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Doctorado en Ciencias de la Educación

Diseño, Ejecución y Evaluación del Proyecto como


modalidad en la Investigación Educativa

Nombre del Alumno (a)


Yolanda Torrado Peñaranda
Matrícula mdco 18055

Nombre de la Tarea
Actividad 2.2 Ensayo. De las Políticas Educativas a
los Planes Institucionales

Nombre del Profesor (a)


Dra. Reyna Maritza López
Herrejón
Abril 7 de 2019

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“DE LAS POLÍTICAS EDUCATIVAS A LOS PLANES
INSTITUCIONALES”
ENSAYO
"Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad"

(Karl A. Menninger)

Introducción

Un Plan Nacional de Educación (PNE), constituye una forma de establecer un Plan de


Acción a través de un documento cuyo horizonte refleja el aspecto educativo partiendo de la
realidad actual y de su proyección hacia el futuro, relacionándola con los aspectos nacional,
regional y mundial, hecho que permite proyectar la clase de educación que tendrán las futuras
generaciones. Igualmente, dicho plan conforma dentro de sí mismo una política de Estado
elaborada por el conjunto de la sociedad y no de un gobierno dado, por lo que debe estar en
consonancia con las necesidades y expectativas del país en general a través de su proyección a
mediano y largo plazo.
Colombia establece en su Plan de desarrollo como uno de sus fundamentos la educación
junto con la equidad y la paz. En sus objetivos se propone aumentar la inversión educativa como
mecanismo de igualdad social orientado a la creación de mejores oportunidades y hacia la
consecución de una mejor calidad de vida (DNP, 2015).
Según Delgado (2017), delimitar los aspectos políticos, económicos y las relaciones de
poder, a partir de la inversión en el sistema educativo como propósito de generación de
crecimiento económico y desarrollo, limita desde su concepción, la aplicación y financiación de la
política pública educativa para Colombia. De acuerdo con posturas relacionadas a la economía
de la educación, en las que según autores como Althusser (1974), Bowles y Gintis (1981) ,
Bourdieu y Passeron(1977), la educación es un factor determinante de las características de los
actores sociales, puesto que ejerce su influencia en aspectos como la capacidad de inserción, el
posicionamiento laboral, la capacidad productiva y las necesidades del mercado; es así, como se
crean las configuraciones de poder entre los grupos económicos, políticos y sociales que influyen
en el qué, cómo y para quién se establece el tipo de educación que se imparte en los distintos
espacios o territorios.
Desde la perspectiva epistemológica de Giroux (1990), y Willis (1988), citados por
Delgado (2017), las instituciones educativas son concebidas como representaciones de las

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situaciones y posiciones de dominancia y poder económico que establecen en los currículos,
tanto abierto como oculto, las culturas hegemónicas y subordinadas que producen estudiantes
considerados como capital económico. En este sentido, las políticas de intervención estatal de la
actualidad, estiman la educación como proceso que aumenta los beneficios empresariales,
reduciendo los costes de capital y trabajo a través del aumento de personal calificado, reducción
de salarios y flexibilización del empleo, disminuyendo así el gasto público en educación y
descentralizando las inversiones que cada vez son más precarias.
En consecuencia, Delgado (2017) manifiesta la existencia de tres clases sociales: la clase
media, la cual se propone mejorar su status social por medio de su inversión en educación; la
clase dominante que logra títulos de prestigio para mantener su status social, y la clase baja,
cuyos bajos ingresos al sistema educacional conlleva su ocupación como mano de obra no
calificada y perpetúan de este modo el escenario social. Del mismo modo, los programas
escolares tradicionales en sus contenidos no tienen en cuenta las necesidades laborales o
favorecen a cierto tipo de estudiantes con mejor formación inicial.
En perspectiva del mismo autor, gran parte del desarrollo de la política educativa
colombiana ha sido influenciada por el proceso de globalización, lo que ha significado una
convergencia entre los principios económicos, los sistemas educativos, la ideología imperante
del momento histórico, la interconexión global y la sociedad. Así por ejemplo, durante la década
de los ochenta fue marcada por reformas encaminadas a la búsqueda de la eficiencia y la
calidad, los procesos de formación de recursos humanos buscaban aumentar la competitividad
internacional de las economías nacionales y en los noventa se establecieron reformas de
segunda generación, dirigidas principalmente a transmitir en las instituciones de educación,
políticas que otorgaran mayor autonomía, descentralización, sistemas de medición de calidad,
cambios curriculares e incentivos académicos.
Durante el presente siglo, la política educativa se proyecta hacia nuevos desafíos, que
producen una marcada regulación estatal en búsqueda de preservar la educación como un
derecho social y alcanzar estándares de calidad que redunden en una mayor competitividad de
las naciones a partir de aumentar las inversiones. Autores como David y Levi (2003 y 2005) en
sus estudios del Banco Mundial establecen como objetivo incrementar la inversión pública en el
sector educativo y mejorar las tasas de matrícula a nivel primario y secundario. Echeverry (2005)
concluye que la asignación de un mayor gasto en educación conduce a una mayor acumulación
de capital humano y a una mejora de la productividad del país.
Colombia pretende garantizar en su política educativa el avance hacia una sociedad en
paz, equitativa y educada, abordando como prioridad elevar la calidad, pertinencia y acceso de

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los agentes al mercado educativo, mejorando el desarrollo de competencias generales y
específicas en cualquier grado educativo. Sin embargo, los resultados del país en pruebas
estandarizadas internacionales, generan planes de mejoramiento y propósitos en el desarrollo de
las áreas vitales para el ingreso del país al OCDE. Los alcances de las pruebas PISA muestran
una relación entre el gasto por alumno en el nivel secundario (% del PIB per cápita) y los logros,
por tanto, los países que más invierten en educación obtienen mejores resultados. En este
sentido, Colombia posee un bajo nivel de desempeño y los mayores logros corresponden a los
alumnos de China en contraste con los peruanos quienes ocupan el último lugar; sin embargo los
resultados de Colombia son inferiores a países de su mismo nivel de renta media, lo que genera
como una prioridad el mejoramiento de los resultados en el ámbito de las acciones de política.
Los lineamientos expresados por Colombia, sugieren dos vías de desarrollo (Navarro,
2006): en primera instancia las que encierran un conjunto de políticas básicas para mejorar la
calidad y eficiencia; y en segundo lugar las periféricas, relacionadas con la expansión y
crecimiento de la matrícula. En relación a las primeras, la globalización demanda capital humano
formado con criterios de competitividad. La educación entonces se transforma en polo de
desarrollo que impulsa el crecimiento económico de los países, la disminución del desempleo y el
avance técnico y tecnológico de la sociedad. En tanto que, las políticas periféricas, tienden a
erradicar la pobreza, a lograr igualdad de oportunidades y a aumentar el capital social de los
territorios, mediante la eliminación de las barreras de entrada de grupos étnicos y desfavorecidos
en el sistema educativo, logrando que niños y niñas aseguren su ingreso al sistema educativo,
aumentando la tasa de matrícula de oferta y demanda de los actores. Este es un acuerdo al que
llegaron 165 países en marzo de 1990, en la Conferencia Mundial sobre la Educación Para Todos
(EPT), ratificado en los objetivos de desarrollo sostenible (Delgado, 2017 ).
Lograr calidad educativa implica considerar los avances factibles de desarrollar en la
escuela, pues en palabras de Bourdieu y Passeon, 1977 esta ayuda a reproducir la estratificación
social y a legitimarla asegurando su interiorización, razón por la cual y para romper el precepto de
escuela como reproductor del sistema, Wössmann (2003) concluye que las diferencias en el
desempeño no son atribuibles a diferencias de recursos sino que están relacionadas con la
calidad de las instituciones; un estudio de la Contraloría General de la República de Colombia
(2014), determina la influencia de factores tales como el docente y los métodos de enseñanza, la
autonomía escolar en la contratación de personal y en las decisiones salariales, la influencia
limitada de los sindicatos en el alcance del currículo, el control centralizado del currículo y de los
asuntos presupuestales, los exámenes centrales, el escrutinio del desempeño estudiantil
mediante exámenes, tareas y reuniones de docentes y padres de familia, el nivel intermedio de

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administración, la competencia de las instituciones educativas privadas y el compromiso de los
padres en tomar parte en los asuntos de la enseñanza, resultados coherentes con los expresados
por Lora (2007) quien enuncia las ventajas de promover cambios institucionales en la política
para la transformación de los niveles locales en la educación.
En la política Colombiana, en el centro de las instituciones educativas, educando y
educador, contribuyen a la producción y reproducción del sistema de relación social, pero fuera
de las entidades formadoras existen consideraciones, imposiciones y recomendaciones de
agencias multilaterales como el Banco Mundial (BM); el Programa de Promoción de la Reforma
Educativa para América Latina y el Caribe (PREAL); la Comisión para América Latina y el Caribe
(CEPAL); la División del desarrollo social de la ONU; el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID); el Instituto Internacional de Planeación de la Educación de la UNESCO (IIEPE) y la Oficina
regional de la educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe (OREALC), que
establecen el orden imperante en el sistema educativo (Delgado 2017).
En palabras de Delgado, la reforma política converge hacia las entidades formadoras en
donde se pretende una transformación desde diferentes enfoques que se encuentran al analizar
el discurso y que proveen diferentes objetivos. En este caso se logran identificar como
perspectivas: la económica, los requerimientos dominantes, la unificación, el humanismo y la
alternativa desarrollista. En el plan de desarrollo 2014-2018 la perspectiva económica se
estableció cuando se relaciona educación, movilidad laboral y generación de ingresos mediante
la concepción de educación como medio para el cierre de brechas sociales, dinámicas que
aseguran grandes avances para el país en términos de movilidad social y laboral, beneficiando
principalmente a los colombianos de menores ingresos, de igual manera, se afirma que la baja
calidad y pertinencia en todos los niveles educativos sigue siendo una problemática presente en
la educación colombiana, limitando la formación y el desarrollo de competencias para el trabajo y
para la vida.
Bajo esta perspectiva, la globalización ha generado una pérdida de autonomía del sistema
educativo colombiano, que cede su autonomía a entidades supranacionales encargadas de la
construcción de líneas políticas.
La política sobre la Visión de la educación de Colombia proyectada hacia el año 2025 y
plasmada en el plan de desarrollo 2014-2018 asume que elementos tales como la infraestructura,
los recursos, la jornada y la calidad docente serán los instrumentos encargados de cerrar brechas
a nivel local, regional, nacional e internacional; para alcanzar tal propósito, los docentes, la
infraestructura, la jornada de estudio, la institucionalidad, y la asignación de recursos deberán
fortalecerse a fin de promover un avance sustancial de todo el proceso de formación, cerrando

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así las grietas frente a los países líderes educativamente en el mundo, y al interior del país, entre
zonas urbanas y rurales y entre regiones. Así́ mismo, se debe dar especial relevancia a la
educación inicial, garantizarla como un derecho y reconocerla como determinante de unas bases
sólidas para las etapas subsiguientes de formación.
En consecuencia, la educación se considera un proceso de formación que concibe al
estudiante como un recurso humano cuya función fundamental es reproducir información que
beneficie el crecimiento económico de la nación colombiana, hecho que conlleva una visión
mercantilista de la educación, la cual puede ser tratada como expresa Delgado (2017), dentro de
un mercado que la considera como cualquier otro servicio y que genera espacios para que
capitales privados encuentren en la educación posibilidades de crecimiento económico.

Las políticas educativas actuales conforman un tema estratégico cuyo significado es un


tema de poder que fortalece el capital social y está estrechamente relacionado con la intención
gubernamental de ejercer control sobre los procesos educacionales. Las políticas educativas
afrontan situaciones de tensión entre el reconocimiento de la educación como derecho y el
enfoque que las caracteriza como capital humano. En este sentido, Murcia (2007) expresa que su
formulación carece de una plena identificación domo un derecho fundamental en contraste con su
concepción como objetivo supremo orientado al fortalecimiento del capital humano. Por lo tanto,
no se concibe como derecho sino que por el contrario están centradas en el establecimiento de
planes, o programas cuya finalidad es la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje
con el fin de que los educandos adquieran las competencias básicas para un buen desempeño
laboral y social.
No obstante en el ámbito escolar, las políticas educativas son un mecanismo que le
permite al Estado controlar y regular el acontecer escolar, y demostrar su interés por la
educación, contrario a lo que usualmente se piensa que al Estado poco le importa la educación.
Es a través de ellas que el Estado configura y materializa en la escuela sus intenciones, deseos,
objetivos, pero ante todo, los del capital, ya que sus acciones políticas son traducidas en poder.

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Conclusiones

En Colombia los planes institucionales de educación son una herramienta a través de la


cuales los entes gubernamentales responsables de la educación pueden programar las metas de
la entidad cada año, de tal forma que permite a cada dependencia enfocar sus actividades de
acuerdo con los compromisos establecidos, articulando sus procesos con los lineamientos
establecidos en el Plan de Desarrollo, el Plan Sectorial de Educación y demás políticas del
sector; el marco estratégico institucional (misión, visión, objetivos estratégicos) y las funciones de
la entidad.

Con relación al Proyecto educativo Institucional (PEI), en Colombia cada institución


educativa, maneja su propio proyecto, en concordancia, claro está, con la legislación vigente, y
tiene autonomía para establecer su plan curricular de acuerdo a los parámetros de las normas y
conforme al contexto particular de la institución educativa.

En consecuencia, es necesario asumir el Proyecto Educativo Institucional como un


instrumento y una oportunidad para realizar una adecuada planificación de la enseñanza,
encaminada a ofrecer respuesta a las demandas de la sociedad actual, esto es, a la formación de
ciudadanos competentes, en sintonía con las corrientes educativas internacionales, pero tomando
a la vez una posición crítica dentro de la cual como responsables directos de la formación,
consideremos la parte humana, esa que implica procesos integrales, los que conllevan una
postura ética y se busque aunar esfuerzos para que la familia, la sociedad y el Estado asuman la
tarea educacional como una alternativa que reclama nuevos horizontes, en medio de un ambiente
marcado por constantes crisis y vacíos que nos interrogan como educadores y nos invitan hacia
la formación de mejores seres humanos en todos los sentidos.

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Bibliografía

Delgado, M. G. W. (2017). Análisis de la Política Educativa en Colombia. México. Universidad de


Baja California. Recuperado en file:///C:/Users/Cpe.Cpe-PC/Downloads/Dialnet-
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Murcia, l. E. (2008). Seis ciudades cuatro países un derecho: Análisis comparativo de políticas
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