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Egido: "La lucha contra el olvido es la ambición de todo

ser humano"
El discurso de entrada de la catedrática se ha titulado 'La búsqueda de la
inmortalidad en la obra de Baltasar Gracián'.
ACTUALIZADA 8/6/2014 A LAS 23:18
ANA MENDOZA (EFE). MADRID

Gran experta en el Siglo de Oro, Aurora Egido ha realizado este domingo, en su discurso de
ingreso en la Real Academia Española, "una peregrinación" por la obra de Baltasar
Gracián para analizar en ella la búsqueda de la inmortalidad, un deseo que no solo atañe a los
escritores sino a cualquier ser humano.

"Esa lucha contra el olvido está en realidad en la raíz del hecho literario, pero
también en la ambición de toda persona. Nadie desaparece del todo mientras haya
alguien que lo recuerde", afirmó Aurora Egido en una entrevista con Efe, en la que
facilitó las claves de su discurso. Egido (Molina de Aragón, Guadalajara,
1946) está considerada una autoridad mundial en Gracián, y este domingo
demostró en su intervención hasta qué punto conoce a fondo la obra del jesuita
aragonés. Tuvo que leer una versión abreviada dado que el libro que permanecerá
en la Academia para recordar su ingreso oficial es un ensayo de 350 páginas, sin
duda de los más extensos que se recuerdan. Lleva años dedicada al estudio del
autor de 'El Criticón' y de otros muchos, porque considera "perniciosa la
especialización absoluta que hay ahora". Pero no puede ocultar su pasión por
Gracián.

"Leerlo es una aventura y un desafío porque su propio texto es laberíntico. Y


es interesante ver cómo el laberinto del estilo, del lenguaje y el conceptual refleja
también el laberinto del mundo y de la sociedad", dijo esta catedrática de Literatura
española de la Universidad de Zaragoza, que ha impartido clases, además, en
universidades de Estados Unidos y Reino Unido.
(…)
Acompañada por sus hijos y sus nietos y por numerosos amigos, venidos algunos
de ellos desde Estados Unidos, Aurora Egido fue viendo cómo desde su primer
libro, 'El héroe', Gracián (1601-1658) "estaba obsesionado por dos búsquedas, la
de la felicidad y la de la inmortalidad". En 'El Criticón', esa primera búsqueda se
transforma en la de la inmortalidad, que ya "para los clásicos era muy importante
porque indica que la persona no desaparece en la cueva de la Nada sino que  se
perpetúa en la memoria ajena a través de sus obras", señaló Egido, que en 2001
fue comisaria del IV Centenario del Nacimiento de Gracián. Esa doble intención
de "eternizar sus propias obras y a la vez otorgar gloria a los héroes y autores
destacados en ellas por su probada excelencia", la tuvo Gracián "en un doble
plano, ético y estético, pues, para él, ser persona era también un estilo", afirmó la
nueva académica.
Gracián, cuyo pensamiento "se adelantó a su tiempo", particularmente con el
"Oráculo", ofreció en esa obra y en "El Criticón" "sutiles e ingeniosos hilos de oro
para encontrar salidas en el laberinto del mundo". "El difícil e incierto camino de la
inmortalidad, lleno de escollos, y que a veces solo conduce a la cueva de la
Nada, muestra no solo la necesidad de los hombres de permanecer en la
memoria ajena, sino la lucha permanente de la literatura contra el olvido", indicó
Egido.

La nueva académica analizó también el reflejo de la obra de Gracián en la


literatura posterior, considerándola como "uno de los mayores esfuerzos de
universalidad, comparable al de Miguel de Cervantes en 'El Persiles', aunque
Gracián dejara abierto el desenlace en manos de los lectores". Egido estudió
además la imagen del laberinto en Gracián, mostrando ese laberinto "en todos
los niveles: político, el de la Corte, el amoroso e incluso el laberinto interior por el
que la persona se pierde". El laberinto de la Corte estaba, según Gracián, "lleno de
ambiciones, lleno de gente sin mérito que alcanza los puestos más altos, mientras
que los sabios, según el escritor, 'viven en casas bajas' frente a los grandes
palacios de los poderosos". 

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