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Introducción
Desarrollo
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Profesor asociado de la Institución Universitaria Antonio José Camacho. Ensayo escrito el 26 de octubre de
2017. Cali, Colombia.
Cabe apuntar que un castigo ejemplar por los padres modifica la conducta del sujeto (niño,
adolescente o adulto-joven), lo transforma para sí y con los otros; pero el maltrato físico y
psicológico desde el núcleo familiar, puede desviar su comportamiento, hasta el punto de
sentirse perturbado, coartado de su derecho a ser libre por naturaleza, e incluso, y en el
peor de los casos, convertirse en una amenaza en la sociedad. Este tipo de sujeto, quien
se ha criado bajo unos parámetros poco ortodoxos en el seno de su familia, siente que le
han violentado su espacio individual y particular, su territorio, su identidad; es decir, han
pasado por encima de su ser.
La familia debe cumplir con la función de brindar afecto a sus miembros aún en la presencia
de conflictos y dificultades. El afecto, es una gran fuerza de cohesión de la familia, su ausencia
puede traer serios traumas a una persona. Los hijos rechazados por uno u otro motivo pueden
presentar en épocas posteriores problemas de diferente índole. El maltrato de niños y la
violencia conyugal son los resultados extremos de una afectividad perturbada y del abuso del
poder. (p.49)
Por otra parte, cada época en la historia ha demarcado un desarrollo social y cultural de los
pueblos, configurado por una sociedad que ha establecido leyes y normas para controlar
sus prácticas locales, que ha abusado del poder para someterlos y que estos le retribuyan
a su crecimiento económico: al posicionamiento del Estado y porque no decirlo, de la
Iglesia, en términos de un dogmatismo sin derecho a la protesta. En este sentido, Durkheim
(1858-1917) señaló que “…la sociedad es más que la suma de individuos que la componen.
Estos se someten a la estructura de los hechos sociales incluso sin conocerlos. Pues, bien;
la cultura impregna no importa qué sociedad humana”. (Citado en Fullat-Genís, 1992,
pp.188-190). Así pues, el hombre está determinado por la sociedad en que vive y por la
cultura. (Candamil & Grajales, 1998, p.53)
El hombre es poseedor de una estructura intrínseca para ser educado, para auto-educarse y
para educar a los demás. La educación tiene como fin la formación y el desarrollo del hombre y
de la cultura en interrelación dialéctica. Este proceso se realiza a través de la socio
individualización. Es necesario educar a un hombre que responda a su época. La educación tiene
que preparar al hombre para la vida y como condición de ella para el trabajo, que constituye una
vía para el logro de un fin más amplio: la formación cultural integral. (pp. 25-31)
En este sentido, es mediante la cultura que se expresa el hombre como ser biopsicosocial,
toma conciencia de sí mismo, adquiere conocimientos, desarrolla habilidades, demuestra
valores, es decir, el hombre crea cultura y se apropia de ella. Por tanto, la cultura condiciona
el desarrollo individual del ser humano, le permite auto-regular su comportamiento en la
sociedad; de este modo “el sujeto, no sólo se apropia de la cultura, sino que en ese proceso
también la construye, la crítica, la enriquece y la transforma, al proporcionar así un
verdadero legado para las futuras generaciones” (Chávez, 2003, p.5)
Conclusión
Como sujetos estamos condicionados -en primer lugar- por nuestra personalidad, que nos
caracteriza e identifica individual y socialmente, puede o no someter y modificar nuestras
acciones; en segundo lugar, por la familia y la sociedad, que contribuye en la regulación de
nuestras conductas y comportamientos, condiciona nuestras posibilidades desde el deber
ser; por último, la cultura, pues nuestras ideas, modos de actuación y experiencias de vida
están mediadas culturalmente; esto debido a que “el hombre creó la cultura y las
condiciones sociales de existencia, pero estas a su vez completaron su dimensión humana,
pues permitieron el desarrollo de sus potencialidades y crearon nuevas fuerzas en él. Lo
humano en el hombre - en gran medida- lo engendran la vida en sociedad y la cultura creada
por la humanidad”. (Chávez, 2003, p. 5)
Referencias