Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
sobrepasará la capacidad portadora del planeta, y dos, que tienen opción es una posición digna de un bacilo, de una
los seres humanos le harían un favor al mundo si optaran babosa o de un tumor y no de un ser pensante. El impera-
por extinguirse ya que su supervivencia conduce a la ex- tivo de tener hijos y nietos, de crecer y multiplicarse es
tinción o al perjuicio de tantas especies. algo que concierne a los genes, no a la mente. Los seres
humanos serán esclavos de dos churrusquitos de bases
Debe decirse, con todo respeto, que ninguno de los dos nucleótidas mientras no asuman por cuenta propia la pre-
razonamientos es suficientemente convincente. La idea de gunta final: ¿por cuánto tiempo debe continuar el espec-
un número creciente de personas que luchan entre sí por táculo de la especie humana?
un volumen constante de recursos es un equivocado cuen-
to malthusiano contra el cual esta revista ha argumentado Una salida elegida, no ordenada
anteriormente. El ingenio humano, potenciado por políticas
acertadas, crea recursos más rápido de lo que los huma- Está claro que la historia humana habrá de terminar algún
nos los utilizan. Las personas aprenden a sustituir el sudor día, lo que no se sabe es cuándo. También está claro que
por arena (en forma de microchips) y los motores de de- si dejamos que la naturaleza elija (o que Dios lo haga, si se
rivados del petróleo por celdas de energía. prefiere) y los seres humanos se aferran a la vida hasta el
sangriento final, la salida de escena de nuestra será inno-
El segundo argumento, que afirma que la especie humana ble. Si las futuras generaciones escapan a una agonía
debe extinguirse por miramiento para con las demás espe- como la de los dinosaurios causada por el impacto de un
cies, es un poco más difícil de refutar. El supuesto igualita- cuerpo celeste errante, sólo será para que en su momento
rista de que el homo sapiens no tiene ninguna prelación el inevitable crecimiento del Sol a dimensiones gigantescas
moral sobre otras especies, las cuales sí son perjudicadas incinere en vida a sus descendientes, reduciéndolos a un
por la actividad humana con aterradora celeridad, es una poco de cenizas, polvo y gases.
premisa que simplemente debe ser aceptada o rechazada.
Si uno la acepta, entonces un número mínimo de seres Las generaciones del futuro distante podrán prolongar el
humanos debe arreglárselas para vivir afectando lo menos proceso colonizando planetas más allá de la órbita terres-
posible a su entorno. Sin embargo este argumento se re- tre; pero ellas no serían más que tristes remanentes perdi-
fiere a la necesidad de promover una adecuada conserva- dos en los confines del la larga jornada del sistema solar,
ción o a la necesidad de reducir el número de personas, aferrados a los recuerdos de un extinto planeta y de miles
pero no constituye en sí un argumento a favor de la ex- de millones de almas inmoladas. Puede que se lleguen a
tinción de los seres humanos. superar las dificultades, las inconcebibles dificultades de
los viajes interestelares, pero la más colosal de las naves
A esta altura del artículo el lector serio comenzará a pre- interestelares no haría más que diferir el día final. Sería
guntarse por qué una revista seria está desperdiciando una degradante existencia, la que nos llevaría a brincar de
tinta en exponer semejantes tonterías. La respuesta es que planeta en planeta –aferrándonos a cada terruño disponi-
de vez en cuando alguien resulta planteando la idea co- ble hasta que éste a su vez quedase vaporizado o conge-
rrecta, pero por motivos equivocados. La idea del señor lado–. Sería horrenda pero soportable si no fuera por la
Knight de que tenga lugar la extinción voluntaria de la certeza de su futilidad ya que al final del camino siempre
humanidad es una de esas ideas profundamente correctas. está la muerte por gravedad o entropía, el ardiente pozo
del quantum o la insulsa y helada sopa del cero absoluto.
En relación con ella considérese un asunto tan obvio y tan
importante que rara vez se ha cuestionado: ¿por qué ten- El gran violinista Jasha Heifetz fue especialmente grande
dría que haber siempre una próxima generación ? Por por haberse sabido retirar a tiempo, dejando los conciertos
supuesto que en el futuro predecible habrá padres que cuando estaba en el cenit de su gloria antes de que sus
estén dispuestos a engendrar niños. Pero decir que no capacidades se vieran disminuidas o que el público se
cansara. Retirarse con gracia es un acto sublime, y Hei- po que sigan teniendo hijos.
fetz lo entendió. Y solamente hay una especie capaz de
elegir una salida grandiosa y digna, ya que todas las demás Imaginen la poesía, la música de esas generaciones pos-
van hacia adelante como robots. Dar por terminada la treras de la humanidad: imaginen la exaltación moral de
raza humana por elección voluntaria antes que por necesi- esas últimas almas, la sobrecogedora riqueza de luz, soni-
dad, constituiría la victoria final sobre la naturaleza animal do, color e inclusive de pensamiento reinante en los últi-
y la emancipación absoluta de la tiranía del ADN. Preci- mos meses del ocaso de la humanidad. ¿Quién no lo daría
samente porque ninguna otra forma de vida conocida po- todo por conocer la inefable tristeza y la grandeza de estar
dría hacer o siquiera concebir semejante idea, la humani- entre los últimos? Finalmente, las luces se apagarán, el
dad debe hacerlo. mundo comenzará de nuevo y la arena ocultará nuestro
nombre. Ese sería un final digno de una gran raza.
Más aún: la ciencia solamente ha podido revelar un solo
lugar en el universo capaz de albergar vida inteligente, y Es verdaderamente difícil imaginar una razón para oponer-
los seres humanos son la única especie inteligente que, se a la extinción humana voluntaria. La pregunta más difí-
hasta donde sabemos, ha tenido la oportunidad de ocupar- cil no es si debemos extinguirnos, sino cuándo. Ciertamen-
lo. Si los humanos abandonan la escena luego de un tiem- te no ahora, aun cuando sea porque todavía no tenemos
po razonable, con el transcurso de los eones, la inteligencia consenso al respecto. Como dice el propio señor Knight:
podría volver a evolucionar sobre la Tierra (¿hombres- “Convencer a 6.000 millones de personas de que pa-
delfín; hombres-simios; hombres-orquídea?). Y entonces, ren de reproducirse es una tarea aterradora”. Pero no
a su debido momento, cuando esa nueva especie haya hay prisa. Mírenlo de este modo: para que los humanos
descifrado los libros humanos o alcanzado la marca que alcancen un estado lo suficientemente elevado para lograr
les dejaríamos en la Luna, sabrían que la humanidad ter- el consenso racional que les permita optar por su termina-
minó con su era para brindarles la oportunidad de surgir. ción habrán de transcurrir unos cuantos milenios, unas
Imagínense entonces cómo nos mirarían. Sería, con mu- docenas de milenios o unos cuantos centenares de mile-
cho, el mayor acto de bondad jamás contemplado, el enno- nios; pero cuando la situación esté madura, la decisión
blecimiento de toda una especie; un acto prácticamente solamente tendrá que ser tomada una vez. Cuando inclu-
digno de ángeles. sive el reducido número de hombres y mujeres que queden
escuchen el llamado de lo sublime y elijan no tener más
Al abandonar la escena la humanidad dejaría mucho sin hijos llegará el mejor momento de la especie. Y será el
descubrir, mucho por explorar y sin terminar. Tal vez en momento preciso de partir. El calendario del voluntarismo
lo profundo del espacio haya vida, o inclusive inteligencia: es perfecto: brinda más que suficiente tiempo, pero ni un
sería lamentable extinguir la raza antes de haberla encon- día más del necesario.
trado. Y sin embargo el futuro siempre es una página en
blanco y la grandeza de la extinción voluntaria consiste Que este artículo sea un esperanzado obituario para una
precisamente en cerrar el libro en el preciso momento de raza que aún le lanza sus desafíos a los dientes del cosmos
nuestra elección. El contacto con otra raza del universo y que seguirá superándose a sí misma como ninguna otra
sería interesante, pero sin duda alguna la mejor impresión criatura terrestre ha logrado hacerlo antes. Que el epitafio
se lograría a título póstumo. Los extraterrestres conoce- del homo sapiens diga que ningún episodio de nuestra
rían a los antiguos habitantes de la tierra como una raza carrera fue tan digno de nosotros como nuestro final.
legendaria que retornó al polvo y a las estrellas. Le habla-
rán de nosotros a sus hijos con admiración durante el tiem- © The Economist Newspaper Limited, London 1998