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DEDICATORIA
A nuestros padres por darnos la mejor
educación y enseñarnos que todas las
cosas hay que valorarlas, trabajarlas y
luchar para lograr los objetivos de la vida.
A el Ing. German Pérez Hurtado, gracias
por su tiempo, por su apoyo así como por
la sabiduría que transmiten
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CAPITULO I
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Aprovechamiento Forestal
Definición
Los planes de aprovechamiento pueden ser de dos tipos: estratégico y táctico. El plan
estratégico es un programa a largo plazo que prepara el equipo de planificación forestal,
en relación a la concesión forestal en su conjunto, para dar respuesta a las siguientes
cuestiones:
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Orientaciones generales
Una planificación eficaz, realizada con técnicas respetuosas del medio ambiente, es uno
de los requisitos esenciales para el éxito del aprovechamiento forestal
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La planificación general del aprovechamiento es fundamental para establecer el marco
general, de manera que puedan aplicarse prácticas sostenibles de aprovechamiento, y
para conciliar la necesidad de un control técnico más estricto durante las operaciones de
aprovechamiento con la de reducir su costo. Son muchos los concesionarios de la
explotación maderera que creen que la protección del medio ambiente comporta
necesariamente medidas muy costosas que les llevarán al borde de la bancarrota. Pero
esto no es cierto, como se desprende de la experiencia de quienes han elaborado planes
de aprovechamiento completos y han realizado las operaciones según se especifica en
ellos. De esa forma no sólo es posible mejorar el control de las explotaciones y reducir el
impacto ambiental sino también disminuir los costos y aumentar los beneficios en una
cuantía sustancial.
Objetivos
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conseguir la flexibilidad necesaria para cambiar los planes si se dispone de nueva
información o se modifica la situación
Prácticas recomendadas
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Planificación estratégica
para cada zona de corta, una descripción del tratamiento silvícola previsto (por
ejemplo, método de entresaca por pies aislados, entresaca por bosquetes, corta
por aclareos sucesivos, corta a hecho) y una explicación de las razones por las que
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se ha elegido cada uno de los tratamientos, especificando en qué medida se
considera que la corta contribuirá a conseguir los objetivos de ordenación del
bosque
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el costo estimado de las operaciones de aprovechamiento para cada corta y de la
construcción y mantenimiento anual del sistema de transporte forestal.
Planificación táctica
Normalmente, en los planes tácticos a corto plazo se hacen constar los detalles de las
operaciones que se realizarán durante un período de un año u otra unidad de tiempo,
como la estación seca. El plan táctico está, pues, asociado a la corta anual, si bien en
algunos casos la corta no se realiza en una única área sino en varias zonas dispersas en el
conjunto del bosque. Esto depende en buena medida del tipo de bosque, de su madurez y
de las decisiones administrativas del organismo responsable de la ordenación forestal.
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planificación, siempre y cuando las curvas de nivel representen de forma fidedigna
la configuración del terreno.
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inventario estará en función del tipo de bosque y del costo que conlleve realizarlo.
En los bosques de la zona templada, bastará con un inventario por muestreo, dado
que el volumen de corta por hectárea es relativamente elevado y la masa arbórea
presenta una notable uniformidad de tamaño, lo que hace innecesario, a los
efectos de la planificación, conocer el emplazamiento exacto de los árboles que se
van a talar. En los bosques latifoliados mezclados de los trópicos, el volumen de
aprovechamiento por hectárea es muy bajo, aunque los árboles pueden ser de
gran valor. En esos bosques se considera indispensable inventariar el 100% de los
pies aprovechables. Se debe identificar y numerar cada árbol, medir su diámetro y
evaluar la calidad comercial del tronco. Si se utilizan ecuaciones de volumen se
debe medir también su altura. Todos esos datos deben registrarse en hojas de
inventario y en el mapa topográfico debe figurar la ubicación del árbol.
Una vez que se han señalado en el mapa topográfico los pies que se han de cortar,
utilizar el mapa para diseñar un detallado sistema de transporte y extracción, en el
que figurarán los caminos de saca que constituirán la red del sistema principal de
transporte, los puntos de carga donde se concentrarán las trozas durante el
desembosque y las vías de arrastre (si se van a utilizar sistemas de arrastre) y la
trayectoria del cable (en caso de que se utilicen sistemas de saca con cable). Este
sistema debe diseñarse de manera que facilite el acceso a los árboles que se van a
cortar, adaptándose al terreno, evitando las zonas difíciles y los cursos de agua y
reduciendo al mínimo la extensión total de los caminos y vías de arrastre. Cuando
sea imposible evitar un arroyo, se efectuará una inspección sobre el terreno para
determinar el lugar de cruce que comporte el menor coste ambiental.
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cargaderos, es necesario adoptar una solución de compromiso entre la situación
óptima de los cargaderos y la posibilidad de construir los caminos, teniendo en
cuenta los factores ambientales, económicos y físicos.
En los bosques tropicales y en otras zonas en las que la planificación implica tomar
decisiones sobre árboles concretos, el plan de transporte debe servir de guía para
decidir la dirección aproximada de caída de los árboles que se van a apear, que se
deberá señalar en el mapa. Luego se comprobará sobre el terreno y se modificará
en caso necesario en el momento de marcar el árbol para apearlo.
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calendario (por ejemplo, la posibilidad de aprovechar la disponibilidad de mano de
obra durante los períodos de inactividad agrícola).
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CAPITULO II
APROVECHAMIENTO FORESTAL EN EL PERÚ
2. GENERALIDADES E HISTORIA DEL APROVECHAMIENTO FORESTAL EN
EL PERU
En el Perú todo aprovechamiento forestal está sujeto al pago del DAF que
representa el precio de la madera al estado natural. Este pago se basa en la premisa que
los bosques naturales son patrimonio nacional y busca „capturar‟ la renta de la
productividad forestal para el Estado. En el Perú todo aprovechamiento forestal está
sujeto al pago del DAF que representa el precio de la madera al estado natural. Este pago
se basa en la premisa que los bosques naturales son patrimonio nacional y busca
„capturar‟ la renta de la productividad forestal para el Estado
Las rentas forestales son distribuidas entre el Gobierno Regional de Madre de Dios
y sus municipalidades (50%), la Autoridad Forestal Regional (25%), y el Organismo de
Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (OSINFOR) (Reglamento-del-
Decreto-Legislativo-N°1085). En 2010, los DAF cobrados en Madre de Dios sumaron tan
sólo US$0.5 millones (MEF, 2010).
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El Perú posee 78.8 millones de hectáreas de bosques naturales, de los cuales 74.2 millones
corresponden a bosque húmedo tropical y se localizan en la región Selva, 3.6 millones en la
región de la Costa y 1 millón en la Sierra (ENDF 2002).
Las exportaciones igualmente, han mostrado un ritmo creciente en los últimos años a una tasa
anual promedio de 27.9% (PERU 2004), donde destacan unas pocas especies de alto valor
comercial como cedro y caoba, pero con ingreso de nuevas especies de maderas duras y
semiduras.
De acuerdo a la anterior legislación forestal vigente desde 1975 hasta el 2000, los recursos
forestales se consideraban de propiedad del Estado y su aprovechamiento era otorgado a los
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particulares mediante distintas modalidades: permisos, autorizaciones y contratos. Los
bosques se clasificaban en dos grandes categorías: bosques naturales y bosques cultivados
(plantaciones). En las áreas de producción estaban los Bosques Nacionales y los Bosques de
Libre Disponibilidad
El caso de los contratos menores a 1,000 ha fueron diseñadas para pequeños extractores, a los
cuales no se exigía la presentación de planes de manejo, y tenían una duración de hasta 10
años, aunque en la práctica solo eran aprovechados durante 1 o 2 años. Esta modalidad fue
utilizada por muchos industriales y acopiadores de madera, quienes proporcionaron a los
pequeños extractores capitales de trabajo, con la finalidad de burlar la exigencia de los planes
de manejo y otras obligaciones impuestas para los contratos mayores de 1,000 ha. Diseñados
para las empresas más
Recientes trabajos realizados por investigadores de CIFOR, como parte del proyecto
Restricciones y oportunidades para la adopción de prácticas de manejo forestal sostenible en
bosque amazónicos: Análisis comparativo en Brasil, Bolivia y Perú” (Smith et ál. 2003; Colán et
ál. 2006).
En selva baja (debajo de los 600 m.s.n.m.), región a la que corresponden las concesiones
evaluadas en esta investigación, Smith et ál. (2003) identifican tres categorías de productores:
pequeños extractores, empresas y concesionarios.
Los pequeños extractores son aquellos que trabajan en forma manual, es decir utilizando
fuerza humana para el arrastre de las trozas, en superficies de hasta 1,000 ha; las empresas o
medianos productores, que realizan extracción mecanizada directamente o financiando a
terceros, y las empresas con contratos grandes que operan con maquinaria propia sobre
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superficies grandes, mayores a 1,000 ha, y generalmente integrados a aserraderos propios
para la transformación primaria de la madera. Un mayor detalle de diferencias entre estos tres
grupos pueden notarse en el Cuadro 1.
De manera similar, la protección de árboles semilleros sólo era aplicado por alrededor de la
tercera parte de los productores de contratos grandes en el estudio de Smith et ál. (2003).
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El régimen de concesiones sí fue respaldado no obstante, por el Ministro de Agricultura del
gobierno de Alejandro Toledo, quien ejerció el cargo ministerial en el periodo 2001-2003.
Algunos elementos centrales del nuevo régimen y del proceso mismo están relacionados con:
- Ordenamiento Forestal
- Manejo Forestal
- Sistema de incentivos
A. Manejo forestal
Existen tres modalidades para el aprovechamiento de los recursos forestales en los bosques
naturales considerados en el ordenamiento forestal:
- Permisos: Para el caso de los bosques en tierras privadas, como el caso de comunidades
nativas, campesinas, unidades agropecuarias y plantaciones, así como en bosques secundarios
del Estado.
La nueva ley contempla dos modalidades de acceso: subastas y concursos públicos, aunque
por presiones sociales y para facilitar el acceso mayoritario de productores nacionales, se ha
optado hasta ahora por mecanismos de concursos públicos. De esta manera, se privilegia la
experiencia y capacidad del postor antes que la oferta económica, por considerarse este
sistema como más justo y transparente, al promover la competencia entre los postores,
respecto al de acceso directo que contemplaba la anterior ley.
C. Sistemas de incentivos
La nueva ley forestal contempla dos casos en los cuales los concesionarios pueden beneficiarse
de descuentos en los pagos en los DA a que están obligados. El primero contempla proyectos
integrales que incluyan: la transformación en plantas de procesamiento ubicadas en el ámbito
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regional de la concesión y la comercialización de productos forestales con valor agregado,
casos en los que aplica un descuento de un 25% del valor de DA.
A partir del 2004, se han dictado normas adicionales que complementan los incentivos
indicados, y que permiten descuentos de hasta un 25% en los pagos de DA, para aquellos
concesionarios que realicen acciones de forestación, reforestación, recuperación de
ecosistemas degradados, conservación de ecosistemas naturales en áreas no destinadas al
aprovechamiento forestal (INRENA 2004)
Hasta octubre del 2006, solo se tienen cinco comunidades nativas y una concesión que han
accedido al descuento del DA por certificación, una por integración industrial y aún ninguna en
el caso de acciones de conservación2
Existen otras instancias previstas en la nueva ley, como el Consejo Nacional Consultivo de
Política Forestal (CONAFOR), la Comisión Multisectorial de Lucha contra la Tala Ilegal, los
Comités de Gestión de Bosques, los que o no se conformaron en el primer caso, o han tenido
escasa implementación, autonomía y recursos económicos para trabajar en los dos últimos.
La ley también consideró la constitución de los Comités de Gestión, con participación de los
concesionarios, del INRENA, de autoridades locales y representantes de comunidades del área
de influencia en una unidad de gestión que podría ser en el ámbito de una cuenca, con el
objetivo de colaborar con el Estado en el control de la aplicación de la ley e impulsar acciones
que beneficien en la seguridad y control sobre los recursos forestales, mantenimiento de
infraestructura de uso común y propiciar la solución de conflictos que pudieran suscitarse.
Hasta noviembre del 2006, en todo el ámbito del departamento de Ucayali solo se han
reconocido tres Comités de Gestión.330
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Asistencia técnica
La elaboración de los planes de manejo, según la ley, les corresponde a ingenieros forestales
colegiados y que estén inscritos en un registro de consultores que INRENA estableció para ese
fin.
La responsabilidad en este caso, solo corresponde a la elaboración del PGMF y POA, mas no a
su implementación o seguimiento, que queda a decisión del titular de la concesión o de las
otras áreas de manejo de bosques.
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accedía mediante contratos de extracción forestal en dos categorías, menores de 1,000 y los
mayores de 1,000 hectáreas.
El caso de los contratos menores a 1,000 ha fueron diseñadas para pequeños extractores, a los
cuales no se exigía la presentación de planes de manejo, y tenían una duración de hasta 10
años, aunque en la práctica solo eran aprovechados durante 1 o 2 años. Esta modalidad fue
utilizada por muchos industriales y acopiadores de madera, quienes proporcionaron a los
pequeños extractores capitales de trabajo, con la finalidad de burlar la exigencia de los planes
de manejo y otras obligaciones impuestas para los contratos mayores de 1,000 ha. Diseñados
para las empresas más grandes o con mayores recursos de capital.
Planificación
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de planificación es el plan táctico, también conocido como Plan Operativo Anual (POA), en
el cual se detalla la ejecución de actividades puntuales (aprovechamiento, silvicultura).
Independientemente de cómo se denomine el documento de planificación, es importante
que los objetivos y actividades que se planteen sean claros, concretos y reales, de manera
que el plan sea verdaderamente un instrumento de gestión en el campo y no solo un
requisito legal para conseguir las licencias o autorizaciones de aprovechamiento. También
es importante que la planificación tome en cuenta las experiencias de los años anteriores
para evitar errores e incorporar información nueva sobre el bosque y el desempeño de las
actividades del aprovechamiento. En los últimos años, gracias a la aprobación de las guías
simplificadas de elaboración de Planes de Manejo o Planes Operativos, se han dado
progresos significativos en el uso del PGM y POA como documentos operativos para la
ejecución de operaciones en el campo, contrario a lo que ocurría hace unas décadas. El
mapa base de aprovechamiento, resultado del censo comercial, se ha convertido en un
instrumento indispensable para el aprovechamiento forestal y está debidamente
considerado y contenido en el POA de aprovechamiento. Los planes operativos generan la
información suficiente para conocer y marcar en el campo y en el mapa los árboles que se
van a cortar, los ríos y quebradas con sus zonas de protección, los árboles portadores, la
red de caminos, etc. La definición clara y detallada del sistema de aprovechamiento es una
parte importante del plan general de manejo, y es fundamental para la elaboración de
planes operativos.
Las directrices que rigen el aprovechamiento tienen que ver con el volumen de corta
anual, el método o sistema de aprovechamiento elegido, los criterios generales de
selección de los árboles de corta y los que se dejan como semilleros, las medidas de
mitigación del impacto, el periodo de ejecución de la operación, las características del sitio
de aprovechamiento, las vías de acceso, entre otros factores. El PGM y el POA deben ser
instrumentos indispensables que guíen las actividades de manejo y aprovechamiento del
bosque. Aprovechamiento de impacto reducido en bosques latifoliados húmedos
tropicales
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El transporte con camiones largos requiere caminos con poca pendiente y pocas curvas. Si
no se toman en cuenta estos aspectos, podrían darse atrasos inesperados en el arrastre y
transporte de la madera.
Tala dirigida, desrame y descope
La tala dirigida consiste en el apeo del árbol en una dirección deseada para procesarlo, o
que quede en una posición conveniente para el arrastre. La dirección final depende de
varios factores; entre ellos, la dirección natural de caída, la ubicación de la pista de
extracción o la posición más conveniente para que sea procesado, las posibilidades de
daños a otros árboles, el menor riesgo para los operarios.
En algunas plantaciones la corta de árboles se realiza con maquinaria pesada
especialmente construida para tal fin. En bosques húmedos tropicales con tanta variedad
de especies y tamaños no se utiliza este tipo de tecnología.
Por lo general, la operación de tala dirigida se realiza después de haber abierto las vías
principales de arrastre. No obstante, existen algunas unidades de manejo (cooperativas del
Usumacinta en Guatemala, por ejemplo) donde prefieren realizar la tala dirigida antes del
abrir las vías de arrastre para poder hacer correcciones si los árboles no cayeron
exactamente en el lugar deseado, con lo que se reducen los daños durante el arrastre. Las
labores de pre-aprovechamiento, como la corta de lianas y bejucos durante el censo han
sido de gran ayuda para dirigir la caída del árbol y evitar daños a los árboles aledaños.
Es necesario planificar y diseñar por anticipado la red vial para sacar la madera,
independientemente del tamaño del área por aprovechar.
La operación de corta incluye la eliminación de ramas en el fuste y el descope, o
separación del fuste y la copa. Se deben limpiar los bejucos o ramas que quedan cerca del
lugar de amarre para facilitar la operación siguiente: el amarre de los fustes para su
arrastre. En algunos casos los fustes son aserrados en el sitio para facilitar su traslado. Si
este fuera el caso, durante la operación de tala hay que prestar especial cuidado a dirigir la
caída hacia un lugar donde se facilite el procesamiento, el cual se realiza con motosierra
con marco, motosierra simple o sierra de viento. Se recomienda la motosierra con marco
debido a la mejor calidad del producto.
Transporte menor
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En Honduras es común encontrar personas transportando sobre sus hombros tablones de
20 a 30 pies en distancias de cinco kilómetros o más sobre pendientes extremas, lo que
constituye uno de los trabajos más agotadores del manejo forestal. El transporte menor
también se puede hacer por medio de cables aéreos, helicópteros o globos, pero su uso ha
sido muy limitado en Centroamérica debido principalmente a la baja densidad de árboles
aprovechables por hectárea, el bajo precio de la madera en pie y los altos costos de
extracción con tales mecanismos.
Troceo
Carga
Transporte mayor
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caudalosos. Cuando el caudal del río lo permite, la madera se une formando balsas que
son remolcadas hacia los puertos fluviales de donde son cargados en camiones para ser
transportados a la industria de transformación primaria. Dos actividades que deben
acompañar a cada una de las etapas que conforman el sistema de aprovechamiento son la
capacitación y el monitoreo.
Capacitación
La capacitación debe estar dirigida a mejorar la ejecución técnica de las tareas, aplicando
nuevas tecnologías o la ya existente de una mejor forma; debe resaltarse la importancia de
cada actividad dentro del marco general: por ejemplo, los impactos de una tarea específica
en el medio ambiente. La capacitación es esencial para obtener un mayor nivel de
seguridad en las operaciones. Con el avance de la tecnología y la sofisticación de los
equipos, el riesgo de accidentes aumenta por el uso inadecuado de los mismos.
Monitoreo
Es necesario monitorear las operaciones para corregir errores antes y durante la ejecución.
En muchas oportunidades se ha encontrado que el personal capacitado no ejecuta
adecuadamente las operaciones; esto es posible detectarlo con un programa de monitoreo
continuo.
En principio, se deben monitorear los desperdicios en cada una de las etapas del
aprovechamiento, los daños producidos y todo lo relacionado con los rendimientos y
costos. Un aprovechamiento que tienda a reducir el impacto debe incluir, entre otras
cosas, una buena planificación de las operaciones, un programa de capacitación del
personal y un sistema de monitoreo y control efectivo de todas las actividades.
CAPITULO III
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APROVECHAMIENTO FORESTAL EN LATINOAMERICA
ARGENTINA
Aprovechamiento forestal de los Cedros en las Yungas de Argentina.
Autor: Ing. Ftal. José Miguel Minetti 5 Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
I.N.T.A.
Agencia de Extensión Rural Mosconi A.E.R. Mosconi 5 Ruta Nacional Nº 34 Km 1425 CP
A4562DHA 5 Tel/Fax 03875 5481485 5 Email: jminetti@correo.inta.gov.arx Historia del
aprovechamiento de los Cedros en la región.
La utilización de madera de Cedros con fines comerciales en el NOA data de la época colonial;
aunque tal vez, la población prehispánica también haya aprovechado esta madera (utensilios
como bateas u otros). Ya en el siglo XIX se conocían sus excelentes propiedades para la
construcción de muebles y carpintería rústica. Junto al cedro, otras especies de maderas duras
o semiduras se utilizaban en la fabricación de moradas, muebles, carretas, envases,
herramientas y era un material muy frecuente para construcciones de todo tipo. El destino en
esta época era fundamentalmente el mercado local, por la ausencia de estructuras de
transporte.
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existían en el Departamento la Caldera, dos aserraderos que proveían de tablas a la capital
salteña.
Durante la primera mitad del siglo XX la explotación forestal fue una actividad importante en
las áreas de selvas y bosques del NOA, motorizadora de las economías de los pueblos que iban
surgiendo hacia el interior de las provincias. El Cedro era y es aún en la actualidad, la especie
más codiciada y de mayor valor en el mercado de productos maderables.
En los primeros años de la segunda mitad del siglo XX empiezan a mecanizarse muchas tareas
forestales tanto en la selva como en la industria. La aparición de las motosierras, los tractores y
topadoras, las máquinas de aserrado con nuevas tecnologías y la obtención de láminas para
terciados, dieron un fuerte impulso al sector forestal determinando un período de auge
económico. En las dos últimas décadas del siglo XX la actividad sufre una gran recesión,
fundamentalmente por cuestiones macroeconómicas y disminución de las existencias
maderables, donde el Cedro ostenta la situación más crítica.
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Modos de operatoria entre los dueños de las selvas y bosques, con los
propietarios de aserraderos.
Los productores forestales que iniciaron el desarrollo del aprovechamiento de maderas nativas
en el NOA eran dueños de las tierras con bosques. Esta situación se mantuvo hasta que la
escasez de madera los obligó a buscar materia prima en otras fincas o propiedades. Esto
último dio lugar a los contratos de arriendo, operatoria que tomó mayor relevancia en las tres
últimas décadas del siglo XX. Para esta situación pueden o no establecerse pautas para el
aprovechamiento (determinados lotes, ciertos cuidados en la apertura de picadas y apeo de
árboles, etc.) entre los madereros y los dueños de la tierra con bosques. Normalmente el
dueño del aserradero es quien se encarga de la construcción de vías de saca, de la corta, rodeo
y transporte de la madera. Existe también la figura de contratistas de la industria forestal que
realizan todas o algunas de las actividades del aprovechamiento (apeo, rodeo y transporte
hasta los aserraderos).
Entre los modos de operatoria más frecuentes entre los dueños de los aserraderos y los
propietarios del bosque, pueden citarse:
Derecho de monte o aforo: se fija entre las partes un precio por m3 de cedro y
se establece un porcentaje en carácter de aforo como retribución al dueño del bosque,
que varía entre un 25 % y un 35 % del valor de ese m3 puesto en el canchón del
aserradero. Este mecanismo es muy común en las áreas selváticas de las Provincias de
Salta y Jujuy, donde ese porcentaje puede aumentarse hasta un 40 % en los casos de
rodales de Cedro rosado.
Derecho de monte o aforo al barrer: es una variante del modo anterior que
consiste en fijar un único porcentaje independiente de las especies, que normalmente
oscila entre un 15% y un 30 %, dependiendo de los tipos de madera calidad del
bosque. Normalmente este modo ocurre cuando son escasas las existencias de Cedro.
Alquiler de monte: se fija un monto mensual a modo de alquiler del bosque,
tratándose de extraer el máximo de madera en el menor tiempo posible. Por ejemplo,
en los alrededores de la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, en un bosque de
condiciones relativamente buenas, los valores de alquiler oscilaban entre $ 1500 y $
2000 mensuales para toda la finca (de superficies muy variables, por ejemplo entre
1000 a 5000 has), según datos del autor en el año 20001.
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en áreas a desmontar para destinar tierras con fines agrícolas. Por ejemplo en Tartagal
y hacia el este de la ruta nacional Nº 34 en la zona de ecotono entre la selva y el
bosque chaqueño seco, el valor del alquiler puede oscilar entre los $ 400 y $ 600 por
mes para toda una finca (ídem año 2000), dependiendo de las especies y calidad del
monte. Esta operatoria irracional puede estar relacionada a explotaciones ilegales.
Por unidades: para los pilotes o trocillos y despuntes, se comercializa por unidades
de piezas con medidas estándares. Muy excepcionalmente en el caso de cedro puede
encontrarse alguna operatoria en forma de cargas (frecuente en especies de maderas
duras como quebrachos o algarrobos). Para cedro, normalmente se cubican estas
piezas igual que los rollos, aunque el valor comercial suele ser menor, por tratarse de
pequeñas dimensiones que corresponden a los despuntes o tal vez alguna rama recta.
Sistemas de aprovechamiento
Con los Cedros lo más frecuente es llevar los rollos enteros en camiones denominados
localmente jviguerosk. Una adecuación del sistema de aprovechamiento en un modo
rudimentario o de pequeña escala, es el conocido como rallado de la madera en la alta cuenca
30
del río Bermejo u obraje individual. Esta forma de aprovechamiento se desarrolla en el norte
de las Yungas argentinas, tras el aprovechamiento de madera de Cedro, por ser la especie más
buscada o apetecida comercialmente. Se basa en la existencia de árboles individualmente
valiosos que, por estar en áreas inaccesibles o no formar parte de rodales, quedaron fuera de
la acción de los obrajes tradicionales (Op. Cit. Reboratti, 1998). Existen antecedentes de esta
operatoria en otras regiones tropicales de América y el mundo, no solo con Cedros, sino
también con otras especies de maderas valiosas (Lamprecht, 1986)
El rallado de la madera consiste en la obtención de tablas o tablones al pie del tocón de los
árboles apeados, utilizando para tal fin una motosierra normalmente de espada larga y una
guía que puede ser hechiza y de madera o más modernamente, estar incorporada a la
máquina como accesorio. Se obtienen tablones de 2 o 3 pulgadas de espesor, por 10 a 15
pulgadas de ancho (según dimensiones de los rollos) y por 2 a 3 Pts. de largo, que son
transportados a lomo de burro o por fuerza humana, por las selva o bosque, a través de las
picadas abiertas para llegar a los árboles. Esta operación es muy peligrosa, ya que
normalmente exige el desplazamiento en condiciones de mucha pendiente, hasta llegar al
borde de algún camino o sitio de acopio.
Por el espesor del corte de la motosierra, las condiciones incómodas de trabajo y la técnica en
sí misma, el rendimiento en volumen sólido de tablones con relación al de rollos es de solo un
30 a 36 % (datos generados por mediciones del autor), lo cual implica que solo se aprovecha
una tercera parte del volumen total de los fustes en este sistema. Desde el punto de vista de
rendimiento esta modalidad es extremadamente ineficiente.
Esto generó una fuerte presión sobre los rodales remanentes de buena forma, con una función
de protección de laderas y cabeceras de cuencas muy importantes. Muchas veces, las fuertes
pendientes en las que se encontraban estos Cedros, hacían deslizar los árboles recién apeados,
perdiéndose la madera en las quebradas o precipicios de esas áreas montañosas. Por último,
esta modalidad de aprovechamiento no es estacional como la tradicional, pudiéndose realizar
durante todo el año.
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La cubicación excepcionalmente se la realiza en pie y lo común es una vez apeados los árboles.
Luego de los trabajos del Proyecto NOA II Inventario y Desarrollo Forestal del Noroeste
Argentino 1975, se obtuvieron datos significativos para el manejo de los bosques nativos de la
región. Para el caso de los Cedros se elaboró una función de volumen, la cual sigue vigente y es
utilizada por técnicos e investigadores forestales y grandes empresas que cuentan con
inventarios forestales realizados con metodología estadística.
La cubicación de los rollos tradicional en las Yungas argentinas, se hace tomando en cuenta el
diámetro en punta fina y el largo total. Esta operación suele hacerse normalmente en el
bosque una vez rodeada la madera y en menor medida en el canchón del aserradero. En el
norte de Salta según las características de las especies en cuanto a la relación albura/duramen,
se descuenta 2 a 3 cm al valor del diámetro, medido en la sección más corta de la punta fina
del rollo, pasando por la médula del árbol y hasta el inicio de la corteza en ambos extremos. En
el caso de palos campana no se hace descuento. Este descuento por la albura es conocido
como blanco.
Pueden encontrarse formas de cálculo denominadas jun blanco o dos blancos, según se
descuente en uno o en los dos extremos del diámetro, aunque lo común para cedros es lo
primero. Si se observa algún defecto o problema sanitario sobre la sección en la punta fina del
rollo, al diámetro medido con jun blanco se le descuenta lo afectado por el problema de
sanidad.
El sistema de jun blanco es una práctica errónea en el cálculo del volumen y subestima el valor
real en un 30 a 35 % en el caso de los rollos de cedros. El nombre de blanco corresponde a la
albura y su valor no solo depende de la especie sino también de la edad o dimensiones del
árbol y del sitio.
Respecto a las calidades de los rollos o rollizos, se pueden clasificar en cuatro tomando en
cuenta: dimensiones, uniformidad del grano visible de la madera, agujeros, rajaduras, edad de
corte, etc.
BRASIL
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La actividad forestal en Brasil
Espíritu Santo es una zona de mucha riqueza biológica; existen cerca de 400 especies
forestales. La productividad biológica es muy alta: en 20 años los diámetros se incrementan de
30 a 40 cm y las alturas en unos dos metros. Siempre se había pensado que el bosque no se
terminaría. Pero hoy existe un proceso severo de desforestación. Sólo permanece el 5% del
bosque natural. Las empresas acabaron los bosques. Hoy son pasto. Para la explotación
forestal no existe un diámetro mínimo cortable.
La región de la Mata Atlántica está al sur de Bahía y todavía tiene una enorme biodiversidad, a
pesar de que sólo un 3% de la superficie está cubierto por la vegetación natural. 120 años de
desforestación provocaron que ahora grandes superficies sean potreros. Grupos indígenas
como el de los indios Patashós fueron reducidos a áreas chicas, y se les prohibió cortar árboles,
aún para la sobrevivencia, lo que les impide seguir produciendo sus artesanías. El Instituto
Forestal Brasileño no permite el manejo directo. Sin embargo, hay un proceso para recuperar
el control.
Durante los gobiernos autoritarios, las grandes compañías expandieron su territorio sobre
propiedades de campesinos, para el establecimiento de plantaciones homogéneas
comerciales.
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3. Transferir a los campesinos el costo ecológico por el impacto ambiental de las
plantaciones de eucalipto.
Las empresas ofrecen como incentivo la distribución de insumos para las plantaciones y la
garantía de un ingreso equivalente al salario mínimo.
Varias organizaciones brasileiras han intentado disuadir a los campesinos de participar en este
programa de fomento. Pero la monetarización de la sociedad brasileira obliga a los campesinos
a tener un ingreso permanente. Resulta muy difícil transmitir algo abstracto como el
comportamiento del mercado internacional. Es una necesidad de las organizaciones encontrar
salidas alternativas a la crisis de la pequeña producción campesina. Por ello varios organismos
intentan promover la diversificación agrícola, pesquera, frutícola y agroindustrial a nivel
comunitario. También están tratando de que las empresas dejen beneficios a la gente y
asuman la responsabilidad de los impactos ambientales que causan
BOLIVIA
Si bien está incluida entre los países más pobres del Hemisferio Occidental, en lo que se refiere
al producto interno bruto per capita, Bolivia tiene una gran riqueza de recursos naturales.
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Asimismo, la biodiversidad de los bosques productores de castaña se ve amenazada por la
cacería que practican los trabajadores que se dedican a la recolección del mencionado
producto (Rumiz 1999). Los bosques bolivianos también originan otros productos como
palmito y plantas medicinales; pero, aparentemente, el aprovechamiento de ciertas especies
de palmera, como Euterpe precatoria, para la producción de palmito no es sostenible bajo los
sistemas actuales de extracción (Peña 1996).
Si bien no tan diversos en especies como los bosques del oriente del Perú y Ecuador, ni tan
famosos como los de la amazonía brasileña, los bosques tropicales de Bolivia contienen uno de
los conjuntos más ricos de flora y fauna del mundo. En éstos se encuentran 316 especies de
mamíferos, 16 de las cuales corresponden a primates (Ergueta y Sarmiento 1992); 1274
especies de aves (Armonía 1995) y 20.000 especies de plantas fanerógamas (Moraes y Beck
1992). En lo que se refiere a otros taxones, como reptiles, anfibios e invertebrados, los
bosques del país aún no han sido inventariados adecuadamente. Bolivia contiene 18 zonas de
vida de la clasificación de Holdridge, correspondientes a bosque tropical y subtropical, que
abarcan los ricos bosques amazónicos, los bosques nublados y los del Chaco.
35
En Bolivia, técnicamente, el vuelo forestal pertenece al Estado, si bien la tierra donde los
árboles crecen puede ser de propiedad privada. Existen grandes extensiones de tierras fiscales
que se asignan a concesiones forestales, por las cuales se pagan patentes al Estado con el fin
de adquirir el derecho de extracción forestal. En el pasado, los intentos de regular la extracción
de recursos forestales en el país fracasaron. En 1974, la ley forestal de entonces confería
poderes de regulación al Centro de Desarrollo Forestal (CDF), incluyendo la administración de
concesiones forestales, parques nacionales y reservas. La ley forestal prohibía la exportación
de troncas, a fin de aumentar el procesamiento con valor agregado en la industria forestal. No
obstante, la infraestructura institucional del CDF no estaba suficientemente desarrollada para
controlar las concesiones forestales y hacer cumplir las regulaciones. La mayoría de las
concesiones forestales extraían madera sin planes de manejo y sin prestar atención al manejo
sostenible (BOLFOR 1993).
En 1996, se promulgó una nueva ley forestal, que substituyó a la inefectiva ley de 1974 con
estipulaciones más avanzadas en cuanto a manejo y cumplimiento. Mediante la nueva ley se
creó la Superintendencia Forestal, para que esta oficina se encargue de la aplicación de la
legislación y la revisión de los planes de manejo y su respectivo cumplimiento. La
superintendencia redujo los contratos de aprovechamiento de 22 millones a 5.7 millones de
hectáreas, principalmente debido a que gran parte de las tierras asignadas mediante dichos
contratos eran improductivas, habían sido sobrexplotadas o se superponían a demandas
territoriales indígenas. El pago de patente por superficie reemplazó al pago por volumen, a fin
de evitar la extracción exclusiva de las especies más valiosas. Principalmente debido a esta
nueva legislación, Bolivia se ha convertido en un modelo de manejo forestal tropical y
certificación para III-2 los países en desarrollo (Nittler y Nash 1999). Posteriormente a la
certificación de alrededor de 61.000 ha de bosque comunal en Lomerío, en 1996, se han
certificado 660.000 ha más hasta la fecha y 900.000 ha adicionales se encuentran bajo
consideración para este mismo fin (BOLFOR 1999). Entre otros beneficios, la certificación de
esta creciente superficie de bosques aumentaría acceso al mercado y mejoraría el precio de la
madera boliviana.
Teóricamente, Bolivia cuenta con un buen programa de conservación, que comprende áreas
protegidas que abarcan un 24% del territorio nacional (Ergueta y Gómez 1997). No obstante,
sólo en alrededor de una tercera parte de estas áreas se prohíbe la extracción de recursos.
36
Asimismo, debido a las dificultades del terreno y la falta de personal en las reparticiones
gubernamentales, la legislación para la conservación es difícil de hacer cumplir. La extracción
ilícita de madera y los incendios forestales constituyen un problema, tanto en áreas protegidas
como en bosques manejados. En algunos parques, como el Parque Nacional Amboró, los
crecientes asentamientos humanos han conllevado a nuevas zonificaciones y reducciones de
su superficie.
Al igual que en otros países que cuentan con bosques tropicales, en Bolivia existe un conflicto
potencial entre la extracción de productos forestales y el funcionamiento continuo de los
bosques. Si no se manejan cuidadosamente, los disturbios causados por el aprovechamiento
de madera y la extracción de productos no maderables pueden degradar la estructura y
composición de los bosques, causar erosión de suelos y eliminar ciertas especies de fauna. Se
ha demostrado, en el país, que el aprovechamiento no sostenible puede conllevar a la
deforestación permanente de muchas zonas mediante la conversión a la agricultura y la
ganadería (Kaimowitz et al. 1997). No obstante, en algunos casos, hasta los bosques
debidamente manejados podrían desaparecer, ante la acción de poderosas fuerzas sociales o
políticas.
37
a fin de determinar los sistemas silviculturales más apropiados para garantizar el
aprovechamiento sostenible.
Fredericksen et al. 2000). Los mencionados tratamientos no sólo deberán ser efectivos, sino
también simples y económicos. Sin embargo, cabe señalar que la adopción de tratamientos
silviculturales modernos probablemente será lenta en el país, pues la aplicación del manejo
forestal, cualquiera sea su forma, ha sido reciente. Asimismo, será inevitable que los
empresarios forestales se resistan a invertir, al margen del monto, en la futura calidad y
composición del bosque, debido a las altas tasas de descuento y la incertidumbre en cuanto a
mercados y tenencia de la tierra.IV-2
Los daños causados, por el aprovechamiento, al bosque residual son una gran preocupación
para la ingeniería forestal en Bolivia. Los estudios al respecto han demostrado que el
aprovechamiento no planificado que se efectúa en Sudamérica puede destruir o dañar una
gran proporción del bosque remanente (Uhl y Vieira 1989, Johns et al. 1996). Estos daños
representan tanto pérdidas económicas, como perturbaciones ecológicas innecesarias. El
cuidadoso emplazamiento de los caminos madereros, con la debida protección contra la
degradación del suelo y el daño al bosque residual, la corta de bejucos previa al
aprovechamiento y la corta dirigida de los árboles a ser aprovechados ayudan a minimizar el
daño causado por las labores de extracción (Heirich 1995). En sí, el aprovechamiento de
impacto recudido constituye un paso lógico hacia la sostenibilidad y ha sido apoyado en varios
países tropicales (Hendrison 1990,
Heinrich 1995, Pinard y Putz 1996, Johns et al. 1996). Los datos recientes, recolectados en
concesiones forestales del país, muestran una cantidad alarmante de daño al bosque residual,
a pesar del adiestramiento de las cuadrillas de corta y extracción en técnicas de
aprovechamiento de impacto reducido (S. Jackson y T.S. Fredericksen, datos no publicados).
Estos daños, junto con la acción de incendios, pueden derivar en un rápido deterioro de la
calidad de la madera, debido al ataque de hongos (Pinard y Huffman 1997, Shoonenberg et
38
al.1999). En general, la supervisión de las cuadrillas de trabajo es deficiente y existe poco
incentivo para ceñirse a los métodos mejorados de aprovechamiento. Aunque Bolivia ha
avanzado mucho en lo que se refiere a promover la elaboración de planes de manejo forestal,
los esfuerzos deberán dirigirse, ahora, a garantizar el cumplimiento de dichos planes y
estimular a que las personas que aplican el manejo busquen modificaciones, cuando los planes
no produzcan los resultados deseados.
Finalmente, el manejo forestal sostenible requiere que la extracción de productos del bosque
no sea mayor a su reemplazo entre ciclos de aprovechamiento. Por ejemplo, si el
aprovechamiento de árboles se repite, en la misma zona, cada 20 años, el crecimiento
maderable de dicho período debería ser suficiente como para reemplazar la cantidad extraída
durante la primera corta. Si esto no ocurre, se deberá alargar el intervalo entre
aprovechamientos o se deberá disminuir la cantidad de madera extraída, a fin de lograr la
producción sostenible de madera. El volumen y el ritmo de extracción deben regularse sobre la
39
base de las distribuciones diamétricas actuales de las especies arbóreas del bosque, así como
de sus tasas de crecimiento y reclutamiento. Lamentablemente, al presente, existe poca
información sobre crecimiento y rendimiento en los bosques bolivianos, sobre la cual basar
estimaciones adecuadas de los tiempos de rotación. Con el fin de brindar dicha información, la
ley forestal en vigencia requiere que los encargados del manejo forestal establezcan una
hectárea de parcelas permanentes de medición, por cada 1.000 hectáreas de bosque (muchas
concesiones cuentan con más de 100.000 ha de bosque bajo su responsabilidad y, por lo tanto,
tendrán más de 100 parcelas permanentes de medición para monitorear crecimiento y
rendimiento, así como impactos del aprovechamiento).
CONSERVACION DE LA BIODIVERSIDAD
Los estudios efectuados en Bolivia sobre los impactos, en la fauna, del aprovechamiento
selectivo y otros tratamientos silviculturales no muestran efectos negativos directos (Davies
1998; Rojas 1999; Coro 1999; Fredericksen N. et al. 1999; S. Woltmann, datos no publicados).
Los mencionados estudios incluyen grupos taxonómicos tan variados como aves, anfibios y
reptiles, mamíferos, e invertebrados. En todos estos estudios, la riqueza global de especies o
su diversidad no disminuyeron significativamente debido al aprovechamiento selectivo u otros
tratamientos silviculturales. Sin embargo, se notaron cambios en la abundancia de especies
individuales o gremios de especies. No obstante, fue un hecho común que la abundancia y
diversidad de muchos gremios de especies aumenten después del aprovechamiento, así como
que otros grupos disminuyan. Estas conclusiones coinciden con las de otros estudios
efectuados en bosques tropicales aprovechados (véanse las revisiones de Johns 1997, Bawa y
Seidler 1998). En lo que se refiere a comunidades vegetales, la composición de las especies del
sotobosque, en micrositios afectados por el aprovechamiento (claros, caminos) en un bosque
seco de Bolivia, no se pudo separar, utilizando técnicas de agrupamiento, de las áreas no
perturbadas por éste (Toledo et al., en imprenta), ni hubo una diferencia entre las
comunidades vegetales de claros de aprovechamiento pequeños (< 400 m2) y grandes (> 1000
m2) (Mostacedo et al. 1998). La extracción de árboles maderables que también son de
importancia crítica para la fauna, no constituye, en general, una preocupación en los bosques
40
bolivianos, puesto que la mayoría de las especies maderables cuenta con semillas pequeñas,
dispersadas por el viento, que no tienen valor alimenticio para los animales silvestres. La
excepción a esta regla la constituyen los bibosis con sistema propio de sustento, que
actualmente se aprovechan en algunos bosques húmedos. No obstante, la forma del fuste de
estos árboles generalmente es deficiente, por lo que se aprovecha sólo el pequeño porcentaje
que cuenta con troncos sólidos y bien formados (Fredericksen et al 1999), aunque se ha
observado, con preocupación, una creciente tendencia de corta más intensiva de estos
grandes árboles, para obtener porciones cada vez más reducidas de madera comercial.
Las áreas protegidas, establecidas en zonas de manejo forestal, serán una parte muy
importante de la conservación de la biodiversidad en los bosques de Bolivia. Por ejemplo, las
zonas ribereñas se citan como áreas importantes para la protección de la biodiversidad, en
virtud a su papel para el sustento de la fauna acuática, el agua que brindan a otros tipos de
fauna y su gran abundancia de alimento para los animales silvestres (ej. bibosis y palmeras)
(Marcott et al. 1999). La ley forestal boliviana exige la designación de zonas de protección
alrededor de las fuentes y cursos de agua, prohibiéndose el aprovechamiento dentro de éstas.
No obstante, los madereros a menudo derriban árboles en corredores ribereños y permiten el
cruce rutinario de arroyos, por maquinaria de extracción. Asimismo, las áreas protegidas son,
frecuentemente, muy angostas (5 a 10 m en cada orilla de los cursos de agua), lo que las hace
menos útiles para la fauna y la protección de cuencas. Actualmente, existen investigaciones en
curso para determinar los anchos más efectivos para la protección de la biodiversidad en
corredores ribereños.
En líneas generales, después del aprovechamiento, los bosques de Bolivia no parecer tener
mayor o menor diversidad que antes de éste. El daño al bosque residual puede aumentar el
número de árboles con fustes podridos, pero este aspecto no constituye una preocupación
ambiental inmediata. Posiblemente, la erosión del suelo y la sedimentación de cursos de agua,
como consecuencia del aprovechamiento, sean los impactos más importantes e inmediatos,
pero la recuperación de la vegetación en los bosques es rápida y la exposición del suelo es,
típicamente, efímera (Fredericksen y Mostacedo 2000). La cacería indiscriminada que se
practicaba, en el pasado, para aprovisionar a los campamentos madereros (Rumiz et al. 1997)
parece estar más controlada desde la promulgación de la nueva ley forestal y aparición de
incentivos para la certificación forestal, aunque se continúan evidenciando algunos casos de
cacería en concesiones.
41
CONCILIACION DEL APROVECHAMIENTO Y LA
CONSERVACION EN BOLIVIA
Si bien los impactos inmediatos del aprovechamiento en los bosques de Bolivia no son
totalmente benignos, éstos son moderados, en comparación con los impactos secundarios que
les siguen. Quizás el aspecto secundario más importante y, también, más descuidado del
aprovechamiento es la pérdida gradual del valor del bosque, debido a las prescripciones
silviculturales inadecuadas que se aplican en éste. En Bolivia, el aprovechamiento es altamente
selectivo debido, en parte, a que sólo un pequeño porcentaje de las especies arbóreas es
comercial. Asimismo, los bosques son aprovechados selectivamente y con baja intensidad,
reteniéndose la mayoría de los árboles, lo que los hace más interesantes para la conservación
y la certificación, que los bosques explotados de manera más intensiva. No obstante, un
escrutinio más cuidadoso de la composición y el reclutamiento de árboles en estos bosques,
revela una pérdida gradual de las especies valiosas, debido a su extracción sin el
correspondiente reemplazo posterior, por la regeneración (Fredericksen 1998). Algunos
bosques se convertirán a usos no forestales, sin importar su buen manejo, si los beneficios
económicos de estos usos superan a los beneficios del bosque (Wadsworth 1997). Sin
embargo, existen varios casos en los que el manejo forestal productivo constituiría el uso de
suelo de mayor factibilidad económica, pero en los que la conversión ocurre debido al mal
manejo forestal. A fin de evitar este tipo de conversión, el manejo forestal en Bolivia deberá
avanzar más allá de las prescripciones convencionales y simplistas para el manejo (es decir el
mantener cierta cobertura del dosel) y buscar sistemas silviculturales que tengan en cuenta la
regeneración, el crecimiento acelerado de las especies maderables y el mantenimiento de la
composición y calidad del bosque. Se necesita mayor investigación sobre los requerimientos
ecológicos de las distintas especies arbóreas, así como una mayor experimentación con
diferentes tipos de aprovechamiento y otros tratamientos silviculturales, que resuelvan los
desequilibrios causados por la extracción selectiva en la composición del bosque. Si bien la
implementación de planes de manejo ha constituido un gran paso hacia el manejo sostenible,
se requiere mayor monitoreo para garantizar que éstos se implementen y modifiquen,
adecuadamente, cuando no produzcan los resultados deseados.
42
indígenas, puesto que una gran mayoría de éstos carecen de personal con experiencia técnica
en silvicultura.
Otro impacto secundario negativo de la extracción forestal es el mayor acceso al bosque, por
medio de las redes de caminos madereros. Sin importar cuan bien se maneje una operación
forestal, con respecto a la disminución de daños y aplicación de sistemas silviculturales
apropiados, toda esperanza de sostenibilidad se puede desvanecer a través de la acción
posterior de la cacería, la extracción ilícita de madera, los incendios y la colonización.
Generalmente, el control del acceso al bosque no es tarea fácil, pero puede constituir la acción
más beneficiosa para la conservación de los bosques bolivianos. Un ejemplo de este proceso es
el de una empresa forestal del país, que experimentó problemas constantes de entrada de
colonos y madereros
Apiratas a su concesión. La falta de control sobre los límites, también contribuyó al avance de
un gran incendio, que destruyó más de una tercera parte de la concesión. Estos problemas
continuaron, hasta que se cerraron los caminos de acceso y se emplazaron puestos de guardia
que funcionan durante las 24 horas. De acuerdo a la ley, los concesionarios tienen ahora la
obligación de controlar el acceso a sus concesiones y proteger sus áreas forestales de
intervenciones externas.
Aparte de controlar el acceso al bosque, los encargados del manejo forestal en el país deben
conocer los efectos perjudiciales de los incendios. Estos, rara vez se originan en los bosques
mismos, sino que se extienden desde pastizales y campos agrícolas adyacentes, los cuales se
queman, tradicionalmente, durante la época seca. Si bien los incendios se generan fuera de los
bosques, los bosques aprovechados son particularmente propensos a quemarse, debido al
aumento de asoleamiento por la pérdida del dosel y la presencia de desechos combustibles del
aprovechamiento (Uhl y Buschbacher 1985, Uhl y Kauffman 1990). Los bosques quemados por
incendios a menudo sufren infestaciones de maleza y muestran grandes cantidades de fustes
destruidos directamente por el fuego, además de otros fustes inutilizados por infecciones
micóticas originadas en lesiones causadas por el fuego (Pinard et al. 1999, Mostacedo et al.
1999, Gould et al. 1999). Los bosques húmedos afectados por el fuego son particularmente
propensos al daño, puesto que en éstos los incendios naturales se producen con muy poca
frecuencia. El fuego llega a los bosques todos los años, pero durante años extremadamente
secos, extensas áreas pueden ser dañadas o destruidas por los incendios forestales. En 1999,
en sólo un mes, más de 1.6 millones de ha de bosque del país fueron destruidas por el fuego,
liberándose 17.3 millones de toneladas de carbono a la atmósfera (ésta es una estimación
43
moderada, puesto que no incluye las áreas de bosque quemado donde se mantuvo el dosel).
Esta cantidad de carbono liberado corresponde, aproximadamente, a la meta de 30 años de
fijación de carbono en una reserva forestal del departamento de Santa Cruz (W. Cordero,
comunicación personal). A fin de evitar la repetición de los daños durante las épocas de sequía
extremada, se deberán tomar mejores medidas de protección contra el fuego, tales como el
adiestramiento de cuadrillas de trabajo en construcción de barreras cortafuego y técnicas de
quema de retroceso, para evitar la entrada o controlar la propagación de incendios en los
bosques manejados.
Puesto que los efectos secundarios debidos al mayor acceso del bosque son tan perjudiciales y,
a menudo, difíciles de controlar, el manejo forestal en Bolivia deberá procurar, también,
intensificar sus actividades en bosques secundarios, restaurar bosques degradados, y restaurar
bosques y terrenos deforestados, a fin de reducir la presión que existe en áreas de bosque
primario. Se ha demostrado el alto potencial de los bosques secundarios para la producción
maderable en otros países tropicales (Brown y Lugo 1990, Finegan 1992). El manejo de
plantaciones y la restauración de bosques son actividades casi inexistentes en Bolivia, pero las
cuales podrían brindar considerables beneficios económicos y para la conservación. Extensas
superficies de tierras cercanas a centros de población, como la ciudad de Santa Cruz, las cuales
actualmente sólo son marginalmente rentables para la agricultura, debido al uso de prácticas
perjudiciales de cultivo y a las condiciones del mercado, podrían convertirse en productivas y
rentables plantaciones mixtas de maderas tropicales valiosas. Del mismo modo, los pastizales
degradados podrían ser reforestados, artificial o naturalmente, mediante programas de
incentivos estatales. Todas estas opciones podrían verse obstaculizadas por la falta de capital
de inversión.
Experiencia técnica, o por normas culturales; pero ameritan ser investigadas en vista del alto
costo económico y ecológico que significa la pérdida de más bosques primarios.
A diferencia de otros países tropicales, Bolivia aún cuenta con vastas extensiones de bosques
primarios relativamente intactos. Las políticas gubernamentales y prácticas de manejo que se
apliquen en los próximos cinco a diez años determinarán si, en el futuro, Bolivia contará con
ecosistemas forestales productivos o sólo con fragmentos de bosque degradado. Las fuerzas
políticas y sociales amenazan con causar deforestación en gran escala, sin importar cuan bien
se manejen los bosques. En efecto, los bosques de Bolivia están afectados por el mismo
problema que ha plagado la historia del manejo forestal: siempre existe una mayor
conveniencia económica para cortar el bosque primario lo más rápido posible, en vez de
44
posponer el aprovechamiento o invertir en manejo sostenible (véase Rice et al. 1997). No
obstante, sería lógico asumir que un buen manejo forestal, en vez de la extracción
incontrolada, sólo puede contribuir de forma positiva a la conservación de los bosques del
país. Un sistema de bosques primarios adecuadamente protegidos de la extracción,
constituiría una base primordial para una estrategia de conservación, así como áreas boscosas
designadas para la fijación de carbono o el ecoturismo.
Sin embargo, la mayoría de los bosques de Bolivia estarán sujetos a extracción y sería poco
realista pretender que se asigne una mayor superficie de bosque para reservas de protección,
puesto que el gobierno ya enfrenta suficientes problemas para mantener su extenso sistema
de parques nacionales y áreas protegidas. La conservación de los bosques sujetos a manejo
requerirá el replanteo de las prácticas silviculturales actuales y la implementación de prácticas
de protección forestal, para controlar los efectos negativos de la caza indiscriminada, la
extracción ilícita de madera y los incendios.
http://inta.gob.ar/documentos/aprovechamiento-forestal-de-los-cedros-en-las-yungas-de-
argentina/at_multi_download/file/Aprovechamiento%20forestal%20de%20los%20Ced
http://www.fao.org/docrep/V6530s/v6530s05.htm#TopOfPage
http://base.d-p-h.info/es/fiches/premierdph/fiche-premierdph-1792.html
http://www.itto.int/files/user/pdf/PROJECT_REPORTS/PD%20406_06_%20Forest
%20Harvesting%20in%20Ecuador%202010%20offenses%20and%20forfeiture.pdf
file:///C:/Users/INNOVACIONES%20S%20I/Downloads/MANUAL%20DE
%20APROVECHAMIENTO%20FORESTAL%20RGI%20SA.pdf
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