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la economía de la plata colonial y su

impacto socioeconómico en nuestro


territorio
marco teórico
Con la llegada de los españoles se acaba la vida tranquila y llena de abundancia de los
indios americanos. Los conquistadores son seducidos por las riquezas indígenas y
comienzan a presionar a los nativos para que muestren la procedencia del oro y sus
adornos, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Las minas de oro de
Carabaya, Antioquia, Chocó, Popayán y Zaruma y las de plata de Taxco, Guanajuato,
Zacatecas, Potosí o Castrovirreyna dieron úngelo total a la economía de la época.
En un comienzo los conquistadores españoles menospreciaron la agricultura, dedicándose
principalmente a la minería. Así, en torno a las explotaciones mineras se establecieron
haciendas y estancias, dirigidas a satisfacer las necesidades de la población minera.
Las instituciones económicas de la Colonia, que tenían que ver con el trabajo de la tierra, y
las actividades mercantiles eran: Mita: turnos de trabajo obligatorio en las minas, haciendas,
obras etc. Encomienda: repartición de tierras a los españoles con los indígenas. Resguardo:
Pueblos de indios organizados para manejar la mano de obra y facilitar el cobro del tributo.
Los principales impuestos eran: Alcabala (impuesto a las ventas), Almojarifazgo (impuesto
de aduanas), Armada de Barlovento (impuesto a los artículos de primera necesidad), Quinto
Real (impuesto minero),
La economía colonial tuvo cinco grandes centros de desarrollo minero: Zaragoza, Cáceres,
Guanaco, Remedios y Buriticá. En la segunda mitad del siglo XVI la alta productividad de
las minas dio a la Nueva Granada el prestigio casi legendario de gran productor de oro. En
las décadas que van de 1570 a 1610 los yacimientos de Antioquia dieron sus mayores
rendimientos y las exportaciones promedio sobrepasaron, para el conjunto de la Audiencia,
la cifra del millón de pesos anuales, sin incluir el cuantioso contrabando que, en éste, como
en los siglos posteriores, pudo calcularse en un ciento o cuando menos en un 50% del oro
legalmente registrado. Debido a las largas jornadas de trabajo, la población indígena se ve
notablemente reducida. Hacia 1630 comienza a darse una notable baja en la actividad
minera

Sociedad colonial
En la sociedad colonial, los territorios americanos estaban gobernados por un Virrey, que
era elegido directamente por el rey de España. En las ciudades, existían los cabildos,
formados por españoles. La sociedad colonial estaba integrada por distintas clases:
blancos, españoles, criollos, aborígenes, negros, mestizos y no todos tenían los mismos
derechos.

La economía en las colonias


En sus inicios la vida económica en las colonias se caracterizó por la inexistencia de la
moneda como medio de pago entre aborígenes y conquistadores, usándose
prioritariamente el sistema de trueque.
La economía se basaba en casi todo el territorio en el trabajo indígena estructurado en el
sistema de encomiendas y la mita, que originaron un sistema basado en el poder y los
abusos.

“Distribución e intercambio”:
La América colonial española poseyó muchos mecanismos de distribución de mercancías,
tal cual eran sus mecanismos laborales y tributarios. El nivel más básico fue el de la
agricultura local, los campesinos tuvieron escasa participación directa en los mercados más
grandes, pero sin duda se ve determinado lo que producen por las determinaciones del
mercado.

La minería:
Los principales descubrimientos mineros en America se realizaron entre 1545-1565 en
México y Perú. Posteriormente y en menor escala en Honduras que, según Newson
(Op.Cit). Aportaba un 5% del total de riqueza mineral del imperio.
La mano de obra fue principalmente indígena. El escaso capital circulante fue el punto débil
de los dueños de las minas recurriendo a los comerciantes y las iglesias.
Los dueños particularmente de minas pagaban a la corona el 20% de la plata extraída y
acuñada, además la corona obtenía otros ingresos a través del control monopólico del
mercurio cuyo derecho de distribución se reservaba y el cual era indispensable para la
separación de la plata en su estado natural.

Intervención de la iglesia
La Iglesia Católica fue una institución poderosa durante el período colonial. A ella estaba
encomendada la evangelización, pero su poder también se extendía a lo territorial ya que,
por legados y donaciones de fieles piadosos, la iglesia había llegado a poseer una inmensa
fortuna territorial. Las relaciones entre la Corona y la Iglesia habían estado reguladas por el
Patronato eclesiástico, que era un conjunto de prerrogativas cedido por los Papas a los
Reyes. Según el Patronato, el Estado Español daba los nombres de los prelados que el
Papa debía nombrar, designaba los curas párrocos, percibía los diezmos eclesiásticos,
autorizaba la fundación de Iglesias y la demarcación de diócesis y parroquias y pagaba a
prelados y curas, los cuales, por la procedencia de su nombramiento, por las leyes vigentes
y por el origen de su estipendio, eran prácticamente funcionarios estatales con un cierto
grado de subordinación. En el período colonial la Iglesia Católica monopolizaba la
enseñanza. En América en general, a lo largo de los siglos XVII y sobre todo XVIII, la
agricultura se transformó en la actividad económica más importante, principalmente por el
crecimiento de la población, con el consiguiente aumento de la demanda de alimentos, y la
valorización social que otorgaba la posesión de la tierra.

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