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THE ECONOMIST

El final del género humano


La idea de que el hombre debería autoextinguirse suena un poco loca, pero no por eso es incorrecta,
como lo muestra este ensayo sobre el futuro de la humanidad.

cuentro generó una serie de cambios en su filosofía perso-


¿ Cómo serán recordados los años 90, si es que llegan a
serlo? Cayó la Unión Soviética y surgió la Internet. Se
nal (inclusive hizo que incluyera la "U" en la mitad de su
nombre). "Me tomó muy poco tiempo darme cuenta de
clonaron mamíferos, se desmembró Yugoslavia y la paz que todas las soluciones al problema ambiental están
se acercó a Irlanda. Algo ocurrió en Canadá, aunque na- relacionadas con el número de habitantes del plane-
die sabe exactamente qué fue. En general ha sido una ta", dice. De integró a un grupo llamado Crecimiento Po-
década como cualquier otra, agradablemente aburrida. blacional Cero, pero también se dio cuenta de que tampo-
Dentro de 1.000, de 10.000 o de 100.00 años ¿qué se con- co había en él una solución permanente. "Comprndí en-
siderará importante? Principalmente un acontecimiento tonces que lo mejor que podía ocurrirle al planeta
que casi nadie notó en el momento: la primera aparición de sería que desaparecieramos completamente".
una idea que puede transfigurar a la humanidad.
El señor Knight se proclamó imaginariamente fundador del
El autor de la idea es Les U. Knight, de Portland, Oregón. "Movimiento para la Extinción de la Humanidad", pero con
Las grandes ideas tienen comienzos un tanto peculiares a el tiempo se dio cuenta de que el nombre elegido no conte-
veces, y el señor Knight es uno de esos casos. Él sabe nía el elemento central que le da a su visión una connota-
que la idea que define aparece en un libro llamado Loqui- ción muy especial, liberal y sublime. "Tiene que ser vo-
tos: una guía para visitar las fronteras de la creduli- luntario", explica, porque en el mundo ya existe más que
dad humana, y también en Internet, en un sitio denomina- suficiente coerción y, en todo caso, no puede prentenderse
do "El museo de los loquitos". En ambas figuras él como que los gobiernos que no puedan manejar bosques sean
el principal portavoz de su grupo. Ello no le preocupa y capaces de manejar las personas.
considera que tiene suerte de figurar siquiera en algún
libro. "No me preocupa que me consideren loquito: Desde 1991 ha utilizado boletines noticiosos para pedirle
alguien tiene que hacerlo", dice gentilmente con su voz a la gente que adhiera al movimiento dejando de procrear.
armoniosa. "Así es el progreso natural de las ideas. El reconoce que la tarea es difícil, pero hasta los viajes
Primero normal que nos ridiculicen". Por lo menos des- más largos comienzan siempre con un primer paso. "Con-
de el punto de vista de la amabilidad el "Movimiento para sidero que es un éxito cada vez que alguno de noso-
la extinción voluntaria de la humanidad" parece ser un tros decide no concebir un hijo". El movimiento no tie-
triunfador. ne organización ni lista de miembros e incluye a toda per-
sona que esté comprometida con la idea. Es imposible
El señor Knight, de mediana edad, es un profesor suplen- establecer cuántos seguidores tiene. En 1995 Daniel Metz,
te de las escuelas secundarias de Portland. Alrededor de investigador de la Universidad de Willmette, contó cerca
1970, cuando estaba de regreso de prestar servicio en la de 400 personas en la lista de direcciones del señor Knight
guerra de Vietnam y terminaba sus estudios universitarios, e inclusive logró encuestarlas. Los patidiarios de Knight
se interesó en el movimiento ambientalista que estaba por tienden a creer dos cosas: una, que pronto los humanos
entonces celebrando el primer día de la Tierra. Este en- enfrentarán una mortandad masiva porque la población

Reproducción cortesía de Álvaro Vallejo avallejor@mail.com


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sobrepasará la capacidad portadora del planeta, y dos, que tienen opción es una posición digna de un bacilo, de una
los seres humanos le harían un favor al mundo si optaran babosa o de un tumor y no de un ser pensante. El impera-
por extinguirse ya que su supervivencia conduce a la ex- tivo de tener hijos y nietos, de crecer y multiplicarse es
tinción o al perjuicio de tantas especies. algo que concierne a los genes, no a la mente. Los seres
humanos serán esclavos de dos churrusquitos de bases
Debe decirse, con todo respeto, que ninguno de los dos nucleótidas mientras no asuman por cuenta propia la pre-
razonamientos es suficientemente convincente. La idea de gunta final: ¿por cuánto tiempo debe continuar el espec-
un número creciente de personas que luchan entre sí por táculo de la especie humana?
un volumen constante de recursos es un equivocado cuen-
to malthusiano contra el cual esta revista ha argumentado Una salida elegida, no ordenada
anteriormente. El ingenio humano, potenciado por políticas
acertadas, crea recursos más rápido de lo que los huma- Está claro que la historia humana habrá de terminar algún
nos los utilizan. Las personas aprenden a sustituir el sudor día, lo que no se sabe es cuándo. También está claro que
por arena (en forma de microchips) y los motores de de- si dejamos que la naturaleza elija (o que Dios lo haga, si se
rivados del petróleo por celdas de energía. prefiere) y los seres humanos se aferran a la vida hasta el
sangriento final, la salida de escena de nuestra será inno-
El segundo argumento, que afirma que la especie humana ble. Si las futuras generaciones escapan a una agonía
debe extinguirse por miramiento para con las demás espe- como la de los dinosaurios causada por el impacto de un
cies, es un poco más difícil de refutar. El supuesto igualita- cuerpo celeste errante, sólo será para que en su momento
rista de que el homo sapiens no tiene ninguna prelación el inevitable crecimiento del Sol a dimensiones gigantescas
moral sobre otras especies, las cuales sí son perjudicadas incinere en vida a sus descendientes, reduciéndolos a un
por la actividad humana con aterradora celeridad, es una poco de cenizas, polvo y gases.
premisa que simplemente debe ser aceptada o rechazada.
Si uno la acepta, entonces un número mínimo de seres Las generaciones del futuro distante podrán prolongar el
humanos debe arreglárselas para vivir afectando lo menos proceso colonizando planetas más allá de la órbita terres-
posible a su entorno. Sin embargo este argumento se re- tre; pero ellas no serían más que tristes remanentes perdi-
fiere a la necesidad de promover una adecuada conserva- dos en los confines del la larga jornada del sistema solar,
ción o a la necesidad de reducir el número de personas, aferrados a los recuerdos de un extinto planeta y de miles
pero no constituye en sí un argumento a favor de la ex- de millones de almas inmoladas. Puede que se lleguen a
tinción de los seres humanos. superar las dificultades, las inconcebibles dificultades de
los viajes interestelares, pero la más colosal de las naves
A esta altura del artículo el lector serio comenzará a pre- interestelares no haría más que diferir el día final. Sería
guntarse por qué una revista seria está desperdiciando una degradante existencia, la que nos llevaría a brincar de
tinta en exponer semejantes tonterías. La respuesta es que planeta en planeta –aferrándonos a cada terruño disponi-
de vez en cuando alguien resulta planteando la idea co- ble hasta que éste a su vez quedase vaporizado o conge-
rrecta, pero por motivos equivocados. La idea del señor lado–. Sería horrenda pero soportable si no fuera por la
Knight de que tenga lugar la extinción voluntaria de la certeza de su futilidad ya que al final del camino siempre
humanidad es una de esas ideas profundamente correctas. está la muerte por gravedad o entropía, el ardiente pozo
del quantum o la insulsa y helada sopa del cero absoluto.
En relación con ella considérese un asunto tan obvio y tan
importante que rara vez se ha cuestionado: ¿por qué ten- El gran violinista Jasha Heifetz fue especialmente grande
dría que haber siempre una próxima generación ? Por por haberse sabido retirar a tiempo, dejando los conciertos
supuesto que en el futuro predecible habrá padres que cuando estaba en el cenit de su gloria antes de que sus
estén dispuestos a engendrar niños. Pero decir que no capacidades se vieran disminuidas o que el público se

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cansara. Retirarse con gracia es un acto sublime, y Hei- po que sigan teniendo hijos.
fetz lo entendió. Y solamente hay una especie capaz de
elegir una salida grandiosa y digna, ya que todas las demás Imaginen la poesía, la música de esas generaciones pos-
van hacia adelante como robots. Dar por terminada la treras de la humanidad: imaginen la exaltación moral de
raza humana por elección voluntaria antes que por necesi- esas últimas almas, la sobrecogedora riqueza de luz, soni-
dad, constituiría la victoria final sobre la naturaleza animal do, color e inclusive de pensamiento reinante en los últi-
y la emancipación absoluta de la tiranía del ADN. Preci- mos meses del ocaso de la humanidad. ¿Quién no lo daría
samente porque ninguna otra forma de vida conocida po- todo por conocer la inefable tristeza y la grandeza de estar
dría hacer o siquiera concebir semejante idea, la humani- entre los últimos? Finalmente, las luces se apagarán, el
dad debe hacerlo. mundo comenzará de nuevo y la arena ocultará nuestro
nombre. Ese sería un final digno de una gran raza.
Más aún: la ciencia solamente ha podido revelar un solo
lugar en el universo capaz de albergar vida inteligente, y Es verdaderamente difícil imaginar una razón para oponer-
los seres humanos son la única especie inteligente que, se a la extinción humana voluntaria. La pregunta más difí-
hasta donde sabemos, ha tenido la oportunidad de ocupar- cil no es si debemos extinguirnos, sino cuándo. Ciertamen-
lo. Si los humanos abandonan la escena luego de un tiem- te no ahora, aun cuando sea porque todavía no tenemos
po razonable, con el transcurso de los eones, la inteligencia consenso al respecto. Como dice el propio señor Knight:
podría volver a evolucionar sobre la Tierra (¿hombres- “Convencer a 6.000 millones de personas de que pa-
delfín; hombres-simios; hombres-orquídea?). Y entonces, ren de reproducirse es una tarea aterradora”. Pero no
a su debido momento, cuando esa nueva especie haya hay prisa. Mírenlo de este modo: para que los humanos
descifrado los libros humanos o alcanzado la marca que alcancen un estado lo suficientemente elevado para lograr
les dejaríamos en la Luna, sabrían que la humanidad ter- el consenso racional que les permita optar por su termina-
minó con su era para brindarles la oportunidad de surgir. ción habrán de transcurrir unos cuantos milenios, unas
Imagínense entonces cómo nos mirarían. Sería, con mu- docenas de milenios o unos cuantos centenares de mile-
cho, el mayor acto de bondad jamás contemplado, el enno- nios; pero cuando la situación esté madura, la decisión
blecimiento de toda una especie; un acto prácticamente solamente tendrá que ser tomada una vez. Cuando inclu-
digno de ángeles. sive el reducido número de hombres y mujeres que queden
escuchen el llamado de lo sublime y elijan no tener más
Al abandonar la escena la humanidad dejaría mucho sin hijos llegará el mejor momento de la especie. Y será el
descubrir, mucho por explorar y sin terminar. Tal vez en momento preciso de partir. El calendario del voluntarismo
lo profundo del espacio haya vida, o inclusive inteligencia: es perfecto: brinda más que suficiente tiempo, pero ni un
sería lamentable extinguir la raza antes de haberla encon- día más del necesario.
trado. Y sin embargo el futuro siempre es una página en
blanco y la grandeza de la extinción voluntaria consiste Que este artículo sea un esperanzado obituario para una
precisamente en cerrar el libro en el preciso momento de raza que aún le lanza sus desafíos a los dientes del cosmos
nuestra elección. El contacto con otra raza del universo y que seguirá superándose a sí misma como ninguna otra
sería interesante, pero sin duda alguna la mejor impresión criatura terrestre ha logrado hacerlo antes. Que el epitafio
se lograría a título póstumo. Los extraterrestres conoce- del homo sapiens diga que ningún episodio de nuestra
rían a los antiguos habitantes de la tierra como una raza carrera fue tan digno de nosotros como nuestro final.
legendaria que retornó al polvo y a las estrellas. Le habla-
rán de nosotros a sus hijos con admiración durante el tiem- © The Economist Newspaper Limited, London 1998

Reproducción cortesía de Álvaro Vallejo avallejor@mail.com

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