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El cambio climático es aquello que se le conoce como la distorsión o la

variabilidad del clima (que pueden ser: radiación solar, movimientos de placas

tectónicas, inclinación de la tierra en su eje con respecto al sol, entre otros),

afectando así la composición de la atmósfera y de esta manera, incide directa e

indirectamente en el diario vivir de los seres humanos.

Nuestro planeta Tierra está conformado de muchos elementos, y todos ellos

con el paso de los años han ido evolucionando, algunas cosas para mejor y otras

no tanto. Estoy convencida de que los seres humanos debemos tomar mayor

conciencia de lo que hacemos en nuestro día a día, en lo que utilizamos, su

proveniencia y la posibilidad de que eso se repita como un principio natural del

planeta. Es decir, actualmente hacemos mucho uso de tecnologías y de artefactos

que nos hacen la vida un poco más fácil, sin embargo, hay que tomar conciencia

acerca de la elaboración de esas cosas, de cómo se obtienen las materias primas

para lograr ese cometido y cómo podemos hacer como parte de un sistema propio

de La Tierra, para devolverle esa materia prima, pues en algún punto algo de ella

se tuvo que tomar para poder poner en funcionamiento cualquier tipo de utensilio,

objeto o pieza.

Desde que empecé a estudiar la carrera, me di cuenta de que, a pesar de

todas las edificaciones existentes en la actualidad, de las cuales se derivó tanta

cantidad de CO2 para su producción, y partiendo de la posibilidad en la que la

arquitectura se considerara una industria, creo que tenemos muchas más

posibilidades de hacer diseños y de crear espacios en los que se minimice o se


mitigue tanto la producción de CO2 a nivel mundial como también el cambio

climático.

Por otro lado, es sumamente importante que como “industria” se considere

la reutilización de materiales propios del asentamiento en el que se ubicarán

nuestros diseños, además de materiales reutilizables (por ejemplo, ventanas,

marcos y puertas de edificaciones abandonadas y en buen estado y aunque estén

en deterioro siempre es mejor reutilizar la materia prima a botar una para extraer

de La Tierra para crear otra).

Actualmente, se hace énfasis en la recuperación de espacios y

edificaciones patrimoniales como centros de exhibición de nuestra historia, de

nuestros antepasados y de cómo fueron los hechos dentro de una ciudad, región o

país. Eso es importante, por supuesto, pero ¿qué pasaría si hiciéramos uso de

esos espacios para vivirlos y no para solo verlos? Si ocupáramos esos lugares

para hacerlos parte de nuestro día a día y no de nuestro: “una vez al año llevo a

mi familia a que visite”. De alguna manera, se podría evitar así: primeramente, la

pérdida de identidad de una ciudad – país – región. Segundo, se evita la

producción de una maquinaria apta que demuela el sitio (en el caso de la gente

que prefiere demoler en vez de restaurar). Tercero, borramos un poco de la huella

de carbono al momento de encargar nuevos materiales para modernizar y rehacer

una nueva.

Todas estas posibilidades sumadas por supuesta a las propuestas

mundiales que son: generación de electricidad a partir de energía eólica, solar,


nuclear, crear propuestas y diseños de aparatos con consumo eficiente, absorción

e inserción de CO2 en capas subterráneas, entre otras opciones.

Desde mi punto de vista, todas estas estrategias son muy importantes para

la conservación de nuestro medio ambiente y para evitar un caos futuro. Sin

embargo, el punto de la agricultura tocado en la lectura, me parece que es el más

importante ya que, en realidad desde esta industria es de donde más se producen

gases nocivos para nuestra capa de ozono, además de gastar una enorme

cantidad de agua para el mantenimiento de los lugares y de los animales, eso sin

mencionar lo que en realidad representa el pastoreo en nuestro suelo puesto que,

a pesar de que muchos estudios explican que la tierra luego de ser pastoreada

tiene la capacidad de nuevamente producir alimentos, es decir, de ser fértil

nuevamente; también es evidente que no todo el planeta Tierra está conformado

por el mismo tipo de suelo, hay unos que son más fértiles que otros y también

existen otros en los que el suelo puede ser pastoreado más de una vez y

finalmente acabar con su fertilidad luego de unas 10 veces realizado este proceso.

Para realmente ser “amables” con el medio ambiente hay que tener una

balanza de todas las alternativas que se nos ofrecen para evitar desgastarlo: uso

de gas, luz y agua cuando sea necesario y no en demasía, tomar en cuenta la

producción de los artefactos que utilizamos en nuestro día a día y llevar acabo una

dieta basada más en plantas y hortalizas que en la proteína animal misma, o hacer

uso de las que tienen un impacto menor en el medio ambiente.

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