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Santa Misa

Según el
Rito Extraordinario

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CARTA APOSTÓLICA
EN FORMA DE MOTU PROPRIO
SUMMORUM PONTIFICUM
DEL SUMO PONTÍFICE
BENEDICTO XVI

Los sumos pontífices se han preocupado constantemente hasta nuestros días de que la
Iglesia de Cristo ofreciese a la Divina Majestad un culto digno de «alabanza y gloria de su
nombre» y «para el bien de toda su Santa Iglesia».

Desde tiempo inmemorial, y también para el futuro, es necesario mantener el principio


según el cual, «cada Iglesia particular debe concordar con la Iglesia Universal, no sólo
en cuanto a la doctrina de la fe y los signos sacramentales, sino también en cuanto a los
usos universales aceptados por la tradición apostólica y continua. Éstos han de observarse
no sólo para evitar errores, sino también para transmitir la integridad de la fe y para que la
ley de la oración de la Iglesia se corresponda a su ley de la fe.[1]

Entre los pontífices que tuvieron esa preocupación resalta el nombre de San Gregorio
Magno, que hizo todo lo posible para que se transmitiera a los nuevos pueblos de Europa
tanto la fe católica como los tesoros del culto y de la cultura acumulados por los romanos
en los siglos precedentes. Ordenó que fuera definida y conservada la forma de la Sagrada
Liturgia relativa tanto al Sacrificio de la Misa como al Oficio Divino, en el modo en que
se celebraba en la Urbe. Promovió con la máxima atención la difusión de los monjes y
monjas que, actuando según la regla de San Benito, siempre junto al anuncio del
Evangelio, ejemplificaron con su vida la saludable máxima de la Regla: «Nada se
anteponga a la obra de Dios» (cap. 43). De esa forma, la Sagrada Liturgia, celebrada
según el uso romano, no solamente enriqueció la fe y la piedad, sino también la cultura de
muchas poblaciones. Consta efectivamente que la liturgia latina de la Iglesia en sus varias
formas, en todos los siglos de la era cristiana, ha impulsado en la vida espiritual a
numerosos santos y ha reforzado a tantos pueblos en la virtud de la religión y ha
fecundado su piedad.

En el transcurso de los siglos, muchos otros pontífices romanos han mostrado una
particular solicitud para que la Sagrada Liturgia manifestara de la forma más eficaz esta
tarea. Entre ellos destaca san Pío V, que animado por gran celo pastoral tras la exhortación
de Concilio de Trento, renovó todo el culto de la Iglesia, revisó la edición de los libros
litúrgicos enmendados y, «renovados según la norma de los Padres», los puso en uso en la
Iglesia Latina.

Entre los libros litúrgicos del rito romano, resalta el Misal Romano, que tuvo su desarrollo
en la ciudad de Roma, y que, poco a poco, con el transcurso de los siglos, tomó formas
que tienen gran semejanza con las vigentes en tiempos más recientes.

«Este mismo objetivo fue perseguido por los Romanos Pontífices a lo largo de los siglos
siguientes, asegurando la puesta al día, definiendo los ritos y los libros litúrgicos, y
emprendiendo, desde el comienzo de este siglo, una reforma más general». [2] Así
actuaron nuestros predecesores Clemente VIII, Urbano VIII, san Pío X, [3] Benedicto XV,
Pío XII y el beato Juan XXIII.

En tiempos recientes, el Concilio Vaticano II expresó el deseo de que la debida y


respetuosa reverencia respecto al culto divino se renovase de nuevo y se adaptase a
las necesidades de nuestra época. Movido por este deseo, nuestro predecesor, el Sumo

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Pontífice Pablo VI, aprobó en 1970 para la Iglesia latina los libros litúrgicos
reformados, y en parte renovados. Éstos, traducidos a las diversas lenguas del mundo,
fueron acogidos de buen grado por los obispos, sacerdotes y fieles. Juan Pablo II revisó la
tercera edición típica del Misal Romano. Así, los Romanos Pontífices se han ocupado de
que «esta especie de edificio litúrgico (...) apareciese nuevamente esplendoroso por
dignidad y armonía». [4]

En algunas regiones, sin embargo, no pocos fieles adhirieron y siguen adhiriéndose con
mucho amor y afecto a las anteriores formas litúrgicas, que habían impregnado su cultura
y su espíritu de manera tan profunda, que el Sumo Pontífice Juan Pablo II, movido por la
preocupación pastoral respecto a estos fieles, en el año 1984, con el indulto especial
«Quattuor abhinc annos», emitido por la Congregación para el Culto Divino, concedió la
facultad de usar el Misal Romano editado por el beato Juan XXIII en el año 1962;
más tarde, en el año 1988, con la Carta Apostólica «Ecclesia Dei», dada en forma de Motu
Proprio, Juan Pablo II exhortó a los obispos a utilizar amplia y generosamente esta
facultad en favor de todos los fieles que lo solicitasen.

Después de la consideración por parte de nuestro predecesor Juan Pablo II de las


insistentes peticiones de estos fieles, tras haber escuchado a los Padres Cardenales en el
consistorio del 22 de marzo de 2006, y tras haber reflexionado profundamente sobre
cada uno de los aspectos de la cuestión, invocando al Espíritu Santo y contando con la
ayuda de Dios, con las presente Carta Apostólica establecemos lo siguiente:

Art. 1.- El Misal Romano promulgado por Pablo VI es la expresión ordinaria de la


«Lex orandi» («Ley de la oración»), de la Iglesia católica de rito latino. No obstante,
el Misal Romano promulgado por san Pío V, y nuevamente por el beato Juan XXIII,
debe considerarse como expresión extraordinaria de la misma «Lex orandi» y
gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo. Estas dos expresiones de la
«Lex orandi» de la Iglesia en modo alguno inducen a una división de la «Lex creden-
di» («Ley de la fe») de la Iglesia; en efecto, son dos usos del único rito romano.

Por eso, es lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal
Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que nunca se ha abrogado, como
forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia. Las condiciones para el uso de este misal
establecidas en los documentos anteriores «Quattuor abhinc annis» y «Ecclesia Dei», se
sustituirán como se establece a continuación:

Art. 2.- En las Misas celebradas sin el pueblo, todo sacerdote católico de rito latino, tanto
secular como religioso, puede utilizar tanto el Misal Romano editado por el beato Papa
Juan XXIII en 1962 como el Misal Romano promulgado por el Papa Pablo VI en 1970, en
cualquier día, exceptuado el Triduo Sacro. Para dicha celebración, siguiendo uno u otro
misal, el sacerdote no necesita permiso alguno, ni de la Sede Apostólica ni de su
Ordinario.

Art. 3.- Las comunidades de los Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida
apostólica, tanto de derecho pontificio como diocesano, que deseen celebrar la Santa Misa
según la edición del Misal Romano promulgado en 1962 en la celebración conventual o
«comunitaria» en sus oratorios propios, pueden hacerlo. Si una sola comunidad o un
entero Instituto o Sociedad quiere llevar a cabo dichas celebraciones a menudo o
habitualmente o permanentemente, la decisión compete a los Superiores mayores según
las normas del derecho y según las reglas y los estatutos particulares.

Art 4.- A la celebración de la Santa Misa, a la que se refiere el artículo 2, también pueden
ser admitidos —observadas las normas del derecho— los fieles que lo pidan

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voluntariamente.

Art.5. § 1. En las parroquias donde haya un grupo estable de fieles adherentes a la


precedente tradición litúrgica, el párroco acogerá de buen grado su petición de
celebrar la Santa Misa según el rito del Misal Romano editado en 1962. Debe
procurar que el bien de estos fieles se armonice con la atención pastoral ordinaria de
la parroquia, bajo la guía del obispo como establece el can. 392, evitando la discordia
y favoreciendo la unidad de toda la Iglesia.

§ 2. La celebración según el Misal del beato Juan XXIII puede tener lugar en día ferial; los
domingos y las festividades puede haber también una celebración de ese tipo.

§ 3. El párroco permita también a los fieles y sacerdotes que lo soliciten la celebración en


esta forma extraordinaria en circunstancias particulares, como matrimonios, exequias o
celebraciones ocasionales, como por ejemplo las peregrinaciones.

§ 4. Los sacerdotes que utilicen el Misal del beato Juan XXIII deben ser idóneos y no
tener ningún impedimento jurídico.

§ 5. En las iglesias que no son parroquiales ni conventuales, es competencia del Rector


conceder la licencia más arriba citada.

Art.6. En las misas celebradas con el pueblo según el Misal del beato Juan XXIII, las
lecturas pueden ser proclamadas también en lengua vernácula, usando ediciones
reconocidas por la Sede Apostólica.

Art.7. Si un grupo de fieles laicos, como los citados en el art. 5, § 1, no ha obtenido


satisfacción a sus peticiones por parte del párroco, informe al obispo diocesano. Se invita
vivamente al obispo a satisfacer su deseo. Si no puede proveer a esta celebración, el
asunto se remita a la Pontificia Comisión «Ecclesia Dei».

Art. 8. El obispo, que desea responder a estas peticiones de los fieles laicos, pero que por
diferentes causas no puede hacerlo, puede indicarlo a la Comisión «Ecclesia Dei» para que
le aconseje y le ayude.

Art. 9. § 1. El párroco, tras haber considerado todo atentamente, puede conceder la


licencia para usar el ritual precedente en la administración de los sacramentos del
Bautismo, del Matrimonio, de la Penitencia y de la Unción de Enfermos, si lo requiere el
bien de las almas.

§ 2. A los ordinarios se concede la facultad de celebrar el sacramento de la Confirmación


usando el precedente Pontifical Romano, siempre que lo requiera el bien de las almas.

§ 3. A los clérigos constituidos «in sacris» es lícito usar el Breviario Romano promulgado
por el Beato Juan XXIII en 1962.

Art. 10. El ordinario del lugar, si lo considera oportuno, puede erigir una parroquia
personal según la norma del canon 518 para las celebraciones con la forma antigua del rito
romano, o nombrar un capellán, observadas las normas del derecho.

Art. 11. La Pontificia Comisión «Ecclesia Dei», erigida por Juan Pablo II en 1988, sigue
ejerciendo su misión. [5]

Esta Comisión debe tener la forma, y cumplir las tareas y las normas que el Romano

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Pontífice quiera atribuirle.

Art. 12. La misma Comisión, además de las facultades de las que ya goza, ejercerá la
autoridad de la Santa Sede vigilando sobre la observancia y aplicación de estas
disposiciones.

Todo cuanto hemos establecido con esta Carta Apostólica en forma de Motu Proprio,
ordenamos que se considere «establecido y decretado» y que se observe desde el 14 de
septiembre de este año, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, sin que obste nada en
contrario.

Dado en Roma, en San Pedro, el 7 de julio de 2007, tercer año de mi Pontificado.

BENEDICTUS PP. XVI

NOTAS

[1] Ordenación General del Misal Romano, 3ª ed. 2002, n. 397.

[2] JUAN PABLO II, Carta. ap. Vicesimus quintus annus, 4 dicembre 1988, 3: AAS 81
(1989), 899

[3] Ibíd.

[4] S. PÍO X, Carta. ap. en forma de Motu proprio, Abhinc duos annos, 23 octubre
1913: AAS 5 (1913), 449-450; cf. JUAN PABLO II, Carta. ap. Vicesimus quintus annus,
3: AAS 81 (1989), 899.

[5] Cf. JUAN PABLO II, Lett. ap. en forma de Motu proprio Ecclesia Dei, 2 julio 1988,
6: AAS 80 (1988), 1498.

[Traducción distribuida por la Santa Sede


© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]

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Carta Papal que acompaña al
“MOTU PROPRIO”
"SUMMURUM PONTIFICUM"

Sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma de 1970


S.S. Benedicto XVI, 7 de julio de 2007

Queridos Hermanos en el Episcopado:

Con gran confianza y esperanza pongo en vuestras manos de Pastores el texto de una
nueva Carta Apostólica "Motu Proprio data" sobre el uso de la liturgia romana anterior a
la reforma efectuada en 1970. El documento es fruto de largas reflexiones, múltiples
consultas y de oración.

Noticias y juicios hechos sin información suficiente han creado no poca confusión. Se han
dado reacciones muy divergentes, que van desde una aceptación con alegría a una
oposición dura, a un proyecto cuyo contenido en realidad no se conocía.

A este documento se contraponían más directamente dos temores, que quisiera afrontar un
poco más de cerca en esta carta.

En primer lugar existe el temor de que se menoscabe la Autoridad del Concilio Vaticano II
y de que una de sus decisiones esenciales – la reforma litúrgica – se ponga en duda. Este
temor es infundado. Al respecto, es necesario afirmar en primer lugar que el Misal, publi-
cado por Pablo VI y reeditado después en dos ediciones sucesivas por Juan Pablo II, ob-
viamente es y permanece la Forma normal – la Forma ordinaria – de la Liturgia Eucarísti-
ca. La última redacción del Missale Romanum, anterior al Concilio, que fue publicada con
la autoridad del Papa Juan XXIII en 1962 y utilizada durante el Concilio, podrá, en cam-
bio, ser utilizada como Forma extraordinaria de la Celebración litúrgica. No es apropiado
hablar de estas dos redacciones del Misal Romano como si fueran "dos Ritos". Se trata,
más bien, de un doble uso del mismo y único Rito.

Por lo que se refiere al uso del Misal de 1962, como Forma extraordinaria de la Liturgia
de la Misa, quisiera llamar la atención sobre el hecho de que este Misal no ha sido nunca
jurídicamente abrogado y, por consiguiente, en principio, ha quedado siempre
permitido. En el momento de la introducción del nuevo Misal, no pareció necesario emitir
normas propias para el posible uso del Misal anterior. Probablemente se supuso que se
trataría de pocos casos singulares que podrían resolverse, caso por caso, en cada lugar.

Después, en cambio, se demostró pronto que no pocos permanecían fuertemente ligados a


este uso del Rito romano que, desde la infancia, se les había hecho familiar. Esto sucedió,
sobre todo, en los Países en los que el movimiento litúrgico había dado a muchas personas
una notable formación litúrgica y una profunda e íntima familiaridad con la Forma
anterior de la Celebración litúrgica. Todos sabemos que, en el movimiento guiado por el
Arzobispo Lefebvre, la fidelidad al Misal antiguo llegó a ser un signo distintivo externo;
pero las razones de la ruptura que de aquí nacía se encontraban más en profundidad.

Muchas personas que aceptaban claramente el carácter vinculante del Concilio Vaticano II
y que eran fieles al Papa y a los Obispos, deseaban no obstante reencontrar la forma,
querida para ellos, de la sagrada Liturgia. Esto sucedió sobre todo, porque en muchos
lugares no se celebraba de una manera fiel a las prescripciones del nuevo Misal, sino que
éste llegó a entenderse como una autorización e incluso como una obligación a la
creatividad, lo cual llevó a menudo a deformaciones de la Liturgia al límite de lo

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soportable. Hablo por experiencia porque he vivido también yo aquel periodo con todas
sus expectativas y confusiones. Y he visto hasta qué punto han sido profundamente
heridas por las deformaciones arbitrarias de la Liturgia personas que estaban totalmente
radicadas en la fe de la Iglesia.

El Papa Juan Pablo II se vio por tanto obligado a ofrecer con el Motu Proprio "Ecclesia
Dei" del 2 de julio de 1988, un cuadro normativo para el uso del Misal de 1962, pero que
no contenía prescripciones detalladas, sino que apelaba, en modo más general, a la
generosidad de los Obispos respecto a las "justas aspiraciones" de aquellos fieles que
pedían este uso del Rito romano. En aquel momento el Papa quería ayudar de este modo
sobre todo a la Fraternidad San Pío X a reencontrar la plena unidad con el Sucesor de
Pedro, intentando curar una herida que era sentida cada vez con más dolor. Por desgracia
esta reconciliación hasta ahora no se ha logrado; sin embargo una serie de comunidades
han utilizado con gratitud las posibilidades de este Motu Proprio. Permanece difícil, en
cambio, la cuestión del uso del Misal de 1962 fuera de estos grupos, para los cuales
faltaban normas jurídicas precisas, sobre todo porque a menudo los Obispos en estos casos
temían que la autoridad del Concilio fuera puesta en duda. Enseguida después del Concilio
Vaticano II se podía suponer que la petición del uso del Misal de 1962 se limitaría a la
generación más anciana que había crecido con él, pero desde entonces se ha visto
claramente que también personas jóvenes descubren esta forma litúrgica, se sienten
atraídos por ella y encuentran en la misma una forma, particularmente adecuada para ellos,
de encuentro con el Misterio de la Santísima Eucaristía. Así ha surgido la necesidad de un
reglamento jurídico más claro que, en tiempos del Motu Proprio de 1988 no era previsible;
estas Normas pretenden también liberar a los Obispos de tener que valorar siempre de
nuevo cómo responder a las diversas situaciones.

En segundo lugar, en las discusiones sobre el esperado Motu Proprio, se expresó el temor
de que una más amplia posibilidad de uso del Misal de 1962 podría llevar a desórdenes e
incluso a divisiones en las comunidades parroquiales. Tampoco este temor me parece
realmente fundado. El uso del Misal antiguo presupone un cierto nivel de formación
litúrgica y un acceso a la lengua latina; tanto uno como otro no se encuentran tan a
menudo. Ya con estos presupuestos concretos se ve claramente que el nuevo Misal
permanecerá, ciertamente, la Forma ordinaria del Rito Romano, no sólo por la normativa
jurídica, sino por la situación real en que se encuentran las comunidades de fieles.

Es verdad que no faltan exageraciones y algunas veces aspectos sociales indebidamente


vinculados a la actitud de los fieles que siguen la antigua tradición litúrgica latina. Vuestra
caridad y prudencia pastoral serán estímulo y guía para un perfeccionamiento. Por lo
demás, las dos Formas del uso del Rito romano pueden enriquecerse mutuamente: en el
Misal antiguo se podrán y deberán inserir nuevos santos y algunos de los nuevos
prefacios. La Comisión "Ecclesia Dei", en contacto con los diversos entes locales
dedicados al usus antiquior, estudiará las posibilidades prácticas. En la celebración de la
Misa según el Misal de Pablo VI se podrá manifestar, en un modo más intenso de cuanto
se ha hecho a menudo hasta ahora, aquella sacralidad que atrae a muchos hacia el uso
antiguo. La garantía más segura para que el Misal de Pablo VI pueda unir a las
comunidades parroquiales y sea amado por ellas consiste en celebrar con gran reverencia
de acuerdo con las prescripciones; esto hace visible la riqueza espiritual y la profundidad
teológica de este Misal.

De este modo he llegado a la razón positiva que me ha motivado a poner al día mediante
este Motu Proprio el de 1988. Se trata de llegar a una reconciliación interna en el seno de
la Iglesia. Mirando al pasado, a las divisiones que a lo largo de los siglos han desgarrado
el Cuerpo de Cristo, se tiene continuamente la impresión de que en momentos críticos en
los que la división estaba naciendo, no se ha hecho lo suficiente por parte de los

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responsables de la Iglesia para conservar o conquistar la reconciliación y la unidad; se
tiene la impresión de que las omisiones de la Iglesia han tenido su parte de culpa en el
hecho de que estas divisiones hayan podido consolidarse. Esta mirada al pasado nos
impone hoy una obligación: hacer todos los esfuerzos para que a todos aquellos que tienen
verdaderamente el deseo de la unidad se les haga posible permanecer en esta unidad o
reencontrarla de nuevo. Me viene a la mente una frase de la segunda carta a los Corintios
donde Pablo escribe: "Corintios, os hemos hablado con toda franqueza; nuestro corazón se
ha abierto de par en par. No está cerrado nuestro corazón para vosotros; los vuestros sí que
lo están para nosotros. Correspondednos; ... abríos también vosotros" (2 Cor 6,11-13).
Pablo lo dice ciertamente en otro contexto, pero su invitación puede y debe tocarnos a
nosotros, justamente en este tema. Abramos generosamente nuestro corazón y dejemos
entrar todo a lo que la fe misma ofrece espacio.
No hay ninguna contradicción entre una y otra edición del Missale Romanum. En la
historia de la Liturgia hay crecimiento y progreso, pero ninguna ruptura. Lo que para las
generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y
no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial. Nos hace bien a
todos conservar las riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y de
darles el justo puesto. Obviamente para vivir la plena comunión tampoco los sacerdotes de
las Comunidades que siguen el uso antiguo pueden, en principio, excluir la celebración
según los libros nuevos. En efecto, no sería coherente con el reconocimiento del valor y de
la santidad del nuevo rito la exclusión total del mismo.
En conclusión, queridos Hermanos, quiero de todo corazón subrayar que estas nuevas
normas no disminuyen de ningún modo vuestra autoridad y responsabilidad ni sobre la
liturgia, ni sobre la pastoral de vuestros fieles. Cada Obispo, en efecto es el moderador de
la liturgia en la propia diócesis (cfr. Sacrosanctum Concilium, n. 22: "Sacrae Liturgiae
moderatio ab Ecclessiae auctoritate unice pendet quae quidem est apud Apostolicam
Sedem et, ad normam iuris, apud Episcoporum").
Por tanto, no se quita nada a la autoridad del Obispo cuyo papel será siempre el de vigilar
para que todo se desarrolle con paz y serenidad. Si surgiera algún problema que el párroco
no pueda resolver, el Ordinario local podrá siempre intervenir, pero en total armonía con
cuanto establecido por las nuevas normas del Motu Proprio.
Además os invito, queridos Hermanos, a escribir a la Santa Sede un informe sobre
vuestras experiencias tres años después de que entre en vigor este Motu Proprio. Si
vinieran a la luz dificultades serias se buscarían vías para encontrar el remedio.
Queridos Hermanos, con ánimo agradecido y confiado, confío a vuestro corazón de
Pastores estas páginas y las normas del Motu Prorpio. Recordemos siempre las palabras
que el Apóstol Pablo dirigió a los presbíteros de Éfeso "Tened cuidado de vosotros y de
toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para
pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo" (Hechos
20,28).
Confío a la potente intercesión de María, Madre de la Iglesia, estas nuevas normas e
imparto de corazón mi Bendición Apostólica a Vosotros, queridos Hermanos, a los
párrocos de vuestras diócesis y a todos los sacerdotes, vuestros colaboradores, así como a
todos vuestros fieles.

Dado en San Pedro, el 7 de Julio 2007.


BENEDICTUS PP. XVI

[Traducción distribuida por la Santa Sede


© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]

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ORDO MISSAE
Sacerdos paratus cum ingreditur ad altare, facta illi debita reveren-
tia, signat se signo crucis a fronte ad pectus, et clara voce dicit, nisi
peculiari rubrica aliter statuatur:

I n nómine Patris, ✠ et Fílii, et Spíritus Sancti. Amen. Dein-


de, iunctis manibus ante pectus, incipit antiphonam:
Introíbo ad altáre Dei.
Ministri respondent:
Ad Deum qui lætíficat iuventútem meam.

Postea alternatim cum ministris dicit sequentem - Ps 42, 1-5

I údica me, Deus, et discérne causam meam de gente non


sancta: ab hómine iníquo et dolóso érue me.
M. Quia tu es, Deus, fortitúdo mea: quare me repulísti, et
quare tristis incédo, dum afflígit me inimícus?
S. Emítte lucem tuam, et veritátem tuam: ipsa me
deduxérunt et adduxérunt in montem sanctum tuum, et in
tabernácula tua.
M. Et introíbo ad altáre Dei: ad Deum qui lætíficat
iuventútem meam.
S. Confitébor tibi in cíthara, Deus, Deus meus: quare tristis
es, ánima mea, et quare contúrbas me?
M. Spera in Deo, quóniam adhuc confitébor illi: salutáre
vultus mei, et Deus meus.
S. Glória Patri, et Fílio, et Spíritui Sancto.
M. Sicut erat in principio, et nunc, et semper: et in sǽcula
sæculórum. Amen.

S. repetit antiphonam: Introíbo ad altáre Dei.


℟. Ad Deum qui lætíficat iuventútem meam.
Signat se, dicens:
℣. Adiutórium ✠ nostrum in nómine Dómini.
℟. Qui fecit cælum et terram.
Deinde iunctis manibus profunde inclinatus facit confessionem.

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ORDENACIÓN DE LA MISA
El Sacerdote preparado para ir hacia el altar, hace la debida reverencia, santi-
guándose con el signo cruz desde la frente hacia el pecho, y lo dice en voz al-
ta, salvo que se disponga lo contrario en una rúbrica especial:

E n el nombre del Padre, ✠ y del Hijo, y del Espíritu Santo.


Amén. Entonces, manos unidas ante el pecho, comienza la antífona:
Entraré al altar de Dios.
El ministro responde:
Hasta Dios, que alegra mi juventud.
Después alternando con los ministros dice lo siguiente: - Sal 42, 1-5

J úzgame, oh Dios, y defiende mi causa contra la gente


malvada: del hombre perverso y engañador líbrame.
M. Siendo tú, oh Dios, mi fortaleza: ¿Cómo me siento yo
desamparado, y por qué ando triste al verme molestado por
mi enemigo?
S. Envíame tu luz y tu verdad: ellas me han de guiar y
conducir a tu monte santo, y a tu morada del cielo.
M. Y entraré al altar de Dios: Hasta Dios, alegra mi
juventud.
S. Te alabaré con la cítara, oh Dios, Dios mío: ¿Por qué
estás triste, alma mía?, ¿por qué me turbas?
M. Espera en Dios, pues aún he de celebrarte como a mi
Dios y Salvador.
S. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
M. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos
de los siglos. Amén.

S. repite la antífona: Entraré al altar de Dios.


℟. Hasta Dios, que alegra mi juventud.
Santiguándose, dice:
℣. Nuestro auxilio ✠ es el nombre del Señor.
℟. Que hizo el cielo y la tierra.
Luego con las manos juntas en profunda inclinación hace su confesión

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¶ In Missis defunctorum, et in Missis de Tempore a dominica I Pas-
sionis usque ad feriam V in Cena Domini inclusive, omittitur psal-
mus Iúdica me, Deus, cum Glória Patri, et repetitione antiphonæ,
sed dicto In nómine Patris, Introíbo, et Adiutórium fit confessio, ut
sequitur:

C onfíteor Deo omnipoténti, beátæ Maríæ semper Vírgini,


beáto Michaéli Archángelo, beáto Ioánni Baptístæ,
sanctis Apóstolis Petro et Paulo, ómnibus Sanctis, et vobis,
fratres (tibi, pater): quia peccávi nimis cogitatióne, verbo et
ópere: (percutit sibi pectus ter, dicens:) mea culpa, mea culpa,
mea máxima culpa. Ideo precor beátam Maríam semper
Vírginem, beátum Michaélem Archángelum, beátum
Ioanném Baptístam, sanctos Apóstolos Petrum et Paulum,
omnes Sanctos, et vos fratres (te, pater), oráre pro me ad
Dóminum Deum nostrum.
Ministri respondent:

M isereátur tui omnípotens Deus, et, dimíssis peccátis


tuis, perdúcat te ad vitam ætérnam.
Sacerdos dicit: Amen. Et erigit se. Deinde ministri repetunt con-
fessionem: et ubi a sacerdote dicebatur vobis, fratres, et vos,
fratres, a ministris dicitur tibi, pater, et te, pater. Postea sacer-
dos, iunctis manibus, facit absolutionem, dicens:

M isereátur vestri omnípotens Deus, et, dimíssis peccátis


vestris, perdúcat vos ad vitam ætérnam. ℟. Amen.
Signat se signo crucis, dicens:

I ndulgéntiam, ✠ absolutiónem et remissiónem


peccatórum nostrórum tríbuat nobis omnípotens et
miséricors Dóminus. ℟. Amen.
Et inclinatus prosequitur:
℣. Deus, tu convérsus vivificábis nos.
℟. Et plebs tua lætábitur in te.
℣. Osténde nobis, Dómine misericórdiam tuam.
℟. Et salutáre tuum da nobis.
℣. Dómine, exáudi oratiónem meam.
℟. Et clamor meus ad te véniat.

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¶ En las Misas de difuntos, y en las Misas del Tiempo desde la Pa-
sión, incluso desde el día del jueves santo de la cena del Señor, se
omite el salmo Juzgame, oh Dios, y el Gloria al Padre, y la repeti-
ción de la antífona, pero habiendo dicho En el nombre del Padre,
Entraré al altar, y Nuestro auxilio seguido la confesión:

Y o, pecador me confieso a Dios todopoderoso, a la Bv


siempre Virgen María, al Bv S. Miguel Arcángel, al Bv S.
Juan Bautista, a los Santos Apóstoles S. Pedro y S. Pablo, a
todos los Santos, y a ti, hermano (a ti, padre): que pequé
gravemente, con el pensamiento, palabra y obra: (dándose tres
golpes en el pecho, dice:) por mi culpa, por mi culpa, por mi
grandísima culpa. Por eso, ruego a la Bv siempre Virgen Ma-
ría, al Bv S. Miguel Arcángel, al Bv S. Juan Bautista, a los San-
tos Apóstoles S. Pedro y S. Pablo, a todos los Santos, y a ti her-
mano (a ud, padre), que rueguen por mí a Dios nuestro Señor.
El Ministro responde:

D ios todopoderoso tenga misericordia de ti, y,


perdonando tus pecados, te lleve a la vida eterna.
El sacerdote dice: Amén. Y se erige. A continuación, el ministro
reapertura la confesión: donde el sacerdote decía a ti, hermano, y
a ustedes, hermanos, el ministro dice a ti, padre, y usted,
padre. Después el sacerdote, con las manos juntas, hace la absolu-
ción, diciendo:

D ios todopoderoso tenga misericordia de ustedes, y,


perdonando sus pecados, los lleve a la vida eterna. ℟.
Amén. Luego haciendo el signo de la cruz, dice:

E l Señor todopoderoso ✠ y misericordioso nos conceda


la absolución y el perdón de nuestros pecados. ℟. Amén.
Y en inclinación continua:
℣. Oh Dios, vuélvete a nosotros y nos darás la vida.
℟. Y tu pueblo se alegrará en Ti.
℣. Muéstranos, oh Señor, tu misericordia.
℟. Y danos tu salvación.
℣. Señor, escucha mi oración.
℟. Y mi clamor llegue a ti.

17
℣. Dóminus vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo.
Et extendens, ac iungens manus, clara voce dicit: Orémus,
et ascendens ad altare, dicit secreto:

A ufer a nobis, quǽsumus, Dómine, iniquitátes nostras:


ut ad Sancta sanctórum puris mereámur méntibus
introíre. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.

Deinde, manibus iunctis super altare, inclinatus dicit:

O rámus te, Dómine, per mérita Sanctórum tuórum,


quorum relíquiæ hic sunt (Osculatur altare in medio) et
ómnium Sanctórum: ut indulgére dignéris ómnia peccáta
mea. Amen.
¶ In Missa solemni, quæ non sit defunctorum, celebrans antequam
incipiat antiphonam ad Introitum, benedicit incensum, dicens: Ab
illo bene✠dicáris, in cuius honóre cremáberis. Amen. Et, accepto
thuribulo a diacono, incensat altare, nihil dicens. Postea diaconus,
recepto thuribulo a celebrante, incensat illum tantum. Deinde cele-
brans signans se signo crucis incipit antiphonam ad Introitum: qua
finita, iunctis manibus, alternatim cum ministris dicit:

K ýrie, eléison.
Kýrie, eléison.
Kýrie, eléison.
Christe, eléison.
Christe, eléison.
Christe, eléison.
Kýrie, eléison.
Kýrie, eléison.
Kýrie, eléison.
Postea in medio altaris extendens et iungens manus, caputque ali-
quantulum inclinans, dicit, si dicendum est, Glória in excélsis Deo,
et prosequitur iunctis manibus. Cum dicit Adorámus te, Grátias ági-
mus tibi, et Iesu Christe, et Súscipe deprecatiónem, inclinat caput:
et in fine dicens: Cum Sancto Spíritu, signat se a fronte ad pectus.

18
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Y extendiendo, luego juntando las manos, dice en voz alta:
Oremos, y acercándose hacia el altar, dice en secreto:

B orra, oh Señor, nuestras iniquidades, para que


merezcamos entrar con pureza de corazón al Santo de
los Santos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

luego, con las manos juntas, sobre el altar, inclinado, dice:

T e rogamos, Señor, que por los méritos de tus santos


cuyas reliquias están aquí (Besa en medio del altar) y
por todos los santos: te dignes perdonar todos mis pecados.
Amén.
¶ En la Misa solemne, que no sea de difunto, al celebrar antes que
comience el Introito, se bendice el incienso, diciendo: Ben✠decido
seas por cuyo honor serás quemado. Amén. Acepta el turibulo del
diácono, e inciensa el altar, sin decir nada. Después el diácono, reci-
be el turibulo al celebrante, solo lo inciensa. Luego el celebrante
hace la señal de la cruz iniciando la antífona del Introito: al finali-
zar, junta las manos, y alternativamente va diciendo con el ministro:

S eñor, Ten piedad.


Señor, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.
Cristo. Ten piedad..
Cristo. Ten piedad..
Cristo. Ten piedad..
Señor, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.
Señor, Ten piedad.
Después en medio del altar extendiendo y juntando las manos, in-
clinando la cabeza, dice, Gloria a Dios en el cielo, y prosigue con
las manos juntas. También inclina la cabeza cuando dice Te adora-
mos, Te damos gracias, Jesucristo, y Atiende a nuestra suplica, al
final cuando dice: Con el Espíritu Santo, se signa de la frente hacia
el pecho.

19
Glória in excélsis Deo.
Et in terra pax homínibus bonæ voluntátis.
Laudámus te.
Benedícimus te.
Adorámus te.
Glorificámus te.
Grátias ágimus tibi propter magnam glóriam tuam.
Dómine Deus, Rex cæléstis, Deus Pater omnípotents.
Dómine Fili unigénite, Iesu Christe.
Dómine Deus, Agnus Dei, Fílius Patris.
Qui tollis peccáta mundi, miserére nobis.
Qui tollis peccáta mundi, súscipe deprecatiónem nostram.
Qui sedes ad déxteram Patris, miserére nobis.
Quóniam tu solus Sanctus.
Tu solus Dóminus.
Tu solus Altíssimus, Iesu Christe.
Cum Sancto ✠ Spíritu, in glória Dei Patris. Amen.

Deinde osculatur altare in medio, et versus ad populum dicit: ℣.


Dóminus vobíscum. ℟. Et cum spíritu tuo. Postea dicit: Orémus, et
orationes, unam aut plures, ut ordo Officii postulat. Sequitur Episto-
la, graduale, tractus, vel Allelúia cum versus, aut sequentia, prout
tempus aut qualitas Missæ postulat.

His finitis, si Missa est solemnis, diaconus librum Evangeliorum


deponit super medium altaris, et, nisi sit Missa defunctorum, cele-
brans benedicit incensum, ut supra: deinde diaconus genuflexus an-
te altare, manibus iunctis, dicit:

M unda cor meun ac lábia mea, omnípotents Deus, qui


lábia Isaíæ Prophétæ cálculo mundásti igníto: ita me
tua grata miseratióne dignáre mundáre, ut sanctum
Evangélium tuum digne váleam nuntiáre. Per Christum
Dóminum nostrum. Amen.

20
Gloria a Dios en las alturas.
Y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
Te alabamos.
Te bendecimos.
Te adoramos.
Te glorificamos.
Te damos gracias por tu inmensa gloria.
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre omnipotente.
Señor Hijo unigénito, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre.
Tú, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Tú, que quitas el pecado del mundo, atiende a nuestra súplica.
Tú, que estás sentado a la derecha de Dios Padre, ten piedad
de nosotros.
Porque sólo Tú eres Santo.
Sólo Tú, Señor.
Sólo Tú, Altísimo, Jesucristo.
Con el Espíritu ✠ Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.
Luego se besa en medio del altar, y dirigiéndose al pueblo, extiende
y junta las manos diciendo: ℣. El Señor esté con ustedes. ℟. Y con
tu espíritu. Después inclinándose ante la cruz dice: Oremos, y conti-
nua con la oración colecta, según la ordenación del Oficio. Sigue la
Epístola, el gradual, el tracto, y el Aleluya seguido del verso, o la
secuencia, según la ocasión, la Misa lo requiera.
En las Misas solemnes, el diácono coloca el libro de los Evangelios
en el medio del Altar, y, en las misas por los difuntos, el celebrante
bendice el incienso, como se mostró anteriormente. El diácono ha-
ciendo la genuflexión ante el Altar, con las manos juntas dice: o el
sacerdote eleva la mirada hacia la cruz del altar y haciendo una pro-
funda inclinación dice:

P urifica mi corazón y mis labios, oh Dios todopoderoso,


Tú que purificaste con una brasa los labios del Profeta
Isaías, y dígnate por tu misericordia purificarme a mí de tal
modo que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.

21
Sacerdos respondet:

D óminus sit in corde tuo et in lábiis tuis: ut digne et


competénter annúnties Evangélium suum: In nómine
Patris, et Fílii, ✠ et Spíritus Sancti. Amen.
Et accepta benedictione, osculatur manum celebrantis: et cum aliis mi-
nistris, incenso et luminaribus, accedens ad locum Evangelii, stans iunc-
tis manibus, dicit: ℣. Dóminus vobíscum. ℟. Et cum spíritu tuo. Et
pronuntians: Sequéntia sancti Evangélii secúndum N., sive Inítium,
pollice dexteræ manus signat librum in principio Evangelii, quod est
lecturus, deinde seipsum in fronte, ore et pectore: et dum ministri res-
pondent Glória tibi, Dómine, incensat ter librum, postea prosequitur
Evangelium iunctis manibus. Quo finito, subdiaconus defert librum sa-
cerdoti, qui osculatur Evangelium, dicens: Per evangélica dicta de-
leántur nostra delícta.
Deinde sacerdos incesatur a diacono.
Si vero sacerdos sine diacono et subdiácono celebrat, delato libro ad
aliud cornu altaris, inclinatus in medio, iunctis manibus dicit:

Munda cor meum, ut supra, et Iube, Dómine, benedídere.


Dóminus sit in corde meo et in lábiis meis: ut digne et
competénter annúntiem Evangélium suum. Amen.
Deinde, conversus ad librum, iunctis manibus, dicit: ℣. Dóminus
vobíscum. ℟. Et cum spíritu tuo. Et pronuntians: Inítium, sive
Sequéntia sancti Evangélii, signat librum, et se in fronte, ore, et pecto-
re, et legit Evangelium, ut dictum est. Quo finito, respondet minister:
Laus tibi, Christe et sacerdos osculatur Evangelium, dicens: Per
evangélica dicta, ut supra.

¶ In Missis defunctorum dicitur Munda cor meum, sed non petitur bene-
dictio, non deferuntur luminaria, nec celebrans osculatur librum. Deinde
ad medium altaris extendens, elevans et iungens manus, dicit, si dicen-
dum est, Credo in unum Deum, et prosequitur iunctis manibus.

22
El sacerdote responde:

E l Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que


puedas anunciar digna y competentemente su
Evangelio. En el nombre del Padre, del Hijo ✠ y del
Espíritu Santo. Así sea.
Al recibir la bendición, besa la mano del celebrante: mientras otros mi-
nistros con los cirios encendidos, se acercan hacia el Evangelio, estando
de pie y con las manos extendidas, dice: ℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu. Y pronuncia: Continuación del Santo Evangelio
según N., en todo caso Inicio, con el pulgar derecho signa el libro en el
inicio del Evangelio, para ser leído, después haciendo la señal de la cruz
en la frente, la cara y el pecho, los demás ministros responden: Gloria a
ti, Señor, inciensa el libro tres veces, con las manos juntas continua con
la lectura del Evangelio. Al terminar, el subdiácono lleva el Evangelio al
sacerdote, que besará el Evangelio, diciendo: Por las palabras del
Evangelio, nuestros pecados queden borrados.
A continuación , el diácono inciensa al sacerdote.
Si el sacerdote celebra con diácono y subdiácono, se ubican frente al al-
tar e, inclinándose en el medio, con las manos juntas, dice:
Purifica mi corazón, como anteriormente, o Dígnate, Señor,
bendecirme. El Señor esté en mi corazón y en mis labios,
para que pueda anunciar digna y competentemente su
evangelio. Así sea.
Luego, volviéndose hacia el libro, con las manos juntas, dice: ℣. El Se-
ñor esté con ustedes. ℟. Y con tu espíritu. Y pronuncia: Inicio, o
Continuación del Santo Evangelio, signa el Libro, y sigue con la fren-
te, la boca, el pecho, y lee tal cual el Evangelio. Al terminar, el ministro
responde: Gloria a ti, Señor Jesús y el sacerdote besa el Evangelio, di-
ciendo: Por las palabras de Evangelio, como anteriormente.

¶ En las Misas de difuntos dice; Purifica mi corazón, sin embargo no es


necesaria la bendición, ni la luz, ni el beso en el libro. Después lo ex-
tiende hacia el altar, elevándolo y con las manos juntas, dice, si se trata
del, Creo en un solo Dios, y continua con las manos juntas.

23
Cum dicit Deum, caput cruci inclinat: quod similiter facit, cum dicit
Iesum Christum, et simul adorátur. Ad illa autem verba Et incarnátus
est, genuflectit usque dum dicatur Et homo factus est. In fine ad Et vi-
tam ventúri sǽculi, signat se signo crucis a fronte ad pectus.

C redo in unum Deum.


Patrem omnipotente,
factórem cæli et terræ,
visibílium ómnium, et invisibílium.

Et in unum Dóminum Iesum Christum,


Fílium Dei unigénitum.
Et ex Patre natum ante ómnia sǽcula.
Deum de Deo, lumen de lúmine,
Deum verum de Deo vero.
Génitum, non factum, consubstantiálem Patri:
per quem ómnia facta sunt.
Qui propter nos hómines, et propter nostram salútem
descéndit de cælis. (Hic genuflectitur)
Et incarnátus est de Spíritu Sancto ex María Vírgine:
Et homo factus est, Crucifíxus étiam pro nobis:
sub Póntio Piláto passus et sepúltus est.
Et resurréxit tértia die, secúndum Scriptúras.
Et ascéndit in cælum: sedet ad déxteram Patris.
Et íterum ventúrus est cum glória iudicáre vivos et mórtuos:
cuius regni non erit finis.

Et in Spíritum Sanctum, Dóminum et vivificántem:


qui ex Patre Filióque procédit.
Qui cum Patre et Fílio simul adorátur, et conglorificátur:
qui locútus est per Prophétas.

Et unam sanctam, cathólicam et apostólicam Ecclésiam.


Confíteor unum baptísma in remisiónem peccatórum.
Et exspécto resurrectiónem mortuórum.
Et vitam ventúri sǽculi. Amen.

24
Cuando dice solo Dios, inclina la cabeza: lo mismo hace, cuando dice
Jesucristo, y recibe una misma adoración. Para estas palabras Y se en-
carnó, hace genuflexión y mientras dice Y se hizo hombre. Finalmente
Y la vida, se signa con el signo de la cruz de la frente al pecho.

C reo en un solo Dios.


Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
De todo lo visible, e invisible.

Y en un solo Señor, Jesucristo,


Hijo unigénito de Dios.
Y nacido del Padre antes de todos los siglos.
Dios de Dios, luz de luz,
Dios verdadero de Dios verdadero.
Engendrado, no creado; consubstancial al Padre:
y por quien todo ha sido creado.
Que por nosotros los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielos. (Hace genuflexión)
Y se encarnó por obra del Espíritu Santo, en las entrañas de
María Virgen: y se hizo hombre,
Fue crucificado por nosotros:
bajo el poder de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado.
Y resucitó al tercer día, según las Escrituras.
Y subió al cielo: y está sentado a la derecha del Padre.
Y otra vez vendrá con gloria a juzgar a vivos y muertos:
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y vivificador:


el cual procede del Padre y del Hijo.
Que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y
gloria: y que habló por boca de los Profetas.

Creo en la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica.


Confieso en un solo Bautismo para el perdón de los pecados
Y espero la resurrección de los muertos.
Y la vida del siglo venidero. Amén.

25
Deinde osculatur altare, et versus ad populum, dicit: ℣. Dóminus vobis-
cum. ℟. Et cum spíritu tuo. Postea dicit: Orémus, et antiphonam ad Of-
fertorium. Qua dicta, si est Missa solemnis, diaconus porrigit celebranti
patenem cum hostia: secus, sacerdos ipse accipit patenam cum hostia,
quam offerens, dicit:

S úscipe, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus, hanc


immaculátam hóstiam, quam ego indígnus fámulus tuus
óffero tibi Deo meo vivo et vero, pro innumerabílibus
peccátis et offensiónibus et neglegéntiis meis, et pro
ómnibus circumstántibus, sed et pro ómnibus fidélibus
christiánis vivis atque defúnctis: ut mihi et illis profíciat ad
salútem in vitam ætérnam. Amen.

Deinde faciens crucem cum eadem patena, deponit hostiam super corpo-
rale. Diaconus ministrat vinum, subdiaconus aquam in calice: vel si
Missa sine sacris ministris celebratur, utrumque infundit sacerdos, et
aquam miscendam in calice benedicit signo crucis, dicens:

D eus, qui humánæ substántiæ dignitátem mirabíliter


condidísti, et mirabílius reformásti: da nobis per huius
aquæ et vini mystérium, eius divinitátis ese consórtes, qui
humanitátis nostræ fíeri dignátus est párticeps Iesus
Christus Fílius tuus Dóminus noster: Qui tecum vivit et
regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula
sæculórum. Amen.

¶ In Missis defunctorum dicitur pædicta oratio: sed aqua non benedi-


citur. Postea accipit calicem, et offert dicens:

O fférimus tibi, Dómine, cálicem salutáris, tuam


deprecántes cleméntiam: ut, in conspéctu divinæ
maiestátis tuæ, pro nostra et totíus mundi salúte cum odóre
suavitátis ascéndat. Amen.

26
Luego besa el altar, y dirigiéndose al pueblo, dice: ℣. El Señor esté con uste-
des. ℟. Y con tu espíritu. Después, de cara al altar, separando y juntando las
manos, dice: Oremos, y lee la antífona del ofertorio. Al terminar, si es Misa
solemne, el diácono prepara la patena con la hostia: por lo demás, el sacerdo-
te toma la patena con la hostia y la ofrece, dice: en todo caso el sacerdote,
descubre el cáliz en silencio y lo pone fuera del corporal. Tomando la patena
fija la mirada momentáneamente a la cruz, luego baja la mirada hacia la hos-
tia y dice:

R ecibe, oh Padre Santo, omnipotente y eterno Dios, ésta


que va a ser hostia inmaculada, y que yo, indigno siervo
tuyo, te ofrezco a Ti, mi Dios vivo y verdadero, por mis
innumerables pecados, ofensas y negligencias, y por todos
los circunstantes, así como también por todos los fieles
cristianos vivos y difuntos: a fin de que a mí y a ellos nos
aproveche para la salvación y la vida eterna. Amén.
Después hace una cruz con la patena, deposita la hostia sobre el centro
del corporal. El diácono sirve el vino, el subdiácono sirve el agua en el
cáliz: si en la Misa no se encuentran los ministros sagrados, el sacerdote
hace ambas cosas, echa una gota de agua en el cáliz y lo bendice con el
signo de la cruz.

O h Dios, que maravillosamente formaste la naturaleza


humana, y más maravillosamente la reformaste:
haznos, por el misterio de ésta agua y vino, participar de la
divinidad de Aquel que se digno hacerse participante de
nuestra humanidad, Jesucristo, tu Hijo Señor nuestro: Que
Dios como es, contigo vive y reina en unidad del Espíritu
Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
¶ En Misa de difunto dice la oración de predica: y no se bendice el agua.
Después toma el cáliz, lo eleva a la altura de los ojos, y mirando hacia la
cruz, lo ofrece diciendo:

T e ofrecemos, Señor, el cáliz de salvación, implorando


de tu clemencia: que llegue en olor de suavidad hasta
el acatamiento de tu Divina Majestad, para nuestra
salvación y la de todo el mundo. Amén.

27
Deinde facit signum crucis cum calice, et illum ponit super corporale, et
palla cooperit: tum, iunctis manibus super altare, aliquantulum inclina-
tus, dicit:.

I n spíritu humilitátis, et in ánimo contríto suscipiámur a


te, Dómine: et sic fiat sacrifícium nostrum in conspéctu
tuo hódie, ut pláceat tibi, Dómine Deus.

Erectus expandit manus, easque in altum porrectas iungens, elevatis ad


cælum oculis, et statim demissis, dicit:

V eni, sanctificátor omnípotens ætérne Deus: benedicit


oblata, prosequendo: et béne✠dic hoc sacrifícium, tuo
sancto nómini præparátum.

Postea, si solemniter celebrat, benedicit incensum, dicens:

P er, intercessiónem beáti Michaélis Archángeli, stantis a


dextris altáris incénsi, et ómnium electórum suórum,
incénsum istud dignétur Dóminus bene✠dícere, et in
odórem suavitátis accípere. Per Christum Dóminum
nostrum. Amen.
Et, accepto thuribulo a diacono, incensat oblata, modo in rubricis
præscripto, dicens:

I ncénsum istud a te benedíctum, ascéndat ad te, Dómine:


et descéndat super nos misericórdia tua.

Deinde incensat altare, dicens: Ps. 140, 2-4

D irigátur, Dómine, orátio mea, sicut incénsum, in


conspéctu tuo: elevátio mánuum meárum sacrifícium
vespertínum. Pone, Dómine, custódiam ori meo, et ostium
circumstántiæ lábiis meis: ut non declínet cor meum in
verba malítiæ, ad excusándas excusatiónes in peccátis.

28
Después baja el cáliz, con él hace el signo de la cruz sobre el corporal, y
lo coloca detrás de la hostia, lo cubre con la palia: y, con las manos jun-
tas sobre el altar, inclinándose, dice:.

R ecíbenos, Señor, animados de un espíritu humilde y de


un corazón arrepentido: y tal efecto produzca hoy
nuestro sacrificio en tu presencia, que del todo te agrade,
¡Oh Señor y Dios nuestro!
Luego se endereza dirigiendo la mirada hacia la cruz y extendiendo las ma-
nos hacia lo alto, lo baja inmediatamente, las junta hacia el pecho, luego con
la mano derecha bendice las ofrendas con signo de la cruz, mientras dice:

V en, ¡oh Dios santificador, omnipotente y eterno, y


ben ✠ dice éste sacrificio preparado para gloria de tu
santo nombre!
Luego, si es celebración solemne, bendice el incienso, diciendo:

P or la intercesión de San Miguel Arcángel, que asiste a


la diestra del altar de los perfumes, y de todos sus
elegidos, dígnese el Señor ben ✠ decir, éste y recibirlo en
olor de suavidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Y, acepta el turibulo al diácono, e inciensa las ofrendas, como indica la


rúbrica, diciendo:

S uba ¡oh Señor!, hasta Ti éste incienso que Tú has


bendecido, y descienda sobre nosotros tu misericordia.

Después inciensa el altar, diciendo: Salmo. 140, 2-4

S uba mi oración ¡oh Dios!, como sube este incienso;


valga la elevación de mis manos como el sacrificio
vespertino. Pon, ¡oh Señor!, guarda a mi boca y un candado
a mis labios, para que mi corazón no se desahogue con
expresiones maliciosas, buscando cómo excusar mis
pecados.

29
Dum reddit thuribulum diacono, dicit:

A ccéndat in nobis Dóminus ignem sui amóris, et


flammam ætérnæ caritátis. Amen.
Postea incensatur sacerdos a diacono, deinde alii per ordinem. Interim
sacerdos lavat manus, dicens: Ps. 25, 6-12

L avábo inter innocéntes manus meas: et circúmdabo


altáre tuum, Dómine:
Ut áudiam vocem laudis, et enárrem univérsa mirabília tua.
Dómine, diléxi decórem domus tuæ, et locum habitatiónis
gloriæ tuæ.
Ne perdas cum ímpiis, Deus, ánima meam, et cum viris
sánguinum vitam meam:
In quorum mánibus iniquitátes sunt: déxtera eórum repléta
est munéribus.
Ego autem in innocéntia mea ingréssus sum: rédime me, et
miserére mei.
Pes meus stetit in dirécto: in ecclésiis benedícam te,
Dómine.
Glória Patri, et Fílio et Spirítui Sancto. Sicut erat in
princípio, et nunc, et semper: et in sǽcula sæculórum.
Amen.
¶ In Missis defunctorum, et tempore Passionis in Missis de tempore
omittitur Gloria Patri.
Deinde, aliquantulum inclinatus in medio altaris, iunctis manibus super
eo, dicit:

S úscipe, sancta Trínitas, hanc oblatiónem, quam tibi


offérimus ab memóriam passiónis, resurrectiónis et
ascensiónis Iesu Christi Dómini nostri: et in honórem beátæ
Maríæ semper Vírginis, et beáti Ioánnis Baptístæ, et
sanctórum Apostolórum Petri et Pauli, et istórum, et
ómnium Sanctórum: ut illis profíciat ad honórem, nobis
autem ad salútem: et illi pro nobis intercédere dignéntur in
cælis, quorum memóriam ágimus in Terris. Per eúmdem
Christum Dóminum nostrum. Amen.

30
Mientras entrega el turibulo al diácono, dice:

E encienda el Señor en nosotros el fuego de su amor y la


llama de su eterna caridad. Amén.
Luego el diácono inciensa al sacerdote, después en otro orden. El sacer-
dote se lava las manos, diciendo: Salmo. 25, 6-12

L avaré mis manos entre los inocentes; y me pondré ¡oh


Señor!, al servicio de tu altar.
Para hacerme eco de los cánticos de alabanza, y proclamar
todas tus maravillas.
Yo he amado ¡oh Señor!, el decoro de tu casa, y la mansión
de tu gloria.
No pierdas, Dios mío, mi alma con los impíos, ni mi vida
con los hombres sanguinarios.
Cuyas manos están manchadas de maldad, y su diestra
cargada de sobornos.
Yo, en cambio, he procedido con inocencia; líbrame Tú y
ten piedad de mí.
Mi pie ha andado por el camino recto: por lo que podré
alabarte, ¡oh Señor!, en las asambleas de los fieles.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era…
¶ En Misas de difuntos, y en Misa del tiempo de la Pasión, se omite el
Gloria al Padre.
Después, en medio del altar, alza los ojos hacia la cruz e inmediatamen-
te inclinándose y colocando las manos juntas sobre el altar, dice:

R ecibe, ¡oh Trinidad Santa!, ésta oblación que te


ofrecemos en memoria de la Pasión, Resurrección y
Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo y en honor de la
bienaventurada siempre Virgen María, del bienaventurado
San Juan Bautista y de los Santos Apóstoles San Pedro y
San Pablo, y de éstos y de todos los Santos; para que a ellos
les sirva de honor y a nosotros nos aproveche para la
salvación, y se dignen interceder por nosotros en el cielo
aquellos de quienes hacemos memoria en la tierra. Por el
mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

31
Postea osculatur altare, et versus ad populum extendens,
et iungens manus, voce paululum elevata, dicit

O ráte, fratres: ut meum ac vestrum sacrifícium acceptá-


bile fiat apud Deum Patrem Omnipoténtem.
Minister, seu circunstantes respondent: alioquin ipsemet sacerdos:

S uscípiat Dóminus sacrifícium de mánibus tuis (Vel


meis) ad laudem, et glóriam nóminis sui, ad utilitátem
quoque nostram, totiúsque Ecclésiæ suæ sanctæ.

Sacerdos submissa voce dicit: Amen.


Deinde, manibus extensis, absolute sine Orémus subiungit orationes se-
cretas. Quibus finitis, cum pervenerit ad conclusionem, clara voce dicit:
Per ómnia sǽcula sæculórum, cum præfatione, ut in sequentibus.
Præfationem íncipit ambabus manibus positis hinc inde super altare:
quas aliquantulum elevat, cum dicit: Sursum corda. Iungit eas ante pec-
tus, et caput inclinat, cum dicit: Grátias agámus Dómino Deo nostro.
Deinde disiungit manus, et disiunctas tenet usque ad finem præfationis:
qua finita, iterum iungit eas, et inclinatus dicit: Sanctus. Et cum dicit:
Benedíctus qui venit, signum crucis sibi producit a fronte ad pectus.

P er ómnia sǽcula sæculórum. ℟. Amén.


Dóminus vobíscum. ℟. Et cum spíritu tuo.
Sursum corda. ℟. Habémus ad Dóminum.
Grátias agámus Dómino Deo nostro. ℟. Dignum et iustum est.

Præfatio ...

Sanctus, Sanctus, Sanctus Dóminus Deus Sábaoth. Pleni sunt cælis


et terra glória tua. Hosánna in excélsis.

Benedíctus qui venit in nómine Dómini. Hosánna in excélsis.

32
Luego besa el altar, hacia el pueblo extiende y junta las manos,
Con voz elevada, dice

O remos, hermanos: vuelve cara al altar y continua para


que éste sacrificio mío y de ustedes, sea aceptado en el
acatamiento de Dios Padre Todopoderoso.
El ministro, y todo responden: de los contrario, lo sacerdote el mismo.

E l Señor reciba de tus manos (o de mis) éste Sacrificio,


para alabanza y gloria de su nombre, y para nuestro
provecho y de toda su Santa Iglesia.
El sacerdote con voz baja dice: Amén.
Después, extendiendo las manos dice: Oremos añade las oraciones se-
cretas. Entonces, cuando está por finalizar, dice con voz clara: Por los
siglos de los siglos, y pasa al siguiente prefacio.
Dice el prefacio con las manos juntas sobre el altar: y las eleva, cuando
dice: Levantemos el corazón. Y las une ante el pecho, y baja la cabeza
cuando dice: Demos gracias al Señor nuestro Dios.
Después separa las manos, y las mantiene separadas hasta el final del
prefacio: al finalizar, las vuelve a unir, e inclinándose dice: Santo. Y
cuando dice: Bendito el que viene, hace el signo de la cruz desde la
frente hacia el pecho.

P or los siglos de los siglos. ℟. Amén.


El Señor esté con ustedes. ℟. Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón. ℟. Lo tenemos levantado hacía el Señor.
Demos gracias al Señor nuestro Dios. ℟. Es justo y necesario.

Prefacio ...
Inclinado recita el Sanctus
Santo, Santo, Santo es el Señor Dios de los Ejércitos (del universo).
Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. Hosanna en las
alturas.
Se santigua en este momento.
Bendito en que viene en nombre del Señor. Hosanna en las alturas.

33
CANON MISSAE
Finita præfatione, sacerdos extendens, elevans aliquantulum et iumgens
manus, elevansque ad cælum oculos, et statim demittens, profunde incli-
natus ante altare, manibus super eo positis, dicit secreto:

T e ígitur, clementíssime Pater, per Iesum


Christum, Fílium tuum Dóminum nostrum,
súpplices rogámus ac pétimus, osculatur altare
et, iunctis manibus ante pectus, dicit: uti accépta
hábeas et benedícas, signat ter super hostiam et
calicem simul, hæc ✠ dona, hæc ✠ múnera, hæc ✠
sancta sacrifícia illibáta, extensis manibus
prosequitur: in primis, quæ tibi offérimus pro Ecclésia
tua sancta cathólica: quam pacificáre, custodíre,
adunáre et régere dignéris toto orbe terrárum: una cum
fámulo tuo Papa nostro N. et Antístite nostro N. et
ómnibus orthodóxis, atque cathólicæ et apostólicæ
fídei cultóribus.

Commemoratio pro vivis

M
eménto, Dómine, famulórum famularúmque
tuárum N. et. N. iungit manus, orat aliquan-
tulum pro quibus orare intendit: deinde ma-
nibus extensis prosequitur: Et ómnium
circumstántium, quorum tibi fides cógnita est, et nota
devótio, pro quibus tibi offérimus: vel qui tibi ófferunt
hoc sacrifícium laudis, pro se, suísque ómnibus:

34
CANON DE LA MISA
Terminado el prefacio, el sacerdote extiende sus manos y las eleva al mismo
tiempo que levanta los ojos al cielo, después junta las manos al bajar la mira-
da, las posa sobre el altar e inclinándose profundamente, dice en secreto:

P adre misericordioso, te pedimos humildemente


por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, besa el
altar y, manos juntas al pecho, dice: que aceptes
y bendigas, traza el signo de la cruz sobre la hostia y
el cáliz conjuntamente, éstos ✠ dones, éstas ✠
ofrendas, éste ✠ sacrificio santo y puro; que te
ofrecemos, con las manos extendidas, prosigue: ante
todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le
concedas la paz, la protejas, la congregues en la
unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu
servidor el Papa N., con nuestro obispo N., y todos los
demás obispos, que fieles a la verdad, profesan la fe
católica y apostólica.

Conmemoración de los vivos

A
cuérdate, Señor, de tus hijos N. y. N. une las
manos, ora brevemente por aquellos que tiene
la intención de orar: después extiende las ma-
nos y prosigue: y de todos los aquí reunidos, cuya fe y
devoción tu bien conoces; por ellos y todos los suyos,

35
Canon Missæ

pro redemptióne animarum suárum, pro spe salútis et


incolumitátis suæ: tibíque reddunt vota sua ætérno
Deo, vivo et vero.

Infra Actionem

C
ommunicántes et memóriam venerántes, in
primis gloriósæ semper Vírginis Maríæ,
Genetrícis Dei et Dómini nostri Iesu Christi:
sed [et beati Ioseph eiusdem Vírginis Sponsi,] et
beatórum Apostolórum ac Mártyrum tuórum, Petri et
Pauli, Andréæ, Iacóbi, Ioánnis, Thomæ, Iacóbi,
Philíppi, Bartholomǽi, Matthǽi, Simónis et Thaddǽi:
Lini, Cleti, Cleméntis, Xysti, Cornélii, Cypriáni,
Lauréntii, Chrysógoni, Ioánnis et Pauli, Cosmæ et
Damiáni: et ómnium Sanctórum tuórum; quorum
méritis precibúsque concédas, ut in ómnibus
protectiónis tuæ muniámur auxílio. Iungit manus. [Per
eúmdem Christum Dóminum Nostrum. Amen.]

Tenens manus expansas super oblata, dicit:

H
anc ígitur oblatiónem servitútis nostræ, sed et
cunctæ famíliæ tuæ, quǽsumus, Dómine, ut
placátus accípias: diésque nostros in tua pace
dispónas, atque ab ætérna damnatióne nos éripi, et in
electórum tuórum iúbeas grege numerári. Iungit ma-
nus. [Per Christum Dóminum nostrum. Amen.]

36
Canon Missæ

por el perdón de sus pecados y la salvación que


esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, éste
sacrificio de alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y
verdadero.
Conmemoración de los Santos

R
eunidos en comunión con toda la Iglesia,
veneramos la memoria, ante todo, de la
gloriosa siempre Virgen María, Madre de
Jesucristo, nuestro Señor; [la de su esposo San José]
la de los santos apóstoles y mártires, Pedro y Pablo,
Andrés, [Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe,
Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto,
Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo,
Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián] y la de
todos los santos; por sus méritos y oraciones,
concédenos ante todo tu protección. Con las manos
juntas. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice:

A
cepta, Señor, en tu bondad, ésta ofrenda de tus
siervos y de toda tu familia santa; ordena en tu
paz nuestros días, líbranos de la condenación
eterna y cuéntanos entre tus elegidos. Junta las manos.
[Por Cristo nuestro Señor. Amén.]

37
Canon Missæ

Q uam oblatiónem tu, Deus, in ómnibus,


quǽsumus, signat ter super oblata, bene ✠
díctam, ad ✠ scríptam, ra ✠ tam, rationábilem,
acceptabilémque fácere dignéris: signat semel super
hostiam, ut nobis Cor ✠ pus, et semel super calicem,
et San ✠ guis fiat dilectíssimi Fílii tui iungit manus,
Dómini nostri Iesu Christi.

Q ui, prídie quam paterétur, accipit hostiam,


accépit panem in sanctas as venerábiles manus
suas, elevat oculos ad cælum, et elevátis
óculis in cælum ad te Deum Patrem suum
omnipoténtem, caput inclinat, tibi grátias agens, sig-
nat super hostiam, bene ✠ díxit, fregit, dedítque
discípulis suis, dicens: Accípite, et manducáte ex hoc
omnes.
Tenens ambabus manibus hostiam inter indices et pollices, profert
verba consecrationis distincte et attente super hostiam, et simul su-
per omnes, si plures sint consecrandæ.

Hoc est enim Corpus meum


Quibus verbis prolatis, statim hostiam consecratam genuflexus ado-
rat: surgit, ostendit populo, reponit super corporale, et genuflexus
iterum adorat: nec amplius pollices et indices disiungit, nisi quando
hostia tractanda est, usque ad ablutionem digitorum.
Tunc, detecto calice, dicit:

38
Canon Missæ

B
endice ✠ y santifica, oh Padre, esta ofrenda,
signa sobre las ofrendas, haciendola ✠ perfecta,
espiritual ✠ y digna de ti, de manera que sea
para nosotros: signa en seguida sobre la hostia,
Cuer ✠ po, luego sobre el cáliz, y San ✠ gre de tu Hijo
amado, junta las manos, Jesucristo, nuestro Señor.

E
l cual, la víspera de su Pasión, toma el pan,
tomó pan en sus santas y venerables manos,
eleva los ojos al cielo, y elevando los ojos al
cielo, hacia ti, Padre suyo todopoderoso, inclina la ca-
beza, dando gracias, signa sobre la hostia, te
ben ✠ dijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos,
diciendo: Tomen, y coman, todos de él, porque...

Con ambas manos, entre el dedo índice y el pulgar, sostienen el sa-


crificio, se inclina y pronuncia las palabras con claridad y con cui-
dado sobre el sacrificio consagrado, y sobre todo, si hay varios hos-
tias que deben ser consagradas.

Esto es mi Cuerpo
que será entregado por ustedes.
A continuación, hace la genuflexión en señal de adoración: luego la
eleva, mostrándolo al pueblo, lo baja y lo pone sobre el corporal,
hace otra genuflexión: desde este momento no hará uso del dedo
pulgar y del índice que ha sostenido el sacrificio inmaculado hasta
las abluciones. luego descubre el cáliz y dice:

39
Canon Missæ

S
ímili modo postquam cenátum est, ambabus ma-
nibus accipit calicem, accípiens et hunc
præclárum Cálicem in sanctas ac venerábiles
manus suas: ítem caput inclinat, tibi grátias agens, si-
nistra tenens calicem, dextera signat super eum,
bene ✠ díxit, dedítque discípulis suis, dicens:
Accípite, et bíbite ex eo omnes..

Profert verba consecrationis super calicem, attente et continuate, te-


nens illum parum elevatum.

Hic est enim Calix Sánguinis mei,


novi et ætérni testaménti:
mystérium fídei:
qui pro vobis
et pro multis effundétur
in remissiónem peccatórum.
Quibus verbis prolatis, deponit calicem super corporale, et dicens:

Hæc quotiescúmque fecéritis,


in mei memóriam faciétis.
Genuflexus adorat: surgit, ostendit populo, deponit, cooperit, et ge-
nuflexus iterum adorat.

40
Canon Missæ

D
el mismo modo, acabada la cena, toma el cáliz
con ambas manos, lo eleva un poco, tomó éste
cáliz glorioso en sus santas y venerables
manos, lo posa nuevamente, inclina la cabeza, y
dando gracias, con la mano izquierda sostiene el cáliz,
y con la derecha signa sobre el, te ben ✠ dijo, y lo dio
a sus discípulos, diciendo: Tomen, y beban todos de
él, porque...
Y con atención, continua, manteniendo un poco elevado el cáliz,
pronuncia las palabras de la consagración sobre el.

Éste es el cáliz de mi Sangre,


Sangre de la Alianza, nueva y eterna,
que será derramada:
por ustedes
y por muchos
para el perdón de los pecados.
A continuación, coloca el cáliz sobre el corporal, diciendo:

Hagan esto, en memoria mía.

Hace la genuflexión adorando la preciosísima Sangre: luego lo ele-


va, y con los ojos fijos en él lo muestra al pueblo, lo pone sobre el
corporal, lo cubre con la palia y acaba con una genuflexión.

41
Canon Missæ

Deinde disiunctis manibus dicit:

U
nde et mémores, Dómine, nos servi tui, sed et
plebs tua sancta, eiúsdem Christi Fílii tui
Dómini nostri tam beátæ passiónis, nec non et
ab ínferis resurrectiónis, sed et in cælos gloriósæ
ascensiónis: offérimus præcláræ maiestáti tuæ de tuis
donis ac datis, iungit manus, et signat ter super hos-
tiam, et calicem simul, dicens: hóstiam ✠ puram,
hóstiam ✠ sanctam, hóstiam ✠ immaculátam, signat
semel super hostiam, dicens: Panem ✠ sanctum vitæ
ætérnæ, et semel super calicem, dicens: et Cálicem ✠
salútis perpétuæ.

Extensis manibus prosequitur:

S upra quæ propítio ac seréno vultus respícere


dignéris: et accépta habére, sícuti accépta habére
dignátus es munera púeri tui iusti Abel, et
sacrifícium Patriárchæ nostri Abrahæ: et quod tibi
óbtulit summus sacérdos tuus Melchísedech, sanctum
sacrifícium, immaculátam hóstiam.

Profunde inclinatus, iunctis manibus et super altare positis, dicit:

S
upplices te rogámus, omnípotens Deus: iube hæc
perférri per manus sancti Angeli tui in sublíme
altáre tuum, in conspéctu divínæ maiestátis tuæ:

42
Canon Missæ

Después separando las manos dice:

P
or eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu
pueblo santo, al celebrar éste memorial de la
muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro
Señor; de su santa resurrección del lugar de los
muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te
ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos
bienes que nos has dado, junta las manos, y signa so-
bre la hostia, y conjuntamente sobre el cáliz, diciendo:
el sacrificio ✠ puro, in ✠ maculado, y sa ✠ nto, se-
guidamente, signa sobre la hostia, diciendo:
Pan ✠ de vida eterna, luego signa sobre el cáliz, di-
ciendo: y Cáliz ✠ de eterna salvación.
Extendiendo las manos, prosigue:

M ira con ojos de bondad esta ofrenda y


acéptala, como aceptaste los dones del justo
Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre
en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote
Melquisedec .

Con manos juntas sobre el altar, hace profunda inclinación, y dice:

T
e pedimos humildemente, Dios todopoderoso,
que ésta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel,

43
Canon Missæ

ut quotquot osculatur altare, ex hac altáris


participatióne sacrosámctum Fílii tui iungit manus, et
signat semel super hostiam, et semel super hostiam, et
semel super calicem, Cor ✠ pus, et Sán ✠ guinem
sumpsérimus, seipsum signat, dicens: omni
benedictióne cælésti et grátia repleámur. Iungit ma-
nus. Per eúmdem Christum ✠ Dóminum nostrum.
Amen.
Commemoratio pro defunctis

M
eménto étiam, Dómine, famulórum
famularúmque tuárum N. et N., qui nos
præcessérunt cum signo fídei, et dórmiunt in
somno pacis.
Iungit manus, orat aliquantulum pro iis defunctis, pro quibus orare
intendit.
Deinde extensis manibus prosequitur:

Ipsis, Dómine, et ómnibus in Christo quiescéntibus,


locum refrigérii, lucis et pacis ut indúlgeas,
deprecámur. Iungit manus, et caput inclinat, dicens:
Per eúmdem Christum Dóminum nostrum. Amen.

Manu dextera percutit sibi pectus, elata aliquantulum voce dicens:

N
obis quoque peccatóribus extensis manibus ut
prius, secrete prosequitur: fámulis tuis, de
multitúdine miseratiónum tuárum sperántibus,
partem áliquam et societátem donáre dignéris, cum
tuis sanctis Apóstolis et Martýribus: cum Ioánne,

44
Canon Missæ

besa el altar, para que cuantos recibimos junta las ma-


nos, y signa sobre la hostia, seguidamente sobre el cá-
liz, el Cuer ✠ po, y la San ✠ gre de tu Hijo, al partici-
par aquí de éste altar, se signa así mismo, diciendo:
seamos colmados de gracia y bendición. Junta las ma-
nos. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Conmemoración de los difuntos

A
cuérdate también, Señor, de tus hijos N. y N.,
que nos han precedido con el signo de la fe, y
duermen el sueño de la paz.

Con las manos juntas, ora por los difuntos y por las intenciones por
quienes se quiere orar.
Después extiende las manos y prosigue:

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,


concédeles el lugar del consuelo de la luz y de la paz.
Junta las manos, e inclina la cabeza diciendo: [Por
Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Se golpea el pecho con la mano derecha y diciendo en alta voz :

Y
a nosotros pecadores, siervos tuyos, con las
manos extendidas prosigue en secreto: que
confiamos en tu infinita misericordia,
admítenos en la asamblea de tus santos apóstoles y
mártires: Juan el Bautista,...

45
Canon Missæ

Stéphano, Matthía, Bárnaba, Ignátio, Alexandro,


Marcellíno, Petro, Felicitáte Perpétua, Agatha, Lúcia,
Agnéte, Cæcília, Anastásia, et ómnibus Sanctis tuis:
intra quorum nos consórtium, non æstimátor mériti,
sed véniæ, quǽsumus, largítor admítte. Iungit manus.
Per Christum Dóminum nostrum.

P
er quem hæc ómnia, Dómine, semper bona
creas, signat ter super hostiam, et calicem simul,
dicens: sanctí ✠ ficas, viví ✠ ficas, bene ✠ dícis
et præstas nobis.

Discooperit calicem, genuflectit, accipit hostiam inter pollicem et


indicem manus dexteræ: et tenens sinistra calicem, cum hostia sig-
nat ter a labio ad labium calicis, dicens:

P
er ip ✠ sum, et cum ip ✠ so, et in ip ✠ so, cum
ipsa hostia signat bis inter se et calicem, dicens:
est tibi Deo Patri ✠ omnipoténti, in unitáte
Spíritus ✠ Sancti, elevans parum calicem cum hostia,
dicit: omnis honor et glória.

Reponit hostiam, calicem palla cooperit, genuflectit, surgit, et dicit


intellegibili voce, vel cantat:

46
Canon Missæ

Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio, Alejandro,


Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda,
Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia,] y todos los santos; y
acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos,
sino conforme a tu bondad. Junta las manos. [Por
Cristo, nuestro Señor. Amén.]

P
or quien sigues creando todos los bienes, Señor,
signa sobre la hostia, y sobre el cáliz, diciendo:
los santi ✠ ficas, los llenas ✠ de vida, los
ben ✠ dices y los repartes entre nosotros.

Descubre el cáliz, hace genuflexión, toma la hostia con el pulgar y


el índice de la mano derecha: sostiene el cáliz con la mano izquier-
da, hace tres cruces con la hostia sobre el cáliz al tiempo que dice:

P
or Cris ✠ to, con ✠ él, y en ✠ él, con la hostia se
signo así mismo, entre su pecho y el cáliz, di-
ciendo: a ti Dios Padre ✠ omnipotente, en la
unidad del Espíritu ✠ Santo, cuando eleva el cáliz con
la hostia, dice: todo honor y toda gloria...

Después de la elevación, repone la hostia, cubre el cáliz con la pa-


lia, hace genuflexión, y dice con voz clara, o canta:

47
Ordo Missæ

Per ómnia sǽcula sæculórum. ℟. Amen.


Iungit manus
Orémus: præcéptis salutárisbus móniti, et divína
institutióne formáti, audémus dícere:
Extendit manus
Pater noster, qui es in cælis: Sanctificétur nomen
tuum: Advéniat regnum tuum: Fiat volúntas tua, sicut
in cælo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie: Et dimíte
nobis débita nostra, sicut et nos dimítimus debitóribus
nostris. Et ne nos indúcas in tentatiónem. ℟.Sed líbera
nos a malo.

Sacerdos secrete dicit: Amen.


Deinde manu dextera accipit inter indicem et médium dígitos pate-
nam, quam tenens super altare erectam, dicit secrete:

L íbera nos, quǽsumus, Dómine, ab ómnibus malis,


prætéritis, præséntibus et futúris: et intercedénte
beáta et gloriósa semper Vírgine Dei Genetríce María,
cum beátis Apóstolis tuis Petro et Paulo, atque
Andréa, et ómnibus Sanctis, signat se cum patena a
fronte ad pectus, da propítius pacem in diébus nostri:
patenam osculatur, ut, ope misericórdiæ tuæ adiúti, et
a peccáto simus semper líberí et ab omni
perturbatióne secúri.

48
Ordo Missæ

Por los siglos de los siglos. ℟. Amén.


Junta las manos
Oremos: Fieles a la recomendación del Salvador y
siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Extiende las manos
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu
Nombre; venga a nosotros tu reino: Hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas (deudas), como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden (nuestros deudores); no nos
dejes caer en tentación. ℟.Y líbranos del mal.

El sacerdote dice en secreto: Amén.


A continuación, pone la patena entre los dedos índice y mayor de la
mano derecha, la sostiene verticalmente sobre el altar, también posa
la mano izquierda sobre el altar y dice en secreto:

L íbranos de todos los males, Señor, y por la


intercesión de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Dios, y de tus bienaventurados apóstoles
Pedro, Pablo y Andrés, y de todos los santos, se signa
con la patena de la frente al pecho, concédenos la paz
en nuestros días, besa la patena, para que, ayudados
por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación.

49
Ordo Missæ

P
Submittit patenam hostiæ, discooperit calicem, genuflectit, surgit,
accipit hostiam, et eam super calicem tenens utraque manu, frangit
per médium, dicens:

Per eúmdem Dóminum nostrum Iesum Christum


Fílium tuum.
Et mediam partem, quam in dextera manu tenet, ponit super pate-
nam. Deinde ex parte, quæ in sinistra remanserat, frangit particu-
lam, dicens:

Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti,


Deus.
Aliam mediam partem, quam in sinistra manu habet, adiungit me-
diæ super patenam positæ, et particulam parvam dextera retinens
super calicem, quem sinistra per nodum infra cuppam tenet, dicit
intellegibili voce vel cantat:

Per ómnia sǽcula sæculórum. ℟. Amen.


Cum ipsa particula signat ter super calicem, dicens:

Pax ✠ Dómini sit ✠ semper vobís ✠ cum.


℟. Et cum spíritu tuo.
Particulam ipsam immittit in calicem, dicens secrete:

H æc commíxtio consecrátio Córporis et Sánguinis


Dómini nostri Iesu Christi, fiat accipiéntibus
nobis in vitam ætérnam. Amen.
Cooperit calicem, genuflectit, surgit, et inclinatus sacramento, iunctis
manibus, et ter pectus percutiens, intellegibili voce dicit:

50
Ordo Missæ

P
Desliza la patena sobre la hostia, descubre el cáliz, hace la genufle-
xión, toma la hostia, y lo sostiene con ambas manos por encima del
cáliz, parte por la mitad, diciendo:

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Posa el fragmento derecho sobre la patena. Después parte un trozo


del fragmento izquierdo, diciendo:

Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu


Santo y es Dios.
Guarda ésta partícula entre el pulgar y el índice derecho, posa la
parte izquierda sobre la patena, y dice con voz clara o canta:

Por los siglos de los siglos. ℟. Amén.


Luego sosteniendo la partícula con la mano derecha, hace tres cru-
ces diciendo:
La paz ✠ del Señor sea ✠ siempre ✠ con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Deja caer la partícula en el cáliz, diciendo en secreto:

E l Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,


unidos en éste cáliz, sea para nosotros alimento
de vida eterna. Amén.
Cubre el cáliz, hace la genuflexión, con las manos juntas se inclina ante
el Ssmo Sacramento y dice con voz clara:

51
Ordo Missæ

Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: miserére nobis.


Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: miserére nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: Dona nobis
pacem.
In Missis defunctorum non dicitur miserére nobis, sed eius loco do-
na eis réquiem, et in tertio additur sempitérnam.
Deinde, iunctis manibus super altare, inclinatus dicit secrete se-
quentes orationes:

D ómine Iesu Christe, qui dixísti Apóstolis tuis:


Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis: ne
respícias peccáta mea, sed fidem Ecclésiæ tuæ;
eámque secúndum voluntátem tuam pacificáre et
coadunáre dignéris: Qui vivis et regnas, Deus, per
ómnia sǽcula sæculórum. Amen.
Si danda est pax, osculatur altare, et dans pacem, dicit:

Pax tecum.
℟. Et cum spíritu tuo.
In Missis defunctorum non datur pax, neque dicitur præcedens oratio.

D ómine Iesu Christe, Fili Dei vivi, qui ex


voluntáte Patris, cooperánte Spíritu Sancto, per
mortem tuam mundum vivificásti: líbera me per hoc
sacrosánctum Corpus et Sanguinem tuum ab ómnibus
iniquitátibus meis, et univérsis malis: et fac me tuis
semper inhærére mandátis, et a te numquam separári
permíttas: Qui cum eódem Deo Patre et Spíritu Sancto
vivis et regnas, Deus, in sǽcula sæculórum. Amen.

52
Ordo Missæ

Codero de Dios, que quitas el pecado del mundo: ten piedad


de nosotros. / Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo: ten piedad de nosotros. / Cordero de Dios, que qui-
tas el pecado del mundo: danos la paz.

En las misas de difuntos no decir Ten piedad de nosotros, en su lu-


gar concédele el descanso, y añadir un tercera palabra eterno..
Después, junta las manos sobre el altar, e inclinado mira las sagrads
especies y dice secretamente las siguientes oraciones:

S eñor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «la paz


les dejo mi paz les doy», no tengas en cuenta
nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme
a tu palabra, concédele la paz y la unidad: Tú que vi-
ves y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Besa el altar, luego, sí es necesario dará la paz, al decir:

La Paz sea con ustedes.


℟. Y con tu espíritu.
En Misa de difunto no se da la paz, ni se dice la siguiente oración.

S eñor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por volun-


tad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste
con tu muerte la vida la mundo, líbrame, por la recep-
ción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas
y de todo mal. Concédeme cumplir tus mandamientos
y jamás permitas que me separe de ti. Tú que vives y
reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y
eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

53
Ordo Missæ

P ercéptio Córporis tui, Dómine Iesu christe, quod


ego indígnus súmere præsúmo, non mihi
provéniat in iudícium et condemnatiónem: sed pro tua
pietáte prosit mihi ad tutaméntum mentis et córporis,
et ad medélam percipiéndam: Qui vivis et regnas cum
Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia
sǽcula sæculórum. Amen.

Genuflectit, surgit, et dicit:

P anem, cæléstem accípiam, et nomen Dómini


invocábo.
Deinde parum inclinatus, accipit ambas partes hostiæ inter pollicem
et indicem sinistræ manus, et patenam inter eumdem indicem et
médium supponit, et dextera tribus vicibus percutiens pectus, elata
aliquantulum voce, ter dicit devote et humiliter:

D ómine, non sum dignus, et secrete prosequitur: ut


intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et
sanábitur ánima mea.

Postea dextera se signans cum hostia super patenam, dicit:

C orpus Dómini nostri Iesu Christi custódiat


ánimam meam in vitam ætérnam. Amen.
Et se inclinans, reverenter sumit ambas partes hostiæ: quibus sumptis,
deponit patenam super corporale, et erigens se iungit manus, et quiescit
aliquantulum in meditatione Ssmi Sacramenti.
Deinde discooperit calicem, genuflectit, colligit fragmenta, si quæ sint,
extergit patenam super calicem, interim dicens:

54
Ordo Missæ

S eñor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo que yo


indigno me atrevo a recibir ahora, no sea para mí
un motivo de juicio y de condenación, sino que, por tu
misericordia me sirva de protección para la defensa de
alma y cuerpo y como remedio saludable: Tú que vi-
ves y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu
Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Para comulgar, hace la genuflexión, y al alzarse, dice:

R ecibiré, el Pan celestial, e invocaré el nombre del


Señor.
Toma la hostia entre los dedos índice y pulgar de la mano izquierda,
después pone la patena debajo de la hostia, que lo sostiene con los
tres últimos dedos, inclinado se golpea tres veces el pecho diciendo:

S eñor, no soy digno, en secreto prosigue: de que


entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará
para sanarme. (repite tres veces)
Coloca los dos fragmentos de la hostia, uno sobre otro. Luego con la de-
recha hace la señal de la cruz, y dice:

E l Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, guarde mi


alma para la vida eterna. Amén.
Se inclina sobre el altar y comulga reverentemente, luego posa la pate-
na, junta las manos, se endereza y permanece unos instantes recogido
con las manos juntas ante el rostro, meditando ante Ssmo. Sacramento.
Descubre el cáliz, y hace la genuflexión, toma la patena y recoge con
ella las particulas de hostia que hubieran podido caer sobre el corporal.
Purifica cuidadosamente la patena con el pulgar o el índice derecho so-
bre el cáliz, purifica después sus dedos, sujetando la patena con la iz-
quierda, toma el cáliz con la derecha diciendo:

55
Ordo Missæ

Q uid retríbuam Dómino pro ómnibus quæ retríbuit


mihi? Cálicem salutáris accípiam, et nomen
Dómini invocábo. Laudans invocábo Dóminum, et ab
inimícis meis salvus ero.

Accipit calicem manu dextera, et eo se signans, dicit:

S anguis Dómini nostri Iesu Christi custódiat


ánimam meam in vitam ætérnam. Amen.

Et sinistra supponens patenam calici, reverenter sumit totum San-


guinem cum particula. Quo sumpto, si qui sunt communicandi, eos
communicet, antequam se purificet. Postea dicit:

Q uod ore súmpsimus, Dómine, pura mente


capiámus: et de múnere temporali fiat nobis
remédium sempitérnum.
Interim porrigit calicem ministro, qui infundit in eo parum vini, quo se
purificat: deinde prosequitur:

C orpus tuum, Dómine, quod sumpsi, et Sanguis,


quem potávi, adhǽreat viscéribus meis: et
præsta; ut in me non remáneat scélerum mácula, quem
pura et sancta refecérunt sacramenta: Qui vivis et
regnas in sǽcula sæculórum. Amen.
Abluit et extergit dígitos, ac sumit ablutionem; extergit os et calicem,
quem, plicato corporali, operit et collocat in altari ut prius: deinde pro-
sequitur Missam.
Dicto, post ultiman orationem.

56
Ordo Missæ

C on qué corresponderé yo al Señor por todo


cuanto Él me ha dado? Sumiré el Cáliz de
salvación e invocaré al Señor con cánticos de
alabanza, y me pondré a salvo de mis enemigos.

Toma el cáliz con la mano derecha, y se signa con él, dice:

L a Sangre de nuestro Señor Jesucristo guarde mi


alma para la vida eterna. Amén.
Con la izquierda coloca la patena bajo el cáliz, con reverencia toma
la preciosísima Sangre y el fragmento de la hostia. Antes de purifi-
car, si hay quienes comulgan, se da la comunión, luego dice:

H az, Señor, que recibamos con un corazón limpio


el alimento que acabamos de tomar, y que el don
que nos haces en esta vida nos aproveche para la
eterna.
Después de haber purificado, la bandeja de comunión y la patena, el sa-
cerdote toma el cáliz para que el monaguillo derrame el vino y el agua
para purificar: prosigue:

T u Cuerpo Señor, que he comido y tu Sangre que


he bebido, se adhieran a mis entrañas; y haz que
ni mancha de pecado quede ya en mí, después de
haber sido alimentado con un tan santo y tan puro
sacramento: Tú que vives y reinas. Amén.
Después de beber el vino y el agua de la purificación del cáliz, se limpia
con el purificador el cáliz, extiende el purificador sobre el cáliz, posa la
patena y luego la palia. Pliega el corporal y lo coloca en la bolsa al final
cubre el cáliz con el velo y la bolsa del corporal sobre el velo. Despúes
prosigue la Misa.
Después dice las últimas oraciones según el oficio del día.

57
Ordo Missæ

℣. Dóminus vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo.
℣. Ite, missa est, vel, si aliqua litúrgica processio sequatur:
Benedicámus Dómino.
℟. Deo grátias.
In Missis Defunctorum dicit:
℣. Resquiéscant in pace. ℟. Amen.
Tunc celebrans inclinat se ante médium altaris, et manibus iunctis
super illud, dicit secrete:

P láceat tibi, sancta Trínitas, obséquium servitutis


meæ: et præsta; ut sacrifícium, quod óculis tuæ
maiestátis indígnus óbtuli, tibi sit acceptábile,
mihíque et ómnibus, pro quibus illud óbtuli, sit, te
miseránte, propitiábile. Per Christum Dóminum
nostrum. Amen.

Deinde osculatur altare: et elevatis oculis, extendens, elevans et


iungens manus, caputque cruci inclinans, dicit:

Benedícat vos omnípotens Deus,


Et versus ad populum, semel tantum benedicens etiam in Missis solem-
nibus, prosequitur:

Pater, et Fílius, ✠ et Spíritus Sanctus.


℟. Amen.
In Missa pontificali ter benedicitur, ut in Pontificali habetur.
Deinde sacerdos in latere Evangelii, iunctis manibus dicit:

℣. Dóminus vobíscum. ℟. Et cum spíritu tuo.


Et signans signo crucis primum altare, vel librum, deinde se in fronte,
ore et pectore, dicit:

58
Ordo Missæ

℣. El Señor esté con ustedes.


℟. Y con tu espíritu.
℣. La Misa ha terminado, pueden ir en paz, o, si continúa
una acción litúrgica: Bendigamos al Señor.
℟. Demos gracias al Señor.
En Misa de difuntos, dice:
℣. Que descanse en paz. ℟. Amén.
A continuación el sacerdote inclinado y con las manos juntas en si-
bre el altar, dice en secreto:

T e sea agradable, Trinidad Santa, el homenaje de


mi ministerio, y ten a bien aceptar el Sacrificio
que yo, indigno, acabo de ofrecer en presencia de tu
Majestad, y haz, que, a mí y a todos aquellos por
quienes lo hemos ofrecido, nos granjee el perdón, por
efecto de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
Después de besar el altar, dirigiéndose al pueblo que debe estar con la
cabeza inclinada, extiende y junta las manos al mismo tiempo que le-
vanta los ojos, los bendice, diciendo:
Y La bendición de Dios todopoderoso.
Et versus ad populum, semel tantum benedicens etiam in Missis solem-
nibus, prosequitur:

Padre, e Hijo, ✠ y Espíritu Santo.


℟. Amén.
En la Misa pontifical se bendice tres veces.
Déspués, el sacerdote, al lado del Evangelio, con las manos juntas, dice:

℣. El Señor esté con ustedes. ℟. Y con tu espíritu.


Hace la señal de la cruz, primero ante el altar, en el libro, después en la
frente, luego en el pecho, y dice:

59
Ordo Missæ

✠ Inítium sancti Evangélii secúndum Ioánnem


vel, si aliud Evangelium legendum sit: Sequéntia sancti
Evangélii, etc.
℟. Glória tibi, Dómine.
Iunctis manibus prosequitur:
Ioann. 1,1-14

I n principio erat Verbum, et Verbum erat apud


Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat in principio
apud Deum. Omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso
factum est nihil, quod factum est: in ipso vita erat, et
vita erat lux hóminum: et lux in ténebris lucet, et
ténebræ eam non comprehendérunt. Fuit homo missus
a Deo, cui nomen erat Ioánnes. Hic venit in
testimónium, ut testimónium perhibéret de lúmine, ut
omnes créderent per illum. Non erat elle lux, sed ut
testimónium perhibéret de lúmine. Erat lux vera, quæ
illúminat omnem hóminem veniéntem in hunc
mundum. In mundo erat, et mundus per ipsum factus
est, et mundus eum non cognóvit. In própria venit, et
sui eum non recepérunt. Quotquot autem recepérunt
eum, dedit eis potestátem fílios Dei fíeri, his, qui
credunt in nómine eius: qui non ex sanguínibus,
neque, ex voluntáte carnis, neque ex voluntáte viri,
sed ex Deo nati sunt. Genuflectit surgens prosequitur:
et habitávit in nobis: et vídimus glóriam eius, glóriam
quasi Unigéniti a Patre, plenum grátiæ et veritátis.
℟. Deo grátias.

In Missis in quibus dictum est Benedicámus Dómino vel Requiéscant in


pace, non datur benedictio, sed dicto Pláceat et osculato altaris, cele-
brans legit, si dicendum sit, Evangelium S. Ioannis.

60
Ordo Missæ

✠ Comienzo del Santo Evangelio según San Juan


o, si el Evangelio es otro: Secuencia del Santo Evangelio,
etc.
℟. Gloria a ti, Señor.
Con las manos juntas continua:
San Juan. 1,1-14

E n el principio ya existía la Palabra, y la Palabra


estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se
hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha
hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de
los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla
no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que
se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar
testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a
la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La
Palabra era la luz verdadera que alumbra a todo
hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el
mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la
conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser
hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han
nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor
humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y
habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria:
gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia
y de verdad.
℟. Demos gracias al Señor..

En cualquier Misa se dice Bendigamos al Señor o que descanse en paz,


no se da la bendición y se dice: Te sea agradable después de haber besa-
do el altar dice: Evangelio según San Juan.

61
62
Appendix

63
Appendix

PRÆPARATIO AD MISSAM
Oratio S. Ambrosii
Ad mensam dulcíssimi convívii tui, pie Dómine Iesu Christe, ego
peccátor de própriis meis méritis nihil præsúmens, sed de tua confídens
misericórdia et bonitáte, accédere véreor et contremísco. Nam cor et
corpus hábeo multis crimínibus maculátum, mentem et linguam non
caute custodítam.

Ergo, o pia Déitas, o treménda maiéstas, ego miser, inter angústias


deprehénsus, ad te fontem misericórdiae recúrro, ad te festíno sanándus,
sub tuam protectiónem fúgio; et, quem Iúdicem sustinére néqueo,
Salvatórem habére suspíro.

Tibi, Dómine, plagas meas osténdo, tibi verecúndiam meam détego.


Scio peccáta mea multa et magna, pro quibus tímeo: spero in
misericórdias tuas, quarum non est númerus. Réspice ergo in me óculis
misericórdiæ tuæ, Dómine Iesu Christe, Rex ætérne, Deus et homo,
crucifíxus propter hóminem. Exáudi me sperántem in te: miserére mei
pleni misériis et peccátis, tu qui fontem miseratiónis numquam manáre
cessábis.

Salve, salutáris víctima, pro me et omni humáno génere in patíbulo


Crucis obláta. Salve, nóbilis et pretióse Sanguis, de vulnéribus crucifíxi
Dómini mei Iesu Christi prófluens, et peccáta totíus mundi ábluens.
Recordáre, Dómine, creatúræ tuæ, quam tuo Sánguine redemísti.

Pǽnitet me peccásse, cúpio emendáre quod feci. Aufer ergo a me, cle-
mentíssime Pater, omnes iniquitátes et peccáta mea, ut, purificátus men-
te et córpore, digne degustáre mérear Sancta sanctórum.

Et concéde, ut hæc sancta prælibátio Córporis et Sánguinis tui, quam


ego indígnus súmere inténdo, sit peccatórum meórum remíssio, sit
delictórum perfécta purgátio, sit túrpium cogitatiónum effugátio ac
bonórum sénsuum regenerátio, operúmque tibi placéntium salúbris
efficácia, ánimæ quoque et córporis contra inimicórum meórum insídias
firmíssima tuítio.
Amen.

64
Apéndice

PREPARACIÓN PARA LA MISA


Oración de San Ambrosio
¡Oh mi piadoso Señor Jesucristo! Yo pecador, sin presumir de mis
méritos, sino confiando en tu bondad y misericordia, temo y vacilo al
acercarme a la mesa de tu dulcísimo convite, pues tengo el cuerpo y el
alma manchados por muchos pecados, y no he guardado con prudencia
mis pensamientos y mi lengua.

Por eso, oh Dios bondadoso, oh tremenda Majestad, yo, que soy un


miserable lleno de angustias, acudo a ti, fuente de misericordia; a ti voy
para que me sanes, bajo tu protección me pongo, y confío tener como
salvador a quien no me atrevería a mirar como juez.

A ti, Señor, muestro mis heridas y presento mis flaquezas. Sé que mis
pecados son muchos y grandes, y me causan temor, mas espero en tu
infinita misericordia. Oh Señor Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre,
clavado en la cruz por los hombres: mírame con tus ojos
misericordiosos, oye a quien en ti espera; Tú que eres fuente inagotable
de perdón, ten piedad de mis miserias y pecados.

Salve, víctima de salvación inmolada por mí y por todos los hombres en


el patíbulo de la cruz. Salve, noble y preciosa sangre, que sales de las
llagas de mi Señor Jesucristo crucificado y lavas los pecados de todo el
mundo. Acuérdate, Señor, de esta criatura tuya, redimida por tu sangre.

Me arrepiento de haber pecado y deseo enmendar mis errores. Aleja de


mí, Padre clementísimo, todas mis iniquidades y pecados, para que,
limpio de alma y cuerpo, sea digno de saborear al Santo de los santos.

Concédeme que esta santa comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre, que


indigno me atrevo a recibir, sea el perdón de mis pecados, la perfecta
purificación de mis delitos, aleje mis malos pensamientos y regenere
mis buenos afectos; conceda eficacia salvadora a las obras que a ti te
agradan; y, finalmente, sea la firmísima defensa de mi cuerpo y de mi
alma contra las asechanzas de mis enemigos.
Amén.

65
Appendix

PRÆPARATIO AD MISSAM
Oratio S. Thomæ Aquinatis
Omnípotens sempitérne Deus, ecce accédo ad sacraméntum Unigéniti
Fílii tui, Dómini nostri Iesu Christi, accédo tamquam infírmus ad
médicum vitae immúndus ad fontem misericórdiæ, cæcus ad lumen
claritátis ætérnæ, pauper et egénus ad Dóminum cæli et terræ.

Rogo ergo imménsæ largitátis tuæ abundántiam, quátenus meam curáre


dignéris infirmitátem, laváre fœditatem, illumináre cæcitátem, ditáre
paupertátem, vestíre nuditátem, ut panem Angelórum, Regem regum et
Dóminum dominántium, tanta suscípiam reveréntia et humilitáte, tanta
contritióne et devotióne, tanta puritáte et fide, tali propósito et
intentióne, sicut éxpedit salúti ánimae meæ.

Da mihi, quæso, domínici Córporis et Sánguinis non solum suscípere


sacraméntum, sed étiam rem et virtútem sacraménti.

O mitíssime Deus, da mihi Corpus Unigéniti Fílii tui, Dómini nostri Iesu
Christi, quod traxit de Vírgine María, sic suscípere, ut córpori suo
mýstico mérear incorporári et inter eius membra connumerári.

O amantíssime Pater, concéde mihi diléctum Fílium tuum, quem nunc


velátum in via suscípere propóno, reveláta tandem fácie perpétuo
contemplári: Qui tecum vivit et regnat in sǽcula sæculórum. Amen.

Oratio ad beatam Mariam Virginem


O Mater pietátis et misericórdiæ, beatíssima Virgo María, ego miser et
indígnus peccátor ad te confúgio toto corde et afféctu, et precor pietátem
tuam, ut, sicut dulcíssimo Fílio tuo in Cruce pendénti astitísti, ita et
mihi, mísero peccatóri, et sacerdótibus ómnibus, hic et in tota sancta
Ecclésia hódie offeréntibus, cleménter assístere dignéris, ut, tua grátia
adiúti, dignam et acceptábilem hóstiam in conspéctu summæ et
indivíduæ Trinitátis offérre valeámus. Amen.

66
Apéndice

PREPARACIÓN PARA LA MISA


Oración de Santo Tomás de Aquino
Omnipotente y sempiterno Dios, he aquí que me acerco al sacramento
de tu unigénito Hijo Jesucristo, Señor nuestro; me acerco como un
enfermo al médico de la vida, como un inmundo a la fuente de la
misericordia, como un ciego a la luz de la claridad eterna, como un
pobre y necesitado al Señor de cielos y tierra.
Imploro la abundancia de Tu infinita generosidad para que te dignes
curar mi enfermedad, lavar mi impureza, iluminar mi ceguera, remediar
mi pobreza y vestir mi desnudez, para que me acerque a recibir el Pan
de los ángeles, al Rey de reyes y Señor de señores con tanta reverencia y
humildad, con tanta contrición y piedad, con tanta pureza y fe, y con tal
propósito e intención como conviene a la salud de mi alma.
Te pido que me concedas recibir no sólo el sacramento del cuerpo y de
la sangre del Señor, sino la gracia y la virtud de ese sacramento.
Oh Dios benignísimo, concédeme recibir el cuerpo de tu unigénito Hijo
Jesucristo, Señor nuestro, nacido de Virgen María, de tal modo que
merezca ser incorporado a su cuerpo místico y contado entre sus
miembros.
Oh Padre amantísimo, concédeme contemplar eternamente a tu querido
Hijo, a quien, bajo el velo de la fe, me propongo recibir ahora. Que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.

Oración a la Santísima Virgen María

Oh Madre de piedad y de misericordia, Santísima Virgen María, yo


miserable e indigno pecador en ti confío con todo mi corazón y mi
afecto; acudo a tu piedad para que, así como estuviste junto a tu
dulcísimo Hijo, clavado en la cruz, también te dignes estar con
clemencia junto a mí miserable pecador, y junto a todos los sacerdotes
que aquí y en toda la santa Iglesia van a celebrar hoy, para que,
ayudados con tu gracia, ofrezcamos una hostia digna y aceptable en la
presencia de la suma y única Trinidad. Amén.

67
Appendix

PRÆPARATIO AD MISSAM
Formula intentionis
Ego volo celebráre Missam, et confícere Corpus et Sánguinem Dómini
nostri Iesu Christi, iuxta ritum sanctæ Románæ Ecclésiæ, ad laudem
omnipoténtis Dei totiúsque Cúriæ triumphántis, ad utilitátem meam
totiúsque Cúriæ militántis, pro ómnibus qui se commendavérunt
oratiónibus meis in génere et in spécie, et pro felíci statu sanctæ
Románae Ecclésiae. Amen.

Gáudium cum pace, emendatiónem vitæ, spátium veræ pæniténtiæ,


grátiam et consolatiónem Sancti Spíritus, perseverántiam in bonis
opéribus, tríbuat nobis omnípotens et miséricors Dóminus. Amen.

Ad Sanctum Ioseph

O felicem virum, beatum Ioseph, cui datum est Deum, quem multi reges
voluerunt videre et non viderunt, audire et non audierunt, non solum
videre et audire, sed portare, deosculari, vestire et custodire!

℣. Ora pro nobis, beate Ioseph.


℟. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.

Deus, qui dedisti nobis regale sacerdotium: praesta, quaesumus; ut, sicut
beatus Ioseph unigenitum Filium tuum, natum ex Maria Virgine, suis
manibus reverenter tractare meruit et portare, ita nos facias cum cordis
munditia et operis innocentia tuis sanctis altaribus deservire, ut
sacrosanctum Filii tui Corpus et Sanguinem hodie digne sumamus, et in
futuro saeculo praemium habere mereamur aeternum. Per eundem
Christum Dominum nostrum. Amen.

68
Apéndice

PREPARACIÓN PARA LA MISA


Intención de la Santa Misa
Yo quiero celebrar el Santo Sacrificio de la Misa y hacer el Cuerpo y la
Sangre de nuestro Señor Jesucristo según el rito de la Santa Iglesia
Romana, para alabanza de Dios omnipotente y de toda la Iglesia
triunfante, para mi beneficio y el de toda la Iglesia militante, por todos
los que se encomendaron a mis oraciones en general y en particular, y
por la feliz situación de la Santa Iglesia Romana. Amén.

El Señor omnipotente y misericordioso nos conceda la alegría con la


paz, la enmienda de la vida, tiempo de verdadera penitencia, la gracia y
el consuelo del Espíritu Santo, y la perseverancia en las buenas obras.
Amén.

A San José

¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a quien le fue concedido no sólo


ver y oír a Dios, a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y
no oyeron, sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo!

℣. Ruega por nosotros, bienaventurado José.


℟. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo.

Oh Dios, que nos concediste el sacerdocio real; te pedimos que, así


como san José mereció tratar y llevar en sus brazos con cariño a tu Hijo
unigénito, nacido de la Virgen María, hagas que nosotros te sirvamos
con corazón limpio y buenas obras, de modo que hoy recibamos
dignamente el sacrosanto cuerpo y sangre de tu Hijo, y en la vida futura
merezcamos alcanzar el premio eterno. Por el mismo Jesucristo Nuestro
Señor. Amén.

69
Appendix

GRATIARUM ACTIO POST MISSAM


Oratio S. Thomæ Aquinatis
Grátias tibi ago, Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus, qui me
peccatórem, indígnum fámulum tuum, nullis meis méritis, sed sola
dignatióne misericórdiæ tuæ satiáre dignátus es pretióso Córpore et
Sánguine Fílii tui, Dómini nostri Iesu Christi.

Et precor, ut hæc sancta commúnio non sit mihi reátus ad pœnam, sed
intercéssio salutáris ad véniam. Sit mihi armatúra fídei, et scutum bonæ
voluntátis. Sit vitiórum meórum evacuátio, concupiscéntiæ et libídinis
exterminátio, caritátis et patiéntiæ, humilitátis et obœdiéntiæ,
omniúmque virtútum augmentátio: contra insídias inimicórum ómnium
tam visibílium quam invisibílium, firma defénsio: mótuum meórum,
tam carnálium quam spiritálium, perfécta quietátio: in te uno ac vero
Deo firma adhæsio, atque finis mei felix consummátio.

Et precor te, ut ad illud ineffábile convívium me peccatórem perdúcere


dignéris, ubi tu, cum Fílio tuo et Spíritu Sancto, Sanctis tuis es lux vera,
satíetas plena, gáudium sempitérnum, iucúnditas consummáta et
felícitas perfécta. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.

Aspirationes ad Ss.mum Redemptorem


Anima Christi, sanctífica me.
Corpus Christi, salva me.
Sanguis Christi, inébria me.
Aqua láteris Christi, lava me.
Pássio Christi, confórta me.
O bone Iesu, exáudi me.
Intra tua vúlnera abscónde me.
Ne permíttas me separári a Te.
Ab hoste malígno defénde me.
In hora mortis meæ voca me.
Et iube me veníre ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te
in sǽcula sæculórum. Amen.

70
Apéndice

ACTIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA MISA


Oración de Santo Tomás de Aquino
Gracias te doy, Señor, Padre santo todopoderoso, Dios eterno, porque a
mí, pecador, indigno siervo tuyo, sin mérito alguno de mi parte, sino por
pura concesión de tu misericordia, te has dignado alimentarme con el
precioso cuerpo y sangre de tu unigénito Hijo mi Señor Jesucristo.

Te suplico, que esta sagrada comunión no me sea ocasión de castigo,


sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi fe, escudo
de mi buena voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos
mis carnales apetitos; aumento de caridad, paciencia y verdadera
humildad, y de todas las virtudes: sea perfecto sosiego de mi cuerpo y
de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos visibles e
invisibles, perpetua unión contigo, único y verdadero Dios, y sello de mi
muerte dichosa.

Te ruego, que tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite
inefable, donde tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos
luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada
y felicidad perfecta. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

Invocaciones al Santísimo Redentor


Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a ti,
para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.

71
Appendix

GRATIARUM ACTIO POST MISSAM


Oblatio sui
Súscipe, Dómine, univérsam meam libertátem.
Accipe memóriam, intelléctum atque voluntátem omnem.
Quidquid hábeo vel possídeo, mihi largítus es:
id tibi totum restítuo, ac tuæ prorsus voluntáti trado gubernándum.
Amórem tui solum cum grátia tua mihi dones, et dives sum satis, nec
áliud quidquam ultra posco.

Ad Dominum nostrum Iesum Christum Crucifixum

En ego, o bone et dulcíssime Iesu, ante conspéctum tuum génibus me


provólvo, ac máximo ánimi ardóre te oro atque obtéstor, ut meum in cor
vívidos fídei, spei et caritátis sensus, atque veram peccatórum meórum
pæniténtiam, eáque emendándi firmíssimam voluntátem velis
imprímere; dum magno ánimi afféctu et dolóre tua quinque vúlnera
mecum ipse consídero ac mente contémplor, illud præ óculis habens,
quod iam in ore ponébat tuo David prophéta de te, o bone Iesu:
Fodérunt manus meas et pedes meos: dinumeravérunt ómnia ossa mea
(Ps 21).

Orationes ad Beatam Mariam Virginem


O María, Virgo et Mater sanctíssima, ecce suscépi dilectíssimum Fílium
tuum, quem immaculáto útero tuo concepísti, genuísti, lactásti atque
suavíssimis ampléxibus strinxísti.

Ecce, cuius aspéctu lætabáris et ómnibus delíciis replebáris, illum ipsum


tibi humíliter et amánter repræsénto et óffero, tuis brácchiis
constringéndum, tuo corde amándum, sanctissimæque Trinitáti in
suprémum latríæ cultum, pro tui ipsíus honóre et glória et pro meis
totiúsque mundi necessitátibus, offeréndum.

Rogo ergo te, piíssima Mater, ímpetra mihi véniam ómnium peccatórum
meórum, uberémque grátiam ipsi deínceps fidélius serviéndi, ac dénique
grátiam finálem, ut eum tecum laudáre passim per ómnia sǽcula
sæculórum. Amen.

72
Apéndice

ACTIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA MISA


Ofrecimiento de sí mismo
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me lo disteis; a Vos, Señor, lo torno;
todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad.
Dadme vuestro amor y gracia, que esto me basta.

A Jesús Crucificado

Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia: te ruego,


con el mayor fervor, imprimas juntamente en mi corazón los
sentimientos de fe, esperanza, caridad, dolor de mis pecados y firmísimo
propósito de jamás ofenderte; mientras que yo con gran amor y
compasión voy considerando tus cinco llagas, comenzando por aquello
que dijo de ti, ¡oh Dios mío!, el santo profeta David: Han taladrado mis
manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos.

Oraciones a la Santísima Virgen María


Oh María, Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo,
que concebiste en tus inmaculadas entrañas, criándolo y alimentándolo
con tu pecho, y lo abrazaste amorosamente.

Al mismo que te alegraba contemplar y te llenaba de gozo, te lo


presento y te lo ofrezco con amor y humildad para que lo abraces, lo
quieras con tu corazón y lo ofrezcas como supremo culto de latría a la
Santísima Trinidad, por tu honor y por tu gloria, y por mis necesidades y
las de todo el mundo.

Te ruego, piadosísima Madre, que me alcances el perdón de todos mis


pecados y gracia abundante para servirte desde ahora con mayor
fidelidad; por último, la gracia de la perseverancia final, para que pueda
alabarle contigo por los siglos de los siglos. Amén.

73
Appendix

Oratio - Antiphona
Adoro te devote
Adóro te, devóte, latens déitas,
quæ sub his figúris vere látitas.
Tibi se cor meum totum súbiicit,
quia te contémplans totum déficit.

Visus, tactus, gustus in te fállitur,


sed audítu solo tuto créditur;
credo quidquid dixit Dei Fílius:
nil hoc verbo veritátis vérius.

In Cruce latébat sola déitas,


at hic latet simul et humánitas;
ambo tamen credens atque cónfitens,
peto quod petívit latro pœnitens.

Plagas, sicut Thómas, non intúeor,


Deum tamen meum te confíteor;
fac me tibi semper magis crédere,
in te spem habére, te dilígere.

O memoriále mortis Dómini!


Panis vivus, vitam præstans hómini;
præsta meæ menti de te vívere,
et te illi semper dulce sápere.

Pie pellicáne, Iesu Dómine,


me immúndum munda tuo sánguine:
cuius una stilla salvum fácere
totum mundum quit ab omni scælere.

Iesu, quem velátum nunc aspício,


oro, fiat illud quod tam sítio;
ut te reveláta cernens fácie,
visu sim beátus tuæ gloriæ. Amen.

74
Apéndice

Oración - Antífona
Te adoro con devoción
Te adoro con devoción,
Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto,


pero basta con el oído para creer con firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios;
nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

En la cruz se escondía sólo la divinidad,


pero aquí también se esconde la humanidad;
creo y confieso ambas cosas,
y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás,


pero confieso que eres mi Dios;
haz que yo crea más y más en ti,
que en ti espere, que te ame.

¡Oh memorial de la muerte del Señor!


Pan vivo que da la vida al hombre;
concédele a mi alma que de ti viva,
y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, bondadoso pelícano,


límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre,
de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo escondido,


te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:
que al mirar tu rostro ya no oculto,
sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

75
Appendix

Oratio - Antiphona
Te Deum
Te Deum laudámus: te Dóminum confitémur.
Te ætérnum Patrem, omnis terra venerátur.
Tibi omnes Ángeli, tibi cæli, et univérsæ potestátes.
Tibi Chérubim et Séraphim incessábili voce proclámant:
Sanctus, Sanctus, Sanctus Dóminus Deus Sábaoth.
Pleni sunt cæli et terra maiestátis glóriæ tuæ.

Te gloriósus Apostolórum chorus,


te prophetárum laudábilis númerus,
te Mártyrum candidátus laudat exércitus.
Te per orbem terrárum sancta confitétur Ecclésia:
Patrem imménsæ maiestátis,
venerádum tuum verum et únicum Fílium:
Sanctum quoque Paráclitum Spíritum.
Tu rex glóriæ, Christe.
Tu Patris sempitérnus es Fílius.
Tu, ad liberándum susceptúrus hóminem,
non horruísti Vírginis uterum.
Tu, devícto mortis acúleo,
aperuísti credéntibus regna cælórum.
Tu ad déxteram Dei sedes in glória Patris.
Iudex créderis esse ventúrus.
Te ergo quæsumus, tuis fámulis súbveni,
quos pretióso sánguine redemisti.

Ætérna fac cum Sanctis tuis in glória numerári.


Salvum fac pópulum tuum, Dómine, et bénedic hereditáti tuæ.
Et rege eos, et extólle illos usque in ætérnum.
Per síngulos dies benedícimus te;
et laudámus nomen tuum in sæculum, et in sæculum sæculi.
Dignáre, Dómine, die isto sine peccáto nos custodire.
Miserére nostri, Dómine, miserére nostri.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos,
quemádmodum sperávimus in te.
In te, Dómine, sperávi: non confúndar in ætérnum.

76
Apéndice

Oración - Antífona
A ti, Oh Dios
A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre, te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,


la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre, aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
Creemos que vendrás como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos.


Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad.
Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre.

77
Appendix

Oratio - Antiphona

Sancte Michæl Archangelæ


Sancte Míchæl Archángele, defende nos in prœlio:
contra nequitiam et insidias diaboli esto præsidium.
Imperet illi Deus, súpplices deprecamur;
tuque, Princeps militiæ cælestis,
satanam aliosque spiritus malignos,
qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo,
divina virtute in infernum detrude. Amen

Ave Maria
Ave María, gratia plena, Dominus tecum,
benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui Iesu.
Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus,
nunc et in ora mortis nostræ. Amen.

Salve Regína

Salve, Regína, mater misericordiæ; vita dulcendo et spes nostra, salve.


Ad te clamamus, exules, filii Evæ. Ad te suspiramus, gementes et
flentes in hac lacrimarum valle.
Eia ergo advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos conver-
te. Et Iesum, benedictus fructus ventris tui, nobis post hoc exsilium
ostende. O clemens, O pía, o dulcis Virgo María.

Regína cǽli

Regína cǽli, lætáre, Allelúia!


Quia quem meruísti portáre, Allelúia!
Resurréxit, sicut dixit, Allelúia!
Ora pro nóbis Déum, Allelúia!

78
Apéndice

Oración - Antífona

San Miguel Arcángel


Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra
la maldad y las asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios
lo mantenga bajo su imperio;

y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el poder


divino, a Satanás y a los otros espíritus malvados, que andan por el
mundo tratando de perder a las almas. Amén.

Ave Maria
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Salve Regína
Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia, Vida, dulzura y
esperanza nuestra. Dios te Salve. A ti clamamos los desterrados hijos de
Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lagrimas.

Ea pues Señora Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos


Misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, Fruto
Bendito de tu Vientre. Oh Clemente, Oh Piadosa, Oh Dulce Virgen
María.
Regína cǽli

Reina del cielo, alégrate, Aleluya!


por quien mereciste llevar, Aleluya!
Resucitó, según lo dijo, Aleluya!
Ruega a Dios por nosotros, Aleluya!

79
Appendix

Oratio - Antiphona

Alma Redemptoris Mater


Alma Redemptoris Mater quae pervia cæli porta manes et stella maris,
succurre cadenti surgere qui curat populo.

Tu quæ genuisti natura mirante, tuum sanctum Genitorem, Virgo prius


ac posterius, Gabrielis ab ore sumens illud Ave, peccatorum miserere.

Ave, Regina cœlorum


Ave, Regina cœlorum. Ave, Domina Angelorum: Salve radix, salve
porta, ex qua mundo lux est orta.

Gaude, Virgo gloriosa, Super omnes spetiosa: Vale, o valde decora, et


pro nobis Christum exora.

Sub tuum præsidium


Sub tuum præsidium confugimus, Sancta Dei Genitrix.

Nostras deprecationes ne despicias in necessitatibus nostris, sed a


periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa et benedicta.

80
Apéndice

Oración - Antífona

Alma Redemptoris Mater


Madre del Redentor, virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar, ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador, y


permaneces siempre Virgen. Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten
piedad de nosotros, pecadores.

Ave, Regina cœlorum


Salve, Reina de los cielos, y Señora de los ángeles; salve, raíz; salve,
puerta que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve, oh hermosa


doncella, ruega a Cristo por nosotros.

Sub tuum præsidium


Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios;

no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes


bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!

81
Apéndice

Veni, creátor Spíritus

Veni, creátor Spíritus,


mentes tuórum vísita,
imple supérna grátia,
quae tu creásti, péctora.

Qui díceris Paráclitus,


donum Dei Altíssimi,
fons vivus, ignis, cáritas,
et spiritális únctio.

Tu septifórmis múnere,
dextrae Dei tu dígitus,
tu rite promíssum Patris,
sermóne ditans gúttura.

Accénde lumen sénsibus,


infúnde amórem córdibus,
infírma nostri córporis,
virtúte firmans pérpeti.

Hostem repéllas lóngius,


pacémque dones prótinus;
ductóre sic te praévio,
vitémus omne nóxium.

Per te sciámus da Patrem


noscámus atque Fílium,
te utriúsque Spíritum
credámus omni témpore.
Amen.

82
Apéndice

Ven Espíritu Creador

Ven Espíritu Creador;


visita las almas de tus fieles,
llena de la divina gracia,
los corazones que Tú mismo has creado.

Tú llamado Paráclito,
don de Dios altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;


Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre,
pones en nuestros labios los tesoros de Tu palabra.

Enciende con Tu luz nuestros sentidos,


infunde Tu amor en nuestros corazones
y con Tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra frágil carne.

Aleja de nosotros al enemigo,


danos pronto Tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía,
evitaremos todo lo que es nocivo.

Por Ti conozcamos al Padre,


y también al Hijo y que, en Ti,
que eres el Espíritu de ambos,
creamos en todo tiempo.
Amén.

83
Apéndice

Veni, Sancte Spiritus


Veni, Sancte Spiritus,
et emitte caelitus,
Lucis Tuae radium.
Veni, pater pauperum,
veni, dator munerum,
veni, lumen cordium.
Consolator optime,
Dulcis hospes animae,
Dulce refrigerium.
In labore requies,
in aestu temperies,
in fletu solatium.
O lux beatissima,
reple cordis intima,
Tuorum fidelium.
Sine tuo numine,
nihil est in homine,
nihil est innoxium.
Lava quod est sordidum,
riga quod est aridum,
sana quod est saucium.
Flecte quod est rigidum,
fove quod est frigidum,
rege quod est devium.
Da tuis fidelibus,
in te confidentibus,
Sacrum septenarium.
Da virtutis meritum,
da salutis exitum,
da perenne gaudium.
Amen. Alleluia.

84
Apéndice

Ven Espíritu divino


Ven Espíritu divino,
manda Tu luz
desde el cielo.
Padre amoroso del Pobre;
don en Tus dones esplendido;
luz que penetras las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías Tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte Tus siete dones,
según la fe de tus siervos;

por Tu bondad y Tu gracia,


dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos Tú gozo Eterno.
Amén.

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Tomado del Libro:

MISSALE ROMANUM
EX DECRETO SACROSANCTI CONCILII TRIDENTINI RESTITUTUM
SUMMORUM PONTIFICUM CURA RECOGNITUM
DECRETUM
Cum virtute Motu Proprio Ioannis Pp. XXIII Rubricarum instructum, diei 25 iulii 1960.
...in fidem… Romæ, ex ædibus S. R. C., diei 14 septembris anni 1961

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