepan aplicar en todos lados. Tal vez un niño no tiene tan claro las
consecuencias de mortificar a otro”[U1] ( , , p. ). Las instituciones educativas también tienen que
explicitar los mecanismos para poder denunciar y manejar estos comportamientos (Diario Salud,
2006).
Recién en el año 2011 el acoso escolar empieza a formar parte de la agenda nacional a través
de la promulgación de la ley N°.19 098 (Uruguay, 2011), que declara de interés nacional el tema
del bullying y que obliga al CODICEN (máxima autoridad de la educación en Uruguay) a elaborar
un protocolo de actuación sobre el acoso escolar. Dicho protocolo deberá aplicarse en todos los
centros educativos del país, desde el nivel de preescolar hasta secundaria. Su objetivo es “[…] la
proposición, promulgación y aplicación, en forma urgente, de medidas de detección, prevención
e intervención respecto al maltrato en los centros educativos de todo el país” (Landarín, 2013,
párr. 5).
A nivel internacional, existen antecedentes de larga data acerca del bullying, si bien no estaba
definido como tal, De Escoiquiz (1821), planteaba:
Los niños acostumbran a tener el inhumano gusto de hacer mil burlas a sus compañeros. De
provocarlos a reñir, de decirles injurias, de escarnecerlos o mofarlos o hacerlos irritar de otros
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muchos modos, principalmente cuando los tienen por más débiles que ellos y no temen que
puedan vengarse.
En cuanto a las investigaciones actuales en nuestro país, hay un cierto consenso en algunas
características del flagelo: a) la intimidación física, verbal o psicológica con la intención de causar
temor, angustia o daño en un compañero; b) el desequilibrio de poder, donde existe una relación
que tiende a ser asimétrica entre un estudiante con mayor poder sobre otro de menor poder; c) la
ausencia de provocación por parte del estudiante que es acosado; d) los incidentes sistemáticos
entre los estudiantes durante un período prolongado de tiempo (Salgado Lévano, 2012). A estas
características, otros autores agregan que: e) el estudiante acosado (víctima) ante la situación de
bullying se siente excluido; f) percibe al agresor como más fuerte; g) las agresiones van
aumentando en intensidad y h) preferentemente tienen lugar en el ámbito privado (Salgado
Lévano, 2012).
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▪ Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
que organizó el simposio de Seúl que reunió a participantes de setenta países para discutir,
intercambiar y definir lineamientos para atender esta problemática. Según la directora de esta
organización: “La violencia escolar y el bullying son una grave violación del derecho a la
educación. […] Afecta a dos de cada de diez niños en el mundo)” (Bokova, 2017, p. ).[U2]
Para Olweus (1993), el acoso tiene como característica que se produce en un grupo de pares
relativamente estable, donde la víctima tiene pocas posibilidades de escapar. Para diferenciar el
acoso escolar de un hecho aislado de maltrato tiene que existir la repetición de las conductas de
maltrato por parte del acosador hacia la víctima. Este comportamiento genera un desequilibrio de
poder o fuerza entre pares que quiebra la simetría que debería existir entre iguales. Con ello se
estructura una relación asimétrica de dominio-sumisión en la que el individuo que está siendo
acosado tiene dificultades para defenderse. Las víctimas de bullying se ven afectadas
negativamente por esta situación, que causa problemas psicosociales que perjudican su autoestima
e interfiere en el desarrollo adecuado del aprendizaje (Caralt et al., 2006).
Existen diferentes modalidades que pueden adquirir estas conductas de maltrato entre pares.
Están las formas directas de acoso (agresiones físicas), luego las verbales (insultos, apodos o
burlas, y por último las de exclusión de un grupo (se aísla y no se deja participar a la víctima)
Todas estas formas de exclusión son directas; por otro lado, las indirectas se dan al robar objetos
de la víctima, romperlos o esconderlos. También de forma indirecta se puede hostigar hablando
mal de la víctima, difundiendo falsos rumores o creando una situación de exclusión social que la
ignore o ningunee (Caralt et al., 2006).
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Es importante señalar que las formas de agresión verbales y de exclusión social a largo plazo
desembocan en consecuencias negativas para quien sufre dicha agresión. A su vez, las formas
indirectas de acoso escolar son formas sutiles pues el agresor no se identifica fácilmente y queda
a la sombra, lo que le genera dudas a la víctima sobre su propia percepción. Todo ello desestabiliza
y afecta su autoestima e introyecta sentimientos de culpabilidad al no identificar claramente a su
agresor o agresores (Caralt et al., 2006).
▪ en lo familiar: se corresponde con las historias relacionales de los padres, las relaciones
entre los hermanos;
En cuanto a lo escolar, la permanencia de varias horas al día de los niños en la escuela, hace
necesario que los educadores conozcan, entiendan, detecten el fenómeno y actúen para prevenir
el bullying. En este sentido el rol del maestro es vital en la promoción de un ambiente adecuado
y libre de acoso escolar. Gordon (1991) enfatiza la importancia de desarrollar la comunicación
como estrategia de enseñanza, una buena comunicación entre el maestro y el alumno creará un
vínculo más arraigado y de mayor confianza, que posibilitará percibir el acoso.
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Los individuos, a través de sus interacciones, forman creencias que por ser portadoras de
sentido influyen en la manera en que experimentan y actúan dentro de sus contextos (Creswell,
2009; Mettens, 1997). Según Dallos, “[…] las creencias son un conjunto perdurable de
interpretaciones y premisas acerca de lo considerado como cierto y, por lo tanto, influyen en los
comportamientos de las personas” (p.53).
Las investigaciones realizadas acerca de las creencias de los docentes con respecto al bullying
evidenciaron que estas se caracterizan por: a) tender a no incluir dentro de lo que consideran como
bullying a las agresiones de índole social (Chagas, 2005; Fernández et al., 2006); b) considerar a
las agresiones psicológicas y sociales como menos dañinas que las de tipo físico (Bauman y Del
Río, 2006; Fernández et al., 2006; Pérez, 2011), y c) no tener en cuenta las diferencias de poder
entre el agresor y la víctima como parte de la naturaleza del bullying, lo cual en muchas ocasiones
los lleva a suponer que la víctima puede resolver por sí sola dicha situación (Harwood y Copfer,
2011; Naylor et al., 2006). (Cuervo et al., 2014, p.53)
4. Marco teórico
Desde fines de la década de los sesenta surge en Suecia una preocupación por el tema de la
agresión entre pares, que se propagó por los demás países escandinavos (Noruega, Dinamarca,
Finlandia e Islandia), las autoridades educativas no lo evidenciaron hasta finales de 1982 gracias
a una publicación de un periódico noruego sobre el suicidio de tres adolescentes de entre 10 a 14
años. Fue tal la repercusión social y el interés público que suscitó, que el Ministerio de Educación
de Noruega realizó en 1983 una campaña contra el acoso escolar identificando agresores y
víctimas en las instituciones educativas de primaria y de secundaria. Para ello se implementó el
cuestionario sobre agresores y víctimas, diseñado por Olweus (1998).
Por otra parte, Oñate y Piñuel (2005) definen el acoso escolar como
[…] un continuo y deliberado maltrato verbal y modal que recibe un niño por parte de otro u
otros, que se comportan con él cruelmente con el objeto de someterlo, apocarlo, asustarlo,
amenazar y que atentan contra la dignidad del niño. (p. 3)
Estos autores describen cinco etapas, por lo general consecutivas, en las que se produce el
acoso escolar: “Incidentes críticos; acoso y estigmatización del niño; latencia y generación del
daño psicológico, manifestaciones somáticas y psicológicas graves; expulsión o autoexclusión de
la víctima” (Oñate y Piñuel, 2005, p. 6).
Para diferenciar las situaciones en las que se produce acoso escolar de peleas aisladas o
“bromas” entre amigos, Olweus (1998) determinó que hay que distinguir las características
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particulares que tiene el bullying, como ser el desequilibrio de poder o de fuerza entre el agresor
y la víctima, que puede ser real o percibido de este modo por esta última. Además, existe la
intención de dañar y las agresiones se sostienen en el tiempo, y puede incluso intensificarse
(Arroyave, 2012). Se destaca, a su vez, que en un principio la víctima puede no percibir las
agresiones como tal, sino como un juego. Por otro lado, Oñate y Piñuel (2005) agregan que si
bien las burlas o bromas entre aquellos pares que tengan casi la misma fuerza física o psicológica
no se consideran bullying, las “[…] repetidas bromas degradantes y maliciosas que se continúan
a pesar de los signos evidentes de angustia y de la oposición por parte del niño agredido sí se
puede considerar acoso” (p.10).
Las diferentes formas que toma bullying son la violencia verbal, física o psicológica, además
del aislamiento social o la violencia sexual.
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Existen tres actores principales que sostienen y disparan la dinámica de bullying: los
agresores, las víctimas y los espectadores; cada uno de ellos tiene un conjunto de características
destacables. Este fenómeno impacta en todos los participantes, independientemente del grado de
implicación, incluso en la vida adulta se pueden observar dichas secuelas. Varios autores, entre
los cuales se encuentra Bausela (2008), consideran que el origen de los comportamientos hostiles
es multicausal, puesto que los factores culturales, familiares y sociales se encuentran relacionados
a este tipo de conductas.
4.2.1. Agresores
Los agresores se caracterizan, según Olweus (1998), por conducirse en forma agresiva tanto
con sus pares como con los adultos. Tienen gran predisposición a la violencia, son dominantes e
impulsivos, no demuestran empatía por sus víctimas, suelen sacar un aliciente con sus acciones
debido a los objetos que pueden obtener de ellas. Arroyave (2012) destaca que estos sujetos
físicamente son más fuertes.
Por su parte, Paredes et al. (2011) manifiestan que tienen dificultades para controlar los
sentimientos de rabia y de hostilidad, ya que no se responsabilizan de sus actos y suelen incluso
culpar a los demás por su proceder. Asimismo, interpretan equivocadamente el actuar de los otros
y perciben generalmente hostilidad por parte de estos. Estos autores concluyen que su
comportamiento tiene como fin proteger su autoimagen, a lo que Alonso (2011) agrega que el
agresor mantiene una conducta hostil con el fin de obtener recompensas sociales: conseguir
“exitosamente” sus objetivos incrementa su estatus dentro del grupo reforzador (Caro, 2012) y el
hecho de denigrar al otro lo gratifica debido a que lo hace sentir superior; de este modo se
sobrevalora y denota así un marcado egocentrismo (Delgadillo y Argüello, 2013). Tresgallo
(2008) refiere que si bien los acosadores suelen exponerse como autosuficientes, realmente
presentan baja autoestima.
Por otro lado, Nolasco (2012) afirma que, según las investigaciones de Smith et al. (2004) y
de Pellegrini, Bartini y Brook (1999), los acosadores suelen resolver sus conflictos por medio de
la agresión. Además, no se caracterizan por implementar estrategias que no conlleven violencia y
presentan baja tolerancia a la frustración, así como también tienen dificultades a la hora de aceptar
las normas o los límites establecidos. Collell y Escudé (2006) sostienen que por lo general los
agresores prefieren actuar en grupos antes que en solitario.A su vez,Salimivalli (1993, en Nolasco,
2012) diferencia a los agresores en líderes, seguidores y reforzadores. Los primeros son los que
fomentan la iniciativa de hostigar a un sujeto considerado más débil; los segundos se suman a los
líderes pero no toman la iniciativa y los terceros se caracterizan por animar a los agresores y
burlarse de la víctima.
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Olweus (1998) sostiene que en realidad estos actores encubren por medio de su accionar una
personalidad ansiosa e insegura. Para Cerezo (2006), estos sujetos suelen presentar un nivel
considerable de psicoticismo, neuroticismo y extroversión. Arroyave (2012) refiere a que en la
mayoría de los casos una evaluación psiquiátrica podría concluir trastorno oposicionista
desafiante. Kumpulainen, Rasanen y Henttonen (1999, en Collel y Escudé, 2006) agregan que en
los agresores las conductas externalizadas se encuentran trastornadas y posiblemente pueden
presentar hiperactividad.
Dentro de las consecuencias que produce el bullying en los propios agresores, Arroyave
(2012) destaca el bajo rendimiento escolar y el hecho de que posiblemente abandonen la
institución educativa: “[…] los diagnósticos más frecuentes encontrados son: trastorno
oposicional desafiante […], trastornos ansiosos y depresivos […], mayor trastorno de
personalidad antisocial, mayor abuso de alcohol y drogas, vandalismo y tendencia al porte de
armas”, estipulan que en estos se presenta ideación suicida y, debido a la gran impulsividad que
los caracteriza, pueden llegar a intentar o cometer suicidio Arroyave, (2012).
4.2.2. Víctimas
Las víctimas son caracterizadas por Olweus (1998) como personas inseguras y por lo general
con mayor nivel de ansiedad que sus pares, con baja autoestima y con auto conceptos negativos
sobre sí mismos. Este autor considera que si la situación de acoso se sostiene durante un tiempo
prolongado estas características se intensifican; Polo et al. (2014) agregan que la exposición a
vivencias agresivas reiteradas en el tiempo obstaculiza el desarrollo personal, emocional y social
en las víctimas. Arroyave (2012) destaca, además, que presentan dificultades a la hora de
relacionarse y que tienen escasas habilidades sociales.
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autoestima y bajo rendimiento escolar. Díaz-Aguado (2005) agrega que por lo general se
encuentran socialmente aislados y su carácter provoca el rechazo de sus pares. Díaz-Aguado
(2005, en Nolasco, 2012) refiere a que reaccionan agresiva e impulsivamente ante el ataque e
incluso suelen malinterpretar situaciones como agresivas cuando no lo son.
Las víctimas son las que sufren las consecuencias más graves del acoso escolar por los
grandes sometimientos y daños que han padecido a lo largo del tiempo. A esta situación se la
conoce como victimización, pues el hostigado pierde la autoestima y la confianza en los demás,
y aumentan los pensamientos negativos contra su persona, por lo que predomina la sensación de
poco valor (Arroyave, 2012). Los efectos se producen a corto, mediano y largo plazo, e incluso
se pueden observar en la vida adulta: según Arroyave (2012), en “[…] el estrés psicológico
general como en los trastornos psiquiátricos” (p.121).
Arroyave (2012) describe las consecuencias que produce el bullying en las víctimas
diferenciando el nivel mental, el conductual, el corporal y el cognitivo. En el primero se destacan
las ansiedades, sobre todo la anticipatoria y la fobia del sujeto para con la institución escolar, en
donde se dan situaciones de ausentismo escolar e incluso se llega a abandonar la institución
educativa. En el segundo, la conducta del sujeto se ve alterada, se lo puede notar con mayor
sensibilidad, adoptan conductas evitativas para no asistir a clase. A nivel corporal se presentan
diferentes somatizaciones, como ser “[…] vómito, diarrea, dolor abdominal y muscular”
(Arroyave, 2012, pp. 121-122). En el último nivel, el cognitivo, se puede observar también la
acentuación de la fobia escolar.
Dentro de las patologías de estos sujetos, autores como Arroyave (2012), destacan la
depresión, el trastorno por estrés postraumático y, principalmente, subrayan que en las víctimas
aparece con gran intensidad la idea de acabar con el sufrimiento que produce el bullying atentando
contra su propia vida. Según Arroyave (2012), la ideación suicida se deriva del sentimiento de
impotencia: “[…] el desamparo que sienten frente a la situación, la sensación de ser merecedor
de lo que le ocurre y la posterior creación de un círculo vicioso entre agresión y pausa de la
misma” (p.122). Esto los hace estar en estado de alerta constantemente. Estas vivencias sostenidas
en el tiempo potencian la creencia de encontrar mediante el suicidio la forma de finalizar lo que
les produce la exposición al acoso escolar. Baeza et al. (2010) agregan que las víctimas sufren
como causa del acoso reiterado en el tiempo una “[…] tensión nerviosa, gastralgia, cefalea,
terrores nocturnos, ataques de ansiedad, fobias, miedo a la escuela y aislamiento” (p.151).
Mediante una evaluación diagnóstica autores como Skapinakis (2011), Jansen et al. (2011) o
Trauman (2008), citados en Arroyave (2012), concluyen que las víctimas pueden presentar fobia
social, depresión y ansiedad.
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4.2.3. Espectadores
Los espectadores, por su parte, son los que están presentes y observan cómo acosan a un
sujeto o grupo minoritario. Pueden incluso llegar a funcionar como reforzadores de la actitud del
agresor por medio de risas, por alentar o por incitar el suceso; incluso por el hecho de quedarse
en silencio observando la situación. Arroyave (2012) destaca que ellos suelen no solidarizarse
con el padecimiento de la víctima, por lo cual deduce que presentan escasa o nula empatía. Opina,
además, que como consecuencia de la exposición a las situaciones de hostigamientos podrían
adoptar conductas agresivas o seguir reforzando su posición de no intervenir. Según Salmivalli
(1996, en Nolasco, 2012), existen dos tipos: los espectadores netos y los defensores. Estos últimos
son los que tratan de ayudar a las víctimas, mientras que los primeros no intervienen ante el acoso.
Carretero (2011, en Nolasco, 2012) considera que esto puede deberse al desconocimiento de la
situación o por no querer involucrarse.
Para Oñate y Piñuel (2005) las repercusiones psicológicas que presentan las víctimas de
acoso escolar “[…] son daños y no problemas que radiquen en una estructura de su personalidad
o en factores psicológicos constitucionales previos” (p. 18). Por ello la consecuencia psicológica
principal en los chicos que padecen acoso escolar está relacionada esencialmente con el síndrome
de estrés postraumático. En cuanto a las consecuencias específicas de las víctimas, Arroyave
(2012), plantea que ante una evaluación psiquiátrica suele diagnosticarse en estos “[…] trastorno
de atención de predominio impulsivo o mixto con una comorbilidad con trastorno oposicional
desafiante. […] Son el grupo que mayor patología mental presenta, […] se encuentra mayor
porcentaje de depresión, ansiedad” (p. 120).
Diversos estudios evidencian los impactos negativos en la salud mental de los individuos
relacionados con el bullying. Chiarino (2017) enumera una serie de investigaciones que analizan
potenciales efectos negativos del mismo en el desarrollo del individuo y en su vida diaria:
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Lejos de establecer una relación lineal o causal, es insoslayable reconocer la incidencia
negativa de esta problemática en el desarrollo del sufrimiento psíquico en los sujetos afectados
Acorde a lo planteado se considera relevante estudiar el acoso escolar o bullying debido a las
repercusiones que tiene a corto, mediano y largo plazo en los sujetos que participan en él. En ésta
investigación se abordará la incidencia de la problemática del bullying en algunos centros de
Educación Primaria de Montevideo en los barrios Centro/Cordón.
Las preguntas de investigación que guiarán este estudio son las siguientes:
¿Se presentan diferencias respecto al bullying entre los centros educativos públicos y
privados?
¿Los docentes cuentan con las herramientas necesarias para detectar y afrontar el acoso?
6. Objetivos
Nuestro objetivo general es evaluar la prevalencia del bullying niños escolarizados de 4.to,
5.to y 6.to año en Centros de Enseñanza Pública y Privada de los barrios Centro/Cordón de la
ciudad de Montevideo. Conocer la percepción sobre el bullying de docentes y directores, así como
también las estrategias abordadas por las Instituciones Educativas.
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§ Indagar en qué medida los docentes (maestros y directores) perciben que tienen
herramientas para afrontar situaciones de bullying.
7. Metodología
Se procederá a coordinar las fechas y horarios en los que se llevarán a cabo las charlas
informativas con los alumnos, los maestros y los directores, así como se establecerá la fecha en
la que se aplicarán los cuestionarios.
El segundo cuestionario que se aplicará será el Auto-test Cisneros de Acoso Escolar (Oñate
y Piñuel, 2005), éste cuestionario permite indagar la frecuencia con la que se dan determinados
comportamientos en la institución educativa, magnitud de afectación así como también
derivaciones psicológicas. Está compuesto por 50 ítems, evaluados también con una escala Likert.
Muestra
Se trabajará con una muestra de seis centros educativos de Enseñanza Primaria de los barrios
Centro y Cordón de la ciudad de Montevideo; estará compuesta por tres instituciones públicas
18
(Escuela n.o 79 “Daniel Fernández Crespo”, Escuela n.o 6 “Estados Unidos” y la Escuela n.o 148
“Brasil”) y por tres instituciones privadas (Escuela primaria Asociación Cristiana de Jóvenes,
Escuela José Pedro Varela y Edu Scholl). Criterios de selección: - Ser estudiantes de cuarto año
quinto o sexto año. Se evaluará a todos los alumnos de los grados en cual realizaremos la
investigación. (Se estima 20 alumnos por grado en los liceos privados y 30 alumnos en los
públicos)
Instrumentos a utilizar
Para evaluar la agresión entre pares, se utilizará la “Escala de Agresión entre Pares
(Bullying)” (EAEP,Cajigas, Kahan, Luzardo, 2004) (ver anexo 4). Posee cuatro sub-escalas a tres
factores más que revelan las tres dimensiones del bullying. La primera subescala es la de las
influencias externas, que se corresponde con la influencia que los comportamientos de los pares
y las actitudes de los adultos del entorno del adolescente tienen sobre su conducta agresiva. Esta
se compone de once ítems, cuatros dirigidos a indagar sobre qué mensajes dan los adultos sobre
la forma de resolver conflictos y los otros siete estudian la frecuencia con la que los amigos del
adolescente intimidan o transgreden las normas (Cajigas, Kahan y Luzardo, 2004). La segunda
subescala es la de la actitud hacia la violencia, que investiga la actitud de estos para con las
conductas agresivas, el control de impulsos agresivos y las alternativas de resolución de
conflictos. Se compone de seis ítems, de los cuales cuatro evalúan cómo reaccionar ante los
conflictos y los otros dos están destinados a investigar el grado de habilidad para resolver
conflictos de formas alternativas (Cajigas, Kahn y Luzardo 2004). Indaga sobre las conductas
solidarias del estudiante para con los compañeros, y se compone de cinco ítems (Cajigas, Kahan
y Luzardo, 2004). Por último, la cuarta subescala, conductas agresivas, evalúa la frecuencia con
la que los adolescentes tienen comportamientos agresivos hacia sus pares. Se compone de doce
ítems, cinco de ellos evalúan los comportamientos de pelea del sujeto para con los pares y la
incitación por parte de otros para comportarse de esa manera; en los otros cuatro se indaga sobre
la intimidación o “[…] conductas de agresión indirecta o indeterminada” (Cajigas, Kahan y
19
Luzardo, 2004, p. 179), y los últimos tres evalúan el comportamiento del sujeto ante situaciones
de burlas contra otros y la diversión que le produce realizarlas.
Entrevistas
CONSIDERACIONES ÉTICAS
Esta investigación se regirá por los principios del Código de Ética del Psicólogo (2001), y
por el Decreto del Ministerio de Salud Pública N°379/008(2008) que protege los derechos de los
seres humanos participes de investigaciones.
20
el psicólogo de la escuela, en el caso de que la institución no contara con este profesional o que
por algún motivo no quisiera asistir con este profesional se le sugerirá cómo y dónde puede su
hijo o menor bajo su cargo recibir la atención psicológica pertinente.
8. Cronograma
21
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26
ANEXOS
ANEXOS
N° 1
Participación Voluntaria
La participación del estudiante será totalmente voluntaria y libre, incluso puede retirarse en el
momento que él o ella lo desee sin que esto lo perjudique de forma alguna. No se recibirá
ningún tipo de resarcimiento económico por su participación.
Confidencialidad
Contacto de la Investigador
En el caso de que usted tenga alguna duda acerca de esta investigación podrá contactarse vía e-
mail a la casilla de correo ……………………………
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Firma de madre, padre, tutor o encargado _______________________________
Fecha _______________________
ANEXO N° 2
Propósito
El objetivo que persigue la investigación que se llevará a cabo, es indagar la incidencia que
tiene este fenómeno en los alumnos cuarto, quinto y sexto grado en las diferentes instituciones
educativas de enseñanza primaria, tanto pública como privada ubicados en el barrio
centro/cordón de la ciudad de Montevideo.
Participación Voluntaria
Su participación será libre y voluntaria, por lo cual usted no tiene que sentirse obligado a
participar, incluso aún aceptado participar puede retirarse de la investigación en cualquier
momento, sin que esto lo/a perjudique de ningún modo. Por su participación no recibirá ningún
tipo de resarcimiento económico.
Confidencialidad
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ANEXO N° 3. Datos Sociodemográficos
Antes de comenzar a completar los cuestionarios, complete el siguiente cuadro con sus datos.
Nombre y Apellidos
Edad
Centro educativo
Anexo N° 4:
1)¿Qué es para usted el bullying o acoso escolar? 2) ¿Ha presenciado alguna situación en la que
se haya presentado acoso escolar? 3) ¿Cómo detectan ustedes las situaciones de bullying? 4)
¿Hubo algún caso en el que alguno de los implicados en situaciones de acoso escolar abandonara
la institución educativa? En caso afirmativo, ¿puede contarme cómo fue? 5) ¿Considera que el
fenómeno se presenta de igual modo en todos los grados En caso negativo, ¿en cuál nota usted
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mayor persistencia de este fenómeno? 6) ¿Qué estrategias tiene la institución para enfrentar el
bullying?
1) ¿Qué entiende por bullying o acoso escolar? 2) ¿Ha presenciado alguna situación en la que
se haya presentado hostigamiento a alguno de sus alumnos? 3) ¿Cómo procedió? 4) ¿Usted
percibe que en su clase se den situaciones de bullying? 5) ¿Cuál ha sido su postura ?6) ¿Estima
que necesita más formación al respecto que lo ayude en la prevención y en caso que sea efectivo
el acoso en cómo proceder? 7) ¿Hay protocolo de actuación ante estas situaciones?
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ANEXO N° 5
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