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El Derecho es un sistema normativo de regulación de la conducta social, producido y

garantizado coactivamente por el poder político de una autoridad soberana, que facilita y
asegura la convivencia o cooperación social, y cuya validez (obligatoriedad) está
condicionada por los valores jurídicos y éticos de los cuales es generador y portador,
respectivamente, en un momento y lugar histórico determinados.

Lo que se denomina Estado es una generalización de los caracteres o comunes que


presentan los sistemas políticos hoy vigentes en las sociedades industrializadas de
Occidente, y cuyo modelo se ha extendido universalmente. El Estado es, pues, la
abstracción conceptual de un fenómeno político específico, dado en una sociedad y en un
tiempo determinados. En diversas etapas ha adquirido centralización del poder, sujeción a
la norma establecida, conformación jurídica y legitimidad social.

El Estado es una organización y como tal una conformación de relaciones sociales, en este
caso de poder, posiciones de mando y obediencia y grupos. El Estado se manifiesta como
una serie de conductas con sentido y dirección, determinadas por las funciones específicas
que socialmente se le asignan.

El conjunto de criterios, elementos, condicionantes, valores, que guardan entre sí una


relación de coherencia (en función de ciertos objetivos sociales) que orientan la utilización
del derecho como una técnica social a la mano del poder, conforman la política jurídica.

Relación entre Estado y Derecho.

Con estas dos nociones (estado y Derecho) podemos entrar al estudio de la relación entre
Estado y Derecho.

Cuando se habla de Estado hace referencia al orden jurídico, y viceversa, dentro de los
grupos de doctrinas relacionadas con estas cuestiones, encontramos en primer lugar, el de
las teorías que consideran al Estado como una mera realidad social, como un complejo de
hechos sociológicos ajenos en todo al orden jurídico y como un "fenómeno de mando".

Existe además teorías que sostienen que el Estado tiene dos facetas, dos aspectos, dos
dimensiones: un aspecto juridico y otro sociológico; pero no determinan cuál es la conexión
entre estas dos caras, jurídica y sociológica. Se limitan a constatar la existencia de esa
doble faz, pero no se refieren a la posible relación que exista entre esas dos dimensiones.

Encontramos en tercer término la doctrina de Kelsen, que afirma la estricta identidad entre
Estado y Derecho, considerando al Estado como el orden jurídico vigente. Y aun afirma que
Estado y Derecho son dos palabras con que se designa un solo objeto. Kelsen sólo toma en
cuenta un aspecto del Estado, el jurídico, y lo eleva a una categoría absoluta.

Cabe destacar que las doctrinas consideran que en el Estado hay realidades sociológicas y
aspectos jurídicos; pero estas teorías se diferencian de las del segundo grupo en que,
además de tener en cuenta que en el Estado hay esa doble calidad, esa doble faz, procuran
determinar la relación que existe entre ambos aspectos, en tanto que las teorías del
segundo grupo sólo constatan el hecho de que en el Estado coexisten esa doble faz o
aspecto. Las teorías de este cuarto grupo van más allá y procuran explicar la relación que
hay entre el aspecto sociológico y el aspecto jurídico.

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