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Por
Dairo de jesus peña carrasco
Presentado a:
HERNÁN RIVAS MARTÍNEZ
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TEORIA CRÍTICA Y EDUCACION LIBERADORA
En estos últimos tiempos la humanidad y por lo tanto la educación ha estado pasando por
una profunda crisis de sentido y orientación (Pérez, sf:1) lo que se refleja en la formación
de las personas y por ende de las familias, de las sociedades y de las comunidades; es por
este motivo que proponer una educación diferente es la clave para lograr que las personas
sean formadas no solo en cuestiones técnicas y operativas, sino que se forme un
ciudadano crítico que no acepte de manera inocente todo aquello que el sistema le ofrece,
que lo teórico que nos ofrece la preparación universitaria tengamos la iniciativa de
corroborarlo con nuestras experiencias, en palabras de Pérez:
Necesitamos con urgencia una educación que proporcione una brújula para poder orientarnos
en este mundo turbulento en que vivimos. Una educación que, en palabras de Mounier,
despierte el ser humano que todos llevamos dentro, nos ayude a construir la personalidad y
encauzar nuestra vocación en el mundo. Se trata de desarrollar la semilla de uno mismo, de
promover ya no el conformismo y la obediencia, sino la libertad de pensamiento y de
expresión, y la crítica sincera, constructiva y honesta. (sf :5)
Uno de los aportes a esta autocritica lo hace Peter McLaren, quien retoma el discurso de
Paulo Freyre, y señala la necesidad de la pasión como insumo necesario en las
pedagogías para propiciar cambios, también invita a salirse de los esquemas político-
administrativos “normales” para aventurar nuevas formas de ver el mundo, formas
revolucionarias, innovadoras, que retoman la importancia del compromiso desde lo político
pero como practica crítica y de acción pedagógica. También reconsidera el rol del docente,
viéndolo como un agente revolucionario dese la educación con prácticas como la
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alfabetización (aquí retoma a Freyre), Mclaren transversaliza el tema de la educación a
todos los aspectos de la sociedad en especial a su contexto norteamericano pero sin dejar
de nombrar ocasionalmente a Latinoamérica.
También acudimos a Serra y Canciano, para resaltar la importancia del maestro para que
el discurso se vuelva práctica, para que el sueño se materialice. Porque si la teoría crítica y
la educación liberadora son las bases teóricas de la opción de un cambio radical en las
estructuras sociales, va a ser los maestros los docentes, los normalistas y todas aquellas
personas (hombres y mujeres) que están en contacto directo con la realidad de las
sociedades las que llevan la teoría a la praxis; ya sea desde la charla con el niño o niña,
desde el internet, desde una pequeña sede educativa en medio de las montañas, desde un
gran aula en una universidad, desde un colegio moderno en la ciudad o desde el atrio de la
iglesia y debajo de una carpa en contextos de emergencia.
Freyre, (sf) sobre el papel del educador nos dice, “el educador hará su contribución con
una educación crítica y criticadora, la educación critica es un elemento de acción entre la
masa popular, una clase media creciente y una elite política y económica.” Lo que
concuerda con toda la propuesta de la teoría crítica y de la educación liberadora acerca de
un sujeto (el docente) que debe tener una posición de indagación, de duda, de sospecha,
que debe ser resulta en sentido positivo de transformación, tamizando las diferentes idas
para trasmitir a su pupilos su propia inquietud pero sin la contaminación que él ya debió
eliminar originalmente.
Además, Serra y Canciano señala que la enseñanza puede ser también un acto político
que entregue “la herencia cultural que habilite a apropiarse de los interrogantes de este
mundo y a elaborar los propios” con esto se refiere entre otras cosas a la necesidad de que
los maestros incentiven a los educandos a conocer la historia propia y la del otro (los
afrodescendientes, los campesinos, los pobres, los indígenas, etc.), este conocimiento
facilita la construcción de una sociedad más igualitaria, formando desde la escuela
personas críticas y de acción, capaces de generar movimiento hacia arriba en sus
comunidades partiendo de ellos en un cambio interno, pasando por su entorno, su familia,
para trascender a toda la sociedad.
Sobre esta posición política, Freyre (1997) dice sobre la escuela “La escuela no es, ni ha
sido neutral, obedece a los intereses de una clase, ya sea esta dominante o la que se le
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contrapone.” Esta negación de neutralidad le da a la educación su papel de motivadora
social, de instrumento de poder en uno u otro sentido, y desde esta posición también
debemos tener en cuenta que la crítica se convierte en u instrumento de ejercicio de poder
que beneficia los intereses de aquel sector que la elabora (la crítica).
BIBLIOGRAFIA
Freire, P, Pérez E, y Martínez F. (1997) Diálogos con Paulo Freire, Editorial caminos, la
Habana