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1 - LAS COSAS
Cosa es todo bien jurídico que tiene una propia individualidad y es susceptible de apropiación. No
importa que pueda ser una entidad material o inmaterial con tal de que pueda ser apropiada por un
sujeto de forma tal que le reporte una utilidad. (Art. 333 CC).
No basta que el bien pueda ser disfrutado, para que sea cosa; ya que el mar o el aire son susceptibles de
disfrute pero no de apropiación individual. En general, puede decirse que un bien no es apropiable
cuando seria prohibitivamente alto el coste de excluir de su disfrute a terceros. En general podemos
afirmar que un bien es apropiable, en el sentido del art.333 CC, cuando su atribución a persona o
personas determinadas será socialmente más eficiente que su disfrute común y siempre que sea posible
que su eventual titular pueda excluir a un coste razonable a quienes no son titulares del mismo.
Tiene que tratarse de un bien con propia individualidad capaz de reportar una utilidad por sí mismo.
Cuando ocurre ello es algo que se decide en función de las valoraciones sociales de cada momento, no
en meritos de cualidades físicas intrínsecas de la cosa. Existe un derecho que recae individualmente
sobre el todo y no una suma de derechos de propiedad sobre cada componente (Juego de café). Pero
hay otros elementos que no son susceptibles de utilidad separada como es el caso del cemento o les
engranajes de una maquina, pero sí lo son los frutos pendientes de un inmueble o la perla de un anillo.
El volumen de edificabilidad es cosa, pues es susceptible de venta, con independencia de la finca en que
se asienta. El agua corriente o el aire no disponen de individualidad definida que pudiera definir el
contorno eventual derecho sobre ellos, por lo que no son cosas aunque se envasen,
Es cosa la parte que puede ser separada del cuerpo humano que pueda ser objeto de donación. No les
priva de la condición de cosa el que no puedan ser vendidas. Basta que puedan ser transferidas a través
de un contrato para que merezcan aquella condición. Es cosa la cualidad de socio de un grupo siempre
que pueda negociarse.
Para el Derecho Civil los animales son cosas que no son sujetos de derechos. No hay cosas en sentido
absoluto, todo lo que pueda ser dividido, y a pesar de ello presente una utilidad puede ser cosa.
Lo que no puede ser cosa en sentido jurídico esta fuera del comercio de los hombres. La ley utiliza
también esta expresión para referirse a cosas en sentido genuino cuyo comercio está prohibido, así
como aquellos que sin ser bienes de tráfico prohibido, no pueden negociarse por su poseedor legitimo
por ser considerados como inherentes a la persona.
No todos los bienes jurídicos son cosas, el objeto de derecho tiene que ser susceptible de tráfico a
través de negocios jurídicos. Hay bienes jurídicos que no pueden ser negociados ni apropiados pero en
caso de ser lesionados ilícitamente, hacen nacer en la persona de su titular un derecho indemnizatorio
contra el dañante. El conjunto de bienes jurídicos a efectos de responsabilidad es más amplio que el
conjunto de las cosas apropiables.
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En segundo nivel los créditos, es decir, el derecho de exigir a otra persona el cumplimiento de una
obligación de dar, hacer o no hacer.
En tercer nivel todos los derechos sobre las cosas, ya sean estas corporales o incorporales. Con
excepción del derecho de dominio de la propiedad que viene a identificarse con la cosa misma sobre
la que recae (mi derecho de propiedad sobre el coche y mi coche).
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Distinción no utilizada por el CC, pero es importante para determinar la obligación de la normativa
protectora de los consumidores. Un bien, es de consumo cuando se adquiera para el uso o destino
individual o familiar, sin finalidad de reintroducirlo, transformado o no, en el mercado. No importa si
quien lo adquiere es un consumidor o un empresario, siempre que este lo adquiera al margen de su
actividad profesional. A efectos de indemnización por los daños causados por productos defectuosos es
relevante si el daño afecta a un bien destinado o no al consumo privado o familiar.
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3 - EL PATRIMONIO
El patrimonio de una persona es el conjunto de los derechos y obligaciones (deberes) de contenido
económico del que es titular.
Pueden recaer derechos reales, o bien derechos de crédito.
Cuando se transmite el patrimonio, se transmite tanto los derechos como los deberes. Cuando el titular
del patrimonio ha fallecido, los derechos y deberes van a transmitirse a sus herederos.
En los negocios jurídicos inter vivos (contratos), la noción de patrimonio no tiene utilidad práctica, pues
no se puede disponer por contrato como un todo único de la totalidad del patrimonio. El titular de los
bienes podrá enajenar todos sus bienes, pero como bienes individualizados, no como elementos de un
todo distinto que a su vez sea objeto de derecho. Y habrá de enajenarlos con los requisitos de
enajenabilidad que corresponda a cada clase de bienes.
En caso de muerte el patrimonio se transfiere como un todo al heredero, recibiendo por virtud de un
solo acto adquisitivo los derechos y las obligaciones que fueran del fallecido.
Nadie puede enajenar en vida todo su patrimonio hasta el punto de que pueda decirse que se pierda
éste para la persona (634 CC). Pues si dona todos sus bienes, todavía habrá de quedarse algo con lo que
vivir. Si constituye una sociedad universal a la que transmite todos sus bienes presentes y en la que se
centraliza la capacidad de adquirir los futuros, todavía se puede decir que a cambio de una transferencia
universal el patrimonio del socio tiene ahora una cuota en la sociedad creada.
Cada persona no puede disponer de más de un patrimonio a efectos externos, dando lugar al principio
de unidad. Podrá su titular separar sus bienes a efectos de administración o cualquier otro, pero estos
actos no tendrán relevancia externa, pues los acreedores de esta persona podrán seguir considerando
sus bienes como un todo y podrán embargar cualquier clase de bienes para el pago de sus créditos. El
deudor no puede separar los bienes de su patrimonio constituyendo un patrimonio separado que quede
inmune a la agresión de sus acreedores. Art. 1911 CC es el principio de responsabilidad patrimonial
universal, salvo si hay una declaración judicial de exoneración del pasivo insatisfecho.
Una persona puede ostentar la titularidad de su patrimonio propio y al mismo tiempo la administración
y un determinado poder de disposición, sobre otras masas de bienes que se hallan de modo provisional
bajo su administración y que han de pasar en el futuro a tercero.
Todo esto también es válido para una persona jurídica.
Cuando hay una deuda, el acreedor podrá embargar el patrimonio, ya que podrá pedir un
procedimiento de embargo para poder satisfacer esa deuda, esto en el presente. Cuando no se tiene
fondos, cuando no hay bienes dentro del patrimonio, respetando ese mínimo de subsistencia,
únicamente le queda esperar a que aumente el patrimonio. ¿Hasta cuando se espera? Hasta el plazo de
prescripción, y ello depende de la deuda. Si yo requiero de pago, el plazo se suspenderá, y tiene el plazo
de 1 mes para pagar, y tiene 5 años más para la prescripción. Se interrumpe la prescripción por un
requerimiento de la deuda o por el reconocimiento de la deuda. Cualquier tipo de elemento que
permite tener constancia de que la persona ha recibido el requerimiento es bueno para que quede
probado que se ha producido el requerimiento o reconocimiento de la deuda, y eso permite hacer que
no se prescriba el derecho/deber de deuda. Se puede acumular intereses.
Hay un mínimo de subsistencia que no se puede embargar, y este límite varía dependiendo de la
situación de cada persona.
Si no se opone la oposición por prescripción, el derecho sigue existiendo, pero la defensa está débil. Si la
otra parte no se opone por la prescripción, el juez no lo pondrá en parte si no se acude a tal acto.
El patrimonio siempre responde, y hay una garantía adicional.
La dación en pago está desde el inicio y está subordinado al pacto, y hoy en día se hace de una manera
más genérica, en supuestos muy restringidos.
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La Ley 25/2015 introduce la Segunda Oportunidad. En resumen: el juez podrá dar la declaración judicial
de exoneración del pasivo insatisfecho. Esas deudas pendientes, se perdonan, quedando liberado de esa
deuda.
Para que esto se dé, es necesario que se den unos requisitos: exige entre otras cosas un concurso
previo. El concurso significa que el deudor tiene tantas deudas que no puede hacer frente, acudiendo a
un juez, o porque el acreedor acude al juez para que se le dé al deudor en concurso.
Se adoptan medidas para que todos cobren una parte de esa deuda, y se nombra un administrador
judicial para que adopte distintas medidas, con un plan para que se acepte por los acreedores y se de
ese concurso, liquidándolo.
Algunos de los acreedores deberán renunciar a alguna parte de la deuda seguramente.
Si una vez finalizado el concurso, se observa que hay deudas que no se pueden pagar, ya que no todas
las deudas no son exonerables, podrá beneficiarse de esa declaración judicial de exoneración del pasivo
insatisfecho, con unos requisitos. Inicialmente hay un plazo de 5 años, si en ese plazo mejora la
situación, la liberación se eliminará, debiéndose pagar esas deudas. Si pasa los 5 años, y no se ha
mejorado, se declarará con carácter definitivo la exoneración del pasivo insatisfecho. La Ley prevé que
aquellos que tuvieran ese beneficio, se inscribirán en un registro específico en el cual consten todos
aquellos que se beneficiaron de esa exoneración.
Hay excepciones: heredero a beneficio de inventario (art. 1003 y 1023), sociedades unipersonales,
matizadamente en sociedad de gananciales (art. 1373)
Si se acepta a beneficio de inventario, es que habrá 2 patrimonios, liquidándose las deudas con la masa
hereditaria. No se pide responsabilidad al heredero si queda alguna deuda. Hay dos masas: la de bienes
propios y la de bienes heredados. Es necesario una declaración expresa, acudiendo al notario.
4 – LAS RELACIONES ENTRE LAS COSAS
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en sustitución quede afecto a esa masa de bienes, y no a la otra, igualmente controlada por su
deudor, y sobre la que aquel acreedor no tiene el mismo poder de agresión para embargar, o aquel
heredero no tiene una expectativa sucesoria equivalente.
En Derecho civil una persona es propietaria o titular de un bien cuando lo adquiere a su nombre aunque
lo haga con dinero o correspectivo ajeno. En los tres casos anteriores la aplicación de esta regla llevaría
a que el acreedor perdería el privilegio o preferencia, a que los titulares de los patrimonios
administrados por otros vieran progresivamente esquilmado su patrimonio, o a que los acreedores y
herederos vieran impotentes cómo se enriquece una masa patrimonial a costa de aquella otra sobre la
cual tiene expectativas.
El principio de subrogación real es la excepción a la regla anterior. El subrogado de uno de estos bienes,
que ingresa en el patrimonio en lugar de aquel, queda afectado a los mismos derechos de terceros a que
estaba afectado el bien que salió, aunque el adquiriente de este subrogado lo haya adquirido para sí, y
en su nombre, con dinero o correspectivo procedente del patrimonio o bien afectado. El principio de
subrogación solo procede en los casos en que lo admite la ley.
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Las diversas reglas de derecho que gobiernan estas distintas relaciones de accesoriedad son las
siguientes:
Si un sujeto está obligado a entregar una cosa a otro, en la obligación de entrega ha de entenderse
incluida, salvo pacto en contrario, la cosa que sea accesoria
Si se grava un bien inmueble con una hipoteca, ésta se extiende sin necesidad de pacto a las partes
integrantes de este inmueble, salvo que esta parte integrante sea un edificio de nueva construcción.
Solo por pacto se extiende a las pertenencias de este inmueble. La hipoteca de una aeronave se
extiende a sus partes integrantes y a las pertenencias.
Las partes integrantes de un inmueble son igualmente inmuebles. Esto no quiere decir que sobre
esas partes integrantes no quepan derechos separados y distintos del derecho sobre la cosa
principal. Los arts. 358 a 365 CC se limitan a decir que el dueño del terreno puede adquirir esta
edificación o plantación. Pero nada impide que se pacte una propiedad separada sobre las partes
integrantes de una finca. Este derecho de adquirir se llama en el CC accesión y solo tiene lugar sobre
las que hemos llamado partes integrantes materiales por incorporación o unión fija.
No hay ninguna dificultad en constituir derechos separados sobre las pertenencias. De esta forma se
pueden hipotecar o dar en prenda las maquinarias de explotaciones industriales o agrícolas.
El embargo de una cosa se extiende a todas las partes integrantes de la cosa y a las pertenecientes de
la misma, salvo que unas y otras estén en dominio de un tercero.
Si una cosa o la relación jurídica que sobre ella se instaura goza de un estatuto jurídico especial, este
régimen se extiende igualmente a los accesorios de la cosa.
4.4 - UNIVERSALIDADES
Una universalidad es una pluralidad de cosas individuales, separadas entre sí y sin unidad material entre
ellas, que pueden perfectamente ser objeto de derechos separados pero que de modo ideal se reúnen
en una unidad.
La universalidad no es cosa. Tampoco es objeto de derecho separado, pues no puede hablarse de
propiedad de una biblioteca sino de los distintos elementos.
El valor práctico de ésta está conectado con el principio de subrogación real. Si una persona dispone de
un patrimonio que deberá ser restituido a un tercero o que pueda ser objeto de agresión por un
acreedor, lo obligación de restitución eventual se concentra en el momento final en las cosas que en ese
momento compongan la universalidad, de forma que el poseedor de la misma pudo poseer
legítimamente de las cosas de esa universalidad, quedando afectadas a restitución las que después
entraron en su lugar. Esta regla no es, empero, universal. En el caso de una biblioteca no puede cambiar
unos libros por otros. En estos casos la noción de universalidad no cumple función alguna, y el concepto
reduce entonces su utilidad a las universalidades de cosas perecederas o destinadas al tráfico mercantil.
4.5 - FRUTOS
Para el CC son frutos de los bienes de otros bienes agrícolas que aquellas producen de modo
espontaneo y sin cultivo (frutos naturales) o los productos del campo que su titular obtiene por la
aplicación de capital y trabajo a una finca rustica (frutos industriales), o las rentas que el titular de un
bien obtiene del mismo por cederlos en uso a un tercero (frutos civiles).
Esta distinción es arcaica, responde a modelos económicos superados y no es tenida en cuenta por la
jurisprudencia. Hay que tener en cuenta los siguientes rasgos:
No existe ninguna diferencia práctica entre frutos naturales e industriales. Están sometidos a las
mismas reglas y además resulta imposible la existencia de algún tipo de fruto en cuya producción no
se haya empleado capital o trabajo. Resulta absurdo reducir el concepto de fruto industrial al
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proveniente de una explotación rustica. La exclusividad del código se explica porque en la época de la
promulgación del mismo la producción fabril no era un factor importante de nuestra economía.
En lugar de considerar frutos a los productos del campo o a los productos industrialmente
manufacturados, hay que referir aquel concepto al dinero obtenido como ganancia resultante de la
negociación de esos productos. Incluso cuando no se hayan negociado esos productos, sino
consumidos, lo relevante en las relaciones de tráfico civil es el dinero resultante de los gastos de
producción. Cuando se reclaman frutos por cualquier concepto, siempre se está reclamando
cantidades de dinero, no de productos agrícolas o industriales.
Si los resultados económicos de la explotación se los apropia como renta residual el titular en
Derecho de los medios de producción, el fruto que recibe deberá llamarse fruto industrial. Pero si a
su vez el titular de los medios de producción es una persona jurídica cuya propiedad está dividida en
acciones o participaciones, la renta que reciben los participes, de modo indirecto, son frutos civiles
obtenidos no del producto sino del reparto de ganancias en la relación interna.
Establece el código que los frutos naturales e industriales se entienden percibidos desde que se alzan
o separan, mientras que los frutos civiles se entienden percibidos por días. Si consideramos el
concepto de fruto útil, el Derecho es el que lo define como ganancia neta en dinero, el reparto de
todo tipo de frutos tiene que estar sujeto a una misma y única regla: la regla de atribución y reparto
por días, propia de los frutos civiles. Definitivamente no existe ninguna diferencia práctica entre los
diversos tipos de frutos, y todos ellos pueden acomodarse a las reglas propias de los frutos civiles.
Para que una renta de dinero pueda ser llamada fruto, basta que se obtenga como resultado de la
explotación regular y ordinaria de unos bienes. Puede ser el beneficio obtenido de una explotación
de un teatro, de un bosque...
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de la propiedad está a cargo de un registrador que califica bajo su responsabilidad los títulos y
documentos presentados a inscripción. Los libros del Registro se regulan en el artículo 362 RH. La
autoridad judicial garantiza la autenticidad de los libros. Solo si se llevan ajustados a las normas harán fe
los libros del Registro. Los libros no se sacaran por ningún motivo de la oficina del Registro.
Los libros del Registro son públicos y pueden ser consultados por quienes tengan interés en averiguar el
estado de los inmuebles. A este conocimiento se accede por exhibición directa de los libros o notas
simples informativas, sin valor de certificación registral, por certificación, que tendrá el valor de
documento autentico, y que podrá ser o no literal. Solo por certificación se pueden acreditar en
perjuicio de tercero la libertad o gravamen de los inmuebles.
Las inscripciones practicadas por los Registradores no pueden recurrirse ante sus superiores jerárquicos,
sin perjuicio de que pueda plantearse ante los tribunales civiles contienda sobre los derechos inscritos.
Contra la negativa del Registrador a inscribir o anotar un derecho cabe un recurso ante la Dirección
General de Registros y el Notariado, del ministerio de justicia o ante el órgano jurisdiccional que señalen
los Estatutos de Autonomía. El recurso gubernativo se encuentra regulado actualmente en los artículos
324 a 328 LH.
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Los edificios en régimen de propiedad horizontal, que se inscribirán como una sola finca, en la que
figuraran el titulo constitutivo de la propiedad horizontal y los estatutos, así como una descripción de
los pisos construidos o proyectados.
Los pisos y locales dentro de un edificio en propiedad horizontal, siempre que esté inscrito el edificio
en su conjunto.
Los garajes se pueden inscribir como fincas independientes si corresponden en propiedad privada.
Pero incluso si el garaje esta en comunidad entre varios, adscribiéndose a cada participe un derecho
de uso de una plaza determinada, puede inscribirse como finca independiente esta cuota con
asignación a plaza.
Las urbanizaciones se inscriben según un modelo analógico al de la propiedad horizontal. Se abrirá
un folio, como finca, a la urbanización en su conjunto con descripción de los elementos comunes; un
segundo folio a cada edificio de la misma: y un tercer folio a cada piso o local de cada uno de los
edificios.
Los derechos limitados sobre una finca no son fincas en sentido registral, sino derechos que se
inscriben dentro del folio de la finca, y a continuación de la inscripción de dominio de la misma. Con
todo existe el caso de las condiciones administrativas, que son tratadas no solo como derechos sobre
fincas sino como fincas que abren folio registral.
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importe de la obra o el arquitecto director de la obra certifiquen que la obra está concluida o
comenzada.
Sólo puede declarar la obra nueva quien es propietario registral de la finca en el momento de la
declaración, aunque la obra que ahora se declara la realizara un anterior titular de la finca. En cualquier
caso, el titular que pretende inscribir la escritura de declaración deberá aportar la preceptiva licencia
municipal de obras y la certificación expedida por el técnico competente de la finalización de la obra
conforme al proyecto objeto de la misma.
Cuando una finca se inmatricula con una determinada media superficial, los derechos que se
constituyan sobre esa finca han de referirse a ella en su totalidad. La legislación hipotecaria posibilita
que el titular de la finca segregue parte de ella, convirtiendo la parte segregada en finca independiente y
constituyendo sobre ella el derecho en cuestión.
La finca segregada se inscribe en folio propio y bajo número diferente, expresándose esta circunstancia
al margen de la finca matriz. En la inscripción de la finca nueva se expresará la finca de procedencia y se
traerán al nuevo folio los derechos que gravaban a la antigua finca en su totalidad, ya que la segregación
no puede ser utilizada para liberar parte de una finca de los gravámenes que afectaban en su totalidad a
la finca de procedencia.
A diferencia de la segregación, la división supone el cierre del folio de la finca de procedencia, y las
fincas resultantes se inscribirán cada una en folio independiente. Los derechos que gravaban a la finca
original se trasladan, sin que resulten afectados o divididos, a cada una de las fincas resultantes.
Dos fincas independientes se pueden agrupar, constituyendo una finca nueva, que abrirá folio propio.
Los folios de las fincas agrupadas se cerrarán y se hará referencia en ellos a la nueva finca resultante.
Pero los derechos que gravaban las fincas antiguas no resultan afectados ni se trasladan a la finca
agrupada, de forma que, frente a los titulares de estos derechos la agrupación no produce efecto
alguno. Para que se inscriba la finca resultante, los propietarios de las distintas fincas agrupadas, habrán
de determinar la cuota indivisa que le corresponde a cada uno en la nueva finca.
5.4 – INMATRICULACIÓN DE FINCAS
Se conoce con el nombre de inmatriculación el ingreso de una finca en el Registro. Este ingreso se
realiza por una primera inscripción, que habrá de ser del derecho de propiedad sobre la finca.
A cada finca se le abre en el Registro un folio, con el número de orden que corresponda. La legislación
hipotecaria prevé los siguientes medios inmatriculatorios:
Expediente de dominio. Consiste en un auto judicial que declara probado que el actor adquirió el
dominio de la finca que trata de inmatricular.
Titulo público de la adquisición otorgado por persona que acredite de modo fehaciente, o por acta de
notoriedad, el título por el que él mismo adquirió. Deberá acreditarse que quien ahora transmite
adquirió el derecho con anterioridad a la fecha de dicho título. Será igualmente preciso que no
estuviera inscrito el mismo derecho a favor de otra persona y se publiquen edictos en el tablón de
anuncias del Ayuntamiento donde radica la finca, expedidos por el Registrador con vista de los
documentos presentados.
Certificación librada por el funcionario competente cuando se trate de matricular inmuebles
correspondientes a los entes públicos.
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figurar en el folio real de la finca sobre la que recaiga. Esta exclusividad del folio real se conoce como
principio de especialidad.
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herencia puede obtener anotación preventiva de su derecho en abstracto, que se hará constar en
el folio de cada finca hereditaria.
Anotación preventiva de crédito refaccionario – se practica a favor de quien dispone de un crédito
de préstamo de dinero para financiar obras o de un crédito resultante de un contrato de obra. Se
practicará sobre la finca de referencia y su defecto es procurar al acreedor una garantía similar a
la que supone un acreedor hipotecario.
Anotación preventiva de imposibilidad de inscripción de títulos – se practica a petición de quien no
puede obtener la inscripción postulada, por concurrir en el título un defecto subsanable.
Anotación preventiva a favor de acreedores de una herencia, concurso o quiebra – su efecto
consiste en procurar a los acreedores una garantía sobre los bienes adjudicados para pago. Como
estos acreedores disponen, salvo disposición expresa, de garantía real sobre estos bienes
adjudicados, podrán obtener una anotación sobre las fincas que se les atribuyeron para hacerse
pago con su venta, gozando de una preferencia frente a otros acreedores par el cobro de sus
créditos. Su función es similar a la de una garantía hipotecaria.
La nota marginal – es un asiento accesorio de otro asiento principal. El único rasgo en común de
todas las notas marginales mencionadas en la LH es la circunstancia formal de practicarse al margen
de los otros asientos. Unas veces dan fe del cumplimiento o mutación de hechos relevantes para la
eficacia del asiento respectivo. Otras desempeñan las funciones de un asiento de inscripción o de una
cancelación.
La cancelación – es un asiento cuyo objeto es dejar sin efecto otro anterior. Se trata de un asiento
específico, que actúa sobre inscripciones o anotaciones preventivas y contendrá las circunstancias
exigidas en los arts. 103 LH y 193 RH. En los casos en que la cancelación se practica de oficio por el
Registrador, sin embargo, el asiento de cancelación no es específico, sino que el efecto cancelatorio
se actúa a través de nota marginal. Igualmente, cuando se cancelan notas marginales. La cancelación
se producirá como consecuencia de haberse extinguido el inmueble o el derecho inscrito o anotado,
o cuando se declare la nulidad del derecho o del asiento de inscripción o anotación
Si el derecho fue inscrito o anotado en virtud de escritura será preciso que la cancelación haya sido
ordenada por sentencia o por otra escritura en la que preste su consentimiento cancelatorio la
persona beneficiada por la inscripción o anotación, salvo que la cancelación resulte de la ley o del
mismo título en cuya virtud se practicó el asiento. Las inscripciones y anotaciones practicadas por
mandamiento judicial sólo se cancelarán con autorización judicial. Las anotaciones preventivas se
cancelan, además, cuando se convierten en inscripciones o cuando caducan.
Como regla, la capacidad para cancelar es la misma que la exigida para disponer de inmuebles. La
cancelación de un asiento presume la extinción material del derecho inscrito. Y aunque se demuestre
la persistencia del derecho cancelado, éste no podrá oponerse a terceros de buena fe que deriven
sus derechos del Registro.
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