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Antropología interpretativa y antropología posestructuralista.


La antropología interpretativa se enfoca en la manera en que el antropólogo presenta su trabajo que
es producto de una observación, es decir cómo los lectores observamos y percibimos como si
hubiéramos estado allí, y que es el resultado de plasmar en un texto el trabajo de campo realizado por el
etnógrafo. Cuando el occidente ya no era el único proveedor de conocimiento antropológico sobre los
otros fue necesario una etnografía más general.
Según Geertz (1991), el "estar allí” es difícil plasmarlo en un papel, y el "haber estado allí"
personalmente requiere superar una lista de acontecimientos para poder lograr su objetivo. El poder
trasladar el trabajo de campo a la escritura permite aprender a leer de una manera más crítica. Es
importante transmitir en el escrito del antropólogo la relación entre observador y observado, que se
convertiría en un informe, y la relación autor-texto que se refiere a la firma. El reto al escribir un texto
que supone lleva implícito una parte íntima del investigador y de la cual no se puede desprender, se
puede superar observando los propios textos desde su inicio.
Algo muy similar podemos percibir en la antropología posestructuralista donde su principal objetivo
es apoderarse de la realidad por medio del discurso y hacer observar el mundo, este es real como la
muerte, construye el día a día.
Como, por ejemplo: para Foucault, el poder no puede localizarse en un determinado punto, éste está
en todos lados. Es el producto de las interacciones entre individuos, prácticas, discursos e instituciones,
es la realidad, el día a día. El poder no se tiene, se ejerce; es la tensión de la relación lo que permite que
un individuo esté en una posición de dominación (y el otro de dominado). La estructura capitalista no
impera sin impedimentos, su importancia o eficacia depende de las acciones de los participantes que
van moldeando la estructura desde la lógica colectiva, más no individual.
Dos formas (entre muchas) de estudiar la realidad. Habrá que pensar qué mirada permite la
comprensión de los fenómenos actuales de mejor manera; pero ojo, esto sin llegar a conclusiones
disyuntivas (esto o esto), sino conjuntivas (esto y esto). De entrada, desde el estructuralismo se podría
deducir la relevancia de los modos de producción y la economía capitalista en el mundo. El capital,
como estructura, explicaría el intercambio de bienes y la producción a partir del plus-valor, al grado
que los sujetos que se encuentran en estas condiciones son más seres generadores de plus-valor que
personas con estructuras edípicas, o familiares, o sujetos con necesidad de tiempo libre. Al lado de ello,
el post-estructuralismo permitiría el entendimiento de los cambios históricos en las relaciones de poder,
describiendo la manera en que las tecnologías políticas de poder (junto con sus dispositivos y
mecanismos) adquieren múltiples formas que construyen posiciones dominantes y subyugadas.

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