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a Ciencias dela Naturaleza [ht C. Leon Harris as Evolucion Génesis y revelaciones | | A\___ Hermann Blume i C.Leon Harris ! Evolucion Genesis y revelaciones Hermann Blume in 2d] Ciencias de la Naturaleza [he C.Leon Harris . Evolucion Génesis y revelaciones al Hermann Blume re Serie Indice CIENCIAS DE LA NATURALEZA Traduccion Traduccitn Apradecinient0s soos vos ve . 10 , Iwrropucci6y Soviet vten weve OWT €Qué es la evolucién? ... ... . . a 13, BL CUBRI Genesis: la historia del evolucionismo Sas Revelaciones: evolucién y filosofia .., 16 1. Concertos PRECIENTiFICOS SOMRE EL ORIGEN DE CAS especies vc 19 El pensamiento precientifico ... ... ... - 19 La evolucién del Génesis fee ee 22 Seleccién de textos: Gest, 098.19 Wo oe os 26 Fundamentalistas contra la evolucién: el origen de las argumentaciones especiosas ~ 30 2. Et ORIGEN DE LA CIENCIA: GRECIA ANTIOUA ae ve 5L Los filésofos-cientfficos Prescertees nes? ‘Titulo original; EVOLUTION: GENESIS AND REVELATIONS. Sécrates ... . 7 Con textos seleccionades de Empedocles Wilson por C. Leon Harris Platén a 58 La teadvcion de ete iro sha hecho con el pecie de: Site Usivesiy SUTIN cof New York Pres: editor den eficion en league ages aretes Q © 1981. Sate University of New York Epicuro pone © 1985 Hermann Blume sucrecio « - 6 Rosario, 17. Tel: 26592 00. Telex 41288 HEBL-E. 26005 Madrid Selecién de testes Primera edicién expaiiola, 1985 Empedocles, seis fragmentos . Lin ' Reservados todos los derechos: Platén, Timeo: eee . mW LS.BN,: 8472143335 Aristételes, History of ‘Animals -. 4 Deposit lea: M, 311801985 Lucrecio, De la naturateza de las cosas 3B Impreso en Expaiia - Printed in Spain La creacién de Ja ciencia: Instrucciones para una era Graficinco, S. A. Fuenlabrada (Madrid) postcientifiea ... ... nnn) J. EL INFANTICIDIO DE La clENCIA: ROMA tA EDAD Mepia - . San Agustin y la Bdad Media... Tomés de Aquino y el fin de la Edad Media ... Seleceién de textos: ‘Agustin, Ciudad de Dios... ... Tomés de Aquino, Summa Thesis Encuentros en Ie fase absurda |. LA RESURRECCION DE LA CIENCIA EN EL RENA- COMENTO .. Bacon .. Descartes . Redi ae aecae nee oe Seleceién de textos: Bacon, Novum Organurn .. Descartes. Reglas para la direceién «el espiritu Redi, Experiments on the Generation of Insects... Usos y limitaciones del método cientifico ... .. .. . LA GENESIS DEL EVOLUCIONISMO: LA ETAPA FRAN: RSA . cee te Maupertuis Diderot Meupertuis, The Earthly Venus .. Diderot, Pensées sur U'mterpretation de la Nature. Lamarck, Filosoffa zo0ldgica ose oon oon La ilusién del método en la creatividad cienifica . LA GENESIS DEL EVOLUCTONISMO: LA ETAPA INGLESA. Erasmus Darwin Wells, Two Essays . Matihew, On Naval Timber and Arboriculture .. Rimas y Razones .. 1 95 192 108 mt 122 125 128 bo 132 136 139 44 152 155 158 160 166 168 170 175, 181 181 186 189 192 195 7. Darwin y WALLACE: CONVERGENCIA EVOLUTIVA El concepto de evolucién por seleccién natural Seleccién de textos: Darwin y Wallace, «On The tendency of Species to Form Vai La supervivencia del més spt: tun axioma que hay WWE PUT oo ae ae ee esses nee wee 8, EL DARWINISMO HA MUERTO: LARGA VIDA AL. NEODAR- ‘winisMo ee ete aoe ane La hipétesis pro eal de in panini de Care Darwin .. Weismann Mendel ... Haldane... Seleccién de textos: Darwin, Variation of Animals and Plants under Domestication Weismann, Essays upon Heredity and_ kindred Biological Problems... .. Mendel, «Experimentos sobre la hibridacién de las plantase Haldane, The Causes of Evotution 00 0 2. El arte de ta ciencia .. fete ee cee ee 9. TIEMPOS MODERNOS: MARXISMO, LYSENKOISMO Y SO- ‘coBioLosta Marxismo ... ... Lysenko, Ef caso Lysenko ... Wilson, Soclobiologla: La ‘Nueva Sintesis Malas notes en ciencias .. 217 218 220 223 229 244 267 274 274 27 279 287 31 317 334 Indice de figuras y tablas INDICE DE FIGURAS 1. Mapa del Mediterréneo Oriental cy) 2 63 3 177 INDICE DE TABLAS. 1. Esquema de la escala temporal geolégica ... 40 2. Predisiones de ln eresctén comparadas con Int ‘de la evOLWCION os soe sas oe 4a 3. Principales personajes y acontecini Grecia y Roma 50 4. Principales acontecimientos y personajes de los prime- ros trece siglos a.C. ... cS) 5. Prineipales acontecimientos y personajes en el Rene. to. 120 6. Principales acontecimientos y personejes (1700-1850). 151 7. Evolucionistas anteriores al origen de las especies... 194 8. Principales acontecimientos y personajes del siglo xix, 215 Nora: En el indice general, si ya tides 2 pues i n, bien « su idiom orig titles en castellano ton Jos que han y los que estén en otto idioma corres: ‘een su caso, al idioma del que han sido traducidos para el presente volumen. A mi padre y a mi madre y a todos ‘mls otros antecesores, sea cual fuera su especie. AGRADECIMIENTOS Bseribir un libro acerca de Ia influencia de fa cultura so- bre los cientificos me ha hecho muy consciente de haste qué Punto este libro es producto de las personas que me rodean, Le agradezeo especialmente a mi esposa, Mary Jane, que haya crea do un entorno propicio al pensamiento. También debo agrade- ccerle a ella y a otras personas su lectura de mi manuscrito, ya Iss siguientes personas su informacién y sus estimulantes discu- siones y apoyo: Malcolm y Anne Coc, Frank N. Egerton, Dua- ne T. Gish, Mercedes Monjian, Anite Morreale, Paul Roman, Paul B. Siegel y E, ©. Wilson, La administracién del State Uni- versity College of Arts and Science de Plattsburgh, New York, y mis cologas del Departamento de Ciencias Biolégicas hicieron po- sible una excedencia sabética sin la cual no me hubiera sido po- sible escribir este libro, Agradezco al personal de Ia, Feinberg Library, del Plattsburgh State University College, de las Harvard University Libraries y del Earl Gregg Swem Library del College of Willim and Mary en Virginia su cordial ayuda en la basque- dda de libros y articulos. Finalmente, estoy tan agradecido a Dian- ‘ne Seymour por pasar # méquiina el manuscrito como debe estar- lo ella por haberlo terminado al fin, Introduccion Desde Copémnico existe une creciente consciencia det Iu gar insignificante, pero propicio, que la Tierra ocupa en el espa- cio, pero s6lo tras el primer viaje lunar hemos podido realmente ‘vernos aferrados a esta isla verde en medio de un negro vacio. Esta revelacién ha sido demasiado repentina y reciente como para estimar el efecto que pueda haber tenido sobre nosotros, pero los historiadores del futuro la sefialarén sin duda como tn. punto de inflexién en la actitud del hombre acerca de si mismo. Del mismo modo en que los satélites artificiales nos han ofrecido una nueva consciencia de nuestro lugar en el espacio, ef pensamiento evolutivo nos ha suministrado una nueva cons ciencia de nuestro lugar en el tiempo. Por desgracia, el cusdto evolutivo del hombre no es tan facil de anafizer como una foto- sgrafia tomada desde la Luna; en fugar de confiar en los satétites (Gish, manuscrito a multicopista), y que negaba Ia afirmacién de que «la creaci6n no es més que un dogma religioso, mientras que Ia evolucién es una teoria cientifica comprobable» (Gish, 1976, p. si. Deliberado © no, esto es interpretar un tanto singu- larmente e} noveno mandamiento"*. Una vez eliminsdas las du das acerca de Ja seleccién natural, los argumentos de los anti- evolucionistas pertenecen a tres grandes grupos: 1) argumentos ‘morales basedos en tas consecuencias de aceptar la evolucién; 2) argumentos de disefio, bassdos en la aparicién de éste en las ‘adaptaciones biolégicas, y 3) argumentos cientificos aceren de la evidencia en pro y en contra de la evolucién. Moralidad La ensefianza de ta evolucién promueve (en desorden al- fabética) ef aborto, Ia corrupcién, las drogas, los problemas del 35 entorno, et genocidio, 1a codicia, la inmoralided, to tujuria, et wil , el racismo y el streaking. Favorece tanto el marxis- mo como el nazismo, y ha Mevado al asesinato del presidente Kennedy. (Los disparos fatales fueron hechos desde un edificto ‘en ef que habia almacenados libros escolares evolucionistas!) ”. ‘Al menos asi serfa si hubiéramos de creer a los criticos funde- mentalistas de fa evoluci6n. En ocasiones estos fundamentalistas pparecen no estar seguros de si el pecado original fue obra de Eva © de Darwin. No importa cual sea la inmoralided de moda, casi in excepcién pretenden demostrar que su causa es el evolu- sionismo. ‘A finales de los aiios 20, no obstante, s¢ produjeron varios casos notables en los que los fundamentalistas dificilmente po- dan culpar a Darwin por problemes de moralidad: un lider fundamentalista fue condenado por robar licor al Gobierno, otro até a un catélico desarmado y une tercera emergié de un nido de amor afirmando que habia sido secuestrada por una banda de jugadores, traficantes de droge y evolucionistes. Y ya que Darwin fue lo suficientemente inteligente como para nacer en el siglo x1x, no puede culpérsele por el racismo y el militaismo de las Santas Cruzadas, por la corrupcién de la Iglesia que lev al protestantismo y a la muerte y tortura de cristianos a manos de cristianos en la Contrarreforma, Resulta discutible si el te- rotismo del norte de Irlanda y les actividades de la milicia cris tiana libanesa son simplemente una continuaci6n de estas sagea- das tradiciones 0 el producto de Jes enseiianzas de Darwin. Per- sonatmente dudo que el evolucionismo sea capez de inspirar tan- ‘2 mezquindad y malded —o tanta bonded y grandeze— como al cristianismo*, Disefio El concepto del disefio es tan antiguo como la fabricacién de herramientas, pero probablemente no més. En las culturas occidentales, el legado de Aristbteles y 1a ubicuidad de nuestros inventos hace que resulte ineludible. Por consiguiente, no resulta torprendente que nos parezca ver disefios en las adaptaciones de os organismos vivientes a las condiciones de su existencia. Hasta 4os evolucionistas pueden acabar pensando teoldgicemente: como fi los Grganos tuvieran un propdsito y no simplemente una fun- 36 cién. Muchos evolucionistes opinan, personalmente, que @ pesar de que Ins adaptaciones se producen por procesos naturales, fuc- ron en dltima instancia disefiadas por el dios que dicta las leyes de la naturaleza, Este os el concepto de evolucién Resul- tarfa imposible demostrar la inexistencia de una direccién sobre- natural en Ia evolucién, aunque puede demostrarse que resulta innecesaria para lograr una explicaciOn cientifica, La evolucién teista es, por consiguiente, una alternativa a una evolucién pur ramente mecénica y materialista, La creacién especial planteada por los. fundamentalistas difiere de In evoluciOn teista. Postula la aparicién repentina de ‘especies ya disefiadas para la supervivencia, mientras que el evo- Tucionismo —teiste 0 no— postula la adquisicién lenta de adap- taciones, que Hevan a cambios gradvales y a la aparicién de nuevas especies. Los fundamentalistas a menudo condensan el argumento del designio en la pregunta: «Puede haber un reloj sin que haya un relojero?» ". Pero acaso nos Sleva esto @ la conclusion de que inconsciemtemente a sus descendientes segin sus instrucciones genéticas. Ocasionalmente, aparece un ereloje ligeramente mejorado debido a un cambio al ‘azar en las instrucciones genéticas, y la selecciGn natural tiende ‘a favorecer ese modelo, Axgumentos cientificos Contrariamente las argumentaciones basadas en Ie mo- ralidad y ¢] disefio, los argumentos cientificos son aquellos. que inciden directamente en la cuestién de si se produce 0 no la evo- lucién. Los evolucionistas podrian sacer beneficios de impugna- ciones Idgicamente vélidas a los conceptos que actualmente em- plean, Desafortunadamente, la mayor parte de las argumentacio- nes de los fundamentalistas en contra de Ia evolucién demusstran ‘tan solo su desconocimiento de Ie ciencia, Por ejemplo, una pu- blicacion de los testigos de Jehové afirma que los hermanos sis ‘meses son mutantes (Anén, 1967, cap. 6). El autor de Awake! (GDespertad!) del 22 de octubre de 1973 (p. 24) no ve, al parecer, diferencia alguna entre la evolucién y el desarrollo embrionario. Un folleto en favor de la International Christian Crusade (Anén. 1970) afirma que el darwinismo niega el altruismo (p. 93). y que ro existe ninguna fuente conocida de genes nuevos (p. 46). Dar ‘win (1859, cap. 4) reconocié a existencia del altruismo, y todo ‘buen texto sobre la evolucién aborda tanto el altruismo como los nuevos genes. En algunos casos, AnGnimo se ha visto des- 38 bordado por los acontecimientos, como cuando afirmé que nunca se habia producido una nueva especie experimentalmente (1970, . 35), y que todos los reptiles son ade sangre frig» (p. 12). Are tes casi de que se sccara la tinta, Dobzansky y Pavlosky (1971) informaron de la produccién de una nueva especie incipiente de mosca de la fruta: una que producia descendencia viable al apa- rearse con su propio tipo. pero no al hacerlo con la especie de la que derivaba. Las tiltimes investigaciones acerca de los fésiles de dinosevrios indican que muchos dinosaurios eran ede sangre calienter (Bakker, 1975; Ostron, 1978)”. No toda Ia literatura antievolucionista es ton estépida. Exis- ten varies organizaciones de cientificos interesados en le Biblia a log que interess también la relacién entre Ia evolucién y las Becrituras. Entre éstes esté Ia American Scientific ATfiliation (que ro adopta postura contra 1a evolucién), el Evolution Protest Mo- vement (briténico), el Creation Science Research Center, el Int titute for Creation Research y la Creation Research Society (Nel- kin, 197 a, cap. 5). Esta altima, la C. R.S.. probablemente sea Ja més activa, con més de seiscientos miembros con derecho « voto, todos ellos con iftulo en Ciencias. La C.R.S. es tinica em tre las organizaciones con pretensiones cientificas en lo que res: pecta a su insistencia acerca de la homogencidad de pensamiento entre sus miembros. Todo pretendiente a su inclusién debe dar fe de su ortodoxia acerca de Ins siguientes doctrinas: 1) «La Bi- bia sla palabra de Dios y... odas sus afirmaciones son histdrica y cienttficamente ciertas en todos los aut6grafos original Esto quiere decir que In narracién de los origenes del Génesis es una representacién objetiva de verdades histricas simples». 2) «Todos tos tipos bésicos de seres vivos, incluyendo al hombre, tienen su origen en actos de creacién directa de Dios en el trans- ‘curso de la Semana de la Creacién, tal y como la describe el Gé- nesis», 3) «E! Diluvio Universal deserito por el Génesis... fue wn acontecimiento histérico...». 4) «Finalmente, somos una organi: de hombres de ciencia cristianos...». Segiin Gish (1975), la C.R.S. fue establecida fundamentalmente para la investigacién en todos los campos de la ciencia, con el fin de demostrar que la evidencia cientifica relacionada con los origenes pue- de correlacionarse y explicarse mucho més satisfactori mente por medio del concepto de la creacién especial y de evolucién y geologia uniformista, (Nota: la geologia uni- formista se basa en el supuesto de que la corteza terrestre fue configurada en el pasado por las mismas fuerzas que actian hoy en dia, El subrayado es mio.) En otras palabras, el propésito de investigacién de le C.R.S. es demostrar una teoria preconcebida en lugar de po- nerla prueba objetivamente, A pesar de su peculiar filosofia de la clencia, los colabo- radores del C.R.S, Quarterly, y de otras revistas sobre ciencia de In creacién pueden preseatar las mejores argumentaciones en favor de la creacién y en contra de la evolucion. Las éceas pri tcipales de debate son 1a geologia, la genética, la taxonoutia y te termodinémice, Geologia. Uno de los argumentos geoligicos en favor de ee creacién citados més @ menudo es la aparicién, supuestamente fina, de numerosos animales fosilizados en los estratos del Clbrice.(Véase lable 1, en la que ofrecemos un esquema dela scala temporal geoldgica.) Presumiblemente, se supone que de- bbemos inferir que la creacidn tuvo lugar en el alba del periodo Cémbrico. No obstante, se han descubierto fésiles de microorge- nismos, medusas, lombrices y posiblemente esponjas en estratos del Preesimbrico (Schopf, 1975-1978), Incluso aunque no hubiera evidencia de vide anterior al periodo Cémbrico, el registro fésil no puede reconciliarse con la idea de un breve periodo en el cual fueron creados todos los organismos vivientes. Los primeros {ésiles cémbricos incluyen tan solo invertebrados marinos; nin- sguno de fos tipos mencionados en el Génesis esté representado. ‘Los peces, Jos grandes monstruos marinos, las aves, 10s animales reptantes, las bestias y los hombres empezaron a dejar restos en {os campos mucho mas adelante (véase table 1). Lo que es mas, las mediciones realizadas sobre los fésiles ‘simbricos por diversos métodos basedos en el ritmo de forma- ién de is6topos por descomposicién nuclear, indican una edad de alrededor de 600 millones de aitos para los (6siles del Cém- brico, y no los 6.000 afios que el Génesis admite. Los creacio nistas (por ejemplo, Morris, 1974, cap. 6) han sefialado posibles ‘errores en estas técnicas, pero olvidan mencionar que los errores diffcilmente podrian justificar el error de 10.000:000 por 100 ne- 40 ‘Tanta 1.—ESQUEMA DE LA ESCALA TEMPORAL GEOLOGICA 5 10000 MILLONES DE ASOS ANTES DEL PRESENTE 5000. PRE-CAMBRICO a cesario para hacer que rocas de 6.000 afios de edad parezcan ser cien mil veces ms viejas. (El error necesario es tan grande que tun reloj con una imprecisién similar adelantaria diez aitos por bora! ® Los creacionistas organizan también grandes alharacas acer- cn de los vacios existentes en el registro (ésil. Sefialan que con la evolucién cabria esperar una secuencia continua de tipos f6- ailes en cambio gradual, en tugar de las transiciones repentinas ‘que aparecen de hecho. Tgnoran la explicacin de que la fotili- zacién es un acontecimiento fortuito que requiere que los orge- nismos queden cubiertos répidamente por barro o arena antes de que el cadéver sea destruido por los carroferos. Tampoco ‘mencionan que los vacios del registro f6sil son igualmente incon- sistentco con cl Génesis, a menos que Dios ereara una especie, ‘esperara a que se extinguiera y creara fésiles para dar lugar a ‘una nueve especie para el siguiente esiraio, y as{ sucesivamente. AY todo ello en menos de una seman! Algunos fundamentelis- ‘as, menos fundamentales que los demés, han intentado obvisr cate problema, y el de la enorme edad de ta Tierra, interpretando los «dias» de la creacién como periodos arbitrariamente argos. ‘Aun asi, la secuencia de f6siles no coincide. Segan el Génesis las primeras aves deberian aparecer en estratos mis profundos que Jos primeros reptiles («seres reptantes»). El asumir unos «dias» muy largos crearia también problemas ecolégicos pare las prime- ras plantas y animales. Por ejemplo, Zc6mo pudieron evitar la extinciOn las plantas que requieren insectos pera su polinizacién entre el tereer y cuarto dia? Lo que cabria esperar de une lectura literal del Génesis serfa una mezcla de todos los tipos fsiles, dado que a partir del sexto dia de cxistencia de la Tierra coexistian todas las especies Los humanos y los trilobites hubieran sido coeténeos *. Por el contrario, 10s fésiles més primitives se encuentran normalmente en los estratos més profundos, como predive la evolucién, Genética. «Los creacionistas mantienen que resulta extre- madamente dudoso que se produzca alguna vez una mutacin 2» (Gish, 1975). Pero si las mutaciones beneficiosas son tan escasas, Zo6mo se fan desarrollado las razas del hombre, ada una de ellas adaptada de multiples formas a su medio am- biente, en fos pocos miles de afios transcurridos desde Adin y Eva? 2Cémo han surgido las razas de todas las especies « partir a2 de la fimitada dotaci6n que viaié en el Arca de No€? Gish (1978, PP. 145-146) sugiere que los rasgos raciales, tales como el color de la piel, fueron el resultado de la «separacién natural de rasgos ‘genéticos preexistentes». Es decir, entre los ocho supervivientes ‘humanes del Diluvio estaban todos los genes de todos los rasgos rocinles futuros, y al dispersarse y aislerse sus descendientes, ‘cualquiera que fuera la combinacién de esos genes de los que eran portadores, dieron lugar a tipos raciales distintos, sin el beneficio de las mutaciones. Esta explicacién podria ser razon ble si no fuera por el corto espacio de tiempo que los fundamen- ‘slistas le asignan. La produccién de razas a un ritmo tan c& pido hubiera sido perceptible para los primeros historiadores ™, Taxonomia, Los creacionistas afiemaron en tiempos que cada especie constituia una creacién separada. Después, la capa- cidad del honibre para alterar las especies domésticas por medio de a seleccién legs a ser tan obvia que los creacionistas se vie- ron obligados a redefinir Jos «tipos» biblicos como géneros, f 0 taxones no definidos (Gish, 1978, pp. 50-40; Mortis, 1977 b, p.29). Asi, la formacién de nuevas especies no tenfe por qué contredecir sus preconcepciones. Los creacionistas admiten las variaciones en el seno de los tipos creados originalmente, pero fnvocan no se sabe qué limite mégico para evitar que un tipo se convierta en cvalquier otro. (Véase Gish, 1975.) Los creacionistes pueden sentirse seguros de que ningin hombre vivo podré ser jamés testigo de la evolucién de un «tipo» ‘otro en el transcurso de su vida. No obstante, el registro f6sil ‘muestra claramente esa evolucién. La evidencia més conocida es a de los Famosos {Gsiles de Archeopteryx, un animal con alas y ‘plumas con un esqueleto casi idéntico af de algunos dinosaurios (Ostrom, 1978). La relacién entre las aves y los dinosaurios re- sulta atin més evidente tras el reciente descubrimiento de que algunos dinosaurios eran de «sangre calientes, al igual que las aves, pero a diferencia de los reptiles actuales. La mayor parte de los creacionistas se limite a negar ta evidencia de que el “Archeopteryx es un eslabén perdido entre los reptiles y 19s aves (véase Gish, 1978, por ejemplo). Insisten en que el Archeopteryx rho era més que un ave y pasan por alto los vestigios de sus ascendientes reptilianos, En tiempos, los taxOnomos tenian que basarse exclusiva: ‘mente en la similitud entre les estructuras de los orgenismos para 43 su cltsificacién. Estudiando estructuras anatémicas correspon: dientes en diversas especies, el texGnomo a menudo podia esta- blecer su grado de parentesco. Le similitad cnire las estructuras dde especies emparentadas podia explicarse esumiendo una as- ia comtin para las especies emparentadas, pero también cs posible asumir que ias similitudes en especies diferentes son s6lo aparentes, y no reales, o que a Dios le agradé crear especies ‘con estas similitudes. Linneo, el fundador de Ia texonomia mo- derma, era un creacionista, por lo que no puede afirmarse que la cevoluciOn sea una deduccién inmediata a partir de la taxonomia. Hoy en dia los taxénomos disponen de técnicas més exactes que ro estén sometidas @ las mismas objeciones que los métodos clé- sicos. Estos métodos comprenden la comparscién de las estruc- rune de las proteines que Uesempeiian las mismas funciones en diferentes (Dickerson, 1972; Dobzhansky et al.. 1977. Cap. 9). Estas técnicas son totalmente objetivas y no meramente unt cueton de opiniones. Caria esperar qu ls creacionistas predijeren que las esiructuras de las proteinas no dependen de as relaciones taxonémicas entre las especies, sino de las condi- clones de vida, dado que Dios disefé las proteinas para cubrir Ins necesidades de cada tipo individual de organismo. Con todo, por tomar tan sSlo un ejemplo, en los mamiferos buceadores allenas, focas, delfines) 1a estructura de Ja hemoglobing, tan esencial para el transporte de oxigeno, es muy similar a la de las vacas y muy diferente de la de otro vertebrado buceador (rana) (Dobzhansky et al., 1977, p. 304). Este es el resultado esperado de la evolucién. Habrfa habido poco tiempo para le acutmulacién de mutaciones desde el momento en que los mami- feros buccadores y las vaces divergieron a partir de un antecesor ‘comin, pero mucho més desde el momento en que los mamiferos buceadores y las ranas divergieron @ partir de un antecesor ‘Ya que estamos con el tema de la biologfa molecular, po- le resullaron repulsivas. Jntent6, no sin riesgo para su persona, alejar a los gobernantes de Siracusa del despotismo. Tras su tegreso a Atenas en el afio 387, Platén fund6 su Academia, que sobrevivié como principal Universidad griega durante nueve siglos ". 59 Al igual que Sécrates, Platon estaba fundamentalmente in- teresado en la bondad absolute y en la busqueda de principios abstractos, subyacentes 4 1a realidad. Como explicaba en la ‘most pardbola de la caverna (Republica VII), lo que perc mos como realidad no es mas que una sombra del absoluto. Las tillas, $s triéngulos y los animales reales no son més que copias imperfectas de abstracciones perfectas. Platén crefa que el esto- dio de estas copias imperfectas s6lo podia tener como resultado ‘un conocimiento imperfecto, del mismo modo que el estudio de tridngulos reales s6lo tiene por resultado una geometria impre- cise, De hecho, Platén adopts Ia geometria como modelo de todo razonamiento. Sobre Ia entrada de la Academia habia una inscripoién que decia «que nadie entre aqu( sin la geometrta», Plotén esperaba que el misma méiado de razonamiento que per- ‘itis imaginar 2 une tangente tocando un circulo en un punto {inico infinitesimal, permitiria también la contemplacién del ab- soluto. Sin duda, Plain se encontraba atin bajo el encantamien- to de los pitagéricos, que habian hecho de la matemética una religi6n que incluia Ia miisica, las artes y la astronomia, Sécrates, por contraste, habia considerado a las mateméticas exclusiva- ‘mente como una técnica dtil para las mediciones. -El tinico didlogo cientifico de Platén (en realidad més bien ‘un mondlogo) es puesto en boca de Timea; no esté claro si todas, las opiniones expresadas son de Plat6n. Tal vez sea algo delibe- ado, un intento de cludir acusaciones de impiedad. Timeo des- cribe cémo el creador, un dios no identificado, formé el mundo «a partir del caos, dando forma a los cuatro elementos, utilizando ‘el universo ideal abstracto como modelo. El creador hizo enton- ces los dioses menores (que se corresponden con el elemento fuego), y delegé en ellos la tarea de crear las aves (pertenecien- tes al aire), los animales acuéticos (agua) y 1os animales terres- ites (tierra). Estos dioses erearon, en primer lugar, hombres (hu- ‘manos macho) que eran, naturalmente, copias defectuosas del ‘deal de in especie. El cuerpo estaba compuesto de diminutos ‘idngulos que, al irse desgastando sus vértices, encajaban cada ‘ver peor, con lo que se producia Ia enfermedad y el avejenta- tmiento. Timeo dice que en el hombre existen tres tipos de alma: Ia més clevada reside en In cabeza, y sélo existe en el hombre. ‘Una segunda alma es Jn fuente del valor: reside en el pecho y es ‘compartida por los animales. El alma inferior es responsable del ‘mantenimiento de a vida; reside en el abdomen y es compartida 60 incluso por las plantas. Los hombres podrian vivir bien o mal con atreglo a su alma dominante. Las mujeres y otras especies de animales surgian por reen- carnecién. Al morir un hombre, e1 alma de equel «que habia vi- vido bien su vida regresaba a vivir en su estrella nativa si no To lograba, en su segundo nacimiento podfa convertirse en tuna mujer... y si... no se alejaba del mal se veris continusmente transformado en algin animal...». Las mujeres procedian de hombres cobardes ¢ injustos ". Los hombres eveleidosos» se con- vertian en aves. Los hombres que jams utilizaban el alma supe- tor se convertion en animales terrestres. Los més ignorantes se transformaban en «peces y ostras» (véase seleccién de textos en este capitulo). Esta descripcién del origen de las especies puede sonar tan ‘como las discutidas en el anterior capitulo. (De hecho, el Timaeus fue traducido al latin el afo 650 a. D., porque se pen- saba que era una obra religioss. (C. U. Smith, 1976, p. 600.) Al contrario que el Génesis, el Timaeus tiene el mismo sentido —o la misma falta de sentido— sin la presencia de los dioses. En la medida en que se invocan causas y efectos fisicos es un trabajo cientifico ™, Axist6teles (584522) Hemos explorado dos lineas centrales de pensamiento de la filosofia griega: la materialista de los pre-socréticos y la idealista de Sécrates y Pletén. Llegamos ahora a la confluencia de estas dos corrientes en Aristételes. Como 0 principal de Pla- tén del afio 367 al 347, Aristételes absorbid su reencia en el ‘gobierno de la natursleza por principios abstracios, No obstante, el idealismo de Aristételes se vio atemperado por su curiosidad acerca del mundo real y, en especial, acerca de la vida, tal vez como reflejo de la influencia de su padre, que era médico. Al contrario que Platén, Aristeles no deseabe recorrer la naturale- za entera en busca del ideat: «Ya que, aunque existen animales que carecen de atractivo para los sentidos, para el ojo de la cien- cia, para el estudioso de espfritu filosético capaz de discernir las causas de las cosss, la Naturalcza que les dio forma es una fuente de gozos inconmensurables.» (Partes de los animales.) TT et La negativa de Aristoteles a seguir los pasos de Platén de cerca tal vez creata una cierta friceién entre ambos. Por algin motivo, Aristételes no fue elegido como sucesor de Platén en la . En lugar de ello, Aristételes y otros antiguos estu- antes de Platén fundaron su propia escucla en el noroeste de o que es hoy Turquia. Su patrocinador fue el tirano Hermias cel eunuco, que regalé una ciudad a Ia escuela, y entregé a Aris- tételes su hija adoptive. Poco més tarde, los persas erucificaron ‘a Hermias por conspirar con Filip II de Macedonia en contra ‘raya, AristOteles huy6 a Ia isla de Lesbos, donde estudié biologia marina y donde le muerte de su esposa le convirtié en un viudo gon una hija, Debido a st contacto con Hermias y a que el pedre Ge Arist6teles habla sido médico del padre de Filipo, Arist6te- Tee foe Iamado, el nfo 34%, pen ser nutor del hijo. de Fi ‘Alejandro. Durante el periodo que Aristételes pasé en la corte de Filipo, éste extendié sus dominios hacia el Sur. Atenas fue absorbida en ef 338, pero no hubo pricticamente alteraciones en In vida intelectual, ya que Filipo aspiraba a unir a los helenos, ‘no simplemente @ dominarles. Cuando Filipo fue asesinado el ‘aio 536, la tarea recayé en Alejandro, que por aquel entonces tenia veinte afos y no era adn el «Grande». Aristoteles regress 18 Atenas lo suficientemente enriquecido como para establecer su nueva escuela y confiado en no seguir la suerte de Séctates mien- tas gobernara Alejandro. E! Liceo de Aristételes estaba equipa- do con una de las mejores bibliotecas de Europa, mapas y un jardin zool6gico. En éste, cubierto de anillos y tunicas brillantes, ddaba conferencias a sus entusiastas afummos. La carrera de Aris- ‘6teles en el Liceo tocé a su fin el 323 con la muerte de Alejan- dro, tras un concurso de bebedores de vino. Los atenienses no pperdieron el tiempo a le hora de manifestar su hostilidad hacia quienes tenfan lazos con los macedonios. Acusaron s Aristteles de impiedad por haber escrito un himno a su suegro y por ne- sgarse a rendir culto a los viejos dioses. Arist6teles murié antes de cumplirse un afo de su fuga. Se dice que sus tltimas palabras fueron «no permitiré que los atenienses ofendan por dos veces 2 Ia Filosofiae ", Las obras que nos han legado de Aristételes ocupan més de 1.400 paginas de letra menuda (Hutchins, 1952, vols, 8, 9), ¥ son tan sélo lo que queda del ‘de Roma por los godos (410 a.D) y del incendio por los cristianos de Ins bibliotecas de Alejandsia (392) y Constantinopla (1204). ‘Diggenes cita més de ez 350 libros de Arisi6teles! Es algo excesivo para un solo mortal, incluso admitiendo que Alejandro tuviera un millar de hombres recogiendo para él especimenes e informacién, como afirmabs Plinio, Quienquiera que hiciera sus observaciones mostré uns ‘gran hebilidad en su trabajo, Hegando hasta los limites alcanza- bes sin ayuda de instrumentos épticos, No obstante, muchos de Jos errores de Jos trabajos de Aristételes, tales como la creencia de que los insectos son generados esponténeamente y Ia encan- tadora historia de las salamandras que apagan el fuego, podrian hhaberse corregido por medio de experimentos elementales (véase seleccién de textos en este capitulo), Probablemente, muchos de los escrites atribuidos Aristételes fueran de hecho recopilados ppor sus estudiantes, pero éstos se inspiraron claramente on Aris- tteles. ya que existe rina notahle coherencia y ausencia de con- tradicciones en sus escritos. Entre los intereses de Arist6teles se encontraban fa fisica, la lbgica, la meteorologée, la metafisica, el alma, suedios, Ta politica, la retérica, la dramaturgia y varios aspectos de Ia Biologia. Como veremos en el préximo capitulo, esta am- plitud de miras, redescubierta inmediatamente después del Me- dievo, deslumbré # muchos europeos, que pasaron a considerar las obras de Aristételes como una segunda Biblia, Los hilos que tunen los escritos de Aristételes estén tan entrelazados entre si que no se puede cuestionar su Metafisica sin poner en duda su biologia. Las Partes de fos Animales, por ejemplo, no es simple- mente un libro de anatomia, sino una descripci6n de las causas lilimas de ta vida. Su Historia de los Animales puede parecer tuna recoleecién de conocimientos acerca de los animales —de lo trivial (los piojos) a las cuestiones de peso (Ia copulacién de los elefantes}—, pero para Aristételes es la ovidencia de que existe un disefio y un propésito en la naturaleza. Una y otra vez nos ice: «la Naturaleza no hece nads en vanoy. La insistencia de Aristételes en ¢l designio y e! propésito cen Ja naturaleza lleva a ottas conclusiones inevitables. Un pro- biema del diseiio (ademis de los discutidos en ef capitulo ante- riot) es que todos los objetos terrestres estén en proceso de cam- bio (a menos que tuvieran razén los eledticos). Pero Zpor qué hhabria de cambiar un objeto idealmente disefiado? Aristételes respondié a esto argumentando, junto con Platén, que los obje- tos reales son imperfectos y que los cambios que en ellos perci- bimos no son més que sus movimientos hacia ef estadio final 63 fecto, Pero también esto presenta un problema, ya que Aris- Wieles sabia Ia suficiente fisica como para comprender que e! movimiento no se origina esponténeamente dentro de un cuerpo. Por lo tanto, se vio obligado a postulac un Primer Motor, a su ‘ver inmévil, fuente de todos los demés movimientos (véase So- ‘bre (os Cielos). En Ia Eded Media el primer motor fue identifi ceado como el dios judeo-cristiano, pero Arisisteles lo concibié exclusivamente como una esfera rotatoria divina que rodeaba al ‘universo, con lz Tierra en su centro. El motor inmévil Ie plan- teaba # Atistbteles otro problema. Los cuatro elementos acepte- dos en tiempos de Arist6teles eran todos corruptibles y se mo- vvian brevemente y en linea recta (véase figura 2). Pero Aristé- Prec caliente 800 AIRE AGUA flo hhomedo TIERRA Elms 2—Movimiento natural y cualidades de fos cuatro elementos. foe caine tco ytd cer 16 rex ray hed Y tide a caer,ee ‘eles sabia, a partir de antiguos datos astrondmicos, que tas ¢s- trellas y los planetas no se habian alejado de sus Srbitas aps entemente citculares, por lo que no podian estar compuestos de aire, fuego, tierra o agua. Por consiguiente, ptopuso un quinio elemento (quintaesencia), el éter, cuyo movimiento natural era el sirvular, como el de ta materia del reino celeste. El motor, inmé- vil, transmitia su movimiento circular a través del éter, las estre- {as y los planetas hasta la Luma, que a su vez lo transmitia a la Tierra y sus habitants ‘Los movimientos inducidos en los seres vivos y no vivien- tes de la Tietra fueron el resultado de causas finales que les im- 64 pulsaban a cumplir sus destins. Ast, la cause final del huevo es Ia gallina, Aristatcles reconocia tambign una causa material La cantidad de fuego contenida por cl huevo podia determinar el grado de salud de la gallina, Habia también une causa efi. ciente (ia gallina) y una causa formal (la naturaleza del huevo). Otro tema siempre presente en Aristteles es Ia psiquis, lo que los traduetores han decidido lamar «alme>. Como explica en ‘Acerca de! alma, Aristételes consideraba a todo ser viviente co- mo una entidad tinica con une psiquis, y no simplemente como tuna colectién de étomos y érganos. Expandié el nimero de as pectos del alma, de tres en el Timeo a cinco: habia una parte nutritiva que posefan incluso las plantas; las partes sensitivas, ocomotrices y apetitivas que algunos animales ten‘an ademés de In nutritiva, y Ia intelectual, que slo tenian los humanos. Fl ‘alma del hombre moderno se ha visto relegada de las funciones atribuidas por Aristételes a la psiguis. Los bidlogos atribuyen hhoy esas funciones @ la fisiologia®, Le vision que Aristételes tenia de Ia vida era muy distinte a Ia vision evolutiva, ecolégica, de relojetia, que tenemos hoy. El vefa en cada organismo Ja aspiraci6n al ideal de cada especie, ro la evolucién hacia otra especie. Para él la competencia eco. V6gica era el resultado del estado imperfecto de la naturaleza: ‘para nosotros la lucha por ta existencia es ta naturaleza. Los ‘organismos individuales se movian por su psiquis, a su vez mo- vida por el Primer Motor: no se limitaban 2 leer el guién del ADN 0 a obedecer las érdenes del hipotélamo. Y. a pesar de todo, a Arist6teles 6e le acusa a menudo de tener una concepcién modema de fa evolucién. Como ocurrié con Anaximandto y Empédocles, este error es el resultado de una lectura descuideda de lo que realmente dijo Arist6teles, en especial en cuatro par sajes. peimes pasaje fut cltsdo por Darwin en una nota» ple de pagina de su «Historical Sketch», que incluyé en ediciones posteriores del Origen de las especies. En fa cita, Aristteles te- chaza de hecho la idea de Ia selecci6n natural de Empédocles, pero al parecer a Darwin le habian contado exactamente lo con- El pie de pagina de Darwin dice ast: Aristoteles, en su Physicae Auscullationes (Fisica 11.8), tras comentar que la lluvia no cae para hacer crecer el trigo, del mismo modo que no cae para estropear la cosecha unt 65 ‘vez recogids, aplica el mismo razonamiento a la organize cidn, y afiade (segiin traduccién de Mr. Clair Grece, que me sefald Ja existencia de este pasaje). «Qué impide, pues, que las diferentes partes (del cuerpo) tengen una telacién meramente accidental en In naturaleza? Cémo Jos dientes, por ejemplo, crecen, por necesidad, los fron- tales afilados, aptos para cortar y los molares. planos, tti- les para la masticacion de los alimentos, dado que no fue- ron hechos con este fin, sino que fueron el resultado de tun accidente? Lo mismo se aplica a las otras pertes en las cuales parece existir una adaplacion con ua fin. Allé don- de, por consiguiente, todas las cosas (todas las partes de tun todo) ocurtieron como si hubieran sido hechas con un fin, fueron preservadss, habiendo sido constituides ade- eusdamente por una espontancidad interna; y todas aquellas cosas no constituidas ast perecieron, y perecen adn. Vernos aqui el insinuado principio de is scleccién natural, pero hasta qué punto oo comprendia Aristoteles este principio esté claro en sus comentarios acerca de Ia formacién de los dientes. Puede verse que, de hecho, Jo que Aristteles estaba ha ciendo era refutar la idea de la seleccién natural en las palabras inmedistamente posteriores a la cita de Darwin: «... como dice Empédocles que hizo su progenie con cares humanas y cuerpos de bueyes. Tales son [os razonamientos (junto con otros simile- res) que podrien causernos dificultades en este punto. No obs- tante, es imposible que ésta puede ser la verdad». La segunda causa de la reputacidn de Arist6teles como evo- fucionista es la traduccién de la palabra utilizade por él para denotar formacién o desarrollo, como , procla- meron que esto servia de apoyo al Génesis, pasando por alto que spoya de! mismo modo los mitos de la creacién de docenss de otras religiones. Si hubieran encontrado evidencia de que el universo es eterno y esté en continua evolucidn, sin duda habrian proclamado que esto respaldaba al Budismo o el Taofsmo. Ademds de 1a intolerancia religiosa, puedes tener que en- frenterte # Ia intolerancia frente » todo conocimiento wind Tus contempordneos esperarén de le ciencia que cure sus enfer. medades, haga més agradables sus vidas y les ayude a matar a sus enemigos. No verén con agrado que dediques tus pensa- mienios a cuestiones como el origen de tas especies, en especial si tus descubrimientos arrojan dudas acerca de su creencia de que fueron creados por Dios a su imagen y semejanza. No obs- tante, siempre puedes decirles que todo beneficio material de la ciencia tuvo como origen le curiosidad de un cientifico. Que 10 Tema sea «Conocimiento porque sir. 2. No permitas que la ciencia se transjorme en una re- ligidn. Una diferencia esencial entre ciencia y religién en su for: ma més pura es que la ciencia forma comunidades, las religiones Jerarqu(as. Los cientificos hablan entre sf; los seguidores de una religi6n escuchan @ los que estén por encima y hablan a los que estén por debajo. La fuerza de la comunidad cientitica es la de ‘uma poblacién que se beneficia de la hibridacién y Ia selecci natural, exceptuando que la una se ocupa de ideas y la otra de genes. Lo que se busca en ambos casos es una ausencia de en- dogamia y una eliminacién de los no aptos. Por otra parte, las jerarquias religiosas dependen de Ia estabilidad de Ia pirdmide, ‘con los dioses y sus intérpretes en el vértice, sustentados por una ‘base en expansiGn de creyentes. Parece existir une lendencia inkerente a Tos humanos de ‘buscar 1a estabilidad de la pirdmide, y los cientifieos no son inmunes # ella. Hay algunos, como Platén, que buscan estar en cl vértice de la pirdmide. Otros se ven ascendidos en contra de 87 su voluntad, como en cl caso de Aristételes a finales de la Edad Media. La ciencia modcrna ha resistido esa tendencia bastante bien hasta el momento, a menos que incluyamos a Freud, [ung, Pavlov y algunos otros sicologos. Newton, Darwin y Einstein son las figuras mas reverenciadas de la ciencia modema y, con todo, cualquier verdadero clentifico se quedaria encantado de hallar Gn Buevo error en sus trabajos. ya que sabe que la ciencia cami ina més deprisa sobre los cadéveres de teorias muertas. ‘Sé préspero. En la histotia no hay economias pobres sore de nlctoies enifiess: Milo ee wn puerto de far muy rico; Atonas florecié sobre el comercio de esclavos y {os ingresos de sus fuerzas mercenarias. Tras e] Renacimiento, el deserrollo de le ciencin fue proporcions! al desarrollo econdnico de Italia, Gran Bretahs, Proncia y Alemania, Las razones de esta dependencia de Ia riqueza no son féciles de comprender, aunque varfan segin el tipo de ciencia que se practica. La ciencia griega cera barata, porque era totalmente teérica, pero haste Aristteles fenfa que comer. No podria haber sido un cientifico de no haber sido por Hermias y Alejandro. (Es cierto que Sécrates despre- cisba el dinero, pero, por otra parte, bien podia permitirselo.) No sblo el estrato superior de Grecia tenfa que sustentar la cien- cia, sino que el estrato inferior tenia que estar lo suficientemente ‘gusto como para tolerar hombres que, segtin sus miras, no ha- cfan nada para genarse la vida. Aun suponiendo que los clentifi- 0s pudicran vivir exclusivamente de su salario como profesores. tera necesario que existiesen ef ocio y la riqueza suficientes pera permitir a los estudiantes no tener que mantenerse a sf mismos y ‘2 sus familiss. ‘Al ir volviéndose mas experimental la ciencia, en el Rena: cimiento, empezé a ser mis cara. Los primetos cientificos mo- demos respaldaban con sus propios bolsillos la construccién de telescopios, laboratorios y demas 0, més @ menudo, con Ia bolsa de sus ricas patrocinadores. Este es una situacién que deberdis evitar, dado que excluye a aquellos que no son serviles eon los ricos. Cuintos Newton habrén quedado en el olvido por ser po- bres u honestos. Tras nuestra Segunda Guerra Mundial los g0- biernos de los Estados Unidos, y de otros muchos paises, empe- rayon a financiar la ensefianza cientifica y la investigacién, por medio del dinero de los impuestos, en forma de becas y apoyas. Este mecanismo tiene Ja ventaja de recompensar los méritos (has: ta tal punto que muchos cientificos y administradores univers ‘arios actian como si el obtener el dinero fuera més importante + ‘que la investigacién), pero tiene la desventaja de que el apoyo ‘la cicncia aumenta y disminuye con arreglo a la generosidad del piiblico, el humor de los legistedores y el estado de la eco- nomia. 4. Empieza una guerra, A menos que los humenos hayan evolucionado grandemente a partir de mi época, ésta serd tu ta- rea més fécil. De hecho, me resulta dificil demostrar que le ciencia avanza con maxima rapidez en tiempos de guerra debido a la escasez de periodos pacificos con los que establecer las com pparaciones. Fste requerimiento de la ciencia esté intimamene ligado al requerimiento de la prosperidad, como muestean Atenas Y fuestra Segunda Guerra Mundial. Es, por consiguiente, muy importante no perder ia guerra ni permitir que debilite la eco- ‘nomia. Con este fin, el mejor tipo de guerra es una guerra {ra como la que existié entre los Estados Unidos y Rusia en los afios cincuenta y sesenta. (En caso de que el término no te resulte fa- mmiliar, una guerra fria es como si td y tu vecino apuntdis el uno 4 los hijos del otro con una escopete, desafiindoos a ser el pri- mero en disparar.) Durante una guerra fria es posible justificar ‘casi cualquier activided afirmando que nuestro oponente. esté més avanzado en ese terreno. La {érmula desarrollada en los Estados Unidos fue anunciar que estamos perdiendo le carrera de (rellenar el espacio en blanco)». Por ejemplo, el anuncio de ‘que «estamos perdiendo la carreta del ajedrez» tendeia como ce- sultado que miles de ameticanos descubrieran patridticamente luna insoslayable pasién por cl ajedrez. Si ademés Ia guerra se esté perdiendo de verdad, esto es uno ayuda. En 1957, tras el Janzamiento del Sputnik ruso, el primer satelite artificial, apare- 36 dinero de sobre pera la investigacion y educacién cientificas ‘que nos permitieran ganar ia Carrera del Espacio. La relacién de esto con la guerra fria se manifiesta por el hecho de que buena parte del dinero era suministrado bajo un Acta de Defensa Ni sional y por varios organismos militares. Desafortunadament muchas de las cosas que una sociedad progresiva deberia hacer s6lo se hacen cuando se siente amenazada. ‘Ahora que fos buenos viejos tiempos de la guerra fria han pasado, este tipo de apoyo a la ciencia ha cedido. Si yo fuera un 89 PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS Y PERSONAIES Tans 4 FE LOS FRIMEROS TRECE SIGLOS a DE LOS PRIMEROS TRECE SIGLOS 9 ‘oc. Ciencia Flosolia Aces Pottica y Guerra Diaspora (70) Pinto (23-79) CConctio de Nicea 25) ‘Saqueo de Roma(410) im del Tenperio ‘celdental (76) ‘San Agustin (354-450) (7552) Cneal de Bossio ¢ ? ‘Sta. Sofie Seilin 80076562) Beowull __Mahoma (70652) Bede el Venerable “wm HESTON” wasate de Tours 152) ode de elem Carlomesno (e881 co) fan Maree, eo 10% vicena (01057) Cancn de Ball de Heatings ‘sea (800105) Conc ‘ Universidad de ‘Seda Osta Cruzadas (10951290) "0 Universidad de Paris ‘Omer Khayyem Aisarde de Beth Mo weno roDame Genghis Khan Avetoes Guustion NoteDa ene 0 Magno Fesenco Aero et (1194-1250) rks. de Acsino tir Magna Carta (1215) Rants ‘Athambs 100 90 clnico podria desear que los rusos lograran en biologia un éxito equivalente al Spuinik —tol vez la sintesis de le vide—. Podries incluso impulser el desarrollo de la ciencia en tu propio pais in- troduciéndola anteriormente en los paises de tus enemigos. Mu- cha suerte. 3. El infanticidio de la ciencia: Roma y la Edad Media Los no occidentales y los emericanos nativos, que no dis» finguen entre Jo natural y lo sobrenaturel, deben sentirse descon- ‘ertados por el intento del hombre occidental moderno de parce- lar Ia Naturaleze y su propia mente en los reinos de la ciencia y a religi6n. Hasta PlatSn, Aristételes y Epicuro se sentirian sor- prendidos de que en lugar de un modo integral de pensantiento ‘tengamos el modo racional y el espiritual, que consideramos in- dependientes el uno del otro. zCémo podemos explicarles a ellos, 4 nosotros mismos, los conflicios internos que surgen de este ‘inma del pensamiento? {Por qué ha estado el hombre dispuesto ‘a matar y morir en disputas sobre las fronteras entre ciencia y religién? Para encontrar una respuesta debemos remontamos sus origenes —la antigua Roms. ‘No €s necesario que nos entretengamos con las historias de Julio César, Antonio y Cleopatre y Roma en todo su esplendor ‘eaeel primer siglo después de Cristo. Lo importante para nuestra historia es ef modo en que Roma importaba ciencia griega, el modo en que el cristianismo florecié entre ensangrentadas espi- ‘as, y la yuxtaposicién final de los dos sistemas de pensamiento. Lag romnanos ricos adquirian la filosofia y las artes de los griegos del mismo modo que adquirian esclavos: compréndolas y des- ‘ruyendo su espiritu. Los fildsofos y artistas griegos eran llevados 2 Roma cargados de cadenas para divertir, ensefiar y glorificar ‘4 sus amos. Se compraton enormes bibliotecas Alejandrfa, fun- damentalmente para crear una decoracién de interiores amati- 92 va. Los sefiores romanos encargaban estatuas de si mismos que, junto a tas obras de la Edad de Oro, revelen ta vacuidad que los escultores griegos debfan ver en sus amos. Los tnicos cien- (ificos romanos dignos de mencién —Lucrecio, Prolomeo (100?- 1782) y Galeno (1307-200?)— eran mas griegos que romanos, Lucrecio imports sus ideas de Atenas. Ptolomeo siguié la tra cin griega en Alejandria, y Galeno procedia de Pérgamo, a cien Kilbmetros al este de Lesbos. Nos gustaria pensar, caritativamen- te, que los romanos estaban intentando sinceramente aprender de los gricgos, pero desde un punto de vista realista reconocemos, cel impulso de todos los césares. napolcones y hitleres por ro- dearse del borin de una civilizacién superior para dar la impre- sién de ser civilizados. Una razdn por In que Roma no ers receptiva para las cien- cias fue su devocién a los dioses, que en muchos aspectos eran paralelos a los dioses griczos. Como si el Pantedn romano no es- tuviera ya atestado, continuamente se introducian més dioses de ‘mano de fos comerciantes, los soldados y los sacerdores. Augus- to y otros emperadores posteriores sacaron partido al entusies- mo romano por el culto declardndose a si mismes dioses, al mo- do de los faraones egipcios '. Estos dioses-tmperadores fueron 4 cilmente asimilados por la mayor parte de los romanos (aunque 2 menudo mosttaran una poco divina susceptibilidad a los ve- nnenos). Hubo una importante excepeiGn: los conversos a una nueva religién, Tlemada cristiona, se negaban a encender velus ante la imagen del emperador. Probablemente ta reaccién inicial de Augusto fuera mendar a sus espias a investigar ¢ indagar en los registros para averiguar de qué trataba esa nueva religion, Podemos imaginar —y casi simpatizar con— su preplejidad cuan- do le legs el informe de que los instigadores de este culto eran Tos seguidores de un hijo de un carpintero que habia sido ejecu- tado como criminal comtin. «:Por qué preferirén estos cristianos fun provocador provinciano que fue crucificado por su propio pueblo, antes que a mi, que tengo el poder de la vida y le muer- te sobre miles de personas? ,Acaso no soy yo més divino con mi riqueza y esplendor que este hombre que tan sélo ofrecia sacri- ficios a los pobres, el perdén para los enemigos y estdpidas pro- esas de una vida tras la muerte para los creyentes?» Para los ernperadores, ef desinterés de los cristianos hacia su divinided ylla ley y el orden debfa resultar no sélo una impertinencia, si ‘une auténtica amenaza para ef declinante imperio. Los no cris- 95 tianos empezaron 8 penser que sus problemas eran castigos de Jor dioses, ofendidos por los eateos» cristianos y, sin duda, no les debieron divertir las profecias de la destruccién de la «madre de las prostitutas» (Rev. 17, 18). Al final, las exigencias de ley y orden por parte de los romanos, junto con su entusiasmo por fou espectéculos, tuvieron como resultado el sactificio de los ‘eristianos por incineracién, crucifixién y por obra de los leones. Ba el afio 64 Nerén vengé el incendio de Roma con el martiro- Jogio de Pedro, Pablo y numerosos cristianos més, a los que acu- 16 de ser los responsables. A pesar de todo, el cristianismo si- ‘extendiéndose por el imperio. Que tantas personas pudieran encontrar en las palabras de Jesis Ia fuerza para sobrevivir tales fue —y tal vez siga siendo— el razonamiento més atrac- Tivo on favor del eristianiemo. La intensidad de las persecucio- nes vari6 a o largo de tres sigls, alcenzando un climax manfaco | entre ef afio 303 y S11. Las iglesias y los libros sagrados eran ‘quemados. El culto secreto era castigado con la muerte y los cris- ‘anos se veian privados de toda proteccién por parte de 1a ley. Finalmente, Galeri, en su lecho de muerte, puso fin a tanta lo ‘cara oon un edicto que revela na iluminacién politica, y tal vez también humanista: Entre Jas importantes preocupaciones que han ocupado ‘nuestra mente, por el bien y la preservacién del immperio, es- ‘taba nuestra intencién de corregir y restablecer todas las ‘cosas con arreglo a las antiguas leyes y ta disciplina pi- blica de fos romanos. Tenfamos particular deseo de atraer de nuevo a In senda de la razén y de ta naturaleza a los cristianos que habian renunciado a Ia religién y las cere- ‘monias instituidas por sus padres... Los edictos que hemos Publicado para imponer el culto a los dioses han expuesto 4 mauchos de los cristianos a peligros y preocupaciones. ‘Muchos han padecido Ia muerte, y muchos més, que per- sisten an en su locura impfa, han quedado privados de todo ejercicio poblico de su religiOn, y estamos dispuestos ‘extender a estos hombres infelices los efectos de nues clemencia. Les permitimos, por consiguiente, profesar bbremente sus opiniones personales, y reuninse en sus ‘gares de culto sin miedo a ser molestados, siempre en el supuesto de que muestren el debido respeto a las leyes y el gobiemo establecidos * Por estas fechas, el imperio Hevaba ya dos sighos de deca. dencia'. El impetio estaba desmembréndose y el emperador ‘Constantino (2807-337) vio en el cristianismo la Gltima esperan- za de volverlo a unir. Pero, como primera providencia, tenia que reunificar a los cristianos. La cristiandad habia recorrido un lar go camino desde Nazareth. Los obispos empezaban a hacerse r- 206, los sacerdotes competian en busca de promocién, y todo ellos, a excepcién de un nicleo de monésticos, parecian seguir siendo paganos en el fondo de su espfritu. Los obispos habian hecho libre uso del sincretismo, adoptando los rites y creencias de las religiones establecidas para obtener una mayor aceptacién, La adoracién de una Virgen Madre de agua bendite fueron tomadas del culto alejandrino o le trinidad Serapistsis-Horus. Las ideas de Jess como secrificio cruento, del domingo como Sabbath y del 25 de diciembre como dia santo fueron adoptadas para aplacar a los soldados romanos, que ‘refan fundamentalmente en el mithraismo (Legge, 1964, vol. 1, pp. 85-88, vol. 2, pp. 259-261). La Iglesia estaba peligrosamente ividida en torno a la naturaleza de Jess: Zera uno con el Pa- dre y el Espiritu Santo, o era una creacién de Dios? Para resol- ver esta y otras cuestiones, Constantino (aunque por aquel en- tonces ni siquiera era cristiano) convocé a todos los obispos a ‘Nicea el afio 525 para el primer concitio ecuménico. El resultado de la volacién, encarnada en el credo de Nicea, fue que el Dios inico era una ‘Trinidad: Padre, Hijo y Espiritu Sento. Una ver sentado esto, Constantino declard que el cristianismo era le reli- ‘860 oficial romana, aunque otorgaba absoluta libertad a las de- ims religiones ‘. En su tiempo, los cristianos debieron considerer ‘esta decisién une victoria decisiva del ctistianismo sobre el im- Perio romano. Me pregunto qué habria pensado Jesis. Las esperanzas de Constantino de revitalizar el imperio ‘romano bajo una religién Gnice se vinieron abajo. La decadencia se aceleré bajo Ia carga adicional de las invasiones de némadas del Norte y del Este, a los que los historiadores llaman hunos, vandalos y godos. Los invesores no eran demasiado particulares acerea de tales distinciones raciales. Se casaron entre si y con los ciudadanos del imperio. disminuyendo aun més Ia distincién de ser ciudadano romano. En el afio 300, Constantino trasladé su capital ala localizacién mas defendible de Constantinopla, lo que permitié que el imperio oriental (bizantino) sobreviera otros once sighs. El imperio occidental, no obstante, cay6 tras el saquen de 95 por los godos el ao 410: el sltimo emperador romano el afio 476, dejando al Papa para que siguiera adelante En este punto, San Agustin (354-430) hace su aparicién en {a historia de la convergencia entre la ciencia griege y el cristia- ‘ato. El joven Aurelius Augustino diffcilmente podria haber ido un candidato adecuado para la santidad. Més merece Gora de este honor fue su madre, Santa Ménica, cuyos intentos por convertirte al cristianismo le resultaban menos atractivos que fn pasion de la carne. xDadine Ix castidad», rezaba, «pero n0 in». (Confesiones, VIL, 17). Més atin, el cristisnismo tenia sos rivales en las colinas del norte de Africa y él era demasiado serlo para acepter cualquier religiSn simplemente por recomen- dacién de su madre o el imperio, A los diecisiete afios de edad Agustin viaj6 doscientos kilémetros al Este, hasta Cartago, donde ceatudi6 y después ensefié ret6rica, Tomé una amante a la que fue fiel durante quince afios y se convirtié en maniqueo durante rayeve afios. El maniqueismo era una religiin importada de Per- sia a través de Alejandria, y su misticismo oriental y su racione- liso giiego probablemente resultaren para Agustin une combi. anaci6n atractiva. En el ario 383 navegé hasta Roma para ensefiar retérica. AIK pasé un aio miserable, enfermo, humilledo como provinciano incapaz de leer siquiera el griego y estafado en sus ‘honorarios por los estudiantes. Después dio clases en Milén du- ‘ante cuatro afios, convirtiéndose en neoplaténico y, finalmente, 1 hizo cristiano, Fue bautizado el afio 387 y regres6 a su hogar para establecer una comuna —la madre de Ia orden agustina—. El afo 391 fue Hamado a la cercena ciudad de Hippo y acepté cargas cada vez mayores de prédicas, administraciOn y escrituras: finalmente Hleg6 a obispo. Murié en Hippo durante el tercer mes 0 un asedio por los véndalos. Los dos principales trabajos de Agustin fueron escritos en Hippo; las Confesiones, alrededor del afio 400, y la Ciudad de Dios, entre el 413 y €) 426. El segundo {bro surgi6 de Ia correspondencia con dos funcionarios romanos ‘que querian saber por qué los cristianos y sus propiedades habfan tddo respetados por los goclos en el saqueo de Rome. Agustin 96 respondia contrastando la malvada ciudad de Roma con la hi poidtica ciudad de Dios que seria digna de sec preservada. La Ciudad de Dios se convirtié en el trabajo més influyente del mundo occidental anterior a Tomés de Aquino, y sigue siendo tuna de las piedras angulares de le teologia catélica. A través de 4, posteriores Papas y emperadores encontraron justificacion al ‘Sacto Imperio Romano, y Platén encontré un piiblico nuevo *, El origen del universo fue una cuestién eje en el desarro- lo de Agustin. En el imperio en decadencia habia pruebas més que suficientes de la existencia del mal, y resultabe dificil ver mo podria haber surgido en un mundo creado por un dios ab solutamente bueno. Agustin acepté inicialmente le explicacién maniquea de que desde el principio habian existido las dualide. des del Bien y el Mal. la Luz y la Oscuridad, Dios y Satin. Al igual que la mayor parte de fos maniqueos, Agustin probable mente considerara que el Génesis era demasiado ingenuo como para tomdrselo en serio (estas dudas no tenfan nada que ver con Te evolucidn, por supuesto). Con el tiempo, Agustin llegé a cono- cer las obras de los filésofos-ciemtficos griegos y decidié que su de predecir acontecimientos astrondmices constitua suficiente de Ja superioridad del pensamiento griego fren- te al maniqueismo (Confesiones, V. 3-6). Un posterior estudio de los griegos le levé al neo-platonismo, una escuela fundada por Plotino (205-270), que habia ensefiado en Alejandria y en Roma (Confesiones, VII, 13). Dado que Agustin no sabia leet ‘griego. se concentré en la traduccién latina de Timaeus. Este dié- Jogo aportaba una pulera solucién al problema del mal que era ‘compatible con el Génesis literal. Dedujo que las ereaciones de los primeros dias del Génesis consisticron exclusivamente en la cereacién de las ideas platSnicas de Ia tierra, el mar, las plantas, el hombre, etc, Posteriormente, el universo dio a luz las copias reales ¢ imperfectas de estos idesles ' ‘Més adelante, Agustin releg6 a Platén a un papel de apo- yo de su filosoffa. En la Ciudad de Dios, VIL, revisa brevemen- ‘te Ia historia de la filosofia jonia y ateniense y decide que Ple- {6n es el més compatible con el cristianismo, identifica al crea- dor, en Timaeus, con el dios judeo-cristiano, y llega incluso e st- serir que Platén pudo conocer las escrituras (Ciudad de Dios, VIII, 11). No obstante, no duda en rechazar la idea de Timeo de la reencarnaci6n (Ciudad de Dios, XII, 20-26) o la explica- 97 ‘ign fisica de Ia lujuria (XH, 7). En la scleccién de textos de fate capitulo Agustin rechaza una interpretacin fundamentalista del Génesis. compara los dioses menores del Timaeus con los dagtles y ascvera que Dios es el creador de todas las cosas, ‘Tras Agustin, la ciencia griega permaneci6 enterrada du- ante seis siglos en una de las més profundas fisuras del cerebro romano’. A menudo se ha hecho la pregunta de por qué fue ten abandonada Ia ciencia en la Edad Media. Semejante pregunta ‘que algunos hombres de aque! periodo deberian haber ‘ldo diferentes de la mayoria de la gente, anterior 0 posterior @ ‘llos, mientras la sociedad se desmoronaba en torno suyo. Los ‘adn ocupaban Italia y permanecieron alli hasta el siglo v1. You vindalos del norte de Africa y los visigodos de Espaiia fue- zon suctituidos por los musulmanss, gue se apropiaron también de los restos del mundo persa y helénico, llegando hasta la India, cerrando rutas de comercio y puerios maritimes. Los normandos y vikingos causaron disrupciones simila- res.en el Norte. Las ciudades se veian a menudo diezmadas por las enfermedades. En una época en que la suciedad se consi- dderaba algo casi divino, lo infraestructura sanitaria era inexisten- te, la idea de poner en cuerentens a los comerciantes y soldados infectados habria sido fétil frente a In dispersiGn de la enferme- dad por demonios (White, 1896, vol. 2, cap. 14). El hundimien- to de Roma sumié a Europa cn la barbaric, dejando a los débiles ‘en la coyuntura de buscar proteccién de los fuertes en términos uy desventajosos. El feudalismo dio lugar a un sistema clasista tigido y, posteriormente, a la aristocracia hereditaria. El latin degeneré en varios dialectos —las raices de nuestros lenguajes romances—. Los sacerdotes y los misioneros, a menudo los tni- cos capaces de leer las leyes, eran convocados para actuar como jueves en juicios civiles, ademés de los eclesidsticos, Los sacer- dotes y los sefiores feudales no tardaron en ver las ventajas de la simbiosis, como siempre han hecho los shamanes y jefe Ya en el siglo viit el Reitto de los Francos habfe cristali- ado, abarcando la mayor parte de Europa occidental. Se apoya- ba en el Papa de Roma para conferirse algtin tipo de legitimidad, Yel Papa, a su vez, veia la alianza con los francos como un me- tio de salit de la sombra de Constantinople. Asi, el ato 800, el Papa Le6n IIT (por alguna autoridad s6lo a él revelade) corond = Carlomagno y le declaré César y Augusto, fundando asf el 98 ‘Sacro Imperio Romano. No obstante, en el siglo x, el Reino de los Frances se descompuso, y el papado se vio reducido a un estado tal que une mujer fue capaz de encarcelar al Papa legs timo suplantindole con su hijo ilegitimo como descendiente ex piritual de San Pedro. A finales de In Edad Media, Europa ere como un rompecabezas hecho de plastilina. ‘Tomas de Aquino y el fin de Ia Edad Media La idea del Sacto [mperio Romano suministé un nicleo en torno al cual Europa empez6 a levaniat cabeza en el siglo x, Les italianos reemprendieron la navegacién pot el Mediterrénea 7 ol feudelismo resulté ser cepax de mantener el orden. Una iw pportante cause, a la vez que efecto, de una creciente consciencia del imperio, fueron las Cruzadas. La Primera Guerra Santa fue convocada por el Papa en 1095 en respuesta a la captura de Je rrusalén y la destruccin de lugares ssgrados por los tutcos. De cenas de miles de europeos respondieron a Ja llamada. Sin duda estarian motivedos en su mayoria por una sincera pasién religio sa, pero los organizadores de la cruzada no ignoraban sus potea ciales para la expansiOn del comercio y la soluci6n final det pro ‘lems de Constantinople. La primera Cruzada fue un gran éxi to; ta sangre turca corrié por las calles y todo el mundo disfruté mucho. De hecho, la cruzada tuvo tanto éxito que cincuenta afioa més tarde se efectué una segunda, y después una tercera y unt ‘cuarta y... Entre 1095 y 1291 hobo un total de ocho Santas Cre ‘zadas que fueron cada ver. més desastrosas y menos santas. El em tusiasmo emperé a mermar cuando Ias bojas europeas alcanzaton cifras de decenas de miles, los motivos politicos de los organize ores quedaron al descubierto y la financisci6n empez6 a set opresiva. El dinero para pagar las Cruzadas provedta del pago de un diezmo (un impuesto del 10 por 100, obligatorio, pare It Iglesia) y de Ia venta de dispensas y reliquias. Se llegaron a venr der tantos trozos de la Cruz. Verdadera que no podemos por me nos que pregunternos si eché rafces en el Calvario y continus ‘reciendo durante un millar de atfios. A finales de Ia Edad Mo dia, las Cruzadas hicieron lo que més recientemente han hecho ‘Vietnam y Watergate: estimularon un sano escepticismo acere de los motivos de la competencia entre los Iideres, favoreciendo 99 Fue en gran medida a través de {as Cruzadas como muchos ctistianos Hegaron a abrir los ojos a calturas diferentes, incluyendo la de sus vecinos musulmanes. Heapezaron a reconocer en ellos, no a unos infeles, sino a eslae bones intelectuales de unién con antiguos dias de gloria. Alls donde el Islam habia Tlegado triunfante, preservs y favoreci las festituciones educativas y las bibliotecas; como habia dicho Ma- noma, «Aquel que viaja en busca del conocimiento recorre el el Paraiso». Gracias a San Agustin, Platén fecto influyente antes del siglo x11. No obstan- te, gracies a las ensefianzas de los estudiosos arabes Avicena (980-1037) y Averroes (1126-1198), Aristételes empezé a domi- sar en el cristianismo (F. E. Peters, 1968). ‘Uno de los primeros, y sin duda el mas interesante, conver- v0 a la ciencia érabe fue el Santo Emperador Romano Feder eo Il (1194-1250). Federico habfa sido coronado rey de Sicii 1 Ios cuatro aitos, quedé huérfano a los cinco y fue puesto al cuidado del Papa, que dej6 que el joven rey recorriera Ias calles de Palermo. En esas calles Federico recibié una educacién ex- tremadamente liberal que le facilits nueve idiomas y le inspiré tuna gren tolerancia para con las imperfecciones humanas. A los veintiin afios de edad fue nombrado Santo Emperador Romano, pero sélo tras haber prometido al Pape encabezar una Cruzada. Tard6 tanto on cumplir su promesa que el Papa le excomulgs temporalmente —si es que semejente cosa es posible—. Final- mente, en 1228, Federico encaber6 la sexta Cruzada, pero su ‘oponente musulmén quedé ten impresionedo por aquel exqui- tito europeo, capaz de hablar érabe, que accedié a los objetives de In Cruzada sin presentar batalla. A partir de ese momento, Rederico dedie6 gran parte de su vida en el sur de Italia a la fi- lovofta y la ciencia, ¢ intervino en la direcci6n de la Universidad de Népoles, fundada por él y fibre de todo control religioso. Se ‘oded de estudiosos judios y musulmanes, ered un zool6gico y es sribié un importante texto sobre cetreria. E incluso se decia (fundamentalmente por parte de sus muchos enemigos) que rea- Haba experimentos tales como criar a un nifio en medio del illencio para ver qué lenguaje acabaria hablando, o sellar_un hombre en un barril estanco en un intento de obtener un espé- timen de alma. (Afortunadamente no ha quedado registro alguno e los resultados.) Federico apoyé la traduccién de Aristteles al 100 Jatin pero, adelantado a su tiempo como de costumbre. mantu. vvo su actitud critica hacia él por st abuso de las anécdotas ", ‘Tomas de Aquino (1225-1274) crecié en el ambiente libs. ral que rodeaba a Federico en el sur de italia. En 1259 Tomas se convirtié en estudiante por 1a Universidad de Népoles. Fue alli donde conocié las ensefienzas de Aristételes, y a los doming 0s, Se unié a esta orden en 1244, pero tardé un afio de més en hacer sus votos, ya que su familia le secuestré ¢ intenté «des. programarles. Fracasaron incluso a pesar de haber introducido en su habitacién una bella mujer para que se diera cuenta de lo que significaban ciertas privaciones de la vida religiosa (Petitor, 1966, p. 41), Desde 1248 a 1252 Tomés estudié con los domi. ricas en Colonia bajo ef reinado de Alberto Magno que, junto con otras escoléstices, intentaba reconciliar 2 Aristoteles con el cristianismo ". En los siete aitos que siguieron estudio en la Uni- versidad de Paris, donde debié caer también bajo Ia influe de Aristételes a través de los averrofstas que en ella habia. Pos- teriormente fue llamado a Italia pera actuar como predicador y ‘maestro. Alli indujo a William de Moerbeke a realizar fas pri- moras traducciones de Arist6teles directamente del griego. Antes de esto, las dinicas traducciones latinas de Arist6tcles estaban basadas en traducciones érabes o sirias del griego y, el parecer, Tomds no habla abrazado el aristotelismo debido a su poca fis bilidad. En cuanto dispuso de las nuevas traducciones se sums a Alberto Magno y los escolésticos en su intento de hacer comps: tibles el cristianismo y Aristételes. Su méxima contribucién a la causa fue la Summa Theologica, trabajo que emprendis en 1267. Entre 1269 y 1272 Tomés fue el titular de la cétedra dominics de Teologia en la Universidad de Parts, y se vio envuelto en una violenta disputa entre fos averrofstas de la Facultad de Arte y los antiaristotélicos agustinos de la Facultad de Teologia. Consiguié moderar Ia posicién de los averroistes de que Dios no interviené en los fendmenos naturales, y defendié con éxito Ie filosofla de Arist6teles ante los tedlogos. Ahora que la filosofia tomiste es ya ‘ortodoxa, tendemos a infravalorar su gesto. El debate no ere unt simple discusién entre profesores a la hora del té; Tomas estuvo sin duda en peligro fisico (Petitot, 1966, p. 70). También ea 1210, los clérigos parisinos, y ta Inquisicién y el Papa en 1263, hhabian condenado los intentos de armonizar a Aristételes y el criatianismo, del mismo modo en que el judafsmo ortodoxo habia 101 condensdo intentos similares realizados por Maiménides, (1135+ 1204), y el Islam habia condenado los esfuernos de Averroes. ‘Tomés habia convencido al Papa de que el escolasticismo no ere herético, pero es0 no satisfizo a la ullraconservadora Iglesia ps- risine. En 1277, a todos los efectos péstumamente, et obispo de Paris excomulgS a Tomés por adherirse a ciertas proposiciones sristotélicas (Grant, 1974, pp. 42-50). Por supuesto, Tomés ob- tuvo In victoria final. Como veremos en el siguiente capitulo, ‘cabs siendo una herejfa contradecir a Aristbteles. En 1272 To- snfs Fegresé a Italia. (Como dominico, dicho sea de paso, iTomés tuvo que hacer todos estos viajes a pie!) Alli tuvo una experien- cis religiosa que hizo que todos sus trabajos como escoléstico fe parecieran «paja». Muris poco después. Todo occidental es, en alguna medida, un aristotético, gra- clas a la Summa Theologica, Desafortunadamente, gran parle de sa trabajo no constitula un basamento suficiente sétido sobre ‘al que reconstruir la ciencia griega, debido a te tendencia de To ‘més & utilizar la Wégica aristotélica para discusiones descabella- das. Por ejemplo, en el «Tratado sobre los Angeles» (primera parte, preguntas 50-64), Tomés determina si los éngeles pueden moverse instanténeamente, conocerse entre si y el futuro, tener libre albedrfo y amar a Dios mis que si mismos, y si los de- smonios son por naturaleza malvados y tristes. (No respondi6 @ ‘una pregunta que lleva treinta afios preocupéndome: Si Dios y Superman se pelearan, Zcudl de los dos ganaria?) La escoldstica, utlizando como modelo este tipo de razonamientos, acabé des- ‘creditando a Aristteles. La siguiente seleccién de la Summa Theclogica acerca del quinto y sexto dia de la Creacién, es tipica de los intentos de Tomés ‘por hacer de Dios un aristotélico o de Aristételes un proieta. Convencido de que tanto la Biblia como Aristételes te- fan que estar en Jo cierto, ejecuta auténticos contorsionismos Mgicos para hacer que lleguen a estar de acuerdo. Acepta, sin ‘uestionarlos, el primer capitulo del Génesis y los cuatro elemen- tos de Arisidteles, la generacién esponténea y Ia clasificacién de las causas (aqu{ la causa eficiente recibe el nombre de «principio sctivos), La talla de Toms como bidlogo la da su conviccién de ‘que las focas son peces, Si Arist6teles hubiera sido infalible, To- ‘més habria logredo la utopia de reunir la mente racional y el 102 ‘alma espiritual del hombre, pero esa esperanza estaba condenada de antemano por la propia ciencia que él ayud6 a resiaurar™, San Agustin, Ciudad de Dios, 2." edicién, Ed. Porria, Méxi- €0, 1970, pp. 285-287 (XII, 26 a XXil, 28 de la edicién latina}, caps. 24, 25, 26, 27, 28. Capitulo 24. De Je naturateze def alma del hombre, criade 2 Imagen y semejanza de Dios. Cri6é Dios al hombre a imagen y semejanza suya, por- que le dio una alma de tal calidad, que por ta raz6n y el entendimienty fuese aventajada a todos los animales de la tierra, del agua y del aire, que no tendria otra tal mente. Y habiendo formado al hombre del polvo o limo de la tierra, y habiéndole infundido una alma, como dije (ya la hubiese hecho, y se la infundiese soplando, ya. por mejor decir. la hiclese soplando) y queriendo que aquel soplo que hizo so- plando (porque ,qué otra cosa es soplar sino hacer soplo?} fuese el alma del hombre, también le crié una mujer para su compafifa y auxillo en la generaci6n, sacéndole una cos- tilla del lado, obrando como Dios. Porque no hemos de ima- ginar esto al modo comdn de la carne, como vernos que los artifices fabrican de cualquier materia cosas terrenas con los miembros corporales, lo mejor que pueden con la In. dustria de su arte. La mano de Dios es la potencia de Dios, el cual aun las cosas visibles las obra invisiblemente. Pero estas cogas las tlonen por fabulosas més que por verdade- ras los que miden por estas obras ordinarias y cotidianss la virtud y sabidurla de Dios, que sabe y puede sin semille criar la misma somilla; pero las que primeramente crié Dios, porque no tas entienden, las imaginan infietmente, ‘como si estas mismas cosas que saben y entlenden acerce de las generaciones y partos de los hombres, contandolas a los que no tuvieran experiencia de ellas ni la supleran, ino s¢ les hiclesen més Increibles, aunque hay muchos quo estas mismas las atribuyen antes a las causes corporale: de In naturaleza que a las admirables obras de le divina Providencta. 105 Gapitulo 25. Si puede decirse que los éngeles han criado ‘siguna criatura, por minima que sea. Pero en estos libros no tratamos ni disputamos con foe que no creen que la Majested Divina es el autor de es- ‘ee cosas 0 el que culda de ellas. Con todo, aquellos que aeon 8 8u Platén y sostionen que el sumo Dios que hizo ‘@ mundo no cri6, sino que con su licencia o mandato, otros frenores, que 6! mismo hizo, criaron todos los animales feortales, y entre ellos al hombre, para que obtuviese ol lu- {gar més principal y més préximo a los mismos dioses:, si ‘gatuviesen oxentos de la supersticién con que pretenden demostrar que justamente los adoran y ofrecen sacrificios ‘pmo © outorea y criadoroe euyos, fécilmonte se librardn también de la falsedad y engafo de esta opinidn, Porque no 0 licito creer 0 afirmar que otro que Dios sea criador de ‘ninguna criatura por minima y mortal que sea, aun antes que pueda éeta dejarse entender. Y asi, los éngeles, a quienes ‘log con més gusto llaman dioses, aunque aplican, o man- dindoselo Dios 0 permitiéndoselo, su operacién a las cosas, que se crien en el mundo, sin embargo, no son més criado- ras de los animales que lo son los labradores de las mieses plantas Capitulo 26. Que Ia naturaleze y forma de todes fas cria- tures no se hace sino por obra divina, Porque habiendo dos especies de formas, una que se da exterlormente a custquiera materia corporal, como son las que fabricen los alfareros y carpinteros y otros artifices semejantes, que forjan y hacen figuras y formas parecidas ‘a los cuerpos de los animales; y otra que interiormente tHene sus causas eficientes, sogin el secreto y oculto albe- drio de la neturaleza que vive y entiende; la cual. no s6lo hace las formas naturales de los cuerpos, sino también las tmlemas almas de los animales al nacer; la primera forma ‘80 puede atribuir a cualesquiera artifices, pero esta otra no, tino solamente a Dios criador y autor de todas les cosas viaibles e invisibles, que crié al mundo y a los éngeles sin ‘lngdin mundo y sin’ ningunos angeles. 104 Porque con aquelle virtud divine. y, par decirlo asi, efectiva, que no sabe ser hecha, sino hacer (con que reck bi6 la forma, cuando se hizo, el mundo, la redondez del cie- to y Ia redondez del sol) con la misma virtud divina y efec tiva, que no sabe ser hecha, sino hacer, recibié forma la redondez del ojo y la redondez de la manzana, y las demés figuras naturales que vemos se acomadan a todas las co- a9 que nacen, no extrinsecamente, sino por virtud y po- tencia intrinseca del Criador, que dijo: «Vo leno el cielo y la tierra» y «soy aquel cuya sabiduria toca de fin a fin con fortaleza, y con suavidad dispone todas las co tno sabré decir de qué sirvieron a su Criador la las demés cosas los éngeles que primeramente Dios crié; porque ni me strove a atribuirles lo que ecaso no pueden, nil debo derogarles lo que pueden. Pero (a creacién y fébrica de todas las naturalezas, por fa que son naturalezas, con asentimiento de ellos mismos, la atribuyo a aquel Dios a quien ellos mismos saben que deben con accién de gracias el ser que tienen. Asf que decimos que no s6lo ios labra- dores no son criadores de género alguno de frutales, pues- to que leemos: «Que ni el que planta es el criador, ni el que riega, sino Dios, que es e! que da el incremento», mas ni aun la misma tierra, aunque parezca una fecunda madre de todos, que promueve lo que brota en renuevos y pimpo- Hos, y lo que esté fijo con rafces lo mantiene: porque ast mismo leemos: «Que Dios es el que da al grano sembrado ‘su cuerpo como quiere, y @ cada semilla su cuerpo confor- me a su condicién.» Por lo que tampaco debemos llamar a la madre outora y criedora de su hijo, sino antes a aquel que dijo a.un slervo suyo: «Antes que te formara en el vien- tre de tu madre te conoct.» Y aunque el alma de la que esté encinta, estando en esta o aquelta disposicién, pueda Im primir algunas cualidades al fruto de su vientre, como Jo cob, que con las varas de diferentes colores hizo que la ria de sus ganados saliess de diferentes cotores: con todo, aquella naturaleza no la crié ella misma, como tampoco se hizo a sf misma. Asi que cualesquiera caus corporales 0 gt que se apliquen para la procreacién de los seres, ya sea por operacién de los éngeles 0 de los hombres, o de cuales: quiera animales, ya sea por la conjuncién conyugal de ver 105 r6n y hembra, y cualesquiera deseos, pasiones y emociones del elma de la madre, pueden ser poderosos para sembrar faigunos lineamientos 0 colores en los tiemnos y suaves em- briones: pero a las mismas naturalezas, que en su género 1 disponen de este o de aque! modo, no las hace sino el sumo Dios, cuyo oculto poder. como lo penetra todo con ‘wu inmutable presencia, hace que sea todo lo que en alguna manera tiene que ser de cualquiera manera, poco 0 mucho ‘que le tenga: porque si el Sefior no fo hiciera, no s6lo no ‘uviera tal o tal ser, sino que de! todo no pudiera ser. Por fo cual, si en aquelia forma que los artifices dan exterior- mente & las cosas corporales, decimos que a las ciudades de Roma y Alejendria las funderon, no los artifices y ar- tgultectos, dino los reyes: 0 la una, Némulo, y a la otra, Ale: jandro, con cuya voluntad, acuerdo y orden fueron edifica- aa; ;con cudnta més razén no debemos admitir sino 8 Dios por autor y criador de las naturalezas, que es el que ni hace ser alguno de otra materia, sino de la que él mismo hizo y formé, ni tiene otros obreros sino los que él crié? Y si re- tirase su potencia fabricadora de las cosas. por decirlo a no tendrén més ser que el que tuvieron antes que no fut ‘on ni existiesen. Antes, digo, en eternidad. no en tiempo; porque zquién otro es el autor de los tiempos sino el que hizo todas las cosas, con cuyos movimientos alternativos corrleson los tiempos? Capitulo 27. De ta opinién de fos pleténicos, que piensan ‘que 8 los dngeles los crié Dios. pero que los éngeles son os que crian los cuerpos humanos. El filésofo Platén quiso que los dioses menores que crl6 el sumo Dios fuesen hacedores de los demés animales, tecibiendo del Sefor la parte inmortal y de ellos la mortal. Por lo cual estos dioses no eran criadores de nuestras al- mas, sino de los cuerpos. Y por cuanto Porfirio, por amor de la purificactén del alma, dice que debe huirse de todo to que es cuerpo, opinando asimismo con su maestro Pla- ‘t6n y con los demés platénicos que los que vivieren disolv- tw y torpemente vuslven a los cuerpos mortales para pager ‘tue penas (aunque Platén dice que también pasan a los 106 ‘cuerpos de las bestias. y Porfirio solamente a los de los hombres) siguese necesariamente que confiesen que estos dioses @ que ellos desean les tributemos adoracién como a progenitores y autores nuestros, no son otra cosa que unos fabricadores y arquitectos de nuestras cadenas y cérceles, y no nuestros hacedores, sino crueles carceleros que nos encierran en miserables y horrendos calabozos, y ios po- nen gravisimas e insufribles prisiones y cadenas. O desis- ‘tan, pues, los platénicos de amenazarnos con las penas que resultan a las almas de estos cuerpos, 0 no nos prediquen que sdoremos a los dioses cuyas obras que hacen en nos. otros, ellos mismos nos exhortan 2 que las huyamos en cuanto pudiéremos y nos libremos de ellas, aunque 10 uno ¥ Io otro es falsisimo. Porque ni de esta suerte eatiefacen lag aimas las penas que deben, tornando de nuevo a esta vida penal. ni hay otro autor y criador de todos los que viven asi en el cielo como en la tierrs, sino Aquel que hizo el cie- lo y la terra. Porque si no hay otra causa pera vivir en este ‘cuerpo mortal sino la de satistacer a les merectdas penas por las culpas cometidas, ,cémo dice el mismo Platén que rio pudo hacerse de otro modo el mundo tan perfectamente hermoso y bueno ai no le llenara Dios de todo género de animales, esto es, de los Inmortales y mortales? Y si nues- ‘tra creacién, por la que fuimos criados, aunque mortales, ‘8 don y beneficio divino, ,c6mo puede ser pena el volve a estos cuerpos, esto es, a los divinos beneficios? Y si Dios (lo que es muy comin en la doctrina de Platén) tenie en su eterna inteligencia las ideas y especies. asi como las del Universo, asi también las de todos los animsles, .cémo ‘no criaba 6! mismo todas las cosas? ;Cémo no habie de querer ser artifice de algunas, teniendo su Inefable e inefa- blemente losble entendimiento arte para hacerlas? Capituio 28. Que en el primer hombre nacié toda 1a ple nitud de! linaje humeno, en la cual previé Dios la perte que habia de ser honrada y promiada y la que habia de ser com denada y castiged Con raz6n ta verdadere religién le reconoce y pred- ‘ea por autor y Criador del mundo y de todos los animal 107 eato es. de las almas y de los cuerpos. Y entre los terre- 'y mortales hizo a su imagen y semejanza, por le causa he insinuado, si acaso no hay otra mas aculta, al hom- bre solamente, pero no le dejé solo. Porque no hay linaje de animal tan desavenido por sus vicios, ni tan sociable por eu naturaleza como éste, Tampoco la humana naturaleza pu- dlera testificer més a propésito contra el vicio de la dis- ‘sordle, 0 para prevenir que no la hublese, © para quitarla ‘ouando la hublese, que trayéndonos a la memoria aquel pri- mer padre, a quien por e860 quiso Dios crlarle Gnico, de quien se propagase la humana generacién, para que con es- ta advertencia se vinlese a conservar también entre muchos une concorde unién. Con haberle Dios formado una mujer. extrayéndole de su costado, nos vio # entender bien claro ‘ouén amada y querida debe ser la unidn del marido y de ta mujer. Y estas obras de Dios por eso son extraordinarias ¢@ inusitadas, porque son primeras. Y los que no les creen tampoco deben creer que hizo Dios estupendos y admira- bles prodigios, pues que ni éstos, fectuasen segin el ‘curso ordinario de la naturaleza, se llamarian prodigios. ¢¥ ‘qué cosa hay que se haga en vano bajo un gobierno tan so- bberano y arreglado de la Divina Providen ‘ea no sea oculta y secreta? Por lo que di «Vonid, y considerad tas obras del Sefior, los prodigios que hizo en Ia tlerra.» La causa porque Dios hizo a la mujer del costado del varon, y lo que prefiguré éste, que en cierto modo podemos llamar primer prodigio, to diré en otro lugar con el favor del Seftor. Y ahora, porque hemos de poner fin a este libro, con- alderemos cémo en el primer hombre, que ante todos fue ‘lado, nacieron, aunque no segin evidencia, sin embargo. ‘segdn la presciencia de Dios, en el linaje humana dos com- afilas 0 congregaciones de hombres, como dos cludades: porque de 41 habfan de nacer. unos para venirse a juntar ‘con los éngeles malos en las penas y tormentos, otros con los buenos, en el premio eterno por oculto, pero justo Jul io de Dios. Pues, como dice ta Sagrade Escritura: «Estan- do todas tas sendas y disposiciones del Seftor llenas de mi- ‘ericordia y verdads, ni su gracia puede ser Injusta, ni cruel ‘u Justicia. 108 Tomas de Aquino, Summa Theologica, Primera parte, To- mo |, Edicién P. P. Dominicos, Madrid, 1880. (Las ediciones més recientes en castellano son selec: clones que no incluyen estos apartados.} Cuestion LXXit, De la obra del sexto dia. Articulo tnico (1). En cuanto a la obra de! sexto dia: 1. Parece se describe de un modo inconvenient porque, como las aves y peces tienen alma viviente, tiénen- la asimismo los animales terrestres: mas no son ellos la misme alma viviente. Por lo tanto, inconvenientemente so dice (v. 24): produzca Ia tierra anime viviente: sino que bio decirse: «produzca la tierra cuadriipedos de elma vb viente>, 2. El género no debe clasificarse contrapuesto @ la especie; pero las besties y animales estén incluidos entre los cuadripedos. Luego sin razdn se enumeran los cuadripe- dos con las besties y animales. 3. El hombre, lo mismo que fos otros animales, per- tenece a un género y especie determinados. Pero en le creacién del hombre no se hace mencién de su género 0 de su especie. Luego tampoco debié mencionarse génera ni especie en la produccién de los demés animales, diciendo en su género 0 en su especie. 4. Los animales terrestres son més semejantes al hombre, a quien Dios bendice segiin él texto, que las aves y los paces: a los cuales también se hace constar bend fo cual con mayor razén debi6 decirse de los otros ani- males. 5. Clertos animales se engendran de la putrefaccién, que es una corrupcién; pero la corrupcién desdice de la primera institucién de los sores: luego por esa razén no debieron ser producidos semejantes animales en la primers institucién de los seres. 6. Hay animales venenosos y nocivos al hombre, # quien nada debié serlo antes de su pecado: por consiguien- te esos animales 0 absolutamente no debieron ser hechos or Dios, que es autor de las cosas buenas, 0 en caso no debieran serlo antes del pecado. 109 Por el contrario, es argumento satisfactorio fa autor’: ded de Ia Escritura. ‘Conclusion. Fue conveniente que en el dia sesto que- dese la tierra exornada por ia produccion de los animales tres, 3 fin de que ef dia de su ornato guardese corre- iuclon con el de su distincion. Responderémos que, asi como en el quinto dia es ssomado ¢1 cuerpo medio correlativamente con su distin- @on ene! segundo; igualmente es decorada ef cuerpo s- ffm, fa tlerra, por fa produccion de los animales terrestres gr ol dia sesto, correspondiente al tercaro; por cuya razon fer embos se menciona la tierra. En este punto como en los fentes San Agustin (Sup. Gen. ad litt. 5. ¢.8) supone ides potencialmente los animalas terrestres, que se {gin los otros santos lo fueron en acto. ‘Al argumento 12 dirémos que. como observa San Ba illo (Hom. 8 in Hexam.), del contesto de la Escritura pue- den colegirse los diversos grados de vida on los diversos ‘animales. Las plantas tienen una vida impertectisima y ocul- : por 10 que en su produccién nada se dice de vida, y solo ‘te habla de generacion, segun la cual Gnicamente se notan ‘en elias actos de vida; pues la nutritive y la aumentativa tirvon 4 la reproductiva, como luego se diré (C. 78, 2. 2). ‘Maa entre los animales més perfectos son (comunmente hablando) los terrestres que las aves y los peces: no por- que los peces carezcan de memoria, como pretends San ura San Agustin (Sup. Gen. ad litt. 1. 3, de su generacion. En cuanto 4 ciertos Instintos sagaces, hay ales imparfectos, que sobresalen, cuales son ls abolas y las hormigas: y por eso llama 4 los paces, no alma viviente, sino reptil de énima viviente; al paso que & los animales terrestres los denomina alma viviente, & causa ide la perfeccion de la vida en ellos, como dando & entender ‘que los peces son cuerpos con algo de énima y los animales terrestres como almas duefias de sus cuerpos por su vida erfecta. Empero el més perfecto grado de la vida reside @ ef hombre: por lo que no dice que la vida del hombre fuera producida por la tierra 6 el aqua, como la de los de- mas animales, sino por Dios. 110 Al 2° que por bestias 6 ganados (jumenta 6 pecora) se entienden los animales domésticos, que prestan al hom. bre servicios cualesquiera: por fieras (bestiae) los animales feroces, como osos y leones, y por reptiles los animales que 6 no tienen pies en que alzarse sobre la tierra como las culebras, 6 los tienen cortos, 0 se elevan poco, cuales ‘son los fagartos y las hormigas. ¥, como hay otros no com prendides en ninguna de los antedichos grupos, como los clerves y gacelas; asi dié cusdrépedos, para incluirlos to. dos, o bien, designé antes como género los cuadruipedos, descendié 4 los otros luego como especies; pues en afecto son cuadrdpedos algunos reptiles, como los lagartos y las hormigas. ‘AL 3° que hizo mencién de aénero y especie en Ins otros animales y en las plantas, para denotar la generacién de los seres semejantes a sus genitores: designacién in. necesaria respecto de los hombres, 4 quienes se sobreen- tlende aplicable Io dicho de los anteriormente descritos. O también porque los animales y las plantas son producidos ‘segun sus proplos géneros y especies, como muy distantes de la semejanza con Dios; en tanto que el hombre se dice formado & su Imagen y semejenza. Al 4° que la bendicion de Dios infunde la virtud de por la generacién: y por fo mismo no habia terrestres lo con- signado ya respecto de las aves y los peces, y que se sobre- entiende. Pero se repite en favor de los hombres la bend ccién por la razon especial de su multiplicacion hasta com. pletar el nimero de los elegidos, y ademas porque no se dijese pecaminoso el ejercicio de la funcion procreativa de hijes: al paso que les plantas, destituidas de todo afecto reproductive de la prole y sin sensaciones genésicas, fue ron consideradas Indignas de espresa bendicion verbal. AIS? que. siendo la generacion de una corrupcion del otro, no repugna 4 la primaria instauracion de los seres el que de la corrupcion de los ménos nobles sean engendre dos tos més dignos. Asi que blen pudieron serlo enténces los animales que se engendran de {a putrefaccion de seres animadoe, como las plantas; mas no asf pudieron sor pro- ducidos sino solo potencialmente los que son engendrados de la descomposicion de otros animales. un Al 6+ que San Agustin observa (Sup. Sen. contra man. 4, 1.6. 18) que «si en el laboratorio de un artista penetra ‘un profano, ve alli muchos instrumentos, cuyas causas des- ‘oonoce; y quizé es bastante necio, para mirarlos como su- luos; y. si cae incauto en el horno 6 se lastima con at- ws herramtenta punzante, parécele hay alli muchas cosas iciales; moféndose de su ignorancia el artista, que ‘sonoce 128 aplicaciones de sus aperatos. Hé ahi pues el proceder de algunos, que osan censurar en este mundo mu- cchas coBes, Cuyas causes no ven: como en nuestras mis- mas cases se ven objetos no necesarios, y que sin ember- ge completan la integrided de! moviliario». Hubiera el hom- bbre usado recta y moderadamente de las coses de este mondo, Antes que peréra: y nn le serian dafinos Ios ani- males venenosos. Encuentros en Ia fase absurda La Eded Media menudo evoca visiones de un aire oscu- recido pot el humo de fuegos en los que arden brujas y herejes, y de mentes igualmente oscurecidas por la superstici6n. Sin dude ‘este impresin es exagereda. De hecho, en ocasiones me pregunto ti el miedo, el odio y Ia superstici6n que inspiraban las cazas de brujas de la Inguisicién en le Edad Media no siguen ain con ‘nosotros en plena Era Cientifica. Hasta la Eded Media s6lo ha- ‘lan pasado unos cuantos cientos de generaciones desde que In Humanided habfa emprendido su andadura, y s6lo nos seps- ran de nuestros antecesores medievales alrededor de treinta ge- neracjones. La evoluciin biolbgica no es capaz de seguir un ritmo eemejante de cambios cultursles. No deberiamos esperar que abendonar la Neturaleza, de la que surgimos, pueda lograrse sin ‘lgin tipo de desajuste entre el cerebro y el medio ambiente. Cortar el cordéa umbilical que nos une a la Neturaleza puede ‘haber dejado un ombligo conductol, atin no cicatrizado, a nuestra clviizacién —un luger de la mente en carne vive y sangrante, donde se infectan miedos primigenios y tabties, 0, por el contra- tio, donde sélo producen ligeras molestias. Tal vez partes de ‘nuestros cerebros, encargados de producir impulsos y ereencias ‘ecesarias para nuestra supervivencia en estado matural, dieron lugar a tos oscuros y ominosos horrores de los tiempos medieva- 112 les y a las especulaciones de Tomés de Aquino acerea de las personalidades de los demonics y los éngeles. Tal vez hoy en dia produzcan las aberraciones de conducta que nos escandalizan y ten a diario” La reaccién anticomunista de finales de los afios cuarenta y cincuenta en los Estados Unidos ha sido a menudo comparada ‘con una caza de brujas. Dado que muchos lectores son deme. siado j6venes como para recordar ese periodo, tal vez resulte Util recordarlo brevemente para apreciar hasta donde hemos lle gado desde Ia Edad Media. El control de Europa oriental. por parte de Rusia tras la Segunda Guerra Mundial, su éxito al rom- per el monopolio ameticano sobre la bomba at6mica, nuestra «pérdidae de China ante el conumismo y las frustraciones pro .) Puede no ser més que una coincidencia que Ia caza de brujes anticomunista y 10s avistamientos de OVNIS comenza- ran casi al mismo tietnpo. Tal vez habia demasiada maidad co- mo para atribuirsela tode a los comunistas, y muchos americanos ensaron que debfan haber reclutado ayuda exterior para con- uistar el mundo, Esto podria explicar por qué los encuentros iniciales adoptaron Ia forma de «pelees de perros» entre «plati- Mos volantese y reactores militares, y por qué circularon rumores de que el gobierno estabs ocultando evidencias de una invasién ‘en masa. (Donde aparecen los demonios, nadie esté por encima de toda sospecha.} En Hollywood, unas formas de vida intel 15, detectaron, al parecer, la aiioranze americana de demonios ie ropa moderne, y se dispusicron a setisfacer ese deseo con jinmortales tales como It came from Outer Space (1953), 1 vs. the Flying Saucers (1956), Invasion of the Saucer Men (4987), The Brain Eaters (1958) y Invasion of the Star Creatu- pea (1559). Al parecer, Vieinam, Watergate y nuesiras locuras ‘ecoldgicas nos han ensefiado que hay ys suficientes demonios ‘Sobre Ia tierra (y también en cada uno de nosotros). Parece existir ‘ey un anhelo general de que leguen sabios y bondadosos vis ‘tastes de Krypton, o algin lugar similar, que nos devuelvan Ja ‘verdad, Ia justicie y la forma americana de vida. Somos dema- dado sofisticados pare creer en revoloteos de éngeles, por lo que hemes cembiado sus alas por naves espacisles *. Esta revelacidn In fwve en el momento cumbre de Eneven- tros en fa Tercera Fase. La primera parte de esta pelicula era ‘un sorprendente crescendo que Hegaba a un aterrizaje, solicitado desde la Tierra, de una inmensa de otro planeta. Finalmen- te, la nave desciende sobre la pista especialmente preparada, ro- deada de cientificos y sécnicos que contemplan con expectacién ‘sa exotilla, Se abre lentamente. Los primeros en aparecer son ‘Iumanos terrestres —especimenes recolectados durante unos ‘cuantos siglos, La escotilla permanece abierta durante largos mi- ‘putos, mientras ¢speramos para ver qué resultado ha tenido la ‘evolucién en otro lugar. Por mi mente pasan encuentros previos con los programas de madrugada, experimentados cuando mi cerebro quemado ¢ insomne buscaba alivio a un exceso de rea- lidad cientifica. {Cudl de esos seres, me digo a mf mismo, habré regresado tras un cuarto de siglo? ¢Serd el infame limo verde ‘que ba vuelto para devolver la energia que robé para mantener ‘te vivo? {Seré una masa de ojos y patas que parezca confecciona- da con piezas sueltas de arafas y crusticeos? 40 serd la mente invisible, el no va mds en la evolucién, y salvacin de poco ins- pirados disefiadores de Hollywood? Por un instante mi electroen- ‘cegalograma queda plano y de repente..., hélos ahi. Al principio de modo impreciso, frente al deslumbrante resplandor de les lu- cea interiores. Lentamente empiezan a entrar en foco. jOh, no, horrible! {Sélo tienen una cabeza! \No puede ser! jTienen dos brazos y dos piernas! inco dedos en cada mano! jRepugnan- tel iAhiora distingo dos ojos en la parte delantera de la cabeza y una boca debajo! jRepulsivo! Son, en pocas palabras, huma- ‘oides blancos, de clase media, tipicos. Podrian mudarse mi 116 vyecindario sin hacer que bajaran los precios de la propiedad, Son incluso un tanto sexy, con sus largas pestafias y sontisas oo quetas, aunque no estoy muy seguro que me gustara que un hermana mia se casara con uno de ellos. ¢Pero qué les ha ocu. rrido a las bestias extraterresires del Late, late Show? £Qv6 to rrible mutacin les ha convertido en esto? De repente se me ocutrié, Lo que habia evolucionado np habia sido la vida inteligente en otro planeta, sino la cultura po. ular de nuestro propio planeta. Nuestros demonios de 10s afiog ccincuenta andan acumulando polvo en los almacenes de atrezz de Hollywood porque ya no les necesitamos para explicar nuestra situacién, Ahora lo que queremos es éngeles para salvarnos de ella, ¥ los queremos a nuestra imagen y semejanza. Resulta muy dificil mirar a todos sus ojos a una gigantesca bola de protoplar. ma, de golpe y sin previo aviso, con ecuanimidad. Y no tiene sen- ‘ido sonreir & un ser que no tiene boca. Nuestros Angeles tienen ‘que ser similares a nosottos, aunque ello suponga violar fos prin- cipios elementales de la evolucién. Qué principios de la evolucién?, podrian ustedes pregun- tar. Después de todo, zo existen acaso al menos un millén de ‘galaxias, cada una de ellas con tal vez cientos de miles de milo. ‘nes de sistemas solares en los que la vida humanoide podria hs- ber evolucionado hasta un nivel suficiente como para permitirle hhacernos una visita? Bueno, no exactemente. En primer lugar debemes limitarnos a nuestra propia galaxia, dado que cualquier forma de vida existente fuera de ella se encontraria como méni- mo a una distancia de diez mil afios luz. Asi pues, incluso aun- que unos seres inteligentes de otra galaxia nos encontraran inte- resantes hace diez mil ails, antes de que empersramos a trabajar Ja agricultura, allé por el 10000 a. C., tendrian que haber viaja- do a la velocidad de la luz para poder estar aqui ahora. (La informacién habria tardado al menos diez mil afios en Heger a ellos desde 1a Tierra y ellos habrian tardado otro tanto en llegar aqui. Ast pues, nos encontramos restringidos @ los doscientos mil millones de sistemas solares de nuestra propia galaxia, In Via Léctea, que posiblemente muchos considerarfan un ndmeto si- ficiente, dado que es bastantes veces mayor que el nimero de hhamburguesas vendides por cierta cadena de comida répida. ‘Sabemos poca cosa acerca de los planetas de otros sistemas sola ‘85, pero supongamos que uno de cada doscientos tiene un pla- neta con unas condiciones suficientemente similares a las terres- 17 ira dar lugar a ta vida tal y como la conocemos. Eso wwe co Bn alrededor de mil millones de plantas. me eTQué nimero de estos planetas cabe esperar que podrian ever desarollaco. cuturas teenolgicamenteavanzadas, com fpomtts por seres de una apariencia més o menos humana? No determinarlo con precisién, pero si tomnamos en con- 6n la evolucién del hombre sobre ia Tierra Poaemos ha na idea de lo poco probable que es que pudiera repe- = =n otro sitio. Concedamos que en le décima parte de $e wil millones de planetas pudieran haber aparecido vertebr ide como los peces. Nuestros antepasados marinos tenian casu ‘rote dos ojos por encima de una nariz que a su vez se encon- ‘maba sobre una tinica boca, sin lo cual ningtin extraterrestre con tyhiaimo de decencia osacis_aparceee sobre In Tierra. Se me qgurren un centenar de elternativas razonables a esta disposicion, for To que redvcimos el nimero de planetas probables 2 vi Fpor 100, Une afortunada poblaciin de peces consiguié sobre- vivir en tierra firme, evolucionando hacia una especie anfi a nse secando, hace unos trescientos cincuenta millones de afios *, diversas superficies de agua, Si ese acontecimiento geoldgion no ge hubiera producido, tal vez no bubiera existido la suficiente retin de seleccién para forzar a los vertebredos a convertirse ‘en terrestres. Asumamos que la probabilidad de semejante COR tecimiento es de una por cada diez, lo que nos deja cien mil pla- pets candidatos, Nuesttos antecesores anfibios decidieron que ‘qustro era un buen néimero de patas, aunque muchos animales po necesitan patas para nada y otros necesitan diez y més. Por Jo tanto, reducimos a una décima parte la probabilidad de que la ‘vida en otro plancta evolucione hacia seres inteligentes de cua- ‘two extremidades, Hace unos trescientos millones de aiios, una tapecie de anfibics evolucioné transforméndose en los reptiles. ¥ ‘unos cien millones de afios mds tarde une poblacién de reptiles se transformé en los mamiferos. En algdn lugar del camino opta- ton por tener cinco digitos en el extremo de cada pata, aunque cualquier ntimero entre el cero y el diez podria haber resultado igual de dti!, considerando la diversidad de modos en que cada especie los iza. El nimero de planetas condidatos en los que spereceria el mismo nitmero de digites seria de unos 1.000. En Ia Tierra, hace unos setenta millones de afios, algunos mamfferos adoptaron hébitos arboricolas, dando lugar af orden de fos Primates. que hoy incluye a los lemures, Jos monos, los 18 simiog y los humanos. Las caidas desde los arboles tendian a se- leccfonar a favor de una buena presa, de modo que surgié el pulgar oponible. Otras consideraciones similares favorecieron el desplazamiento de los ojos a la parte frontal del eréneo para la percepeién de profundidades, y un agrandamiento de las éreas sensitivas y motoras del cerebro pare Ia coordinacién ojo-mano. La capacidad pare detectar frutos favorecié In evolucién de la visién en color, rasgo infrecuente entre los mamiferos, aunque en Encuentros en ta Tercera Fase se da por sentado™, Podemos es- timar la probabilidad de la apariciGn de estos rasgos de primate fen un I por 100. EI nimero de planetas capaces de producir vi sitantes humanoides ha quedado reducido a diez ‘Abora vienen una serie de acontecimientos realmente im. probables, En Europa. el Oriente Préximo. y el este de Africa, cl habitat forestal de los primates empez6 a transformarse en pra: deras, obedeciendo a un cambio climético producido hace alre- dedor de veinte millones de afios. Esto obligé a muchos primates f pasar cada vez més tiempo en el suelo, favoreciendo asi una postura erguida para poder ver por encima de la hierba. Inexo- tablemente se produjeron otros cambios. Al no haber frutes en- tre las hierbas, estos homfnidos se entregaron a Ia caza. No obs- tante, la mayor parte de sus presas eran o més grandes 0 més répidas que ellos, por lo que se vieron obligados a cazar en gru- pos, lo que llevé a la cooperacién social y. eventualmente, al ien- guaje. Las manos y el cerebro, libres ya de Ia tarea de la locomo- ‘cién, empezaron a emplearse en la produccién de herramientas hhace unos pocos millones de afios. La capacidad de comunicarse y manipular el medio ambiente exigla un cerebro en continua fexpansi6n para hacer uso de una mayor informacin sensorial. Los fésiles revelen de hecho un asombroso crecimiento del cere- bro en relacién con el resto del cuerpo (Gould, 1977, cap. 22; Pilbeam y Gould, 1974)”. Asi pues, un cambio en el clima, ocu- rrido en un momento y un lugar en e! que habia primates capaces de adeptarse a 41, dio lugar a rasgos esenciales que exigimos 4 ‘nuestros Sngeles interestelares: posicién erguida, organizacién social, tenguaje, utilizacién de herramientas y gran inteligencia. Debemos reducir el némero de planetas que nos queda con arre- glo a un factor equivalente a la probabilidad de que semejante ‘acontecimiento se repitiera. Supongamos, generosamente, que la probabilidad es de uno entre diez, con To que quedaria s6to un planeta en nuestra galaxia con probabilidades de estar habitado 119 por una forma humanoide de vida inteligente. Es de suponer que Betemos ser nosotros. No existe ningiin otro planeta del que pue- dan venir Tos angeles a salvarnos de nosotros mismos, He sido deliberadamente conservador en ta estimacién de extus probabilidades. El nimero esperado de planetas poblades seudo-humanos es en realidad may inferior a uno. Esto signi Fice que incluso en un planeta idéntico a la Tierra resultaria im- le que volvieran a sporecer los humanos. De hecho, prov bablemente no volvigramos a aparecer si alguien remontara la ‘Tierra tres mil millones de aiios atrés y le diera une segunda oportunidad. La evalucién se basa en ta seleccién natural de mu. {aciones esponténeas, y resulta improbable que volvieran a ocu- zrir les mismas combinaciones de mutaciones en los momentos ‘portunes. Porlris aparecer algin otro tipo de inteligencia, pero po serfamos nosotros. Por una vez, la ciencia sugiere que el hom- bre tiene, en efecto, algo de especial. Hemos visto que resulten muy improbables unos visitantes cextraterrestres humanoides. (Tan improbables que cualquiera gue afirme que se ha encontrado con hombrecillos verdes u otros hhumanoides extraterrestres puede ser considerado, sin problemas, ‘un alucinado). Es mucho més probable que pudicran Hegar algiin dia formas no humanas (cinhumanas?) de vida inteligente. Le forma que podrian tomar es inimaginable, ya que no se parece- rian 8 nada de lo que hay sobre Ja Tierra, Es fécil comprobar {que es inimaginable intentando hacer un dibujo de on ser asf. ZA que parece una mezcla de formas terrestres de vide? Este ¢s tun buen ejercicio para prepararse para el choque cultural que viene. Considerando los malentendidos que existen entre nues- ‘ras propias culturas, parece recomendable reelizar ciertos prepa- rativos. Los productores de peliculas de ciencia-ficcién podrian ‘comenzar ercando una inteligencia extraterrestre que no sea cau ‘ica. Con la cantidad de blancos que se oponen a a introduc itn de negros en su vecindario, me estremezco al pensar en su reaccién cuando lleguen a nuestro planeta seres negros, verdes © azules. q 120 120 | ' “Tass 5—PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS Y PERSONAIES ‘Tama § (continuaciony EN EL RENACIMIENTO oe . Ciencia/Fiesojia Anes Pottica y Guerta \ ‘Afo— Cienela/Fuosofta Aries Politica y Guerra “ ! Descartes (15961650), Rubens ‘Guerra Cuil tglesa 9300 mes (1643-1649) 1 Marzo Polo (25% Dante Harvars Colle 1524) (1636) Rembrandt ‘Guerra de los Treinta Giowo on te Guillermo de Ockham Galileo (1566-1642) Mion amamone ‘130071389) vote ve, ‘en (16031660) Pevarea Muerte Negra (1988-1675) a Pascal (1623-1662) Red Bunyon Chayeer uss (13702 Rey Lois XIV 1400, Huss (13702-1415) Ar, 1643-1715) ‘Gram Cisma Newton (10821726) anemone Usbote leat te) Donateto Uoeke (16321708) Cai Contant 1700 ‘opie (13) Gutenberg (1395? 0455) 1468). Bosc Coté (14467-1506) 1500 ———* Leonasdo de Vinci io) Raphael Mn Lor 85. : Toms Moro Eangu VI 1308 : 0) Rabel ‘Miguel Angel Viale de Magal llanes ' sh Copérnico (1473-1543) S. Redeo (1305. i . Yes as14 1560) cami ‘Servet (1511-1553) ino (15051560) “Triana Rega abel 1558 ‘ab Montag 5351390) : Bruno (154821600) EI Greco ——_Derrota dela Armada tiven I Gilbert (1540-1603), ie (588) Fabre (15530 in Cervantes Sin, Ral ‘coo csaraei® Kepler (15711650) shake Tamesown (1607) Bacon (1561-1626) Biblie del Rey Taime Harvey (15781657) John Donne Tierra de los Pere- ‘rinos (1620) 4, La resurrecci6n de la ciencia en el Renacimiento ' Algunos lectores despiertos tal vez hayan notado algo que distingue este libro de todas las demés historias del evotucionis. mo: hemos consumido ya tres capitulos sin encontrarnos con ‘ningin evolucionista. No sin aprensién, me veo obligado @ con fesar que tendrén que esperar cuatro siglos més antes de cono- cer ninguno. No obstante, en el capitulo préximo encontraremos suficientes evolucionistas como para recompensar su paciencia, Pero antes es necesatio considerar el renacimiento de la ciencia, que hizo posible la idea de la evolucién Cuando dejamos a Tomés de Aquino, el catolicismo habia legado @ un acuerdo con los escolésticos, que intentaban con vertirse en clones de Aristételes. Al principio, ta Iglesia toler, a pesar suyo, ef escolasticismo; después fo consintié como una vélvula de escape para las energias de los estudiantes y elérigos renegados, y finalmente lo absorbié en su doctrina. La sintesis tomista culminé en el Renacimiento, cuando los hombres des cubrieron que el estudio de la Naturaleza resulta més excitante que el estudio de Aristételes. Probeblemente San Agustin hubiera diagnosticado que ef renacimiento cientifico era una eenferme- dad infecciosa de a curiosidad», que leva al hombre a «buscer los poderes ocultos de la Neturaleza..., con lo cual, los hombres 1no desean més que el conocimiento» (Confesiones, X, 55). En la realidad, las causas del renacimiento de la ciencia fueron mil- tiples y més complejes*. 123 ‘Tan s6lo podemos tocar por encima los factores religicsos wis evidentes, que Hlevaron al rechazo de la autoridad en beneti- go de Is raz6n. Uno de fos principales factores religiosos fue el ‘Cisms de 1378 y 1417, por el cual Ia cristiandad quedé di- sida entre el Papa tradicional en Roma y otro aspirante al pa- pedo que residia en Avignon, con el beneplicito de los franceses. Pope y el antipapa excomulgaron a los seguidores de su ad- durante dos generaciones maldites. Con esta crisis de ia, los adelantados de la reforma como John Wycliffe ($520-1584) y John Huss (13707-1415) osaron poner en cuestion ‘p doctrina en temas tales como el purgatorio y Ja Transustencia- ‘déa y exigir la reforma moral de los clérigos. Tales tendencias fherales sufrieron un revés temporal cuando el Concilio, que fin al Gran Cisma, ordené desenterrar y esparcir los huesos PS wciffe y quemar vivo e Huss. Por supuesto, estas medidas to fueron, en definitiva, més eficaces que las de Nerén, espe- dalmente una vez. que la impresién de Biblias a bajo precio hizo posible que las multitudes compararan las ensefianzas de Ja Tgle- tis con las de las Escrituras. A partir de comienzos del siglo xvt, on Martin Lutero (1483-1546) y Jean Calvino (1509-1564), el protestantismo emped a asedier pacientemente el monopolio ca- ‘Glico sobre el cristianismo. Al mismo tiempo, los monarcas que Iabian heredado el poder de los antiguos sefiores feudales empe- smron a sentirse incémodos por tener que compartir ese poder ‘an ol Papa. Muchos reyes deseaban una Iglesia propia, fécil de controlar y aspiraban también a los diezmos y riquezas de tas Iglesias catslicas. Los monarcas como Enrique VUIT tenfan tem én cazones personales para romper con el catolicismo. Cabe incluso 1a posibilidad de que algin que otro rey estuviera mo- fivado por unas convicciones religiosas sinceres. La emancipa- ba de los reyes del Pape no supuso, no obstante, la libertad religioss para los stibditos del rey. En le mayor parte de Europa Jn gente no tenfa més opcién que convertirse a la religién del tmonsrea o abandonar el pais. Muchos escogieron esto altima, ‘lgunos Hlegaron incluso a un estado de desesperaciGn tal que les Ilevé a embarcarse en el peligroso viaje al Nuevo Mundo, donde la lucha en pro de la tibertad religiosa continuaba ain en térmi- tos més equitativos. Otros cristianos permanecieron en sus pa see para combatir guerras de liberaci6n espiritual como la Guerra 4 los Treinta Aitos (1618-1648) y le Guerre Civil inglesa (1643- 1649).

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