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Kant
La filosofía de Kant
Kant trató de unificar ambas "Críticas" con una tercera, la Crítica del juicio,
que estudia el llamado goce estético y la finalidad en el campo de la
naturaleza. Cuando en la posición de fin interviene el hombre, el juicio es
estético; cuando el fin está en función de la naturaleza y su orden peculiar,
el juicio es teleológico. En ambos casos cabe hablar de una desconocida
raíz común, vinculada a la idea de libertad. A pesar de su carácter oscuro y
hermético, los textos de Kant operaron una verdadera revolución en la
filosofía posterior, cuyos efectos llegan hasta la actualidad.
Como una novela, su autor Daniel Pennac. Es un pequeño ensayo sembrado de
frases ingeniosas y de fácil lectura.
El autor comienza diciendo que, a priori, son muchos los enemigos que tiene la
lectura; con frecuencia se alude a la competencia de la televisión, los teléfonos
móviles, los videojuegos, Internet… que nos distraen y nos quitan tiempo para ello.
Cierto que son tentaciones, que muchas veces usamos como excusas:
“¿Se ha visto alguna vez, sin embargo, que un enamorado no encontrara tiempo
para amar? Yo jamás he tenido tiempo para leer, pero nada, jamás, ha podido
impedirme que acabara una novela que amaba”, explica el autor.
Aquí desvela una de las primeras claves para enfrentarse a estos rivales: el amor
por la lectura. ¿Y cómo fomentar este amor por la lectura? Pues buscando el
placer. Para competir con otros placeres como la televisión e internet, el placer de
leer:
“Un niño no siente gran curiosidad por perfeccionar un instrumento con el que se
le atormenta; pero conseguid que ese instrumento sirva a su placer y no tardará
en aplicarse a él a vuestro pesar”.
Así pues propone recuperar ese placer que sentíamos cuando nos leían cuentos
en la cama:
Concluye el autor que es muy complicado inculcar el placer y el amor por la lectura
en la escuela, tal como está organizada ahora mismo:
“Los libros no han sido escritos para que mi hijo, mi hija, la juventud, los comente,
sino para que, si el corazón se lo dice, los lean. Nuestro saber, nuestra
escolaridad, nuestra carrera, nuestra vida social son una cosa. Nuestra intimidad
de lector y nuestra cultura otra. Hay que fabricar bachilleres, licenciados,
catedráticos, la sociedad lo pide, y es algo que no se discute…, pero es mucho
más esencial abrir todas las páginas de todos los libros