0 valutazioniIl 0% ha trovato utile questo documento (0 voti)
29 visualizzazioni1 pagina
El documento presenta las ideas de Emmanuel Lévinas sobre la pereza. Lévinas describe la pereza como una aversión al esfuerzo y comienzo de cualquier acto, viviendo anticipadamente la existencia como una inhibición. La pereza es una imposibilidad de comenzar o la realización completa del comienzo como un presente de fatiga. Lévinas también discute que actuar implica asumir el presente no como una repetición sino como la aparición de un sujeto que asume su existencia en relación con ella.
El documento presenta las ideas de Emmanuel Lévinas sobre la pereza. Lévinas describe la pereza como una aversión al esfuerzo y comienzo de cualquier acto, viviendo anticipadamente la existencia como una inhibición. La pereza es una imposibilidad de comenzar o la realización completa del comienzo como un presente de fatiga. Lévinas también discute que actuar implica asumir el presente no como una repetición sino como la aparición de un sujeto que asume su existencia en relación con ella.
El documento presenta las ideas de Emmanuel Lévinas sobre la pereza. Lévinas describe la pereza como una aversión al esfuerzo y comienzo de cualquier acto, viviendo anticipadamente la existencia como una inhibición. La pereza es una imposibilidad de comenzar o la realización completa del comienzo como un presente de fatiga. Lévinas también discute que actuar implica asumir el presente no como una repetición sino como la aparición de un sujeto que asume su existencia en relación con ella.
“La pereza ciertamente es, en algún sentido una aversión por
el esfuerzo. Está esencialmente ligada al comienzo del acto: molestarse, levantarse. La pereza se refiere al comienzo como si la existencia no accediese sin más a él, sino que lo viviese anticipadamente en una inhibición. LA pereza es una imposibilidad de comenzar o, si se prefiere, es la cumplida realización del comienzo. La existencia arrastra un peso – aunque no sea más que ella misma – que complica su viaje de existencia. Cargada de ella misma – Omnia sua secum portans – no posee la calma serena del sabio antiguo. Ella no existe pura y simplemente. Su movimiento de existencia, que podría ser puro y recto, se flexiona y se enfanga en él mismo, revelando en el verbo ser su carácter de verbo reflexivo: no somos, nos somos. Pero lo esencia en la pereza es su emplazamiento anterior al comienzo del acto, de algún modo su dirección hacia un porvenir. No es un pensamiento del futuro seguido de una abstención de actuar. Es su plenitud concreta, es una abstención de futuro. La tragedia de ser que ella revela no es por ello sino más profunda. Es fatiga del porvenir. El comienzo no la solicita como una ocasión de renacer, como un instante lozano y alegre, como un momento nuevo; ya lo ha cumplido ella por adelantado como un presente de fatiga. Quizás ella anuncie que para un sujeto solo, el porvenir – un instante virgen – es imposible”
“Actuar es asumir un presente. Lo que no equivale a repetir
que el presente es lo actual, sino que el presente es, en el seno del murmullo anónimo de la existencia, la aparición de un sujeto bregando con esa existencia, que está en relación con ella, que la asume. El acto es esta asunción. Por ello, el acto es esencialmente sujeción y servidumbre; pero, por otro lado, la primera manifestación o la constitución misma del existente, de alguien que es. Pues el retraso de la fatiga en el interior del presente proporciona una distancia en la que se articula una relación: el presente está constituido por la toma sobre sí del presente”