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Facultad de Ingeniería
Escuela de Ingeniería Química
Departamento de Operaciones
Unitarias y Proyectos
Ingeniería de los Alimentos
Realizado por:
Hugo Díaz C.I 19.592.121
Guillermo Pérez C.I 20.487.213
El flujo de calor, en algunos alimentos, se puede analizar de acuerdo con las teorías
clásicas de la conducción, la convección y la radiación. Sin embargo, en muchos casos, tiene lugar
una combinación simultanea de dos o tres modos de transmisión por lo que resulta muy
complicado y poco práctico, su estudio matemático. La situación es aun mas compleja, porque el
tratamiento térmico, al cambiar la naturaleza química de los alimentos, modifica también sus
propiedades físicas. Así, la viscosidad y la densidad cambian durante el calentamiento y estos
cambios afectan mucho a la conducta térmica de los alimentos. Además, se sabe poco sobre las
propiedades físicas y químicas de los alimentos. Finalmente, raras veces tienen estos una forma
geométricamente sencilla o una composición homogénea. Resultan obvias, por tanto, las
dificultades con que tropieza el estudio matemático preciso del flujo de calor en la mayoría de los
sistemas alimenticios. El tratamiento matemático de la transmisión de calor ha progresado mucho
en los últimos tiempos. Estos tratamientos, aunque de valor inestimable para entender la
interacción de los factores que controlan el flujo de calor en los alimentos, son, sin embargo,
excesivamente generalizados, en unos casos, y muy específicos o demasiado empíricos, en otros.
COMBUSTIBLES SOLIDOS.
Los diferentes tipos de carbón constituyen la fuente más abundante de energía primaria en los
países mas industrializados del mundo, pero las reservas, aunque durarían varios cientos de miles
de años, no son inagotables. Los combustibles solidos renovables, como la madera y otras
biomasas, irán cobrando creciente importancia, a medida que el carbón se agote.
COMBUSTIBLES GASEOSOS.
Aunque en el mundo solo represente el 10% de las reservas energéticas fósiles, el gas natural
es un combustible importante, con propiedades muy atractivas.
El gas del mar del norte es, un 90%, metano. Esta exento de agua, azufre y otras impurezas.
Posee un elevado poder calorífico y no es toxico. No es necesario almacenarlo en las fabricas, pero
su uso representa riesgos de incendio y explosión.
ELECTRICIDAD.
Aunque no sea una fuente primaria de energía térmica, la electricidad se utiliza mucho para la
calefacción industrial. Debido a la baja eficiencia de conversión de la energía primaria en energía
eléctrica, la electricidad es una fuente de calor cara, lo que hasta cierto punto, esta contrarrestado
por las elevadas eficiencias térmicas que se obtienen en los sistemas de calefacción eléctrica. En la
industria alimentaria, la electricidad ofrece gran flexibilidad y excelente control y pocos riegos de
incendio y explosión, y es limpia e higiénica. Pese a estas ventajas, en la industria alimentaria
británica, la energía eléctrica solo se usa de una manera limitada, y para fines específicos. La
contribución de las distintas fuentes energéticas es la siguiente: petróleo 48%, gas 29%,
electricidad 12% y combustibles sólidos 11%.
Al ritmo de consumo actual, las reservas de petróleo y gas natural duraran 30-40 años; las de
carbón varios siglos. Aunque los nuevos descubrimientos y las modernas tecnologías amplíen las
reservas, los combustibles fósiles con finitos y serán cada día mas caros. Por ello, se están
haciendo considerables esfuerzos para desarrollar fuentes de energía renovables, entre ellas la
hidráulica, la solar, la geotérmica y la de biomasa.
La energía hidroeléctrica utiliza la de los saltos de agua, las olas y las mareas para impulsar
generadores. Los generadores impulsados por los saltos de agua están bien establecidos como
fuente de energía renovable y proporcionan el 7% de la demanda energética mundial. La de las
olas puede ser aprovechada mediante plataformas o placas flotantes que desarrollen una acción
de bombeo, que pueda usarse para generar electricidad. Aunque los recursos son abundantes, la
naturaleza impredecible y oscilante de las olas platea graves problemas de ingeniería.
1. Utilizando paneles constituidos por cambiadores de calor de tipo placa, pintados en negro
mate. Los paneles absorben la energía solar y la transfieren a un fluido.
2. Mediante espejos que concentran la radiación solar, para generar vapor, que puede ser
utilizado para producir electricidad.
3. Empleando células fotovoltaicas, que convierten directamente la radiación solar en
energía eléctrica.
En general, salvo la hidráulica, las fuentes energéticas renovables no son competitivas con los
combustibles fósiles, pero el progresivo agotamiento de las reservas fósiles y los progresos en la
producción de combustibles biológicas, junto a la creciente preocupación general por los
problemas medioambientales, las ira convirtiendo más atractivas progresivamente.
En la figura 1 se ilustra los sistemas típicos, en los que el vapor o el liquido alimentan las
camisas calefactoras de aparatos, en los que se calientan alimentos. Los elementos 1 y 2
constituyen, en este caso, el generador de vapor (caldera). El sistema básico puede sufrir algunas
variaciones en las que cabe citar:
1) El uso de un fluido de transmisión gaseoso, como el aire o el vapor de agua, que entra en
contacto con los alimentos;
2) El calentamiento por contacto directo del alimento con un cambiador de calor.
Tanto el vapor de agua saturado, como el aire, se utilizan con frecuencia en la transmisión de
calor. El vapor de agua se puede utilizar, a este fin, saturado o sobrecalentado; también se puede
utilizar para impulsar generadores eléctricos y eyectores de vacío o como impulsor de la
maquinaria. Ningún otro material ofrece estas singulares propiedades, por lo que, en cualquier
industria alimentaria, es esencial disponer de vapor de agua.
El aire es un fluido poco valioso para la transmisión de calor, porque tanto su calor especifico
como su conductividad térmica son bajas. Pese a ello, se utiliza para el tratamiento térmico de los
alimentos enlatados, en el calentador de Ekelund, en los hornos de pan y en los tratamientos en
lecho fluidizado. En todos estos casos, la transmisión se efectúa por convección forzada. En los
secaderos de aire caliente, el aire actúa como medio de transmisión de calor y de transferencia de
agua. No es toxico, ni contaminante, aunque puede deteriorar los alimentos sensibles a la
oxidación.
En muchos procesos de transmisión de calor, se utilizan los líquidos, como el agua, el aceite
mineral, los hidrocarburos clorados y las sales fundidas. Todos estos líquidos, excepto el agua,
tienen la ventaja de poseer una presión de vapor baja, por lo que se utilizan para tratamientos a
temperaturas elevadas. En la tabla 2 se recogen las propiedades mas importantes de algunos de
los líquidos típicamente usados para estos fines.
El agua caliente, a elevada temperatura, es un medio muy útil de transmisión de calor hasta
temperaturas de 200ºC, intervalo en el que se puede aprovechar su elevado calor específico y su
alta conductividad térmica. Además, en ausencia de oxígeno, no favorece la corrosión y, como no
se evapora, apenas se forman costras. Los demás líquidos citados son olorosos, por lo que hay que
evitar su fuga, para que no contaminen los productos.
En este método, el calor se genera por el paso de una corriente eléctrica a través de una
resistencia. Los recipientes en los que se lleva a cabo el proceso se pueden calentar de esta
manera, situando las resistencias en las paredes del aparato o por inmersión de las mismas en el
material a calentar (calentamiento por inmersión). Los elementos calefactores suelen ser espirales
de hilo de níquel-cromo y pueden adoptar la forma de placas rígidas, fijas a la pared del recipiente,
de camisas flexibles, o de cintas, para válvulas y tuberías. Estos elementos trabajan a temperaturas
de hasta 800°C, por lo que, como la transmisión de calor a los alimentos tiene lugar
principalmente por conducción, se pueden lograr altas velocidades de transmisión donde se
necesite, con alto grado de control. Los hornos de cocina calentados por resistencia son comunes;
en la cavidad del horno, se sitúan hileras de resistencias, con lo que el calor llega hasta los
alimentos por conducción, convección y radiación.
Ya se han indicado los riesgos que supone el calentamiento directo de los alimentos con
combustibles sólidos, líquidos y gaseosos; a pesar de ello, en la industria alimentaria se usan
hornos de fuego directo en panaderías, secaderos y malterías. En ellos, se utilizan, tanto
combustibles sólidos como gaseosos o fueloil, aunque se prefieren los combustibles gaseosos, por
hallarse más libres de contaminantes potenciales. El calentamiento directo por medio de calderas
con electrodos, se usa para la producción de vapor de agua, cuando éste se precisa
intermitentemente, o en un punto tan alejado de la fuente principal de vapor de agua que es
antieconómico utilizar ésta. Este método, aunque de gran eficiencia térmica, sólo es una
posibilidad a la que se recurre en circunstancias especiales, o cuando se dispone de una fuente
barata de electricidad. El calentamiento por inducción, es decir, por medio de la corriente inducida
en el material a calentar por un campo magnético alternante, sólo se puede utilizar con materiales
que conducen la corriente eléctrica. Por ello, aunque muy utilizado en otras ramas de la industria,
el calentamiento por inducción se usa poco en la industria alimentaria. Los reactores calentados
por inducción podrían tener interés en el procesado de los alimentos, en virtud del control preciso
del área de calentamiento que con ellos se logra, y de su rapidez. El calentamiento directo
mediante la energía infrarroja generada por dispositivos radiantes, calentados eléctricamente o
mediante el uso de combustibles, ofrece considerable interés en el tratamiento de los alimentos,
tanto como método de calentamiento, como coadyuvante de instalaciones calentadas por otros
sistemas directos e indirectos.
Se lleva a cabo por medio de bancadas de radiadores, situadas en un túnel, a través del que
pasa el alimento. Los radiadores se calientan eléctricamente y son de dos tipos: de temperatura
media y de alta temperatura. En los de temperatura media, se calientan a 500-1.000°C filamentos,
situados en el interior de tubos de sílice o metal, que generan energía a una intensidad de
alrededor de 15 kW m~2. Los radiadores de alta temperatura consisten en lámparas de filamentos
de tungsteno o filamentos de tungsteno protegidos por tubos de cuarzo. Operan a temperaturas
de filamento de unos 2.500°C, con una potencia de 10- 65 kW m“2, según el tipo. Aunque parte
del calor se transmite por convección, la mayor parte de la energía es irradiada en el infrarrojo,
con un rango de longitudes de onda de 0,75 a 350 pm.
La energía radiante se transforma en calor, sólo tras su absorción, un proceso descrito por la
ley de Beer, según la cual:
( )
Sólo difieren en las frecuencias usadas, lo que determina la profundidad a que penetra la energía y
el tipo de equipo a usar. Teoría del calentamiento dieléctrico. El calentamiento dieléctrico se
define como el sufrido por un material aislante eléctrico, en virtud de las pérdidas que se
producen en él cuando se le somete a un campo eléctrico alterno. El material a calentar constituye
un dieléctrico, situado entre dos placas capacitantes, conectadas a un generador capacitativo,
alternante, de alta frecuencia. El calentamiento se produce por fricción molecular, causada por la
rápida orientación de los dipolos eléctricos, bajo la influencia de la alternancia de alta frecuencia
del campo aplicado. La potencia un condensador de placas paralelas (P) viene dada por la
ecuación:
en la que E = fuerza del campo eléctrico, f = frecuencia, A = área del dieléctrico, d = espesor del
dieléctrico, εr = constante dieléctrica del material dieléctrico, tang δ = tangente del ángulo de
pérdida del dieléctrico (e tang δ se conoce también como «factor de pérdida» del dieléctrico). Para
que P sea máximo, E,f,A y ɛr. tang δ deben alcanzar un valor tan alto como sea posible y d un valor
mínimo. El sistema se ve, sin embargo, sometido a ciertas restricciones: (i) El voltaje aplicado está
limitado por la resistencia dieléctrica de la materia que se va a calentar y por la formación de arcos
entre las placas del condensador. Por esta razón, los aparatos industriales no suelen operar a
voltajes superiores a unos 15 kV. (ii) Los diseñadores de los aparatos solo tienen a su disposición
un rango limitado de frecuencias, porque el costo de los generadores capacitativos de alta
frecuencia crece abruptamente a frecuencias superiores a los 100 MHz. Los calentadores
dieléctricos comerciales utilizan, por ello, el intervalo más bajo de las frecuencias asignadas.
Ordinariamente utilizan una frecuencia de 27 MHz. (iii) Las dimensiones «A» y «d» de la pieza del
alimento suelen estar predeterminadas, por ejemplo, la de los bizcochos o los filetes de pescado.
En el caso de los alimentos fluidos existe cierta flexibilidad, pero la dimensión máxima (L) de un
capacitante está limitada por la condición de que L < X /16 , siendo X la longitud de onda utilizada.
El espesor d está limitado por la producción de arco entre las placas. (iv) El factor de pérdida «zr
tang δ » es una propiedad del dieléctrico (el producto alimenticio) y su valor depende, tanto de la
frecuencia, como de la temperatura.
Los calentadores dieléctricos, en general, están compuestos por una cinta, de pérdida
dieléctrica baja, que transporta los alimentos a una velocidad controlada, entre las placas del
condensador. La placa superior se puede subir o bajar, para regular el calor producido en el
producto, siendo también variable la potencia eléctrica. Es frecuente situar trampas a la entrada y
salida de la cinta transportadora, a fin de limitar las fugas de RF. Son comunes los calentadores
capaces de disipar 160 kW de energía en el producto alimenticio con una eficiencia de un 50%,
aunque se han instalado unidades que generan muchos cientos de kilovatios.
Como en el caso del calentamiento dieléctrico, sólo podemos presentar aquí un breve
resumen de la teoría, con los aspectos más relevantes. Al igual que en el calentamiento
dieléctrico, las microondas generan calor por vibración de los dipolos moleculares, pero así como
en aquel caso se trata de un fenómeno electrostático, este es un fenómeno radiante. El
calentamiento por microondas difiere del dieléctrico sólo en que utiliza frecuencias más altas, lo
que exige un equipo diferente. Para ambos es válida la misma ecuación básica (ecuación 2), pero
hay que hacer algunas consideraciones específicas:
( ) ⁄
en la que λo = longitud de onda en el espacio libre. La penetración es, por tanto, inversamente
proporcional a la frecuencia. Por ejemplo, para el agua a 95°C, D = 29,5 cm a 915 MHz y 4,8 cm a
2.450 MHz. De lo que precede, se deduce que, para obtener buenos resultados, hay que elegir
bien la frecuencia a utilizar. Diseño del equipo. Los calentadores por microondas están
compuestos por un generador de alta frecuencia (como un magnetrón), desde el que la energía se
transporta hasta la cámara de calentamiento por medio de un conducto de ondas, rectangular,
hueco, o por un cable coaxial (Fig. 3). La cámara de calentamiento es un horno o túnel metálico,
bien aislado del agua en sus extremos, atravesado por una cinta transportadora, de pérdida
pequeña, que arrastra los alimentos a calentar. La cámara de calentamiento debe estar bien
compensada eléctricamente con el generador, ya que, en otro caso, el desajuste resultante
recalienta el generador, que puede deteriorarse por ello. Alternativamente, puede transportarse
el alimento a través del conducto de ondas, transformado entonces en cámara de calentamiento.
El movimiento del alimento a través de la zona de calentamiento contrarresta las irregularidades
del campo que, en los procesos de calentamiento rápido, como el calentamiento por microondas,
generan gradientes de temperatura elevados en el producto. Los hornos utilizados corrientemente
para uso doméstico y en los establecimientos de hostelería operan a 0,5-2 kW. Existen
magnetrones que generan hasta 30 kW a 897 MHz y hasta 5 kW a 2.450 MHz que, solos o en
combinación, proporcionan una gran flexibilidad al industrial. Se han descrito calentadores
industriales que generan hasta 130 kW. Los equipos de esta potencia necesitan, obviamente, una
protección adecuada, para evitar pérdidas de energía. El diseño de los equipos para el
calentamiento por microondas ha constituido un campo muy activo.
ESCALDADO.
Además de destruir las enzimas, el escaldado produce los siguientes efectos adicionales: (i)
Limpia la materia prima y reduce su carga microbiana. (ii) Expulsa los gases celulares, lo que
reduce la corrosión de los envases y facilita la creación de un vacío en el espacio de cabeza. (iii)
Ablanda y contrae los alimentos, con lo que facilita el llenado de los envases. (iv) Mejora la
textura, especialmente en los productos deshidratados. (v) Desgraciadamente, puede producir
pérdidas de vitaminas sensibles al calor y de los nutrientes solubles en agua. El escaldado excesivo
daña la textura.
Métodos de escaldado.
HORNEO.
El horneo de los alimentos farináceos, como el pan, los bizcochos y las tortas, constituye una
importante actividad de conversión de alimentos. En los productos «levantados» por levaduras,
como el pan, durante el cocido tiene lugar una serie de reacciones químicas complejas,
dependientes de la temperatura (Fig 4). Estas reacciones determinan las propiedades del alimento
tratado, por lo que hay que controlar cuidadosamente el calentamiento, si se quiere obtener el
color, el sabor, el aroma y la textura deseados. Los cambios químicos que tienen lugar durante el
horneo se consideran en publicaciones especializadas. Los hornos para productos farináceos
constituyen un grupo importante de los aparatos empleados para el tratamiento térmico de los
alimentos, e incluyen diversos tipos que pueden clasificarse así:
Método de calentamiento:
Clase de diseño:
En los hornos calentados por fuego indirecto, la transmisión de calor a los alimentos tiene
lugar por radiación. En los hornos continuos, se utilizan los gases de combustión calientes o la
energía eléctrica para calentar las paredes de los hornos discontinuos, o para calentar radiadores,
colocados encima o debajo de la cinta de cocción. El calentamiento directo convencional se lleva a
cabo colocando quemadores de gas encima y debajo de la cinta de cocción. En este caso, la
transmisión de calor tiene lugar por una combinación de convección natural y radiación. En la
cocción por convección forzada directa, el aire, extraído de la cámara de cocción, se calienta
directamente con quemadores de gas. Los gases calientes son impulsados, por un ventilador de
recirculación, de nuevo a la cámara, a través de boquillas colocadas encima y debajo de la cinta de
cocción. Según Gales y Petty, la relación Nu α Rex .Pry para la convección forzada se aproxima, en
este sistema, a h α G0,78, siendo h = coeficiente de trasmisión del calor y G = flujo másico de aire
caliente, cuando la velocidad del aire es del orden de 0,5 m s-1. Esta clase de homo tiene las
siguientes ventajas: tiempos de horneo cortos, gran eficiencia térmica y excelente control (porque
h es aproximadamente proporcional a la velocidad del aire). Además, como la masa térmica del
sistema es pequeña, el cambio de la temperatura del horno, o su calentamiento cuando está frío,
son fáciles y rápidos. El calentamiento dieléctrico se usa mucho para el tratamiento de los
bizcochos después del horneado. En los alimentos delgados, como los bizcochos, se puede lograr
el pardeamiento y la deshidratación hasta reducir un 10% el contenido en agua en el primer 60%
del trayecto a través de los hornos de túnel convencionales. El resto del tiempo de cocción se
emplea en reducir el contenido en agua hasta un 2%, manteniendo el color deseado. Esta última
etapa se puede acortar a 15-20 segundos, pasando los bizcochos, parcialmente acabados, por un
horno dieléctrico. Se consigue así aumentar la producción de los hornos de túnel, que son muy
caros, por lo que este método resulta económicamente atractivo. Además, parece que con él se
consigue controlar mejor el contenido en agua.
Tipos de hornos.
Los hornos discontinuos calentados directa o indirectamente son de uso general y están
constituidos por una cavidad de cocción, en la que se introducen las piezas sueltas, por medio de
palas de mango largo, o en bandejas. La carga y descarga se facilita equipando el horno con una
solera deslizante (hornos de placa de extracción). Entre los hornos continuos más pequeños, se
encuentra el horno de solera rotatoria, en el que el alimento se carga sobre una placa caliente,
que gira horizontalmente. La velocidad de rotación se ajusta, de forma que los productos cocidos
se puedan ir retirando de modo continuo, a medida que la carga se renueva con producto fresco.
En el horno de ruedas, el alimento atraviesa la cámara del mismo sobre bandejas suspendidas
entre dos ruedas que giran verticalmente, utilizando el principio en que se basa el funcionamiento
de los trasbordadores de ruedas. La carga y descarga tiene lugar en el mismo punto. Estos hornos
se caracterizan por su gran capacidad y una utilización económica del suelo disponible. En los
hornos de túnel, el alimento se desplaza sobre cintas transportadoras sinfín que pasan, a
velocidades controladas, a través de una serie de secciones de calentamiento controladas
independientemente. El alimento ingresa por un extremo del túnel, cuya longitud puede ser de
hasta 100 metros, y se descarga por el otro. Los hornos de túnel son caros y ocupan mucha
superficie, pero su capacidad, su flexibilidad y la precisión del control que permiten, los ha hecho
imprescindibles para cocciones a gran escala.
Si fuera necesario, se puede enfriar circulando agua fría a través de la camisa del cilindro.
Los efectos combinados de la compresión de la masa del alimento, ejercida por el tornillo, el
calor suministrado y el generado y la compresión al paso por el troquel, producen presiones de
hasta 60 atmósferas y temperaturas de hasta 200°C en el extrusor. Cuando el alimento tratado
térmicamente se ve forzado a través del troquel por el giro del tornillo, se produce una brusca
caída de la presión del extraído plástico, una rápida expansión y una pérdida de agua por
enfriamiento evaporativo, para dar un producto rígido o semirrígido con un perfil de sección
transversal igual al del troquel.
Entre las variaciones y ampliaciones del proceso básico de cocción-extrusión cabe citar: