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Las pandemias han sido cada vez más frecuentes e intensas como resultado de la forma de
explotación de la naturaleza que vive el mundo globalizado, pero también, debido a la destruc-
ción creciente de la capacidad de respuesta de los sistemas de salud y protección social de los
Estados nacionales durante las cuatro décadas de aplicación de medidas neoliberales.
Las medidas adoptadas hasta el momento en el país no solo son insuficientes sino pueden
resultar ineficaces si se sigue el modelo existente y no se recupera el ejercicio de la autoridad
sanitaria representada en el Estado, con todos sus instrumentos de gestión pública, tal como
lo muestran experiencias internacionales, donde las acciones estatales a tiempo y pertinentes,
han logrado contener la transmisión del virus.
Corea del Sur, por ejemplo, realizó una detección temprana por medio de la aplicación de
alrededor de 10.000 pruebas diarias, con lo cual logró identificar a tiempo la población más
vulnerable y atenderla, de manera que la letalidad ha sido muy baja. La búsqueda activa de
posibles casos de contagio ha demostrado ser un método eficaz en las actuales circunstancias.
China y varios países europeos decidieron realizar un confinamiento generalizado por semanas
enteras, con lo cual se ha disminuido la curva de contagio y ha disminuido la presión sobre los
servicios de salud; aun así, la mortalidad ha sido muy alta en algunos de estos países, porque la
capacidad de respuesta del sistema público se ha debilitado por el desfinanciamiento público y
han tenido que improvisar servicios de todo tipo.
La decisión inicial del Reino Unido de preparar los servicios para atender prioritariamente a
los mayores de 65 años mientras se produce la expansión de la epidemia y se logra inmunidad
de rebaño poblacional, con el riesgo de no contar con la capacidad de respuesta del Servicio
Nacional de Salud, tuvo que ser modificada en la misma dirección tomada por Corea del Sur
y China.
En Colombia, el cierre de la frontera aérea apenas se inicia el 23 de marzo. Las medidas anun-
ciadas por el Presidente Duque reproducen la lógica de intermediación, cuando anuncia que
agilizará el pago a las EPS para que organicen sus redes. Para la protección de los más pobres,
escasamente se asigna un giro adicional de los subsidios de Familias en Acción, Jóvenes en
Acción y devolución de impuestos marginales a través de los bancos. Entre tanto, el simulacro
de confinamiento decidido por la Alcaldesa Claudia López implica una logística que aún no se
ha definido. Una vez se dé el confinamiento real, continuará la prestación de los servicios por
intermediación o por contrato con los operadores actuales de los sistemas de salud, educación
y protección social, sin establecer imposiciones a las instituciones privadas para que laboren
bajo el criterio de la función pública. La intermediación en salud se traduce en el debilitamiento
real de la autoridad sanitaria.
Así mismo, las medidas de protección a la salud para el conjunto de trabajadores del sector de
la salud, que son la primera línea de atención, son absolutamente débiles, con lo que se corre
el enorme riesgo de contagio de este personal, afectando la capacidad de respuesta del sistema,
tanto de los casos de infección con coronavirus como del conjunto de problemas de salud que
debe seguir atendiendo el sistema de salud, porque estos no se detendrán durante la epidemia.
El pico epidémico está apenas por comenzar, dado el incremento notorio de casos locales.
Pero una vez se presente, desbordará los servicios de salud dispersos y fragmentados del mo-
delo de aseguramiento que tiene el país. Y parece que la población colombiana aún no ha
tomado real conciencia de la amenaza que conlleva esta pandemia.
ejemplo del gobierno de Francia que intervino la red privada de salud para que atienda
a la población oportunamente, de acuerdo con las indicaciones estatales.
Con base en lo anterior, disponer de los recursos desde la ADRES, en especial de la
cuenta de enfermedades catastróficas, para transferirlos directamente a los prestadores
que se definan para la atención hospitalaria.
Conformar equipos de atención domiciliaria territorializados desde cada centro po-
blado de más de 50.000 habitantes, con recursos públicos directos manejados por los
entes territoriales sumados a los del aseguramiento que se asignan a las EPS (una pro-
porción de la UPC por afiliado), para ofrecer servicios domiciliarios a las personas que
comuniquen tener síntomas a todos los centros telefónicos de los ET y de las EPS.
Esta estrategia fue utilizada por varios países para el manejo de la epidemia del Ébola,
con muy buenos resultados.
Realizar la compra conjunta de insumos para atender la emergencia y entregarlos di-
rectamente a la red hospitalaria, pública y privada, que se establezca territorialmente
en cada ciudad, grande e intermedia de todo el país.
Proteger el trabajo, exigiendo a las empresas y a las instituciones públicas no cancelar
las órdenes de prestación de servicios, además de buscar al máximo el uso del teletra-
bajo, gastos que deberían ser cubiertos con los presupuestos ampliados de las entida-
des públicas o créditos blandos a las empresas con destinación específica.
Diseñar y poner en marcha un verdadero sistema de protección social de provisión
domiciliaria directa de, por ejemplo, alimentos y agua, para las familias en peor condi-
ción social durante el período de confinamiento que se decida, en especial, en ciudades
grandes e intermedias. Para los trabajadores del sector informal se debe prever un
apoyo que les permita contar con recursos para alimentarse los días de confinamiento
o entregar directamente mercados a estos sectores, como fue implementado en China.
Postergar el pago de servicios públicos, impuestos y pago de créditos como medida
para estimular la permanencia en casa. Y para quien no tiene casa, disponer de alber-
gues dotados con las condiciones mínimas para para afrontar con dignidad un período
de aislamiento