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El primer pensamiento que intuitivamente se nos viene a la cabeza cuando escuchamos perros
funcionales probablemente sea el acuñado por la FCI (Fédération Cynologique Internationale) para
hacer referencia a los ejemplares pertenecientes a los distintos grupos de trabajo categorizados
según las razas con orígenes, familias o funciones similares, sin embargo, en la actualidad
podemos darnos cuenta que existen muchos ejemplares que si bien pueden ubicarse dentro de
estos grupos de trabajo no son percibidos como tal (imagen 1) , ni que decir sobre los cruces y
demás líneas (imagen 2) que oficialmente no figuran como raza debido a los protocolos,
tecnicismos o dificultades para lograr esta denominación.
Es así como proponemos para perros funcionales la definición todos aquellos ejemplares con el
conjunto de habilidades tanto físicas como psicológicas, estables en el tiempo y necesarias para
lograr la labor encomendada. Esta definición contempla ejemplares machos, hembras, cruces,
líneas y demás que por una u otra razón no puedan ser ubicados dentro de las categorías de
perros de trabajo existentes.
En adelante se hará referencia a las categorías propuestas por la FCI y el AKC (American Kennel
Club) debido a que son los dos clubes referentes a nivel global, esto sin desconocer los protocolos
de categorización y clasificación de los clubes con sede en los diferentes países con tradición
cinófila y cinológica, pero para efectos de practicidad y unificación de criterios utilizaremos
principalmente los propuestos por a FCI.
Imagen 1. Rottweiler mascota Imagen 2,
F1 Dogo argentino x galgo
Razón de ser de los perros funcionales
La razón por la cual necesitamos perros funcionales obedece a la necesidad de un trabajo en
específico; siempre hemos utilizado las capacidades sensoriales (olfato, oído y vista) de los perros
en nuestro favor y la forma de llevar a cabo esta tarea es mediante la relación humano-animal,
humano-perro en este caso, que se debe desarrollar entre el manejador y el can. La selección de
los ejemplares para dichos trabajos podrá llevarse a cabo de forma objetiva con el uso de pruebas
diseñadas para evaluar los rasgos básicos del temperamento del perro (temerosidad, agresividad,
disposición al entrenamiento y sociabilidad principalmente) (Jakovcevic y Bentosela, 2009).
Jones y Gosling (2005) compilaron el método para estudiar el temperamento de los perros en 4
pruebas pensadas y estandarizadas para evaluar la reacción de estos en diferentes situaciones,
esto es: i. batería de pruebas, pensada para evaluar la respuesta de los animales frente a
situaciones controladas. Consta de las pruebas físicas a realizar y la metodología de recolección de
datos; ii. Cuestionarios, utilizado para puntuar al ejemplar evaluado a partir de su conducta e
historia. Generalmente lo llena el cuidador o dueño; iii. Puntuación por fenotipo racial, realizada a
nivel grupal racial y no sobre el individuo; iv. Pruebas de observación, se mide la reacción del
ejemplar en escenarios no controlados (paseo por el parque u otros).
La evaluación de estos rasgos a temprana edad permite tener una idea del comportamiento y
desempeño de los perros en situaciones similares a las que se enfrentarán una vez sean
seleccionados para el trabajo en cuestión. Como se mencionó antes, se hace necesario evaluar la
estabilidad tanto física como psicológica del perro para conseguir resultados positivos, de esta
forma nos aseguramos de tener un ejemplar funcional varios años. Los requerimientos físicos
necesarios en los perros funcionales serán detallados en un próximo artículo.
Las dos principales ventajas al realizar estas pruebas de temperamento son: i. el elevado éxito al
momento de seleccionar ejemplares para desarrollar todo el proceso de adiestramiento y la
función en cuestión y ii. el ahorro en tiempo y costos derivado de la baja tasa de deserción
originada por el proceso de selección riguroso. Se hace énfasis en este punto debido a la enorme
variabilidad en aspectos psicológicos y genéticos condicionantes que pueden presentarse en
cachorros pertenecientes a una misma camada, aun con progenitores superiores.
Estas pruebas sirven para evaluar la aptitud de un ejemplar para desempeñar prácticamente
cualquier tipo de actividad, desde perros de asistencia, pasando por perros entrenados en rastreo,
hasta perros empleados en guarda y defensa por fuerzas militares y policiales. Se debe
sobreentender que dependiendo de la labor a realizar así mismo se ajusta la prueba y que estas
generalmente se desarrollan por los centros o por quien necesite encontrar la forma de evaluar lo
mencionado.
Inicialmente fueron los trabajos a realizar los que trazaron los criterios de selección y cría. Labores
como el pastoreo, la guarda y defensa, el rastreo, cobrar presas, el señalamiento, la lucha en
madrigueras o bajo tierra contra alimañas, la cacería a campo abierto o el apresamiento, son las
que han señalado el fenotipo ideal para las razas especializadas en estas funciones.
Perros de servicio: las funciones desempeñadas por estos ejemplares pueden ser muy variadas,
también conocidos como perros de asistencia, (imagen 3) su trabajo consiste en desarrollar
actividades específicas relacionadas con la discapacidad de su cuidador que ayuden a mejorar su
calidad de vida brindando una mayor independencia y seguridad. Las funciones de estos perros
están dirigidas a asistir personas con limitaciones visuales, auditivas, con problemas de movilidad,
esclerosis múltiple, diabetes, epilepsia, autismo o cualquier otra enfermedad o condición que
requiera la ayuda de un can. Se estima que aproximadamente existen unos 10.000 perros
trabajando como perros de servicio en USA, y este número aumenta cada año (United State Dog
Registry, 2013)
Imagen 3. Perro de asistencia
Perros guía: son ejemplares entrenados para ayudar personas con limitaciones visuales
oficialmente permanentes, sus funciones van desde ayudar a caminar a su cuidador, evitar
colisiones, cruzar calles, evitar obstáculos, levantar y acercarle cosas al cuidador, ubicarlo cerca de
entradas y salidas cuando visitan lugares concurridos, e incluso ignorar las órdenes del cuidador si
estas ponen en riego su propia seguridad (Service Dog Central, 2014) (imagen 4)
Perros de asistencia para la movilidad: este trabajo lo desarrollan ejemplares de razas grandes
(imágen 5) principalmente debido a que se necesita un perro con un arnés especial con el que
pueda servir de soporte, contrapeso y guía al propietario, también pueden ser entrenados para
abrir y cerrar puestas, recoger y transportar cosas entre otras actividades (Winkle, Crowe, &
Hendrix, 2012;).
Perros de asistencia para autistas: los ejemplares dedicados a esta función deben recibir un
entrenamiento especial, deberán ser capaces de detectar situaciones peligrosas y actuar en
consecuencia para salvaguardar el bienestar su dueño; tales situaciones pueden ir desde estar
atentos a las alarmas para humo, ataques de pánico, la temperatura elevada del horno, hasta
comportamientos destructivos como azotar la cabeza contra algo. Las personas con autismo no
pueden identificar las situaciones críticas que pondrían en riesgo su vida por su misma condición,
por lo que se necesita un perro (imagen 6) con las habilidades psicológicas y físicas adecuadas que
sepa cómo proceder en estos casos (Service Dog Central, 2014b).
Perros de trabajo
Perros detectores de aromas: las extraordinarias habilidades olfativas de los perros sumado a la
vinculo humano-perro sitúa a estos últimos cómo el principal encargado para la ejecución de
tareas relacionadas con olfatear aromas o elementos particulares (imagen 7). Es así como
encontramos para esta labor perros trabajando en puertos aéreos y marítimos, en edificios
gubernamentales y demás donde la seguridad sea una prioridad.
Perros Arson: también conocidos como perros para detección de acelerantes (gasolina, gas y
demás sustancias igniciantes). Son una variante de los perros detectores de aromas enfocados
solo en sustancias igniciantes o inflamables pudiendo recordar hasta 10 olores diferentes en sus
memorias de trabajo (Williams y Johnston, 2002). Esta categoría de perros de trabajo está
principalmente auspiciada por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) o
el Programa estatal Granja de perros Arson, con un costo de entrenamiento aproximado de USD
23.000 por perro (Welcome to the State Farm Arson, 2010). Para esta labor se utilizan
principalmente ejemplares de la raza Labrador Retriever y sus cruces debido al alto nivel de
energía y disposición para el trabajo (Standards for Accelerant Detection, 2014).
Imagen 8. Perro Arson
Perros policía: los perros policía también son entrenados en la detección de aromas junto con
otras actividades relacionadas con la guarda y defensa de su manejador y cuidador. Solo en USA
existían hasta 2013 7000 binomios oficial-canino entrenados principalmente para detección de
drogas, control de multitudes, aprensión de sospechosos y protección al oficial (Taking a Real
Bite,” 2015).
Perros de búsqueda y recate: esta categoría se divide en dos grupos: rastreo y seguimiento y
perros que olfatean el aroma en el aire; los primeros trabajan con correa y siguen un rastro físico o
la ruta que siguió la persona desaparecida (imagen 9), los segundos están entrenados para
encontrar cualquier rastro humano (imagen 10) (Jones et al., 2004). Ambos grupos de perros
trabajan con la nariz en el suelo y pueden cubrir grandes distancias en su labor, que dependerá del
terreno, condiciones climáticas y el tiempo transcurrido desde la desaparición de la persona
buscada hasta el inicio de la búsqueda.
Perros pastores: los ejemplares dedicados a esta actividad generalmente nacen con habilidades
innatas producto de la selección y cría que se les da. Estos ejemplares se encargan del manejo de
rebaños de ganado (reses, cabras, ovejas, gansos, renos) manteniéndolo junto, deteniéndolo o
direccionándolo hacía donde el pastor necesite (imagen 11). En muchos casos el pastor guía al
perro con silbidos y comandos que pueden indicar derecha, izquierda, parar o avanzar, pero es la
habilidad innata del perro para el pastoreo lo que en realidad hace la diferencia.
Perros de guarda y defensa: esta labor es desempeñada principalmente por ejemplares con
aptitud para el trabajo, los perros que desempeñan esta función se entrenan mucho tanto en
obediencia básica como funcional y ataque. Generalmente estos canes son usados como fuerza
disuasoria frente a personas que representen una amenaza para sus manejadores y si las cosas
escalan y se salen de control atacarán a la voz de un comando o como consecuencia de la agresión
en sí. Para este trabajo se emplean ejemplares de los grupos pastores y molosoides
principalmente, aunque también pueden utilizarse otras razas que demuestren el tener el
temperamento necesario.
Perros de caza y presa: en esta categoría de trabajo generalmente se emplean dos tipos de perros,
los primeros son animales livianos de la familia hound principalmente o sus cruces (imagen 13),
que encuentran, acorralan y algunas veces atacan a la presa (zorros, coyotes, ciervos, etc). El otro
tipo de perros empleados son los perros de mordida, pertenecientes al grupo molosoide y sus
cruces (imagen 14), su función consiste en sujetar con una mordida fuerte al animal cazado lo
suficiente para que el cazador llegue y termine el trabajo. Esta función de trabajo se profundizará
en un próximo artículo.
La denominación para perros funcionales puede dividirse en dos categorías: perros de asistencia y
perros de trabajo. Estas dos categorías tienen roles y responsabilidades muy diferentes. Los perros
de asistencias son mascotas con entrenamiento en habilidades básicas y obediencia ajustadas a las
necesidades especiales de sus dueños, por tanto, no se necesitan para desarrollar funciones que
involucren actividades distintas a estar, asistir y reconfortar a su dueño (Fine, 2015).
Los perros de trabajo en la mayoría de los casos no son mascotas, son animales de trabajo con una
función esencial que involucra no solo al cuidador sino a más personas, animales, objetos y
situaciones. A parte de las habilidades psicológicas estables, los perros de trabajo también
necesitan habilidades físicas que le ayuden en el desempeño de su función.
En la medida que más desarrollado sea el vínculo con el dueño o cuidador, los perros procurarán
dar todo de sí y es nuestro deber, como sus líderes, trabajar por que así sea, recompensándolos
por su esfuerzo con cuidados y dándoles un lugar dentro de nuestros hogares y nuestro corazón.
Bibliografía
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