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PETIT. Michele. Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura.

Trad, De Rafael Segovia, Diana Luz Sánchez. México: PCE, 1999.

199 p, (Colocc, espacios para la lectura).

El miedo al libro, ello se ve reflejado en esta tercera jornada, este temor nace a partir de
la religión, la lectura era una exclusividad, por consiguiente, este privilegio era
netamente para está. Antiguamente la alfabetización era más evidente en aquellas clases
bajas, el leer sigue siendo una actividad un poco baja en el campo francés, pero aún así
actualmente se ve reflejado en los jóvenes ese amor por la lectura.

Nace una diversificación de tabúes referentes al entorno del lector, el principal se refiere
a la entrega de la persona a una actividad, nació en el medio de obstáculos sociales:
culturales, psíquicos. Es malo perder el tiempo, el libro es poco familiar y malo es estar
sin hacer nada. El traer un ritmo constante de la lectura puede traernos un tercer tabú: se
presenta en el campo un dominio de la lengua un poco desequilibrada, generando ser
imposible ó complicado el acceso de textos impresos, convirtiéndose como un
privilegio de clases. Así pues, el leer es arriesgarnos a una alteración, por ello el miedo
al libro es también invasión, miedo a un cambio porque puede destruir todo aquello que
creemos que nos compone, todas aquellas características personales e intrapersonales.

AL pasar el tiempo se han realizado diferentes investigaciones entorno al lector, este


como se instruye, como nace y como puede mantenerse en una sociedad, de esta
manera comprender como desde una edad temprana se puede familiarizar con los
libros. El talón de Aquiles de cada lector es su familia allí ellos son un punto decisivo
para desarrollar su singularidad.

Por lo tanto la lectura puede ser arriesgada, sí, ya que puede generar ciertos cambios
positivos o negativos a nivel cultural, social y moralmente por consiguiente se
considera que toda acción u cambio que se salga de la normalidad establecida por un
patrón, ocasiona miedos envasados al poder y la lectura no se libera de ellos, creando
tabúes y estructuramientos para originar un lector.

Cód: 2193003. Ibáñez Silva, Wendy


Michelle.
PETIT. Michele. Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura.

Trad, De Rafael Segovia, Diana Luz Sánchez. México: PCE, 1999.

199 p, (Colocc, espacios para la lectura).

Sabemos ya que la lectura implica unos riesgos para el lector, también a través de ella
puede transmutar su ser, conocerse así mismo y su entorno, quizá en el camino deje
algunas creencias que la misma sociedad se encargó de implantar, pero que al fin y al
cabo no le pertenecían. Generando un auge libertino hacia el nuevo conocimiento ya
teniendo en cuenta un poco más sus gustos particulares, logrando romper ataduras. Los
lectores son tediosos porque tienden a ser un poco desenfrenados al momento de
escoger su lectura. Y si bien en cierto, los libros te hacen renacer asegurando que el
lector cuando vuelva a su círculo social, hace cambios ya sea en su manera de pensar
para aplicarlo ensi mismo ó en su sociedad, no se debe dejar regir el gusto de la lectura
por terceros debe de otorgarse una relación personal que no solo involucre gustos de
exteriores sino también personales.

Se plantearon unas series de entrevistas y la mayoría de ellas concuerdan en que sus


sitios de estudias han desmotivado su gusto por las letras, El psicoanalista Bruno
Bettelheim decía que para sentir muchas ganas de leer, un niño no necesitaba saber que
la lectura le serviría más adelante. En vez de ello debe estar convencido de que ésta le
abrirá todo un mundo de experiencias maravillosas, disipará su ignorancia, lo ayudará a
comprender el mundo y a dominar su destino. Pero la enseñanza ha trascendido por
diferentes etapas llegando así coincidir una evolución, a la cual se le considera un arte
mágico, ya que es uno de los principales medios atrapar la mente de cada personaje en
particular, considerando al maestro como un pilar para hacer volar a su estudiante.

Para democratizar la lectura no hay recetas mágicas. Sólo una atención personal a los
niños, adolescentes, mujeres y hombres. Una interrogación cotidiana sobre el ejercicio
de su profesión. Una exigencia. Imaginación. Un trabajo a largo plazo, paciente.

Escuchando a estos jóvenes se calibra hasta qué punto un bibliotecario o un maestro


pueden ser los facilitadores de relatos, saberes, palabras, imágenes que desplazan el
ángulo de percepción desde el que estos jóvenes ven el mundo. Además, para integrar,
hace falta hacer lugar. Y hacerle lugar al otro, reconocerlo, es por ejemplo, intercambiar
algunas palabras al final del curso o en el momento en que devuelve un libro.
Cód: 2193003. Ibáñez Silva, Wendy
Michelle.

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