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EPÍSTOLA A LOS FILIPENSES

Con comentarios

ÍNDICE

ÍNDICE...........................................................................................................................................................1
INTRODUCCIÓN..........................................................................................................................................2
EPÍSTOLA A LOS FILIPENSES..................................................................................................................8
CAP 1..............................................................................................................................................................8
CAP 2............................................................................................................................................................11
CAP 3............................................................................................................................................................17
CAP 4............................................................................................................................................................22
Anexos..........................................................................................................................................................26
1.- UNIDAD.............................................................................................................................................26
BIBLIOGRAFÍA..........................................................................................................................................27

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INTRODUCCIÓN
Filipenses es un breve y emotivo tratado sobre la vocación cristiana. En el centro de la reflexión paulina se
encuentra el himno cristológico del capítulo segundo. Así, la carta relaciona de diversos modos la vida cristiana con
el «sentir» de Cristo, actitud de fondo que debe modelar la existencia de todo cristiano. Pablo mismo se presenta
como ejemplo de comportamiento, en contraste con el comportamiento insincero de algunos que dicen ser
cristianos.
Forma parte del grupo de “las cartas de la cautividad”, al que pertenecen también las cartas a Filemón, a los
Colosenses y a los Efesios (estas dos últimas atribuidas a algún discípulo de Pablo). Todas estas cartas fueron
escritas con ocasión de una cautividad, pero no se sabe exactamente cuál, y tampoco hay que suponer que se trate de
la misma en todos los casos. En cuanto a la carta a los Filipenses, generalmente se piensa en el cautiverio en Roma,
donde Pablo al menos pasó dos años arrestado con libertad condicional (61-63 d.C.), o en Cesarea (58-60 d.C.),
donde fue encarcelado en el pretorio de Herodes, la residencia del procurador romano y sede central de la
guarnición romana en Palestina (cf. Hch 23,35). Con el tiempo ha ido ganando fuerza la opinión de que la carta fue
escrita desde Éfeso entre los años 56-57, o quizás un poco antes. Recordemos que justo al comienzo de la carta,
Pablo menciona el pretorio y su condición de prisionero de Cristo (cf. “la casa del césar” en Flp 4,22).
La carta gira en torno a la idea de koinonia, “participación común”: la koinonia en el sufrimiento intensifica la
unión entre apóstol y comunidad; al mismo tiempo, la koinonia básica en Cristo debe configurar y determinar sus
mutuas relaciones.
Filipos
La ciudad de Filipos se encuentra como en la retaguardia del Mar Egeo, cerca de su costa norte. Se había llamado
Crénides, y recibió su nombre y su categoría de Filipo, el padre de Alejandro Magno, el gran impulsor de la
grandeza de Macedonia.
Actualmente se llama Filipia, cerca de Kavala, ciudad insignificante en comparación con las bien presentadas ruinas
arqueológicas que cobija. Fue tomada por los romanos el año 168 a.C., al mismo tiempo que la provincia. En el 42
a.C., los asesinos de César, Bruto y Casio, fueron vencidos en la llanura cercana por Octavio, el futuro Augusto.
Diez años más tarde, la ciudad fue repoblada por veteranos y se convirtió en colonia de derecho itálico, con el título
de Colonia Augusta Julia philipensium.
Los judíos no tenían allí sinagoga.

No era tan próspera como en el pasado, pero seguía siendo una ciudad importante por su estratégica situación en
cuanto a comunicaciones y por la fertilidad del suelo. Su población original era variada, compuesta por macedonios,
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griegos y tracios, pero había sido convertida en colonia de veteranos de Augusto con el nombre de Colonia Iulia
Augusta Philippensis. Era municipio romano, gozaba del ius italicum y sus habitantes libres eran ciudadanos
romanos. Sus gentes eran, en principio, como antiguos legionarios, personas “de orden”, serias y disciplinadas. En
cuanto a sus tendencias religiosas, no hay nada notable que señalar. Parece que se daba cierto sincretismo (una
mezcla de cultos romanos, griegos y asiáticos), en correspondencia a la variedad de sus pobladores. A juzgar por
Hch 16,13, no da la impresión de que hubiese una sinagoga ni, por tanto, una colonia judía importante.
Hch l6,11-40 describe, con algunos adornos legendarios, la fundación de esa Iglesia. Puesto que la ciudad no tenía
sinagoga judía, Pablo empezó su predicación en un “lugar de oración” junto al río Crénides. La expulsión del
demonio que poseía a una joven esclava le acarreó ser detenido, azotado y encarcelado. Un terremoto que se
produjo durante la noche dio a Pablo la oportunidad de escapar. En vez de aprovecharla, vindicó públicamente su
causa revelando su ciudadanía romana. Las mujeres desempeñaron, al parecer, un papel destacado en la comunidad
desde el principio (en particular Lidia [Hch 16,14- 15.401; Evodia y Síntique [Flp 4.2-31). Los nombres propios que
aparecen en Flp indican que los componentes de la comunidad eran predominantemente de origen gentil.
Ocasión de la carta
Entre el Apóstol y la iglesia de Filipos hubo una estrecha relación. En la propia Carta a los Filipenses hay recuerdos
personales, noticias de la situación de san Pablo en la cárcel, y alusiones al contacto que mantuvo con esos fieles
por medio de Timoteo y Epafrodito. También puede sobreentenderse que la comunicación epistolar no se limitó a
una carta, sino que el Apóstol les escribió en más de una ocasión (Flp 3,1).
El análisis interno de la carta pone de manifiesto que su texto no tiene una estructura tan bien definida como otras
epístolas del Apóstol. En cambio, el vocabulario y el estilo literario presentan grandes afinidades con el modo con
que san Pablo se expresa en otras cartas como las dirigidas a los corintios, romanos, gálatas o tesalonicenses.
Filipenses es un escrito de marcado tono personal, en el que el Apóstol quiere compartir con los destinatarios su
forma de concebir la vocación cristiana como identificación con los sentimientos de Cristo. Así, toda la carta –
especialmente algunas partes– está salpicada de referencias cruzadas entre la vida del cristiano y el ejemplo de
Cristo, expresado de una forma sintética, pero admirablemente profunda.
Respecto a la fecha de composición, cabría pensar en la primera cautividad romana de san Pablo (años 61-63), si se
entiende en su sentido más obvio la afirmación de que está encadenado en el pretorio, así como los saludos que
envía de parte de «los de la casa del César». Sin embargo, también es posible suponer, como es corriente en la
actualidad, que la carta fuese escrita en Éfeso, durante una prisión sufrida por el Apóstol en esa ciudad, en el
llamado tercer viaje, antes de pasar de nuevo por Macedonia. La razón es que la carta refleja la existencia de una
comunicación frecuente entre los filipenses y san Pablo, que no parece fácil de explicar si el Apóstol estuviera en
una ciudad tan lejana de Filipos como la capital del Imperio.
Filipos fue la primera ciudad europea evangelizada por Pablo. Sólo Roma, si acaso, puede presumir en Europa de
haber tenido una comunidad cristiana antes que Filipos. Estaba situada esta ciudad, que hoy es un montón de
ruinas, en los confines de Tracia y Macedonia, al norte de la actual Grecia. Debe su nombre al rey Filipo II de
Macedonia, padre de Alejandro Magno, que hacia el año 358 a. C. transformó una serie de pequeñas aldeas situadas
en un paraje denominado Krénides o "lugar de las fuentes" en una ciudad fortificada a la que dio su nombre. El año
169 a. C. Perseo, rey de Macedonia, fue derrotado por los romanos y su reino quedó incorporado a Roma. Filipos
mantiene su categoría de ciudad importante al estar situada al borde de la célebre Via Egnatia, calzada romana de
alto valor estratégico tanto militar como económico que unía oriente con occidente.
Cuando Pablo, Silas, Timoteo -y tal vez Lucas- arriban a Filipos, probablemente al terminar el verano del año 49, la
ciudad estaba poblada sobre todo por gentes de origen latino. Había también un pequeño grupo de judíos que no
disponían de sinagoga ya que según Hch 16,13 tenían que reunirse "a la orilla del río" para orar.
Pablo, que tenía a gala no aceptar ayuda económica de sus comunidades (1 Cor 4,12; 9,15; 2 Cor 11,7-11; 1 Tes
2,9), la recibió gustosamente de los filipenses en más de una ocasión (Flp 4,15-16; 2 Cor 11,9).
Precisamente esta circunstancia fue con toda probabilidad la que motivó la presente carta. Los filipenses se
han enterado de que Pablo está en prisión –las cárceles de entonces eran ex-cepcionalmente duras- y deciden
enviarle ayuda por medio de Epafrodito; Pablo a su vez les escribe agradeciéndoles el obsequio. Pero como Pablo
no es hombre de cumplidos fáciles ni estériles, aprovecha la ocasión para informarles de cómo van las cosas en
relación con el anuncio del evangelio, para ponerles en guardia contra posibles peligros y para animarles a seguir
trabajando por la causa del evangelio. Porque, por otra parte, parece que no todo eran luces en la comunidad.
También allí se vislumbran desavenencias e incomprensiones (Flp 4,2-3).
Sobre todo se constata la presencia de predicadores judaizantes que están amenazando seriamente la acción
evangelizadora del apóstol (Flp 3,2), igual que lo habían hecho en las comunidades de Galacia y de Corinto.

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Características literarias
La carta a los Filipenses es un escrito de género auténticamente epistolar. Acerca de este punto el consenso es
unánime, si bien hay que precisar algunos detalles ulteriores. Es, quizás, la carta de Pablo en que los rasgos del
autor y de los destinatarios, así como sus mutuas relaciones, aparecen con más fuerza y configuran más el escrito,
que se convierte así en una verdadera comunicación personal epistolar.
Más que un esquema o desarrollo de temas doctrinales o prácticos, presenta una serie de puntos relativos tanto al
autor como a los destinatarios, entremezclados, eso sí, con consideraciones más teóricas y de gran profundidad, sin
perder nunca su carácter eminentemente personal.
En el tono y talante del escrito predomina lo familiar y directo, sin largas exposiciones teóricas, como en Romanos
o Gálatas, por ejemplo.
Estructura y contenido
Filipenses es una carta de amistad, escrita en tono íntimo y personal. No tiene, por tanto, una estructura bien
definida, ni puede hacerse en ella una distinción taxativa entre una parte moral y otra dogmática.

1,1-26 Se inicia con un saludo (1,1-2), muy sencillo, seguido de una acción de gracias a Dios (1,3-11). A
continuación se alude a la situación de san Pablo en la cárcel y las consecuencias favorables que se
han seguido de esa cautividad para una mayor difusión del Evangelio (1,12-26).

1,27-2,18 Después, san Pablo exhorta a comportarse de manera digna de los hijos de Dios, presentando como
modelo a nuestro Señor Jesucristo mediante un himno, en el que se canta su humillación y su posterior
exaltación (2,5-11).

2,19-30 De la contemplación de Cristo se pasa a dar noticias de ámbito doméstico: el Apóstol anuncia que
próximamente les enviará a Timoteo (2,19-23), que él mismo confía en poder ir pronto (2,24) y que
Epafrodito, ya restablecido de su enfermedad, regresa a Filipos (2,25-30).

3,1-4,9 Antes de terminar no falta una advertencia ante el peligro que suponen las doctrinas de unos
redicadores cristianos de tendencia judaizante llegados a Filipos (3,1-21), ni una invitación a la
perseverancia, a la alegría y a imitar el ejemplo recibido del Apóstol (4,1-9).

4,10-23 La carta concluye con unas palabras de agradecimiento (4,10-20) y un saludo (4,21-23).

Temas y problemas principales de Filipenses


Hay tres temas que concentran el interés de este escrito: por una parte, la cristología recogida en el famoso
himno de Filipenses (2,6-11), lo que podría ser el primer esbozo de la doctrina de la justificación por la fe
(3,8-9) y, en el mismo contexto en que aparece este último tema y como introducción al mismo (cf. Gal
1,11-14 y 15ss), la descripción encendida que hace Pablo de su pasado judío (3,4-6), considerado por él
como “pérdida comparado con el conocimiento sublime de Cristo Jesús, mi Señor” (3,8; cf. 3,7).
Enseñanza
 La vocación y la vida cristianas
El inicio del dinamismo de la vida cristiana se encuentra en la vocación divina (klēsis tou Theou); Dios nos llama a
la meta del cielo, a la santidad, a compartir la vida de Cristo resucitado (Flp 3,11). Esta meta también viene
expresada en términos de «salvación» (Flp 1,28; 2,12), entendida esta como conquista del cielo –de donde viene
nuestro Salvador, Jesucristo (Flp 3,20)–, como transformación, y como comunión de vida con Dios, en Cristo:
La madurez cristiana consiste en el crecimiento continuo con vistas a alcanzar la meta del cielo, iluminados por el
Espíritu. Por eso, mientras el cristiano permanece en esta vida puede ser llamado «santo» (Flp 1,1) en virtud de la
gracia santificante, pero no puede afirmar que haya alcanzado la santidad definitiva, o que ya sea «perfecto» (Flp
3,12).
La carta exhorta a una vida digna del Evangelio de Cristo (Flp 1,27). El cristiano, consciente de que su ciudadanía
está en los cielos (Flp 3,20), debe comportarse con humildad, buscando no el propio interés, sino el de los demás
(Flp 2,3-4), estando siempre alegre (Flp 3,1; 4,4), siendo irreprochable y sencillo (Flp 2,15) y comprensivo con
todos los hombres (Flp 4,5).

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Pablo ilustra, además, con su misma vida –ejemplar en el cumplimiento de la Ley (3,6)–, que la justicia del creyente
no viene de la Ley, sino que se obtiene por la fe en Jesucristo: es la justicia de Dios, que se funda en la fe (Flp 3,9).
El mero cumplimiento de lo exigido por la Ley deriva en la búsqueda de uno mismo. La plenitud de realización solo
viene de Dios y es acogida por el hombre a través de la entrega de la fe (Flp 3,10-11).
 Cristología: el misterio de Jesucristo Redentor
El Apóstol propone como modelo el comportamiento de nuestro Señor. Para ello presenta en el himno de 2,6-11 un
compendio de excepcional valor sobre la vida y obra redentora de Cristo. En él canta la exaltación a la que ha
llegado la humanidad de Cristo después de su existencia terrena, vivida en acto de voluntaria obediencia,
humillándose hasta la muerte y muerte de cruz. Con esta actitud, Jesucristo se convirtió en la antítesis de Adán.
Jesús resucitado, al recibir de Dios un «nombre que está sobre todo nombre» (Flp 2,9), es situado en el mismo nivel
de Dios y reconocido como tal por la asamblea litúrgica que lo proclama Señor (Flp 2,11).

• El himno proclama, con hondura de pensamiento:

«siendo de condición –“forma”– la naturaleza divina de Cristo preexistente a su Encarnación y, por tanto, su
divina» consustancialidad con Dios Padre.

«no consideró como presa su anonadamiento generoso al hacerse hombre, sin dejar de ser Dios
codiciable el ser igual a Dios»
«sino que se anonadó a sí mismo» su «dejar de lado» los atributos incompatibles con la realidad de la
encarnación
«tomando la forma de siervo» su tomar una condición –«forma»– opuesta a la condición de Dios y a su
ejercicio; esto es, su querer vivir entre los hombres dedicado al humilde
servicio de los demás
«hecho semejante a los hombres su adquirir una semejanza total con los hombres –Jesús de Nazaret–, pero no
y mostrandose igual que los una mera «semejanza», pues Jesucristo es verdaderamente hombre
demas hombres»
«se humillo a si mismo» su rechazo radical de la ambición, del orgullo, de la violencia; su
mansedumbre
«haciendose obediente» su obediencia como actitud habitual y constante; su fidelidad total a la
voluntad de Dios
«hasta la muerte» con una obediencia que no cede ante ningún sacrificio personal

«y muerte de cruz» su disposición a aceptar el grado extremo de la humillación que supone el


carácter ignominioso de sufrir la pena de muerte más humillante

«y por eso» la radicalidad del cambio que afecta a Jesús, en relación con lo anterior

«Dios lo exalto» el carácter pleno y definitivo de su exaltación –Resurrección y Ascensión–, en


contraste con el abajamiento

«y le otorgo el nombre que está el acto de gracia al recibir Jesucristo un nombre que es el mismo nombre de
sobre todo nombre» Dios –Kyrios–, que recalca su status de suprema dignidad y soberanía

«para que al nombre de Jesus la adoración que todos –carácter universal– van a prestar al Señor
toda rodilla se doble en los cielos,
en la tierra y en los abismos, y
toda lengua confiese»
«!Jesucristo es el Senor!» la confesión clímax del himno: Jesucristo no es un «señor» cualquiera, sino
que es el Señor por antonomasia
«para gloria de Dios Padre» una doxología final para recalcar que Jesucristo Señor no es ni sustituto ni
concurrente de Dios Padre, sino que el señorío de Cristo se transforma en
gloria a Dios Padre

Las expresiones y temas descritos por san Pablo a lo largo del himno hacen patente que la Revelación hecha por
Dios en el Antiguo Testamento alcanza su plenitud en Jesucristo.

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– En primer lugar, Jesús repara con su muerte redentora la caída y desorden producido por Adán, el primer hombre.
En Cristo, nuevo Adán (Rm 5,14), se realizó la salvación prometida en el protoevangelio (Gn 3,15).
 Eclesiología
La expresión «iglesia» (ekklesia) aparece dos veces en la carta (Flp 3,6.15), para significar tanto a las iglesias
locales (v. 15) como a la Iglesia universal, a la que Pablo persiguió al perseguir a Cristo y a los cristianos (v. 6).
La Iglesia está compuesta por los «santos» en Cristo Jesús (Flp 1,1; 4,21.22), a los que Pablo también llama
«hermanos» en el Señor (Flp 1,12.14; 2,25; 3,1.13.17; 4,1.8.21). Lo que define, por tanto, a los miembros de la
Iglesia, es su común fe en Jesucristo y el vínculo de la caridad, ejemplificado de un modo muy vivo en la
exhortación a acoger con alegría y a tratar con honor a Epafrodito, el cual ha expuesto su vida por servir a Pablo y a
las personas como él (Flp 2,25-30).
Otra característica de los cristianos, derivada de la anterior, es su mismo «sentir» (phroneīn) en el Señor (Flp 4,2):
firmes en un solo Espíritu, luchando unánimes por la fe del Evangelio (Flp 1,27), con un mismo sentir, una misma
caridad y concordia, y unos mismos anhelos (Flp 2,2).
Esto viene expresado también con el término «comunión» (koinōnía): participación en la difusión del Evangelio
(Flp 1,5; 4,3), partícipes de la gracia otorgada a Pablo (Flp 1,7), comunión en el Espíritu (Flp 2,1), partícipes de 115
los padecimientos de Cristo (Flp 3,10), partícipes de la tribulación de Pablo (Flp 4,14), partícipes de las necesidades
de los demás creyentes (Flp 4,15).
 Escatología
A lo largo de la carta, Pablo da mucha importancia a la meta escatológica, la fase final de la salvación.
Nosotros somos ciudadanos del cielo: nuestra patria está en los cielos (Flp 3,20). El mismo Apóstol afronta su
posible muerte con tranquilidad, consciente de que en la muerte se realizará el «estar con Cristo», que es la meta del
creyente (Flp 1,23).
Después de la muerte se llevará a cabo una transformación respecto a la situación actual, en el sentido de una
participación plena en la vitalidad de Cristo resucitado (Flp 3,21).
Ya en esta vida existe el deseao participar en la muerte y la resurrección de Cristo, con la esperanza de llegar a la
resurrección de los muertos. Para ello, los creyentes deben ser irreprensibles: «puros y sin falta hasta el día de
Cristo» (Flp 1,10; cfr. 2,16). En la Carta a los Filipenses se habla sobre todo de una escatología individual (Flp 1,21-
24): vivir es Cristo, y morir, una ganancia.
Carta auténtica. Unidad literaria
Nadie pone en duda la autenticidad paulina de todo el texto actual, pero la hipótesis de varias cartas entrelazadas es
con mucho la más sostenida por los estudiosos de los escritos paulinos. Se apoya esta hipótesis en el hecho
incuestionable de los profundos cortes que se observan en Flp 3,2 y 4,10, y en que la situación de la comunidad
cristiana de Filipos y la del propio Pablo parece notablemente diversa en los distintos momentos de la carta (por
ejemplo, en ningún momento del capítulo tercero se menciona su situación de prisionero, ni se muestra preocupado
por lo que pueda ser de su persona); además parece un tanto extraño que espere al final de la carta (Flp 4,10-20)
para agradecer a los filipenses la ayuda que le han enviado. Por otra parte la tradición recoge el testimonio de San
Policarpo que habla de "cartas" de Pablo a los filipenses.
Algunos cortes evidentes en el discurso permiten pensar que en la Carta a los Filipenses se han recopilado dos o
más escritos de Pablo a los cristianos de esa comunidad. Frente a la atomización del escrito propuesta por algunos
autores, se puede establecer que en la carta hay fundamentalmente dos escritos:
1,1-3,1a+4,2-7.10-23, carta escrita desde la cárcel; y
3,1b-4,1+4,8-9, de carácter polémico contra los judaizantes
Esta distinción mínima da cuenta suficiente sobre todo del corte estilístico y de la diferencia temática entre 3,1a y
3,1b.
Otros autores, cada vez más numerosos y de reconocida autoridad hablan de tres cartas escritas cronológicamente
en este orden:
A) Flp 4,10-20: carta de agradecimiento escrita probablemente en los primeros días o semanas de su prisión;
B) Flp 1,1-3,1 y 4,2-7.21-23: carta que supone ya una cierta duración de la prisión de Pablo; en ella el apóstol relata
a los filipenses las circunstancias de su encarcelamiento, les manifiesta una vez más su cariño, y les hace una
ferviente llamada a la concordia;
C) Flp 3,2-4,1.8-9: carta polémica contra los judaizantes escrita ya fuera de la cárcel.
Esta última hipótesis de tres cartas que habrían sido refundidas en una sola por un redactor posterior en tiempo y
lugar no fácil de precisar, merece ser tenida muy en consideración.
Con todo, todavía algún autor afirma con fuerza que "las hipótesis fragmentarias se levantan sobre un tinglado poco
sólido de suposiciones y crean más dificultades de las que pretenden solucionar".
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En cualquier hipótesis (y la de tres cartas parece muy razonable) una cosa es evidente: la actual redacción de
Filipenses presenta de principio a fin rasgos netamente epistolares y no hay que buscar en ella exposiciones
sistemáticas.
Lugar y fecha de composición
La Carta a los Filipenses forma, con las Cartas a los Colosenses, a los Efesios y a Filemón, dentro de los escritos
paulinos un grupo llamado “Cartas de la cautividad”. Este nombre se debe a que Pablo se refiere en todos estos
escritos a la imposibilidad de predicar el Evangelio por hallarse encadenado (cf. Flp. 1,7.12-17; Flm 1.9.10.13.23;
Col 4,3.10.18; Ef 3,1; 4,1; 6,20), añadiendo que esta situación la vive por amor de Cristo. Los Hechos de los
Apóstoles y las propias Cartas de Pablo ofrecen datos suficientes sobre arrestos del Apóstol en su dilatada vida
misionera: en Filipos (Hch 16,23-40), Palestina (Hch 21,33-23,30, Jerusalén y Hch 23,33-26.32, Cesarea Marítima),
Roma (Hch 27,1-28,16; cf. 2 Cor 6,5; 11,23).
Se piensa que la carta fue escrita durante una más que probable prisión de Pablo en Éfeso hacia el año 56. Es verdad
que sobre esta prisión nada dice expresamente el libro de los Hechos. Pero no debe en absoluto descartarse a la luz
de lo que el propio Pablo escribe en 1 Cor 15,32 y 2 Cor 1,8; 11,23.
¿Qué decir al respecto? En primer lugar, que no hay pruebas contundentes en favor de Roma.
La mención en Flp 1,13 del "pretorio" o guardia imperial, o de "la casa del emperador" en Flp 4,22 no
necesariamente deben referirse a Roma; pueden también valer para ciudades donde existía guardia imperial
acuartelada o donde el emperador tenía alguna propiedad.
En segundo lugar, el constante ir y venir entre las dos ciudades, que deja entrever la carta a los Filipenses, es más
verosímil si se piensa en Filipos y Éfeso (pueden calcularse unos ocho días de viaje por mar entre ambas ciudades)
que si se piensa en Filipo y Roma (entre las cuales el viaje duraba no menos de cuarenta días).
No es arbitrario situar la composición de la Carta a los Filipenses en Éfeso, entre finales del 56 y principios del 57.
Las circunstancias históricas reflejadas en la carta y los contenidos del escrito se explican mejor si su composición
se sitúa en una época no muy lejana de la de las otras grandes cartas del Apóstol. Por lo que se refiere a las
expresiones “el pretorio” y la “casa del César”, cabría suponer que la primera se referiría al palacio del gobernador
y la segunda a los funcionarios que se preocupaban por los intereses patrimoniales del Emperador en una de las
ciudades las más ricas del Imperio.
División
Pablo ofrece una serie de comunicaciones y esperanzas, de alusiones al pasado y al presente, de exhortaciones y
proyectos, de llamadas de atención a ciertos peligros; todo ello en un tono personal, casi siempre cordial, que hacen
de Filipenses la más familiar entre todas las cartas paulinas.
Y hay también unas líneas de fuerza que cruzan de parte a parte la carta. Tales son la invitación constante a la
alegría (Flp 1,4.8.25; 2,2.17-18.28-29; 3,1; 4,1.4.10), incluso ante la perspectiva de la muerte (Flp 2,28); la
preocupación por el crecimiento espiritual y por la armonía de la comunidad (Flp 2,1-4.14; 3,15; 4,2); y sobre todo
el papel central de Cristo, modelo supremo del cristiano en todo y para todo (Flp 1,13-23; 26,11; 3,7-11; 4,13).
La división más adecuada de la carta sería la siguiente:
I. Pablo y la comunidad de Filipos (Flp 1,1-3,la; 4,2-7.21-23).
II. Predicadores judaizantes en Filipos (Flp3,lb-4,1.8-9).
III. Agradecimiento por la ayuda recibida (Flp 4,10-20).
Se entremezclan los aspectos personales y la comunicación directa entre Pablo y los destinatarios, con algunos
temas más teóricos o doctrinales, sin que haya una disposición clara. Hay exhortaciones y exposiciones
yuxtapuestas. Quizás este hecho se deba, en parte, a la posible conjunción en la actual versión de Filipenses de
diversos escrito
Pablo y los filipenses
La mayoría de los cristianos de Filipos era de origen gentil, aunque también había entre ellos algunos de origen
judío. La ayuda que prestaron más de una vez a Pablo en su actividad misionera (cf. Fil 4,6 y 2 Cor 11,9) permite
suponer que se trataba de una comunidad más bien sólida.
La carta a los Filipenses es la carta de un amigo a una comunidad de amigos. Pablo no trata en ella problemas que
afecten directamente a los miembros de la comunidad ni responde a cuestiones que ellos le hayan planteado; entra
en contacto con los Filipenses para informar a esa comunidad amiga del sesgo que están tomando los
acontecimientos que le afectan a él personalmente. La carta se convierte en una invitación a vivir en la alegría
de alguien que ha sido introducido en el ámbito del Cristo que se ha acercado al mundo de los hombres. El viaje de
Epafrodito, que era el enlace entre Pablo y los Filipenses y que había enfermado gravemente en el lugar donde el
Apóstol se encuentra, anima a éste último a coger la pluma para escribir a sus cristianos; les anuncia además la
próxima llegada de Timoteo, que les prestará ayuda y consejo en sus dificultades por la fe.
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EPÍSTOLA A LOS FILIPENSES

Esta carta ha sido escrita desde la cárcel. Algunos se aprovechan de esta situación para hacerle la vida más dura y
difícil entrometiéndose en su comunidad para arrebatar a los creyentes la libertad del Evangelio cimentada en la
cruz de Cristo.
El tiempo de composición de Filipenses depende de la cautividad en la cual se sitúe: si se trata de la prisión de
Cesarea o de Roma, se colocaría en los años 60; si es otra prisión anterior (Hch 23,3; 2 Cor 11,23), podría pensarse
en los años 50. Frente a lo que ocurre con otras cartas de la cautividad, la autoría paulina de esta nunca ha sido
puesta en tela de juicio. A pesar de sus reducidas dimensiones, es una carta de gran importancia. Su verdadera joya
teológica es el pasaje sobre la humillación y gloria de
Cristo (2,6-11), el himno cristológico más notable de todo el Nuevo Testamento. En la carta se contienen, además,
las primeras indicaciones sobre lo que será en decenios posteriores la estructura jerárquica de la Iglesia (obispos,
diáconos). Son importantes las informaciones autobiográficas de Pablo (3,5-14) y las afirmaciones sobre el
encuentro del creyente con Cristo después de la muerte (1,21-23).
Esta carta es la más personal de todas las que escribió el apóstol. La predilección de Pablo por la comunidad de
Filipos, que tanto hizo para él a nivel económico y humano, se traduce en expresiones de afecto y agradecimiento
muy personales. Aunque no se puede considerar un tratado teológico, la carta a los Filipenses enseña muchas cosas
sobre Dios y su manera de relacionarse con nosotros, sobre Jesucristo y sobre los cristianos y sobre cómo debería
ser nuestro comportamiento en el mundo.

CAP 1
1, 1-11
Motivación general de esta carta: desahogos del apóstol desde la prisión. Se trata de una acción de gracias y a la vez
una entrañable súplica porque han sido colaboradores suyos en la obra del Evangelio. Una manifestación de
confianza ya que Dios tiene poder para llevar a plena madurez y realización lo que gratuitamente ha comenzado.
1,1-2.- Saludo.
La estructura del saludo es la habitual en otras cartas paulinas. Pablo, sin embargo, no se da el título de apóstol; tal
vez porque ante los filipenses, tan fieles a Pablo, no necesita reclamar su autoridad. En cambio, junto con Timoteo
se considera siervo de Jesucristo-, no es una denominación peyorativa sino, al contrario, el título que en el Antiguo
Testamento se confiere a quienes han recibido de Dios una misión especial. Además, al llamarse siervo, lo que sí
pretende Pablo es configurarse en profundidad con Cristo, el Siervo por excelencia (Flp 2,7). Para el término
creyentes ver comentario a Rom 1,7.
1Παῦλος καὶ Τιμόθεος δοῦλοι Χριστοῦ Ἰησοῦ πᾶσιν τοῖς ἁγίοις ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ τοῖς
οὖσιν ἐν Φιλίπποις σὺν ἐπισκόποις καὶ διακόνοις, 2 χάρις ὑμῖν καὶ εἰρήνη ἀπὸ θεοῦ
πατρὸς ἡμῶν καὶ κυρίου Ἰησοῦ Χριστοῦ. 1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los
santos en Cristo que residen en Filipos, con sus obispos y diáconos. 2 Gracia y paz a vosotros de parte de
Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Filipos, situada al norte de la actual Grecia, fue la primera ciudad europea evangelizada por Pablo. Acompañado de
Silas y Timoteo, Pablo llegó en su segundo viaje misionero, probablemente en el año 50. En aquella época, Filipos
era una colonia militar romana y sus habitantes eran mayoritariamente paganos, como lo muestran los nombres que
conocemos a través de Pablo: Lidia, Epafrodito, Evodia, Síntique, Sizigia, Clemente. Pero también había una
pequeña colonia de judíos que, al no tener sinagoga, se reunían en las afueras de la ciudad (cf. Hch 16,12-40). Como
es habitual, Pablo empieza predicando el Evangelio a los judíos para pasar después a los paganos.
Pablo y Ilmoteo: Timoteo no es coator e la carta, pero Pablo lo incluye en la dirección para realzar la talla de quien,
según 2,19-24, va a ser su representante acreditado.
Es interesante la mención de que los dirigen y están al servicio de la comunidad cristiana de Filipos. La traducción
literal a partir del texto griego debería ser "obispos y diáconos". Pero cuando Pablo escribe a los filipenses, estos
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vocablos no son aún términos técnicos para designar unos cargos concretos y diferenciados dentro de la comunidad
cristiana.
Mantienen todavía el sentido etimológico fundamental de "vigilante" (o administrador) y "servidor"
respectivamente. La estructuración de las comunidades cristianas con un obispo de carácter monárquico al frente es
bastante posterior a Pablo. Las comunidades paulinas son ciertamente comunidades con guías y responsables al
frente; pero son también comunidades carismáticas y plurales; están articuladas de forma profundamente
democrática y en ellas todos los creyentes se muestran más o menos activos.
1,3-11.- Acción de gracias y súplica.
Nunca vivió Pablo aisladamente su relación con Dios o con Jesús, el Señor. Sus comunidades son siempre motivo y
objeto de su agradecimiento, de sus oraciones, de sus mejores recuerdos, de sus más profundas alegrías.
La comunidad de Filipos lo es de manera especialísima. Sin duda porque se ha portado con la persona de Pablo de
manera excepcionalmente cariñosa, pero sobre todo porque se ha portado de forma ejemplar en relación con el
evangelio. Esto es lo único que a Pablo le preocupa: que la buena noticia de Jesús penetre en el corazón de aquella
sociedad pagana y la transforme de arriba abajo en una sociedad cristiana.
Pablo tiene presentes, a la vez, el pasado y el futuro. Habla de la adhesión de los filipenses al evangelio y de cómo
han colaborado con él; se trata de algo ya acontecido, pero no consumado, pues su vista se dirige al futuro. En
efecto, la “buena obra” de la fe (v. 6) y el amor (v. 9) seguirá creciendo hasta el Día de Cristo (vv. 6 y 10). Esta
expresión parece de cuño profético, modelada según el teologúmeno del Día del Señor. Con ella Pablo quiere
indicar el momento del encuentro definitivo y total con el Señor Jesús de cada uno y de todos en conjunto.
3 Εὐχαριστῶ τῷ θεῷ μου ἐπὶ πάσῃ τῇ μνείᾳ ὑμῶν 4 πάντοτε ἐν πάσῃ δεήσει μου
ὑπὲρ πάντων ὑμῶν, μετὰ χαρᾶς τὴν δέησιν ποιούμενος, 5 ἐπὶ τῇ κοινωνίᾳ ὑμῶν εἰς
τὸ εὐαγγέλιον ἀπὸ τῆς πρώτης ἡμέρας ἄχρι τοῦ νῦν, 6πεποιθὼς αὐτὸ τοῦτο, ὅτι ὁ
ἐναρξάμενος ἐν ὑμῖν ἔργον ἀγαθὸν ἐπιτελέσει ἄχρι ἡμέρας Χριστοῦ Ἰησοῦ· 7 Καθώς
ἐστιν δίκαιον ἐμοὶ τοῦτο φρονεῖν ὑπὲρ πάντων ὑμῶν διὰ τὸ ἔχειν με ἐν τῇ καρδίᾳ
ὑμᾶς, ἔν τε τοῖς δεσμοῖς μου καὶ ἐν τῇ ἀπολογίᾳ καὶ βεβαιώσει τοῦ εὐαγγελίου
συγκοινωνούς μου τῆς χάριτος πάντας ὑμᾶς ὄντας. 8μάρτυς γάρ μου ὁ θεὸς ὡς
ἐπιποθῶ πάντας ὑμᾶς ἐν σπλάγχνοις Χριστοῦ Ἰησοῦ. 9 Καὶ τοῦτο προσεύχομαι, ἵνα ἡ
ἀγάπη ὑμῶν ἔτι μᾶλλον καὶ μᾶλλον περισσεύῃ ἐν ἐπιγνώσει καὶ πάσῃ αἰσθήσει 10 εἰς
τὸ δοκιμάζειν ὑμᾶς τὰ διαφέροντα, ἵνα ἦτε εἰλικρινεῖς καὶ ἀπρόσκοποι εἰς ἡμέραν
Χριστοῦ, 11πεπληρωμένοι καρπὸν δικαιοσύνης τὸν διὰ Ἰησοῦ Χριστοῦ εἰς δόξαν καὶ
ἔπαινον θεοῦ.
3 Doy gracias a mi Dios cada vez que os recuerdo; 4 siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría.
5 Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy. 6 Esta es
nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día
de Cristo Jesús. 7 Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo en el corazón, porque
tanto en la prisión como en mi defensa y prueba del Evangelio, todos compartís mi gracia. 8 Testigo me es
Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús. 9 Y esta es mi oración: que vuestro amor siga
creciendo más y más en penetración y en sensibilidad 10 para apreciar los valores. Así llegaréis al Día de
Cristo limpios e irreprochables, 11 cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y
alabanza de Dios.
El afecto que Pablo muestra por su comunidad, desde la cárcel, desde las cadenas, es muy elocuente. Es un orgullo
que él esté en la cárcel por el evangelio y que la comunidad de Filipos se haya interesado vivamente por él. De esa
manera se da cuenta Pablo que su misión de Apóstol, de emisario del evangelio, es su “gloria”; todo ello vale su
peso en oro; no hay consuelo como ese. La retórica del texto deja traslucir, sin embargo, la verdad de su vida.
Aparece la tensión escatológica tan típica del pensamiento paulino entre lo ya ocurrido y lo todavía no completado.
Dinamismo y crecimiento en el presente y hacia el futuro, no sólo mirada al pasado y recuerdo.
1,12-26 Cristo, lo único importante. Pablo en la cárcel
A primera vista el encarcelamiento de Pablo podía parecer un desastre para la causa del evangelio. Pues bien, no ha
sido así. La actitud de Pablo aceptando valerosa y pacientemente la prisión por amor a Cristo, ha provocado la
admiración y el deseo de conocer el evangelio por parte de los paganos que le rodean. Ha contribuido también a
llenar de valor y confianza a los cristianos de Efeso.
12 Γινώσκειν δὲ ὑμᾶς βούλομαι, ἀδελφοί, ὅτι τὰ κατ’ ἐμὲ μᾶλλον εἰς προκοπὴν τοῦ
εὐαγγελίου ἐλήλυθεν,

9
13 ὥστε τοὺς δεσμούς μου φανεροὺς ἐν Χριστῷ γενέσθαι ἐν ὅλῳ τῷ πραιτωρίῳ καὶ
τοῖς λοιποῖς πᾶσιν, 14καὶ τοὺς πλείονας τῶν ἀδελφῶν ἐν κυρίῳ πεποιθότας τοῖς
δεσμοῖς μου περισσοτέρως τολμᾶν ἀφόβως τὸν λόγον λαλεῖν.
12 Quiero que sepáis, hermanos, que mi situación personal ha favorecido más bien el avance del Evangelio,
13 pues la gente del pretorio y todos los demás ven claro que estoy preso por Cristo. 14 De este modo la
mayoría de los hermanos, alentados por mis cadenas a confiar en el Señor, se atreven mucho más a anunciar
sin miedo la Palabra.
El fortísimo acento cristológico del pasaje es evidente. Especialmente significativa es la expresión para mí la vida
es Cristo y morir significa una ganancia. ¿Por qué la muerte es para Pablo algo deseable? Sin duda no en el sentido
platónico de actuar como acontecimiento liberador de esta realidad corporal radicalmente mala y por tanto odiosa.
La muerte es ganancia porque posibilita el encuentro definitivo, inmediato y sin intermediarios con Cristo, que es la
auténtica vida, la vida con mayúsculas. En la perspectiva creyente de Pablo, la muerte física ha dejado de ser "lo
más terrible entre las cosas terribles", pues lo único verdaderamente terrible es perder la comunión con Cristo.
Comunión que tiene su razón de ser en el amor, y el amor permanece para siempre (1 Cor 13,8), es decir, el amor es
más fuerte que la muerte.
Su prisión, lejos de ser un obstáculo para la difusión del evangelio, más bien ha tenido los efectos contrarios y ha
contribuido a que el anuncio se extienda en el entorno inmediato del Apóstol. Nos queda la duda señalada de cuál es
exactamente ese contexto, pues depende de dónde se haya escrito la carta, lo cual no resultaba tan claro. (Éfeso más
probablemente, pero también Roma o Cesarea). En todo caso es un ambiente gentil y relativamente amplio. Esta
afirmación le lleva a señalar que también los propios cristianos se han visto alentados por la situación paulina, “sus
cadenas”. Debe de tratarse de que los cristianos, a la vista de que Pablo soporta valiente y alegremente su actual
situación, se sienten animados a hacer lo mismo que él y hasta, en alguna medida, a suplirle en lo que él no puede
llevar a cabo.
15 τινὲς μὲν καὶ διὰ φθόνον καὶ ἔριν, τινὲς δὲ καὶ δι’ εὐδοκίαν τὸν Χριστὸν
κηρύσσουσιν· 16 οἱ μὲν ἐξ ἀγάπης, εἰδότες ὅτι εἰς ἀπολογίαν τοῦ εὐαγγελίου κεῖμαι,
17 οἱ δὲ ἐξ ἐριθείας τὸν Χριστὸν καταγγέλλουσιν, οὐχ ἁγνῶς, οἰόμενοι θλῖψιν
ἐγείρειν τοῖς δεσμοῖς μου. 18 Τί γάρ; πλὴν ὅτι παντὶ τρόπῳ, εἴτε προφάσει εἴτε
ἀληθείᾳ, Χριστὸς καταγγέλλεται, καὶ ἐν τούτῳ χαίρω. Ἀλλὰ καὶ χαρήσομαι,  
15 Algunos anuncian a Cristo por envidia y rivalidad; otros, en cambio, lo hacen con buena intención; 16
estos porque me quieren y saben que me han encargado de defender el Evangelio; 17 aquellos proclaman a
Cristo por rivalidad, con intenciones torcidas, pensando hacer más penosas mis cadenas. 18 ¿Qué más da? Al
fin y al cabo, de la manera que sea, con hipocresía o con sinceridad, se anuncia a Cristo, y yo me alegro, y
seguiré alegrándome.
Lo que Pablo discute en esta breve digresión (vv 15-18) no es el contenido de la predicación, sino las motivaciones
de algunos predicadores. Parecen haberse aprovechado del encarcelamiento del apóstol de manera calculadora e
insensible, quizás considerando dicho encarcelamiento una deshonra.
Da la impresión de que algunos de estos predicadores son adversarios del Apóstol (vv. 16-17). En ese caso, habría
que buscarlos entre los cristianos judaizantes, pues parecen ser ellos los que más se oponían al modo paulino de
entender y predicar el evangelio. Además polemiza con ellos en Flp 3,2ss. Sea lo que fuere, no es lo esencial
determinar con todo detalle quiénes fueron aquellas personas, pues lo esencial del párrafo es caer en la cuenta de la
actitud del propio Pablo respecto a Cristo.
El anuncio de Cristo es algo que repercutirá en beneficio de todos y del propio Pablo, apoyando su afirmación en
una cita del libro de Job (13,16). Todo ello se deberá a las oraciones en este sentido de los propios destinatarios y,
sobre todo, a la acción del Espíritu de Jesucristo.
Pablo tiene la esperanzada certeza de que Cristo será engrandecido y glorificado por medio de su propia persona, la
cual, en el momento de la carta, se encuentra en una situación más bien negativa, sea cual fuere el destino que le
esperase a él mismo.
19 οἶδα γὰρ ὅτι τοῦτό μοι ἀποβήσεται εἰς σωτηρίαν διὰ τῆς ὑμῶν δεήσεως καὶ
ἐπιχορηγίας τοῦ πνεύματος Ἰησοῦ Χριστοῦ 20 κατὰ τὴν ἀποκαραδοκίαν καὶ ἐλπίδα
μου, ὅτι ἐν οὐδενὶ αἰσχυνθήσομαι ἀλλ’ ἐν πάσῃ παρρησίᾳ ὡς πάντοτε καὶ νῦν
μεγαλυνθήσεται Χριστὸς ἐν τῷ σώματί μου, εἴτε διὰ ζωῆς εἴτε διὰ θανάτου.
19 Porque sé que esto será para mi bien gracias a vuestras oraciones y a la ayuda del Espíritu de Jesucristo. 20
Lo espero con impaciencia, porque en ningún caso me veré defraudado, al contrario, ahora como siempre,
Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte.

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Pablo se hace eco de Job 13,16 LXX, identificándose tanto con la difícil situaci6n de Job como con su esperanza.
«Salvación» no significa aquí la absolución en un próximo juicio, sino vindicación en el tribunal escatológico, que,
sea cual sea el veredicto terreno, confirmará la fidelidad del apóstol a los ojos de Dios.
Interés por los filipenses
21 Ἐμοὶ γὰρ τὸ ζῆν Χριστὸς καὶ τὸ ἀποθανεῖν κέρδος. 22 εἰ δὲ τὸ ζῆν ἐν σαρκί,
τοῦτό μοι καρπὸς ἔργου, καὶ τί αἱρήσομαι οὐ γνωρίζω. 23 συνέχομαι δὲ ἐκ τῶν δύο,
τὴν ἐπιθυμίαν ἔχων εἰς τὸ ἀναλῦσαι καὶ σὺν Χριστῷ εἶναι, πολλῷ [γὰρ] μᾶλλον
κρεῖσσον· 24 τὸ δὲ ἐπιμένειν [ἐν] τῇ σαρκὶ ἀναγκαιότερον δι’ ὑμᾶς. 25 καὶ τοῦτο
πεποιθὼς οἶδα ὅτι μενῶ καὶ παραμενῶ πᾶσιν ὑμῖν εἰς τὴν ὑμῶν προκοπὴν καὶ χαρὰν
τῆς πίστεως, 26 ἵνα τὸ καύχημα ὑμῶν περισσεύῃ ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ ἐν ἐμοὶ διὰ τῆς
ἐμῆς παρουσίας πάλιν πρὸς ὑμᾶς.  
21 Para mí la vida es Cristo y el morir una ganancia. 22 Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo
fructífero, no sé qué escoger. 23 Me encuentro en esta alternativa: por un lado, deseo partir para estar con
Cristo, que es con mucho lo mejor; 24 pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para
vosotros. 25 Convencido de esto, siento que me quedaré y estaré a vuestro lado, para vuestro progreso en la
alegría y en la fe, 26 de modo que el orgullo que en Cristo Jesús sentís rebose cuando me encuentre de nuevo
entre vosotros.
La muerte es ganancia, no -como en ciertas tendencias de la filosofía gr.- en el sentido de grata liberación de la
existencia corporal, sino como intensificación de la unión con Cristo, que ya ha pasado por la muerte a la
resurrección. La resurrección sigue siendo la meta última (3,1121).
1,27-30.- La lucha por la fe.
A pesar de la encomiable fidelidad de los filipenses a Pablo y al evangelio, se vislumbran peligros, amenazas,
problemas. Probablemente la comunidad de Filipos se sentía acosada y amenazada en su fidelidad al evangelio por
un ambiente rabiosamente pagano. Filipos era "colonia romana" donde el culto al emperador debía ocupar un lugar
preferente; justo el contrapunto de uno de los artículos fundamentales del credo cristiano que proclamaba a
Jesucristo como el único Señor (Flp 2,11). En consecuencia, la llamada de Pablo a una vida coherente con la buena
noticia recibida, está plenamente justificada.
A partir de las alusiones a ciertas dificultades que ha ido haciendo en lo precedente, sobre todo personales
(especialmente la prisión), aunque también ambientales (alguna predicación por motivos no “puros”) y quizás
también, si se trata de una sola carta, por lo que dirá más delante de las polémicas dentro de la comunidad, puede
decirse con mucha probabilidad que Pablo ve la necesidad de hacer una rápida exhortación a la unidad y firmeza en
la fe en la comunidad filipense.
27 Μόνον ἀξίως τοῦ εὐαγγελίου τοῦ Χριστοῦ πολιτεύεσθε, ἵνα εἴτε ἐλθὼν καὶ ἰδὼν
ὑμᾶς εἴτε ἀπὼν ἀκούω τὰ περὶ ὑμῶν, ὅτι στήκετε ἐν ἑνὶ πνεύματι, μιᾷ ψυχῇ
συναθλοῦντες τῇ πίστει τοῦ εὐαγγελίου 28 καὶ μὴ πτυρόμενοι ἐν μηδενὶ ὑπὸ τῶν
ἀντικειμένων, ἥτις ἐστὶν αὐτοῖς ἔνδειξις ἀπωλείας, ὑμῶν δὲ σωτηρίας, καὶ τοῦτο
ἀπὸ θεοῦ· 29 ὅτι ὑμῖν ἐχαρίσθη τὸ ὑπὲρ Χριστοῦ, οὐ μόνον τὸ εἰς αὐτὸν πιστεύειν
ἀλλὰ καὶ τὸ ὑπὲρ αὐτοῦ πάσχειν, 30 τὸν αὐτὸν ἀγῶνα ἔχοντες, οἷον εἴδετε ἐν ἐμοὶ
καὶ νῦν ἀκούετε ἐν ἐμοί.
27 Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo, de modo que, tanto si voy a
veros como si tengo de lejos noticias vuestras, sepa que os mantenéis firmes en el mismo espíritu y que lucháis
juntos como un solo hombre por la fidelidad al Evangelio, 28 sin el menor miedo a los adversarios; esto será
para ellos signo de perdición, para vosotros de salvación: todo por obra de Dios. 29 Porque a vosotros se os
ha concedido, gracias a Cristo, no solo el don de creer en él, sino también el de sufrir por él, 30 estando como
estamos en el mismo combate; ese en que me visteis una vez y que ahora conocéis de oídas.
Vuestros adversarios: Más que una persecución abierta, lo que se daba probablemente era un hostigamiento
cotidiano por parte de conciudadanos no cristianos.
para ellos señal de perdición, para vosotros de salvación: El frente unido e inquebrantable presentado por la
comunidad significa para los adversarios que se están oponiendo a una fuerza sobrehumana, a Dios mismo, hecho
que presagia simultáneamente su perdición escatológica y el destino de la comunidad a la salvación.

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CAP 2
En el caso de la carta a los Filipenses el principal escollo para la comunión fraterna, aparte de los generales, es la
rivalidad de algunos ministros del evangelio que se contraponen a Pablo y aprovechan la ocasión de su
encarcelamiento para realizar su labor personal de tensión y medrar así en la comunidad. Estas palabras responden a
una situación real de la comunidad. Esta carta es iluminadora para la historia de la Iglesia en su etapa de
peregrinación por este mundo.
Con toda probabilidad, este «himno» a los Filipenses (vv. 5-11), Pablo lo ha tomado de una liturgia primitiva que
podría cantarse en Éfeso, desde donde escribe la carta. Ésta es la impresión que produce, entre otras cosas, por su
estructura, por su ritmo, aunque él mismo le ha puesto un sello personal con el que se evoca la muerte en la cruz de
Cristo, ya que en la cruz es donde se revela de verdad el Señor de los cristiano: porque sabe dar su vida por
nosotros. Eso no lo hace ningún señor, ningún dios de este mundo. En ese Señor es donde debe mirarse la
comunidad como en un espejo.
 El contexto tiene como tema la vida de comunidad que está quebrada o bajo la amenaza de quebrarse. La gravedad
de la situación queda patente por que el apóstol se ve obligado a proponer el ejemplo de la kénosis de Jesús. 
2,1-11 Armonía y humildad.
Este pasaje escentral en la carta. Literariamente hay que resaltar la solemnidad del comienzo y la estructura rítmica
de Flp 2,6-11 que constituye un precioso himno que casi con seguridad ya existía y se recitaba en las comunidades
cristianas cuando Pablo escribe la carta. Incluso es posible que Pablo conociera el himno en su formulación
primitiva, a través de los círculos cris tianos de inspiración perrina que tenían en Antioquía de Siria un activo centro
de Evangelización.
El pasaje suele considerarse, con razón, como un himno anterior a Pablo, que el Apóstol insertó en su carta, aunque
tampoco se pueda excluir del todo que fuese el propio Pablo quien lo compusiera antes de la carta y luego lo
introdujera en ella. A la conclusión de que es un himno de alguna forma independiente de la carta conduce el ritmo
poético, la posible división en estrofas –punto que se discute en los detalles, pero no en lo fundamental– y la
terminología, del todo infrecuente en Pablo. En efecto, estas pocas líneas tienen varias palabras de cuño filosófico y
otras totalmente infrecuentes en la correspondencia paulina (morfê, harpagmon, sjêma). Todos estos indicios juntos
hacen muy verosímil que el pasaje preexistiera a la carta.
2,1-4
Los cuatro primeros versículos son una apelación de Pablo a la unidad entre los destinatarios de la carta. Aun
cuando las expresiones sean un tanto complejas de traducir debido a su tono cercano y cariñoso, no presentan mayor
dificultad en cuanto a su contenido. Esa exhortación permite adivinar que en la comunidad había algunos problemas
de divisiones, pero no excesivamente fuertes, porque el talante es más afectivo que apremiante.
Obviamente una forma de estar unido con los demás es estimarlos, amarlos, no sentirse superior y ser desinteresado.
Son recomendaciones humanas, aunque Pablo las tiñe con un color cristológico que desarrolla a continuación con el
modelo del mismo Cristo.
1 Εἴ τις οὖν παράκλησις ἐν Χριστῷ, εἴ τι παραμύθιον ἀγάπης, εἴ τις κοινωνία
πνεύματος, εἴ τις σπλάγχνα καὶ οἰκτιρμοί, 2 πληρώσατέ μου τὴν χαρὰν ἵνα τὸ αὐτὸ
φρονῆτε, τὴν αὐτὴν ἀγάπην ἔχοντες, σύμψυχοι, τὸ ἓν φρονοῦντες , 3 μηδὲν κατ’
ἐριθείαν μηδὲ κατὰ κενοδοξίαν ἀλλὰ τῇ ταπεινοφροσύνῃ ἀλλήλους ἡγούμενοι
ὑπερέχοντας ἑαυτῶν, 4 μὴ τὰ ἑαυτῶν ἕκαστος σκοποῦντες ἀλλὰ [καὶ] τὰ ἑτέρων
ἕκαστοι. 5 Τοῦτο φρονεῖτε ἐν ὑμῖν ὃ καὶ ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ,
1 Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis
entrañas compasivas, 2 dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un
mismo sentir. 3 No obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando por la humildad a los demás
superiores a vosotros. 4 No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. 5
Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
Cristo Jesús -que es nombrado al principio, en medio y al final del pasaje- constituye la clave interpretativa del
mismo. Puesto que los filipenses son cristianos, es decir, puesto que Cristo es el prototipo a cuya imagen están
configurados, tienen la ineludible obligación de comportarse en coherencia con tal condición. Pablo es consciente
de que pide a sus cristianos algo realmente difícil, pues el desprendimiento, el altruismo, y sobre todo la humildad
no eran precisamente valores apreciados entre los altivos patricios de aquella sociedad grecorromana.
2,6-11.- Himno cristológico
12
Las características peculiares de este pasaje –carácter rítmico, uso del paralelismo (como en los salmos y la poesía
del AT), presencia de un lenguaje poco frecuente y desacostumbrado- han llevado a la opinión generalizada de que
Pablo respalda su exhortación al desinterés citando un himno compuesto de manera independiente de Flp
(posiblemente de original ar.).
Por tanto. muy probablemente se trate de un himno prepaulino; y hasta es posible que su origen, se remonte a la
catequesis primitiva de san Pedro (véase Hch 2,36; 10,39). Ciertamente Pablo no se limita a incorporarlo tal cual a
su carta; lo hace suyo, lo inserta sabiamente en el contexto y lo completa con adiciones y reflexiones personales
entre las que destaca la mención de la muerte en cruz. En este sentido, aunque no aparezca explícitamente, no debe
descartarse la alusión por parte de Pablo a la antítesis Adán-Cristo (véase Rom 15,12-17; 1 Cor 15, 20-49). En
efecto, Adán, prototipo del hombre viejo, en su intento de autodivinizarse, encontró el fracaso y la muerte.
No es un tratado dogmático sobre el misterio de Cristo, sino una exhortación a la humildad dirigida por el Apóstol a
sus cristianos de Filipos. Insertando en su escrito un texto que aquéllos conocen, la exhortación que les dirige
resulta más viva e inmediata; se hace más urgente.
El autor del himno, un anónimo, pero que Pablo hace suyo en esta carta, se toma en serio sus expresiones. Así
contemplaban a Jesús en el momento de hacerse realmente hombre como nosotros, menos en el pecado. Es
necesario igualmente contemplar el contexto en que aparece: un fragmento cuyo tema central es la vida de la
comunidad que está pasando por momentos muy delicados y muy difíciles (2,1-27 principalmente). Sólo iluminado
por este contexto el recurso al himno es elocuente, directo y una palabra que trata de salir al encuentro de las
dificultades que encuentra una comunidad, entrañable para Pablo, para realizar su programa de fraternidad, de
mutuo y generoso servicio y su tarea evangelizadora en medio del mundo hostil en que se encuentra seriamente
comprometida. Pablo recurre a este himno en el que la comunidad primera y, es de suponer, la comunidad de
Filipos, para reorientar la vida de la comunidad. 
El himno, pone de manifiesto la fuerza de la fe con que los primeros cristianos se expresaban en la liturgia y que
Pablo recoge para las generaciones futuras como evangelio vivo del proceso de Dios, de Cristo, el Hijo: El que
quiso compartir con nosotros la vida; es más, el que quiso llegar más allá de nuestra propia debilidad, hasta la
debilidad de la muerte en cruz (añadiría Pablo), que es la muerte más escandalosa de la historia de la humanidad,
para que quedara patente que nuestro Dios, al acompañarnos, no lo hace estéticamente, sino radicalmente.
El himno tiene una estructura básica con dos partes:
 los vv 6-8 describen la humillación de Cristo;
 los vv 9-1 1, su exaltación.
Más allá de esta división fundamental, los especialistas ofrecen una gran variedad de análisis más detallados.
El punto de partida del proceso es que Cristo existe en una forma de ser igual a la de Dios. La palabra original
morfê no se usa aquí en el sentido metafísico aristotélico, muy cercano al concepto de “esencia”, sino en términos
más generales, como “forma de ser”, “condición” que se puede apreciar y que expresa el ser que está debajo de ella.
Dado que la existencia humana se menciona a continuación (v. 7), hay que suponer la pre-existencia. Es una de las
primeras afirmaciones que hablan de Cristo como ser divino explícitamente; pero, teniendo en cuenta la mentalidad
tan poco filosófica de Pablo, probablemente no se trata de una afirmación ontológica estricta; es mejor entender esta
condición en términos generales, aunque sin perder la importante referencia a la condición divina de Cristo.
Además, como la palabra “forma” puede evocar también la imagen de Dios presente en el primer hombre, quizás
haya una contraposición velada entre la figura de Cristo y la de Adán, y sus respectivas actitudes. Cristo no se aferra
a la condición divina que ya posee como a algo que uno ha de retener, y menos aún como a una presa que arrebata.
En ambos casos lo importante es que se busca el propio beneficio personal. Jesucristo, en cambio, deja esa
condición en cuanto resulta posible. Probablemente hay una contraposición con Adán; éste pretende ser lo que no
puede y fracasa, mientras Cristo deja y no se aferra a lo que le corresponde.
El testimonio de la carta a los Filipenses consiste en que Dios es un Dios de los hombres. Con todos sus rasgos
hieráticos, orientales, judeo-helenistas, este himno cristiano es un canto a la misericordia de Dios con el hombre
precisamente en su condición humana más dolorosa. Al mismo tiempo, es también un canto de alabanza a la
verdadera grandeza del hombre, oculta en la insignificancia de la humillación.
Este himno muestra también que su esquema fundamental no es el esquema paulino de «muerte-resurrección», sino
el de «encarnación-exaltación ». Tras su muerte, Jesús es sencillamente «objeto» de la acción de Dios, lo cual
tampoco tiene nada que ver con el modelo de la katabasis (descenso) y anabasis (subida) (como, por ejemplo, en Ef
4,8-10; Jn 3,13). Jesús es «superexaltado» (hyperhypsosen) por Dios. En esta concepción interviene también un
esquema espacial: Jesús sube al más alto de los cielos, por encima de las esferas celestes en que moran los ángeles,
hasta la morada de Dios (la misma idea aparece en la carta a los Hebreos, con la que este himno tiene grandes
afinidades;
2.6
13
Αρπαγμος .Este término, que significa “presa”, forma parte de una frase que suele considerarse una expresión
hecha usada en relación con algo de gran valor que no se posee y se pretende adquirir, o bien que se posee y se
desea retener. Resumiendo las discusiones, la interpretación que más se adecua al contexto general es la que
entiende el término de un bien poseído, pues “ser igual a Dios” (ισα Θεω ειναι) es una expresión más o menos
sinónima de “existiendo en la forma de Dios” (εν μορφη Θεου ων), indicando ισα Θεω ειναι algo más exterior, a lo
que se podría renunciar, y εν μορφη Θεου ων, una realidad más interior, que, en consecuencia, no se puede perder.
El acento no recae ahora en la cualidad del sujeto de quien se está hablando, cosa que indicaría la primera frase, es
decir, “existiendo εν μορφη Θεου”, sino en la dignidad que le corresponde como consecuencia de aquella forma de
existencia. Según esto, el sentido de la segunda afirmación del himno sería que Cristo no consideró la dignidad
inherente a su condición divina, como una presa a la que aferrarse, como “algo de lo que aprovecharse” en beneficio
propio.
Morphê denota el modo de ser o la apariencia por la cual se puede conocer el carácter esencial o rango de algo. Lo
que aquí se dice de Cristo es que gozaba de un modo divino de ser. En morphé theou recuerda la descripción de la
dignidad humana en el relato de la creación de Gn 1,26-27 (cf. 2,15), pero la formulación de los LXX, kat'eikona
theou, es diferente.
Para Pablo, es una cuestión secundaria determinar si la dignidad de Cristo consiste en una preexistencia
«escatológica» (res rapienda) o en una preexistencia «protológica» (res rapta); lo que pretende decir con este himno
es que la verdadera grandeza se manifiesta en la humildad, en la identificación con el hombre esclavizado y caído, y
que precisamente tal actitud obtiene definitivamente la bendición de Dios. Dios mismo proclamará públicamente la
verdadera grandeza de este hombre, una grandeza que está oculta a los ojos del mundo. Esa es la lección moral que
Pablo da a sus cristianos con ayuda del himno cristológico.
6 ὃς ἐν μορφῇ θεοῦ ὑπάρχων οὐχ ἁρπαγμὸν ἡγήσατο τὸ εἶναι ἴσα θεῷ,
6 El cual, siendo de condición divina, | no retuvo ávidamente el ser igual a Dios;
ὃς (“el cual”). La patrística griega entendió que la primera parte del himno contempla dos momentos de la
existencia de Cristo, separados por el hecho de la encarnación: su preexistencia en 2,6 y su existencia terrena en 2,7-
8; esta interpretación la siguen manteniendo, con muchísimos matices, comentaristas recientes como Benoit,
Bultmann, Schnackenburg y Gnilka. Frente a ello, otros autores, entre los cuales hay que contar a M. Lutero,
consideran que nuestro himno se refiere todo él al logos encarnado y contemplaría dos aspectos del mismo: su
condición divina, velada en la humillación de la condición terrestre (2,6-8), y la manifestación de la condición
divina glorificada a los ojos de todo el mundo (2,9-11). Ambas interpretaciones son ortodoxas.
μορφη Θεου (“en forma de Dios”). También se discute el sentido de μορφη, que puede significar varias cosas:
“esencia o naturaleza” (ουσια), “imagen” (εικων), “condición”. Sin embargo, ninguno de estos términos traduce
exactamente el μορφη griego, que parece indicar más bien “la manifestación externa y visible de la con dición más
íntima del ser”; es decir, μορφη se refiere a la “forma de existencia que determina al ser desde su naturaleza”; dicha
significación no está lejos del concepto de “naturaleza”, aunque no se agota en él. Con el término “μορφη en Fil
2,6s se piensa no precisamente en cualquier forma mutable, sino en la forma específica de la que dependen la
identidad y la condición”
2,7.- Se vació de sí.
Esta expresión ha contribuido a la elaboración de cristologías “kenóticas”, pero aquí probablemente tiene un sentido
metafórico parecido al uso que Pablo hace del mismo vb. (kenoun) en pas. Para significar «ser hecho impotente,
ineficaz» (cf. Rom 4,14). El significado sería, entonces, que Cristo se entregó impotente –exactamente igual que es
impotente un esclavo-.
Conviene atender a que, según el texto, Cristo no se vacía de una cosa, sino de sí mismo, lo cual es evidentemente
una metáfora, la cual ha dado nombre a todo el proceso: “kénosis” o “vaciamiento”. En la misma línea ya apuntada
de que, probablemente, no es lo más adecuado interpretar las expresiones del himno en sentido ontológico, este
vaciamiento tampoco ha de tomarse como si Cristo abandonase durante el tiempo de su vida terrestre su condición
divina y la retomase más tarde. En cambio, una de las posibles significaciones, en una comprensión más poética y
general, es que renuncia a ser tenido y considerado de condición divina, lo cual es literalmente cierto durante su
existencia terrena.
7ἀλλ’ ἑαυτὸν ἐκένωσεν μορφὴν δούλου λαβών, ἐν ὁμοιώματι ἀνθρώπων γενόμενος·
καὶ σχήματι εὑρεθεὶς ὡς ἄνθρωπος

14
7al contrario, se despojó de sí mismo | tomando la condición de esclavo, | hecho semejante a los hombres. | Y
así, reconocido como hombre por su presencia,
μορφην δουλου λαβων (“tomando la forma de siervo”) :a relación del término δουλος con la condición humana
(2,7b) aconseja interpretarlo desde el contraste, ya indicado, entre la μορφη Θεου de 2,1 y la μορφη δουλου. Según
esto, el texto considera la condición humana como una “esclavitud” positiva, es decir, como un servicio en relación
con Dios. La trayectoria de Cristo se describiría teniendo en cuenta la historia de Adán: frente a la pretensión del
primer hombre de ser igual a Dios, Cristo habría aceptado su condición humana y la habría vivido como servicio al
Creador.
2.8
Las afirmaciones de 2,8 completan la descripción de la plena realidad humana de Jesucristo, de la que, en
consecuencia, participó plenamente: el que existía en la forma de Dios y poseía una dignidad acorde con aquella
existencia y condición entró en el mundo de los hombres y participó de su historia personalmente: es decir, Cristo
“se humilló haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz”. Esta frase, algo fuera de lugar dentro
de la estructura del himno tal como se ha esbozado antes, probablemente fue añadida al original por Pablo. La
crucifixión, forma de ejecución reservada para los esclavos y quienes habían perdido por completo todo derecho
cívico, marcó el extremo de la humillación humana.
8 ἐταπείνωσεν ἑαυτὸν γενόμενος ὑπήκοος μέχρι θανάτου, θανάτου δὲ σταυροῦ.
8 se humilló a sí mismo, | hecho obediente hasta la muerte, | y una muerte de cruz.
Los verbos “humillarse” y “hacerse obediente” no deben ser interpretados en sentido ético, como si contemplaran
únicamente la actitud con que Jesucristo aceptó la condición humana.
Tanto el primero como el segundo subrayan la realidad de esa condición, la radicalidad con que el sujeto de la frase
asumió la condición humana, que el himno contempla en su limitación, en su total imperfección. La referencia a la
muerte contribuye, por su parte, a acentuar la seriedad del camino emprendido por Cristo; es decir, el “humillarse”
de Cristo significó la libre asunción de la condición humana, la cual implicaba el camino hasta la muerte; la
asunción de la muerte representó el sí definitivo de Cristo a dicho camino y, al mismo tiempo, el final de ese
camino.
Se califica la muerte como “muerte de cruz”, expresión que, para algunos, sería la aportación de Pablo al himno
original, lo que no es del todo seguro. Prescindiendo de ese hipotético origen, lo cierto es que la muerte de cruz es
una confirmación de la condición de esclavo, al recordar la vinculación patente en el tiempo entre ese tipo de
muerte y la esclavitud. Además se trata de una alusión velada a la historicidad y realidad de la condición humana de
Jesucristo y a la íntegra aceptación de todos los rasgos humanos, aun los más negativos, perfectamente sintetizados
en la cruz.
2,9
Con la afirmación de 2,9 se introduce un nuevo tono en el desarrollo del himno; dicho tono lo señala la intervención
de Dios. Cristo, sujeto principal de la primera parte, es ahora el objeto de la actuación divina. De este modo, la
exaltación aparece como respuesta y reacción de Dios al abajamiento de Cristo. El texto habla de una exaltación en
grado superlativo: fue “superexaltado”.
Aun cuando no se diga explícitamente, la exaltación que viene inmediatamente después de la muerte de cruz se
refiere a la resurrección mencionada aquí con una de las formulaciones más antiguas, la de la glorificación. Sin
embargo, no es preciso pensar que se ciña sólo a la propia resurrección.
9 διὸ καὶ ὁ θεὸς αὐτὸν ὑπερύψωσεν καὶ ἐχαρίσατο αὐτῷ τὸ ὄνομα τὸ ὑπὲρ πᾶν
ὄνομα,
9 Por eso Dios lo exaltó sobre todo | y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre;
La exaltación contempla el momento de la resurrección, pues Pablo no conoce la distinción lucana entre
resurrección y ascensión. Dicha exaltación supone comunicar a la humanidad lo que era propio de la divinidad, a lo
cual había renunciado el encarnado precisamente en el momento de su encarnación.
Su mención explícita se retrasa hasta el clímax (v. 11), pero el «nombre» es claramente Kyrios, «Señor», que pasó a
sustituir al inefable yhwh en las copias cristianas de los LXX. Si Dios mismo «se dignó concederle» el nombre de
Kyrios, Jesús lo lleva sin detrimento alguno para el monoteísmo estricto.

15
2,10-11
Como expresión de la “super-exaltación”, Cristo recibió “un nombre sobre todo nombre”. Los Padres pensaban que
el nombre otorgado era el de “Hijo” o “Hijo de Dios”, pero esta interpretación no encuentra apoyo en el contexto.
De acuerdo con éste, parece mejor entender que el nombre otorgado es el título “Señor”, que proclama toda lengua
(cf. 2,11).
Aludiendo a Is 45,23, el himno transfiere al Cristo exaltado el homenaje escatológico universal allí rendido sólo a
Dios (cf. Rom 14,11)
10 ἵνα ἐν τῷ ὀνόματι Ἰησοῦ πᾶν γόνυ κάμψῃ ἐπουρανίων καὶ ἐπιγείων καὶ
καταχθονίων 11καὶ πᾶσα γλῶσσα ἐξομολογήσηται ὅτι κύριος Ἰησοῦς Χριστὸς εἰς
δόξαν θεοῦ πατρός.
10 de modo que al nombre de Jesús | toda rodilla se doble | en el cielo, en la tierra, en el abismo, 11 y toda
lengua proclame: | Jesucristo es Señor, | para gloria de Dios Padre.
La frase “Jesucristo (es) Señor” recoge una confesión de fe cristológica muy antigua -tal vez la más antigua-, que
se encuentra en términos muy parecidos en 1 Cor 12,1 y en Rom 10,9 y que podría proceder de las comunidades
cristianas de Palestina. Para los cristianos, decir que Jesús era “Señor” era reconocer con solemne sencillez que era
de condición divina. En efecto, el título κυριος era una forma habitual del judaísmo de habla griega para hablar de
Dios; en este sentido, es cierto que para apoyar este uso no se puede seguir recurriendo a la traducción de los LXX,
pues los manuscritos que traducen Yahveh por κυριος son todos de época cristiana, mientras que los antiguos
manuscritos de época pre-cristiana conservan todos en medio de la traducción griega el tetragrammaton, bien en sus
letras hebreas o bien transcrito en caracteres griegos. Sin embargo, también es cierto que entre los judíos de
Palestina no era infrecuente llamar a Dios mareh/ maray (arameo) o `adon (hebreo); por otra parte, Filón de
Alejandría y Flavio Josefo, por un lado, y el propio Pablo, por otro, son testigos de que, a pesar de que los judíos de
lengua griega mantenían el tetragrammaton, durante la lectura de los textos en la liturgia sinagogal, en voz alta se
decía κυριος.
Lugar del himno en la Carta a los Filipenses
Se aprecia, por el contexto, que Pablo inserta este himno, cargado de contenidos teológicos, en el marco de una
exhortación a la comunidad cristiana. La unión entre ese marco y el himno la señala el verbo εταπεινωσεν (se
humilló) en el corazón del himno (2,8); este verbo recuerda la invitación a la ταπεινοφροσυνη (humildad) hecha en
2,3, es decir, casi al principio de la exhortación. Dicha relación ha hecho que algunos autores interpreten el recurso
al himno en la carta a los Filipenses como una forma de invitar a aquellos cristianos a imitar la actitud de Cristo.
2,12-18.- Invitación a vivir santamente.
Recupera Pablo el hilo de la exhortación y utiliza como palabra enganche el término obediencia aplicado a Cristo en
Flp 2,8. Ahora son los cristianos de Filipos, quienes deben obedecer -entendido sobre todo el término en el sentido
paulino de mantenerse fieles al evangelio (véase Rom 1,5; 10,16; 15,18)-y quienes deben echar el resto para
alcanzar la salvación.
Este párrafo no tiene una conexión demasiado estrecha ni con lo anterior ni con lo siguiente. Pablo abandona las
profundas consideraciones cristológicas precedentes y, en cierto modo, prosigue la exhortación que precede al
himno: la lucha por la fe (1,27-30), con alguna alusión a los temas mencionados allí.
12 Ὥστε, ἀγαπητοί μου, καθὼς πάντοτε ὑπηκούσατε, μὴ ὡς ἐν τῇ παρουσίᾳ μου
μόνον ἀλλὰ νῦν πολλῷ μᾶλλον ἐν τῇ ἀπουσίᾳ μου, μετὰ φόβου καὶ τρόμου τὴν
ἑαυτῶν σωτηρίαν κατεργάζεσθε· 13θεὸς γάρ ἐστιν ὁ ἐνεργῶν ἐν ὑμῖν καὶ τὸ θέλειν
καὶ τὸ ἐνεργεῖν ὑπὲρ τῆς εὐδοκίας.  14Πάντα ποιεῖτε χωρὶς γογγυσμῶν καὶ
διαλογισμῶν, 15ἵνα γένησθε ἄμεμπτοι καὶ ἀκέραιοι, τέκνα θεοῦ ἄμωμα μέσον
γενεᾶς σκολιᾶς καὶ διεστραμμένης, ἐν οἷς φαίνεσθε ὡς φωστῆρες ἐν κόσμῳ,
16λόγον ζωῆς ἐπέχοντες, εἰς καύχημα ἐμοὶ εἰς ἡμέραν Χριστοῦ, ὅτι οὐκ εἰς κενὸν
ἔδραμον οὐδὲ εἰς κενὸν ἐκοπίασα. 17Ἀλλ’ εἰ καὶ σπένδομαι ἐπὶ τῇ θυσίᾳ καὶ
λειτουργίᾳ τῆς πίστεως ὑμῶν, χαίρω καὶ συγχαίρω πᾶσιν ὑμῖν· 18τὸ δὲ αὐτὸ καὶ
ὑμεῖς χαίρετε καὶ συγχαίρετέ μοι.
12 Por lo tanto, queridos hermanos, ya que siempre habéis obedecido, no solo cuando yo estaba presente, sino
mucho más ahora en mi ausencia, trabajad por vuestra salvación con temor y temblor, 13 porque es Dios
quien activa en vosotros el querer y el obrar para realizar su designio de amor. 14 Cualquier cosa que hagáis
sea sin protestas ni discusiones, 15 así seréis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin tacha, en medio de
16
una generación perversa y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo, 16 manteniendo
firme la palabra de la vida. Así, en el Día de Cristo, esa será mi gloria, porque mis trabajos no fueron inútiles
ni mis fatigas tampoco. 17 Y si mi sangre se ha de derramar, rociando el sacrificio litúrgico que es vuestra fe,
yo estoy alegre y me asocio a vuestra alegría; 18 por vuestra parte estad alegres y alegraos conmigo.
Prosigue el Apóstol su exhortación con una motivación: que, si se procede correctamente y de una forma que
otras personas puedan apreciar, se proclamará el evangelio con la propia vida, dando testimonio en el mundo. Pablo
lo hace usando unas expresiones de Dt 32,5, pero invirtiendo su sentido original. De esta forma, Pablo se sentirá
satisfecho de su apostolado entre los filipenses (v. 16), tema que ha aparecido en diversas ocasiones al comienzo
del escrito.
sin murmuraciones ni discusiones: Tales quejas fueron características del pueblo del éxodo: véanse Ex 15-17; Nm
14-17. Pablo alude a las dificultades que Moisés tuvo con Israel para poner de relieve, por medio de un contraste
negativo, la cooperación (es decir, obediencia) que espera de los filipenses.
hijos de Dios sin tacha ... : El lenguaje en este caso procede de la censura de Moisés a Israel en Dt 32,5 (LXX).
Pablo exhorta a los filipenses a ser lo que los israelitas de antaño no fueron, aplicando la denuncia final («perversa y
depravada») al mundo incrédulo que los rodea.
2,19-30.-Timoteo y Epafrodito colaboradores de Pablo
En este momento la carta adquiere un tono particularmente personal. Pablo siente una fuerte añoranza por los
filipenses. Es probable que no haya vuelto a verles desde los días de la fundación de la comunidad. Sin embargo,
ellos se han mantenido totalmente fieles al apóstol y en todo momento pendientes de sus necesidades y avatares
misioneros. ¡Cómo desea encontrarse de nuevo con ellos! Pero de momento sigue en prisión y únicamente puede,
aun a costa de quedarse solo, ponerse en contacto con ellos a través de Timoteo y Epafrodito.
19 Ἐλπίζω δὲ ἐν κυρίῳ Ἰησοῦ Τιμόθεον ταχέως πέμψαι ὑμῖν, ἵνα κἀγὼ εὐψυχῶ γνοὺς
τὰ περὶ ὑμῶν. 20 οὐδένα γὰρ ἔχω ἰσόψυχον, ὅστις γνησίως τὰ περὶ ὑμῶν μεριμνήσει·
21 οἱ πάντες γὰρ τὰ ἑαυτῶν ζητοῦσιν, οὐ τὰ Ἰησοῦ Χριστοῦ. 22 τὴν δὲ δοκιμὴν
αὐτοῦ γινώσκετε, ὅτι ὡς πατρὶ τέκνον σὺν ἐμοὶ ἐδούλευσεν εἰς τὸ εὐαγγέλιον. 23
τοῦτον μὲν οὖν ἐλπίζω πέμψαι ὡς ἂν ἀφίδω τὰ περὶ ἐμὲ ἐξαυτῆς· 24 πέποιθα δὲ ἐν
κυρίῳ ὅτι καὶ αὐτὸς ταχέως ἐλεύσομαι. 25 Ἀναγκαῖον δὲ ἡγησάμην Ἐπαφρόδιτον
τὸν ἀδελφὸν καὶ συνεργὸν καὶ συστρατιώτην μου, ὑμῶν δὲ ἀπόστολον καὶ
λειτουργὸν τῆς χρείας μου, πέμψαι πρὸς ὑμᾶς, 26ἐπειδὴ ἐπιποθῶν ἦν πάντας ὑμᾶς
καὶ ἀδημονῶν, διότι ἠκούσατε ὅτι ἠσθένησεν. 27 καὶ γὰρ ἠσθένησεν παραπλήσιον
θανάτῳ· ἀλλ’ ὁ θεὸς ἠλέησεν αὐτόν, οὐκ αὐτὸν δὲ μόνον ἀλλὰ καὶ ἐμέ, ἵνα μὴ λύπην
ἐπὶ λύπην σχῶ. 28 σπουδαιοτέρως οὖν ἔπεμψα αὐτόν, ἵνα ἰδόντες αὐτὸν πάλιν
χαρῆτε κἀγὼ ἀλυπότερος ὦ. 29 προσδέχεσθε οὖν αὐτὸν ἐν κυρίῳ μετὰ πάσης χαρᾶς
καὶ τοὺς τοιούτους ἐντίμους ἔχετε, 30 ὅτι διὰ τὸ ἔργον Χριστοῦ μέχρι θανάτου
ἤγγισεν παραβολευσάμενος τῇ ψυχῇ, ἵνα ἀναπληρώσῃ τὸ ὑμῶν ὑστέρημα τῆς πρός
με λειτουργίας.
19 Con la ayuda del Señor Jesús, espero mandaros pronto a Timoteo, para animarme yo también recibiendo
noticias vuestras. 20 Porque no tengo a nadie tan de acuerdo conmigo que se preocupe lealmente de vuestros
asuntos. 21 Todos buscan su interés, no el de Jesucristo. 22 De Timoteo, en cambio, conocéis su probada
virtud, pues se puso conmigo al servicio del Evangelio como un hijo con su padre. 23 A él precisamente
espero enviároslo en cuanto vea clara mi situación; 24 aunque, con la ayuda del Señor, confío en ir pronto
personalmente. 25 Entretanto, me considero obligado a enviaros de nuevo a Epafrodito, mi hermano,
colaborador y compañero de armas, a quien vosotros enviasteis para que atendiera mi necesidad. 26 Él os
echa mucho de menos y está angustiado porque os habéis enterado de su enfermedad. 27 De hecho, estuvo a
punto de morir, pero Dios tuvo compasión de él; no solo de él, sino también de mí, para que no se me
añadiera una tristeza a la otra. 28 Os lo mando lo antes posible, para que viéndolo, volváis a alegraros, y yo
me sienta aliviado. 29 Recibidlo, pues, en el Señor, con la mayor alegría; estimad a personas como él, 30 que,
por la causa de Cristo, ha estado a punto de morir, exponiendo su vida para prestarme, en lugar vuestro, el
servicio que vosotros no podíais.
Epafrodito es un cristiano de Filipos a quien la comunidad ha enviado con socorros materiales para Pablo. Parece
que tenía la misión de acompañar y ayudar a Pablo en todo momento. ¿Cumplió dicha misión con la entrega y
esmero que los íilipenses hubieran deseado? Leyendo entre líneas (Flp 2,26) parece deducirse que en un cierto
momento Epafrodito se muestra ansioso por regresar a Filipos, incluso a costa de abandonar a Pablo, dejándole solo
en prisión. En cualquier caso es admirable la delicadeza con que Pablo le envía de nuevo a la comunidad saliendo al
paso de cualquier reproche.
17
CAP 3
Basta un mínimo de atención para darse cuenta de que la situación de los dos primeros capítulos de la carta a los
Filipenses es muy diferente de la descrita en nuestro texto, es decir, en el capítulo 3. Tanto es así que algunos
autores piensan que este capítulo constituye una carta nueva e independiente que Pablo habría escrito a los
filipenses en una fecha posterior y que luego habría sido incorporada a la primera carta en la misma redacción.

3,1-4,20.- SECCIÓN AUTOBIOGRÁFICA

3,1b-4,1.8-9.- PREDICADORES JUDAIZANTES EN FILIPOS


Es este probablemente el núcleo principal de una carta remitida por Pablo a los filipenses en fecha posterior, aunque
no se pueda determinar con precisión ni cuándo ni desde donde. Sería la que se llama carta C. Es casi seguro que
Pablo ya no se encuentra encarcelado. Incluso es probable que haya visitado Filipos (Flp 2,24) donde ha advertido
la presencia de propagandistas judeo-cristianos con la consiguiente amenaza para la fidelidad de los filipenses al
auténtico evangelio. Los problemas surgidos en Corinto y en las comunidades de Galacia se están reproduciendo en
Filipos.
Durante su visita, Pablo ha puesto en guardia de viva voz a los filipenses contra el peligro judaizante (Flp 3, Ib).
Ahora, lejos ya de Filipos, tal vez desde Corinto, les escribe insistiendo en que no se dejen engañar por esos
predicadores superentusiastas que interpretan la vida cristiana en clave triunfalista y olvidan que la fuerza salvadora
del evangelio radica también, de forma misteriosa y paradógica pero real, en la aparente debilidad de Cristo
crucificado. Podríamos tratarse del trascurso del año 57.
3,1b-6.- El peligro de los judaizantes.
No debe extrañar que en esta supuesta carta independiente falte el saludo inicial. Lógicamente ha sido suprimido en
el proceso de fusión de las varias misivas de Pablo a los filipenses. Las que sí llaman la atención son las durísimas
palabras de Pablo contra los judaizantes defensores de la circuncisión ritual. Con un juego de palabras el apóstol se
refiere sarcástica y despectivamente a la circuncisión física como si se tratara de mutilaciones sangrientas que la
misma ley judía prohibía terminantemente (Lv 21,5; véase 1 Re 18,28).
El brusco cambio de tono y contenido que se produce en este punto indica que esta parte de Flp procede de una
comunicación posterior.
Los adversarios eran, al parecer, predicadores cristianos itinerantes, que en nombre de una “perfección” más alta
(vv. 12-16) intentan imponer a los conversos de origen gentil lo que a los ojos de Pablo es la esencia de un judaísmo
superado por el acto de Dios realizado en Cristo.
Entrega de Pablo a Cristo
En la mayor parte del cap. 3 Pablo alerta a la comunidad contra los “perros”, “obreros malos”, “falsos circuncisos”,
todo lo que parece una ironía contra los grupos judaizantes, es decir quienes pretendían que los cristianos para ser
verdaderamente salvados previamente debían aceptar la circuncisión. El tema es complicado: ¿quiénes eran? la cosa
se discute, pero parecen ser grupos que pretenden que los cristianos venidos del mundo no judío se hagan a sí
mismos primero judíos (circuncisión mediante) para poder gozar luego de los beneficios de la salvación. Puede ser
para evitar conflictos: el judaísmo es una religión lícita, las novedades no son bien vistas por algunos griegos; puede
ser por cerrazón ante la novedad de parte de los “judaizantes”; puede ser por una suerte de idolatría de la Ley, la
circuncisión y la misma ley puestas casi al mismo nivel que Dios... la cuestión es que misioneros itinerantes han
llegado a Filipos e insistido en que es necesario hacerse judíos por la circuncisión, y dejar de ser perros (= paganos).
Pablo les dice que ellos son los incircuncisos, los perros, etc... A continuación presenta una especie de “curriculum”
frente a los que lo cuestionaban: él tiene tantas o más razones para gloriarse de ser judío, pero no pone allí su
seguridad, “todo eso lo tiene como estiércol” y sigue en camino para alcanzar a Cristo.
Parece claro que en Filipos había personas que podían representar un peligro o tentación para los cristianos, pues los
inducían con sus doctrinas a adoptar prácticas no cristianas, con el consiguiente menoscabo de la total adhesión a
Cristo. Estas personas son judaizantes, dado que cuanto Pablo trata polémicamente son temas judíos contrapuestos a
lo cristiano. Al no ser de origen judío, los filipenses quizás corrían peligro de idealizar instituciones de la religión
judía y de dejarse seducir por personas que se presentaban como apegados a la religión de Israel, aun cuando fueran
cristianos.

18
1 Τὸ λοιπόν, ἀδελφοί μου, χαίρετε ἐν κυρίῳ. τὰ αὐτὰ γράφειν ὑμῖν ἐμοὶ μὲν οὐκ
ὀκνηρόν, ὑμῖν δὲ ἀσφαλές. 2Βλέπετε τοὺς κύνας, βλέπετε τοὺς κακοὺς ἐργάτας,
βλέπετε τὴν κατατομήν.
1Por lo demás, hermanos, alegraos, en el Señor. A mí no me cuesta nada repetiros lo ya dicho otras veces, y a
vosotros os dará seguridad. 2 ¡Cuidado con los perros, cuidado con los malos obreros, cuidado con la
mutilación!
El tono punzante de este versículo ciertamente impresiona. Queda claro que Pablo se refiere a unos adversarios (cf.
Flp 1,28); más concretamente, a unos falsos maestros, perturbadores de la alegría, que se habían introducido en la
comunidad. No se sabe quiénes eran ni qué fines perseguían, pero lo que se puede intuir es que se vanagloriaban de
poseer la perfección. Tal vez eran propagandistas judíos, una especie de misioneros fanáticos que presionaban a los
convertidos de Filipos, incluso con la fuerza, exaltando la circuncisión y la ley mosaica.
Los perros: La aplicación a otros cristianos que hace Pablo de este típico insulto despectivo -reservado en círculos
judíos para los gentiles, los impuros y los no judíos en general- refleja la intensidad de su convicción de que estaban
deformando el evangelio.
Hay una fuerte advertencia contra judíos o judaizantes, los “perros”, en un tono agresivo que contrasta con el del
resto de la carta y que es la razón principal que ha llevado a creer que aquí había un escrito diferente. Aunque no es
la única explicación posible.
3,3
Una «circuncisión» espiritual y moral «del corazón», más agradable a Dios que el rito exterior, aparece presagiada
en la tradición judía (Jr 4,4; 9,24-25; Lv Z6,4 1 ; Dt 10,16; 30,6; Ez 44,7; cf. 1QS 5,5.26). Pablo sólo admite esta
circuncisión interior como válida para la era escatológica y la hace propia de la comunidad cristiana (Rom 2,25-29;
cf. Col 2,l l).
3 ἡμεῖς γάρ ἐσμεν ἡ περιτομή, οἱ πνεύματι θεοῦ λατρεύοντες καὶ καυχώμενοι ἐν
Χριστῷ Ἰησοῦ καὶ οὐκ ἐν σαρκὶ πεποιθότες,
3 Los circuncisos somos nosotros, los que damos culto en el Espíritu de Dios y ponemos nuestra gloria en
Cristo Jesús, sin confiar en la carne.
Tras duras invectivas contra los opositores, Pablo explica cuál es el motivo fundamental para poner en guardia a la
comunidad: la verdadera circuncisión no es física, sino espiritual. Por ello, se atreve a decir: “Los circuncidados
somos nosotros”. Para el cristiano, el factor determinante no es la carne sino el Espíritu, el Espíritu de Dios, que por
medio de Jesucristo se convierte en activo y eficaz. La carne hace referencia al mundo, a sus falsas seguridades, sus
privilegios, sus normas, su afán de autonomía y autosalvación. Si el cristiano opta por la carne, se apoyará solo en la
propia confianza, en los propios méritos, en la propia gloria y, finalmente, acabará por sentirse seguro de sí mismo,
poderoso, invulnerable, invencible. Pablo sabe muy bien que las ventajas del mundo son engaño, y por ello habla de
una confianza/gloria falsa (la que proviene de la carne) y de una confianza/gloria auténtica (la que proviene del
Espíritu).
3,4-6
Pablo hace referencia a su historia y experiencia personales como judío. En primera persona del singular (notamos
que en los versículos anteriores utiliza el “nosotros”), recuerda su pasado, que sintetiza en siete aspectos
fundamentales: 1) circuncidado, 2) israelita, 3) Benjamín, 4) hebreo, hijo de hebreos, 5) fariseo, 6) perseguidor de
los cristianos, 7) irreprochable en la observancia de la ley. Ciertamente, Pablo creció en una familia judía ortodoxa
que, como mandaba la Ley, circuncidó al niño al octavo día del nacimiento.
Los vv. 4-6 ofrecen interesantes informaciones sobre el pasado de Pablo en general y su pasado judío en particular,
útiles para comprender sus actitudes y las raíces que éstas tienen. Las cuatro primeras (circuncisión según la más
estricta prescripción legal, estirpe israelita en la tribu de Benjamín, práctica religiosa y cultura totalmente judía
recibida, con probabilidad, en hebreo/arameo) son privilegios, desde el punto de vista judío, que él ha recibido; las
tres últimas (fariseismo, perseguidor de los cristianos y perfecto cumplimiento de la ley, según la interpretación del
grupo fariseo) son realizaciones que han dependido de su propia persona y actividad. Básicamente aparece que
Pablo es un judío convencido y cumplidor, que no siente la economía legal como un peso y que la cumple
correctamente.
4 καίπερ ἐγὼ ἔχων πεποίθησιν καὶ ἐν σαρκί. Εἴ τις δοκεῖ ἄλλος πεποιθέναι ἐν σαρκί,
ἐγὼ μᾶλλον· 5 περιτομῇ ὀκταήμερος, ἐκ γένους Ἰσραήλ, φυλῆς Βενιαμίν, Ἑβραῖος ἐξ
Ἑβραίων, κατὰ νόμον Φαρισαῖος, 6 κατὰ ζῆλος διώκων τὴν ἐκκλησίαν, κατὰ
δικαιοσύνην τὴν ἐν νόμῳ γενόμενος ἄμεμπτος. 

19
4 Aunque también yo tendría motivos para confiar en ella. Y si alguno piensa que puede hacerlo, yo mucho
más: 5 circuncidado a los ocho días, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo hijo de hebreos; en
cuanto a la ley, fariseo; 6 en cuanto a celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la ley,
irreprochable.

Pablo continúa su argumentación contra los adversarios, y lo hace con inteligencia y persuasión. Sin pretensión
alguna de demostrar su superioridad sobre ellos, se limita a constatar que él tiene sus propias prerrogativas. En otras
palabras, responde con una especie de elogio de sí mismo que parece contradecir lo dicho anteriormente. No es la
única vez que Pablo hace algo parecido.
En 2 Cor 10–12 también se elogia a sí mismo, a pesar de que a lo largo de estos capítulos reconoce en varias
ocasiones que esto es una locura o estupidez de su parte.
Aquí, el apóstol también polemiza con unos opositores y utiliza los elogios a su persona como una estrategia
retórica para poner de relieve justamente lo contrario. Él mismo dirá en 2 Cor 10,17: “El que se gloría, que se gloríe
en el Señor”.
3,7-11.- La verdadera salvación.
Pablo alude aquí repetidamente, y va a seguir haciéndolo en el párrafo siguiente, al esfuerzo que supone compartir
la vida y el destino de Cristo. Hasta es posible el fracaso. Sin embargo, fiel a su enseñanza fundamental sobre la
salvación, se reafirma en que ésta es ante todo un don de Dios.
Comienza aquí un compendio breve, pero extraordinariamente apropiado, de la doctrina de la justificación, tan
fundamental en Rorn y Gá1.
Pablo sigue exponiendo en su propio caso la contraposición entre esos “méritos” judíos y humanos y la situación en
Cristo, junto con su reacción personal.
En síntesis, el contenido de este párrafo es que la relación profunda con Cristo consiste en la participación en la
justicia de Dios por medio de la fe, contrapuesta a la propia justicia.
7[Ἀλλ’] ἅτινα ἦν μοι κέρδη, ταῦτα ἥγημαι διὰ τὸν Χριστὸν ζημίαν. 8 ἀλλὰ μενοῦνγε
καὶ ἡγοῦμαι πάντα ζημίαν εἶναι διὰ τὸ ὑπερέχον τῆς γνώσεως Χριστοῦ Ἰησοῦ τοῦ
κυρίου μου, δι’ ὃν τὰ πάντα ἐζημιώθην, καὶ ἡγοῦμαι σκύβαλα, ἵνα Χριστὸν κερδήσω
7 Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia, lo consideré pérdida a causa de Cristo. 8 Más aún: todo lo
considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí
todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo
El compromiso de Pablo con el judaísmo fue auténtico y sincero hasta que la orientación de su vida cambió
radicalmente.
A partir del versículo 7, la argumentación de Pablo cambia de forma muy brusca (cf. la conjunción adversativa “sin
embargo”, allà en griego) y se produce una ruptura con todo lo dicho anteriormente. De pronto emerge en el texto
una realidad nueva. Todas las cosas de las que Pablo había hablado antes, importantes para los adversarios y
también para él mismo, ahora han perdido su valor. Ya no las considera importantes, sino todo lo contrario. Para
expresar esta convicción, el apóstol utiliza un lenguaje de tipo económico-comercial que nosotros, como los
filipenses, entendemos perfectamente, ¡especialmente en época de crisis! Habla de pérdidas (zemia) y ganancias
(kérdos). Las ganancias de otro tiempo ahora las considera pérdidas a causa del Cristo ( dia ton christon). Su
encuentro con Cristo (indirectamente se refiere al episodio en el camino hacia Damasco) provocó un gran trastorno
en su vida, en la escala de valores que la sostenían desde su infancia. Ahora todo lo considera una pérdida y, aún
más, escoria (skybala) comparado con el conocimiento de Jesucristo, “mi Señor”. No cabe la menor duda, Jesucristo
ha cambiado sus valores y se ha convertido en el centro de su vida.
La finalidad o consecuencia de tal “conocimiento” es ganar a Cristo, es decir, unirse con Él, reconocerle como
Señor y todo lo que este reconocimiento implica. Se desarrolla este encuentro en los tres versículos siguientes, que,
dentro de su brevedad, son de los más sintéticamente profundos de las cartas de Pablo, pues en ellos aparecen varios
de los términos claves del pensamiento del Apóstol: “justicia”, “Ley”, “fe”, “resurrección”, “muerte”, “comunión”.
9 καὶ εὑρεθῶ ἐν αὐτῷ, μὴ ἔχων ἐμὴν δικαιοσύνην τὴν ἐκ νόμου ἀλλὰ τὴν διὰ
πίστεως Χριστοῦ, τὴν ἐκ θεοῦ δικαιοσύνην ἐπὶ τῇ πίστει, 10 τοῦ γνῶναι αὐτὸν καὶ
τὴν δύναμιν τῆς ἀναστάσεως αὐτοῦ καὶ [τὴν] κοινωνίαν [τῶν] παθημάτων αὐτοῦ,
συμμορφιζόμενος τῷ θανάτῳ αὐτοῦ, 11 εἴ πως καταντήσω εἰς τὴν ἐξανάστασιν τὴν
ἐκ νεκρῶν.
9y ser hallado en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia
que viene de Dios y se apoya en la fe. 10 Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la

20
comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, 11 con la esperanza de llegar a la resurrección
de entre los muertos.
La ley para Pablo es en sí misma «santa, justa y buena» (Rom 7,12), pero debido al pecado, que ella no puede
remediar, sigue siendo una vía fatalmente defectuosa para llegar a la justicia, y conduce a la muerte.
la que viene a través de la fe: El evangelio proclama que la verdadera y correcta posición escatológica nace
Únicamente de la aceptación en la fe del ofrecimiento por parte de Dios de una relación renovada con él,
ofrecimiento hecho de manera gratuita y misericordiosa en Cristo (Rom 3,21-26).
Todo lo que para cualquier judío “normal” y para el propio Pablo era motivo de gloria y confianza deja de serlo en
la nueva situación de contacto y comunión con el Señor Jesús. Es interesante que, a propósito de un tema no tan
central e importante, como es la polémica contra los judaizantes, aparezcan algunas de las frases más significativas
de la teología paulina.
La expresión de vv. 10-11 forma un claro quiasmo:
a) resurrección de Cristo - b) padecimientos (muerte) de Cristo
b’) muerte humana - a’) resurrección humana.
Su significado es evidente: se trata de establecer una relación (“conocer”) y una comunión con Cristo resucitado y
muerto, para que su modo de ser glorioso y exaltado llegue también al ser humano. Constituye una síntesis de la
soteriología paulina el que Cristo resucitado y muerto (¡por ese orden!) es la condición de posibilidad y la causa real
de la salvación humana, que consiste precisamente en hacerse semejantes a Él en su vida de Hijo exaltado.
Conforme a la soteriología de Pablo, muerte y resurrección de Cristo son inseparables. No puede comprenderse la
una sin la otra, ni producen sus efectos salvíficos por separado. De todas formas, es preciso reconocer que Pablo no
explica aquí en detalle cómo se dan en concreto esos efectos, con excepción de una leve insinuación que apunta a la
unión personal con el Señor. Por eso, se pueden elaborar diferentes teorías explicativas en cuanto a los detalles, sin
que el texto muestre preferencia por ninguna.
3,12-16
Habla Pablo, como punto central, de la dimensión escatológica del acontecimiento salvador. Lo hace en el tono
personal propio del párrafo, diciendo que él no piensa haber completado todo el proceso, sino que está todavía en
camino hacia su realización total. Para ello usa la clara metáfora de la carrera, dentro de una ter minología
característica tomada esta vez de mundo de los juegos deportivos, tan conocidos e importantes en Grecia y el
helenismo.
3,12-14.- La Carrera hacia la meta
Pablo no quiere provocar malentendidos y que alguien piense que él ya ha alcanzado su objetivo o la perfección.
Pablo está en camino. Jesucristo se apoderó de él (de nuevo una alusión al episodio en el camino de Damasco) y, a
pesar de los años y el cautiverio, Pablo corre (en griego, diokein, “perseguir”) hacia la meta para recibir el premio
que Dios le ha reservado. En lugar del lenguaje comercial, ahora utiliza una metáfora deportiva que también
aparece, por ejemplo, en la primera carta a los Corintios: “¿No sabéis que en el estadio todos los corredores cubren
la carrera, aunque uno solo se lleva el premio?
Pues corred así: para ganar. Pero un atleta se impone toda clase de prohibiciones; ellos para ganar una corona que se
marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita.
Por eso corro yo, pero no al azar; lucho, pero no contra el aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo someto, no sea que,
habiendo predicado a otros, quede yo descalificado” (1 Cor 9,24-27)10. Recordemos que los juegos olímpicos ya
eran conocidos en el siglo I d.C. en el ambiente helenístico que Pablo y sus comunidades respiran.
Pablo compara su existencia con una carrera de obstáculos para obtener un premio que nunca nadie ha pensado
obtener. La medalla de oro que desea es Jesucristo. Ahora bien, para lograr esto se requiere una condición
indispensable: no volver la mirada hacia atrás, ni siquiera un instante, con sentimientos de nostalgia por lo dejado.
Si durante una carrera olímpica un atleta se gira hacia atrás, corre el riesgo de perder el ritmo, de tropezar, de ser
atrapado por el grupo y, en definitiva, de no alcanzar la meta.
12 Οὐχ ὅτι ἤδη ἔλαβον ἢ ἤδη τετελείωμαι, διώκω δὲ εἰ καὶ καταλάβω, ἐφ’ ᾧ καὶ
κατελήμφθην ὑπὸ Χριστοῦ [Ἰησοῦ]. 13 ἀδελφοί, ἐγὼ ἐμαυτὸν οὐ λογίζομαι
κατειληφέναι· ἓν δέ, τὰ μὲν ὀπίσω ἐπιλανθανόμενος τοῖς δὲ ἔμπροσθεν
ἐπεκτεινόμενος, 14 κατὰ σκοπὸν διώκω εἰς τὸ βραβεῖον τῆς ἄνω κλήσεως τοῦ θεοῦ
ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ. 15 Ὅσοι οὖν τέλειοι, τοῦτο φρονῶμεν· καὶ εἴ τι ἑτέρως φρονεῖτε,
καὶ τοῦτο ὁ θεὸς ὑμῖν ἀποκαλύψει· 16πλὴν εἰς ὃ ἐφθάσαμεν, τῷ αὐτῷ στοιχεῖν.

21
12 No es que ya lo haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido
alcanzado por Cristo. 13 Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Solo busco una cosa:
olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, 14 corro hacia la meta, hacia
el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús. 15 Todos nosotros, los maduros, debemos
sentir así. Y, si en algo sentís de otro modo, también eso os lo revelará Dios. 16 En todo caso, desde el punto a
donde hemos llegado, avancemos unidos.
Pablo quiere presentar el verdadero camino de la salvación cristiana. Y lo hace para salir al paso de quienes quieren
entrometerse en la comunidad para robarles la libertad que les ha proporcionado el Evangelio. La sombra de los
judaizantes planea sobre ella. Se han encargado a sí mismos, la tarea de "completar" el Evangelio de la gracia
predicado por Pablo con elementos de la ley que Cristo ya ha llevado a su cumplimiento histórico-salvífico y que ha
quedado integrada en el propio Evangelio en todo aquello que era integrable. El problema es alarmante para el
Apóstol que se encuentra en esos momentos en prisión precisamente por el Evangelio de la gracia. Así se explica
este fragmento orientado hacia el centro de todo que es Cristo. Así se entienden mejor afirmaciones como éstas:
juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las
cosas. Para Pablo el encuentro con Cristo en el camino de Damasco supuso un cambio tan radical en su vida que no
puede, en modo alguno, condescender a una vuelta a las antiguas prácticas en las que él mismo vivió y por ellas
perseguía a la Iglesia naciente.
Es un momento importante para proclamar que la verdadera fe y esperanza del hombre está en el misterio pascual, o
en el Dios Padre cuyo amor y poder se ha manifestado de modo único en el misterio pascual. El hombre moderno
necesita una respuesta a su angustiosa pregunta sobre su destino. Pablo responde desde la cárcel: Cristo Jesús,
muerto y resucitado, es la respuesta que el hombre necesita. Pero hay en Pablo algo importante: su experiencia
personal de ese mismo misterio

Imitación cristiana
Él y quienes le imitan son, a su vez y todos juntos, imitadores de Cristo, lo que quizás esté insinuado en la extraña
palabra “coimitadores” del v. 17.
A ellos se contraponen unos «enemigos de la cruz de Cristo», que resultan desconocidos, pero que se caracterizan
por una conducta probablemente libertina. Por ello, no es probable que sean los judaizantes aludidos al comienzo
del párrafo, es decir, los “perros”, si bien no puede excluirse toda referencia a ellos.
Basta saber que hay gente que no camina conforme a la predicación cristiana, sino de una forma muy alejada de
ella. Parece, pues, que en Filipos hay dos tipos de personas ajenas u opuestas a lo cristiano: los judaizantes y su
zona de influencia, y estos posibles disolutos.
17 Συμμιμηταί μου γίνεσθε, ἀδελφοί, καὶ σκοπεῖτε τοὺς οὕτως περιπατοῦντας καθὼς
ἔχετε τύπον ἡμᾶς. 18πολλοὶ γὰρ περιπατοῦσιν οὓς πολλάκις ἔλεγον ὑμῖν, νῦν δὲ καὶ
κλαίων λέγω, τοὺς ἐχθροὺς τοῦ σταυροῦ τοῦ Χριστοῦ, 19ὧν τὸ τέλος ἀπώλεια, ὧν
ὁ θεὸς ἡ κοιλία καὶ ἡ δόξα ἐν τῇ αἰσχύνῃ αὐτῶν, οἱ τὰ ἐπίγεια φρονοῦντες. 20ἡμῶν
γὰρ τὸ πολίτευμα ἐν οὐρανοῖς ὑπάρχει, ἐξ οὗ καὶ σωτῆρα ἀπεκδεχόμεθα κύριον
Ἰησοῦν Χριστόν, 21ὃς μετασχηματίσει τὸ σῶμα τῆς ταπεινώσεως ἡμῶν σύμμορφον
τῷ σώματι τῆς δόξης αὐτοῦ κατὰ τὴν ἐνέργειαν τοῦ δύνασθαι αὐτὸν καὶ ὑποτάξαι
αὐτῷ τὰ πάντα.
17 Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. 18
Porque —como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos— hay muchos que andan
como enemigos de la cruz de Cristo: 19 su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus
vergüenzas; solo aspiran a cosas terrenas. 20 Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde
aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. 21 Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo
de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Sólo aspiran a cosas terrenas. El apóstol no puede quedar ajeno a esta situación de su entrañable comunidad de
Filipos. Una vez más atisbamos la intimidad del apóstol. Muchos cristianos, así llamados criptocristianos,
procedentes del judaísmo y que entraron a formar parte de las comunidades cristianas, en este caso en Filipos, no
quieren correr el riesgo de ser perseguidos por su fe. A esos se refiere el apóstol cuando dice que muchos viven
como enemigos de la cruz de Cristo. La fe en Cristo, que proporciona la libertad, entraña un leal compromiso. La fe
compromete la vida en su totalidad; no admite rivales junto a ella. Por fe hay que entender la adhesión a todo el
Evangelio, es decir, todo el misterio salvador de Cristo y sus consecuencias para la vida.
cuyo dios es el vientre: Esto hace referencia, o al celo por las leyes alimentarias judías o al egoísmo en general
(Rom 16,18).

22
Para Pablo, los que ponen su confianza en sus fuerzas, en sus obras, en su propia vida son “enemigos de la cruz de
Cristo”. ¿Dónde ponen la confianza? en el cumplimiento de las leyes, por ejemplo las alimenticias, o en la
circuncisión, y con eso creen alcanzar a Dios. Irónicamente Pablo les dice que confunden medios con fines, los
alimentos están en función del estómago, la circuncisión en el órgano sexual (“vergüenza”), no se puede poner allí
el acento. El que camina según el ejemplo de Pablo es el que es “ciudadano” del cielo, allí apunta su mirada, no en
cosas “de la tierra”. La “ciudadanía” (el término sólo aparece aquí en todo el NT) parece contradecir otras
ciudadanías (recordar que Hch presenta a Pablo como ciudadano romano), es un ser ya de una ciudad a la que
todavía no pertenecemos plenamente, somos peregrinos. La referencia a nuestro “cuerpo” no hay que entenderla con
esquemas griegos (cuerpo y alma) sino pensando en nuestra configuración con Cristo que nos hace partícipes de la
resurrección.

CAP 4
Práctica cristiana
1 Ὥστε, ἀδελφοί μου ἀγαπητοὶ καὶ ἐπιπόθητοι, χαρὰ καὶ στέφανός μου, οὕτως
στήκετε ἐν κυρίῳ, ἀγαπητοί.
1 Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor,
queridos.
Quien escribe esta carta está en la cárcel injustamente privado de libertad por el testimonio en favor de Jesús y de su
Evangelio. No escribe Pablo desde un confortable despacho, sino desde aquellas lóbregas cárceles de la antigüedad.
Desde esta dolorosa experiencia Pablo insiste en la alegría como fruto de la esperanza cristiana y no de otra alegría.
4,2-9 Exhortaciones concretas.
Numerosos comentaristas actuales opinan que Flp 4,2-7 pertenece a la carta escrita por Pablo desde la prisión, y
habría de colocarse, por tanto, inmediatamente después de Flp 3,1a. En cambio, Flp 4,8-9 formarían parte de la carta
polémica contra los judaizantes. Es probable, aunque no seguro, que pueda ser así.
En otros lugares de sus cartas san Pablo relaciona la alegría cristiana -es decir, la alegría en el Señor- con la paz, la
salvación, la esperanza, la amabilidad, la fe, el amor, y sobre todo con la presencia del Espíritu (Rom 14,17; 15,13;
Gal 5,22). En esta carta a los Filipenses la ha relacionado con el anuncio del evangelio (Flp 1,18), con la fe (Flp
1,25), con el sacrificio y la capacidad de entrega (Flp 2,17), con la acogida a los hermanos (Flp 2,29).
Es probable que en el momento de escribir y recibir la carta, tanto Pablo como los filipenses pensasen en una
proximidad cronológica, es decir, en que la venida gloriosa de Jesucristo para clausurar la historia -la llamada
"parusía" del Señor- estaba realmente cercana.
2 Εὐοδίαν παρακαλῶ καὶ Συντύχην παρακαλῶ τὸ αὐτὸ φρονεῖν ἐν κυρίῳ. 3 ναὶ
ἐρωτῶ καὶ σέ, γνήσιε σύζυγε, συλλαμβάνου αὐταῖς, αἵτινες ἐν τῷ εὐαγγελίῳ
συνήθλησάν μοι μετὰ καὶ Κλήμεντος καὶ τῶν λοιπῶν συνεργῶν μου, ὧν τὰ ὀνόματα
ἐν βίβλῳ ζωῆς. 4 Χαίρετε ἐν κυρίῳ πάντοτε· πάλιν ἐρῶ, χαίρετε. 5 τὸ ἐπιεικὲς ὑμῶν
γνωσθήτω πᾶσιν ἀνθρώποις. ὁ κύριος ἐγγύς.
2 Ruego a Evodia y también a Síntique que piensen lo mismo en el Señor. 3 Y a ti en particular, leal
compañero, te pido que las ayudes, pues ellas lucharon a mi lado por el Evangelio, con Clemente y los demás
colaboradores míos, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. 4 Alegraos siempre en el Señor; os lo
repito, alegraos. 5 Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca.
Es necesario transmitir al mundo mensajes de verdadera alegría; mensajes que revelen el verdadero rostro de Dios y
el verdadero rostro de la Iglesia. No podemos empañar este proyecto. Ya sabemos que no es fácil esta
proclamación; pero es urgente y necesaria. No se trata de una alegría superficial. Por eso se trata de un mensaje
válido para todos.
4,6-9
Pablo vuelve a insistir en diversos puntos más bien desconectados unos de otros, pero que tienen el denominador
común de ser sentimientos positivos para la vida individual y colectiva: alegría, tema que ha aparecido varias veces
en la carta, moderación y amabilidad hacia los demás, tranquilidad, paz. Todos ellos van motivados y, por así decir,
envueltos por la presencia del Señor Jesús, que está cerca. Esta cercanía del Señor Jesús podría referirse a la parusía
inminente e interpretarse como que los cristianos han de vivir de la forma propuesta porque en un plazo corto se
encontrarán con el Señor, y esta corta espera ya produce sus efectos de alegría y paz. Sin embargo, no es la única
posibilidad y hasta parece que esa forma de ver las cosas no es muy probable, si se acepta que Filipenses está escrita

23
en una época donde ya no es tan fuerte la expectativa de la inminente vuelta del Señor. Podría referirse también a
algo tan real como la presencia del Señor en la comunidad y en los cristianos. Tienen, efectivamente, cerca al Señor
Jesús, y tal cercanía produce los afectos y sentimientos apuntados.
6 μηδὲν μεριμνᾶτε, ἀλλ’ ἐν παντὶ τῇ προσευχῇ καὶ τῇ δεήσει μετὰ εὐχαριστίας τὰ
αἰτήματα ὑμῶν γνωριζέσθω πρὸς τὸν θεόν. 7 καὶ ἡ εἰρήνη τοῦ θεοῦ ἡ ὑπερέχουσα
πάντα νοῦν φρουρήσει τὰς καρδίας ὑμῶν καὶ τὰ νοήματα ὑμῶν ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ. 8
Τὸ λοιπόν, ἀδελφοί, ὅσα ἐστὶν ἀληθῆ, ὅσα σεμνά, ὅσα δίκαια, ὅσα ἁγνά, ὅσα
προσφιλῆ, ὅσα εὔφημα, εἴ τις ἀρετὴ καὶ εἴ τις ἔπαινος, ταῦτα λογίζεσθε· 9ἃ καὶ
ἐμάθετε καὶ παρελάβετε καὶ ἠκούσατε καὶ εἴδετε ἐν ἐμοί, ταῦτα πράσσετε· καὶ ὁ
θεὸς τῆς εἰρήνης ἔσται μεθ’ ὑμῶν.  
6 Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras
peticiones sean presentadas a Dios. 7 Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones
y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo,
puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. 9 Lo que aprendisteis, recibisteis,
oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.
Desde su origen, la Iglesia tuvo que estar muy atenta a los movimientos gnósticos que no tenían aprecio por el
compromiso ético. Y, en concreto, Pablo los tuvo cerca. Y lo mismo los responsables de las Iglesias que vivían de la
tradición joánica. Para los gnósticos el Evangelio no implicaba ningún compromiso moral o social.
Ya el Maestro nos advirtió insistentemente que nos conocerían por los frutos. Y estableció el mandamiento del amor
fraterno a la altura del amor a Dios. Huir del compromiso moral o social en todos los planos y en todos los órdenes
nos alejaría de la voluntad de Dios.
Pablo repite casi literalmente la invitación de Flp 3,1a. Únicamente añade el adverbio siempre. Es un indicio más de
que Flp 4,2-7 puede ser la continuación natural de Flp 3,1a. En ambos casos se trata de una alegría que ha de ser
vivida en el Señor. Esto significa que el punto obligado de referencia para la auténtica alegría cristiana es siempre
Jesucristo muerto y resucitado.
4, 10-20 .-Agradecimiento por la ayuda recibida
Estas líneas, colocadas paradójicamente al final del escrito, constituirían la primera misiva enviada por Pablo a
Filipos muy poco tiempo después de haber sido encarcelado en Éfeso. Sería la que se ha llamado carta A.
Los filipenses han tenido noticias del encarcelamiento de Pablo. Conocen la extrema dureza de las cárceles romanas
y rápidamente le envían ayuda tanto material como sobre todo personal a través de Epafrodito. Pablo les escribe
agradecido aunque, sorprendentemente, no aparece en ningún momento el sustantivo gracias o el verbo agradecer.
En realidad una vez más Pablo, más allá del simple agradecimiento, desarrolla una catequesis de valor permanente y
universal sobre el sentido de la colaboración material entre evangelizador y evangelizados.
Presenta una situación diferente y anterior a 2,25-30: en 4,10-20 parece que Epafrodito acaba de llegar con la ayuda
enviada por los filipenses; en 2,25-30, sin embargo, ya ha sufrido, estando con Pablo, una grave enfermedad, y en
ese momento, después de su curación, Pablo lo devuelve a su comunidad.
Puede ser que el texto de 3, 1 b-4, 1 no pertenezca a una supuesta tercera carta a los filipenses: se trata de una
añadidura posterior, lo mismo que 4,8-9. Eso apunta a dos cartas en la actual Flp, por este orden cronológico:
Flp A: 4,10-20. Se conserva el cuerpo de la pequeña carta de Pablo al recibir, por medio de Epafrodito, la ayuda
que le envía la comunidad filipense, al comienzo de su prisión en Éfeso. Epafrodito se queda con Pablo. El
recopilador colocó la carta al final de la actual Flp, quizá para realzar el gesto de los filipenses.
Flp B: 1,1-4,9.21-23. Se ha conservado completa. Fue escrita con ocasión de la vuelta de Epafrodito, curado ya de
su enfermedad, a Filipos, estando ya avanzada la prisión de Pablo (2,25-30). El recopilador la tomó como base para
la composición de la actual Flp.
4,10-14.- Alegría por la ayuda. Generosidad de los fieles
Si Pablo se manifiesta tan satisfecho por la ayuda económica que acaba de recibir de la comunidad cristiana de
Filipos, no es tanto por la ayuda en sí, cuanto porque ella es la mejor prueba de que sus queridos filipenses no le han
olvidado.
10 Ἐχάρην δὲ ἐν κυρίῳ μεγάλως ὅτι ἤδη ποτὲ ἀνεθάλετε τὸ ὑπὲρ ἐμοῦ φρονεῖν, ἐφ’
ᾧ καὶ ἐφρονεῖτε, ἠκαιρεῖσθε δέ. 11 οὐχ ὅτι καθ’ ὑστέρησιν λέγω, ἐγὼ γὰρ ἔμαθον ἐν
οἷς εἰμι αὐτάρκης εἶναι. 12 οἶδα καὶ ταπεινοῦσθαι, οἶδα καὶ περισσεύειν· ἐν παντὶ καὶ
ἐν πᾶσιν μεμύημαι, καὶ χορτάζεσθαι καὶ πεινᾶν καὶ περισσεύειν καὶ ὑστερεῖσθαι· 13

24
πάντα ἰσχύω ἐν τῷ ἐνδυναμοῦντί με. 14 Πλὴν καλῶς ἐποιήσατε συγκοινωνήσαντές
μου τῇ θλίψει.
10 Me alegré muchísimo en el Señor de que ahora, por fin, haya vuelto a florecer vuestro interés por mí;
siempre lo habíais sentido, pero os faltaba la ocasión. 11 Aunque ando escaso de recursos, no lo digo por eso;
yo he aprendido a bastarme con lo que tengo. 12 Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy avezado en todo y
para todo: a la hartura y al hambre, a la abundancia y a la privación. 13 Todo lo puedo en aquel que me
conforta. 14 En todo caso, hicisteis bien en compartir mis tribulaciones.

He aprendido a ser independiente: Pablo reitera en una breve digresión su principio de independencia económica
por el evangelio (1 Tes 2,s-9; 1 Cor 9,4-18; 2 Cor 11,7-10; 12,13-18). 14.
hicisteis bien: Aunque rigurosamente contrario a dicho principio, lo que los filipenses hicieron fue correcto.

4,15-20.- Significado profundo de la ayuda.


Insiste Pablo en subrayar que la generosa ayuda recibida de los filipenses es a ellos, sobre todo, a quienes beneficia.
Ayudando a Pablo están contribuyendo a la extensión del evangelio y de rebote están haciendo un magnífico
negocio porque Dios, a quien nadie gana en generosidad, cubrirá con largueza todas sus necesidades (Flp 4,19). Es
sin duda novedoso y llamativo el lenguaje comercial aquí utilizado por san Pablo para referirse a la ayuda recibida.
15 οἴδατε δὲ καὶ ὑμεῖς, Φιλιππήσιοι, ὅτι ἐν ἀρχῇ τοῦ εὐαγγελίου, ὅτε ἐξῆλθον ἀπὸ
Μακεδονίας, οὐδεμία μοι ἐκκλησία ἐκοινώνησεν εἰς λόγον δόσεως καὶ λήμψεως εἰ
μὴ ὑμεῖς μόνοι, 16 ὅτι καὶ ἐν Θεσσαλονίκῃ καὶ ἅπαξ καὶ δὶς εἰς τὴν χρείαν μοι
ἐπέμψατε. 17 οὐχ ὅτι ἐπιζητῶ τὸ δόμα, ἀλλ’ ἐπιζητῶ τὸν καρπὸν τὸν πλεονάζοντα
εἰς λόγον ὑμῶν. 18 ἀπέχω δὲ πάντα καὶ περισσεύω· πεπλήρωμαι δεξάμενος παρὰ
Ἐπαφροδίτου τὰ παρ’ ὑμῶν, ὀσμὴν εὐωδίας, θυσίαν δεκτήν, εὐάρεστον τῷ θεῷ. 19 ὁ
δὲ θεός μου πληρώσει πᾶσαν χρείαν ὑμῶν κατὰ τὸ πλοῦτος αὐτοῦ ἐν δόξῃ ἐν
Χριστῷ Ἰησοῦ. 20 τῷ δὲ θεῷ καὶ πατρὶ ἡμῶν ἡ δόξα εἰς τοὺς αἰῶνας τῶν αἰώνων,
ἀμήν.
15Vosotros, filipenses, sabéis además que, desde que salí de Macedonia y empecé la misión, ninguna iglesia,
aparte de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe. 16 Ya me mandasteis a Tesalónica, más de una vez,
un subsidio para aliviar mi necesidad; 17 no es que yo busque regalos, busco que los intereses se acumulen en
vuestra cuenta. 18 Tengo lo necesario, y me sobra. Estoy plenamente satisfecho habiendo recibido de
Epafrodito vuestro donativo, que es suave olor, sacrificio aceptable y grato a Dios. 19 En pago, mi Dios
proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza en Cristo Jesús. 20 A Dios,
nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Pablo ha recibido de su comunidad de Filipos la ayuda que necesitaba, aunque sabemos que estaba orgulloso de
haberse ganado su pan con el trabajo de sus manos fabricando tiendas. Acusado maliciosamente por sus opositores
en Corinto de que abusaba de su oficio de apóstol, observemos la respuesta que encontramos en la carta a los
Corintios (1Cor 9,4.12). Pablo nada exigía, estaba habituado a abundar y a carecer.
Sabe Pablo que el premio del itinerante por el Evangelio es el propio Evangelio. Y que ese premio no tiene
parangón ni se puede cambiar por ninguno. 
4,21-23.- Saludos finales
Una conclusión breve y concisa bastante en línea con el estilo de la carta grecorromana. No se menciona ningún
nombre concreto. Tal vez porque, como es sabido, Pablo estuvo muy poco tiempo en Filipos (Hch 16,12-40) y no
recuerda en particular a ningún creyente de la comunidad; y porque los colaboradores que le acompañan en Efeso
tampoco son conocidos para los filipenses. Lo que no es obstáculo para que entre los creyentes de Efe-so y Filipos
deba existir una profunda relación de solidaridad fraternal.
“Los de la casa del César” no necesariamente se refiere a cristianos en la residencia romana del emperador, sino
que pueden ser los miembros de la administración imperial de diversas ciudades.
21Ἀσπάσασθε πάντα ἅγιον ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ. ἀσπάζονται ὑμᾶς οἱ σὺν ἐμοὶ ἀδελφοί.
22ἀσπάζονται ὑμᾶς πάντες οἱ ἅγιοι, μάλιστα δὲ οἱ ἐκ τῆς Καίσαρος οἰκίας. 23 Ἡ
χάρις τοῦ κυρίου Ἰησοῦ Χριστοῦ μετὰ τοῦ πνεύματος ὑμῶν.
21 Saludad a cada uno de los santos en Cristo. 22 Os mandan saludos los hermanos que están conmigo. Os
saludan todos los santos, en especial los que están al servicio del César. 23 La gracia del Señor Jesucristo esté
con vuestro espíritu.

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Es significativa la expresa mención de los de la casa del emperador. Parece indicar que entre los soldados y
servidores del gobernador romano de Efeso -bien en el palacio, bien en la propia cárcel- había ya numerosos
cristianos.
El cuerpo de funcionarios y sirvientes, en su mayoría libertos o esclavos, que se ocupaban de la casa y
administración imperiales, no sólo en Roma, sino también en las grandes ciudades del imperio. Algunas,
inscripciones dan fe de su presencia en Efeso.

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Anexos
1.- UNIDAD
Si el carácter claramente epistolar del escrito es indudable, desde hace tiempo se discute si es una sola carta escrita
de una vez o si, en su forma actual, se trata más bien de una especie de amalgama de varias cartas de Pablo a los
filipenses, que habrían sido unidas a la hora de ser publicadas. En efecto, se perciben varios cortes y cambios de
estilo bruscos, sin preparación ni lógica interna, de forma que puede plantearse razonablemente esa hipótesis como
solución de tales incoherencias. Es especialmente significativo el radical cambio de estilo entre 3,1 y 3,2. Así, ha
sido propuesta por parte de no pocos autores la posibilidad de que nos encontremos ante tres cartas, que serían:
(a) 4,10-20 (una pequeña carta de acción de gracias).
(b) 1,1-3,1 y 4,2-7 + 21-23 (carta animando a la unidad y a la alegría).
(c) 3,2-4,1 + 8-9 (una carta polémica).
Esta hipótesis está bastante extendida entre los comentaristas modernos, pero hay numerosos autores que no la
consideran una explicación necesaria ni convincente, y que apelan al peculiar modo de escribir del Apóstol, así
como a las circunstancias del momento en que escribía/dictaba este escrito, para dar explicación de los cortes y
cambios mencionados. Hoy por hoy no es posible llegar a una decisión clara; se trata de uno de esos problemas en
que siguen cabiendo distintas soluciones, todas ellas probables, según se adopte un punto de vista u otro.

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BIBLIOGRAFÍA

 Escritos Paulinos, Juan Luis Ccaballero. Manuales ISCR Instituto Superi or de Ciencias Religiosas
Universidad de Navarra. EUNSA.
 Comentario al Nuevo Testamento. La Casa de la Biblia 1995. Filipenses; Miguel Salvador García.
 Escritos paulinos. Jordi Sánchez Bosch. Verbo divino. 2009. Introducción al estudio de la Biblia. Vol. 7
 Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Carta a Los Filipenses. Brendan Byrne S.J. Verbo Divino.
(Navarra) 2004
 CORPUS PAULINO II. Comentarios a la Nueva Biblia de Jerusalén. Federico Pastor. Desclée De Brouwer
2005.

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