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CARLOS DANIEL MAZO VÁSQUEZ

TRABAJO SOCIAL

PENSAMIENTO LÓGICO, RETÓRICA Y ARGUMENTACIÓN

EL SANADOR HERIDO, UN CUIDADOR CONSCIENTE DEL AQUÍ Y EL

AHORA

La enfermedad de alzhéimer es un tipo de demencia que afecta el cerebro, imposibilitando


a la persona valerse por sí misma, ya que esta va perdiendo los recuerdos y genera un
deterioro cognitivo que le hace perder cualquier tipo de capacidad. Para quien la padece
resulta un mal fatal y letal, y para quien acompaña, exige retos que difícilmente se pueden
asumir sino se adquieren ciertas posturas que conlleva al entendimiento del enfermo, como
una comprensión eficaz que se da a través de la relación que ambos establecen. (Zohn-
Muldoon, T. y Moreno-López, S. 2015 p. 3)

Se ha hablado de manera amplia de la importancia de los cuidadores en la vida de las


personas que sufren de Alzhéimer, pocas veces en las discusiones de clase se tocó el tema
de cómo afrontar la enfermedad desde una perspectiva que, aunque parece difícil y un poco
desbordada de la realidad, tiene unos fundamentos psicológicos, filosóficos y
epistemológicos que responden al aquí y al ahora, es decir, que, ubicados en el presente, se
afronte la enfermedad de tal manera que el padecimiento pueda ser más confortable para el
cuidador y para el enfermo.

Este ensayo, por ende, se pregunta por la importancia del humanismo, entendido como el
aquí y el ahora en una relación que se establece entre el cuidador y el enfermo y que resulta
terapéutica para ambos, toda vez que las experiencias llevan a una sanación y una
comprensión de la realidad para los dos.
Existe en la psicología humanista y también desde la existencial, la figura del “Sanador
herido” que, si bien no es nueva, si es bastante polémica; autores como Yalom (Como se
cita en Hamburguer, 2016, p. 37) tratan de justificar esta figura, como una manera de
comprender al cuidador, siendo consciente siempre que entre cuidador y enfermo debe
haber empatía y acogida (Hamburguer, 2016, p. 38), lo que genera una relación que
conlleva al gran punto de este ensayo, el aquí y el ahora como una posibilidad que desde la
terapia se brinda, tanto para el cuidador como para el enfermo. Por tanto, en este ensayo, lo
importante no es analizar la enfermedad desde el punto de vista médico o estadístico, sino
desde lo que se puede hacer en el instante, lo que se viene y se genera en el momento actual
donde la enfermedad se hace presente, no solo en la vida del enfermo, sino también en la de
aquellos que lo cuidan.

Este enunciado del aquí y el ahora que se intenta desarrollar, es ampliamente explicado por
la psicología humanista, con postulados filosóficos que orientan según Aedo (2014) a que
la experiencia humana siempre se dé en relación con el otro, en ese sentido, el ser humano
solo puede construir su experiencia en el andar (Aedo, 2014, p. 11), camino en el cual él ha
de descubrir su singularidad y su ser en el mundo.

Esta singularidad de la que habla el humanismo, solo puede ser comprendida en el


momento en el que el ser humano descubre el potencial para ser el mismo, por ello la
terapia del “sanador herido”, tiene como base principal, “el pensar más allá del tiempo”
(Yalom cómo se cita en Hamburguer, 2016, p. 38) y pensar no en lo que fuimos, aunque
esta experiencia resulta importante y tampoco pensar en lo que seremos, sino tener claro
cómo somos (Hamburguer, 2016, p.38), y sobre todo como nos relacionamos, de allí, parte
esa experiencia que los teóricos han llamado “reciproca” por medio del cual tanto enfermo
como cuidador reciben esa cura a la historia que se manifiesta en el presente y
especialmente en la relación con aquel a quien cuida, de ahí, nace precisamente, la figura
del sanador herido.

Ahora bien, podría pensarse que esta forma de terapia excluye otras formas de atención que
por ejemplo desde el psicoanálisis o la terapia Gestáltica podría abrir, nuevos caminos, pero
lo cierto, es que la figura del aquí y del ahora, plantea quizá el reto más importante al que
pueda enfrentarse el ser humano, el “reconocerse como enfermo” (Zohn-Muldoon, T. y
Moreno-López, S. 2015 p. 8), solo desde allí, podrá el cuidador comprender esa experiencia
que le genera la enfermedad de quien cuida.

Además, esta comprensión, permite entonces un auto-entendimiento que se genera desde


las mismas experiencias que ha tenido no solo como cuidador sino como persona, no
alejándose del enfermo, por el contrario, estableciendo una relación que le permita
encontrarse y ser, es decir:

“El terapeuta (o cuidador) no trata de distanciarse del mundo experiencial del


paciente (enfermo) en nombre de una supuesta, utópica y ficticia objetividad, sino,
al contrario, busca comprender sus experiencias desde la perspectiva de su propia
existencia que se manifiesta en la relación inmediata”. (Hamburguer, 2017, p. 39).

Es aquí, dónde se descubre la importancia del aquí y ahora ya que de la relación que nace
de la mutua comprensión que tanto enfermo y cuidador tienen de sus experiencias, se
pueden construir posibilidades que permitan soportar el dolor, la tristeza y el peso como
una pregunta que se suscita en el interior y que genera respuestas que alivianan el alma y lo
sanan de las heridas generadas en su historia y que repercuten en el presente como una
amenaza constante que debilita el ser y lo llena de incertidumbre. (Piastro, 2005, p. 12).

Los frutos que resultan de este cuestionamiento que indudablemente es existencial, lleva
inexorablemente a una interpretación del ser que conlleva que el acompañamiento que se
hace al enfermo tenga en cuenta que lo importante no es el proceso que se quiera establecer
con el mismo, sino el contenido de la relación que se establece entre ambos, en último
término es lo que la figura del sanador herido, amparado en la psicología humanista tiene
por objetivo, pues lo importante es acoger al enfermo y generar empatía, haciendo que el
cuidador vea con los ojos del enfermo y por qué no, atreverse a sentir lo que el que sufre
esta experimentando, en otras palabras:

“Significa penetrar en el mundo de las percepciones de otra persona y sentirse totalmente


a gusto en él… Significa vivir temporalmente su vida, moverse delicadamente dentro de
ella sin emitir juicios, percibir los significados que él o ella casi no percibe, todo ello sin
tratar de revelar sentimientos de los que la persona no tiene conciencia, pues esto podría
representar una gran amenaza”. (Hamburguer, 2016, p. 45).

En la novela “Siempre Alice” (Génova, 2015) , se encuentran dos ejemplos claros de lo anterior que
ayudan a entender lo que se ha descrito, allí hay dos contrastes sobre el cuidador que se presentan
ciertamente interesantes, el primero de ellos se encuentra en el esposo de Alice John, quien
desesperadamente intenta responder desde un punto de vista académico y científico a la enfermedad
de Alice y por otro lado aunque no de forma tan decidida, está la hija menor de Alice Lydia, quien
toma la decisión de acompañarle y de alguna manera guiarle desde la relación que ambas establecen
a un desenlace que si bien es esperado, pudo generar un aprendizaje para Lydia y ayudarla a
comprender desde los ojos de su mamá lo que pasaba en su vida y en su familia a raíz de la cruel
enfermedad.

Finalmente, esta figura que se expresa desde el humanismo genera varias conclusiones que se
presentan como claves de interpretación de una teoría polémica, que no tiene una perspectiva
teórica clara y que genera dudas por la poca comprobación científica que se le puede dar, pero que
finalmente es una teoría que paradójicamente no responde a los estándares del pensamiento
occidental, aunque sus bases pareciese tenerlas en él, sino a una tendencia más oriental
(Hamburguer, 2016,p. 37), que aboga por el auto-conocimiento y una relación real entre enfermo y
cuidador.

No obstante, desde Heidegger (Cómo se cita en Hamburguer, 2016, p. 37), se tiene claro que lo
primero que debe buscar el cuidador a través de la vivencia del aquí y el ahora es su ser en el
mundo.

Por ende, el aquí y el ahora, se presentan, como la clave central de aquel que se reconoce como
enfermo y que por tanto adquiere la figura del sanador herido como una alternativa clara para
entender con “ojos propios” lo que siente el enfermo (Hamburguer, 2016, p. 37).

Finalmente, la gran conclusión que se presenta encuentra traducción en una palabra que si bien el
humanismo no utiliza mucho, si parece conveniente utilizarla en este contexto, pues traduce
expresamente lo que la figura del sanador herido es, dicha palabra es “amor”, entendida según
Hamburguer (2017) como un saber escuchar, saber observar, saber estar atento (Hamburguer, 2017,
p. 45-47) y acoger con amor, está es la figura del sanador herido, quien desde el aquí y el ahora
entiende y adopta el sufrimiento del otro, quizá como una forma de redención pero siempre visto
como una forma de cura de quien cuida pero siente y se reconoce como alguien que necesita de
auto-cuidado y finalmente de amor propio.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

- Génova, Lisa (2015). Siempre Alice. Bogotá: Ediciones B, S.A.

- Piastro J, (2005). Yalom, un psiquiatra con el don de la palabra.  Aloma: revista de

psicologia, ciències de l'educació i de l'esport, , Nº 17,  211-224. Recuperado de:

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1416661

- Aedo, E, (Agosto de 2014). La psicología humanista: sus orígenes y su significado en

el mundo de la psicoterapia a medio siglo de existencia. Ajayu, 12 (2). 135-186.

Recuperado de: http://www.scielo.org.bo/pdf/rap/v12n2/v12n2a1.pdf

- Hamburguer, O. (2016). Comprendiendo al sanador herido: Un estudio de caso sobre

la vivencia de una aprendiz de terapeuta en su intento por curar –y ser curada- por

una adolescente de 13 años con conductas autolesivas. (Tesis de maestría).

Universidad del Norte. Barranquilla. Recuperada de:

http://manglar.uninorte.edu.co/handle/10584/5823

- Zohn-Muldoon, T. y Moreno-López, S. (2015). El sanador herido. Ayuda el que ha

sanado. Mirada, Revista Jesuita de Espiritualidad y Desarrollo Humano, año 7,


núm.26. Recuperado de: https://es.scribd.com/document/381146290/El-Sanador-

Herido

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