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Santiago, cuatro de octubre de dos mil dieciséis.

Vistos:

En estos autos Rol Nº 24.306-2013 sobre juicio

ordinario de indemnización de perjuicios, caratulados

“Moscoso Larenas Alejandro con Fisco de Chile”, seguidos

ante el Tercer Juzgado Civil de Concepción, la parte

demandante dedujo recurso de casación en el fondo en contra

de la sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de esa

ciudad que confirmó el fallo de primer grado que rechazó la

demanda.

Se trajeron los autos en relación.

Considerando:

Primero: Que, en la primera parte del recurso de

nulidad sustancial, se denuncia la infracción de las

siguientes normas:

a) artículo 2° N° 3, letra a) del Pacto de Derechos

Civiles y Políticos, publicado el 29 de abril de 1989;

b) artículos 1° (incisos 4° y 5°), 5° (inciso 2°), 6°,

7° y 19 números 1°, 2°, 3°, 20° y 26° y artículo 38 inciso

2° de la Constitución Política de la República:

c) artículos 4 y 42 de la Ley N° 18.575;

d) artículos 1, 2 letra b), c), j) y n) y 16 letra f)

de la Ley N° 19.175 y D.F.L N°1/2005;

e) artículos 19, 1698, 1700 y 1712 Código Civil;

f) artículos 160, 318, 313, 341, 342 N° 1° y 3° y 426

y 427 del Código de Procedimiento Civil;


g) artículo 10 inciso segundo del Código Orgánico de

Tribunales.

h) Normas reguladoras de la prueba.

i) Espíritu general de la ley y la equidad natural en

relación al principio de responsabilidad del Estado y el

rechazo a la impunidad.

j) Artículos 1° y 4° de Ley 18.961, Orgánica

Constitucional de Carabineros de Chile.

h) “Las normas que conforman el marco normativo que

regula el Sistema Nacional de Protección Civil, el Decreto

Supremo del Ministerio del Interior 156 del 2002 que crea

el Plan Nacional de Protección Civil, anexo 6 n° 5 y 6; la

Ley 16.282 sobre sismos y catástrofes y el Decreto Supremo

N° 104 /77 del Ministerio del Interior, que fija su texto

refundido coordinado y sistematizado; y Decreto Ley N°

369/74 que crea la ONEMI artículos 1, 2 y 3” (Sic).

Segundo: Que luego de exponer, en los términos antes

referidos, las normas infringidas, se esgrime que la

sentencia recurrida incurre en error de derecho al analizar

la falta de servicio que se reclama, ya que atendió

exclusivamente a los medios humanos y materiales de que

dispuso Carabineros de Chile en el balneario de Dichato la

madrugada del 27 de febrero de 2010, en circunstancias que

la doctrina imperante como la legislación aplicable al caso

concreto, esto es el Plan Nacional de Protección Civil

vigente a la fecha de ocurridos los hechos y que es el


marco normativo de todo el sistema de protección civil,

admiten que debe considerarse especialmente que la

información que se difunda, debe ser veraz, fluida, rápida,

oportuna, concisa y confiablemente entre los distintos

niveles de decisión del sistema de protección civil,

cuestión que se incumplió toda vez que la entregada fue

errónea o derechamente falsa e inoportuna.

Continúa la exposición sosteniendo que en el

considerando décimo la sentencia recurrida considera que no

existió falta de servicio por parte de las fuerzas de orden

y seguridad pública, en atención a los medios humanos y

materiales con que contaba Carabineros de Chile, refiriendo

que aquellos eran el único representante de la autoridad en

Dichato, omitiendo aplicar la normativa específica que

regula la actividad de la Administración en caso de

catástrofes.

Sostiene que la Constitución en su artículo 1°

establece que es deber del Estado dar protección a la

población y a la familia. En tanto, el D.S 369/74 al crear

la ONEMI como servicio público centralizado dependiente del

Ministerio del Interior, previene que las funciones que

competen a este ministerio en virtud de lo dispuesto por el

título I de la Ley N° 16.282 serán ejercidas a través de la

ONEMI.

A su turno, sostiene que la Ley N° 19.175 y el DFL

N°1/2005, artículos 1, 2 letras b) ,c) , j), n) y 16 letra


f), hacen recaer en los Intendentes y Gobernadores la

función de adoptar todas las medidas necesarias para

prevenir y enfrentar situaciones de emergencia o

catástrofe, objetivos que equivocadamente la sentencia

recurrida entiende cumplidos por Carabineros de Dichato,

infringiendo el principio de legalidad en lo referente a la

competencia de los órganos del Estado, puesto que la ONEMI,

era y es, el órgano competente mediante el cual el

Ministerio del Interior debe coordinar y realizar todas las

acciones tendientes a prevenir, evitar, mitigar o

solucionar los riesgos de emergencias o catástrofes que

pongan en riesgo la vida e integridad física y psíquica de

las personas, debiendo declarar oportunamente las

correspondientes alertas y difundirlas a la población por

todos los medios de comunicación posibles. Agrega que la

sentencia tampoco aplica lo dispuesto en el Plan Nacional

de Protección Civil, vigente al 27 de febrero de 2010, que

al referirse al Concepto de Mando Técnico en el anexo 6,

señala en forma expresa que Carabineros de Chile realiza

una función de apoyo lo mismo que Bomberos.

Consecuentemente, agrega, ésta institución no era el

organismo que representaba a las autoridad -Administración

del Estado, Fisco de Chile- en Dichato, como erradamente

señala la sentencia impugnada, pues tal institución a esa

fecha dependía directamente del Ministerio de Defensa

Nacional, según la Ley N° 18.961, artículo 1° inciso 2°, la


que posteriormente fue modificada por Ley N° 20.502 del 21

de febrero de 2011, pasando a depender del Ministerio de

Interior y Seguridad. Por tanto, la ONEMI, primero, y luego

el Intendente Regional, a través de los medios de

comunicación, en especial Radio Bío Bío, ejercieron cada

uno en su momento la máxima autoridad en Dichato, dentro de

su competencia en el sistema de protección civil,

perteneciendo a la ONEMI la competencia exclusiva en la

coordinación de las acciones tendientes a brindar el

servicio de protección civil, que en definitiva no se

brindó.

Por otro lado, manifiesta que yerra el sentenciador al

considerar que de acuerdo a la prueba rendida en autos, su

parte no logró acreditar que las muertes lo fueran a

consecuencia de una falta de servicio atribuible a una

información errada, fundada en la inexistencia de peligro

de tsunami, pues se trata de la incorporación de una prueba

que no fue incluida en tales términos en el auto de prueba,

respecto de un hecho que se indicó en la demanda y que no

fue controvertido por el demandado Fisco de Chile, ni en la

contestación ni en la dúplica. Por tanto, se trata de un

hecho no controvertido expresamente, que se tuvo por

admitido por la demandada al alegar como defensa o

excepción que la relación de causalidad se vería

interrumpida por el caso fortuito.


Así, esgrime que la sentencia recurrida vulnera las

reglas que regulan y determinan qué es lo que debe probarse

en juicio, a quién corresponde esa prueba y qué medios

deben admitirse, ya que por un lado se reprocha no haber

probado algo que no era controvertido y, por otro, el mismo

reproche se hace respecto de no haber probado un hecho

imposible de acreditar atendidas las circunstancias del

momento, vulnerando el artículo 160 y 318 inciso 2° del

Código de Procedimiento Civil.

Añade que en las condiciones vividas el 27 de febrero

de 2010, probar por medio de testigos hábiles o documentar

que la persona fallecida efectivamente escuchó al

Intendente, es una prueba directa imposible, por la misma

catástrofe, la complejidad del momento y las condiciones

imperantes y como a lo imposible nadie está obligado, el

Tribunal debió recurrir al principio de normalidad y a la

presunción como prueba indirecta, al estar dentro de sus

atribuciones. Al no realizarlo, infringió el artículo 341

inciso final del Código de Procedimiento Civil, pues es un

hecho de la causa que se difundió por varias autoridades,

en forma masiva y pública a través de la radio e incluso

televisión, información errónea y falsa, sobre la

inexistencia de riesgo de tsunami.

Asimismo, conforme con la documental agregada en la

instancia y que fuera rechazada la primera autoridad en

descartar el riesgo de tsunami fue el Sr Osvaldo Malfanti,


jefe de turno del C.A.T- ONEMI, quien a través de radio Bío

Bío, descartó el riesgo de tsunami para la zona sur,

alrededor de las 04.00 horas del 27 de febrero de 2010.

Luego apareció el Subsecretario Patricio Rosende, desde la

ONEMI, quien ya enterado del fax de alerta de tsunami

enviado desde el SHOA, decide no transmitirlo a la

población, para luego a las 04.56 transmitir información

falsa descartando todo riesgo de tsunami en las costas de

Chile, señalando que organismos internacionales habían

descartado alerta de tsunami, lo que no era efectivo. Y

luego, el señor Intendente del Bío Bío Jaime Tohá, quien a

las 05.01 A.M y a las 05.19 A.M informa que no existe

riesgo de tsunami y llama a las personas a volver a sus

casas, toda información no controvertida por la contraria,

y, por tanto probada, lo que permite tener por acreditado

con el grado de certeza que las víctimas, fallecidas a las

07.00 horas aproximadamente, que subieron y tuvieron tiempo

de escapar, escucharon tales informaciones y actuaron en

consecuencia, abandonando las zonas altas, permaneciendo en

sus casas, o regresando a ellas, confiando en la autoridad

y muriendo a causa de la tercera ola del Tsunami, como se

concluye en la investigación criminalística de la PDI,

ordenada por el Ministerio Público.

Continúa reseñando que, existiendo las presunciones

como medio de prueba, han sido los jueces quienes se han

negado a construirla, en un caso tan dramático como éste en


que no se dio cumplimiento por parte del Estado a la

principal y más delicada de sus funciones, cual es dar

protección a su población, elevando los criterios de

exigencia para los administrados y suavizándolos para la

Administración, concluyendo que se vulneran así las reglas

de los artículos 1698 y 1712 del Código Civil y los

artículos 341 y 426 del Código de Procedimiento Civil.

Agrega que la sentencia recurrida desestima la prueba

documental acompañada, una por tratarse de prueba vertida

en una causa distinta, no siendo vinculante ni oponible la

carpeta investigativa al Fisco de Chile, desde que no

intervino en la causa criminal, lo que es erróneo

considerando además que ninguna de dichas probanzas fue

objetada por la contraria y que se trata de prueba

relevante a efectos de probar la falta de servicio que se

reclama y su relación de causalidad, cuestión que permite

concluir que los sentenciadores han infringido el artículo

341 y 342 N° 2° y 3° al negarse a aplicar, analizar y

ponderar un medio de prueba señalado por la ley.

Arguye que las normas constitucionales y tratados

internacionales establecen el deber del Estado asegurar la

vida e integridad física y síquica de la persona humana,

resultando inexplicable que, a seis años de esta tragedia,

estando acreditadas la falta de servicio y reconocidas las

responsabilidades en que incurrieron las autoridades, no se

hiciera lugar a la demanda. Expresa que el artículo 38


inciso 2° de la Carta Fundamental y artículo 3° inciso 2° y

42 inciso 1° de la Ley 18.575, consagran el estatuto de

responsabilidad invocado.

Finaliza la exposición refiriendo que todas las

normas, principios, el espíritu de la legislación y la

equidad, han sido soslayadas por los jueces provocando la

infracción que se reclama por su no aplicación en esta

causa, negándose a amparar a los recurrentes imponiendo una

prueba imposible, negándoles aquellas que están en

condiciones de aportar, creando una presunción,

desconociendo el valor del Informe Policial encargado por

la fiscalía que investiga el caso y el de otras pruebas

relevantes.

Tercero: Que, para el adecuado entendimiento de las

materias propuestas en el arbitrio de nulidad sustancial,

resulta imprescindible exponer el contexto del mismo: en

estos autos se comparece en representación de la viuda,

hijos y nieta de Luis Moscoso Ramírez; el hermano y

sobrinos de Rosalía Segunda Andrades Riveros; los hermanos

de José Manuel Morales Mora y los hermanos de don Noé Jacob

Molina Castro, esto es, acciona en representación de

parientes de cuatro víctimas que se aduce fallecieron

producto del tsunami que azotó al balneario de Dichato el

27 de febrero de 2010, demandando al Fisco de Chile por la

responsabilidad que le corresponde producto de las muertes,

pues se atribuye el fallecimiento a un actuar negligente de


las autoridades, toda vez que luego de ocurrido el

terremoto las autoridades correspondientes no habrían

ordenado evacuar la zona costera, mantenerse en zonas altas

y seguras, hasta que efectivamente no hubiera riesgo alguno

de ser alcanzados por las aguas del Océano Pacífico,

omitiendo difundir la alerta de tsunami que por vía radial

y fax emitió el Shoa, la que luego fue erróneamente

cancelada, acusando además a las autoridades de haber

difundido información errada y falsa acerca de la

inexistencia de riesgo de tsunami, aconsejando a la

población a mantener la calma y retornar a sus hogares. Es

en el contexto de la falta de servicio antes enunciada que

en la demanda se realiza una exposición fáctica de lo

sucedido con las víctimas una vez que acaece el terremoto,

señalando que aquellos habrían dejado la zona de resguardo

por haber escuchado la noticia de la autoridad vía radial

descartando el tsunami.

Al contestar el Fisco de Chile negó expresamente todos

los hechos expuestos en la demanda. Luego de exponer el

contexto en el que se desarrollaron los hechos el 27 de

febrero de 2010, desarrolla acápites en que alega la

inexistencia de la falta de servicio, la falta de relación

causal, la existencia de caso fortuito o fuerza mayor, la

ausencia de culpa del demandado y la culpa de las víctimas.

Cuarto: Que los jueces del grado establecieron las

siguientes circunstancias fácticas:


a) El 27 de febrero de 2010, a las 03:34:12 de la

madrugada, nuestro país fue azotado por un terremoto, de

magnitud 8,8 grados en la Escala Richter, calificado como

el segundo más intenso en nuestra historia y uno de los de

mayor intensidad en el mundo.

b) Acaecido el terremoto, se produjo corte de

electricidad e interrupción de las comunicaciones, las que

afectaron incluso a los propios órganos del Estado

encargados de resguardar el orden público y la seguridad

ciudadana, como la ONEMI, Carabineros, Bomberos, etc.

c) En la localidad de Dichato, con posterioridad al

sismo, se registraron tres importantes ingresos del mar. El

primero, aproximadamente a las 4:00 A.M; el segundo, entre

las 4:30 a 05:00 horas; y el tercero a las 07:00 horas

aproximadamente.

d) Luego de ocurrido el terremoto, la población que

habitaba las zonas colindantes al mar, como lo fue Dichato,

abandonaron sus hogares dirigiéndose a los cerros,

previendo la posibilidad cierta de la llegada de un

maremoto, aun cuando no exista información oficial que lo

hubiera advertido, determinación que fue adoptada por la

población, en base a sus propias experiencias y por las

medidas de seguridad adoptada por la autoridad policial

quienes dispusieron la evacuación de la zona costera.

e) Inmediatamente de ocurrido el terremoto, en la

comunidad de Dichato, la Policía de Carabineros dio orden


de evacuación luego de recibir información respeto de que

el mar se estaba recogiendo.

f) La localidad de Dichato esa madrugada albergaba a

una población flotante de unas 18.000 personas,

correspondiendo la protección de la población a Carabineros

de Chile, quienes salieron a las calles, alertando mediante

megáfonos a las personas que debían de evacuar de inmediato

a sectores altos. En día de los hechos había sólo cuatro

funcionarios en servicio y uno en guardia.

g) La alerta de tsunami fue cancelada por la ONEMI a

las 4.56, y comunicado vía mensaje naval a las 5:10,

información que llegó a oídos de la autoridad y llevó al

Intendente de la Región a transmitir a la población,

mediante mensaje directo a través de la Radio Bío Bo, que

las personas podían volver a sus casas, ya que no había

alerta de maremoto.

h) El Intendente de la Región del Bío Bío de la época,

Jaime Toha, en entrevista a Radio Bío Bío, el 27 de febrero

de 2010 a las 5:01 AM y 5:19 AM, informó a la comunidad que

el Contra Almirante Roberto Macciavello Marceli había

expresado la inexistencia en un horizonte próximo de

peligro de tsunami.

i) Respecto de la muerte de Luis Moscoso Ramírez, la

prueba es insuficiente para establecer que dejó la zona de

seguridad porque escuchó de alguna autoridad la


inexistencia del peligro de tsunami, pues no hay constancia

de la hora en que fue visto por última vez.

j) En relación al fallecimiento de Rosalía Andrades

Riveros, no existe prueba respecto de que aquella

abandonara la zona de seguridad porque oyera la información

entregada por la autoridad, sino que en general las

víctimas de Dichato pensaron que debido a las horas que

habían transcurrido del terremoto el mar no se iba a salir

nuevamente, razón por la cual decidieron bajar hasta su

domicilio, instancia en que Rosalía Andrades bajo con la

intención de buscar calzado y medicamentos para su esposo,

siendo alcanzada por uno de los ingresos del mar mientras

realizaba tal acción.

k) En relación a la muerte de José Manuel Morales

Mora, conforme con el informe de investigación de

Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de

Investigaciones, una vez ocurrido el movimiento telúrico,

éste no concurrió a las zonas altas de seguridad.

l) En relación al fallecimiento de Noe Jacob Molina

Castro, no se acreditó que subiera a la zona alta de

seguridad y que la abandonara producto de haber escuchado

la información radial que conminaba a la población a volver

a sus hogares.

Quinto: Que sobre la base de tales antecedentes

fácticos, en lo que interesa al recurso, cabe señalar que

la sentencia de primer grado, en aquella parte confirmada


por el fallo impugnado, estableció que no puede dar lugar a

la falta de servicio la imputación relacionada con la

ausencia de mecanismos de comunicación o tecnología de un

mayor nivel al que operaba la madrugada del cataclismo,

puesto que ello depende de decisiones propias de la

autoridad, fundadas en nociones de presupuesto y necesidad,

las cuales no toca calificar al ente judicial.

En tanto la sentencia impugnada agrega que la falta de

servicio debe establecerse en relación a la actuación de

los organismos de la administración del Estado en relación

a los medios humanos y materiales de que dispone para ello.

Se trata pues de un deber de actuación en concreto, tomando

en consideración las particularidades de cada organismo

administrativo. Así, es en el escenario de un terremoto con

caracteres de cataclismo, con un tsunami devastador pues el

mar ingresó en tres oportunidades a Dichato, con olas que

destruyeron todo a su paso, en medio del caos imperante, en

oscuridad total ya que se cortó la electricidad y se

cortaron las comunicaciones entre las personas y entre los

servicios públicos, produciéndose la destrucción de bienes

públicos y privados, en el que debe analizarse la falta de

servicio atribuida a organismos del Estado por parte de la

demandante.

Añaden que, a pesar del escenario fáctico descrito, en

relación a lo devastador del terremoto y la ausencia de

comunicación, los funcionarios de Carabineros de Chile


igualmente siguieron los protocolos que se deben adoptar en

este tipo de catástrofes, que en general se refieren al

deber de velar por la integridad de las personas y con los

medios que contaban en ese momento, ordenaron a la

población que evacuara a zonas altas. En consecuencia, los

sentenciadores concluyen que no existió falta de servicio

por parte de las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, en

los hechos que culminaron con la muerte de las personas

familiares de los demandantes, teniendo en cuenta la

capacidad instalada y los escasos medios humanos y

materiales de que disponían la noche del terremoto los

Carabineros de la localidad.

Añaden que a la anterior conclusión se arriba

valorando la actitud y la conducta desplegada por

Carabineros de Dichato esa madrugada, que era el único

organismo que representaba a la autoridad –Administración

del Estado, Fisco de Chile- en ese lugar, el que dio

estricto cumplimiento a su deber con la exigua dotación con

que contaba.

Finalmente, la sentencia impugnada sostiene que siendo

de su cargo hacerlo, la parte demandante no logró acreditar

que la muerte de don Luis Moscoso Ramírez, de doña Rosalía

Segunda Andrades Riveros, de don José Manuel Morales Mora y

de don Noé Jacob Molina Castro, lo fuera a consecuencia de

una falta de servicio atribuible a una información errada

fundada en inexistencia de peligro de tsunami. Es decir, no


se encuentra probado el presupuesto esencial y primario de

la responsabilidad extracontractual, en este caso, la falta

de servicio de los órganos del Estado, que se le atribuye a

la demandada Fisco de Chile.

Sexto: Que, comenzando con el análisis del arbitrio,

cabe consignar que su sola exposición deja al descubierto

las serias falencias que le aquejan, las que merman

considerablemente la viabilidad al mismo. En efecto, el

recurso presenta una estructura similar a la de un recurso

de apelación, toda vez que se limita a señalar al comienzo

una serie de normativa que se considera infringida, empero

luego, no se refiere concretamente cómo se produce el error

de derecho relacionándolo expresamente con cada una de las

normas infringidas, olvidando el recurrente el carácter

estricto del recurso de casación cuyas exigencias se

disponen en el artículo 772 del Código de Procedimiento

Civil, que debe entenderse en armonía con lo previsto en

los artículos 764 y 767 del mismo Código. De acuerdo a

dichos preceptos se permite como único sustento de la

invalidación de la sentencia censurada el quebrantamiento

de una o más normas legales contenidas en la decisión. Por

ello es menester que, al interponer un recurso de la

especie, el recurrente cumpla lo requerido por la

disposición en análisis, esto es, expresar en qué consisten

él o los errores de derecho de que adolece la resolución

recurrida. Aparte del cumplimiento del requisito enunciado,


con idéntica rigurosidad, el mismo artículo 772 del Código

de Enjuiciamiento Civil impone, a quien interponga un

recurso de casación en el fondo, la obligación de señalar

en el respectivo escrito el modo en que él o los errores de

derecho que denuncia han influido sustancialmente en lo

dispositivo de la sentencia que trata de invalidar.

En este aspecto, se debe enfatizar que tanto la

jurisprudencia como la doctrina hacen consistir los yerros

jurídicos que pueden conducir a la invalidación del fallo

en aquellos que pudieron originarse por haber otorgado los

sentenciadores un alcance diferente a una norma legal

respecto del establecido por el legislador, ya sea

ampliando o restringiendo el mandato de sus disposiciones;

o por haber aplicado una ley a un caso no previsto en ella

o, por último, por haber dado aplicación a un precepto

legal en una situación ajena a la de su prescripción,

análisis que en el caso concreto esta Corte no puede

realizar, por cuanto ello importaría dejar a la

discrecionalidad de esta Corte la determinación del error

de derecho en que pudiera incurrir la sentencia, cuestión

que atañe a un asunto que la ley ha impuesto a la parte

agraviada.

Atento a lo expresado, resulta innegable que el

recurso que se analiza, en lo que dice relación con las

normas denunciadas, carece de razonamientos concretos y

precisos dirigidos a demostrar los errores de derecho en


que habrían incurrido los sentenciadores, constriñendo su

exposición a planteamientos generales, los que, por su

amplitud y falta de precisión, adolecen de vaguedad y

confusión, lo que no se condice con la exigencia impuesta

por el legislador. Esta falencia es especialmente grave en

lo tocante a la infracción de normas a las que se les

asigna el carácter de reguladoras de la prueba, toda vez

que más allá de la improcedencia de señalar como infringida

en términos genéricos “las normas reguladoras de la

prueba”, lo cierto es que además nada se indica por el

recurrente respecto de la forma en la que se habría

producido la infracción concreta de los artículos 160, 313,

318, 341, 342, 426 y 427 del Código de Procedimiento Civil

y artículos 1698, 1700, y 1712 de Código Civil, puesto que

las argumentaciones relacionadas con su vulneración son

propias de un recurso de apelación.

Séptimo: Que, sin perjuicio de lo anterior es preciso

señalar que en relación a la transgresión de normas

constitucionales y tratados internacionales –cuya

vulneración se esgrime en el recurso- esta Corte ha señalado

en fallos anteriores que no es posible sustentar un recurso

de nulidad únicamente en preceptos de dicho orden, por

cuanto aquellos instrumentos normativos se limitan a

establecer principios que luego son desarrollados en normas

de inferior jerarquía como son las leyes, siendo éstas las

susceptibles de ser analizadas por medio de la casación en


el fondo, según lo dispone el artículo 767 del Código de

Procedimiento Civil.

Octavo: Que, asimismo, resulta imprescindible destacar,

sin perjuicio de lo reseñado en el fundamento precedente,

que las normas reguladoras de la prueba, como lo ha

reconocido reiteradamente esta Corte, se entienden

vulneradas cuando los sentenciadores invierten el onus

probandi, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan

las que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de

las que se produjeron en el proceso cuando la ley les asigna

uno determinado de carácter obligatorio o alteran el orden

de precedencia que la ley les diere. Se ha repetido que

ellas constituyen normas básicas de juzgamiento, que

contienen deberes, limitaciones o prohibiciones a que deben

sujetarse los sentenciadores.

Luego los jueces del fondo son soberanos para apreciar

las probanzas, dentro del marco establecido por las normas

pertinentes. Por ello, no son susceptibles de ser revisadas

por la vía de la casación las decisiones de los

sentenciadores basadas en disposiciones que les otorgan

libertad en la justipreciación de los diversos elementos

probatorios.

Noveno: Que, en el caso concreto cabe señalar que, más

allá de la determinación respecto de si las normas

esgrimidas por el recurrente tienen o no el carácter de

reguladoras de la prueba, lo cierto es que ninguno de los


parámetros expuesto en el párrafo primero del considerando

anterior ha sido denunciado en autos, pues un somero

análisis de las alegaciones de la recurrente permite

constatar que lo que existe es un descontento o

disconformidad con el valor probatorio que los

sentenciadores asignaron a la prueba rendida en la causa, lo

que corresponde a una facultad que les es privativa, y en

consecuencia, no susceptible de ser revisada a través del

recurso de casación en el fondo.

Décimo: Que, en este mismo orden de consideraciones,

cabe puntualizar que respecto de la infracción del artículo

1698 del Código Civil, se debe recordar que esta Corte ha

sostenido que esta disposición contiene una norma básica de

nuestro derecho positivo relacionada con la distribución de

la carga probatoria. Al parecer, pues no se señala

concretamente en el recurso, ligado con la vulneración de

este precepto se encontraría la infracción de los artículos

313 y 318 del Código de Procedimiento Civil, toda vez que en

concepto de la parte recurrente el sentenciador impone la

prueba de hechos no controvertidos al exigir que se

acreditara que la muerte de las víctimas que originan esta

causa abandonaron la zona alta de seguridad producto de la

información errónea entregada por el Intendente de la Región

del Bío Bío, que conminaba a la población a volver a sus

hogares. Tal planteamiento no tiene base en el proceso, toda

vez que el hecho referido por la recurrente fue


controvertido en la contestación de la demanda, tanto en

términos genéricos, al negar todos los hechos, como también

al exponer los descargos relacionados con la falta de

relación causal (al exponer lo fallado en la causa Rol CS N°

1250-2012) y en el acápite cuyo epígrafe reza “la culpa de

la víctima”. En consecuencia, al establecer el sentenciador

circunstancias fácticas negativas que se relacionan con un

hecho que constituye el meollo de una de las aristas de la

falta de servicio denunciada, estableciendo que era de cargo

de la demandante acreditar aquellos hechos aseverados en la

demanda, no ha invertido de modo alguno el onus probandi, ni

ha exigido prueba respecto de hechos no controvertidos. Lo

anterior es, sin perjuicio que, evidentemente, las dos

últimas normas citadas del Código de Enjuiciamiento Civil no

tienen el carácter de reguladoras de la prueba.

Por otro lado, en lo que atañe a la infracción del

artículo 426 y 427 del Código de Procedimiento Civil y 1712

del Código Sustancial, cabe recordar que tales normas

tampoco tienen el carácter de reguladoras de la prueba por

no cumplir las exigencias previstas en el párrafo primero

del fundamento octavo, sino que constituyen normas que

entregan facultades de ponderación exclusiva a los

sentenciadores del grado en relación a la valoración

comparativa de los medios de prueba y la construcción de

presunciones judiciales, respectivamente, las que no son

susceptibles de ser controladas a través del recurso de


nulidad sustancial, pues su ejercicio implica un proceso

interno y subjetivo que compete privativamente a los jueces

de la instancia.

Undécimo: Que, asentadas las ideas anteriores, cabe

recordar que la sentencia impugnada, según se expuso en el

fundamento quinto, rechaza la demanda incoada fundada en

tres ideas centrales: a) no es posible realizar un juicio

respecto de los medios técnicos y tecnológicos con los que

contaba el país a la fecha del terremoto; b) Carabineros de

Chile, única autoridad presente en Dichato, adoptó todas las

medidas que estaban a su alcance para proteger a la

población, pues la conminó a través de megáfonos a concurrir

a las zonas altas de seguridad; c) En relación a la falta de

servicio relacionada con la circunstancia de haber

comunicado la autoridad, Intendente Regional, que no existía

peligro de tsunami, conminando a las personas a volver a sus

hogares, señala que no existiría de ningún modo vínculo de

causalidad, toda vez que no está asentado que las víctimas

de esta causa hayan evacuado a la zona de seguridad (2

casos) o que estando en ella, regresaran a sus hogares

producto de tal información (2 casos), por lo que no puede

vincularse la errónea información entregada con la muerte de

aquellos.

La trascendencia de lo anterior radica en que,

desechada la infracción a las normas reguladoras de la

prueba, el recurso en estudio no puede prosperar toda vez


que la transgresión del resto de la normativa expuesta en

los literales c), d), j) y k) del fundamento primero -aún

cuando su exposición resulta confusa si se atiende a los

términos del fallo pues no señala claramente cuál es en

concreto la falta de servicio que se imputa a la demandada,

cuestión que por sí solo bastaría para desechar el arbitrio-

se erige sobre la base de una idea central, esto es que, a

juicio de la parte recurrente, Carabineros de Chile, no era

el único organismo a cargo de la seguridad civil, sino que

quienes debían asumir tal labor en medio de un estado de

catástrofe era la ONEMI que representa en tales condiciones

al Ministerio del Interior, al igual que el Intendente

Regional, ambas autoridades representaban a la

Administración del Estado, siendo ella quienes por mandato

legal debían adoptar las medidas de protección en caso de

emergencia, cuestión que no realizaron porque entregaron

información errónea a la población descartando el riesgo de

tsunami, señalando que se debía volver a los hogares,

información que motivó a las cuatro víctimas a regresar a

sus viviendas, siendo alcanzados por la tercera ola que

azotó al balneario de Dichato.

Como se observa, la idea central del recurso, descansa

en hechos que no han sido establecidos por los jueces de

grado y, en consecuencia, desde esa perspectiva el recurso

se construye pretendiendo que sea esta Corte quien a través


del presente recurso de nulidad sustancial los establezca,

cuestión que no resulta procedente.

En efecto, subyace en el arbitrio, la alegación final

respecto de que las cuatro víctimas que motivan estos autos

fallecieron en la madrugada del 27 de febrero de 2010

producto de que escucharon la información entregada por el

Intendente Regional, supuesto fáctico no establecido por los

jueces del grado quienes expresamente señalan que este es un

hecho no acreditado, según se expuso en las letras i) a l)

del fundamento cuarto, pues refieren que en el caso de José

Morales Mora, se acreditó que éste no subió a la zona de

seguridad, respecto de Noe Molina Castro, se desconoce si lo

hizo o no y en el caso de Luis Moscoso Ramírez y Rosalía

Andrades Riveros, víctimas que sí subieron a las zonas

altas, no se logró establecer que la abandonaran por

escuchar la información entregada por la autoridad. En este

punto, cabe señalar que cómo se reflexionó en el

considerando noveno, éste fue un hecho controvertido, que se

introduce al debate por la demandante toda vez que es el

punto central de la arista de falta de servicio relacionada

con la entrega de información falsa y errónea por la

autoridad, específicamente por el Intendente Toha.

Duodécimo: Que en armonía con lo que se lleva expuesto

puede inferirse que en este aspecto el recurso de casación

de fondo se construye contra los hechos del proceso

establecidos por los sentenciadores del mérito y que se


intenta su éxito proponiendo supuestos fácticos diversos de

aquellos que han sido establecidos por los sentenciadores, a

quienes de acuerdo a la ley corresponde precisamente dicha

tarea. Las circunstancias de facto sentadas por los

magistrados referidos no pueden ser variadas por este

tribunal de casación, desde que su labor consiste en revisar

la legalidad de una sentencia, esto es, su conformidad con

la ley, pero sólo en cuanto ella ha sido aplicada a los

hechos establecidos por los jueces del grado. La finalidad

de revisar los hechos es ajena al recurso de nulidad de

fondo. La única forma en que los hechos podrían ser

revisados por la Corte de casación sería mediante la

denuncia y comprobación de infracción de disposiciones

reguladoras de la prueba, reglas que determinan parámetros

fijos de apreciación de su mérito, lo que en el presente

caso no se ha logrado establecer.

Décimo tercero: Que por lo expuesto y razonado en los

acápites que preceden, el recurso de casación en el fondo no

puede prosperar y debe ser desestimado.

En conformidad asimismo con lo que disponen los

artículos 764, 767 y 805 del Código de Procedimiento Civil,

se rechaza el recurso de casación en el fondo interpuesto en

lo principal de la presentación de fojas 604 contra la

sentencia de catorce de marzo de dos mil dieciséis, escrita

a fojas 599.
Acordado, con el voto en contra de la Ministro señora

Egnem, quien fue del parecer de proceder a casar de oficio

la sentencia impugnada en base a las siguientes

consideraciones:

1°) Que, la sentencia de primer grado, en los

fundamentos vigésimo tercero a vigésimo sexto, contiene un

análisis respecto de la arista de la falta de servicio

relacionada con la información errada entregada por el

Intendente Regional a través de la radio Bío Bío, quien

conminó a la población a regresar a sus hogares descartando

la eventualidad de un Tsunami, concluyendo el sentenciador

que ante el caos imperante y la incomunicación que la propia

demandada adujo en su defensa, la autoridad debió abstenerse

de realizar el llamado a abandonar las zonas de seguridad,

estableciendo en base a tal actuación -que el fallo calificó

de imprudente-, la falta de servicio. Tales fundamentos,

eran los que le sirvieron para analizar la relación de

causalidad, toda vez que una vez asentado lo anterior, se

avoca a realizar un análisis de la situación particular de

cada víctima. Sin embargo, el fallo impugnado eliminó los

referidos considerandos, manteniendo solo aquellos en que se

razona sobre la situación de cada víctima, esto es los

considerandos vigésimo octavo a trigésimo séptimo, dejando

sin sustento el análisis de causalidad de que daba cuenta el

considerando décimo sexto del fallo recurrido.


2°) Que, como se observa, se eliminaron fundamentos del

fallo de primer grado que abordaban elementos medulares de

la controversia, sin elaborar en su reemplazo otros que

desvirtuaran las alegaciones formuladas por la demandada en

tal sentido, y/o permitieran arribar –sobre las mismas bases

fácticas asentadas– a conclusiones diferentes.

3°) Que, por otra parte, el fallo carece de

consideraciones para explicar y desestimar, con fundamentos,

los distintos escenarios propuestos en la demanda para

configurar la falta de servicio, existiendo hechos

indiscutidos útiles a algunas de esas variables que

sirvieron también de sustento a la acción –a diferencia de

lo que ha ocurrido en otras demandas de esta índole–. Es lo

que se aprecia por ejemplo al constatar como hecho pacífico

el que, con posterioridad al terremoto no se dio la alerta

roja de tsunami. Tal supuesto no fue abordado a la luz de

las probanzas allegadas en autos, ni medió un análisis

circunstanciado de las normas legales que resultaban

aplicables en la indiscutida situación producida, esto es,

de haberse tratado de un sismo de gran intensidad, que se

dio al Shoa alerta de Tsunami a las 04:07 horas, que no

obstante ello la autoridad no dio alerta roja a la

ciudadanía que habitaba en lugares costeros vulnerables.

4°) Que el desarrollo de una argumentación sobre las

elementales bases fácticas indiscutidas en autos, además de

una acuciosa valoración de todos los medios útiles aportados


a la causa en concordancia con la normativa aplicable a

eventos de esta naturaleza -como ya lo ha resuelto esta

Corte en situaciones similares, causa Rol N° 32.262-2015-,

más allá del detalle de una información errada entregada por

la Intendencia Regional, impone como previo y prioritario

razonar y concluir en relación a las conductas que, frente a

los hechos determinados, resultaban exigibles a la

Administración –para entregar a la población la oportunidad

de poner a resguardo sus vidas– elementos todos asentados

del fallo en revisión. Tales deficiencias autorizan, en

concepto de quien disiente, la anulación de oficio de la

sentencia en examen, toda vez que las omisiones anotadas han

teniendo influencia determinante en lo decisorio en tanto el

fundamento básico para desestimar la demanda se hizo

consistir en no haberse acreditado que las muertes de las

víctimas de que trata esta causa se habría producido por

haber obrado conforme a la errónea información de la

Intendencia de la Región.

Regístrese y devuélvase.

Redacción a cargo del Ministro señor Valderrama, y la

disidencia, de su autora.

Rol Nº 24.306-2016.-

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema


integrada por los Ministros Sra. Rosa Egnem S., Sra. María
Eugenia Sandoval G., y Sr. Manuel Valderrama R., y los
Abogados Integrantes Sr. Álvaro Quintanilla P., y Sr. Arturo
Prado P. No firman, no obstante haber concurrido a la vista
y al acuerdo de la causa, la Ministra señora Egnem por estar
en comisión de servicios y el Abogado Integrante señor
Quintanilla por estar ausente. Santiago, 04 de octubre de
2016.

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