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ARQUEOARQUITECTÓNICOS:
ASPECTOS TEÓRICOS Y METODOLÓGICOS
*
Carlos González Godoy
Corporación Centro de Investigaciones
del Hombre en el Desierto
Universidad de Tarapacá
Arica, Chile
REVISTA 180
*
José Berenguer Rodríguez
Museo Chileno de Arte Precolombino
Santiago, Chile
Palabras clave:ŏ!)%¨0%Čŏ.-1%0!01.Čŏ.-1!+.-1%0!01.ċ
introducción 1977); equivalentes a representamen —el signo presentando especificaciones conceptuales
Las vinculaciones entre semiótica y ar- propiamente tal—, objeto e interpretante, en el respecto de la semiótica de la arquitectura
queoarquitectura en Chile son escasas hasta modelo triádico de Peirce (1986, 1987). y alcances metodológicos de esta particu-
el momento (González, 2012). Esto evidencia lar conjunción teórica, contribuyendo a la
un todavía desconocido potencial heurístico A través del tratamiento semiótico pueden sistematización teórica y metodológica en
de esta clase de enfoques teóricos interdis- explicitarse definiciones acerca de cómo las torno al estudio de los objetos arqueoarqui-
ciplinarios, fundamentalmente referido a cosas, los objetos y las obras se convierten tectónicos.
sus aspectos interpretativos. No obstante, en signos y se transforman en portadores de
uno de los problemas de estas aproximacio- significados, transmitiendo mensajes que semiótica de la arquitectura
nes analíticas radica en la falta de criterios la mayoría de las veces constituyen textos, Cuando hablamos de semiótica de la
metodológicos que aporten al desarrollo de cuyos contenidos son entendidos como dis- arquitectura, nos referimos a una aproxi-
un cuerpo instrumental, que posibilite el cursos (Eco, 2000; Zecchetto, 2003). A lo an- mación analítica y teórica que, a partir de
análisis integral de los objetos arqueoar- terior debemos agregar que el discurso/texto la semiótica como marco general, pretende
quitectónicos, sean ellos prehistóricos o se origina y vincula con la práctica social, desde una semiótica particular, específica o
históricos. implicando comunicaciones permanentes aplicada, ordenar los signos arquitectónicos
entre los miembros de una comunidad. y unificar problemáticas de comunicación y
Unido a lo anterior, se encuentra una serie En este sentido, se postula que la semióti- significación de los objetos arquitectónicos,
de ejercicios semióticos en la arqueología ca depende de la realidad impuesta por la los cuales están ligados a las variaciones
chilena que utiliza la opción diádica del comunicación humana, que construye un culturales y temporales de las sociedades.
signo, distintiva del pensamiento saus- código de significación sobre un sistema de También es denominada semiótica arquitec-
suro-hjelmsleviano (conjunción teórica signos (Zecchetto, 2003). Parafraseando a tural (Greimas y Courtés, 1991). De allí que
de los lingüistas Ferdinand de Saussure Elias, se entiende entonces la consideración la arquitectura, como una definida materia-
y Louis Hjelmslev), sumando, en algu- que lenguaje, pensamiento, conocimiento, lidad productora de signos de una sociedad
nos casos, los planteamientos de Morris ideología y materialidad se encuentran en específica, se concibe como una concreta y
(1994) (Berenguer, 1994, 2002; Dettwiler, un mismo nivel de síntesis e interrelación formal representación visible que resume
1984; Espinosa, 1996; Gallardo, 1990, 1996; (Elias, 2000). Así se comprende que los obje- una realidad, constituyéndose en un acto de
Mege, 1998; Salazar, 1998; Sánchez, 2001; tos arqueoarquitectónicos representen ejem- comunicación (Eco, 1999). Desde este punto
Troncoso, 2005). La perspectiva diádica plos dialógicos con una época y un ambiente se inicia nuestra propuesta de aplicar un
destaca la relación significado–significante específico, bajo determinados códigos de análisis semiótico no solo a las creaciones
(Saussure, 1945) y/o forma de la expresión y significación. Por consiguiente, el presente arquitectónicas del presente, sino también
forma del contenido (Hjelmslev, 1980), co- artículo apunta hacia estas definiciones, a las de cualquier especificación social,
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rrespondiente a doble plano de la expresión
y contenido, que se vincula con la conno-
tación, o sintagma y sistema (paradigma)
(Barthes, 1970). En ninguno de estos valio-
sos ejercicios se explicita por qué se opta
por la semiótica diádica y se deja de lado
la perspectiva triádica. Sin embargo, es
fundamental al momento de implementar
una investigación arqueológica o arqueoar-
quitectónica con una perspectiva analítica
semiótica, precisar a qué clase de semiótica
general se adscribe el estudio particular, tal
como lo señalan Preucel y Bauer (2001), ya
sea de raíz diádica o triádica (Peirce, 1986,
1987), saussuro-hjelmsleviano o peirceana,
respectivamente.
alcances metodológicos
Para sistematizar cualquier estudio ar-
queoarquitectónico, planteamos una me-
todología inicial basada en el repertorio de
la arqueología de la arquitectura (Mañana,
Blanco y Ayán, 2002; Quirós, 1996; entre
otros), para nosotros arqueoarquitectura
(González, 2012), incorporando la ficha de
registro arquitectónico de sitios arqueológi-
cos y su correspondiente instructivo, gene-
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rada por Castro y colaboradores (1993). A esto
se suman los alcances metodológicos del
modelo de Meissner y colaboradores (2000),
que apunta a un análisis semántico de la
arquitectura y a especificar sus concretas
definiciones históricas. Este modelo incluye
un análisis sincrónico, que consiste en un
te, de elementos o conjuntos de elementos, licas del objeto no son menos útiles que sus tratamiento de descomposición y clasifi-
que usa la arquitectura y que conllevan un denotaciones funcionales concretas (Eco, cación sintáctica, semántica y pragmáti-
significado socialmente o culturalmente 1999). Por lo tanto, las connotaciones sim- ca, y otro diacrónico, referido al contexto
compartido” (Trabucco, citado en Meissner, bólicas se consideran también funcionales, cultural, geográfico e histórico de la obra
Vilches y Lobos, 2000, p. 151); por ello su porque comunican una utilidad social del arquitectónica. También sugerimos utilizar
postulación que “en el concepto de estruc- objeto arquitectónico (Eco, 1999). De allí que diversa bibliografía especializada, comen-
tura los signos pertenecen a los lenguajes se asume el carácter de comunicabilidad del zando por el manual de Ching (1995).
propiamente arquitectónicos (sus signifi- signo arquitectónico, ya que emite mensajes
cantes son las concretas partes constitu- y produce significados sociales, por la exis- Siguiendo esta línea metodológica, se propo-
yentes de los edificios)” (Trabucco, 1996, p. tencia de una expresión y un contenido que ne efectuar un análisis formal de los objetos
30). También indica que el significado, el poseen forma y sustancia. arqueoarquitectónicos, siguiendo y adap-
contenido del signo, comprende el designatum tando la pauta establecida por Mañana y
y el denotatum (Meissner, Vilches y Lobos, Desde una semiótica triádica, el signo colaboradores (2002), además de las especifi-
2000), que traducimos como lo designado arquitectónico implica la interrelación de caciones formales y organizativas del diseño
y lo denotado por el signo arquitectónico, tres componentes: el representamen o signo arquitectónico (Trabucco, 1996). Junto con
inmerso en un contexto social e histórica- propiamente tal, que representa otra cosa; estos aspectos, el análisis formal considera
mente determinado. Al respecto Eco (1999) el interpretante, comprendido como la idea del las definiciones espaciales (emplazamiento,
declara: “nuestra impostación semiótica re- signo en la mente de quien la percibe, co- articulación interna, visibilidad y visibi-
conoce en el signo arquitectónico la presen- rrespondiendo a una definición conceptual lización, movimiento y accesibilidad), al
cia de un significante cuyo significado es la y a un efecto del significado; y, por último, igual que la configuración estratigráfica
función que este hace posible” (pp. 288-289). el objeto, aquello representado por el signo, (Mañana, Blanco y Ayán, 2002) basada en
Aquí asumimos por “funciones” las defi- estando en su lugar en términos referencia- los estudios de Harris (1991). Consiste en un
niciones primarias (denotadas) y secun- les a una idea o fundamento (Peirce, 1986, análisis estratigráfico que define el examen
darias (connotadas) (Eco, 1999). Este autor 1987). Base teórica que se condice con los no destructivo de los elementos construc-
plantea un carácter abarcativo del término términos vehículo sígnico, el designatum (lo tivos a nivel micro, estudiando la estruc-
“función”, que se proyecta a las finalidades designado) y el interpretante, de acuerdo tura como tal, con la base de la lectura de
comunicativas de un objeto, puesto que en con los factores definidos en el proceso de paramentos desde la óptica vertical. De la
la vida asociativa las connotaciones simbó- semiosis o cómo algo funciona como signo, misma manera identifica, ordena y, dentro
tos materiales a partir de sus dimensiones, mentarlos en una secuencia temporal (Ching
comprendiendo un análisis directo aplicado 1995)” (Mañana, Blanco y Ayán, 2002, p.
sobre productos confeccionados serialmen- 36). No obstante, acá evidenciamos proble-
te (por ejemplo, ladrillos) y en donde la mas, pues las percepciones de los originales
variabilidad dimensional resulta un criterio constructores del pasado nunca serán las
distintivo (atributo en la clasificación de nuestras, más aún cuando están presentes
Tambo Incahuasi, Alto Loa.
Clarke) (Quirós, 1996), ocupándose solo para distancias cronológicas considerables. En
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Social, Universidad de Chile, Santiago. des Católica del Norte y de Tarapacá, Chile, y Magíster en
Eco, U. (1999). La estructura ausente. Quinta edición. Barcelo- Antropología con mención en Arqueología de ese mismo
teoría del conocimiento que revela el diálogo
na: Editorial Lumen. programa. Licenciado en Antropología con mención en
de los significados de la cultura material Arqueología, Universidad de Chile. Ex becario Conicyt.
Eco, U. (2000). Tratado de semiótica general. Quinta edición.
(Preucel y Bauer, 2001). Además, posibilita Corporación Centro de Investigaciones del Hombre en el
Barcelona: Editorial Lumen.
Desierto, Universidad de Tarapacá, Arica-Chile. Investiga-
un estudio más integral del signo, sin limi- Elias, N. (2000). Teoría del símbolo. Barcelona: Ediciones dor asociado, Museo Regional de Atacama. Profesor del Di-
tar sus potencialidades, como lo hace la uti- Península. plomado en Egiptología y Medio Oriente Antiguo, Centro
Espinosa, G. (1996). Lari y Jamp’atu. Ritual de lluvia y simbo- de Estudios Árabes, Universidad de Chile. Curador de la
lización elemental y arbitraria del binomio
lismo andino en una escena de arte rupestre de Ariquilda exposición “Panubis: del Antiguo Egipto a la eternidad”,
significado-significante, puesto que reduce 1. Norte de Chile. Chungara, 28(1-2), 1996, 133-157. Museo Nacional de Historia Natural, 2009. Socio fundador
el “lenguaje” a una estructura diádica, que Gallardo. F. (1990). Basuras en el cementerio: del documento al de la Sociedad de Estudios Egiptológicos de Chile. Profesio-
monumento. Tesis para optar al grado de Licenciado en Ar- nal del Departamento de Cultura y Turismo, Ilustre Muni-
no considera al sujeto y, por consiguiente, al
queología y Prehistoria, Universidad de Chile, Santiago. cipalidad de Diego de Almagro. En esa comuna concentra
proceso de semiosis (Nubiola, 1996; Preucel y desde 2003 su trabajo investigativo en arqueología y temas
Gallardo, F. (1996). Acerca de la lógica en la interpretación
Bauer, 2001). patrimoniales. Especialista en la temática inka en Chile,
de arte rupestre. Boletín Sociedad Chilena de Arqueología, 23,
particularmente en su vialidad.
31-33.
González, C. (2012). Arqueoarquitectura: Definiciones teóri- José Berenguer Rodríguez Arqueólogo de la Universidad de
Asimismo, postulamos la utilización de un Chile. Doctor en Antropología de la University de Illinois,
cas esenciales. Revista 180, 30, 20-25.
modelo de análisis de los objetos arqueoar- Urbana-Champaign. Es curador jefe del Museo Chileno de
González, C. y Westfall, C. (2010). Qhapaq Ñan, arquitectura
quitectónicos (Meissner, Vilches y Lobos, Arte Precolombino desde 1981 y editor del boletín de esta
vernácula y del Inka en El Salvador, Región de Atacama.
institución desde 1986. Sus investigaciones en los Andes
2000), que constituye un instrumento prác- Valdivia. Actas del XVII Congreso Nacional de Arqueología
centro-sur tratan acerca de prácticas psicotrópicas, artes
Chilena, (2), 887-897.
tico que permite reconocer y comprender a la visuales, interacción interregional, geografía sagrada y
Greimas, A. J. y Courtés, J. (1991). Semiótica. Diccionario espacialidad en la cultura.
arquitectura como una entidad articulada y razonado de la teoría del lenguaje. Tomo II. Madrid: Editorial
Carlos González Godoy Doctor © in Anthropology with a minor in
totalizada, posibilitando su desarticulación Gredos.
Archeology from the joint program of the North Catholic University
y descomposición sistemática. Por otra par- Hall, E. (1997). La dimensión oculta, México D.F: Siglo XXI and University of Tarapaca, Chile and Master in Anthropology with
Editores. a minor in Archeology from the aforementioned program. Bachelor’s
te, posibilita componer la obra arquitectóni-
Harris, E. (1991). Principios de estratigrafía arqueológica. Barcelo- degree in Anthropology with a minor in Archeology, University of Chile.
ca en estructuras independientes, mediante na: Crítica. Former CONICYT scholarship holder. Research Center of the Man in
un proceso de adscripción a un específico Hjelmslev, L. (1980). Prolegómenos a una teoría del lenguaje. the Desert Corporation, University of Tarapaca, Arica-Chile. Associate
Researcher, Regional Museum of Atacama. Professor at the Diploma
sistema (Meissner, Vilches y Lobos, 2000). Madrid: Editorial Gredos.
on Egyptology and Ancient Middle East, Arab Studies Center, Universi-
Consideramos que este modelo integra una Mañana, P., Blanco, R. y Ayán, X. (2001). Arqueotectura 1: Bases
ty of Chile. Curator of the exhibition “Panubis”: From the Ancient Egypt
teórico-metodológicas para una Arqueología de la Arquitec-
serie de aportes teóricos provenientes de la tura. Tapa 25. Santiago de Compostela: Traballos de
to Eternity”, National Museum of Natural History, 2009. Founding
partner of the Chilean Society of Egyptology Studies. Member of the
semiótica como marco general y diversas Arqueoloxía e Patrimonio, Universidade de Santiago de
Tourism and Culture Department, Municipality of Diego de Almagro,
Compostela.
vertientes de la semiótica de la arquitec- same place where he has focused his research work on archeology and
Mannoni, T. y Boato, A. (2002). Archeologia e storia del can- heritage issues based on the subject of the Inka in Chile, more specifical-
tura. Además, su aplicabilidad resulta tiere di costruzione. Arqueología de la Arquitectura, 1, 39-53. ly on its viability.
operacionalmente efectiva dada su secuen- Mege, P. (1998). Herramientas semiológicas para el análisis
José Berenguer Rodríguez Archeologist (University of Chile).
cialidad analítica y ordenación sígnica. e interpretación de las pinturas rupestres. Monografías del
Doctor inAnthropology (University of Illinois, Urbana-Champaign).
Museo Chileno de Arte Precolombino, 1.
Finalmente, la mancomunión del modelo As of 1981, he has been the Chief Curator of the Chilean Museum of
Meissner, E., Vilches, E. y Lobos, V. (2000). Semiótica de la Ar- Pre-Columbus Art and Editor of the Bulletin from the same museum
con los alcances de la trilogía analítica for- quitectura. Concepción: Ediciones Universidad del Bío-Bío since 1986. His research in the Andes Center-South deals with psy-
mal-especial-perceptiva (Mañana, Blanco Morris, Ch. (1994). Fundamentos de la teoría de los signos. Barce- chotropic practices, interregional interaction, sacred geography and
y Ayán, 2002), como de los aportes de la lona: Ediciones Paidós. culture spatiality.