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PASO DEL MITO AL LOGOS

Si se afirma que el origen de la filosofía parte del paso del pensamiento mítico al racional (del mito al logos), se debe
comprender primero a qué hace referencia el mito y a qué el logos. Por un lado, el mito era considerado un relato
sagrado acontecido en un tiempo remoto, en un pasado impreciso, protagonizado por dioses y diversos seres
sobrenaturales. Por otro lado, la palabra logos hace referencia al pensamiento, a la reflexión. Más específicamente, el
pensamiento mítico se basaba en la creencia de que el origen del mundo como del hombre y sus transformaciones, se
daba gracias a los dioses. Es, entonces, a través de los mitos como los hombres comprendían al mundo y los encargados
de divulgarlos eran los poetas griegos, conocidos como los intérpretes de los dioses. Este pensamiento se sostuvo hasta
el siglo VII a.C., contando entre sus máximos pensadores a Hesíodo y a Homero.

Entonces, es necesario preguntar ¿por qué se pasa del mito al logos? Para el siglo VII a. c. en la Antigua Grecia y en Asia
Menor, se va a dar el origen de la especulación filosófica, porque los cambios que se venían produciendo en esta área
geográfica, necesitaba más que el pensamiento mítico para explicar su desarrollo, sus transformaciones. Para ese
momento histórico, la polis griega se encontraba en pleno desarrollo, había una cierta organización social, un creciente
intercambio comercial, intercambio de costumbres entre pueblos y se dio el fin de la monarquía micénica.

Tanto estos sucesos como otros factores ayudaron al surgimiento del pensamiento racional como forma de entender al
mundo. El conocimiento racional fue el fundador tanto en la filosofía como en la ciencia, pero, en la filosofía se necesitó
cierto tiempo para que pudiera darse este paso y se dio, no sólo por los sucesos ocurridos en Grecia, sino que diversos
historiadores comprobaron que tanto los egipcios, como los chinos y los indios aportaron con sus procesos de
transformación en marcha a este paso. Volviendo a Grecia, en el primer momento de la racionalización del mundo, sus
pensadores comenzaron por preguntarse por el origen del cosmos, para preguntarse siglos más tarde por el papel del
hombre en el mundo. En conclusión, a partir del siglo VII a.c se da un paso del pensamiento mítico al pensamiento
racional, que dará lugar, más tarde, al surgimiento de la filosofía.
10 Mitos populares
1. Sólo usamos el 10% de nuestro cerebro. Un mito que se resiste a morir y que es incluso el punto de
partidas de películas recientes como Lucy. The Guardian lo llama “el mayor mito sobre el cerebro de la
historia”: un 48% de los profesores británicos lo cree. Según Snopes, ni siquiera está claro su origen. Lo cierto
es que usamos todas las áreas de nuestro cerebro, incluso cuando estamos descansando. Es verdad que el
cerebro es muy plástico (podemos vivir con medio) y que no usamos todo a la vez, ya que algunas zonas están
especializadas: cuando caminamos, por ejemplo, las partes centradas en la actividad motora son más activas que
otras. Pero no hay una parte del cerebro que no haga nada y que esté esperando a que la activemos para tener
superpoderes.
2. El alcohol te mantiene caliente. Los licores dan sensación de calor, pero el alcohol baja la temperatura del
cuerpo, con lo que realmente es peligroso beber alcohol cuando hace mucho frío. Lo mismo pasa con el
café, según Mental Floss.
3. El frío causa resfriados. Los resfriados vienen provocados por un virus que viaja por vía aérea “a través de
las gotitas originadas al hablar, toser o estornudar”, no por el frío en sí. Como añade la OCU, cuando hace frío,
pasamos más tiempo en espacios cerrados y en zonas comunes (colegios y oficinas). Además, en las regiones
con poca humedad, las fosas nasales se secan más fácilmente. Todo esto contribuye a que sea más fácil
contagiarse. (Además y como nos avisan en Twitter, el frío puede debilitar el sistema inmune, lo que facilitaría
los resfriados).
4. Las uñas y el pelo siguen creciendo después de muertos. Un cadáver no puede producir nuevas
células. BBC explica que la piel que rodea las uñas se deshidrata y por eso parecen más largas. Lo mismo
ocurre con la piel de la barbilla, lo que lleva a que parezca que la barba crece. Da miedo igual.
5. Crujir los dedos causa artritis. Ese ruido en los nudillos se forma por burbujas de gas que se acumulan en
las articulaciones de los dedos y no tiene efectos nocivos.
6. Si te tragas un chicle, tardas siete años en digerirlo. Esta advertencia que todos oímos de niños es falsa:
los chicles no se quedan pegados al estómago o a los intestinos, ni tardan más en ser eliminados, a pesar de
que, como recuerda Snopes, “llegan al otro lado sin cambios sustanciales”.
7. El estrés hace que se te vuelva el pelo blanco. No exactamente: el estrés provoca que se te caiga el pelo y el
cabello con pigmento es más débil, por lo que estos se caen y las canas se quedan. Es decir, si ya tienes canas, el
estrés te dejará sólo con ellas. Si no tienes canas, corres el riesgo de quedarte calvo.
8. Si saliéramos al espacio sin traje, explotaríamos. La forma de morir en este caso es bastante más aburrida:
la falta de oxígeno nos haría perder la conciencia en sólo 15 segundos. No puedes coger aire y aguantar la
respiración: no hay presión atmosférica y si tuvieras aire en los pulmones, se expandiría y te los destrozaría.
Una vez inconsciente, aguantarías vivo durante un par de minutos y morirías por no poder respirar, por la
radiación o, probablemente, por un infarto.
9. "La primera vez no me puedo embarazar”. FALSO. Toda vez que un pene contacte con una vulva o
vagina hay riesgo de embarazo si no se usa un anticonceptivo, sea que eyacule o no (por la uretra masculina,
antes de eyacular, sale un fluido que contiene también espermatozoides).
10. ¿Los gatos siempre caen de pie? sí. Estudios científicos de los años 80 avalan que tienen un movimiento
reflejo que les hace “colocarse” en el aire de manera que siempre caen de pie. Eso es posible gracias a su
columna inusualmente flexible y a que carecen de un equivalente a nuestra clavícula en su esqueleto. Todo esto
les permite amortiguar el golpe desde grandes alturas. De hecho, cuanto más alto, más tiempo les da a
reorientarse y preparar el ángulo perfecto de la caída.

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