Sei sulla pagina 1di 4

CAPITULO 14 CONDUCTAS INNATAS O GENOTIPICAS

CONCEPTUALIZACION, ORIGEN Y NATURALEZA.


Son conductas innatas o genotípicas, las que se han heredado y por lo tanto ni
provienen del aprendizaje alguno, ni participa en la inteligencia. Se les conoce
también como comportamientos connaturales.

LOS REFLEJOS.
Los reflejos puros son respuestas innatas de los seres vivos, automáticos,
locales, involuntarios y por lo tanto no mentales sino fisiológicos.
Se diferencia con los reflejos condicionados pavlovianos en que estos, son
mentales y son adquiridos

Los reflejos puros son relativamente sencillos, pero a pesar de ello, para la
integración de su circuito, se hace necesario que se conecten por lo menos dos
tipos de neuronas especializadas, una sensitiva y otra motriz.
Los reflejos característicos son el hipo, la tos, el rotuliano, el de acomodación del
cristalino y el pupilar.

LOS TROPISMOS.

Son tendencias innatas de algunos organismos vivos, como respuestas ante


estímulos de diversa índole.
CONDUCTAS INSTINTIVAS O FILOGENETICAS.
Son aquellas que son connaturales y características de la mayoría de individuos
de una especie.
Su consolidación puede depender de cierto grado de desarrollo o de maduración,
pero no de aprendizaje.
El comportamiento instintivo es el efecto; el instinto es la causa.

El instinto, del latín instinctus, impulso, desde su origen significó una reacción
animal, irreflexible, inconsciente y contraria a la razón o a la inteligencia.

Aunque expresadas de manera distinta, otras definiciones sobre el instinto llevan


el mismo común denominador.

El instinto es:
El comportamiento innato y representativo de la especie, en el que no participa la
inteligencia.

Es la capacidad característica e innata de la especie que ayuda al individuo a


hacerle frente en un nivel primitivo a alguna fase del ambiente.

Es el modo de reaccionar de los seres vivos, para actuar sin el recurso del
aprendizaje o de la experiencia.
Ahora bien, la conducta instintiva pura es muy rara en el hombre. La especie
humana utiliza la inteligencia para su mejor adaptación ecológica. Aprende y
evoluciona, y ofrece comportamientos contrastados que tienen rasgos innatos,
pero mezclados con muchos otros aprendidos.

El ser humano llora al nacer, pero aprende a llorar posteriormente y le sirve como
respuesta defensiva por su descarga emocional.

A medida que se baja en la escala zoológica, son de apreciarse extremos menos


amplios de variaciones individuales (temperamentos).

A las conductas instintivas también se les conoce como filogenéticas


precisamente por ser características de la especie. Pero hay individuos que no
siguen el patrón general conductual de la especie; esos constituyen las
excepciones que vienen a ser los temperamentos individuales, los cuales alcanzan
su mayor contraste en la especie humana.

CONDUCTAS POR TEMPERAMENTO U ONTOGENICAS

El temperamento* humano al cual se conceptúa innato e inmutable, se le señala


como responsable de las respuestas naturales del individuo, de sus reacciones
emocionales y afectivas, de su dinamismo o de su apatía.
CONCEPTO DE MADURACION EN LAS CONDUCTAS INNATAS

Cuando avanza la maduración, al igual que cuando se procésale aprendizaje,


hay modificación de conducta. Los comportamientos cambian efectivamente en el
aprendizaje, por ejercitación y en la maduración por desarrollo.
CONDUCTAS CONGENITAS.
Son aquellas innatas que se manifiestan desde el momento de nacer, como el
acto de mamar en los mamíferos, el de nadar en los peces o el de picotear en los
pillitos para salir del cascarón.

CONDUCTAS INGENITAS.
Son conductas innatas también, pero representan otra forma de herencia ya que
no son comportamientos detéctales desde el nacimiento, sexar, anidar, caminar,
nadar o volar; hablar, cantar, rebuznar o piar, según el caso.
Sin embargo, estas conductas por su cualidad ingénita van aflorando
progresivamente por desarrollo que conduce a maduración como meta final.

Si observamos el vuelo de los pajaritos que han sido tradicionalmente emulado


por el hombre, no de su primer vuelo resulta diestro y seguro; las tentativas son de
avance gradual, desde el pinito vacilante hasta el planeo elegante y estético.

Los experimentos de Spaling ( 1873 ) con relación a ese vuelo de los pájaros, hará
luz en nuestra conceptualización: a unos gorriones recién nacidos los encerró en
una jaula de dimensiones tales de no permitir que extendieran sus a las, y una
disposición experimental para impedir que pudieran ver volar a sus congéneres
mayores. En un lapso de crianza en que pajaritos semejantes, en cautiverio para
control, pero en libertad de actividad volaban ya a la perfección soltó a los del
experimento. El resultado fue que volaron casi como lo hicieron los animalitos
patrón, según su conducta filogenético.

Y aún sin ver a sus mayores ejecutar vuelo alguno, perfeccionaron el suyo
inmediatamente.

En una fábula de Marden, encontramos ejemplificado el concepto de conducta


instintiva y su maduración.

Relata Marden, que un leonzuelo todavía mamoncillo salió de la caverna mientras


su madre dormitaba, y jugueteando por el bosque le atrajo la variedad de cosas
para él nuevas que encontraba a su paso, por lo que quiso ir mas allá en sus
exploraciones y ver el mundo que tan grande le parecía. Pero antes que se diera
cuenta, había caminado tanto trecho, que no acertó a encontrar el camino para
volver a la caverna. Se había extraviado.

Lleno de temor anduvo el leonzuelo errante en varias direcciones, llamando con


lastimeros rugidos a su madre; pero la madre no respondía.
Cansado de vagar, ya no sabia que hacer, cuando una oveja a la que había
arrebatado la cría escuchó sus lamentos y trabando amistad con él lo adopto por
hijo.

La oveja sintió mucho cariño por su entenado, que en poco tiempo, gracias a las
ubres de la amorosa madrastra, fue creciendo hasta hacerse mucho más
corpulento que ella, de modo que a veces le causaba pavor a pesar de su cariño,
por que descubría en los ojos del ya adulto león un fulgor extraño que no acertaba
a comprender.

La madre nutricia y su hijo adoptivo continuaron viviendo en dichosas intimidad.

Pero cierto día, apareció en la cumbre de la frontera colina un soberbio león cuyos
contornos se dibujaban sobre el azul del cielo. Sacudiendo su pobladísima
melena lanzó un rugido cuyos ecos estremecieron a las montañas. La oveja
quedó paralizada de terror, pero en el mismo instante en que aquel rugido resonó
en los oídos del hasta entonces ovejuno león, se revolvió todo su ser despertando
en él la natural y noble fiereza de la felina índole que dormitaba en sus entrañas.
El rugido del león había hecho vibrar una cuerda de su naturaleza todavía intacta.
Actualizó una nueve fuerza interna que antes no sintiera.

Le invadieron nuevos deseos y tuvo conciencia de su poder. Instintivamente, sin


percatarse de lo que hacía, respondió al llamamiento de su selvático congénere
con el correspondiente rugido, y dirigiendo una patética mirada de despedida a su
apacible nodriza, marcho a enormes brincos a reunirse con el león de la colina.
Cuando el leonzuelo de la fábula maduró la conciencia de su estirpe felina, sintió
revelado su patrimonio de fuerza y poderío, volvió para siempre las espaldas a la
antigua vida y ya nunca más se satisfizo con la ovejuna condición en la que hasta
entonces viviera. Desde el momento de convencerse de que era león ya no más
quiso ser oveja. La ilimitada libertad de la selva la reveló su señorío sobre todo lo
que hasta entonces le aterrorizara.

LO INNATO Y LO APRENDIDO.

Se ha llevado a cabo un sencillo experimento trabajando con pájaros cenzontles:


todos aislados, trinaron desde, pequeños con su típica composición musical. A la
mitad de la criase le hizo convivir con expertos pájaros cantores de diferentes
especies. La otra mitad permaneció totalmente aislada. Los resultados fueron
estos: la parte de cría que convivió con los cantores, enriqueció sus trinos y
combinó con ellos conjuntos armoniosos de notables belleza. Pero conservó
ciertas notas en común con la composición musical innata de la mitad que quedó
aislada y que por desarrollo madurante alcanzó simplemente el trino característico
de su especie.

Es algo así como si una parte de los cenzontles hubiesen aprendido a hablar en
otros “idiomas” pero conservando su acento original.

Parece ser que así funciona y se combina lo innato y lo aprendido.


Y en ocasiones es difícil precisar dónde termina lo innato y dónde comienza lo
aprendido.

Los pájaros trinan y el hombre habla. Y los pájaros después aprenden trinos
especiales como el hombre a prende a hablar en diferentes idiomas y con distintos
léxicos.

El hombre camina y corre sin que le enseñen. Igualmente los animales, corren,
vuelan o nadan según su especie. Pero estos y aquel logran perfeccionar sus
capacidades motrices: aprenden hacerlo con velocidad, con elegancia, con
perfeccionamiento o en autopraxia si hacen creación plena en su actividad.

Potrebbero piacerti anche