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Una de las civilizaciones más importantes de nuestra historia fue la Antigua Grecia, cuna de las
culturas occidentales, y a la que debemos muchas cuestiones de nuestra actual sociedad. Uno de los
elementos más importantes de Grecia eran sus ciudades, las llamadas polis, las cuales eran
localizaciones muy interesantes por diversos motivos.
LA DECADENCIA DE LA POLIS.
Para Atenas, las consecuencias económicas fueron desastrosas, ya que los constantes saqueos del Ática
exigieron un elevado costo de reposición, además de varios años antes de poder obtener la primera
cosecha. En Esparta, el botín traído por Lisandro no pudo de ningún modo compensar las pérdidas
humanas, que habían roto el equilibrio entre los ciudadanos de pleno derecho y los hilotas (recordad:
esclavos propiedad del Estado espartano).
Por otro lado, las numerosas destrucciones dan lugar a una crisis económica generalizada en todo el
mundo griego, que se refleja a la perfección en la necesidad de numerosos griegos de emplearse como
mercenarios para sobrevivir. El mismo Jenofonte se vio obligado a ello, participando en la conocida
expedición de los 10.000.
El sistema democrático ateniense, por otra parte, resultó muy debilitado a lo largo de la Guerra, dando
lugar a una profunda desilusión, que se refleja en los escritos de Platón o Aristóteles, que ofrecen
diferentes alternativas de gobierno.
A lo largo del siglo IV a.C., las polis griegas (sobre todo Esparta y Tebas) lucharán nuevamente entre sí
en numerosos conflictos localizados, como la Guerra de Corinto (que aparece en Polis como escenario
para familiarizarse con las reglas) o la batalla de Leuctra, que ya comentamos cuando hablábamos de la
Falange. Todas estas divisiones permitieron irónicamente al Imperio Persa cierta libertad a la hora de
tratar con los estados griegos.
Con todo ello, será Filipo de Macedonia quién finalmente se alce con el poder tras la batalla de
Queronea en el año 338 a.C., comenzando los preparativos para la conquista del Imperio Persa, que
finalmente realizará su hijo Alejandro.
Desde comienzos del siglo XIX hasta prácticamente nuestros días, la historiografía filosófica repitió que
los epicúreos no desarrollaron una reflexión política digna de estudio debido a que redujeron la filosofía
a la formulación de una ética individualista e hicieron del hedonismo su eje principal. Esta apreciación
no hace justicia a la filosofía epicúrea y prolonga las interpretaciones de sus adversarios, como Cicerón,
Plutarco y Lactancio, a los que debemos buena parte de los testimonios sobre ella. En estos, al igual que
en la historiografía filosófica del siglo XIX, estaba presente una concepción de la filosofía griega que
obviaba líneas troncales, como el naturalismo, la tradición prudencial y la reivindicación socrática de la
filosofía como la verdadera política. En estas líneas se enmarcan las reflexiones de los epicúreos sobre la
genealogía de la justicia, la seguridad (aspháleia) ─un tema clave en toda teoría política antigua─, su
supuesto “apoliticismo”, el sabio epicúreo y las leyes, y la prolepsis o “preconcepción” de lo justo.
Las ideas epicúreas sobre política están en desacuerdo con las tradiciones filosóficas estoicas, platónicas
y aristotélicas. Según Emilio Lledó, Epicuro entendía la política como expansión de la felicidad, justicia,
sabiduría, belleza
Para los epicúreos, todas nuestras relaciones sociales son una cuestión de cómo nos percibimos
mutuamente, de las costumbres y tradiciones. Nadie es inherentemente de mayor valor o está destinado a
dominar a otro. Esto se debe a que no hay una base metafísica para la superioridad de un tipo de
persona, todas las personas están hechas del mismo material atómico y, por lo tanto, son naturalmente
iguales. Los epicúreos también desalientan la participación política y otra participación en la política.
Sin embargo, los epicúreos no son apolíticos, es posible que alguna asociación política pueda ser vista
como beneficiosa por algunos epicúreos. Algunas asociaciones políticas podrían conducir a ciertos
beneficios para el individuo que ayudarían a maximizar el placer y evitar la angustia física o mental.
Si bien esta evasión o libertad podría lograrse por medios políticos, Epicuro insistió en que la
participación en la política no lo liberaría del miedo y él aconsejó no llevar una vida política. En cambio,
Epicuro alentó la formación de una comunidad de amigos fuera del estado político tradicional. Esta
comunidad de amigos virtuosos se enfocaría en asuntos internos y justicia. Se cree que la opinión acerca
del matrimonio en Epicuro es positiva y consideró las relaciones sexuales como naturales pero
innecesarias.
Sin embargo, el epicureísmo es adaptable a las circunstancias, como lo es el enfoque epicúreo de la
política. Los mismos enfoques no siempre funcionarán en la protección contra el dolor y el miedo. En
algunas situaciones será más beneficioso tener una familia y en otras situaciones será más beneficioso
participar en política. En última instancia, depende de los epicúreos analizar sus circunstancias y tomar
las medidas que correspondan a la situación.
Epicuro también fue uno de los primeros pensadores en desarrollar la noción de justicia como un
contrato social. Él definió la justicia como un acuerdo hecho por la gente para no dañarse unos a otros.
El punto de vivir en una sociedad con leyes y castigos es protegerse del daño para que uno sea libre de
perseguir la felicidad. Debido a esto, las leyes que no contribuyen a promover la felicidad humana no
son justas. Dio su propia versión única de la ética de la reciprocidad, que difiere de otras formulaciones
al enfatizar en minimizar el daño y maximizar la felicidad para uno mismo y para los demás:
"Es imposible vivir una vida placentera sin vivir sabiamente, bien y justamente, y es imposible vivir
sabiamente, bien y justamente sin vivir una vida placentera". ("justamente" significa evitar que una
"persona dañe o sea dañada por otra")
LA DECADENCIA DE LA POLIS
Una de las civilizaciones más importantes de nuestra historia fue la Antigua Grecia, cuna de las culturas
occidentales, y a la que debemos muchas cuestiones de nuestra actual sociedad. Uno de los elementos
más importantes de Grecia eran sus ciudades, las llamadas polis, las cuales eran localizaciones muy
interesantes por diversos motivos.
Algunas de las principales polis griegas son las siguientes: Atenas, Esparta, Corinto, Tebas.
LA DECADENCIA
A inicio de la crisis de las polis debemos ir hasta las Guerras Médicas, siendo el momento en el que los
griegos vencieron a los persas, pero esto trajo consigo un mayor predominio de los atenienses, y un
aumento de la envidia del resto de polis hacia Atenas. Todo esto desembocó en la Guerra del
Peloponeso, donde se enfrentaron dos grupos de polis griegas, uno dirigido por Atenas y otro por
Esparta.
Las guerras entre los griegos se fueron acumulando con el paso de los años, destrozando el modelo de
las polis, aumentado el número de ciudadanos y esclavos, pero descendiendo el comercio y la artesanía,
causando todo esto una fuerte crisis. Esta situación de crisis fue aprovechada por Filipo II, padre de
Alejandro Magno, quien con unas geniales nuevas técnicas militares consiguió derrotar a las distintas
polis griegas, acabando con el modelo de las ciudades-estado griegas.
Tanto Filipo II como sus sucesores terminaron con el modelo de polis griega, ya que ellos provenían de
los macedonios, los cuales no usaban el sistema de polis. Los macedonios eran en parte griegos, pero no
tenían apenas afinidad cultural con el resto de pueblos griegos. Fue con todo esto que llegó a Grecia
la monarquía macedonia, terminando con el concepto de polis griega.
Desde comienzos del siglo XIX hasta prácticamente nuestros días, la historiografía filosófica repitió que
los epicúreos no desarrollaron una reflexión política digna de estudio debido a que redujeron la filosofía
a la formulación de una ética individualista e hicieron del hedonismo su eje principal. Para los epicúreos,
todas nuestras relaciones sociales son una cuestión de cómo nos percibimos mutuamente, de las
costumbres y tradiciones. Nadie es inherentemente de mayor valor o está destinado a dominar a otro.
Esto se debe a que no hay una base metafísica para la superioridad de un tipo de persona, todas las
personas están hechas del mismo material atómico y, por lo tanto, son naturalmente iguales. Los
epicúreos también desalientan la participación política y otra participación en la política. Sin embargo,
los epicúreos no son apolíticos, es posible que alguna asociación política pueda ser vista como
beneficiosa por algunos epicúreos. Algunas asociaciones políticas podrían conducir a ciertos beneficios
para el individuo que ayudarían a maximizar el placer y evitar la angustia física o mental.
Epicuro también fue uno de los primeros pensadores en desarrollar la noción de justicia como un
contrato social. Él definió la justicia como un acuerdo hecho por la gente para no dañarse unos a otros.
El punto de vivir en una sociedad con leyes y castigos es protegerse del daño para que uno sea libre de
perseguir la felicidad. Debido a esto, las leyes que no contribuyen a promover la felicidad humana no
son justas. Dio su propia versión única de la ética de la reciprocidad, que difiere de otras formulaciones
al enfatizar en minimizar el daño y maximizar la felicidad para uno mismo y para los demás:
"Es imposible vivir una vida placentera sin vivir sabiamente, bien y justamente, y es imposible vivir
sabiamente, bien y justamente sin vivir una vida placentera". ("justamente" significa evitar que una
"persona dañe o sea dañada por otra")