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Proemio Icomenzarel nuevo milenio, los albores del viejo siglo XX parecen muy lejanos y los hechos que lo caracterizaron co- bran una nueva dimensién. Mucho se ha discutido sobre cuando realmente empezé el siglo que cronolégicamente termind con el ato dos mil; sin em- bargo, con ojos de buen historiador, Eric Hobsbawm ha sefialado que el (corto) siglo XX" fue un periodo co- herente cuyas marcas temporales co- rrespondieron a los acontecimientos politicos que definieron cambios sus- tanciales en la organizacién politica y econdmica del mundo: 1914, el es- tallido de la primera guerra mundial, y 1991, la caida de la Unién Soviética. No obstante, podemos afirmar que la primera guerra no fue el iinico ni mas determinante evento que dio paso a la —para entonces— nueva centuria: la modernidad, tan persegui- da y en momentos pretendidamente alcanzada, parece ser su sello, y lle- ‘26a los paises del mundo occidental en cuerpo de mujer muy cerca de los aiios veinte. Ahora podemos afirmar que, plena de vitalidad, de gracia y desenvoltura, la “polluela” muchacho”, se ha constituido en un simbolo de actualidad y de vanguar- dia del siglo Xx. La imagen por ex- celencia de la modemnidad ha sido la de la flapper (Inglaterra, Estados Unidos) y la garconme (Francia); la invitacién es, pues, para realizar un breve recorrido por algunos de los aspectos que conformaron una de las mas atractivas representaciones de lo femenino de todas las épocas en nuestro pais: las pelonas. * Para este ensayo se han retomado algunos fragmentos del libro que se encuentra en pro- ceso y euyo titulo es Cuerpo, representacién y poder México en los albores de la recons- ‘ruccién nacional (1920-1935), Universidad Autonoma Metropolitana Las “pelonas ”: una imagen de modernidad del siglo XX mexicano* Elsa Muniz CHEOOROOTEOOEO OH OOIOOOTOOUD OOOH OOOOOOOO OED Un nuevo México, una mujer nueva El siglo xx mexicano se inicié con el estallido de la primera revolucién so- cial en el mundo y el consecuente proceso de reconstruccién nacional impulsado por el nuevo grupo en el poder: los sonorenses representantes de la clase media y la burguesia na- cional en ascenso. La avidez de los reconstructores del régimen y de la sociedad por ingresar a la moderni- dad y formar parte del concierto de las naciones, después de la lucha ar- ‘mada, se tradujo también en la adop- cién y construccién de dos represen- taciones de la feminidad que se con- jugaban mas que contraponerse: la india bonita y la petona, cuyas ima- genes coexistieron durante la eufo- ria posrevolucionaria. En ellas se con- densaban no s6lo la modernidad y la tradicin, sino él sueio vasconceliano de la raza césmica y la perfecta con- juncién entre la nueva mujer y la bue~ na madre. Entre los aftos de 1920 y 1924, el proyecto educativo de los posrevolucionarios propuso una visién integral del mexicano y de la mexi- cana que la nueva nacién requeria, y 13 en ella, la mujer idealizada que Gabriela Mistral perfilaria en sus Lec- turas para mujeres, donde refren- daba la idea de que “la forma del pa- triotismo femenino es la maternidad perfecta”.? Eneste proceso, los euerpos, las vidas y las conciencias de los in duos quedaron sometidos a discusio- nes entre mestiz6filos y eugenistas, entre hispanistas e indigenistas, en- tre tradicionalistas y modemizadores, pero las necesidades de superviven- ciade muchos hombres y mujeres en un ereciente proceso de urbanizacién contrastaban con las apremiantes urgencias de! nuevo grupo en el po- der de pacificar y unificar el pais a través del establecimiento de un de- terminado orden social, en medio de una disputa por el control de las con- ciencias entre los grupos més pode- 10808: la iglesia y los revolucionarios en el poder. Es asi como para 1934 el deba- teen tomoa la coeducacién y laedu- cacién sexual en las escuelas prima- rias mostré el poder que, para esos aitos, habian recuperado las tenden- ccias conservadoras al tratar de evi- tar a toda costa que la sexualidad se discutiera en piiblico, aunque obvia- mente sin lograrlo.* Los afios veinte en nuestro pais: fuero de transicién entre las perma- nencias culturales de un régimen que la revolucién habia desterrado me- .diante una violenta lucha armada y la construccién de una sociedad di- ferente que dejaba mucho que desear, pues la maravillosa creacién del nue- vo grupo en el poder no reconocié la igualdad entre hombres y mujeres al negarles a éstas el derecho al sufta- gio. Aunque en el articulo cuarto de la Constitucién de 1917 se recono- cia la igualdad entre hombres y mu- jeres, en el Congreso Constituyente se argumentaba que: [Jas actividades de la mujer mexicana han estado restringidas tradicionalmente al hogar y a la familia, no han desarrollado una conciencia politica y no ven, ademés, la necesidad de participar en los asuntos piiblicos, esto se demuestra en la ausencia de movimientos colectivos para ese propésito. Los legisladores olvidaron la presencia de las mujeres en todos los planos de la lucha armada y tal vez se esperaba que ellas se manifesta- ran a través de movimientos sufragis- tas al estilo europeo o norteamerica- no, sin considerar que algunas muje- res se organizaron en torno a dos Congresos Feministas celebrados entre 1915 y 1916 en Yucatan.® No obstante la participacién masiva de las mujeres en la lucha armada y el reclamo de algunos gru- pos feministas que pugnaban por el suftagio, la obtencién de este dere- cho ciudadano fue postergada hasta 1953. En la Ley sobre relaciones familiares, expedida por Venustiano Carranza en 1917, se corrigieron al- ‘gunas de las més notorias injusticias al otorgar a las mujeres casadas per- oe sonalidad juridica para celebrar con- tratos, para comparecer en juicio y para administrar sus bienes persona les. Asimismo, colocé la autoridad de Ja mujer a la misma altura que la de su esposo en el espacio doméstico.” Por otro lado, el desafio de Es- tados Unidos por el liderazgo mun- dial durante la década de los afios veinte trascendié su intervencién en el conflicto bélico, yendo més alld de las razones econémicas que habian cruzado sus fronteras expandiendo tecnologia, productos e imagenes del american way of life. Las revistas mexicanas también adoptaron los patrones publicitarios de los magazi- nes norteamericanos, sus portadas del mas puro art nouvou y la proli- feracién' de fotografias que mostra- ban las noticias internacionales, el modelo de la mujer norteamericana moderna como producto de un nue- vo estilo de vida y, de manera muy importante: el mundo del cine. Fue entonces cuando se difundié a tra- vés de los versos de un corrido po- pularizado entre la comunidad mexi- cana de Los Angeles en 1920, la ima- gen de “la pelona” o the bobbed- haired girl, la mujer personalmente autnoma y sexualmente emancipa- da, como un producto de la prosperi- dad material norteamericana que México estaba muy lejos de adquirir En el patrén estético que se difundis ‘en nuestro pais desde el discurso pu- blicitario hegeménico jugaron un pa- pel muy importante la idea de la acep- tacién social, la obtencién del éxito y el surgimiento de nuevas necesida- des relacionadas con una vida civili- zada,* Laafirmacién nacional, enton- ces, se combiné con una debilidad por lo extranjero, sobre todo en las mo- das y formas de ser norteamerica- nas. Carlos Monsivais comenta que en los afios veinte los mexicanos pla- ‘giamos ilimitadamente, pero a dife- 14 rencia de otros tiempos, también miméticos, se copié con enorme crea- tividad, disfrutando mas las versiones autéctonas que las originales. Este fue jn duda el caso de las famosas pelo- nas, “versién vernacula de las flap- pers”, en que se convirtieron las j6- vvenes obreras y muchachas claseme- dieras, al desterrarlas trenzas y acor- tar “escandalosamente” las falda bailar fox-trot y masticar chicle 0 en- tregarse a las delicias del cigarro, como muestra de su cosmopolitismo. La silueta de la moda El cuerpo, como en todas las épocas, se convirtié en el eje de las preocu- paciones femeninas: Antes, Josephine Dunn era una chica encantadora. Sobre todo si estaba vestida. Linda, elegante, ‘gil se diferenciaba, por ello mis- ‘mo, de casi todas las damas rubias insipidas de la pantalla Quien esto comentaba era Aura Stella, cuya columna *Correcciones al rouge” hacia referencia a una co- nocida actriz. Continuaba diciendo: [1 en cueros, Josephine Dunn tenia y tiene ain algunas ‘cosas feas dignas de ser borradas ‘con la goma. Josephine es delgada de arriba y delgada de abajo, pero de donde se juntan estas delga- ‘deces es demasiado gruesa. Parece ‘que ahi hizo acopio de came. Un muslo de la Dunn es tan grueso que se necesitan cuatro ojos para abarcarlo con ta mirada. Y quien sabe si con ojos dobles se pierda came de vista? Por supuesto que Aura Stella debié recomendar a la linda y “des- proporcionada” actriz: “La lodhyrine” del Dr. Des- champ, de la Facultad de Medicina de Paris. Hace adelgazar sin perju- dicara lasalud, Aprobada, recetada xy empleada por el cuerpo médico francés y extranjero. Combate la jordura excesiva, reduce las ca- deras y el vientre, adelgaza el talle y conserva la pureza de las lineas, ‘Adelgazamiento obtenido des pués de tres meses. Es el mas serio de los especificos contra la obesidad, no deja arrugas y conviene a ambos sexos.” Una nueva época y una nueva mujer, y por supuesto, un nuevo hom- bre era lo que el ambiente recreaba, Hombres bien peinados con sombre- ro y bastén, pantalones a rayas, cha- leco yelega Mujeres con zapatos de alto y gr so tacén, graciosos sombreritos y vestidos entallados, La moda exigia una silueta ni muy gruesa ni muy delgada, apta para lucirse sin corsé, aunque conservan- do las lineas mas admirables en una mujer. De tal manera que si se nece- sitaba adelgazar, se encontrarian los medios para hacerlo, si en cambio lo deseable era subir de peso, entonces “Carol (pastillas)” era lo adecuado para personas delgadas que quisie- ran engordar, y subirian entre 3 y 8 kg: “Ganard carnes y embellet ies sacos, muy citadinos, figu El contexto de los afios veinte brindé a los individuos un espacio de accién en todos los ambitos de la vida social que si bien el ideal femenino pasaba por la maternidad y el culto al hogar, en particulara las mujeres, ya Ja ola modemnizadora por la que tran sitaba el mundo trajo importantes transformaciones para la existencia de muchas de ellas. “Joven, inquieta, vivaracha, sanguinea y sensual” era eltipo de la chica de dar satisfaccién a todos sus ca- prichos y desahogo a todos sus im- pulsos en su affn de vivir su vida. E| mercado laboral ofrecia un sinnuimero de a noderna, la queha tividades a las cua- rar, les las mujeres se podian int ooo desde la abogacia, la magist También ha sidad de empleos como el de secre s, empleadas de los grandes almacenes, entre otras. La vida ac- tivade la ciudad requeria de mujeres y hombres giles, de cuerpos esbel- io, o el deporte. ia div obrei tos y ala vez “torneados”, en los que las caracteristicas propias de su sexo resaltaran su vigor, en ellos, 0 su be- Hleza, en ellas: Senos desarrollados, re- constituidos, hermoseados, fortifi- ccados con las pilules orientales, el inico producto que en dos meses segura el desarrollo y la firmeza del pecho sin perjudicar la salud, Aprobado por las notabilidades médicas. Ratté, Pharmacien, 45, 15 Rue de Fehiquier, Paris. En México: Victor Savingt, apartado 1492, y todas buenas casas.!* La estética corporal femenina reclamaba una hermosa cara a la al- tura de las divas del cine norteameri- cano y francés. Piel hermosa, loza fresca y joven, Las revistas que circulaban, y no necesariamente de- das s6lo a las mujeres, anuncia- clase de productos para la rsa o para blan- dic ban tod piel, para volver! quearla. Las damas de sociedad em- plean un nuevo método para embe- No importa el mal estado ccutis, Camelline lo volver llecerse. de suave, hermoso, blanco y lozano El vello oscureceria la tez y le quitarfa esa apariencia femenina, tan deseable en las mujeres; en los hom- bres, rasurarse y eliminar la fea apa- riencia de descuido se obtendria me- diante los productos adecuados. El bello superfluo, que tanto afea a las damas, se quita en un minuto con el maravilloso liquido Depilatorio solvent, $3.0 en las droguerias. Por este mes, se envia franco de portea quien remita $3.00 Laboratorios Solvent, apartado postal 1715, México. La tarea diaria de rasurarse se transforma en un deleite. Crema Melba para rasurar suaviza la barba y la prepara para la navaja, produce una espuma abundante, espesa y duradera, con agua fria 0 tibia, No irrita.* Para tales situaciones, Carreiio también tendria una opinion, sobre todo, con relacién a la aparienci masculin Elque se afeita debe hacerlo, si es posible, diariamente. Nada hay més repugnante que esa som- braque da lla fisonomia una barba renaciente, ni hay, por otra parte, en los hombres un signo mas inequivoco de un descuido general en materia de aseo."" Tanto hombres como mujeres luchaban contra las canas y los es- tragos de la vejez; teftir el pelo o ri- zarlo, lavarlo von cuidado, devolve- ria la grata apariencia, Este y otros productos se anunciaban con gran des letras en las revistas y periédi- cos: Nathalina, preparacion mexicana para devolver el color al cabello, ya sea rubio, castafto 0 negro. No mancha, No contiene nitrato de plata. No es nociva a la salud ys facil usarla. De venta en droguerias y boticas. oe Tine usted el pelo lacio? Con el juego doméstico toda mujer puede tener el cabello lindamente ‘ondulado y causar la admiracién de cuantos la ven. Nestlé el inven tor del ondulado permanente del cabello, ha ideado un pequefio ‘equipo portatil para las personas que no pueden visitar nuestros establecimientos en Nueva York, Paris y Londres. E precio del juego doméstico Nestlé es de $20.00 oro americano y dura para siempre. Las mujeres y los hombres de- bian ser sanos para después ser be- Hos, Sobresalen las recomendaciones de ténicos, emulsiones, vitaminas, que ‘mejorardn la salud y la apariencia de os individuos, asi como la potencia sexual, en particular en los hombres. Asi lo muestra el dibujo del anuncio Ner-Vita rejuvenece y forti- fica. Nuxifier, poderoso tonico re- constituyente, compuesto de pre toxalato de hierro, hemoglobina y ‘otros magnificos ingredientes. Sin rival, para hombres débiles y gas- tados y mujeres palidas, cansadas, invitables y nerviosas."* Otros productos se anunciaban a través de una gran cara del diablo, por supuesto en una actitud de fran- ca burla por la desgracia del pobre hombre abatido cuando frente aél una bella damisela baila de puntas vistien- do un sugerente traje: Potentol. Hombres y muje- res débiles, viejos prematuros, neurasténicos sin causa, malhumo- rados y achacosos, todos sepan ue los comprimidos Potentof, for mula del doctor alemén, profesor Wesser [sic] son la ultima palabra en la terapéutica moderna, como un ténico nervino y estimulante supremo del sistema genital. Estos y otros tonicos atendian a las preocupaciones de los caballeros por su falta de vitalidad, 0 por la pér- 16 dida de la potencia sexual, pérdidas seminales, agotamiento nervioso 0 fisico, falta de concentracién. Pero a las damas les ofrecian jarabes y vinos contra la anemia y para tener unas mejillas sonrosadas. Una mujer anémica, comentaban en un articulo, no puede ser carifiosa. Uno de los productos més promocio- nados era la famosa Agua de Juven- cio, producto nacional que se anun- ciaba como “el secreto de las muje- res bellas” o el mejor remedio para rejuvenecer. ‘Acercarse a la perfeccién del cuerpo, segiin los parmetros del pa- trén estético del momento, iba mas alla del uso de tonicos, cremas, tintes para el pelo, cremas depiladoras, ‘maquillajes de ojos, polvos faciales y toda clase de productos cosméticos, por lo regular importados de Paris y ‘Nueva York; se llegaba también a la utilizacién de artefactos que modi caban la figura o los rasgos faciales, tal es el caso de esta faja, que ofre- cialo siguiente: Belleza. Un rostro hermoso ‘yun cutis encantador no'balancean una figura sin gracia. Las mujeres {que piensan que la moda y buena salud deben marchar juntas, debe~ rian usar el soporte reductor “Bue naforma’ (..] para poder tener esa gracia de movimiento, esa hermosura de forma, ese soporte adicional que los corsés ordinarios no pueden dar.” Senos firmes y desarrollados, con un talle esbelto, espalda bien de- recha para caminar con gracia, pier- nas no tan gruesas, pero eso si, dere- chas y bien torneadas. El aspecto personal se vuelve cada vez mas im- portante para obtener el éxito. Los hombres y las mujeres con piernas estevadas, es decir, corvas o zambas, sabjan que el Dr. M. Trilety acababa de lanzar a la venta su nuevo apara- to mediante el cual se podian ende- rezar perfectamente y en poco tiem- po las piernas corvas, sin operacién y sin causar molestia alguna. Se de- bberia usar por las noches para no im- pedir las ocupaciones cotidianas. El aparato se Ilamaba “! y como mejoraba “100% el aspecto personal”, libraba a las personas del “ridiculo”.® El rostro, como “carta de pre- sentacién”, requeria no menos aten- cién. Las facciones de la cara po- dian modificarse hasta alcanzar la forma perfecta El Modelo 25 era un dispositive que se colocaba por las noches so- bre la nariz, estaba dotadode 6 regu- ladores de presién ajustables y fabri cado con metal de gamuza y su pro- paganda se basaba en numerosos testimonios que aseguraban haber sido beneficiados por tan bondadoso artefacto: ime Straitner”, Manera de obtener una nariz de forma perfecta. Un método nuevo, cientifico y sin dotor para ccorregir narices de forma defec- ‘tuosa, No permita que los demés se formen mala opinién suya por el aspecto de su cara, De la buena © mala impresién que cause su persona dependera el éxito 0 el fracaso de su vida."” Proliferaron las salas de belle- za donde tanto mujeres como hom- bres acudian a la manicura, se daban shampoo y se cortaban el pelo. Ha- bia las clinicas de belleza donde se invitaba a las mujeres a renovar su figura y ser atendidas por especialis- tas europeos Seftora aiada.asu belleza el irresistible atractivo de la mujer distinguida. Muchas veces se sentira usted avergonzada por evar en su cara 0 en su cuerpo algunos defectos que pueden ooo ficilmente corregirse. Las manchas de lapel, las pecas, las arrugas, la falta de pestafias y cejas, las cavidades en el cuelio, la flacidez de los senos, son defectos que anulan lahermosura més lamativa Mi préctica, basada en conoci- rientos y sistemas modernos, me autoriza para decirle que todos ‘esos defectos pueden desaparecer. Gabinete Cientifico de Estética Femenina, Dra. Holden” ‘También podian acudir al Salén Paris Coiffure, que se encontraba en Ja 2" de San Juan de Letrin nimero 24, con todas las conveniencias para atender a la numerosa clientela que egaba en busca de servicio de pei- nados, manicure y postizos. Eraaten- dida por su propietario, el seitor L. Melin, quien garantizaba a los usua- rios que serian atendidos por una ex- perta masajista de Paris, y que los productos empleados provenfan de la ‘Academia Cientifica de Belleza de Paris. En estos concurridos estableci- mientos, lo mismo trabajaban como peinadores y manicuristas hombres y mujeres, y tal composicién podia observarse entre la clientela, ‘Como puede observar el lector cen los ejemplos que seleccioné, el competitivo desafio de Estados Uni- dos por el liderazgo mundial durante la década de los afios veinte trascen- di6 su participacién en el conflicto bélico. Tenia ademas razones econd- micas y culturales que habian cruza- do sus fronteras, expandiendo tecno- logia, productos ¢ imagenes del american way of life. Notas y comentarios como las que he analizado aqui aparecian en las revistas mexicanas. Es entonces cuando se difunde y populariza la imagen de la mujer emancipada como tun producto de la prosperidad mate- rial norteamericana, que México es- 17 taba muy lejos de tener. Si bien es cierto que en Estados Unidos, y con mayor raz6n en nuestro pais, se de- rnunciaba que la imagen femenina que se vendia era artificial, producto de los medios de difusién, también lo es el hecho de que logré imponerse un ‘modelo de realizacién femenina, yno solamente en lo referido al ideal es- tético. La publicidad durante este pe- riodo de ingresoa la modernidad tam- bién asumié la ciencia como patron del progreso, no s6lo material y eco- rnémico, sino social y civilizador, pre senténdose como una nueva autori- dad moral y edueativa. Algunos publicistas mexicanos adoptaron las mismas estrategias que los norteamericanos, e incluso utili- zaron los mismos anuncios para los diferentes articulos, a los cuales ti camente les agregaban la direceién cn la Ciudad de México. Los anun- cios sustentaban sus afirmaciones, con relacién a las bondades de los articulos que ofrecian, a partir de “marcas” reconocidas, con testimo- nios de los muchos beneficiados con talo cual producto, asi como.con gran- des argumentaciones que tendian a convencer a los clientes. Elcaracter cientifico que le im- primian a los anuncios se sustentaba, cen muchos casos, en que el propio descubridor del producto era quien lo ofrecia a la venta, ademas de que era el realizador de otras invenciones. En el caso del patron estético que se difundid en México desde el discurso publicitario hegeménico que Iegaba primordialmente de Estados Unidos, jugé un papel muy importan- te la idea de Ia aceptacién social, la obtencién del éxito y el surgimiento de nuevas necesidades relacionadas ‘con una vida civilizada.”" ¢Pelona o India Bonita? Las nuevas técnicas graficas y foto- graficas permitieron a las revistas y ala publicidad convertirse en un me: dio visual con gran influencia sobre los sectores medios de la poblacién urbana, a quienes legaron los nue- vos emblemas sobre las actividades femeninas. Las mujeres se presen- taban como vigorosas y sociables, les gustaba divertirse y agradar a los hombres, para lo cual deberian usar Estas 0 aquellas cremas, éstos y aquellos vestidos de noche o de dia. No obstante, frente a esa explosion del modelo norteamericano, se pre- servaba el modelo de la mujer me: ‘cana delineado por los pensadores de aiios y por la difusién de otro tipo de material que matizaba la ola liberadora norteamericana, es decir, las crénicas de las actividades de la primera dama y sus hijas 0 amigas, las distinguidas hijas de éste o aquel doctor afamado, por supuesto vistien- 18 do de manera conservadora y re tada, Enfrentando la embestida extranjerizante en el momento en que el pais estaba urgido de elementos unificadores e identificadores, el atuendo tradicional femenino, de ori- genes indig preservaba como curiosidad verndcu- Ja, precisamente como simbolo, como parte de la ret6rica nacionalista tan presente en esos afios. De esta manera, se leia en la crénica de la visita que la India Boni ta realizara a la casa de los esposos Pani en 1921 1as y campesinos, se La virgen morena de la raza de bronce, simiente del pueblo mexicano, era el objeto de las miradas de todas las elegantes damas y caballeros alli reunidos. iQue curiosidad se pintaba en los rostros delicados y bellos de las invitadas! Diriase que miraban una flor. ¥ ella, comprendiendo su interesante papel, e regocijaba de su triunfo. Sentada junto a la p mera dama de la diplomacia mexicana, la sefiora Pani, Maria Bibiana, resplandecta de goz0, Su rusticidad no le hizo anonadarse a Ia vista de los finos tapices, ni el rico mobiliario, driase que si por salones semejantes no habia tran- sitado, si conocia las riquezas de Moctezuma y Netzahualedyotl El contraste de su traje con los eor- tesa la ltima moda era encantador. Junto a las cortas faldas de seda, su grueso y largo titixtle y eontras- tando junto a los escotes de fina seda, su delicado kuskumel tejido de algodén, Sus pies desnudos Junto finisimas zapatilas.” La afirmacién nacional, enton- ces, se combind con una debilidad por lo extranjero, sobre todo en las mo- das y formas de ser norteamerica- nos. Este es sin duda el caso de las famosas pelonas Hoy estreno. La pelicula del lujo y del flapperismo. Cabaret, nuestras pelonas, la moda al dia, Asi se anunciaba la cinta Las mujeres modernas, con grandes le- tras y una bella mujer vestida a la moda y con una sensual melena. Las mujeres acudieron al peluquero para que les cortara el pelo, que muchas veces guardaban en una cajita como recuerdo, y quedar tan elegantes como Bebe Daniels, “el maniqui de pelo corto”. Acortar las faldas revo- lucioné la mentalidad hasta de los que se oponian furiosamente a ello. in embargo, el pelo corto levé a controversias que se dirimieron en acciones fisicas contra las atrevidas seftoritas,” quienes no obstante con- taron con buenos defensores entre los miembros del sexo opuesto. Apare- cieron entonces letreros en los ca- miones de pasajeros: “Aqui se prote- ge a las pelonas”, “Pelonas: les da- mos garantias”, “Suban peloncitas”. Un chafiretillo de la linea Nifio Per- dido, un ardiente defensor de las pe- lonas, gritaba por todo el camino: ““jArriba las pelonas!”, “Les cobra- mos la mitad!” Un misico también rindié ho- menaje a las vanguardistas de la moda con el danzin Pro-pelonas.* ‘A final de cuentas las pelonas se im- pusieron yen un panfleto se lefan los siguientes versos: La moda de las pelonas yo se las voy a comtar, ‘pues todas se ven muy monas cuando salen a pasear Ando en busca de una novia pues mi pecho esta vacante, ero quiero sea pelona Porque es muy interesante, Fuente de inspiracién fueron esas “lindas chiquillas”, picaras e in- quietas, que legaban desde Broad- way a través de las piginas del Roto- oo gréfico o la Revista de Revistas, lu- ciendo pequefios atuendos y mostran- do esculturales formas. Los teatros y las jévenes pantallas del cional también se engalanaron con las. estrellitas de Hollywood, como Nan- cy Phillips, “la eterna bafiista de la Paramount”; Alice White, “nueva fi gurita de las producciones First Natio- nal”; 0 la famosa Pola Negri, reco- nocida mundialmente por su talento y elegancia. Esculturales desnudos de una pagina entera se podian encontrar en las mencionadas revistas, o bailari nas orientales luciendo aparatosos traseros y suculentas piernas en una de las tomas mas socorridas por los fotégrafos, en la que el cuerpo fe- menino era mostrado de espalda. Para “Las Damas Catélicas”, tan in- decentes como Pola Negri eran la Bertini, Italia Almirante, la Menichelli, “todas eran iguales y todas peores y contra todas debian protestar”.”* Durante los primeros cuatro afios de la década, el cine se imponia de manera ascendente en el gusto del piblico y el esplendor de la exhibi- cién cinematogrifica coincidié con los primeros afios en los que la ansiada paz parecia haber llegado. Para los criticos del momento, esta diversién_ que empezaba a arraigarse fuerte- mente en la cultura urbana de la épo- icaba fugarse de la realidad, “no hay que pensar ni sentir”, y “la imaginacién se distrae alegremente in sobresaltos”, La sociedad de la época recibié una gran influencia de las peliculas norteamericanas, sobre todo en las maneras de ser, de vestir, de com- portarse, de las mujeres. En agosto de 1922, los cines ‘Venecia, San Juan de Letrin, Trianén, Palace, Parisina y Lux exhibieron la pelicula titulada Cuerpo y alma, en la que la actriz Audrey Manson po- 1e na- 19 saba completamente desnuda para un pintor. Se organizaron entonces ma- rifestaciones en contra de la cinta y “emprendieron una enérgica campa- jia contra las peliculas inmorales que iitimamente han inundado la capi- tal”. Los reclamos de las sefioras y sefioritas que pertenecian a la Unién de Damas Catélicas, a quienes se unieron los santos varones, muy pro- bablemente miembros activos de los, Caballeros de Colén, llegaron hasta la Mitra y lograron que el arzobispo enviara una circular a los sy capellanes del Distrito Federal, para que desde el piilpito impidieran que los catdlicosasistieran a la exhibicion de tan pecaminoso film. Sus razones eran evitar: Laperversion de la sociedad mediante el exitamiento [sic] de las pasiones carnales. [...] Sirvanse ustedes explicar a los cat6licos que, aunque existen los conceptos de “desnudo antstico”, de “arte al desnudo”, etcétera, requieren éstos de vasta ilustracion, cons- tante estudio y muy altas aspira- ciones de arte puro, los cuales, como no son asequibles por las muchedumbres en general y muchisimo menos por la nuestra, constituyen para ellas, s6lo exclusivamente, un foco de per- versién y un incentivo de bajas pasiones..” La popularidad de la “moral im- portada” de Estados Unidos empe- zaba a volverse incémoda para las buenas conciencias. Ademis de la oposicién de los sectores catélicos y de la Santa Mitra, el Ayuntamiento, a iniciativa de Miguel Lerdo de Tejada, propuso imponer nuevamente la cen- sura moral Se planteé la necesidad de que el gobierno contara con una oficina encargada de supervisar e impedir, de ser necesario, a partir del mas amplio y liberal criterio, “con toda di ligencia y en forma absoluta, la exhi- bicién de peliculas denigrantes para nuestro pais y de aquellas que en cualquier forma atenten contra la moral piblica”. En su versién nacional estaban la hermosa bailarina Lupe Aroza- mena, Alicia Pérez Caro, bailarina también, “triunfadora a nivel interna- cional junto con sus hermanas Eva y Celia”; Emma Duval, “hermosa diva que se inicié en el teatro de revista, para luego destacar en el cine mudo ‘como magnifica actriz”; y qué decir de la mas exitosa de las divas, Lupe Vélez, quien “desde el momento de su debut, en 1925, convencid al exi- gente piblico de que sus dotes como bailarina, actriz cémica e imitadora estaban muy por encima”. Las bailistas y coristas de Norteamérica y de Paris tuvieron su correlato en México, asi, del Ba-ta- cldn Megamos al Mexican Ra-ta- pléin del Teatro Lirico, al Cupido se ‘mexicaniza, Las “girls” de Los An- geles, Desnudos para familias, La fiebre del Ba-ta-clén, s6lo por citar algunos, y todo lo “bataclanesco” se puso de moda y se acompaiié de una fiebre de obras con desnudos teatra- lea?’ En México, las jévenes dejaban al descubierto sus regordetas piemas, que fue una de las partes del cuerpo ‘que mas atrajp, en esa época, la aten- ci6n tanto de las muchachas que las mostraban como de los hombres que. as admiraban, Cortaban las mangas, bajaban el escote del pecho y descu- brian la espalda. Con monseftor Fillipi, enviado de Benedicto XV, llegaron a México las recomendaciones del Vaticano, y elilustrisimo seflor arzo- bispo de México, Dr. José Mora y del Rio, promulgé una circular para indicar como deberian las mujeres presentarse en Ia iglesia, pues segiin oo la maxima instancia eclesidstica, “el vestido femenino parece de ilusién”: La falda del vestido cotidia- no deberia terminar donde acaba la liga y empezaba la pierna, “con escotes pudorosos” que se pro- Jongaban al abdomen, por un lado, ¥¥ por el otro hasta la cintura; con mangas que parecfan un deshabillé ‘y “medias que no son sino medias ‘a medias, exageradamente cortas, dejando tamizar el color de las piernas”.”” Modas para la tarde y noche, como asistir a las carreras, c6mo acu- diral teatro, combinar fieltros y blu- sas planas, sombreros con adornos de plata y oro, zapatos de correa, ves- tidos de talle bajo y delgadas telas, cualquier consejo para parecer y ser moderna, se encontraban en las re- vistas y sefialaban las formas de in- gresar a la nueva era. Ademas, las, mujeres acudian en tumulto al cine para ver cémo vestian las mujeres de gran mundo, cémo se peinaban, como se maquillaban, y los anuncios que publicitaban las cintas hacian un Ila- ‘mado a las damitas “para que apren- dieran”. Asi lo muestra el siguiente nuncio: La gran pelicula Macho y hembra, que tanto ha llamado la atencién, pasaré nuevamente en los cines Venecia y Trianén hoy Junes. No deje de verla yno olvide ‘que viendola aprenderd a quitarse Jas arrugas de la cara, fijarse muy bien en la Daniels cémo se pone Jos guantes y la tela en la cara, antes de frotar con vaselina y haciéndolo con frecuencia, llegar ala verdad.” Es bien sabido que cada época desarrolla un tipo de vestimenta es- pecifica. En cada tiempo y lugar hay una particularidad respecto de la for- ma que adopta el vestido, asi como dg la relacién que hay entre lo que 20 las ropas cubren y lo que dejan des- cubierto, es decir, entre el cuerpo y el vestido; toda moda tiene su fecha, asegura Kroeber.” Es sin embargo muy significati- vo el giro que da la concepcién del ‘cuerpo y de la moda durante los afios veinte. De los vestidos largos “hasta el huesito”, los corsés con varillas torturantes, los calzones hasta las rodillas, los zapatos con agujetas, las medias de popotillo, los cuellos que casi cubrian el mentén, y todo aque- to que recordaba el claustro y el cau- tiverio, que limitaban las acciones del cuerpo a los pasos cortos y a los movimientos recatados y lentos; se Meg6 a a agilidad, a los movimientos libres, a las medias de seda, a los vestidos cortos y a los brazos descu- biertos. No sélo se experimentaba la idea de entrar en la modemnidad con lamoda que distinguié los afios vei te, también se percibia una sensacién de libertad, un intento de romper con Jas normas, una necesidad de accio- nar con facilidad. La agilidad que se concebia como una cualidad, transi- taba del cuerpo al vestido, asi como a las telas con las que se confeccio- nnaba: piel de seda “utilizada para toda ‘ocasién” o finisimo y delicado enca- je: los colores vivos y brillantes; las barbitas y los flecos en los vestidos se movian al ritmo del cuerpo y el cuerpo parecia moverse a un ritmo mayor, La moda es, pues, un signo in- equivoco de modemidad y actualidad en todas las épocas, aunque tratn- dose de la década de los veinte esta cualidad se acentué y combiné con un alto grado de creatividad y una considerable dosis de cambio.”* Elcine Olimpia tuvo la gran idea de organizar un desfile de modas, lo que se leia en una crdnica periodisti- ca: [J los principales comer- ciantes y modistas de la capital exhibirian por medio de hermosas seiloritas modelos, desde el foro del teatro Olimpia, Jas siltimas creaciones de la moda en cuestion de vestidos y toda clase de ropa de calle para damas, para las estaciones de primavera y verano. Se espera que ésta sea la exposi- cidn mas interesante y hermosa de cuantas se hayan Hevado hasta la fecha. [...] Podran admirar las importaciones mis recientes que se hayan hecho de Nueva York, Paris y Londres, de vestidos de calle, sombreros, abrigos, capas, vestido de sport, eteétera. Todo lo necesario para deleitar el ojo feménino y vaciar la bolsa del sexo masculino," Asi, dado que la ropa “es lo que confiere al hombre su identidad antropol6gica, social y religiosa, en una palabra, su ser”, y lo distingue de los animales precisamente por el hecho de estar vestido, se reconoce que los vestidos y el cuerpo forman vuna unidad ible o una continua- cién uno del otro. La retérica del vestido que de- fini6 el momento se presenta clara- ‘mente en las revistas, en las que hay una diferencia sensible entre las da- mas que acudfan a las fiestas y cere- monias de benefivencia, que por lo regular eran las mexicanas, y las chi- ‘cas modernas que se mostraban prin- cipalmente con las piernas descubier- tas, con vestidos que dejaban ver los brazos y algunos el abdomen. Esas bellas jdvenes eran sin duda las ar- tistas del cine norteamericano. Se fotografiaban en traje de bafiista, con short o con algin vestido abierto has- tael muslo. Las modas, de acuerdo a los usos parisinos y muy neoyorkinos, presentaban los cambios que experi- menté el vestido en su linea general oo como conjunto, y en sus proporcio- nes, es decir, hubo una transforma- cién significativa con relacién al an- cho y al largo de las faldas, puesto que se acortaron y se volvieron es- trechas; la colocacién del talle varié hasta llevarlo a la cadera y el escote se profundiz6. Las texturas de las telas también suftieron marcados cambios, pues los modelos estaban elaborados con telas de seda, de con- sistencia suave y de “cafda libre”, y hasta medias de seda anudadas da- ban forma a un sui generis vestido. El vestido fue uno de los prime- ros elementos de diferenciacién en- tre los usos campesinos y urbanos, y no se diga de distincién de clase, asi como entre las mujeres “malas”. La cultura burguesa brindé una especial importancia a la ropa. De esta ma- nera, dice Carrefto, “jamais nos sera licito omitir ninguno de los gastos y cuidados que sean indispensables para impedir el desaseo, no sélo de laropa que usamos en sociedad, sino cn la que llevamos dentro de la pro- pia casa”; 0 bien cuando sefiala que el vestido roto no es admisible ni en medio de las personas con quienes vivimos. Esta retérica del vestido lleva a la clasificacién de los atuendos no s6lo por clase o si se es de origen uurbano o campesino, sino también por edad, por ocupacién y por actividad De ahi que la industria de la moda haya diseftado la ropa adecuada para cada momento del dia y para cual- quier evento social. Para las mujeres la retérica del vestido siempre ha sido mas gompli cada, es decir, mis reglamentada. La variedad de posibilidades es maitiple, por lo tanto, como dice Kroeber, la vestimenta femenina se presta patti cularmente bien a un andlisis porque en ella se reciben tanto la expresién erética como las corrientes estéticas, al donde la magnitud de los cambios es en si misma muy significativa, Como una critica, entre otras, al “internacionalismo” de la moda femenina ya la imposicion de patro- nes culturales llegados desde las ca- pitales del mundo a un pais como el nuestro, que no solamente emergia de un conflicto bélico desgastante y destructor, sino que recién se abria al mundo y se conformaba su pobla- n urbana propiamente dicha, apa- recié un panfleto titulado “La subas- ta de mujeres”.* En él, los estridentistas, con su acostumbrado humor céustico, retomaban la euforia por la moda europea y norteamericana. En un in- genioso juego de palabras mimetiza- ban a la mujer-cuerpo con su exten- si6n el vestido, ofreciendo a la venta, a la usanza de la mis moderna co- rriente publicitaria, los diversos tipos de mujeres modernas. ¥ asi, la ca tal amanecié una mafiana amuralla- da de carteles que decian: Caballeros: Habiendo recibi- do por el ultimo correo de Nueva York, Paris, Londres, Berlin, Bue- nos Aires, Rio de Janeiro, Constan- tinopla, Petrogrado, Nuevo Arcén- gel, Pekin, El Cairo, Indostén, Monrrobia [sic], eteétera, las mas ‘grandes novedades y creaciones de los modistos célebres, nos proponemos realizar los modelos espirituales de mujeres que nos quedan en existencia, a precios incompetibles y al aleance de las imas pobres mentalidades. Con- tamos con un surtido variado y completo de miradas de percal, seda, astracén, muselina, en sonrisas legitimas mercerizadas, de algodén, de lana y en actitudes falsificadas de las mids genuinas que han logrado encontrar los dictadores de la moda, He aqui algunos de los modelos que hemos puesto ala venta ¥y que se podrin ver en nuestros ‘escaparates sentimentals. jAproveche la oportunidad! Escoja su modelo! Grandes alma- cenes de Arqueles Vela, S. en C Proveedores de todas las casas reales. En los estilos de la vestimenta -femenina entran en juego distintos factores, el destino utilitario del ves- tido como proteccién o conveniencia, y el elemento atractivo erdtico, fre- ‘cuentemente sublimado por una bis queda de la belleza estética. Asi, dice Carreto: [...] no tiene como nico objetivo cubrir el cuerpo de una manera honesta y decente, sino también contribuir a hacer agra- dable nuestra persona, por medio de una elegante exterioridad [..]en lun cuerpo cuyos movimientos sean toscos y desairados, las ‘mejores telas, las mejores formas y los mas ricos adornos perderén todo su mérito...” Elerotismo y el pudor son con- ceptos que también participan en esta relacién entre cuerpo y vestido. No es dificil imaginar que se haya esta- blecido un juego de aceptacién-re- chazo al ingresar estas nuevas for- mas de cubrir y descubrir el cuerpo, sobre todo si partimos de que era en Jas capas medias donde mayor po: bilidad habia de acceder a las mo- das, pero al mismo tiempo era el sec- tor donde mas escandalizaba a los custodios de las buenas costumbres, ‘aunque sin mucho éxito. Léase lo que dice Carrefio cuando habla del traje en gener Las formas y demas condi- ciones del traje que debemos llevar en sociedad estén generalmente sujetas a los caprichos de la moda, y a ellos debemos someternos en cuanto no se opongan a los prin- de la moral y dela decencia, sin que nos olvidemos, cuando hayamos legado a una edad avan- ooo Preciosa mujer de maftana Sencilla mujer de mediodi Complicada mujer de tarde Delicada mujer para elé ‘Suntuosa mujer para soirée ‘Alegre mujer para sport Mujer luctuosa para viudos Mujer pintoresca para viajes Mujer salida del teatro Mujer para calle ‘Mujer “castigada” en balance Mujer corriente “Mujer estridentista Antes Hoy $150.00 $75.00 $135.00 $65.00 $200.00 $99.90 $140.00 $70.00 $290.00 $145.00 $120.00 $60.00 300,00 $150.00 $500.00 $250.00 $9,000.00 $34,000.00 '$80.00 $40.00 '$60.00 $30.00 $825.00 $12.50 $10,000.00 $5,000.00 ada, de las modificaciones que en este punto aconsejan la circuns- peccién y la prudencia. Pero exis- ten ciertas condiciones a las que no alcanza la influencia de la moda por estar fundadas en la propiedad yeldecoro..." En un comentario colocado en la parte posterior de la portada de Revista de Revistas 707, donde se muestra a la célebre “baniista elésti- a” dibujada por Cabral, se pueden recoger algunos aspectos de lo que en aque! momento se consideraba como atentados al pudor. Asi, la nota se referia a los sefialamientos de un escritor espaiiol acerca de las “cu- riosas manifestaciones del pudor fe- ‘menino”, y decia: Hay por ejemplo el pudor del médico, el pudor del sastre 0 el pudor del ayudante de cémara. ‘Una mujer honrada gritaria en el colmo de la indignacién si un amigo la sorprendiera ciéndose la faja cinturén, pero, en cambio, no tiene ningin inconveniente en ha- cerlo en la presencia del modisto. El pudor es, tal vez, una idea con- vencional. En un salén resultaria imposible que las damas se pre- sentaran sin medias y sus esposos serian los primeros en evitarlo. En laplaya, el asunto cambia. Ningu- na, sise considera de formas acep- tables, resiste a la tentacién de 22 vestir el maillot insignificante y acostarse en la arena candente rodeada de personas conocidas y desconocidas, luciendo sus pier- nas desnudas y sus espaldas tos- tadas por el aire y el mar. Es fécil suponer que las mani- festaciones del pudor y dela vergilen- zaprovienen de la costumbre y de la convencién. El surgimiento de senti- mientos pudorosos con relacién a ciertas partes del cuerpo o incluso ccon relacién al cuerpo desnudo en su totalidad, es una cuestién de normas transmitidas, de tal manera que “no sel sentimiento de vergilenza el que da preceptos respecto a la indumen- taria, sino que la indumentaria usual ces la que determina el sentido de ver- giienza”.” Las afirmaciones anteriores se pueden comprobar en la moda de los afios veinte, ya que evidencié un mayor desenfado al mostrar y mo- ver el cuerpo, como lo dejan ver los bailes de la época. Bailar charleston, por supuesto, era un atentado al pu- dor por esos movimientos tan aloca- dos que subian ain més las faldas, pues se torcian los pies y se abrian las piernas; o el fox trot, donde el muchacho tironeaba de los brazos a la chica en una suerte de “falta de delicadeza” Finalmente, se puede deducir de las anteriores reflexiones que los sen- jentos de pudor, no sélo de los ailos veinte de nuestro pais,,sino en general en la cultura burguesa que esta vigente en el mundo desde el si lo pasado, pasan por la concepeién cristiana de la maldad de la carne frente a la pureza del espiritu. Es significativo que quienes se hayan opuesto a estas modas desi hibidas fueran los sectores mas con- servadores de la sociedad. Para el articulista José Elguero, los cambios que habian sufrido las mujeres no eran tan profundos para dicha de la socie~ dad, la familia y el género masculino. Las mujeres seguian siendo “muje- res”, ideal de la vida, de la pureza y de la virtud, fuente de inspiracién de los poetas, porque las mujeres mexi- canas no pretendian abandonar sus obligaciones para invadir los terrenos del varén."° En una campaiia de re- cuperacién de los valores que se veian afectados por los atentados contra el pudor, también se hicieron peliculas como: iMujer, mujer, mujer! Esta pelicula es un canto de glorifiea- cin a la virtud, a la bondad y al sacrificio del alma femenina; esté dedicada a Ia mujer, que con su abnegacion y sus dolores nos da la fe, el amor y la vida.” Con la misma idea de digni a la mujer y con el objetivo de est mularel sentimiento patriético de los mexicanos, en 1924 se celebraron las fiestas patrias con la eleccién de la reina, bajo el patrocinio de Excélsior: [.Jalavezquese logre hacer una obra por todos conceptos laudable, dignificando a la mujer ‘mexicana, silogramos que la mujer tome una participacién intima en las fiestas en que se glorifican todas nuestras grandezas naciona- les y rinde culto a los héroes desa- oor parecidos, si la mujer, en esa oca- sion memorable, es la que represen- taesas grandezas y eso héroes, por ser ella el manantial de donde han brotado, haremos justicia.* Colofon La luz que sobre los hechos pasados brinda la distancia de un siglo puede matizar y resignificar la importancia que éstos tuvieron en el devenir his- t6rico. El caso de las pelonas es uno de esos acontecimientos que ahora cobran nuevo sentido, del mismo modo que logra constatar algunas afirmaciones anteriores Todas las épocas han tenido una imagen de modernidad caracteristi- cay, por lo regular, se puede afirmar, la de las mujeres ha sido esa repre- sentacién no sélo de lo femenino aceptado en cada momento histori- co, sino del cambio de época. Sin embargo, ahora me parece que la flapper a la mexicana, esa “peloncita” que Diego Rivera testi- moniara timidamente en sus murales, es la imagen misma de la moderni- dad de todo un siglo, fue la imagen del ingreso de México al mundo de la primera posguerra, al de la posre- volucién y al del vinculo cultural de un universo que fortalecia el proyec- to civilizatorio occidental. Las muje- res se cortaron el pelo y su vida no volvié a ser igual. # 23 Notas ' Hobsbawm, Eric. Historia del siglo xx, 1914-199. Catia, Grijalbo, Buenos Aires, 1998. * Véase Muntz, Els, “Gargonnes, flappers y ppelonas: ,De qué modernidad habla- mos? La década fabulosa”, en larevista Fuentes humanisticas, numero 22, Universidad Autonoma Metropolitana {en prensa) >Laeiencia social ha enido radicionalmente diffcultades para aceptar la presencia simultanea del caos y del orden en una larga coexistencia que no tenga visos de resolverse 0 superarse por media- ciones dialéeticas, Las redes imagina- rias son, para mi, un concepto capaz de dar cuenta de esta heterogeneidad bisica: al mismo tiempo que ocultan las diferencias ycontradicciones, estas, redes muestran Ia ireductbilidad de ‘muchas de las fracturas que entreeru- zan el cuerpo”. Mistral, Gabriela Lectura para mujeres. Secretaria de Educacién, México, 1925, p. 11 “Elsa Muniz, op. cit, Introduccién * Citado por Vidales. Susana en “Ni madres sabnegadas ni Adelitas”, en Criticas de laeconomiapolitica, 14/15. La mujer: trabajo y politica, E\Caballito, México, 1988, p. 245. * Véase Congreso Feminista Anales, 111 En esos dos congresos, a los cuales asistieron en su mayoria profesoras de escuela primarias urbanas, se tomaron resolucionesa favor de a eseuel nica y de a educacin progresiva. Estuvie~ ron de acuerdo en que se pusiera fina Ja supersticinreligiosa al fanatismo yall intolerancia, poniendo en entre~ dicho la posicién que afirmaba que las mujeres eran conservadoras en lo relacionado con la religion, Se vord porque en ef fituro se les diera mis oportunidad de participacién en la politica, primero en el Ambito muni cipal, y eventualmente en el estatal y nacional, Finalmente se exigié que se reformarael Cédigo civil de 1884 con el fin decliminar aniculos diserimina- torios conta las mujeres Carranza, Venustiano. Ley sobre elaciones ‘familiares. Edicién Oficial, Imprenta {del Gobierno, México, 1917. Cott, Nancy F., “La mujer moderna, estilo norteamericano: los afios veinte”, en Duby, Georges y Michell Perro, His- toria de las mujeres. El siglo xx Nacionalismo y mujeres, tomo 9, ‘Taurus, Madrid, 1993, pp. 91-107, * Rotogréfico, 12 dejunio de 1929. ° Revista de Revistas, 13 de abril de 1924, p. 30, "Revista de Revistas, 16 de julio de 1997 " Ibid, p. 12. Revista de Revistas, 8 de julio de 1923. ™ Carreflo, Manuel Antonio. Manual de urbanidad y buenas maneras. Editorial Patria, México, 1934, p. 63 "Revista de Revistas, 24 de febrero de 1924 's Revista de Revistas, 8 de julio de 1923. "Revista de Revistas, 26 de marzo de 1922. "* Revista de Revistas, 11 de febrero de 1923. " Revista de Revistas, 25 de noviembre de 1923. ® Revista de Revistas, 6 de marzo de 1922, ® Cott, Naney F. op. cit. pp. 91-107. ® La sociedad al dia”, en El Universal, jueves 4 de agosto de 1921, p.2 ® Unas jovenes estudiantes de la Escuela de Medicina se presentaron a clases con los eabellos corto. A una de las jave- ne del grupo la sometieron a laimpo- tencia mientras otros 1a rapaban ‘completamente. Las jOvenes se extra- hharon de la agresién porque cuando usaron falda corta sus companeros las piropeaban. La agresién cumplig un efecto contrario, se multiplicaron de tun dia para otro las “pelonas” que se paseaban por las céntricas calles de la Ciudad de México. ™ Véase Aurelio de los Reyes. Cine ysoviedad ‘en México 1896-1930. Bajoel cielo de México, volumen It (1920-1924) Universidad Nacional Auténoma de México, México, 1993, % Folleto, México. Tipografia La Carpeta, 1920. citado en lbid. p. 285 oO Damas y callers pden la prohibicién de ciertas cintas”, en 7 Universal, domingo 6 de agosto de 1922, . 1 -Loscines, el desnudo y La Sagrad Mitra en El Universal, sibado 12 de agosto de 1922, p. 1 > “El ayuntamiento ha puesto en pretica la censura para las peliculas”, en Excélsior, viernes 20 de octubre de 1922. p.6, ® Para 1924 habta veintidés carpas que oftecian funciones de variedades y tueinta y ds sitios donde los capta- lines satisfacian sus ansias de bailar, ineluidos los eines Olimpia, Salén Rojo. Progreso Mundial y Bucareli Bolesin Municipal. segunda época, mo XII. nimero 38, 15 denoviembre de 1924, ™ Los eines el desnudo y La Sagrada Mita” ‘nl Universal, 22de agosto de 1922. pl £1 Universal, lunes 11 de abril de 1921. 4 Kroeber. Allied L, Efesio la evolucion de fa cultura. Guadarrama, Madrid 1969. * Para Krocber. después de un period muy largo en el que las modas del mundo ‘occidental no tuvieron cambios muy sieniicativosy quel ubia entre 1835 y 1905. se advierte un periodo de inestbilidad que va de 1908 y hasta 1936, sepin sus pesquisas por Europa. enel que las modas suftieron cambios muy importantes. £1 atribuye esa Inestabilidad a los peridos de entre uerras y de posgueras.y seal que én general es0s periodos de alta 24 -aribilidadcoinciden grandemente con periodos de alta tensién sociopolitica y de inseguridad. £1 comenta que lo ue estas coyunturas “de tensiones sociopoliticas lo que realmente parecen hacer es transmitir la tensién, las conmociones y Ia inestabilidad generalesa los disenadores de la moda ¥ al pablico y los clientes a quienes Sirven”, Kroeber, ibid.,p.29. iubart Mater, cantada en el Olimpia esta noche”, en Excélsior, 29 de marzo de 1923, p.7 » Mario Perniola, op. cit, p. 237. ~Arqueles Vela, desesperanzando una juventud [| decidi6 abandonar a sus munecasen trueque de la amplitud de un viaje que decorara de horizontes su Vida, y liquid® sus existencias. La capital amanecié amurallada de cearteles”. List Arzubide, Germén. ET ‘movimiento esiridentsia, SEP, Lecturas “Mexicanas 76, segunda serie, 1986, p. 67-68, ” Ibid. p. 369. ® Carrefio, Manuel Antonio, op. ett, 1934, p. 36, A Oldendorf. Corporalidad, sexualidad y ‘cultura, Ediciones Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1970, p. 38. Elguero, José. "La mujer contempordnea”, cn Revista de Revistas, domingo 6 de enero de 1924, p. 4. * Excélsion viernes 13 de enero de 1922. p. 7 “Las bases para el concurso de Exoélsion.” en Exeélsior, 30 de mayo de 1923. segunda seccién, p.

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