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Día de la Mujer

Por Roberto Martínez (08-Mar-1997).-

Hoy se celebra el Día de la Mujer en muchos países del mundo. Toda fecha importante
tiene una historia de luchas, triunfos y dificultades que vale la pena conservar como
patrimonio cultural para heredarlo a las nuevas generaciones. Las luces memorables del
pasado no deben olvidarse.

Aprender del pasado es aprovechar la enseñanza que nos dejaron los errores de nuestros
antepasados y valorar sus aciertos para conservar lo bueno y evitar las viejas fallas. Así los
recursos que se emplearon ayer para caminar hasta donde estamos hoy seguirán
beneficiándonos, ya sea por la infraestructura que dejaron o por la experiencia, el
conocimiento o las memorias que se plasmaron en la historia, siempre y cuando tengamos
el hábito de reflexionar en los elementos que conformaron nuestra cultura.

Cuando se destruye el patrimonio cultural por negligencia, olvido o por la fascinación


indiscriminada de lo novedoso, toda nuestra sociedad se empobrece y, en muchos casos,
la humanidad entera se ve afectada; como por ejemplo, cuando se ordenó la destrucción
de la famosa Biblioteca de Alejandría, la cual se dice contenía el acervo de todo el
conocimiento desarrollado hasta aquella época.

Una buena manera de preservar los méritos que nos han llevado a establecer que hoy sea
el Día de la Mujer es reflexionar brevemente en lo que da sentido a esta fecha, para crecer
más como personas, de cara a nuestra cada vez más importante participación en la
sociedad.

La mujer ha sido en muchas ocasiones víctima de la ambición y del egoísmo.


Históricamente ha sido sometida a trabajar largas jornadas en condiciones de esclavitud,
ha tenido que sufrir la explotación de sus hijos, la comercialización de su cuerpo y la falta
de respeto a su capacidad reproductiva.
A la mujer la han querido rebajar a simple animal de trabajo, objeto de placer o persona
de segunda categoría.

El Día de la Mujer nos debe hacer reflexionar en el don tan grande que tiene la humanidad
en todas y cada una de las mujeres. Es importante que valoremos a la mujer por su
enorme papel en la conservación de la especie humana y de los valores. Las leyes de la
oferta y la demanda y las compensaciones basadas sólo en la productividad no hacen
justicia a la hora de determinar el sueldo de un empleado y menos aún cuando se trata de
una mujer con hijos.

¿Cómo poner precio al cuidado cariñoso de los bebés? No es tan sencillo como calcular lo
que cobraría una nana. Los primeros años en la vida son determinantes para desarrollar
las bases que nos permitirán desenvolvernos socialmente, desde el lenguaje y los gestos,
hasta los valores humanos y morales que aprendemos por imitación y que son
indispensables para desarrollar lazos con nuestros semejantes.

Cuando falta este cariño la persona es psicológicamente inestable y puede causar mucho
daño, incluso material, a la comunidad. Este elemento también tendríamos que medirlo y
agregarlo al costo de desempeñar el puesto de madre. Además la mujer en el hogar es
administradora, maestra, encargada de la proveeduría de alimentos y enseres, encargada
de la higiene y limpieza, decoradora, enfermera, recepcionista, disciplinadora, encargada
de la nutrición de la familia y anfitriona de su marido y de sus amistades.

¿A cuánto asciende la cuenta de todos estos servicios? A nada, es un trabajo no


remunerado y, por lo mismo, muchos consideran que la mujer como ama de casa es un
lastre para el País porque no es económicamente activa.

Esta noción es falsa porque nadie puede reemplazar su rol dentro de la familia.

El Día de la Mujer también es para celebrar la dimensión social de la misma. La mujer es


ciudadana con derecho a votar igual que el hombre. Este derecho trae consigo una
importante obligación, que si no está sancionada por la ley, por lo menos tiene el peso de
un compromiso moral: el compromiso de participar y de involucrarse en el mejoramiento
de la sociedad.

Si yo fuese mujer me dedicaría en primer lugar a mi familia y en segundo lugar al


desarrollo humano de mi comunidad. Esta labor social tiene varios campos de acción.
Entre ellos están la educación, la salud, la promoción humana, la difusión de los valores y
la cultura, el apoyo y asesoramiento de personas con dificultades familiares, el
embellecimiento de la Ciudad y la promoción de la religión, la política y las artes.

Creo que las mujeres por naturaleza tienen ventaja ante los hombres para desarrollar
estos campos.

Con mucha frecuencia, la mujer se ve en la necesidad de competir por puestos ordinarios


de trabajo para subsistir. ¡Qué pena! La sociedad pierde mucho cuando tanto hombres y
mujeres se dedican principalmente a ganar dinero porque el dinero es un medio y nunca
un fin. La sociedad no se mejora por el simple hecho de que entre todos ganemos más
dinero, sino en la medida en que dedicamos tiempo y recursos a las cuestiones sociales.

Ojalá que valoremos mejor el rol que la mujer está dejando por sumarse a las filas de los
trabajadores, porque el calor del hogar brota del corazón de la mujer y un hogar sin
corazón es una cueva fría.

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