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García Flores Melanie Jacqueline

Las muertas de Cedrik

Barshkionva, Cedrik, 23 de abril, 2054

Enfermedad por virus del Serejum Atam:

Una nueva ola arrasa con parte de la población de Barshkionva, si bien, en enero del año 2040
el virus llamado Serejum Atam (SA) atacó al 10 % de la población femenina de la región, 14
años más tarde, ha regresado terminando con la vida de más del 60% de las mujeres de
Cedrik, además de extenderse a los países vecinos: Ricicum y Brazy.

El doctor Dorothi Trevor, director general de la OMS (Organización Mundial de la Salud)


catalogó al virus como el mayor asesino de la población femenina de los países centrales:
denominándola la peor pandemia en la historia de Cedrik. Como en la década de los 40´s, el
virus únicamente permanece atacando al “sexo débil”, según palabras del alcalde Belcebú
Criatos. Los síntomas continúan siendo los mismos: fiebre, dolor de cabeza, vómito, perdida
de nutrientes y putrefacción en la piel, las heridas llegan a ser tan graves que han llegado a la
amputación de brazos y piernas.

Médicos de la Academia de Northes afirman que es un trastorno en el cual el sistema


inmunológico del cuerpo ataca a parte del sistema nervioso periférico. El primer día sube la
temperatura de la víctima a 40°, del segundo al quinto comienzan los vómitos y jaquecas,
llevando a la afectada a perder el conocimiento, para después inmovilizarla y generar yagas,
quemaduras y putrefacción en la piel: el cuero cabelludo, las uñas y los dientes no son
excepción de ello; pierde el cabello, la piel se cae y la dentadura se desprende. Finalmente, el
virus carcome el cuerpo de la mujer, dejando músculos y huesos expuestos. La victima puede
durar de diez a noventa días, aunque se sabe de un caso donde la infectada vivió un par de
años.

El origen aún se desconoce, especialistas del Ébola y Marburgo acusan, seriamente, a


Laboratorios Kremson, pues tras la muerte de la doctora Eliza Krizino, estudiosa del virus Z,
quien según palabras del médico Calvino Ogtera, dijo crear el virus Z para potenciar la fuerza
de las mujeres, e igualar su sistema remoto con el de los hombres, fue la primera en inhalar la
sustancia, enfermar y morir a causa de ésta; aunque no sin antes expandirlo por toda la ciudad
de Barshkionva. Sin embargo, tanto la OMS, como Laboratorios Kremson niegan tal
afirmación, etiquetando al doctor como machista. Grupos feministas se unieron a la causa,
colocando a la doctora Krizino como un símbolo de poder femenino. No era un secreto que,
durante mucho tiempo, apoyó a instituciones en ayuda a la mujer, especialmente en cáncer de
mama y cervicouterino.

Locales consideran al SA como la evolución del virus Z, biólogos creen que salió de las
plantas e incluso hay quienes afirman que es un virus creado por el apareamiento de la
doctora con un simio de laboratorio: Sirius, su mascota o compañero desde hace un par de
años. No obstante, siguen siendo especulaciones.

Melanie Trakiovich

Tilibus, Cedrik, 6 de mayo, 2055

Llegó para no marcharse:

Tras las muertas de Barshkionva, el virus del Serejum Atam continúa con los feminicidios
biológicos. Después de un año terminó con la vida del 90% de la población femenina de la
región, además de haberse extendido al resto de los países pertenecientes a Cedrik, incluyendo
Andresui, Pertafella, Parmaculaka, Reziví y Tilibus; este último siendo el último afectado.

El origen sigue sin conocerse, si bien se han abierto diferentes teorías, no son más que
especulaciones. Por otro lado, las marchas feministas disminuyeron su circulación,
especialmente, en Barskionva, Ricicum y Brazy. El 10 % de la población femenina de
Barskionva, ahora, no sólo lucha contra el virus, sino también contra el hombre; existen
posibles rumores de secuestros y trata de blancas hacia las mujeres no infectadas, sin
embargo, aún no hay prueba de ello. El Instituto Simone en Defensa a la Mujer (ISDM) acusa
a la población masculina con archivos reveladores de espacios dedicados a la explotación del
sexo opuesto, a la trata de blancas. La Organización Mundial de las Naciones Unidas acepta
colaborar en la investigación, siempre y cuando ésta no afecte la figura del señor Theodor
Monsiavrotski, director de la ONU y principal sospechoso.

Por otro lado, las infectadas pasaron de alojar al SA de uno a dos años en su organismo. Los
síntomas son casi los mismos, no obstante, mientras el 60% de las contagiadas permanece
inconsciente, el resto no pierde el conocimiento. Lorena Brato, contagiada desde hace catorce
meses, es la primera en dejar su testimonio desde el primer mes que lo contrajo hasta ahora.
La afectada testifica:

Es complicado recordar los primeros días, todo era tan irreal, como un sueño. Una mañana
desperté con dolor muscular, jaquecas y ardor en la piel; seguido comenzó el vómito. El virus
me había cogido, lo sabía y no quería aceptarlo. Soy madre soltera de dos niños, su padre me
dejó durante el segundo embarazo, decía no estar seguro de ser el progenitor del primero: ¡pero
basta mirar su cara para saberlo! Lamentablemente, aun en pleno 2055 la preferencia de genero
sigue inclinándose hacia el hombre. Usted me perdonará, pero no sabe cuán feliz me sentí al
saber que mis hijos eran varones, al menos ellos tendrían futuro.

¿Y las niñas?, ¿qué pasa con las menores de Cedrik? Desde la última ola del virus se ha
hablado sobre el sexo femenino en general, sin embargo, las más pequeñas también son
candidatas al virus, basta con ser mujer para contraerlo. Encima de ello, las sobrevivientes no
sólo temen infectarse, pues su mayor miedo es quedarse solas, la mayoría perdió a su madre;
el virus se la arrebató.

¿Y los hombres?, ¿qué pasa con ellos?, ¿será que un padre no puede ocuparse de su hija?
Lamentablemente, según estadísticas del Censo Royal Cedrik (CRC) el 80% de las familias
del continente son lideradas por madres solteras. Las niñas se quedan desprotegidas una vez
sin la cabecilla del hogar. El gobierno de Tilibus ha hablado sobre la creación de organismos
en apoyo a las menores, no obstante, nada es seguro.

Melanie Trakiovich

Andresui, Cedrik, 22 de diciembre, 2055

¿Ciudad fantasma o ciudad desierta?

En medio de las calles, a plena luz del día, decenas de cuerpos adornan las ciudades de
Cedrik, pareciera estar habitado por zombis; mujeres con y sin vida exhiben su piel
carcomida. Es difícil distinguir quienes respiran de quienes no, las moscas asechan los
cuerpos putrefactos sin discriminación alguna: ancianas, madres, niñas y bebés se convierten
en su presa. Muertas en espíritu y en vida comparten el mismo virus.

Medio año atrás, la desaparición del sector femenil no infectado comenzó a viralizarse en los
escasos medios de comunicación, acusando a Theodor Monsiavrotski, director de la
Organización Mundial de las Naciones Unidas, de cabecilla y jefe de la red de clubes
dedicados a la explotación sexual femenina. La ONU negó dicha acusación, e incluso vedó
cualquier ayuda a las mujeres del continente.

El Instituto Simone en Defensa a la Mujer (ISDM) creó centros privados dedicados a proteger
aproximadamente, al 7% de la población sobreviviente, incluyendo a las infectadas que
siguen con vida. Como se sabe, desde hace unos meses, el virus dejó inmune de cualquier
daño al lóbulo parietal, evitando la pérdida de conocimiento en las afectadas. No se sabe
cómo, pero el virus evolucionó: el Sistema Nervioso Central mutó las hormonas cerebrales.
Las enfermas testifican su propia muerte, o peor aún, su deterioro. Lamentablemente, los
centros son limitados, Cedrik se convierte en la fosa pública más grande de la historia.

No hay ciudad exenta de cuerpos podridos, se han olvidado de ellos. Durante los primeros
meses del retorno del Serejum Atam (¿abril 2054?) las familias recogían cadáveres, el
gobierno prestaba servicios funerarios gratuitos, iban a la fosa común; por cuestiones de salud
y falta de espacio, el cuerpo se quemaba. No obstante, poco más de un año después, los
cuerpos yacen esparcidos en cualquier lugar. El sector masculino se rehúsa a ayudar, pues
ellos también enferman, si bien no contraen el virus, sí enfermedades insalubres como
infecciones estomacales y bacterianas. El gobierno se deslinda de cualquier responsabilidad,
pues se excusa con la falta de higiene de los ciudadanos, además, argumenta escasos recursos
para el exterminio de cuerpos.

Por otro lado, los refugios para las sobrevivientes se vuelven el blanco de la Red de Trata a las
No Infectadas (RTNI), durante el último mes descubrieron dos de ellos. Las victimas fueron
raptadas, aun se desconoce su paradero, pero casi puede asegurarse, terminaron en algún club
de mala muerte. Por cuestiones de seguridad me reservo los puntos de ayuda, así como el
número de mujeres que los conformamos. Aunque algo es seguro, las condiciones en ellos
cada vez son más preocupantes: no hay medicamento, la comida escasea y las enfermedades
caminan entre nosotras. Si bien el virus no acaba con todas; gripa, tos, fiebre, diarrea, hambre,
deshidratación, infecciones, enferman y matan al resto.

Un día, una lucha. Nada es seguro en Cedrik sino la muerte. ¿Y sin mujeres qué pasará?, ¿será
que la raza humana se reduzca a un número limitado de hombres?

Melanie Trakiovich

Paradero anónimo, 02 de febrero, 2056

El infierno sale del suelo para alojarse en el mundo, sale de Cedrik:

Nuevo año, nueva vida. Papa Noe nos ha olvidado, Dios también. La organización Mundial
de las Naciones Unidas junto con la Organización Mundial de la Salud abren nuevos centros
de apoyo, sin embargo, sólo son recibidas mujeres no infectadas, sin hijos, sin padres, sin
ninguna figura masculina, así sean bebés o ancianos. Además, la condición es alquilar su
útero para incubar fetos humanos, si estos salen infectados, no se dudará en exterminarlos.
Quedamos menos de lo imaginado, las estadísticas no son exactas; tampoco se sabe cuántos
centros de apoyo clandestinos siguen en pie. Asimismo, éstos han abierto una nueva clausula,
la número 16, cada miembro perteneciente a alguno está obligada a cargar una capsula de
cianuro blanco, si el lugar es descubierto la mujer debe tomarlo antes de ser atrapada. No
tenemos otra opción, es el suicidio o la explotación sexual. Algunas infectadas exigen la
eutanasia, no con cianuro, pues se desperdiciaría, se les corta la garganta o las venas hasta
quedar desangrada.

Las redes de explotación sexual ya no sólo se conforman con las mujeres no infectadas, temen
la extinción del hombre; ahora también cogen enfermas, obligándolas a fornicar. Violan
cuerpos sin extremidades, con la sangre goteándoles la piel, especialmente, mendigos,
ancianos o enfermos terminales son obligados a ejercer esta tarea. Si nacen niñas e infectadas,
las matan. Las mujeres no tenemos voz. De alguna u otra forma nos orillan al suicidio o a ser
madre sin pedir serlo. ¿Hasta qué punto llegamos? Las cosas repasan el limite de la
humanidad si es que aun la hay. A estas alturas un simio es más humano que el hombre.
Sirius, compañero de la doctora Eliza Krizino, investiga una posible cura para el virus.

No estamos seguras, ni en Cedrik ni en ningún lado. El Serejum Atam repasa las fronteras del
continente: Kesegou y Lija hospedan el virus. Quedamos media docena en el centro
clandestino donde me encuentro. Doce enfermaron, y el resto en busca de alimento, fue
descubierto por los hombres de Theodor Monsiavrotski: algunas cumplieron con la clausula
16, otras fueron atrapadas. Si la situación continúa, no sé qué pasará. No hay opciones,
tampoco apoyo, comida, ni medicina, sólo maldad, enfermedad y violencia.

Melanie Trakiovich

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