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ederadas

Símbolos y r it o s e n l a LTURA P O L IT IC A
E
n la historia vallecaucana —así como en otras zonas de la Nueva (¡ranada se afronto una
etapa de transición a la emancipación e independencia en la cual se formaron unos prim ipm
identítarios de región. Por una razón u otra, los dirigentes de las ciudades situadas a lo lateo .1. I
valle geográfico del río Cauca tenían poca afinidad política con la dirigencia de Popayán y laiMum
tura de 1810 permitirá a las Ciudades Amigas del Valle -Caloto, Cali, Muga, <¡arlago, A iim im i
Toro-, exponer sus diferencias con la capital de gobernación al tiempo que buscaban ñus anean- -
de expresión y actuación frente a la situación a la que estaba sometida hispana. I)el reqm i une un.
de autonomía se fue transitando al de independencia, y del clamor a femando Vil i'
amado”— se caminó al clamor por la libertad. Esto requirió del uso y expose ión di - I.......
simbólicos que permitieran la construcción de nuevas formas de identificación, de tal Imim -|n-
desde los primeros gobiernos republicanos, en el contexto independentista estuvieron a i.... . ■:
dos de símbolos, estereotipos, frases, mitos y ritos.

Este libro identifica y pone en valor aquellos elementos simbólicos que contribuyeron espo ili> .1
mente a identificar o impulsar el ideario republicano y que no obstante no ser abundantes en la
región, irán cobrando fuerza y sentido con las conceptualizaciones que acompañaran los 1 anilu­
de la fase autonomista a la independentista y a la instalación de la República moderna.

(Inivet sitiad

Ulñ -y lili
Hemiúcle/. Isabel Cristina
Ciudades confederadas del Valle : símbolos y ritos en la
formación de su cultura política / Isabel Cristina Bcrmúdez,
Alonso Valencia, Fanny Constanza Gómez.—C a li: Programa
Editorial Universidad del Valle, 2017.
144 páginas ; 23 cm .~ (Colección artes y humanidades)
Incluye índice de contenido
1.Cultura política- Valle del Cauca (Colombia) - Historia
2. Valle del Cauca (Colombia)- Política y gobierno - Historia
I. Valencia, Alonso, autor II.Gómez, Fanny Constanza, autor
III. Tít. IV. Serie.
306.2 cd 21 ed.
A l 575699

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Angel Arango

Universidad del Valle


Programa Editorial

Título: Ciudades Confederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política
Autores: Isabel Cristina Bermúdez - Alonso Valencia - Fanny Constanza Gómez
ISBN: 978-958-765-470-7
ISBN-PDF: 978-958-765-471-4
Colección: Artes y Humanidades - Historia
Primera edición

Rector de la Universidad del Valle: Édgar Várela Barrios


Vicerrector de Investigaciones: Javier E. Medina Vásquez
Director del Programa Editorial: Francisco Ramírez Potes

© Universidad del Valle


© Isabel Cristina Bermúdez - Alonso Valencia - Fanny Constanza Gómez

Diseño y Carátula: Sara Isabel Solarte


Diagramación y corrección de estilo: G&G Editores - Cali

Este libro, salvo las excepciones previstas por la Ley, no puede ser reproducido por ningún medio sin previa
autorización escrita de la Universidad del Valle.

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(tcMoN, fotografías, ilustraciones, tablas, etc.), razón por la cual la Universidad del Valle no asume
i- potviíibilidnd alguna en caso de omisiones o errores.

i ÉiIi ( nliiftihiH julio de 2017


Ciudades
Confederadas
deIValle
S ím b o l o s y r it o s e n l a f o r m a c ió n d e s u c u l t u r a p o l ít ic a

Isabel Cristina Bermúdez - Alonso Valencia Llano - Fanny Constanza Gómez

Colección Artes y Humanidades

Historia
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN.......................................................................................................... 9

CAPÍTULO 1
LA CONFEDERACIÓN DE CIUDADES DEL VALLE.
ORIGEN Y CONTEXTO DE SU FORMACIÓN........................................................... 15
Las ciudades amigas del Valle..............................................................................21
Las Ciudades Confederadas..................................................................................26
Jura de la Constitución de Cádiz por el gobierno reconquistador.......................31
La Constitución fallida......................................................................................... 35

CAPÍTULO 2
EL SIMBOLISMO RITUAL EN LA PRIMERA REPÚBLICA 1811-1832.................... 43
Los símbolos construidos y reconstruidos............................................................46
Los discursos cívicos............................................................................................52
Festividades y homenajes públicos:
“Repiques, flores, músicos, llegó la hora de celebrar” ........................................ 61

CAPÍTULO 3
IMÁGENES PARA VER Y NO TOCAR.........................................................................65
Sentimientos por quitar: las imágenes para usar y llevar.....................................90

BIBLIOGRAFÍA Y MANUSCRITOS CONSULTADOS............................................... 99


ANEXO............................................................................................................................ 107
INTRODUCCIÓN

n la historia de nuestros acontecimientos cotidianos o extraordinarios,


E generalmente han existido momentos de transición, coyunturas cortas o
largas, que nos han permitido adecuamos al cambio, con tensión, violencia,
espacios de tranquilidad y paz. Lo interesante en ello es que desde nuestra
historia colombiana — y vallecaucana, en este caso— se afrontó, al igual que
en el resto de regiones del país, una etapa de camino a la emancipación e
independencia en la cual se formaron unos principios identitarios de región.
Las Ciudades Amigas del Valle fueron ese principio de búsqueda y encuentro
entre pueblos que, hallándose- en una misma situación, avizoraron intereses
comunes e iniciaron un camino de acompañamiento y lucha.
De una u otra forma, los dirigentes de las ciudades coloniales a lo largo del
valle geográfico del río Cauca no tenían mucha afinidad política con la diri­
gencia capitalina de la ciudad de Popayán, siempre a cabeza de mandato. El
momento de exponer el disgusto con mayor fúndamentación será la coyuntu­
ra de 1810, así es que Cali, Buga, Cartago, Caloto, Anserma, Toro, unifican
su voz de protesta frente a las consideraciones, peticiones y propuestas de la
capital de gobernación, e inician la búsqueda de mecanismos de expresión y
confrontación ideológica y de actuación frente al hecho francés en España.
La bitácora de viaje hacia la independencia pasó en nuestra región suroc-
cidental colombiana por ese camino de desagregación regional, de enfrenta­
miento intemo. La Gobernación de Popayán se vio fragmentada y en guerra.
I 'IHi Ahf ei t f i^ f P H P S A h A i HPf V \ \ i P V ftí lílg PM i \ PniíMAj jtífi fin SÚ t Di tf ISA Wti fti* A

Del requerimiento de autonomía se fue transitando al requerimiento de 1¡i


independencia, y del clamor a Femando VII — “bien amado”— se caminó
al clamor por la libertad. En cada una de las regiones y provincias neogru
nadinas existió un entorno social y político propio, que requería de un uso y
exposición específico de elementos simbólicos para la efectividad de dcter
minadas acciones, para acceder con mayor facilidad a los pobladores de sus
comunidades; se buscaba iniciar y desarrollar la construcción de una nueva
forma de identificación de sus pobladores, más general y homogénea, que
superara a las identificaciones vecinales coloniales.
El historiador Jorge Orlando Meló, al referirse a la identidad, señalaba que
se trataba esencialmente de

[...] un discurso: sus unidades formativas son las imágenes, los términos y pa­
labras que recibimos en la infancia, en la escuela, en los periódicos, en todas
las formas de comunicación. Los discursos sobre la identidad se configuran
con símbolos, frases, mitos, estereotipos, nociones vagas. Imágenes colectivas1.

Ese discurso, compuesto y acompañado de símbolos, frases, mitos, este­


reotipos y prototipos, se empezó a construir alrededor de los primeros go­
biernos republicanos, en el contexto independentista. Ello permitiría iniciar
el proceso de elaboración y asimilación hacia una identidad nacional que pre­
tendería, luego, presentarse sin fisuras, sin diversidad de imaginarios ante la
multiplicidad de procesos y sujetos generadores de las características identi-
tarias presentes en las múltiples regiones que conformaban a la Primera Re­
pública a partir de 1812.
Los temas abordados en este libro se enmarcan en el proceso conocido
como la primera etapa de la independencia del sur de la actual Colombia.
Partimos de la aclaración de que el ambiente en el que se confederaron las
Ciudades Amigas del Valle del Cauca no fue precisamente el más rico en la
creación o uso de elementos simbólicos que pretendieran identificar o impul­
sar el ideario liberal republicano; sin embargo, es posible rescatar de dicho
proceso el lenguaje ilustrado en el que se apela a conceptualizaciones liberales
que irán cobrando fuerza y sentido con los cambios de la fase autonomista a la
1 Citado por Ingrid Bolívar et al.: “Estetizar la independentista y la instalación de la República moderna. Sin pretensiones de
política: lo nacional de la belleza y la geo­ establecer una cronología del uso, creación y recreación de símbolos por parte
grafía de turismo, 1947-1970”. En: Ingrid
de los líderes políticos y militares foij adores de la independencia, o por parte
Bolívar, Gennán Ferro, Andrés Dávila (eds.),
Cuadernos de Nación, Ministerio de Cultura,
de los gobiernos instalados, nos parece pertinente arriesgamos a mostrar cómo
Bogotá, 2002, p. 118. la simbología y su uso fueron cambiando con el tiempo.

10
Los símbolos se encuentran presentes en múltiples objetos y ambientes,
¿esde pinturas, discursos, himnos y emblemas. Sin embargo, durante este
período estuvieron fuertemente ligados a la redacción de constituciones, las
celebraciones de ceremonias y sus rituales asociados. En las celebraciones
su uso fue determinando el nuevo significado de las costumbres y símbolos
coloniales, facilitando una transición no violenta de los imaginarios popula­
res, en tanto que la cercanía de la memoria les permitía “aceptar” el cambio
o, por lo menos, “evidenciar” los cambios de régimen de gobierno.
En las ceremonias se hizo presente la autoridad que investía a los nuevos
gobernantes, se dieron a conocer, mediante la pragmática, conceptos como la
ciudadanía y la representación política, gracias al nombramiento de las Juntas
y los actos de sufragio mediante elecciones que, en un comienzo, tuvieron
alcances bastante universales. También se entregó una nueva finalidad a la
ritualidad religiosa en beneficio de los objetivos de la República y se expuso
a la población a la constante creación de narraciones heroicas, consecuencia
de las frecuentes batallas, propiciando una nueva construcción del sentido de
Patria, ya no como la localidad en la cual se nace y se vive, sino en el sentido
de la República misma, lo que daba un avance en las fronteras mentales tan
locales con las que se había mantenido a la sociedad colonial.
Estas celebraciones, como constructoras del imaginario colectivo, serán
referidas como celebraciones patrióticas en las que los símbolos cobran vida
y sentido propio; también servían para reconocer las diferentes motivaciones
que llevaban a los dirigentes a planearlas y llevarlas a cabo.
La celebración patriótica estuvo vinculada a tres actividades, principal­
mente: los ritos religiosos, como misas, los tedeum y las procesiones, entre
otros; las paradas militares, propias de la formación de batallones, ejercicios
de reclutas, desfiles triunfales, etc.; y los actos cívicos, como juras de cons­
tituciones, condecoraciones, elecciones, y otras ceremonias dirigidas por las
autoridades civiles del gobierno republicano. En cada una de estas activi­
dades conmemorativas y de celebración se encontraba un representante de
las principales instituciones del período: la Iglesia, el Ejército y el Gobierno
Civil, especialmente el poder ejecutivo local. Sin embargo, sin importar el
motivo principal, solían participar las tres instituciones al tiempo, a través de
personajes delegados y de símbolos y/o emblemas.
Estas celebraciones patrióticas se llevaron a cabo con agendas recurrentes,
en una especie de continuidad del orden de la celebración colonial, pero de­
Confederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

jando una marca que evidenciaba la ruptura; así, el viejo emblema se mezcla
con el nuevo, el antiguo rito con el nuevo, etc.; en primer lugar, y como acto
central, se da la lectura de un discurso de carácter cívico; en segundo lugar,
se brinda homenaje a los elementos simbólicos tipo emblemas, escudos, ban­
deras; y, en tercer lugar, se realizan las actividades conexas del acto político
llevando a la plaza o parque central, música y diversión popular, que rompen
con el rigor del acto político y del discurso.
Elementos estos que fungían como metabolizadores ideológicos, acercan­
do a los asistentes y creando la imagen de una unidad de pueblo. De esta for­
ma se logra mantener el mismo objetivo de la fiesta real colonial, pero a favor
del nuevo sistema y soberanía. Cada una de las fiestas patrias cumplía un fin
específico, como instrumentos para permear la cultura de las poblaciones que
participaban en ellas, desde la trasmisión de principios propios del republi­
canismo, la defensa de la libertad, el homenaje a los héroes de batalla, hasta,
pasando incluso, por la necesidad de atemorizar al contrario con arengas y
amenazas hacia la traición, o la idealización de la muerte a favor de la patria.
Podemos hablar de una primera etapa, que ubicamos desde las últimas dos
décadas del siglo X V III, en la que el lenguaje de los criollos demandaba pro­
greso y denunciaba el atraso colonial. Este lenguaje de escritos políticos, car­
tas privadas, y tertulias de amigos y fraternidades, cimentó un cuerpo común
de imaginarios que, para la coyuntura de 1809-1810, fue bastante apropiado
por los círculos dirigentes y las élites coloniales. De algunas de sus concep­
ciones y principios se hará uso sistemático en las primeras actas autonomistas
(1810-1813) y, luego, con profusión pero con mucha más polifonía liberal, se
extenderá su uso en las Constituciones republicanas neogranadinas.
Una segunda etapa se puede ubicar desde 1825, poco más o menos, cuan­
do ya las independencias están consolidadas e impera organizar el caos y
anarquía postindependentista. En esta etapa no hay dudas del sistema repu­
blicano, pero se requiere crear gobemabilidad, reconstituir los lazos de iden­
tidad del pueblo para dar el paso del sentimiento acerca de la “Patria”, a la
creación de la identidad de la “nación moderna” — base del nuevo Estado— .
Es el momento de creación de la heroicidad, de la escritura de las primeras
historias y geografías de la Patria para ser usadas en las escuelas, es la popu­
larización del tricolor en ciudades y pueblos; esta etapa pasa por las denomi­
nadas reformas liberales de los años cincuenta y sufre cambios importantes
hacia los años setenta, en los cuales la agudización de los conflictos políticos
llevó a los Estados Unidos de Colombia hacia otros rumbos que quedarían
definidos en la Constitución de 1886 y que marcaron una cierta unidad e iden­
tificación de los colombianos. Esta es otra de las etapas de mayor creación de
representaciones iconográficas y composiciones musicales y literarias sobre
la independencia.
Estos temas y procesos son los que estudiamos en esta publicación, que
responde a un resultado de investigación de la convocatoria interna que para
conmemorar la independencia abriera la Vicerrectoría de Investigaciones de
la Universidad del Valle en el año 2010. Damos las gracias a nuestra Univer­
sidad por haber apoyado los dos proyectos de investigación que sirvieron de
base para la producción de la presente obra: “La confrontación regional en
la génesis del proceso de independencia del sur de Colombia”, por Alonso
Valencia Llano, y “Símbolos y rituales de la Independencia”, dirigido por la
profesora Isabel Cristina Bermúdez, asistida por Fanny Constanza Gómez.
C a p ít u l o i

LA CONFEDERACIÓN DE CIUDADES DEL VALLE.


ORIGEN Y CONTEXTO DE SU FORMACIÓN

I'templos de este tipo de actos públicos y de


lü ritualidad que los acompañaba pueden ser
\ latos, para el caso del Valle del Cauca, en las
asta la llegada de la Nueva Historia, la historiografía nos ha hablado de
siguientes obras: Manuel María Buenaven-
liint: Del Cali que se fue, Imprenta Departa­
mental, Cali, 1957. Gustavo Arboleda: Histo­
H la existencia de una especie de Pax Colonial con la pretensión de mos­
tramos que los tiempos coloniales eran más tranquilos que los republicanos;
ria ele Cali, Imprenta Arboleda, Cali, 1922, se trata, como es obvio, de visiones tradicionalistas de nuestra historia que
<iermán Colmenares: Cali: terratenientes, pretenden afirmar que “todo tiempo pasado fue mejor”. Es una corriente his-
mineros y comerciantes. Siglo XVIII, Cali,
toriográfica que nos dice que la tranquilidad bucólica colonial solo era rota
Universidad del Valle, 1975. Jaime Arroyo:
Historia de la Gobernación de Popayán, B i­
por la llegada de alguna noticia europea sobre la coronación de un nuevo rey,
blioteca de Autores Colombianos, Editorial el nacimiento de algún nuevo príncipe o princesa, el inicio de algún conflic­
Santa Fe, Bogotá, 1965. Diego Garcés Gi- to entre naciones o imperios, o la llegada de una nueva bula papal, alguna
raldo: Sebastián de Belalcázar, Fundador de merced u ordenanza reales, cuando no por un mido extraño o un terremoto.
i 'iudades, Editorial Feriva, Cali, 1986. Nico- Algunas de estas noticias eran seguidas por actos administrativo-cívicos que
l.is llamos Hidalgo: Cali: Ciudad conquista­
pretendían mostrar el regocijo y la alegría de los súbditos de las colonias por
dora, Universidad del Valle, Cali, s.f. Óscar
<retardo Ramos: Sebastián de Benalcázar,
el “lejano” hecho que alegraba o entristecía a la monarquía. En el caso del
conquistador de Quito y Popayán. Edicio­ nacimiento o posesión de un nuevo rey, la fiesta de la “jura” de fidelidad que
nes Anaya, Madrid, 1988. Alonso Valencia debían manifestar todas las colonias revestía un — sino el más— importante
I laño: Indios, encomenderos y empresarios, acto político que adquiría carácter social y civil en la colonia: el tedeum,
Cali, Premio Jorge Isaacs de la Colección con el consiguiente arrojo de dinero al aire, para mostrar la magnificencia y
ile Autores Vallecaucanos, Gobernación del
benevolencia de la monarquía. Este tipo de noticias llevaba a actos públicos
Valle del Cauca, 1996. Isabel C. Bermúdez
I■ imágenes y representaciones de la mujer
cargados de ritualidad y ceremoniales que unían lo público y lo privado y los
en la Gobernación de Popayán, Corporación cargaban de simbolismos que buscaban mantener de alguna manera la cohe­
I ditora Nacional, Quito, 2000. sión del imperio2.
Mapa del Río Cauca y sus afluentes desde Caloto hasta Buga. Mapa 98, AGN.
La confederación de ciudades del Valle. Origen y contexto de su formación

Era difícil que se reconociera algún conflicto, pero cuando sucedía se le


reducía a alguna esporádica protesta colectiva que hacía público el descon­
tento social3, o a la siempre presente rivalidad entre ciudades por límites te­
rritoriales que, es bueno relievarlo, mantuvo una mayor tradición ya que se
expresaría con mayor fuerza durante el proceso de independencia4. Aunque
generalmente se les ha reducido a un problema de límites, estos conflictos
ocultaban una rivalidad por la ascendencia ideológica, socioeconómica y, por
supuesto, lo que con ellas venía de la mano: el control político regional.
La lucha por el control político tenía una larga tradición debido al enfren­
tamiento entre Cali — considerada la más importante ciudad del Valle del
Cauca— y Popayán, la capital de la Gobernación5, rivalidad que aflorará con
más fuerza a partir de 1809, cuando se inició el proceso de independencia.
Todo se debió a que, a semejanza con lo ocurrido en la mayoría de territo­
rios coloniales, en Cali se organizó una Junta Revolucionaria que, así fuera Sello de la Junta de Sevilla, 1808. Utilizado en
tímidamente, sustentó el desconocimiento de las autoridades españolas re­ los papeles públicos

gionales. La Junta estaba conformada en su mayoría por jóvenes educados,


criollos ilustrados, estudiosos de la ciencia, la filosofía, partícipes de redes Página anterior: Antonio Amar y Borbón. Museo
de sociabilidad interesados en el compartimiento del saber, el intercambio de Nacional de Colombia
ideas, y la actualización de conocimientos y noticias.
Su cohesión política se materializó gracias a las noticias llegadas en agos-
10 de 1809 mediante un oficio del Gobernador de Popayán don Miguel Tacón 3 Valencia Llano, Alonso: “Las rebeliones de
v Rosique, en el que exigía por orden del Virrey Antonio Amar y Borbón los encomenderos”. En: Historia y Espacio ,
i e iidir homenaje a la Suprema Junta Central de Gobierno de España e Indias, Departamento de Historia - Universidad del
Valle, No. 14, Cali, 1991; del mismo autor:
que se había establecido en Aranjuez con el objetivo de gobernar a nombre de
“La protesta contra los estancos en el Hato
fem ando VII, quien había sido apresado y depuesto del trono por Napoleón de Lemos. Gobernación de Popayán, 1781”.
ih>naparte; se pedía la celebración y regocijo por la instalación de la Junta, en En: Lydia Inés Muñoz C. (ed.): Movimien­
Lmlo que por tradición se rendía honor en la posesión, el onomástico, la boda tos comuneros en América, Memorias VI
d f los reyes, o el nacimiento de los infantes reales, como ya mencionamos. Encuentro Internacional de Historiadores,
<’umpliendo con dicha tradición y obligación, en el contexto del nombra- Pasto, Guaitarilla, Túquerres y Ospina, 2000.
Francisco Zuluaga y Amparo Bermúdez: La
mi. ulo de la Junta Central de Gobierno de España e Indias, la Iglesia Catedral
protesta social en el suroccidente colombia­
(!■ t úii lúe iluminada durante tres noches seguidas, con repique de campanas, no siglo XVIII. Universidad del Valle, Cali,
■• Irla ación de misas de acción de gracias y ocho días de rogativas. En la pri- 1997.
m m misa se hizo el juramento de fidelidad al gobernador y a las autoridades 4 Gustavo Arboleda, en su Historia de Cali,
I ■¿ti 1 1 11 1;ilites. Se trataba de una jura de marcado carácter simbólico: se hacía nos ofrece la mejor visión sobre estos con­
........ a la imagen de Jesucristo y las manos de los jurantes debían reposar flictos territoriales.
si'i'i. >1 l ibio ilc los Santos Evangelios. En la ceremonia el teniente de go- 5 Véase Anuyo, Ob. cit.. y Valencia: "La rebe­
!'• mailiu quien era a su vez el Alférez Real de Cali , tenía la obligación lión de ios cin o i i i i ' i i i l i i i ”, i)b. cit.
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

y deber de ofrecer “honor y virtud” a la defensa política y militar del Rey,


la Patria, la Religión y la Provincia. Los demás juraban el reconocimiento,
obediencia y ejecución “de las resoluciones de la Junta Central Suprema y
gubernativa de los reinos de España y de las Indias”, dado su carácter de auto­
ridad suprema del Rey Don Femando V II, mientras este retomaba a su trono6.
La situación cambió significativamente con la Real Orden de la Junta Go­
bernativa que llegó de Sevilla el mismo año, en la cual se declaraba y anun­
ciaba que todos los “virreinatos y Capitanías Generales podían nombrar cada
una un representante ante la Junta Central recién establecida”, rompiendo una
tradición de exclusión política que se había mantenido durante todo el período
colonial, anunciando cambios de cierto corte liberal que serían acogidos am­
pliamente por miembros de aquellas élites coloniales que por el carácter de
su generación se habían educado y formado en nuevos parámetros de conoci­
miento y racionalidad7. Para ello se estableció que en las cabeceras de partido
del Virreinato, en sus ayuntamientos se deberían nombrar “tres individuos de
notoria probidad, talento e instrucción”, entre los cuales se sortearía el repre­
6 Archivo Central del Cauca, en Popayán (en
sentante. De esta manera, decía la Real Orden, se estrechaban “indisoluble­
adelante, A.C.C.), Libro Capitular de 1809.
folio 9v, 10, 11. Popayán, 21 de febrero de mente los sagrados vínculos que unen estos dominios con la metrópoli”8. En
1809. virtud de este mandato el payanés Don Camilo Torres fue propuesto como
7 Cfr. Alfredo Joselyn H. Letelier: “Caracteri­
representante del Virreinato de la Nueva Granada por la Gobernación de Po­
zación del ambiente ideológico”. En: Germán payán, aunque finalmente fue designado Don Antonio de Narváez, vecino de
Carrera Damas (ed.): Historia de América Cartagena, quien nunca asumió su representación9.
Andina, Volumen 4, Crisis del régimen co­ Los acontecimientos, rápidamente, volvieron a tejer un nuevo panorama,
lonial e independencias, Universidad Andina pues de Quito llegó la noticia del establecimiento de una Junta Soberana de
Simón Bolívar, 2003.
Gobierno en cabeza de Don Pío Montúfar, Marqués de Selva Alegre. Esta
8 A.C.C., Libro Capitular de 1809, ff. 20r-21v, Junta invitó a las autoridades de Popayán a que apoyaran el movimiento y
Popayán, 26 de mayo de 1809.
nombraran un diputado para que los representara; invitación que fue rechaza­
9 A.C.C., Libro Capitular de 1809, ff. 22r-23v, da al considerarla un acto traidor a la Junta Gubernativa de Sevilla, a la cual
Popayán, 31 de mayo de 1809. recién se había prestado juramento en la Catedral de Cali10; la respuesta no
10 A.C.C., Libro Capitular de 1809, ff. 27v, Po­ fue otra que enviar tropas a Pasto para prevenir cualquier posible incursión
payán, 20 de agosto de 1809. Al considerarlo de las tropas “traidoras” quiteñas11. Igualmente, el Gobernador Miguel Tacón
un acto de traición, el gobernador Tacón y
y Rosique solicitó al Virrey Amar y Borbón, en Santafé, y al Gobernador de
Rosique reunió hombres y armas para atacar
Panamá, tropas y armas para atacar a Quito.
a los quiteños por rebeldes y, además, ordenó
el embargo de los bienes de todos los vecinos Es de señalar que el principal temor de la élite esclavista y minera que
de Quito residentes en Popayán respaldaba al Gobernador en estas decisiones, era que en e! estado de incer­
11 A .C < , I ibl'O ( apitulm d> I K(I9, II 28t -M)\. tidumbre y desorden del momento, los esclavo'. ■ in-.unaccionaran, pues
PopayAn. 2(1 de aguato de IHon pedia espei iln ámenle “que se auxilien de dli L m- <l«<I ». que esta Provincia
La CONFEDERACIÓN DE CIUDADES DEL VALLE. ORIGEN Y CONTEXTO DE SU FORMACIÓN

tome para contener a los negros de Barbacoas, la Costa y El Chocó”; insistía


con premonición Tacón en que “de aquí pende la Administración de Justicia,
la subordinación de los Pueblos y la inviolable dominación del señor Don
Femando VII en estos países”12.
El gobernador hizo igual solicitud a todos los cabildos de la Gobernación
de Popayán. La respuesta del de Cali expresaba la extrañeza del estableci­
miento de una junta en Quito, los tacharon de “infame pensamiento”, argu­
yendo incluso que se les debiera humillar y “hacerles declinar su cerviz” y
ratificaron su fidelidad profesa “al más virtuoso, y desgraciado de los reyes,
el afable Femando Vil”; pese a ello, excusaron su ayuda ante la pobreza y
falta de armas13. Igual sucedió con el de la ciudad de Toro, cuyos miembros
calificaron de “pérfidos” a los quiteños y rechazaron su supuesta pretensión
de “subyugar a toda esta provincia sin consideración de que ésta ha sido y es
fiel, y que en el presente caso ha dado pruebas incontrastables de su amor y
lealtad a su soberano”14. Las cartas que llegaron de las ciudades del Valle del
( 'auca: Anserma, Buga, Caloto y Cartago15, establecían iguales argumentos Juan Pió Montufar y Larrea, Márques de Selva
Alegre. Manuel Salas Alzamora. Salón de los
para rechazar el movimiento quiteño. proceres del Palacio de Najas, quito.
No debe escapársenos que se trataba solamente del uso de una retórica
conservadora que pretendía mostrar lealtad al rey y rechazo a los quiteños,
pero que en realidad ninguna llegó a materializarla mediante el envío de tro­ 12 A.C.C., Libro Capitular de 1809, ff. llOr-
pas, armas o dinero en apoyo al Gobernador, de tal manera que el cabildo de llOv, Popayán, 21 de agosto de 1809.
Popayán debió enfrentar solo a los quiteños. Otro sería el destino y las deci­ 13 A.C.C., Libro Capitular de 1809, ff. 137r-
siones que tomarían estos cabildos y poblaciones. 137v, Cali, 14 de octubre de 1809.

14 A.C.C., Libro Capitular de 1809, ff. 138,


La s c iu d a d e s a m ig a s d e l Va l le Toro, 27 de octubre de 1809.

15 A.C.C., Libro Capitular de 1809, ff. 139, An-


I as diferencias que se habían asentado en tantos años de régimen colonial senna, 30 de octubre de 1809; f. 140, Buga, 24
■mito Cali y Popayán, se evidenciaron a partir del movimiento quiteño. Pero octubre de 1809; f. 141, Caloto, 15 de octubre de
i orno estableció Demetrio García Vásquez, y como veremos a continuación, 1809; f. 142, Cartago, 19 de octubre de 1809.

debemos fijar nuestra atención en la primera mitad del siglo XVIII cuando 16 Véase Demetrio García Vásquez: Revalua­
en la ciudad de Cali se consolidó un núcleo criollo que dominó la ciudad y ciones históricas para la ciudad de Cali.
Tomo I, Editorial América, Cali, 1956. Alon­
la icpjón en permanente confrontación con la élite de Popayán — que his-
so Valencia Llano: “El criollismo caleño y
i u H.míenle se había mantenido más cercana a los poderes metropolitanos la Independencia de la Gobernación de Po­
umtci uilizados en el aparato burocrático de la Gobernación de Popayán— he- payán”. En: Cuadernos Americanos. Nueva
*h" que los llevaba a excluir a otras élites locales a las cuales consideraban Época - UNAM, Vol. 2, No. 128, México,
¡ u eb lei m .c f 1 abril-junio, 2009,
Ciudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ri tos en i .a formación de su cultura política

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Im ón informe de acciones en Tumaco contra las acciones del traidor pueblo de Quito I, 1809, AGN.

33
La confederación de ciudades del Valle. Origen y contexto de su formación

Ese sentimiento criollo de los caleños — que los llevó a diferenciarse de


los chapetones— se cimentó en la formación que los hijos de los terratenien­
tes habían recibido en las instituciones educativas de Popayán, Quito y San-
tafé, ante la ausencia de estas en su ciudad. Los criollos caleños, como los de
otros sitios del virreinato, aprovecharon la reforma educativa implementada
por Francisco Antonio Moreno y Escandón, que dio inicio al desarrollo de
la ilustración en el Nuevo Reino17, para lograr la formación de abogados
y clérigos, quienes reemplazaron a los terratenientes — sus padres— en el
control de los cabildos civiles y eclesiásticos, y en los pocos cargos de las
burocracias locales.
Con ser esto cierto, debemos aclarar que fueron muy pocos los jóvenes
ilustrados vallecaucanos que alcanzaron cargos de representación y de poder
en instituciones gubernamentales del Nuevo Reino, de Popayán o de Qui­
to, aunque en esta última ciudad desempeñaron, algunos de ellos, diferentes
oficios18. Su formación cultural, unida a la exclusión o marginación en que
los habían mantenido los burócratas payaneses, fortaleció ese sentimiento de
i echazo a los elementos españoles, conocidos genéricamente con el nombre
Joaquín de Cayzedo y Cuero.
despectivo de “chapetones”, “godos” y “gachupines”.
Grabado de L.H. de Martín.
La materialización de este sentimiento se hizo evidente en el llamado
Motín de los Cayzedo”, que antecede la época del movimiento ilustrado
17 Javier Ocampo: “Proceso político, militar y
ocurrido en 1742, cuando esta familia movilizó al “pueblo” de Cali tratando
social de la Independencia”. En: Manual de
de recuperar los cargos del Cabildo de los que habían sido excluidos por co-
Historia de Colombia, tomo II, Colcultura,
iMurciantes españoles recién llegados. Aunque algunos historiadores locales 1979. En esta obra aparecen más ampliamen­
i ucuentran en estos hechos el germen de la independencia vallecaucana19, lo te tratados estos aspectos.
* mrio es que más que el germen de la independencia, este motín dio inicio 18 Alonso Valencia: “El Impacto del 10 de agos­
ii un enfrentamiento regional que diferenciaría a las élites del suroccidente to en la Gobernación de Popayán”. En: Afese
t oiombiano a lo largo de su historia20. - Revista del Servicio Exterior Ecuatoriano,
( 'orno hemos dicho, la formación foránea y el trasegar externo en que no No. 51, Quito, 2009.
Nulo se adquirieron nuevos conocimientos sino que también se vivieron otras 19 Demetrio García Vásquez: “Un ensayo de
rHpcriencias de vida, de economía y de gobemabilidad, reforzaron en los política colonial”. En: Revaluaciones His­
ti ríos y vallecaucanos el sentimiento de identidad criolla. Son de destacar tóricas, Ob. cit., Tomo II, p. 315. Un estu­
dio sobre este conflicto, apoyado en fuentes
lMiiucl Santiago Vallecilla, Joaquín de Cayzedo y Cuero, Francisco Cabal,
primarias, es el de Valencia: El criollismo...,
hi u Muría C'abal, José Joaquín Escobar e Ignacio de Flerrera, que unieron a Ob. cit.
sus la/os familiares el hecho de haber estudiado en el Colegio Seminario de
20 Véase Alonso Valencia Ll.: La confrontación
Popuyun donde, bajo la dirección de José Félix de Restrepo, adquirieron el
regional en la génesis del proceso de inde­
yu ,i* *|».i la libertad de pensamiento, el libre debate y las ciencias experimen- pendencia de! sur de Colombia, Cali, l’rogra5-
i,d= i tuiiiai ion que complementaron en el Colegio del Rosario, en Sautalé, uiii 1 diluritil tic tu l hnví’i ’.itliul del Valle, 2010,
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

donde pudieron competir por cátedras universitarias, se impregnaron de las


ideas modernas para el momento, propiciadas por el proyecto ilustrador desa­
rrollado por el Virrey Ezpeleta, participaron en diferentes tertulias santafere-
ñas, incluso en las expediciones botánicas, y en las reflexiones que se hacían
en las Sociedades Económicas de Amigos del País21.
A pesar de su origen “pueblerino”, los ilustrados caleños compitieron por
cátedras universitarias como lo hicieron Vallecilla y Cayzedo y Cuero, quie­
nes despreciaban el pensamiento tomístico y el escolasticismo, actitud que
despertaría la desconfianza de las autoridades universitarias. No obstante,
Vallecilla sería nombrado en 1807 asesor de la Gobernación de Popayán; Ca­
yzedo ocuparía el Alferazgo de Cali, heredado de su padre22; don Ignacio de
Herrera y Vergara, primo de los anteriores, ocupó el destino de Procurador
General de la ciudad de Santafé en 180923; otros, como José María Cabal,
participaron junto con Antonio Nariño en actividades conspirativas como la
famosa “Conspiración de los pasquines”, en 1808, que causaría su prisión24.
Fueron ellos artífices de la independencia del Valle del Cauca y del sur
José María Cabal. Óleo, Colección Universidad de Colombia. En la coyuntura de la invasión francesa a la península, estos
del Rosario, Bogotá. personajes consideraron que en el vacío de poder generado por la prisión
de Femando Vil, y la imposición del gobierno francés, las autoridades colo­
niales en estas tierras representaban en realidad al invasor. De allí que ellos
estimularan el rechazo al “mal gobierno” y el establecimiento de juntas que
21 Hernández De Alba, Guillermo: Crónica del reconocieran al rey depuesto. Una clara muestra de esta actitud se puede ver
Muy Ilustre Colegio Mayor de Nuestra Seño­ en la carta siguiente:
ra del Rosario en Santa Fe de Bogotá, Ed.
Centro, Bogotá, 1938.
No deje usted de circunstanciarme lo que haya resultado sobre la noticia de
22 Demetrio García Vásquez: Biografía del Pro­ tratar el Reino de juntarse en Cortes, y las demás de atención. A mí me parece
cer Manuel Santiago Vallecilla. En: Revalua­ sería esto convenientísimo en las circunstancias actuales. Habría en el mismo
ciones.... Ob. cit., Tomo II, pp. 69 y ss. centro del reino una contención para el despotismo de los que gobiernan, y
pronto recurso para liberarse de la opresión y la injusticia. Podría esto traer
23 Estos hechos pueden confirmarse en García
todavía otras mil ventajas, que se dejan muy bien advertir, y no pudiendo es­
V.: “Doctor Ignacio de Herrera y Vergara”, y
caparse a la penetración de Usted, omito su expresión que no puede tampoco
en la biografía citada del Dr. Vallecilla, am­
fiarse a la pluma25.
bos en Revaluaciones..., Ob. cit., Tomo II.

24 Diego Castrillón Arboleda: Manuel José


Así mismo, y solo para mostrar el ambiente conspirativo en que se movían
Castrillón: Biografía y Memorias, Tomo I,
Bogotá, Banco Popular, 1971, pp. 19 y 20.
estos criollos caleños y su rechazo a las autoridades coloniales, citamos otro
fragmento de otra carta de Vallecilla: “Están llenos de miedo [los funciona­
25 García V.: Biografía del Procer ..., p. 78. Car­
ta de Vallecilla a Ignacio de Herrera, 5 de no­
rios coloniales de Popayán], se teme lo que por acá ni aún (se) sueña siquiera.
viembre de 1808. Ojalá que el mejor de los españoles llegas en Hdc lidtul y unión al Rey al

24
La confederación de ciudades del Valle. Origen y contexto de su formación

inferior Americano”26. Esto confirma lo dicho por Víctor Urán27, acerca del
papel que jugaron los abogados en el proceso de independencia, y también
nos permite entender esas excusas poco sólidas de ayudar a Tacón contra la
junta de Quito, que se referenciaron párrafos atrás.
De hecho, cuando los quiteños iniciaron su proceso revolucionario28 los
caleños estaban en su proceso conspirativo, que tenía lazos en Santafé y tam­
bién en Quito, donde era Obispo el caleño José de Cuero y Cayzedo, tío del
Alférez Real de Cali; también en Quito se encontraba uno de los hermanos
del Alférez desempeñándose como Provisor Diocesano. Esto se sospecha de
otra de las cartas de Vallecilla a su primo Herrera, en la cual dice que . .en
sustancia se refieren estos [la Junta de Quito] al riesgo en que veían su provin­
cia por la situación crítica de España; las traiciones tan frecuentes y repetidas
de los españoles, de aquellos de quienes menos podía esperarse; y los recelos 26 Ibíd.,p. 79.
<iue de ser entregados al detestable Napoleón, tenían de los mismos que go­
27 Víctor Manuel Uribe Urán: Vidas honora­
biernan”29. Llama la atención el hecho de que se ponga énfasis en los argu­ bles. Abogados, familia y política en Colom­
mentos de los quiteños, queriendo con ello quizá generar apropiación de los bia. 1780-1850, Medellín, Eafit/Banco de la
motivos que estos tuvieron y que harían suyos después de que la mencionada República, 2008.
imita fuera derrotada. Nos referimos a la lucha por los cargos burocráticos, 28 Respecto al movimiento independentista de
de los cuales se sentían excluidos, pues pidieron “que los americanos sean Quito, puede consultarse a Robert L. Gilmo-
■o locados con preferencia en la América, o que entren igualmente que los re: “Crisis imperial y rebelión”, Colombia
españoles en los empleos de la Nación, sin distinción, ni excepciones odiosas en el Siglo XIX, Bogotá, editorial Planeta,
•Ine puedan causar gravísimo perjuicio”30. 1999, pp. 111- 143. Carlos Landázuri: “La
independencia del Ecuador (1808-1822)”,
I lectivamente, dicha apropiación de los argumentos políticos que justifi-
Enrique Ayala Mora (ed.): Nueva Historia
' non el movimiento de Quito, se vieron a partir de 1810, cuando Joaquín de del Ecuador, Volumen 6, Independencia y p e­
1 ivzedo y Cuero reclamaba la reasunción criolla de la soberanía ante el fra- riodo colombiano, Quito, Corporación Edi­
i uso de la Junta de Regencia en España, hecho que se convierte en la primera tora Nacional, 1989; Jorge Núñez Sánchez:
expresión política del autonomismo criollo caleño: “Ecuador en Colombia”. En: Ayala, Ob. cit.
También Alonso Valencia Llano: “Élites, bu­
| | que disuelto el Consejo de regencia no tenga derecho a establecerse en rocracia, clero y sectores populares en la In­
nuestro continente, no pueda reclamar posesión, que nosotros entonces seamos dependencia Quiteña (1809-1812)”. En: Pro­
árbitros para elegir la forma de nuestro gobierno atemperándonos a nuestros cesos. Revista Ecuatoriana de Historia, No.
usos, costumbres y carácter; y que luego, sin pérdida de momento, se organice 3, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito,
en el Reyno una Junta Suprema de Seguridad Pública31. II Semestre, 1992.

29 García V.: Biografía del procer..., p. 81.


I i , i o s la justificación que llevará a que, el 3 de julio de 1810, se escriba la 30 Ibíd., p. 84.
Humada Acia de Independencia de Cali”, mediante la cual el cabildo reasu­
31 Carvajal, Alberto: De la conquista a la libe­
ma • la .ulu ínula cu nombre del depuesto fem ando Vil y mediante la cual des- ración Henil lechar y Cayzedo y Cuero, Car­
...... .. < a la . autoridades coloniales de I’opaum, gobernadas por Don Miguel vajal y Cía., Cali, 1953, p, 123,
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

Tacón. En dicha acta el cabildo “protesta con toda buena fe que le inspiran
sus obligaciones, que no se ha propuesto en sus acuerdos otro objeto, que el
conservar la pureza de nuestra Sagrada Religión, la fidelidad debida a nues­
tro desgraciado F.° 7o que tiene hechizados los corazones de sus vasallos
americanos y la seguridad y tranquilidad de la patria”32. Este enunciado po­
lítico reiteraba una vez más los tres principios rectores de la cesión popular
de la soberanía de tradición medieval: la defensa de la Religión, del Reino
y de la Patria.
En el acta se expuso que en caso de que España fuera ocupada definitiva­
mente por Francia “seamos nosotros libres y árbitros para elegir la forma de
gobierno más conveniente a nuestros usos, costumbres y carácter...”33; que­
daba de esta forma claramente expresa la voluntad de establecer una autono­
mía política, uno de los principios de la Ilustración que impulsaba la idea de
que los hombres se valieran por sí mismos; pero queda igualmente claro que
no se trataba de una decisión emancipadora conducente a la independencia
frente al soberano y la patria española.
En el contexto vallecaucano no significó un cambio de gobierno ni el esta­
blecimiento de una junta de gobierno similar a la quiteña. Caso diferente ocu­
rrió poco después en Santafé, donde el 20 de julio se depuso a las autoridades
coloniales y se estableció una junta suprema. La diferencia estriba en que el
Cabildo de Cali no correspondía a Cabildo de Gobernación y por lo tanto era
sufragáneo o dependiente del de Popayán. Esto hizo necesario pensar en el
establecimiento de un gobierno propio que estuviera en capacidad de enfren­
José de Cuero y Cayzedo. Autor: anónimo, tar las oposiciones que al Cabildo de Cali se le hacían desde la capital de la
Catedral de Quito.
Gobernación de Popayán, proceso al que nos referiremos a continuación.

L a s C iu d a d e s C o n f e d e r a d a s

En su escisión frente a Popayán, el Cabildo caleño buscó apoyo en el de


Santafé; esto fue facilitado por el caleño Ignacio de Herrera, Síndico Procu­
32 Acta de Independencia de Santiago de Cali, 3 rador de dicha ciudad. Paralelamente, el Cabildo hacía esfuerzos por enta­
de julio de 1810, Bogotá, Instituto Colombia­
blar relación política con las autoridades de Popayán e involucrarlos en el
no de Cultura Hispánica, 1992, p. 23. Emilia­
no Díaz del Castillo: “Epílogo al testimonio proyecto autonomista. Gracias a la intervención de Manuel Santiago Valle-
del Acta de Independencia de Cali”, Memo­ cilla, el 30 de octubre de 1810 se realizó en Popayán un Cabildo Abierto con
rias I (1993), pp. 34 y ss. el fin de discutir una propuesta de autonomía política para la Gobernación
33 Díaz del Castillo, Ob. cit., p. 30. de Popayán y los territorios del Chocó, que no fue aprobada debido a la
La confederación de ciudades del Valle. Origen y contexto de su formación

intervención y negativa del Gobernador Tacón. Este hecho llevó a unificar


intereses entre el Cabildo de Cali y la junta de Santafé, desde donde enviaron
un ejército comandado por Antonio Baraya, lo que daría inicio a las luchas
por la independencia.
En este contexto de desunión y división regional, la labor agitacional de los
criollos vallecaucanos dirigidos por Fray José Joaquín Escobar, Fray Pedro de
1lerrera y Joaquín de Cayzedo y Cuero, lograron la convocatoria de una junta
que se instaló el 1 de febrero de 1811, integrada por representantes de las au-
lodenominadas “ciudades amigas” : Toro, Cartago, Anserma, Buga, Caloto y
( 'ali. Esta junta tenía como fin:

[...] sostener y conservar a toda costa y hasta derramando su sangre, los de­
rechos de Nuestra Santa Católica Religión, los de nuestro amado monarca el
señor Don Femando Séptimo, los de todo el Reyno, y las demás ciudades del
Valle sus amigas y confederadas, de las opresiones y hostilidades con que las
amenaza el Gobernador de Popayán don Miguel Tacón, vela y trabaja incesan­
temente sin omitir diligencia de quienes estima conducente para el logro de
tan importante fin34. Antonio Baraya.

Con esta declaratoria surgieron las Ciudades Confederadas del Valle, que
. mpezaron a regirse por una Junta de Gobierno constituida por un repré­
ndante de cada ciudad. Es fundamental enfatizar dos aspectos: el primero,
>I. |ar claro que el concepto de independencia asumido era planteado para la
• oyuntura: “liberarse del yugo francés y conservarle estos dominios a nuestro
legílimo soberano el Señor don Femando Séptimo”35. El segundo, mostrar
el consenso entre los sacerdotes — tres de los delegados eran sacerdotes, el
dr ( ’artago, Fray José Joaquín Meléndez (franciscano); el de Toro, Fray José
¡oaqiiín Escobar (franciscano); y el cura secular Joaquín Fernández de Soto,
l*m Buga— y las élites de las ciudades unidas en la defensa de los ya mencio­
nados tres principios rectores: defensa de la Religión, del Reino y de la Patria.
I I contexto de actuación de las Ciudades Confederadas no se desligó de la 34 Archivo Histórico Municipal de Cali (en ade­
ti adición y fuerza del simbolismo, pues se utilizó la religión y la defensa de lante, AHMC), capitular de 1788-1812. ff.
t lia como el máximo elemento aglutinador. Este simbolismo se dio en los dos 72-74.
sci lores en conflicto, pues los Realistas también movilizaron su gente “con 35 Acta del 1 de febrero de 1811. Archivo Histó­
*i anució de que se quería acabar y destruir la religión”36. La imaginería re­ rico Municipal de Cali, Ibíd., p. 84.
ligiosa y los dogmas que en ella se representaban fueron en estas contiendas 36 Nicolás Ramos Hidalgo: Doctor Fray José
pitlitn as estrategias de movilización y adhesión a las causas; rogativas c imá- Joaquín i'.scobar. De los libertadores de“Co-
y. o. di Indio y oh .i i ,i romo credos de le católicos, seguían como palro- lotnbiu, ImprnitH (iutiéiir.r í lili. |t)34, p. 76
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política
La confederación de ciudades del Valle. Origen y contexto de su formación

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i mu imtu ‘.¡ni Intiquin, ( al i
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

nos y encabezados de actas, constituciones, procesiones, campos de batalla,


de uno y otro ejército, de una y otra tendencia (de este aspecto hablaremos
más adelante).
El 25 de marzo de 1811, las tropas patriotas que venían de Santafé a liberar
a Popayán se enfrentaron en el Bajo Palacé a las tropas Realistas lideradas
por Tacón. Batalla que dio inicio a las guerras de independencia en nuestro
país; fue el primer triunfo patriota y habría de profundizar las diferencias en­
tre las Ciudades Confederadas del Valle aliadas con Santafé y la élite realista
de Popayán.
Ahora bien, en el análisis del enfrentamiento entre las confederadas y
Popayán, es necesario ubicamos en diciembre de 1812, cuando Vallecilla es
apresado en Popayán por Tacón, y cuando los “revolucionarios” de la Junta
de Quito ya han sido asesinados. Noticias que causaron gran preocupación
en la región y las ciudades amigas, en especial, levantaron más los ánimos
contra el gobernador:

[...] lo s otros am igos de por acá estam os llen o s de furor y deseando ir a quitarlo
de las garras de este tirano, que estam os seguros guardará tanto su vid a com o
la suya m ism a, y ca so que no la guarde lo p erseguirem os hasta el m ism o in ­
fierno y harem os que perezca él y todos sus aliados, en térm inos que no quede
en P opayán piedra sobre piedra37.

Los hechos fueron realmente determinantes en la unificación de casi todo


el territorio neogranadino, por la independencia de Cartagena, Antioquia y
las Provincias de Oriente y el Centro del Nuevo Reino, que permitieron la
creación del Estado de Cundinamarca y de las Provincias Unidas de la Nueva
Granada. En el caso del suroccidente, fueron expulsadas las autoridades de
Popayán, se liberó a Vallecilla y hasta se pensó en el problema que repre­
sentaban los religiosos ajenos a la causa. Razones con las cuales la Junta de
Gobierno se trasladó a Popayán, en donde se le adhirieron delegados de las
ciudades de Iscuandé y Almaguer38. Desde Popayán, Cayzedo y Cuero se di­
rigió al sur buscando la expulsión de las tropas Realistas del Patía y de Pasto,
en donde encontraron algún tipo de apoyo facilitado por el Obispo Salvador
Jiménez de Enciso.
Sin desconocer las menciones a una independencia total frente a España,
37 García: Historia del procer..., Ob. cit, p. 107. esbozada en la correspondencia entre criollos patriotas, un proyecto con
38 Ibíd. fines más decididamente independentistas aparece en 1813, al romperse el

30
La confederación de ciudades del Valle. Origen y contexto de su formación

aislamiento con el centro y demás provincias, y al expandirse las discusio­


nes sobre la forma de gobierno a implantarse: federalismo o centralismo.
Los caleños habían discutido privadamente ya desde 1810 este tipo de asun­
tos gubernativos, Cayzedo y Cuero hablaba con el payanés Santiago Arroyo
al respecto:

En lo político debemos imitar a la naturaleza: un cuerpo con muchas cabezas


es un verdadero monstruo, tanto mayor cuanto ellas sean más desiguales. Por
lo que comprendo Popayán aspira a supremacía e independencia; y a estos lu­
gares parece un pensamiento gigantesco e imposible. Todos estamos con fe en
que Popayán tenga una Junta Provincial, pero la supremacía e independencia
nos parece insostenible39.

Ju r a de la C o n s t it u c ió n de C á d iz p o r el g o b ie r n o r e c o n q u is t a d o r

Los hechos ocurridos en Bogotá a partir del 20 de julio de 1810 lleva-


mu al establecimiento de Juntas en Santafé y en Tunja y, finalmente, al es-
tablecimiento de dos gobiernos de Estados patriotas antagónicos — el de
< imdinamarca y el de la Confederación Granadina— , enfrentados mediante
una guerra civil conocida como “Patria Boba”, que solo terminaría gracias al
iriunfo de Antonio Nariño sobre los confederados el 9 de enero de 1813. Este
triunfo produjo la declaratoria de independencia absoluta frente a España el
I (> de julio de 1813, acto que fue solemnizado al sembrar el llamado “Árbol
de la Libertad” en Santafé, en una ritualidad que significaba el inicio de una
nueva vida para la República que la independencia estaba generando, aunque
*onservaba mucho de la vieja ritualidad española, sobre todo la referida a los
aspectos religiosos40.
Iisto hizo posible que se firmara un tratado entre Joaquín Bonilla, diputado
P"f Cundinamarca, y la Junta de Gobierno de Popayán, el 6 de febrero en
39 Carvajal, Ob. c it, p. 129.
<juilichao, que permitía reunir una convención para generar una constitución
publica que definiría y daría vida política a la República. Cuando esto ocu- 40 Demetrio García Vázquez: “Nariño y el Ca­
níM. ya Cayzedo y Cuero y Alejandro Macaulay habían sido derrotados en bildo de Cali, El árbol de la libertad”. En:
Cali en su IV Centenario, Cali, Editorial
Pasto el 13 de agosto de 181241, lo que demostraba la imposibilidad de soste-
América, 1936, pp. 53-54.
nm gobiernos autónomos en las provincias. Este acuerdo posibilitó también
41 Respecto a estos hechos puede consultarse la
el apoyo militar de Cundinamarca para los patriotas del sur que eran impo­
memoria escrita por don Santiago Arroyo y
tente'. pai a deieuei el avance que desde Quito realizaban los Realistas Toribio Valencia: “Memoria para la historia de la Go­
b*iiie\ y luán Sánutno, quienes lograron reconquistar a Popayán y el Valle bernación de Popayán”, En: Popayán, Nos.
XXIX (i XXXIV, Popayán, julio de 1810
Figura 1.1. Batalla del Alto de Palacé. Óleo sobre tela,
79 x 120 CBi. José María Espinosa (Ca. 1845-1870).
Casa Musco de la independencia, Bogotá.
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Ciudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

del Cauca y, a finales de 1812, exigir que se jurara la Constitución de Cádiz


con el “aparato” que señalaba la tradición y la costumbre42.
La ritualidad de este acto se puede ver en las actas del Cabildo de Cali: allí,
el 14 de noviembre, Juan Sámano impuso que se hiciera el reconocimiento de
“la Constitución de la Monarquía Española” —por las Cortes de Cádiz el 12
de mayo de 1812— y que se reconociera el poder monárquico de Femando
VII, mediante el siguiente ritual:

Inmediatamente se cantó el Tedeum y concluida la función con la solemnidad


referida se trasladó el Rl. Busto del Sr. D. Femando VII a las Casas Consisto­
riales con toda la pompa y magnitud con que fue conducido a la Iglesia, pro­
cediendo inmediatamente a disponer la colocación de la lápida que previene la
Rl. Orden de 15 de agosto de 1812, con la inscripción siguiente:
“Plaza de la Constitución Jurada en 14 de noviembre de 1813”, la que se veri­
ficó en la esquina de las Casas Consistoriales de la Plaza Mayor, con la inscrip­
ción que demuestra el día, mes y año del juramento de la Constitución, con lo
cual se concluyó esta acta que firman por ante mí, de que doy fe.
Manuel Antonio Buenaventura, Bernardo Benito Valens, Miguel de Baran-
dica, Sebastián Prieto, Francisco Micolta, Antonio Pérez de Montoya, José
Ramón Zárate.
Ante mí, José Nicolás de Silva, escribano de S. M. Peo. y de Cvdo43.

Aunque se reconoce a la monarquía, lo cierto es que esta Constitución


que estaba asentada sobre algunos principios liberales no fue aceptada por la
mayoría de las personas que habían padecido la ya larga guerra de indepen­
dencia. No obstante, muchos patriotas se acogieron a un indulto que fue ex­
pedido gracias a ella y participaron en las elecciones para los nombramientos
de Alcalde, Procurador y miembros del Cabildo, en una significativa ruptura
de la tradición que había regido por tres siglos, pues la nueva carta prohibía
los empleos de Alférez Real, Alcalde Provincial y Alguacil Mayor, cargos
que habían sido monopolizados por compra y herencia por las familias más
tradicionales de las viejas familias coloniales. Gracias a esto, y contrario a lo
que las autoridades coloniales esperaban, los patriotas acogidos a la amnistía
alcanzaron el control del Cabildo; la Constitución de Cádiz materializaba
así las primeras prácticas republicanas, con elecciones, altemabilidad en los
42 Arroyo y Valencia, Ob. cit., p. 497. puestos del Cabildo y el reconocimiento de autonomía d<- los cuerpos cole­
giados. Se empezaba a romper la ritualidad polín. n • •*i<«tiiul
43 García, Ob. cit., pp, 55-57.
La confederación de ciudades del Valle. Origen y contexto de su formación

A pesar de estos hechos, debemos decir que las tropas reconquistado­


ras no se caracterizaron por su liberalismo, ni por la cabal aplicación de la
Constitución jurada; por el contrario, impidieron la posesión de los nuevos
cabildantes, quienes solo lograron hacerlo cuando fueron expulsados los Re­
alistas. El 22 de diciembre, en medio de “vivas” al General Nariño y a la
“Libertad Americana”, el exaltado pueblo caleño “arrancó la lápida o piedra
conmemorativa de la jura de la Constitución de Cádiz”, la que desapareció
hasta que en medio de remodelaciones hechas al edificio del Cabildo caleño
a finales del siglo XIX fuera encontrada; el olvido de los hechos históricos
hicieron que ella fuera reinstalada en el Palacio Nacional, pues creyeron los
cabildantes ignorantes de su historia que se trataba de algún acto patriótico44.
Procesos similares se vivieron en otras ciudades, que hicieron posible
que se creara una junta de “las ciudades libres de la Provincia de Popayán
en la Nueva Granada”, que no solo unificaba las antiguas provincias sino
también que las cobijaba bajo la Constitución de las Provincias Unidas de
la Nueva Granada, y les permitía establecer sus propios proyectos cóns­
ul ucionales. En el caso que aquí se estudia, la declaratoria definitiva de
independencia quedó plasmada en la Constitución de las ciudades libres de
la Provincia de Popayán.
Esta Constitución fue aprobada en 1814 y no se pudo aplicar debido a
los fuertes procesos de reconquista española de 1816 dirigidos por Francisco
Warleta, que tuvo como consecuencia el fusilamiento de la mayoría de los
patriotas vallecaucanos y payaneses, casi todos pensadores y redactores de
r-.in Constitución. Tampoco tuvo oportunidad de regir en 1819, lograda la in-
■t pendencia, debido a la erección de la Constitución de Angostura y a que las
provincias del sur mantuvieron un período de guerra que se prolongó hasta
1124, aun después de 1821, cuando se creó la República de Colombia con la
1 onstitución de Cúcuta (Cuadro 1.1).

La C o n s t it u c ió n f a l l id a

1 mnada en Popayán el 17 de julio de 1814, pero terminada de redactar


. ti mayo del mismo año por José Antonio Borrero, vocal secretario, y Maria-
f) 0 de Arce como Notario eclesiástico, y en nombre del Serenísimo Colegio
i ..nsUtiivente, la Constitución de la Provincia de Popayán tiene su origen y
hiniliimento en las Ciudades Confederadas del Valle; su borrador fue escrito a
¥«i !¡e> manos por los líderes del grupo que conformó las Ciudades Amigas del 44 |b(li 6l
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

Valle, quienes justamente, luego de romper sus vínculos con Tacón y Rosique
al mando de Popayán, y al aliarse a Nariño, logran su parcial triunfo sobre los
payaneses.
Es en este interregno en que tomada la capital de gobernación, se prefigura
en los confederados una unidad política acorde con los aliados de las Provin­
cias Unidas de Nueva Granada, pasándose a llamar la región como Provincia
de Popayán45. En consecuencia, y a tono con el momento histórico compar­
tido por el resto de provincias, los confederados procedieron a plasmar su
imaginario político en la redacción de su propia Constitución:

Los representantes de las ciudades libres de la Provincia de Popayán en la


Nueva Granada, persuadidos de que el orden social, la moral y la religión, se
consolidan por medio de leyes fundamentales; que con ellas se precaven las
convulsiones de la anarquía, y se fijan los derechos naturales a los hombres,...
reflexionando que los pueblos tienen un derecho cierto para establecer la forma
de gobierno que libertándole de los males pasados que han causado un casi ge­
neral exterminio, les proporcione todas las ventajas de la vida social; después
de una muy detenida meditación han acordado la siguiente constitución políti­
ca para la administración y gobierno interior de la misma provincia...

Con este nombre en encabezado, los líderes de las Ciudades Confederadas


del Valle, fundamentándose en el “nombre de la Santísima Trinidad, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, Dios todo poderoso, y árbitro absoluto del universo”,
despliegan su propuesta, visión y organización de gobierno que regiría a la
Provincia, en la cual claramente se observa su adhesión al principio de con­
federación política. Como el resto de constituciones del momento el enca­
bezado pone de entrada el factor religioso como mecanismo unificador de la
sociedad. El Artículo I o. recalca como base de los principios rectores: “la re­
ligión es Jesucristo es la única verdadera”, pero también que “El hombre está
sujeto a deberes u oficios para con Dios, para con la sociedad, para consigo
45 El texto borrador tiene fecha de “a tantos días
mismo, de que depende el orden social”. De esta forma queda el sello de fe y
de mayo de 1814”, lo firma Murgueitio como
Secretario constituyente de Popayán, el 17 de
creencia religiosa que caracteriza todo el período de independencia, así como
septiembre, y finalmente lo encontramos un a la mayoría de sus ideólogos y líderes.
año después (el 24 de septiembre de 1815) Al finalizar el escrito de la propuesta constitución de las confederadas,
firmado por José Ignacio de la Peña, en Buga. también encontramos este aspecto resaltado de una manera muy interesante,
Textos que reposan en el Archivo Histórico
que delata cómo estos ilustrados políticos y líderes locales, no escapaban a
de la Academia de Historia Leonardo Tascón
de Buga. Libro ofertas voluntarias del Cabil­
una característica tan colonial como era la religiosidad católica; para nuestro
do municipal. caso y nuestra identidad histórica, tenemos el pequeño detalle de que el Señor
La confederación de ciudades del Valle. Origen y contexto de su formación

Cuadro 1.1. Fechas y sucesos en el calendario confederado


1809 • Agosto. Establecimiento de la Junta Central en España.
• Agosto 10. Establecimiento de la primera Junta de Quito, combatida por la
Gobernación de Popayán, con apoyo de todas sus poblaciones.
1810 • Enero. Se conforma la Junta de Regencia.
• 3 de julio. Se instaura la Junta Provincial de Cali.
• 20 de julio. Constitución de la Junta Central en Bogotá.
• 11 de agosto. Se instala la Junta de Seguridad en Popayán, por iniciativa de su
Gobernador Miguel Tacón, con el apoyo de Carlos Montúfar en el gobierno
de Quito.
• Septiembre. Erección de las Cortes de Cádiz.
• 4 de octubre. Promulgación de un edicto contra Cali y sus aliadas, por el Go­
bernador Miguel Tacón, acusándolas de querer dividir a la región y al reino,
en asocio con Santafé.
• 22 de octubre. El Cabildo de Cali expide una comunicación pública reivindi­
cando el papel de los insurgentes de Quito en la revolución de 1809.
• 24 de diciembre. Retención de Santiago Vallecilla acusado de traición, por
intercambiar correspondencia con los cabildos rebeldes de Santafé y Cali.
Orden impartida por el Gobernador Miguel Tacón.
1811 • 1 de febrero. Instalación de la Junta de las Ciudades Confederadas: Cali,
Buga, Cartago, Caloto, Anserma y Toro.
• 28 de marzo. Batalla del bajo Palacé, donde las tropas de las Ciudades Con­
federadas, junto con el batallón comandado por Antonio Baraya, vencen al
ejército realista de Miguel Tacón.
« Abril. Las tropas de Baraya llegan a la ciudad de Popayán. Se organiza la Jun­
ta Superior de Popayán, bajo la dirección del Joaquín de Cayzedo y Cuero.
• 29 de septiembre. Las tropas de las Ciudades Confederadas llegan a Pasto.

1812 • Miguel Tacón se embarca hacia el virreinato del Perú.


• 20 de mayo. Una revuelta patiana derrota a los autonomistas, capturando a
Cayzedo y Cuero y tomando a la ciudad de Pasto. La Junta de Popayán envía
un ejército para rescatarlo, al mando del Coronel Alejandro Macaulay.
• Julio. Firma del armisticio entre las tropas Realistas de Pasto y las autonomis­
tas venidas de Popayán. Se libera a Cayzedo y Cuero.
Ante acusaciones de incumplimiento del armisticio por parte del bando autono­
mista, se captura de nuevo a Cayzedo y Cuero y al Coronel Macaulay
181.1 • Enero. Antonio Nariño levanta la Junta de Popayán, y los territorios de la re­
gión se anexan a las Provincias Unidas, acto con el cual se pone un fin formal
al movimiento de las Ciudades Confederadas.
• 26 de enero. Fusilamiento en Pasto de Joaquín de Cayzedo y Cuero y del
Coronel Macaulay.
■ Septiembre Se inicia la Campaña del Sur, dirigida por Antonio Nariño.
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

de los Milagros de Buga, habría tenido amplia participación en definir los


destinos de los confederados. Se trataba, al parecer, de la promesa que habían
hecho los miembros del Serenísimo Colegio Constituyente en momentos pre­
vios de alistamiento a la Batalla del Palo, en la cual habían hecho un voto al
milagroso de construirle un templo decente. Dice el escrito constitucional:

[...] la copia adjunta impondrá a número de los acuerdos del Serenísimo Co­
legio constituyente relacionados al voto que hizo antes de la memorable jor­
nada del Palo, de ir a visitar el célebre Santuario del Señor de los Milagros de
esta Ciudad, su cumplimiento y el interés que tome su alteza Serenísima en la
construcción de un templo sólido y suntuoso; esperando de vuestra, una eficaz
E m ita del Milagroso de Buga. Reparada del colaboración a obra tan laudable, y honorífica a esa misma ciudad.
terremoto 1766.

Sí, antes de la batalla había que invocar protección al santo que desde el
mismo siglo XVII le realizaba milagros a la ilustre sociedad vallecaucana.
Acto seguido entramos al orden terrenal, el “pueblo”, el uso de la palabra
pueblo y apelación al “pueblo” daban un giro frente a las sonoras clasifica­
ciones de “vil plebe” o “la canalla” con que solía referenciarse a los sectores
populares de libres de todos los colores, que durante el último siglo XVIII
había sido tan contestatario frente a los gobiernos locales y recurrente ante
los estratos judiciales en demandas de justicia y orden, en aprovechamiento
de las reformas a la Secretaría de Justicia y Orden en las cuales se daba ma­
yor peso a la escucha amplia y registro escrito de todo tipo de querellas46.
Según Alonso Valencia, en el Valle del Cauca, en este contexto de gue­
rras de independencia se crea la figura del pueblo, que se refiere a todas
aquellas personas que están en capacidad de elegir y de ser elegidos, por lo
tanto de participar en política haciendo uso de los derechos que el antiguo
régimen les negaba, esto es el pueblo como fundamento del gobierno y su
reconocimiento como poseedor de la soberanía y, a la vez, una dimensión
de la representación del pueblo como mecanismo de ordenamiento consti­
tutivo. Aunque expresiones políticas de actos relacionados con los sujetos
constitutivos del pueblo se dieron en muchos lugares, el mejor documenta­
46 Alejandra Araya: “Justicia, cuerpo y escritura do para el período es el ocurrido en Llanogrande (Palmira), el 25 de diciem­
en la sociedad colonial americana. Espacios bre de 1813, donde los vecinos a “viva voz” y a “mano alzada”, votaron
de transculturación y aculturación”. En: Ja­ por primera vez por sus representantes para que el lugar fuera ascendido a
vier Osorio et al., Espacios de transcultura­
Villa. Esto significó no solo la participación masiva de ese nuevo pueblo en
ción en América Latina, Centro de Estudios
Culturales Latinoamericanos, Universidad de
eventos de representación electoral ante un cargo político administrativo,
Chile, 2005. sino también, y lo que es más importante, la posibilidad de acceder a cargos

ÍH
La confederación de ciudades del Valle. O rigen y contexto de su formación

de representación en los cabildos y de poder en la naciente burocracia repu­


blicana que el gobierno de las Ciudades Confederadas creaba47.
Si esto es observado desde el punto de vista de los cambios políticos
ligados al proceso de independencia, sobresale que el surgimiento del “pue­
blo” como actor político creado en la coyuntura revolucionaria, significó
la ruptura del antiguo régimen con sus exclusiones de raza, etnia y clase.
Ya no se exigió la “limpieza de sangre”, ni la categoría de español o de
criollo, aunque sí se exigía la posesión de una renta que permitiera vivir
“libre”, esto significaba sin dependencia de “señor”. Con ello, se hacía una
directa relación entre sujeción laboral, dependencia económica laboral sub-
alternizada, y dependencia ideológica, de tal forma que la independencia
económica de los sujetos — masculinos en estos casos— era considerada
como condición sine qua non para el libre ejercicio de la libertad. En con­
secuencia, los derechos a ser ciudadano se perdían según el Artículo 26 por
tres razones específicas: la primera, a quienes se les hayan sentenciado por
penas aflictivas o infamantes y que no hayan logrado rehabilitarse; la se­
gunda, quienes se hayan avecindado y naturalizado en otro país; y tercero,
todos aquellos que se ausentasen del país por diez años sin causa legítima.
Este último aspecto orientado quizá en el pensamiento de que un ciudadano
que pierde todo contacto con su país por ese largo tiempo, es que no guarda
ningún interés por el devenir de su nación y sus paisanos.
Los derechos de ciudadanía también se podían suspender. El Artículo
27 de la Constitución definía seis características que conllevaban a dicha
suspensión:
1. Ser deudor moroso con la Elacienda Pública.
2. Por ser deudo quebrado.
3. Tener incapacidad física o moral.
4. Ser culpado y sentenciado por un proceso criminal.
5. No tener alguna profesión, oficio, O modo de vivir conocido. 47 .\¡ respecto consúltese, Alonso Valencia
6 . Tener calidad de criado doméstico. Llano: Marginados y “Sepultados en los
montes": Insurgencia social en el valle del
Por supuesto, ello dejaba por fuera a mucha gente del mismo pueblo libre río Cauca, 1810 -1830, Cali, Programa Edi­
que se estaba creando y concibiendo en el momento. Idea que nos lleva a torial de la Universidad del Valle, 2008, en
analizar esa clasificación de “ciudadano libre” que hacía referencia no solo a especial el capítulo III; Isabel Cristina Ber-
no soi sujeto de esclavitud, sino también a no tener ningún tipo de dependen- múdez: “Sobre juanas y rabonas. Las mujeres
del pueblo en las independencias neograna-
i i.i que cohibiera una opinión propia, digamos libre; en cuanto que, al igual
dinas”. En: Tiempos de América: Revista de
que el sujeto que no tenía renta de sustentación económica, los dependientes Historia, cultura y territorio, No. 17, 2010.
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación di¡ su cultura política

económicamente de otros: mujeres, esclavos(as), niños, empleados domés­


ticos, por necesidad de su manutención, o por su dependencia del varón de
la casa48, por su dependencia económica de un jornal, se verían inmersos en
la imposición ideológica de sus amos. Ese condicionamiento a lo económi­
co como categoría para clasificación al ciudadano, se complementaba, ade­
más, con uno de los criterios para suspender los derechos de ciudadanía; si­
tuaciones meramente pecuniarias, como el declararse en quiebra o el pasar
a ser “criado doméstico”, implicaban, en la mentalidad del momento, entrar
en una situación de sujeción y dependencia, presión y coacción ejercida por
el patrón. En su estudio para México, Francois Xavier Guerra establece que
la ciudadanía fue realmente un mecanismo de la modernización del sistema
del nuevo Estado, pero una estrategia a la vez, que mantenía reducida la
posibilidad de opinión y participación real y efectiva de la democracia: es­
clavos, sirvientes, niños, mujeres, por ser “dependientes” económicamente
estarían supeditados a la opinión de su amo, patrón, padres o esposos49.
Resultaría interesante estudiar en los contextos micro, en estos primeros
experimentos democráticos republicanos, quiénes, cómo y con qué otros
criterios juzgaron y clasificaron las limitaciones morales y físicas y condu­
centes a la suspensión de la ciudadanía, ya que se pierde por estas razones.
Así mismo, ¿cuándo se recobra para quienes tienen limitaciones morales?;
¿la buena honra y honor cómo se recuperan en esta sociedad de tránsito a
48 Sobre este aspecto de considerar a las muje­
la modernidad?, ¿cómo se vuelve a estar limitado física y moralmente en
res como dependientes ideológicamente de
los hombres de su casa, el Estado republicano
tiempos de la república más madura? Contrasta de forma interesante este
plantea aspectos en el sector de la instrucción aspecto con aquel esbozado en el Artículo 46 en donde se encuentra una
pública que vale la pena analizar con detalle. directa relación de ese ciudadano libre con su libertad de opinión: “Los
Puede consultarse el libro de historia com­ diputados podrán opinar libremente en las sesiones sin quedar obligados a
parada, Isabel Cristina Bermúdez: La edu­
responder en tiempo alguno de sus opiniones ante ninguna autoridad”.
cación de las mujeres en los países andinos.
El siglo XIX, Universidad Andina Simón Bo­
Estamos hablando de los albores del siglo XIX, en momentos en que la
lívar, Corporación Editora Nacional, Quito, tendencia de pensamiento sobre la moral tiene un sentido poco claro, pri­
2015. ma un eclecticismo ideológico que oscila entre un liberalismo moderado y
49 Véase Francois Xavier Guerra: Modernidad e conservadurista 50 hacia un socialismo utópico y romántico posterior. Es así
Independencias. Ensayo sobre las revolucio­ que, lo que realmente observamos en el común de escritos constitucionales
nes hispánicas, Madrid, Mapfre, 1992. es el recurrente llamado a pensar en un destino signado por la felicidad de
50 Alfredo Joselyn Holt Letelier: “La idea de los pueblos y los individuos, pensada ella, como una de las funciones esen­
Nación en el pensamiento liberal chileno del ciales que los gobiernos deberían garantizar a sus ciudadanos. Aunque el
siglo XIX”. En: Opciones, No. 9, Santiago, uso de la palabra “ciudadano” fue apropiado por la gente del común quienes
Chile, 1986.

40
La confederación de ciudades del Valle. Origen y contexto de su formación

empezaron a llamarse entre sí “la ciudadana” o “el ciudadano” tal, en cartas


y arengas públicas, o en sus misivas ante la ley, es posible entender que
— de hecho— se dio una apropiación del sentido del concepto y que no fue
solo un argot o moda de habla popular en la coyuntura.
En este sentido, también es observable la aplicación de una filosofía uti­
litarista de corte benthamniano, en donde los ilustrados líderes del proceso
se abrogan garantizar la felicidad a sus pueblos en una especie de eje trans­
versal de nuestra primera y única constitución regional vallecaucana; reza
en su Artículo 30: “El objeto del gobierno no es otro que hacer felices a
los pueblos y a los individuos mediante que los hombres se reúnen en so­
ciedad sino para conseguir su bienestar, y el goce de todos sus derechos” .
Esos otros derechos se van perfilando en aspectos pragmáticos como el
consignado en el artículo sobre la creación de villas, cuya erección quedaba
supeditada a que se garantizara “su existencia y subsistencia económica” :
“ El hombre debe perfeccionar su ser físico y moral. Tiene por consiguiente
derechos conservadores de su existencia, seguridad, propiedad, y libertad,
y debe proporcionarse la mejor educación” (Art. 167)51, elemento comple­
tamente acorde con la obligación de que toda villa debía tener una escuela
de primeras letras.
De esta manera, la educación y la religión fungían como el dúo insti­
lar ional que garantizaba, a la República y al Estado moderno, la vida en
suciedad de los ciudadanos, mismos que debían ser “constituidos” como tal
en un tipo de educación que les enseñase a serlo; así las escuelas ofrecían,
|1 mliguo vecino y al naciente ciudadano, las luces, los “conocimientos úti-
pg" y morales que los harían útiles a sí mismos y útiles al nuevo régimen;
im.i ello el Artículo 197 dice: “La sociedad tendrá por objeto muy principal
>■lar sobre la educación, y ocupación de los jóvenes de uno y otro sexo para
qur desaparezca el odio, origen de la corrupción y polilla de los estados”.
Este aspecto pasa quizá inadvertido, al leerse el proyecto político de eman-
ipiicióu fragmentariamente, o en el contexto de la coyuntura solamente, qui-
n i i.unbién pueda parecer atrevido dar una visión teleológica a los hechos;
jtf tu queremos atrevemos a plantear que este borrador de constitución con-
¡|§fW> doctrinas, ideas iniciales y hechos; el pueblo del que se habla, aquel
¡•i luy que construir en nuevos roles e imaginarios, es aquel mismo al que
«I 1 § debe dar felicidad, al que hay que instruir, ese pueblo con los ciudadanos
Ib la I imcreción del concepto de libertad que años atrás desde 1 8 1 0 venía re- 51 Ver Anexo 1, Constitución de la Provincia de
Popayán,, 1X15,
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

ferenciándose en distintos tipos de ritos y discursos; entre ellos, el más claro


lo trae, en 1813, la Gaceta Ministerial de Cundinamarca:
El célebre árbol de la libertad alegorizado por los Egipcios, por los Griegos,
por los Romanos, y demás naciones cultas, no ha querido significar otra cosa,
que un árbol recto y majestuoso compuesto por multitud de ramas grandes y
pequeñas: pero iguales en la virtud de producir saludables frutos; y que mirado
por todos sus aspectos está libre y franco a la beneficencia común. Tal es el
significado del Árbol de la Libertad, este árbol célebre, que no puede crecer
ni fructificar, si la virtud, la instrucción, y el patriotismo no se empeñan en su
cultivo con actividad y honor52.
Los confederados del Valle y su proyecto constitucional expresaban su
fe depositada en el principio de libertad como principio y base del orden
social, quizás la principal función de la Constitución hubiera sido esa: crear
la libertad fundamentada en el orden en un Estado de derechos y deberes.
La noción de ciudadano se planta, entonces, como la base de un nuevo
imaginario que hace iguales a los hombres desde el punto de vista jurídico
— igualdad jurídica que no necesariamente es igualdad social— , algo que
solo puede ser superado con el ejercicio de la soberanía garantizada consti­
tucionalmente y propiciada por el Estado mediante el desarrollo de un sis­
tema educativo, que tiene inicialmente la función de crear ciudadanos útiles
para la Patria (la sociedad) y el Estado en su forma republicana53.
Quizás lo más importante de la creación del imaginario ciudadano es la va­
loración del hombre como sujeto y objeto de derechos, tal y como se plasma en
el punto referente a los derechos humanos, algo que jamás se había planteado
en la legislación colonial; también se asoma en esta constitución la idea mo­
derna del derecho al buen nombre; es así que el Artículo 64 establece que la
“buena opinión de los ciudadanos es una propiedad tan respetable que no debe
ser turbada con denunciaciones, ni el Senado, u otro tribunal, o juez podrán
proceder contra persona alguna, si no hay acusados conocidos”. Se iniciaba
con ello el camino de superar la vieja costumbre (“la pública voz y fama”) de
lanzar rumores, escándalos y chismes, escandalizar para dañar el honor y honra
de las gentes. Como quiera que no debamos poner en teleología hechos poste­
riores, podemos pensar que la idea de un orden liberal sí era anhelado por las
52 Del Molino Ricardo: La antigüedad clásica en
la Nueva Granada: Teatro revolucionario e ico­
gentes ilustradas o educadas del momento autonomista e independentista. Un
nografía republicana. Dialnet, 2663186. p. 80. buen ejemplo de cómo estos ideales de construcción de imaginarios se plasman
en la Constitución, puede ser visto en el primer proyecto de Constitución de la
53 Bermúdez: La educación de las mujeres...
Ob. cit. Provincia de Popayán (Anexo 1).

42
C a p ít u l o 2

EL SIMBOLISMO RITUAL EN LA PRIMERA REPÚBLICA 18111832

on el establecimiento de un sistema que instaura nuevas reglas para


C la conversión de una sociedad estamental en una comunidad política,
también emerge la necesidad de los miembros de esa sociedad por encon­
trar otras y/o nuevas formas para acondicionarse al cambio, y hallar el ca­
mino para alcanzar la identificación política y social con ese nuevo sistema
estatal. En ese proceso la dinámica del cambio social se refleja, entonces,
en el mayor uso de los elementos simbólicos, algunos ya conocidos, que
recobran su fuerza y significado, unidos a otros re-creados con la intención
de generar una nueva percepción social que permita expresar los nuevos
principios y objetivos políticos y sociales, al tiempo que proponen el cami­
no a seguir para alcanzarlos. En consecuencia, el símbolo y su lenguaje se
mantienen en su característica de permanencia, ante la imposibilidad que
tienen quienes los usan de controlar los resultados, mismos que llegarán a
un ritmo siempre imprevisto con la adopción de los cambios en las costum­
bres políticas.
Durante la Primera República se implementaron transformaciones polí­
ticas que afectaron el orden social y político imperante durante el gobier­
no colonial; sin embargo, fueron elaborados e impuestos antes de lograr
variaciones sustanciales en el comportamiento de las viejas jerarquías y
características culturales de la vida colonial. Con todo, las élites dirigentes
del período, conscientes de la exigencia por obtener y consolidar la rápida
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

comprensión y apoyo de los pobladores del antiguo virreinato de Nueva


Granada, frente al proyecto político republicano, iniciaron en cada una de
las regiones la implementación de algunas de las ya conocidas prácticas
culturales coloniales, aplicando en ellas determinadas variaciones, adicio­
nes o sustracciones simbólicas deliberadas, para facilitar el acceso e iden­
tificación de la población con las medidas y políticas del nuevo régimen
implantado: el liberal.
En cada una de las regiones y provincias existió un entorno social y políti­
co propio, que requería de un uso y exposición específico ante determinadas
acciones y elementos simbólicos para acceder con mayor facilidad a los po­
bladores de sus comunidades, todo con la finalidad de iniciar y desarrollar la
construcción de una nueva identidad de tipo más homogéneo que las viejas
identidades coloniales, de tipo liberal republicana más cercana a la noción
de nación moderna. Ese discurso, compuesto de símbolos, frases, mitos,
que se empezó a construir alrededor del gobierno republicano, propició la
elaboración y la asimilación hacia una identidad nacional eliminando o por
lo menos difuminando la diversidad de imaginarios locales y regionales.
En el interior de las Ciudades Confederadas primó, como en la mayo­
ría de las poblaciones de provincia, el deseo de acceder a un mayor grado
de autonomía, alejándose para ello de la ciudad principal. En la región, la
capital de la gobernación era en este caso Popayán, que — como se dijo en
el primer capítulo— inicialmente se presentó como fiel al régimen monár­
quico, afloraron las viejas ansias de las otras poblaciones vecinas de ser
elevadas a una mayor categoría como la de villa, permitiendo sumar a los
intereses comerciales y políticos de las élites dirigentes el deseo de emanci­
parse de la tutela ya no solo de las autoridades coloniales, sino también del
influjo de la capital y sus caprichos.
Ante esta realidad surgieron gran número de elementos y actividades
simbólicas locales, unido a la re-categorización de los espacios públicos,
que pasarían de ser fuentes y protagonistas de información local a ser parte
principal en los hechos regionales y nacionales. Durante estos primeros
años de luchas, gran parte de los territorios de la zona y sus ciudades estu­
vieron bajo el mando de uno y otro bando — patriota o realista— en diferen­
tes momentos del período; ya para la década del veinte, Popayán se encon­
traba en manos de los partidarios del republicanismo, no así Pasto, donde
durante varios años más continuaron existiendo focos de apoyo al realismo.

44
El simbolismo ritual en la primera república 1811-1832

Estos continuos cambios de adhesión y fidelidad a uno u otro tipo de go­


bierno significaron también la construcción, destrucción y reconstrucción de
medidas tanto legislativas como simbólicas impuestas por las autoridades de
turno. Así, mientras los patriotas independentistas abolían algunos impues­
tos, los Realistas se esforzaban por encontrar ingresos para la construcción de
obras que les mostraran como amigos del progreso y el comercio. Por un lado, 54 A.C.C. Signatura 6884 CII-6g. f. 11. julio 28
se llevaban a cabo celebraciones por la elección de diputados y el estableci­ de 1817.
miento de congresos provinciales, y de otro, se festejaba la jura a la Constitu­
55 Siguiendo los planteamientos de James
ción de Cádiz y se rendían homenajes a la Reina Regente por sufeliz preñez54. Clifford, sobre la naturaleza procesual de la
Durante este período, las ceremonias y ritos fueron un visible instrumen­ cultura, la cultura simbólica, puede definirse
to para hacer partícipe a la población en los intereses y sentimientos que como un proceso constante de producción de
ornaban a los grupos dirigentes. La facción realista buscaba reafirmar su símbolos y rituales que constituyen la cultura
de un grupo, permitiéndole definir e interpre­
legitimidad entre los pobladores haciendo uso de sus antiquísimos símbolos
tar el destino de la sociedad en la que inte­
de autoridad: la realeza y su poder emanado de la divinidad, los títulos de ractúa. Cfr. Clifford: Dilemas de la cultura,
nobleza y el apoyo de la Iglesia Romana. Sin embargo, fueron los gobier­ antropología, literatura y arte en la perspec­
nos independentistas los que se vieron en la necesidad de innovar en estas tiva postmoderna, Gedisa Editorial, la. reim­
<clebraciones, de introducir otros elementos para expandir sus objetivos de presión, Barcelona, 2001.
gobierno más allá de los círculos de las élites a las que pertenecían, además 56 El término se usa para designar no solo un
para contar con el favor de las masas populares que necesitaban ser forma­ sistema de gobierno, sino como fue percibido
das y que se requerían para sostener los ejércitos, para sellar de una vez por por los hispanoamericanos del periodo que
lo identificaban con la independencia. Cfr.
todas la tan anhelada independencia.
Clifford, “Dilemas de la cultura... ” Ob. cit.
Al estudiar el papel de la cultura simbólica 55 y su necesidad de justificar­
se en la creación y desarrollo de la identidad social en torno al nuevo mode­ 57 Francois-Xavier Guerra: “La identidad re­
publicana en la época de la Independencia”.
lo político republicano56, así como para legitimar ante las poblaciones aún
En: Gonzalo Sánchez y María Emma Wills
K sertas en las representaciones del poder colonial las nuevas instituciones (comps.): Museo, memoria y nación, Memo­
políticas, es preciso revisar sucintamente los principales cambios que trajo rias de la IV cátedra anual de Historia Ernesto
t misigo la creación de una república liberal independiente y los principios Restrepo Tirado, Mincultura, Museo N acio­
1 1 uc la regían. nal de Colombia. Bogotá. 2000, pp. 256; y
Juan Camilo Escobar Villegas y Adolfo León
I d primero de ellos, y del cual parten los demás, es la supresión de la
Maya Salazar: Ilustrados y Republicanos. El
lunirá del Rey para fundamentar la desaparición del principal símbolo de
caso de "La ruta de Nápoles” a la Nueva
ilúoridad y unión; los líderes independentistas debieron asumir la tarea de Granada, Fondo Editorial Eafit, Medellín,
le significar los conceptos de soberanía, nación, patria, libertad y Estado 2011, nos orientan en la búsqueda de nuevas
Hite las comunidades no iniciadas, es decir, no instruidas, ni ilustradas en explicaciones para la construcción de nuestro
la Idosofía política liberal, además de la propagación de nuevos elementos presente; la logran al ofrecemos luces acer­
ca de otros saberes ilustrados que permiten
limpios del régimen republicano, como la ciudadanía, la representación po­
poner en justa proporción la supuesta o real
lín. i la constituí ion v las elecciones, principalmente57. deuda que tenemos con los pensamientos iii-
glé* y troncé»,

r
Ciudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

LOS SÍMBOLOS CONSTRUIDOS Y RECONSTRUIDOS

En las celebraciones patrióticas, el fervor y apoyo a la patria empezó a ser


representado a través de numerosos símbolos que engalanaban las celebra­
ciones o conmemoraciones. En nuestra historia colombiana encontramos que
los más usados fueron los símbolos de la libertad y la república, igual que
en la Francia napoleónica, personificados en una mujer que avanza, que abre
camino, con la cabeza erguida mirando al frente, dejando la certeza en quien
58 El estudio adelantado por Ricardo del Molino la observa de que se avizora un futuro o un naciente porvenir y que hay que
(La antigüedad clásica... Ob. cit.), muestra el
seguirla porque infunde decisión, templanza y seguridad. Fue quizás el prin­
uso del teatro en estas etapas republicanas,
focalizando en el origen grecolatino del uso cipio, derecho y valor más diverso y profusamente simbolizado en el primer
de diálogos satíricos que venían represen­ período republicano; se le destacó en las festivas ceremonias de celebracio­
tándose desde fines del siglo XVIII. En el nes ante los primeros actos de independencia, también por victorias, promul­
diálogo teatral y en la escenificación se po­
gación de nuevas constituciones, posesión de autoridades, entre otros58.
nían en debate conceptos y símbolos como
estrategias de socialización o incluso como
Nuestros líderes independentistas asimilaban así la práctica heredada de
dispositivo pedagógico ilustrador. Esto en el los años noventa del siglo XVIII durante la Revolución Francesa. Antonio
sentido en que el mismo Ricardo del Molino Nariño, en el recorrido libertario de su campaña del sur, incorpora este ritual
considera que el espacio público que se abrió a las costumbres republicanas neogranadinas. En Cali, el 24 de junio de 1814,
a fines del XVIII era en realidad “un espa­
tal como se había hecho en varias poblaciones neogranadinas, se efectuó el
cio de ceremonia y representación en el que
la antigüedad clásica estaba muy presente”
ceremonial de siembra del árbol de la libertad en medio de una fiesta cívica:
(p. 74). En nuestro concepto, el más logra­
do estudio sobre el tema de los árboles de la Hay constancia de que los entusiastas patriotas de esta ciudad, promovieron
libertad es el de Gonzalo Hernández de Alba, en esos primeros momentos una fiesta pública, con el fin de plantar en la Pla­
Los árboles de la libertad, Bogotá, Primera za Mayor, el árbol de la Libertad. Hombres, mujeres y niños, entre músicas
edición, 1987. marciales y vivas a la libertad recorrieron las principales calles de esta capital,
hasta el centro de la Plaza, en donde se levantó enhiesta una palmera como
59 García: Revaluaciones..., Ob. cit., p. 19.
símbolo flamante de la iniciada liberación59.
Mientras que en Cali se sembró una palme­
ra, en Bogotá y otras poblaciones se habían
sembrado arrayanes. El suceso en Bogotá ha­ Para las Ciudades Amigas del Valle, es decir, los futuros confederados, la
bía sido muy particular en cuanto al asunto libertad tenía un profundo significado de libertad política y cultural; como
ceremonioso de la siembra, ya que días antes pudimos avizorar en su proyecto constitucional, su historia de supeditación a
se había sembrado un sauce al que se había
Popayán también los hacía anhelarla. Tempranamente habían expresado sus
colgado un gorro frigio, pero se había hecho
sin la ceremonia, fiesta y organización debi­
ideas más ilustradas al respecto, cuando se reúnen a pensar y diseñar la meda­
da. A l respecto véase Germán Rodrigo Mejía lla que enviaron a Cundinamarca, luego del triunfo obtenido en la Batalla de
Pavoni: “El árbol de la libertad”. En: Te cuen­ Palacé el 28 de marzo de 1811, en agradecimiento al apoyo dado por Nariño
to la independencia. 11 relatos para volver al enviar a Baraya en su ayuda contra el Gobernador Tacón. Terminada la
a contar, Colección Bicentenario, Ministerio
batalla y al quedar la ciudad de Popayán en manos de las ciudades amigas.
de Educación, Bogotá, 2009.

46
El simbolismo ritual en la primera república 1811-1832

se crea en el imaginario de los líderes vallecaucanos la idea de una unidad


política, la cual plasman en un oficio y en una medalla tallada que es enviada
a Santafé de Bogotá, como capital del Nuevo Reyno de Granada. La descrip­
ción que hacen de la medalla dice:

Anverso: una sierra nevada con tres cruces y el sol naciente, y unos edificios a
su falda, representan las arras de la ciudad de Popayán.
La inscripción de D. Antonio Baraya, Civitas Popayanensis. Martii. 28.1811 es
la expresión de reconocimiento.
Reverso: la cadena de montañas a cuyo pie se presentan edificios, y una gran
bahía con naves, son las armas de la Ciudad de Cali, y el Puerto de San Bue­
naventura del río Dagua en el mar del Sur.
La inscripción latina. Reverso Dirupit Vincula Populi, Jugunque Tiranni. Vir-
tus in feodore que sirve de orla60.

Es claramente observable cómo el Cabildo de Popayán integra la unidad


geográfica con la unidad política, que trasciende los viejos resquemores co­
loniales que se tenían en tres años de colonizaje español; y más aún, el piso
ideológico que soporta la representación gráfica en momentos de un fragor
Naipe con el Árbol de la libertad. Edición
espiritual libertario que exalta al héroe y vilipendia al tirano.
Dusserre, París, s.f.
La importancia de la libertad en las festividades patrióticas estuvo mar­
cada al comienzo, por el abierto rechazo a que las colonias cayeran víctimas
del expansionismo francés, al igual que los territorios europeos. Por eso nada
mejor que una indígena para simbolizarla, que más que la imagen de la liber­
tad en abstracto, era un uso estratégico de la historia de la colonización de
América con su impacto demográfico sobre la población india nativa. Así, la
mdia se mostraba como memoria de rechazo a un nuevo proceso dominador.
I ,ucgo, ante la búsqueda definitiva de la independencia total del gobierno
colonial, la libertad se presenta como una reminiscencia a la historia clásica
de los griegos, como cuna de la República y el gobierno democrático. Fue
i coreada en estas fiestas a través de símbolos abstractos como el gorro frigio,
y siembra de árboles en su nombre.
Fn ampliación de dicho mensaje, una de las más expeditas formas de so-
<ia Iizar su significado fue con el uso de monedas, las cuales podían circular
de mano en mano por todo tipo de gentes de las ciudades; estas monedas
60 Semanario Ministerial de ¡a capital de Santa­
(‘inpr/am n a ser acuñadas con una imagen de mujer de estilo clásico griego.
fé de Bogotá en el Nuevo Reino de Granada,
Pcio esta libertad que evocaba a la República antigua, no fue el único 4 de julio de 1811. Cita tomada de Ricardo
dem ento de las denominadas civilizaciones clásicas occidentales que estuvo del Molino. Ob, cit.
Ciudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

presente en las fiestas patrióticas; otros elementos rodeaban a estas celebra­


G E N E R O S O S ciones. Entre ellos los arcos triunfales, las coronas de laurel — que también
rodeaban a la libertad en las monedas— , y todo un grupo de frases acuñadas
HABITANTES
de los principales filósofos clásicos de la República occidental. Así quedó
D E
0 ü N D I N A M A R C A .
registrado en los preparativos para celebrar la visita de Simón Bolívar a la
ciudad de Cali en 1821, ocasión en la cual el centro de la ciudad se convirtió
CIUDADANOS I L US T BE S
DE en escenario teatral donde cuidadosamente se daría la bienvenida del naciente
S A N T A F E héroe. Allí, entonces, vemos la construcción de siete arcos triunfales; cada
J a t e e s el tlia q«e ha señalado el Gobierno paraflxttr en la Plaza mayor «le esta
el ARBOL PM LA LISEBT.il!, ú el Símbolo de la posesión de vuestros iinpresi-rip.
uno escenificaba los hechos militares y políticos que ellos consideraban los
tibie» derechos. E s necesario que aolemníscia el acto mas augusto y magcsKioso que lia más importantes, cada uno tenía una leyenda alusiva al hecho exacto — bata­
visto la Sueva Granada eou demostraciones do juvito y con toda U efusión «tal hombro
que ama el segando bien después «lela vida ó existencia. El Gobierno que k> autoriza lla, hazaña, persona— , de modo que en el imaginario social de habitantes de
haría na agravio ¡i los sentimiento» que lia concebido do vosotros, si os creyese desnudos
le í cftiaeter de moderación y respeto con que siempre ás habéis conducido! perú creo de
la ciudad, del pueblo en general, se diera una comprensión de la importancia
«u obligación advertiros que aquel signo que vá á inaugurarse, no demuestra ialicenciay
del mismo:
desemholtnra que malnmco tc «e le utribuye pura cometer todo genero de crimenc» sin
temor do que se cerrijun. Las Nociones todas te han mirado maa bien coma «ir escollo en
que sé estrellan los vicios y pasiones iodignas de los Republicanos. Su significado verda­
dero Os que no dependéis «leí capricho y arbitrariedad do lo» Tiranos, sino de la ley que
[...] Lugares donde deben hacerse los arcos triunfales para la entrada del Li­
indistintamente debe aplicarse al delinqüénte, y que entrasteis en excrcicio de las alta» bertador.
funciones del hombre en Sociedad. ¡Lejos de nosotros *1 que miro cifrada en aquel sím­
bolo I» garantía de sus excesos! ¡Lejos el que atente contra vida, propiedad, y seguridad del El primer arco será en la esquina de la casa del señor Regidor [...] en el que irá
Ciudadano! ¡Y lejos el que no respete las providencias del Gobierno! pintada LA VUELTA DEL LIBERTADOR SOBRE LA COSTA.
8ANTAFK P E BOGOTA
EN LA IM PRENTA Í>KL ESTADO: POS EL CIUDABANG El segundo será en la esquina de la casa de [...] en el que irá pintada la ocupa­
JOSE MAGIA BIOS.
ción de LA GUAYANA.
En el tercero, que será en la esquina de don [...], irá pintada LA INSTALA­
Anuncio del acto de inauguración del Árbol de la
Libertad. Santafé de Bogotá. En la Imprenta del
CIÓN DEL CONGRESO DE ANGOSTURA.
Estado, por el Ciudadano José María R íos, 1811. En el cuarto, en la esquina de la casa del señor gobernador Comandante Ge­
Biblioteca Nacional de Colombia, VFDU1 - 5052 neral, en el cual irá pintada LA MARCHA POR LA INUNDACIÓN DE LOS
pza. 59. Encuadernado en el Fondo Quijano 254. LLANOS DEL MANTECAL A TAME.
El quinto, en la esquina de la casa de [...] en que irá pintada LA ACCIÓN DE
VARGAS.
El sexto irá en la esquina de la casa del [...] en el cual irá pintada ACCIÓN
DE BOYACÁ.
En el séptimo, que será en la esquina de la casa de [...], irá pintada LA AC­
CIÓN DE CARABOBO61.

Como podemos observar, la jerarquización de los acontecimientos no es


ajena a la intencionalidad de ordenar la historia en la memoria, de crear la
61 Boletín de la Academia de Historia del Valle cronología y los topos de los hechos, y fundamentalmente de fijar los sujetos
del Cauca, Año XXVIII No. 117, abril 1960.
que hicieron los hechos heroicos, de tal manera que — económicamente— en
pp. 435 y 436. Tomado de “El Bolivarismo
una sola puesta en escena se materializa la historia 1 oim« presente y como
del Valle del Cauca", por Demetrio García
Váíquez, o h , cit
futuro Imaginamos que la composición \ la iraiiíilnlml en las telas pinta-

I
El simbolismo ritual en la primera república 1811-1832

das en los arcos se pudieron haber hecho siguiendo el esquema de la cultura


grecorromana por la alusión misma de arco triunfal, sin embargo, los hechos
presentados al ser intencionales, así como el recorrido ubicado en determina­
das casas, pudieron tener muchos más detalles y colorido dada la influencia
artística barroca del momento.
El uso de estas representaciones pertenecientes a la cultura grecorromana
es producto de los lenguajes utilizados durante la Revolución Francesa, que
influyó notoriamente en las revoluciones hispanoamericanas, pero también
como resultado de la situación política vivida por las antiguas colonias. En
ellas, las instituciones de gobierno se basaban en las construidas por el mismo
gobierno español para sus territorios europeos, con algunas modificaciones
para la estructura del Estado, basada en Consejos y Secretarías. La configura-
rión del Estado peninsular usó como bases importantes elementos heredados
de las tradiciones jurídicas del Derecho Romano, entorno compartido por va-
i ias de las naciones europeas del momento; por lo tanto, algunas imágenes y
1 1 -presentaciones del poder político y de la autoridad 62 que en principio fueron

Usadas en la Revolución Francesa, eran rápidamente reconocidas y asimila­


das por la élite americana.
Además, los dirigentes del período buscaban iniciar un gobierno sin un
monarca, sometido a conflictos internos por el poder, con un territorio de­
lu d id o por milicias y no por ejércitos profesionales; todas estas caracterís-
in as lo hacían identificarse con las viejas repúblicas del mundo occidental,
, guiarlos hacia la idea del establecimiento de una República como la mejor
"lución a la organización política de sus ideadas naciones. La República
qtK se pretendía establecer en la Nueva Granada usó para su conformación
Institucional explícitamente el régimen representativo, la separación de po­
s tre s y la igualdad de los ciudadanos, así se tuviera en cuenta para alcanzar
•M¡i categoría condiciones de renta, género y propiedad. En el contexto va- 62 Se trata de la intencionalidad política de la
He» aucano no se reprodujeron alegorías materiales de este tipo, pero sí se que habla Ricardo del Molino en su texto
■i " la conceptualización de libertad y República, como ya se pudo observar Griegos y Romanos en la Primera Repúbli­
ca Colombiana. La antigüedad clásica en
t n la constitución.
el pensamiento emancipador neogranadino
Vnic la presencia frecuente de referencias a las antiguas civilizaciones (1810-1816), Academia Colombiana de His­
yilega y romana por parte de los patriotas criollos, ha venido encontrando su toria, 2007.
MBpla voz la teoría según la cual la presencia retórica y simbólica de dichas 63
Carlos Contreras: Héroes antiguos para una
|u l Ini ¡ i ;iuiiquc fue contemporánea de los usos introducidos por la Revolución revolución moderna, Congreso Colombiano
P fému c-.a y Norteamericana, no es tan solo una copia o adaptación simple por de Historia, Bogotá, martes 28 de julio de
Mui! u mu"' l*m el contrario, hacía parle de la educación de las clases privile- 2010 .

4M
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

giadas criollas y los conceptos y los símbolos que los representaban eran par­
te de su formación y mecanismos de expresión y comunicación; es decir, no
solo no les eran desconocidos, sino que formaban parte de su visión política64.
En este sentido lo que tienen que hacer en el momento es presentar y
facilitar el acceso de los habitantes al nuevo ideario de la República, desde
las constituciones, elaborados discursos, catecismos políticos. Su concreción
ceremonial y ritual tiene la finalidad de difundir entre los vastos sectores de
la población las bases y términos propios de ese imaginario republicano. En ese
orden, la coyuntura presenta una dura transición que nos asiste al reconocer en
medio del contexto histórico, el nacimiento, la instrumentalización y los espa­
cios en los cuales se inicia la cimentación de gran parte de la cultura colectiva
nacional.
Los símbolos se encuentran presentes en múltiples objetos y ambientes, des­
de pinturas, discursos, himnos y emblemas; sin embargo, durante este período
estuvieron fuertemente ligados a las celebraciones de ceremonias y rituales; fue
en estos escenarios donde muchos de ellos se dieron a conocer a la población;
en medio de estas celebraciones su uso determinó el nuevo significado de las
costumbres y símbolos coloniales. En las ceremonias se hizo presente la auto­
Virgen de las Mercedes, colección privada.
ridad que investía a los nuevos gobernantes y se entregó una nueva finalidad a
la ritualidad religiosa en beneficio de los objetivos de la República; se expuso
a la población a la constante creación de narraciones heroicas — como la deta­
llada párrafos antes— consecuencia de las frecuentes batallas, permitiendo una
nueva construcción de la patria, ya no como la localidad en la cual se nace y
se vive, sino como la República misma. Los lazos identitarios se extendían así,
superando los límites de la localidad, pero a su vez reafirmándolos.
A estas celebraciones como constructoras del imaginario colectivo, las re­
feriremos como celebraciones patrióticas; al ser ellas el espacio donde los
símbolos cobran vida y sentido propio, es importante reconocer las diferentes
motivaciones que llevaban a los dirigentes a planearlas y ejecutarlas, los ele­
64 Este argumento toma fuerza, al revisar la mentos simbólicos protagonistas y los actores que intervenían en ellas.
correspondencia privada entre los dirigentes La celebración patriótica estuvo vinculada a tres actividades principalmente:
del movimiento pro-independentista, como
también en las cartas públicas con fines de di­
1. Los ritos religiosos como misas, rogativas, tedeum, procesiones, entre
fusión masiva; en ellas el lenguaje político se los más usados.
encuentra mezclado con alusiones, metáforas 2. Paradas militares, propias de la formación de batallones, ejercicios de
y ejemplos extractados de las culturas clási­ reclutas en calles y plazas, desfiles triunfales.
cas grecorromanas.
El simbolismo ritual en la primera república 1811-1832

3. Actos cívicos como las juras de constituciones, elecciones de cargos


públicos, ceremonias dirigidas por las autoridades civiles del gobierno
republicano, entre ellas: condecoraciones, imposición de medallas a
héroes, a mártires de guerra.

En cada una de estas actividades se encontraba una representación de las


principales instituciones del período: la Iglesia, el Ejército y el gobierno civil,
especialmente el poder ejecutivo local. Sin embargo, sin importar el motivo
principal, solían participar las tres instituciones al tiempo, bien a través de sus
representantes o por medio de sus símbolos y emblemas. Es importante dejar
claro que si bien en los períodos autonomistas (1809-1812, sin incluir parte
del sur colombiano) reina un eclecticismo ideológico y procedimental en los
lideres de los procesos en la coyuntura — que nos muestra ese ir y venir en
posturas de autogobierno: posturas fidelistas femandinas, posturas afrancesa­
das — en las guerras de independencia posteriores irán desapareciendo pau-
l. il idamente, mostrándose con firmeza un pensamiento liberal más radical en
donde se empiezan a dar los planteamientos de ruptura entre instituciones65.
Al interior de las festividades patrióticas se llevaron a cabo tres prácticas
recurrentes66:
1. La lectura de un discurso cívico;
2. El homenaje a elementos simbólicos; y
3. Actividades al aire libre, casi siempre con fines de entretenimiento.

< ada una de ellas cumplía un fin específico, como instrumentos para per-
m. ,u la cultura de las poblaciones que participaban en ellas, desde la tras­
misión de conceptos y principios propios del republicanismo por la defensa
de l.i libertad, hasta la necesidad de atemorizar al contrario con arengas y
ímeiuizas hacia la traición, hasta la idealización de la muerte por la patria y
Jaime Jaramillo Uribe: El pensamiento co­
fl homenaje a los héroes de batalla. 65
lombiano en el Siglo XIX. Bogotá, Editorial
< ou todo, las celebraciones patrióticas durante el primer período repu- Temis, 1964.
1*1 1 , ano estuvieron lejos de ser innovadoras en cuanto a forma; los cambios
66 Manuel Chust, Víctor Mínguez (eds.): La
<*> niL ucntrati más en sus contenidos, pues la ritualidad de las celebraciones
construcción del héroe en España y México.
■iluni.ilus no fue desmontada de inmediato; la necesidad de afianzar al nuevo (1789-1847). En: Verónica Zárate: Héroes y
gobierno y sus representantes, precisó la continuidad de las costumbres del fiestas en el México decimonónico: la insis­
o h11111 ‘11 monárquico acostumbrado a grandes y jerarquizados ceremoniales, tencia de Santa Ana , Universidad Autónoma
ptulriiudii dr homenajes a sus autoridades o a los elementos que los simbo- de México-Iztapalapa, Universidad Veracru-
/HI1ÍI, Colegio de Miehoacán,
Ciudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultora política

lizaban. Existió, entonces, una sustitución en la mayoría de los casos de los


elementos y personajes homenajeados, pero conservando la estructura colo­
nial de la organización de la celebración.
Buenos ejemplos se tienen cuando se considera que el homenaje y juramen­
to ante el retrato del Rey o el escudo de armas de la Corona, fueron reemplaza­
dos por los juramentos ante la Constitución; la constante presencia simbólica
del monarca en las ceremonias cívicas y los lugares de honor que antes estaban
reservados a la nobleza local fueron ocupados por los militares y representantes
del nuevo gobierno. Los gritos de ¡viva el Rey!, fueron acallados por ¡viva la
Altar Iglesia La Merced, Cali.
libertad! y ¡viva la patria! Al tiempo que se continuaba llamando a celebrar al
son de caja y bandos públicos, con las descargas de salvas y la iluminación de
las calles durante las principales celebraciones, el aseo general de las calles y
fachadas, mientras que las iglesias, cabildos y plazas siguieron siendo los espa­
cios públicos de congregación de la población para cualquier festividad.

Los DISCURSOS CÍVICOS

Los discursos, serán denominados cívicos en este trabajo, no por el tipo de


autoridad o institución que lo produce, sino por su intencionalidad de cons­
truir y entregar valores o información útiles en la edificación del gobierno
republicano. En esta práctica se encuentran los discursos, las arengas, los
sermones, los himnos y las poesías, principalmente.
Aunque cada uno de estos tipos de discursos cívicos presenta sus propias
particularidades, todos tenían el fin de divulgar las ideas y valores patrióticos
que nutrieran el imaginario de la población. El discurso en este período se
caracterizó por hacer uso de referencias y hechos del pasado como ejemplos
para enfrentar las situaciones vividas en el presente, la exaltación a las victo­
rias alcanzadas y recomendaciones a seguir para alcanzar un futuro esperan-
zador y promisorio. Sin embargo, los temas de interés prioritario se transfor­
maron amoldándose al desarrollo del conflicto y a los cambios políticos que
guiaban a los grupos dirigentes en el gobierno.
Durante los primeros años de la República, la evolución de los asuntos
fúndamentales para ser difundidos mostró variaciones de acuerdo con las
etapas de la guerra patriota. Uno de los temas de mayor importancia fue la
67 Siguiendo la teoría pactista, según la cual
necesidad de justificar la separación de la Corona española, mostrando la fa­
ante la ausencia del soberano, la soberanía
volvía a su fuente, el pueblo o nación.
cultad del pueblo soberano 6 7 para no seguir un gobierno de.imado a perece i
El simbolismo ritual bn la primera república 1811-1832

al tiempo que se resaltaban los tristes errores e injusto tratamiento otorgado


por la “Madre patria” a sus hijos americanos, desde los grupos indígenas
ancestrales, hasta los criollos del momento. Así lo expresó Juan Fernández
de Sotomayor, en un extenso sermón de celebración por el aniversario del
20 de julio en la Iglesia Metropolitana de Santafé, en 1815:

En vista de todo esto osará alguno decir, ¿que el evangelio ha dado a los
reyes de Castilla algún derecho sobre la América? O ¿que la cruel matanza
de tantos inocentes, el asesinato de los príncipes, la invasión injusta y tirá­
nica de pueblos pacíficos, el saqueo y el pillaje de inagotables riquezas, una
guerra en fin reprobada de Dios y de los hombres, son títulos legítimos para
llamarse sus reyes, y sus señores? No, ellos no lo han sido sino por la fuerza,
y nuestro vasallaje fue el efecto de una continuada y no interrumpida opre­
sión en que se nos hacía gemir6869.

Mientras avanzaba el conflicto independentista el discurso ñie destinado


para atraer nuevas tropas y conseguir donativos, inspirando amor por la
defensa de la patria, como miedo a las consecuencias de no apoyar al nuevo
golliemo. Otra estrategia presente en las obras discursivas se fue dando en
la medida en que se celebraron más y más encuentros bélicos; los héroes
de guerra, tanto los que volvían triunfantes, como los mártires, sirvieron de
Inspiración para trasmitir a través de discursos los valores patrióticos que
A bían ser cultivados por la población de la nueva República.
I’or ejemplo, tenemos un discurso que fue publicado en el Boletín de
ni >niñas del día de Santafé, sobre la falta de apoyo de la ciudad de Popayán
si la causa patriota, el cual es usado como herramienta ejemplarizante para
mostrar el sufrimiento causado por un enemigo sin escrúpulos y vengativo
id extremo, señalando especialmente la inutilidad de mostrarse como alia-
•!• >. del mismo y el peligro no solo de la ruina física sino también moral,
( uando se sucumbía ante el poder de los Realistas:

Los infames hijos de Popayán que han cometido la bajeza de entregar su


68 Sermón solemne que en la festividad del 20
patria a las cadenas, han pagado ya su inicua traición y han visto por sus
de julio, aniversario de la Nueva Granada
propios ojos que los tiranos nada respetan, que violan los pactos que ultrajan
predicó en la Santa Iglesia Metropolitana
la amistad, que insultan el tálamo nupcial, atropellan a la honrada viuda,
de Santafé. E l ciudadano Juan Fernández de
profanan a la honesta doncella y que su codicia no perdona ni aún las alhajas
Sotomayor. Santafé 1815. VFDU1 - 855. B i­
inmediatamente destinadas al culto del omnipotente. Estos ejemplos deben
blioteca Nacional.
*m ilai muy particularmente el celo de los hombres religiosos y timoratos
s estos tomar el mayor interés por nuestra santa causa si quieren evitar los 69 Boletín de noticias del día. Santafé, agosto 3
males que tanto en lo moral como en lo político, son consiguientes a las vic­ de 1813 - Popayán. VFDU 1- 4427 pieza-9.
ióme. de nuestros enemigos611. Biblioteca Nacional,

*i
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

Debido a que la palabra, tanto expresada a través de la oralidad como con­


servada en escritos, ñie el canal más usado para reproducir los mensajes del
gobierno patriota, es necesario hacer un reconocimiento más amplio sobre
los tipos de discursos cívicos empleados en las celebraciones de los primeros
años del régimen político republicano.
El sermón fue una de las prácticas más visibles de la Iglesia y sus repre­
sentantes, usado en apoyo o en contradicción con el gobierno republicano.
Se trataba de un discurso vinculado con los ritos religiosos, elaborado con
lenguaje político religioso en medio de ceremonias en los templos, que se
complementaba con bendiciones y consagración de objetos como banderas
y pendones, en ocasiones hasta con procesiones en los poblados. La gran
influencia y credibilidad que ejercían los eclesiásticos en los habitantes del
antiguo virreinato neogranadino hizo de la Iglesia un fuerte aliado o un
mortal enemigo70.
Conscientes de la importancia de la Iglesia como constructora de la cul­
tura colectiva71, los gobiernos republicanos consiguieron mezclar los ac­
tos políticos y militares con ceremonias religiosas que le entregaban apoyo
divino, legitimidad a su autoridad y confianza a sus seguidores. En varias
ocasiones, la dirigencia política exhortó a los párrocos y demás oficiantes
religiosos a incluir en sus sermones información sobre victorias o derrotas,
narraciones sobre la inconveniencia del retorno del gobierno colonial, y la
reproducción de los ideales que debía seguir un buen patriota.
Parte de ser un buen ciudadano estaba ligado a la capacidad de entregar
70 Existen varios estudios acerca de la participa­ vida y bienes en defensa de la patria; los mártires de la guerra, sobre todo
ción de clero en las luchas de independencia en las batallas victoriosas, eran homenajeados con grandes ceremonias, ini­
tales como el de Roberto Jaramillo: El clero ciadas en los templos, seguidas de condecoraciones a los sobrevivientes y
en la Independencia, Universidad de Antio-
finalizando con celebraciones públicas por la victoria. El siguiente es un
quia, Medellín, 1946. Roberto María Tisnés:
“El clero y la independencia en Santafé”. En:
aparte del sermón de Fernández de Sotomayor en los funerales ordenados
Historia Extensa de Colombia, Ed. Lemer, por el gobierno nacional a los militares muertos en las batallas de Junín y
Bogotá, 1971. Un estudio acerca de la activi­ Ayacucho:
dad política del clero es el de N elly Vallecilla:
“El clero y la política en la Nueva Granada Por natural que parezca ser el temor de perder la vida, es no en manera alguna
durante la Independencia”. En: Historia y Es­ a los espantosos males de un gobierno despótico y arbitrario. Nuestras mu­
pacio, Vol. III, No. 9, Universidad del Valle, jeres, nuestros hijos, todo lo más precioso que poseemos, debe movemos a
Cali, 1983. tomar las armas contra Antíoco, decía el valiente Macabeo (capítulo I versos
20 y 59). Vale más morir en la guerra que sobrevivir a la aflicción de nuestro
71 Vista como el proceso dinámico de apropia­
pueblo. Nuestros bravos conocen por una gloriosa experiencia todas estas ca­
ción de valores, saberes y destrezas propios
lamidades y haberlas alejado de Colombia no es bastante para soltar las armas
de un grupo o comunidad.
El simbolismo ritual en la primera república 1811-1832

de las manos, es indispensable acabar hasta con la esperanza que pueda animar
a nuestros enemigos, buscarlos a costa de mil sacrificios, y desengañarlos, que
no es fácil vencer a los que pelean por conservar una libertad comprada a costa
de tanta sangre [.. ,]72.

En la ciudad confederada de Cali las autoridades civiles promovieron fies­


tas enmarcadas en actos y sermones religiosos, como estrategia para invocar
el éxito en las batallas y como inspiración para alcanzar el buen gobierno.
El sermón sirvió para dar las gracias por las victorias, enaltecer la memoria
de los sacrificados en la guerra y comprometer moralmente a los funcionarios
de gobierno con la causa patriota.

[...] por Dios Nuestro Señor una señal de la Cruz, bajo cuya gravedad ofrecie­
ron cumplir con él cuanto va referido. En seguida el señor Vicario Eclesiástico
Don Antonio Marlés, por el clero secular, el Reverendo R fray Miguel Dueñas,
por el regular convento de Nuestro Seráfico O. San Francisco, lo verificaron
igualmente por los santos Evangelios y según su estado. Los empleados de
Rentas conforme a derecho por Dios Nuestro Señor y una señal de Cruz, ofre­
cieron también prestar la obediencia en los términos que el ilustre cabildo lo
verificó, sin perjuicio de la que tienen prestada a sus inmediatos jefes, y todos
los demás concurrentes firmaron73.

Estas prácticas también fueron promovidas por el gobierno nacional, que


ni regaba instrucciones generales para ser aplicadas en todas las provincias,
t orno se evidencia en una disposición emanada del congreso General de Cú- 72 Oración que en los funerales dispuestos en la
i ufa de 1821: Ley 11 de febrero por los valientes soldados
de Colombia que murieron en los campos de
[...] 5o El día siguiente asistirán todos los vecinos á la Iglesia Parroquial ó Junín y de Ayacucho, pronunció el 27 de ju­
matriz, y se celebrará una misa solemne de acción de gracias; y el Cura u otro nio en la catedral Metropolitana Juan Fernán­
Eclesiástico, hará una breve exhortación análoga al objeto.—Después de con­ dez de Sotomayor. VFDU 1 - 855. Biblioteca
cluida la misa, á invitación del principal Magistrado político, prestarán a una Nacional.
voz los concurrentes juramento de guardar la CONSTITUCIÓN bajo la fórmu­
73 Alfonso Zawadzky Colmenares: Las Ciu­
la siguiente: ¿Juráis por Dios y por los sagrados Evangelios, obedecer, guardar,
dades Confederadas del Valle del Cauca en
y sostener la CONSTITUCIÓN de la República de COLOMBIA, sancionada
1811, Centro de Estudios Históricos y So­
por el primer Congreso General el día treinta de Agosto de mil ochocientos
ciales Santiago de Cali, Cali, 1944. Cartago
veinte y uno? A la que responderán los concurrentes, sí juramos, y en seguida
reconoce a la Junta Provisional de gobierno
se cantará el Te Deum74.
instalada en Cali y presta juramento de obe­
diencia a sus actuaciones, como ciudad de la
l a estrategia de usar el sentimiento religioso para ligarlo con el patriótico Confederación. En: Ibíd., p. 50.
fue utilizada más allá de las fronteras de la Nueva Granada. En las Provin-
74 A.C.C. 1072 Cg. Septiembre 20 de 1821.
Ciudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

cias Unidas de la Plata, en la actual Argentina, Manuel Belgrano, uno de los


líderes del proceso de independencia en la región, hizo uso de un simbolismo
mixto, en el cual:

La Iglesia católica, poder tradicional y esencialmente simbólico, fue utilizada


para difundir y legitimar al nuevo gobierno. Junto a los discursos de difusión
revolucionaria, se celebrarán solemnes oficios religiosos y en distintos actos
se nombrará a la Virgen, patraña de los ejércitos o depositaría de la bandera75.

El juramento fue otro instrumento que hizo parte de las solemnidades usa­
das para entregarles fuerza y legitimidad a las nuevas autoridades políticas.
Con ello no solo se lograba el compromiso de los firmantes con la causa pa­
triota, también al incluir una costumbre oficial usada por el gobierno colonial,
se buscaba dotar el acontecimiento de una legalidad simbólica frente a los ha­
bitantes en general, entregando una visión de obligatoriedad y necesario cum­
plimiento, que los instara a seguir a los nuevos representantes y sus objetivos.
Durante la vigencia de la unión de las Ciudades Confederadas, el jura­
mento fue una de las primeras acciones llevadas a cabo por los líderes de
cada población; al principio, en ellos aún se prometía vasallaje al Rey, pero
reconociendo a las nuevas autoridades del gobierno regional. Esta actitud
ambivalente ante la decisión de construir un gobierno autónomo o separarse
definitivamente de las autoridades monárquicas, fue en la región, como en el
resto del antiguo territorio de la Nueva Granada, una constante en los prime­
ros años del proceso independentista.
Los juramentos en las Ciudades Confederadas ostentaron características
claramente determinadas, estableciendo ante cuáles autoridades se prestaba
el juramento, la fórmula o frases rituales y los espacios y elementos presen­
tes en ellos. La iniciativa de constituir una Junta independiente en unión con
ciudades vecinas, nace de propuestas de las élites pertenecientes a la ciudad
de Cali, y es en esta población donde se establece la primera Junta de las
Ciudades Confederadas, en ella la autoridad encargada de tomar el juramento
de los miembros o diputados fue el alcalde presidente de la Junta provisional,
75 María Salomé Boto de Calderari, Marce­ y en las otras ciudades, el diputado designado como presidente del cabildo.
lo Constant: “Construcción y legitimación En cuanto a la fórmula juramental, se usó la acostumbrada en el período
de un nuevo orden político: ideología y ri­
colonial, siguiendo en términos generales los mismos reglamentos y costum­
tuales”, Jujuy (18)0-1813). En: Cuadernos
Facultad de Humanidades, Universidad de
bres, pero con leves variaciones sobre algunos términos, como “patria” y “so­
Jujuy, No. 21, 2003, p. 95. beranía”, además de la posterior desaparición de las alusiones al Rey Fernán
El simbolismo ritual en la primera república 1811-1832

do VIL El lo. de febrero de 1811 en Cali, la Junta Provisional de gobierno de


las confederadas jura así:

Puestos de rodillas los señores Vocales prestaron juramento en manos del mis­
mo señor Alcalde Presidente por Dios Nuestro Señor, la Santa Cruz, y Sa­
grados Evangelios, ofreciendo cumplir bien, fiel y legalmente sus respectivas
diputaciones, y ratificando la defensa de nuestra Santa Religión, sin permitir
otra, fidelidad y vasallaje al señor Don Femando Séptimo nuestro amado So­
berano, y conservar estos lugares para el mismo, sacrificándose gloriosamente
por la patria76.

Otro modelo fue el juramento recibido al gobernador y cabildo de Popayán:

Juráis a Dios nuestro señor y á esta señal de cruz, cumplir bien y fielmente con
los empleos a los que se les á destinado para mantener la justicia y el orden de
esta provincia, conforme a los principios adoptados a la libertad y la indepen­
dencia de la América? Si juramos. Si así lo hicieres Dios os ayude y si no os lo
demande en esta vida y en la otra. Amén77.

Se llevaban a cabo por medio de dos tipos de ceremonias, una pequeña,


casi privada, y personalizada, que incluía la firma de documentos oficiales,
con la cual el firmante no solo se adhería al nuevo gobierno, sino que tam­
bién asumía la responsabilidad directa de seguir a la nueva autoridad; y una
i n emonia abierta, popular, donde el juramento se llevaba a cabo de forma
general y se consagraba simplemente con la expresión verbal de aceptación,
i i primera se realizaba en la sala de sesiones del Cabildo, entre los ciuda­
danos más prestantes e influyentes; para ello se los citaba a través de noti-
fit aciones personales enviadas por el escribano. En la segunda, a los demás
hftbifcites, se les invitaba por medio de anuncios públicos, bandos y edictos,
i una ceremonia solemne de cariz religioso, donde los símbolos, derechos
V obligaciones cívicas, se entremezclaban con la oficialidad religiosa. Esta
i fivinonia solía terminar con una fiesta cívica en la cual el pueblo debía ex­
pío.ai su regocijo. 76 “Acta de instalación de la Junta Provisional
de gobierno de las seis ciudades Confedera­
I ti Caloto, por ejemplo, al reconocer la Junta de Cali en 1811, tenemos que:
das del Valle del Cauca”, en Cali, 1 de febrero
de 1811. En: Zawadzky, Ob. cit., p. 92.
Les recibió juramento que hicieron en forma legal por Dios N. S. y la Santa
<'ruz de obedecer las órdenes y providencias de la expresada Junta Superior 77 Boletín de noticias del día, No. 72, 29 de
idativas al instituto de ella y sus incidentes. Con lo que se concluyó esta acta enero de 1814. “Juramento del Gobernador y
Cabildo de Popayán”, VFDU 1-4427 pieza-9,
con general regocijo de los asistentes y del pueblo, con descarga de la fusilería,
Biblioteca Nacional.
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

repiques de campanas, y quedando destinado el domingo, por la mayor con­


currencia y celeridad, para una fiesta solemne en que se cante el Te Deum en
acción de gracias por el acierto en las providencias de la citada Superior Junta
de Gobierno [...]78.

Las Ciudades Confederadas citaban a los ciudadanos para prestar el ju ­


ramento hacia la nueva Junta; parece que también se dirigían a personas de
origen español y/o extranjeros, a quienes se los exhortaba de forma reiterada
a cumplir el juramento; algunos expresaban impedimentos diversos para no
asistir, en especial problemas de salud o vivir en sitios muy alejados, pero
bajo la presión de las nuevas autoridades, la mayoría terminó accediendo a
prestar el juramento. Sin embargo, algunos se negaron directamente a jurar
fidelidad a las nuevas autoridades, para ello argumentaron razones, como el
haber entregado ya su juramento a Femando VII y por lo cual, solo podían
entregarlo a una autoridad delegada por él; también manifestaban la posi­
ción de cabeza de Provincia de Popayán y consideraban carentes de autori­
dad las decisiones tomadas desde Cali y sus ciudades amigas. Don Gabriel
de la Roche, en Cartago, dijo:

[...] al tiempo de mi connaturalización y admisión por vecino de esta ciudad


hice solemnemente e individual juramento de ser fiel al católico monarca don
Carlos IV, y a sus descendientes, a sus leyes y a sus ministros; este juramento
fue hecho con todos los requisitos de la Religión y de la Ley, y por consiguien­
te sería perjuro reconociendo nueva autoridad distinta de la antigua cabeza de
provincia que no se ha innovado por el señor don Femando Séptimo legítimo
sucesor de dicho monarca [...] Usando el derecho que las circunstancias me
franquean, suplico no se me tenga por parte en el asunto de que se trata, pues
hallo en mi conciencia que solo compulso y apremiado puedo prestar el jura­
mento que se manda, y no de otra manera, por las razones dichas arriba [...] en
que consta que mi juramento es más obligatorio por ser individualizado y no
tácito como suele ser en la masa del pueblo79.

Por su parte, los discursos y arengas públicas tenían un carácter conceptual


78 “El Cabildo de Caloto reconoce a la Junta de marcadamente político y versaban sobre un tema específico, casi siempre res­
Cali”, febrero de 1811. En: Zawadzky, Ob. pondiendo ante una coyuntura determinada, desde una respuesta a detractores
cit., p. 154.
políticos, informes de guerra, actos de rendición, hasta medidas económicas.
79 “Don Gabriel de la Roche al cabildo de Car­ Contenían frases destinadas a impulsar a la acción y a ser pronunciadas en
tago”, 24 de febrero de 1811. En: Zawadzky, viva voz, con la intención de vitorear a un personaje, a la patria o para abu­
Ob. cit., p. 202.
chear al enemigo. Las arengas fueron usadas como motores para impulsar a la

J8
E l simbolismo ritual en la primera república 1811-1832

lucha, al tiempo que se provocaba, amenazaba o intimidaba al enemigo, antes


de iniciar una batalla.
Un buen ejemplo lo constituye la narración de la batalla de San Juanito
(1819) por Clemente Mercado:

[...] Organizados y dispuestos por sus jefes, fueron de nuevo obligados a aco­
metemos, al grito de ¡viva la Religión! ¡Viva el Rey! ¡Mueran los descomul­
gados insurgentes! ¡Mueran los ladrones! [...] al que contestábamos con ¡viva
la libertad! y ¡viva la Patria!, ¡viva Cali!, ¡mueran los godos! [...]”8°.

La mayoría de estos discursos solo sobrevivían por un corto tiempo mien­


tras se pronunciaban, y sus noticias eran trasmitidas a las comunidades recep­
toras; sin embargo, algunos de ellos fueron plasmados en papel y continuaron
su trasmisión al ser re-leídos. Los discursos de y sobre los héroes sobrevivie­
ron a los hechos de la historia, quizá porque su mismo liderazgo los llevaba
a escribir y socializar sus ideas, porque sus contemporáneos los consideraban
con la fuerza para allanar caminos y adeptos, quizá también por los historia­
dores de ayer y de hoy.
Veamos un ejemplo de uno de los que atañe directamente a nuestro caso:
¡A los ilustres hijos del Cauca!

Las armas de la libertad, que han redimido las más florecientes Provincias
de Colombia, han dado a vuestro valor el impulso que deseabais. Vuestras
manos han roto sus cadenas, vuestros grillos han pasado a los pies de vuestros
enemigos. Siempre seréis libres porque queréis serlo. El pueblo que combate
al fin Triunfa.
Al llegar nuestros soldados a vuestros floridos valles, se han encontrado con
el día de la libertad. La República, pues, os debe la justicia de titularos los
beneméritos de la Nueva Granada. Yo iré a visitar los hogares preferidos de la
Patria. Os hablo del Cauca [,..]81.

hl último tipo o estilo de discurso cívico está representando por los him­
80 García, Revaluaciones..., Ob. cit., p. XXXVII.
nos y las poesías. Los himnos se confeccionaron para ser entonados en las
Mesías cívicas. Su repetición buscaba fijar los valores republicanos de pa- 81 Proclama del Libertador, en Pamplona, el 7
de noviembre de 1819, en referencia al sacri­
in.i libertad, ciudadanía, constitución, entre otros, impulsando a la lucha y
ficio de Torres, Cabal, Cayzedo y Cuero, Cal­
fomentando el espíritu de la revolución. Pero también, se escribieron para das, Cayzedo de la Llera, Vallecilla y otros.
mullí homenaje a las personalidades y hechos patrióticos representados en Tomado de: Boletín de la Academia de His­
los héroes y las batallas. Además de ser cantados en las festividades, se repro- toria del Valle del ('auca Alto XXVIII No,
ihu jan en teiilrov peí índicos y escuelas, como mecanismos para la difusión 117, abril l'Riti p 4)'
Ciudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

y popularización, en especial, en las numerosas bases sociales que en pers­


pectiva, serían el basamento de homogeneización nacional que requerían e
imaginaban los líderes de los nacientes Estados.
Muchos de los himnos y las poesías patrióticas lograron ser trasmitidos
de voz a voz, quizá por la repetición, pero especialmente gracias a las pu­
blicaciones en periódicos y libros del momento. Las poesías fueron bastante
popularizadas en los textos de escuela, pasada la segunda mitad del siglo XIX.
Veamos la poesía escrita en honra a la soldadesca que emprendía la marcha
hacia el sur — el Cauca y Pasto— :

Marcha: Volad ciudadanos valientes volad,


volad en demanda de la libertad.
[...] Tres siglos de muerte pasados ya van;
de gloria la aurora reluciendo está.
La patria saliendo de cautividad,
con su voz os dice tierna y maternal
Volad.
[...]

Más oh, placer dulce con corta unidad


¡tus emanaciones he perdido ya!
miro las provincias que en tierna amistad
por común provecho las manos se dan. Volad
Sus huestes valientes corren a Popayán
que traidor albergue a un sátrapa
da infeliz que aprueba con su propio mal
pronto castigo tiene un criminal. Volad
[...]

Nariño el patriota, Leyva, Campoman


y otros valientes conocerle harán,
que es vano su intento risible su plan:
que un pueblo que quiere ser libre, será. Volad
[...]

Patriotas del Cauca, pronto llegará


la aurora dichosa que os verá triunfar.
Los pechos, los brazos, debéis preparar
hacer sacrificios por la libertad. Volad
82 El pueblo de Santafé a los valientes hijos de Mil voces escucho que clamando están,
Nueva Granada que marchan a la expedición volad ciudadanos valientes volad.
de Popayán. V F D U 1-263 Pieza 3. Biblioteca La victoria os sigue brillante y sabrá
Nacional de Colombia. colmaros de elogios la posteridad. Volad

fifi
El simbolismo ritual en la primera república 1811-1832

F e s t iv id a d e s y h o m e n a je s p ú b l ic o s :
“R e p iq u e s , f l o r e s , m ú s ic o s , l l e g ó l a h o r a d e c e l e b r a r ”

Durante los primeros años de construcción republicana, las festividades


públicas fueron un instrumento eficaz para trasmitir, a través de la alegría, los
principios del nuevo patriotismo, entregar renovados objetivos de celebra­
ción a los ritos eclesiásticos y alcanzar la legitimación de las nuevas autori­
dades como detentadoras del poder político. Estas primeras fiestas siguieron
el conocido y aceptado molde colonial.
En este modelo, la celebración se iniciaba con una ceremonia religiosa,
misa o tedeum, como parte de la concepción del poder entregado por Dios al
■uitiguo soberano o monarca para dirigir los destinos de la población; ahora
servía para presentar a las autoridades de la República como responsables Fiesta de aldea. Ramón Torres Mendez, 1860.
ante la divinidad por sus actuaciones.
Alrededor de la fiesta se construye también la apropiación de los espacios
públicos urbanos de cada poblado; en ella sigue la preeminencia de la Plaza,
t) Plaza Mayor, como el escenario donde confluyen, al igual que en el período
i olonial, los representantes de las principales autoridades cívicas, militares y
i ( Iigiosas. Cada una desde allí, proyecta y ostenta ante la población el alcance
'!<• su poder, desde la celebración de Juntas y promulgación de bandos, pasan­
do por los tedeum, hasta los ejercicios y desfiles militares.
Pero es en la fiesta donde las actividades de diversión entregan a los habi­
tantes la oportunidad para construir un espacio propio que refleje su identidad
local, a pesar del intento de las élites dirigentes por guiar las actividades que
se habrían de realizar. Ante las características de un acto festivo que tiene
■uino objetivo acercar a la población al nuevo gobierno, la restricción de las
actividades espontáneas era una acción considerada políticamente incorrecta
pnr un régimen recién establecido y con necesidad de apoyo popular para
legitimarse ante la nación.
Sin embargo, en las celebraciones patrióticas, a pesar de compartir o utili-
'ii lcst ividades de larga tradición religiosa, solían entregar un objetivo nuevo
■i i i dualidad, muy bien definido desde la institucionalidad del nuevo régi-
iii' a. para celebrar o conmemorar los hechos más importantes en los aconte-
*m undos políticos y militares del momento. Veamos un ejemplo:

I 1 27 de enero manifestó el Cabildo al público que el 1o. de febrero 118 1I |


sería día feliz y venturoso, por haberse lijado para entonces la instilación, en
Ciudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

esta ciudad, de la Junta Superior Provincial, con diputados de las ciudades del
Valle, la mayor parte de los cuales estaba ya en Cali, escogida para sede de
tal cuerpo por su situación local y otras ventajas. Sería por eso Cali, decían
los ediles, centro de la común unión; aquí residía el coronel Baraya. Dicha
instalación estaba fijada a las cuatro de la tarde, en la casa municipal, cuyos
balcones se adornarían y cubrirían con colgaduras a esa hora. Asistirían todas
las autoridades y corporaciones y se leerían en primer término las credenciales
de los diputados. Se seguiría repique general de campanas y salvas de artillería
y fusilería, formándose al efecto toda la tropa; en la noche, iluminación gene­
ral en la plaza mayor. El 2, sábado, se cantaría misa de acción de gracias. La
víspera de la instalación, el día y su noche, habría todo género de diversiones
y se permitiría que el pueblo manifestara su alborozo y alegría con entreteni­
mientos que no pasaran los límites de lo lícito y honesto83.

Estrategia fundamental del nuevo régimen fue la utilización de las fechas


señaladas como fiestas religiosas fuertemente arraigadas en las costumbres so­
ciales, como las celebraciones a la virgen, el día de los muertos o las conme­
moraciones navideñas, para presentar ante la comunidad celebraciones propias.
En estas celebraciones, cuyo eje principal recaía sobre el poder eclesiástico,
se crearon y apropiaron espacios para la presentación de los funcionarios del
nuevo orden, quienes debían presidir las ceremonias religiosas, apartando para
ellos un espacio privilegiado, de acuerdo con su rango y autoridad:

A 24 se eligió el colegio electoral al presidente de Estado, y salió electo en


propiedad el señor don Antonio Nariño [...] hubo un general regocijo, con re­
pique general de campanas; por la tarde se le dio una música con muchísimos
voladores y ruedas; se hicieron salvas [...] los tambores y pitos de Milicias
y Nacionales dieron varias vueltas por la plaza, tocando dianas, con muchos
vivas; a la noche se iluminó toda la plaza [...] y como era Nochebuena, no se
cansó la gente toda la noche, con músicas y cantos patrióticos84.

Además de las ceremonias que conmemoraban la muerte de numerosos


soldados en batalla (que debido a la gran inestabilidad y constantes enfren­
tamientos militares era el único homenaje rendido a los héroes por las auto­
ridades independentistas en los primeros años de vida independiente), con
el progresivo afianzamiento de las instituciones republicanas, se entregaron
83 Arboleda: Historia de Cali... Ob. cit. homenajes y reconocimientos que intentaban crear una percepción diferen­
te del nuevo régimen, ya no como un ideal únicamente alcanzable a través
84 José María Caballero, Particularidades de
Santafé. Biblioteca Popular de la Cultura Co­
del sacrificio, sino como un protector de los verdaderos patriotas. Veamos el
lombiana, Bogotá, 1946, pp. 93-94. ejemplo siguiente:
El simbolismo ritual bn la primera república 1811-1832

Considerándose una de las más sagradas obligaciones de la República el pre­


miar á sus servidores, los grandes sacrificios que han prestado para consoli­
dar su Libertad é Independencia, y deseando al mismo tiempo que se dé el
más exacto cumplimiento á las repetidas promesas que les han hecho de que
oportunamente serían premiados sus servicios [...] [a través de asignaciones
monetarias].
2°. Estas asignaciones solo se entienden con los que sirvieron á la República
desde la campaña de 1816 hasta el quince de Febrero de mil ochocientos diez
y nueve en que se instaló en Angostura el congreso [...] y con los extranjeros
que en el concepto de la Ley 10 de Octubre de 1817 vinieron á combatir por la
Independencia de Colombia, y arribaron á sus puertos antes de 16 de Mayo de
1820 según lo acordó el mismo congreso de Venezuela85.
La montada en corrida de toros.
Ramón Torres Mendez.
Como parte de la estrategia para hacer partícipes a todos los pobladores
ríe la alegría y los motivos de celebración patrióticos, junto a las autoridades
religiosas y civiles, en esos nuevos espacios para las celebraciones con la
participación del pueblo, algunas tradiciones coloniales estuvieron presentes,
debido al gusto, estética y la costumbre: iluminación de calles, repiques de
campanas, entablado para teatro con representaciones de comedias y trage­
dias de inspiración clásica, otras muy novedosas con representación de las
batallas patriotas, o con puesta en escena de personajes y costumbres típicas;
corridas de toros, presentaciones musicales, también la introducción al co­
mienzo y/o final de los nuevos himnos86.
Estas fiestas iban más allá de los salones del Cabildo y las paredes de los
templos; atraían a un buen número de habitantes interesados en participar de
85 A.C.C., Sig. 6950 CIII-2g, ff: 1 y 2. Decreto
las distintas diversiones que se ofrecían, y lograban que se compartiera el
que premia los servicios prestados durante la
sentimiento de júbilo por las victorias militares o por el triunfo en las eleccio­ emancipación de Colombia. 10 de diciembre
nes gubernativas. En Cali, por ejemplo, en septiembre de 1826: de 1821.

86 Un buen ejemplo de cómo se instrumentali-


Se acordó que faltando poco tiempo para las fiestas nacionales mandadas a ha­ za la historia está en el estudio de Raúl Ro­
cer por ley [...] Y habiéndose acordado que el Io día por la noche haya fuegos mán: “Celebraciones centenarias y conflictos
artificiales y en los dos siguientes dos tragedias o comedias, análogas a nuestro simbólicos en la construcción de la memoria
sistema republicano, y que las tardes se hagan cuantas clases de diversiones nacional colombiana. 1910-1921”. En: Gua­
sean posibles [..,]87. dalupe Soasti Toscano (comp.): Política, par­
ticipación y ciudadanía en el proceso de in­
dependencias en la América Andina, Konrad
t m elemento por resaltar, presente en estas fiestas, fue el nivel de obliga- Adenauer Stiftung, Quito, 2008.
tmn-diid en la participación de las actividades que obedecía a la necesidad de
87 Archivo histórico de Cali. (A.H.C.). Tomo
i* , ,niiHci a los adeptos del nuevo gobierno y diferenciar a los opositores, lo 42, folio 63. Septiembre 16 de 1826.
C iudades C onfederadas del Valle. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política

que se unía a que el nuevo calendario de festividades aún no estaba asimilado


por los habitantes de los poblados; esto, en muchas ocasiones, generaba re­
sistencias que llevaban a establecer la participación obligatoria, bajo pena de
multa, sobre todo para aquellas personas sin las cuales no podría efectuarse
una fiesta pública, como en el caso de los músicos:

Las plausibles noticias que acaban de publicarse merecen que se celebren con
la más pura efusión de gozo que debe causar a todo buen ciudadano la unión
de los colombianos. Por tanto prevengo se ilumine la ciudad por 3 noches en
que concurrirán los músicos á tocar sus instrumentos en la casa municipal y
el domingo 15 del corriente se dirá una misa de acción de gracias al ser Su­
premo por tan glorioso acontecimiento, dejando a la voluntad de los patriotas
las diversiones públicas con que quieran solemnizarla. Los músicos que no
concurran exigirán 4 pesos de multa, o seis días de prisión [.. .]88.

Es, precisamente, en las fiestas públicas donde los habitantes ajenos a las
clases dirigentes dejan de ser meros receptores de conceptos e insinuaciones
políticas determinadas. En ellas se hará evidente la posibilidad de aceptar o
no los motivos de las celebraciones, se crearán opciones propias de diversión,
permitiendo sacar a flote las particularidades culturales de cada región, sin
importar si el motivo político proviene de los mandos nacionales o locales.

88 A.H.C. Tomo 50, folio 50. Mayo 13 de 1831.


C a p ít u l o 3

IMÁGENES PARA VER Y NO TOCAR

emos querido centrar el análisis especialmente en aquellos símbolos


H asociados a ritos y celebraciones, muchos de ellos, a su vez, están direc­
tamente relacionados con obras de arte realizadas durante el período investi­
gado, creadas por autores presenciales o contemporáneos de los personajes y
momentos históricos retratados en ellos. En su mayoría, estas obras han sido
profusa y sabiamente estudiadas y analizadas, por eso se hará una mención a
sus características más relevantes, no como obras de arte sino como disposi­
tivos de transmisión de una ideología, unos valores, unos sentimientos.
Debido al corto período que duró la unión de las Ciudades Confederadas
del Valle, cuya existencia no logró extenderse hasta la consumación total de
la administración colonial (1824), no existen muchos objetos o documentos
creados durante el período para abordar un estudio iconográfico particulariza­
do. Pese a ello, la importancia de la coyuntura de su gestación como ciudades
Jaime Suntibáñez, pintor, miniaturista y re- que se unen con unos propósitos políticos frente a otras ciudades, nos permite
WaltMn, de origen caleño (1789-1864), al reflexionar sobre un thelos simbólico común que parece fue compartido más
pBíi-iei participó en la luchas de Indepen-
>i. n. 1,1 especialmente en las campañas del sur
allá de las fronteras locales y coloniales. Tomaremos el uso de ese thelos
imprcmlidus por Bolívar; es posible que se común que une a muchos diferentes, concentrándonos en reseñar algunas de
pftrnmt ru Quito, por lo colorido de sus figu- las obras que referencian acontecimientos importantes para la región, además
1,1 s loados linlre sus obra-, .c conocen los
de las elaboradas por el más conocido artista originario de la región, Jaime
1*Mato', dd l-mneÍNcano lot.. lum» 10 Ortiz y
.1. I ion I useblo Honero Suntibáñez89, durante el período independentista.
f firilAflpi ( MMfPilitft AHA§ l i l i V il f ff. §fM#tH íl§ V Rf f!»§ l;N { A PUBMAÍ ÍÓM MB i f >M i TUBA PMi ffH A

Los ideales que se perseguían con la Independi'itcm, los valores repuldi


canos que se pretendía construir y ser trasmitidos desde las élites dirigentes
hacia el resto de la población, tuvieron entre sus dispositivos ideológicos
el uso de imágenes reproducidas en el arte de este período, a través de pin­
turas, dibujos, sellos, acuarelas y grabados, principalmente. Aunque la pro­
ducción de estos tipos de arte durante el período del conflicto y sus años
inmediatamente posteriores fue poca, las creaciones son bastante significati­
vas al representar hechos históricos relevantes en la construcción del Estado
republicano; fueron obras con características que se alejaban de la propuesta
90 Para este trabajo se utiliza la concepción se­ artística colonial, reflejando un estilo sin gran influencia religiosa y, por su­
gún la cual la iconografía no tiene que ver puesto, por fuera de los cánones impuestos por el antiguo gobierno español.
con la forma, ni con la historia de los estilos,
Las imágenes fueron el material pedagógico que permitía de una manera
sino con el contenido temático o significado.
Panosfky Erwin: Estudios sobre iconología,
sencilla — dadas las condiciones de analfabetismo masivo— la transmisión
Madrid, Alianza Universidad. 2001. p. 13. de la tradición, la resemantización de los símbolos y los ritos, y la reelabora­
Citado por Beatriz González en: Iconografía ción de sentimientos de adhesión popular en los imaginarios sociales durante
de los Radicales. Seminario del pensamiento y después de las luchas de independencia. Algunas se crearon para reempla­
humano. Universidad Nacional de Colombia.
zar los símbolos coloniales que hácían parte de la vida cotidiana, como los
13 de noviembre de 2003.
sellos usados en los documentos públicos o las monedas de corriente circula­
91 Pintor, dibujante, grabador y caricaturista,
ción; otras para ser admiradas y conservadas, como ocurre con los retratos de
nacido en Bogotá, en octubre de 1796, muer­
to allí mismo, el 24 de febrero de 1883.
héroes militares y políticos; otras más, para homenajear y conmemorar hitos
históricos, como los aniversarios de acontecimientos relevantes, batallas o
92 La confrontación entre Federalistas y Centra­
listas y la Campaña del Sur, siempre al lado
promulgación de constituciones.
de Antonio Nariño, fue recogida en su obra ti­ La revisión iconográfica sobre la época independentista presenta gran
tulada Memorias de un abanderado, Recuer­ parte de sus exponentes a partir de la tercera década del siglo XIX90, con la
dos de la Patria Boba. 1810-1819, Biblioteca consolidación del modelo político republicano. Quizás uno de los autores
Popular de Cultura Colombiana, Bogotá, Im­
pictóricos más reconocidos sea José María Espinosa91, cuya extensa obra ha
prenta Nacional, 1942.
servido de material de estudio a diversos investigadores, quienes analizan no
93 Entre los principales artistas cabe mencionar
a Pedro José Figueroa, José María Espinosa,
solo sus técnicas, sino también el contenido de las mismas por ser un testi­
Epifanio Garay, Pantaleón Mendoza, Ramón go presencial de muchos de los momentos históricos por él representados92.
Torres Méndez, Santiago Páramo, entre otros. Pero Espinosa hace parte de la excepción, ya que gran parte de los pintores
Texto guía curso virtual protección y conser­
vación del Patrimonio Cultural Mueble Co­
del siglo XIX no fueron partícipes de batallas ni hicieron parte de los princi­
lombiano. Ministerio de Cultura, Instituto Co­ pales momentos de la independencia; en algunas ocasiones conocieron a los
lombiano de Antropología e Historia, Archivo personajes centrales de la época, en otras sus pinturas están basadas en obras
General de la Nación, Dirección de Impuestos
y Aduanas Nacionales, Servicio Nacional de
anteriores y en otros autores, siguiendo las peticiones de sus contratantes,
Aprendizaje - SENA. Curso Vivamos el Patri­ casi siempre pertenecientes a la esfera pública o al menos al mundo político
monio. Sena Virtual. Agosto de 2009. del período93.

66
i ¡ ' :! Í -Í * ' • ¡íi i I )í

I ii las actividades pictóricas del período se usaron como técnicas las pin­
turas al óleo, la acuarela y el grabado. En ellas se buscaba representar las
r a m a s históricas, los retratos de los recién nominados héroes de la patria,
mimiás de damas y hombres notables del período; lo interesante es que junto
a estas imágenes aparecen visiones cotidianas del nuevo país, sus costum­
bres, paisajes y la introducción de personajes típicos lugareños.
I I retrato y las pinturas bélicas son dos de los elementos más usados. El
pt uñero, usado “para resaltar la importancia de proceres, personajes políticos
H adinerados, también fueron abundantes los retratos en formato miniatura,
m ui ral mente en soportes de marfil, latón y vidrio”94. El segundo, buscaba
pía .mar las batallas de la Independencia del país, crear un imaginario de la
Importancia del hecho presentado como único medio de obtención de gloria
y victoria; fueron generalmente pintadas al óleo y en ellas sobresale el cuida­
do por detalles como el vestuario, las banderas, la posición de las tropas, las
anuas y la escenificación topográfica, mezclados con algunas imágenes que
di lailán cómo la vida cotidiana continúa a pesar de la cercanía de una batalla.
1 n el material pictórico del período es posible encontrar temas estilísticos
dualidades recurrentes como la construcción de alegorías, la presentación
testimonial de hechos históricos y las narrativas pedagógicas. En referencia a
111 producción de alegorías, estas suelen entrelazarse con el recurso de los re­
tratos; en ellas, el personaje histórico se ve rodeado de un importante número Dibujo de Antonio Ricaurte a los 18 años por
José María Espinosa.
dr elementos simbólicos, usados para trasmitir al observador— el ciudadano
di I romún, el habitante colombiano— el rol del héroe y las virtudes e ideales
94 Texto guía curso virtual protección y conser­
patrióticos que representa. Los símbolos con recurrente y preponderante pre-
vación... Ob. cit.
-' iii ia son la Libertad, la Victoria, la Ciencia, la Patria, la Unidad, la Justicia,
■ira siempre partiendo de las imágenes de tradición clásica grecorromana, 95 Símbolo de libertad, al parecer proveniente
de las culturas clásicas latinas, nacido del go­
i nmo se referenció en el capítulo anterior.
rro o sombrero usado por los esclavos liber­
Así, entonces, tenemos la libertad con sus representaciones variadas a tra­ tos, cuyo significado fue adaptado durante la
vés del gorro frigio95, el árbol de la libertad96, la india de la libertad; esta Revolución Francesa al bonete o gorro frigio.
ul i ii na fue la más difundida visualmente, recorrió el país en forma de una mo- Ver más en: Juan Ricardo Rey: “Nacionalis­
tu .la, acuñada inicialmente en Cundinamarca. La alegoría habría sido tomada mos aparte: antecedentes republicanos de la
iconografía nacional”. En: Catálogo de la
dr un cuadro ya conocido durante el período de Pedro José Figueroa.
Exposición conmemorativa del Bicentenario
I ii la moneda, la Libertad es personificada por el perfil de una mujer indí- 2010, Museo Nacional. Bogotá, 2010.
.. ii.i, coronada con un penacho de plumas. Esta imagen se encuentra también
96 La siembra del árbol de la libertad, aunque
cu vano-, documentos y i. pi> >nía. unir , pictóricas del momento, entre las
efectuada durante la Revolución Francesa,
ma . ici (inoculas i i.in l,i ./. ¡.i 1 il>,-n,nl {1X10) y Bolívar y la Alegoría era ya una costumbre en la cultura egipcia y
Ji ínit'iim. de Pedro Jos* ! ignoim i i o | S i n embargo, al observar romana de la antigüedad.

(.7
C‘iU lM illig C’i'lNPKIIERAi'i: D i! M ii NÍMIlili n i ^ RiTUÜ ÍN i ti !« i

i r pinturas mencionadas es posible advertir cómo la representación de la


hin-itad se transforma de una a otra, desde una simbólica mujer indígena,
t
liii .ta otra que aunque conserva los atributos, que permiten reconocerla como
indígena, su atuendo y algunos elementos de su apariencia han variado y se
asemeja más a una mujer mestiza. Mientras que en la obra de La india de la
1 Hurtad, se puede establecer una gran semejanza con la Alegoría deAméri-
■a, obra creada en Europa y conocida a través del libro Iconología en 1593
v luego recreada en el Palacio de Real en Madrid, para Carlos III. En esta
nueva representación, la mujer, además de rasgos indígenas, exhibe el tocado
ile plumas, el carcaj de flechas, el arco y un atuendo que la presenta como
indígena, además de una palmera y un caimán que remiten a las especies
americanas.
Por su parte, como se puede observar en el cuadro de Pedro José Figue-
i'oa, es visible la imagen de una mujer con definitivos elementos indígenas:
■I tocado de plumas, el carcaj y el arco de flechas, la presencia del caimán
y una planta de plátano, pero además vemos un elemento sumamente im-
pi u tante en el contexto político como es el cuerno con frutos de la región, o
i nrnucopia de la abundancia, trasmitiendo con esa unión de elementos, un
Alegoría de la Républica cisalpine,
• ■ni junto que enlaza pasado, presente y futuro; la posibilidad de grandeza, de Albertolli Rafaello.
m u imiento: la idea de una nueva época como bases para la nueva República.
Esta imagen, más que solo una representación de la libertad americana,
■ .lunilla los recuerdos sobre los ancestros indígenas y el primigenio estado
de libertad de la América española, sentimiento usado en repetidas ocasiones
iluinnte los primeros años de la Independencia, como un elemento más para
justificar el movimiento de emancipación; junto a ella se encuentra Simón
Bolívar, ya reconocido como el “Libertador”.
i sta pintura es una muestra de la conjugación de elementos simbólicos,
ti-.míos para construir el nuevo y decisivo imaginario nacional, permitiendo
la consagración y trasmisión de personajes y principios seleccionados deli-
Iir ^idamente, con la finalidad de exponer la visión de un momento histórico
crucial, en este caso, la independencia alcanzada por la guía de un hombre,
mi procer, quien vestido de soldado invita a recordar cómo a través de las
luitallas militares se logró alcanzar el anhelado objetivo de la libertad.
<>lm de las facetas visibles en las pinturas sobre el período de la Inde-
pendencia y los albores del gobierno republicano, es su uso como un ele­
m en to ieslimoiii.il heñir a la construcción de metarrelatos, esto es, de las
ii.ii i .itiv.i qin • po i' lidian expandir como los sucesos fundacionales de

69
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Alegoría América, metropolitan,


Nicolaes Berchem.

Página anterior: Alegoría de América,


Adrián Collacrt.

71
i ! ' |1 ! ! ! I| . QfO( I

!ua\ di importancia milil.u y política. Metarrelatos que tenían que convertirse


cu mitos nacionales, es decir, en la leyenda compartida, respetada, recorda­
da como ejemplo y moraleja, de toda una sociedad denominada nación, en
nuestro caso la colombiana. Entre los más claros ejemplos se encuentran las
numerosas telas que plasmaron las escenas de batallas entre los ejércitos pro-
pdependentistas y los Realistas. Entre ellas se encuentra la serie pictórica de
la i ampaña del Sur, comandada por Antonio Nariño y elaborada por Espi-
n>isa años después, como las batallas de Juanambú, de Tacines, la acción del
i l ino, del Río Palo, entre otras.
I xisten también pinturas en las que se reconoce la percepción del autor, y
la importancia otorgada por los contemporáneos a acontecimientos políticos
determinados, que marcaron el desarrollo de la escena política de la época.
Uno de los más reconocidos es la muerte de Antonio José de Sucre, ocurrida
( n las montañas de Berruecos, en el camino que conduce al Cabuyal, al su­
roeste de la actual Colombia.
Sucre fue uno de los oficiales del Ejército Libertador protagonista de va­
nas acciones militares victoriosas y triunfantes, que lo hicieron merecedor de
innumerables honores y condecoraciones, gozando de gran reconocimiento
y apoyo en varias de las regiones que conformaron la Gran Colombia, espe­
cialmente en Perú y Bolivia. Fue visto por sus contemporáneos como el gran
apoyo político y militar de Simón Bolívar; su muerte significó un duro golpe
para el Libertador y sus proyectos futuros, al tiempo que hizo evidente la
•- Msi encía de una división profunda entre los sectores dirigentes del momen-
l i . y las limitaciones del poder concentrado en la figura de Bolívar97.
I ina de las pinturas que representa la muerte de Sucre es la elaborada por
i’>i Im José Figueroa. En ella se muestra el escenario topográfico en el cual se
■ .ili/.ó el homicidio, poniendo en evidencia que el acto fue planeado como Página anterioir: Figura 3.2. Bolívar y la Ale­
uiiit emboscada, idea deducible al observar las posiciones de los atacantes, goría de América. Pedro José Figueroa (1819).
(tilines se encuentran apostados cerca al camino encubiertos por la vege­ Museo Nacional de Colombia.

ta. mu, vestidos no ya como combatientes de un ejército regular, sino como


paisanos o miembros de grupos de resistencia o guerrillas98. Sin embargo,
97 Alonso Valencia Llano: “Importancia de Su­
(tii/ás uno de los elementos presentes en la tela, que la hace tan interesante, cre en la historia de Colombia”. En: Enrique
|h la presencia de un leopardo, que observa la escena. Ayala Mora: Sucre: soldado y estadista, Uni­
i sin imagen en particular se une a los diversos documentos escritos que versidad Andina Simón Bolívar, Quito, 1995.
han trasmitido la posible participación del General José María Obando 98 Grupos de hombres armados todavía existen­
■onocido como “ El tigre de Berruecos”— en la muerte de Sucre, a quien tes en la región del Cauca como defensores
a p. ..ii de su enjuh md.i | >■>i <1 hecho no se logró demostrar su participación del régimen realista.

71
Figura 3.3. La muerte de Sucre (1835). Óleo sobre tela, 138,5 x 200 cm.
Pedro José Figueroa. Museo Nacional. Bogotá, 2010.
NIm m iii

directa en el asesinato. Figueroa, como autor de lo pinimm .!>■< i. i .. *u su obm


dejar constancia de la participación de Obando en l;i miinb d. '.m n al ubi
car un tigre en la escena del crimen, buscando trasmitir al obsta \ ador no solo
el relato del hecho, sino también la percepción y opinión de un contemporá­
neo o del grupo del cual forma parte, de la culpabilidad de uno de los hombres
más populares del naciente liberalismo.
En este lienzo la pintura histórica y la motivación política se unen, pues
1835 es el año en el que una nueva candidatura de José María Obando a la
presidencia de la República es lanzada en Panamá, y bien se sabe que Obando
era señalado como el autor intelectual del asesinato de Sucre. La pintura de
Figueroa encierra una no velada denuncia de Obando. Como lo dice Camilo
Calderón:

99 Camilo Calderón: “La pintura de Historia El pintoresquismo de este lienzo hace más evidente la intención irónica del
en Colombia”. En: Credencial Historia, ed. pintor, que aquí, reviviendo un hecho histórico, bordea la caricatura. Por lo de­
170, Febrero de 2004. Bogotá. En: http:// más, su relato coincide con el que Joaquín Posada Gutiérrez haría en sus Me­
www.lablaa.org/blaavirtual/revistas/creden- morias histórico-políticas, publicadas en 1865. José María Espinosa también
cial/febrero2004/pintura.htm pintó este asunto, hacia 1845, aunque en su pintura el paisaje deja en segundo
término a los protagonistas y los sicarios no aparecen en la escena".
100 Grupo de ocho pinturas y acciones militares
de la Campaña del Sur, iniciada desde Cun-
dinamarca, que termina con la derrota del Como se mencionó en un comienzo, en lo referente al período de las Ciu­
ejército patriota, la prisión de gran parte de dades Confederadas, las pinturas de José María Espinosa son las más re­
la oficialidad criolla incluido Nariño y la eje­ presentativas, específicamente aquellas que hacen parte de la Campaña del
cución o muerte en batalla de otros recono­
Sur100, aunque la fecha precisa de su realización aún se encuentra en debate
cidos personajes, como Joaquín de Cayzedo
y Cuero (ejecutado) y el General José María
y oscila entre 1845 y 1874101. Esta empresa militar dirigida por Antonio N a­
Cabal (muerto en combate). riño hizo parte del esfuerzo de los patriotas criollos por detener el avance y
101 Los curadores del Museo Nacional de Co­
reagrupación de las fuerzas Realistas desde el sur, dirigidas por el entonces
lombia dan como probable fecha entre 1845 Brigadier Juan Sámano con el apoyo del Gobernador de Quito Toribio Mon­
y 1860, basados en la fecha de un boceto tes; en ella participaron las Ciudades Confederadas, mediante el envío de las
en tinta sobre la cuchilla del Tambo, con­ tropas existentes en la región, además de víveres y pertrechos.
servado en el Museo. En el libro Arte en
Las acciones emprendidas por Nariño desde la capital fueron presentadas
Colombia, de Eugenio Bamey-Cabrera, se
presentan como un encargo de Manuel Mu- y recibidas como el apoyo tan necesario para sostener el ideal de un régimen
rillo Toro, quien gobernó entre 1872-1874. político independiente en la zona. Junto a Nariño marcharon varios de los di­
Ver a Yobenj Acuardo Chicangana-Bayona: rigentes y protagonistas de las Ciudades Confederadas, entre ellos el Alférez
“La Campaña del Sur 1813-1816 en las te­
Real de Cali, Joaquín de Cayzedo y Cuero (1773-1813), quien ejerció como
las de José María Espinosa”. En: Historia y
sociedad, No. 17, Medellín, Julio-diciembre
miembro de la Junta de las Confederadas; además de hvoihu idos militares
2009, p. 75. como el General José María Cabal (1789-1816) quirn mi.......... l’opayán,

76
iMÁCil i MU iI . ........
( II I H H I * ( I lili I l II H AMAn |Mt V A I I h S ÍM N III IIH Y M t l N PN I A H IBM Al ItiN III Al I I 'I I I 'H A 1*111 l i l i A

luego de ser hecho prisionero, juzgado y fusilado pot las Hopas Real isla-.
En las ocho pinturas de Espinosa sobre la Campaña del Sur se encuenlnm
las Batallas de Calibío (15 de enero, 1814) (Figura 3.5), Juanambú (28 de
abril, 1814), AltoPalacé (30 de diciembre, 1813), Tacines (9 de mayo, 1814),
Ejidos de Pasto (10 de mayo, 1814), Río Palo (15 de julio, 1815), Llanos de
Santa Lucía (1814) y La cuchilla del Tambo (29 de junio, 1816).
Entre ellas, la de Calibío presenta varios elementos significativos que nos
permiten re-creamos aspectos fundamentales para que el pueblo entendicm
más allá de la imaginación cómo se vivía la guerra: tipos de escuadrones,
Batalla de juanambu, nocturna. disposición y ordenamiento de las tropas para la batalla, tipos raciales de las
tropas, cantidad y tipos de armas de fuego, uniformes. Sin embargo, como es
conocido hoy, es casi improbable que las tropas guiadas por Nariño, confor­
madas en su mayoría por reclutas sin gran experiencia militar, lograran com­
portarse como un ejército profesional, sumado al uso de uniformes, que en
esta primera etapa de las luchas por la Independencia debían portar a lo sumo
solo los oficiales principales; la numerosa presencia de armas de fuego puede
ser vista con reserva, ante los múltiples relatos que describen en los ejércitos
republicanos la escasez de rifles y cañones, solventados en muchos casos tan
solo con lanzas y machetes.
Batalla de juanambú. Esta última característica es posible demostrarla en la medida que los ejér­
citos patriotas eran en su mayoría compuestos de todo tipo de paisanos reclu­
tados forzosamente, labriegos, campesinos, que eran llevados con sus herra­
mientas de trabajo y que no tenían ningún tipo de preparación para un cuerpo
militar; razón por la cual solo a aquellos que demostraban una mínima pericia
en el manejo de un arma de fuego se le dotaba de esta en los momentos de la
batalla. La escasez de recursos, como caballos, hierro y metales para hacer ar­
mas y balas, dinero líquido para compra de dinamita, cañones y armamento,
para la confección de uniformes, fue una constante dado el carácter persona­
lizado que durante buen tiempo caracterizó al período de la independencia.
Es así que estos elementos “añadidos” a la realidad, nos señalan que a
Batalla de los ejidos de Pasto.
pesar de la presencia real del pintor en la confrontación militar, su representa­
ción es guiada o alterada con la finalidad de construir una imagen del pasado
mucho más portentosa de lo ocurrido en realidad, con el fin de recrear la vi­
sión de una “gloriosa” historia para el nuevo régimen político.
El siguiente elemento de Calibío está dado en un primer plano, al repre­
sentarse a Antonio Nariño entregando la divisa de avanzar a dos oficiales: el
102 Chicangana, Ob. cit., pp. 78-79. General José María Cabal y el Brigadier José Ramón de Leiva102. La posición

7K
ÍMÁUfíNPi PARA »h
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Acción del llano de Santa Lucía.

80
MaUil.1 ili- la ( U chilla del Tambo.

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i {IffiAjipá ( ftríf n fip B A jiA B itPi V a ! I P NÍMÜÓ! OS V H lttlS P n i A r t lH M A t ÍÓ N Í í t Ht* r u L t U f i A S*Cfl í n i

de Nariño es indicativa de su autoridad, y se observa como el dirigente y es


tratega de la batalla; la presencia a su lado de Cabal revela la importancia de
su participación no solo en la batalla, sino también en la Campaña como tal.
Un detalle por resaltar — y de los elementos más llamativos de esta reprc
sentación de la batalla de Calibío— se encuentra en la escenificación de un
grupo de soldados avanzando hacia la batalla, mientras dos mujeres socorren
a un herido. Si bien la presencia de las mujeres en estas guerras y aconteci­
mientos fue referenciada en testimonios decimonónicos y el mismo Bolívar
se pronunció al respecto, la historia patria, muy posterior a los sucesos, no
presta mayor importancia a este grupo social y sus funciones en el contexto
político, con la excepción de las mujeres heroínas que evidentemente no po­
drían quedar ocultas ante la memoria histórica. Por muchos mitos respecto
de las mujeres en los barcos y en las guerras, no era conveniente que fueran
al campo bélico; se les permitía siempre y cuando no pasaran al campo de
los escuadrones que soportaban la batalla. Es por eso que los contingentes
numerosos de mujeres pasarán a la historia como “escuadrones auxiliares”
La batalla de Calibío. Detalle: se encuentra en la a la cola, al rabo del ejército. Las mujeres entonces serán homogeneizadas
escenificación de un grupo de soldados avanzando históricamente con una nominación genérica de “Juanas” — haciendo alusión
hacia la batalla, mientras dos mujeres socorren a
quizá a Juana de Arco— , y con el apelativo de “Rabonas” como referencia al
un herido.
lugar en el campo de batalla103.
Plasmar las mujeres en las pinturas era, para Espinosa, el reconocimiento a
la participación de mujeres de estratos populares en los hechos de la indepen­
dencia. Él mismo, en sus memorias, se refiere a la actividad de revendedoras
en los hechos ocurridos en Santafé el 20 de julio y no dejó de señalar un he­
cho que a su parecer no tenía precedentes:

Aquí ocurrió un incidente que por tener tanto de poético como de prosaico,
merece referirse. En pos del ejército iba una bandada de mujeres de pueblo, a
las cuales se ha dado siempre el nombre de voluntarias (y es muy buen nombre
porque estas no se reclutan como los soldados), cargando morrales, sombreros,
cantimploras y otras cosas104.

Vistas por los jefes como un estorbo, el autor las reconoce, por el contra­
rio, como de mucha utilidad para las improvisadas tropas patriotas, y las des­
103 Isabel Cristina Bermúdez: Sobre juanas y
tacó como “auxiliares muy útiles, a quienes el amor o el patriotismo, o ambas
rabonas..., Ob. cit.
cosas, obligaban a emprender una dilatada y trabajosa campaña” 105.
104 Espinosa, Ob. cit., p. 27. Posiblemente por la carga peyorativa del término, las “voluntarias” que
105 Ibíd. fueron representadas por Espinosa en sus pinturas v m "pulas • n sus memo-

82
I m áuh nbs pa ra Ve r Y NO M>< ah

i i.r, no formaban parto del bello sexo”, pero eran el otro batallón sin el cual
lo;, pechos que disparaban no podrían haber sobrevivido, pues de sus cuida­
dos y apoyo moral dependían106. Sin embargo, él las hizo visibles y les dio
un lugar en los procesos históricos que fue recuperado años después por Don
i ueiano Rivera y Garrido, un escritor caucano, quien destacó en los siguien­
tes términos el papel de estas mujeres:

En tas inmediaciones de los cuarteles vagan las madres y las esposas y com­
pañeras de los reclutas, pobres criaturas, que han abandonado el hogar, la fa­
milia menuda y los cuidados domésticos, por seguir en pos de los hombres de
la casa, violentamente arrancados a su solicitud y a sus afectos. Muchas de Batalla de los ejidos de Pasto. Detalle: reconoci­
esas mujeres ancianas y achacosas ya, afrontan los padecimientos y la fatiga, miento a la participación de mujeres de estratos
sostenidas por el noble sentimiento de la maternidad; otras jóvenes y bellas, populares en los hechos de la independencia
soportan los inconvenientes y molestias de largos viajes hechos a pié, por no
separarse en absoluto de sus esposos o de sus amantes. ¡De cuán eficaz auxilio
son para el pobre soldado novicio aquellas valerosas y abnegadas mujeres!
Voluntarias se las llama, i en esa palabra se contiene un mundo de sarcasmo y
lujuria... ¡Sí! voluntarias en el cumplimiento de excelsos deberes; voluntarias
por el amor al hombre a quien todo sacrifican, llámense madres, esposas o
reciban únicamente el nombre de compañeras...

[...] ¿Qué fuera de nuestros pobres reclutas sin esos ángeles tutelares, las vo­
luntarias, que tanto les ayudan a sobrellevar las miserias de su existencia pre­
caria?... ¿Quién les llevaría el vaso de agua que habrá de mitigar su sed de in­
fierno en lo más fragoroso desde sus heridas, aquí, entre nosotros, en donde es
desconocido o muy imperfecto el servicio de las ambulancias en campaña?...
¡Benditas sean, pues, esas humildes mujeres a quienes el mundo desprecia y
de quienes aparta la mirada con desdén, porque el polvo que cubre sus ajados
vestidos nos parece emblema de ignominia, cuando no es sino el testimonio de
su abnegación! ¡Sigan siendo el ángel custodio del pobre recluta, y duerman
muchas de ellas el sueño del sepulcro en la apartada llanura en donde las sor­
prendió la muerte, con la dulce convicción de haber llenado su deber en este
mundo con más grandeza que las soberbias cortesanas que hacen velar la faz a
la virtud con el espectáculo vil de su degradación y de su lujo!107.
106 Cff. Memorias de un abanderado.

107 Luciano Rivera y Garrido: Impresiones y


Para regresar a la imagen que retrata Espinosa, podemos decir que pa­
recuerdos, Cali, Carvajal y Cía., 1968, pp.
iree ir más de la mano con una especie de economía del espacio, en que se 177-178.
¡ni-tunde evidenciar otros protagonistas de los sucesos de independencia que
108 Hay una edición del mismo publicada como
tomaron partido en uno u otro bando. Así las reseñó José María Caballero en
Diario de la Independencia , por el Banco
m diario Particularidades de Santafém durante el enfrentamiento entre Cen- Popular, Bogotá, 1974.
n al islas y Federalistas en Cundinamarca:

H.i
C l l i t i M i n ( t l i .......... .. >V- IM I V-M I l S ÍM H I1 I tr, \ IIITOH I N I A PflK M M IO N til 'I I 1 I t'tT tfU A l'll!

[...] las mujeres nuestras con tan varonil denuedo, se botaban a coger prisione
ros, y se les rendían como a los capitanes más valerosos, unas con las mismas
armas de ellos, que les quitaban, otras con palos de las cercas, que traían al
hombro a modo de fusiles; traían en medio a 8, a 10, a 12 prisioneros y los
presentaban al señor presidente; otras venían cargadas con cajones de metralla,
de pólvora, con cañones y armas blancas y otra infinidad de despojos. ¡Cosa
admirable! Y yo que lo vide, pues me hallé en el tiroteo109.

Y como las referencia Guillermo Hernández de Alba:

¡Las mujeres daban ejemplo a los soldados! Un valiente patriota avanzaba con
espada en mano, pidió a una mujer se apartase para ocupar ese lugar. Esta se
injuria y dice: ¿la piedra que yo lance no hará tanto efecto como tus golpes?
Despreció el consejo y mantuvo su puesto110.

En completo contraste, y con un marcado carácter de peligrosidad, se r


feria a ellas José María Obando, en una comunicación enviada a Francisco d c
Paula Santander desde Popayán en 1819, al decir:

[...] espero me dé órdenes para ahorcar mujeres, pues aquí no ha quedado más
que este género, y tan malditas, que son las que nos hacen la guerra; cuando
menos piense tiene allá unas doscientas, que he de remitir para que las mande
a los llanos a poblar”111.

Lo de resaltar de la representación de Espinosa es su denuncia de la impoi


tancia de las mujeres en los campos de batalla, cumpliendo diversos pápele
como madre, cuando la vemos con un bebé en brazos; como esposa, poi
tando municiones, prestando primeros auxilios, preparando alimentos, etc
El siguiente detalle por destacar es la presencia de dos banderas portad
Figura 3.5. Banderas de la Gran Colombia. Bata­ por las formaciones de los soldados del bando independentista, imágenes qu
llón Húsares del Centro y Primer Escuadrón. Ca. se encuentran en ambos costados de la obra; en ellas se presenta un pabellón
1824. Museo Nacional de Colombia reg. 105.
con tres colores en franjas horizontales y en medio el escudo de anuas de
Cundinamarca, con un águila que sostiene en sus extremidades una espad
109 José María Caballero, Particularidades de y una granada. Este símbolo fue reproducido y dado a conocer en los sellos
Santafé. Ob. cit., p. 108. utilizados en los documentos públicos del momento, y también en algunas
110 Guillermo Hernández de Alba: Cómo na­ monedas del período. Sin embargo, la representación de la bandera, con el or­
ció la República de Colombia. Historia de den de amarillo, azul y rojo, en franjas horizontales, al parecer no era lo usual
Nuestra Revolución, Imprenta Patriótica, durante los primeros momentos de las luchas de Independencia. Caballero,
Bogotá, 1960, p. 70. en su obra citada, ilustra de la siguiente forma la bandera que transportaron
111 García, Revaluaciones... Ob. cit., p. LVII. consigo las tropas de Cundinamarca que partieron hacia el sur en 1813:
!m

[ | llevaron la bandera de los nacionales. Demostraré las armas de la bandera


y sus inscripciones son tricolores, que significan la independencia y la liber­
tad. Azul celeste en la extremidad; amarillo tostado en el medio y color punzó
abajo; un Jesús arriba, y en letra: Primer Batallón. En el medio dice: morir o
vencer, y abajo Cundinamarca. En el medio va un águila con las alas abiertas;
en la una pata tiene una espada y en la otra una granada, y encima de ella el
gorro de la libertad (...)112.

I 1 uso del orden vertical de las franjas y la disposición de los colores para
presentar la bandera nacional también es ilustrado en el retrato de Bolívar
creado por Jaime Santibáñez alrededor de 1821. La particular inversión de los
1 1 dores originales de la bandera de Cundinamarca, por parte de Espinosa, uni­

do n la exclusión de cualquier otro pabellón, posiblemente portado por los de-


mas cuerpos militares que representaban a sus regiones, y quienes se habían
unido a las tropas de Nariño como en el caso de los dirigidos por el General Sello del Gobierno de Cundinamarca donde se ob­
serva el escudo. Bienio de 1822-1823. AHC.
• abal y las tropas de las Ciudades Confederadas, que poseían un estandarte
propio113, induce a observar las obras de la independencia con detenimiento y
A valorar su capacidad para trasmitir y repetir un mensaje político, planteado
t <in anticipación.
I ,a presentación de una única bandera perteneciente solo a las tropas de
' undinamarca, como un símbolo en la batalla de Calibío, muestra el interés
por una rápida uniformidad en los objetos simbólicos que servirían como
ni u ntadores de la construcción de una memoria nacional y de su relato de
filmación. No interesaba a los pensadores y dirigentes políticos que preten­
dían imponer un proyecto único de nación, abrir la posibilidad a que se inter­
pusieran las identidades locales y regionales, o a que estas tomaran más valor
I<<a sobre la nacional.
Es necesario, en este sentido, resaltar que entre los factores determinantes
<!< las obras pictóricas del período existe el propósito nemotécnico de entre­
gar elementos que al ser observados repitieran las hazañas militares, o los 112 José María Caballero, Particularidades...
principios perseguidos por el nuevo régimen político, logrando reiterar en Ob. cit., p. 148.
<I nliscrvador— ciudadano neogranadino y luego colombiano— los sucesos 113 "En la ciudad de Popayán a veintiséis de
que debían ser recordados. La pintura se presenta entonces como un elemento junio de mil ochocientos once, habiéndose
pedagógico, que ilustra y refuerza en la memoria del pueblo los elementos reunido los representantes de ocho ciudades
lir.lói icos necesarios para el proyecto de Estado y de Nación que empezaba a unidas de la Provincia (...) que la divisa sea
una banda de azul celeste y blanco, orlada
i'la amirse en diferentes espacios políticos.
de plata (...)”■En: Tascón: Nueva biografía
( )tra de las representaciones pictóricas que permite observar este carácter del General José María Cabal. Bogotá, Ed.
pvdupogizante en la construcción de la identidad nacional, a través de la ico- Minerva, 1930, pp. 117-118.

87
C U rD A H M » f '( I N P I 'D K U M I A I lli i V a I t ! S iM im t im V UITItM t " i A 1-I1UMTÍ Kit-í lli M C|1| 11 !|| i 1*1 II l i l i \

nografía de la independencia, es la obra “El Libertado! Bolívar”, del pinto»


Jaime Santibáñez, una alegoría basada en el retrato original que el autor sena
la haber realizado de Simón Bolívar mientras permaneció en la Hacienda de
Japio, en 1821. Esta obra se encuentra en la actual Biblioteca del Centenario,
en la ciudad de Cali, y según Demetrio García Yásquez, en su obra El Boli
varianismo en el Valle del Cauca, el retrato fue donado a la biblioteca por el
General Lucio Velasco Borrero114.
En la pintura está la figura de Bolívar de medio cuerpo, por supuesto <le
vestido militar, en su pecho una condecoración en forma de medalla con la
imagen de George Washington; rodeando la imagen de Bolívar se encuentra
un óvalo formado con ramas de olivo, símbolos de la paz entretejidas con
bandas que señalan algunas de las batallas de las luchas de Independencia
Sobre el escudo se encuentra la figura de un cóndor con las alas extendidas, y
Página siguiente: Figura 3.6. El libertador Bolívar.
Óleo sobre tela. 80 x 58 cm. Jaime Santibáñez. Ca.
a cada lado dos banderas con los colores azul, amarillo y rojo, dispuestos t u
1821. Biblioteca Centenario, Cali. bandas verticales; estos colores también se repiten en la faja que usa Bolívai
y que sobresale por fuera del escudo mismo. En la parte inferior del escudo se
Figura 3.7. Detalle de El libertador Bolívar, de.
encuentra otra bandera* una cometa y un sombrero tocado con una pluma (Fi­
Jaime Santibáñez.
gura 3.7). Entre estos elementos sobresalen: una banda con la leyenda “Junin
Figura 3.8. Detalle con la estatua del Libertador i Ayacucho”, un libro abierto con la inscripción: Constitución de Colombia,
Bolívar de Pietro Tenerani añadida al retrato de junto a un documento con la frase, Abolición de la Esclavitud y una corona
Jaime Santibáñez años después (la escultura fué
encargada en 1842 y llegó a Colombia en 1845). de laurel símbolo de la victoria; este último elemento es usado durante el
período de forma ampliada, como la victoria de alcanzar la libertad. En el
Figura 3.9. Detalle de la Medalla Washington en plano medio, sobre el borde derecho de la obra, se encuentra la imagen cil­
El Libertador Bolívar de Jaime Santibáñez.
la escultura del Bolívar de Pietro Tenerani (1789-1868)115, añadida años des­
pués (Figura 3.8).
114 Algunos estudiosos de la iconografía boli- Los elementos que componen la obra buscan exaltar la figura de Boli va i
variana, como Enrique Uribe White, señalan
Resaltan su labor militar al evocar algunas de las principales batallas empren
la fecha como poco probable, basándose en
las características físicas plasmadas, como didas por el Ejército libertador en las campañas del sur, reiterando su imagen
la ausencia de patillas y bigote, como ele­ como el Libertador, pero afianzando el carácter epopéyico de su actuación
mentos que indican una fecha posterior a la transnacional, con lo cual al ídolo victorioso se le rodea de las inscripciones
señalada en la obra misma: “En Japio, año de los combates con ramas de olivo.
de 1821”. Enrique Uribe White: Iconografía
La presencia de la Constitución de Colombia, bajo la imagen del Liberta
del Libertador , Segunda edición, Ediciones
Lemer. Bogotá, 1987, p. 134.
dor, y las inscripciones de Abolición de la esclavitud junto a la de Junin i Aya
cucho, que fueron las batallas definitivas para la consolidación del proyccn >
115 Pietro Tenerani, escultor italiano, autor de la
republicano en los Andes, evidencian un lenguaje supremamente barroco con
primera escultura de Bolívar en el mundo,
realizada en 1844, ubicada en la Plaza de el que se pretende recordar el papel de Bolívar como el principal promotor
Bolívar en Bogotá. en la creación de un proyecto panamericano, transnacional, de una Colombia

88
t 'IU H A D N I I I N I U I I M \ I I A « I M Í VAI I I N lM tttl 111 * H lt m RN I A FORMACIÓN DI! 1U « L*l 11 IRA PDI h it A

grande formada por Venezuela, Quito y Cundinamaren, que quizá hubiera


podido cobijar más Estados.
Al ser observada toda la obra en su conjunto, es posible ver sus caraei
terísticas instructivas, al elaborar con imágenes una narrativa propia so b ri
numerosos sucesos, que componen algunos de los hechos históricos más i o
levantes en el establecimiento del gobierno republicano y del surgimiento del
Estado moderno: desde los conflictos militares, pasando por la liberación dil
esclavos que puede ser leído como una de las concreciones de los derechos)
humanos — el de libertad— que empezaron a consagrarse en el contexto d a
la Revolución Francesa, hasta la formación legal de un Estado, acciones que
permiten reconstruir los relatos sobre la formación de la nación y entregan
nuevos símbolos para reemplazar los existentes durante el período colonial,
Una nueva bandera, un nuevo héroe, nuevas hazañas y nuevos iconos. Se
trata de una narrativa construida por el pintor de acuerdo con las directrices
entregadas por sus contratantes, no menos valiosa por ello, pero que muestra
Escudo de Colombia en el Tratado sobre la re-
una característica importante para observar un documento pictórico y lograr
gularización de la guerra suscrito Simón Bolivar entrever su función simbólica y su destino de conservación:
y Pablo Morillo. Imprenta de Andrés Roderick,
Angostura, 1820. [...] abriendo un pliego del Secretario de gobierno con que acompaña los dos
retratos de los Exmos. SS. Libertador Presidente y Vicepresidente del Departa­
mento para que se coloquen con decencia en esta casa capitular y que se libren
del ramo correspondiente TREINTA Y DOS PESOS que por el gobierno se
han satisfecho del artífice JOSÉ JOAQUÍN SANTIBAÑES por su construc­
ción, y se acordó que pase a los S.S. de la Junta de Propios para que libren esta
cantidad y la más necesaria para su colocación [.. .]116.

Se n t im ie n t o s p o r q u it a r : l a s im á g e n e s p a r a u s a r y llev a r

Como ocurre cuando un sistema político reemplaza a otro, una de las pri­
meras acciones gubernamentales es reemplazar rápidamente los elementos
simbólicos que identificaban al anterior. Durante la primera república neo-
granadina, las armas monárquicas fueron destruidas y retiradas de los lugares
públicos, en una actitud aparentemente espontánea que daba a conocer el fin
del poder de las autoridades tras el símbolo que las representaba.
Este procedimiento se ejecutó en las ciudades y poblados del antiguo vi­
rreinato de Nueva Granada, una y otra vez, tanto con el surgimiento del sen
tomo II. Academia de Historia del Valle del timiento independentista como en la retoma de los Realistas. En la Santafé de
Cauca, Cali, 1975. 1813, Caballero dejó constancia de ese momento en su diario; “Se quitaron

ó»
iMAOfiftl ;i mi iA VHP I NO ICH AH

todas las armas de la Casa de la Moneda, del rey, y poner las de Cundinamar-
ca” 117. Se trataba del inicio de un proceso de desconocimiento del símbolo
en tanto su significado público, su denotación de un poder soberano que por
largo tiempo había estado rodeado de misticismo político y religioso, con
miras a su olvido y abandono.
Quitar las armas de la Corona de las puertas de las instituciones oficiales y
espacios donde siempre habían estado era, en sí, un acto de autoafirmación de
una nueva identificación con otros valores; significaba la aparición, en cier­
nes, de otras lealtades y principios quizá con otros símbolos que debían reem­
plazar esos espacios que no podían quedar vacíos, pues uno de los elementos
inás importantes por superar en el contexto político era la incertidumbre del
“vacío” de poder, el soberano ausente y el gobierno acéfalo. Si bien no había
siempre un o unos reemplazos inmediatos, el hecho de quitar el símbolo ya
hace importante el fenómeno coyuntural.
El liderazgo de corte republicano insistió en un ejercicio de facto de sus
gobiernos, sus ideas empezaron a circular rápidamente mediante dispositivos
ile representación simbólica diferentes al discurso ilustrado oral o escrito,
debido a que la mayoría de la población era analfabeta y debía ser intro­
ducida al republicanismo mediante otro tipo de pedagogías. Es así como a
h avés de la acuñación y circulación de nuevas monedas se podía asegurar la
promoción de unos símbolos que iban siendo consumidos o apropiados en las
actividades más cotidianas como la compra y venta en el mercado, la tienda,
y cualquier transacción mediada por la moneda, muy especialmente; este tipo
de dispositivos que van de “mano en mano” como las monedas, permite que
los diversos pobladores puedan tener conocimiento del cambio. Sin embargo,
vale la pena enfatizar en un aspecto importante de la acuñación de monedas
propias “nacionales”, que va más allá de la necesidad de extender esa nueva
red de símbolos que representaran al nuevo gobierno.
Se trata de la obtención del control de las Casas de la Moneda existentes
n i las regiones, en tanto que no solo posibilita la apropiación de una de las
iclividades administrativas más oficializantes del Estado colonial, sino la
generación temprana de recursos y financiamiento del nuevo régimen en su
proceso de desmonte paulatino del anterior, tanto en la capital como en las
provincias. Para el período durante el cual rigió la unión de las Ciudades
<fin federadas, existía una Casa de la Moneda en Popayán que no pudo ser
apropiada por los autonomistas dado que la dirigencia de la ciudad no se m José Maria Caballer0 Particularidades,...
,i.l .riibió al sentimiento autonomista, por lo que permaneció controlada por ob. cit., p. 152.
IL H í m .Mp s ( ?” >í RfJRPHins jipi V*f i p MÁfiflf US V 81'HII I N I A HlftMAi fÚN MR SI i i f »f FUH A piU f f ft A

un cabildo con intereses fidelistas al Rey; razón por la cual no Imy monedas
diferentes que se hayan acuñado en esta región en este contexto, lil proyec­
to de las ciudades amigas no tuvo la estrategia, o quizá la maquinaria para
acuñar monedas con algún tipo de simbología del gobierno de las Ciudades
Confederadas; así los administradores fidelistas de la Casa de la Moneda
de Popayán, cumplieron con la tarea de mantener el orden monárquico en
las monedas y en apoyo a las autoridades Realistas en su persecución a las
que circulaban “ilegales” en el resto del país, especialmente las de Cundi-
namarca.
En una estrategia mucho más política, tenemos la creación de sellos ofi­
ciales y la entrega de condecoraciones para honrar a los héroes y partici­
pantes de la guerra. Estas actividades tenían como objetivos, por un lado,
legitimar ante la comunidad “nacional” la existencia del nuevo gobierno; la
rúbrica del sello en todo tipo de documentación oficial se asimilaba a una
afirmación del cambio, es decir, a una no tan cuestionable ilegalidad del
mismo, pese a que la coyuntura política mostraba un país dividido ideológi­
camente. Por otro, está, el objetivo de crear referentes de personajes nuevos,
respetables, e identificables claramente con los cambios que estas personas
— heroizadas— habrían liderado con sus hazañas y lides. Este impulso a
Figura 3.10. Ocho reales de plata. 1821. Colec­ nuevos personajes finca su razón en la necesidad de suplantación, esto es,
ción particular. en la necesidad de quitar del imaginario popular las imágenes del Rey y la
Reina — únicas, aparte de las religiosas— que eran paseadas por las calles
en fiestas y agasajos, mostradas como cabeza, poder y dirigencia de un Es­
tado monárquico bueno, preocupado y gestor de políticas de gobernabilidad
favorables a los estamentos sociales.
Antonio Nariño fue el encargado de la emisión de las primeras monedas
del gobierno republicano, las cuales empezaron a circular en Cundinamar-
ca y se extenderían luego en buena parte del territorio controlado por las
tropas autonomistas, en el sur. Estas monedas de plata, acuñadas en Santafé
en 1813, que buscaron reemplazar las emitidas por el gobierno de Fernan­
do VII, tenían en uno de sus lados el perfil de una mujer indígena con un
tocado de plumas y en la otra una granada rodeada de la inscripción Nueva
Granada. Cundinamarca. Estuvo en circulación por varios años en medio
de las confrontaciones con los Realistas; claro está, con la introducción de
algunas variaciones de acuerdo con el momento político que se desarro­
llaba; por ejemplo, la frase o inscripción insertada entre 1821-1828 con la
creación de la Unión Grancolombiana.

92
IMÁHÍMÜ labA I i b H it M u AR

I liego de la retirada final de las tropas Realistas de la ciudad de Popayán,


esta población intentó retomar su anterior liderazgo como la capital de go­
bernación que había sido durante tres siglos, así es que, a partir de 1821, la
( asa de la Moneda payanesa emitió nuevamente monedas, pero por primera
vez bajo las directrices del gobierno republicano. Veamos la simbología con
la que nacen estas monedas:

Art. 2o Las monedas de cobre tendrán por el anverso el busto de la libertad con
esta inscripción República de Colombia. Por el reverso una orla de laurel, y en
centro en letras - un quarto ó un octavo de real año de... también se añadirá a
cada piesa el cordón, y las demás precauciones que el gobierno estime necesa­
Figura 3.11. Ocho reales de plata. 1824. Colec­
rias para evitar su falsificación118.
ción particular.

Desde los primeros años de las luchas por la Independencia, hasta la con­
solidación del poder republicano, las monedas transformarían lentamente los
símbolos que ostentaban; del perfil de una libertad claramente indígena y una
granada que recordaba el cercano pasado colonial, emitida en 1813, se pasa a
una libertad que trae a la memoria ya no a los ancestros americanos, pero sí a
la cultura clásica grecorromana; la granada desaparece y es reemplazada por
un carcaj de flechas y los cuernos o cornucopias de la abundancia, nuevamen­
te ambos símbolos grecorromanos; el primero representa la unidad, la fuerza
y la justicia; el segundo, la riqueza. Estos elementos en adelante seguirían
formado parte de las monedas del gobierno republicano, acomodándose sola­
mente a los cambios del mundo político con inscripciones de Cundinamarca,
República de Colombia, o República de la Nueva Granada.
Junto a las monedas, los sellos y las condecoraciones, otro medio con el
cual se estableció la presencia de las nuevas autoridades fue la expedición Figura 3.12. Anverso de ocho reales de plata.
1819. Hernández G. Antonio. La moneda en
de papel sellado, usado en los documentos oficiales y en la elaboración de Colombia. 2001.
escrituras públicas. Esta actividad, que había sido un monopolio del gobierno
colonial, pasó al monopolio republicano, apoyando, como hemos ido anali­
zando, la legitimación del poder del Estado republicano, al declarar como au-
lentico todo aquello presentado en el papel sellado. Su importancia también
radicaba en ser una excelente fuente de ingresos por ser un recaudo continuo
y relativamente fácil de reorganizar en medio de los espacios de paz entre las
confrontaciones militares.
11 papel sellado usado en la Colonia solía contener en su esquina superior
i/quierda un timbre con el escudo de Armas de la Corona Española, la alu- 118 A.C.C. Ley de Monedas octubre 1 de 1821.
.mu a la fecha d<- validez respectiva (generalmente en trienios o bienios) y la Sig: 6824 CI -2g. IT. 5 y 5v.
( ii i «ai im ( «iMi'mit'i?wt< itt?l Vai i í« NiAim.i «ni siftis In i aH ifU M i n'ui tiMt -1 i>|f i mapin Hm'

inscripción con el nombre del soberano do iiiidm i u iiinndo tiguió mi ihÍh


usado con la conquista del poder de los grupos que Im ■ulmn la autononii.i de)
gobierno colonial. Durante el movimiento de las Ciudades Confederadas. I
emisión de papel sellado con un timbre en referencia a las nuevas autorida»les
es quizás uno de los pocos elementos simbólicos que ha sobrevivido a Iravél
del tiempo y directamente relacionados con la Unión de las ciudades del ( 'ata
ca en apoyo a la Independencia.
El sello usado en los documentos oficiales de las Ciudades Confederadas
se componía de dos brazos, unidos en un apretón de manos, con las insci ip
ciones de: Año lo de la livertad de la provincia de Popayán y abajo la lia­
Figura 3.13. Anverso de ocho escudos de oro.
1824. Colección particular. se Confederación, junto con la mención del período de validez, usualmenic
bienios. Con este timbre se intentaba, a través de sus símbolos, representar
la unión de las ciudades más importantes de la provincia, en tomo a las ideas
de alcanzar un gobierno propio y autónomo, a la vez que recordaba la fecln
y magnificaba la fecha del arribo de las nuevas autoridades al poder. Este úl
timo elemento puede ser leído como una clara alusión a las acciones llevada-,
a cabo durante la Revolución Francesa y su nuevo calendario revolucionario
Al revisar otros documentos oficiales del período, es posible apreciar que
esta misma fórmula de contar los años de libertad, fue usada durante el go
biemo de Nariño cuando se elaboró un sello oficial similar durante la exis­
tencia de la Confederación Granadina. Así quedó registrado en varios de los
números del Boletín de Noticias del Día, medio a través del cual se dieron a
conocer los avances del ejército en la campaña emprendida por Nariño. Cada
uno de los partes de batalla o sobre las acciones de gobierno, solían terminal
con la alusión al sitio y fecha, además de la enumeración anual del tiempo
Figura 3.14. Detalle “Libertad”. Flemández G. desde la instauración del nuevo régimen:
Antonio. La moneda en Colombia. 2001.

No dude usted que la victoria será por nosotros y elévelo a su excelencia apara
su gobierno. Dios guarde a ud. muchos años. Cuartel General del Naranjo. Di­
ciembre 29 de 1813. José Ignacio Rodríguez Secretario de Guerra del ejército
Libertador del Sur. Alto de Palacé 7 de enero de 1814. En la Independencia del
Estado 1814. Segundo de la Independencia119.

Los sellos, igual que las monedas, se transfonnaban de acuerdo con el


clima político del momento. Es interesante observar cómo se pasa de la
glorificación de la Confederación a la del nombre de la República; en ellos
119 Boletín de Noticias del Día, No. 69, Santafé,
los elementos simbólicos presentes se reproducen en mayor o menor escala
enero de 1814, VFDU 1- 4427 pieza 9. B i­
blioteca Nacional.
como referencias invariables de los ideales promulgados por los gobiernos

94
IMÁéíSNIÍ PAMA V il ^ nú fin AS

republicanos en donde la libertad, la unidad, la justicia y la abundancia eran


representados continuamente para reforzar la presencia de otro sistema de
gobierno y otras autoridades. En estos sellos, las cornucopias, el águila toca­
da por el gorro frigio, las cadenas rotas y la granada, seguirían conquistando
todos los espacios posibles para cumplir con su doble función de difusores de
los principios del liberalismo político, a la vez que su permanencia e inser­
ción en las actividades cotidianas de las comunidades.
Esa función legitimadora y difusora de los principios republicanos cóns­
ul oyeron, en cierta forma, una especie de barroquismo en la ostentación de
toma de autoridad, mucho más evidente en las medallas conmemorativas de
las batallas, o hechos políticos importantes, entregadas a patriotas destacados Figura 3.15. Anverso con escudo de la Nueva
en las guerras y el gobierno, desde los altos oficiales, pasando por los miem­ Granada. Hernández G. Antonio. La moneda en
bros del Congreso, hasta los soldados de las milicias. Este acto de entrega de Colombia. 2001.
medallas y condecoraciones permitía alcanzar la proyección del poder y la
autoridad a través del ejercicio de las funciones cívicas de las instituciones
¿el gobierno republicano, al ser precisamente el ahora llamado poder ejecu­
tivo el encargado de trasmitir la importancia de los hechos o de reconocer
los personajes importantes. Desde la presidencia, hasta los gobernadores de
provincias, fueron los encargados de crear condecoraciones, de planear y eje-
rutar actos solemnes en honor a los protagonistas políticos y militares del
momento, pero ante todo de encontrar los mecanismos para perpetuar en la
memoria los hechos y las personas escogidos para representar y construir la
narrativa del proceso de Independencia.
Este período inicial del largo proceso de independencia, la búsqueda cons­
tante de recursos para la guerra, la volatilidad política, y la precariedad de la
guerra, hicieron que la entrega de objetos en homenaje o conmemoración a
hechos notables, recayera más en la voluntad de particulares que en la de las
nuevas autoridades, cuyos representantes solían entrecruzarse con los prota­ Figura 3.16. Sello de la Provincia de Popayán.
gonistas de todos los hechos de importancia. Por ejemplo, Nariño fue promo­ Bienio 1812-1813. AHC.
tor político de la independencia, Presidente de la Junta Suprema de Santafé,
Bero también militar activo en la Campaña del Sur.
Sin embargo, esta actividad alcanzó su mayor auge a partir de 1819, cuan­
do las batallas se desplazan especialmente hacia el sur y consolidan la liber-
tnd de los territorios vecinos. Los nuevos espacios de paz hicieron posible a
las autoridades empezar con mayor propiedad la expansión y consolidación
de las instituciones republicanas que, como parte de su ejercicio del poder y
¡mte la neer i.lad de legitimar su presencia entre los habitantes, dieron inicio
t 'l t l t l A H M ( ’O N I I D I K A I M S 1)1 I V A I i I S IM B III i i S V Itl II >S 1 N | A I I >l< M Al IIJN I M H I l 'M l 'H A f if i l i l i A

a la planeación rigurosa y expansiva de homenajes más elaborados de-.de las


principales ciudades hacia todos los poblados y aldeas. La entrega de conde
coraciones y medallas se genera desde el gobierno central hacia otras auto
ridades, como militares y representantes en los congresos; su aceptación se
constituía como una muestra del reconocimiento y conformidad no solo con
el sistema republicano, sino también con el gobernante de tumo.
La siguiente Ley de la República, dada en 1825 por las victorias de Junín
Figura 3.17. ACC.
y Ayacucho, describe las características de los objetos conmemorativos, los
elementos simbólicos, las inscripciones que debe contener, las autoridades c
instituciones que deben recibirlos:

[...] Art. 2o El poder ejecutivo á nombre de la nación presentará al LIBERTA­


DOR presidente SIMÓN BOLÍVAR una medalla platina de veintiocho líneas
de diámetro, que contendrá en el anverso á la victoria coronando al jénio de
la libertad con una corona de laureles: este llevará en la mano izquierda las
frases colombianas y alrededor de este emblema, la siguiente inscripción Junín
y Ayacucho 6 de agosto y 9 de diciembre de 1824: en el reverso, una guirnal­
da formada por una rama de oliva y otra de laurel, y en el centro la siguiente
inscripción. A SIMÓN BOLÍVAR LIBERTADOR de Colombia y del Perú, el
Congreso de Colombia: año 1825.

Art. 3o El poder ejecutivo hará acuñar la misma medalla en plata para distri­
buir á las municipalidades de la República, al museo y á las universidades y
colejios con el objeto de que se conserve siempre este testimonio auténtico de
Figura 3.18. Escudo de las Provincias Unidas, la gratitud nacional.
1814. AHC.
[...]
Art. 5oTodos los individuos del ejército de Colombia que han hecho la campa­
ña del Perú, serán condecorados con un escudo bordado sobre fondo rojo, de
oro para los oficiales y de seda amarilla dese sarjento abajo, con esta inscrip­
ción Junín y Ayacucho en el Perú (.. .)120.

Es posible encontrar hechos contravinientes, como los generados por la


no aceptación de los objetos conmemorativos, en la medida que evidencia­
ban una ruptura frente a las ideas del nuevo régimen, o al no compartir los
sentimientos de admiración por el personaje o símbolo representado en una
medalla, o frente al gobernante que hacía la entrega:
120 Ley de la República por el Éxito de Bolívar
en Ayacucho y Junín. Bogotá, febrero de Tuve el honor de recibir con la nota de V.E. fecha 25 del corriente 21 medallas
1825. de la que con el busto del Libertador Presidente hizo abrir el gobierno del Peni
iMÁlii ¡ - i -1- tR V NI) U t U R

y remitir a V.E. para su distribución entre los colombianos que tuvieren a bien.
Se repartieron entre los miembros de la Cámara que las han aceptado con el
debido aprecio; a excepción del Sr. Domingo Caicedo.

Al preguntársele al señor Domingo Caicedo sobre el motivo del rechazo, éste


añade en una comunicación posterior:

[...] el busto del libertador condecora las piezas especiales de mi casa, mas
como esta gracia depende del gobierno provisorio del Perú y hay por mi razo­
nes fundadas para no admitirlo, tengo el sentimiento de devolverla para que
V.E. se sirva darle otro destino121.

Es interesante observar aquí el rechazo hacia lo que significaba no el sím­


bolo mismo, pues el señor Caicedo reconoce que tiene en su casa alegorías,
tiguras de Bolívar; el rechazo es hacia el origen de quien envía la condecora­
Figura 3.19. Sello de la República de Colombia,
ción: un gobierno con el cual no está de acuerdo, quizá una unión política que 1822-1823. AHC.
no aprueba, quizá es conocedor de las tachas que en el Perú se hacían sobre
los “colombianos” en su mayoría caucanos y vallecaucanos, que acompañan
a librar dicha independencia; quizá Don Francisco de Paula Santander no se
imaginó el rechazo, ni Bolívar mismo, con ello lo que interesa mostrar es que
el rechazo en ese momento, no eliminó la funcionalidad del símbolo; por el
contrario, la negativa ante la autoridad que lo expide, ofrece una lectura del
importante papel del lenguaje simbólico en la construcción de escenarios en
la cultura política.

Tacitus
Satis p e r toto annus ignavia peccatum .
Oficio del Cabildo de Popayán al supremo Gobierno de esta capital
acompañando unas medallas que sean gravado en aquella Ciudad para
perpetuar la memoria de la batalla de Palacé.

Serenísimo Señor (...) Popayán se acordará siempre que del seno de esa
generosa capital, fue de donde salió el valiente guerrero Baraya para domar
el orgullo del impetuoso Tacón, así como de la célebre Corinto voló en
otro tiempo Timoleón para liberar Siracusa del yugo de Dionisio. Si esa
ciudad pudo ejercitar el cincel de sus artistas en obsequio de aquel héroe, 121 Archivo General de la Nación (A.G.N.): Co­
esta también espera algún día eternizar en públicas estatuas los nombres de municación del Congreso al Vicepresidente
Santafé de Bogotá, y de Baraya (...) Francisco de Paula Santander (abril 26 y 29
de 1826). Fondo: Congreso. Sección: Repú­
Sem anal tu M inisterial de la C apital de Santafé blica. Legajo: 12. Rollo 11. Folios 199 y 200.
tu el Nueva Jieynn de G ranada'12. 122 Extracto tomado de Ricardo del Molino, Ibíd.

97
BIBLIOGRAFÍA Y MANUSCRITOS CONSULTADOS

Archivos consultados
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A rc h iv o G e n e r a l d e la N a c ió n
A rc h iv o H is tó r ic o d e la A c a d e m ia d e H is to r ia L e o n a r d o T a scó n d e B u g a .
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Imagen 18. AHC. Tomo 38 folio 68. Sello bienio 1812-1813

lt)f,
A n e x o i

CONSTITUCIÓN DE LA PROVINCIA DE POPAYÁN


FORMADO POR EL SOBERANO COLEGIO ELECTORAL
Y CONSTITUYENTE EN EL PRESENTE AÑO DE 1814

/•A \ F576
Sií 1
En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Dios
todo poderoso, y árbitro absoluto del universo

Los representantes de las ciudades libres de la Provincia de Popayán en la


i'í
i\ / \ ¿ /
Nueva Granada, persuadidos de que el orden social, la moral y la religión, se
f u4(x éT0mru)m& Ja&uyuti. consolidan por medio de leyes fundamentales; que con ellas se precaven las
convulsiones de la anarquía, y se fijan los derechos naturales a los hombres,
para que gozándolos en paz se eleven al grado de prosperidad y poder a que
$
los llaman el mismo supremo autor y legislador de la sociedad: reflexionando
¡ ; r f , e\
que los pueblos tienen un derecho cierto para establecer la forma de gobierno
que libertándole de los males pasados que han causado un casi general
exterminio, les proporcione todas las ventajas de la vida social; después de
una muy detenida meditación han acordado la siguiente constitución política
para la administración y gobierno interior de la misma provincia.

BASES DE ESTA CONSTITUCIÓN


Copia manuscrita de la Constitución de la
Provincia de Popayán, firmada en 1815. Archivo Artículo Io. La religión de Jesucristo es la única verdadera.
Histórico de la Academia de Historia Leonardo
laseón de 1tuyo 2o. El hombre físico y moral es objeto del gobierno.
C lU lM IH fS C o N H .I >1.RADAS I >11 V a I.I I SÍM Itol OS S R IK IS l'N I A FORMACIÓN DI ‘II l ( til I ORA M i li li A

3°. El Gobierno reside esencialmente en el pueblo.

4o. El gobierno se establece para el bien común.

5o. El gobierno de esta provincia es representativo y constitucional.

6o. Corresponde al pueblo legítimamente representado el derecho de elegí i


los funcionarios del gobierno.

T. La reunión y la perpetuidad de los poderes es tiránica.

8o. El hombre tiene derechos naturales e imprescriptibles.

9o. El hombre está sujeto a deberes u oficios para con Dios, para con la
sociedad, para consigo mismo, de que depende el orden social.

10°. La perfección del gobierno depende consiste en el desempeño de


estos.

11°. Ellos forman, pues, las tres secciones de esta constitución, como el
compendio de todos los deberes del gobierno y de los ciudadanos.

SECCIÓN Ia
CAPÍTULO ÚNICO
DE LA RELIGIÓN

12°. La religión de la Provincia debe serlo siempre la Católica, Apostólica


y Romanas sin /F577/ que pueda permitirse el ejercicio de otra alguna; pero
ningún extranjero será molestado por su creencia siempre que respete el cullo.

13°. La religión debe mirarse como la primera ley del gobierno,


sosteniéndola y haciéndola respetar con su ejemplo y facultades, como el
vínculo más fuerte y sagrado de la sociedad.

14°. Corresponde al gobierno general de la Nueva Granada, y se desea que


cuanto antes promueva las relaciones convenientes con la Silla Apostólica,
conforme al art. 41 del Acta Federal.

ios
( O N i í Í T I U I Ó N D i L A P R O V IN C IA f»|: PüP A Y Á N M iRMAÍ R i PO R N SO B P H A N O C O I I CilO Bl BC í <IH A Í o il r-jlli cVfe; ¡ I i' I'N 6 L P B B S R N IB A Ñ O jig iS

SECCIÓN 2a
DE LOS DEBERES U OFICIOS PARA CON LA SOCIEDAD

15o. A la sociedad se le debe un gobierno. Este tiene territorio, ciudadanos.


Elecciones arregladas para el nombramiento de funcionarios, facultades
circunscriptas en los mismos para que den leyes, las ejecuten y las apliquen
debidamente, fuerza armada y un tesoro público.

CAPÍTULO Io.
DE LA PROVINCIA DE POPAYÁN

16°. La provincia se compone de todos los hombres libres que habitan en


su territorio.

17°. El territorio de la provincia desde 3 hasta 4/3 Grados de latitud


septentrional comprende entre los dos ramos oriental y occidental de los
Andes, y en la extensión que hay desde las costas del mar Pacífico al Oeste
hasta las naciones bárbaras andaquíes al Este, las municipalidades de Popayán,
Cali, Buga, Caloto, Cartago, Anserma, Toro, Almaguer, Pasto, Barbacoas, e
Iscuandé con las tenencias de Raposo y Micay.

18o. Las municipalidades referidas con las tenencias del Raposo formarán
doce departamentos en la Provincia mientras se hace una más proporcionadas
división. La Tenencia de Micay queda comprendida en el departamento litoral
de Iscuandé.

19°. Las actuales cabeceras de las municipalidades lo serán de los


departamentos debiendo comprenderse en su demarcación las ciudades,
villas, pueblos, y parroquias que hay en ellos y, en adelante hubieren.

CAPÍTULO 2o
DE LOS CIUDADANOS DE LA PROVINCIA Y SUS DERECHOS

20°. Son ciudadanos de la Provincia todos los hombres que se hayan


avecindado /F578/ en su territorio.

109
( il ¡1 (Ai if í ( ( )NÍ I I ti H.Al • Mi i V a i i i Sí Ni Huí f . KttHS !H i A FUHMAt H H I IM '-I l Mf f 1<WA m i j j í i a

21°. Lo son también todos los ciudadanos de las demás provincias de la


Nueva Granada domiciliados en cualquier pueblo de la Popayán para el efecto
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de obtener los empleos municipales y demás que no exijan otro requisito por
la Constitución.

22°. Son ciudadanos los extranjeros que habiendo obtenido la carta de


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,rrA.-.t~~.! vj > « * .... '■••->AV- naturaleza que prescribe el artículo 39 de la acta federal se hayan avecindado
en la Provincia ejercitando en ella laguna profesión, oficio, o industria útil.
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Sus hijos gozan igual derecho, siempre que no abandonen la ocupación de sus
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padres o tomen otra que sea útil.
* Aí-%&a.«4‘Sa' •“■ ,
«• ‘■¿•'¿zrM
&
w«mk+:‘4&&SS9C•- ■*r~*&•#***-m 23°. Todos los ciudadanos deben tener parte en las respectivas juntas
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'•v- á:^í%
' ■■ • iÁ;SLAÍ A . - ■, -
¡ , •,
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electorales, y pueden ser elegidos para las diputaciones, y para los empleos
municipales en la forma y bajo las restricciones que establecen la Constitución
í'<£.jf.‘¿r'tt(P« f'* A * r r k S Í i ' t . - V -. y el reglamento de elecciones.

24°. Los eclesiásticos seculares y los religiosos secularizados tienen


derecho para elegir y ser elegidos diputados de las juntas electorales, en la
representación de la Provincia y en el Congreso General.

25°. Los habitantes de las demás provincias de la Nueva Granada tienen


derecho para entrar en el territorio de Popayán, traficar, comerciar, y gozar
en ella de todos los privilegios e imnunidades de ciudadanos libres, sin
más gravamen, ni limitaciones, que las que sufren los mismos habitantes,
quedando entre tanto sujetos a las leyes que rigen la Provincia.

26°. Los derechos de ciudadanos los pierden: Io. Aquellos a quienes se


hayan impuesto por sentencia penas aflictivas, o infamantes, si no obtienen
rehabilitación. 2o. Los que se avecinden en otro país adquiriendo en él
naturaleza. 3o. Lo que se ausenten diez años sin causa legítima.

27°. Los derechos de ciudadanos se suspenden: Io. Por ser deudor moroso
con cualquier especie de culpa a la Hacienda Pública. 2o. Por ser deudos
quebrado. 3o. Por incapacidad física o moral. 4o. Por hallarse procesado
criminalmente. 5o Por no tener alguna profesión, oficio, o modo de vivii
conocido. 6o. Por la calidad de criado doméstico.

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(’llNSl | H'i i()N|l|i | At'KOMHt IAI*i l’«»I*A*\N HIHMAIM»IM»HII V»ÍHHVi»Mn i Htiiti iii Ht H jraí i tiNSlITUVBN'fBtlNfei PRRSRN l iH

CAPÍTULO 3o
DEL GOBIERNO DE LA PROVINCIA

28°. La Soberanía reside esencialmente en los pueblos y en uso de ella


los de esta provincia reservan la que diga relación a su propio gobierno
/F579/ económico y administración interior, y lo que no ha cedido en la Carta
Federal, o le ceda en lo sucesivo de acuerdo con las demás provincias de la
Nueva Granada.

29°. El gobierno interior de la Provincia reside en la Representación


Provincial, en el Poder Ejecutivo y en Tribunal de Justicia.

30°. El objeto del gobierno no es otro que hacer felices a los pueblos y
a los individuos mediante que los hombres se reúnen en sociedad sino para
conseguir su bienestar, y el goce de todos sus derechos.

31°. El derecho de hacer leyes económicas reside en la Representación


Provincial.

32°. El derecho de hacer ejecutar todas las leyes reside en el Poder


Ejecutivo.

33°. El derecho de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales reside
en los Tribunales y Jueces establecidos por la Constitución.

CAPÍTULO 4o
DE LAS ELECCIONES Y EMPLEADOS MUNICIPALES

34°. Los ciudadanos se reunirán en Juntas Electorales de parroquia, de


departamento, y de Provincia, en la forma y en los días y lugares que prescribe
el reglamento para el gobierno de las municipalidades con el objeto de elegir
los diputados para la representación provincial y los demás funcionarios.

CAPÍTULO 5o
DE LA REPRESENTACIÓN PROVINCIAL

35°. La Representación Provincial se compone de todos los diputados de


los departamentos de la Provincia nombrados cada año en las respectivas

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C lU D A D IIS t '(INI i I1|||<AIIAS lil I V a I I I S IM IIIII (IS V l(l MIS I N I A ftlH M A Í I I I I ............ . « 1 ' l l l ' l M 1*1 II l i l i '

juntas electorales, tomando por base para su clet ....... *! *• ir," «I- lodo-. 11 >.
hombres libres que habitan en ella. Su tratamiento es de \lt> .1 Seienisim.i

36°. Por cada ocho mil almas se nombrará un diputado para la


Representación Provincial.

37°. Si la población de un departamento pasa, por ejemplo, de och"


mil almas y de más de la mitad de este número, se elegirán dos diputados,
observándose sucesivamente la misma proporción.

38°. Todo Departamento debe elegir un diputado aun cuando no llegue ul


ocho mil almas su población.

39°. Cada Departamento elegirá anualmente la mitad de los diputados que


debe nombrar por el término de dos años, y con cuidos mediarán /F580/ otros
p a r a ------- obtener en la diputación. Los departamentos a que correspondn
un solo diputado harán su elección cada año. Si les corresponden tres, u oti o
número desigual, nombrarán uno en el primer año y dos en el siguiente, u i
al contrario según lo decida la suerte por la primera vez, en que sólo hay,
observándose la misma suerte en cualquier otro caso que por la Constitución
debe haber igual tumo.

CAPÍTULO 6o
DEL TIEMPO Y FORMA EN QUE DEBE REUNIRSE LA REPRESENTACIÓN

40°. Todos los años se reunirá la Representación para celebrar sus sesiones
por el término de 90 días contados desde el primero de julio hasta el 3.8
de septiembre. Las sesiones podrán prorrogarse por 20 días más, si así se
resolví ere por el voto de las dos terceras partes de los diputados presentes.

41°. El 27 de julio estarán ya reunidos en esta ciudad todos los diputado!


con el objeto de examinar previamente los respectivos poderes y resolvn
sobre ellos definitivamente con vista en las actas de las juntas electorales tic
cada departamento.

42°. Las sesiones previas que se celebren con este motivo las presidirá el
poder ejecutivo, mientras elige las Representación su Presidente y Secretai m .
con arreglo a lo prevenido por el reglamento para su policía y gobierno intct u>1
t' O N S T í n ¡('ION i Mí LA P R O VI N CI A m P o i -aVA ¿ i H lH M A H It PC IR U1 m l B i m A U í H n i i U l O l i H t f n h A i • < i * =i ¡ | i »í: jf i ít i? ÍO DE

43°. El día último de Junio prestarán juramento todos los diputados de


defender la religión católica, apostólica y romana: guardar y hacer guardar
las Constitución, y sostener los derechos de la Provincia mirando en todo por
su felicidad. Prestado el juramento se elegirán la pluralidad de votos secretos
un presidente, un vicepresidente, y dos secretarios, quedando así instalada la
Representación Provincial, que comenzará sus sesiones el día siguiente con
las formalidades prevenidas en el ceremonial.

44°. Se dará principio a las sesiones por un discurso del Gobernador en


que exponga el estado de los negocios públicos, y las materias que exijan
preferencia en la atención y deliberaciones del cuerpo. Luego se retirarán el
Gobernador y los dos consejeros acompañados de cuatro diputados hasta la
puerta anterior de la antesala /F581/.

45°. Las sesiones serán siempre públicas a menos que la naturaleza del
negocio que trata pida que se hagan en secreto y lo acuerde la pluralidad.

46°. Los diputados podrán opinar libremente en las sesiones sin quedar
obligados a responder en tiempo alguno de sus opiniones ante ninguna
autoridad.

47°. Durante las sesiones no podrán los diputados ser demandados


civilmente, y por lo respectivo a delitos comunes declarará previamente la
representación estar en el caso de ser procesado el tenido como reo, haciendo
pasar los antecedentes para el conocimiento de la causa al tribunal de justicia.
De los delitos por transgresión de la constitución conoce el senado o el
Tribunal de protección.

48°. Ningún diputado podrá obtener un empleo que provea la


Representación, o que haya sido creado, o cuyo sueldo se haya aumentado en
el tiempo de un diputado a no ser que le corresponda por escala.

49°. El Presidente celará la observancia del ceremonial, y el reglamento


para la policía y gobierno interior de la Representación que en que se
prescriben la regla del debate y los trámites para el examen y aprobación de
los proyectos de ley.
I (I IHHItl I IH.HHI i n t u í MI I V.AI t! SÍMHtltltSV l'IIIN i *' I AMI1HHI ¡ÓN 111 Hl I I t t 1 V\ Mili lili A

CAPÍTULO 7o
ATRIBUCIONES DE LA REPRESENTACIÓN PROVINCIAL

50°. El PoderLegislativoresideprivativamenteenlosrepresentanteselegidos
por el pueblo en el Senado. Es propio y corresponde a la Representación; 1",
Proteger y sostener con leyes oportunas la pureza e integridad de nuestra Santa
Religión. 2°. Formar las leyes relativas a la Administración y Gobierno interior
de la Provincia, y el revocarlas, interpretarlas, ampliarlas o restringirlas. 3a,
Elegir el Gobernador y su Consejeros, los miembros del Senado, los del
Tribunal de Justicia, y el Corregidor Intendente, y recibirles el juramento
que deben prestar de observar y hacer observar la Constitución y las leyes,
y desempeñar sus respectivos deberes. 4°. Sancionar en su caso con poderes
especiales de los pueblos la Constitución que forme el Gobierno General de
la Nueva Granada, 5°. Nombrar Diputados para el mis /F582/ congreso o
gobierno general, que deberán ser ciudadanos de la Provincia o naturales de
ella, aunque residen en cualquier otra de la Unión. 6°. Dar instrucciones y
poderes a los mismos diputados. 7°. Crear los empleos y oficios públicos de
la Provincia, o suprimir los que no sean necesarios, 8°. Formar reglamentos
y ordenarlos para el Gobierno, administración y disciplina de las milicias
provinciales, fijando el número de tropas permanentes 9°. Examinar y aprobar
las cuentas relativas a la inversión de los caudales públicos. 10°. Establecer
los aranceles de derechos y fijar las contribuciones e impuestos que deben
cubrir los gastos de cada año, aprobando en vista de los presupuestos que
necesita el Poder Ejecutivo, el repartimiento que corresponda a cada uno de
los departamentos de la Provincia. 11°. Conceder privilegios exclusivos a
los particulares o corporaciones interesándose en ellos la causa pública. 12°.
Promover las costumbres públicas y privadas, y toda especie de industria,
removiendo los obstáculos que la entorpezcan. 13°. Fomentar la interacción
y establecer el plan general de enseñanza pública en cada Provincia. 14".
Aprobar los reglamentos generales para la policía y sanidad de la misma
Provincia.

51°. Después de aprobado cualquier proyecto conforme a los trámites


constitucionales, y extendido en forma de ley se leerá en la Representación
y hallándolo arreglado se copiará en el libro de decretos, sacando otra copia
separada, y firmados ambos originales por el Presidente y los dos Secretarios,
se pasará el últim o al Senado para su revisión.
CUNSTITUClÓi ¡ UP LA PROVINCIA i >L Poí W tÁ N FORMADO POR íú »Bi M..: f i c i »i H* ¿ u » |¿i i « fORAl "i 111 =! i i U »u i E EÑ Eí p k i ^ iü ^ 1* <«f ¡ ¡

52°. El Senado de que se trata en el capítulo siguiente, examinará el


proyecto con las mismas formalidades que la Representación y no hallando
en el cosa alguna que se oponga a la Constitución o que induzca gravamen,
declarará al pie de la ley. Devuélvase para que se publique.

/F583/
53°. Si por el contrario reprobase el Senado el proyecto, decretará objétese,
expresando los fundamentos que defiende la ley. Si a la Representación no
le parecieren fundadas las razones del senado, pasará de nuevo ------ las
que tenga por — ner el proyecto, pero si el Senado insistiere en reprobarlo
decretará: Devuélvase y Archívese, y no podrá tratarse el asunto hasta que se
reúna en otro año la Representación.

54°. Si ésta volviere a tomar en consideración el mismo proyecto,


deberá examinarlo en unión el Senado. Si fuera aprobado por el voto de
las dos terceras partes de los representantes y por igual parte de votos de
los senadores se tendrá como ley, haciéndolo para al Poder Ejecutivo para
su publicación, pero si no se aprobara en le reforma dicha se archivará sin
que pueda volver a tratarse el mismo proyecto, si no se presenta mejorado o
reformado sustancialmente.

55°. La ley ya aprobada en los términos referidos se pasará al Poder


Ejecutivo para su publicación y cumplimiento. Este puede dentro de diez días
precisos poner reparo a la ley y devolverla a la Representación. En vista de
las objeciones se reunirá la Representación con el Senado para examinarlas, y
si fueren desechados los reparos y aprobada la ley por las dos terceras partes
de todos los votos reunidos, no tendrá ya derecho el Poder Ejecutivo para
oponer nuevas objeciones, debiéndose trasladar para hacer publicar la ley.

Si no fuere aprobada la ley por las dos terceras partes de todos los votos se
archivará y procederá en los términos que expresa el artículo 54.

CAPÍTULO 8o
DEL SENADO O TRIBUNAL DE PROTECCIÓN

57°. Habrá un Senado o Tribunal de Protección compuesto e cinco miembros


elegidos por la Representación para el término de tres años, renovándose uno
1M. en el primero, y dos en los si- /F584 / guientes h n . 1. 1 .. lm compondrá el
,,VÍ > "j ./ senado */* de individuos. Su tratamiento oficial se ni el d< Señoría Ilusti isima,

58°. Los senadores serán ciudadanos mayores de treinta años, con domicilio
,•/ c***,** ’y de seis en la Provincia y con un capital, profesión o destino, que les produzca
/>«*•**'* una renta bastante para subsistir.
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'j ^ t T .'.r. -v:-¿' --f* - * ■**. 'F s’V /

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59°. El Senado elegirá un Presidente todos los años y un Secretario de
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fuera del cuerpo, que sea ciudadano de probidad, e instrucción. Formará
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un reglamento para su gobierno económico que examinará y aprobará la
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•* Representación.
•‘ , y * . ,* f rVrtR.--<A. * • >w*
'*‘"v" •*J* -v* «•»•*?*>; *~-•?***"•'
H / / ■*^ „t.„v , r- 60°. Los senadores no podrán ser entre sí, ni respecto de los miembros de
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y »***„„, v ,vt ,, ^ e, otros poderes ascendientes, descendientes, ni parientes hasta el cuarto grado
.*'*/" '^ ; z : z .r r ¿ s f7 : y: f ~ - civil de consanguinidad, o segundo de afinidad.
te .
¿ ' •> V„

■ ■ ■ 61°. El Senado tendrá sesiones ordinarias en el tiempo que tenga la suya la


Representación, y en el mes de diciembre, y las extraordinarias cuando ocurra
cualquier negocio grave, a juicio del Presidente quien podrá convocarlo en
este caso, y también por requerimiento del Poder Ejecutivo.

62°. Corresponde al Senado: I o. La revisión de los proyectos de ley


con arreglo al artículo 52 y siguientes. 2o. Y como su principal objeto
hacer observar la Constitución, tomando conocimiento de las infracciones
que haga de ella cualquiera de los poderes o de los miembros o de los
agentes inmediatos. 3o. Proceder contra los mismos por soborno, cohecho,
prevaricación, dilapidación del tesoro público, falta de secreto en materias de
Estado, o por cualquier atentado contra la seguridad interior de la Provincia.
4o. Tomar residencia de la conducta pública y oficial de cualquier miembro
de los tres poderes y dentro de los sesenta días que se asignan después de
tomar residencia a todos los funcionarios públicos, circulando lista de los que
ha /F585/ y han concluido el año anterior, para que dentro de sesenta dias
precisos, contados del primero de octubre, ocurran los agraviados a producir
sus quejas, no debiendo ser oídos los que no lo verifiquen en este término, y
declarar el Senado sin responsabilidad alguna a los funcionarios. 6o. Proveer
interinamente y hasta que se reúna la Representación los empleos vacantes el
tiempo intermedio.

116
C u N S Í jTlit ION P E LA PROVINCIA LJi Pt IPAVAN POR MAMO POR Pt SORpRAf ¡Ü COI PiiiM Él Rf i n R A j i f t fiiS j ITÍ¡VÍN f P RN p | R g jR PN I P Ar.« ¡ iip i?i f

63°. El Senado no podrá oír quejas, o acusaciones relativas a la conducta,


u opiniones privadas de los funcionarios, ni proceder contra ellos de oficio,
si no en virtud de acusación de cualquiera de los poderes o de un ciudadano
particular.

64°. La buena opinión de los ciudadanos es una propiedad tan respetable


que no debe ser turbada con denunciaciones, ni el Senado, u otro tribunal, o
juez podrán proceder contra persona alguna, si no hay acusados conocidos.

65°. El senado previos los requisitos referidos, requerirá a los transgresores


de la Constitución y sin satisfacer a los cargos dentro de tres días, o no son
bastantes sin descargos, decidirá si ha o no lugar a ulteriores procedimientos.

66°. Si hubiere lugar a proceder contra el Poder Ejecutivo, le requerirá


segunda y tercera vez, de tres en tres días, para que arregle sus procedimientos
a la Constitución. Si no obedeciere podrá el Senado por el mismo hecho
separar de su destino al miembro, o miembros infractores, nombrando
quien le sustituya provisionalmente, Pero si el Poder Ejecutivo se arreglase
a contestación al primero o segundo requerimiento sobreseerá el Senado
quedando solo lugar a la responsabilidad que le puede resultar en el juicio de
residencia.

67°. En el caso de que el Senado proceda contra el Poder Ejecutivo


obedecerán sus órdenes los jefes militares quedándole /F586/ —

68°. Cuando hubiere lugar al juicio el Senado contra cualquier funcionario


público, en vista de la actuación y descargos, se limitará precisamente a
separarlo, o suspenderle de su empleo.

69°. Para estos juicios si no hubiere letrado en el cuerpo del Senado deberá
citar a alguno que merezca su confianza concediéndole sólo voto consultivo
en la materia.

70°. Si fuere preciso proceder contra alguno de los senadores se completará


el Senado con el miembro, o miembros, del Tribunal de Justicia que elija el
mismo a pluralidad de votos. En la misma forma se suplirá cualquier otra
falta accidental de los senadores.

117
I u H A H H I MMf W»t M I MPf V'A} } p ráfMft» M (18 V B I 1Í 18PH 1
I A P O B M A f ÍÓ H IIP * } f ♦ H 1U F A P«H h i t A

CAPÍTULO 9o
DEL PODER EJECUTIVO

71°. El Poder Ejecutivo residirá en el Gobernador y los consejeros. El


Gobernador permanecerá por tres años en el ejercicio de su función, cada año
se variará uno de los consejeros.

72°. El Gobernador y Consejeros serán ciudadanos mayores de veinticinco


años, con domicilio de seis en la Provincia, versados en materia de política y
gobierno, y acreedores por su talento y virtudes a la estimación pública. No
tendrán entre sí el parentesco de que trata el artículo 60.

73°. El Gobernador tendrá oficialmente el tratamiento de Excelencia, y los


Consejeros de Señorías, su guardia y honore serán los mismos que de os de
la Representación.

74°. Los consejeros tendrán voto consultivo, o resolutivo /F587/ según


se expresará, quedando responsables lo mismo que el Gobernador en todo
lo que se ejecute con su aprobación. Al efecto habrá un libro de acuerdos
en el que se extiendan los pareceres de cada uno autorizando la diligencia el
Secretario del despacho.

75°. No salvarán su responsabilidad los consejeros si a más de no subscribir


la providencia con que no se conforman no dieren cuenta al Senado para que
provea el remedio conveniente.

76°. Al Gobernador le corresponde publicar las leyes o decretos de la


Representación en esta forma: “El gobernador de la Provincia de Popayán
hago saber: que la Representación de la misma ha decretado lo siguiente: (se
inserta le ley o decreto). Por tanto mandamos a los tribunales, ayuntamientos
y jueces de todos los Departamentos de la Provincia se cualquiera clase que
sean, guarden y hagan guardar la presente ley, o decreto que se imprimirá y
publicará en todas las municipalidades. Dado en Popayán, etc.”

77°. Corresponde también al Gobernador ejercitar todas las funciones


relativas al Gobierno político, militar y económico de la Provincia en todo
lo que no sea legislativo, o contencioso, o judicial, y en su virtud, puede con
el voto resolutivo de los consejeros: I o. Objetar las leyes en la forma en que
previene el artículo 55, decretando al pie de la ley, suspéndase o devuélvase

118
a la Representación. 2o. Hacer ejecutar y publicar la ley decretando cúmplase
y publíquese. 3o. Proveer todos los empleos civiles y militares de Coronel
para abajo en vista de las temas de las corporaciones y jefes respectivos, que
podrá devolverles para su reforma. 4o. Perdonar y mitigar la pena, aunque sea
capital, pero con consulta y dictamen favorable del Tribunal de Justicia. %o,
Disponer de la fuerza armada, distribuyéndola y arreglándola en la forma
conveniente. 6o. Convocar la Representación en casos extraordinarios y
urgentes no pudiendo diferir ni estorbar sus sesiones ordinarias, so cargo de ser
tratado como enemigo de la /F588/ Patria el que oponga cualquier embarazo.
T . Expedir decretos o instrucciones para la más fácil ejecución de las leyes.
8o. Conceder honores, gracias y distinciones. 9o. Nombrar escribanos para
todos los pueblos de la Provincia con arreglo al artículo 97 No. 6o, debiendo
cesar la renta de estos oficios. 10°. Suspender a los empleados con justa
causa, remitiendo el expediente al Corregidor Intendente para que o sustancie
y determine en primera instancia con apelación al Tribuna de Justicia. 11°.
Formar los presupuestos necesarios y pasarlos a la Representación para que
decrete las contribuciones para los gastos ordinarios y extraordinarios de la
Provincia. 12°. Decretar la inversión de las cantidades sobrantes señaladas por
la Representación para gastos extraordinarios e imprevistos. 13°. . Expedir
órdenes para el arresto de alguna persona en el solo caso de que así lo exija
el bien y seguridad pública; pero deberá hacer la entrega dentro de 24 horas a
disposición del Juez competente.

78°. Puede el Gobernador con voto consultivo de sus consejeros: 10°.


Proponer a la Representación las reformas, arreglos y proyectos que crea
convenientes. 2o. Cuidar de la custodia y recaudación de las rentas públicas,
sin alterarlas de modo alguno, y decretar la inversión de las cantidades
señaladas para los gastos ordinarios. 3o. Cuidar de que se administren
pronto y debidamente la justicia de toda la Provincia. 4o. Remitir al Senado
las quejas fundadas y comprobadas que hubiere contra los jueces para que
proceda conforme a sus facultades. 5o. Dirigir la correspondencia oficial y
las relaciones que deben conservarse con los demás Gobiernos nombrando
también los enviados que puedan ser precisos. 6o. Presentar la cuenta exacta
de los gastos de cada año, haciéndola imprimir y publicar después que sea
aprobada por la Representación. T . Fomentar de todos modos las costumbres
públicas y privadas, como que de ella pende el bien de la sociedad. 8o.
Fomentar la industria, la agricultura y las artes protegiendo los /F589/
ii s ( HNFitiffeMAfíAS Hí i V^l t P ÜÍMBUi i í f i g¡ f f§ Pf- I 4 Pitp it Al iiif l H P il ! t Uf iirp > P ili íffl A

establecimientos útiles y la enseñanza pública. 9". I’w nn» n obras de utilidad


común de Provincia proponiendo arbitrio para su ejecución.

79°. Cualquier acto con que el Poder ejecutivo viole la libertad, y


la seguridad del ciudadano, será una violencia que le hará responsable
ente el Senado. Así que n puede: 10. Imponer contribuciones directas ni
indirectas, ni gravar de modo alguno a las personas sin aprobación expresa
de la representación. 2o, Tomar la propiedad de persona alguna ni turbarla
en su uso o posesión. Si la utilidad pública exigiese tomar la propiedad de
alguno, deberá ser compensado cumplidamente de las rentas comunes. 3°.
Nombrar a sus ascendientes, o descendientes, o parientes en segundo grado
de consanguinidad para empleo alguno que no sea de escala rigurosa. 4".
Nombrar para ningún empleo que no sea también de rigurosa escala, a los
miembros del Poder Ejecutivo hasta después de un año contado desde que
cesen en el ejercicio de sus funciones. 5o. Mezclarse en las materias cedidas
al Gobierno de la Unión, ni en las que se le cedan en lo sucesivo de acuerdo
con las demás provincias.

80°. Al tomar posesión de sus empleos los miembros del Poder Ejecutivo
prestarán ante la Representación el siguiente juramento: “Juráis por Dios y
los Santos Evangelios que tocáis defender la religión católica, apostólica y
Romana, como la única verdadera, sin permitir el ejercicio público ni privado
de otra alguna; observar y hacer observar, la Constitución de la Provincia,
no teniendo otra mira que su bien y prosperidad y respetar la libertad,
seguridad y propiedad de los ciudadanos, no debiendo obedeceros en lo que
contraviniereis a la misma Constitución? Si juro. Si así lo hiciereis Dios os
ayude y sino os lo demande. Amén”. /F590/

CAPÍTULO 10°
DEL SECRETARIO

81°. Habrá uno o más secretarios para el despacho que sean ciudadanos
mayores de veintiún años, domiciliados en la Provincia y de conocido tálenlo
y probidad.

82°. El Poder Ejecutivo nombrará y separará libremente a los secretarios ;i


pluralidad de votos.

120
Constitucióndi¡ uaprovincia un I’opayántormado i’oh i i .sohrkanocoi iuiio i-i.uctorai i i o .uiihw mi i i. m ihím ,n » ....... m

83°. El Secretario firmará y ejecutará todas las providencias del Gobierno,


sin cuyo requisito no podrán ser obedecidas por ningún juez, ni tribunal.

84°. Autorizará los acuerdos el Gobernador y Consejeros en el libro


correspondiente.

85°. Informará de palabra o por escrito a la representación sobre todas las


materias que lo estime así conveniente el Gobernador.

86°. Será responsable el Secretario por las providencias u órdenes que


autorice contra lo prevenido en la Constitución. El Senado conocerá de la
causa de responsabilidad de los secretarios con arreglo a la Constitución.

87°. Tendrá el Secretario voto informativo de todas los asuntos propios del
conocimiento del Gobernador.

CAPÍTULO l l u
DEL PODER JUDICIAL

88°. El derecho de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales


corresponde a los tribunales y jueces, no pudiendo ningún ciudadano ser
juzgado por otros que por los que establece la Constitución.

89°. Los jueces ciudadanos mayores de veinticinco años, no siendo letrados


y al tomar posesión de sus empleos pres- /F591 / tarán juramento de observar
la Constitución y administrar justicia pronta y cumplidamente.

90°. Todos los tribunales y jueces observarán las leyes contenidas en los
códigos que han regido hasta aquí en la parte que no están derogados.

91°. Observar también los trámites judiciales que señalan las leyes, sin
poder en caso alguno alterarlas sin separarse de su disposición. El Poder
Ejecutivo, ni la Representación pueden mezclarse en las funciones judiciales,
avocar las causas ni abrir los juicios concluidos.

92°. Para toda clase de personas no habrá más fuero en todos los negocios
civiles y criminales, pero los eclesiásticos y militares gozarán del que han
disfrutado hasta aquí sin perjuicio de las limitaciones que puedan tener lugar
después.
I II M AMN I MHfLMLHAM til! V a i i f : IfM Itni m i v gf i n i p n i a p u b m a í iñH iiP §i i'i fti&A Pfil fíif

93°. Los jueces que no se arreglen a lo disputan. <n ln-, Irye', pam el
seguimiento de las causas civiles y criminales, serán k spots.¡ibles poi -.u
inobservancia, satisfaciendo siempre las costas que causaren indebidamente

94°. Todos los pleitos civiles se concluirán a lo más con tres instancias
Los jueces que hubieren asistido a la segunda, no podrán concurrir a la terect a
instancia.

95°. La tercera instancia o revista de dos sentencias conformes, se hará


siempre por un número de jueces mayor que el que asistió a la segunda
instancia.

96°. Un tribunal de Justicia compuesto de tres salas y del número de ju e c p


que señale la ley que se forme para su gobierno, conocerá en segunda y terca a
instancia de las causas civiles y criminales que se remitan / F592/

En apelación por los juzgados de la provincia y en los demás casos que


prevenga la ley.

97° corresponde al tribunal de justicia: I ojuzgar a los miembros de los tres


poderes, y a sus agentes inmediatos, cuando el Senado decrete su suspensión,
y le remita la causa para su seguimiento. 2o Conocer de sus competencias
entre todas las corporaciones y jueces subalternos de la Provincia. 3o Propona
las dudas que ocurran sobre la inteligencia de alguna ley, consultándolo
conveniente a la Representación por medio del Gobernador. 4o Recibir de
todos los jueces de la Provincia listas circunstanciadas de las causas civiles
y criminales pendientes para promover la más pronta administración de
justicia, pasando copia de ellas al Gobernador para que con el mismo objeto
las haga imprimir y publicar. 5o Examinar y recibir de abogados a los que
pretendan serlo. 6° Examinar a los nombrados de escribanos para que en
vista del documento de su aprobación, puede el Gobernador expedirles el
correspondiente título.

98° Corresponde al mismo Tribunal de Justicia en su tercera sala: 1°


conocer de los recursos de protección, y de fuerza, que se introduzcan ele
los Tribunales Eclesiásticos, inclusos de los nuevos diezmos. 2° Conocer de
los asuntos contenciosos pertenecientes al Patronato, con arreglo a lo que se
resuelva últimamente conforme al artículo 42 de la Acta Federal. 3o Conocei
de los recursos de nulidad que se interpongan contra las sentencias dadas en

122
C o n s t it u c ió n ni i a p r o v i n c i a t>i P o mayán f o r m a d o imih i <i ju h t ■. .......f o i o i ....... .-vi . i i> -.m i-.i •............... ► • -.i ü m mu

última instancia para solo el efecto de reponer el proceso, con resolverlo y


hacer efectiva la responsabilidad de que trata el artículo 93, 4o; en fin conocer
de las causas y negocios contenciosos de que conocía el Consejo de Indias.

99° Por ahora y mientras permitan las circunstancias la formación de las tres
salas, se compondrá el Tribunal de cinco miembros y dos fiscales: tres /F593/
de los primeros para la primera sala, y dos para la segunda, completándose el
número de jueces necesario para esta, con los que nombrará todo el Tribunal,
tomándolos igualmente de la lista que prestará cada parte con un número
triple de los que deba nombrarse.

100° La misma segunda sala con un número de conjueces mayor que el de


los ministros que la componen, conocerá de los recursos de nulidad de que
trata el artículo 98. La distribución de los demás negocios entre las dos salas
la hará la Ley. Los derechos de los conjueces los satisfarán las partes por
dietas o según lo arregle la misma ley.

101° Un Corregir Intendente letrado conocerá en primera instancia de


todos os asuntos contenciosos de gobierno, y hacienda, con apelación del
Tribunal de Justicia para el conocimiento de la segunda y tercera instancia.

102° Corresponde al Corregidor Intendente: I o Conocer de todas


las materias económicas contenciosas de policía, gobierno y hacienda.
2o Despachar la Auditoría de Guerra de toda la guarnición. 3 o Presidir al
Ayuntamiento y a las Juntas de Hacienda, Vacuna, etc. 4o Examinar la cuentas
de propios y arbitrios de los ayuntamientos.

103° El Corregidor Intendente será ciudadano mayor de veinticinco


años, y permanecerá por cinco en su empleo. Si vacare este nombrará
el Poder Ejecutivo quien lo sustituya interinamente, hasta que se reúna
la Representación. No podrá ser pariente dentro del cuarto grado civil de
consanguinidad ni segundo de afinidad con los individuos del Tribunal de
Justicia.

104° En cada una de las cabezas de Departamento habrá, luego que


pueda ser, un juez letrado, si no es que la mejora de la opinión pública haga
adaptables los juicios por jurados, o los jueces diferentes del hecho y del
derecho /F594/.

i 11
( H’f MME*t t ílNEEÍlEPÍAf ♦ A 5M PÍ VA! f E S íM B flff lS Y BMHS EN i A HlfiMAt fflN flE St' f f'i MBA PMi íflt A

105° En todos los pueblos de la Provincia hlbní alcaldes con ltr.


foraialidades que se dirá después.

106° Los jueces de cada pueblo remitirán al Tribunal de Justicia cada seis
meses una lista exacta de todas las causas civiles, y cada tres, de las criminales
pendientes en sus juzgados con expresión del estado que tengan.

CAPÍTULO 12
DISPOSICIONES RELATIVAS A LOS JUICIOS CIVILES

107° Los Alcaldes de las villas y ciudades ejercerán la jurisdicción


ordinaria contenciosa en primera instancia hasta que tengan lugar los jueces
del hecho y del derecho, o los jueces letrados. Los Alcaldes de los Pueblos y
Parroquias se limitarán a la jurisdicción pedánea.

108° Los Alcaldes Ordinarios ejercerán en lo gubernativo, económico y de


policía de los pueblos, la jurisdicción y facultades que han tenido según las
leyes y que no se opongan a la Constitución.

109° Los Alcaldes serán unos jueces de paz ejerciendo en los pueblos
el oficio de Conciliadores. Así que no podrán admitir demanda alguna por
escrito sin que haya precedido un juicio verbal de conciliación, y se haga
constar con documento que lo acredite, bajo la responsabilidad de que trata
el artículo 93.

110° El que intente demandar a otro por negocios civiles o por injurias se
presentará ante el Alcalde Territorial, quien con dos hombres buenos nombrados,
uno por cada parte, las oirá a ambas, se enterará de las razones que aleguen,
y oído el dictamen de los dos asociados, dará dentro de ocho días precisos
la providencia de conciliación que le parezca conveniente para terminar el
pleito. Este quedará concluido, si las partes se conformaren con la decisión.
La diligencia se asentará en un libro firmado por el Alcalde, los asociados,
y los litigantes si supieren, dándoles a estos las certificaciones que pidan.

111° Si los litigantes no se conformasen se anotará así en el mismo libro


de conciliación certificando el Alcalde haberse /F595/ intentado y que no se
avinieron los interesados para que puedan interponer por escrito su demanda.

124
i t li ; f j i i i Í Íi i?! iife j A p g n V i N í i .4 ufe | JlipAyÁl i f» IRM Ajlí i Pí IR fij §l iSfeRAÍ II t li Rtflf» BLií fPRAf • i11tU'i* 11 i f•M
I i» i a» ni 4 N0 j?g !§i

112° El juicio tic conciliación será sin perjuicio de que los litigantes puedan
terminar sus pleitos por medio de árbitros nombrados por ellos mismos. La
sentencia de los árbitros se ejecutará si las partes al hacer el compromiso no
se hubiesen reservado el derecho de apelar.

113° Todo juez de cualquiera clase que sea puede ser recusado en la forma
y bajo las reglas que establecerá la Ley, para refrenar con penas justas la
calumnia de los litigantes maliciosos.

114° La Ley en consideración a la naturaleza y calidad de los diferentes


juicios y negocios, determinará los casos en que deba la sentencia causar
ejecutoria.

CAPITULO 13
DISPOSICIONES RELATIVAS A LOS JUICIOS CRIMINALES

115° La Ley y no el juez es el que juzga, absuelve o condena; por lo que la


misma debe arreglar la administración de justicia en lo criminal para el breve
y debido seguimiento del proceso, y pronto castigo de los delitos.

116° Ninguna pena de cualquier clase que sea será trascendental a los
descendientes ni a las familias del que la sufra. Debiendo tener todo su efecto
en solo el delincuente.

117° La autoridad pública no armará nunca el brazo de un ciudadano


contra otro, poniendo a precio su cabeza por más criminal que pueda ser.

118o Queda abolida la pena de confiscación de bienes; pudiendo solo tener


lugar el embargo de ellos, en proporción a la responsabilidad pecuniaria que
pueda resultar por los delitos que la llevan consigo.

119° Ningún delincuente será juzgado segunda vez por un mismo delito.
La ley fijará el tiempo en que se pres /F596/ criba la pena de algunos o de
todos los crímenes según sus circunstancias y gravedad.

120° Ningún juez podrá allanar la casa de un ciudadano ni verificar el


registro de sus papeles, sino en los casos y con las formalidades que prescriba
la ley para la seguridad pública.

125
12 P’ Ninguna persona podrá ser presa sino en el lugar público destinado
para prisión de los tenidos como reos.

122° Ninguna persona de cualquier clase que sea tiene derecho para
prender a otra sin mandato judicial por escrito, a no ser que sea delincuente
in fraganti en cuyo caso le conducirá al juez para que haciéndole asegurar
proceda en los términos de los artículos siguientes.

123° Ningún juez podrá poner en prisión a un ciudadano sin previa


información del hecho por el cual merezca ser castigado con pena corporal
y sin que preceda un mandamiento formal dado por escrito, que se debe
notificar en el acto mismo de la prisión.

124° La Ley determinará cuando y porqué delitos podrá tener lugar la


prisión, o el arresto por vía de corrección.

125° Toda persona debe obedecer los mandamientos de prisión cuando


hubiera resistencia, o se temiere la fuga, se podrá usar de la fuerza para
asegurar la persona. Cualquiera resistencia será reputada delito grave.

126° Después de concluido el sumario será arrestado el reo; pero antes de


reducirle a prisión, le recibirá el juez declaración, sin juramento, más tardar
dentro de veinticuatro horas, manteniéndole entre tanto en calidad de detenido
e incomunicado, si fuere necesario, solo mientras se le recibe su confesión.

127° Ningún preso podrá, pues, ser privado de comunicación, sino por el
termino preciso de veinticuatro horas /F597/ durante el cual se le recibirá su
confesión también sin juramento alguno, que no deberá tomarse en materias
criminales sobre hecho propio.

128° El preso deberá saber dentro de veinticuatro horas el motivo de su


prisión y el nombre de su acusador, si lo hubiere. Al tomarle su confesión, se
le leerán íntegramente todas las declaraciones de los testigos con los nombres
de estos, o las señales que se los hagan conocer.

129° No tendrá lugar la prisión de aquel que de fianza de cárcel segura


fuera del caso en que la ley prohíba expresamente este remedio. Y si no
resulta en cualquier estado del proceso mérito para imponer al reputado reo
pena corporal, se le pondrá también en libertad bajo de fianza.

126
C O N S T I T U C I Ó N i 'i i A P K O V l N f JA Di- !*n i*A \A í i l o k M A D u i’i >i¿ i j *;» iHHH.Ai ¡n t n i iu 'j lo f i i< I O R a I ?

130° Los alcaldes no podrán, bajo de responsabilidad, recibir a ningún


preso sin que antes se le haya entregado un mandamiento por escrito del juez
en que exprese el motivo de la prisión, y del cual se le franqueará copia al
mismo reo, si la pidiere después de las veinticuatro horas de su prisión.

131° Después de concluido el sumario y recibida la su confesión al preso,


se harán en audiencia pública todas las diligencias que se ofrezcan teniendo
el mismo derecho no solo para presenciar las declaraciones de los testigos,
sino también para hacerles preguntas y reconvenirlos, asistido si lo quisiere
de un letrado.

132° Las cárceles se mantendrán con toda limpieza para que sirvan de
custodia y no de aflicción y molestia de los presos. Las visitas de las mismas
cárceles se harán con arreglo a lo que disponga la ley, quedando el juez y
alcaide responsables por la trasgresión de lo de su cargo en los particulares
referido. /F598/

CAPÍTULO 14
DE LAS MUNICIPALIDADES Y JUECES SUBALTERNOS

133° Las municipalidades, o ayuntamientos se compondrán de Alcaldes,


Regidores y Procuradores síndicos. El Corregidor Intendente presidirá a la de
Popayán, y a las demás el Juez de tierras, o el primer Alcalde.

134° En todas las parroquias y pueblos que tengan en su comarca mil


ó más almas, habrá Ayuntamientos, o pequeños consejos compuestos de
los individuos y con las facultades que les señalara el reglamento para las
municipalidades.

135° Los Ayuntamientos de las Villas y Ciudades se compondrán de dos


Alcaldes y de los Regidores y Síndicos Procuradores que les correspondan,
según su población, y con arreglo a lo que dispondrá la ley, no debiendo pasar
de doce el número de los Regidores que es el que corresponde al lugar en que
resida el Gobierno.

136° Para erigir en Villa algún pueblo deberá tener por lo menos en su
comarca ochocientos vecinos o cuatro mil almas, Iglesia capaz con casas y
calles Imn delineadas, Casa municipal, escuela de primeras letras, cárcel,
'II III A1 1I ( UNI i |l| MAtl.Vi i >11 VAI I I M M IH II i h V MI H M I t i I A I I I I ' M A. MI! M U M M llln n m i lili 1

ejidos y propios suficientes y doce torres de hi lar cu m Hi.il < (> u u m o ;.rr, de
estos y seis telares.

137° Las Juntas o parroquia nombraran, en el tipo que designe el regí ámenlo
de elecciones los individuos del pequeño Consejo y el Diputado ó diputados
que le correspondan para el Colegio Municipal que debe elegir los Alcaldes
Regidores y procurador Síndico de la municipalidad

138° Este Colegio Municipal de las Villas o ciudades de cada departamento


elegirá los representantes que le correspondan /F599/ para la Junta
Departamental que debe nombrar el diputado provincial.

139° Los alcaldes serán nombrados cada año, y cada dos, los Regidores
y Procuradores síndicos. Las funciones del Ayuntamiento, las desempeñaran
los Regidores por diputación turnándose según lo disponga la misma
municipalidad.

140° Los individuos de los Ayuntamientos y de los Consejos serán


ciudadanos mayores de veinte un años con domicilio en el pueblo. Al
tomar posesión de sus cargos juraran observar la constitución y desempeñar
fielmente sus destinos.

141° Los individuos no serán entre sí ascendientes ni descendientes,


suegros, yernos, hermanos, cuñados ni casados con las hermanas. Tampoco
podrán ser reelegidos para estos cargos, hasta pasados dos años si el pueblo
tuviese suficiente vecindario.

142° Todos los empleos municipales son una distinción, y al mismo


tiempo una carga publica de que nadie podrá excusarse sin cauda legal. Los
empleados nombrados por el poder executivo no podrán obtener los cargos
del Ayuntamiento.

143° Quedan abolidos los Alcaldes de la hermandad, no debiendo haber en


los pueblos más alcaldes que los señalados en la constitución.

144° Los Ayuntamientos elegirán comisarios de barrio donde fueren


necesarios sin más facultades que las relativas a la policía del pueblo.

145° tendrán los Ayuntamientos un secretario nombrado cada a ñ o -----los


mismos Regidores a pluralidad de votos.

,’ K
Constitución de la provincia dk I’opayán formado por i¡l soberano colegio electoral yconstituyente i n i i presentí vñi i di mn

146° Corresponde a los ayuntamientos- I o cuidar del aseo /F600/ ornato,


salubridad y comodidad de los pueblos- 2o administrar los propios y arbitrios
conforme a las leyes y reglamentos de la materia- 3o realizar el repartimiento
y recaudación de las contribuciones señaladas por la Representación, y
remitirlas a la Tesorería provincial- 4o cuidar que las escuelas de primeras
letras, y los establecimientos de educación se arreglen siempre al plan general
de enseñanza- 5ocuidar de los hospitales y casas de misericordia y beneficencia-
6o fomentar la agricultura, la industria, y el comercio de los pueblos, según
su localidad y circunstancias- T cuidar de todas las obras de necesidad y
utilidad común, y muy principalmente de la construcción y composición de
los caminos, puentes y cárceles- 8o formar el censo y la estadística de la
municipalidad, remitiéndolo a la de la cabecera para que arregle lo respectivo
al departamento entero, y lo pase todos los años al gobierno- 9o Dar parte al
mismo de los abusos que se noten en la administración de las rentas públicas-
10° proponerle los arbitrios necesarios para obras de utilidad común, a fin
de obtener por su conducto de la Representación provincial la aprobación
correspondiente- 11° dar parte al Senado de las infracciones que se hagan
de la constitución, y auxiliar por ultimo a los alcaldes en todo lo que mire a
conservar la tranquilidad, y el orden público, y la seguridad de las personas
y sus propiedades.

147° Los Ayuntamientos remitirán en el mes de febrero a /F601/ más tardar


al corregidor Intendente las cuentas del año anterior, relativas a los propios y
arbitrios, para ser examinadas por el mismo, con audiencia de la contaduría
General, las pase a la Representación para que puedan ser aprobadas.

148° remitirán también los Ayuntamientos al gobernador cuenta exacta de


los repartimientos, y contribuciones recaudadas en cada departamento, y de
las cantidades remitidas a la Tesorería.

149° Todos los Ayuntamientos observarán el reglamento para el gobierno


de las municipalidades.
CAPÍTULO 15
DE LA FUERZA ARMADA

150° Todos los ciudadanos están obligados a la defensa de la patria con


su persona y armas, siempre que lo exija la necesidad manifestada por el
gobierno.

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1 •• ! • '. fíflS ( UMffm Mil V*l I I SÍMHM!114> BlttH MI I AIHHMM|MU| lj 4M»MIMHAÍMI| IM
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151" La fuerza armada es dependiente y será sulnmlimidn á la autoridad


civil no tiene en caso alguno derecho de deliberar para obedecer.

152° Para la conservación del orden público, y para la seguridad


de la provincia, habrá en ella milicias, y el número de tropa que fijara la
Representación según lo exijan las circunstancias.

153° Las milicias se compondrán de todos los habitantes de cada


departamento con proporción a su población y circunstancias.

No harán las milicias un servicio continuo, sino en el tiempo de necesidad,


pero deberán disciplinarse en todos los d ía s ------- en que concurran a sus
respectivas parroquias. /F602/

154° La ordenanza y leyes militares continuaran observándose en lo que


nos sean derogadas, mientras se forma la ordenanza general que debe regir en
toda la Nueva Granada para la disciplina militar y especial constitución de la
fuerza annada en todas sus ramas.

155° La tropa no podrá acuartelarse en caso de paz en ninguna casa


sin consentimiento de su dueño. Para caso de guerra destinará el gobierno
cuarteles en el modo y forma que disponga la ordenanza.

156° Cualquier ciudadano que haya militado diez años en caso de paz o
seis en el de guerra ha cumplido su servicio.

Cuando lo exija la necesidad de la patria podrá ser obligado a volver a las


armas, mientras exista peligro.

CAPÍTULO 16
DEL TESORO PÚBLICO

157° Estando todos los ciudadanos obligados a servir a la Patria con su


persona, deben con mayor razón contribuir a su sostenimiento ya con sus luces
ya en proporción de sus riquezas y comodidades. Así que las contribuciones
se repartirán siempre en razón de las facilidades de cada uno sin excepción,
ni privilegio.

130
Constitución dij la provincia Dn PopayAn formado pon i i sdiuirano coi i iiio iíi.ittciral ¥ consiiiiiyiinii uniu m ,i ,n aiuiiii i i

158° La representación aprobara los repartimientos que cubran todos


los gastos públicos y con proporción a ellos fiara las contribuciones de la
Provincia, en vista del presupuesto general presentara todos los años el globo
de los gastos ordinarios y -------- /F603/ para su pago.

159° Subsistirán las rentas e impuestos en el estado en que ahora se hallan


hasta su ultimo arreglo; pero necesitando una gran reforma el sistema de
rentas, se verificara de modo que las contribuciones sean ventajosas a la
Hacienda pública, sin gravar demasiado a los ciudadanos.

160° En la Tesorería general de la Provincia entraran todas las cantidades


que se cobren por cuenta de la Hacienda pública. Los dos ministros de ella
correrán con la recaudación, arreglándose a las leyes e instituciones que no
estén derogadas mientras se forma la que debe gobernar, en el cobro y manejo
de los caudales del Tesoro.

161° Los ministros de la hacienda no podrán pagar cantidad alguna, ni


se les pagara en cuenta, sino lo verificaron en virtud de expreso decreto del
poder Executivo, relativo a la Representación.

162° Una Contaduría general compuesta de un contador y dos oficiales,


uno de ellos secretario archivero, examinara y glosará todas las cuentas de los
empleados de la hacienda pública. Las facultades de la misma Contaduría se
comprehenderán en la instrucción de que habla el artículo 160.

163° Los mandamientos de pago en virtud de alcances por cuentas


fenecidas por la contaduría, los dará el Intendente como encargado de todo lo
contencioso y económico de la Hacienda Pública.

164° Se pagarán del tesoro público las rentas de todos /F604/ los
funcionarios y empleados que señalara la Representación: a los diputados
de la misma se les satisfarán en lo sucesivo dieta moderada por los días que
duren las sesiones y por el tiempo preciso para reunir y volver cada uno a su
lugar.

165° El tesoro público queda obligado a satisfacer las cantidades y los


réditos que legítimamente adeuda y que también los empréstitos que hizo a
los particulares la Junta Gubernativa desde 1811, y los que ha hecho, o haga
de nuevo el actual gobierno.

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í i i ¡i i a i »i ’; i n? f i i n n u ' ' . m i \ >i i i Sí M ti m m \ u n i r . r n i \ tnll MA C’fÓN til l u I Ut ftiRA ímií fi f i a

166° El estado de las cuentas generales de latesorei ía después de aprobada-;


por la Representación, se imprimirá y publicará para conocimiento de los
pueblos.

SECCIÓN 3a
DEBERES U OFICIOS PARA CONSIGO MISMO

167° El hombre debe perfeccionar su ser físico y moral, Tiene por


consiguiente derechos conservadores de su existencia, seguridad, propiedad,
y libertad, y debe proporcionarse la mejor educación.

CAPÍTULO 17
DERECHOS DEL HOMBRE

168° El hombre se debe a sí mismo, y debe procurarse el justo y honesto


ejercicio de su deber.

169° Deben por tanto se protegidas la libertad la igualdad, la propiedad y


la seguridad.

170° La Libertad es la facultad de hacer lo que no prohíbe /F605/ una ley


de cualquier autoridad legítim a------ que de ella emane.

171° La Igualdad es la que nivela a los ciudadanos haciendo que la Ley sea
una misma para todos.

172° La propiedad es el derecho de gozar y disponer honestamente de los


bienes legítimamente adquiridos.

173° La seguridad es la protección con que la sociedad garantiza la


existencia y los derechos del ciudadano.

174° Ofende a la Libertad la prohibición de manifestar los pensam iento.


por medio de la imprenta, debiendo esta quedar solo sujeta a las restricciones
y reglas que prescriba la ley para evitar el abuso.

175° Ofende al mismo derecho la prisión sin guardar el orden que presa i1u-ti
los artículos 122 y siguientes.

In
Constitución db la provincia di Popayán mmmaiki Hik h imihi’iia ¡..... i ..... ... w idhai . i <> ........ >11 ■ ni remi ¡iba ¡mu

176° Es contrario a la libertad del ciudadano el procedimiento por


denunciación oculta.

177° Lo es el uso bárbaro de la tortura.

178° Ofende al derecho de igualdad la distribución de empleos distinciones


y ventajas que se hace sin la única consideración de los servicios.

179° Ofende al mismo derecho el fuero personal que no sostenga la ley


con causa.

180° Es contrario este derecho la desigualdad de la pena en los delitos,


sino proviene de indicaciones que designe l a -------- .

181° Ofende a los derechos de propiedad la contribución que se /F606/


impone cuando no está autorizado para hacerlo constitucionalmente.

182° Ofende al mismo derecho el repartimiento de las contribuciones sin


proporción a las facultades del ciudadano.

183° Es contrario a este derecho la prohibición de cualquier género de


trabajo, cultura, o industria que no haga indispensable la subsistencia del
Estado.

184° Ofenden a los derechos de seguridad la pesquisa, el registro y


embargo de la persona, casa y bienes del ciudadano, fuera de los casos que
señala la ley, y bajo las formalidades que ella prescribe.

185° Ofenden a este derecho las visitas domiciliarias, nocturnas con


que se viola el asilo del ciudadano, mientras no lo exija un procedimiento
criminal conforme a las leyes, y bajo la responsabilidad del que las decreta.

186° Turba a la publica seguridad la tumultuaria reunión de todos o


de una parte de los ciudadanos aun cuando se para reclamar derechos, si
despreciando la autoridad de los Magistrados no se prepara la Asamblea, o
reunión con acuerdo de la Municipalidad y se ejercita el derecho de petición
o reclamo por diputación en orden.

m
! II | i « l l t N | t l> ill HM t' l'A >i t IPI V i l I || ’ífMftl tf l l i i B I I I H BN I A IIIII Al Al IÓN III Ali I I'I Ü'NA Bill l i l i -A

187° La reunión de gente armada es un atentado contra la seguridad


publica, y será dispersada por la fuerza.

188° Ofende a la seguridad individual el despótico arbitrio de privar, sin


otra formalidad al ciudadano cualquiera de sus derechos a pretexto de mera
precaución.

189° Como los derechos de los unos, son relativamente el principio de


los deberes para con los otros, debe imprimirse /F607/ en el corazón de todo
ciudadano, la máxima que consagra la religión y la naturaleza:

A los otros todo el bien que quisieras recibir de ellos

No hagas a otros lo que no quisieras que te hicieren.

190° Es deber de todo hombre prestar a Dios la adoración, y el culto interno


y externo que prescriben la naturaleza y la revelación.

191° Todo ciudadano debe vivir sometido a las leyes, obedecer las
autoridades constituidas, respetar los derechos de los otros, contribuir a los
gastos públicos, servir a la patria cuando ella lo exija.

CAPÍTULO 18
DE LA EDUCACIÓN E INSTRUCCIÓN GENERAL

192° El principal apoyo de los Estados consiste en propagar las luces y


conocimiento útiles en todas las clases del pueblo. La moral pública y la
religión se sostienen y propagan siempre con la buena y sólida educación.

193° En todos los pueblos de la provincia se establecerán escuelas


de primeras letras. En ellas se enseñará a leer, escribir, contar, dibujar, el
catecismo de la religión cristiana, los elementos de la geometría práctica, y
los deberes del ciudadano.

194° Se establecerán estudios generales en el colegio de esta ciudad para la


enseñanza de todas las ciencias prácticas y políticas, de la literatura y bellas
artes, con facultad para conferir grados académicos. En las demás ciudades

134
J N iifil t if l N l í E i A Í-N « h ! ¡¡ i A B E Pt ll*A \Á N i í m M A Í M i P ü U 1 í 5( i H L K A N n ( O í I (¡jo 1 i i ( i < >I<A I Y ( <)N S ! ÍT l iV i’N I ! HN I í PUL1,S E N T E A Ñ O D E 1815

deparlamentales de la Provincia /F608/ se establecerá la enseñanza de la


literatura y ciencias, según lo permitan las circunstancias de cada lugar.

195° La representación formara el plan general para la enseñanza pública


de toda la provincia a que deberá arreglarse todos los establecimientos de
instrucción, y educación para los jóvenes de ambos sexos.

196° Se establecerán sociedades patrióticas. El gobierno protegerá tan


útil establecimiento franqueándoles el patrocinio y fomento que merece su
importancia.

197° La sociedad tendrá por objeto muy principal velar sobre la educación,
y ocupación de los jóvenes de uno y otro sexo para que desaparezca el odio,
origen de la corrupción y polilla de los estados.

198° El rector de la universidad, el director de la sociedad patriótica, el síndico


personero y dos ciudadanos más de conocida instrucción, y amor público,
nombrados por el gobierno, formaran una dirección general de estudios que
deberá cuidar bajo la autoridad del mismo gobierno de la estricta observancia
del plan general de enseñanza pública, y de todo lo relativo a ella.

CONCLUSIÓN
DE LA OBSERVANCIA DE LA CONSTITUCIÓN Y DEL MODO DE
REVEERLA Y SANCIONARLA

199° Los pueblos que por hallarse ocupados no han podido concurrir a las
representaciones, lo verificaran para las sesiones del año 1815 con el objeto
de reveer y sancionar a nombre de todos los de la provincia la constitución
/F609/ que debe gobernarlos.

200° Todos los pueblos libres cuyos diputados han convenido a formar la
Constitución deberán obedecerla y observarla puntualmente hasta su revisión
y ultima sanción.

201° Después de sancionada no podrá tener alteración, adición, ni reforma,


sino en parcial en alguno o algunos de sus artículos. Para ello se hará la
proporción por cuanto, y deberá ser admitida por las dos terceras partes de
votos de los representantes, procediendo en todo lo demás por los tramites

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con que se procede a la formación de las leyes, pero con la diferencia de que
no podrá decretarse haber lugar a la reforma en el año que se propone sino en
el siguiente.

202° Acordada la reforma se extenderá el correspondiente decreto que


se comunicará a las juntas departamentales para que confieran poderes
especiales a sus representantes para tratar de dicha alteración, la que si fuese
admitida y aprobada por las dos terceras partes de los representantes se tendrá
y publicará en toda la Provincia como ley constitucional.

203° Los poderes ordinarios que conferirán las Juntas de cada departamento
a sus diputados para la Representación serán todos uniformes; y en los
términos siguientes= “En la ciudad... a ... días del mes de ... del año...
hallándose congregados en la casa municipal os tres N presidentes de la
Junta electoral y N y N vocales nombrados por los pueblos de este mismo
departamento dijeron; que habiéndose verificado las juntas parroquiales y
departamental conforme a lo prevenido en la constitución y el reglamento de
elecciones y procedido el d ía ------ al nombramiento del diputado o diputados
que le corresponde a este departamento /F610/ a la representación provincial,
y habiendo sido nombrados a pluralidad absoluta de votos N y N y por
su suplente N según resulta del acta respectiva; desde luego les confieren
poderes amplios sin limitación alguna a todos y cada uno separadamente para
que en nombre y representación de los pueblos de este mismo departamento
puedan en unión de los demás diputados de la Provincia acordar y resolver
cuanto sea conveniente para su felicidad y bienestar; y que en consecuencia
los otorgantes se obligan para sí mismos, y a nombre de todo el vecindario
como sus apoderados y electores a obedecer y ejecutar cuanto hicieren en
calidad de diputados en la Representación de la Provincia y resolviere la
misma con arreglo en todo a las facultades que les serán conferidas por los
pueblos conforme a la constitución y en fe de lo dicho así lo otorgan y firman
con los testigos presentes y por ante mí el Secretario de la Junta departamental
de que doy fe”

204° En los poderes especiales para sancionar la constitución y para


alterar cualquiera de sus artículos, se agregará a los poderes anteriores la
cláusula siguiente = “ del mismo modo otorgan poder expreso y especial para
sancionar la constitución o para reformar tal artículo en virtud del acuerdo
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de la Representación de tantos de tal mes, obligándose como se obligan en la


forma referida, a tener por constitucional lo que se establezca por el voto de
las dos terceras partes de los Representantes”.

205° En caso de peligro de la patria podrá la Representación suspender


solo por sesenta días la observancia de los trámites judiciales con que debe
procederse contra los ciudadanos según la constitución /F611 /

206° Tales son los [roto] Que os ponen a la vista nuestros Representantes,
pueblos todos de la Provincia. De la observancia exacta de la constitución
pende nuestro bienestar y el de las generaciones futuras con ella tendréis
ejemplares ministros del santuario, sabios y rectos magistrados, padres
laboriosos, honrados, hijos obedientes, esposos fieles, y ciudadanos tan
benéficos y justos, que mereciendo dignamente aquel renombre, podrán
sostener los intereses de la patria y elevarla a la cima de la gloria, y de la
prosperidad. Dado en el Colegio constituyente y electoral de Popayán a tantos
de mayo de mil ochocientos catorce.

Es copia. Popayán Julio 17 de 1814


Murgueytio, Secretario constituyente.
/Sin foliar/
Los acuerdos del Serenísimo constituyente de la Provincia, que con oficio
me ha pasado: son los mismos que acompaño a vuestra Señoría muy ilustre
para los objetos que expresa el decreto de su recibo.
Dios nuestro Señor guarde a Vuestra señoría muy ilustre.
Buga, y septiembre 24 de 1815
José Ignacio de la Peña (con rúbrica)

Sección del día treinta de junio por la tarde= comenzó con el Venia
Creador el señor presidente propuso: que siendo costumbre laudable aplacar
en los mayores trabajos y conflictos justicia divina por medio de votos, como
nos lo enseñan los ejemplares que leemos en la sagrada escritura, le parecía
conveniente que adoptando el Serenísimo Colegio este medio, hiciese el de ir
( íU ilAlíRS t iiN B SB BR A n A S tíEÍ V a I I B RfMPHí t)g V BíTllS BN i A B flR M A Ü Ó N Í1R lt> H H fliftA Bul f ílf A

a la Ciudad de Buga a visitar la portentosa imagen de ic.m l isto emeilieiulo


que se venera allí bajo el título del Señor de los Milagros, si su Majestad,
único arbitrio de todos los destinos, era servido concedernos una completa
victoria de nuestros enemigos: y conviniendo en ellos gustosos todos los
señores Diputados, se acordó que inmediatamente después del buen suceso
de nuestras armas, irán a Buga y reunidos tributaran a Señor de los Milagros
las más humildes y rendidas gracias e imploraran su protección, confesando
que a solo su poder y benignidad se debe la humillación de nuestros enemigos
y nuestra libertad; dando al mismo tiempo a los Pueblos este ejemplo de
piedad y de los sentimientos de Religión que animan a sus representantes^

En la ciudad de Santiago de Cali a los cinco días del mes de septiembre de


mil ochocientos quince. Los Señores Diputados que componen el Serenísimo
Colegio Electoral y constituyente de la Provincia juntos en una de las salas del
Palacio de Gobierno con el objeto de continuar sus reuniones; que suspendió
después de haber proveído a lo más necesario y urgente porque invadido el
Valle por nuestros implacables enemigos, en medio de los riesgos y de las
convulsiones en que se halló en los meses de junio y julio último, no era
tiempo oportuno para sus deliberaciones: pero libres de aquellos riesgos por
el triunfo de las armas de la República en el campo del Palo, el mayor y
más importante que ha conseguido la Nueva Granada penetrados los Señores
Representantes de los más vivos sentimientos de gratitud y en cumplimiento
del voto que hicieron cuatro días antes de esta celebre jom ada de ir a visitar
al Señor que bajo el titulo de los Milagros, se venera en Buga, pasaron a
aquella ciudad, y reunidos tributaron a su Majestad por cuatros días las más
humildes gracias por que se había compadecido de su Pueblo, y oído sus
suplicas, librándolo de los terribles males que le amenazaban: con cuyo
motivo advirtió su Alteza Serenísima con dolor, que una imagen por cuyo
medio habían recibido y recibían cada día los fieles de Dios nuestro Señor
las más singulares gracia sus favores, estuviere colocada en una pequeña
y poco decente Ermita; y que había disminuido mucho el culto y devoción
a su Santuario que puede competir con los más celebres de la cristiandad;
acordó se encargase al Gobernador exigir a todas las Municipalidades libres
de la Provincia a fin de que concurran con sus limosnas, y propendan de
cuantos modos les dicte su celo y fervor, a la construcción de un templo
que en sus solides, magnificencia y omato ostente al mundo entero nuestra
gratitud, y reconocimiento a su misericordia por una victoria tan señalada

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C o n s t it u c ió n d i : l a p r o v i n c ’u P i: P n iw v Á ! i i ( iH M A íH ) p c )r i -i v »h í ?í * a n o c o l é i íh » ni h* m íe ai s r u n it t iU Y f e n r g i --n ni m m u i •••■ •■ «

como la que acaba de concedemos,. Y que con el mismo objeto, y el de que


se quede consignados en los libros de aquella Iglesia los votos del cuerpo,
se pase por secretaría una copia de este capítulo, y del correspondiente en
el Acta de treinta de junio último al Vicario de aquella ciudad = Es copia
igual al original a los capítulos de las actas que se citan de que certifico.
Secretario del Serenísimo Colegio Electoral y constituyente de la Provincia
de Popayán. Cali septiembre nueve de 1815 años = José Antonio Borrero
vocal secretario=Buga veinte de septiembre de mil ochocientos quince =

Recibido el antecedente acuerdo del Serenísimo Colegio constituyente de


la Provincia con el oficio y lo acompaña agréguese para eterna memoria a la
gratitud y melosa piedad de tan ilustre cuerpo al libro correspondiente y con
el mismo objeto pásese una copia al cuerpo Municipal de esta ciudad= José
Ignacio de la Peña= Ante mi Mariano de Arce Notario Público Eclesiástico=
la copia adjunta impondrá a número de los acuerdos del Serenísimo Colegio
constituyente relacionados al voto que hizo antes de la memorable jom ada
del Palo, de ir a visitar el célebre Santuario del Señor de los Milagros de
esta Ciudad, su cumplimiento y el interés que tome su alteza Serenísima en
la construcción de un templo sólido y suntuoso; esperando de vuestra una
eficaz colaboración a obra tan laudable, y honorífica a esa misma ciudad=
Dios guarde a Vuestra Señoría muy ilustre secretaría del Serenísimo Colegio
constituyente de la provincia de Popayán.

Cali septiembre once de mil ochocientos quince = José Antonio Borrero


vocal secretario = Honorable Ciudadano vicario Eclesiástico de la ciudad de
Buga.
//
Copia fiel de los acuerdos del Serenísimo Colegio constituyente de la
provincia y del oficio con que se acompañaron: y para los efectos que se
indican en el decreto de esta acta he sacado un presente que por constancia
y firmeza autorizo en esta ciudad de Buga a veinte de septiembre de mil
ochocientos quince años.
Mariano de Arce
Notario público Eclesiástico (tiene rúbrica)

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