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la psicosis alucinatoria crónica*

(1911)

Gilbert Ballet

ilbert Louis Simeón Ballet (1853-1916) file alumno de f. M.

G Charcot y uno de sus herederos en la Cátedra de Enfermeda-


des Mentales y del Encéfrzlo del Hospital Sainte Anne de París,
en la atal sucedió a A. foffroy en 1909. A lo largo de su brillante ca-
rrera de especialista incursionó en el ámbito de la Neurología, de la
Psiquiatría y de la Historia de la Medicina.
Entre sus principales obras figuran "El lenguaje interior y las for-
mas clínicas de la afasia (Le langage interieur et les formes clini-
ques de l'aphasie, 1888), "La higiene del neurasténico (Vhygiene
du neurasthénique, 1897), "Lecciones de clínica médica. Psicosis y
afecciones nerviosas (Ler;ons de clinique rnédicale. Psychoses et
affections nerveuses, 1897), "Swedenborg, historia de un visiona-
rio" (Swedenborg, histoire d'un visionnaire, 1899), estudios so-
bre Leonardo da Vind y sobre María Leczinska y sobre todo el gran
"Tratado de patología mental" (Traité de pathologie mentale,
1903), escrito bajo su dirección, en colaboración con otros maestros
de la época pertenecientes al gmpo de la Salpetriere, que constit:üyó
con sus 1600 páginas, una obra de referencia durante mucho tiem-
po. Primero como Jefe de Servicio en el Hospital SaintAntoine y des-
pués en el Hotel Dieu, Ballet file el precursor de los modernos Servi-
cios de Psicopatología en los Hospitales Generales.
Su trabajo spbre la qúe él llamó "psicosis alucinatoria crónica",
que se reproduce a continuación, data de 1911 y ha permanecido co-
mo un concepto propio de la clínica psiquiátJica francesa siendo re-
chazado en otras latitudes. Dicha entidad, aislada previamente por
J. Séglas, E. Dupré, L. Cotard y algunos otros, fite consagrada por Ba-
llet en un momento histórico partiallar de las relaciones políticas en-

* L'Encéphale, 1911, 8, Nº 6, p. 501-508 (De la Lección transcripta por e!Jefe de


Clínica, Dr. Barbé)

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La psicosis alucinatoria crónica
GILBERT BALLET

tre Francia y Alemania que coincidió en el plano interno con un pe- personalmente creo que su asociación corresponde más a la rea-
ríodo de enfrentamiento sostenido entre los alienistas franceses del lidad que la disociación, y espero convencerlos de ello.
grupo de la Salpetriere y los defensores de las enseñanzas que había En patología hay personalidades clínicas bien determina-
dejado Magnan. Efectivamente, Ballet rechaza la distinción que ha- das, son las que, como la fiebre tifoidea por ejemplo, descan-
ce este último entre el 11delirio de los degenerados" y el 11delirio de evo- san en una cuádruple base etiológica, patogénica, anatomo-
lución sistemática 111 y extiende el campo de la patología, que recubre patológica y sintomática: en efecto, sabemos que esta enfer-
su psicosis alucinatoria crónica, hasta englobar ciertas fonnas cleli~ medad se debe a un agente microbiano, el bacilo de Eberth;
conocemos las principales condiciones en las que se desarro-
rantes de la demencia precoz. lla y se transmite este bacilo, su modo de acción en el organis-
Kraepelin, tomando nota de estCI; conceptuación creará la categoría
ele parafrenias, separándolas de la demencia precoz. Otros autores, mo y las reacciones del mismo frente a este microbio, las lesio-
sin embargo, rechazan la hipótesisae esta mutua influencia de las nes que determina y lm. síntomas de estas lesiones. Las perso-
nosografías de los delirios crónicos, sosteniendo que a ambos lados nalidades clínicas de este orden no son comunes en psiquia-
del Rin la evolución de las clasificaciones obedeció a razones .intrín- tría: está sin duda la parálisis general de la que conocemos al
menos la causa, las lesiones, los síntomas, si bien ignoramos
secas de cada escuela y por lo tanto heterogéneas entre sí.
Como sea, ambas aludirían a la supuesta existencia de fonnas de la p~toge:iia. Pero cuando abordamos el grupo de las psicosis,
la et1ologia se hace indecisa o banal, por ende, la patogenia se
evolución crónica alucinatoria sin franca evolución demencial.
La psicosis alucinatoria crónica sigue siendo reconocida en torna oscura, y la anatomía patológica, casi nula. Nuestros
Francia, como lo prueban encuestas y textos, mientras que esos únicos recursos para establecer entidades mórbidas residen en
mismos cuadros son diagnosticados como esquizofrénicos en el la sintomatología y en la evolución de los trastornos: aun así
la noción de evolución está a veces sujeta a caución, ya que
espacio anglosajón. una misma entidad puede tener un desarrollo y un desenlace
variables. Por ello, Señores, las individualidades clínicas que
admitimos deben ser consideradas provisorias, ya sea porque
ciertos caracteres sintomáticos o evolutivos que valoramos
eñores, en las lecciones anteriores les mostré cierto núme- hoy día mañana pueden perder dicho valor, ya sea porque

S ro de enfermos afectados todos, como recordarán, por ideas


de persecución con alucinaciones. En la mayoría, a las ideas de
persecución se le asociaban ideas ambiciosas. Hice un estudio
otros, que aparecerán tal vez más tarde, nos llevarán a intro-
ducir divisiones en agrupamientos de hechos que habíamos
estimado homogéneos.
Con estas reservas es que hoy voy a describir la psicosis alu-
analítico de estos enfermos. Hoy mi objetivo es mostrarles que
deben asociarse unas con otras y que, a pesar de las diferencias cinatoria crónica.
de detalles, diferencias relativas al relieve de los grupos de sin- Los hechos que reúno con este nombre, por analogías que
tomas, al modo de sucesión, a su desenlace, estos diversos casos presentan entre sí, no son nuevos, pero hasta ahora fueron
se pueden considerar, al menos hasta nueva orden, como mo- agrupados y clasificaoos de otra manera. Los marcos en donde
dalidades distintas de una misma afección a la que me parece se los ubicó me parecen insuficientes en la actualidad, y les diré
porqué. Si es así, hay que modificar estos marcos.
conveniente llamar psicosis alucinatoria crónica.
En medicina mental siempre es riesgoso tratar de constituir Los hechos en cuestión son los que ya les he presentado. Re-
individualidades nosológicas y les pido que consideren ésta cuerden cómo se caracterizan: lo repetiré brevemente, pues de-
que les propongo sólo como un intento de agrupamiento legí- bo volver sobre este punto en un instante.
En todos ellos hallamos originariamente un estado cenesté-
timo de hechos que ya hemos visto.
Después de estudiar estos hechos de manera aislada, debemos sico penoso, hecho de vaga inquietud. Este estado cenestésico
resolvernos a disociarlos unos de otros o a asociarlos. Ahora bien, lleva muy rápidamente, rápida o lentamente, a ideas explicati-

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vas de persecución y de ambición. Estas ideas se yuxtaponen, se mía y una marcha completamente distintas: aparecerían, a me-
suceden o se reemplazan con rapidez o lentitud. Siempre se aso- nudo precozmente, en individuos con herencia psicopática im-
cian a alucinaciones de los distintos sentidos que, por su cons- portante, que ya han presentado signos de desequilibrio men-
tancia, parecen condicionarlas. tal o de debilidad¡ evolucionarían sin períodos regulares, y fi-
Los casos en cuestión, abordados desde un punto de vista pu- nalmente se caracterizarían por su polimorfismo.
ramente sintomático y abstracción hecha de su evolución, co- Señores, ¿qué hay que pensar de esta concepción que debe
rresponden a los que Lasegue describió en 1852, en su memora- haber tenido, hay que reconocerlo, al menos un mérito, el de
ble trabajo sobre el Delirio de persecución. Pero Lasegue sólo ha- provocar discusiones que llevaron a observar los hechos de más
bía resaltado los síntomas dominantes: las ideas de persecución cerca? Mi sentimiento es que no podemos conservarla, al me-
con las alucinaciones que los acompañan; no había llamado la nos con el rigor nosológico que se le atribuyó. Para compren-
atención sobre las ideas ambiciosas que son como su corolario. dernos, es menester eliminar hechos que yo intento agrupar,
La posible asociación o sucesión de las ideas ambiciosas y de los delirios (de persecución o ambicioso) que no se acompañan
las de persecución fue evidenciada más tarde por Morel, sobre claramente de alucinaciones; son los que les describiré a conti-
todo por Foville y también por Falret, Schüle y Krafft-Ebing. nuación bajo el nombre de delirios de interpretación. Estos de-
Esta noción sirvió de base para la concepción de Magnan que lirios no alucinatorios fueron bien estudiados sobre todo en es-
sus alumnos sostuvieron y popularizaron junto a él (Gérente, tos últimos tiempos, como ya verán, y es importante no con-
Paul Garnier, etc.); fundirlos con los delirios alucinatorios si se quiere llegar a un
Ustedes conocen esta concepción: no obstante, permítanme acuerdo sobre una clasificación lógica de estos últimos.
recordarla. Según Magnan, los delirios de persecución (con alu- Hecha esta salvedad, debemos preguntarnos: ¿existen los ti-
cinaciones) se dividen en dos grupos totalmente distintos: pos descriptos con los nombres de delirio crónico y de delirio
unos pertenecen al delirio crónico, otros, a los delirios de los dege- de los degenerados? Hablemos primero del delirio crónico. Su
nerados. realidad no deja dudas y no se puede suponer que sobre una
El delirio crónico fue llamado delirio crónico de evolución siste- cuestión de hecho un observador tan atento y sagaz como M.
mática, psicosis sistemática progresiva (P. Garnier), delirio sistema- Magnan se pueda confundir. Pero hay que reconocer que es
tizado progresivo (Cullerre). Yo mismo lo llamé delirio de persecu- muy raro: es una especie de esquema de los delirios alucinato-
ción de evolución sistemática: denominación incorrecta, ya que rios crónicos, que representan la forma más perfecta de estos
el delirio no es sólo un delirio de persecución, sino también un delirios; excepcional por consiguiente, como lo son los esque-
delirio ambicioso. Si había que seguir con~iderándolo un tipo mas y las formas perfectas en clínica. Tenemos el derecho de
autónomo, preferiría la expresión psicosis sistemática progresiva, preguntarnos si, cuando lo encontramos, el tipo es tan neto,
que antes le había sugerido a P. Garnier. tan puro como pensábamos. Esto ha sido legítimamente discu-
El delirio crónico se caracterizaría nosológicamente por su tido haciendo notar en especial que en el tercer período hay
etiología especial y su evolución lenta, progresiva y regular. más bien asociación de las ideas ambiciosas a las ideas de perse-
Desde el punto de vista etiológico, aparecería por lo general de cución que substitución de las primeras por las segundas. Por
manera ba.stante tardía, en individuos con herencia psicopáti- otra parte, no se ha demostrado que la cuarta fase, la de la de-
ca poco importante, y normales hasta la aparición de los prime- mencia, sea constante: Falret negaba su realidad, de manera
ros signos de la afección; desde el punto de vista evolutivo, re- quizás demasiado absoluta.
correría sucesivamente cuatro períodos perfectamente distin- En cuanto a la etiología más bien negativa admitida por
tos unos de otros: el período de inquietud o de interpretación Magnan y por otros autores m~s tarde, no la creo fundada y só-
delirante, el de las ideas de persecución con alucinaciones, el de lo puedo repetir lo que ya he dicho y que siempre expresa mi
las ideas ambiciosas y por fin el de la demencia. opinión. La herencia tiene aquí, como en la etiología de la ma-
Los delirios de los degenerados tendrían causas, una fisiono- yoría de las psicosis, un lugar preponderante entre las causas de

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predisposición. En los ascendientes hallamos enfermos, neuro- ideas ambiciosas; un perseguido, según la orientación que da a
sis (histeria, epilepsia), o bien la manía y la melancolía, o el de- sus ideas de persecución, puede traducirlas en ideas celosas,
lirio crónico mismo, más raramente el desequilibrio mental o eróticas, místicas o incluso hipocondríacas; asimismo, las ideas
alcoholismo. No me parece que podamos decir que la herencia eróticas y místicas pueden no ser más que el revestimiento de
de los perseguidos de evolución (crónica) sea en general menos las ideas ambiciosas. El polimorfismo no tiene así, en mi opi-
importante que la de los perseguidos llamados degenerados: lo nión, la importancia que se le dio: cuando no tiene que ver con
que parece diferir en ambos casos es menos la tara hereditaria la confusión o la hebefrenia, disimula más o menos mal ciertas
en sí que la forma con la que se transmite a la descendencia. ideas de persecución o ideas ambiciosas, .en general asociadas y
Mientras que en los degenerados, antes del delirio se ve que hay no separadas.
debilidad intelectual, o bien un estado de desequilibrio que ex- Sea como fuere, Señores, la separación que se quiso estable-
presan que el sistema nervioso se ha desarrollado mal, en los cer de los delirios alucinatorios en dos grupos netamente dis-
perseguidos que nos atañen no solemos hallar estigmas de de- tintos desde el punto de vista etiológico, sintomático, evoluti-
generación. En este punto, mi manera de ver se emparenta con vo y pronóstico no me parece fundada. La había aceptado an-
la de Magnan. Sin embargo, el hecho no es constante y cierto tes: hoy estimo que no hay distancia entre estos dos grupos; se
número de observaciones, las de Séglas en particular, prueban asocian entre sí a través de los casos de transición tan numero-
que las taras llamadas degenerativas pueden coexistir con el de- sos que su fusión nosológica me parece evidente. Desde luego,
lirio P.e evolución sistemática. hay diferencias sintomáticas y evolutivas entre los términos ex-
Llego ahora, Señores, a los delirios alucinatorios llamados tremos de la serie: en la base, la sistematización delirante sólo
delirios de los degenerados. Aquí responderé como lo hice para está esbozada, en la cúspide, es más perfecta: el terreno en el
el delirio crónico: sí, sin duda, estos delirios existen con las ca- que la afección se desarrolla varía según los casos, como para la
racterísticas que se les asignó: delirios sin evolución regular, psicosis periódica: los individuos que la sufren pueden ser débi-
que aparecen en sujetos de importante herencia psicopática, les mentales o simples desequilibrados, o gozar, hasta el día en
débiles o desequilibrados desde siempre. Así y todo, quiero pre- que aparece la psicosis, de una mentalidad aparentemente nor-
sentarles algunos comentarios sobre el polimorfismo, que se mal, y estas diferencias de terreno bastan para imprimirle a es-
supone es una característica de los delirios degenerativos. Hay ta psicosis modificaciones en su fisionomía y su apariencia. Pe-
dos órdenes de polimorfismo, el que podríamos llamar poli- ro no es esto una razón suficiente para recortar esta última: y la
morfismo en el tiempo o sucesivo, y el que podríamos decir que prueba de que su escisión no es legítima, es que sus partidarios
es un polimorfismo simultáneo. El primero se tn~duce en una a menudo tienen dificultades para ubicar un caso determinado
sucesión de estados diversos, agitación o depresión e ideas deli- en uno u otro grupo y que a veces la imprecisión de las caracte-
rantes variadas, sin esbozo de sistematización: cuando este po- rísticas diferenciales los llevan a ubicar el mismo enfermo en
limorfismo no es la expresión de un estado de confusión men- uno y otro grupo alternativamente.
tal (de origen toxicoinfeccioso), es en general la manifestación Luego de los trabajos de Kraepelin, los casos que ubico en la
de la hebefrenia. En cuanto al polimorfismo simultáneo, que se psicosis alucinatoria crónica fueron encarados de otra manera,
manifiesta por la multiplicidad de las ideas delirantes 1 es más Considerando, erróneamente, que todos estos casos llegan a la
aparente que real: así es, tomen uno de esos delirios Uamados demencia, Kraepelin los asoció a las psicosis hebefrénicas y ca-
polimorfos porque se ve asociado en una sistematización vaga tatónicas y los reunió con los que atañen a estas enfermedades,
de las ideas, en apariencia muy diferentes, de persecución, de con una misma etiqueta, la demenda precoz, de la que serían una
celos, hipocondríacas, místicas, eróticas megalomaníacas y forma simple: la demencia paranoide. El año pasado discutí esta
será sencillo darse cuenta de que en el fondo estas concepcio~es concepción: permítanme recordarles las objeciones que se le
de apariencia tan diversa no son más que distintos aspectos de pueden hacer. En primer lugar, en las formas de psicosis aluci-
dos formas de ideas delirantes: las ideas de persecución y las natoria mejor sistematizadas, las que corresponden al delirio

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crónico de Magnan, la demencia es de aparición tardía; ahora cas y pronósticos evidentes. Las diferencias de evolución y de fi-
bien, como ustedes saben, el que dice demencia precoz dice de- nalización, que son reales, no bastan para permitir la disocia-
mencia que se afirma desde el inicio del desorden mental. Por ción de este grupo.
lo tanto es ilógico asociar a esta afección una psicosis durante la Las variedades de terreno (pues el terreno en el cual la psico-
cual el debilitamiento mental sólo se manifiesta muy tarde, si sis evoluciona no siempre es el mismo) explican las variaciones
se manifiesta, pues ya les he demostrado con ejemplos que, que se observan en la marcha y desenlaces de una afección cu-
conforme a lo que había planteado Palret, este debilitamiento ya gravedad es constante y cuya cronicidad es fatal, bajo aspec-
puede no estar presente. tos un poco diferentes.
Por otro lado, aun cuando la demencia sería constante en la Agrupemos entonces con el nombre de psicosis alucinatoria
psicosis alucinatoria crónica y precoz, esto no bastaría para per- crónica los casos que hemos visto antes y !esumamos las carac-
mitirnos asociar nosológicamente a la hebefrenia y a la catato- terísticas de esta psicosis.
nía la demencia llamada paranoide. ¿,Un mismo trastorno no Desde el punto de vista etiológico, hemos visto que el terreno
puede acaso ser el desenlace de procesos muy diversos? Porque en el que se desarrolla está a menudo y quizás siempre, prepara-
una hemiplejía puede ser la consecuencia de una hemorrágia do por la herencia. Hemos encontrado en nuestros casos ante-
cerebral, de un reblandecimiento o de un tumor, ¿podríamos cedentes familiares como estos: abuelo bígamo y violento, pa-
confundir en un mismo grupo tumores, reblandecimiento y dre alcohólico, hermanos o hermanas melancólicos o bizarros.
hemorragias? Sé bien que se le ha pedido a la etiología y a la De ochenta casos que fui depurando (14 hombres y 10 muje-
anatomía patológica la legitimación de una asociación para la res), encontré una herencia psicopática neta en la mitad (7
cual la sintomatología y la evolución no dan suficiente asidero. hombres y 5 mujeres); observen que en los doce casos negati-
Se dijo que, como la hebefrenia, como la catatonía, la demen- vos, la información, como suele suceder en el hospital, era su-
cia paranoide, es decir nuestra psicosis alucinatoria crónica, es maria y en algunos totalmente insuficiente, y que en varios de
una afección accidental, adquirida, que se opuso a las psicosis estos últimos encontramos en los enfermos varios trastornos
constitucionales. Pero dudo que esta aserción sea algo·estable- del carácter de los que hablaré más tarde, los cuales bastan por
cido; es un punto sobre el cual el año pasado me detuve, prue- sí solos para presumir una herencia defectuosa.
bas clínicas en mano. En efecto, estos trastornos del carácter, anteriores al desarro-
Recordarán también que he estudiado y discutido el signifi- llo del delirio, se hallan en un gran número de casos. Recorda-
cado de las lesiones descriptas en la demencia precoz por Klip- rán los casos señalados en las observaciones: carácter triste, tí-
pel y Lhermitte y mantuve reservas sobre la interpretación que mido, emotivo, inquieto, sombrío, altivo, celoso, vanidoso, or-
se dio de estas lesiones; en todo caso, me ha sidó imposible juz- gulloso. son las expresiones de las que se valieron espontánea-
gar que éstas permitan afirmar el estrecho parentesco que se su- mente las familias para indicar ciertas defectuosidades del hu-
pone hay entre la demencia paranoide, la catatonía y la hebe- mor y tendencias tanto más significativas cuanto hay que supo-
frenia. ner que eran muy notorias como para haber sido percibidas por
En suma, Señores, me parece que Magnan y sus alumnos han gente poco habituada a una observación psicológica fina. No-
disociado demasiado, separando en dos grupos netamente dis- ten que dichas defectuosidades del carácter son señaladas en
tintos hechos que no me parecen nosológicamente separables, diez y nueve casos de los veinticuatro.
y que por el contrario, Kraepelin y sus seguidores sintetizaron Es conveniente destacar que la debilidad mental se ve rara-
demasiado, fusionando la demencia paranoide con la hebefre- mente en los enfermos que nos ocupan.
nia y la catatonía. Pasemos al estudio de los síntomas tales como se presenta-
Al buscar lo que acerca y lo que separa los casos que hemos ron en los casos examinados. Hemos hallado síntomas constan-
visto en las últimas lecciones, éstos me parecen constituir un tes que se dan en todos los casos y otros inconstantes que encon-
grupo autónomo. Se vinculan entre sí por analogías sintomáti- tramos en cierto número de enfermos.

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En la primera línea de los síntomas constantes, hay que seña- na. Si las ideas de persecución y las ideas ambiciosas se asocian
lar el estado cenestésico penoso, la inquietud que precede o al.me- o se suceden tan seguido, es que son manifestaciones de un
nos acompaña a las primeras manifestaciones. Se ha dicho que mismo giro mental, hecho a la vez de desconfianza y de vani-
el delirio, en los casos que hemos visto, era primitivo y se lo dad, de autofilía según el término de Ball. ªCreerse perseguido,
opuso al delirio melancólico legítimamente considerado como ha dicho Séglas con toda razón, considerarse como el objeto de
un delirio siempre secundario a la tristeza, a la abulia, a la an- la atención universal, no puede ser más que el hecho de un or-
gustia. Esta manera de ver no me parece exacta. Como en la me- gulloso".
lancolía, en la psicosis alucinatoria crónica, el trastorno inte- La evolución de la psicosis alucinatoria crónica varia según
lectual está condicionado por un trastorno de la cenestesia. Só- los casos: excepcionalmente, se produce con cierta regularidad
lo que aquí el trastorno difiere de lo que es en los melancólicos: y se llega entonces a discernir, más o menos netamente separa-
no se trata ya de un sentimiento de abulia, de impotencia men- das unas de otras, las cuatro fases de inquietud, de ideas de per-
tal, con la tristeza profunda que lo acompaña, se trata de un secución, de ideas ambiciosas y de demencia, consideradas co-
sentimiento vago de inquietud que asombra y sorprende al en- mo características de lo que llamábamos delirio crónico¡ con
fermo más de lo que lo entristece en realidad. Inquietud "pura- mayor frecuencia la evolución es menos regular, las ideas de
mente intelectual, ha dicho M. Séglas, como la de un inventor persecución y las ideas ambiciosas se asocian; la afección pare-
en busca de un sistema". Hay una parte de verdad en esta aser- ce proceder a veces por sobresaltos con fases de remisión y de
ción, con una importante salvedad, y es que la inquietud no calma, quizás en realidad más aparentes que reales, pero, aun
puede ser considerada como un fenómeno puramente intelec- en estos casos, el proceso evoluciona con cierta lentitud al prin-
tual; siempre es de orden afectivo; el enfermo que la sufre no es cipio, el período de inquietud precede por un tiempo más o me-
simplemente un sujeto pensante, es un sujeto sufriente; sus erro- nos largo a aquél donde se afirman las alucinaciones con las
res de juicio los relacionará con este sujeto: no son los otros, es ideas delirantes que las acompañan. Así y todo, hay casos don-
él quien va a sentirse perseguido o a quien le atribuirá honores de la instalación de los trastornos delirantes y de los fenómenos
y fortuna. alucinatorios se produce con rapidez.
Este trastorno cenestésico se asocia pronto, a veces desde el ¿Estas diferencias de evolución, de las que he dado ejemplos,
principio, con las ideas de persecución y con alucinaciones de los bastan acaso para legitimar distinciones nosológicas? No lo
distintos sentidos, entre las que las alucinaciones auditivas tie- creo; creo que en la mayoría de los casos están subordinadas al
nen casi siempre el papel protagónico. estado mental subyacente, anterior al desarrollo de la psicosis
A estos síntomas constantes a menudo se les agrega otro o alucinatoria. Las cosas suceden aquí como las vimos compor-
son substituidos por otro, que, en su forma, caraéterizada al me- tarse en la psicosis periódica.
nos, no participa necesariamente en el cuadro clínico: se trata Sea como fuere, el pronóstico de esta psicosis alucinatoria
de la idea ambiciosa, de fortuna, de grandeza. Mucho se ha dis- siempre es grave: ora prosigue, acentuándose y sin atenuarse
cutido sobre la génesis de las ideas de este orden. Se destacó que durante muchos años hasta el debilitamiento intelectual; ora el
aparecían en general con una alucinación, un sueño, una lectu- delirio parece atenuarse, después de remisiones o sin remisio-
ra; estas son las circunstancias de su aparición, no la explica- nes aparentes, y el enfermo se estereotipa en un estado donde
ción de su razón de ser. Foville piensa que éstas eran como una persisten las ideas de persecución o ambiciosas, como las aluci-
deducción lógica de las ideas de persecución: los enfermos, que naciones, pero de forma desdibujada¡ ora por fin, en ciertos ca-
se sienten presa de una insólita hostilidad, se la explicarían sos, alucinaciones y delirio se atenúan más aún y son reempla-
atribuyéndose importancia, un rol, una situación que la justifi- zados por un estado de acusada declinación intelectual.
carían. Esta manera de ver no me parece de acuerdo con la rea- Hablamos de curas, y antaño la cantidad de casos que con-
lidad: supone que el perseguido tiene un razonamiento y una cernían a la psicosis alucinatoria crónica eran clasificados entre
lógica que, en general, no posee. Este siente, cree1 más que razo- las "bouffées délirantes de los degenerados"¡ las remisiones y

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también la demencia que substituye al delirio, en el caso en que Alucinaciones psíquicas y pseudo
ésta se instala rápidamente y es acusada, explican que a menu-
do se haya tornado por episodios accidentales y pasajeros los alucinaciones verbales*
paroxismos de una enfermedad contii:ua. ~o niego_ que ci':rtos (1914)
desequilibrados o débiles mentales, ba¡o la mfluencia por e1em-
plo de excitantes tóxicos o incluso simple~ente m~r~les, no
sean susceptibles de sufrir accesos temporarios de delmos, alu- Ju/es Séglas
cinatorios o no; pero considero que estos accesos, que antes
eran moneda corriente en la clínica psiquiátrica, son en reali-
dad muy raros y que un gran número de los casos que se consi-
deraban como tales no eran en el fonda más que casos de hebe-
frenia o de psicosis periódica, de fisionomía un tanto burda, o ouis fules Emest Séglas (185 6-1939) fonnó, como su gran ami-
de psicosis alucinatoria crónica con atenuaciones temporarias.
Señores si esta lección resume la enseñanza que se despren-
de de los ~uchos enfermos que les he mostrado en nuestras úl-
timas reuniones, la psicosis alucinatoria crónica aparece ante
L go P. Chaslin, parte del rnerpo de los alienistas de los hospita-
les de París que confonnó el grupo de la Salpetriere identificado
por su oposición más o menos radical a la ensefianzas del influyente
V. Magnan, por inscribirse en la estela de J. M. Charcoty por que pro-
nosotros con una autonomía clínica real, a pesar de las diferen- fesando la psiquiatría en las Salas del viejo hospital -Séglas lo hizo
cias de detalle según los casos. Ella sintetiza un conjunto de he- durante varias décadas- contribuyó con sus escritos a la confección
chos que me parece, hasta nueva orden, que deben ubicarse en del Tratado de Patología Mental de 1904 dirigi.do por G. Ballet.
el mismo grupo. Esta síntesis, provisoria tal vez, tiene al menos Al igual que Chaslin, Séglas se interesó en primer término por la
el mérito de no descansar en ninguna hipótesis. semiología. La mayoría de las producciones de su grupo, tales como
La hallo más conforme a la realidad clínica que la manera de la descripción de la confusión mental realizada por Chaslin, asíco-
ver de Magnan, quien opone el delirio crónico a los delfri9s de mo las elaboraciones sobre los delirios hechas por Cotard y Ballet,
los degenerados, y también que la de Kraepelin, quien asoció fueron retomadas y perfeccionadas por Séglas¡ "el clínico más fino
estrecha y quizá arbitrariamente, los hechos que estudiamos a que haya producido la escuela francesa", según opinión de P. Berche-
la catatonía y a la hebefrenia, con las que no se ha podido pro- rie.
bar que la demencia paranoide-que no siempre es una demen- En efecto, la descripción detallada y el análisis exhaustivo de los
cia precoz, que no siempre es una demencia siqui.era- tenga los síntomas, uno de cuyos pasajes más acabados se puede apreciar en el
estrechos lazos de parentesco que se le atribuyeran. texto de la conferencia del 30 de marzo de 1914 sobre las alucinacio-
nes psíquicas y las pseudoalucinadones verbales, fue el campo en el
que se destacó con mayor brillo.
En 1805 publicó sus "Lecciones clínicas sobre las enfermedades
mentales y neTViosas" (Lec;ons cliniques sur les maladies mentales
et nerveuses), el más completo ejemplo de lo que fite su extensa obra,
en el que resume las ideas presentes en ot:ros t:rabajos muy conocidos
como los dedicados a "La paranoia" (La paranoYa, 1887), "La Cata-
tonía" (La catatonie, en colaboración con P. Chaslin, 1888) y "Los
t:rastornos del lenguaje en los alienados" (Les troubles du langage

* Conferencía del 30 de marzo de 1914. foumal dePsychologie, 1914, p. 289-315.

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