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25 de julio de 2009.
Celebración Eucarística
Empieza la procesión desde el salón parroquial Ntra. Señora del Rosario, con el ritual de
costumbre: La cruz procesional y ciriales, monaguillos, seminaristas, sacerdotes, obispo y
fieles.
MONICIÓN DE ENTRADA
Celebramos hoy la fiesta del apóstol Santiago. Él siguió a Jesús por los
caminos de Palestina, vivió la angustia de su muerte, experimentó la profunda
alegría de su resurrección. Y, como los demás apóstoles, se dedicó luego con
todas sus fuerzas a anunciar la vida nueva de Jesús, hasta morir ejecutado por
voluntad del rey Herodes.
La tradición celebra al apóstol Santiago como evangelizador de las tierras de
España. Que nuestra fe sea firme, que nuestra esperanza viva y nuestra caridad
ardiente, para que, como Santiago, seamos testigos de nuestro Señor
Jesucristo.
Canto de entrada.
RITOS INICIALES
Cuando llega al altar, el obispo con los ministros hace la debida reverencia, besa el altar y
lo inciensa. Después se dirige con los ministros a la sede.
Amén.
Saludo
El obispo, extendiendo las manos, saluda al pueblo con la siguiente fórmula:
Y con tu Espíritu.
Acto penitencial
El obispo invita a los fieles al arrepentimiento:
+ El Señor Jesús,
y a vosotros, hermanos,
Amén.
A continuación el obispo entona el himno:
Oremos
Y todos, junto con el obispo, oran en silencio durante unos momentos.
Después, el obispo, con las manos extendidas, dice:
El pueblo aclama:
Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
En la primera lectura, extraída de la carta del apóstol san Pablo a los corintios
leemos: "este ministerio lo llevamos en vasijas de barro"; y es que, realmente,
guardamos en el interior de nuestra fragilidad, para que se vea que todo es
gracia, todo obra de Dios y, desde esta fragilidad hemos de anunciar la Palabra
de Dios; teniendo en cuenta que no podremos hacerlo si antes no la hemos
asumido en nuestras vidas.
Los apóstoles eran personas débiles como nosotros. Pero encontraron la fuerza
en Jesús, y esa fuerza les hizo dedicar su vida entera al anuncio de la Buena
Noticia.
Hermanos: Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta
fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos. Por eso
sufrimos toda clase de pruebas, pero no nos angustiamos. Nos abruman las
preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos vemos perseguidos, pero no
desamparados; derribados, pero no vencidos.
Palabra de Dios.
El pueblo aclama:
Te alabamos, Señor.
El pueblo aclama:
(Salmista)
Y estábamos alegres,
El sacerdote responde:
Amén.
Después el sacerdote va al ambón, acompañado por los ministros que llevan el incienso y
los cirios; ya en el ambón dice:
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El sacerdote dice:
Evangelio: Mt. 20,20-28.
El pueblo aclama:
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con
ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?”
Ella respondió: “Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu
derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino” Pero Jesús replicó: “No saben
ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?” Ellos
contestaron: “Si podemos”. Y Él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de
sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para
quien mi Padre lo tiene reservado”.
Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos.
Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ya saben que los jefes de los pueblos los
tiranizan y los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que
quiera ser grandes entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser el
primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser
servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos”.
El pueblo aclama:
MONICIÓN
El Padre Rector N. llama a los que va a ser admitidos, los cuales se acercaran
y manifestarán su propósito ante la Iglesia.
Padre Rector:
Padre Rector:
El obispo dice:
EXAMEN
El aspirante responde:
El obispo:
El aspirante responde:
Sí, estoy dispuesto.
El obispo añade:
El pueblo responde:
Amén.
MONICIÓN
Imposición de la Sotana
El padre del aspirante lleva en sus manos la sotana y ayuda a revestir a su hijo.
MONICIÓN
La sotana es una vestidura litúrgica talar, es decir; que llega hasta los talones,
de color negro, significa purificación: “Ir muriendo al mundo”.
El aspirante sube al altar con sus padres. La madre lleva el roquete y se lo entrega al
obispo, quien se lo impone. Le da el abrazo en señal de aceptación.
MONICIÓN
La palabra roquete proviene del latín medieval recchetum que significa
“hábito”. El roquete es como un alba que llega hasta las rodillas, de color
blanco, simboliza la pureza, alegría y servicio litúrgico.
Profesión de fe
MONICIÓN
Plegaria universal
El que va a ser admitido se arrodilla ante el obispo.
El obispo, sin mitra, invita a los fieles a orar diciendo:
1. Para que este hermano nuestro se una más íntimamente a Cristo y sea
su testigo ante los hombres. Oremos.
2. Para que sepa hacer suyas las preocupaciones de los hombres y esté
siempre atento a escuchar la voz del Espíritu Santo. Oremos.
El pueblo responde:
Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
Después el obispo toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en
secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino,
fruto de la vid y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.
Después, de pie en el centro del altar y de cara a la asamblea, extendiendo y juntando las
manos, dice la siguiente fórmula:
+ Orad, hermanos,
para que, llevando al altar
los gozos y las fatigas de cada día,
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
Luego el obispo, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:
Mira, Señor,
El pueblo aclama:
Amén.
PREFACIO DE LOS APÓSTOLES I
Los apóstoles, pastores del pueblo de Dios.
Y con tu espíritu.
+ Levantemos el corazón.
El pueblo responde:
Es justo y necesario.
darte gracias
Dios todopoderoso,
Pastor eterno.
El obispo, con las manos extendidas, dice:
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
Junta las manos.
En las fórmulas que siguen, las Palabras del Señor han de pronunciarse con claridad, como
lo requiere la naturaleza de éstas.
Porque él mismo,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar prosigue:
tomó pan,
lo partió
Se inclina un poco.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo
genuflexión.
Después prosigue:
tomó el cáliz,
Se inclina un poco:
Y POR MUCHOS
Luego dice la siguiente fórmula:
CP Este es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
El obispo y los concelebrantes, con las manos extendidas, dicen:
Santiago, apóstol
C2 Te pedimos, Padre,
Confirma en la fe y en la caridad
recíbelos en tu reino,
Junta las manos.
El obispo toma la patena, con el pan consagrado, y un sacerdote el cáliz y, sosteniéndolos
elevados, dice junto con los concelebrantes:
Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN
Una vez dejado el cáliz y la patena, el obispo, con las manos juntas, dice:
signo de reconciliación
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
El obispo, con las manos extendidas, prosigue él solo:
Tuyo es el Reino,
Después el obispo, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
Amén.
El obispo, extendiendo y juntando las manos, añade:
Y con tu espíritu.
Luego, el obispo añade:
Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz.
Después, el obispo, toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte
del mismo en el cáliz, diciendo en secreto:
Mientras tanto se canta:
A continuación, el obispo, con las manos juntas, dice en secreto la siguiente oración:
El obispo dice en secreto:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
Cuando el obispo comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión
Los concelebrantes se acercan al Altar para comulgar junto con el obispo, luego se
distribuye al pueblo la Sagrada Eucaristía.
Oremos
Y todos, junto con el obispo, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este
silencio ya se haya hecho antes.
en cuya festividad
hemos recibido con alegría tus santos sacramentos,
concédenos, Señor, tu protección y tu ayuda.
Luego el obispo, con las manos juntas, despide al pueblo con la siguiente fórmula:
Glorificad al Señor con vuestra vida.
Podéis ir en paz.
El pueblo responde:
Demos gracias a Dios.
Después el obispo besa con veneración el altar, como al comienzo, y, hecha la debida
reverencia con los ministros se retiran en procesión al salón parroquial Nuestra Señora del
Rosario.