Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
PSICOANALÍTICA
de
PSICOLOGÍA SOCIAL
E-mail: info@psicosocial.com.ar
Site: www.psicosocial.com.ar
Tel-Fax 4433-4988
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
COMENTARIO PRELIMINAR
1
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
2
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
trate. Las escuelas psicoanalíticas inglesa y americana, por lo ya visto, y que mayor
influencia han tenido en nuestro país, operan en forma diferente.
La escuela psicoterapéutica analítica inglesa (Bion) propuso formar al coordinador
entrenándolo en las habilidades que puede desarrollar al observar el efecto
regresivo colectivo que el "aquí y ahora" de la dinámica situacional produce en cada
paciente (coordinado) y propone que el coordinador aprenda a construir y formular
interpretaciones verbales sobre las ansiedades básicas y las formas de relación
entre sí y con su propio coordinador, como un instrumento para sacar a todos, y por
lo tanto a cada uno de los participantes, de la regresión a la que había ingresado el
conjunto. El conjunto de participantes es tratado como las partes de una gestalt que
configura una especie de gran bebé en relación con un adulto con el que crece, que
es el terapeuta o coordinador.
La escuela de Psicología Dinámica Americana (Laboratorio Social, técnicas de
acción, Slavson, etc.) trata de gestar "climas" entre sus participantes, conducidos por
coordinadores que realizan un tratamiento de cada caso individual en "público".
Propone que el coordinador se prepare en la capacidad de conducir al grupo de tal
manera que el conjunto de los integrantes tienda a sumirse junto con uno de ellos (el
que “plantea el problema personal”) utilizando juegos dramáticos, consignas lúdicas
e interpretaciones dirigidas “a la persona” para acompañarlos así en la salida de la
regresión.
Nosotros, en cambio, queremos proponer la formación del coordinador de grupos
entrenándolo en la toma de conciencia que éste puede adquirir, asociando las
escenas conflictivas de su historia personal y que suponemos que forman el
substrato bloqueante de su capacidad técnica (personal) para coordinar grupos. Los
ubicamos en compañía de otros coordinadores apasionados en esta misma
búsqueda y tratamos de producir en cada uno una regresión in situ que puede llegar
a superarse, según nuestra idea, a través del conocimiento profundo (enriquecido)
de dicha situación para que, cuando vuelva a encontrarse con ella nuevamente, una
vez terminado el seminario, pueda contar con un repertorio de conductas
alternativas para operar eficazmente como coordinador grupal, configurando una
verdadera espiral dialéctica del aprendizaje en su vida de coordinador de grupos que
se concibe por el eslabonamiento de unidades de trabajo a las que llamamos
escenas (temidas, consonantes, resonantes y resultantes). Cada eslabón (escena)
representa una hipótesis fundamental de partida para nuestro método de trabajo y
por eso las describimos cronológicamente a continuación.
3
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
4
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La escena temida es utilizada como "vía regia" para llegar al inconsciente del
coordinador de grupo.
Si se invita al coordinador en cuestión a asociar ideas, realizar soliloquios
asociativos y, en una palabra, a aislarse momentáneamente, en compañía de los
otros, pero en un ejercicio de introspección regresiva, de viaje hacia su propia
historia, en un retroceso, en una regresión guiada por el conductor del ejercicio
sobre sus propios momentos vitales que "hagan eco" con el afecto de la temática
planteada en la escena temida, es posible rastrear alguna o algunas escenas
(usualmente escenas de su vida familiar) que por vibrar tan parecido con la "escena
temida" las llamamos escenas consonantes (o escenas familiares asociadas
consonantes).
Estas escenas pueden también, como las temidas, ser representadas
dramáticamente con la participación del protagonista y con nuestra conducción, y
aluden siempre a una estructura modular subyacente.
Nos preguntamos entonces ahora, ¿qué conviene hacer desde esta escena? ¿Cómo
seguirla trabajando para que adquiera más profundidad didáctica?, es decir, ¿cómo
tratar esta regresión que hemos intentado producir en el protagonista, para que le
permita a éste salir provechosamente, o sea aprendiendo, de esta regresión?
Nuestra formación como psicoanalistas “individuales” nos enseñó cómo hacer para
encontrar más profundidad frente a estos momentos. Aprendimos a centrar cada vez
más el foco de nuestra lente de inspección de conductas a través de la
interpretación transferencial, la cual deja un poco borrosas las imágenes
multipersonales, para descubrir las relaciones prehistóricas o más antiguas
(cuerpo-útero; boca-pecho) que subyacen a cada vínculo multipersonal. Profundizar
es, para esta técnica analítica, ir despejando recuerdos, imágenes, escenas que
encubren las imágenes fundamentales (más primitivas) de nuestra conducta
(escenas o recuerdos encubridores).
Sin embargo, en nuestra formación como psicoanalistas de grupo, la influencia de
las técnicas psicodramáticas y de acción nos enseñó el beneficio de la apropiación
de cada escena personal por el conjunto de un grupo, para acceder también, por ese
camino, a la profundidad del conocimiento del sujeto.
5
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
6
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
7
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
8
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
9
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
UN PRIMER ENCUENTRO
10
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
En 1922, veintitrés años antes de que Lévi-Strauss iniciara su trabajo sobre los
sistemas de parentesco, Bronislaw Malinowski (1884-1942), el gran precursor de la
antropología de campo, publicó uno de los más célebres tratados de etnografía: Los
11
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
argonautas del Pacífico occidental. Fue el resultado de dos extensos viajes por los
territorios de las islas Trobriand, un archipiélago situado en el extremo sudoriental de
Nueva Guinea.
El anillo kula es un sistema ceremonial de intercambio de regalos que conecta entre
sí a las numerosas islas de ese archipiélago, a lo largo de más de 150 km de
extensión... ¡una especie de precoz internet! Malinowski señaló que en este sistema
de reciprocidad, cuidadosamente regulado, distintos tipos de adornos (collares
llamados ‘soulava’ y pulseras y brazaletes blancos llamados ‘mwali’) viajaban de un
lugar a otro de las islas en distintas direcciones; algunos avanzando en el sentido de
las agujas del reloj y otros a la inversa.
El gran sociólogo francés Marcel Mauss (1872-1950) extrajo de los vívidos relatos de
Malinowski una teoría general sobre el papel del intercambio de regalos en las
culturas humanas, que expuso en su famoso ensayo El regalo (1925) donde expone
que esos intercambios estaban regidos por una regla de reciprocidad, que imponía
una triple obligación: dar, recibir y devolver.
En este ensayo, Lévi-Strauss encontró la clave para comprender cómo operan los
sistemas de parentesco. Propuso que las alianzas matrimoniales entre grupos toman
la forma clásica de una relación de intercambio de regalos en la que lo
intercambiado son las mujeres. Según él, los sistemas de parentesco cumplían la
función de regular dicho intercambio de mujeres entre los grupos y asegurar así su
continuidad. Lo que surge como base común y fundamental de todas las
modalidades de la institución matrimonial es el intercambio, siempre el intercambio.
Según Lévi-Strauss la razón por la que se intercambien mujeres y no hombres sería
que éstos saben que las mujeres de su propio grupo son posibles compañeras
sexuales, pero también que son deseadas por los hombres de los demás grupos, y
por lo tanto constituyen una forma de garantizar la alianza con éstos. Y donde el
deseo sexual de la mujer no se tiene en cuenta.
Con esto Lévi-Strauss asevera que el sistema de reciprocidad se organiza en torno
de las mujeres para asegurar la continuidad biológica del grupo social. En este
aspecto las mujeres son los bienes más preciados del grupo.
¿Cómo funcionan tales intercambios en la práctica? Lévi-Strauss ofrece una
solución novedosa a un antiguo problema antropológico, el de los matrimonios
entre primos cruzados.
12
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Los antropólogos distinguen los ‘primos paralelos’, que son los hijos de los
hermanos del mismo sexo (el hijo/a del hermano de mi padre o de la hermana de mi
madre), de los ‘primos cruzados’, que son los hijos de los hermanos de distinto sexo
(el hijo/a del hermano de mi madre o de la hermana de mi padre).
En las sociedades primitivas, la unión de primos paralelos suele considerarse
incestuosa y su matrimonio está prohibido, en tanto que la de los primos cruzados se
promueve y propugna. Si en ambos casos se tratan de primos carnales ¿por qué se
considera incestuosa un tipo de unión y la otra no?
Lévi-Strauss reduce la gran variedad de sistemas de parentesco conocidos a un
pequeño número de estructuras elementales, que según demuestra involucran a una
o dos formas básicas de intercambio, a las que denomina “restringido” y
“generalizado”. El primer tipo es un trueque directo entre dos grupos y deriva en dos
mitades.
En los matrimonios “generalizados” (matrimonios “en círculo”), el esquema abarca
por lo menos a tres grupos relacionados. Así A le cede a B, que le cede a C que le
cede de vuelta a A y así sigue.
En este caso el intercambio es indirecto y por ende más riesgoso, pero el sistema
puede extenderse más con lo cual resulta más fructífero en posibilidades.
El matrimonio de primos cruzados es un caso prototípico de matrimonio por
intercambio, ya que también se aplica a las sociedades en las que funcione el
sistema de “trueque directo”.
Veamos una situación hipotética simple extraída de una sociedad patrilineal, o sea
aquella en la que la pertenencia a un grupo (como el clan o la mitad exogámica)
deriva de los antepasados masculinos. Imaginemos que hay dos grupos patrilineales
A y B. Si un hombre (llamémoslo Kunga) del grupo A se casa con una mujer del
grupo B, sus hijos pertenecerán al grupo A, así como sus primos paralelos, hijos del
hermano del Kunga. En cambio los hijos de la hermana que es también del grupo A
pero se casó con un hombre del grupo B, pertenecerán al grupo B, serán primos
cruzados de los hijos de Kunga.
El matrimonio de primos cruzados es, pues exogámico: es una unión entre un
individuo del grupo A y otro del grupo B, que mantiene el sistema de intercambio
“restringido”. El matrimonio entre primos paralelos es en cambio endogámico.
13
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Involucra únicamente a miembros del grupo A o bien del grupo B y contraría la regla
del intercambio. Se lo prohíbe a raíz de que no origina ningún beneficio social.
EL MODELO DE SAUSSURE
PARENTESCO ES COMUNICACIÓN
14
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
‘mensaje’ consista en mujeres que circulan entre los clanes, linajes o familias (y no,
como en el lenguaje corriente, en palabras que circulan entre los individuos) no
altera el hecho de que en ambos casos asistimos al mismo tipo de fenómeno”
Aquí Lévi-Strauss juega con los distintos significados de la palabra comunicación,
dándole un sentido más concreto, espacial, que favorece la idea de circulación de
objetos. Recordemos el anillo kula, el cual presenta de un modo análogo la imagen
de un sistema de ‘comunicación’.
En términos de la evolución humana, adjudicó un papel clave al surgimiento del
lenguaje (‘pensamiento simbólico’) que puso en marcha todo el sistema de
reciprocidad según el cual comenzó el intercambio de mujeres.
Más aún, Lévi-Strauss sostiene que la aparición del lenguaje fue la base de todas
las demás formas de intercambio. Esto concuerda con el núcleo mismo de sus
primeras teorías sobre la cultura. La sociedad y la cultura se construyen a partir de
circuitos de intercambio -de signos (palabras), de mujeres, de bienes y servicios-, y
el primero de estos circuitos, el sistema de comunicación lingüística, sentó los
cimientos de todos los demás.
15
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
¿En qué aspecto se aparta Lévi-Strauss, entonces, de las teorías anteriores? Dentro
del marco de la teoría del parentesco, que él desarrolla en torno del principio del
intercambio, remite el tabú del incesto a las reglas de exogamia, según las cuales el
matrimonio debe concertarse con una persona que no pertenezca al mismo grupo o
categoría. En resumen, la función primordial del tabú del incesto es obligar a los
individuos a que se casen con los miembros de otros grupos. Más que prohibir el
matrimonio con la madre, la hermana o la hija, lo que hace la regla del incesto es
obligar a entregar a otros la madre, la hermana o la hija. Es pues, por antonomasia,
la regla de la cesión.
Lévi-Strauss resuelve así la cuestión de la universalidad del tabú del incesto
poniendo de relieve el imperativo sociológico que toma necesaria su existencia: el
intercambio.
Postula que el tránsito de un estado de naturaleza a un estado de cultura tuvo lugar
junto con, y a través de, el surgimiento de la regla de la exogamia, que entró en
vigencia mediante las restricciones ligadas al incesto. El tabú del incesto es la
primera de las reglas.
La introducción de una regla contra el incesto marca el reemplazo de las pautas
arbitrarias de elección de compañero/a sexual propias de los primates por un
intercambio regulado. El tabú del incesto fuerza al grupo de parientes a forjar
alianzas con extraños, creando así una comunidad fundada en otros lazos que los
establecidos por la naturaleza. Y estos lazos son los que crean el contexto para la
cultura.
“Antes del surgimiento del tabú del incesto, la cultura no existe; y al surgir él, la
naturaleza deja de ser para el hombre el único reino. La prohibición del incesto es el
proceso por el cual la naturaleza va más allá de sí misma, encendiendo la chispa
que da luz a una estructura nueva y más compleja, la cual se superpone a las
estructuras más elementales de la vida mental a la par que las integra, así como
éstas se superponen a las estructuras aún más elementales de la vida animal, y las
integran. Este tabú genera, y a la vez constituye, el advenimiento de un nuevo
orden.”
La cultura sería entonces como una hoguera encendida por sobre la naturaleza
merced a la ‘chispa’ del tabú del incesto.
16
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
TOTEMISMO
Hacia fines del siglo XVIII, los antropólogos estaban intrigados por el enigma del
totemismo.
El totemismo es la práctica consistente en asociar en forma simbólica a un grupo
social, como un clan o linaje, con un tipo particular de animal o planta (o, más
raramente, con fenómenos naturales como los relámpagos, o con cualquier otro tipo
de objeto, desde una soga hasta la corteza de un árbol).
El animal totémico se convierte en el emblema o insignia hereditarios del grupo que
recibe su nombre.
El totemismo fue descubierto a fines del siglo XVIII por un mercader inglés llamado
Long.
El término deriva del vocabulario de los ojibwa, tribu amerindia de la región de los
Grandes Lagos, en América del Norte. La sociedad ojibwa se dividía en cinco clanes
principales, los cuales a su vez se subdividían en grupos menores, que llevaban el
nombre de algún animal o tótem. Los cinco grandes clanes y sus subgrupos eran los
siguientes:
1. Pez: espíritu de las aguas, silúrido, lucio, esturión, salmón.
2. Grulla: águila, halcón.
3. Somorgujo: gaviota, cormorán, ganso silvestre.
4. Oso: lobo, lince.
5. Alce: marta, reno, castor.
17
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El primero en formular una teoría general del totemismo en 1870 fue un abogado de
Edimburgo, J. F McLennan. En 1910 J. G. Frazer publicó Totemismo y exogamia.
Esta fue seguida por Tótem y Tabú, de Freud quien vinculó su teoría del asesinato
del padre primordial y la fantasía edípica subyacente: El mandato de no matar al
animal totémico o de no casarse con un miembro del grupo totémico es la negación
del deseo edípico de matar al padre y casarse con la madre.
Sin embargo hacia 1920 el interés por este tema se había desvanecido. El estudio
publicado ese año por el sociólogo francés Arnold van Gennep resultó ser uno de los
últimos libros en la materia, hasta que Lévi-Strauss la retomó en 1962. Los
manuales corrientes de algunas de las grandes figuras de la antropología, como
Lowie, Kroener y Boas, aparecidos en las décadas del treinta y del cuarenta apenas
la mencionan.
Desde el comienzo el principal obstáculo para los antropólogos fue el problema de
definir con precisión en qué consiste el totemismo.
Las primeras teorías al respecto fueron criticadas por conectar en forma arbitraria
elementos dispares, de los que no podía demostrarse que fueran inherentes al
totemismo como tal.
Lévi-Strauss retomó estas tempranas críticas: “El totemismo es una ficción de la
fantasía del antropólogo, una proyección. El totemismo no existe, lo que hay es una
‘ilusión totémica’ ¿qué significa esta ilusión?”.
Él vio una relación íntima entre el tipo de teorías desarrolladas a principios de siglo
sobre el totemismo y sobre la histeria.
TOTEMISMO E HISTERIA
18
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
de ellos de lo que en realidad era. Así sus teorías eran rodeos para evitar ocuparse
de ciertas partes indeseadas de ellos mismos, como las que encarnaban los
primitivo0s o los histéricos.
De este modo los científicos desalojaron de su universo moral determinadas
modalidades de pensamiento que les parecían irracionales o incoherentes.
Esto está vinculado a lo que Freud planteaba: las diferentes entre enfermedad
mental y el funcionamiento normal son cuantitativas más que cualitativas.
EXCLUSIÓN Y CLASIFICACIÓN
Lo que hacían estas teorías tempranas sobre el totemismo y la histeria era brindar
un fundamento natural a las diferencias que según se creía, apartaba a los cuerdos
de los enfermos mentales y a los civilizados de los salvajes. Así también, nos
recuerda Lévi-Strauss, al pintor El Greco se lo excluía catalogando su obra como
“antinatural”. “Los críticos de El Greco preferían pensar que las extrañas figuras
alargadas que pintaba eran una consecuencia de una malformación de su glóbulo
ocular, en vez de ser expresión de una visión nueva y singular del mundo.
La no declarada razón por la cual les teorías sobre el tótem destacaban la estrecha
relación entre el individuo y el animal totémico era que brindaban a la ortodoxia
científica una forma conveniente de clasificar a las culturas, según su actitud frente
al mundo natural.
El totemismo (en cuanto teoría) es ante todo la proyección hacia fuera de nuestro
mundo, como por un acto de exorcismo, de actitudes mentales incompatibles con la
necesidad (esencial en el pensamiento cristiano) de ver al ser humano como algo
distinto de la naturaleza.
Al atribuir al ‘salvaje’ todo un sistema de identificaciones con los animales, de las
que el hombre Occidental supuestamente estaría exento, la teoría del totemismo
permitiría distinguir, dentro de la cultura, entre los civilizados y los salvajes.
Para esto, Lévi-Strauss desarrolló una teoría propia. Llegó a ver en él simplemente
un aspecto de un tipo de actividad mucho más difundida y cuya índole y propósito
analizaría luego con gran detalle: la clasificación.
Propuso que no había entre el individuo y su animal totémico ninguna relación
‘mística’.
19
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL OPERADOR TOTÉMICO
La cabeza se separa del pescuezo. Éste a su vez del tronco y las extremidades. De
modo que cada parte del cuerpo sirve para ampliar o alterar una clasificación previa.
Entre los osages, vecinos de los sioux, un animal totémico puede ser desmembrado
y rearmado.
Con igual fin, pueden combinarse elementos de un animal con otros pertenecientes
a otras especies, análogamente rearmados.
Así el animal (o vegetal) puede utilizarse como un instrumento simbólico de múltiples
fines, para “destotalizar” una entidad cualquiera o “retotalizarla” ¿Qué fines
clasificatorios persiguen estas “operaciones quirúrgicas”?
La clave radica en la dinámica inherente a la noción misma de especie.
20
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ESPECIES Y SISTEMAS
Lévi-Strauss pensaba que las primeras teorías sobre el totemismo habían entendido
mal los datos etnográficos y lo que es más importante, todo su enfoque del tema
refleja una comprensión muy distinta de la índole de la llamada ‘mente primitiva’. Su
análisis pone de manifiesto la lógica oculta que opera en el totemismo.
La nomenclatura de totemismo, complicada y por momentos exótica, es expresión
de un sistema simbólico escondido pero perfectamente coherente.
Uno de los principales objetivos de la antropología de Lévi-Strauss es demostrar que
las operaciones mentales fundamentales que determinan nuestra manera de pensar
son las mismas en todo el mundo, y lo han sido a lo largo de la historia del hombre
como miembro hablante de la sociedad humana.
El axioma que lo guió en sus indagaciones del mundo del hombre primitivo es:
“l’homme a toujours pensé aussi bien” (el hombre siempre pensó tan bien como
ahora). Lo que sí cambió fueron las clases de cosas a las que aplicó su
pensamiento.
Un hacha de metal no es mejor que una de piedra porque esté mejor hecha
simplemente, el metal y la piedra no son la misma cosa.
La tendencia antropológica de Lévi-Strauss puede ser convenientemente expuesta
comparándola por un lado con la de Lucien Lévy-Bruhl y por el otro con la de
Malinowski.
21
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL INSTINTO DE SABER
22
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
CLASIFICACIÓN O TAXONOMÍA
Estas ideas sobre la llamada ‘mentalidad primitiva’ lo llevaron a escribir ”La penseé
sauvage” (El pensamiento salvaje o El pensamiento natural) (1962). Esta obra creó
gran revuelo tanto entre antropólogos como entre filósofos. Hasta 1966 fue la época
de oro del estructuralismo.
El pensamiento salvaje se inicia con algunas observaciones y ejemplos:
El vocabulario de la tribu Chinook, de la costa noroeste de América del Norte, y su
uso de nombres abstractos.
Los nombres dados a los planetas en los observatorios astronómicos.
Los nombres de los caballos en las calesitas.
Los términos con que los fang, aborígenes de Gabón, designan a las especies
animales.
El problema que así planteó, y en torno del cual giran todos los otros en el
pensamiento salvaje es el de la clasificación.
El pensamiento salvaje es un estudio sobre los métodos de clasificación de las
culturas primitivas, una obra de taxonomía.
Continúa el trabajo sobre el totemismo, que es una parte de un sistema total, y va
más lejos. Con su análisis de los sistemas primitivos de clasificación, Lévi-Strauss
trae a la luz y describe el funcionamiento de un modo de pensamiento ‘salvaje’
presente en todas las épocas.
¿Por qué importa tanto la clasificación?
Dice Lévi-Strauss: “En mi intento de comprender los sistemas clasificatorios (o más
precisamente, las prácticas culturales como clasificación) está en juego la cuestión
de la manera en que se relaciona el hombre con su medio inmediato”.
El pensamiento salvaje examina cómo utiliza el hombre primitivo los elementos de
su experiencia perceptual para construir sistemas simbólicos, entre ellos (y sobre
todo) sistemas clasificatorios. Estos son esquemas conceptuales que le permiten al
ser humano captar el mundo natural y social como totalidades orgánicas.
Los indios pawnee celebran ritos estacionales en una choza especialmente
construida. Los postes que sostienen el techo están fabricados con distintos tipos de
madera según el lugar que ocuparán.
23
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Cada poste está pintado de un color que se asocia simbólicamente con un cierto
punto cardinal que, a su vez, se asocia con una de las cuatro estaciones del año.
Estas asociaciones no son arbitrarias sino que componen un sistema clasificatorio
completo, un esquema conceptual en el que el universo es un continuo y que enlaza
entre sí las nociones de espacio y tiempo.
Los sistemas clasificatorios se extienden como una red por toda la naturaleza y la
realidad social. A través de ellos el mundo se inscribe en un conjunto estructurado,
una red de relaciones simbólicas que lo convierten en una totalidad orgánica.
Los navajos dividen a los seres en dos categorías: los que hablan y los que no
hablan (animales y plantas).
A los animales los distinguen según que se arrastren, corran o vuelen. Dentro de
estas tres categorías se establecen otras dos distinciones: primero, entre los que
van por tierra y los que van por agua.
Cada ser viviente halla su lugar adecuado en este esquema clasificatorio.
Un pensador aborigen señaló una vez: “Todas las cosas sagradas deben tener su
lugar”. A esto Lévi-Strauss le añadió “Tener su lugar es lo que las vuelve sagradas”.
1- Interconexión
24
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
2- Extensividad
a- Hacia abajo
Por un lado, la apretada red clasificatoria puede contraerse: la clasificación se torna
cada vez más concreta y se dirige hacia lo particular (el polo analítico del sistema).
Las clasificaciones basadas en especies animales y vegetales son características de
este extremo del sistema, que moviliza un rico léxico de términos clasificatorios.
En su límite ‘inferior’ la clasificación termina simplemente por nombrar: cada ítem
recibe su símbolo singular.
b- hacia arriba
Por otro lado, la red del sistema puede expandirse hacia una mayor abstracción
(polo sintético del sistema), hasta llegar al punto en que todas las cosas quedan
incluidas en una oposición lógica simple, como la oposición entre el negro y el
blanco que caracteriza el famoso emblema chino del yin y el yang.
En este extremo del sistema los elementos clasificatorios pueden incluir números,
los puntos cardinales o los colores primarios.
Cada sistema clasificatorio, a diferencia de la realidad que representa, está
compuesto de un número finito de elementos discontinuos. Es un medio para
reconstruir lo real a nivel del símbolo, convirtiéndolo en una totalidad significativa.
¿QUÉ ES EL PENSAMIENTO?
Lévi-Strauss llegó a concebir los sistema clasificatorios que estudió como una de las
expresiones de un ‘pensamiento salvaje’ que, a su entender, operaba en el núcleo
mismo de la cultura. Esto da una idea de lo ambiciosa que era su teoría. Mediante
su análisis de dichos sistemas, pretendía llegar a describir una modalidad de
pensamiento independiente y autónomo.
25
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
26
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA LÓGICA DE LO CONCRETO
27
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
28
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
“Su propósito -escribe Lévi-Strauss- es alcanzar, por el medio más corto posible, una
comprensión general del universo... no sólo general sino total. O sea, es una manera
de pensar según la cual si uno no lo comprende todo, no puede explicar nada.”
Así muestra que la ciencia primitiva puede funcionar en el nivel de comprensión que
le corresponde (el de la percepción sensorial). ¿Cómo lo hace?
BRICOLAGE
A fin de describir cómo opera esta lógica de lo concreto (esencia del ‘pensamiento
salvaje’), Lévi-Strauss recurre a una analogía poco común. Según él, es el
equivalente mental del bricolage -término con que designa en francés la afición a
29
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
construir objetos aplicando la habilidad manual-, una suerte de ‘hágalo Ud. mismo”
intelectual.
Esta noción tiene validez tanto para los antropólogos como para los filósofos y
críticos literarios que se reconocen en su retrato del aficionado a las tareas
manuales y extraen de ahí diversas enseñanzas.
Lévi-Strauss contrasta el trabajo manual del aficionado con el del ingeniero, y
mediante esta oposición caracteriza los dos modos de comprensión que subyacen
en la ciencia primitiva y la moderna, respectivamente.
A la vez, aplica su concepto del bricolage a los mitos y plantea la relevancia de éstos
para entender el proceso de la creación artística.
“En mi descripción de la persona con habilidad para el trabajo manual, nunca está
ausente del todo la figura del artista.”
A diferencia del ingeniero, que para cada proyecto en el que se embarca crea
materiales e instrumentos especiales, el bricoleur trabaja siempre con materiales de
segunda mano. Componiendo objetos con los restos de otras creaciones, que reúne
y vuelve a armar. Además en la obra del bricoleur siempre actúa un elemento de
azar, por cuanto debe arreglárselas con lo que tiene a mano.
Lévi-Strauss traza dos analogías entre esta situación y la del mito. Primero,
considerando en su génesis, el mito es una reunión de elementos dispares, lo mismo
que el bricolage: crea estructuras (narrativas) a partir de ciertos sucesos. Segundo,
los mitos se construyen sobre la base de elementos desarticulados de los discursos
sociales del pasado, y también en esto se asemejan al bricolage.
El bricolage es una forma de lógica combinatoria.
El aficionado a los trabajos manuales posee un stock de objetos (un ‘tesoro’) que
tienen ‘significado’ en cuanto los ligan un conjunto de relaciones posibles, una de las
cuales se materializa por la elección que hace el bricoleur.
Por ejemplo, un bloque de madera de roble puede usarse como cuña para colocar
algo en su lugar o como plinto o base para una estatuilla.
En el primer caso sería una extensión.
En el segundo, se destacaría su textura y quedarían expuestas las vetas de la
madera y su lustre.
30
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
31
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Entre sus miembros fundadores estaba Roman Jackobson con quien Lévi-Strauss
tuvo una larga amistad ¿Cuál es la importancia del intercambio de ideas que hubo
entre ambos?
Lévi-Strauss decidió incorporar a la antropología las enseñanzas de la lingüística
estructural. Al hacerlo abrió el camino al uso de los métodos lingüísticos en otros
campos, en especial en las ciencias sociales; pero luego vio que también eran
aplicables a la crítica literaria y al psicoanálisis.
Lévi-Strauss le indicó a toda una generación de pensadores cómo aplicar la
lingüística a sus investigaciones. La lingüística estructural subrayaba que las
lenguas son estructuras o sistemas de relaciones. Según John Lyons: “Las unidades
lingüísticas no son sino puntos en un sistema o red de relaciones, son las terminales
de tales relaciones, y carecen de una existencia previa independiente”. De esto
extrajo Lévi-Strauss la regla de oro de la antropología estructural: las interrelaciones
de los elementos son siempre más importantes que los elementos mismos. Esta es
la esencia misma del credo estructuralista.
Así, Lévi-Strauss, integró los datos etnológicos en sistemas simbólicos cohesivos y
adujo que la cultura misma constituye un agregado de tales sistemas como el
lenguaje, los sistemas de parentesco, las relaciones económicas, el arte, la ciencia y
la religión.
Partiendo de la obra de Saussure, Jackobson propuso que la red de relaciones que
mantiene unidas a las unidades lingüísticas constituye un sistema de oposiciones
binarias.
Siguiendo a Jakobson, Lévi-Strauss puso de relieve la importancia de las
oposiciones binarias y otras dicotomías estructurantes en los sistemas simbólicos
generados por el hombre. Este es uno de los rasgos más destacados de su método
estructural.
32
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
diferencia entre sus elementos calientes y fríos, las sociedades ‘calientes’ dependen
para su funcionamiento de que haya en ellas diferencias internas de otra índole:
jerarquías sociales.
Una definición de las sociedades ‘frías’ es que son sociedades ágrafas, sin escritura.
Lévi-Strauss las compara con relojes, mecanismos que siguen funcionando durante
mucho tiempo con la misma carga pequeña de energía que los puso en marcha. Su
finalidad es mantenerse en un estado de equilibrio, reducir al mínimo la ‘fricción’. En
33
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
este aspecto, las sociedades ‘frías’, son más igualitarias (y más ecológicas) que sus
termodinámicas hermanas mayores.
Estas sociedades procuran, en la medida de lo posible, ‘anular’ los efectos de la
historia. Su objetivo es resistirse al cambio.
¿Cómo lo consiguen? Asignando a sus instituciones, prácticas sociopolíticas y
sistemas de representación una función homeostática (autorreguladora). Esto se
revela en el uso que hacen de los rituales y de los sistemas clasificatorios.
Lévi-Strauss describe un rito funerario entre los indios fox, un juego en el que se
opone simbólicamente los vivos a los muertos.
El fin del juego consiste en reunir a ambos bandos y unirlos en una única
comunidad.
Al comienzo de muchos rituales existe una separación de lo sagrado y lo profano,
entre los espectadores y los oficiantes, entre los vivos y los muertos. El propósito del
ritual es superar tal situación y provocar la unión entre las dos clases de individuos.
Los rituales son lo opuesto de los juegos. Los juegos -actividad característica de las
sociedades ‘calientes’- recurren a ciertas estructuras (las reglas del juego) para
producir ciertos sucesos (victorias o derrotas). Son básicamente disyuntivos, pues
su fin es diferenciar al ganador del perdedor. Los rituales son conjuntivos: su fin es
reunir.
A los Gahuku-gama de Nueva Guinea se les enseñó a jugar al fútbol, pero los
campeonatos que crearon tenían un rasgo especial: jugaban tantos partidos como
sean necesarios hasta que se produzca un empate entre los dos equipos rivales.
¡Asignaban al juego exactamente la función de un ritual!
Los sistemas clasificatorios (herramientas conceptuales de las culturas primitivas
para ordenar su mundo) cumplen una función similar a la de los rituales. También
sirven para integrar sucesos con la que Lévi-Strauss describía a la música, son
‘máquinas para suprimir el tiempo’.
Las clasificaciones totémicas, que emplean los nombres de especies animales o
vegetales para crear nomenclaturas de grupos sociales, tienen como objetivo la
adaptación constante a los cambios demográficos, como un súbito aumento o
descenso de la cantidad de población.
Estos cambios no alteran en lo sustancial la índole del sistema totémico, pero
provocan una reorganización de su estructura interna.
34
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Lévi-Strauss propone el ejemplo de una tribu integrada por tres clanes, que llevan el
nombre del oso, el águila y la tortuga; esta nomenclatura se corresponde con una
oposición ternaria de tierra, cielo y agua. Si desapareciera el clan del oso y el de la
tortuga aumentase de tamaño al punto de dividirse en dos (tortuga marrón y tortuga
gris), el sistema básico se reorganizaría para amoldarse a esta nueva situación.
La oposición ternaria da lugar a la oposición cuaternaria compuesta por dos
oposiciones binarias.
cielo y agua
día y noche
Cada una de éstas está asociada a un tipo de tortuga
Sistemas clasificatorios de esta clase son mecanismos reguladores que mantienen
‘frías’ a las culturas primitivas.
Lévi-Strauss compara las clasificaciones totémicas con un palacio arrastrado por
una corriente de agua. Queda desarticulado, pero es rearmado continuamente
según el caudal del río y los obstáculos que encuentra en su camino.
No quiere decir (Lévi-Strauss) que las sociedades primitivas estén fuera de la
historia, o en alguna dimensión temporal distinta, al igual que cualquier otra
sociedad, tienen un pasado que ha cumplido su cometido en darles su forma actual.
A Lévi-Strauss le interesa la ‘historia’ como categoría cultural, y de qué modo se
sitúan las culturas en relación con ella.
35
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La historia es una categoría intrínseca de ciertas sociedades, una forma en que las
sociedades jerárquicas (‘calientes’) aprehenden su propio ser, y no un contexto en el
cual todos los grupos humanos estén igualmente situados.
La historia es una construcción humana, un invento cultural.
LA ESTÉTICA DE LÉVI-STRAUSS
36
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
37
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ARTE MODERNISTA
El arte moderno, a partir del cubismo, es en muchos aspectos una forma de arte
‘primitivista’ en el sentido de Lévi-Strauss: un arte del significante, conceptual más
que perceptual.
No obstante, contra lo que podría suponerse, Lévi-Strauss entendía que el cubismo
había sido una revolución estética fallida, y que el movimiento abstracto surgido de
él constituía un callejón sin salida. Explica su actitud hacia el cubismo de este modo:
“El cubismo aspiraba a convertirse en un nuevo lenguaje estético, pero por definición
todo lenguaje existe en y por el grupo.”
A raíz de razones socioeconómicas que están fuera del control del artista, en las
sociedades de Occidente los procesos de producción y consumo de obras de arte se
han divorciado del grupo en su conjunto (se ‘individualizaron’). Por lo tanto, aunque
el cubismo pretende ser un nuevo lenguaje estético, no es más que un ‘idiolecto’ (el
lenguaje utilizado por un individuo).
El ‘arte del significante’ debe surgir naturalmente de la herencia del grupo (de su
cultura) y no puede serle impuesto desde fuera por un individuo que imitase este
estilo artístico para lograr algún efecto.
La idea de que la obra de arte es un objeto análogo a un lenguaje es central en el
pensamiento estético de Lévi-Strauss: “esto no quiere decir que el arte sea un
lenguaje, sino que se asemeja a éste.”
Se cuida de asimilar la obra de arte a un lenguaje y reducirla a un mero sistema de
comunicación, ya que de ese modo la privaría de su valor específicamente estético.
38
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
UN SISTEMA DE CONEXIONES
Cada tipo de máscara estaba definida por una serie de rasgos (colores, formas,
asociaciones simbólicas) constitutivos de su estilo, y que se correlacionaban y
oponían a la vez con los rasgos de otras máscaras.
Todas las máscaras estaban interconectadas por una serie de traducciones.
Por ejemplo, las Dzonokwa eran una transformación lógica (en este caso una
inversión) de las Swaihwé.
En tanto que la máscara Saihwé tiende al blanco, la Dzonokwa está pintada de
negro, Pelo de animal, que significa una barba, y un manto de piel de color oscuro
39
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
40
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
MÁSCARAS Y COSMÉTICA
FUNCIONES DE LA MÁSCARA
41
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Las máscaras cumplen a la vez otra función: son el medio por el cual el hombre
entra en contacto con el mundo de lo sobrenatural. Lévi-Strauss ve como origen de
la máscara el simple ademán de cubrirse el rostro con el pelo suelto. El rostro
humano es la sede de la comunicación; para que ésta ocurra, hay que establecer
contacto visual, hablar y ser escuchado.
Al ocultar el rostro de alguna manera, se interrumpen los circuitos de comunicación
social normal. El individuo reconocible se convierte en un ser anónimo. Se ha
arrancado su vestidura social y así ‘queda en libertad para establecer contacto con
otras fuerzas, otros mundos, con el mundo del amor y de la muerte’. La máscara
reencauza, entonces, la comunicación, apartándola de su función social y
dirigiéndola hacia lo sagrado y trascendente.
REDUCIDO AL ARTE
Una obra de arte (y aquí Lévi-Strauss piensa sobre todo en el arte figurativo) debe
renunciar siempre a alguna de las dimensiones de su modelo. La pintura,
verbigracia, debe renunciar al volumen, y tanto la pintura como la escultura deben
renunciar al tiempo. En este sentido, el arte es ‘reducido’.
42
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Además, las obras de arte son reducciones por cuanto incluyen un macrocosmos en
un microcosmos.
Tal el caso de las pinturas de Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina, que
pese a su gran tamaño son ‘miniaturas’ en relación con el referente cósmico de su
materia: la Creación.
Las obras de arte son siempre objetos ‘simplificados’ o ‘modelos en escala reducida’
de las realidades que reflejan. Y su valor proviene de ello. De hecho, el valor de
renunciar a determinadas dimensiones sensibles de un objeto (como lo hace la
pintura con el volumen) reside en que éstas son compensadas, en la mente del
espectador, por la adquisición de dimensiones inteligibles.
El espectador ‘completa’ el objeto estético operando una unión de lo sensible y lo
inteligible, con lo cual se ve promovido él mismo al rango de creador.
Por otro lado, cuando contemplamos una obra de arte no sólo tenemos conciencia
de la que está delante de nosotros sino que imaginamos una especie de ‘tabla’ de
otras posibles realizaciones de la misma obra. Y cada nueva posibilidad
(transformación) nos brinda otra perspectiva sobre ella.
Con su teoría réduit Lévi-Strauss introduce otra idea cardinal: por la forma en que
captamos las obras de arte, tiene lugar una “inversión del proceso de conocimiento”.
EL proceso mental mediante el cual llegamos a “conocer” un objeto (reconocerlo) se
invierte cuando ese objeto es una obra de arte o está representado en una obra de
arte. En la percepción corriente, se reconstruye la totalidad a partir de las partes; en
la obra de arte, lo mismo que en un ‘modelo en miniatura’, la totalidad es percibida
antes que las partes.
EL OBJETO ANÁLOGO
Lévi-Strauss admite que tal vez esto no sea más que una ilusión creada por la obra,
pero agrega que esa ilusión satisface la comprensión y sensibilidad humanas, y se
halla en la raíz misma de la emoción estética.
Por buena que sea la imitación, la obra de arte nunca reproduce el objeto, sino que
crea un objeto análogo.
Este objeto análogo, a diferencia de su equivalente ‘en gran escala’, puede ser
contemplado de una sola vez, “sopesado en la palma de la mano”. A través de él se
llega a una comprensión más profunda del objeto ‘real’. Una de las funciones
43
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Las ideas de Lévi-Strauss sobre los mitos primitivos comenzaron a cobrar forma a
principios de los años cincuenta, cuando aún enseñaba en el departamento de
religiones comparadas de la Ecole Practique des hautes Études, pero no fue sino en
1964 cuando publicó el primer volumen de su tetralogía sobre los mitos amerindios:
Lo crudo y lo cocido. La siguieron De miel a cenizas en 1967, El origen de las
maneras de mesa en 1968 y El hombre desnudo en 1971.
Durante veinte años se sumergió en los mitos desde el alba. Convivía con los
pueblos y sus mitos como si fuera un cuento de hadas. En el laboratorio de
antropología social del College de France, confeccionó modelos tridimensionales de
algunos mitos que estaba estudiando y los colgó como móviles.
Mitológicas, título de la tetralogía, impresiona ante todo por su escala monumental.
Lévi-Strauss estudió en total 813 mitos completos y numerosas variantes menores
en una obra de más de dos mil páginas, que desafía cualquier clasificación. Es a la
vez una recopilación de relatos míticos, un tratado de antropología, una
investigación sobre el funcionamiento de la mente humana, una creación poética y
una meditación sobre la relación entre el mito y la música.
44
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
¿QUÉ ES UN MITO?
Los mitos con ‘lentes de aumento sobre la forma en que el hombre ha pensado
siempre’.
El estudio de los mitos es para Lévi-Strauss lo que el estudio de los sueños fue para
Freud: la ‘vía regia’ hacia lo inconsciente. Sólo que el inconsciente de Lévi-Strauss
está vacío de todo contenido; allí las leyes del pautamiento estructural se aplican a
los elementos que siempre provienen de otra parte (imágenes, recuerdos,
emociones, impulsos).
En su búsqueda de paradigmas universales, los mitos le brindaron un campo de
indagación privilegiado.
En sus primeros trabajos, las estructuras elementales que extrajo de la enorme
masa de los sistemas de parentesco reflejaban supuestamente el funcionamiento de
la mente que las había engendrado, pero siempre existía la posibilidad de que
derivaran de un conjunto diferente de factores. Por ejemplo, podían reflejar ciertas
limitaciones materiales de la vida social, objetivadas en las instituciones del
intercambio de parientes. Con los mitos no ocurría lo mismo.
El pensamiento mítico no cumple ninguna función práctica inmediata, no se vincula a
ninguna forma de realidad diferente de él mismo.
En el mito, la mente se imita como objeto, reflejando así, en el espejo más nítido que
uno pueda encontrar, los propios modos de operación de la mente. Para
Lévi-Strauss, los mitos primitivos son una modernización de la libre acción de la
mente cuando se la observa sin las perturbaciones de otros factores intrínsecos a
ella. Presentan una imagen de la mente al estado natural. Lo primero que impacta
en Mitológicas para quien nunca se topó con un mito primitivo es la singularidad de
estas creaciones literarias. Los mitos son siempre relatos transmitidos por vía oral,
anónimos, y su origen se pierde en el tiempo. Impactan por su inventiva y su
desenfrenada imaginación, pese a su aparente incoherencia.
45
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EJEMPLO DE UN MITO
Los shipaia de Brasil tienen un mito (M178 de Lo crudo y lo cocido) que relata el
origen del color de los pájaros. Reza así:
Había una vez dos hermanos y una hermana que vivían juntos en una choza
abandonada. Uno de los hermanos se enamoró de su hermana, y la visitaba de
noche sin confesarle quien era. El otro hermano descubrió que su hermana estaba
preñada y le dijo que debía identificar a su visitante secreto tiñéndolo con jugo de
genipa.
Así desenmascarado, el culpable huyó al cielo con su hermana.
Pero al llegar allí discutieron y el hermano incestuoso le dio un empujón haciéndola
caer a la Tierra como un meteorito.
Al aterrizar con gran fuerza se convirtió en un tapir, y su hermano, que había
quedado en el cielo, se transformó en la Luna.
El hermano congregó a los guerreros de la tribu para tirarle flechas a la Luna y
matarla. Sólo el armadillo dio en el blanco.
La sangre de la Luna era de muchos colores y se derramó sobre la Tierra salpicando
a hombres y mujeres.
Las mujeres se limpiaron con un movimiento ascendente, y desde entonces
quedaron sometidas a la influencia de la Luna. Los hombres lo hicieron
sacudiéndose desde arriba hacia abajo.
Las aves se mojaron en diversos estanques de sangre lunar, y adquirieron así sus
coloridos plumajes.
Al contrario de los que afirman los enfoques tradicionales de los mitos (psicológicos
o simbólicos), Lévi-Strauss no cree que ellos tengan un contenido determinado que
el analista debería descubrir. Los mitos no son ‘depósitos’ de significados
codificados sino estructuras que se materializan en quien los escucha y a través de
éste (en tal sentido, su significado es siempre propio de cada lugar). “como una
pieza musical, el mito es una partitura cuyos ejecutantes silenciosos son los
oyentes”.
En el fondo Lévi-Strauss aborda los mitos como un artista; lo que le preocupa son
los procesos de creación de los relatos míticos y su organización interna. Su
inquietud central es cómo se generan los mitos, de qué manera son producidos.
46
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Un hijo, a quien se acusa de haber cometido incesto con su madre, es enviado por el
padre a enfrentar las almas de los muertos. Escapa, pero su padre, aún ansioso de
vengarse, lo invita a una excursión en busca de nidos de pájaros.
47
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El tema central de la serie gé (al parecer desvinculado del relato de los boroboro) es
el de la alianza entre el hombre y el jaguar, que llevará a que el primero conquiste el
fuego con que podrá cocer los alimentos. Según el mito, los ojos del jaguar, Amo del
Fuego, brillan de noche como brasas ardientes.
En el mito boroboro se considera a la lluvia lo opuesto al fuego, pues apaga todas
las hogueras de la aldea. Es una suerte de ‘extinguidor’, dice Lévi-Strauss.
Aún más significativo es que como la tormenta extingue todas las hogueras salvo la
de la abuela del héroe, éste pasa a ser el único dueño del fuego. Los demás
miembros de la tribu deben recurrir a él para obtenerlo.
En otros términos, tiene la misma posición que el jaguar en el mito gé; es el amo del
fuego.
48
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Lévi-Strauss muestra que todos los mitos están ligados a otros mitos por relaciones
de transformación (como las máscaras Swaihwé y Dzonokwa que ya vimos). Pero
esto no se da en el plano de su contenido manifiesto. Identifica un nivel de
organización estructural más profundo que sustenta la narrativa mítica propiamente
dicha. En ese nivel, puede decirse que los mitos ‘se comunican unos con otros’.
A lo largo de Mitológicas, su método consiste es desarticular una por una las
narrativas míticas para develar su ‘armadura’ oculta y establecer cómo se relaciona
con la que subyace en otros mitos (Utiliza el término ‘armadura’ en el sentido con
que se habla en música de la ‘armadura de la clave’).
Apartándose de la linealidad ’diacrónica’ de cada relato, indica cómo se compone de
sistemas de relaciones que deben captarse ‘sincrónicamente’ como estructuras.
Esto nos recuerda la idea de Saussure acerca de que el habla es diacrónica, en
tanto que la lengua es sincrónica.
OPOSICIONES BINARIAS
DE LA NATURALEZA A LA CULTURA
El gran tema común a todos los mitos e4s el pasaje de la naturaleza a la cultura.
49
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Un mito es un relato que tiene lugar en una época en que los humanos y los
animales aún no eran seres distintos, y todos los mitos, en definitiva, explican cómo
ocurrió esta separación inaugural fundamental.
En el conjunto de los mitos sudamericanos (Mitológicas 1 y 2 vol.), Lévi-Strauss
revela que ese pasaje es simbolizado en la cocción, o sea, la transformación de lo
crudo en lo cocido. De ahí la importancia de las historias vinculadas con la conquista
del fuego por el hombre. El fuego ocupa un lugar central en el pensamiento mítico
como término mediador entre la naturaleza y la cultura, por un lado, y entre la tierra y
el cielo, por el otro.
Lo crudo y lo cocido trata del código culinario, pero hay muchos otros códigos:
astronómico, zoológico, social, sexual, etc.; y cada uno tiene su propio proceso
generativo. En torno de la oposición binaria central entre lo crudo y lo cocido tienen
cabida otros elementos como la miel.
La miel constituye un elemento esencialmente ambivalente en el sistema. Aunque ya
está listo para el consumo humano (ya está ‘cocido’ en cierto sentido), no ha sido
transformado por la cultura sino por la propia naturaleza.
MITOS Y PARADOJAS
En el conjunto de los mitos de América del Norte (Mitológicas 3 y 4 vol.) los símbolos
cambian. Lo que marca el tránsito de la naturaleza a la cultura ya no es la mediación
simbólica de la cocción, sino la invención de vestimentas y adornos, y la institución
de las transacciones comerciales. Así como los mitos sudamericanos oponen lo
crudo a lo cocido, lo norteamericanos oponen lo desnudo a lo vestido.
De estas interpretaciones, Lévi-Strauss infiere la función esencial de los mitos. Su
concepción consiste, en suma, en que los mitos son instrumentos para procesar
problemas lógicos. Se los inventa para mediar en ciertas paradojas o
contradicciones fundamentales que una cultura no puede resolver.
Estas paradojas son de muy diversa índole: metafísicas, morales, sociales, legales,
políticas, religiosas, etc. Ellas son el impulso que pone en marcha el pensamiento
mítico. Los mitos no pretenden resolver las paradojas en torno de las cuales surgen,
como lo hace la filosofía. La ‘solución’ que brindan es otra: su principal virtud radica
en transponer esas paradojas en otras similares. Los mitos se desarrollan así en una
suerte de espiral, estableciendo una serie de analogías entre problemas
formalmente semejantes.
50
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A la pregunta ‘¿con quien debo casarme?’, el mito amerindio responde: ‘con alguien
que no esté ni más cerca ni más lejos de lo que está la luna del sol en la alternancia
de la noche y el día’.
EL MITO DE EDIPO
51
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Yocasta. Un oráculo le dice a Layo que un día su hijo lo matará y se casará con
Yocasta. Layo ordena que el niño sea abandonado en el monte Citerón con los pies
dañados y que lo deje morir.
Pero un pastor salva a Edipo y éste crece ignorando quiénes son sus padres.
Un día, en un viaje, Edipo llega a una encrucijada y se traba en pelea con un
extranjero arrogante, a quien mata. Ese hombre no es ni más ni menos que su
padre, Layo. Sin saberlo, Edipo cometió un parricidio.
Sigue viaje a Tebas y ahí se entera de que está sometida a la opresión de un gran
monstruo, La Esfinge. Edipo resuelve el enigma que le plantea la Esfinge
obligándola a matarse (Como su antepasado, Cadmo, Edipo también mata a un
dragón).
Como recompensa se le ofrece el trono de Tebas y la mano de la viuda de Layo,
Yocasta (su madre). A continuación Tebas es asolada por una plaga terrible, y el
oráculo de Delfos dice que para ponerle fin debe encontrase al asesino de Layo.
Edipo descubre que él mismo es el asesino a quien está buscando. Cuando se
revela su identidad, Yocasta se ahorca y Edipo se pincha los ojos produciéndose la
ceguera.
INTERPRETACIÓN
LA LEYENDA DE PERCEVAL
52
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Tras cometer muchas torpezas, Perceval logra ser consagrado como uno de los
Caballeros de la Mesa Redonda del rey Arturo.
En el episodio central de la leyenda, Perceval es invitado al castillo del Grial por el
rey-pez, a quien una lesión en las piernas lo tiene misteriosamente paralizado.
Perceval come opíparamente, mientras aparecen ante él primero un joven con una
lanza sangrante, luego dos muchachas, la primera de las cuales trae una copa con
incrustaciones de joyas (el Grial) y la otra una bandeja de plata con comida.
Pese a su curiosidad, Perceval no se anima a preguntar por la lanza ni el motivo por
el cual es tan bien atendido. Resuelve permanecer en silencio, y éste es su grave
error, porque se esperaba que preguntase. De hacerlo el rey-pez habría sanado sus
heridas y habría dejado de actuar el maleficio que condenaba a la tierra del Grial a la
esterilidad.
INTERPRETACIÓN
53
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL MITO Y LA MÚSICA
Las teorías de Lévi-Strauss sobre los mitos le brindan los elementos de una
compleja y original teoría ‘narratológica’ o de una poética, uno de cuyos rasgos
distintivos es la estrecha afinidad que hay en el pensamiento de Lévi-Strauss entre
el mito y la música. Al comienzo de Lo crudo y lo cocido, declara que Wagner es el
padre fundador del análisis estructural de los mitos, ya que su música revela las
estructuras ocultas de los mitos que acompañan.
La partitura es una especie de interpretación estructural del libreto.
He aquí uno de los paralelismos básicos entre el mito y la música: a la partitura se la
percibe de entrada como algo que se despliega ‘horizontalmente’ en forma lineal,
pentagrama tras pentagrama, y como una totalidad (reconstruida en la mente del
oyente) compuesta asimismo de otras relaciones ‘verticales’.
La capacidad de apreciar una fórmula musical como la que ofrecen el tema y la
variación exige que ante cada variación el oyente tenga presente el tema que
escuchó en primer lugar. Cada variación se superpone a las anteriores. Esto es
exactamente lo que hace Lévi-Strauss con los mitos (o con lo que llama ‘mitemas’) al
revelar que son transformaciones (variaciones) de otros ‘mitemas’.
Respecto a los mitos dice los siguiente: “no sólo tenemos que leerlos de izquierda a
derecha, sino a la vez verticalmente, de arriba hacia abajo, o sea, teniendo en
cuenta las correspondencias ‘armónicas’ además que ‘melódicas’”.
Las distintas secciones de Lo crudo y lo cocido llevan títulos musicales. Esto se
debe en parte a que al estudiar la trama de los mitos amerindios, descubrió que
muchos de ellos estaban construidos de modo similar a formas musicales como la
fuga, la sonata, el rondó, la tocata, etc.
Formuló además una hipótesis histórica acerca de la relación entre el mito y la
música en la cultura occidental.
En el Renacimiento y durante el siglo XVII, el pensamiento mítico pasó a segundo
plano en Occidente. Y fue justamente en esa época cuando surgieron los grandes
estilos musicales que se volvieron característicos de los siglos XVII, XVIII y XIX,
encaramados en figuras como Frescobaldi, Bach, Mozart, Beethoven y Wagner.
Según Lévi-Strauss, no fue casual.
Es como si la música debiera cambiar por completo su forma tradicional a fin de
asumir la función -intelectual y emotiva- que por esa misma época estaba dejando
de cumplir el pensamiento mítico.
54
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL ESTRUCTURALISMO Y EL CUERPO
55
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
56
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Una clase dirigente se hunde cuando deja de representar los ideales de sus dirigidos, dijo Freud,
citado por el autor de esta nota que, a partir de la teoría psicoanalítica de las identificaciones,
comenta ciertos hechos de actualidad.
Germán García1
LA FIESTA Y EL PÁNICO
Así las cosas, los acontecimientos de las últimas semanas ofrecen la ocasión de
volver a sacudir cierta inercia producida, al parecer, por las evidencias confortables
de un vocabulario común. Llamo fiesta al encuentro de la carencia con el exceso (el
término “carenciado” es elocuente al revelar lo mismo que intenta borrar).
Se destroza un cristal, se derrumba una puerta, y esos objetos codiciados durante
mucho tiempo, esos objetos que fueron exhibidos por la televisión como causa de la
plenitud y hasta de la belleza de otros, se encuentran al alcance de cualquiera. La
riqueza, el exceso, llama a la fiesta. “No sólo se llevaban comida”, dice la voz de la
1
Psicoanalista.
57
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL RECLAMO DE LO “MÍO”
58
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El nuevo presidente habló de restaurar la autoridad. Sabemos que sólo Dios tiene
autoridad en el ámbito del universo, los demás tienen que conformarse con ámbitos
restringidos. La autoridad de la Justicia se válida por la equidad, la de la economía
por su capacidad para resolver situaciones específicas, la del Gobierno en su
conjunto por el éxito de una administración que le es confiada. El llamado a la
autoridad se respondió en el pasado con “una mano dura”, que terminó en el
terrorismo de Estado. Luego fue la “mano invisible” de los mercados (basta recordar
59
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
60
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
61
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
62
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
63
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
64
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
65
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
66
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
67
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
68
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Hay un duelo. Pero hay también una TRASGRESIÓN. Hay algo que se transgrede.
Hay UN ACTO REBELDE. TRASGRESIÓN EN TÉRMINOS DE ORDEN
INSTITUIDO. SACRÍLEGO. TRASGRESIÓN SACRÍLEGA DEL ORDEN. ¿QUÉ SE
TRANSGREDE? CUANDO ENTRAMOS EN ESA ZONA SE SIENTE UN PLACER
CASI ERÓTICO. RASGADURA ERÓTICA. ACTO REBELDE Y PLACENTERO.
CONTACTO CON LO PERVERSO.
Roland Barthes diría que la comprensión “A” es TEXTO DE PLACER y la
comprensión “B” es TEXTO DE GOCE.
En la comprensión “B” las dramatizaciones espontáneas del grupo se inscriben
como verdad dramática, sobre alguna dramatización realizada por un protagonista.
El grupo improvisa o multiplica dramáticamente la propuesta dramática inicial.
En la escena inicial estaban inscriptas como posibilidades las escenas que surgen
en la dramatización multiplicada.
La dramatización multiplicada funciona como un revelador de la estructura de
escenas que subyacen a la escena original. Es importante lo de posibilidad.
Se dramatiza la escena A.
La multiplicación dramática del grupo sobre la escena A revela no solamente
múltiples sentidos de la escena A, sino otras escenas que estaban inscriptas en ella.
Esas escenas estaban en la escena A, ya inscriptas como posibilidad.
La multiplicación sólo revela esa inscripción. Descubre las otras escenas contenidas
en la historia. Son la verdad dramática de la escena inicial A.
Una escena de una pareja contiene en sí misma la escena del “cómo se
conocieron”. En la escena actual está inscripto ese primer encuentro. La
multiplicación dramática tiende a descubrir ese primer encuentro. Contrapunto.
Repetitivo. Elaborativo.
Se habla entonces desde la contratransferencia del coordinador de dos
procedimientos: A y B.
El procedimiento A es lo que llamás proceso acompañante que te permite ir leyendo
lo grupal o lo individual en lo grupal a través de tus conocimientos, experiencia
clínica y psicodramática.
Lo definís como presencia concreta de personajes que te acompañan durante el
proceso. No estás solo. Estás acompañado. Son tus acompañantes referenciales
que no te abandonan.
El procedimiento B es un sentimiento más caótico y que lo homologás al salto al
vacío.
Yo propuse dos palabras más: sentimiento de trasgresión y sentimiento de placer
corporal. RASGADURA ERÓTICA. Trasgresión y placer corporal que llamás SALTO
69
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
AL VACÍO. SALTO AL VACÍO porque no hay estructura. Por eso aparecen como
SALTOS DE PRESENTE DISCONTINUO.
Yo creo que tienen estructura de todos modos. La estructura se encuentra al final,
como sentido. En términos de sentido significado.
El psicoanálisis sabe mucho sobre LA REPETICIÓN. Pero no SOBRE LOS
ESTADOS CREATIVOS IN STATUS NASCENDI. ESTADO espontáneo CREATIVO
DEL GRUPO.
Uno de les aspectos de la Terapia es llegar a ESE ESTADO, que no hay que
interferir para que ocurra. Es más: no importa en última instancia la sucesión de
situaciones INEXPLICABLES. NI LA COMPRENSIÓN DE LAS MISMAS, SINO EL
ESTADO QUE PERMITE AL GRUPO JUGAR ESCENAS ESPONTÁNEAMENTE.
EXORCISMO DRAMÁTICO. ESTADO DE LIBERTAD. SACRILEGIO DEL ORDEN,
que quiere decir ESTADO DE LIBERTAD. RUPTURA CON UN ESTADO PREVIO.
CON UN ESTADO ANTERIOR DONDE LO DISCURSIVO ERA LO
PREPONDERANTE.
Se llega a algo parecido a lo que en teatro serian las improvisaciones creativas,
desde donde se deja al personaje, desde el lugar donde lo implantó el autor, para
darlo vuelta en base a improvisaciones donde se Inventan, crean o recrean nuevas
situaciones sin explicación lógica, pero que decididamente están al servicio del
enriquecimiento del personaje escrito por el autor. El personaje es mediatizado
subjetivamente por el autor, director y actores en improvisaciones.
En las escenas escritas que describe el autor del personaje estaban inscriptas como
posibilidades las escenas de la multiplicación dramática o improvisaciones teatrales
que surgen en el trabajo actoral.
Del mismo modo en un grupo de psicoterapia, todas las dramatizaciones que el
grupo improvisa sobre el protagonista, tienen siempre posteriormente una relación
con su historia o proyecto futuro y con otros personajes de su historia personal
presentes o ausentes en las dramatizaciones iniciales.
Como dijimos, la multiplicación dramática revela esas posibilidades que estaban
inscriptas en las escenas iniciales del protagonista.
Lo novedoso desde la perspectiva del psicodrama psicoanalítico, es que la
multiplicación dramática se produce sobre un estado natural creativo del grupo, que
me parece es profundamente terapéutico.
Vos hablás como si hubiera una especie de fuegos artificiales de significantes. Te
poblás de significantes. Pueden ser palabras, imágenes, olores, sensaciones; yo
creo que eso remite a significantes.
70
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
71
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El grupo produce flujos de asociaciones, que no son otra cosa que ESO. Flujos de
asociaciones dramáticas.
Lo que pasa es ESO. NO SIGNIFICA OTRA COSA.
La “multiplicación” es la producción de flujos de asociaciones.
Pero una escena no interpreta otra escena.
Una escena con otras son la producción fluida de asociaciones del grupo. No hay
nada que Interpretar. Hay que aprender a mirar desde una óptica diferente.
No buscar significados. El grupo produce flujos asociativos dramáticos. Es su
MATRIZ terapéutica.
EL GRUPO NO DEBE INTENTAR COMPRENDER. Sólo DEBE PRODUCIR
FLUJOS DE ESCENAS. LA CURACIÓN ES EL ESTADO CREATIVO QUE SE
INSTALA EN EL GRUPO Y QUE PRODUCE LAS MULTIPLICACIONES COMO
FLUJO DE ESCENAS (que es posible que retornen como MÚLTIPLES SENTIDOS).
Los múltiples sentidos no interpretan la escena inicial. Sólo son otras ESCENAS
PRODUCIDAS POR EL GRUPO, a partir de UNA ESCENA INICIAL.
LAS MULTIPLICACIONES DRAMÁTICAS FLUYEN DESDE LAS ESCENAS DEL
PROTAGONISTA.
Para trabajar con la COMPRENSIÓN B hay que hacer un duelo. Hay que aprender a
no exigirse comprender.
Un chico que fue abandonado por la madre se queda solo y juega solo. Recrea
desde su soledad. Fluye lúdicamente desde su soledad. En su juego es un fluir de
imágenes del estar solo. Solo puede producir ese juego. Es un juego de duelo.
PARA EL COORDINADOR. Entre el DUELO que se produce por la pérdida de
ACOMPAÑANTES Y EL ESTADO DE CREATIVIDAD que corresponde a LA
SOLEDAD, hay un momento de CAOS, PRODUCTO DE LA RUPTURA DE
IDENTIDAD DE UN MODELO DE COORDINACIÓN.
Creo que esta situación es la que defino en el COORDINADOR como SALTO AL
VACÍO.
DESDE ESE LUGAR EL COORDINADOR TIENDE A CONVOCAR
ACOMPAÑANTES PORQUE NO SOPORTA LA ANSIEDAD DEL VACIO, EL
ESPACIO ABIERTO, EL FLUJO DE ASOCIACIONES. INTENTA COMPRENDER
EN EL MOMENTO QUE HAY QUE ABANDONARSE AL FLUJO.
CREO QUE ES UNA ESCENA LÍMITE QUE OCURRE EN TODO PROCESO
CREATIVO. MIEDO A LA LOCURA. A LA CONFUSIÓN. AL CAOS. A LA PROPIA
CREATIVIDAD DESBORDADA. MIEDO A QUE LO QUE SE RECORRE NO TIENE
ANTECEDENTES. EXPERIENCIA INÉDITA. CADA VEZ ES UNA PRIMERA VEZ.
CADA CAOS SE SUFRE EN CADA ACTO CREADOR.
72
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
73
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Lic. Graciela Jasiner: Buenas noches. Bienvenidos a las noches del arte. Uds. se
preguntarán qué es esto. Yo decía "qué hago, en qué lugares difíciles me pongo a
mí misma en la vida, qué hago yo después de una clase como las de Marcelo
Percia". Pero hay que hacerse cargo de las cosas. Escribí una notita para Marcelo,
agradeciéndole porque, una vez más, escucharlo logró provocarme para pensar,
logró afectarme. Y pienso que hay que agradecer cuando alguien lo provoca a uno
para pensar.
Marcelo, entre el bullicio de cosas que dijo, dijo algo que me gustaría resituar, que
es esto de "rodear con ternura hablada el misterio de lo que nos pasa". ¿De qué nos
acompañamos ante lo que no entendemos?. Crear es un modo, justamente, de
bordear lo inentendible. Ahora, ¿qué es lo inentendible?. Yo explicaba en el grupo
de discusión teórica que Marcelo trajo este escrito, que juró nunca más leer -pienso
que por la emoción que le provocaba-, sobre la muerte de un hijo, como una
metáfora de lo inexplicable. ¿Qué hace uno frente a lo inexplicable, lo inentendible?.
Por ejemplo, uno hace lo que él dijo: bordear, argumentar. Uno puede crear.
Lo inentendible es el misterio del otro, el misterio de la vida, pero, sobre todo, como
le gusta decir a Santiago Kovadloff, es el misterio de nuestra propia presencia. El
otro nos produce misterio: "¿y por qué está haciendo esto, y por qué habrá dicho lo
otro?. ¿Hacia dónde va?". Pero dice Santiago Kovadloff que lo que más misterio le
produce a uno es su propia presencia. Es el impacto de la propia presencia. Según
lo que yo entiendo que trata de decir Santiago, es el impacto de lo inesperado de
uno mismo: uno mismo escuchándose decir algo, gritando, haciendo cosas que no
esperaba, funcionando de cierto modo como coordinador.
Pintar, por ejemplo -y ahora vamos a ver por qué yo llené todo esto de arte hoy- o
escribir son intentos, justamente, de tramitar lo inexplicable, de tramitar lo imposible
de un diálogo. Antes alguien decía, en el grupo de discusión teórica, que la
comunicación es imposible, porque yo digo una cosa, el otro entiende otra. Si la
comunicación es imposible, parece que hay modos de tramitar esto. Uno es pintar,
otro es escribir.
La creación busca bordear el malestar. Uds. vieron que Marcelo en estas dos clases
apuntaba a una polémica que hay en estos momentos en el mundo psi, en el mundo
de la crítica literaria, en el mundo de los medios de comunicación, una polémica
fuerte que es, por ejemplo, entre la interpretación y la intervención, porque él decía
74
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
75
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
¿Por qué estos cuadros hoy? Yo tengo un fanatismo especial por el surrealismo
-desde ya les cuento-. Los que leyeron el libro "Para pensar a Pichon" pueden
detenerse en el artículo "Tarea, psicoanálisis y surrealismo", donde yo explico por
qué el surrealismo. Uds. saben que el surrealismo, salvo esto que es un cuadro
llamado "Los embajadores" de Hans H... de 1533, todos los otros cuadros son Dalí,
salvo esto que es Magritte. Y son surrealistas, obviamente, no "Los embajadores"
-ahora les voy a explicar por qué lo incluí en esta serie de cuadros-.
El surrealismo es un movimiento nacido en Francia, en 1920 aproximadamente. El
Manifiesto Surrealista de Breton fue en 1924. Es un movimiento que comienza en la
literatura, pero que hace marca, en realidad, en lo que es la ética, la política y la
estética. Deja fuertes marcas. Es un movimiento que produce mucha obra en el cine,
en la moda, en la pintura, en la literatura.
Un antecedente del surrealismo fue el dadaísmo, que se llama así por el sonido "da
da", que supuestamente hacen los bebés -los franceses deben hacer "da da",
porque acá no hacen así-. C. Tzara, que fue quien creó esta corriente del dadaísmo,
planteaba que hay que hacer todo de nuevo, como un bebé, que hay que descubrir
todo de nuevo.
El surrealismo, en primer lugar, es un movimiento que se oponía a la guerra.
Imagínense 1920 en Europa. Plantea recuperar la capacidad de asombro para el
sujeto humano. Plantea interrogar la vida cotidiana, todo aquello que está
estereotipado en la vida cotidiana. Los que estudiaron Pichon sabrán que el
surrealismo fue uno de sus fundamentos teóricos. Él no inventó lo de cuestionar la
vida cotidiana, tomó del surrealismo la crítica a la vida cotidiana: interrogar la vida
del sujeto allí donde el sujeto está, sufre, vive, ama, padece.
El surrealismo es un movimiento muy interesante porque intentaba devolver la
creatividad de las masas. Allí donde se planteaba que la masa era sinónimo de
bestialidad, el surrealismo planteaba que los colectivos humanos pueden ser
creativos. Y acá ya nos empieza a interesar. Por eso, inventaron esta técnica que
Marcelo nombraba, en la reunión pasada, de escritura automática. Cuando Marcelo
hablaba del barullo, de la simultaneidad, nombró algo que fue un nutriente suyo, que
fue el surrealismo, y esta técnica de la escritura automática que muchos de Uds.
deben conocer.
Había un grupo surrealista, que hizo una revista que se llamaba "Literater" y el grupo
también se llamaba así, también en la década de 1920. En esta revista, hay un
artículo de Breton, que se llama "Campos magnéticos", en el cual él explica qué es
la escritura automática. Es lo que decía Marcelo el otro día: dejar salir las ideas sin
76
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ninguna lógica, permitir que las ideas fluyan y fluyan. Éste es el intento que hacían
en grupo. ¿Por qué? Porque querían restituirle al grupo las posibilidades creativas.
Imagínense la Europa victoriana de 1920, en la que había que decir lo socialmente
aceptado, lo convencional y lo esperado. Si en un grupo, en vez de dirigirse por la
lógica formal de aquellos tiempos, uno decía cualquier cosa y sin lógica, ellos
planteaban que se podía decir algo rico y encima estético. Y se la pasaban jugando
con esto de la escritura automática, "el cadáver exquisito", que era otro juego al que
jugaban en las noches surrealistas -eran divertidos-. El cadáver exquisito se juega
en los grupos, pero no se dice que es surrealista. Es un juego en el que uno da un
papelito, lo dobla y dice "vos escribí algo sobre fulanito". Entonces lo vuelve a doblar,
se lo da al otro y el otro escribe, y el otro escribe, y el otro escribe.
Los surrealistas, además de divertirse y escribir y pintar lindo, tenían una postura
política y ética fuerte, que era que ellos producían para cambiar el mundo. A. Artaud,
que era un escritor muy importante del movimiento surrealista, fue echado del
movimiento. Breton dice en el Manifiesto que A. Artaud será alejado de las filas
surrealistas porque se devanean demasiado las estéticas de la literatura". Era como
que estaba bien todo lo estético, pero había un punto que era que ellos habían
surgido para cambiar la realidad, para hacer la revolución, desde su óptica, y que
uno no se podía ir en devaneos literarios.
El Conde de Lautréamont, Isidoro Ducasse, tan citado y amado por Pichon,
Rimbaud, Artaud, Picasso, Buñuel en cine -Buñuel hizo películas con Dalí-
pertenecen todos al movimiento surrealista. Así como decía que en literatura, los
surrealistas proponen este devenir, este fluir, sin ninguna lógica, lo que proponen en
pintura es la posibilidad de sacar imágenes al modo de lo onírico, sin ninguna
censura: de nuevo, en contra de la censura instituida en esos tiempos y en esa
sociedad.
Fíjense en este cuadro de Magritte. Hay algo muy interesante. Si yo les preguntara,
esta dama en un caballo...
Alumna: (...)
G.J.: Acá dicen que está dividido: primera cuestión que acabas de pescar del
corazón del surrealismo. El surrealismo divide la unidad, rompe la unidad. Esta
unidad caballo está rota. El bosque está roto. ¿El caballo está adelante o atrás del
bosque?
Alumna: Es como transparente...
Alumnos: Entre.
G.J.: Está entre, está jugando -esta idea de juego, esta idea de entre-. ¿Uds. me
podrían decir que hay adelante y que hay atrás?
77
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
78
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
79
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Entonces nos metemos en un problema teórico muy interesante, que también vamos
a ir trabajando. Se trata de que, cuando quien impera es el yo ideal, que quiere todo
rápido, ya y total, el superyó del sujeto se vuelve terrible. Y siempre pide más y más
y más y atormenta al sujeto. Estos son los problemas con los que uno se enfrenta en
los grupos. Uno no se sienta alegremente a coordinar en los grupos, viendo cuál va
a ser el barullo. Cuando Marcelo hablaba del barullo, se refiere a todo este paquete
de problemáticas. Cuando dice introducir demora, es porque al superyó voraz, que
pide más y más rápido y más satisfacción, hay que introducirle una demora. Es ahí
donde, en estos tiempos, se vuelve tan importante introducir la demora.
Alumna Se puede pensar como un rodeo, en contra del ya.
G.J.: Sí. Si esto fuera así y en los grupos lográramos esto -yo, a principio de año,
hablaba de los grupos como espacio de demora-, los grupos serían subversivos.
Tendrían razón los que piensan que los grupos son subversivos: no subversivos por
hacer quilombo, sino en el sentido de que subvierten esta indicación de nuestros
tiempos de todo, ya y total.
Alumna: (...)
G.J.: Claro, ni ya ni todo. Éste podría ser nuestro emblema para coordinar grupos. Si
podemos trabajar en esa línea, ya no estamos perdidos. Por eso, yo siempre digo
que yo me atrevo a traer docentes que sé que producen un impacto y que
desestabilizan las certezas, pero siempre que nos acompañemos a nosotros mismos
de una direccionalidad en las intervenciones. Si quieren, producto de esta reunión de
hoy, que le pongamos ese nombre, no estaría mal. La direccionalidad de un
coordinador podría ser 'ni ya ni todo'.
Ahí ya no estamos perdidos. Podemos escuchar, dejamos coordinar por diversos
grupos, pero sabemos que hay una línea de la que no nos vamos a mover, que es 'ni
ya ni todo'. Pero no es sólo 'ni ya ni todo' para ellos; también es 'ni ya ni todo' para
mí, como coordinadora. Entonces ya las cosas cambian. Y trabajo desde otro lado.
También me parecía interesante, volviendo al tema del surrealismo, la idea de
simultaneidad que planteaba Marcelo. Uds. la pueden ver en otro área. No es sólo
simultaneidad de las ideas que se me ocurren, simultaneidad de la gente que habla.
Pueden ampliar esto. El surrealismo presenta, todo el tiempo, una cuestión de
simultaneidad. Hay una frase del Conde de Lautréamont, que dice "bello como el
encuentro de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección".
Uds. se preguntarán qué tiene que ver un paraguas con una máquina de coser. Si él
ahora estuviera vivo, tal vez hablaría de una computadora. Pero en esa época era la
máquina de coser, como representante de la máquina.
80
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
81
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
82
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
83
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
En la clase de hoy, yo quería agregar, a, esto que plantea Marcelo de las palabras
tiernas, que podemos bordear la angustia en los grupos con la creación con otros, si
nos permitimos, en el vínculo con otro, crear.
84
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Graciela Jasiner
Hoy vamos a introducir un nuevo artista: Marc Chagall. Les voy a contar por qué se
me ocurrió traer esta reproducción de Marc Chagall, es un cuadro de 1915 que se
llama "El aniversario". Cuenta la leyenda que Marc Chagall tenía una esposa a la
que amaba mucho, que se llamaba Bella. Marc Chagall era un pintor ruso, que había
vivido en un ghetto, vivió los, horrores del Holocausto y se fue a vivir a París. Él
empezó a pintar desde muy chiquito y en París, en 1915, pintó este cuadro un día en
que Bella entra al atelier de él un ramo de flores porque era el cumpleaños.
Entonces, cuando ella le va a entregar el ramo, él le dice "Pará ahí porque te voy a
pintar". Esto lo cuenta Bella. La vio tan bella, tan hermosa, que decidió pintarla. Bella
cuenta que él le dijo "Te quiero besar, pero te voy a pintar". Marc Chagall decide
pintarla, pintar el beso. Uds. pueden ver que él tiene la actitud de estar como
besándola. Vamos a ver por qué digo "como besándola". Él está en el aire y le faltan
los dos brazos, porque dejó los brazos pintando.
Yo les traje este cuadro, en primer lugar, porque hubo una muestra de Chagall en
Buenos Aires muy linda y porque es uno de los modos paradigma, que yo a veces
he pensado, de la temática de la sublimación. La sublimación es una noción
psicoanalítica. Es un campo bastante complejo porque no ha sido muy profundizado
por Freud. No se sabe si destruyó sus escritos sobre la sublimación o si se
perdieron, pero no están. Y la idea de sublimación está citada en varias de sus
obras: en Introducción del narcisismo, El malestar de la cultura, etc. Pero es un
concepto inacabado. Y a mí me gustan los conceptos inacabados. Como veíamos a
principios de año, lo inacabado es lo que permite que uno siga pensando. Para mí,
la idea de sublimación hace nudo entre lo colectivo y lo singular. En tanto eso, me
parece muy interesante para pensar los grupos, que es lo que concierne a nosotros
que somos profesionales que trabajamos con grupos.
Con este cuadro, les voy a explicar las dos ideas principales que hay con respecto a
la sublimación. Voy a transitar de la noción de sublimación, directamente, a la de
tarea en un grupo. Cuando Chagall decide pintar a Bella en vez de besarla, las
teorías más clásicas dirían que este buen señor eligió sublimar porque decidió
cambiar la meta y él objeto de su pulsión. "Desexualizó" la pulsión.
En, "El malestar en la cultura", Freud decía que el sujeto, para vivir en la civilización,
en la cultura, tiene que renunciar a ciertas cuestiones de su sexualidad y de su
agresividad y esto trae malestar; entonces los caminos son las adicciones, los
85
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
86
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La clase pasada, yo dije que trabajar con otros suponía ir deformando al máximo
-como la calavera del cuadro "Los embajadores"- las cuestiones de cada uno y las
cuestiones del otro. Estoy puntuando las ideas de esta línea de los aportes del arte a
la coordinación de los grupos que nosotros podemos tomar. Una es la de la
anamorfosis en relación a la tarea: si yo pudiera hacer con lo mío propio escuchado
por el otro y con lo ,que el otro trae, en vez del ping pong del que hablaba Marcelo
en donde yo digo y vos decís y yo digo y vos decís, tomarlo y deformarlo, a ver de
qué otros modos lo mismo puede ser visto.
También lo que yo planteaba de que nadie podía garantizar si el beso fue dado o no
dado hace a una actitud, que es muy importante que un coordinador de grupos
tenga. Cuando uno dice que la coordinación de grupos es una artesanía, de qué
habla, qué quiere decir. Y en parte tiene que ver con esto. Tiene que ver con que yo
puedo dirigir un proceso, pero sin saber todo. Está relacionado con la actitud
transdisciplinaria de Magritte, donde nunca voy a tratar de anular una tensión, sino
de transitarla: transitar la paradoja, como decía Winnicott, bordear el malestar.
La otra cuestión que también tiene que ver con la tarea es esto que en Dalí es
paradigmático de romper la unidad y volver a armar nuevas unidades. No es romper
por romper, como sería en la primera época de Derrida, por, ejemplo, del
desconstruccionismo, donde había que estallar todo. Se trata, a mi entender, en un
Grupo Centrado en la Tarea, de poder, en una red con otros, destruir las totalidades.
Con totalidades, me refiero al campo de las certezas absolutas, de las verdades que
arrasan. No crean que son sólo las verdades que, por ejemplo, puede tener un
dictador, sino que son las verdades nuestras, de nuestra vida cotidiana.
Cuando rompemos la unidad, y producimos con otros una nueva unidad, estamos
hablando de un proceso de invención; de producción de algo nuevo. Castoriadis, por
ejemplo, ha teorizado mucho esta cuestión. Él habla de invención, de un imaginario
que produzca cambios.
Cuando yo hablo de Grupos Centrados en la Tarea, no es inocente. Es grupos
donde el liderazgo lo juegue la tarea. Siempre dijimos que trabajábamos en la línea
de hacer salir al coordinador del lugar del liderazgo. Pero, ¿entonces qué?.
Entonces, al estilo de Bion, que fue quien primero planteó esto, el liderazgo lo tiene
que jugar la tarea, no nadie. Es impresionante cómo cambia la producción de un
grupo cuando esto es así, cómo se soportan las diferencias cuando lo que organiza
a un grupo es una tarea.
Por definición, tarea es un proceso hacia. Quien trabajó en la Argentina la noción de
tarea es Enrique Pichon Rivière. Alrededor de la producción de Pichon, hubo mucha
87
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
88
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
todo ni ya. Esto abre el camino a la sublimación. Ya allí hay un camino, un proceso
que tiene que ver con la sublimación. Cada vez, la idea de sublimación queda más
despegada del simple cambio de meta de la desexualización de la pulsión.
Hay también una cuestión de que si yo sublimo -y aquí también se podría pensar la
castración- y me hago cirujano o le escribo una carta a alguien, por ejemplo, si es
solamente desexualización o hay en juego otras cuestiones.
Alumna: ¿La sublimación podría ser la elaboración?
D: Podría ser. Freud explica la sublimación como uno de los destinos de la pulsión,
donde, si no media la intervención de la castración -esto es muy claro en Lacan-, no
hay sublimación posible. Esto marca una línea al trabajo con grupos. Por ejemplo,
otro modo en que me parece pensable esta articulación es que toda producción
siempre implica una pérdida. Esto también, desde lo teórico, es un planteo del
psicoanálisis francés. No hay producción posible, ni para el ser humano ni en los
grupos, si no es perdiendo algo. Si no, uno está en él paraíso, donde no quiere
perder nada, y no puedo conocer.
Alumna: La castración surgió de la representación de la idea de ausencia de los
brazos. El proceso de la sublimación es como si fuese un logro (...) De alguna
manera, es aceptar la castración. No sé dónde quedaron esos brazos, lo que sé es
que, en el cuadro no están. Es como si fuese un proceso.
D: Sí, muy interesante. Cuando yo dije que los brazos quedaron pintando es porque
uno le busca un sentido. Pero en realidad son palabras de Bella, es un relato de ella.
Alumna: Yo pensaba en lo del proceso de la sublimación, en cuando plasmó el
deseo porque el beso no está dado. Está doblemente sin brazos y sin el deseo
satisfecho.
D: Yo les iba a explicar que la idea más sencilla de sublimación sería que, si yo pinto
este cuadro, estoy teniendo el objeto. Hay toda una línea más de la escuela inglesa:
siempre alguien que sublima lo que está reparando es el cuerpo materno destruido.
Entonces, a través de la sublimación, lo que logro es reparar. Con respecto al tema
del deseo, con la sublimación voy bordeando el deseo, voy bordeando el vacío, algo
que me falta y por lo cual pinto; estudio, escribo.
Alumna: Con respecto al tema del deseo, a mí me queda la sensación de aquello
que no se realiza y lo realizado queda como una cosa eterna (...)
D: Me parece que es un cuadro muy bello, en ese sentido, porque deja plasmado
eso que no es. Ese beso deseado no es. A propósito de lo bello, me parece que es
otra línea para la temática de Grupos Centrados en la Tarea la de que -en Chagali
esto es muy fuerte alguien que viene del Holocausto, de tal horror, de tales excesos,
etc. pueda producir algo del orden de lo bello, como barrera ante el horror. A Pichon
89
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
90
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Adán y Eva desearon saber. Sus ojos fueron abiertos y, entonces, perdieron el
Paraíso. De ahora en más, están sometidos a la muerte: castración. Están
sometidos al dolor. Van a poder conocer y procrear, pero sólo al precio de saber de
las diferencias, hombre - mujer, y al, precio de saber sobre lo no absoluto del
encuentro con otro, sobre el paso del tiempo y sobre la muerte. Cuando Dios le dice
"parirás con dolor", es el precio que uno paga por parir. Cuando en Introducción del
narcisismo, Freud habla de His Majestic, The Baby -Su Majestad, El Bebé-, como
modelo del narcisismo, es Su Majestad, El Bebé porque no paga nada por ser quien
es.
Cuando hablamos de tarea en un grupo, hablamos del pasaje del orden paradisíaco,
donde yo estoy con otros en el paraíso -estaban juntos Adán y Eva-, pero no puedo
producir, porque estoy encerrada y sometida religiosamente a la palabra de algún
dios. Por eso, la idea de creación y la de sublimación siempre tienen que ver con la
idea de transgresión. Cuando yo me animo a hacer esta transgresión, tal vez, con
dolor, con él paso del tiempo y con la muerte, voy a poder producir con otros. Esto
que estoy planteando acerca del pasaje o salida del Edén como tarea de un grupo lo
planteo como que, en un Grupo Centrado en la Tarea, tiene que haber un trabajo de
la coordinación que dirija el proceso de ése grupo al abandono del paraíso hacia la
creación o, podríamos decir, hacia la sublimación. Entonces, estoy tratando
permanentemente de sacar, la idea de sublimación como de desexualización
solamente y relacionarla con el abandono de estas posiciones narcisistas, típicas de
Adán y Eva en el Paraíso.
Cuando nosotros coordinamos un grupo y vemos que está pasando lo que tan bien
describió Marcelo -yo digo, vos decís, yo digo, vos decís-, en el léxico pichoniano,
estamos hablando de pretarea. Marcelo lo llamaba interacción, como si, y decía que
allí había que introducir tiempo; nosotros lo llamamos pretarea. Es un grupo donde
no puede haber este abandono de la posición narcisista paradisíaca del Edén,
donde yo, pagando el precio de la castración, puedo hacer algo con otro.
Pagar el precio de la castración quiere decir, por ejemplo, algo concreto. Quiere
decir que, si bien Marcelo hablaba de introducir tiempo, yo no tengo el tiempo
eterno. Se trata de meter tiempo y pausa, pero no sólo de eso. Además, se trata de
acotar, porque, si yo vivo, en el paraíso, qué necesidad tengo de estudiar para
mañana y resolver esta cuestión con los integrantes del grupo, si tengo el tiempo
eterno. Dilato eternamente y nunca llega el tiempo a concluir. Nunca hay un acto,
nunca sostengo algo que tenía que ver con mi deseo. La idea de meter tiempo en
los grupos es problemática, por lo cual es atractiva. En los tiempos en que vivimos,
en un mundo vertiginoso, de la inmediatez de la satisfacción y de, a veces, los
91
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
tiempos eternos sin futuro, poner pausa y poner tiempo es una condición básica para
que el otro pueda escucharse, para que uno pueda escuchar. Pero es una situación
problemática porque puedo colaborar con esta eterna dilación y con un, tiempo sin
marcas.
En psicoanálisis, hay un término que es el acto. Sostener un acto es concretar algo.
Yo tengo que poder apuntar, en la direccionalidad en la coordinación de un grupo, a
que estos sujetos, si este grupo les va a servir para algo, puedan sostener actos, en
relación a lo qué vinieron a buscar. Y, si vinieron a aprender grupos, tienen que
poder jugarse y aprender algo respecto de los grupos. Y yo, si no logro eso como
coordinadora, no estoy orientando, no estoy dirigiendo el trabajo de este grupo
productivamente, porque ese era el deseo dé quienes vinieron. Entonces, al planteo
de Marcelo de meter pausa, con el que yo acuerdo, le agregaría esta otra idea de,
permanentemente, que el otro pueda acotar el tiempo, porque el tiempo no es eterno
-castración-. De lo contrario, estaríamos hablando de cosas absolutamente teóricas,
qué no parecieran tener que ver con el ejercicio de estas prácticas.
Alumna: ¿Comer la manzana es un acto?
D: Pensémoslo.
Alumna: ¿Y qué pasa después?
D: Es interesante.
Alumna: Hay una pérdida.
D: También se puede contestar desde la teoría. Si hay un sostener un deseo, sin
garantías pero con consecuencias, hay un acto. Ésta es la definición de acto en
psicoanálisis. Es lo que yo sostengo, es lo que tengo que saber hacer -un saber
hacer- con mis cosas, en relación a mi deseo; sin garantías. Adán, y Eva no tuvieron
ninguna garantía. Se comieron la manzana y después Eva tuvo que, parir con dolor.
Perdieron el Paraíso. En la vida cotidiana, se puede ver, por ejemplo, con grupos de
obesos. Si alguien tiene un deseo y está yendo a un grupo para adelgazar y hay un
deseo suyo de sostener, de avanzar, de poder ser más delgado y no puede privarse
del goce de comer una torta, coordinar desde esta línea sería ver de qué modo uno
trabaja con los integrantes de este grupo para que puedan sostener un acto.
La idea de, acto es muy importante en Grupos Centrados en la Tarea y la relaciono
con la idea de autonomía. Una de las líneas interesantes para trabajar en Grupos
Centrados en la tarea es pensar de qué modo favorecemos la autonomía de los
sujetos. Pueden leer este tema en Castoriadis, que es quien más trabajó la idea de
autonomía. No me refiero a la idea de autonomía del yo, sino más bien a la idea de
Castoriadis, que consiste en, un sujeto que puede pensarse a sí mismo y que puede
hacerse responsable de sus propios actos. Un sujeto autónomo no es víctima. Lacan
92
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
trae la idea de acto pero, además, etimológicamente, tiene que ver con autonomía,
ser protagonista de los propios actos. Alguien que lo trabajó en la línea
institucionalista es Mendel.
Voy a anunciarles algo que, en el Módulo de Coordinación, vamos a retomar. Se
trata de los aportes, que son muy importantes, del psicoanálisis a la coordinación de
grupos, y uno en especial que es la idea de narcisismo. Hasta acá, yo la planteé sólo
en relación a esta cárcel en la que se queda el sujeto, cuando se queda encerrado
en su propio goce, por no sostener un acto, por no jugarse si no hay garantías, con
el tiempo eterno, donde no hay castración y no puedo intercambiar y producir con
otros. Si yo tomo esto, tengo que trabajar todo el tiempo para producir movimiento
en esta cuestión.
A esta altura, se me ha vuelto algo permanente esto de estar pensando todo el
tiempo qué tipo de identificaciones uno promueve, propicia o con las que tiene que
trabajar en un grupo. Las identificaciones relacionadas con él yo, ideal tienen que
ver con el narcisismo primario, con el Edén, con el refugio en el que me aíslo del
otro, no en el que puedo estar solo. Estar solo es otra cuestión. La capacidad de
estar en soledad no es lo mismo que refugio narcisista. Las identificaciones del yo
ideal son, en este sentido, arrasadoras por la completud. El yo ideal pretende
completud: ya y todo. En cambio, las identificaciones del ideal del yo son más
pacificadoras para el sujeto. Y el término "pacificador" es muy interesante para el
trabajo con grupos. Hay que tenerlo en cuenta para el trabajo con grupos familiares.
Hay familias donde no hay ninguna posibilidad de pacificar nada. Y hay ciertas
intervenciones que producen algo del orden de la pacificación. Esto no significa
pacificación para que estén todos tranquilos, de nuevo en el Edén. No se trata de
eso, de esa paz mortuoria, sino de una pacificación con vida, donde hay deseo,
riesgo y también ley simbólica. Ley simbólica es castración. Cuando hay ley
simbólica, los ánimos se aplacan, el sujeto se pacifica.
Ideal del yo tiene que ver con algo y no todo. Algo puede ser, aunque no sea todo.
Lo que permite la producción con otros en un grupo -para ver esto, analicen los
grupos con los que están trabajando, consulten crónicas de grupos- es la primacía
del ideal del yo y no del yo ideal. Si hay primacía obscena del yo ideal en un grupo
va a haber primacía obscena de lo superyoico. No hay pulsión de vida. Pulsión de
vida es ligadura, que es otra idea importante para el trabajo con los grupos. En la
medida en que puedo plantear, a través de mi modo de trabajo y no sólo de lo que
digo, que, si algo es algo y no todo, igual puede servirnos, empieza a, circular una
mayor posibilidad de producción en los grupos.
93
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Oscar González
Yo quiero ubicar la temática de rol coordinador dentro de un marco más amplio para
luego hablar específicamente de esto.
Uds. están completando un proceso de formación que realizaron durante 4 años
cursando distintos niveles y ocupando distintos roles. El objetivo principal de la
formación es la capacitación de psicólogos sociales, siendo el rol de psicólogo social
más amplio que el de coordinador. Ser coordinador de grupos operativos es una
instrumentación técnica de algo más amplio que es ser psicólogo social.
Pichon definía al psicólogo social como un agente de cambio, alguien que tiene una
capacitación específica para tratar de lograr el cambio social planificado, o tender a
que los sujetos logren la conciencia de sus propias necesidades y que sean
protagonistas en el tratar de alcanzar la satisfacción de esas necesidades.
Hablar de psicología social es hablar de alcanzar una conciencia crítica acerca de
las condiciones generales de existencia de las personas, es entender que el ser
humano es un ser de necesidades que se gratifican o frustran socialmente, es
entender al hombre como inseparable de su contexto histórico, de su medio social.
Coordinar un grupo operativo es trabajar con personas que son eso, para lo cual hay
que entender que los grupos reproducen lo cotidiano y teniendo en cuenta que un
grupo tiene sus leyes que son específicas y propias. La formación es una
organización de la experiencia hecha en el aprendizaje y a través del tiempo. El
objetivo final de la formación en psicología social es la construcción de una
capacidad de intervención operativa dentro del campo grupal. La psicología social
tiene un campo privilegiado de estudio y operación que es el campo vincular de lo
grupal. Coordinar un grupo operativo es desarrollar una capacidad teórico-técnica de
intervención que sea eficaz dentro de ese campo de estudio y trabajo que es el
grupo. La formación tiene tres aspectos inseparables:
1. Aprendizaje del ECRO.
2. Desarrollo de la actitud psicológica.
3. La construcción del rol coordinador.
94
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Uno se refiere al ECRO para poder operar y en nuestro caso el ECRO permite
entender la dinámica del grupo, permite entender cuáles son las leyes que
determinan y configuran la organización de los grupos. El ECRO ya está construido
y aprenderlo significa incorporar estos conceptos, hacerlos propios.
La actitud psicológica es una modalidad relativamente estable, coherente y
organizada de pensamiento, sentimiento y acción, tiene varias características que
son la continencia, la resonancia, el desciframiento e implica la capacidad de
albergar dentro de uno el acontecer de los otros, especialmente aquel sector de los
otros que estos no pueden contener porque les resulta demasiado angustiante.
El 3º elemento de la formación es la construcción de la capacidad de intervención
operativa dentro del campo grupal o sea la construcción del rol coordinador. Es lo
que luego va a permitir realizar la operación psicológica.
Este rol tiene distintos instrumentos a partir de los cuales se ejercita su acción. Hay
una relación triangular fundamental que es la relación entre el rol, la persona y el
campo de trabajo. El rol coordinador es siempre llevado a cabo por una persona que
es singular. El campo de trabajo es el grupo y el rol es el rol coordinador. Yo
entiendo que la actitud psicológica hace esencialmente a la persona del coordinador,
el ejercicio de la capacidad psicológica hace esencialmente al rol y es algo más
técnico.
El ECRO es lo que da sentido a la persona, al rol y al campo de trabajo.
Es el ECRO como teoría lo que permite comprender el campo de lo grupal, es el que
determina la necesidad de la existencia del coordinador y las características y
modalidades que ese rol tiene que tener. Además desde el ECRO es que se
establece la necesidad de las características de la aptitud psicológica. La formación
que Uds. han hecho tiene determinados instrumentos específicos, hay un programa
que se desarrolla con determinados contenidos que se transmiten a través de una
didáctica de emergentes y esto implica una concepción ideológica dentro del campo
de la enseñanza y del aprendizaje. Didáctica es transmisión de contenidos,
desarrollo de aptitudes y modificación de actitudes. La transmisión de la información
se hace a través de lo que Pichon llamaba el núcleo básico. Didáctica del núcleo
básico porque apunta a trasmitir primero los conceptos centrales de la teoría para
luego trabajar sobre los conceptos secundarios o derivados. La didáctica es una
metodología de la enseñanza que se apoya en un encuadre. Un encuadre es un
dispositivo que sustenta, enmarca y reglamenta el proceso grupal. Es un conjunto de
constantes que permiten la lectura de lo variable.
Este encuadre determina roles específicos y prescriptos que son coordinador,
observador, docente y alumno. El rol coordinador está determinado entonces desde
95
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
96
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
97
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
98
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La cantidad de funciones del coordinador es muy amplia que sí no hay un eje uno
termina perdiéndose porque no puede distinguir lo central de los secundario. En
aportaciones a la didáctica de la Psicología Social Pichon dice que la tarea del
coordinador consiste en reflexionar con el grupo acerca de la relación que los
integrantes del mismo establecen entre sí y con la tarea prescripta. Dice que para
esto cuenta con el señalamiento que opera sobre lo explícito, y la interpretación que
es una hipótesis acerca del acontecer implícito. En “Técnicas de los Grupos
Operativos”, Pichon dice: “En estas técnicas grupales la función del coordinador o
copensor consiste esencialmente en crear, mantener y fomentar la comunicación”.
Esto lo vuelve a repetir luego en otros artículos. En “Estructura de una Escuela…”
del año 69 hace una síntesis entre las posiciones de interpretar obstáculos y facilitar
la comunicación donde dice: “El coordinador cumple en el grupo un rol prescripto, el
de ayudar a los miembros a pensar, abordando el obstáculo epistemológico
configurado por las ansiedades básicas, en el campo de las dificultades de la tarea y
la red de comunicaciones”. Esto implica también una confianza, la confianza de que
las personas pueden encarar los problemas y resolverlos, a veces no y por lo tanto
será necesario interpretar. Apunta a poner a los sujetos en mejores condiciones
como para que ellos puedan llevar adelante su tarea. Facilitar la comunicación
implica por ejemplo hacer preguntas, tratar de cederle la palabra a los silenciosos,
intervenir en situaciones dilemáticas o frontales, aclarar los puntos en discusión, etc.
99
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
100
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Oscar González
101
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
102
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
103
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Pichon decía que los emergentes debían ser interpretados a través de los
portavoces. Para esto se comenzaba interpretando al portavoz, que por su historia
personal es muy sensible al problema subyacente y actuando como radar detecta
las fantasías inconscientes del grupo y las explicita, y en 2º lugar señala que lo
explicitado es también un problema grupal. O sea que una interpretación debe
también incluir una formulación de los portavoces, de quiénes, en qué momento y
por qué razones se hacen portavoces de ese conflicto. Este es el caso de una
interpretación muy redonda.
La construcción es un recurso técnico creado por Freud, les recomiendo el artículo
“Construcciones en Psicoanálisis” de 1937, donde plantea una serie de
razonamientos de cómo se valida una construcción. Esto puede ser trasladado a la
respuesta grupal frente a la intervención del coordinador. La interpretación es
puntual, limitada y se centra en esclarecer algo que es presente y actual. No se
puede interpretar lo pasado sino lo actual; transferencia, adjudicación y asunción de
roles, etc. Freud decía: “Buscamos una imagen del paciente de los años olvidados
que sea verdadera y completa en todos los aspectos esenciales”. O sea, la técnica
analítica tiene por objetivo levantar las represiones y hacer surgir los recuerdos, a
veces se puede y otras no.
Lo que no se puede obtener por recuerdo se obtiene por construcción. Una
construcción es una hipótesis acerca de cómo deben haber sido las cosas en ese
momento. La construcción intenta armar una estructura coherente, reconstruir una
historia. A partir de ciertos fragmentos se intenta reconstruir un todo. Se trata de
llegar a entender la verdad histórica, cómo fueron aquellos años esenciales de la
infancia, de los cuales derivan luego los deseos reprimidos que luego de grandes
transformaciones terminan generando un síntoma.
Esto es válido para los tratamientos analíticos donde los pacientes, claro, tienen
infancia, pero los grupos no tienen infancia, en cambio tienen historia. En el grupo se
apunta a develar las claves de la historia, cuales fueron los elementos esenciales del
proceso de constitución como grupo. Construcción no es resumen, una crónica, sino
que es articular coherentemente los emergentes habidos durante el tiempo, tratar de
captar cuáles son las claves simbólicas de ese proceso de constitución del grupo.
De cómo se dieron la asunción y adjudicación de roles, transferencias, etc. Esta
técnica se usa poco, pero tiene un momento privilegiado de uso que es en las
evaluaciones, la evaluación del grupo es una construcción acerca de su proceso.
¿Cómo se validan las intervenciones del coordinador? Freud dice: “Ciertamente se
ha exagerado mucho el peligro de que extraviemos a nuestro paciente
sugestionándole para persuadirle que acepte cosas que nosotros creemos que son
104
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
pero que él piensa que no. Un analista tendría que haberse comportado muy mal
para que este infortunio le ocurriera, sobre todo habría de acusarse de no haberle
permitido al paciente decir su opinión”. O sea que el primer requisito para validar una
interpretación es escuchar con atención. Si uno pone cuidado en tratar de registrar
los emergentes tiene un primer indicador que la intervención es correcta.
El segundo modo es a través de la unidad de trabajo, o sea, cuál es el efecto que
provoca la intervención. Es ver si a partir de la interpretación surge un nuevo
emergente o no, o sea, si se produjo alguna modificación.
La tercera forma es la lectura de la crónica, el coordinador se reúne con los
observadores para leerla y ver también así sus intervenciones. La función esencial
del observador es realimentar las técnicas de conducción, por lo tanto la estrategia y
la táctica. Es muy frecuente que en la lectura que uno haga de la crónica encuentre
otras líneas que en el momento pasaron inadvertidas.
La cuarta forma de validar las intervenciones es supervisando. Esto es para que con
una visión desde afuera poder corregir, ratificar, ampliar la línea. Supóngase que
está reunido un grupo, se da una serie de situaciones y el coordinador va
interpretando lo que pasa. Supongamos que una persona está mirando por la
ventana lo que sucede, desde ese lugar ese observador externo podría llegar a ver
no sólo lo que pasa en el grupo sino cómo reacciona el coordinador frente al grupo y
desde ese lugar podría ir diciendo cosas. Interpretando a toda esa estructura
formada por coordinador, observador y grupo. Podríamos poner una persona más
lejos y que observe ese nuevo campo. De ahí se entiende lo de supervisión como
visión más global y más de conjunto.
La última forma de validar las intervenciones es estudiando. Las intervenciones del
coordinador están determinadas desde el ECRO, cuando mayor sea el conocimiento
de lo grupal mayor va a ser la posibilidad del coordinador para detectar lo latente.
La intervención se saca de varios lugares, en primerísimo lugar de la observación
concreta de los emergentes, de lo que pasa. Uno trata de correlacionar eso con lo
que fue la clase y con lo que puede haber pasado en la reunión anterior. En segundo
lugar desde la posibilidad que tiene de ponerse en el lugar de los otros, desde la
identificación, empatía, por lo tanto, desde la actitud psicológica. En tercer lugar
desde el ECRO o sea, del manejo y comprensión que ha logrado de la teoría. Todas
estas cosas se procesan preconscientemente, porque uno no puede pensar en todo
esto cuando coordina. Esto tiene que ver con la atención flotante. Por eso cuando
uno está tranquilo las intervenciones salen solas, podría decir que uno no las piensa
sino que es pensado por las intervenciones. Para esto no hace falta una gran
práctica, sino un poco de tranquilidad.
105
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
106
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Oscar González
Esta es la última clase de este ciclo acerca del rol del coordinador.
Me pareció importante abrir la clase con un resumen de lo que habíamos visto hasta
ahora, para pasar después a dar algunos elementos nuevos, y dejar a lo último un
espacio del tiempo para que Uds. formulen las preguntas que tengan.
Con respecto a lo que nosotros estuvimos trabajando, lo que intentamos
fundamentalmente, fue dar vuelta la mirada de observación, tratamos de, en lugar de
ver la situación desde el grupo, la tratamos de ver desde el coordinador, y en lugar
de pensar en función del grupo, intentamos hacerlos en función del coordinador. Y
ahí fue donde fundamentalmente pusimos el acento, cosa que crea un nivel de
complicación bastante grande, porque compromete directamente nuestras personas.
A partir de eso estuvimos viendo cuál era el tipo de grupo en los cuales nosotros nos
podemos incluir, como coordinadores, y estuvimos viendo los diferentes tipos de
tareas. Cuando hablamos de los grupos encontramos que quizás había puntos en
los cuales no había convergencia entre todos los miembros de ese gran grupo,
porque de pronto veíamos diferentes tipos de tareas para las cuales el coordinador o
el psicólogo social puede estar capacitado, algunos pensaban que sí, y otros
pensaban que no.
Después estuvimos viendo otro tema que fue particularmente importante, dentro de
este grupo, que fue el tema de la conducción, cosa que en su momento nos tuvo
bastante frenados, y nos costó avanzar sobre esto.
A partir de esto hablamos de la tensión óptima, de ganarse el lugar, de jugar un
lugar de liderazgo, puntos que vamos a retomar hoy.
Y después estuvimos viendo acerca del deseo del coordinador, por qué se accede a
esta profesión, qué es lo que se espera, qué es lo que se pone desde lo personal
para ejercer una tarea de estas características.
Después vimos dónde se trabaja, en qué tipo de lugares, y con quién
específicamente podemos llegar a trabajar.
Y después estuvimos viendo el tema, para mí particularmente importante, que es el
de los estilos de coordinación, y cómo entre diferentes profesionales que acceden a
una misma tarea, desde formaciones diferentes, y desde estilos personales también
diferentes, tenemos modalidades de trabajo bastante opuestas entre sí, y dónde de
pronto nosotros nos vamos a encontrar con colegas que tienen una formación
107
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
bastante distinta a lo que nosotros suponemos que tienen que tener para ejercer
este rol.
A partir de esto, hay un punto en el cual yo quería hacer hincapié, que tenía que ver
con este tema de los diferentes profesionales que trabajan en situaciones similares,
con grupos paralelos, en una misma institución, pero con formaciones diferentes y
ECROs diferentes, entonces me planteaba qué pasa de pronto en un grupo, en el
cual viene de tener una coordinación de tipo X, y accede a otro tipo de coordinación.
Para llevarlo a un ejemplo práctico, vamos a pensar en un grupo que viene de una
coordinación de tipo maternal, si se quiere, para pasar a una coordinación de
características psicoanalíticas, con una diferencia de un año de tiempo.
Nosotros vemos que en este tipo de situaciones se generan hechos particulares, por
ejemplo, que los grupos muchas veces, se quedan fijados con las figuras de sus
coordinadores, toman modelos de coordinadores, y no pueden despegarse de esta
imagen hasta mucho tiempo después, y es tarea del coordinador que trabaja
después con este mismo grupo, poder entender esta situación. Pero esta es una
situación particular que se da en la tarea en sí, porque de pronto, un grupo puede
manifestar sus resistencias, en un lugar en el cual está idealizando situaciones
anteriores de coordinación, a las cuales nosotros por nuestra formación, no tenemos
idea de cómo se dan estos diferentes estilos, y de pronto sentimos por parte del
grupo, una situación como de rechazo, que puede ser manifiesta, o puede no ser
manifiesta, eso dependerá de las características del grupo.
Ahora, esto forma parte de la dinámica, y es tarea del coordinador descubrir este
tipo de situaciones, y poder manejar desde lo contratransferencial esta situación,
para poder desenmascararla y trabajarla en los datos concretos. Situaciones de este
tipo se dan permanentemente, y nosotros nos encontramos con esto, quizás no en
este tipo de instituciones, que tienen una línea muy clara de trabajo, pero sí se
pueden dar en otro tipo de instituciones, cuyo lineamientos no son específicos.
Cuando hablábamos de hospitales, de instituciones barriales, ¿se acuerdan?,
lugares a los cuales podemos tener acceso a partir de nuestro rol profesional.
Vamos a hablar acerca de dos puntos que enganchan directamente con esto, y que
tienen que ver con un momento particular del grupo.
Llamamos un momento particular del grupo, por ejemplo, al momento en el cual un
grupo se forma. El momento de formación de un grupo, es un momento muy difícil,
es un momento en el cual se van a ir delineando las características que este grupo
va a tener como tal, si es que el grupo se va a llegar a conformar como tal.
108
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
109
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
modificando su dinámica sin que ellos quizá tengan este deseo, el deseo del grupo
en hacer que el coordinador se identifique con ellos, y formar todos parte de un gran
equipo. Ahora, qué pasa desde el coordinador, el coordinador es aquel que debe
poder manejar esta situación, tiene que tener claro que una cosa es el grupo y otra
cosa es él. Esto yo lo reiteraré varias veces, porque es una situación en la que
cuesta mucho diferenciarse, uno quiere ser querido, uno quiere ser amado, uno
quiere que el grupo lo quiera y que todo sea positivo, y es muy difícil ponerse en un
lugar diferente. Ante esto nosotros nos encontramos con coordinadores que hacen
una identificación masiva con el grupo donde no hay más distancias, y donde de
pronto, la dinámica de la tarea se transforma en una tarea en la cual la identificación
entre el grupo y la coordinación es total. Esta situación que a nosotros nos puede
parecer desde lo teórico tan insalvable, puede ser una situación crónica, puede
tratarse de un grupo que se cronique dentro de esta temática, dentro de esta
modalidad de tarea, y puede darse que a lo largo del tiempo no se modifiquen estos
lugares, ni por parte del grupo, ni por parte del coordinador.
¿Qué pasa cuando el grupo cambia la coordinación, y tiene una coordinación que
puede tomar distancia? este es un momento que para un grupo es muy violento,
muy agresivo, no quiero decir que todas las coordinaciones sean de estas
características, pero sí son situaciones que en la práctica concreta acrecen
permanentemente. Todo esto lo logramos elaborar a partir del control que nosotros
hagamos de nuestra propia tarea, pero también está en nosotros poder hacer un
control adecuado, y tener la claridad suficiente como para modificar determinadas
situaciones que desde nuestro rol de coordinación, quizá sean muy estereotipadas.
Siempre a lo que vamos a tender es a ser queridos, a partir de aquí es donde
nosotros tenemos que tratar de entender y tratar de tomar distancia,
diferenciándonos.
Vamos a ver otro aspecto.
A: ¿De qué se trata esto de tomar distancia, tenés que dejar de lado todo tipo de
afecto, que no debe importar si uno es rechazado o aceptado?
No, no es así. El tema estaría dado por la disociación instrumental, técnicamente
no es más que eso. Yo creo que desde lo técnico estas dos palabras: disociación
instrumental, nos dan una respuesta, es una respuesta técnica, por eso hablamos
permanentemente de deseo y de lo personal, porque con estas dos palabras
técnicas no hacemos nada frente al grupo, esto tiene que ver con nuestra capacidad.
Nosotros nos vamos a manejar técnicamente desde ese lugar, a partir de ahí vamos
a poder operar con el grupo, si no vamos a tener dificultades, eso no quita que tener
dificultades pueda ser algo que de pronto en el grupo no aparezca, el grupo se
110
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
111
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Vamos a un dato concreto: supongamos que yo a Uds., como grupo, les vengo a
hablar de antropología, y les empiezo a hablar de conceptos que Uds. no conocen.
No se plantea nada, pero el coordinador entiende que hay cosas que no se están
entendiendo. ¿Debe el coordinador en este caso tener una actitud concreta,
participar activamente, y marcar su lugar de liderazgo formal sobre el grupo, tratando
de redefinir la situación? ¿o no debe hacerlo? Esto, como les decía, es un punto de
discusión, es un punto difícil, y donde nosotros vemos que el coordinador
permanentemente, está compartiendo su tarea, y este es un dato particular, el hecho
de compartir la tarea.
A: ¿Esto no sería lo mismo que esto, que un coordinador bajase información teórica
al grupo?
Sí, sería lo mismo. ¿Ese lugar lo debe ocupar el coordinador? No, desde el
encuadre, pero dependerá también del estilo de institución en el cual nosotros
estemos trabajando. Ahora, yo pienso, desde el encuadre, que éste es un lugar que
no se tiene que ocupar, aunque el grupo permanentemente lo solicitó. Hay grupos
que hasta llegan a solicitar un coordinador temático, es como si fuera un segundo
profesor. Pero acá lo que tendríamos que volver a ver es el tema del deseo.
Les decía, que esto enganchaba con algo que se dice permanentemente, cuando
nosotros formamos parte de un grupo, nosotros decimos “mi grupo”. Desde el lugar
del coordinador, él también dice “mi grupo”, y cuando habla del grupo habla de “su
grupo”, y hace una defensa a ultranza de su grupo, normalmente. El tema sería
¿qué significa este “mi grupo” desde el lugar de la coordinación? Decir “mi grupo”
¿es una situación de posesión del grupo, es una situación de pertenencia?
Hay varias posibilidades, ¿es una propiedad privada? Lo que vemos es que habla
del grupo como si fuera un integrante de él, y esto es como para pensar, es
particularmente llamativo que desde el coordinador y desde el participante, las
palabras sean las mismas.
A: Pero ¿esa expresión no se referiría a la instancia más que a los integrantes?
Sí, eso es una posibilidad. Cuando yo les traigo esta situación es para que nosotros
podamos pensar acerca de este rol, de esta función, y acerca de ciertos puntos que
son llamativos.
A: Yo me puse a reflexionar sobre el concepto de estilo, y me parece que habría que
aclarar cuál es la parte esencial del rol coordinador, y dentro de esto esencial se
pueden tener diferentes estilos. Creo que una cosa es la esencia del rol, eso que no
puede modificarse, y otra cosa es el estilo, que ya depende más de lo personal. A
eso que a veces le llamamos “estilo” no tienen que ver con lo esencial del rol del
coordinador.
112
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Bien, esto desde lo teórico lo vemos así, ahora, estos dos o tres aspectos que son
constantes, acordes con los cuadros que elaboramos la semana pasada, quizás no
son tan constantes, quizás haya muchas variables.
A: Tendríamos que ponernos de acuerdo en cuáles son las cosas constantes,
porque a veces uno no sabe claramente cuáles son las cosas que no pueden
depender de un estilo. ¿Cuáles serían esas tres o cuatro cosas de las cuales el
coordinador no puede moverse, y que serían lo esencial del rol? Me lo estoy
preguntando.
Yo creo que está en la pregunta sobre la cual debemos trabajar, la idea de estas
clases es que Uds. se puedan plantear estas preguntas. Creo que está en cada uno
de nosotros tratar de elaborar cuáles son esas variables imprescindibles para ejercer
el rol.
Para terminar, yo quería hablar de un tema, que desde el lugar de coordinación
nosotros lo utilizamos permanentemente. Yo no voy a hablar en este momento del
por qué lo utilizamos, o más bien, de para qué sirve, si no más bien vamos a ver el
porqué desde la coordinación nosotros podemos hacer uso de técnicas
instrumentales. Cuando decimos técnicas instrumentales, nos referimos a
situaciones de rol-playing, psicodrama, Philips 66, pequeños grupos, estamos
aludiendo a un montón de temáticas que podemos llegar a utilizar, que hay algunos
que las utilizan permanentemente, y que para nosotros forman parte de una variable
más de la tarea. Yo no sé si acá se trabaja sobre eso...
A: En las reelaboraciones.
Bueno, no es mi función es este momento hablarles sobre en qué consisten estas
técnicas. Existen montones de técnicas, la pregunta desde el lugar de la
coordinación va a ser: ¿cuándo utilizarlas, por qué utilizarlas y con quién utilizarlas?
Vamos a tratar de indagar desde el lugar de la coordinación, algunas de estas
situaciones.
Nosotros vamos a ver que la técnica, operativamente, a nosotros nos va a servir, de
eso no cabe ninguna duda, esto desde lo teórico como desde lo práctico. Las
técnicas son algo útil, sirven, y de las cuales podemos hacer uso, si tenemos un
buen manejo, cuando lo creamos conveniente. Una técnica mal instrumentada
desde el coordinador, puede producir el efecto contrario esperado por nosotros, por
eso es importante el buen manejo. A veces, un mal manejo de las técnicas puede
producir una situación de parálisis en el grupo, o una situación de desconcierto, una
técnica mal manejada es una cosa peligrosa para el grupo. Pero hablemos de
técnicas bien manejadas, de buenos instrumentadores, y vamos a ver cuándo, por
qué y con quién.
113
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Cuando yo voy a utilizar una técnica, lo primero que me voy a preguntar es qué es lo
que estoy buscando y cuándo hago esto, me estoy refiriendo a que las técnicas
forman parte de la estrategia, yo me voy a manejar estratégicamente con técnicas
para lograr un determinado objetivo. En segundo lugar, lo que me voy a preguntar es
qué demanda estoy satisfaciendo a través de la utilización de la técnica.
Cuando digo esto, me refiero a si estoy satisfaciendo una demanda desde la técnica,
en el sentido de que yo pienso “esto debe ser así, por tanto lo utilizo”. Habría otra
posibilidad, estoy pensando en una situación de deseo del grupo, el grupo tiene
deseo de manejarse técnicamente, de pronto el grupo tiene una dificultad para
reelaborar un determinado material, no quiere trabajar de esa manera, y el
coordinador hace uso de esta técnica, pero quizás esta técnica no es lo conveniente
es este momento, pero hace uso de ella porque siente una demanda por parte del
grupo. El coordinador puede satisfacer esta demanda o no.
En tercer lugar, sería el lugar del coordinador, por qué el coordinador utiliza en
determinado momento una técnica. Un coordinador puede hacer uso de una técnica
por una situación de inseguridad, un coordinador que no se siente muy seguro con lo
que está pasando en el grupo, decide modificar esta situación a través de una
técnica, que a él le puede dar un lugar de distanciamiento, ésta sería una de las
variables. Una segunda utilización de la técnica, puede darse en un momento en que
el grupo se encuentra en silencio, pensemos en la angustia que esto genera, tanto
en el grupo como en el coordinador.
Las situaciones de silencio generan muchas fantasías por parte del grupo, pero
desde la coordinación, podemos entender el significado de algunos silencios,
podemos soportar una situación de silencio, podemos intentar romper el silencio a
través de nuestra palabra, o podemos intentar romper el silencio a través de una
instrumentación técnica. Esta situación debe manejarse con cuidado, muchas veces
el silencio es necesario, y debemos poder soportarlo.
Una tercera utilización de la técnica la vamos a ver cuando el coordinador siente que
el grupo no está bien, y quiere hacer algo bueno para el grupo, quiere que el grupo
se divierta, ahí puede echar mano a la técnica. Pensemos en situaciones
depresivas, por ejemplo, el coordinador puede llegar a implementar una técnica no
porque instrumentalmente sea necesario, o porque operativamente lo sea, sino
porque quiere simplemente que el grupo esté bien.
Yo creo que el mal uso de la técnica lleva a que el coordinador pueda llegar a
controlar al grupo. A través de la técnica yo tengo el control del grupo como
coordinador donde de pronto no se ejerce el liderazgo formal de un grupo desde el
114
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
lugar de conducción, y se decide utilizar una técnica porque se sabe que con la
técnica, se controla la situación.
Un último caso en el cual yo creo que los coordinadores hacemos uso de las
técnicas, es cuando no entendemos qué pasa, cuando la situación grupal se nos
hace incomprensible, es probable que decidamos utilizar una técnica. Quizá la
utilización de la técnica no sea en ese momento lo adecuado, pero sí es lo adecuado
desde el coordinador.
A: Me gustaría que pudieras decir alguna situación en la cual sí sería pertinente la
utilización de técnicas instrumentales.
Se puede ver en situaciones en las cuales cuesta lograr entender, aparece una
situación de obstáculo clara, y de pronto una dramatización sirve para aclarar la
situación. A través de las técnicas psicodramáticas se ven los mayores efectos. Uno
para utilizar una técnica, quiero aclarar esto, tiene que entender qué es lo que está
pasando, uno tiene que saber cuál es el objetivo.
A: A mí no me quedó muy claro lo del estilo, ya que yo entiendo que por ejemplo,
una maestra y una psicóloga social tienen formaciones diferentes, pero pueden tener
el mismo estilo, por ejemplo, en la apertura de un grupo, o en el cierre.
Nosotros el tema del estilo lo vimos muy por arriba, porque el tema del estilo va a
enganchar mucho con el tema de los grupos, cuál es el estilo que utiliza un
coordinador, y cuál es el estilo del grupo, es una situación recíproca. No nos
metimos mucho en esto porque hubiéramos tenido que ver las dos cosas, el tema
del grupo también, y ese no era nuestro objetivo.
115
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA APERTURA
Síntesis de un trabajo de Clara Jasiner
CARACTERIZACIÓN DE LA APERTURA
116
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EMERGENTES DE APERTURA
117
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
118
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
sabemos, se expresa a través de sus formaciones -los lapsus, los olvidos, los
chistes, los síntomas, los sueños, los actos fallidos- estructuradas en el marco de lo
que Freud llamó “proceso primario”. Las leyes que allí rigen -desplazamiento y
condensación- difieren de las de la lógica formal, propia del sistema
conciente-preconciente (proceso secundario).
La lectura del equipo, de acuerdo a esta discriminación, se centraría
fundamentalmente en el topos que llamamos preconciente, cuyos contenidos no
están en la conciencia pero son accesibles a ella. Tales contenidos, regidos por el
orden de la palabra, se ramifican hacia el inconsciente.
El objetivo del operador es inferir los múltiples sentidos implícitos en los signos de lo
manifiesto. Su escucha estará atenta a las mencionadas formaciones, lo insólito, las
contradicciones, las redundancias.
Toda una gama de elementos -el impacto de la clase teórica, la instalación del
dispositivo grupal, afectos y recuerdos que operan como restos diurnos- se
escenifican en la apertura. Desde una visión kleiniana podríamos decir que en la
apertura, en tanta situación de cambio, predominan ansiedades de tipo paranoide,
es decir, persecutorias. Esta ansiedad, en el marco del proceso de cada reunión,
transita hacia su posición antagónica configurándose una situación depresiva básica.
Los estímulos que impactan en cada integrante por vía de lo externo novedoso,
promueven movimientos de reacomodación en su mundo interno y en última
instancia en su identidad, lo que resulta exacerbado en la primera reunión del año.
La vivencia de desestructuración obliga a depositaciones múltiples y la báscula
ataque-pérdida se pone en marcha.
Ahora bien, la escenificación que se monta en la apertura tiene un doble propósito:
manifestar de algún modo el argumento del drama profundo, y promover al mismo
tiempo su ocultamiento.
Es el mayor o menor nivel de caos, de confusión, de ansiedad que se instala en la
apertura lo que nos remite a su acepción de vacío, de grieta, de agujero. El intento
por organizar esta situación es la resultante obligada.
Se juega en la apertura una disyuntiva: ¿qué hacer con la necesidad de posesión
perentoria del objeto y, en simultáneo, la necesariedad de renunciar a ella? A lo que
debemos agregar, en nuestros grupos de aprendizaje, la oscura identidad entre
sujeto y objeto.
Con frecuencia se compara la apertura con un laberinto. Se trata más de descifrarlo
y recorrerlo que de encontrar una salida. La única guía heurística válida es, como
primera medida, introducirse y perderse en él.
119
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Dice Anzieu: “Toda situación de grupo es vivida como realización imaginaria del
deseo, y al mismo tiempo como fuente de angustia. (...) Los sujetos humanos van a
los grupos de la misma manera que al dormir entran en el sueño. Desde el punto de
vista de la dinámica grupal el grupo es un sueño. (...) Bajo mil variantes en el curso
de la historia de las ideas, el grupo ha sido imaginado como ese lugar fabuloso en el
que todos los deseos eran satisfechos. (...) El grupo está idealizado como un
espacio de gratificación y de reparación de las frustraciones vinculares cotidianas.”
Afirma Pontalis: “Cuando nosotros hablamos del grupo con la carga afectiva que
hace pensar que cuando hablamos del grupo estamos nombrando con la palabra
grupo un objeto interno.”
Es en la apertura donde, por vía de una escenificación, se dramatiza el choque entre
el grupo interno, idealizado -grupo ilusión- y el grupo externo concreto. Es en el
interjuego ilusión-desilusión que tiene lugar el aprendizaje. El choque inicial puede
tanto estereotiparse como metabolizarse.
Los integrantes, que no son concientes de la confrontación que nos ocupa, ponen en
acto defensas muy primitivas.
-Hablan en subgrupos.
-Ariel: (entra tomando café y comiendo torta; se queda parado charlando con Juan;
Ariel intenta sentarse al lado de Rosalía, que está embarazada.
- Pedro: (a Juan, hablando del SIDA) Yo creo que ésta es una campaña de
imbecilización. ¿Será la Pantera Rosa que trae esa enfermedad?
120
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
- Pedro: Hace tiempo que se viene tratando esa pavada. Esto viene tapando otras
cosas. Es una pavada utilizada por la prensa.
- Pedro: (se para y reparte invitaciones para una reuníón a realizarse el viernes).
- Mirta: Yo estoy con vos, tampoco me siento integrada al grupo. No puedo traer los
temas para la reelaboración. Me produce malestar. Leo y releo cosas y no me ubico.
- Patricia: Nos reunimos y no me podía enganchar. Será porque no estuve con gente
grande. Tendré que pensar qué me pasa. Mis expectativa con respecto a la escuela
también cambiaron. Para sentir pertenencia habría que venir rnás de una vez por
semana. AI principio me iba mas completa ahora me voy más vacía.
121
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
- Clara: ¿Lo que dijo el docente es que si en un grupo no hay pertenencia porque no
hay cooperación?
...
Como se observa, el grupo no toma el tema de las ausencias de la coordinadora
-dos reuniones, por enfermedad-. Tales ausencias la ubican en su dimensión de ser
humano al que le pasan cosas más allá de la función. En alguna medida esto
conecta con la propia carencia, hasta con la propia orfandad. Por otra parte, la
mutua representación interna está lejos de haberse constituido.
En el momento de la crónica expuesta, la ilusión grupal está en vías de
desarticularse. Notamos un intento -fallido- de intercambiar con el otro, de
recomponer la ilusión grupal mediante el trámite, por ejemplo, de reunirse afuera o
de repartir una invitación.
La negación de la ausencia de la coordinadora configura un emergente por omisión,
tendiente a restañar una carencia obvia. Al mismo tiempo se manifiestan fantasías
(“Una reunión semanal es poco”).
Se detectan temores al contacto con el otro, vivido a la vez como necesario y como
peligroso: Rosalía no permite que Ariel se siente junto a ella.
La apertura llega hasta la intervención de Beatriz, donde el grupo se entuba hacia un
tema predominante.
Uno de los emergentes claros de apertura es el intercambio entre Juan y Pedro a
propósito del SIDA. La frase “Yo creo que es una campaña de imbecilización”
coagula una buena cuota de condensación ya que convergen en ella varias cadenas
asociativas que luego son retomadas. Podríamos preguntarnos si la negación de las
diferencias, la obliteración de las carencias, la puesta de distancias entre un
integrante y otro, no configuran el fundamento de “una campaña de imbecilización”.
También encontramos ciertos desplazamientos, por caso hablar de “lo que le pasó a
Rock Hudson” en lugar de lo que obligó a la coordinadora a faltar.
122
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Gladys Adamson
PRESENTACIÓN
123
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
124
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
METODOLOGÍA
ESQUEMA DE LA HIPÓTESIS
PRIMERA FASE
Grupo: “Yo no soy vos”. Defensa de la individualidad. Modelo oral: chupo y escupo.
Mito del autoabastecimiento individual o del “self made man”.
Coordinador: “No sos como nosotros”. Reclamos y hostilidad con el Coordinador.
Presencia de Objetos Transicionales. Mito del autoabastecimiento Grupal.
Clase: Grupo versus Clase. “El Objeto de Conocimiento se sitúa casi como un
enemigo del sujeto”.
125
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
SEGUNDA FASE
Grupo: “Yo soy vos”. El Grupo tiende a uniformara a todos sus miembros. Se
eliminan todas las diferencias. Mito de la uniformidad.
Coordinador: “El Coordinador es uno de los, nuestros”. Luego de la hostilidad el
Grupo tiende a uniformar al Coordinador también. Si lo logra establemente desarrolla
el “Mito del mejor Grupo” o “del Grupo Excepcional”.
Clase: “Grupo = Clase”. El Grupo no tiene sino que es la clase. Momento de
“antropomorfización” de los conceptos. Momento de Dramatización.
TERCERA FASE
Grupo: “Yo soy como vos”. Vínculo que implica reconocer la diferencia en la
semejanza, permite la empatía y la discriminación.
Coordinador: “El Coordinador está con nosotros”. Se resignifica la función del rol de
Coordinador: su silencio es libertad para el Grupo, esperan su intervención desde su
lugar.
Clase: Fase de Pertinencia: Interés manifiesto por el nivel conceptual de la clase. El
nivel dinámico latente permanece motivando e impulsando dichos intereses.
Es necesario aclarar, aunque sea esquemáticamente también, que no se da una
secuencia tan puntual en la realidad del devenir grupal. En un Grupo que se inicia,
estas tres Fases son cronológicas, aunque la elaboración de cada nivel
(Grupo-Coordinador-Clase) no se da simultáneamente. Por ejemplo, la máxima
exclusión del Coordinador (1° Fase en el nivel Grupo-Coordinador) se da cuando el
Grupo está “uniformado”. (2° Fase del Nivel Grupal).
Además estas Fases pueden interrelacíonarse. Por ejemplo cuando hay un cambio
en la temática de las clases, digamos que se pasa del ámbito Sociodinámico
(Grupal) al Institucional. Puede darse que el Grupo trabaje la clase pero con un
cierto estilo “individualista”. Frente al tema nuevo (y al consiguiente incremento de
las ansiedades) cada integrante o subgrupo fragmenta el Objeto de Conocimiento y
lo trae a su manera. Como una reactualización de la Fase “Yo no soy vos” que en
función del nivel alcanzado en la relación con la Clase, queda transformado en “Yo
no opino como vos”.
126
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
127
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El Grupo como tal, más allá de las consignas que encuadran la experiencia
(consignas que no pueden ser comprendidas en un primer momento justamente por
el impacto del Grupo), representa un monto de estímulo muy elevado para los
individuos que lo componen. El Grupo implica para cada integrante un planteo:
“conformar una unidad con otro u otros”. Una unidad que trascienda su
individualidad. Esta propuesta como desencadenante reactualiza los vínculos
internos signados por esta misma cualidad.
Cada integrante se remite a los vínculos producto de pretéritas experiencias de
íntimas uniones afectivas (de amor y de odio): pareja, hermanos, hasta llegar a la
máxima experiencia de conformación de una unidad con otros: la vida intrauterina.
La propuesta de integración a un Grupo produce una profunda, regresión. Nos sitúa
en el escenario apto para reproducir el lugar de nuestro origen. La fantasía de
aglutinación, de pérdida de la identidad, es el temor a regresar a este nivel
intrauterino. Esta hipótesis puede parecer extrema pero creo que no debemos,
subestimar la intensidad afectiva (elevación de los niveles de ansiedad) de los
primeros momentos de un grupo.
Ha sido señalado ya el temor a la aglutinación, a la indiscriminación que sufre el
individuo al integrar un grupo, desconocido y sin normas a seguir (Hay una consigna
pero ésta da un amplio margen a la iniciativa personal o grupal). Creemos que la
incertidumbre y el temor a lo desconocido es a la vez temor a algo viejo y “conocido”
(desconocido por inconsciente): el vínculo intrauterino y no solamente temido .sino
128
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
129
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
130
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
131
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
En esta fase hay una síntesis de las dos anteriores. Está negada la primera
negación y superada. La premisa es “Yo soy como vos”. Esto implica reconocer la
diferencia en la semejanza. 'Poder instrumentar la identificación proyectiva como
capacidad de empatía con el otro. Es el momento en que no hay mito grupal. Hay
vínculos discriminados. Prima una relación objetiva con el otro y no imaginaria. Si
hay discriminación hay reconocimiento de los límites propios y del otro.
Es el reconocimiento de los integrantes del Grupo que necesitan conservar su
identidad pero al mismo tiempo necesitan perder su individualidad para crear la
identidad grupal.
Este momento permite definir a los dos momentos anteriores como eminentemente
transferenciales. Lo transferencial determinaba una distancia entre la situación real
del Grupo y la fantaseada por sus miembros. Distancia que aquí casi se pierde. La
fantasía está puesta al servicio de la empatía. En esta Tercera Fase hay un menor
monto de ansiedades (tanto de pérdida como de ataque), lo que permite que el
Objeto de Conocimiento se haga penetrable.
132
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1) Primera fase: “No sos como nosotros” y el Mito del autoabastecimiento Grupal
133
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Coordinador. Como si le dijeran “no queremos saber nada con lo que vos nos
propones”.
El Coordinador tiende a ser excluido por el Grupo, por eso, de mantenerse esta
Fase, se estructuraría el Mito del autoabastecimiento Grupal. Del monólogo paralelo
y los malos entendidos con el Coordinador, pasan a su prescindencia.
Contratransferencialmente es una Fase muy dolorosa para el coordinador.
Existe otro hecho importante, la intensa ambivalencia que despierta la figura del
Coordinador que en este primer momento funciona como Objeto parcial
(idealizadamente bueno o idealizadamente malo), no puede ser vivido por el Grupo
directamente con el Coordinador. Su tendencia es a desplazar estos aspectos
fantaseados sobre integrantes del mismo grupo y a elaborar con ellos el vínculo
idealizado (en términos positivos o negativos) que tienen con su líder formal. O sea
que uno de los integrantes del Grupo se ofrece como objeto intermediario, Objeto
Transicional entre la fantasía que el Grupo tiene del Coordinador y el Coordinador
como figura objetiva.
L. Grinberg, M. Langer y E. Rodrigué hablan del Líder Inicial conceptualizándolo en
función de su verticalidad fundamentalmente. La Escuela Americana no
Psicoanalítica (discípulos de Kurt Lewin) como por ejemplo Roy M. Whitman y
Leland P. Bradford, privilegian también en los inicios de un Grupo la “relación con la
autoridad” y el “conflicto de dependencia-contradependencia” que se plantea entre el
Grupo y el instructor
Pensamos que es posible tomar el concepto de Líder Inicial y relacionarlo con lo que
postula Pichon-Rivière: que aspectos del vínculo con el Líder Formal son
desplazados a miembros del Grupo (unión líder-chivo emisario, por ejemplo).
Remitiéndonos al material de la Experiencia Acumulativa que contiene toda la
secuencia grupal, podemos afirmar que el Grupo revive (y elabora) con el que
emerge como líder del grupo, aspectos del vínculo que el Grupo vive con el
Coordinador. Aparece como una estrategia inconsciente para preservar la estructura
grupal y al mismo tiempo asimilar a la figura del Coordinador y todo lo que él
representa.
El líder que ha sido elegido como Objeto Transicional se comporta con sus,
compañeros como supone imaginariamente que lo haría el Coordinador (interpreta,
los crítica, les remarca que los está observando etc.) En el interjuego vincular de
aceptación y oposición (mecanismos de introyección y proyección) el Grupo va
integrando y volviendo orgánico a su estructura al Coordinador (que como “diferente”
despierta rechazo en un primer momento).
134
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El líder del Grupo que funciona como Objeto Transicional se manifiesta más
claramente con el aspecto idealizadamente malo del vínculo con el Coordinador,
pero también, pueden desplazarse los aspectos idealizadamente buenos. Aparece
así un integrante que representa la imagen de una madre nutricia omnipotente.
La función o rol de Objeto Transicional en el Grupo puede rotar entre varios
integrantes del Grupo.
Una vez elaborado el vínculo idealizado con el Coordinador y cuando éste puede ser
visualizado como Objeto total, el Grupo se dirige en forma manifiesta a él
generalmente en términos tales como: “al principio me caíste antipática pero ahora
me doy cuenta que era necesario en ese momento”.
2) Segunda Fase: “El Coordinador es uno de los nuestros” y el Mito del “mejor
Grupo o del Grupo Excepcional”.
135
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Esta tercera Fase implica una superación y síntesis de las dos anteriores. El
Coordinador es integrado al Grupo con su rol diferenciado. Forma parte de la
estructura grupal pero el Grupo espera de él, aportes desde su lugar (su distancia
con el Grupo le permite percibir y explicitar lo que los integrantes sólo pueden vivir).
El Grupo resignifica en este momento las actitudes del Coordinador. Lo que en un
primer momento era un silencio egoísta (de un líder que no ayudaba, no daba nada
al Grupo etc.) en este momento les otorga libertad. El silencio del Coordinador les
permite asumir un rol activo en el proceso de aprendizaje. Con esto, el Coordinador
está modificando los modelos internalizados de las figuras de autoridad de los
integrantes del Grupo ya que aparece como un líder distinto, que les solicita ser
libres y autónomos. Esto les permite iniciar una revisión de sus marcos referenciales
anteriores que han quedado comprometidos con figuras de modelos de autoridad
internalizados.
El Coordinador incorporado como líder democrático, permite al Grupo una
evaluación y comparación del ECRO Planteado por Pichon-Rivière con los
esquemas normativos anteriores que poseen. Esta evaluación no se da sólo en un
nivel racional intelectual, sino que resuena también en la afectividad. Se observa así,
una modificación superyoica en los integrantes del grupo.
III) CLASE
136
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
137
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Llega un momento en el Grupo en que hay una clara inclinación e interés hacia los
temas de la clase. Curiosidad que supera la postura memorística del aprendizaje
tradicional. El retrabajo de la clase recibida tiende a generar una postura crítica y
evaluativa de los propios marcos referenciales. Postura critica que revierte
enriquecedoramente sobre los mismos conceptos aprendidos.
La comunicación en esta Fase es amplia y de diferentes niveles “el pensamiento que
funciona en el Grupo va desde el pensar vulgar o común hacia el pensamiento
científico resolviendo las aparentes contradicciones y estableciéndose una
secuencia o continuidad genética y dinámica entre uno y otro” Pichon-Rivière postula
que el objetivo de los Grupos Operativos es aprender a pensar o el desarrollo de un
pensamiento creador.
El nivel latente no desaparece en este momento grupal. A veces en forma más clara
y otras más difusa, es posible detectar por qué se ha privilegiado un tema de la clase
y no otros. Esta selección tiene que ver con la historia y lo situacional del Grupo. El
nivel dinámico latente del Grupo hace las veces de “motor” que promueve la
búsqueda instrumental de los conceptos de la clase. Por ejemplo si hay un conflicto
de competencia en un Grupo, van a estar predispuestos a tomar de la clase todos
aquellos conceptos que colaboren a la comprensión y elaboración de dicha
situación. Por ejemplo vínculos agresivos; roles suplementarios, liderazgos
autocráticos, etc., pero el Grupo elabora esta situación grupal a través de lo
conceptual sin hablar de sus integrantes ni de por qué se pelean o compiten etc.,
(como lo harían en la Segunda Fase). La situación dinámica latente es generadora
del interés que es “gastado” en el esfuerzo de compresión conceptual. Por supuesto
si el conflicto es muy intenso se puede transformar en un Obstáculo que será
necesario abordar y resolver.
En síntesis el Grupo está en un momento de Pertinencia, pero por debajo del nivel
conceptual hallamos siempre la necesidad que motoriza esta relación con el Objeto
de Conocimiento.
138
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Aclaración: Estas tres Fases dialécticas de: 1) Distancia hostil con el Grupo el
Coordinador (y todo lo que éste representa) y el Objeto de Conocimiento; 2)
Homogeneización del Grupo, el Coordinador y antropomorfización de la clase; 3)
Distancia óptima con el Grupo, el Coordinador y trabajo conceptual, pueden
alternarse o repetirse como secuencia cuando hay un cambio de tema de la clase.
Pichon nos señala esto en “Aplicaciones de la Psicoterapia de Grupo”: “el impacto
de esa primera clase creo una situación de resistencia en ellos hasta que poco a
poco fue fragmentado ese Objeto de Conocimiento y compartido de nuevo.
Periódicamente entonces cada vez que se penetraba en una serie de conocimientos,
se producía la misma situación”.
139
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Victoria Lifac
140
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
cuales lo mirara. La realidad no iba a ser entonces la misma, ni iba a tener la misma
significación para diferentes personas.
Habíamos visto también, algunas características que tenía la fantasía, la definición
de fantasía: una escena en la que se encuentra presente el sujeto. En esta escena,
que es una escena imaginaria, lo que se produce o lo que se tiende a producir es la
realización de un deseo. Es distinto hablar de la realización de un deseo que de la
satisfacción de un deseo. El deseo tiende a expresarse en la fantasía, tiende a
satisfacerse en la fantasía, pero no logrará esta satisfacción. Igual que en el sueño,
en la fantasía, el deseo queda parcialmente satisfecho, hay una parte de ese deseo
que no se puede satisfacer nunca, y que es precisamente lo que mantiene el
movimiento, lo que sigue manteniendo en movimiento, la producción de nuevas
fantasías, de nuevos sueños, o de nuevos actos psíquicos.
La primera idea sería que una persona, en su conciencia, podría decir “esto yo no lo
deseo, en realidad a esto yo le temo”, esto puesto en otro lugar de su aparto
psíquico, lo que no es deseable o es temible por una parte del sistema -por nuestra
conciencia- podría ser objeto de deseo de otra parte del aparato psíquico.
A: ¿Qué diferencia hay entre fantasía y pensamiento?
La definición que dimos nosotros recién de fantasía ya marca alguna diferencia, aún
cuando la fantasía es una manera de pensar, es un tipo de pensamiento. En este
sentido, vale la pena aclarar que el pensamiento no es exclusivamente el
pensamiento lógico, justamente una de las cosas revolucionarias del psicoanálisis,
fue darle estatuto de pensamiento a ese proceso primario al que recién aludimos. La
condensación y el desplazamiento son una forma de pensamiento, así como el
pensamiento lógico es otra forma de pensamiento. Son dos formas diferenciadas y
diseminadas de pensamiento, esto se une a una concepción anterior, donde el
pensamiento consciente es pensamiento, y los procesos del inconsciente, en tanto
respecto de lo consciente, aparecen desorganizados y desestructurados, no son
pensamiento. El psicoanálisis encuentra que en este pensamiento inconsciente hay
una organización, hay una estructura y hay una lógica propia, que es diferente de la
del aparato de la percepción y la conciencia. El funcionamiento del inconsciente es
mucho más importante en magnitud, en el monto de nuestros pensamientos. Los
pensamientos conscientes son una pequeña parte de los pensamientos que
acontecen, y que el pensamiento inconsciente está permanentemente funcionando,
en tanto que el pensamiento consciente es un momento puntual del funcionamiento
de nuestro aparato psíquico. Efectivamente la fantasía es una forma de
pensamiento, ahora, no todo pensamiento es una fantasía.
141
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
142
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ha hecho. Klein habla de fantasía con “f” y con “ph” para discriminar la fantasía
consciente de la inconsciente.
A: ¿Cuál sería la relación de fantasía con la transferencia?
Vamos a pensar como más central, y de este modo derivaríamos en tu pregunta,
cuál sería la relación de la fantasía con el deseo. La fantasía sería aquella situación
que permite un despliegue, una puesta en funcionamiento, de un deseo, en última
instancia, inconsciente.
Antes de seguir, quisiera retomar la pregunta de la compañera, de en qué medida
algo no deseable es deseable. El ejemplo de los sueños de muerte de personas
queridas, son sueños típicos -hay un trabajo de Freud que ustedes pueden leer, está
en “La Interpretación de los Sueños”-. Freud apunta a encontrar un sostén en su
teoría onírica, que dice que en los sueños se realiza un deseo, aún en los sueños de
muerte de personas queridas. Uno de los ejemplos que aparecen allí, es que este
sueño lo sueña una persona que, habiéndose enterado de la teoría de Freud acerca
de los sueños, discute esta teoría y cuestiona esto de que todos los sueños son
realizaciones de deseo, planteando que no es posible esto, sueña con la muerte de
una persona querida. Va y le dice a Freud que ha soñado con la muerte de una
persona querida, que su teoría sobre los sueños, entonces, falla.
Lo que Freud muestra en este artículo, es que todo este mismo sueño era una
realización de deseo, no de que se muera la persona, sino de contradecir la teoría
de la realización de deseo onírica. Ese era el deseo que estaba jugándose en ese
sueño.
Justamente, aquello en lo que la conciencia puede poner énfasis, en realidad,
pensado a través de los procesos primarios, cobra otra dimensión, y quien se muere
en el sueño, puede no ser la persona querida, por ejemplo, o toda la situación del
sueño puede producir, a pesar del displacer que produce la muerte de una persona
querida, puede estar satisfaciéndose un deseo, por ejemplo, otro sueño que Freud
cuenta allí, la persona había soñado que si moría Fulano, seguramente ella iría a su
funeral, alguien que esa persona quería ver hace mucho tiempo, y el sueño lo que
expresa es esto: “yo quisiera verme con esa persona”, el sueño despliega ese
deseo, y esto no quiere decir que esa persona quiere que muera Fulano, sino que
esa otra situación queda subordinada a otra satisfacción.
Ahora, no toda fantasía es una realización de deseo. Tendríamos que ponernos de
acuerdo en qué entendemos por fantasía, si es cualquier pensamiento, habría que
distinguir bien el criterio para considerar a algo como fantasía. La fantasía tiene este
estatuto solamente si allí está operando la realización de un deseo. Esta es la
definición de fantasía.
143
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
144
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Apuntando a las fantasías que subyacen a un grupo, sean conocidas o no, esto no
implica que pensemos que las fantasías tiene que dejar de existir, y que el grupo
entonces pueda tener un desempeño más racional, y pensar que ese desempeño
racional sea mejor. ¿Podemos pensar que las fantasías desaparezcan? Esto es
imposible, una fantasía da lugar a otra y a otra, y esa actividad de producir fantasías
es una actividad incesante; por lo tanto, no es esperable de una persona o de un
grupo que dejen de tener fantasías. Entender las fantasías como aquello que sólo
hace obstáculo, que es el problema que hay que eliminar, no sería la mejor manera
de pensar esta temática. La fantasmática que circula entre los miembros de un
grupo, es aquello que simultáneamente reúne el grupo, aquello que da al grupo su
entidad de grupo, el hecho de que haya algo que se mueva entre esas
individualidades, algo que circule entre ellos, es lo que da las posibilidades al grupo
de actuar, y es lo que simultáneamente en algunos momentos hace obstáculo a la
actividad del grupo. Simultáneamente las dos cosas están presentes. Hay fantasías
que son menos propiciadoras de la actividad, es decir, paralizantes, pero no toda
fantasía es un obstáculo, al contrario.
La fantasía de que esto que hay allí, desde el inicio, es un grupo, de que hay un
conocimiento, la fantasía originadora de cualquier grupo, sea la que sea, es aquella
que permite al grupo estructurarse como grupo. De no estar presente esta fantasía,
que en cada caso es diferente, no habría allí más que una serie de personas.
A: ¿Pero allí se trata de una fantasía o de una ilusión?
Es una ilusión grupal, pero que tiene un determinado texto, que tiene un
determinado argumento, allí hay algo que pasa, que se puede llevar a palabras.
A: ¿Esa fantasía, o ilusión, serviría para disminuir la ansiedad?
Hay fantasías que pueden bajar la ansiedad del grupo, y hay fantasías que pueden
aumentarlas. Justamente, voy a aprovechar para decirles que el lugar que para
nosotros debe tener la fantasía en la lectura de un grupo, es aquello que da lugar a
las ansiedades. Detrás de una ansiedad, siempre vamos a encontrar una fantasía,
aquello que origina la ansiedad depresiva, o la ansiedad paranoide, siempre va a ser
una fantasía. Apuntar a la ansiedad, sin explicitar, sin poner en palabras cuál es la
fantasía, no es completo. La ansiedad solamente disminuye, cuando algo de la
fantasía que la está sosteniendo se modifica.
A: Quería saber en esa fantasía de grupo, ¿cuál sería el deseo?
Múltiples. Una de las cosas que por ejemplo, -les voy a traer casos que trata Anzieu
en “El grupo y el inconsciente”- se da, es que el grupo mismo por su entidad, por el
hecho de ser un grupo, implica la satisfacción de determinados deseos, que tienen
que ver con fantasías originarias.
145
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Él plantea que más allá de los deseos que se satisfacen en un grupo, que son
múltiples, hay algunos que son generales, y que por el hecho mismo de la existencia
de un grupo, se satisfacen. Uno es la idea de que se puede conocer, que se puede
aprender y saber, que es uno de los elementos que originan las fantasías originarias.
Ustedes saben que estas fantasías se estructuran en base a preguntas acerca del
origen, del origen de la propia vida, del origen del sexo, del origen del propio linaje.
El hecho de participar en un grupo de aprendizaje, desde ya viene a satisfacer ese
deseo que está significado, en última instancia, como un saber acerca de uno
mismo. Sobre todo, cuando se trata de campos ligados a lo psicológico, aunque
también se da en todos los campos. Estudiar matemática también se conecta con
una curiosidad, pero que si no se origina respecto de uno mismo, muy difícilmente
se origine respecto de otras cosas.
El hecho de que un grupo pueda vivirse como un lugar en donde nuestros propios
deseos van a ser satisfechos, de una manera casi inmediata, que el resto del grupo
va a funcionar como un contenedor de mi propia ansiedad, que va a tender a
completar al individuo en aquello que le falta, esto también puede ser leído en
términos del propio deseo, y es una fantasía que podría tener que ver con volver a la
vida intrauterina. Anzieu dice y comenta expresiones como “en el seno del grupo”, la
forma circular en que se distribuyen los miembros, remiten a este deseo que da
lugar a una fantasía. Hay una fantasía de cómo sería la vida intrauterina, que no
tiene que ver con la realidad, sino con la búsqueda de algo perdido, de algo que
significa estar sin una falta que origine justamente todo el movimiento del deseo, con
todas las necesidades o los deseos satisfechos, aún antes de presentarse, ésta
sería la situación in útero, no hay que buscar el objeto de la satisfacción, no hay
distancia entre el objeto satisfacción y el sujeto, está allí, la satisfacción no está
mediatizada, sino que está incluida en la situación, aun antes de presentarse la falta,
la completud se hace presente. Estas cuestiones, pensadas en relación a los
grupos, nos suena familiar ¿no? Sería lo que un ideal de grupo proveería, y muchas
veces las distancias de un grupo se miden con respecto a este ideal de satisfacción.
Justamente, la tesis de Anzieu es que el grupo es un lugar de satisfacción de
deseos, ésta es su tesis central, en la que el trabaja en su libro “El grupo y el
inconsciente”, que las personas entran a un grupo de una manera similar a como se
entra en un sueño, y que hay semejanzas de estructura entre el grupo y el sueño,
que autorizan a decir que hay una equivalencia entre sueño y grupo en lo que hace
a la realización de deseos. Las personas realizan deseos en el sueño, y en el grupo,
dice Anzieu.
A: Si el grupo te deja...
146
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
147
CRITERIOS DE SALUD Y ENFERMEDAD
INTRODUCCIÓN
El título del presente apunte tiene por objetivo echar una mirada crítica sobre las
ideas en boga respecto a lo sano y lo patológico, lo normal y lo anormal, lo bueno y
lo malo. Más aún, cuestionarnos respecto de quién dice qué es la salud y qué es la
enfermedad, por dónde pasa su frontera.
Según Cooper, antipsiquiatra inglés que trabaja en la línea de Laing, afirma que el
campo de definición respecto de la salud y la locura es tan confuso que quienes se
aventuran en él están completamente aterrorizados por los indicios que podrían
encontrar no solamente en los otros sino en ellos mismos, que uno debe
considerar seriamente la idea de abandonar el proyecto a tiempo.
Pero el camino no parece ser ese sino el de buscar creativamente criterios de salud
y enfermedad -ya que algún criterio debe haber-, y hacerlo críticamente.
Para comenzar diremos que el criterio de lo sano está ligado a la idea de hombre,
de sujeto. Y como la concepción de lo que es un sujeto, y el sujeto en sí, han ido
cambiando a lo largo de las épocas, resulta imposible definir a éste de un modo
absoluto y categórico sin, al menos, una tarea previa de contextualización.
Quien pretenda definir salud y enfermedad lo hará son duda desde un cierto
posicionamiento. En función de ello habrá una cuota de subjetividad y hasta un
sesgo ideológico en esa definición, lo que, como es obvio, la alejará de la
objetividad que se pretende cuando de definiciones se trata.
La cuestión es, pues, tener alguna claridad respecto de dicho posicionamiento y
abandonar la idea de lo absoluto. Y en este sentido, ya no se trata de conceptos
emanados desde la ciencia que podrían gustarnos o no, sino de un análisis crítico
donde campea la polémica, la discusión. Vamos a enfocar un tema donde
predominan el “según”, el “depende”.
En un primer intento apuntaremos a situar el campo y plantear la problemática para
esa discusión. Y si de campo se trata, diremos que la salud o la enfermedad de la
que hablaremos remite al orden de lo psíquico, a salud o enfermedad mentales, es
decir, no orgánicas.
Existe, para comenzar, un medio social dentro del cual estos criterios cobran
sentido. Desde la topología de los conjuntos diríamos que lo macro es lo social.
Dentro de ese medio hay ciertos modelos relacionados con lo que podríamos definir
como “el orden médico”, donde rigen los criterios de la medicina como ciencia de la
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1. El estadístico
2. El valorativo
3. El clínico
Cada uno de estos criterios ofrece sus dificultades, ninguno cierra del todo.
149
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1. EL CRITERIO ESTADÍSTICO
Campana de Gauss
Número de habitantes
Pautas de conducta
150
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
2. EL CRITERIO VALORATIVO
3. EL CRITERIO CLÍNICO
151
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
este puente es como el negativo del discurso político corriente. La locura dice en
sus manifestaciones lo que no se puede decir en el discurso común.”
Desocultar esto lleva a plantearse que más que interpretar y cuestionar los criterios
de salud dentro del sistema es preciso cuestionar el sistema que crea estos
criterios. Para ello nos vamos a encontrar con dos grandes problemáticas; por un
lado, la problemática del poder, y por otro, la de la verdad, ambas intrínsecamente
ligadas a las instancias de la salud y la enfermedad.
Según Michel Foucault, en todo sistema de poder hay ciertas verdades y ciertos
saberes, y todo saber tiene alguna relación con el poder. Galileo, por caso, tenía
una verdad: “la Tierra se mueve”, pero no tenía el poder para imponer esta verdad.
Recordemos aquella frase “por algo será” o “algo habrá hecho”, cuando en la época
del Proceso hacían desaparecer a la gente. No se trataba allí de la verdad sino del
poder que imponía la verdad en esas frases.
Hay, como vemos, una cierta relación entre poder y verdad: todo poder tiene su
verdad y la verdad tiene su poder. Analizaremos ahora cómo se articula el poder con
la construcción de los criterios de salud y enfermedad.
Comenzaremos por decir que hasta principios de siglo no había una explicación
científica que diera cuenta de las enfermedades mentales no orgánicas. El propio
Freud se veía impedido de explicar la parálisis histérica desde el momento en que
no había en sus pacientes daño somático. Tampoco podía explicar el ritual obsesivo:
no había allí anomalía somática alguna pero una determinada conducta se imponía
con toda su presencia.
Todo el orden psiquiátrico se origina en función de la necesidad de dar cuenta de
lo enfermo, o de lo no sano. Según Foucault el médico psiquiatra aparece como
funcionario de un orden social tratando, justamente, de reparar desórdenes; desde
esta óptica la función del psiquiatra, en los orígenes al menos, es de higiene pública.
Se trata, pues, de restaurar cierto orden social, de restablecer la fuerza de trabajo,
de importancia capital, ya que la enfermedad mental aleja al sujeto de su destino
productivo. Otro tanto sucede con la faz reproductiva del sujeto.
En plena revolución industrial el loco estaba asociado al vago, loco era quien no
trabajaba, quien no cumplía con el precepto protestante de servir a Dios por la vía
del trabajo.
Notemos aquí la diferencia entre una enfermedad orgánica cualquiera y la locura:
alguien puede padecer, por caso, una hepatitis, pero la locura hace emerger otra
categoría, la locura pasa a definirlo al sujeto como totalidad. En un caso decimos
“está enfermo de”, en el otro “es un anormal”, más allá que se trate de dos
modalidades de anormalidad.
152
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA ADAPTACIÓN
153
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
154
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
una seria incidencia del sistema a propósito de los temas a investigar: todo
cuestionamiento de sus bases es desechado, como se ve en los congresos, en los
concursos y en las publicaciones, donde hay todo un trabajo de selección y censura.
Las organizaciones retiran su apoyo a los investigadores que muestran este sesgo,
especialmente los laboratorios medicinales cuyos psicofármacos son parte del
andamiaje de soporte del sistema.
De este modo se intenta impedir que se devele la causalidad estructural que da
cuenta de la enfermedad mental. Rige, pues, la interdicción de cuestionar la
arquitectura misma del sistema.
Khalil Gribán, en “El Profeta”, dice: “Uno de los más viejos de la ciudad dijo:
-Háblanos de lo bueno y de lo malo. Y él respondió: -Puedo hablar de lo bueno que
existe en vosotros, no de lo malo, porque ¿qué es lo malo sino lo bueno torturado
por su propio hambre y su propia sed? En verdad, cuando lo bueno está hambriento
busca alimento, incluso en tabernas oscuras, y cuando está sediento, bebe hasta de
las aguas estancadas. Sois buenos cuando sois uno con vosotros mismos; sin
embargo, cuando no lo sois no sois malos; porque una cosa desunida no es una
guarida de ladrones, sólo es una cosa desunida”.
Cuando hablamos de salud y enfermedad nos estamos refiriendo a una condición
del sujeto como unidad. Esta aclaración es pertinente desde el momento en que con
frecuencia nos preguntamos si existen las instituciones, las sociedades, los grupos
enfermos. En este sentido resulta útil recordar una afirmación de Pichon: estamos
inmersos en una sociedad morbígena, es decir, una sociedad que genera
enfermedad.
No existe un aparato psíquico grupal, como no existe una historia infantil atribuible a
una institución o una comunidad, pero un medio social puede ser categorizado como
enfermante en la medida en que propicia el deterioro mental del individuo o la
detención de su proceso de aprendizaje, o saludable si propende hacia lo contrario.
VERDAD Y SABER
Como se ha dicho, salud y enfermedad son conceptos prima facie ligados al orden
médico. Esto nos conecta con el modelo que la Medicina -y la Psiquiatría como
una de sus ramas- toma como objeto de estudio. Aclaremos que no vamos a hablar
de tal o cual médico, sino del sistema formativo, de la superestructura que desde la
Medicina preexiste a todo profesional.
155
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
156
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
157
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA SUBJETIVIDAD
158
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LO OBJETIVO
CUERPO MÉDICO ENFERMEDAD
LO SUBJETIVO
MÉDICO PACIENTE
portó muy bien”. Podemos escuchar “¿qué te duele?”, pero no “¿qué sentís?”.
Estamos, pues, hablando de dos discursos: uno, natural-biológico, el otro,
humano-lingüístico.
El primero, el natural-biológico, sostendría un criterio de lo hereditario, lo genético, lo
invariante, lo inmóvil. El otro, remite al lenguaje, al sujeto, al inconsciente; pero el
inconsciente, ¿dónde está? En realidad, en ningún lado, pero aparecen sus
manifestaciones en los actos fallidos, en los lapsus, en los chistes, en los sueños,
pero también en los distintos síntomas, en la angustia del que sufre.
Algo sucede a quien manifiesta estas cosas, y en esa medida algo aparece
mostrado -formación de compromiso- y otro algo ocultado. Y entre ambas cosas, el
deseo. En el proceso primario -propio del inconsciente- aparecen dos formas de
entendimiento psíquico: la condensación y el desplazamiento. Se trata de formas
que se vinculan a la no negación, a la contradicción.
Frente a una parálisis conversiva, por caso, el discurso natural-biológico buscaría la
conexión disfuncional para restablecerla. Pero eso no solucionaría el problema. Es
allí donde el psicoanálisis va a decir otra cosa, va a afirmar que se trata de otra
verdad jugada, una verdad subjetiva, del sujeto, una verdad que está ligada a su
deseo.
Y trabajo mediante, esa verdad podrá luego explicar adecuadamente esa parálisis.
El síntoma podrá entonces ser leído y en esa medida cobrará sentido.
Por esta vía podrá establecerse entre ese sujeto y su síntoma una relación que, a
diferencia de lo que ocurre con el discurso médico tradicional donde todos los
pacientes son iguales, será absolutamente singular.
159
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Estamos, pues, hablando de una clínica de lo específico y por lo tanto hay allí una
instancia artesanal. Como afirma Jacques Alain-Miller, sucesor de Lacan, a lo largo
de la jornada el analista podrá sumar sus honorarios, pero no sus pacientes; éstos
tomarán sus sesiones uno tras otro en una sucesión de singularidades, en un
proceso donde priva lo “unario”, uno y otro y otro, todos diferentes y cada uno con un
juego de signos propio.
El síntoma, en tanto signo que “quiere decir algo”, es lo que se manifiesta en la
enfermedad. Es en base a esto que, tiempo atrás, se afirmaba: la salud es el
silencio de los órganos. Habría que decir “el silencio y la funcionalidad de los
órganos”.
Desde el punto de vista ideológico, la diferencia es notable: el médico se coloca en
el lugar del saber; el Orden Médico es el que sabe. Lo cual, dentro de esa lógica, es
coherente: sabe que tal síntoma tiene tal causa para todos. En cambio el
psicoanalista no sabe nada acerca de lo que le pasa al paciente. En el marco de un
tratamiento psicoanalítico es el paciente el que sabe, pero no sabe que sabe. La
función del terapeuta es ayudarle a encontrar ese saber, y por eso se ha dicho que
el analista es el partero de los cambios: en tanto tal no genera al “hijo”, al producto,
pero contribuye a su alumbramiento.
La frase “sujeto supuesto al saber” no debe confundirnos: ese saber es supuesto, y
es lícito que en una etapa le sea atribuido al analista. Dice Lacan: “el psicoanálisis
es el arte del conferir”. De lo que sí sabe el analista es de psicoanálisis. Del mismo
modo ocurre con el coordinador de grupos: sabe de Psicología Social, conoce las
técnicas de coordinación, pero nada sabe acerca de ese grupo.
Al rechazar lo subjetivo el médico se queda sin acceso a la enfermedad, un acceso
situado en un camino específico: el discurso de ese sujeto. Es en ese discurso
donde encontraremos las verdades y los saberes a que estamos haciendo
referencia.
Es en este punto donde Freud hace un viraje histórico. A partir de que alguien sufre,
nos encontramos con sus contradicciones, con sus conflictos, donde el deseo es
puesto en juego. Cuando Freud postula “hacer conciente lo inconsciente” alude a la
construcción de un puente conectivo entre instancias que son desconocidas para el
individuo y que pugnan por prevalecer.
Hagamos una analogía: supongamos que las partes del conflicto son x e y. El
sujeto se inclina por hacer x pero y se lo impide; para colmo ignora la existencia de
y, pese a que está en alguna parte de su psiquismo. Esta “ignorancia” -un saber del
que no se sabe- remite a la imagen de dos personas que intentan comunicarse sin
éxito porque hablan lenguas diferentes.
160
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La misión del analista, en este caso, no es resolver el problema sino habilitar una
vía de comunicación, un nexo, entre x e y. Cuando dice a su paciente “asocie
libremente”, lo está invitando a desplegar un discurso donde el saber buscado
habita.
Aquí encontramos la diferencia entre psicoanálisis y confesión: cuando alguien se
confiesa, dice lo que sabe -lo que sabe que sabe. Alguna culpa a propósito de lo que
expresa queda diluida en el seno social Institución Iglesia de por medio. No hay allí
producción alguna.
En el psicoanálisis la culpa, una vez localizada, debe ser elaborada. Pero además,
hay una producción concreta: el paciente empieza diciendo lo que sabe y termina
sabiendo lo que no sabía.
Otra diferencia entre lo natural-biológico y lo humano-lingüístico se centra en el par
instinto/pulsión. El instinto, propio del orden animal, emana de lo genético y está
ligado a objetos específicos. En cambio en los seres humanos la pulsión tiene
objetos contingentes y no se liga a éstos unívocamente. Pasamos hambrientos
frente a una frutería y no comemos nada, o, al revés, ya hemos saciado el hambre y
pedimos un postre.
Donde para la medicina habría un error -un error puesto en el paciente- para el
psicoanálisis hay un lapsus, un fallido, un chiste, y un sentido ligado a ellos que pide
ser encontrado.
En la obra Equus un muchacho monta desnudo un caballo en pelo. Un terapeuta,
luego de todo un proceso, logra “normalizarlo”: el muchacho reemplaza el caballo
por una moto y la maneja, como es debido, vestido. Finalmente el terapeuta
reflexiona acerca de este cambio: “Efectivamente lo he normalizado, pero ¿lo he
curado realmente?”
La pulsión busca una descarga y lo hace por la vía económica posible. De no existir
una tramitación en el plano de lo psíquico, podría aparecer, por caso, una
enfermedad psicosomática.
161
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
162
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
clima frío, por caso, engrosando su propia piel; y asimila a su organismo una
porción de alimento.
Estamos hablando, pues, de transformaciones: una en el individuo, otra en el
afuera. Una adaptación activa exitosa supone operar desde estas dos instancias.
Posicionarse exclusivamente en uno de estos polos supone una adaptación pasiva,
más allá de que haya o no acciones en el propio individuo; estaríamos en presencia
de procesos no dialécticos debido a que la transformación sólo se operaría en uno
de los términos de la ecuación. No habría, en este caso, procesos mutuamente
modificantes.
INDIVIDUO MEDIO
ACOMODACIÓN ASIMILACIÓN
Esto nos lleva a pensar que cuando Pichon habla de “realidad” está aludiendo a lo
externo tanto como a lo interno.
Las clasificaciones psicopatológicas tienen sentido en la medida en que nos sirvan
para reflexionar acerca del otro y sus vicisitudes en términos de adaptación activa o
pasiva a la realidad, y no para encasillarlo en una determinada categoría de “lo
enfermo”. Cuando una persona se presenta a la consulta, es obvio que trae un cierto
cuadro, síntomas, padecimientos, signos que le permiten al terapeuta orientarse en
cuanto a su estructura clínica, pero ello debiera estar al servicio de la comprensión
del otro y no de su etiquetamiento. Porque las etiquetas de cualquier índole son
entidades congelantes que obturan el pensamiento y la percepción; son, en
definitiva, otra faz de la estereotipia.
¿Qué podríamos decir de una persona que, por ejemplo, se presenta con el
antecedente de siete internaciones? Seguramente que está enfermo; y es probable
que se instale una imagen excluyente: psicosis. El primer terapeuta que lo atendió
tenía muchas posibilidades de pensar y decidió una internación. El segundo, ya con
163
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
164
NARCISISMO EN GRUPOS (I)
Oscar González
¿Hace falta volver a ver el tema de los grupos? Creemos que sí, que es necesario.
Que siempre se le puede encontrar otro aspecto para abordarlo, que siempre hay
cuestiones que no quedaron trabajadas, otros aportes; porque la teoría de los
grupos es muy joven pero es muy dinámica. Se siguen haciendo publicaciones, la
gente sigue escribiendo acá y en el extranjero. Y además también es cierto que el
tema “grupos” se ve distinto en primero, cuando ustedes son sólo integrantes, que
en segundo, cuando son observadores de un grupo, pero en un grupo que coordina
otro; y ahora en tercero cuando son ustedes los que tienen que sentarse y pensar
desde otro lado la cuestión de lo grupal. Es decir, qué es un grupo, qué se hace con
un grupo. Ahora, como ustedes ya tienen una buena experiencia y una buena
formación en el terreno de lo grupal, yo no voy a repetir aquellas cosas que ustedes
ya saben. Pienso hacer otra cosa: pienso partir de esto que ustedes ya vieron estos
años, tratar de hacer un esquema ordenador, y a partir de allí uno encuentra
interrogantes. Es decir, ese esquema que nosotros manejamos es un esquema, no
es el único. Tampoco podemos decir o asegurar que eso sea lo verdadero y que
todo lo otro este mal o equivocado. Por lo tanto, lo que voy a hacer es repasar esto
pero, además, interrogándolo. Quiero plantearme con ustedes hasta dónde llega el
cuerpo conceptual que manejamos, qué preguntas se le pueden hacer a eso y qué
otras vías de desarrollo puedo encontrar. Porque esto tiene una importancia no
solamente teórica, sino también práctica.
Lo que uno hace cuando se sienta frente a un grupo depende, en muy buena
medida, de lo que uno piensa que es un grupo. Yo tengo una concepción equis, la
que sea acerca de lo que es el grupo. Esa concepción, ese marco de referencia, ese
esquema conceptual, a mí me va a permitir leer lo que ahí acontece. En función de
lo que yo leo después digo: “Bueno, en el grupo pasa esto, entonces yo tengo que
hacer esto”. Lo que pasa es que eso que yo tengo que hacer, esa técnica, esa forma
de coordinar, esas intervenciones, también están determinadas por la teoría. La
teoría me da cuenta de lo que es un grupo y de lo que acontece y la técnica de lo
que tengo que hacer, pero no tiene sentido plantear una técnica independientemente
de una teoría, el qué hacer deriva necesariamente de lo que yo comprendo. Como
es la teoría la que guía mi lectura, mi comprensión y también la que guía mi
intervención, entonces, repensemos un poquito la teoría.
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Hay otra cosa con la cual uno se maneja en un grupo que es la identificación, la
comprensión, el sentir; eso es más lo intuitivo de cada uno, la actitud psicológica, la
empatía, la disponibilidad para conectarse con los otros, el lugar que uno les da. De
todos modos, esto que es lo más vivencial del coordinador, también está procesado
desde una teoría. Porque yo estoy sentado coordinando un grupo y hay algo que me
fastidia, que me pone furioso, entonces yo tengo ganas de intervenir y de pelearme
o de hacer sugerencias, pero mi teoría me dice que no, que yo tengo que aplicar en
ese caso la estructura de demora. Aún todo lo actitudinal o lo contratransferencial
uno lo procesa, lo sepa o no, desde la teoría con la cual se maneja.
Voy a plantear esto en un esquema que probablemente ustedes ya conozcan,
vamos a partir de la cuestión básica que es la cuestión de la tarea. Saben que no
hay un grupo sin tarea. Primera cuestión para tener en cuenta para un coordinador
de un grupo operativo es la relación que el grupo mantiene con la tarea y las
relaciones que mantienen entre sí en función de la tarea. Lo primero que uno se
pregunta frente a un grupo es: ¿Qué tarea tienen? ¿Cómo la llevan adelante, cómo
se organizan? y ¿Qué problemas tienen?
¿Qué tareas tienen? En el caso de ustedes es el aprendizaje, pero puede haber
grupos de distintos tipos, grupos centrados en la recreación, en la investigación, en
montar una obra de teatro, un equipo de investigación sobre el SIDA, etc. Primer
punto: la tarea. Ustedes saben que cuando nosotros decimos tarea estamos
hablando de un conglomerado, que se trata de necesidades, objetivos y tarea. La
necesidad como fundamento motivacional de los vínculos, como aquel estado de
registro de la carencia, que es el que impulsa a la gente a juntarse y a trabajar; es
el motivador, es el para qué. En el plano más psicoanalítico podríamos decir deseos.
¿Cuál es el objetivo? La satisfacción de la necesidad, obviamente, la satisfacción del
deseo; el aprendizaje, la reflexión a producción, cual sea el objetivo que ese grupo
se propuso. La tarea es la marcha del grupo hacia esos objetivos; es el trabajo que
hay que hacer para tratar de satisfacer estas necesidades, para tratar de responder
las preguntas que el grupo se plantea en algún momento. Por ejemplo, ustedes
coordinan, ¿Cómo se coordina? ¿Cuál es la tarea de ustedes? Se va a ir develando
esta pregunta, ¿Qué es coordinar, cómo se coordina un grupo, qué se lee, qué se
dice, cuándo, cómo, de qué manera, qué se puede decir, qué no, cuándo está bien,
cuándo está mal?
Obviamente, en la relación del grupo con la tarea nos encontramos con el
surgimiento de los obstáculos. Nada es lineal, nada es sencillo, todo tiene vueltas,
todo tiene altibajos, a veces el camino es sinuoso, a veces es de ripio, a veces nos
encontramos con algún tronco cruzado en el camino. El problema de los obstáculos.
166
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
167
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
también y de la misma manera, podemos decir que no hay grupo sin interacción.
La interacción es un fenómeno universal en los grupos. Decir interacción es hablar
de vínculos, obviamente. Interacción es acción recíproca. Concepto de interacción.
Aquí todos los autores que trabajan el tema grupo coinciden. Pero coinciden porque
es una cosa obvia; en un grupo hay interacción, hay acción recíproca y hay una
afectación mutua. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que en el seno del grupo
uno puede tener la ilusión de que hace y dice lo que quiere, pero es una ilusión. Lo
que uno hace o dice en un grupo tiene un doble condicionamiento o una doble
determinación. Por un lado, interna; por el otro lado, externa. Externa quiere decir
grupal. Yo en un grupo hago y digo lo que puedo, porque está en mí, y lo que me
dejan. Más aún, hay ciertas situaciones grupales en donde uno se hace
verdaderamente espejo o vocero de cosas que no son de uno sino que son de otro.
Algo así como si uno estuviera en algún momento habitado no solamente por los
deseos propios, sino también por deseos externos, ajenos. Hay una doble
determinación, este es el famoso entrecruzamiento entre lo vertical y lo horizontal.
Lo vertical es lo de cada uno y lo horizontal lo del grupo. Este concepto de
interacción es uno de los conceptos fuertes; pero además al haber interacción se
abre un enorme campo de problemas. Porque si nosotros nos quedáramos
solamente con el tema de la relación con el objetivo, con la tarea, podríamos
manejamos tranquilamente con los conceptos del conductismo norteamericano, de
la psicología social norteamericana. Entonces, nos preguntaríamos frente a un grupo
¿Cómo tenemos que hacer para motivarlos para que trabajen mejor? Por ejemplo,
grupos de vendedores, donde enseñan a coordinar grupos con una nota en
Mecánica Popular, el do it yourseIf, hágalo usted mismo, te vas con cuatro o cinco
recetas del tipo de cómo tener éxito e influir sobre las personas, como ganar amigos
y ser feliz, cómo resolver los problemas de parejas. El otro día en Clarín salió un
artículo sobre cómo salir de una relación de pareja violenta; entonces daba una serie
de conceptos. Es muy cómico. En realidad es muy tonta, porque desconocen, dejan
afuera una enorme cantidad de cuestiones que existen. De Kurt Lewin vieron
ustedes algo, decía “Yo no trabajo con lo inconsciente. Yo hago otra cosa.” Está
bien, no encara lo inconsciente, pero que existe, existe. Entonces, el problema no es
si vos lo tomás en cuenta o no; el problema es cómo opera. Porque por más que yo
diga que no existe va a seguir existiendo lo mismo. Lo que pasa es que yo voy a ser
un cabezadura, un obcecado, un necio, que va a recortar de lo real una parte, y de lo
que yo no veo voy a decir que no existe. Entonces, como hablamos de interacción,
hablamos en realidad de un enorme conjunto de problemas.
168
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Si yo digo interacción, tengo que decir también cómo se lleva a cabo esa interacción.
Pichon y muchos otros sostiene que la interacción en los grupos no es caótica y
desordenada aunque lo parezca, sino que va siguiendo ciertas leyes. En principio,
hay ciertas vigas, o ciertos rieles por los cuales circula la interacción de un grupo.
Son los conocidos, famosos y nunca bien ponderados, roles. La interacción se lleva
a cabo por complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles. El concepto
de rol, como ya saben, viene del teatro griego; no fue Pichon el primero que lo tomó,
hubo otros autores antes que él y después que él que lo tomaron. En general, se
considera también que estos roles tienen una doble determinación. Es decir, que
uno ejerce el rol que tiene dentro de su repertorio de posibilidades, que no son
muchos, y dentro de los que puede, lo que los otros le permiten o que le piden. Hay
veces que uno es requerido para desempeñar cierto rol de buenas maneras y hay
veces que uno es forzado. Bion decía que es muy difícil oponerse a lo que el grupo
quiere, decía que el grupo tiene fuerza, que tiene potencia y que es difícil oponerse,
aún en el lugar del coordinador. Estos roles, además de tener un costado
intrasubjetivo, y tener una facilitación o una inhibición grupal, tienen también otro
costado que es social y cultural. Ciertos roles, por lo menos, tienen una definición
social muy fuerte, están muy pautados desde el exterior. Por ejemplo, el rol del
hombre y el rol de la mujer. Qué es un hombre frente a una mujer, que es una mujer
frente a un hombre. En las relaciones y en la cama también, desde ya. Cuántos
problemas ve uno en el consultorio alrededor de estas cuestiones. Pero esto está
muy pautado socialmente, lo mismo si digo la función del maestro o de médico o la
de psicólogo social; hay una pautación de lo que es el psicólogo social que, en el
caso de ustedes, es externo, viene del lado de la Institución. Entonces después uno
se pregunta: Bueno, pero esto que yo estoy haciendo, ¿es Psicología Social o no?
Más allá de lo que yo pueda entender en un momento dado, me pregunto, me
remito, también, a mis propios ideales. Entonces, el tema roles es un tema complejo,
porque incluye lo social, lo cultural, lo personal y lo grupal. Roles que se
desempeñan en relación a un grupo, roles que forman algo así como las vigas
maestras por las cuales circula la interacción. Algunos roles (roles prescriptos, es
decir funciones) están pautados por el encuadre: docente, coordinador, observador,
integrante; otros son de la dinámica, espontáneos: líder, chivo, saboteador, portavoz
(esos son los que enuncia Pichon, hay muchos otros posibles), por ejemplo, quién
es el que habla siempre después del coordinador, quién es el que siempre abre la
reunión, quién es el que siempre la cierra. Uno puede encontrar muchos roles, no
sólo esos cuatro; digamos que esos cuatro son los más estudiados.
169
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
170
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
hay fantasías inconscientes. Arrancamos desde la interacción, que eso uno lo ve,
pero nos estamos yendo cada vez a cosas más ocultas, que están cada vez más
escondidas. Pichon decía que cuando uno entra en un grupo, lo que hace es
distribuir los objetos de su fantasía inconsciente. Se ubica en el seno del grupo
haciendo una depositación de sus personajes internos. Podemos pensar, por lo
tanto, que un grupo es el resultado del ensamble, de la articulación de fantasías
inconscientes. Esto no es muy diferente de lo que dicen Anzieu y Kaës, que
sostienen que las fantasías o fantasmas son los organizadores últimos de la vida
grupal. No quiero decir con esto que Pichon y Kaës digan lo mismo, digo que tienen
puntos en contacto, por lo menos en esto. Pichon dice más aún que lo que se
transfiere en un grupo son fantasías contenidas en el establecimiento de los vínculos
tempranos. Pichon no dice cuáles son las fantasías inconscientes que operan en los
grupos. En algún artículo de los años sesenta habla de fantasías universales de
enfermedad y curación, pero no dice cuáles son. Si nosotros pensamos esto
tenemos que pedir conceptos a otros autores. ¿Quiénes? Bion y Anzieu.
¿De qué nos va a hablar Bion? De los supuestos básicos. ¿Cuáles eran? Eran
tres, dependencia, ataque y fuga y emparejamiento. ¿Qué es un supuesto
básico? Es una idea común y compartida por todos, o por la mayoría, de que en el
grupo pasa algo. Término, supuesto básico, que hay que entenderlo literalmente,
como una suposición, una creencia que afecta a todos o por lo menos a la mayoría y
que, por lo tanto, unifica. Bion va a decir que un grupo es un conjunto de personas
que tienen el mismo supuesto básico. El supuesto básico es el equivalente de
fantasía. Supuesto básico de dependencia: tenemos la idea de que todos nosotros
estamos acá reunidos para depender de alguien; de que tenemos un líder que tiene
todo, puede todo y sabe todo y que va a cubrir y satisfacer todas nuestras
necesidades. Supuesto básico de dependencia, dice Bion, es una religión particular
del grupo. Es un grupo religioso centrado en un líder. Obviamente es una situación
muy regresiva. ¿Por qué? Porque nosotros somos adultos, no somos bebés. Sin
embargo, nos comportamos como si lo fuéramos; esperamos la palabra iluminada,
esperamos el aporte, esperamos la salvación, de alguien. Supuesto básico de
ataque y fuga: es la idea común y compartida por todos o por lo menos por la
mayoría de que para enfrentar a los peligros que nos acechan hay dos y solamente
dos maneras, que son el ataque y la fuga. Reacciones primarias frente al miedo,
reacciones animales. Si ustedes amenazan a un animal va a escapar y si lo
acorralan o está cerca de su nido va a atacar. Ningún animal ataca porque sí. Hay
una tercera reacción que es la de quedar congelado, la parálisis por terror. Son las
tres efes en inglés, fight: pelea; fly: huída y frozen: congelamiento. Obviamente,
171
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
nosotros sabemos que hay más de tres formas de enfrentar el peligro; más aún, el
ataque desesperado o la fuga en pánico no son ni las primeras ni mucho menos las
mejores. Pero, sin embargo, el grupo en esa situación regresiva se comporta como
si esas fueran las únicas posibilidades. Puede ser que en algún momento no sea
muy claro cuál es el peligro que acecha. Dice Bion que en ese caso el grupo lo que
hace es elegir como líder a alguien a quien sí le resulte sencillo encontrar un
enemigo. Por lo tanto, dice Bion, el líder del grupo de ataque y fuga es el más
paranoico de todos. Grupo de emparejamiento, supuesto básico de emparejamiento:
creencia común y compartida por todos de que va a pasar algo que va a resolver
todos nuestros problemas. Llámese la democracia, la revolución productiva, llámese
la evaluación, llámese el cambio de grupo, el nacimiento de un hijo, etc. Algo que va
a acontecer y que va a resolver el problema.
Anzieu, por su lado, enumera cinco fantasmas, cinco fantasías:
1) La ilusión grupal
2) El fantasma de rotura
3) El fantasma del grupo máquina
4) El fantasma oral
5) El fantasma de la muerte del padre o caída del ideal
La ilusión grupal, el grupo es una maravilla y somos todos maravillosos; el fantasma
de rotura, se rompió la ilusión grupal y estamos todos deprimidos; el fantasma del
grupo máquina, el grupo es una maquinaria infernal fuera de control que nos traga y
nos tritura; el fantasma oral, el grupo es una boca voraz, barril sin fondo, absorbente,
que te chupa; y el fantasma de la muerte del padre o de la caída del ideal, que sería
lo que le acontece a un grupo de dependencia cuando desidealiza al líder. Es decir,
que pierden esa figura de la cual se dependía. El fantasma de rotura es cuando se
desidealiza al grupo, mientras que la muerte del padre es cuando se desidealiza al
líder. Todo esto a su vez, es lo que determina la interacción y la forma en que el
grupo trabaja.
Pero a este esquema le podemos superponer el esquema de los vectores del cono.
¿Qué es el esquema de los vectores del cono? Es un esquema destinado a evaluar
la operatividad de los grupos. Si yo quiero saber cómo trabaja un grupo aplico este
esquema. El esquema de los vectores del cono lo vamos a hacer llegar así.
Ubicamos los seis vectores: pertenencia, pertinencia, comunicación, cooperación,
aprendizaje y telé. ¿Cómo circulan los mensajes en el seno del grupo, quién habla, a
quién se dirige, escuchan, hay monopolio en la comunicación; o los mensajes
circulan y van pasando de boca en boca? Pertenencia: primer vector, si hay
pertenencia o no hay pertenencia. Si no la hay no hay grupo, tenemos una serie.
172
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Pertinente: ¿son pertinentes con respecto a la tarea o no? ¿trabajan en función del
objetivo que tiene propuesto o no son pertinentes? Cooperación: o competencia,
¿son capaces de trabajar entre sí? Telé: ¿positiva o negativa? Si hay predominio de
la telé positiva, fenómeno, va a ser un grupo más agradable en su clima y se va a
poder trabajar mejor; si es negativa va a haber más problemas. Con la telé negativa
se puede trabajar, porque para odiar a alguien tiene que ser importante, porque
cuanto más odio le tengo más importante va a ser para mí; el problema más grande
es cuando hay indiferencia. Cuando hay indiferencia no hay investidura, el otro no
existe. ¿Puede haber no investidura en un grupo? Si. Y el grupo se mantendrá unido
por razones externas y no internas. Por ejemplo, el servicio hospitalario que funciona
mal, donde la gente va porque tiene que trabajar pero no se relacionan entre ellos,
¿Qué acontece aquí? Que la productividad del grupo se perdió, no trabajan, no
producen, no se preguntan, no discuten entre ellos, porque a nadie le interesa.
Puede no haber telé, la telé puede ser indiferente. Cuando hay pelea todavía hay
movimiento, hay vida. Y por último, queda el aprendizaje.
Al esquema de los vectores del cono no lo traje hasta acá abajo, lo dejé por acá.
¿Por qué? Porque el esquema de los vectores del cono sirve para algunas cosas y
para otras no. A partir de este esquema me puedo preguntar cómo es la telé positiva
o la telé negativa, o me puedo preguntar cómo circulan los mensajes de la
comunicación. ¿Me sirve el esquema de los vectores del cono para ver los roles? Y,
sí, más o menos, porque yo puedo ver por ejemplo, los liderazgos en función de la
tarea o los saboteos, o puedo ver por ahí algún rol de portavoz, o si hay un chivato.
Pero hay otras cuestiones que se escapan del esquema de los vectores del cono.
Por empezar aquí en el vértice se ponían las ansiedades básicas. Las ansiedades
básicas son sentimientos y como sentimientos que son, son conscientes o por lo
menos, pueden ser hechos conscientes. Entonces, el esquema de los vectores del
cono, no se puede superponer con esto porque no llega tanto a lo oculto. Es un
indicador para pensar al respecto. Más aún, yo podría tratar de superponer a este
esquema, el esquema de la primera tópica freudiana y entonces, preguntarme qué
es consciente, qué es preconsciente y qué es inconsciente. Entonces, voy a decir
que hasta aquí estas cosas son conscientes, cómo trabajan, cómo interactúan entre
ellos, la circulación de los mensajes, quién monopoliza, si son pertinentes o no, cuál
es la telé en el grupo. Todas esas cuestiones yo puedo considerar que son
conscientes. ¿Se acuerdan el año pasado cuando ustedes tenían que observar?
ustedes observaban lo manifiesto. Eso es lo consciente. Pero yo puedo trazar otra
línea aquí y voy a decir que los interjuegos de roles y las ansiedades básicas ya son
cuestiones preconscientes; ya hay que hacer un esfuerzo mayor por verlo, no es tan
173
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
evidente. Hay ciertos roles que son muy claros, por ejemplo el rol de chivo emisario,
pero el portavoz no es tan fácil de detectar, porque yo miro la reunión, formo parte,
la coordino y escucho y después vuelvo a repasar y me doy cuenta que algo que dijo
Fulanito en la realidad me da la clave para poder hacer otra lectura. Entonces digo,
éste era el portavoz del grupo. No está tan a la vista, ya hay que hacer un esfuerzo
mayor por inferirlo. Lo otro, de aquí para abajo, ya es netamente inconsciente,
transferencias, las fantasías inconscientes. ¿Qué quiere decir que es inconsciente?
Quiere decir que no se observa, por lo tanto es absurdo, aunque sea muy común,
preguntarle a un grupo cuál es la fantasía que está circulando en ese momento. No
tienen la menor idea, simplemente porque una fantasía inconsciente es inconsciente,
está reprimida, por lo tanto, uno la tiene que construir. ¿Y cómo se detecta la
fantasía inconsciente si no es observable? Para poder encontrar una fantasía
inconsciente operando en un grupo mínimamente hay que leer los textos
Experiencias en grupo y El grupo y el inconsciente. Porque si yo no sé lo que es un
supuesto básico, no lo voy a encontrar nunca; si yo no sé lo que es el fantasma de
rotura no lo voy a encontrar nunca. Entonces, ¿cómo se descubre una fantasía
inconsciente? No preguntándole al grupo, porque no van a saberlo.
Ahora, la teoría de Pichon nos va a decir que esto que está latente es lo que
determina lo que está manifiesto. O sea que nosotros en nuestro proceso de
observación y comprensión vamos así, para abajo, porque partimos de lo manifiesto
y vamos cada vez más a lo profundo. La generación de los procesos grupales, en
realidad, es al revés, va de lo profundo a lo superficial. ¿Qué es lo que determina?
Lo latente.
Esto que yo di hasta acá, es un esquema ordenador y trata de ser apenas un
resumen de cosas que ustedes ya vieron, no agregué nada nuevo. Pero esto es un
esquema; con esto quiero decir que puede haber otros. Este no es el único. Más
aún, creo que a este esquema que yo hice acá, le podemos hacer preguntas, lo
podemos interrogar. 0 ciertos puntos de este esquema creo que pueden ser pasibles
de otra lectura. Yo voy a ocuparme las dos clases que siguen para tratar de aportar
otras miradas, otros enfoques, o para interpelar críticamente algunas de estas
cuestiones.
174
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Oscar González
La clase pasada hice un pequeño repaso acerca de los conceptos que ustedes
vieron a lo largo de estos años de carrera. Hice un gráfico ordenador, con un intento
de sintetizar y de tratar de correlacionar y articular ciertos conceptos de Pichon, los
referidos al grupo pequeño, tarea, pretarea, obstáculo, con algunos conceptos
psicoanalíticos, por ejemplo con el concepto de supuesto básico de Bion o el
concepto de la fantasmátíca tomado de Anzieu. Lo articulé de una manera un tanto
general y medio audaz, porque no puedo asegurar que esos conceptos se puedan
articular tal cual, en todo caso es necesario repensar, si bien no dicen cosas
distintas tampoco podemos pensar que dicen lo mismo. Pero a efectos prácticos
hice un repaso, un esquema, un resumen.
Quiero comenzar este teórico con una pregunta: ¿Todos ustedes saben lo que es el
narcisismo? Después de explicar qué es el narcisismo voy a ir a una segunda
cuestión que es cómo juega el narcisismo dentro de los grupos. Entonces, en la
primera parte de la clase, voy a volver a explicar el concepto de narcisismo y luego
trataré de articular la problemática del narcisismo con las cuestiones de la vida
grupal; cómo y de qué manera el narcisismo individual, el de cada uno de nosotros,
queda puesto en juego por el solo hecho de insertamos en una estructura social.
El concepto de narcisismo es un concepto que nos remite a la teoría psicoanalítica,
particularmente a Freud; texto de 1914, Introducción del Narcisismo. Este concepto
de narcisismo forma parte de la teoría de la libido. O sea el narcisismo forma parte,
es un componente de los avatares de la pulsión sexual. La libido es la energía de la
pulsión sexual. La divide en dos: una libido objetal y una libido narcisista. Libido y
amor pueden ser usados como sinónimos. No es exactamente lo mismo, pero están
bastante cerca. Freud, con el término libido designa a lo que el lenguaje común
denomina amor. O sea que cuando nosotros hablamos de la investidura libidinal que
uno hace de otro, estamos hablando del amor. Libido igual amor. El psicoanálisis
comienza estudiando los avatares de la libido objetal, es decir aquel monto de libido
que está colocado en los otros, que está colocado en los objetos. Libido objetal o
amor a los otros, es la que primero se nota, a la observación analítica la primera que
apareció es la libido objetal, es decir, el amor a los otros. Pero en un segundo
momento de su teoría, Freud considera que junto con este monto de investidura
libidinal objetal existe en todos y cada uno de nosotros, otro monto de libido a la cual
él denomina libido narcisista. ¿Qué quiere decir narcisista? Que esta libido está
175
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
176
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
queda el mundo. Y hay ciertos fenómenos narcisistas que también son normales y
no son patológicos. Un estado narcisista normal es el del bebé, come y duerme.
Fundamentalmente duerme y se despierta para comer. El contacto que tiene con el
mundo es muy poco, muy escaso, son pocas horas del día. Hay otros estados que
también son normales y que constituyen lo que se llama una retracción narcisista, o
sea un narcisismo secundario; por ejemplo, en cada uno de nosotros el estado de
dormir. Dormir es desligarse del mundo. Cuando uno tiene algún problema
demasiado serio no puede desligarse del mundo, entonces no se duerme. Pero uno,
una vez por día y durante una equis cantidad de horas, necesita replegarse sobre sí
mismo para descansar, para recuperar energías, desde el punto de vista físico, pero
también necesita esa retracción narcisista normal. Otro estado de retracción
narcisista normal es el de la enfermedad orgánica; si a mí me duele la muela, el
mundo no me importa, todo mi ser está concentrado en mi dolor de muelas. El
fenómeno de soñar es un fenómeno narcisista porque prescinde del mundo, uno se
queda con sus imágenes internas, con su realización de deseos, pero deseos que se
realizan imaginariamente, no son puestos en acto. En tanto hay cancelación del
vínculo con el mundo, hay retracción narcisista. Es normal. Hay otro estado de
retracción narcisista normal que es el estado de duelo. Una persona se concentra en
el recuerdo de la persona que lo dejó, que se murió. Se repliega del mundo. ¿Cómo
sabe uno que una persona que está de duelo empieza a mejorar? Porque empieza a
salir, sale de la clausura. ¿Qué quiere decir que sale? Que vuelve a conectarse con
el mundo.
Por supuesto hay narcisismo patológico, también. Así como hay amor objetal
normal, sano, y hay amores patológicos, también hay narcisismos normales y
narcisismos patológicos. Por ejemplo, el autismo. El autista uno lo puede entender
como un caso de retracción narcisista masiva, donde hay desconexión casi
absoluta del mundo. Pero ya por patología, no es que duerme.
Esto es lo que hace a la explicación del fundamento libidinal económico de lo que es
el narcisismo. Pero después el narcisismo como tal, se expresa de una manera
particular. El narcisismo, que está en todos nosotros, que es un estado, bueno o
malo, alto o bajo y hay un indicador, hay un medidor de cuál es el estado del
narcisismo. Y ese indicador, ese termómetro que mide el estado del narcisismo es el
sentimiento de la autoestima. La autoestima es aquello que nos muestra cuál es el
estado en el que se encuentra el narcisismo de una persona; si ese estado es alto o
es bajo. En la segunda tópica, que Freud plantea en 1923 en El Yo y el Ello, Freud
dice que el aparato psíquico se divide en tres instancias que son el Yo, el Superyó y
el Ello. En el Ello Freud incluye lo que en la primera tópica era el inconsciente; en el
177
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Yo incluye lo que era la conciencia más el preconsciente más las defensas, que son
inconscientes pero son del Yo; y en el Superyó Freud describe tres subsistemas que
son, el de la conciencia moral, el del Ideal del Yo y el de la auto-observación. La
conciencia moral es este sector del Superyó que juzga al Yo en sus deseos o en sus
actos, y determina si lo que el Yo quiere o hace está bien o está mal desde el punto
de vista moral, son los imperativos categóricos, está ligada a la noción de pecado,
de falta, de lo correcto y de lo incorrecto, de lo sano y de lo enfermo, de lo normal y
lo pervertido. Pero hay otro fragmento que es el del Ideal del Yo que no nos marca
los imperativos categóricos, sino que nos marca los ideales de perfección. Ya no
cómo debemos ser, sino cómo tendríamos que ser. El Ideal del Yo hay que tomarlo
en el sentido literal, es aquella imagen ideal a la cual el Yo aspira parecerse. Tiene
que ver, obviamente, con el modelo. O sea, el Superyó le impone al Yo dos términos
de comparación y los juzga desde dos lugares, uno desde el punto de vista de la
moral y el otro desde el punto de vista de la perfección. La tercera instancia del
Superyó es la auto-observacíón. Es la encargada de comparar al Yo con su
conciencia moral y con su ideal.
Cuando uno cumple con los mandatos morales de su Superyó, siente la satisfacción
del deber cumplido, uno hizo lo que debía, se portó bien. Cuando uno no cumple con
los mandatos de su conciencia moral surge un sentimiento muy particular y muy
penoso que es el sentimiento de culpa. La culpa es el indicador de la distancia
entre lo que el Yo hace o desea y lo que debería hacer o desear. Cuando yo me
siento culpable es porque siento que no cumplí con mi conciencia moral.
Obviamente hay conciencias morales y conciencias morales. Hay algunos que
tienen una conciencia moral muy severa, por lo cual el Yo siempre está condenado a
fracasar y está por lo tanto siempre expuesto a los reproches y a las críticas
mordaces y salvajes; y hay otras conciencias morales que nunca reprochan nada.
Pero también el Yo se compara con un ideal, con su ideal de perfección. Cuando
uno se siente cercano a su ideal, cuando uno es como querría ser aunque sea en
una parte, entonces tiene un sentimiento muy particular y muy placentero, que es el
sentimiento del orgullo. Pero cuando el Yo no se arrima o queda muy lejos de su
ideal, surge un sentimiento muy penoso, muy desagradable, que es el sentimiento
de inferioridad, ¿Qué quiere decir esto? Sentirse menos, ¿menos que qué? Menos
que el ideal, menos que el modelo. Cuando uno se siente inferior ¿qué se dice a sí
mismo? Y se dice que uno es feo, un retrasado, lento, un inútil, un ignorante. Ya no
es que se dice que es malo, uno no es malo por ser bruto o por ser tonto. Después
se pueden combinar el auto reproche con la desvalorización. Pero, de todos modos,
conviene separarlo. Entonces, con el ideal lo que surge es: si uno cumple, orgullo, y
178
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
179
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
los éxitos levantan el narcisismo y los fracasos lo derrumban. Eso es así para
cualquiera.
Son muchos los autores que sostienen que el mero hecho de incluirse en un grupo
cuestiona la identidad, afecta, pone en interrogación el tema de la identidad
personal. En general, todos los autores plantean que la inserción en un grupo
genera en todos los integrantes un fenómeno regresivo; con lo cual es muy fácil
que se deje de funcionar en un nivel racional, secundario y que se pase a funcionar
en un nivel más primario con predominio de lo afectivo sobre lo intelectual y con
predominio del proceso primario sobre el proceso secundario. Lo cual explicaría por
qué operan de tal manera los procesos transferenciales y las fantasías
inconscientes, porque hay una regresión.
Decimos que el grupo afecta o cuestiona la identidad, ¿cómo, de qué manera y qué
es la identidad? ¿Quiere decir que si yo entro en un grupo mi identidad queda
cuestionada? ¿quiere decir que yo no sé más quién soy? No. Bueno, alguno puede
que sí, pero ya es un caso extremo. La identidad la podemos definir como la
identificación con uno mismo, como un sentimiento de mismidad, de unidad, de
continuidad en el tiempo. Yo soy yo y en cuarto grado también era yo, pero era
distinto que ahora y sin embargo sigo siendo yo. Es una identidad, yo me considero
yo. La identidad se construye, obviamente, mediante un proceso largo y complejo, y
en algunos casos puede perderse. Podemos acotar un poco la afirmación y decir
que, salvo casos graves, lo que queda cuestionado con la entrada en un grupo no es
tanto la identidad entendida como la unidad con continuidad en el tiempo, sino que lo
que queda muy cuestionado es la imagen de sí mismo, que forma parte de esa
identidad. Esa imagen de sí es compleja y habla de rasgos y de atributos que uno
tiene. Esta imagen de uno mismo es la que se juega en un grupo, en las
aceptaciones y en los rechazos. Y esta imagen de uno mismo está íntimamente
ligada a la autoestima.
La autoestima se sostiene en tres patas que son: primero la aprobación interna, o
sea el juicio del Ideal del Yo, que puede ser protector, defensivo o que puede ser
defenestrador; en segundo lugar en la aprobación de los otros, porque es muy
difícil sostener la autoestima contra la opinión mayoritaria, hay que ser muy fuerte
para eso, hay que estar convencido de uno mismo; y en tercer lugar la autoestima se
sostiene en los logros y éxitos. Y la autoestima cae o se rebaja también por tres
razones: primero por la desaprobación interna, que no tiene por qué ser objetiva,
hay gente que se hace trampa cuando se juzga, alaban los defectos y desmerecen
los logros; en segundo lugar el rechazo externo o la crítica de afuera; y en tercer
lugar, por supuesto, los fracasos. A veces puede haber una aceptación de los otros
180
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
que miran con indulgencia lo que vos no podés hacer, un fracaso, y lo que decide es
la aprobación o la reprobación interna. Así como hay otros que es imposible bajarlos
del caballo, donde si algo sale mal las culpas son siempre para afuera y nunca para
adentro. Obviamente la autoestima es el amor a sí mismo. Si la autoestima es alta
uno se ama, si la autoestima es baja uno no se ama, no se quiere, perdió el amor de
su ideal, de su Superyó; lo cual es muy doloroso, es más difícil recuperar eso que
recuperar el amor de otro.
Desde la autoestima nos instalamos de lleno en la escena grupal. Porque todos
sabemos que en los grupos uno está expuesto, como integrante, como coordinador,
como observador. Uno está expuesto. ¿Expuesto a qué? A muchas cosas, pero
esencialmente expuesto a los otros. Expuesto a los actos, a los discursos y a las
miradas de los otros. Los otros pueden hacer cosas que me afectan, que me elevan
o me rebajan. Los otros tienen discursos, dicen cosas, hablan, un grupo es un
entramado discursivo, y esas cosas que dicen los otros a mí me pueden afectar;
yo me puedo sorprender porque me encuentro que en este grupo me dicen cosas de
mí mismo que no me las habían dicho jamás; el grupo como espejo que va
refractando diversas imágenes de uno, que va armando un caleidoscopio, los
compañeros que me dicen cosas de mí que no sé o no quiero saber; yo estoy
expuesto a los discursos de los otros, a lo que los otros dicen de mí. Y en tercer
lugar las miradas. Los otros hacen, dicen y miran. Y yo, aunque no abra la boca,
aunque no diga nada, aunque trate de cubrirme lo más posible, siempre voy a estar
expuesto a la mirada ajena. Una mirada que puede tener muchos sentidos, porque
uno mira, ve, mira porque tiene ojos, pero podemos decir qué cosa es ver y la
pregunta es: ¿qué ve alguien cuando mira? Pero para no perdemos en una
numeración que no tiene fin voy a decirlo distinto, voy a preguntar ¿qué tipos de
mirada son posibles, de cuántas maneras se puede mirar en un grupo? Esto es
puramente descriptivo, o sea que alguien, si quiere, puede agregar más. Nos
podemos encontrar con, por lo menos, cuatro miradas diferentes dentro del grupo.
En primer lugar una mirada pasiva; los ojos que miran sin ver, los ojos que
atraviesan. Esto tiene que ver con la falta absoluta de reconocimiento, esto se da
en las series o en los estados en los que el grupo se disolvió y en donde el otro no
importa. ¿Alguna vez hicieron la prueba de pararse frente a una estatua egipcia o
frente a un dibujo? No van a conseguir que los miren, ¿saben por qué? Porque esos
ojos no tienen convergencia, son ojos en paralelo, entonces esos ojos en paralelo no
miran nada, atraviesan, miran el vacío. Esa es una mirada posible dentro de un
grupo, mirar sin ver nada; es el no te registro, es que los otros no tienen
significación. En segundo lugar: la mirada puede ser una mirada identificatoria.
181
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
¿Qué quiero decir con identificatoria? En primer lugar quiere decir que ya hay un
reconocimiento; se lo identifica, se lo recorta, se lo distingue. Pero, en sentido más
estricto, es una mirada en la cual se supone que el otro es igual a mí. Y esta es
una mirada narcisista. Hasta acá ustedes tenían la idea de que narcisismo es amor
a sí mismo e investidura libidinal de otro es amor objetal. Es así hasta ahí no más,
¿por qué? Porque el vínculo con otro también puede ser narcisista y la relación que
yo establezco con otro puede no ser objetal, sino que puede ser narcisista. ¿De
qué manera? Si yo considero que ese que está ahí es una parte de mí, es una
prolongación mía, es un igual a mí. Porque para que haya investidura objetal en
serio yo tengo que reconocer que estoy yo y están los otros, pero si los otros son
una prolongación mía en el mundo, entonces los otros no son otros. Es decir, son
otros, no es que estamos psicóticos; pero desde el punto de vista de la imagen
interna, profunda, inconsciente, el otro es una parte mía. ¿Y qué significa esto? Que
yo voy a esperar que el otro haga lo que yo quiero o que se mueva como me muevo
yo. Esto se da mucho en los momentos de fusión grupal, por ejemplo en la ilusión
grupal que es un estado narcisista por definición: “Somos todos maravillosos, somos
todos iguales” En tercer lugar: la mirada supresora; fundamentalmente una mirada
de odio, agresión, fastidio, rencor, envidia. Supresora, porque no reconozco que
ahí hay otro y no lo considero parte de mí, no lo considero igual a mí, es otro pero
me da mucha bronca y entonces quiero hacerlo desaparecer. Digo, alguien puede
querer hacerme desaparecer a mí; con lo cual el narcisismo vuelve a ser puesto en
juego. Si en la primera queda muy afectado porque uno no es nadie y en la segunda
uno se siente bien en la fusión; en la tercera, independientemente de mí, me voy a
encontrar con la reprobación, el rechazo externo. Y acuérdense que decíamos que
el rechazo externo era uno de los factores que podía hacer caer el narcisismo. Es
muy difícil mantener la autoestima cuando uno se enfrenta con el rechazo masivo de
un grupo, sobre todo sí uno no puede irse del grupo. O por lo menos, pensemos la
mirada de odio no de todo el grupo pero sí del que funciona como líder de ese
grupo, supongamos un jefe, un gerente, un profesor, un coordinador. Si hay salida y
uno se puede ir, bien, pero si no... En cuarto término: lo que podríamos llamar una
mirada de reconocimiento. Es decir, en primer lugar yo reconozco que el otro está
ahí, en segundo lugar que ese que está ahí no soy yo, que no es igual a mí y en
tercer lugar no lo quiero suprimir. Quiero decir, me toman en cuenta, no soy un
espejo de nadie, nadie me quiere eliminar; me reconocen. Es una mirada de
reconocimiento. Esta mirada de reconocimiento del otro, de su existencia diferente,
la podemos encontrar con distintas variedades, una mirada desde el reconocimiento
puede ser una mirada tierna, por ejemplo una mirada de padre a hijo. Acá nos
182
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
183
NARCISISMO EN GRUPOS (III)
Oscar González
Esta es la tercera clase sobre grupos. Tema muy nuevo y casi inagotable, encaré la
primera clase haciendo un resumen de lo que ustedes ya hablan visto, en la
segunda intenté profundizar en un concepto de la teoría psicoanalítica que se puede
aplicar al análisis de los grupos y que es el concepto de narcisismo. Hay muchas
otras cuestiones que se pueden trabajar con respecto a los grupos, de las cuales no
voy a hablar porque no me da el tiempo. Con respecto a lo que dije hasta aquí, la
bibliografía es: en primer lugar El Proceso Grupal, de Pichon; en segundo lugar el
libro de Anzieu El Grupo y el Inconsciente; el libro de Bion Experiencias en Grupos; y
para lo que dije la clase pasada, Introducción del Narcisismo (lo van a encontrar
según la edición como Introducción al Narcisismo), de Freud de 1914. Pero hay más
textos que ustedes pueden consultar, tres de autores argentinos que son
interesantes, dentro de lo mucho que se ha escrito en este país sobre grupos: uno
se llama Grupo, Objeto y Teoría de Roberto Romero, son tres tomos, lean el
primero; el otro se llama Notas para una Genealogía de lo Grupal de Ana
Fernández. En realidad Roberto Romero y Ana Fernández son los titulares de las
dos cátedras de la materia Técnica y Dinámica de Grupos, de la Carrera de
Psicología de la UBA, y estos dos libros son las respectivas tesis que presentaron
para el concurso de profesores titulares de esa materia; o sea son las dos personas
que tienen a su cargo en cátedras independientes, el desarrollo de una materia
dentro de una carrera de la UBA. Son libros que son legibles, con cuidado, despacio,
pero que son legibles y que muestran otra forma distinta, diferente, de
conceptualizar el fenómeno de lo grupal. Y hay otro libro que se llama El Grupo y
sus Configuraciones, que es de Marcos Bernard y de Janine Puget, quienes son los
directores de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo que es
una institución privada que tiene muchos años de existencia en nuestro país, que
como su nombre lo indica está centrada en el análisis de las situaciones grupales y
que editan una revista que publica cuatro o tres números por año, que tiene también
muchos años y por lo tanto muchos números; pero que es una de las corrientes
importantes dentro de lo grupal en la Argentina. Después, textos clásicos: los libros
de Pavlovski, sobre psicodrama; los libros de Martínez Bouquet, también sobre
psicodrama; son textos que tienen más o menos quince años. La gente de Pavlovski
publica una revista que se llama Lo Grupal, creo que van por la novena o la décima.
Les estoy dando libros que se consiguen. Y el primero de todos los libros escritos de
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
185
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
186
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
los objetos originarios de amor para cada uno de nosotros son tres: uno mismo y los
padres. Todas aquellas personas que de una u otra manera nos representen a
nosotros serán objetos narcisistas, ¿por qué? Porque yo me reflejo en ellos. ¿A
quién amo cuando amo a ellos? Me amo a mí mismo. ¿A quién odio cuando los odio
a ellos? Me odio a mí mismo. Es una relación conmigo mismo donde el otro funciona
simplemente como personaje. Pero Freud dice que por otro lado tenemos otros
objetos de amor originarios que son los padres, la mujer nutricia y el hombre
protector. Pero ese padre y esa madre no son remisibles a uno. Para que haya
verdaderamente triangulación, para que haya verdaderamente Complejo de Edipo,
ni la madre ni el padre son remisibles al chico, sino que son verdaderamente otras
personas.
De esas personas originarias no remisibles a uno mismo, surgen las verdaderas
relaciones objetales. No podemos confundir lo manifiesto con lo latente, lo que se
observa con la estructura. Yo puedo observar un montón de gente que se comunica,
que interactúa, que se pelean, que trabajan juntos, y yo no puedo decir que existe un
verdadero vínculo objetal, puede ser absolutamente narcisista. Lo narcisista o lo
objetal son calidades de relación que hablan del lugar interior que el otro tiene para
uno. Si ese otro es reconocido como otro, Freud hablará del vínculo objetal; si es
reconocido como una prolongación de uno mismo el vínculo es narcisista. ¿Hay
vínculos puramente narcisistas? Sí. ¿Hay vínculos puramente objetales? Es más
difícil. En general en las relaciones que uno tiene con los otros se mezclan lo objetal
con lo narcisista. Las relaciones que se dan en los grupos mezclan lo objetal y lo
narcisista. Puede haber situaciones en los grupos absolutamente narcisistas, donde
por detrás de una fachada de comunicación cada uno está completamente
encerrado en sí mismo. Entonces, la gente en realidad simplemente está en
contacto y no llega, no se toca; no porque no se miren o no se conecten o no se
hablen, no porque se ignoren. Uno se tiene que preguntar si eso es verdadero, si es
auténtico o no, porque a veces en los vínculos lo que impera es el como sí. Es
como una burocratización, como una especie de cinismo o civilidad o buenas
costumbres, y donde en realidad el otro no llega y el otro no tiene lugar. Le puede
pasar, por supuesto, a uno también con respecto a los otros.
Entonces, podemos encontramos en los grupos con situaciones muy narcisistas. Las
situaciones de rivalidad, de competencia desatada, son situaciones muy narcisistas.
¿Por qué? La rivalidad está ubicada aquí. ¿Qué es un rival, cómo se define la
rivalidad? Alguien que quiere lo mismo que yo, lo que pasa es que para querer lo
mismo que yo tiene que ser lo mismo que yo. Porque si no es igual que yo, no puede
querer lo mismo que yo. No debería quererlo. Por supuesto yo jamás voy a
187
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
reconocer que mi rival sea igual a mí, porque yo por definición a mi rival lo detesto.
Sin embargo, en verdad, el rival es igual a uno, es un doble de uno. Supongamos,
estoy yo y está el rival, ahora, ¿qué es lo que le da sentido a esta rivalidad? La
relación con un tercero, y ese tercero es el objeto del deseo y la disputa es por ver
quién se queda con el objeto del deseo. Pero el vínculo de rivalidad que está
dominado por el sentimiento de los celos, es un vínculo absolutamente narcisista.
Aunque sea la pelea por el amor de un tercero, porque con el objeto del deseo, con
aquel por el cual se disputa que puede ser una persona o una posición, supongamos
una jefatura o un liderazgo, no tiene que ser una persona en concreto; la situación
de rivalidad amorosa es la más fácil y es la fundante, pero no es la única, dos que se
pelean por una o dos que se pelean por uno; puede ser una disputa por un lugar, por
una posición jerárquica, por una conquista, por un montón de cosas; la rivalidad
entonces, está siempre relacionada con un objeto del deseo. Con ese objeto del
deseo, supongamos que es una persona, la relación puede ser objetal. Por ejemplo,
el objeto del deseo es aquel que tiene lo que yo no tengo, que es el hombre y la
mujer. Pero con el rival la relación es narcisista, porque si yo rivalizo con alguien,
ese alguien es igual a mí, porque si fuera distinto desearía una cosa distinta a la que
deseo yo. Aún cuando parezca que son diferentes los rivales, aún cuando haya
diferencias entre ellos, pero cuando digo que son iguales quiero decir que tienen un
punto en común, por ejemplo el mismo deseo.
Entonces si nosotros vamos a pensar en una situación grupal, en cualquier situación
grupal, lo tenemos que pensar como un entrecruzamiento de vínculos objetales y
narcisistas. En realidad no hay otra posibilidad de pensarlo que no sea esa. Sí
podríamos pensar en un grupo donde lo que predomine sea casi exclusivamente el
narcisismo, es mucho más difícil pensarlo de la otra manera. ¿Por qué? Por lo que
les decía la clase pasada: sea como sea, el narcisismo de cada uno siempre
queda expuesto en la situación grupal. Supongamos una situación de disputa con
un rival. El que tiene éxito, el que se queda con la dama o el caballero, el que
consigue el ascenso o el que consigue ser líder, es decir que consigue tener
influencia sobre los otros; ese va a sentir una autoestima elevada, mientras que el
que fracasa, el que se va derrotado, va a sentir una baja en su autoestima y se va a
sentir desvalorizado. Y es duro perder, porque en el dolor de la pérdida, de la
derrota, está no solamente el dolor de lo que se perdió, de lo que no se pudo
alcanzar, lo cual tiene que ver con la relación con objeto, sino que también está el
dolor por uno o cómo queda uno. A veces es más fuerte el dolor por aquello que se
perdió o que no se pudo alcanzar, pero a veces el dolor es mucho más por uno. Aún
en un duelo por una muerte estas dos cosas están presentes. La persona que perdió
188
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
a alguien llora, llora por el que perdió, porque no lo va a tener más, por que no le va
a dar más lo que le daba; pero también llora por uno, por el estado en que uno
queda de decaimiento o de abandono o de soledad frente a la pérdida de esa
persona.
En el párrafo inicial de Psicología de las Masas, Freud dice algo así como que en el
comienzo de la vida individual, el otro aparece de manera regular, de manera
constante y da cuatro posibilidades, cuatro posiciones que el otro puede ocupar
con respecto a uno. Y esos cuatro lugares, esas cuatro posiciones son: objeto,
modelo, ayudante o rival. Introdujo esto por una cuestión. Ustedes están en una
escuela de Psicología Social que sigue a grandes rasgos los lineamientos de
Pichon. Pichon hablaba de objeto, las relaciones de objeto y cuando Pichon decía
objeto lo usaba como sinónimo de otro. El sujeto y el objeto: el yo y el otro. Y esta
conceptualización Pichon la toma de Melanie Klein. Objeto bueno, objeto malo;
objeto como sinónimo de otro. Esto es así en Pichon, es así en Melanie Klein, no es
así en todo. Porque para Freud el otro, como ustedes pueden ver, puede ocupar
cuatro posiciones distintas. Una de las cuales es la posición de objeto, de objeto de
deseo. Entender Psicología de las Masas significa, para ustedes en particular,
romper con esa unidad conceptual que tiene entre el otro y el objeto. El otro puede
ser objeto, puede no serio. Puede ser modelo, puede ser ayudante o puede ser rival.
Rival es aquel que es igual a mí y que disputa conmigo por el mismo objeto de
deseo. Ayudante o auxiliar es aquel que me ayuda a mí a sostener una posición o a
conseguir algo. Modelo es el modelo de perfección, es el ideal, es aquel como quien
yo querría ser. El ayudante siempre es ayudante de un modelo, como los seguidores
del líder. El líder es el modelo, es el ideal y los seguidores son los ayudantes. Y el
objeto es efectivamente aquel que es distinto. Estos lugares de modelo, ayudante o
rival, se corresponden con las investiduras narcisistas que les decía antes. Aquél
que es igual a mí, el rival; aquel que es como yo fui, el ayudante; aquel que es como
yo querría ser, el modelo. Y el objeto es el que es distinto. Objeto es objeto de
deseo, es aquel que es como yo no soy, es aquel que tiene lo que yo no tengo. Lo
puedo complicar más todavía y decir que así como el otro no es necesariamente
objeto, puede ser otra cosa, el yo no es necesariamente sujeto. La posición de
sujeto no coincide necesariamente con el yo, habitualmente sí. ¿Sujeto de qué?
Sujeto de la acción, sujeto del verbo. ¿Se acuerdan de la gramática? Yo amo a mi
mamá: sujeto, predicado, verbo. Sujeto es el sujeto del verbo, el sujeto de la acción.
Habitualmente uno se siente sujeto; uno dice yo igual sujeto. Pero no
necesariamente es así. Hay ocasiones en las cuales la posición del sujeto queda
cedida a otro y uno deja de ser sujeto. ¿Qué quiero decir con esto? Tiene que ver
189
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
con la pasividad, con la adaptación pasiva. ¿Qué quiere decir adaptación pasiva?
Quiere decir sometimiento, significa resignación, no acción, no actividad. ¿Se puede
decir que alguien que se adapta pasivamente es sujeto, en el sentido gramatical del
verbo, o no? No, porque no es sujeto de su acción, es sujeto de la acción del otro.
Uno puede ser objeto del deseo ajeno, o no, pero si el otro no es objeto de su propio
deseo entonces, estamos a mano. Una cosa es ser objeto del deseo, que alguien
me desee a mí, que quiera hacer algo conmigo o que quiera hacer algo de mí, pero
ahí yo soy sujeto y puedo querer lo mismo con ella, o con él, y en ese caso estamos
a mano y uno es sujeto de su propio deseo. Pero otra cosa es cuando uno no es
sujeto de su propio deseo, del propio, es sujeto del deseo ajeno, del otro, con lo cual
uno queda perdido. Es una posibilidad, suena raro, pero no es tan raro.
Estos lugares, a estas posiciones, Freud las llama los lugares psíquicos. Lo que
me interesa señalar es que cuando una persona entra en un grupo, cuando
cualquiera de nosotros entra en un grupo, hace una distribución de estas
posiciones entre las distintas personas. Todo esto, insisto, desde la perspectiva
freudiana. Profundicé esta línea. Hay otros autores que dirán otras cosas y que
aportarán otras cuestiones. Pero desde una perspectiva freudiana podemos
planteamos que cuando uno ingresa a un grupo, cuando uno está en un grupo, hace
esta distribución; distribuye sus objetos, sus modelos, sus ayudantes y sus rivales. Y
hace en esta distribución, por lo tanto, una cierta ensambladura particular, que
coincide o no con la de otro. Cuando estas distribuciones recíprocas coinciden y se
estabilizan podemos pensar que se forma un grupo. Otra forma de entender la
estructura grupal es esta: es pensar en distribuciones, en investiduras
posicionales que son comunes. Supongamos, todos eligen al mismo como modelo,
entonces ahí tenemos un líder. O todos distribuyen recíprocamente la posición de
rival, entonces en el grupo se matan por la competencia. Cuando alguien queda
elegido como modelo hay otros que se colocan como ayudantes porque lo siguen.
Una forma de abordar la ensambladura grupal es preguntarse por esto. Preguntarse
cuánto hay de objetal y cuánto hay de narcisista, adónde han quedado colocado
las investiduras posicionales de cada uno. Y esto es para afinar los conceptos de
asunción y adjudicación de roles y de transferencia. Porque de esta manera,
pensándolo así, lo sacamos de lo más empírico. Lo sacamos, por ejemplo, del
proceso transferencial de decir, digamos, “Reencontró el hermano”. Pero, por ahí no
tuvo hermano y que no tenga hermano no quiere decir que no rivalice. La posición
de rival es obviamente un derivado de la posición de hermano: el primer rival es
siempre el hermano o la hermana. No hace falta que haya tenido hermano o
hermana para que tenga construida internamente la posición de rival. Entonces no
190
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
191
TRANSFERENCIA EN GRUPOS
Oscar González
193
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
194
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
195
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
196
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
197
GRUPO Y TRIÁNGULO BÁSICO
Mario Malaurie
Uno de los mitos por los que el Psicoanálisis se ha hecho famoso es el de Edipo.
Vulgarmente se tiene una vaga idea de la anécdota que acompaña a este complejo,
tomado por Freud de la tragedia griega. En la versión original que debemos a
Sófocles, Layo, rey de Tebas y esposo de Yocasta, decide eliminar a su hijo Edipo
cuando conoce, por boca del Oráculo de Delfos, que aquél le dará muerte y
desposará a la reina, esposa y madre. Delegada tamaña tarea en un esclavo, éste
decide, antes que matar al pequeño, entregarlo a una familia desconocida. Con este
propósito, lo traslada a una región remota y de regreso, frente a Layo, finge haber
cumplido con el mandato real. Pasan los años, y Edipo, a quien también la profecía
augura incesto y parricidio, resuelve huir a una comarca lejana, Tebas, para
garantizar la evitación de ambos crímenes. En un camino rural mata a unos
salteadores, sin saber que uno de ellos es el rey Layo, disfrazado para la ocasión. A
las puertas de Tebas, la Esfinge lo somete a un acertijo ineludible: “¿Cual es el
animal que de mañana camina en cuatro patas, de tarde en dos y de noche en tres?”
Resolverlo es salvar a la comunidad de la peste que la azota, errar es morir. “El
hombre”, responde Edipo, “quien en la niñez gatea, en la adultez camina y en la
vejez se apoya en un bastón”. El pueblo de Tebas lo recibe triunfal, lo corona rey y le
da en matrimonio a Yocasta, con la que tiene descendencia. Consultado años más
tarde el Oráculo, Edipo se anoticia que el salteador que ha matado es su padre y
que ha desposado a su madre. Presa de la desesperación y la culpa, se arranca los
ojos y se convierte en un paria errante.
Freud, buceador primordial en el alma humana, liga la trama del mito con las
escenas que tienen lugar en el seno de la familia, en un cierto momento de la vida
infantil. Allí, el romance excluyente que el niño vive con su madre, viene a ser
desestabilizado por papá convertido entonces en objeto de odio. Este hombre, de
aparición tardía en el escenario del niño, irrumpe reclamando su parte en el afecto
de su pareja.
Para el varón, el incesto debe ser evitado bajo pena de castración. Papá le prohibe
amores con mamá pero lo habilita para otras mujeres. Las condiciones para que
este par prohibición/habilitación se corporice son dos: que la madre a su vez lo
habilite al padre en esa función de corte, y que el padre provenga de una familia
donde el incesto también hubiese sido prohibido.
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
En la nena hay una complicación adicional: su primer objeto de amor es, como en el
varón, mamá; luego, decepcionada
porque su madre carece como ella misma de pene, se vuelca hacia papá, de quien
espera concebir hijos. Una nueva decepción la lleva a renunciar al padre para dirigir
su interés hacia otros hombres.
El resultado de estas operaciones psíquicas es lo que llamamos exogamia, es decir,
la elección de objeto sexual fuera del núcleo familiar por vía de lo que conocemos
como “prohibición del incesto”. Esta interdicción, ausente en el mundo de la
naturaleza, es la que nos hace humanos, es la que funda en nuestra especie el
ingreso a la cultura.
Toda esta problemática culmina aproximadamente a los cinco años de vida, luego
de lo cual el sujeto entra en un largo período al que Freud bautizó con el nombre de
“latencia”: es un lapso durante el cual el niño retira su atención de la pareja parental
y deposita su mirada sobre el mundo exterior. Allí se inicia el tiempo escolar, donde
la curiosidad se destina a los objetos de la ciencia. La latencia culmina en la
preadolescencia donde el drama edípico es reeditado con vistas a un ajuste en
materia de elección sexual.
En la vida adulta, y sin que tengamos la más remota noción de ello, cargamos con
las escenas troncales del complejo de Edipo. Cada vez que accedemos a un grupo,
pese al desconocimiento de los otros, del espacio y de la situación,
inconscientemente desplazamos sobre la escena que se nos muestra una otra
escena, un montaje teatral dotado de actores, argumento y ambientación donde
somos protagonistas principales. Este deslizamiento automático es el que nos lleva
a insertarnos en la nueva estructura con cierta comodidad, con placeres y molestias
que aparentan ser presentes pero vienen transferidos de otro tiempo y otro lugar.
La estructura edípica, al igual que otras de variada configuración, es uno de los
andamiajes principales que inconscientemente conferimos a los grupos para poder
insertarnos en el nuevo escenario. Desde sus trazados invisibles nos posicionamos
en ciertos roles, adjudicamos roles a los otros, nos vinculamos y nos desplegamos
mediante la acción o la palabra. Cuando desde la función de coordinador o de
analista intentamos comprender lo latente del grupo, “la otra escena”, el revés de la
trama explícita, la búsqueda de configuraciones triangulares nos pone con
frecuencia en la pista correcta.
199
UNA RELACIÓN COMUNIDAD-INSTITUCIONES
Marcelo Esses
La caída del Otro como lugar, como escena familiar y sus posibles sustitutos,
desaloja al niño de donde habita, el hogar, la casa del Otro provocando la pérdida y
desmontaje de su escena infantil. Desalojo del deseo del Otro, gatillando su
expulsión, ubicando a estos niños en el lugar del rechazo, del resto. Interrupción del
trabajo del juego, siendo sustituidas las operaciones de alienación-separación del
Otro, por las de alienación-desalojo del deseo del Otro, quedando la separación en
el mejor de los casos en suspenso, a la espera. Desmantelamiento como
201
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El nombre junto con el apellido, actúan de insignia donde en Occidente sigue la línea
y estructura el linaje y las generaciones.
El ideal es un lugar desde donde el niño es amable, promoviendo su unificación
corporal anticipada e imaginaria configurando el Yo ideal del narcicismo.
El S1 representa al significante como tal, al lenguaje, significante amo, unario,
nombre que precisa su conexión con el significante binario S2 para que haya
discurso, ley y sujeto.
La caída del niño del lugar asignado por el Otro, lo deja en relación a su cadena
significante en una posición holofrásica. En cuanto queda suspendido en una
relación especular con el Otro, imaginaria pero incluida en una estructura simbólica.
Identificación con su propio enunciado, ausencia de intervalo de la primera pareja de
significantes, quedando ésta solidificada.
Esta caída, corrimiento del Ideal, reenvía al niño, desalojado del deseo de sus
padres, a una fragmentación de su imaginario por falta de sostén simbólico, dando
lugar a lo siniestro del cuerpo fragmentado, su angustia de aniquilamiento, caída del
nombre propio que sostiene la imagen unificada del cuerpo. Reenviando a un intento
restitutivo del nombre propio en la figura del tatuaje, como impresión, marca, sello,
202
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
203
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
mutilaciones, sus deterioros, sus heridas del horror, como archivo de la historia de
sus accidentes.
LA RANCHADA
Los inhalantes operan en estos menores como un intento restitutivo del juego y la
presencia de sus padres. En tanto eliminan el hambre, da calor, sueño, promueven
el olvido de su cruel y cruda realidad. Los inhalantes producen alucinaciones
placenteras y destructivas, siendo leídas como un equivalente regresivo del juego
del niño, en tanto la alucinación es precursora en el lactante y presente en la
actividad del sueño de la realización de deseos, persistiendo posteriormente en la
actividad lúdica. Poxi como pegamento, anhelo de reparar, de ligar un cuerpo
fragmentado, un lazo social quebrado.
204
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
DEAMBULAR COMPULSIVO
205
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
206
LOS CHICOS DE LA CALLE. EL PSIQUISMO ACRÓNICO
Alfredo Moffatt*
Psicopatología y Sociopatología
208
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
209
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
CONSTRUCCION DE LA HISTORICIDAD
Psicoterapia y Socioterapia
210
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
afuera, en los intersticios de la sociedad. Por eso, la tarea que realizan, por primera
vez, es la entrada en el mundo simbólico de la palabra como instrumento de la
memoria y la planificación (el recuerdo y el deseo).
Como todo planteo terapeútico incluye una filosofía o ideología del ser humano,
vamos a aclarar que nuestra propuesta tiene que ver con la elaboración de las
experiencias vividas para que éstas adquieran sentido y armen un proyecto de vida,
desde la elección vital, ayudarlo a dirigir su vida apartándolo de las formas
represivas del tipo “Vos vivirás como nosotros queremos o serás castigado...
También existe una forma suave de llegar al mismo final, son las formas adaptativas:
"vos vivirás como nosotros queremos, porque es más civilizado ser así..."
Pero lo esencial en la socioterapia de los chicos de la calle (que también incluye a
púberes y adolescentes) es que recobren la organización prospectiva de la vida, el
tema del deseo y la esperanza. Esto está muy destruido en este sector social.
Para dar una idea del sentimiento de presentidad fáctica (vivir sólo el presente, un
mundo construido sólo desde la acción concreta) vamos a comentar una frase muy
común entre los chicos de la calle: "yo ya estoy jugado..." en el sentido de estar
tirados, algo así como "ya estoy muerto", como vivir un sobretiempo, una sobrevida
sin otro sentido que el que de cada instante. Y también agregan, cuando ya tienen
conflictos con la policía (imposible no tenerlos viviendo en la calle) "yo sigo hasta
que me bajen..." es decir, hasta que lo maten, donde el chico no siente angustia
anticipatoria, porque no hay futuro.
Ahora, ¿por qué describimos este sentimiento? Porque justamente la terapia va a
tener que sacarlo de ese presente fáctico y permitirle construir la historicidad.
A continuación daremos una idea de nuestra experiencia de incluir estos chicos en la
estructura social (sociedad que, a pesar de no ser muy recomendable es mejor que
vivir en la calle).
Empezamos contando las tres etapas del Bancapibes. En la primera, Alicia Salas
(una Psicóloga Social de la Escuela de Psicología Social Pichon-Rivière) comenzó el
trabajo de campo, de contacto persona-a-persona con los pibes de la ranchada
(grupo para-famillar, en el lenguaje carcelario) de Plaza Once.
Durante meses, especialmente durante la noche, comenzó a ser un referente
vincular, además al proponer los encuentros en el mismo sitio de la plaza, un lugar
con características de un adentro, con cierta intimidad, comenzó a configurar, muy
borrosamente en esta primera etapa, los dos elementos faltantes, fundamentales en
la construcción de la realidad del chico: la mamá y la casa. Pero, como se repetían
los encuentros, poco a poco se fue configurando una secuencia temporal, embrión
de historicidad que es el tercer elemento: el tiempo, trama que luego en las otras
211
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
212
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A pesar de las dificultades, lo que nos daba siempre fuerzas para seguir (sin ningún
tipo de ayuda de la sociedad) era la solidaridad intensa entre los pibes -como en la
ranchada se ayudaban unos a otros- y los esfuerzos que hacían para salir de la
calle. Demostraron que, cuando tienen oportunidad, eligen la vida y no la muerte (en
el Bancapibes no hubo más droga, ni violencia y no robaban, cuidando el proyecto
de todos).
Además de Bancapibes, La Casa de Teresa, el matrimonio Banzotti, Padre Eliseo,
Anden 1, Pelota de Trapo y otras que, trabajan con muy pocos medios han salvado
a muchos pibes de un destino injusto y doloroso, demostrando que es posible su
socialización.
Como tal, vamos a enumerar los ocho puntos más importantes a tener en cuenta
para un desarrollo comunitario según nuestra experiencia:
213
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Marzo 1º de 1991
*
Alfredo Moffatt, psicólogo social y psicoanalista
214
COMPLEJIDAD (I)
Denise Najmanovich
216
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
todo un esfuerzo, un trabajo descomunal, romper hoy con este chaleco porque, vaya
paradoja, no existe en ninguna carrera de ciencias duras la materia de metodología.
Solamente existe en las carreras sociales y humanas, para decirles cuidado, Uds.
tienen que basarse dentro de este modelo, que es el que puede trabajar. Y además
les dicen que es el modelo que tienen los otros. Como el positivismo se ha cuidado
muy bien de dar ejemplos históricos y de trabajar con la ciencia como se hace, no
como ellos dicen que se hace, es muy fácil de convencerlos de que esto funciona.
Para darles una idea clara de lo que es el paradigma de la simplicidad, les voy a
contar un chiste. Hay un caballo de carrera y su criador y dueño está muy
preocupado porque no gana las carreras. Entonces lo lleva al nutricionista, para ver
si había algún problema en la alimentación, y no pasa nada. Lo lleva al veterinario, a
ver si tiene algún problema fisiológico y nada. Lo lleva al psicoanalista, a ver si le
interpreta alguna cosa: no pasa nada. Entonces le dice: “Mirá, en este siglo, los que
saben de verdad son los físicos. Llevalo a un físico a ver qué pasa”. Los físicos
nunca dicen que no porque ellos saben y le dicen que vuelva la semana que viene,
porque además son rápidos. A la semana el tipo vuelve y le pregunta: “¿Y, Dr.?”
-también se los llama doctores-. Entonces le contesta: “Ya está. He solucionado
completamente su problema”. Tiene un pizarrón y dice: “Si su caballo fuera de masa
puntual y rozamiento despreciable, ganaría todas las carreras”. Efectivamente, ese
es el paradigma de la simplicidad. Si el mundo fuera de alguna equis manera, en
que uno pudiera hacer desaparecer todas las variables, las cosas se comportarían
de equis manera, como los físicos suelen decir.
Los ingenieros saben muy bien que esto no es así, que hacer desaparecer las
variables no es tan sencillo, aunque en ciertos campos es posible. Ésta es la magia
de la física: no trata del mundo, inventa un mundo. Por ejemplo, para inventar un
reloj, ¿yo puedo sacarle la tapita y hacer que funcione igual? Le va a empezar a
entrar polvo, agua, y me va a durar tres días. ¿Qué hago? Lo cierro. Lo aíslo, lo
separo y consigo como cien años de buen funcionamiento. Invento un ámbito donde
esas variables logren aisladamente ser contenidas dentro de un rango posible,
nunca en esa idealidad, a partir del aislamiento en que efectivamente se cumplen las
predicciones que yo hago.
Si quiero explicar por qué un chico anda mal en la escuela, qué hago: ¿lo saco de la
escuela, lo encierro en una botella, le pongo veinte horas de profesor particular?
Puede ser que así aprenda las tablas, por ejemplo: Si uno quiere que aprenda las
tablas y hace eso, va a lograrlo. ¿Pero el chico va a ir bien en la escuela? No sé. Tal
vez a partir de esa experiencia iluminadora, pasa. Esto es algo importante de la
complejidad: puede pasar y puede no pasar. No tengo un conocimiento total y
217
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
218
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
parece tan sencillo, cuando a uno se le juega el aprobado, no lo es. Eso que parece
claro y observable no lo es tanto.
Este prestigio de los modelos de la simplicidad no sólo venía asociado por una
práctica científica sino por una filosofía, que es la del positivismo. La ruptura que da
entrada a la posibilidad de plantearnos modelos desde la complejidad viene desde
prácticas internas de la ciencia, incluso en el área de la física, la cual, como es el
lugar que tiene más prestigio, en la medida que los propios físicos cuestionan o se
permiten cuestionar estos puntos de partida de los paradigmas clásicos, es que
logran empezar a tener consenso fuera de ese área. Es así como seguimos
comprando muchos modelos de las ciencias duras.
¿Qué pasa entonces cuando, desde el modelo o desde los enfoques, no hay un
paradigma de la complejidad? Todavía no hay consenso en las formas de referirnos
a ello, pero la complejidad no es un paradigma, es un enfoque, es una actitud. Es
una filosofía que guía modos diversos de abordaje, de interacción. Incluso podemos
pensarlo desde una estética y una ética, tanto de la práctica como de la producción
teórica.
Otra de las cosas que se rompe -son rupturas dentro de la filosofía de la ciencia-
tiene que ver con la idea de que la ciencia refleja un mundo objetivo, de que nos
permite conocer el mundo como es. Esta ruptura lleva prácticamente todo un siglo,
hasta tener una eclosión fortísima en los ‘60. La investigación de T. Kuhn es un
núcleo de esta problemática y a partir de allí estallan múltiples posiciones, pero que
en conjunto suelen llamarse epistemología post-positivista. Lo que radicalmente van
a criticar es esta disyunción entre sujeto y objeto del conocimiento. Esto es
importante porque, cuando pensamos la complejidad en relación al tema de lo
grupal, tanto aquello que vamos a llamar sujeto como aquello que vamos a llamar
grupo y la existencia misma de las personas y sus vínculos, en nuestro universo de
interacción, de producción teórica, de abordaje desde la práctica de futuros
coordinadores, es el núcleo central sin el cual no tendríamos brújula, por decirlo de
alguna manera. Este es el punto clave, en el cual el concepto de paradigma es
sumamente útil.
Además del concepto de paradigma, tenemos el concepto de cómo la observación
está impregnada por la teoría. Este es uno de los elementos subyacentes al
concepto de paradigma. Muchos de Uds. deben haberse formado en escuelas que
hacen mucho hincapié en la observación, como si fuera un fenómeno puro, físico.
Justamente, otra de las rupturas fuertes del paradigma de la complejidad es la que
se da en abordar los fenómenos desde una sola dimensión. Si pienso en la visión,
por ejemplo, los estoy viendo y puedo dar una explicación física -la ciencia que
219
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
220
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
qué es una especie biológica?”... Y así hasta el final del mundo el papá dice: “Nene,
dije culo”.
Nosotros hablamos dentro de un campo de pretensión de entendernos hasta el
momento en que nos pudrimos. Y después lo dejamos. En cualquier momento en
que estemos hablando, hay un conjunto enorme de presupuestos, dada la historia
de interacción, de vínculos, entre las personas, en el ámbito lingüístico, en un ámbito
social específico. Si yo quiero hablar, a veces, con mi hija adolescente, la mitad
entiendo y la mitad no entiendo nada porque, además, salvajemente proyecté mis
propias experiencias en las de ella y entiendo menos todavía. Y las palabras
significan otras cosas.
El abordaje de la complejidad no da por supuesto, en ningún momento, que hay
alguna dimensión que es privilegiada en relación al análisis de un fenómeno. Al
contrario, es el contexto de interacción el que, en última instancia, va a ser que
resulte privilegiada alguna dimensión. Por ejemplo, en este momento hablo yo y
decido lo que me da la gana. En el momento en qué Uds. puedan hablar, será la
interacción entre todos la que va a definir qué aspectos de las complejidades
resultarán relevantes, pertinentes para nuestro campo de interacción. Y otros
quedarán oscurecidos para algún otro encuentro, o para seguir investigando en la
vida o directamente ni nos dimos cuenta y dentro de veinte años diremos “qué tontos
hemos sido”.
Lo interesante de esto es que, por un lado, la complejidad permite abordajes mucho
más amplios, mucho más ricos, mucho más sofisticados y mucho más humildes.
Esto de la humildad, por supuesto, depende de la ética de los investigadores. Si uno
lee a la gente del Instituto Santa Fe cuando habla de la complejidad, no va a
encontrar estos elementos que estoy mencionando o los va a encontrar
condimentados con la retórica típica de los físicos.
Lo que ahora nos interesa es la posibilidad de un pensamiento multidimensional. En
este sentido, la ruptura de viejas y fuertes metáforas cognitivas impregnaron todo el
modelo de abordaje de la simplicidad, porque no es que la simplicidad era una
metodología. La simplicidad fue plasmándose en un conjunto de metáforas, de
paradigmas tomados como ejemplo, como teorías ejemplares, que fueron
impregnando nuestro imaginario social y, por lo tanto, nuestra forma de concebir e
interactuar con las cosas. Una de ellas es muy fuerte. Hay dos versiones muy fuertes
de la modernidad en relación al sujeto. Uno es el sujeto cartesiano, que es el sujeto
racional, completamente desencarnado, básicamente racional, con una racionalidad
excluyente, expresada en la lógica clásica y en sus principios. Es un sujeto individuo,
separado, nace como sujeto. Otra versión del sujeto de la modernidad se opone a
221
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
este modelo racionalista y supone que el sujeto es una clase de carozo interno y
sede de las pasiones, que es la versión romántica del sujeto.
Entre las dos versiones, estuvimos oscilando unos cuantos siglos. Pero, en
cualquiera de ellas, el elemento central es que el sujeto es alguna clase de carozo
simple, algún elemento básico sustancial e independiente de todo lo demás, así lo
definamos como razón o como pasión. Es independiente de sus vínculos, de su
historia, del lenguaje, de todo lo que, desde otras perspectivas, nosotros podríamos
ir pensando que es justamente lo que puede ir constituyendo otra noción de sujeto.
Cuando digo “otra noción'', es muy fuerte el planteo, porque yo no creo que haya
una noción de sujeto. En algunos momentos, uno se siente un sujeto racional y cree
-ingenuamente- estar actuando de esa manera. Es posible explicitar esos
fenómenos y solemos mantener largas discusiones sobre nuestra supuesta
conducta racional.
El nacimiento de la psicología freudiana supone un avance muy importante sobre
estos modelos de sujeto, tanto de racionalidad pura como interior romántico. Aún
así, todavía el sujeto freudiano, y luego el lacaniano, mantiene fuertemente un alto
grado de sustancialización y de independencia de los vínculos. Los enfoques que
suelen agruparse bajo el título de “enfoques de la complejidad” tienden a pensar el
sujeto en sus vínculos, a pensar que es imposible, si estamos mirando desde un
modelo multidimensional, pensar un sujeto, por ejemplo, desencarnado, separado de
su biología, basándose en que la biología no tiene nada que ver, o separado del
lenguaje, o de la historia -de su propia historia y de la del grupo social-. Van a
aparecer una multiplicidad de sujetos, según las narraciones en las cuales nosotros
hagamos vivir a esos sujetos.
¿Qué pasa con el otro polo de la dicotomía positivista y del modelo de la simplicidad,
el polo de la objetividad? Así como dijimos que de este modelo de la percepción,
que creamos multidimensionalmente, no hay forma de ver objetivamente, porque
sería ver fuera de mí, ¿cómo hago yo para ver objetivamente algo? Tendría que
salirme de mí, aunque hay algunas estratagemas, que explican por qué la gente ha
creído durante tanto tiempo esto. A estas estratagemas las llamamos
estandarización.
Yo digo que a esto que está acá lo voy a llamar taza. Me junto con ellas y digo “todo
objeto que está definido por tales y tales características va a ser llamado taza”,
suponiendo que tenemos la posibilidad de un lenguaje común -fíjense todo lo que
hay que suponer para la objetividad-, suponiendo que tenemos ganas de ponernos
de acuerdo, suponiendo que tenemos el poder o la capacidad de hacerlo, además
de las ganas. Pero viene Graciela y, para jorobarnos, nos cambia la luz, de modo
222
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
que la taza no se ve. Si alguien nos pregunta si hay una taza, le contestamos que
no. Y vamos a creer que objetivamente no hay ninguna taza allí, porque definimos
claramente, estandarizarnos el modelo, etc. y no vemos una taza.
Doy este ejemplo porque, justamente, este cambiar la luz aparece como un
acontecimiento, algo que es otro elemento central del abordaje de la complejidad. Yo
puedo estandarizar cualquier sistema, pero no es algo fácil de hacer. Conseguir una
buena estandarización es un trabajo bastante importante, pero puede hacerse. Y
cuando todos nos estandarizamos dentro de un modelo, es lo mismo que pasa
cuando uno estudia una carrera o se adhiere a una escuela.
Hoy estaba conversando con una persona que trabaja en investigación conmigo y le
decía que me pone los pelos de punta que haya gente que habla de la complejidad y
después se dice freudiana o lacaniana o evolucionista. Uno es una persona que está
pensando problemas y en relación a un terapeuta, un coordinador, restringir el
objetivo de su vida a ser freudiano es lamentable. Uno, se supone, quiere tratar de
entender a la gente, a los grupos, a los vínculos, al sufrimiento humano, etc.
Entonces, ya es una contradicción el autoadscribirse a una escuela, el tener una
sola forma de mirada del mundo, con plantear un abordaje desde la complejidad.
La complejidad implica siempre la pluralidad teórica, la capacidad de funcionar
desde distintos ángulos. Esto no quiere decir que uno no prefiera algunos y no
defina en ciertos ámbitos un abordaje acotado. El hablar desde la complejidad no es
una obligación, no es un imperativo. Éstas son algunas de las simplificaciones que
han ocurrido, como que ahora el negocio es vender complejidad y entonces vení a
mi club de freudianos, lacanianos, etc.
Me interesa plantear el enfoque de la complejidad como una actitud, como una
estética, como una ética, dentro de una producción teórico-práctica, porque otro de
los elementos, así como se rompen estas barreras disciplinarias, donde los objetos
no están capturados por tal o cual disciplina, es que se rompe también la forma en
que concebimos la teoría y la práctica. La teoría en la modernidad es una
explicación, para los que creen en ella, de cómo el mundo es. Y además es una
explicación universal, está terminada, es objetiva. No hay nada más que hacer con
ella. Cuando uno posee esto, tiene toda la información necesaria para saber el futuro
y el pasado del supuesto objeto que está analizando. Este abordaje desde la teoría
es como era entre los griegos, Lo teórico no tiene nada que ver con los objetos
porque ya sabe todo y lo sabe antes. No necesita ninguna clase de interacción con
los objetos. Y los objetos son siempre los mismos en cualquier contexto y
circunstancia, porque son explicaciones ahistóricas.
223
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
224
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
polvo a fines del siglo pasado con la irrupción de las geometrías no euclidianas. Sin
embargo, Uds. saben que el establishment, siempre se recompone fácil. Lo de creer
que los muertos que matáis gozan de buena salud es muy importante. Rápidamente
dijeron que estaba bien pero que estas matemáticas eran juegos. Eran modelos
consistentes, coherentes, pero no referían al universo.
Entonces aguantaron hasta que Einstein empezó a joder con lo de la relatividad.
Cuando el modelo relativista toma como modelo del espacio físico una geometría no
euclidiana, es un shock. Pero en 1913 había todavía una controversia terrible y,
hasta treinta o cuarenta años después, no todos los físicos estaban muy
convencidos de que la relatividad no fuera más bien un modelo abstracto, y esto
desde una mirada objetivista. Pero, al mismo tiempo, aparece la cuántica, que
empieza a cuestionar esta mirada objetivista, desde el seno interno de la física.
De cualquier manera, esto no pasa al pueblo, por decirlo así. Si, por ejemplo, yo
desde mi sensibilidad me entusiasmo con estas descripciones porque las conozco
bastante bien y fui docente de física muchos años, me puedo creer que toda la gente
a principio de siglo había hecho crisis y que el positivismo quedó hecho pedazos. Sin
embargo, no fue así. Todavía hubo todo un largo coletazo muy grande de la
esperanza positivista. Todavía vas a escuchar la tontería de la objetividad en todos
los programas de televisión que existan. Y hay muy poca claridad en cómo
reemplazar esta idea para dar cuenta de estos fenómenos intersubjetivos de
consenso o de sistemas de estandarización, que sí son posibles, pero que no
implican la posibilidad de una objetividad sino de una objetivación, como un proceso
activo producido por sujetos y que tiene una relativa estabilidad en función de las
comunidades que sostienen esas objetivaciones. Así que tenemos un largo camino,
si es que alguna vez llega la crisis sobre esta cuestión.
A: Vos hablabas de paradigma y de cómo la observación está impregnada por la
teoría. En realidad, esto de estar impregnado sucede siempre y en la complejidad
más todavía. Yo haría hincapié en el tema de cómo leer estas teorías, pero el no
estar impregnado es imposible.
Y no sólo por las teorías científicas, la observación está impregnada por el futuro por
ejemplo, por las expectativas, por lo que uno supone, por el pasado, por los
prejuicios. Ir trabajando desde todos los lugares cómo se generan esos procesos de
observación, esta mirada de reflexión y cuestionamiento es lo que cambia desde la
complejidad. Pero al cambiar eso, cambia también lo que nos va pasando. Si como
observadora, me pasa esto, cuando observe voy a ver de otra manera. Si Uds.
nunca hubieran visto un cuadro en perspectiva, cuando lo vean no lo van a entender.
En la medida que uno va conociendo la perspectiva, empieza a generar un modo de
225
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
mirar que antes no tenía. Y empieza a buscar profundidad en objetos donde nunca
había buscado. Lo que observa también es distinto.
A: Vos hablabas de los fines de milenio ante la crisis.
No sólo los fines de milenio, pero son bastante escandalosos.
A: (...)
Por ejemplo, las crisis del dos mil son bíblicas, no en particular del dos mil. Hay
retrogradaciones en la historia que son medio complejas. Uno puede decir, por
ejemplo, a fines del siglo pasado, la idea de catástrofe tenía peso, pero se iba
posponiendo hasta el fin del milenio, la generación de acuario. En general, los
números exactos tienen predicciones desde el pasado, desde cada uno en su
calendario. En general, hay un conjunto de predicciones que tienden a poner fechas
posibles, sobre todo para el fin del mundo en la lucha entre los buenos y los malos.
Esto podés verlo desde el marxismo hasta la escatología cristiana, el judaísmo en la
resurrección. Se le impone una supuesta fecha en el futuro, que luego se va
cambiando con argucias teológicas. Es interesante esta creencia fuerte en un fin de
la historia. En los últimos veinte años se ha publicado sobre el fin de todo.
Es muy fuerte cómo construimos y reconstruimos la historia. Si leemos las
profecías de que todo va a terminar en el dos mil, vamos a ir en contra de un autor
que dijo en algún momento que tampoco importa si es el dos mil -además, el dos mil
para él no es el dos mil para nosotros, porque usaba otro calendario-, lo cajoneás y
esto sigue. La historia es una producción humana sobre lo que uno supone del
pasado, en relación a revelar ciertos elementos de ciertos tipos de materiales con los
cuales construye. Depende de cómo cada grupo particular construya los elementos
históricos. En cada cultura hay diferencias centrales. Uno puede ver que la
metodología para construir historia en el psicoanálisis freudiano es completamente
diferente a la metodología para construir historia en la etnometodología. En lo que
voy a decir es fuerte el fenómeno de la complejidad. Llamemos equis a un
fenómeno. ¿Cómo lo vería yo si utilizo un marco teórico de la etnometodología,
cómo desde un enfoque cognitivo? Cada enfoque va a hacer que ciertos elementos
aparezcan como observaciones, que en los otros ni existen, porque la teoría no los
contiene como entidades. Y cada uno va a construir una historia. Después uno
puede construir una historia articulando ciertos elementos o no, en relación también
a una pregunta. El objetivo acá no es una historia verdadera, sino una historia con
sentido, en relación a la pregunta y a los objetivos que tengo en hacer esa pregunta.
Esto es un punto muy fuerte porque es la creencia en que la historia enseña. La
historia no enseña nada. Uno inventa la historia y después dice que enseña lo que
quiere que enseñe.
226
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Cada corriente de cualquier cosa y sobre cualquier tema tiene una historia
estructurada. Todas esas historias recogen elementos y materiales que pueden
componer la narración que ellos componen. En este momento, por ejemplo, la labor
historiográfica de reconstrucción de la historia universal es descomunal. Yo soy muy
aficionada a la lectura de la historia. Fíjense en cuanto a historia argentina: en diez
años no queda nada de los cuentos que escuchábamos cuando éramos chicos.
Ahora hay una historia completamente nueva, con nuevos personajes, por ejemplo
mujeres, que no había. Los fenómenos económicos están tomando un privilegio muy
grande, al igual que ciertos fenómenos sociales, la vida cotidiana, los modos de
relación, ciertas ideologías y tendencias políticas. Hay una revisión completa y,
probablemente dentro de uno o dos siglos, haya otra que invente otra historia, en
función de otras preguntas e intereses que estén acuciando a esas generaciones de
historiadores y de las personas que, de alguna manera, los sostienen.
227
COMPLEJIDAD (II)
Denise Najmanovich
Buenas noches. Somos pocos pero somos más de los que yo esperaba. En
principio, yo quería abrir con algunas preguntas. Espero que hayan pensado algo.
Cualquier tipo de pregunta viene bárbaro.
Alumna: Yo tengo unas cincuenta preguntas. Hay algunas puntualitas. Por ejemplo,
vos mencionaste, en un momento, una corriente cognitivista que estaba ligada al
modelo de la complejidad, cosa que me pareció muy interesante y me gustaría que
lo postules.
Hay varias corrientes cognitivistas. Hay un modelo que se llama cognitivismo no
racionalista. Uno de los que dirige aquí el movimiento cognitivista es el Dr. Balbi y él
sigue una línea italiana, creada por V. Guidano, quien visita varias veces por año el
país y cuyos libros están publicados en Paidós. Es una línea interesante. Hay otras
más ricas. Cuando uno dice un autor -ya les comenté la vez pasada-, me suena a
poca complejidad, si bien Guidano es de esos tipos que no parecen creérsela -o por
lo menos eso creí yo-. Yo he tenido varias entrevistas con él, he leído su obra. Y hay
una apertura de pensamiento. Les digo algo: es una corriente muy estudiosa, muy
seria, muy abierta, que hace años que está trabajando desde el modelo de la
complejidad. ¿Qué otra cosa?
A: Hablaste de la quinta discontinuidad...
Esto es algo que está muy de moda en ciertas áreas. Freud, en su momento, habló
de heridas narcisistas. Hoy se retraduce porque el interés no está en referencia a la
herida narcisísticaa, sino a ciertas rupturas cognitivas y vivenciales, y no en
referencia a la estructuración tanto del sujeto como del imaginario social. Por eso se
habla de discontinuidades. La quinta estaría en referencia al hombre y la máquina.
Se rompe esta supuesta discontinuidad y hay gente que habla de una civilización
mezcla híbrida entre máquinas y humanos, que en principio suena medio asqueroso.
Pero de hecho, me paso cuatro, cinco, siete horas frente a una computadora,
interactuando con otros pero a través de un medio que efectivamente es electrónico,
ese medio me constituye y yo lo constituyo. Y no se necesita que yo tenga un chip
dentro de mi cerebro para que haya una civilización cibernética, sino que gran parte
de las interacciones humanas estén mediadas por medios electrónicos: la
computadora, la televisión, el satélite, el teléfono. Si uno piensa en qué porcentaje
de las interacciones habituales que uno tiene, estos medios intervienen y la
posibilidad de utilizarlos, uno se pregunta si no constituyen nuestra propia
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
subjetividad: Este es el punto de vista más interesante; después hay todo tipo de
delirios hasta la ciencia ficción, y no tan delirios; hay trabajos efectivos.
A: Vos habías hablado del tema sujeto-objeto (...)
Bárbaro, me gusta para empezar. La modernidad, de alguna manera, se inicia e
instaura una dicotomía radical entre el sujeto-objeto. No sé si conocen “Las
meditaciones” de Descartes, cómo llega a la formulación de sujeto y por qué se dice
que Descartes es quien inventa al sujeto en la modernidad. Les cuento un cuentito
muy breve y, como tal, muy salvaje. Descartes empieza su “Tratado del método”,
planteando que él va a dudar de todo lo que le habían enseñado sus maestros. Hace
una apuesta política, que es que escribe el Tratado en francés. Fíjense el tema de
los medios: cómo van constituyendo un mensaje. Publica en francés en una época
en que todo lo erudito se publica en latín.
Empieza su libro diciendo que la inteligencia es lo mejor distribuido, que cada uno
está contento con lo que tiene y, con su propio saber y entender, si lo usa a fondo
puede llegar a conocer las cosas que le interesan. Termina su libro diciendo que
publica en francés porque quiere llegar a un público más allá de los eruditos clásicos
que ya están muy compenetrados en otras ideas, y que aquellas personas, entre los
eruditos clásicos, que no sean tan prejuiciosas como para no leerlo porque no está
escrito en lengua erudita, se molestarán en leerlo y lo juzgarán por su contenido y no
por el idioma en que está escrito. Es una apuesta política porque se dirige a un
público más amplio, que antes no existía. Es más, no existía la idea de público, en
relación a las cuestiones eruditas. Estaba cerrado dentro del sistema eclesiástico,
del escolasticismo.
Todo el Tratado, lo mismo que la obra de Galileo, que fue escrita en italiano, son
permanentes llamados a decir que todo el mundo puede pensar, que el principio de
autoridad no es el principio máximo. Cada vez que hay una revolución cognitiva,
pasa lo mismo. Siempre la autoridad cognitiva, la de cada momento, instaura un
modelo de interacción, una forma de la relación, de publicación, contra la cual se
rebelan los que plantean nuevas cosas. No solamente acatamos puntos del
contenido anterior, sino que la forma misma es un eje cuestionable. Éste va a ser el
planteo de Descartes. Empieza a dudar de todo, duda de sus sentidos. Pero
finalmente dice “no puedo dudar de que estoy dudando”; el famoso “pienso, luego
existo”.
Dice: “Además, si soy una criatura inteligente y estoy dudando, en este momento,
tampoco puedo dudar de todo. En la medida en que se ha accedido a la idea de un
ser perfecto, debe haber un ser perfecto”. Y se manda toda una parte importante,
tratando de explicar la existencia de Dios. Él decía: “Si no existiera Dios, alguien
229
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
podría estar engañándome, haciéndome creer que es cierto algo que es falso. Pero
no podría hacerme creer que no estoy pensando”. Es el famoso genio maligno. Y
dice: “Si existe Dios y Dios es perfecto -Descartes se ocupa de demostrar la
existencia de Dios-, entonces Dios no me va a engañar siempre. Algunas cosas
sobre las que he meditado con profundidad y que veo de una manera clara y
absolutamente distinta tienen que ser ciertas”.
Esto de decir “nadie me puede engañar respecto de que estoy pensando, puesto
que, aunque yo crea que me estoy engañando, estoy pensando yo que me estoy
engañando”, hace emerger este yo. Este yo es un sujeto, pero totalmente separado
de la sensibilidad, de la experiencia, de la autoridad. Es un sujeto completamente
abstracto y separado del mundo. Él, con esto, sólo puede decir que está pensando.
Pobre filosofía, si lo único que uno puede decir es que está pensando. Como es un
filósofo famoso, suponemos que dijo algo más: “como Dios existe y no me va a
engañar siempre, algunas cosas, además de yo mismo que estoy pensando, deben
existir”. Estas cosas son el mundo. Es un mundo según Descartes, matemático.
Generalmente, si digo uno más uno es dos, ¿alguien duda de esta afirmación?
Cuando uno quiere convencer a alguien de algo, le dice “es como que uno más uno
es dos”. No es algo que se discute. Puedo discutir si el pullover de ella es celeste, es
gris. Depende de cómo lo veas, depende de la luz. Pero que uno más uno es dos,
no es un tema en discusión, aunque podría serlo, porque en el sistema binario dos
es diez. Y no es una cuestión menor. Nosotros damos por supuesto un conjunto
de cosas al decir que uno más uno es dos. Su evidencia está basada en un
conjunto de contenidos que, inconscientemente, aceptamos como tales. Ni nos
damos cuenta de que están allí.
Descartes inventa al sujeto, pero es completamente abstracto, del cual lo único que
se puede decir es que piensa. Él dijo de sí mismo “yo soy una sustancia que piensa”,
de lo cual no puede predicar más nada. Además, señala una diferencia entre ese yo,
que no tiene nada que ver con el cuerpo ni con los sentidos, porque, si él tuviera
manos o pies, seguiría pensando lo mismo. Por supuesto, hoy podríamos decir que
si no tuvieras nada, si no tuvieras cerebro o neuronas, ¿seguirías pensando lo
mismo? Pero nadie le dijo eso. Es interesante esta separación entre cuerpo y mente
entre sujeto y mundo -como mundo objeto, separado, independiente, y sobre todo
matemático, abstracto-. El sujeto es abstracto y el mundo también.
Devolverle la carnalidad al mundo y al sujeto es una tarea que nos toca a nosotros
en la contemporaneidad. Uno de los primeros impactos ha sido ver cómo el
positivismo se divorcia del materialismo, argumentando que el concepto de materia
230
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
es una abstracción. Uno puede comer una pastilla, tocar una taza, pero uno nunca
toca materia. Uno toca objetos físicos.
En la historia de la filosofía se ha visto bastante bien cómo la materia es una
abstracción. Se suele decir: “¿pero vos dudás de los átomos?” No tengo ningún
inconveniente. El átomo es una maravillosa hipótesis de la física. Por ejemplo el
grabador está hecho de plástico, que está hecho de polímeros, los que están
formados por un conjunto de moléculas, muy largas, cada una de las cuales está
formada por un conjunto de átomos. Los átomos están formados por protones,
neutrones y electrones. Ellos están formados por quarks, formados por mesones,
piones, etc.
Se agarran de ese repugnante libro de Hawking, que muchos deben tener “Historia
del tiempo”, suponiendo que alguien lo pueda entender. Hay como cuatro o cinco
páginas de esas supuestas partículas elementales. Uno de los lugares de dificultad
para la física es llegar a la partícula elemental, algo que sea en sí mismo. Por un
lado, se les planteó la dificultad de la interacción entre el objeto y el experimentador.
Éste fue el gran crack de la física cuántica. Ubiquémonos a principio del siglo XX, en
la década de 1920, sobre todo hacia el período 1927-32 la física cuántica estaba en
un muy buen desarrollo y el principio de indeterminación o principio de
incertidumbre había marcado que era imposible medir, al mismo tiempo, la
velocidad o la posición de la partícula.
La explicación de esto hizo que el principio se llamara de indeterminación porque,
como el sujeto está siempre implicado en la práctica de medida, no puede medir
cosas correlacionadas al mismo tiempo. Permanentemente, todo resultado
experimental es fruto de nuestra inserción, no como sujetos subjetivos. Esto es muy
importante. No es la subjetividad, ni la conciencia del sujeto es lo que modifica los
resultados. Es nuestra existencia en la interacción, porque el modelo central de
implicación del paradigma de la simplicidad, de los modelos de la ciencia clásica, en
general, es un modelo básico de independencia entre el sujeto y el objeto y
entre las variables mismas que se están analizando. Si dos variables se
potencian, se arruinó el modelo físico, a tal punto que tenemos el famoso e
irresoluble problema físico de los tres cuerpos.
Tenemos una tendencia a pensar la gravedad y todas las propiedades físicas como
puras de los objetos. Pensamos que la Tierra ejerce la gravedad. Y, desde Newton,
la gravedad es el resultado de la atracción entre dos cuerpos, atracción mutua. Es
una relación entre la masa de los cuerpos y la distancia, en que se hallan. No es
ninguna propiedad de ninguno de ellos. Es claramente una propiedad relacional,
como la llamamos hoy en día.
231
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
232
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
233
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
cómo van a trabajar con un grupo de chicos en un club, o dentro de una misma
escuela de psicología social, o dando una clase en la universidad, o siendo anfitrión
en un seminario de Internet.
La coordinación no es un modelo abstracto de lo que se debe hacer, desde un
modelo de la complejidad, sino que un modelo de la complejidad pretende proveer
un conjunto de metáforas, como por ejemplo la de redes, para hacerla más rica, más
creativa, para que se genere la posibilidad de una multiplicidad de abordajes y
acciones -una estética más colorida-, en relación a nuestra interacción en el mundo
de los grupos y en el mundo social.
Un elemento interesante es el planteo como el de Foucault en relación a la distinción
entre la sociedad de control y la sociedad disciplinaria. Pensar cómo ciertos
instrumentos -la vigilancia, el castigo, etc., muy bien planteados en “Vigilar y
castigar”- van a enriquecer nuestro abordaje de todos los fenómenos sociales y de
los grupos de los cuales participamos. Conceptos como el de imaginario social de
Castoriadis, conceptos como el de redes, van a enriquecer cualquier trabajo. Vamos
a poder pensar las relaciones subjetivas dentro de modelos vinculares y no como
esencias.
Éste fue el gran límite de toda la psicología clásica. La psicología clásica pensaba
siempre en un yo, en un sujeto, en una estructura psíquica fija o relativamente
evolutiva hasta la adolescencia. Yo estoy viviendo la adolescencia de mi hija y me
sacude igual que a ella. Lo que pasa es que uno mismo entra en una segunda
adolescencia o como se llame.
Es interesante ver cómo realmente hay una remodelación muy profunda, un
movimiento muy fuerte y cómo el lema de este abordaje tiene que ver con cómo
nosotros estamos constituidos 'en' y 'a través', 'con', 'contra' las interacciones que
establecemos. Esto es distinto de un sujeto interno, que, en términos pedestres, se
ve en enunciados como “es bueno en el fondo”. O sos bueno o no, porque, si sos
bueno, se tiene que notar en algo de lo que hacés. Esto es muy fuerte en relación a
un nuevo tratamiento frente a lo que son las apariencias, o sea nuestras formas de
comportamiento específicas, no sólo las visibles.
Es tan visible que ella está vestida de marrón, como que tiene ojos de tal color,
como que tiene una actitud agradable, que está más o menos atenta. Son todas
cosas tan visibles. Uno ve a alguien y dice “mirá qué mala onda que trae ese tipo”.
Se dio cuenta porque lo vio, igual que vio el color. Lo que pasa es que hay una
diferencia con el grado de consenso. La riqueza de vocabulario que tenemos -esto
es muy importante- en relación a estas distinciones es mucho menor y mucho menos
234
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
consensuada. Si yo pregunto cuánto mide el grabador, ¿qué van a sacar Uds.? ¿un
chicle? Un centímetro.
Hoy estaba leyendo a Galileo y alguien decía “un móvil recorría diez brazas en diez
latidos”. ¿Quién mide hoy el tiempo en latidos? No hay consenso sobre esas
medidas. Pero ellos tenían un consenso muy claro y, en realidad, diez latidos es más
o menos lo mismo en todos lados. Vemos cómo cada sociedad va generando un
grado de consenso en relación a instrumentos, a los cuales les brinda confianza y en
los que deposita esta objetividad. La objetividad fue construida de acuerdo a la
confianza sobre ciertos objetos. Y también se fueron desprestigiando o dejando en
un libre albedrío las posibilidades de consensuar sobre situaciones objetivas,
modelos vinculares.
Si hablamos dentro de un campo psi, es muy típico que venga alguien y, por lo
menos, veinte digan “esa es una histérica de libro”. Hay un amplio grado de
consenso sobre una serie de tipologías. Lo que pasa es que estos grados de
consenso suelen estar dentro de comunidades más cerradas. Y, además, es
interesante que no haya tanto consenso, porque el planteo hecho por los
epistemólogos franceses, a los que apoyo, es que, si tenemos un muy alto
consenso en el campo de las ciencias sociales, estamos muy cerca del
fascismo. Personajes que, en determinados contextos, aparecen como evaluados
muy psicopatológicamente, en otros contextos, aparecen como perfectamente
normales o como miembros de otra clase particular de personas.
La multiplicidad da la posibilidad de distintas circulaciones: Si rompemos esa
barrera infranqueable entre sujeto y objeto, cualquier caracterización que hagamos
sobre otros sujetos o sobre otros grupos, siempre, va a estar influida por nuestro
modo particular de categorizar. Si aceptamos esto, podemos decir que cualquier
cosa que yo diga sobre cualquier otro es parte de mi forma de interactuar con el otro
y no algo intrínseco, propio y único, que anida en el ser del otro. Éste es un punto
clave de la ruptura con los modelos clásicos.
Si pasamos al campo de la coordinación de grupos, es clave el tema de interpretar
“a vos lo que te pasa es…”. Yo no puedo soportar que me lo digan, es algo que me
violenta, porque es un alguien que se arroga el derecho de decirme a mí que a mí o
al grupo le pasa lo que sea.
Cuando insisto en el tema del lenguaje, tiene que ver con que es muy distinto decir
“yo tengo una hipótesis”, “a mí me parece”, “yo sentí”, “estuve pensando que”,
“desde mi punto de vista, lo que vos decís o hacés es tal cosa”. Genera un modelo
vincular muy distinto. También genera una situación de autoridad muy distinta. ¿Cuál
235
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
236
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Por supuesto que, cuando alguien es psicópata, te puede joder igual. Pero el tema
es que la psicopatía, muchas veces, nos hace poner en un lugar autoritario, por
miedo, o hundirnos, en vez de mantenernos, porque no tenemos nada que cuidar.
“Vos estás cuestionando mi lugar de coordinador”. No hay ningún lugar de
coordinador. Coordinador es alguien que está allí para, de alguna manera, dejar de
estar allí, para que todo pueda enriquecerse sin consumirlo.
Ir trabajando las metáforas, los dispositivos que nos ayudan a pensar el objetivo, el
marco y cómo en cada contexto, se enriquece una posibilidad de coordinación, en
relación a ese marco particular es importante. Es una tarea sin fin, porque a priori no
puedo conocer los contextos. Y es una tarea de ir viendo, en esos contextos
particulares, cuáles son las experiencias que la enriquecen. Bien, ¿tienen
preguntas?
A: ¿A qué le llamás redes?
El concepto de redes tiene que ver con el concepto de flujos vinculares, donde yo
no soy yo como esencia, sino que mi lugar se instituye en la interacción con los
otros: objetos, medios a través de los que interactúo. Redes también alude al
pensamiento que no está fijado en modelos organizacionales explícitos, da cuenta
no sólo de lo que es explícito en tanto organización humana, sino de otra
multiplicidad de relaciones vinculares, que siempre existe y que no es tenida en
cuenta. No puede ser tenida en cuenta en su totalidad, pero normalmente los
modelos organizativos clásicos no tienen en cuenta más que su esquema explícito.
Redes tiene que ver con esta presencia permanente de otras relaciones
vinculares, dentro de cualquier relación vincular dada, y que constituye a todos los
que participan en ella. Tiene que ver con una mirada atenta a los flujos, a los
cambios, a los desarrollos, más que a las esencias de cada uno.
A: Este paradigma de la simplicidad está, de alguna manera, homologado con lo
modernidad. Entonces, el de la complejidad lo está con la posmodernidad.
Si uno cree que tal cosa existe. Podría estarlo. A mí la palabra “posmodernidad” no
me gusta porque se la ha puesto como nombre de todo esto vago, difuso. No queda
claro, tampoco, que haya habido una salida a la modernidad. Estamos en una época
de convulsiones. La complejidad es una posibilidad de abordaje que nos vaya
sacando de los modelos clásicos, en tanto necesitamos salir de ellos porque no nos
permiten dar cuenta de las cosas que nos pasan. Puede ser un prejuicio, porque la
palabra “posmodernidad” me queda muy ligada con ciertos autores con los que no
comulgo particularmente. Entonces, por comodidad, prefiero ahorrarme esa
discusión.
A: Desde el punto de vista filosófico (...)
237
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Sí, en los últimos años ha habido una reconsideración bastante favorable a algunos
elementos de la fenomenología. Creo que lo que es interesante, por un lado, es dar
cuenta del fenómeno, de esto que es las apariencias, como un punto central: no que
todo lo que aparece no importa porque hay algo subyacente que es lo que realmente
importa. Lo que no hay es una fetichización de la fenomenología, es considerada
siempre de una manera dinámica, interactiva. No es lo que está allí como fenómeno,
sino que vamos construyendo, permanentemente, en la interacción. En esto, creo
que hay diferencias con algunas posturas fenomenológicas.
A: Me parece que el modo de pensar (...)
Sí, con el modelo clásico, el racionalismo. Pero está el tema de la introducción del
cuerpo, de los modelos relacionales. Se amplía bastante la base de lo que fue la
fenomenología, como modelo muy rico para este paso.
A: Hay un punto acá en cuanto a lo que despiertan estas dos cosas. Aparece la
simplicidad como aquello que calma y la complejidad como todo lo contrario. Es
como que genera una ansiedad y una dificultad de avanzar sobre la gente. Acá
depende de cómo cada uno se banque lo completo, lo incompleto y toda esa
historia.
Desde lo filosófico, coincido con vos. He escuchado palabras como “vértigo”,
“angustia”, varias sensaciones estomacales, lo cual me encanta. Yo creo que una de
las cosas que la modernidad evitó fue lo visceral. Y podemos rescatarlo. Pero hay
otras presentaciones muy claras. Un poema es en sí complejo. Es inagotable, nunca
es referencial, tiene multiplicidad de sentidos. Las prácticas que tenemos son
complejas. Nuestra forma de estar en el mundo lo es. Uno, para sí mismo, es un
objeto horriblemente complejo.
Lo que pasa es que tenemos este hábito de la simplicidad, que nos ha permitido
establecer un relato que nos tranquiliza. Pero esos relatos que nos tranquilizan son
horriblemente aburridos. Son modelos aparentemente tranquilizadores porque
depositan, en general, en un afuera. Tengo categorías sobre el otro que son
complejas. Cuando uno dice que alguien es malo, no está diciendo que tiene una
estructura psíquica, con una fijación en no sé qué etapa. Da múltiples posibilidades
de análisis dentro de una cultura. También se puede simplificar, porque no están en
la palabra la complejidad o la simplicidad. Está dentro del modelo de interacción.
Esto es clave: cualquier cosa puede ser abordada desde la complejidad o desde la
simplicidad
A: Entonces también puede generar violencia todo esto...
Yo creo que sería muy interesante que se abordara el tema de la violencia desde la
complejidad, en el sentido de que muchas veces tendemos a tipificar como violencia
238
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
algo que lo es para nosotros, sin ver que en otra cultura, en otro marco, para los
participantes de ese modelo de interacción, no constituye lo que ellos categorizan
como violencia. El abrir el juego a las distintas formas de la violencia y a la
imposibilidad de tener un discurso no violento global, a priori, es muy duro. Ahí dar
lugar a una ciencia social que permita la complejidad va a romper con mucha
teorización estéril que ha ido beatificando ciertas conductas y diabolízando otras.
A: (...) lo que se ve como violencia y lo que no se ve es aquello que interactuó...
Me impactó mucho ver en cable una ceremonia en la que untan a un chico con algo
como miel y a él se le suben cien millones de hormigas encima. Para nosotros, es
algo violento, agresivo, todo lo que podamos decir. Al chico no se le veía cara de
violento ni agresivo, no le pasaba nada, más que el rito de iniciación. Y yo me
pregunté cómo podría tragarme eso, cómo podría hacer para ver eso de otra
manera. Y podría ser una sociedad en la que convivieran con estos bichos.
Entonces, con un atravesamiento directo después los bichos no te joden más. Puede
ser violento, porque aun así lo sería. Ni siquiera sé si era violento, para ellos en
ningún caso. El tema es cómo uno puede separarse de alguna manera de sus
interpretaciones naturales, abrirse a otras posibilidades y también aceptar que hay
un límite más allá de lo cual vomito.
Es el típico ejemplo de los yanquis. Están por sacrificar a la virgen, en una isla. La
van a tirar al volcán. Vienen los yanquis y se enteran. La virgen es preciosa. Salvan
a la virgen, matan a todo el pueblo y evitan estos ritos salvajes. Es interesante ver
qué hacemos nosotros en relación a la violencia, qué prácticas ejercemos, qué es lo
que constituyen las violencias.
A: ¿Estaría dentro de un modelo de complejidad el intento de rescatar de cada cosa
lo que me sirva para mi área específica, por ejemplo?
Justamente, si hay algo que para mí es complejidad es que todo es una
herramienta para pensar lo que quiero pensar, en relación a lo que lo quiero
pensar, en el mundo de interacción particular en que lo estoy pensando, y cualquier
cosa me sirve. Y además ni siquiera sé cuál en particular.
A: Lo que me asombra es, entonces, que vos hayas hablado de la psicofarmacología
como hablaste.
Cuando yo hablo de las píldoras, en realidad no estoy hablando del objeto. Estoy
hablando de cómo uno deposita su responsabilidad frente al cuerpo. Lo que dije es
que si uno quiere una acción específica, con un resultado específico y toma una
dosis específica, consigue un resultado.
A: No es intrínseco del psicofármaco, es de la dosis.
239
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
BIBLIOGRAFÍA
240
PROBLEMAS DE LA PSICOLOGÍA GRUPAL
Armando Bauleo
242
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
243
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
244
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
245
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
algo, etc.) en los diferentes sujetos, que luego en el transcurrir del tiempo y del
proceso grupal se transformarán en otras “intenciones” al ser enriquecidos por los
aportes inconscientes de los integrantes.
Proyectos de diferente tipo que se deben incluir como elementos siempre presentes
de la planificación de todo grupo y que hacen a su instrumentalización intrínseca. En
esta línea Proyecto se resume poniéndolo en el lugar del resultado de la suma de
insights.
Pero a su vez el Proyecto ocupa otro lugar en la teorización sobre grupos. Dijimos
que la situación grupal mínima era un triángulo constituido por
Coordinación-Grupo-Tarea.
Esta situación mínima de tres elementos se configura como estructura a partir de un
cuarto que le da sentido. Y aquí Proyecto (en la versión de Bloch) juega esa función.
Si buscamos el por qué, diríamos que se lo encuentra al observar que el Proyecto
como tal no pertenece a ninguno de los elementos de la estructura, pero a su vez
influye sobre los tres posibilitando el movimiento. Como expusimos antes, podemos
agregar, que los sujetos integrantes lo confunden con sus propósitos y el
coordinador con sus fines, o se cree que está condensado en la tarea, éstas son las
ilusiones de su presencia en cada uno de los elementos de la estructura.
Por lo tanto Proyecto puede aparecer como lo establecido y programado desde una
individualidad. A su vez como fantasía de futuros utópicos. O como algo que surge
de la estructura grupal por su misma constitución sin ningún anclaje en alguien en
particular.
De esta manera en el Proyecto se entrecruzan el plano de lo consciente, el plano de
lo inconsciente y el plano de efecto de un sistema de relaciones (o sea de la
estructura grupal).
Señalemos que siempre un grupo que se está por constituir es una provocación o un
desafío, sea a nivel individual o social y a su vez pasa por todas las vicisitudes de
una construcción en un vacío, cuyas formas y contenidos dependerán de un juego
de fuerzas relacional y no de alguna en particular.
Por lo tanto en un grupo en funcionamiento lo que aparece claro es una corrida de
los lugares de los “posibles”. El límite o los puntos de apertura hacia otras
situaciones no estarán en los lugares que originariamente se creía. Emergerán los
caminos por las vías menos pensadas.
Objetivamente posible y Real posible se concretizan en el grupo, y la distancia entre
ambos se efectiviza de acuerdo a cada circunstancia grupal. Podemos agregar que
la tensión entre ambos dinamiza el juego identificatorio.
246
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
247
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
248
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Lo cual no excluye que cada uno pueda pensar esto en términos de su conflictiva
intrapsíquica más profunda; pero permanentemente diferenciamos los espacios en
que cada una debe ser trabajada†. Cuando los grupos de formación son de larga
duración (uno, tres años), los coordinadores del grupo de aprendizaje suelen asistir
a importantes cambios personales de sus integrantes o deserciones.
Esto ocurre en función de los múltiples efectos movilizadores que el aprendizaje de
esta técnica promueve, en virtud de la inclusión de niveles corporales de alto
compromiso como así también por el pasaje a través de una “experiencia grupal”.
En un primer momento pensamos que deben incluirse ejercicios que fomenten los
procesos identificatorios entre los miembros, que den lugar a que se instale una
transferencia positiva hacia los coordinadores, la institución y el aprendizaje en sí
mismo, que facilite la circulación de los movimientos de inclusión-exclusión, mirar -
ser mirado, etc., de manera tal que progresivamente vayan creando las condiciones
óptimas para que el aprendizaje se realice.
Dichos ejercicios deben además fomentar la inclusión paulatina del cuerpo, el
contacto con el cuerpo de otros, el registro de las sensaciones corporales, etc., de
tal forma que los integrantes del grupo vayan construyendo un espacio y un tiempo
de trabajo que, en virtud de la intimidad y la cohesión, creen las condiciones
suficientes de confianza y continencia para el aprendizaje.
Ya desde los primeros ejercicios se insiste en la percepción tanto del propio registro
de las emociones que se suscitan en el trabajo dramático, como en aprender a
observar la escena de los otros. Esto constituye un pilar fundamental para la lectura
del acontecer dramático.
Conjuntamente con lo expuesto debe guiarse a los alumnos en el pasaje de un
pensamiento en ideas a un pensamiento en escenas.
Para ello, suele proponerse que, a partir de la elección de un afecto, se propongan
escenas referidas al mismo, al estilo de las multiplicaciones dramáticas; aquí, ante
algún comentario que “interrumpe una escena” sugerimos habitualmente que se lo
dramatice.
Este aprender a pensar en escenas, junto con el aprender a registrar las emociones
y sensaciones corporales con el aprender a mirar el acontecimiento psicodramático,
van posibilitando un entrenamiento integrador.
Es decir que habría un eje alrededor del “aprender” y otro alrededor del “reconocer”.
249
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1. APRENDER
2. RECONOCER
250
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Excede los límites del presente trabajo el desarrollo teórico de nuestra concepción
acerca de los procesos simbólico-imaginarios que todo grupo produce.
No obstante, es necesario aclarar que nuestra forma de enseñanza de la “dinámica
grupal” -más allá de los momentos de transmisión teórica- se realiza cotidianamente,
en cada reunión de trabajo, señalando los distintos momentos del grupo desde su
serialidad hasta su grupabilidad más cohesionada, los roles estereotipados o sin
interjuego por parte de los componentes, conformación, movilidad y rigideces de las
redes identificatorias y/o transferenciales tanto entre sí, como con la coordinación y
la institución real y/o imaginaria a que este grupo pertenezca, los mitos, ilusiones,
sus momentos de creación-repetición, el permanente atravesamiento de lo “social”,
de lo “político” que este grupo exprese desde su producción fantasmática, etc.
251
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Trabajamos con una frecuencia de una reunión semanal de dos horas de duración.
La secuencia habitual de estas reuniones tiene cuatro momentos a saber:
1) Warming: Además de sus funciones habituales de caldeamiento, aflojar tensiones,
crear el clima adecuado, etc., permite ir perdiendo el miedo común a usar el
propio cuerpo en dimensiones inhabituales, conectarse con el cuerpo de los otros,
a no erotizar todo contacto corporal, a transitar y disfrutar por dimensiones lúdicas
del contacto corporal y el movimiento, etc. Después de un primer tiempo de
trabajo, los alumnos, rotativamente, van realizando la coordinación del
calentamiento.
2) Trabajo psicodramático en sí mismo: A través de ejercicios no pautados y
pautados. También aquí vamos incluyendo la paulatina coordinación de escenas
por parte de los alumnos.
3) Comentarios: Qué sintieron, qué vieron, qué pensaron (tanto desde el lugar de
participantes de la escena como de observador).
Damos tanta importancia a este punto como a los dos anteriores por cuanto es un
espacio de elaboración reflexiva de lo dramatizado. La vivencia sin elaboración no
redunda en aprendizaje.
Es en este punto donde más se trabaja el entrenamiento en la observación de lo
dramatizado.
Solemos pedir a los alumnos rotativamente que lean el registro escrito realizado
durante la reunión de trabajo.
Además es el lugar donde pueden relacionar lo dramatizado con aspectos
teóricos y clínicos ya sea de lo hecho en clase como de ejemplos aportados tanto
desde los alumnos como desde la coordinación.
Los comentarios son uno de los elementos a tener en cuenta por los
coordinadores para detectar la fantasmática grupal por la que está atravesando
dicho grupo: ilusiones y mitos, sus momentos transferenciales e identificatorios, la
institución, en tanto productora de efectos simbólico-imaginarios grupales, etc.
Al trabajar sobre lo observado se posibilita la detección de posibles acting-outs,
de los compañeros, dificultades para sentir ciertos afectos entre sí, etc.
Tratamos aquí de crear en los alumnos el hábito no de poner el acento en juicios
de valor acerca de lo dramatizado sino de aprender a descubrir zonas conflictivas
de cada uno con respecto a lo específico del quehacer.
252
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Este trabajo, presentado al Encuentro Internacional de Psicodrama y Psicoterapia de Grupo en
agosto de 1985 (Bs. As), surge de nuestra actividad como docentes en la institución “Psicodrama
Psicoanalítico” que coordina el Dr. Eduardo Pavlovsky.
†
Este es, sin duda, un punto de difícil resolución, pleno de cuestiones no resueltas para todos
aquellos preocupados en la pedagogía de lo grupal. Nosotros hemos tomado esta opción por ser la
que nos resulta más clara por el momento, pero mantenemos todas sus interrogaciones abiertas.
‡
“El dispositivo grupal”: Ana M. Fernández, Ana del Cueto. En: Lo grupal 11. Ed. Búsqueda. Buenos
Aires, 1985, y en “La Teoría y los grupos”, Ana M. Fernández. Departamento de Publicaciones.
Carrera de Psicología. U.B.A. 1985.
253
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
PSICODRAMA
G.J.: Buenas noches. Hoy van a dar la clase el Dr. David Szyniak y el Lic.
Guillermo Vilaseca. Quería robarles un segundo de la clase como homenaje a
Octavio Paz, leyéndoles algo de él de "El laberinto de la soledad":
"El hombre moderno tiene la pretensión de pensar despierto, pero este despierto
pensamiento nos ha llevado por los corredores de una sinuosa pesadilla en donde
los espejos de la razón multiplican las cámaras de tortura. Al salir, acaso,
descubriremos que habíamos soñado con los ojos abiertos y que los sueños de la
razón son quizás, entonces, empezaremos a soñar otra vez con los ojos
cerrados."
D.S.: Buenas noches. Algo del poema de Octavio Paz tiene que ver con lo que
vamos a intentar aproximamos hoy: algunos dispositivos y algunos pensadores
que intentaron, a partir de su propia práctica, repensar la razón en Occidente y
algunas cuestiones que tienen que ver con la cura, con las transformaciones, con
los cambios. Me voy a referir en concreto a J.L. Moreno, que fue el creador del
psicodrama.
El psicodrama, como se conoce hoy, es un vasto campo de técnicas, de
dispositivos, de teorías, de formas, de abordajes, que sirven al campo tanto
empresarial y educacional como terapéutico. Voy a intentar hacer una
aproximación histórica y nos vamos a centrar en tres dispositivos, que nos
parecen los más importantes e interesantes para el coordinador de Grupos
Centrados en la Tarea. Son el role playing, el psicodrama interno o ensueño
dirigido y la multiplicación dramática y devienen del ancho campo del
psicodrama.
A veces las ideas del psicodrama, como de cualquier dispositivo general, se
pueden pensar mejor si uno toma algo de una cierta genealogía del término
"psicodrama", de una arqueología de este saber y de cómo se va cimentando.
Voy a darles una pequeña introducción histórica, con' el interés de ubicar un
dispositivo: a qué responde, cuáles son sus a prioris teóricos y sus recursos
técnicos. En cuanto a estas tres formas puntuales de aplicación del psicodrama,
diríamos que van a servir, tomando la metáfora de la reunión pasada, para
"internamos en el bosque" y para trabajar con ellos algunas cuestiones
relacionadas con la función, el rol del coordinador.
Tomemos una primera escena: estamos en Viena, parte del Imperio
Austrohúngaro, en la salida de la primera guerra mundial, lo que significo: una
254
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
cierta conmocíón social, bien reflejada en "El huevo de la serpiente" -una película
de I. Bergman-, donde lo que está en juego es no sólo la reconstrucción de todo
un imperio sino también las formas de la sociabilidad, de la convivencia social, en
qué lugar está el poder.
Nos encontramos con un primer diagnóstico: un vacío de poder. Y un médico
judío rumano, Moreno, trae un cierto poder que viene del teatro. El teatro ha
cumplido una función muy importante en la antigüedad, que es el primer
antecedente del psicodrama. Piensen en un teatro, una escena. Hay un escenario
y una silla vacía, roja, aterciopelada, que representa el poder. Moreno convoca a
amigos y conocidas y les propone una primera experiencia: la de sentarse en la
silla del poder. Estas experiencias de Moreno fracasan. Pero, como en todo
creador, dejan una impronta que va a tener que ver con la creación del teatro
espontáneo, que es la posibilidad de contar relatos y de dramatizarlos: no sólo la
técnica de lo verbal, sino la puesta en acción. Esto obliga a una lectura diversa.
Poner en acción provoca cosas diferentes que el contarlo. Hay una diferencia de
sensaciones, de sentidos, de movimientos en el grupo con respecto a contar una
historia.
La historia era el argumento, el teatro espontáneo tenía que ser un teatro creativo
y es la base sobre la cual Moreno piensa esto: la creatividad para salir de una
situación catastrófica como lo era la de 1921 en Viena.
Hay un relato básico en Moreno: "El caso Barbara". Es el de dos jóvenes, Barbara
y George, que se enamoran en el teatro de Moreno y terminan casándose.
George, después del casamiento, le hace un comentario a Moreno: que esa mujer
angelical con la que él se casó, en la vida matrimonial, no tiene nada de angelical,
que lo somete a una serie de maltratos que él no entiende. Moreno escucha con
atención. Fíjense cómo en un marco determinado surge una cierta demanda.
Moreno piensa que hay varias caras de Barbara. Siempre, en sus personajes
cuando ella trabajaba en el teatro, hace de angelical.
Entonces a Moreno se le ocurre una técnica: que en los próximos encuentros
Barbara no va a hacer personajes angelicales, va a hacer personajes de maldita,
de madrastra, de quien le saca el hombre a otra mujer. George dice a posteriori
que todos estos personajes ayudaron a mejorar el carácter de Barbara en la
relación matrimonial. Allí hay un principio del armado de un dispositivo del
entrenamiento de roles de Barbara en otros roles, que si no hubiesen estado
dramatizados en el espacio escénico, se supone que habrían sido actuados en la
vida cotidiana.
El teatro espontáneo griego tiene algunas diferencias: el público hace catarsis por
identificación con los actores. La propuesta moreniana, en cambio, es convertirse
255
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
256
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
otros en relación con nosotros. En muchos casos nos armamos todo un diálogo.
Imaginarnos hasta el clima en el que vamos a estar metidos.
Lo que frecuentemente ocurre es que, como dicen, "en la cancha se ven los
pingos". Nos descubrimos muchas veces actuando de una forma diferente de la
que habíamos pensado. A veces nos sorprende y a veces no. En muchos casos
también, ya sea llevando la conducta que pensamos o la que nos sale, nos
encontramos embargados de emociones que no esperábamos, o de
intensidades en ellas distintas de las que suponíamos.
Por otro lado, está la respuesta del otro, que no siempre es la de este otro
imaginario con el que había estado charlando antes de llegar. El otro se da el lujo
de contar lo que se le da la gana. Entonces uno tiene que empezar a rearmar todo
el speach y el posicionamiento de uno.
Esto es lo que podemos trabajar cuando nos proponemos el entrenamiento en el
desempeño de roles. Una cosa es que conversemos y digamos que el
coordinador debe hacer tal cosa, etc. y lo mismo con un facilitador -porque habría
diferentes formas de nombrarlo-, y otra es ver qué pasa cuando estamos ahí. Por
eso no podemos trabajar las cosas que pueden pasar desde una posición
exclusivamente discursiva. Si no pasamos por esta experiencia, como hicimos en
los grupos, no tendríamos la oportunidad de sorprendemos.
Otra cuestión tiene que ver con que muchas veces sentimos una incomodidad en
la manera en que estamos situados en el vínculo con otros -vínculo familiar,
laboral, como coordinador de un grupo-. Puede ser que tratemos de describir y
explicar lo que nos está pasando, pero y ¿qué hacemos? No encontramos alguna
manera de que esto se modifique.
Entonces la idea de poder llevar a una escena esta situación conflictiva nos
plantea una forma de abordaje que nos posibilita el repensar la situación. Y tiene
que ver con las supervisiones del trabajo del coordinador de grupos.
Otra posibilidad también es que en muchos casos los otros manifiestan
incomodidad respecto de la posición que nosotros adoptamos. Aquí nos
encontramos también con una situación donde escenificar, llevar este conflicto,
esta tensión de la cual la persona refiere que no tiene noción de por qué se
genera, da la posibilidad de poder repensarlo. Esto lo hemos visto en el
dispositivo con el cual hemos trabajado con David hace unos cuantos años, en
grupos dé reflexión para hombres y en el trabajo que yo hacía con grupos de
perfeccionamiento para docentes, donde ellos, muy acostumbrados a su
posicionamiento desde un lugar de saber, veían como inadmisibles las
dificultades en el aprendizaje de los chicos. Ponerse en el lugar del que no
257
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
258
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
259
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
descubierto que a cada uno de nosotros nos pasa en este tipo de situaciones
vitales, como la de juntarse y separarse.
Alumna: ¿Cuál sería la metáfora en el ejemplo que diste?
G.V.: La metáfora sería el juego de juntarse y separarse. Es una metáfora
bastante próxima a la situación que el grupo podría estar planteando. Podrías
inventar juegos que estuvieran como más distantes. Por ejemplo, vos estás
pensando en que vas a tener que trabajar con un grupo una situación de pasaje.
Una posibilidad es que le pidas a la gente que empiece a caminar, que se saquen
los zapatos, que con ellos hagan una línea divisoria que separe el espacio en dos
y que luego vayan transitando de una zona a otra, y que cada uno se vaya
imaginando de qué zona a qué zona transcurre. Entonces vas armando en el
espacio y en el movimiento algo que refiera aquello que está en juego para el
conjunto de la gente.
Alumna: ¿Metáfora como forma de representación?
G.V.: Metáfora como forma de encontrar una misma estructura pero de una
manera que aparezca como distinta.
D.S.: Después volveremos sobre este tema. Lo que Guillermo trabajó son formas
de trabajar el toma del caldeamiento. Quiero entrar directamente en el role
playing. Voy a contar experiencias mías en el entrenamiento del rol. Cuando digo
entrenamiento del rol también es saneamiento del rol. Yo he trabajado con
gabinetes psicopedagógicos en las provincias, trabajando el entrenamiento del rol
de los psicólogos, los psicopedagogos y los asistentes sociales y qué cosas les
suceden en esto. Aquí se hace interesante el trabajo con el role playing porque
era plantearnos escenas de las cosas que les sucedían repetidamente. Hay varias
escenas posibles para trabajar; por ejemplo, escenas que hayan vivido. Al
recrearlas aparecen situaciones porque la escena del role playing es una
estructura de demora -primero hay que pensarla como tal- porque es esta idea de
que entonces se pueden pensar diferentes variantes a algo que parece
absolutamente fijo. Les digo a los asistentes sociales de una provincia: "No
pueden pensar su rol separado del rol de bomberos", donde bomberos quiere
decir que donde hay fuego hay que salir corriendo a apagarlo -ésta es una
metáfora que a ellos se les ocurrió-.
Trabajamos con las escenas para pensar en cuanto al tejido social de dónde nace
que el asistente social tiene que ser parecido al bombero. Y para poder pensar
diferentes formas de atravesamiento para pensar estructuras de demora. Un
bombero no puede tener demora. Si incorporamos algo del psicoanálisis, los
regímenes de castración, la idea de ser bombero no es la de ser asistente social.
Entonces la estructura de demora de la escena permitía desdoblar la escena,
260
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
mirarla desde diversos puntos de vista, darse un tiempo para ver -y cuando se ve
se ve no todo-, para comprender -y cuando se comprende se comprende no todo-
y un tiempo para concluir como tiempos diversos del trabajo, de la posibilidad de
trabajar algo de lo que sucedía en esa situación en concreto -los afectos, los
sentimientos, las ideas que producía-.
Cada una de estas personas venía con su historia singular. De alguna manera era
recrear un rol tomado desde el punto de vista social que tenía un sentido
hegemónico. De hecho, empecé a trabajar en una provincia y después me
llamaron de otras para trabajar lo mismo.
Trabajamos el rol desde el punto de vista de la repetición de la escena, de la
inversión de roles -como el del asistente y el del necesitado-, los diferentes puntos
de vista, las diferentes gradaciones, las modalidades de asunción del rol, cómo se
mantenía y de qué manera se adecua, qué capacidad de percepción tienen de
cosas que suceden. Como están tan enchufados con que el rol debe ser así, en la
escena aparece una cantidad de cosas que ni se dan cuenta, que pasan de largo,
porque la idea es soy asistente, soy bombero.
El trabajo de grupo nos permitía tomar este material, pensarlo e instrumentar
una.devolución posible entre todos en la lectura de la escena. Trabajamos
cuestiones no verbales como la modalidad de ubicación en el espacio escénico, la
forma de presentarse, la apertura y el nivel del lenguaje, la actitud corporal.
Básicamente trabajamos tres técnicas: la del soliloquio, en la que cada uno
desde el lugar donde está en la escena pueda decir las cosas que le pasan, la de
la inversión de roles, que es la de imitación de un conflicto, de una tensión
-además, en general, cuando se trabaja de a dos, cuando aparece algo tan
especular, tan dual, es interesante la incorporación de un tercero, ante una
situación donde hay un dador y un necesitado-.
Alumnos: Ya está incorporado.
D.S.: Claro, pero cómo concretizarlo en la situación. Y la otra técnica es la
repetición de la escena. Una escena que se repite varias veces, cada vez se
hace diferente. La diferencia ayuda a la posibilidad de la creación.
G.V.: Un tema que es fundamental, que yo les decía en relación a la
reconstrucción, es que al trabajar con las escenas en psicodrama, no
pretendemos hacer un replay de la escena original, sino que ésta es un texto a
partir del cual vamos a hacer una representación. Hay que tener esto en cuenta
porque suele haber una pretensión y aparece el "pero así no fue". Así no fue pero
así está siendo en el aquí y ahora. Éstas son las cosas que están pudiendo
aparecer acá. Cabría la posibilidad de volver a hacer la escena e ir viendo qué va
apareciendo con las repeticiones, pero considerando que no estamos tratando de
261
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
llegar a la verdad sino que estamos viendo de todas las maneras posibles cómo la
escena puede ser abordada y concebida desde los contrarroles que puede hacer
cada uno de los compañeros de trabajo. Esto abre el repertorio de conductas
posibles. En este sentido, sería más enriquecedor.
Un dispositivo con el que he trabajado mucho es el de la multiplicación
dramática, que se utiliza mucho para la supervisión de coordinadores de grupos.
A través de la dramatización que en este caso llamamos escena mostrativa,
ponemos en escena la situación conflictiva, que alguien plantea que le resulta
difícil de abordar. A partir de que la escena es puesta ante el público que son los
demás integrantes del grupo, nos centramos en el impacto emocional que genera
en quienes la observan y en quienes hacen los contrarroles dentro de la escena.
La propuesta es que desde esa emoción cada uno vuelque las escenas que le
resuenan en relación con esta escena original. Estamos trabajando con un
dispositivo de asociación en escenas, donde se va representando y jugando lo
que a cada uno le despierta, en vez de que cada uno opine, y se va llevando al
escenario como si fueran flashes, de manera de abrir lo más posible el conjunto
de las afectaciones que la escena original provocó.
Recién después de haberse podido introducir en la dimensión lúdica, podemos
entrar en un campo de reflexión, de conceptual ización de la vivencia, para poder
entender re aportaron cada una de estas imágenes a la comprensión de esta
situación. sta sería a grandes rasgos la idea de la multiplicación dramática.
En el caso del psicodrama interno, se trabaja en la interioridad de cada uno
básicamente. Cada uno trabaja imaginariamente con su pensamiento. La principal
diferencia en relación con los otros dispositivos, donde cada uno se tiene que
encontrar tropezando con el otro, que de repente no hace un contrarrol sino que
hace lo que se le ocurre, aquí uno queda más librado a la relación con el otro que
uno imagina. Es un diálogo que voy a tener en donde no me tengo que contrastar
con un otro, que ponga a prueba mis teorías sobre mí mismo. Es de gran utilidad
para ampliar la percepción sobre uno mismo, lo posibilidad de pensarse en
escenarios.
D.S.: También sirve esto último para interiorizar conflictos. A veces una o más
personas dicen "yo no tengo nada que ver con esto". Entonces algo del
psicodrama interno puede ayudar a la interiorización de algún tipo de conflicto.
Son dos técnicas, dos intervenciones diferentes, para momentos diferentes de un
grupo y para el armado de dispositivos diferentes.
Alumna: (inaudible)
D.S.: No, el psicodrama interno es un dispositivo en sí mismo. El soliloquio es una
técnica del dispositivo del role playing, y es parte de una escena. Cuando yo
262
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
hablo, lo hago conmigo mismo pero en voz alta. En el psicodrama interno no les
digo nada a los otros voy trabajando escenas internas -dónde se ubica el
conflicto, dónde está el protagonista, dónde el antagonista, si hay un testigo
exterior-. Es cierto que se parecen en que el soliloquio es un momento de
interiorización, en un momento de dramatización.
G.V.: Básicamente lo tenés que usar cuando te das cuenta que alguien no está
percibiendo en la escena qué le está pasando. Entonces uno dice "pará un
momento, tratá de poner en voz alta lo que ocurre con vos ahora y que no estás
pudiendo decir" nnnóonó
D.S.: Y en general te va a decir "nada, no sé qué me pasa".
Alumno: La interiorización del conflicto, ¿la maneja el coordinador?
D.S.: No, estoy hablando para personalidades donde se les hace difícil la
interiorización del conflicto. No que lo maneje el coordinador pero sí que algún
conflicto sea más trabajado.
Alumno: ...en un grupo se puede dar que nadie del grupo no asuma cosas
conflictivas...
D.S.: Eso tenemos que verlo en la técnica. En qué cosas puede tocar este
conflicto a estas personas, que está tan cerca que no pueden verlo. Por eso digo
que son intervenciones diversas.
Alumna: ¿Pueden surgir situaciones primitivas?
D.S.: Sí, pero depende de qué intervención hagas, depende de qué tipo de
ensueño dirigido hagas. Es algo más de interiorización que lo otro que es más de
acción.
G.V.: El tema de los dispositivos tiene que ver con que Uds. van a tener que ir
creando sobre esta matriz los dispositivos que les resuelvan las situaciones con
que se vayan, encontrando. En esto se va a jugar algo básico del psicodrama que
es la creatividad.
263
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Raúl Cela*
Es posible ubicar una intersección entre lo que Antonin Artaud denominó Teatro de
la Crueldad y el enfoque conceptual del Psicodrama. En El teatro y su doble, Artaud
propone un trabajo de composición en la creación actoral, en el que vincula al teatro
con un modo de ascesis a través de las artes. Tradicionalmente, el psicodrama
trabaja en el proceso terapéutico a partir de la memoria emotiva. A partir de nuestra
experiencia en la clínica, quedó demostrado que las dramatizaciones que trabajan
desde la reproducción naturalista, psicológica, de las escenas conflictivas, sin un
trabajo que tenga en cuenta qué fuerzas que sostienen a los personajes, están
trabajando en una zona de repetición del fantasma que refuerza su fijación.
El Teatro de la Crueldad intenta producir una conexión del cuerpo sensible del actor
con las fuerzas originarias de la especie. Este trabajo se diferencia de toda
representación psicodramática que tienda a copiar la vida cotidiana del participante.
“El teatro debe ser considerado también como un doble, no ya de esa realidad
cotidiana, tan vana como edulcorada, sino de otra realidad peligrosa y arquetípica.
Esta realidad no es humana, sino inhumana, y ha de reconocerse que el hombre,
con sus costumbres y su carácter, cuenta en ella muy poco” (A. Artaud, ob. cit.).
El teatro de la crueldad crea un espacio “transicional” en el que el sujeto de la
experiencia deviene actor, capaz de producir nuevas cualidades intensivas que le
permiten colocar a su conciencia (y por lo tanto al yo) en relación con la voluntad de
poder.
Esta concepción del sujeto como actor, como creador, es para el Esquizoanálisis (en
cuya operatoria, la relación Artaud/Deleuze/Nietzsche es central) una de las
articulaciones conscientes para pensar la vida como un teatro que permite al sujeto
salirse, buscar la objetivación de su ser en el mundo, con los otros, como una obra.
La historia personal pasa a ser algo a componer. Como sostiene Deepak Chopra,
“cuando la imagen de ti mismo no te distrae, sólo puedes estar en estado de
inocencia”. El yo se pone en tela de juicio para ser transformado. La voluntad
predispone a una alianza a-fantasmática. En este camino, Deleuze habla de un poco
más de Zen, o sea, de una alianza con las fuerzas de la especie, los imaginarios
colectivos y la naturaleza.
264
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Miembro de la Comisión Científica del Congreso Iberoamericano de Psicodrama y fundador de
Pasaje Zen, institución de psicodrama, esquizoanálisis y zen. Extractado de Modos de ser terapeuta.
Estética y subjetividad (Ed. del Zorzal), de próxima aparición.
265
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Antonio López.
266
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
presente que va a ser desde cierto marco conceptual, desde donde leerá aquellos
fenómenos que van a ser retenidos en su tarea de observación.
Ustedes no van a observar cualquier cosa ni la verdad objetiva, van a hacer un
recorte de ciertos fenómenos del acontecer grupal que van a estar determinados por
la teoría previa que existe acerca de estos recortes.
¿Qué implica esto, en tanto andarivel o nivel de la teoría? Conceptos específicos
que debieran ustedes comenzar a retener o tener a la vista.
¿Qué deben ustedes tener presente, recordar como observadores? Deben tener
presente aquel par conceptual que varias veces trajimos a nuestro tema y que es
génesis y estructura. Génesis que hace referencia a un proceso, hay algo en el
orden de un proceso que se juega y que ustedes deben tener en cuenta. Y también
hay algo en el orden de la estructura, es decir, el aquí y ahora del acontecer grupal.
Esa manera particular en que ese instante, produce algo que tiene que ver con la
puesta en acto del funcionamiento del grupo y que también ustedes debieran tener
presente en el acto de hacer la estructura como observador.
Va a depender desde dónde ustedes se ubiquen para leer los fenómenos, si es
haciendo hincapié en el proceso, la génesis, o en la estructura. Va a depender de
qué tienen ustedes presentes, qué cosas van a observar.
Estamos en el nivel de la teoría, ya vamos a pasar con estos mismos conceptos al
nivel de la metodología, y al de la táctica. Esto es un repaso, pero es bueno para
que ustedes comiencen a familiarizarse para ponerlo en práctica.
Además traemos otro articulador fundante del acontecer grupal que es la
transferencia. Ustedes van a enfrentar y van a padecer los efectos de la
transferencia. Porque hay transferencia es que el grupo existe como tal, porque hay
transferencia el coordinador tiene sentido, porque hay transferencia el observador
forma parte del equipo de coordinación.
Es decir, que independientemente de que ustedes operen o no con la transferencia,
ésta está actuando, y ustedes lo deben saber.
Porque esto va a movilizar en ustedes un conjunto de ansiedades, un montante de
angustia, en el ejercicio de la función, que en cuanto lo puedan reconocer, va a
permitir transformar ese montante de angustia en algo operante para la tarea que
ustedes hagan.
La transferencia tiene una doble vertiente: es el obstáculo para poder aprender en
verdad un objeto cualquiera, carga de aspectos subjetivos, inconscientes que hacen
que el objetivo siempre se nos presente de una manera distorsionada, peculiar.
Pero al mismo tiempo porque opera la transferencia, es que nosotros podemos
reconocer al sujeto y al objeto. Hay una facilitación. Sólo en la medida en que uno
267
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
268
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
269
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
270
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
271
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
272
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Antonio López
La reunión de hoy va ser presentarles desde la teoría en qué consiste la función del
observador. Y lo vamos a hacer en diferentes formas de abordaje de una
problemática desde la triple determinación, que es: desde la teoría como tal, es
decir, la Epistemología; desde la técnica, es decir, de qué manera se va a abordar
toda la serie de fenómenos de la práctica misma, y lo que opera de mediador entre
la práctica y la teoría, que es la metodología.
Por lo tanto, vamos a tratar de presentar la función del observador desde estos tres
ejes: Lo epistemológico, lo metodológico y lo técnico.
Desde lo epistemológico vamos a hacer un repaso de aquellos conceptos que son
esenciales para pensar la problemática del observador. Conceptos que Uds.
conocen pero que ahora vamos a recordar desde la exigencia de caracterizar la
función del observador.
El primer concepto que vamos a traer para pensar esta problemática es el par rol-
función. Ustedes saben que nosotros incorporamos esta diferencia como esencial
para poder ordenar la lectura de los fenómenos. Y además, hemos caracterizado
como lo propio del observador y coordinador, en tanto tienen la responsabilidad de
sostener el funcionamiento grupal, el que esté determinado su lugar en el
cumplimiento de ciertas funciones.
Y que estas funciones no dependen de la subjetividad del coordinador, sino de una
trama estructural que nosotros desde la teoría definimos que debe satisfacer
cualquier coordinador. Es decir, que para nosotros, la función es lo más descarnado
posible respecto del sujeto que cumple la función.
Para nosotros, cumplir la función implica trabajar con rigurosidad la problemática
subjetiva para que ésta no contamine el ejercicio de esa función. En otras palabras,
es lo que nosotros decimos acerca de que el sujeto debe correrse la máximo posible
en el acto de ejercer la función.
Y al mismo tiempo reservamos el concepto de rol para aquella conducta particular
que un sujeto reviste en el acto grupal. Es decir, que el sujeto, por el hecho de estar
en grupos, establece una trama de relaciones que lo llevan a asumir ciertos roles.
Por lo tanto, el rol pertenece más a una encarnadura en el sujeto, diferente de la
función, que implica un descarnarse del sujeto. Lo que queremos decir es que en la
función el sujeto se borra, mientras que en el rol el sujeto se muestra, se
273
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
274
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
fenómenos relacionados con los afectos, luego con el inconsciente, y luego con la
concepción del sujeto deseante.
Por lo tanto, es necesario recuperar, en el concepto de aprendizaje, que este
aprendizaje se sostiene sobre la realidad de los fenómenos transferenciales. En el
grupo hay transferencia.
Si estamos pensando en el concepto de aprendizaje que incorpora los problemas
afectivos, por lo tanto, los fenómenos relacionados con lo inconsciente, por lo tanto
esto nos trae conceptos psicoanalíticos. El concepto de aprendizaje va a aparecer
mediado por los fenómenos transferenciales. Transferencia, identificación, van a ser
componentes que es necesario que ustedes recuperen (remitimos también a las
clases de Psicoanálisis, para que relean estos conceptos) porque lo que queremos
decir es que en el grupo, al instalarse alguien en el lugar del coordinador o de
observador, dispara, automáticamente, nuevas formas de transferencia, distintas de
la forma de transferencia que operaba cuando ustedes eran integrantes del grupo.
Nosotros decimos: en el integrante del grupo, que opere la transferencia, que
aparezca en toda su fuerza, porque eso permite al observador y al coordinador
visualizar los fenómenos subjetivos. En el caso de la función del coordinador, frente
a la transferencia, contrariamente a lo que pasa entre los compañeros, que se
someten a la prueba de la transferencia, y se entrecruzan juegos de identificaciones
y con ellas pasiones, en el caso del observador y coordinador, se abstienen de caer
en las trampas de la transferencia y deben ser capaces de abordar recursos técnicos
que los acrediten para operar en la transferencia. Estos son conceptos teóricos.
No les estamos diciendo a ustedes: sean psicoanalistas y menos aún interpreten.
Menos aún cuando estamos hablando de observadores. Pero deben saber ustedes
que cuando son observadores, no pueden quedar excluidos en la transferencia que
se instala en ese lugar.
Un chiste, un comentario crítico, un elogio que les dirijan a ustedes cuando están en
la silla del observador, no se lo dirigen a ustedes, se lo dirigen al observador.
Pensar lo contrario es caer en la trampa de la transferencia. Si alguien les dice: ¡Qué
linda que estás! Y ustedes están ejerciendo la función coordinador, no lo crean
(aunque ustedes estén lindas).
Esto es muy importante, porque las formas que adquiere la transferencia son de las
más sutiles, tramposas: y es necesario que ustedes comiencen a distinguir una
situación transferencial de una situación de la vida común. Entonces, estos dos
conceptos, de transferencia, y de aprendizaje, son muy necesarios de recuperar.
Es importante que ustedes sean capaces de sostener los lugares que van a ocupar.
En el trabajo de observación, con la pura abstención. Cuando estén en el lugar del
275
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
coordinador, va a ser más exigente. Les decía que deben diferenciar un fenómeno
transferencial de un fenómeno de la vida cotidiana. Alguien puede decirles: “Dame
fuego”, al observador, mirándolo a los ojos, e instalarse una llamarada en la mirada.
Pero también uno puede decir: “Dame fuego” porque sabe que el otro tiene un
encendedor. En el caso segundo, ustedes sacan el encendedor, y le dan fuego, no
se van a poner a interpretar los fenómenos de la transferencia, porque aparte de ser
ridículos, demostrarían que ustedes están cayendo en la transferencia. Pero esto
mismo permite formas sutiles de trampa. Múltiples juegos que operan cuando
ustedes están en la silla.
Y el último concepto epistemológico es el de lo universal, lo particular, y lo singular.
Que también es una categoría del método dialéctico, que nosotros abordamos
cuando vimos la dialéctica.
Lo singular, lo particular, y lo universal: ustedes saben que lo singular hace
referencia a aspectos específicos del sujeto. Los aspectos específicos del sujeto, lo
singular, no constituyen el objetivo del coordinador de grupos. Y menos aún del
observador. No quiere decir que no esté. Pero sí tienen ustedes que abstenerse de
dirigir la mirada interpretativa, no es el ámbito para abordar esta dimensión. Sí lo es
la terapia, el consultorio.
Lo que quise decir es que en el grupo aparece el fenómeno subjetivo y que es
imposible que esto no aparezca, y que uno se las tiene que ver con eso. Pero lo que
no tiene que hacer es intervenir desde el punto de vista de la interpretación de ese
tipo de problemática. Porque si uno interviene, se las va a tener que ver con
fenómenos y aspectos muy ligados a la subjetividad. Y el que se mete con
subjetividades tiene que hacerse cargo de lo que provoca la subjetividad del otro. Y
esto es del ámbito de la clínica, no de los grupos operativos de aprendizaje. Y
además un ámbito del Psicoanálisis, no de la `Psicología Social. El grupo operativo
no es un grupo de terapia.
Pero un psicólogo social puede, luego, sí, trabajar en un grupo terapéutico. Y aplicar
técnicas operativas. Pero, en ese caso, está el objetivo explícito de que es
terapéutico.
Respecto a lo universal y a lo particular, veamos las cuestiones de las que el
coordinador se ocupa. Lo universal es aquello que está ligado al grupo como tal. Y lo
particular es aquella dimensión específica que es de un sujeto, pero que se
despliega en el modo de relación de un miembro con los otros. Lo particular es
aquello que, si bien es de un sujeto, se despliega, se explicita, se muestra, en la
trama vincular con los otros. Lo puramente intra es singular. Pero, también lo
particular es intra. Pero eso intra está determinado por la relación con el otro.
276
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
277
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
278
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
279
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
280
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
281
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA EXPERIENCIA DE OBSERVACIÓN
282
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
283
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
284
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
285
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
286
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
medida de su creatividad para que los obsesivos sigan trabajando en las novedades
que esa persona trae.
A: ¿Puede darse el caso que te habiliten primero, o sea te dan el lugar y luego
sucede que terminan considerándote un transgresor?
Es que todo esto tiene que estar encuadrado, enmarcado. Por ejemplo en la Ford de
Estados Unidos habla celos por diferencias de sueldos. Habla una oficina técnica en
donde estaban todas las personas trabajando, y uno que ganaba más y parecía que
trabajaba poco y nada, esta persona miraba por la ventana. Entonces un compañero
se quejó en la oficina de personal argumentando que él que miraba todo el día por la
ventana cobraba más que el resto que estaban todo el tiempo inclinados sobre el
tablero; el jefe entonces le respondió: “Lo que importa es cómo mira por la ventana”,
lo hace porque se está inspirando y en un minuto produce una idea que salva a la
compañía, es creativo y muy valioso. Ese es un tipo de transgresión; pero si además
de generar una idea, tira gas Sarín por el conducto de aire acondicionado y mata a
unos cuantos, hay que echarlo y encerrarlo. Todo tiene su encuade, no se puede
cualquier cosa.
A : ¿Podría definir a la persona perversa?
Perverso a grandes rasgos es una persona que llegó a un desarrollo psíquico tal que
comprende qué es la ley, pero se reserva reductos en los cuales la ley no es para él,
es para los demás. Por supuesto que hay muchos tipos de perversos, cuando se ve
la segunda tópica de Freud: yo, superyó y ello. Si vemos el sistema de alianzas que
hay acá dentro, se van a dar cuenta de la diferencia entre el neurótico y el perverso.
El Yo del neurótico, Yo social, se encuentra con el mundo pero tiene sus instancias
internos que le exigen cosas. Por ejemplo el Ello pide deseos, deseos, deseos. El
Superyo pide ley, ley, ley, mandatos, mandatos, mandatos y después está el mundo
externo; por lo tanto el Yo, dice Freud, es vasallo, es esclavo de tres amos: del Ello,
del Superyo y del mundo externo. Los tres le ponen límites y él tiene que negociar,
es un gran canciller.
Ahora depende la estructura, el Yo, se alía y no es que lo haga voluntariamente, es
que es la estructura es así, le hace hacer alianzas para sobrellevar este vasallaje.
En la neurosis el Yo se alía con el Superyo, contra el Ello, en relación al mundo
externo, por eso los deseos están reprimidos, hay deseos que tendrían que estar a
flor de piel y están reprimidos también, entonces ahí es de donde vienen los
síntomas.
No todo deseo es reprimible, hay cuestiones elementales que tienen que estar
reprimidas si no no podríamos estar en sociedad, pero hay deseos que el neurótico
no se permite, lo más claro que hay en esto es en la cuestión sexual. Hay serias
287
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
limitaciones, inhibiciones, cuestiones que nadie le dice que no, pero el neurótico se
lo autolimita, sufre, no disfruta, esta es la alianza en la neurosis: Yo con el Super Yo,
en acuerdo con el mundo externo, contra el Ello. Esa alianza tiene como resultado
una defensa llamada Represión.
En cambio en la perversión el Yo se alía con el Ello, contra el Superyo y el mundo
externo. Es decir le da cauce a ciertos deseos del Ello y no están reprimidos, por
ejemplo, el caso de los exhibicionistas, o de los violadores o de personas que no
tienen tapa interna, la tienen pour la galerie, cuando les conviene. Por ejemplo, el
hombre que mató a la maestra en Geba, era un tipo que trabajaba en una empresa
de limpieza, venía normal, cumpliendo las normas y esto y lo otro, hasta que le saltó
la térmica. Se excitó con la maestra, se permitió abordarla, es decir no hubo un freno
interno como habría en la neurosis, que le impide hacer eso, el neurótico puede
fantasear cualquier cosa, pero no lo puede hacer, entonces lo que el neurótico
fantasea, el perverso lo hace.
A: ¿El perverso tiene menos síntomas?
D: Sí, claro, ese es problema.
A: ¿Cualquiera puede ser un perverso y no nos damos cuenta hasta que se le sale
la térmica?
D: Y por eso es que tiene menos represión, tiene más percepción y hasta es más
inteligente, percibe más las cosas, justamente por falta de represión. Por eso un
perverso en su máximo grado seria un psicópata, puede posícionarse en los lugares
mejores, más exitosos y hacer un desastre universal.
El psicópata tiene tres posibles destinos: la cárcel, el zanjón o el poder. Acá tuvimos
uno en el poder.
Esto más allá de las vocaciones y de las profesiones esto está en todas partes.
Cuando hablamos de creatividad, tenemos un neurótico sufriente que pide análisis, a
esta persona hay que desestructurarla. El análisis para el neurótico tiene
determinada forma, y para otra estructura hay otro tipo de análisis. Este es un
neurótico que está sufriendo que está lleno de trabas y problemas. No puede hacer
nada porque está lleno de prejuicios e inhibiciones y de síntomas. El análisis tiende
a desestructurarlo, es un trabajo que puede ser más o menos costoso, pero tiene
como punto de horizonte una instancia utópica y ucrónica -y esto es puro
razonamiento científico que no se debe tomar al pie de la letra- la psicosis.
Si me planteo un horizonte para ese caso, acá en este horizonte hay algo fuerte que
se llama psicosis. Esto es un esquema, no se trata de llegar allí, porque además no
va a llegar porque uno tiene una estructura. Tiene esa estructura y se acabó, es
irreductible, no se puede pasar a otra. Lo que sí puede es destructurarse, a nivel de
288
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
aflojarse, de restar inhibiciones, eliminar síntomas, de poder vivir más feliz y todas
esas cosas.
Si somos estrictos, en un razonamiento científico, diríamos que en el horizonte está
la psicosis. Si la desestructuro del todo a esta persona podría hipotéticamente
mandarla allí, a la psicosis. Esto es un esquema, pero a lo que quiero llegar es a un
punto medio, que si yo tuviera que categorizarlo se llamaría, también
hipotéticamente, perversión. No porque se convierta en un perverso, sino porque se
permite más cosas y como analogía tomo la perversión, porque en todo caso si esta
persona jamás tuvo un orgasmo, por decir un ejemplo, porque no se permitió ciertas
cosas que la sociedad sí le permite, en realidad es él el que no se lo permite.
La idea es que llegue a un punto de "perversión", apuntando a otro de "psicosis", así,
encomillado; será un lugar neurótico también, pero que tiene ciertos elementos que
podríamos pensar que se relacionan con la perversión, porque hay menos ley
agobiándolo, nada más que por eso, no es que lo vayamos a llevar a la perversión o
lo vayamos a llevar a la psicosis.
Es como el Ideal del yo, es un punto utópico que yo me planteo cuando voy viviendo,
pero no para alcanzarlo. Si yo llegase allí sería como el punto de cumplimiento del
deseo, sabemos que ello no es posible, pero me lo tengo que plantear como
horizonte, un modelo a alcanzar. La hipótesis de llegada sería como si no hubiera
salido nunca del Yo ideal, que es la panza de mamá, o la burbuja narcisista, no se
trata de llegar allí, se trata de ir caminando, es como llegar al horizonte, uno nunca
llega, pero lo tiene que tener ahí delante.
En las experiencias infantiles se instala los grandes rasgos de la estructura. Es
cultural, tiene modificaciones en la pubertad, es como si volviera para atrás la
latencia u otra vez a los cinco años, pero ya con un cuerpo desarrollado.
A: ¿Los niños son perversos hasta los cinco años?
D: Los niños son perversos. A los cinco años, una vez que sobreviene, el drama
edípico dice Freud, se instala la represión. Entonces se socializa en este sentido, el
niño sabe a grandes rasgos qué es la ley, que hay cosas que no tiene que hacer, no
necesita que el padre esté presente para no hacer algo, ya él tiene un padre interno.
Por eso dice Freud el heredero del Edipo es el Superyo, después de la temática
edípica quedan instalados los padres internos, que son los que me dicen lo que está
bien y lo que está mal.
A: ¿Después de la adolescencia, la estructura es incambiable?
D: Si, se puede retocar en la adolescencia y puede haber modificaciones. En la
primera adolescencia que es en la pubertad, pero a grandes rasgos esto está
jugado, en las tres fases oral, anal y fálica, después de la latencia viene la fase
289
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
genital que es donde se subsumen todas las fases previas, entonces, dice Freud, se
trata de una especie de totalidad subjetiva que va a buscar otro objeto total,
romanticismo freudiano.
En realidad permanecemos algo parciales, hay restos perverssos que subyacen en
nosotros, que subsisten. La estructura a grandes rasgos se establece en los
primeros cinco años de vida, es cultural y no viene dado. Es cultural, no es innato, ni
hereditario en el sentido genético, sí lo es en el sentido familiar porque la familia
construye estas personas.
A todos nosotros nos construye una familia de una manera y otra. Nos construye
una familia, se trata de una construcción no biológica, lo biológico puede tener
incidencia, porque no es lo mismo tener un cuerpo que otro. No es lo mismo haber
transitado una vida intrauterina de una manera que otra. No es lo mismo una
infancia desnutrida que ya se sabe que ese niño va a tener una inteligencia
restringida, a una infancia alimentada, también cuenta pero a nivel cultural, cuando
Freud dice filogenético, está hablando de transmisión cultural.
Las familias son matrices de aprendizaje. Tenemos dos familias, dos ramas que se
juntan en una, los productos de esas familias van a ser como síntesis de esas tesis
antítesis. Por supuesto que también tienen que ver el entorno, no solamente el grupo
primario, estamos hablando de casos básicos y elementales.
La cuestión de la creatividad tiene mucha importancia sobre todo en un punto y es
algo que llamamos habilitación. Darse permiso para ciertas cosas y uno de los
permisos elementales que tiene que darse un psicólogo social con orientación
psicoanalítica es romper algo que viene muy estructurado e intocable. Se llama el
signo lingüístico, que está constituido por un significante, una barra y un significado:
por supuesto que todos hablamos, nos entendemos, pero si estamos en funciones,
escuchando con la tercera oreja, si somos psicólogos sociales, somos analistas,
somos coordinadores, tenemos que habilitarnos para que esto pueda ser roto, para
que este significado pueda ser eliminado y establecer si este significante puede
querer decir otra cosa. Para eso escuchamos una crónica, para eso marcamos
resonancias, ese es el rasgo creativo que hay que poner en juego más que nada. No
se trata de inventarle cosas al grupo. No, el grupo es el propio inventor, se trata de
habilitar la escucha y con esa habilitación permitirse la ruptura del signo lingüístico.
A esto le llamamos algo del orden del Tanatos, que es disgregación. Para volver a
rearmar el signo lingüístico con otros significados, es decir tenemos que habilitar la
riqueza de los sentidos. Los discursos oficiales son muy prácticos y demás, pero
tienen muchas posibles significaciones. No nos quedemos con una sola, porque eso
es sumamente pobre. Nosotros, dice Lacan, hablamos en pentagrama. Proferimos
290
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
nuestro discurso en una linea, pero ese hablar quiere decir varias cosas, que
habitualmente no nos damos cuenta. Para eso, está la oreja del otro.
291
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
SER COORDINADOR
292
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
inescuchables diría yo- que configuran el latente buscado. Pero para desarrollar una
escucha, es decir para tornar escuchables a esos signos, es necesario adoptar una
herramienta potente, un instrumento idóneo mediante el cual las porciones de
verdad buscadas se tornen detectables en las ondas propias del discurso, sin que
recurramos al artificio de negarlas ni las supongamos en el fondo inasible de un
iceberg imaginario.
Otro tanto sucede con el Método Dialéctico. Lo sabemos bien, su mayor aporte
radica en lo que atañe al conflicto entre contrarios: sin éste no podría concebirse
proceso alguno. En tanto empresas, con frecuencia las escuelas de Psicología
Social sólo lo desarrollan en las clases teóricas mientras intentan acallarlo en los
grupos. He aquí una de las tareas del coordinador: denunciar los conflictos ocultos,
habilitar su emergencia, posibilitar su despliegue y su resolución. La tercera oreja,
esa antena que nuestra formación y nuestra práctica permiten forjar junto a la propia
función, abrevará en las teorías grupales, en la Dialéctica, en el corpus
psicoanalítico, pero también, junto al análisis personal, en una supervisión genuina
que apunte a nuestras propias resistencias y que sea la antítesis rigurosa del control
institucional policíaco que algunas escuelas practican. Si una escuela tal es también
una empresa, la contradicción entre lo que se imparte y lo que se hace resulta
infinitamente más chocante que lo que nos hemos acostumbrado a esperar de las
multinacionales.
293
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Nathan Sonis
Hoy les voy a hablar de lo que es coordinar un grupo y qué es ser coordinador de un
grupo. Este es un tema muy afín a ustedes, porque están en la culminación de una
tarea formativa, por supuesto esta es una culminación situacional porque no
podemos decir que la tarea formativa tiene una culminación.
El objetivo que la institución se plantea para formar coordinadores es desarrollar una
capacidad para intervenir operativamente, es decir intervenir modificatoriamente en
un campo de interacción, en una trama de vínculos, en un interjuego de sujetos en el
que se da también el interjuego entre el mundo interno y el mundo externo. Esto
implica una dialéctica entre los aspectos conscientes manifiestos y los aspectos
inconscientes latentes o no explícitos. Es una propuesta de desarrollar una
capacidad modificatoria en un campo interaccional. Si esta en la propuesta, esto
apunta al desarrollo de una actitud modificadora. Esto nos lleva a que la institución
deberá desarrollar aptitudes y actitudes que caracterizarán al rol del coordinador. La
aptitud es la potencialidad de, en cambio, la actitud es un modelo organizado de
tendencias en relación con esa aptitud.
Si uno tiene aptitudes nada más se queda a mitad de camino; la cuestión es poder
tener actitudes y aptitudes. Lo que hay que construir son actitudes y aptitudes que
caracterizarán al rol del coordinador, esto llevaría a otra pregunta, cuáles serían los
rasgos fundamentales de la actitud y de la aptitud de un coordinador. Estos rasgos
los responde de alguna manera Pichon porque él dice que entre otras cosas los
rasgos que caracterizan al coordinador son la capacidad de contener, de albergar
dentro de sí los procesos de los otros. A esto nosotros lo llamamos un depositario
operativo. Acá habría que diferenciar entre tomar a alguien como continente o como
recipiente, como coordinador una cosa es contener y otra ser depositario a nivel de
recipiente. Albergar conteniendo quiere decir que lo que se necesita es una situación
de identificación, es decir una identificación situacional, ¿cómo podemos contener
algo con lo cual nosotros no nos identificamos? Si no estamos inmersos en el campo
no podemos tener la posibilidad de albergar. Esto al mismo tiempo debe estar
acompañado de una capacidad de descifrar lo que se está conteniendo. Esto de
descifrar y devolver el significado de los procesos que se están conteniendo es
devolver un significado que se les oculta a los otros. Es importante devolver aquello
que escapa al significado y que se debe hacer necesario de ser devuelto.
294
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
295
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Decimos que esta percepción estará ligada a una auto percepción, por lo tanto el
coordinador tendrá una doble atención que es estar atento al grupo y a sí mismo, de
su mundo interno es de donde le vienen surgiendo signos que va a hilvanar en forma
de intervenciones. Cuando decimos que el coordinador incluye su palabra decimos
que incluye su pensar y con esto lo ligamos al aprender a aprender, tener una
mirada totalizante. Un aprender a pensar que implique abandonar el pensamiento
lógico formal metafísico. Es importante el pensar el grupo en términos dialécticos, lo
que nos hace referencia a lo que recién decía que el coordinador incluye su palabra
pero su palabra surge del tipo de escucha que tenga. Es de decir que la mirada del
coordinador será una mirada dialéctica que puede observar el proceso grupal; eso
nos habla de tener que organizar las leyes de la dialéctica en esta mirada. Esto tenía
que ver con poder observar al grupo en términos de proceso, en relación con que
todo es situacional. También en términos de la transformación de la cantidad en
calidad, en que el grupo que está observando y coordinando es un grupo en
continuas transformaciones en calidades diferentes a partir de la acumulación de
diversas cantidades, y también es un grupo en donde existen contradicciones. Éstas
motorizan el proceso en el cual el coordinador está presente, le dan vida,
movimiento. Busqué una definición de coordinador en un diccionario común: Salvat;
coordinar: disponer en ensamblaje, armonizar los distintos elementos que cooperan.
Esto nos hace pensar en ligar; entonces, ¿será el coordinador el que tenga la
función de ligazón de las partes que no están armonizadas, de partes que están en
contradicción?
Nosotros sabemos que el grupo como organismo no existe, sin embargo el grupo es
una totalidad para nuestro inconsciente, es percibido como un objeto. Nosotros
pensamos en los denominadores comunes, en lo vertical y horizontal. Esto de
escuchar al grupo, a los distintos mensajes, nos hace pensar en qué tipo de escucha
es la del coordinador. Esto lo trabaja Freud hablando de la atención flotante, el
coordinador no sólo está atento al grupo que está coordinando sino al que está
habitando. La atención deberá tener como norma la no jerarquización de ninguna de
las partes del discurso grupal.
Yo les voy a traer una reflexión que hace Fiorini en su trabajo sobre psicoterapias y
que está en la misma noción del artículo de Pichon de la noción de tarea en
psiquiatría. Habla de los modos de intervención del coordinador: por ejemplo puede
intervenir interrogando, existe lo que se llama la regla de la restitución que es poder
saber cuánto hay de la realidad material en juego con la que se está armando desde
cierta fantasía.
296
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
297
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
298
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Quería leerles un cuento que me parecía muy metafórico para pensar el rol del
coordinador. Es un cuento de filosofía que se llama “La parábola del anfitrión de los
invitados”: “El maestro es como un anfitrión en su propia casa. Sus invitados son
quienes tratan de estudiar el camino, personas que no han estado nunca en una
casa y sólo tienen una vaga idea acerca de lo que es, pero saben que existe.
Cuando los invitados entran en la casa y ven los lugares destinados para sentarse
preguntan: ¿qué es esto? -este es el lugar donde nos sentamos-; así es que se
sientan. Sólo lejanamente conscientes de la función de la silla. El buen anfitrión los
agasaja y no los culpa cuando continúan haciendo preguntas, algunas fuera de
lugar. Quieren saber por ejemplo dónde y cuándo van a comer, no saben que nadie
está solo y que en este mismo momento hay otras personas cocinando y que hay
otro cuarto donde se sentarán a comer a posteriori. Como no pueden ver los
elementos, su preparación, están confundidos, quizás dudan. Algunos se sienten
muy molestos, el buen anfitrión conociendo los problemas de sus invitados deberá
tranquilizarlos de manera que sean capaces de disfrutar de la comida, algunos
invitados son más rápidos para comprender y relacionar las cosas de la casa, unas
con otras. Son los que pueden comunicarlo a sus amigos más lentos, mientras tanto
el anfitrión da a cada invitado una respuesta de acuerdo con su capacidad para
percibir la unidad y el funcionamiento de la casa. No basta que una casa exista, es
decir no basta que una casa esté prevista para recibir invitados y que el anfitrión
esté presente, alguien debe ejercer activamente la función de anfitrión, de manera
que los extraños, que son los invitados y a quienes está dirigida la responsabilidad
de aquél, puedan habituarse a la casa. Al principio muchos no han tomado
conciencia de que son invitados, o más exactamente qué es ser invitado, qué
pueden brindar, qué pueden recibir. El invitado con experiencia, que ha aprendido
acerca de casas y de hospitalidad, llega a estar cómodo en su calidad de invitado y
en situación de comprender más sobre casas que sobre muchas de las facetas de
cómo habitarlas”.
Es un cuento que tiene como 2000 años. Me parecía importante en este momento
de la formación de ustedes, es un momento situacional de cierre, aunque en la
formación nunca hay un momento de cierre.
Es un momento de recapitulación de cómo es uno como anfitrión, cómo ha sido uno
como invitado.
299
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Graciela Jasiner
Hoy voy a trabajar con Uds. el tema de coordinación de grupos. Para comenzar, les
voy a leer algo: "El aspecto del grupo que se reunió en la orilla era ciertamente
extraño. Las aves con sus plumas apelmazadas, los demás animales con todo el
cuerpo pegado al cuerpo y todos ellos empapados, enfurruñados e incómodos. Lo
primero que había que decidir naturalmente era cómo secarse de nuevo. Se
consultaron entre sí y, al cabo de algunos minutos, Alicia se encontró hablando con
ellos con la mayor naturalidad y en los términos más familiares, como si fueran
conocidos de toda la vida." ¿Saben qué estoy leyendo?
Alumnos: "Alicia en el país de las maravillas".
Todos los animales que estaban con Alicia estaban mojados. El Dodo dijo
solemnemente y poniéndose de pie, después de un largo diálogo que tuvieron los
animales sobre cómo iban a hacer para secarse: “-'Propongo que se dé por
terminada la sesión para dar paso a la adopción inmediata de un remedio radical.' -'A
ver si hablamos bien', interpuso el Aguilucho. 'No sé ni lo que quieren decir ni la
mitad de esas palabras. Es más, tampoco creo que lo sepa usted' -'Lo que me
proponía manifestar' -dijo el Dodo, con tono ofendido- 'es que la mejor manera de
secarnos sería una carrera en comité.' -'¿Qué es eso de una carrera en comité?',
preguntó Alicia y no porque tuviera muchas ganas de saberlo, sino porque el Dodo
había hecho una pausa, como dando a entender que esperaba que alguien dijera
algo. Y no parecía que nadie fuera a hacerlo. -'Vaya' -dijo el Dodo- 'la mejor manera
de explicarlo será haciéndolo'.
Lo primero que hizo fue trazar una pista para la carrera, más o menos en círculo. Y,
luego, todo el grupo se fue situando por aquí y por allá. Nadie dio la salida con el
consabido 'a la una, a las dos y alas tres, ya' sino que cada uno empezó a correr
cuando quiso, de forma que resultaba algo difícil saber cuándo iba a terminar esa
carrera. Sin embargo, después de haber estado corriendo como media hora y
estando todos ya bien secos, el Dodo dijo súbitamente: 'se acabó la carrera'. Y todos
se agruparon ansiosamente en su derredor jadeando y preguntando: "pero, ¿quién
ganó esta carrera?" No parecía que el Dodo pudiera contestar a esta pregunta sin
entretenerse en muchas cavilaciones. Y estuvo así durante mucho tiempo con un
dedo puesto sobre la frente, algo así como Shakespeare que vemos en los retratos,
mientras el resto aguardaba en silencio. Al fin, el Dodo sentenció: 'Todos hemos
ganado y todos recibiremos sendos premios'."
300
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Ustedes se preguntarán por qué les leo este texto. L. Carroll es un autor que a mí
me gusta mucho. A propósito, Deleuze escribió un libro llamado "La lógica del
sentido", donde toma la lógica de L. Carroll. Fue a través de Deleuze como yo llegué
a L. Carroll, quien plantea una lógica que no es la lógica de lo único. No es una
lógica lineal sino de las paradojas. Les invito a que lo lean ya que, en el libro,
permanentemente hay cuestiones que sirven para pensar lo grupal desde lo
paradójico.
¿Por qué yo traje esta "carrera de comité" de L. Carroll? Porque me parece una
metáfora de los grupos. Fíjense qué imposible es correr la carrera si no salimos
todos al mismo tiempo. Cómo podríamos, en la lógica formal, desde la cual estamos
acostumbrados a pensar en Occidente, si no nos paramos todos en un mismo punto,
ni alguien dice "uno, dos, tres, ya", ni salimos todos al mismo tiempo, decir quién
ganó. Eso no es una carrera para nuestra lógica. Les traje esta metáfora porque
creo que de esto se tratan los grupos: de carreras en las que uno nunca sale al
mismo tiempo que el otro, ni del mismo lugar.
El Dodo, que era muy inteligente, no tuvo respuesta a la pregunta de quién gana y
dijo "ganamos todos". Esto ya es un agregado mío de sentidos: si pudimos jugar y
sostener esta carrera y nos pudimos secar, entonces todos ganamos. Hay algo
importante en esta apuesta. Si la sostenemos, todos ganamos. Presten atención a
qué difícil es coordinar un grupo de gente que sale en tiempo distinto y desde
distinto lugar a una carrera.
Para hablar de la coordinación de grupos, a esta altura del desarrollo de nuestro
Programa, tenemos muchas más herramientas teóricas y experiencias para
compartir e interrogar que las que teníamos a principio de año. Muchas veces señalé
que no hay que tener miedo de decir que uno dirige un proceso en los grupos. Tomo
esta noción del psicoanálisis, no estrictamente como está planteado por Lacan en
cuanto a dirección de la cura. Pienso que no hay que tener miedo a decir que uno
dirige algo en un grupo como coordinador, de lo cual tiene que hacerse cargo
éticamente, profesionalmente, etc. Uno no dirige gente, sino que dirige un proceso,
lo direcciona. Y no es lo mismo direccionar para un lado que para otro.
También he planteado que la teoría de la castración marca una direccionalidad en
las intervenciones del coordinador. Quiero destacar, a partir de "El malestar en la
cultura", que el poder pensar, en la subjetividad actual y en el malestar en la cultura
actual, cuáles son las direccionalidades de las intervenciones del coordinador es una
pregunta que nos compete. "El malestar en la cultura" plantea que entre el placer
buscado y el encontrado hay siempre una diferencia. Lo que uno haga con esta
301
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
diferencia marca su posición en la vida. Estoy planteando esto como una dirección,
que tengo que tener todo el tiempo en la cabeza.
Quienes trabajaron el tema de violencia, trabajaron este tema con mayor
profundidad. El tiempo de demora que planteábamos en los talleres de violencia
tenía que ver con poder soportar que el amigo que estoy buscando para jugar nunca
va a ser el que encuentre, al igual que lo que ocurre en una pareja. Esto marca una
direccionalidad en las intervenciones de un coordinador.
Hemos trabajado el tema de las marcas masificadas o no masificadas. Me refiero al
planteo de que, en esta cultura globalizada en la cual vivimos, hay una ausencia de
marcas singulares a la vez que, paradójicamente, hay una masiva oferta de marcas
masificadas. En esta tensión entre lo masificado y el aislamiento individualista de
nuestros tiempos, tenemos que pensar las intervenciones que realizamos. No nos
podemos hacer los tontos sobre esto, ya que marca también una direccionalidad a
nuestra intervención. Si pensamos que tenemos que trabajar para subvertir o si lo
grupal realiza una subversión a la lógica del mercado globalizado, es únicamente,
por ejemplo, en el punto en que trabaja para producir marcas singulares y no marcas
masificadas. Esto significa que, de ningún modo, yo podré intervenir en un grupo
interpretando masificadamente. Seria verdaderamente grave. Siempre lo hubiera
sido, pero en otras épocas había paradigmas que lo sostenían más. Si estamos
ubicando la producción de subjetividad en nuestro tiempo, atravesada fuertemente
por esta paradoja de masificación globalizada y por un individualismo fragmentado,
tenemos que pensar de qué modo voy a intervenir para producir estas marcas
singulares.
La otra cuestión que marca una direccionalidad en las intervenciones del
coordinador es lo que Castoriadis llama trabajo de la autonomía. Con autonomía, no
me refiero a un yo autónomo, libre del conflicto. Tomo la línea de Castoriadis y me
refiero a sujetos que puedan saber de sí mismos, que puedan ser protagonistas de
sus actos y que se hagan cargo de sus consecuencias. Mendel llama a esto la
reapropiación del acto. El problema es, entonces, cómo pensamos dispositivos
grupales que permitan cada vez más a los sujetos reapropiarse de sus actos. Léase:
abandonar el lugar de víctimas, para pasar a ser protagonistas de sus actos.
Entre los dispositivos y las líneas teórico-técnicas que cada coordinador de grupos
tiene incorporadas o con las que se maneja y su posición subjetiva, hay un estilo de
coordinación. Antes, dije que lo que hace un ser humano con la diferencia entre el
placer buscado y el placer esperado marca su posición en la vida. Con esto, hago
referencia a posición subjetiva. De acuerdo a cómo yo tenga tramitadas y
atravesadas todas estas cuestiones, tendré determinada posición subjetiva en el
302
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
303
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
también hay muchos psicoanalistas que piensan que, allí donde hay algo
ingobernable, hay que ponerle palabras. Creen que hay que explicarlo, que la gente
tiene que saber de qué se trata el conflicto.
Traje hoy a Quino, que es uno de mis filósofos preferidos. Miguelito está parado
dando cátedra con toda su filosofía y dice: "Los cuentos para chicos no están
escritos por chicos sino por gente grande". "Es una vergüenza", dicen todos.
Entonces, sigue Miguelito: "Tampoco los juguetes ni las golosinas ni la ropa ni nada
de lo que es para nosotros está hecho por nosotros sino por gente grande."
"Comercian con nosotros", dicen todos y va subiendo la euforia. "¿Por qué tenemos
que seguir aguantando esto?" "Eso, ¿por qué?", contestan los demás. Y ya se está
generando algo grupal de mucha fuerza. "Sencillamente -dice Miguelito medio
melancolizado- porque nosotros tampoco estamos hechos por nosotros sino por
gente grande, pucha digo". ¿Y qué pasa entonces? Se van todos y Miguelito dice:
"Demasiado sincero para ser líder". Fíjense cómo todo iba bien cuando él convocaba
a aquello que a toda esta patota le afectaba. Pero el momento en que se trabó
Miguelito, melancolizado -es fantástica la figura de Miguelito, destrozado, en la
tarima-, es cuando quiebra el misterio. Él quiere explicar hasta la última palabra para
que todos entiendan de qué se trata el conflicto.
¿Ustedes pensaron cuántas veces, en relación con grupos que Uds. coordinan o
que vieron coordinar, los grupos se desarman? Muchas veces, no necesariamente
se desarman grupos, pero sí algo de lo imaginario se desarma. Yo puedo recurrir a
la poesía, a la metáfora, lo cual no quiere decir que me siente a recitar a un poeta.
Poesía quiere decir poder sostener, todo el tiempo, un área de misterio, de ilusión.
Esto es porque, entonces, desde la coordinación, estoy promoviendo algo del orden
de lo deseante. Ahí donde yo digo "lo que pasa en este grupo es que..." y empiezo a
explicar, se nos va la "patota", aunque esto ya no sé si sería una patota. Me pareció
que el humor podía ser un buen modo de transmisión de ese algo difícil de nombrar.
En la cultura actual que vivimos, hay una oferta permanente de otorgar significados y
sentidos, allí donde el sujeto está en un momento de pérdida de sentidos. A.
Fernández trabaja mucho esto en su libro. Miguelito está otorgando sentido;
mientras no otorgaba sentido todo venía fantástico. Denise Najmanovich tiene un
trabajo interesante donde plantea que esta época de cambio de paradigmas, en la
que hay tantas cosas nuevas dando vuelta, el sujeto siente que ha perdido sentido.
El problema es que, allí donde el sujeto perdió cierto sentido cotidiano para sus
actos -el sentido de la familia, del amor-, las utopías, hay una oferta social
directamente proporcional permanente de otorgar, sentidos. Desde la propuesta de
la ciencia y la tecnología, todo sería posible de ser nombrado y de ser dominado.
304
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A: (...)
Claro, hay una oferta de nuevas certezas. Quienes están pensando la subjetividad
en nuestros tiempos -yo sostengo que es un tema que nos compete a los
coordinadores de grupos- están pensando que hay una oferta de certezas y de
objetos de la ciencia y de la tecnología, así como desde el pensamiento, para, todo
el tiempo, llenar ese vacío de cosas que ya no son.
Aquí se inscribe otro tema que marca una direccionalidad fundante en el trabajo con
grupos: el tema de los duelos. Si pensamos que en la cultura occidental actual, hay
en el imaginario social una pobreza de ofertas que permitan tramitar duelos,
pérdidas, esto marca una dificultad que tendría el sujeto en el mundo actual, más
allá de las marcas singulares de cada uno y de cómo cada uno elabore sus duelos
fundantes. En otros tiempos, por ejemplo había rituales colectivos.
R. Debray escribió un libro muy lindo sobre la era de lo visual, donde trabaja todo el
tema del arte funerario. El arte nació funerario: los dibujos en las tumbas, las
momias, las ofrendas. Según Debray, uno puede ubicar como un momento fundante
del arte en la cultura humana el arte funerario. El arte o el objeto que uno ponía en la
tumba permitían inscribir simbólicamente una pérdida. Por ejemplo, en las tribus
africanas, la muerte era algo colectivo, humanitario. Se daba un tratamiento diferente
a la muerte. Si ustedes van a los cementerios más modernos, más americanos, no
hay tumbas siquiera. No hay marcas singulares subjetivas. Basta comparar, para ver
esto, el cementerio de la Recoleta con los nuevos donde no hay nada. Hay una
masificación de ausencia de marcas singulares.
Entonces, R. Debray analiza la falta de singularidad y la dificultad, desde el
imaginario social, de ofertar figuras para la tramitación de duelos. Ésta es una línea
interesante para trabajar: qué efectos tiene en la subjetividad la dificultad de tramitar
duelos, pero no duelos de muerte sino de pérdida. Lo que se pierde deja un vacío. Si
socialmente y desde el imaginario social, se me oferta permanentemente la cuestión
de que va a haber algo que lo va a sustituir y lo va a completar inmediatamente, no
hay un imaginario que esté como avalando la posibilidad de que el sujeto elabore
duelos fundantes. Cada vez, esto es más complejo. En este sentido, creo que uno
tiene que estar aislado. Si estamos en un tiempo en que, desde lo social, hay estas
dificultades de marcas singulares y de tramitación de pérdidas, cuando uno invente
diseños grupales, tendrá que tener esto en cuenta. Al hablar de diseños grupales
que uno invente, estoy hablando de una de las intervenciones que realiza un
coordinador.
Cuando hablo de intervenciones del coordinador, me refiero a múltiples cuestiones.
En primer lugar, es obvio que estoy haciendo un corrimiento de la interpretación.
305
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Pichon hablaba de una unidad de trabajo que tiene que tener en cuenta el
coordinador todo el tiempo para trabajar con un grupo, que es el existente que hay
en ese momento que él escuchaba a través de los emergentes y de los portavoces,
la interpretación que realizaba como coordinador y el emergente. Si el emergente, al
leer luego la crónica o pensado a posteriori -Pichon también tuvo esta lucidez de
darse cuenta de que la cuestión se pensaba a posteriori-, era cualitativamente
diferente del existente con el que me había encontrado al momento de tener que
interpretar en ese grupo, quería decir que mi interpretación había sido operativa.
Esto es lo que a Pichon le interesaba: que la interpretación sirviera. Por eso, en el
grupo de discusión teórica señalé que Pichon destruyó el concepto de verdad, en
tiempos de un análisis freudiano donde lo que importaba era explicar todo.
Pichon decía cualquier cosa en los grupos. Una vez, él me reemplazó, en mi primer
año de coordinación. Y yo me moría de miedo porque no sabía cómo volver a ese
grupo, después de que él había sido mi suplente. Yo lloraba cuando venían las
observadoras y me leían las crónicas de lo que él había dicho. Me decía que nunca
iba a poder leer esas cosas. Después de volver y volver a trabajar eso, me di cuenta
de que a él no le importaba esto.
Pichon decía cosas que producían un impacto o decía un chiste o una frase afectiva
-sólo mucho tiempo después yo pude pensar esto- que provocaban un cambio en el
grupo. Él buscaba este cambio, buscaba romper el estereotipo. Intervenía allí donde
encontraba que había algo estereotipado, ya que estereotipo para él era igual a
enfermedad. Intervenía donde había algo anquilosado, para moverlo, de forma
brillante porque producía un modo emergente. Después de esa interpretación, había
habido un cambio cualitativo en los vínculos entre las personas.
Supongan un grupo donde la gente no podía escucharse. Él no decía "en este grupo
no se están pudiendo escuchar porque...". Contaba algo, por ejemplo. Hacía
intervenciones totalmente jugadas para su época. Preguntaba cosas a la gente. La
pregunta es una intervención legítima del coordinador. Nosotros la usamos muy
poco. Imaginen qué habría pasado si Miguelito, en vez de bajar línea sobre lo que
pasaba con los libros y los juguetes y sobre las causas verdaderas, hubiera
preguntado. Además, tengan en cuenta cómo hay algo de lo corporal que acompaña
el error de Miguelito en la coordinación de este grupo.
A: ¿Y qué ocurre con la direccionalidad en la conmoción que causaba Pichon?
Allí tenía una direccionalidad: quería romper el estereotipo, ser agente de cambio.
Yo traje a colación a Pichon por la cuestión de intervenciones del coordinador. En
los tiempos que corren, se presta más a hablar de existente intervención existente
que de existente interpretación emergente. Seguramente, Pichon habría teorizado
306
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
307
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
entiendo que hay que darles status. A veces, uno no las piensa como intervenciones
y tienen consecuencias muy fuertes.
El encuadre con el que uno trabaja es una intervención. El proponer un encuadre, un
contrato es una intervención, aunque se trate de cuatro personas que vienen a mi
consultorio a reflexionar por qué están solas en la vida, por ejemplo. No me refiero
necesariamente a grandes dispositivos. Estoy escuchando de cierto modo el
requerimiento, estoy inventando un dispositivo. Aunque no invente nada fantástico,
estoy eligiendo éste y no otro. Esto ya tiene consecuencias. Y estoy proponiendo un
contrato. El contrato es una fuerte intervención del coordinador. Muchas veces,
cuando no se lo entiende como tal y no se le da este status, no se piensa.
La consigna de apertura del grupo es una fuerte intervención del coordinador. Estoy
proponiendo pensar hasta las cosas más pequeñas que hace un coordinador, las
más sutiles, que al final son las más importantes y las que pasan más inadvertidas.
Es común que estén todos preocupados por revelar la verdad de la vida y de lo que
ocurre en ese grupo y se le pasan a uno cosas que uno ha hecho mal y cosas que
uno ha hecho bien. A mí me ha pasado. Yo no me daba cuenta de que estaba
interviniendo en el campo. Y no podía pensar esas cosas, no tenía teoría para
pensarlas como intervenciones.
La interpretación es una intervención posible, pero tomen en cuenta que es una
intervención entre tantas posibles del coordinador. Aquí, cuando hablamos de
recursos técnicos, nos referimos a modos posibles de intervención del coordinador.
Son ejemplos de esto los recursos corporales, las técnicas de acción
psicodramáticas, los recursos lúdicos, creativos. Un coordinador tiene que pensar, al
menos después de haber hecho estas intervenciones, y formarse para poder
incorporar este bagaje de recursos a lo que se llama en psicoanálisis su saber
inconsciente. Si yo estudio teoría y aprendo recursos técnicos, cuando voy al grupo
me olvido de todo lo que estudié y de todo lo que aprendí. Sin embargo,
supuestamente, si sé trabajar con un grupo, si trabajé la teoría y los recursos
técnicos con profundidad, si estoy en la posición de permitir, favorecer la producción
deseante en un grupo, de repente va a surgir. A esto me refería yo con saber
inconsciente. Surgirá una idea teórica que trabajé en su momento y dejé ahí. Surgirá
un recurso técnico que atravesé, que aprendí. Si creemos en algo orden del saber
inconsciente, esto va a advenir. Después, habrá que repreguntarse con cierto
compromiso.
La pregunta es otra intervención muy importante del coordinador: cuántas
cuestiones uno podría convertir en trabajo en un grupo si preguntara. A veces, los
coordinadores usamos poco la pregunta.
308
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
309
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Mariana Balestrini
La clase de hoy no va a ser una clase teórica ni técnica, más bien yo diría que va a
ser una clase histórica, ¿qué quiero decir con esto? Mientras preparaba la clase, me
peguntaba si no sería tarde a esta altura del año y de la carrera, ya que
seguramente ustedes al igual que yo cuando buscaron un “lugar “para cursar no
eligieron un lugar al azar, optaron por el lugar que satisficiera sus necesidades y
expectativas, aquí me refiero en este punto, dada la orientación, el contenido del
programa, los docentes y la institución misma, a la orientación psicoanalítica.
Sobre este punto me paro, aquí me voy a referir puntualmente al psicoanálisis, ¿y
por qué? Es más, creo que no sólo no es tarde, sino que de eso se trata,
interrogarnos sobre esto que es el psicoanálisis. Algunos de ustedes, ya casi
terminada la carrera, se orientarán a trabajar en diferentes campos, algunos lo harán
en lo institucional, otros en el campo grupal, otros en talleres, y la pregunta es si
primero podemos aplicar allí el psicoanálisis o no, por qué sí y por qué no, y de
seguir con esta orientación, habrá mucho camino por recorrer, quizás ese camino
sea en esta institución, haciendo posgrados, seminarios etc.
¿Para ustedes qué es el psicoanálisis? Freud decía que era una notable
combinación entre un método de investigación de la neurosis, y un método de
tratamiento basado en la etiología así descubierta, incluso va mas allá, y dice, que
no es hijo de la especulación, sino el resultado de la experiencia. Este algo llamado
psicoanálisis, que tiene que ver con su práctica, el campo de su práctica y su teoría,
también dice, es el campo de las articulaciones, de su evolución y la estructura del
sujeto así como de las consecuencias de esa evolución y de esa estructura.
Freud no llega de manera casual al psicoanálisis, ni buscando teoría, tiene que ver y
mucho con su vida, lo que le sucede, cómo va descubriendo el inconsciente, para
luego sostenerse en la teoría.
El psicoanálisis se inicia con las investigaciones sobre al histeria, después de
escuchar a Charcot, Freud está atento a algo de lo cual los médicos tienen certezas,
esto llamado histeria que se creía míticamente patrimonio femenino, que tiene que
ver con el útero, por consiguiente con la sexualidad, Freud viene a oponer esa
teoría, desde que adopta la idea de la existencia de dos niveles de psiquismo, que la
histeria nada tiene que ver con el útero pero sí con la sexualidad, y para asombro de
sus colegas médicos, que no es patrimonio de las mujeres, la histeria, sino también
la tienen los hombres, ya que dice que un trauma psíquico puede estar en el origen
310
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
de un síntoma histérico, que la causa de la histeria puede ser psíquica y va más allá,
que el interrogante Freudiano delimita el campo donde el sexo queda aislado del
saber.
Ya habíamos dicho que lo que está en juego es que el sujeto no quiere saber nada
del problema con respecto al saber, de este objeto que falta, el falo, la castración.
Cuando escribe en 1905 Tres ensayos, apunta en la apertura de su obra en una
teoría sexual a que a diferencia de lo que decía el discurso médico, que pasada la
adolescencia y entrando a la edad adulta el sujeto elige su objeto, y cuidado que
Freud entiende por objeto a aquella persona a la que se dirige la elección sexual,
luego en textos posfreudiano la palabra objeto tendrá otra acepción, entonces
decíamos él viene a plantear que no es así, y que es el niño, cerca de los 5 años
quien tiene determinada la estructura sexual, con lo que horroriza a la élite médica y
va aún más allá, dice que la relación que une al sujeto con sus objetos sexuales es
bien lábil, que el objeto es lo que más puede cambiar. El psicoanálisis luego se
extiende más allá de ese campo de trabajo, que esta preponderancia de la escucha
y lo simbólico haya dado fruto en otras áreas, cultura educación, arte, derecho.
Volviendo a la labilidad del objeto, mejor dicho de eso que liga al sujeto con el
objeto, Freud tiene mucho cuidado en dejar en claro el distingo de concepto pulsión,
de instinto animal, por eso ustedes van a ver en diferentes traducciones el termino
trieb, pulsión, del termino instinkt, instinto, y que dicha mala traducción a dado
referencias a pie de pagina para evitar esta confusión. Insiste la pulsión no tiene
objeto así como mas adelante veremos que es lo que funda al psicoanálisis con tal
para Lacan, en Freud vemos, no que toma como la historia lo hará luego, como algo
que lo constituyo a tres parámetros, primero que la pulsión no tiene objeto, luego el
inconsciente Freudiano y por último la transferencia, como algo que tiene que ver
con el pasado del paciente y que repite durante el tratamiento en su relación con el
analista. El psicoanálisis tiene una particularidad, es una práctica clínica y al mismo
tiempo un discurso en la cultura, para Lacan el psicoanálisis es un discurso, a
ustedes se les ocurre poder definir discurso como lazo social? Sería algo así como
un discurso que permite leer los fenómenos de lo social.
No olvidemos que existen textos como el malestar en la cultura y el porvenir de una
ilusión conocidos como escritos sociales de Freud. El psicoanálisis se diferencia de
la psicología primero porque no se ocupa de la conducta y segundo porque los ejes
sobre los cuales trabaja haciendo lectura son el sexo y la muerte. En la vida de
Freud y en los comienzos del psicoanálisis, Breuer tiene una gran importancia, es
más yo diría que la mítica ana o, que en realidad se llamaba Berta Papenheim, una
amiga de marta quien luego seria esposa de Freud, paciente de Breuer, una joven
311
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
como decían ellos de frondosa sintomatología, con la cual Breuer había logrado
alguna mejoría utilizando como método terapéutico el dejar hablar a la paciente, y
que la misma Ana titula tanlking-cure, cura por la palabra, marca relevantemente los
comienzos. Curiosamente esta misma paciente anoticia a Freud de la transferencia,
luego lo veremos.
Freud publica con Breuer en 1895 los estudios sobre la histeria, cosa notable el texto
mas teórico no lo escribe Freud, sino Breuer, curiosamente porque se oponía a la
conexión entre la sexualidad y el saber, y miren que increíble que Freud comienza el
psicoanálisis diciendo que va en la dirección de separar la enfermedad psíquica del
sexo biológico y de conectar el psiquismo con la sexualidad se origina
históricamente negando la relación entre útero e histeria.
Lo que esta en juego en el sexo es el saber, del objeto, porque el paciente nada
quiere saber de qué no puede saber que no hay saber sobre lo sexual. No se olviden
que en esa época, Freud dice que hay una concepción vulgar entre los médicos de
lo que significa la sexualidad.
Lacan decía que el que psicoanálisis era una práctica, la práctica de un discurso y
podemos entrar de dos maneras a esa práctica, como decía un psicoanalista amigo,
comprándonos el trajecito de analista, que no esta mal no se si después se
adquirirán los conceptos, pero por lo pronto ya tenemos el trajecito, es una forma de
decir yo ya se todo, que no necesito estudiar, no necesito analizarme, no necesito
supervisar, o por una posición Lacaniana que dice que no se trata de que el analista
no se equivoque, sino que se equivoque lo menos posible, anudando el propio
análisis con la supervisión y la teoría para dar como resultado la práctica.
El término icc es anterior a Freud, pero el termino psicoanálisis, lo inventa Freud, es
un término nuevo en la cultura. Toma el término síntoma de la medicina, como
aquello que no anda. ¿Ahora cuál seria para ustedes la definición de síntoma para el
psicoanálisis?
Les digo que es la emergencia de una verdad en la falla de un saber.
Ejemplo: tenemos una huelga en el discurso del amo, hay una falla por la que
emerge la verdad del obrero, la huelga como síntoma social.
Lacan, en el Seminario (III), habla de discurso como lazo social, forma de ligarse a
los otros, y define por extensión, psicoanálisis como una cadena temporal
significante, ojo, Lacan toma a Saussure, en el significante, paro para el no es el
significante saussureano, que es lo que un significante representa para otro
significante.
Por ejemplo en el caso de la psicosis, esta no hace lazo social.
312
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
En el año 1964 con gran controversia, y el costo de no poder ejercer como docente,
Lacan escribe el Seminario (XI), en el cual, ya habíamos visto que Freud, marca tres
ideas, por así llamarlas, que fundan el psicoanálisis, habíamos dicho que la pulsión
no tenía objeto, el inconsciente Freudiano y la transferencia, Lacan, se “mete”con
esto, habla del termino concepto, nombra cuatro, no olvidemos que la ciencia
estudia uno como objetivo, el nombra cuatro, y dice que son fundamentales, aquello
que funda al psicoanálisis.
Primer concepto, (el inconsciente), como objeto de estudio del psicoanálisis para
Freud, comienza la historia del concepto inconsciente Freudiano, allí donde Freud
dice que el paciente produce síntomas, que escinde su personalidad psíquica para
rechazar representaciones que le son intolerables y estas representaciones son de
origen sexual.
Dice que solo utiliza este término en el sentido que le da el marco psicoanalítico, que
tenemos representaciones de las cuales nos percatamos y están en nuestra
conciencia, y que hay representaciones contenidas en la vida anímica latentes, que
no tenemos acceso, inclusive dice pensamientos latentes, y que a pesar de su
intensidad y acción se mantienen alejadas de la conciencia. Que cuando tratamos
de hacerlas conscientes en nosotros produce repulsión, y si tratamos con el paciente
produce resistencia.
Ahora para Lacan, es posición del inconsciente, por eso el texto Lacaniano dice del
sujeto puesto en cuestión para luego hacer una muesca y mostrar donde el objeto
de estudio es el inconsciente, luego el sujeto y podría pensarse//// la letra? Ahora
¿cuál letra? Obviamente me refiero a la letra (a) que es el objeto causa del deseo,
aquello que anima al sujeto a hablar.
¿Qué es para ustedes el inconsciente Freudiano? Primero diremos que el
inconsciente no habla, escribe y lo que Freud hizo fue leerlo, Lacan en las
conferencias de yale decía (fue cuando el escuchaba a sus histéricas cuando leyó
que había un inconsciente)
Si el inconsciente antes que hablar escribe, nuestro trabajo seria captar como
lectores esa escritura del icc, quedaríamos pregnados en el lugar del analista lector,
somos lo que leemos, leemos en las palabras del analizante, Freud, en la inyección
de Irma, dice, leo trimetilamina, no dice interpreto, dice, leo.
Segundo concepto: (la transferencia) vamos a ver aquí, diferencias entre Freud y
Lacan, Freud las ubica por el lado del amor, Lacan la ubica por el lado del
significante, Freud dice que se produce necesariamente en una cura psicoanalítica,
que si la necesidad de amor de alguien no esta satisfecha, volcara en otra persona
estas expectativas, no olvidemos, que él estaba atento a un dispositivo científico, se
313
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
encuentra allí con la transferencia, que fuera de un marco psicoanalítico, puede ser
portadora de un efecto salutífero, que lo maravilla, el hecho de que a pesar de ser la
mas potente de las resistencias, sea la mas poderosa palanca del éxito, cuenta entre
otras cosas, que en pacientes analizados, es mas intensa, que es las más fuerte
resistencia al tratamiento, que en instituciones de enfermos mentales, y en pacientes
no analizados, se observan las máximas intensidades y dice algo gracioso, bajo las
formas mas indignas llegando al sometimiento, y con una inequívoca coloración
erótica, que nos sale al paso como sorpresa, que aparece allí donde los pacientes
ya no asocian libremente, y en su lugar aparecen referencias a la persona del
analista, en este cuadro, en este dispositivo científico, por el lado del analista esta la
atención flotante, por el lado del analizante, la asociación libre, allí, en este camino
aparece la transferencia.
Será amor a la persona que inviste al analista? Podemos ver ahí, una relación entre
lo que representa esa persona para el analizante.
Freud, va a decir que el paciente mete al analista en las series psíquicas, y vemos
también, ¿que pasa cuando el analista cree que el paciente le declara su amor?
¿con quién es la cosa?
La cuestión es con los dos, el asunto es que hace el analista con eso también,
podemos preguntarnos, ¿si el amor de transferencia es real o ficticio?, o ¿cual es, el
verdadero amor?, o ¿que se ama en el analista?
Freud decía, que no había derecho a negar el carácter genuino a ese amor, pero,
singulariza, rasgos particulares, (1) es provocado por la situación analítica, (2)
empujado por la resistencia que gobierna esa situación, (3) solo verdadero dentro de
ese contexto.
Dice además, en sus textos, que algunos analistas, preparaban a sus pacientes, con
frecuencia, para la aparición de la transferencia, y hasta instaban a las mismas a
enamorarse cosa disparatada decía Freud, por que le quitaba el carácter
espontáneo, el factor sorpresa.
Decía además, que había que estar preparado para no quedar seducido por el
espejismo de que el tratamiento ha llegado a su fin, por que el paciente dice, no
querer saber, ni oír, de su demanda, y que se declara sano.
Dice algo muy importante, que consentir a la apetencia amorosa es tan perjudicial
como sofocarla, y que será dificil para el analista equilibrar entre la ética y la técnica,
en sus fronteras.
Lacan, decía, (amo en ti, más que a ti, amo otra cosa en ti, que no eres tú, que es el
objeto (a) pero, cuando se presenta, que sorpresa.
314
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Breuer, le comenta a Freud, sobre el amor que le manifiesta una paciente, por eso
digo, que ana, tiene una gran relevancia en la vida de Freud, y entonces, él le dice,
“no te preocupes, no es a vos”.
La historia cuenta que Breuer, aterrorizado, después de esto sale de viaje con su
mujer, la embaraza, y esa hija se suicida a los 17 años, hay otra versión de los
hechos, y es que en realidad, se suicida por no ser capturada en la guerra.
Pero, sigamos, aquí, aparece algo por fuera del campo científico, el amor, a la
ciencia no le interesa el amor.
Lacan, que la toma por el lado del significante, plantea, para el analista el lugar, de
(sujeto, supuesto, saber) que es el sujeto, supuesto saber? Es el punto donde se
articula todo lo que tiene que ver con la transferencia.
Tercer concepto (la repetición)en la época que se llamaba la edad de oro del
psicoanálisis, Freud le decía a sus discípulos que vía la interpretación se podía
llegar donde el recuerdo no llegaba, el análisis pasaba por el recuerdo, haciendo
consciente lo inconsciente, todo era interpretable, nos situamos en los años
anteriores a que escribe en 1919, mas allá del principio del placer, allí, hace un giro,
histórico, aparece la repetición, Freud acá, se da cuenta que no todo era
interpretable, hay algo más allá.
Primero plantea que lo que no era recordado era actuado, y que el análisis debía
pasarlo al campo de la palabra, al campo del recuerdo.
Cuando aparece la repetición, da paso al análisis de las resistencias, momento
histórico.
Decimos, anecdóticamente, el paciente insiste, el analista resiste, por eso Lacan la
va a ubicar del lado del analista, no del analizante (el paciente no me escucha, se
me fue, no me habla).
En la transferencia, hay dos momentos, primero el recordar, segundo donde aparece
la repetición, como aparece la repetición en el psicoanálisis? En un punto donde el
análisis se queda sin palabras, empieza a hacer cosas, y esas cosas hay que
leerlas, por que así aparece la letra, como repetición.
Lacan, trabaja sobre el seminario de la identificación y el de los cuatros conceptos,
allí aísla tres tipos de identificaciones, primarias, para Freud en donde todo es
estructural, para Lacan al rasgo significante, las secundarias, para Lacan, las
narcisistas, las formadoras del yo y sus objetos, conocidas como estadio del espejo
y por último las secundarias para Freud, las identificaciones sexuales referidas a la
sexuación
315
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
316
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
CONCEPTO DE LO INCONSCIENTE
Mariana Balestrini
317
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Para Lacan, el “yo no sé” del trauma, la repetición, lo real, sitúa un encuentro, un
encuentro fallido, del orden de lo no realizado, ahí en este punto esta lo real que se
escabulle, pero entra bajo la forma del trauma a nivel del inconsciente, como lo que
no será olvidado.
Este inconsciente freudiano, habla de lo sexual, es fundante, trauma del lenguaje,
dependencia extrema del lenguaje.
En el inconsciente no se diferencia macho o hembra, para Lacan lo que hay es un
no modo masculino o femenino, pero lo que sí hay, posiciones que dividen el
lenguaje, pero dirá, que la mujer representa un valor fálico, y que el goce femenino,
marca la castración. Igualmente dirá, que no hay otro trauma que no sea el del nacer
al lenguaje.
El lenguaje no puede detenerse, funciona solo, ahora la repetición busca goce, si es
posible, y allí la castración será irrupción del goce hay dos elementos en el lenguaje,
significante-letra, significante que espera para ser leído, y letra como objeto perdido,
como objeto (a), como plus de gozar, ya lo veremos más adelante.
Encontramos también, el automaton, el retorno, que es esto en el lenguaje, aquello
que vuelve bajo el modo de una repetición, y que decir de la tyché, la fortuna, la
felicidad, el encuentro con lo real, lo imposible, el encuentro con el goce imposible.
Pero también tenemos la destyche, el desencuentro, lo que se repite en posición de
pérdida, aunque en el lugar de la pérdida algo se recupera, Lacan dirá, la máquina
no se detiene, trabaja sola, aquí algo se produce, algo se acumula, y se recupera
como plus, a ese plus, plus de gozar, lo llama la letra (a).
El psicoanálisis, opera con la palabra, las palabras tienen sentido, operamos con el
sentido, en cualquier formación del inconsciente, fallidos, lapsus, sueños, habrá que
dejar de lado la realidad de la palabra, y buscar el sentido común, el sentido que se
hace comprender, tomando el lenguaje como instrumento para la comprensión, freud
habla del sentido del síntoma, y dice que el inconsciente se presenta en lo que no se
comprende, y es más, agrega, que ese sentido es como un cascabel, produce en
nosotros un encantamiento, sentido del arrullo de la palabra, el sentido siempre pide
más, hay goce en el sentido, el sentido encanta, es la vertiente de la sugestión de la
palabra, llega a taponar allí, lo que no es dicho .
En el análisis, lo real es lo excluido del sentido, se funda en tanto no tiene sentido.
Pero no nos adelantemos, la idea es tener en claro qué es el inconsciente, tenemos
representaciones, esta claro en este punto que cuando hablamos de
representaciones, que no se trata de algo estático, sino de la naturaleza de un
proceso, pero continuemos, decíamos que estas representaciones están presentes
en la conciencia, de las que si, podemos dar cuenta, pero que también tenemos
318
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
representaciones latentes, estas son aquellas de las que no podemos dar cuenta, de
las que diremos que son inconscientes.
Pero en este punto ¿estaremos definiendo al inconsciente o sólo estaremos diciendo
que aquellas cosas que se hallan presentes, pueden, desaparecer, de la
consciencia, y emerger nuevamente?
Entonces diremos que una representación inconsciente será una representación que
no percibimos.
Bien, si vamos al texto freudiano, podríamos hablar de una justificación de lo
inconsciente, que quiero decir en este punto, todo lo reprimido tiene que permanecer
inconsciente, pero cuidado, que lo reprimido forma parte del inconsciente.
Ahora ¿cómo llegaremos al conocimiento del inconsciente? Sólo será posible vía la
traducción de lo consciente, ¿qué estoy diciendo acá con esto? Que el sujeto venza
sus resistencias, esas resistencias que hicieron que se reprimiera ese material
rechazado de la conciencia.
Si pensáramos que tenemos solo la consciencia, los actos psíquicos, como los
fallidos, los sueños, y hasta los síntomas, perderían sentido, para la teoría
psicoanalítica.
Pero si en cambio, partimos de la base, de creer que hay una actividad inconsciente,
un psiquismo inconsciente, sobre el cual tienen efecto. Tendremos la posibilidad de
corroborar la hipótesis, solamente en el campo de la práctica.
Por lo que dejaremos de lado la pretención de creer que todo lo que sucede en
nuestro psiquísmo es patrimonio de la consciencias diría Freud.
La consciencia ofrece, al sujeto solo y únicamente el conocimiento de sus propios
estados anímicos, cuando accede a ellos.
Freud va a decir que estos pensamientos latentes, por más intensos que sean, no
penetran a la consciencia, pensamientos con cierto carácter dinámico, y que a pesar
de su intensidad se mantienen alejados de la conciencia.
Hay un juego de palabras en este texto, dice que si a algunos filósofos les es
extraño y objetable la creencia de un pensamiento inconsciente, más difícil será
creer en una consciencia inconsciente.
Para que estos pensamientos penetren en la consciencia, necesitaran cierto gasto
de esfuerzo, él dirá que, si lo intentáramos en nosotros mismos, por un mecanismo
de defensa, nos causará, repulsión, pero si lo intentamos con un paciente, nos
encontraremos seguramente con una resistencia el ello, quiero decir en este punto,
una resistencia a lo inconsciente.
319
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
320
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Bibliografía
321
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Jacques-Alain Miller*
322
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
hace todo esto, pero en tanto preliminar a lo que es su uso propio, peculiar, inédito
de la palabra, es decir, interpretar.
Siento la interpretación como una práctica exquisita, que necesitaría de un tacto
infinito, que no se confunde para nada con la buena educación. Lacan decía que no
se podía analizar a los ricos porque no pueden pagar, pagar con algo que les
cueste. Dudo que se pueda analizar a reyes y princesas, si se les debe respeto.
Respeto es distancia, mientras que la palabra de interpretación se avecina a lo más
íntimo sin respetar el encuadre, la ciudadela que protege a lo más arraigado del
síntoma, a la libido que él tiene presa.
Toda interpretación es irrespetuosa, un analista puede ser civil, pero si se detuviera
en la buena educación, no funcionaría. Actúa de manera inhabitual, y a veces hasta
indelicada, pero con tacto, dé manera dosificada, a la medida de lo que el otro puede
soportar de la potencia de la palabra. Le corresponde ser delicado en la brutalidad
misma de la interpretación, en el paso brusco de la cortesía al irrespeto que no
apunta a sacudir al otro sino, en él, al viejo amo que comanda la repetición.
Se podría decir que la palabra de la interpretación se sostiene en un lenguaje que es
metalenguaje puesto que toma como referencia, como objeto, la palabra del otro.
Pero la estratificación del lenguaje objeto y del metalenguaje sólo es posible en la
dimensión del escrito.
En el análisis, el intérprete no habla otra lengua que la del otro.
A la vez, dos locutores jamás hablan la misma lengua. Nunca una palabra tiene
exactamente la misma significación para dos, o, por lo menos, la misma resonancia.
Es la carga libidinal de las palabras la que determina la significación, y su
distribución es siempre singular. Lo que se puede poner como denominador común,
es solamente el sin-sentido: emblemas, señales, rituales, palabras vaciadas de
significación.
Uno no sabe lo que quiere decir una palabra para el otro, el eco que encuentra en él,
la resonancia, y, por esa misma razón, cuando uno habla a otro, nunca sabe lo que
uno mismo dice.
Un analista debería ser una excepción. Debería ser el hombre que sabe lo que dice.
Era el ideal de Monsieur Teste, de Paul Valéry. Pero seamos más humildes: un
analista es el hombre -el ser-hablante que sabe que nadie sabe lo que dice, el peso,
el alcance de lo que dice. Es imposible para un analista refugiarse en un “No quise
decir esto” cuando el otro interpreta la interpretación que le ha dado. ¡Es ridículo
invocar su buena intención como uno es analista! ¡Invocar su buena fe! Como dice
Lacan: “De todos los errores, el de buena fe es el más imperdonable”. La buena fe
supone otro que reconozca que no he deseado esto. El inconsciente significa que tú
323
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
no sabes lo que deseas, que algo te queda velado para siempre en tu deseo. “Soy
de buena fe” se interpreta como “No me hago responsable de las consecuencias”.
Esa excusa, esa cobardía no está permitida a un analista. Lo que no sé de mi deseo,
me lo enseñan las consecuencias de lo que digo. “De nuestra posición de sujeto
-dice Lacan- somos siempre responsables.” Es una tesis existencialista que se torna
irónica en el psicoanálisis: somos responsables sin ser libres. Es decir: nuestras
elecciones son forzadas.
*
Psicoanalista. Delegado general de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Presidente del
Instituto del Campo Freudiano. Fragmento del trabajo “Intervención sobre la interpretación”, incluido
en Encuentro de Buenos Aires. El efecto mutativo de la interpretación psicoanalítica, compilación de
Juan Carlos Stagnaro y Dominique Wintrebert (Ed. Polemos).
324
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
RESISTENCIA A LA ESCALA
Mario Malaurie
325
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
fractal: “¿Cómo pensarías un espacio accesible que tuviese 3,4 (sí, tres coma
cuatro) dimensiones?”. La confusión se apoderaría de nosotros. No obstante, en lo
visual no nos es tan ajeno: el monitor de una PC nos muestra en su protector de
pantalla una espiral que se agranda mientras el zoom de una supuesta cámara
travelea un acercamiento; en lo micro, que a su vez se agranda, una partícula de la
figura también es espiralada; nuevos acercamientos, ya la partícula de marras ha
emulado la espiral original y aparecen nuevos embriones de espirales que crecen en
tamaño, y así hasta el infinito. En términos prácticos una aplicación del fractal se da
en cartografía: un país tiene una superficie fija medida en kilómetros cuadrados,
pero ¿cuántos kilómetros lineales mide su borde? Una línea recta vista desde un
satélite se transforma en una sinusoide al acercarnos, con lo que la longitud varía.
Uno puede decir que percibe, en un sistema cartesiano, una recta. Alejado una
distancia suficiente, observa que dicha recta no era más que un pequeño tramo de
una curva mayor, una sinusoide; luego de otro salto la onda deja de serlo en la
pequeñez de sus vericuetos y volvemos a percibir una recta; y así sucesivamente.
¿Existe un efecto tal en el signo lingüístico? Un significante remite a un significado,
pero enfocado éste, bajo la barra resistente, sólo encontramos nuevos significantes
cuyos significados nos reenvían a otros significantes en una “fractalidad” continua
tras la generación de sentido.
Un diván, una paciente, una historia: “Estoy en sus manos, me tiene dominada;
cualquier cosa que digo me gasta y yo reculo, y no puedo hacerle lo mismo por
miedo a perderlo, vivo pensando en que me va a dejar”. Ella está atrapada en una
escala, en una parte del sistema de coordenadas, sólo percibe una región del
campo, de algún modo un aspecto dimensional. Es como quien frente a una cuesta
arrojase una bola que siempre vuelve porque no llega a la cima, insistiendo en la
creencia de una situación única; sólo un salto en el impulso le permitiría trascenderla
y admitir que algo existe más allá, tal vez otra pendiente en sentido contrario. La
compulsión repetitiva del neurótico funciona como una encerrona donde cualquier
variante es impensable, y si lo es, será vivida como infactible; frente a tal pobreza de
texto es preciso escribir, inscribir en lo simbólico un decir inaugural. La repetición
freudiana tiene, en boca del protagonista (el primero que agoniza...) una explicación
“fundada” que cierra el circuito mnémico: visión privada de las leyes de Murphy, hay
una narrativa que justifica la conducta e invalida todo camino alterno. Hay un goce
calesitero resistivo a las opciones; si bien no es posible no gozar, es el psicoanálisis
la instancia que ofrece al goce opciones donde lo mortífero pueda ser acotado.
Es, asimismo, el cambio de escala lo que posibilita un “más allá del principio de
realidad” y al mismo tiempo lo que permite establecer si los axiomas que nos
326
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
327
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
que podemos llegar a algunas verdades pese a que tales principios han dejado hace
rato de ser confiables. Volviendo a la física, cualquier ingeniero resuelve problemas
amparándose en la solvencia de principios que se desmigajaron cuando Heisenberg
postuló una alternativa, el principio de incertidumbre. Un arquitecto jamás dejaría de
proyectar bajo el supuesto de un basamento plano, a menos que la magnitud de su
proyecto le obligara a considerar geodésicas en vez de líneas rectas, pero ¿qué
obra podría exigir una atención matemática sobre la curvatura terrestre, si hacen
falta ciento once kilómetros para trazar en el suelo un arco que se corresponda con
un ángulo de un grado sexagesimal con vértice en el centro del planeta? Si el diseño
-de muy baja probabilidad, quizás una urbanización oblonga- se extendiese por una
superficie gigantesca de modo que lo que llamamos “la vertical” en un extremo
distase de ser paralela a otra en el extremo opuesto, entonces la longitud de una
viga a ras del piso sería menor que la de sus paralelas a distintas alturas y ese
detalle incidiría en el cálculo del hormigón. Es una probabilidad tan baja como la de
trasladarse por el espacio a la velocidad con que lo hiciera el hipotético “viajero de
Langevin”, setecientos noventa y nueve ochocientos avos de la velocidad de la luz,
quien habría encontrado a su regreso una población terrícola varias décadas
envejecida.
El principio de incertidumbre de Heisenberg es -con toda certidumbre- inquietante:
un experimento físico no tendría realidad objetiva, sino que dependería de la
posición y mirada del observador. Planteo que se corresponde punto a punto con un
criterio que hoy es universalmente admitido: el observador construye el objeto.
Vuelvo al diván, en tanto experiencia de la subjetividad donde importa cómo el sujeto
se escucha a sí mismo y cómo se posiciona frente al otro inscribiendo un nuevo
lugar en el Otro, en tanto gatilla el reconocimiento del propio deseo y el acceso a
una mayor riqueza escalar y dimensional desde la que pueda ser escrito otro texto.
La compulsión a la repetición, corset donde lo simbólico narra su pobreza, ofrece el
beneficio secundario de los lugares conocidos y “libra” de posibles nuevos textos
blandiendo la amenaza del vacío.
328
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
329
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
330
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
331
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
332
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
controlar o suplir el poder del experto. El “manager” deberá tener poder sobre sus
subordinados y, para ello, deberá disponer de dos medios de presión: la facultad de
dictar las normas (reglas del juego) y, al mismo tiempo, la prerrogativa de establecer
excepciones para esas reglas. Semejante combinación de poder formal e informal le
permitirá negociar ventajosamente con los niveles jerárquicos inferiores el
acatamiento a sus decisiones.
En ningún momento Crozier deja de reconocer que “Mientras subsista alguna
incertidumbre en el ejercicio de su tarea, el más humilde de los subordinados
conservará la posibilidad de hacer uso de un cierto poder discrecional y, en tanto
que para determinadas actividades se prefiera el hombre a la máquina, subsistirá
cierta dosis de incertidumbre”. Gérard Mendel médico psicoanalista y sociólogo
francés contemporáneo, fundador de la corriente sociopsicoanalítica de análisis
institucional, tiene una concepción novedosa del poder. El poder para Mendel no es
una maquinaria anónima, librada a su propia inercia y productora constante de
técnicas de dominación, como sostiene Foucault. Tampoco se reduce, como afirman
los sociólogos de las organizaciones, a un juego de maniobras estratégicas
mediante las cuales los individuos defenderían sus intereses egoístas. “El poder
-afirma- está indisolublemente ligado al acto humano en tanto actividad productora
de tipo poiética, es decir, que conjuga creación y ejecución”. “Existe en el individuo
un movimiento psíquico espontáneo, que en general no es explícito ni consciente,
por el cual el autor de un acto tiende a querer apropiarse de ese acto propio”. El
poder del sujeto inserto en las relaciones sociales de trabajo no se limita al dominio
sobre otros, debe detectarse esencialmente en su capacidad para apropiarse de su
propio acto, tanto del proceso de dicho acto como de sus efectos. Mendel propone
un dispositivo de intervención institucional que asegura que los individuos,
integrantes de colectivos de trabajo dentro de las organizaciones, puedan ejercer lo
que él denomina el “actopoder”. Ese ejercicio los llevará a obtener placer y
satisfacción en el trabajo, y a consolidar su identidad profesional: “La obra bella, el
trabajo bien hecho que se reconoce como propio, la cooperación en un mismo
esfuerzo y por un mismo fin, son indiscutiblemente fuentes de placer”. “Dado que el
movimiento de apropiación del acto se lleva a cabo en el ámbito de la sociedad, de
las organizaciones, y que la representación que el sujeto tiene de las mismas se ha
construido a partir del modelo de la institución familiar, será inevitable -advierte
Mendel- que el individuo asocie su actopoder con un desafío a la autoridad parental,
experimentando así una cierta culpa inconsciente”. Pero como “la sociedad no es
una familia”, y tampoco lo son las instituciones, mediante la instalación de su
dispositivo en organizaciones de todo tipo, en el curso de los últimos veinte anos,
333
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
334
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
BIBLIOGRAFÍA
335
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Umberto Eco: las nuevas dictaduras serán más mediáticas que políticas.
Alerta sobre la creciente influencia de la TV
Umberto Eco
336
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
337
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
338
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
En los grupos humanos, sin que sus miembros lo adviertan, se verifican oscuras transacciones,
donde los que tienen el poder -como yudocas de los sentimientos- aprovechan en su favor la ira que
ellos mismos generan en los oprimidos.
Philip Lichtenberg*
Cuando un grupo atraviesa un período ansioso, puede ser funcional para los
participantes elevar al liderazgo a personas que están familiarizadas con su propia
ansiedad y pueden vivenciarla, tolerarla, contenerla y usarla productivamente para
movilizarse a sí mismos y a otros. Conocemos esta expresión positiva de la
ansiedad como aprensión alerta, una aprensión que apuntala esfuerzos combinados
y que implican desafío. Por el contrario, es destructivo para los miembros del grupo
apoyarse en los que están paralizados por la ansiedad, que deben reprimirla o que
no pueden manejarla de manera socialmente fructífera. Sin embargo, lo que a corto
plazo es realista puede distorsionarse a lo largo del tiempo. Si una persona es
siempre el líder del grupo cuando predomina la ansiedad, si dependen de ese líder
cada vez que se sienten ansiosos, pueden perder capacidades para manejar la
ansiedad. En lugar de adquirir de ese líder técnicas para aumentar su tolerancia a la
ansiedad y procedimientos para hacer que su ansiedad les sirva y que no los
incapacite, poco a poco pueden perder su manejo responsable de la ansiedad y
adquirir un sentido de impotencia ante la menor señal de sentimientos ansiosos.
Las elecciones de liderazgo y la expresión de estilos de liderazgo no son los únicos
procesos grupales que facilitan o debilitan el manejo productivo de la ansiedad.
Entre muchos otros, están la norma del grupo para la emocionalidad, el nivel de
afecto fomentado y tolerado por los líderes y miembros. La intolerancia al afecto
intenso, como norma de un grupo, asegura que asumirán el liderazgo las personas
autocontroladas y que los otros serán menos capaces de manejo, ya que carecerán
del apoyo necesario. Los grupos autoritarios regulan estrictamente la vida
emocional, generalmente desalentando la concientización y el compartir afectos tan
desagradables como la ansiedad o canalizándolos hacia grupos de afuera.
Envueltos por estas normas antiemocionales, los miembros están mal preparados
para enfrentar empresas riesgosas, atemorizantes y desafiantes, y se recuestan en
la autoridad ante el más leve atisbo de ansiedad.
339
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
SOLDADO RASO
Dado que existe una diferencia real de poder entre oficiales y soldados rasos, podría
preguntarse dónde termina el enojo simple, apropiado, relacionado con la tarea, y
dónde empieza la proyección sobre un otro vulnerable seleccionado. Una respuesta
es que una cierta prolijidad es necesaria y funcional en la vida militar, y que el
empujón hacia ese grado de prolijidad, aun en un tono de enojo e irritación, refleja
los esfuerzos para hacer un buen trabajo. La mayoría de los maridos y esposas
negocian sobre la limpieza en sus hogares con el propósito similar de poder trabajar
cómodos y de forma fácil en lo que eligen hacer. Cuando la insistencia excede un
cierto nivel de prolijidad, sin embargo, las órdenes, ya sea de un oficial militar o de
340
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
341
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
OPRESORES Y OPRIMIDOS
Existen dos costados del odio a sí mismo: el odio dirigido contra los propios deseos,
que colocaron a la persona en situaciones peligrosas, que es el odio a la propia
espontaneidad en respuesta a impulsos; y el odio al propio autocontrol, a la ira
dirigida hacia adentro en el intento de acomodarse a la amenazante realidad. El
conflicto interno derivado de estas actividades de auto-odio consume las energías de
la persona, haciéndolo menos capaz para luchar con la realidad de una manera
responsable y así contribuyendo a la impotencia que se siente en la situación.
Algo del odio a sí mismo de los opresores es proyectado en las personas más
débiles en forma de preocupación por el odio que experimentan estos otros más
débiles. De hecho esto se hace a menudo. El profundo odio a sí mismos de los
pueblos oprimidos es terreno fértil para tales proyecciones. Preparados por el estilo
contrastante del manejo de la ansiedad y de la ira, la connivencia entre débiles que
invitan al desprecio y fuertes proyectando el odio a sí mismos a menudo se
establece rápidamente. Los que se inhabilitan por medio de la identificación con el
agresor están predispuestos a recibir y aceptar casi cualquier cosa que lleve a la
culpa y al odio a sí mismos, y los que se habilitan están siempre listos para proyectar
su culpa y odiar a los débiles. Juntos, instalan las relaciones opresoras.
Mientras que el más fuerte incita la ira del más débil y se asegura de que éste la
torne impotente y volcada hacia sí, simultáneamente el más débil se siente temeroso
de su propia ira y temeroso de la ira del más fuerte. La presión del más fuerte hacia
relaciones de enojo que él o ella pueda restringir, se encuentra con los esfuerzos del
más débil por evitar situaciones que provoquen ira. De modo que el fuerte y el débil
342
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Codirector del Instituto de Terapia Gestalt de Filadelfia. Profesor emérito en el Bryn Mawr College de
Pensilvania. Texto extractado de “Community and Confluence.” Undoing the Clinch of Opression.
Traducción de Cristina Furlani.
343
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Mario Malaurie
344
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
345
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
346
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA MARGINALIDAD
Como psicólogos clínicos que desarrollamos nuestra tarea en una institución pública
de salud, gratuita, hemos observado en el cúmulo de consultas diarias que
atendemos en todas sus modalidades -individual, grupal, familiar y talleres- un hecho
que subyace a todas ellas, y que nos incluye como terapeutas: diagnósticos de uso
habitual quedan reducidos a lo que llamaríamos “palabra desvirtuada” o “palabra
vacía”, ya que, en lugar de transmitir sentido, toman el uso concreto de llenar un
vacío, perdiendo su valor simbólico. Desde el punto de vista dinámico obliteran la
capacidad de reflexión tanto del psicólogo como del paciente.
Veamos dos viñetas clínicas.
Raúl, de 35 años, fue derivado por un servicio de psiquiatría, medicado: “depresión
severa con intento de suicidio”. Camionero desde siempre, había perdido su trabajo
por cierre de la empresa. Luego de su admisión fue derivado a terapia grupal: en
una sesión, refiriéndose a su despido y desocupación, expresó: “Me han cortado los
brazos”.
Ethel, de 55 años, de nivel educativo alto, había sido gerente de una empresa
mediana. Luego de 25 años de trabajar allí, la empresa cerró por dificultades
económicas derivadas de la crisis y ella quedó desocupada. Intentó un
emprendimiento por su cuenta, sin resultado. Hizo consultas en otros centros, pero
no continuó porque la incluyeron en grupos temáticos de autoayuda. Su motivo de
consulta actual: dolores en el pecho, intensa tristeza; “no veo un futuro”, ella siente
que no tiene más posibilidades.
Estas breves viñetas son demostrativas de la mayoría de las consultas que
recibimos actualmente. Si nos quedamos en los diagnósticos obvios de “estados
depresivos o melancólicos”, sin incluir la contextualidad macrosocial en que estamos
inmersos y los efectos que produce en las subjetividades, esos diagnósticos quedan
vacíos de contenido. Quitamos el criterio de realidad, y aparecen “nuevas”
categorizaciones nosológicas tales como “ataque de pánico”, “bulimarexia”, “TAC”,
“TOC”, “estrés”, etcétera, que tranquilizan (?) tanto al paciente como al terapeuta,
dando como resultado un “como si”, que se sostiene por un estado de complicidad
347
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
en la relación terapéutica.
Al trabajar en un espacio geográfico especial como lo es el primer cordón del
Conurbano -donde los índices de desocupación alcanzan el 50 por ciento y la
población es sometida a estados de carencia insospechados-, las demandas que se
nos plantean están directamente relacionadas con la pobreza, que es un diagnóstico
social, y con la violencia -sufrida o actuada- generada por ese contexto social que
abandona y destruye a las personas. La pobreza provoca la emergencia de las
patologías o disfunciones que asistimos, que se sobreagregan a las patologías
tradicionales. Se trata especialmente de estados depresivos o francamente
melancólicos.
Si no tomáramos en cuenta ese telón de fondo y no lo introdujéramos activamente
en la dinámica terapéutica -desculpabilizando y recreando otras posibilidades en
procura de una reinserción creativa y productiva para volver a ser personas y no
des-existentes o “caídos del sistema”-, cerraríamos un contrato perverso acerca de
lo no dicho, sin abrir el espacio intermediario, intersticial que permita una articulación
con la realidad cuya salida no sea la violencia.
Lo contrario es la irrupción de nuevos nombres para patologías conocidas, que
siguen encubriendo lo disfuncional social que nos rodea y que, muchas veces, sirven
para justificar una necesidad de mercado -un mercado rápido y exitista- al atribuirlas
a un mero desbalance fisiológico o a una perturbación genética, que mágicamente
revertirían con alguna nueva composición química. Se refuerza así esa patología, se
culpabiliza al paciente (es él el que tiene esa perturbación) y se clausura la
capacidad de reflexión de las personas: ¿se puede medicar el empobrecimiento o
encontrarle una razón genética?
Si no partimos de la concepción de que el ser humano es un ser en situación, que
ocupa un lugar en la compleja matriz social, en la cual nace, se desarrolla y muere,
vinculado y vinculante con otros seres humanos, caemos en una simplificación
dañosa que se extiende a lo social amplio y se priva a los pacientes ya los
terapeutas de replantear -con criterio de realidad- situaciones que trascienden lo
individual y se enraizan profundamente en lo social actual, origen y al mismo tiempo
resultado de las subjetividades.
Más aún, la palabra vacía, llevada a lo macrosocial, es una de las manifestaciones
de la violencia, generada por la pobreza y que se alimenta de ésta. Se relaciona
íntimamente con la corrupción, por lo que es funcional a los grupos de poder
corporativos que no alimentan, no curan, no educan, no aseguran y no hacen
justicia.
Esa palabra vacua provoca la demolición interna o externa de las instituciones, que
348
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
las deja vacías y las esteriliza como modulador o intermediario social. Dejan así de
ser apoyaturas o caen, en sentido lato, en la perversión institucional, es decir, la
pérdida o desvío de la finalidad para la que fueran creadas. Lo cual se asienta en la
infantilización de la sociedad, la esperanza de un mago, o mesías que satisfaga
todas nuestras necesidades o deseos, sin implicancia o esfuerzo maduro de nuestra
parte. Esto choca, actualmente, con la racionalidad adulta a la que incomoda esa
dependencia y así aparece el “que se vayan todos” o, en una forma más organizada,
las asambleas barriales que hayan podido salir del mero reclamo sin propuestas, los
clubes del trueque no infiltrados, las redes solidarias, las organizaciones del tercer
sector, etcétera. Es un inicio del volver a pensar e intentar la reparación de la matriz
social dañada transmitiendo el sentido solidario de que el otro es Otro, distinto a mí,
pero semejante.
En todo caso, no entender y no incluir el estado de abandono y de inermidad social
en el que se encuentran las personas amplía y profundiza la enfermedad física y
emocional en que se encuentran inmersas. Necesitan reinsertarse en la red social
como tales, criterio de realidad mediante. Un-punto de partida para este criterio
puede quedar representado por el diálogo, citado por medios periodísticos, entre dos
mujeres tucumanas, madres de hijos internados por desnutrición: “¿Nosotros
vendríamos a ser indigentes o pobres?” “No sé. Yo creo que somos gente y nos
merecemos otra cosa.”
Por último, nos surge un interrogante: ¿cuántas estructuras, cuántas patologías
permanecerían ocultas, o sin manifestarse como lo hacen en la actualidad, si no
fuera por la crisis?
*
Psicólogos en el Servicio de Psicología del Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas.
349
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-Para los pediatras y psicólogos, el tema del abuso sexual infantil es “nuevo”,
ya que lo describe recién Henry Kempe en la década del 60. Esa “novedad”
complica, imagino, la comprensión del tema. ¿Es más sencillo para la justicia?
-No, sin duda. La justicia lo enfrenta de una manera distinta que la medicina, la
psicología y la asistencia social, porque no evolucionó de la misma manera que esas
disciplinas. Pero igualmente el tratamiento del tema le resulta dificultoso.
-¿Por qué?
-Porque las razones que hicieron que un fenómeno tan antiguo recién ahora
terminara siendo estudiado adecuadamente son las mismas que hacen que tarde
tanto en entrar en el ámbito judicial y que las prácticas frente a él sean adecuadas.
Dicho de otra manera: hace dos mil años el emperador Tiberio abusaba de bebés.
Se hacía traer los bebés más fuertes que aún estaban siendo amamantados y los
llevaba a una pileta con agua. Los llamaba “mis pececitos” y los obligaba a practicar
sexo oral. Fíjese la antigüedad de este horror que continúa hasta el día de hoy sobre
niños, niñas y adolescentes. Empezó a notarse alguna inquietud y censura frente a
estas prácticas en el siglo XIX, pero la actitud histórica general fue mirar para otro
lado, por razones poderosas. Las mismas que hacen que la justicia tarde en aceptar
que debe abocarse inmediatamente a este problema.
-La más profunda es que a ninguno de nosotros nos gusta tomar contacto con el
problema. Es algo muy fuerte, que nos hace daño, mayor o menor según sea la
formación que tenga cada uno y según sea su historia personal y sexual. Si las
personas que deben actuar sobre estos temas no tienen una preparación y una
contención adecuadas, van a entrar en crisis graves. Pero lo cierto es que sabiendo
que todo esto ocurre, hoy ya no hay excusas. Porque, de la misma manera que
350
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Kempe describió el abuso al que es sometido un chico y las marcas que le quedan,
otro especialista, Ronald Summit, definió con exactitud todo lo que ocurre dentro de
un proceso judicial con una criatura abusada. Y ya nadie puede hacerse el distraído.
-Hace poco menos de veinte años, Summit hizo una descripción del síndrome de
acomodación. Pinta un modelo que se repite, corno si él hubiera estado presente en
cada uno de los expedientes de abuso, o como si las víctimas de abuso hubieran
leído los libros de Summit. El síndrome de acomodación al abuso está conformado
por aquellas etapas por las que atraviesa normalmente el niño o niña o adolescente
abusado. Esas etapas recorren desde el secreto, pasando por las amenazas, las
revelaciones tardías -poco convincentes- y la retractación del menor. Increíble pero
puntualmente, esas etapas se repiten en cada caso judicial. El que no tiene en
cuenta esto -porque no lo conoce o prefiere no conocerlo- va a tratar el abuso sexual
infantil como cualquier otro delito y ahí va a empezar a equivocarse en contra de la
víctima.
-En lugar de adjetivar le voy a describir lo que realmente ocurre. Hasta el día de hoy
se siguen tomando declaraciones y se investiga con la misma metodología que se
usa para investigar un robo, sin tener en cuenta el tipo de trauma que cada delito
desencadena. La víctima de un robo, por más violento que éste haya sido, nunca
recibe los efectos devastadores en el aparato psíquico que causan, por ejemplo,
años de abuso intrafamiliar. Esto hace que las víctimas de uno y otro delito sean
distintas. Mientras una está en condiciones de expresar más o menos fluidamente lo
que le pasó, la otra no puede articular su drama.
351
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
juicio, tal como le dije que lo enuncia Summit y que tiene que ver con los efectos
traumáticos que todas cargan.
-Hay una enorme cantidad de niñas -la mayoría de los abusos se efectúan sobre
niñas- que cambian, que se retractan. Y terminan diciendo lo que el que está
juzgando quiere escuchar. Niñas que están quietas, con la mirada perdida en el
infinito... en algunos casos brotan lágrimas y, a veces, ni siquiera pueden moverse
para secarse esas lágrimas. Cuando uno se da cuenta de que esto pasa en eterna
repetición necesita, como juez, plantearse algún cambio. Por ejemplo, en la manera
de investigar. Porque la mejor forma de empezar a estudiar alguna solución para un
problema social y cultural de esta envergadura es conocer. Y sobre todo, conocer
aquellos aspectos en los cuales por razones muy profundas no se ha adentrado la
justicia. En una investigación diferenciada se detectan cosas muy impresionantes.
Por ejemplo, lo que ocurre con aquel grupo de niñas que termina diciendo lo que el
que le pregunta quiere escuchar.
-Eso, por una parte. Pero por otra, lo que en la raíz es que se le está pidiendo a
alguien que haga algo que no puede hacer. Si aceptamos que una criatura que ha
pasado por ese nivel de herida tiene efectos devastadores para su aparato psíquico,
debemos aceptar también que esos daños han modificado su estado de conciencia,
por lo que se le han generado mecanismos defensivos profundos, con trastornos
disociativos que le permiten sobrevivir. Porque, digamos, para poder recibir a su
abusador todas las noches en la cama y a la mañana levantarse e ir al colegio,
necesita disociar. Si aceptamos todo esto, no podemos decidir, entonces, sentar a la
niña en una sala con gente extraña para que cuente lo que le pasó. Eso es perverso
y es lógico que la criatura dude, se retracte diga lo que los demás quieren oír para
terminar pronto con ese drama.
-Usted puso el dedo en la llaga. Hace años, en un juicio que se llevaba a cabo en el
Bolsón, había una criatura retrasada mental que había sido abusada. Tenía
352
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EN LA OSCURIDAD
¿Cómo puede ser que el ambiente familiar no registre que una situación de
abuso ocurre durante años?
-Vuelvo a lo que le dije al principio: la gente no quiere ver algo tan oscuro. Pero, por
otra parte, si pienso en los hechos que yo juzgué, he visto gran cantidad de
abusadores que, aun sin instrucción alguna, sabían cómo actuar sin dejar huellas de
ningún tipo. Abusaban sin dejar lesiones físicas, con una precisión en la mecánica
del abuso que uno ni puede imaginar. Por otra parte, he juzgado casos de gente de
saco y corbata por cuya “honradez” los vecinos y compañeros de trabajo venían a
testimoniar. Casi nadie puede creer que un abusador ha hecho lo que ha hecho. Y
sin embargo lo hizo.
353
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-Hay casos en los cuales no se tolera porque nos duele y porque es muy fuerte
llegar a aceptar que alguien que conocemos comete esos actos respecto de una
criatura. A veces hay una especie de “comodidad emocional”, una economía
emocional que hace mirar para otro lado, porque hace mucho daño asumir la
verdad. Y en otros casos, lo que ocurre es que se está más identificado con el
abusador que con la víctima, por profundísimas razones, y sobre todo por una
cuestión de fe. Es frecuente ver que hay gente que responde de una manera
irracional cuando se le pregunta: “Bueno, está bien, es vecino suyo y usted cree que
no. Pero si mañana se comprobara que sí, ¿usted qué diría?” ¡Que no!”. No hay que
seguir preguntando, porque esa persona no va a dar otra respuesta. Es más, si
mañana se comprobara que sí, si el propio imputado reconociera que sí y diera
detalles inequívocos de cómo fue el abuso, esa misma persona seguiría diciendo
que fue un complot, en el que cada día se va agregando gente. Ese es un
mecanismo también defensivo para no aceptar la verdad.
-En definitiva, nadie puede mirar nada sin su escala de valores ni sin su
ideología.
-La ideología juega no sólo en los casos de abuso sexual sino en absolutamente
todos los actos del ser humano. Pero hay que reconocer que en algunos temas,
como éste, el peso de la ideología es decisivo. Hoy no nos podemos quejar de
nuestro cuerpo legal. La Constitución y los tratados internacionales en materia de
derechos humanos ofrecen un sistema protectivo inmejorable. Sin embargo, el
abismo que se ve en la práctica, no sólo en los casos de abuso sexual de niños, es
muy grande. Ahí es donde la ideología corroe. En el caso concreto de los delitos
sexuales, como la mayor parte de las víctimas son mujeres, actúan prejuicios y
estereotipos de género que conspiran contra la buena resolución de los casos. La
Argentina firmó tratados y convenciones que, entre otras cosas, exigen eliminar la
violencia contra las mujeres y modificar los patrones socioculturales que la hacen
posible. Ahora, ¿cómo hacemos para modificarlos? Porque si creemos que una ley o
una convención va a modificar patrones socioculturales, estamos muy equivocados.
En segundo lugar, tendríamos que ver si estamos dispuestos a pagar el costo que
significa modificar esos patrones, cuando en realidad los estamos reproduciendo. O
sea, a la hora de juzgar, muchos no pueden despojarse de todos esos estereotipos
negativos.
354
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
355
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Boston, EE.UU.
Las conductas de riesgo difieren según el sexo del adolescente que tuvo relaciones
sexuales involuntarias; contrariamente a lo previsto, es frecuente la participación de
niñas en peleas y la bulimia en los niños afectados.
En EE.UU, describen los autores, entre el 7% y el 17% de los adolescentes y adultos
jóvenes informan haber tenido relaciones sexuales no voluntarias; alrededor del 20%
de las mujeres adultas y entre el 5% y el 10% de los hombres adultos sufrieron
durante su infancia o adolescencia algún tipo de abuso sexual, mientras que en los
universitarios entre el 5% y el 28% de las mujeres sufrieron violación y el 22% de los
varones vivieron experiencias sexuales forzadas antes de los 16 años. La actividad
sexual no deseada durante la infancia y la adolescencia, señalan los expertos, está
asociada con trastornos psicológicos severos, que incluyen baja autoestima,
conductas depresivas e ideación o intento de suicidio. Además, las personas
afectadas abusan con mayor frecuencia del alcohol y las drogas y suelen mantener
posteriormente relaciones sexuales sin protección; en algunos estudios, agregan, se
sugirió que pueden existir trastornos de la alimentación.
De acuerdo con otros investigadores, las conductas de niños y niñas difieren; los
primeros suelen exteriorizar sus trastornos mediante agresión, crueldad,
delincuencia e hiperactividad, mientras que las segundas tienen conductas más
introvertidas, como depresión, ansiedad y trastornos somáticos.
No obstante, estos resultados fueron obtenidos con un bajo número de casos, y en
este estudio, los autores analizan una población mucho mayor. Los expertos
encuestaron a 21.297 cursantes de la escuela secundaria en 79 instituciones
públicas y privadas de la ciudad de Vermont (la gran mayoría de 12 a 18 años). A
partir de las respuestas anónimas se identificó a 7.884 escolares con actividad
sexual, 3.931 mujeres y 3.953 varones. En el cuestionario se evaluaron variables
demográficas y factores indicadores de suicidio, violencia, abuso de sustancias,
comportamiento sexual, embarazo y control de peso.
356
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Entre las niñas con actividad sexual, señalan, el 33.5% había participado de peleas y
el 42.5% había pensado en suicidarse en los últimos 12 meses, mientras que el
10.4% había portado un arma en los últimos 30 días. El 58.7% había fumado
cigarrillos y el 45.4%, marihuana, en los últimos 30 días; y el 69.8% había bebido
alcohol, el 45.2% en gran cantidad (más de 4 copas en una sola vez) en los 30 días
previos. La edad promedio de iniciación sexual fue de 14.3 más menos 1.5 años, y
los años promedio de actividad sexual, de 1.8 más menos 1.4 años. La mitad de las
mujeres, agregan, no habían utilizado preservativos en su última relación sexual, y
casi el 30% había consumido drogas o alcohol antes de mantenerla. Más del 30%
(1.192) informó haber sido forzada o presionada para tener relaciones y las que
tenían estos antecedentes presentaban mayor probabilidad de haber estado
involucradas en peleas, haber pensado seriamente en el suicidio, no usar
preservativos en sus relaciones sexuales, haber tenido uno o más embarazos y
tener más años de actividad sexual.
En cuanto a los varones con actividad sexual, el 53.7% había participado en peleas
y el 38.5% había portado armas en algún momento, mientras que el 31.3% había
pensado en el suicidio. El 54.2%, prosiguen los autores, había fumado cigarrillos y el
52.7%, marihuana, en tanto que el 73% había consumido alcohol, el 57.1% en gran
cantidad. En comparación con las niñas, los niños refirieron haber comenzado la
actividad sexual en forma más precoz y haber tenido mayor número de parejas.
El 51% de los niños informaron al menos una pareja masculina en los últimos tres
meses. Los niños utilizan con mayor frecuencia preservativos, mientras que un tercio
de los seleccionados señalaron haber mantenido relaciones luego del consumo de
alcohol o drogas, y casi el 10% fueron responsables de un embarazo. Casi el 10%
informó haber sido presionado o forzado para tener relaciones; los factores de riesgo
en este subgrupo fueron similares a los informados para las niñas.
También fueron más frecuentes es este subgrupo los niños con más de tres parejas
(masculinas o femeninas), así como los vómitos y el uso de laxantes.
En este estudio, los expertos exploraron las diferencias de conductas entre niños y
niñas con actividad sexual. Los resultados obtenidos no concuerdan totalmente con
el concepto de que las niñas agredidas sexualmente exhiben conductas
introspectivas, ya que la participación en peleas fue más frecuente en ellas. Por otra
parte, los niños con antecedentes de presión sexual mostraron 3.44 veces más
probabilidades de utilizar purgantes que otros niños con actividad sexual. Como
también fuera indicado en otros estudios, los resultados de este trabajo demuestran
que los niños con actividad sexual exhiben conductas de riesgo sexual y de abuso
de drogas con mayor frecuencia.
357
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Este estudio, reconocen los autores, tiene varias limitaciones. En primer lugar, como
los datos fueron recolectados entre los que se hallaban presentes en el colegio el
día de la encuesta, la proporción de adolescentes con riesgo sexual y abuso de
drogas puede haber sido subestimado, ya que ambos comportamientos están
relacionados con mayor ausentismo y abandono escolar.
Además, considerando las características del tema, es probable que algunos niños
presionados para tener relaciones sexuales no las hayan informado o sólo las hayan
incluido como actividad sexual voluntaria. De todos modos, concluyen, la encuesta
realizada permite reconocer la necesidad de efectuar evaluaciones más estrictas de
aquellos adolescentes que abusan de las drogas, tienen conductas sexuales de
riesgo o ideas suicidas y presentan comportamientos agresivos.
358
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Ester Romano*
359
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
360
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
pulsiones. Se intenta dominar activamente (en el niño no reconocido como una parte
propia proyectada) lo padecido otrora pasivamente.
En la experiencia en el abordaje de sujetos perversos abusadores de niñas, a través
de la continuidad del largo y penoso trabajo psicoanalítico, he podido constatar la
emergencia de huellas mnémicas sepultadas. Ello ponía sobre el tapete un elemento
común, francamente traumático: haber sido objeto de abuso en momentos clave de
su desarrollo.
¿Cómo entender el ejercicio de un poder abusivo? ¿Por qué nos resulta tan
impensable? ¿Qué lleva a que los deseos paidófilos sean tan repudiados de modo
universal? Un primer nivel de respuesta es obvio, en tanto constituye el resultado del
horror provocado por la pregnancia de una ley moral universal, como es la
prohibición del incesto. Si se sigue el pensamiento de Ángel Garma, puede
entenderse el triunfo (maníaco) sobre el objeto, teniendo como fin comportamientos
destructivos que provocarían la repulsa ambiental y superyoica, siendo percibidos
como merecedores de castigo. De acuerdo con ello, constituirían comportamientos
punibles que tendrían como finalidad directa exonerar la culpa de los objetos
persecutorios, configuradores del Superyó.
Agregaría que también comprende el repudio a la transformación, bajo signo
contrario, de las naturales tendencias amorosas hacia la descendencia. Es el
naufragio de la figura de “Su Majestad, el niño”, en que se tiende a proyectar los
ideales de perfección y los propios sueños fallidos en la propia descendencia y, por
extensión, en todo el universo infantil como representante de las generaciones
venideras. Encontraríamos entonces una falla en la estructura ética abstracta
integrada al Ideal del Yo, que implica la imposibilidad de poner freno a la emergencia
de elementos arcaicos ligados a la indiferenciación y la destructividad.
Se suele asociar las expresiones de violencia con variadas formas de ataques
directos al cuerpo: golpes, abandonismo, formas de abuso. Pero también en el
habla, constitutiva de la condición humana, se puede vehiculizar la violencia: no sólo
bajo las formas degradantes del insulto y la denigración, sino también en sutiles
maniobras descalificatorias de la posición del otro hacia condiciones de
desconocimiento, paralización o confusión enloquecedora.
En la psicoterapia psicoanalítica de padecientes de abuso, he constatado vivencias
asociadas a un orden de experiencia de dolor psíquico de muy difícil procesamíento
a través del lenguaje. Hay ocultamientos ligados a la vergüenza por la afrenta
padecida, hay necesidad de mutismo no sólo como efecto del pánico sino por el
dolor, el pudor. Pero, además, son vivencias que resultan innombrables por lo
361
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Texto preparado a partir del trabajo “La violencia: entre el horror y la poesía “ (en el libro “Sesenta
años de psicoanálisis en Argentina”, editado por la Asociación Psicoanalítica Argentina, APA) y de
“Múltiples perspectivas en la comprensión del abuso sexual. Elementos de falibilidad y/o certeza en el
diagnóstico de víctimas y victimarios”, por E. Romano, en “Nuevas perspectivas interdisciplinarias en
violencia familiar”.
362
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Ana P. de Quiroga*
*
Directora de la Escuela de Psicología Social. Romina Tejerina es una joven de 20 años detenida en
Jujuy por el homicidio del bebé que había concebido como resultado de una violación: según las
pericias psiquiátricas, actuó “bajo emoción violenta”; durante el parto, en la criatura “vi la cara del
violador”, declaró.
363
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
VIOLENCIA SEXUAL
Tiene que ver con las dos cosas. La violación es el ejercicio del poder de una
persona sobre el cuerpo de otra, pero si no hubiera sexo estaríamos hablando
simplemente de violencia o agresión.
Sin embargo, hay que aclarar que no es el sexo en su forma de amor, de Eros, sino
como expresión de odio, de terror cuya fuente es desconocida.
Está relacionada. Para darle un ejemplo, en las situaciones de guerra hay muchas
más violaciones que en tiempos de paz. Cuando la gente asesina en una guerra,
también viola. En estos casos es evidente que la violación se vale de la pulsión de
364
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
muerte para dar respuesta a un miedo sin nombre, primordial, evocado por la guerra.
Es como si a través del terror que se está por causar, el violador quisiera regresar a
un lugar seguro, la madre o lo que fuera: un lugar donde el trauma que expresa el
acto de violación no ocurrió.
En las guerras la violación forma parte de un hecho colectivo, tribal, que sirve
al ejército victorioso para reafirmar su superioridad, para alzarse con un trofeo.
¿No son éstas manifestaciones primordiales de poder?
¿No hay en la violación una presencia más clara del deseo sexual, que se
manifiesta no sólo en actos sino en el campo de la fantasía?
Hay una fantasía masculina que se expresa en un mito de la violación: todas las
mujeres quieren ser violadas. Según este mito toda mujer al menos una vez en su
vida fantasea ser violada. Pero repito que en la mujer esta fantasía no es expresión
de un deseo sino de una escena traumática.
365
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
366
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
M.J.
En Gran Bretaña hay unos 70 Rape Crisis Centers (centros de emergencias para
casos de violación) gratuitos, que funcionan con personal voluntario. La
psicoterapeuta Liz Kelly explica que son “lugares donde se escucha a las víctimas,
se atienden sus necesidades inmediatas y se ofrece una imagen desculpabilizada de
lo ocurrido. Las voluntarias reciben un curso de capacitación previo”. En muchos
casos la relación no pasa de una llamada telefónica, en otros se recurre a una serie
de encuentros que ayudan a la elaboración postraumática. “El apoyo de la familia o
la pareja es fundamental -dice Kelly-. Si hay desconfianza, si hay niveles implícitos
de acusación, se crea un círculo vicioso. El impacto del trauma, el temor a la
acusación o la suspicacia hacen que muchas mujeres elijan el silencio”. Una de cada
siete mujeres queda devastada por la experiencia y desarrolla problemas mentales
graves: “Quedan en un estado de alerta, listas para salir corriendo al menor ruido.
Esperan que el ataque llegue en cualquier momento”. Que la balanza se incline para
un lado u otro depende de la naturaleza del trauma y la historia previa. “Si el hecho
se prolongó durante horas y fue específicamente sádico y violento, la elaboración
puede ser mucho más difícil”. También lo es en “mujeres que arrastran una historia
de victimización, alcoholismo o enfermedades mentales. Para esta gente es
necesaria la psicoterapia”.
M.J.
Varios Rape Crisis Centers tienen líneas telefónicas especiales para atender casos
en que la víctima es un hombre. En términos de una tipología del violador y del acto
de la violación, el estudio de los casos masculinos arrojó una sorprendente similitud
con los femeninos. “Como en el caso de las mujeres, los violadores elegían a sus
víctimas con total indiferencia respecto a la edad y atractivo físico. En la muestra que
analicé las víctimas eran hombres de todo tipo: uno de ellos un anciano de 84 años
-señala el jefe de psiquiatría de la Royal Free School of Medicine, Michael King. La
sintomatología muestra un rasgo distintivo: “La violación no se encuentra en el
horizonte de posibilidades de la vida de los hombres, de modo que cuando les
sucede los deja en un estado de extrema confusión y desorden mental. Pone en tela
367
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
368
LA AGRESIÓN SEXUAL
sino que es un forcejeo para someter a la víctima, no consideran que eso sea
violencia, entre otras cosas porque lo han visto en su familia y les parece normal”
apunta Roig.
De ahí que un 62% de los internos entrevistados no reconozca que ha cometido un
delito. Según los casos, dicen que ellos no estaban ahí, que su víctima consintió en
mantener las relaciones o incluso niegan que supieran que lo hacían. “Uno de los
entrevistados, condenado a cuatro años por delitos de agresión sexual, sostenía que
él estaba penado por robo. Cuando miré el expediente y vi su condena, se puso rojo,
pero dijo que todo había sido por culpa del alcohol y las drogas”, cuenta Roig.
Al hablar con ellos de sus víctimas, las manifestaciones de los agresores indican
falta de conciencia del daño que han cometido y ningún tipo de respeto hacia la
mujer. Hablan más de sí mismos y es frecuente que al relatar los hechos el agresor
comente: “Yo lo pasé muy mal”; y no se refiere al daño que hizo a su víctima, sino al
riesgo que corrió durante la agresión.
Después de haber cumplido algunos años de condena, los reclusos echan la culpa
de sus acciones a otros: a los padres, a los amigos y, en general, a haberse
equivocado en la vida y a no saber lo que hacían en el momento de la agresión.
“Algunos me han llegado a decir que se sienten más tranquilos ahora, que es mejor
que estén en la cárcel, porque se dan cuenta de lo que han hecho. Y eso porque en
prisión comienzan a aprender unos valores que antes no tenían y a ser conscientes
de que lo que han hecho está mal visto por los demás”.
REINCIDENCIA
370
GUERRA Y PULSIÓN (I)
“De devorar, pueden terminar devorados; de cagar, pueden terminar siendo cagados”, dice el autor de
esta nota refiriéndose a los tiranos y a los pueblos que del tirano hacen su ideal y al tirano entregan
su objeto de deseo. Su “tour” sobre sí mismos sería el de la banda de Moebius, esa rara cinta cuyas
dos caras son una sola.
Sergio Rodríguez
Las razones de la guerra, del lado de sus dos impulsores -Bush y Saddam- son
económicas y geopolíticas: quién dominará Medio Oriente y con él el 80 por ciento
de las reservas petrolíferas. Pero esa explicación, siendo cierta, no alcanza. Ambos
saben que es una guerra que puede llevar a un desastre del ecosistema mundial con
resultados incalculables. Sin embargo, igual presionan. El futuro como construcción
no les interesa; como los jugadores compulsivos, apuestan todo en una jugada.
Y, como fulleros que son, lo propio y lo ajeno. Saddam tiene claro, porque ya ocurrió,
que sus connacionales soportarán enormes pérdidas. Las producidas por Bush
padre fueron de un millón de personas. Bush hijo sospecha que la confrontación
total puede producir atentados con armas atómicas biológicas y tóxicas en su propia
ciudadela, como ya ocurrió el 11 de septiembre de 2001. Lo que no sabe, nadie lo
sabe, es a cuántos norteamericanos se pueden llevar en esta ocasión los vientos de
la muerte. Sí sabe, él y secuaces como Tony Blair, que eso puede abarcar también a
los países que lo secunden.
A ninguno de los tiranos nada de eso les importa. Sólo les importa su presente.
Fueron hermanos en el genocidio contra los kurdos y conocieron allí la ferocidad que
los anima.
Lo único que los hace gozar es culminar “el tour de sus pulsiones sádicas”. Dominar
o matar. Pero, como toda pulsión, también la oral canibalística y la anal sádica
pueden por esa vuelta satisfacerse sobre el propio borde llevándolos a la vertiente
automortífera de la pulsión. De devorar pueden terminar siendo devorados, de cagar
pueden terminar siendo cagados. “Tour” homólogo al recorrido moebiano del
narcisismo en el que se encierran y en el cual, entrando a los sucesos por venir a
través de una cara, pueden desembocar imperceptiblemente en la contraria.
¿Y las masas? Por ahora mayoritariamente, tanto en Estados Unidos como en Irak,
han identificado ideal y objeto con cada uno de sus jefes. La atmósfera
económico-social está tensa y pone en tensión en muchas poblaciones las pulsiones
antedichas, presentes en cada ser hablante. Así les ocurrió también con la guerra de
Vietnam a los norteamericanos. Sólo cuando vieron volver 50.000 ataúdes dijeron
basta. Lamentablemente los suicidios de veteranos agregaron otros 50.000 ataúdes.
Justamente Vietnam les enseñó a los norteamericanos, como a los franceses, que
las guerras coloniales con ocupación de terreno, aunque al precio de desmesuradas
diferencias en la cantidad de víctimas, borraban las ventajas tecnológicas al
entremezclar a los ocupantes con la población de la nación ocupada. Es lo que
actualmente le está ocurriendo a Israel. Si se bombardea al enemigo, se bombardea
a las propias tropas. Además, la desesperación lleva a los ocupados a preferir
inmolarse. Los monjes budistas vietnamitas se prendían fuego ante los ojos
372
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
373
GUERRA Y PULSIÓN (II)
Sebastián Plut*
Decía Freud, aludiendo a la desilusión provocada por la guerra, que los hombres “no
cayeron tan bajo como temíamos, porque nunca se habían elevado como creímos”.
El padre del psicoanálisis dedicó numerosas páginas a los problemas comunitarios y
vinculares. Así, aludió a la psicología de las masas, de los pueblos, al superyó
cultural y los ideales, a las instituciones, a los actos anímicos sociales, a la cultura, a
los líderes, a la ética, a la violencia, a la justicia, etc. Algunos de los interrogantes
que se plantea, son: ¿cómo se construyen los imperativos éticos y cómo hace una
sociedad para sostenerlos? ¿En qué se basa la cohesión de una comunidad?
¿Cómo incide en el conjunto la falta de eticidad de los dirigentes?
En El malestar en la cultura, Freud señala que la cultura comprende la
transformación de la naturaleza, la regulación de los vínculos y “debe edificarse
sobre una compulsión y una renuncia de lo pulsional”. Ambas, compulsión y
renuncia, conforman una serie complementaria y de cada uno de los términos de la
misma derivan problemas e interrogantes específicos. Por ejemplo, ¿en qué
condiciones se consuma una renuncia pulsional? ¿Cuál es la medida de renuncia
necesaria? ¿De qué manera las personas interiorizan la compulsión? ¿Qué efectos
produce la falta de ética dirigencial en el proceso de compulsión y renuncia?
El nivel de eticidad que Freud hace participar como requisito de la participación
comunitaria supone el lugar para lo diferente. En este sentido -en su artículo “De
guerra y muerte”- sostuvo que “podía suponerse que los grandes pueblos habían
alcanzado un entendimiento suficiente acerca de su patrimonio común y una
tolerancia hacia sus diferentes que ‘extranjero’ y ‘enemigo’ ya no podían confundirse
en un solo concepto”. Recordemos que para Freud el primer opuesto del amor es la
indiferencia. Lo indiferente alude a lo no significativo y a lo no diferenciado. Luego,
en la serie de los opuestos, le siguen el odio -como tendencia a la aniquilación del
otro- y el ser amado. Finalmente, la mayor cabida a la diferencia coincide, entonces,
con el amor.
La tendencia a la unión -entendida como el encuentro de lo afín pero diferente- es un
modo de neutralizar la fuerza de la disgregación y de la violencia. Así, de hecho, es
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
como Freud ha descripto el origen del derecho, como poder de la comunidad, como
unión de muchos (y de potencia desigual) para enfrentar el despotismo del más
fuerte (o bien la violencia individual). Dicha unión rápidamente debe encarar otro
problema: ¿cómo logra ser duradera? Freud -en su artículo “¿Por qué la guerra?”-
anticipa que “nada se habría conseguido si se formara sólo a fin de combatir a un
hiperpoderoso y se dispersara tras su doblegamiento”. ¿Cuál es la meta de una
unión dada? ¿Qué grado de complejización anímica y societaria está expresando?
¿Qué cabida tienen allí los diferentes intereses sectoriales? Los factores disolventes,
como vemos, no poseen una presencia ocasional cuya aparición constituya una
anomalía que deba sorprendernos. Por el contrario, debemos considerar el riesgo de
la fragmentación y dispersión en permanente acecho y preguntarnos en cada
ocasión cómo ha de surgir una alternativa diferente de la disolución. Las tendencias
agresivas debemos contarlas entre nuestras mociones constitutivas; en cambio, los
imperativos éticos son una conquista de la humanidad.
David Maldavsky señala que el pensamiento apocalíptico “condena todo proyecto,
toda iniciativa comunitaria que abra el futuro a lo posible, a lo nuevo, y pesquisa y
magnifica en cada producción sublimatoria los restos de una voluptuosidad
irrestricta, por lo cual dicha producción queda anatematizada como introductora de la
disolución en los lazos sociales” (Procesos y estructuras vinculares). Cuando este
tipo de pensamiento es encarnado por el líder, se va plasmando un despotismo
creciente correlativo de una degradación de las identificaciones recíprocas, de los
ideales e impone la fragmentación donde tenía vigencia la cohesión. El liderazgo se
va envileciendo progresivamente ante la falta de respuestas adecuadas para hallar
transacciones entre las tres fuentes de exigencias (aspiraciones sectoriales, de las
tradiciones y exigencias de la realidad). En la organización o comunidad dirigida por
un líder apocalíptico se va desestructurando la pulsión social, uno de cuyos
componentes, la autoconservación, se trastorna, como en el caso de las personas
que perpetran el suicidio. Tal puede ser la situación de aquellos conductores que
arrastran a su grupo consigo hasta la tumba. El liderazgo apocalíptico se torna cada
vez menos representativo con los consiguientes efectos de supresión de la
diversidad, la tendencia a una nivelación descomplejizante y la abolición de los
nexos sociales de tipo solidario (requeridos para el trabajo en común). Freud, al
respecto, consideraba varios elementos determinantes: a) el “aflojamiento ético” de
los dirigentes, b) el modo en que dicho aflojamiento repercute en la eticidad de los
individuos, c) y también “la credulidad acrítica hacia las aseveraciones más
discutibles” (“De guerra y muerte”).
375
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Profesor y doctorando de UCES. Miembro de la Asociación Argentina de Psicología y
Psicoterapia de Grupo.
376
GUERRA Y PULSIÓN (III)
Las pasiones y las pulsiones de los seres humanos los propician para la guerra, según le explicaba
Sigmund Freud a Einstein en una correspondencia ya célebre. Pero, observa el autor de esta nota,
los efectos de la pulsión de muerte pueden diferirse y desplazarse mediante una “democracia de la
alegría de lo necesario”.
Enrique Carpintero*
¿Por qué la guerra? Preguntó Albert Einstein en carta a Freud: “¿Hay algún camino
para evitar a la humanidad los estragos de la guerra?” Y llega a un último
interrogante: “¿Es posible controlar la evolución mental del hombre para ponerlo a
salvo de la psicosis del odio y la destructividad?”
Freud estima que al principio los conflictos de intereses entre los humanos se
solucionaban exclusivamente mediante la violencia; cierto camino llevó de la
violencia al derecho “... a través del hecho de que la mayor fortaleza de uno podía
ser compensada por la unión de los más débiles. La violencia es quebrantada por la
unión y ahora el poder de éstos unidos constituye el derecho, en oposición a la
violencia única. Vemos que el derecho es el poder de una comunidad. Sigue siendo
una violencia pronta a dirigirse contra cualquier individuo que le haga frente”.
La admisión de una comunidad de intereses entre los miembros de un grupo unidos
por ligazones de sentimiento deviene en su genuina fortaleza. Sin embargo, en toda
comunidad se incluyen elementos de poderes desiguales entre varones y mujeres,
pobres y ricos y, a consecuencia de las guerras, vencedores y vencidos. Entonces
-le contesta Freud a Einstein- el derecho de la comunidad “se convierte en la
expresión de las desiguales relaciones de poder que imperan en su seno; las leyes
son hechas por los dominadores y para ellos, y son escasos los derechos
concedidos a los sometidos”. A partir de este hecho se dan conflictos como
consecuencia de diferentes factores históricos cuya violencia instituye un nuevo
orden de derecho. Sostiene Freud que en determinados momentos de la historia de
la humanidad, “por paradójico que suene, habría que confesar que la guerra no sería
un medio inapropiado para establecer la anhelada paz ya que es capaz de crear
unidades mayores dentro de las cuales una poderosa violencia central vuelve
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
imposible ulteriores guerras”. Pero esta situación no puede ser duradera ya que se
vuelven a suscitar nuevos conflictos cuya resolución es violenta. Freud coincide con
Einstein en que la forma de prevenir las guerras es lograr que los seres humanos
acuerden que una institución sea la encargada de resolver los conflictos, pero cree
que hay pocas perspectivas de que la Liga de las Naciones logre resultados
satisfactorios. Lamentablemente, el tiempo confirmó sus dudas.
Al señalar la multiplicidad de factores por los que los seres humanos responden
afirmativamente a la guerra, Freud destaca la condición pulsional del sujeto: el
interjuego entre las pulsiones de vida (Eros), que tienden a la creatividad, y las
pulsiones de muerte que llevan a la destrucción. Ambas pulsiones son
indispensables, ya que en los fenómenos de la vida se da una acción conjugada y
contraria entre ambas. De esta manera “la pulsión de autoconservación es sin duda
de naturaleza erótica, pero justamente ella necesita disponer de la agresión si es
que ha de conseguir su propósito. De igual modo, la pulsión de amor dirigida a
objetos requiere un complemento de pulsión de apoderamiento si es que ha de
tomar su objeto”. En toda acción humana vamos a encontrar mociones pulsionales
provenientes de Eros y de destrucción. Este es el descubrimiento freudiano: que la
pulsión de muerte da sentido a la pulsión de vida. El desafío es generar una cultura
que utilice la fuerza de la muerte como pulsión al servicio de la vida.
¿Cómo oponerse a la guerra? Freud observa que, puesto que “la guerra es un
desborde de la pulsión de destrucción, lo natural será apelar a su contrario, el Eros”.
Todo cuanto establezca ligazones de sentimientos entre los sujetos ejerce un efecto
contrario a la guerra: esos vínculos de amor y sentimientos comunes que producen
identificaciones entre quienes viven en una comunidad. Sin embargo, estas
relaciones de solidaridad son difíciles de cumplir, ya que encuentran el obstáculo de
la inclinación del sujeto a la crueldad. Sobre esta crueldad originaria, el poder
impone su dominación: lleva a los humanos a la guerra planteando una “justicia” o
“ideales religiosos” donde esa crueldad subsiste sin sentimiento de culpa. El
resultado es que “la guerra en su forma actual ya no da oportunidad ninguna para
cumplir el viejo ideal heroico, y que debido al perfeccionamiento de los medios de
destrucción una guerra futura significaría el exterminio de uno de los contendientes o
de ambos”. Esta circunstancia se vuelve más importante en la guerra de Estados
Unidos contra Irak, al utilizar armas cuya tecnología supera ampliamente a las de
cualquier adversario. Los límites espaciales y temporales se diluyen aunque están
presentes en todos los ámbitos de la sociedad civil, siendo ésta el principal campo
de batalla.
378
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Director de la revista Topía. El presente texto forma parte del libro de próxima
aparición: Una democracia de la alegría de lo necesario. Las pasiones y el poder en Spinoza y Freud.
Publicado por Página 12.
379
SOBRE MAURICIO ABADI
Tato Pavlovsky
Marisa Chamizo*
381
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
demanda de supervisión.
Por otro lado, tampoco es una prolongación del análisis del analista; aunque sea
cierto que en el ámbito de la supervisión el analista se encuentra con sus obstáculos
que lo remiten o lo pueden remitir a su propio análisis.
Si no es la transmisión de una técnica ni es la prolongación del análisis del analista,
¿qué es lo propio de la supervisión?
Veamos qué nos ha dicho Lacan.
Comienzo por una conocida afirmación de la Proposición del 9 de Octubre de 1967.
“El analista sólo se autoriza a partir de sí mismo”.
Tiempo después, en el Seminario Les non dupes errent (9/4/1974) agrega: “el
analista sólo se autoriza a partir de sí mismo... y de algunos otros”.
Entre los “algunos otros” se ubica el analista a quien se recurre para una
supervisión.
Por la transferencia se le supone un saber que posibilite una lectura que contribuya
a la construcción de la lógica del caso y a la dirección de la cura.
Cuando en Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje en Psicoanálisis Lacan
habla del control recurre al término estereografía (arte de representar los sólidos
proyectados en un plano) y agrega “que destaca ya los tres o cuatro registros en que
se puede leer la partitura constituida por ese discurso”,
En relación al analista controlado dice “el mejor fruto que podría sacar de ese
ejercicio sería aprender a mantenerse él mismo en la posición de subjetividad
segunda en que la situación pone de entrada al controlador”.
Celebra inmediatamente la sustitución introducida por la lengua inglesa del término
control por el de supervisión.
Más adelante, en una de las conferencias que Lacan dio en la Universidad de
Columbia (1/12/75) prefiere llamar a la supervisión superaudición, y dice: “es muy
sorprendente que a través de lo que le dicen a uno, uno pueda tener una
representación de aquello que es un análisis, de lo que es un analizante. Es un
nueva dimensión. Hablaré de este hecho dit-mension, que no escribo como se lo
escribe habitualmente en francés”.
Lo que entiendo como sorprendente es que lo que se dice de un caso, del análisis
de un caso, posibilite una dimensión nueva por lo que el supervisor escucha de lo
que allí se ha dicho.
Esta nueva dimensión que surge de la diferencia entre enunciado y enunciación es
lo que entiendo como lo propio del ámbito de la supervisión.
*
Psicoanalista. Docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
382
ACERCA DEL AMOR CORTÉS
Entre los siglos XI y XIII surgió en Francia, para extenderse luego en otros países, lo
que por entonces se conoció como fíne amour, amor sublime, amor afinado,
depurado, pero no en el sentido platónico. Se trata de un amor hasta el fin, un amor
llevado a sus límites extremos. Jacques Lacan (“L’Insu..., su seminario inédito)
sostuvo que sus repercusiones éticas aún son sensibles en las relaciones entre los
sexos” (Seminario “La ética del psicoanálisis”, Paidós, 1988).
No es sólo una modalidad de amor, sino además una creación literaria; para Lacan
implica un paradigma de sublimación, en tanto está en referencia a esa Cosa que
Freud aisló como el primer exterior en torno del cual se organiza todo el andar del
sujeto en relación con el mundo de sus deseos, ese objeto que, por naturaleza, está
perdido; ese Otro absoluto que se procurará reencontrar pero que sólo reviviremos
en sus coordenadas de placer, esto es, la nostalgia.
La sublimación eleva un objeto a la dignidad de la Cosa, y el amor cortés tiene que
ver con la sublimación del objeto femenino. La Cosa está representada por un vacío
en torno del cual se organizará el amor cortesano.
El amor cortés revela cómo el amar era un arte en el sentido antiguo: un saber
práctico, una técnica. La literatura cortesana muestra un arte de amar, cómo decir un
saber y practicar el amor, una enseñanza del amor. Ars amandi “el arte de amar” es
una expresión antigua, título de un poema de Ovidio, quien considera el amor como
una técnica susceptible de ser enseñada comparándolo con la navegación o la
conducción de un carro; se trata de una técnica de la seducción. En la Edad Media
Ovidio encontró a sus más apasionados lectores, pero no se conformarían con
imitarlo: se ha dicho que en esa época se inventó una idea nueva del amor que, al
tomar en serio al deseo, reveló algo de la verdad que está en juego (El arte de amar
en la Edad Media, Cazanave y otros, Medievalia. Barcelona, 2000). El amor fue
tomado en su naturaleza paradójica y contradictoria; un amor que es alegría pero
también sufrimiento. Los trovadores utilizaban la palabra joy, que si bien participa de
la alegría era diferente, se trata de una joya en la que la alegría del amor contempla
la presencia de cierta sombra. La insatisfacción era considerada como una esencia
del deseo, verdad que nos revela la clínica de la histeria. Por otro lado, los
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
obstáculos llevan a la exaltación del amor (Las mujeres y sus goces, SilviaTendlarz,
Diva, Buenos Aires, 2002).
Como plantea Jean Markale (El amor cortés o la pareja ínfernal, Medíevalia.
Barcelona, 1998), “la pareja constituida por la dama y su amante, sean cuales fueran
los motivos reconocidos o subyacentes, es una especie de pareja infernal que se
lanza a través de la sociedad medieval cristiana y turba su buena conciencia”.
Una tradición incierta habla de las “cortes de amor”, tribunales donde las Damas
dictaminaban sentencias de acuerdo con una ética del amor. André de Champelain
permite acceder a algunos de los fallos dictados por las Cortes de Damas. En uno
de ellos, dictado por la condesa de Champagne, se trata de un caballero enamorado
de su Dama: ella primero se había negado a amarlo y después le ofreció su
sentimiento a cambio de que él se comprometiera solemnemente a obedecer todas
sus órdenes. El enamorado aceptó. Entonces la dama le ordenó no alabarla jamás
en público. El enamorado pudo cumplirlo hasta que escuchó a unos caballeros
atacar la reputación de su dama: reaccionó violentamente y defendió su honor.
Cuando ella se enteró de lo sucedido le hizo saber que quedaba privado de su amor,
por haberla alabado en público. Pero, en la corte de amor, la condesa de
Champagne díctaminó a favor del joven por considerar injusto que se le ordene al
enamorado no inquietarse por su amor. No se le puede sustraer al amor esa
dimensión inquietante.
En el amor cortés, el centro del cuadro es ocupado por la Dama, del latín domina,
dueña en el sentido literal del término: ella tiene la posición dominante. Además,
está casada. Su amante acepta ser su vasallo, los trovadores la llaman mi dons, “mi
señor”, en masculino. A partir de cierta mirada furtiva (carácter esencial del amor
cortés es ser furtivo, término que proviene de la palabra latina que remite a “Iadrón”),
de un flechazo, un joven queda cautivado, no pudiendo pensar en otra cosa que en
ella.
La jerarquía social de la Dama estaba por encima de la del enamorado. Podía llegar
a ser, y en este caso no sin ciertas complicaciones, la esposa de su propio Señor.
En cuanto al joven, lo entendemos en un doble sentido de la palabra: con respecto a
la edad, pero también célibe, es decir sin esposa, pero cortejando a una mujer
casada, rodeada de estrictas prohibiciones. El triángulo lo completa el Señor, es
decir el esposo de la Dama, cuyo matrimonio era el producto de negociaciones
preestablecidas.
George Duby (El amor, en la Edad Media y otros ensayos, Alianza Universidad.
Buenos Aires, 1991) se interroga sobre esta relación entre los sexos. La mujer acaso
sólo sea una ilusión, un señuelo, quizá tenga la función de velo. Podría conjeturarse,
384
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
según Duby, que en este triángulo el vector que se dirige del joven a la Dama rebote
en ella para continuar su camino hacía quien sería su verdadero objetivo: el Señor.
Esto lleva a Duby a preguntarse si el amor cortés no es en realidad un amor entre
hombres. Si bien no descartamos esta consideración, estamos sosteniendo la teoría
de que el amor, y particularmente el cortesano, es vacío.
En este sentido la figura de la Dama resulta para nosotros central, y toda la lógica de
estos amoríos se fundamenta en contornear a esa mujer cuyas condiciones
consisten precisamente en representar un vacío. Lacan observa que la Dama
presenta caracteres despersionalizados, a tal punto que todos los que le cantan
puedan dirigirse a la misma persona. El objeto femenino se encuentra vacío de toda
sustancia real.
Es de sumo interés la producción literaria que es resultado de estas maniobras. Los
trovadores componían la letra y la música que cantaban los juglares. En estos
poemas se ve cómo se retrasa constantemente el momento en el que la amada
puede quedar atrapada. La satisfacción estará en la espera. Como dice Lacan en el
texto ya citado' “el objeto, señaladamente aquí el objeto femenino, se introduce por
la muy singular puerta de la privación, de la inaccesibilidad”. Se puede cantar a la
Dama, pero teniendo en cuenta una barrera que la aísla. El placer no tiene que ver
con la satisfacción sino que está desplazado a la espera. Un claro ejemplo de esto
es Ulrico de Lichtenstein, quien cortejó a su Dama antes de obtener una entrevista
durante diez largos años.
El trovador podía enamorarse de una Dama sin siquiera haberla conocido, por el
mero hecho de oír hablar de ella como le sucedió a Jaufré Rudel, príncipe de Blaya,
señor de Pons y de Bergerac, quien se enamoró sin haberla visto nunca de una
condesa, de Trípoli (Odierna, esposa de Raimundo I); partió para ofrecerle su amor
y, al llegar, murió en los brazos de ella. Según su biógrafo, la condesa lo hizo
sepultar en la Casa de los Templarios y, ese mismo día, ella tomó el velo
(Trovadores y troveros, René Nelle, Medievalia, 2000). Rudel escribió: “Mi dama es
una creación de mi espíritu y se desvanece con el alba”.
Otro punto a tomar en consideración es el peligro que la situación conlleva (si bien
es cierto que no sólo para los trovadores cortesanos una mujer puede resultar
peligrosa): “Amar con fine amour era correr la aventura”. Una aventura que, según
los historiadores, apuntaba a superar el malestar de enfrentarse con el “punto
muerto de la sexualidad” y al “insondable misterio del goce femenino” (Historia de las
mujeres, George Duby y Michelle Perrot, Madrid, 1992).
La creación poética cortés permite entonces situar el lugar de la Cosa y plantea, a
partir de la sublimación inherente al arte, un objeto enloquecedor, un partenaire que
385
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Lacan llama “inhumano”. Hay en el amor cortés una exaltación donde el ideal
proyectado en el espejo lleva a una función de límite, mostrando la inaccesibilidad
del objeto, lo que no puede ser franqueado. El objeto está separado, como lo está el
hombre de la mujer, y esto anuncia el célebre aforismo lacaniano que postula la
inexistencia de la relación sexual.
La Dama ocupa el lugar de la ausencia de la Cosa, o bien de lo que da cuenta de
esa ausencia, esto es, lo que Lacan llama objeto “a”. La Dama evoca su presencia,
pudiendo adquirir características inquietantes, enigmáticas y hasta crueles. Así son
presentadas por los trovadores desde Guillermo IX de Aquitania, primer trovador
conocido, o en las novelas de Chrétien de Troyes.
Un poema de Juan de Mena (1411-1456), titulado precisamente “A una Dama”,
habla así del deseo: “¡Quién nos dio tanto lugar/ de robar/ la hermosura del mundo/
que es un misterio segundo/ tan profundo/ que no lo sé declarar?/ Bien es de
maravillar/ mas una falta tenés/ que nos hace desear”.
Se trata de un poeta tardío. En realidad, como lo plantea Denis de Rougemont
(Amor y Occidente, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México, 1993), el
leitmotiv de todo amor cortesano es la separación. Aimerie de Belenoi cantó a su
amor como la “mala alegría” y escribió: “¡Dios mío! ¿Cómo puede ser que cuanto
más lejana más la deseo?”.
Lacan plantea la posibilidad de un reconocimiento distante del Otro, donde el saludo
es para el enamorado un don supremo, signo del Otro, de una presencia que remite
a una inexistencia. Dante Alighieri (1265-1321), en la Divina Comedia, escribió: “La
finalidad de mi amor, ¡oh dama!, se cifra en saludar a la mujer que sabéis, y en ello
consiste mi felicidad, términos de todos mis anhelos”.
En el Seminario “Aun” (Paidós, 1990) Lacan vuelve una vez más sobre el amor
cortés (que también abordó, en el seminario inédito “L’insu...”) para presentarlo
como una refinada forma de suplir la ausencia de la relación sexual, donde se finge
que uno es el que la obstaculiza. Un engaño, un velo para procurar salir airosos de
la dificultad de enfrentarse a lo que no existe. Una forma de delimitar, de hacer
presente y ausentar aquello que la Dama representa, que no es otra cosa que un
vacío, así como todo amor destinado a ella es un amor vacío.
*
Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Extractado del artículo “Un amor vació”,
publicado en la revista Psicoanálisis y el Hospital, N* 22, “La vida amorosa”, de próxima aparición.
386
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El niño autista, lejos de haberse retirado de la realidad, está -según los autores de este texto- en
“hipercontacto” con las actitudes de los otros, y “esta hiperconexión es dolorosa, aterrorizadora”: por
eso, “se defiende replegando una parte de sí”.
Velleda Cecchi, Ángeles Aparaín, Marlene Galvao, Alejandra Lodeiro Castro, Valeria
Mian y Sandra Míguez*
Estamos de acuerdo con que a los pacientes que consultan por un diagnóstico
presuntivo de autismo se les realicen diferentes exámenes (estudios genéticos,
resonancia magnética, potenciales evocados auditivos y visuales) con el fin de
detectar algún problema orgánico que dé cuenta de los síntomas que presenta.
Pensamos que la antinomia orgánico-psicológica es esterilizante y que sólo la
colaboración desideologizada entre los investigadores puede ayudarnos a encontrar
respuestas.
El autismo puede ser más frecuente que el 4 por 10.000 que aportan algunos
estudios epidemiológicos: es frecuente que las familias no consulten y que los
diagnósticos sean errados. Estos niños y jóvenes suelen ser confundidos con sordos
y, más frecuentemente, con débiles mentales. Además padecen un rápido deterioro
-lo cual es un observable clínico en todas las psicosis infanto-juveniles que cursan
sin tratamiento- que hace difícil, pasado un cierto tiempo, el diagnóstico correcto;
esto da cuenta de la importancia del diagnóstico precoz.
El autismo es una psicosis que fue delimitada de las esquizofrenias infantiles por
Leo Kanner en 1943. Es reciente su conocimiento y muchos los interrogantes que
plantea. Creemos que la teoría psicoanalítica puede dar cuenta de esta patología, y
que el autismo, por su precoz aparición, pone a prueba la teoría en lo más fuerte,
que es la construcción del aparato psíquico temprano.
Consideramos las psicosis como un modo específico de constitución del psiquismo,
como una estructura; por lo tanto, la diferenciación entre pacientes niños,
adolescentes y adultos es arbitraria en lo sustancial. Es una estructura que dará
síntomas en distintos momentos de la vida y adquirirá características disímiles. La
especificidad se referiría, en todo caso, al abordaje técnico.
387
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
388
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
389
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Integrantes del Equipo Interdisciplinario de Asistencia, Investigación y Docencia sobre Psicosis
Infantojuvenil.
390
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
FOBIA
Este ensayo empieza por diferenciar la posición propia de los fóbicos, distinguiéndola de la de los
histéricos y la de los obsesivos; procura reconstruir qué dificultades se le han presentado al fóbico
para constituirse como sujeto y trata de discernir en qué consiste ese particular estar “en el umbral”,
que los afecta en muy diversos órdenes.
Raúl A. Yafar*
391
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
todas -es lo mismo que le ocurre con las mujeres cuando se “activa” y deja de
meramente espiarlas-.
Según una estadística personal que efectué sobre unos 50 pacientes, los fóbicos
típicos eran unos quince, mientras que otros quince también lo eran pero con alguna
peculiaridad neurótica adosada extra; es decir que, de esa cincuentena de
analizantes, unos treinta podrían ubicarse en el terreno de la fobia. Había además
unos diez obsesivos -siete hombres y tres mujeres- y siete neurosis histéricas
-cuatro mujeres y tres hombres-. En esta miniestadística fruto de mi experiencia, que
obviamente es distinta a la experiencia de otro, un sesenta por ciento de los
analizantes tenía algo de la fobia en sus estructuraciones neuróticas en juego. El
tema no es para desdeñar. Es muy importante discernir lo que implica la fobia en la
clínica, y, en la experiencia de las supervisiones, los analistas encuentran muchas
dificultades para diagnosticar la fobia y tienden a pensar siempre los casos como
neurosis obsesiva o histeria, aplastando la tipicidad de la fobia y malogrando la
dirección de las curas en cuestión.
¿Qué caracteriza la posición fóbica? La posición de la fobia muestra cierta pureza en
cuanto a la inminencia de la constitución del sujeto; es una posición de umbral, como
si el sujeto estuviera aplastado, como quien está petrificado o golpeado por la
inminencia de la barradura en que el sujeto se constituye. (Por supuesto, esto
sucede cuando estalla su aspecto fóbico; el mismo sujeto puede estar no-fóbico en
otros momentos.)
Como está clavado en ese instante donde al sujeto le cae la barra del significante,
atravesándolo, él se siente como un objeto pasivo, zarandeado, vaciado, ajeno a
toda escenografía imaginaria, como desprovisto de cualquier forma posible de
imaginar el mundo. Esta es la cuestión arquetípica de la fobia. Ese momento, ese
instante de constitución del sujeto, ese tiempo se eterniza en la fobia; y no es para el
yo un momento subjetivable, donde el yo pueda aprehender o apropiarse de lo que
le está ocurriendo, de modo que podría decir, en primera persona:
“Yo-soy-este-sujeto-que-quiere-esto”. Permanece en el momento de vacilación
anterior, antes de constituirse como el que podría decir, en primera persona del
singular: “Yo...”.
Así, el proceso que hace al yo apropiarse de las pulsiones no termina de acontecer;
queda detenido, eternizado en su primer instante de constitución. En términos
freudianos, el Yo y el Ello debieran, digamos, caminar más o menos juntos para que
alguien pueda decir “deseo esto”, es decir, aprehenderlo, apropiárselo como un
movimiento personalizado. Bueno, esto es muy difícil para un fóbico. La efectuación
de la pulsión, no recibe un registro claro. Por ejemplo, una analizante me hablaba de
392
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
393
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Que él haya entrado, que se haya acostado y que como buen alumno -por algo es
un fóbico- me cuente montones de sueños, eso no quiere decir que él esté ahí, no
quiere decir que el fóbico esté donde está -y aquí se han planteado las temáticas del
“falso self” y de la “sobreadaptación”-. Como un buen alumno, es decir, un buen
analizante, trae siempre mucho material, pero eso no quiere decir que lo que dice,
que lo que uno le diga, le “haga” algo. La infancia es el tiempo de las cesiones de los
objetos: el destete, el control de esfínteres, el desprendimiento de los objetos de la
pulsión parcial, de los lugares que constituyen las pulsiones como tales, y de la
constitución de los fantasmas, que luego, con la metamorfosis de la pubertad, serán
elevados al rango de fantasmas sexuados. La constitución del fantasma tiene dos
momentos: un momento de cesión del objeto, de primera constitución edípica en la
infancia, y un re-enchapado sexuador en la metamorfosis de la pubertad.
Como el fóbico está ubicado en el momento de la cesión del objeto, sin cederlo del
todo, sin constituirse como sujeto, se podría decir que la infancia es el momento
fóbico del sujeto, o que el fóbico es el que está ubicado en el seno de la infancia
todo el tiempo, sin poder salir de esa indefinición ni alcanzar a sexuarse.
El yo del fóbico presenta cierta falta de nitidez de sus bordes. Así como el yo del
obsesivo es un yo fortificado -Lacan lo describe como una especie de fortaleza- y el
yo de la histérica es un yo evanescente que mediante los fenómenos de fácil
sugestión cambia sin cesar; así como la paranoia tiene una especie de yo desatado
-pues pareciera que el “otro yo” que está en el espejo saliese de su marco y,
multiplicado, comenzase a perseguir al sujeto paranoico por todos lados-, yo digo
que en la fobia hay un yo desenfocado.
Me parece que en los fóbicos el deseo materno, el deseo del Otro, suele ser,
digamos, demasiado descarnado. Me parece que el tipo de deseo que clava al
sujeto en el lugar de ese instante eterno de la angustia responde a un
deseo-del-Otro-materno descarnado, brutal y sin velos. Las madres de los fóbicos
graves y de los pacientes agorafóbicos suelen tener rasgos “sadiformes”: no son
exactamente perversiones sádicas, pero con los hijos pegan donde tienen que
pegar, en el sentido de rozar los puntos de angustia más exquisitos de la
subjetividad infantil. La madre escupe su propia división subjetiva sobre los hijos,
con lo que esos sujetos quedan sintiéndose objetos zarandeados al atravesar cada
una de las escenas del deseo. Está mal constituido el falo, ese velo que debería
mediar entre el objeto de la angustia y el sujeto, para que así éste pueda
aprehenderse como sujeto de una pulsión. El fóbico queda entonces ubicado en el
lugar de la diferencia absoluta, de la pura barradura subjetiva, sin concebir del todo
un significante que lo represente para otro significante. Es como si tuviera un registro
394
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
395
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
que hacen, porque quieren lograr nitidez en sus objetos. Y se sienten muy atacados
por el más leve gesto del deseo del otro, de la aparición de la falta en el otro, porque
entonces lo invaden, lo dominan, irrumpen en él escenas de fantasma dolorosas, de
posesión, de ser invadido, tragado o expulsado.
*
Psicoanalista. Autor de El caso Hans, lectura de Freud y de Fobia: los posfreudianos, la enseñanza
de Jacques Lacan y sus lectores (de próxima aparición). El texto fue extractado de su conferencia
“Interrelaciones entre las fobias y la perversión”, pronunciada el 27 de agosto de 2002 en el Hospital
Alvear.
396
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ESTRÉS LABORAL
Una puesta al día sobre el estrés laboral, donde, en un contexto de amenaza, “el conflicto entre
capital y trabajo deja de desplegarse en el escenario de la empresa y pasa a producirse en el interior
del sujeto” y la jornada cotidiana se torna traumática.
Sebastián T. Plut*
Desde los trabajos pioneros de Hans Selye (The stress of the life, 1956), se ha
conceptualizado el estrés como una experiencia (o un conjunto de ellas) cuya
exigencia es excesiva en relación con los recursos del individuo. Así, se han
considerado el ambiente físico de trabajo, los contenidos del puesto, el desempeño
de roles, las relaciones interpersonales, el desarrollo de carrera, las nuevas
tecnologías, los nexos entre trabajo y familia, rutinas reiterativas y monótonas, el
ritmo de trabajo determinado por las máquinas, la carga de trabajo o responsabilidad
excesivas, las exigencias insuficientes en relación con la capacidad del trabajador, la
insatisfacción profesional, el horario de trabajo, las condiciones, el contenido de la
tarea, la falta de participación en las decisiones sobre las formas de realizar las
tareas, la inseguridad en el empleo, aislamiento social. Los signos e indicadores de
estrés comprenden: irritación, preocupación, tensión, depresión, afecciones
psicosomáticas, sensación general de insatisfacción ante la vida, baja autoestima,
depresión, perturbaciones de la atención, la percepción, de las funciones
cognoscitivas y motoras, aburrimiento, baja en el rendimiento, ausentismo.
El modelo explicativo usado habitualmente remite al esquema causa (agente,
trabajo)-efecto (daño), aun cuando la literatura existente no deja de anunciar que “la
relación entre los factores psicosociales presentes en el trabajo y la salud se
complica por gran número de variables de carácter individual y subjetivo” (Kalimo y
otros, Los factores psicosociales en el trabajo, editado por la OMS), variables que,
como ya he señalado, sólo son enunciadas. En la misma línea, Cooper y Davidson
(Kalimo y otros, ob. cit.) señalan que las manifestaciones dependen de la situación
individual, en tanto de dos sujetos expuestos a los mismos factores de estrés uno
podrá volcarse a la bebida para evadirse mientras el otro podría sufrir una bronquitis.
Cabe agregar que Kalimo, luego de una intensa revisión de las investigaciones
realizadas señala que se “han publicado pruebas de la relación que existe entre los
397
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
398
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Docente en UBA y UCES.
399
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ADOLESCENCIA Y SOCIEDAD
En diálogo con María Esther Gilio, Philippe Jeammet examina la problemática del adolescente, en un
recorrido que incluye las marcas de la violencia, la imposible tarea de ser padres y hasta el silencioso
“¡ay!” del psicoanalista que trabaja con jóvenes.
400
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
401
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-Esta sería la más importante diferencia entre los jóvenes de hoy y los de hace
medio siglo.
-Sí, ésta. Los padres le dicen al muchacho “hacé lo que quieras”. Si puede hacer lo
que quiera, de él dependerá no hacerlo. El no puede escapar diciendo: “No puedo
hacerlo porque me lo prohíben”. Ahora dirá: “No puedo hacerlo porque no soy
capaz”. El nivel de inquietud entonces es distinto. Yo no podría decir que hoy los
adolescentes están peor que antes. Antes estaba la inhibición, el vivir por debajo de
las capacidades. Hoy existe el temor de no ser capaz, de no llegar.
-Pasaron cincuenta años y nada es mejor, es un poco descorazonador...
-Hay algo que tal vez es mejor. Hoy los jóvenes tienen la ventaja de expresar el
malestar.
-”Tal vez es mejor”, dice usted.
-Sí, no tengo la absoluta seguridad. Creo que lo es en el sentido de que hoy los
padres están más atentos a sus hijos.
-Sienten la necesidad de entender qué les pasa.
-Exactamente. Los padres no ponen todo lo que consideran negativo en el “debe”
del muchacho. Tratan de entender lo que pasa a la luz de lo que la cultura ha ido
aportando sobre esta etapa. Pero a su vez los padres tienen poco tiempo para
ocuparse de sus hijos. Menos que en el pasado. El adulto vive sobrepasado, tiene
dificultades para implementar una acción coherente en la relación con los jóvenes.
Creo que corresponde hacer una reflexión seria sobre la autoridad.
-¿Cómo pesa ese fenómeno, tan fin de siglo, de la adolescentización de los padres?
-Y... los padres, es verdad, tienen dificultades para asumirse como padres. Quieren
ser amigos del adolescente. Se resisten a marcar las reales diferencias
generacionales que existen entre ellos y sus hijos. Buscan una cercanía que no es
real, buscan la aprobación del adolescente. Quieren oír de él que ellos están
actuando “bien”, que hacen “lo que hay que hacer”. Buscan que el adolescente los
reconforte. Los adolescentes así se transforman un poco en los padres de sus
padres. De ellos el padre suele esperar seguridad. Quiere que su hijo lo haga sentir
joven, competente.
-¿Cuál sería la explicación de esta conducta?
-Están poco en la casa. Sus trabajos les llevan muchas horas. Se sienten culpables.
Cuando llegan a la casa, tienen pocas ganas de discutir. De poner límites. Sabemos
que poner límites así no es fácil. El límite provoca, naturalmente, discusión, malestar.
Los padres llegan, en general, estresados de la calle. Ansían descansar. Huyen de
la discusión que prolongaría el estrés de afuera.
402
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-¿Qué propondría usted para mejorar esta relación que no beneficia ni a padres ni a
hijos?
-Que se empiece con el niño. No hay que esperar a la adolescencia para poner los
límites.
-Si el adulto pudiera entender que sus hijos realmente necesitan los límites... creo
que el adulto piensa que el límite hace sufrir al hijo y lo separa de él.
-Es verdad lo que dice. Al adulto le cuesta entender que el hijo realmente “necesita”
el límite. El niño debe, por ejemplo, desde la más tierna infancia, aprender a esperar.
Este no saber esperar es de las peores cosas que le pasan al adolescente. Si
consigue ir aprendiendo que no todo puede obtenerse al instante de desearlo,
habremos dado un paso gigantesco. Es frecuente el adolescente que se deprime
ante la espera. No entiende que el esperar forma parte de la vida. Pero, claro, para
esto es necesaria la confianza, la cual sólo viene con la experiencia. Una, cinco
veces el niño esperó y obtuvo lo deseado. Tiene hambre y su madre le mostró que
debía esperar, y que la espera no era vana. Porque a la espera siguió la
satisfacción. Este aprendizaje de la espera es algo en lo que debemos pensar
mucho. Quien aprende a esperar, dejará de ser esclavo de la respuesta inmediata.
Quien no aprende, sufrirá la fragilización que sufren...
-Los impacientes. En definitiva, quien aprende será más fuerte.
-Sí, claro, la espera es fuerza. Pero no se puede esperar si no se tiene confianza.
-No se puede esperar en el miedo.
-Para poder esperar hay que fiarse, enseñar a esperar no es reprimir. Por otra parte,
el saber esperar es una condición de la libertad.
-¿Cuáles son las mayores dificultades que plantea al analista el análisis de los
jóvenes?
-Las dificultades son muchas. No sé si hay una que es peor que otra.
-¿Usted considera que el análisis del adolescente exige técnicas o, no sé, actitudes
diferentes del terapeuta en relación con el paciente?
-Yo creo que con el adolescente el terapeuta está obligado a tener una actitud de
permanente vigilancia sobre la capacidad de éste para soportar el análisis.
-¿Qué puede pasar?
-Que se sienta desbordado y haga una regresión. Muy atento para que no se
descuelgue de la realidad. El carece de aquellas cosas que más enganchan con la
realidad. Carece de la seguridad que da un trabajo, una familia propia. Y, por otra
parte, él no puede permitirse ir hacia atrás.
-No puede permitirse una regresión.
403
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-No, a él le sería difícil sortear sus dificultades a partir de una regresión. Porque todo
será entonces más complicado. Si le empieza a ir mal en la escuela, podrá
recuperarse, pero esto no será tan fácil. El adulto puede retirarse un poco de la
realidad, y así, poniendo distancia, ver mejor las cosas. El adolescente no puede
hacer esto. Con él todo es más endeble, podríamos decir que todo pende de un hilo.
-¿Cuál debe ser la actitud de los padres para enfrentar esa necesidad de los jóvenes
de probarse, lo cual puede llevarlos a situaciones que implican riesgos?
Philippe Jeammet levantó sus ojos claros hacia el techo. Tal vez quiso decir ¡ay!,
finalmente dijo: -Es importante que los padres permitan a los adolescentes hacer sus
pruebas. Ellos deben llegar al convencimiento de que son capaces de hacer tales o
cuales cosas fuera de la mirada de los padres. Son en general las madres, más que
los padres, quienes buscan estar muy cerca del adolescente, ayudarlos,
comprenderlos. Este hecho les impide probarse. Lo cual, por supuesto, no es bueno,
ya que aquellos afectivamente dependientes de la familia si llegan a tener éxito no
podrán disfrutarlo enteramente pues tendrán muchas dudas sobre qué parte de ese
éxito les corresponde a ellos y qué a la familia. Ellos necesitan afirmarse en las
diferencias; cuando la familia está demasiado mezclada, participando en exceso, el
adolescente pierde la posibilidad de valorar realmente su tarea. Ellos necesitan
probarse lejos de la mirada de los padres. Estos son demasiado importantes como
para pretender jugar todos los roles. Debemos dejar que los hijos vivan sus
dificultades.
-¿Sin ejercer control alguno?
-No quiero decir sin ejercer control alguno. El padre no debe renunciar a su
vigilancia, pero ésta no tiene que pesar sobre el joven. Yo no creo, por ejemplo, que
sea conveniente que los padres deban ayudar a estudiar a sus hijos. Si el muchacho
necesita ayuda, ésta debe darla el profesor u otro estudiante. Cuanto más necesidad
tenga de ayuda, más difícil le resultará soportarla si viene de los padres. El la vivirá
como una toma de posesión de los padres sobre sí mismo. Los padres llegan
muchas veces al consultorio y dicen: “No consigo que ayude en nada en la casa,
poner la mesa, hacer un mandado. Pero va a casa de sus primos, de sus amigos y
hace sin que ni siquiera se lo pidan”. Yo trato de que esos padres entiendan que el
joven se siente mal cuando muestra a las personas a quienes está más ligado lo que
les debe. Esta conducta en su casa les proporciona cierta seguridad que les es
necesaria. Cuando el tiempo pase, podrán decirles a los padres cuánto les deben y
recordar también cuánto los han molestado en el pasado. Para eso habrá que
esperar. Lo que hizo en el pasado fue separarse de una relación demasiado
próxima. Si bien el abandono es malo, también lo es una proximidad excesiva.
404
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Periodista.
405
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Yago Franco*
406
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
407
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ser recentrado no tanto en la muerte del padre y las prohibiciones -que por sí solas
no instituyen nada-, sino en el pacto fraterno de autolimitación. El Tótem surge como
garante imaginario de la institución, y de allí se deriva la totemización, que es
equivalente a alienación. La noción de ley, tanto como la de lo simbólico, tienden a
borrar a la sociedad instituyente, dejando solo a la vista a la instituida. Este es uno
de los puntos de la feroz, lúcida e implacable crítica que Castoriadis tuvo para con
Jacques Lacan y su movimiento, rescatando sólo algunos aspectos de los primeros
seminarios de éste.
Si alguna “peste” posee el psicoanálisis -en tanto mantenga su mirada crítica sobre
la sociedad-, es la del cuestionamiento de las significaciones imaginarias sociales,
tarea inaugurada por Freud en su referencia a la sexualidad infantil, la pulsión de
muerte, el complejo edípico. Cuando el psicoanálisis ignora esa dimensión del
conjunto, corre el riesgo de transformarse en un tratamiento adaptacionista.
*
Psicoanalista. Miembro del Colegio de Psicoanalistas. Extraído del texto homónimo, perteneciente a
Magma. Cornelius Castoriadis: psicoanálisis, filosofía, política, Editorial Biblos.
408
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Oscar González
409
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
lengua sino también de los labios, de la boca, de la cara, ¿vieron que cuando comen
se enchastran todos? no les molesta, al contrario, tienen una gran sensibilidad en
toda la zona bucal, y todo el contacto con el mundo y la exploración del mundo lo
hacen a través de la boca. Literalmente quieren comerse todo aquello que les resulta
agradable -por ejemplo la madre- y escupir, expulsar, todo aquello que les resulta
desagradable. Freud dice que en esta época de la vida domina una lógica desde la
que el bebé diría: “lo que es lindo, agradable, es mío, me lo como; lo que es
desagradable lo escupo”. Un acto de incorporación y otro de escupir, de expulsar.
Freud dice que hay una división dentro de la fase oral, entre una primera etapa de
esta fase, la oral primaria o incorporativa, donde la actividad principal es el chupar,
incorporar, y una fase oral secundaria o canibalística dice él, que está marcada por
la aparición de los dientes, donde la actividad del bebé ya no es chupar, sino que
pasa a ser morder. El deslinde entre una fase y otra se ubica más o menos
alrededor de los 6 meses. Puede ser que el bebé al año todavía no tenga ningún
diente y sin embargo ya mastique. Es la época en que se le empieza a dar los
sólidos, la época en que empieza a morder el pecho de la madre. Esta fase oral se
extiende más o menos hasta el primer año de vida, hasta los 10, 11, 12 meses.
Alrededor de esta época, el año, hay un cambio muy importante en el chico, y es
que logra un control mucho mayor acerca de su musculatura. Porque una cosa es
tener un cuerpo y otra cosa es ser dueño de su cuerpo. Digamos que para este
momento, más o menos para el año, el chico era fundamentalmente pasivo frente a
los estímulos de afuera y frente también a los estímulos que vienen de su cuerpo. La
posibilidad de actividad de un bebé es extremadamente limitada. Se reduce a gritar,
llorar y patalear, o bien, a partir de los 6 meses, a la posibilidad de morder. Lo que
pasa es que no todas las cosas son mordibles. Se golpea contra el piso y no lo
puede morder, se golpea contra una silla y no la puede morder, porque si lo hace le
duele. Es un gran triunfo, una gran conquista orgánica y psíquica cuando el bebé
adquiere el dominio de su motricidad voluntaria. Fundamentalmente cuando logra la
posición erecta. Y todos saben que ahí cambia mucho la conducta del chico. Se
entra en la etapa que algunos psicólogos han llamado la etapa del negativismo, de la
obstinación, de la terquedad, como rasgos de carácter. El capricho, el no, el qué me
importa. ¿Por qué? Hay alguna cuestión de omnipotencia motriz. El chico había visto
a los adultos (adultos son todos los que caminan para él) moverse, pero él no lo
lograba, incluso se agarra sus buenos berrinches porque quiere más de lo que
puede. Y dentro de esta época, que transcurre más o menos entre el año y los 3
años, donde los grupos musculares van siendo dominados progresivamente, primero
es la marcha, después la motricidad más fina, después el lenguaje, (entienden
410
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
desde antes pero no lo pueden proferir, y esto también suele ser motivo de enojo
para ellos, quieren decir algo y nadie les entiende). Muchas veces quien mejor los
entiende, ustedes van a decir la madre, pero no, algún hermano chiquito es quien
mejor los entiende. Esta fase Freud la va a denominar anal porque siendo muscular
adquiere una enorme importancia todo lo que tiene que ver con el control
esfinteriano, o sea la estimulación del control de sus procesos de defecación, donde
también hay una cuestión ligada a la autoconservación, evidentemente uno tiene
que eliminar o expulsar los excrementos, aquello que sobra de los alimentos, pero
que se independiza de esa autoconservación. Hay toda una cantidad de ceremonias
familiares y sociales ligadas con el control esfinteriano.
Esto del aprendizaje, con todo el apego del chico por sus excrementos, que de
pronto pasa por al lado de uno con un olor que voltea y uno le dice "te hiciste caca" y
él dice "no", más todo el miedo al dolor, el miedo, a veces el llanto, los gritos, no
quieren defecar, vieron además que no tienen asco, en absoluto, el asco viene
después, es posterior. De alguna manera el asco es enseñado. Digamos que si uno
no lo enseña después viene lo mismo, por ahí un poco más tardíamente. Es como
un proceso de desprendimiento de sus propios productos, porque para el chico todo
lo que tiene que ver con su cuerpo es central y no tiene rechazo. Uno puede decir
qué asco, él no tiene ningún problema en meter las manos en la caca, enchastrarse
todo, pintarse la cara, y no tiene asco, no le provoca rechazo, no le da náuseas.
Digo, ni excrementos, ni barro, ni suciedad, ni nada que se le parezca. No tiene ese
asco que tenemos nosotros, o que tiene un chico más grande. Entonces, todo lo que
tiene que ver con la expulsión de los excrementos es una cosa que pasa a tener
mucho valor individual y familiar. Hay después por supuesto una gran cantidad de
cuestiones culturales, mitos, leyendas, tabúes, bromas, etc., acerca de toda la
cuestión del erotismo anal. Esta fase anal también se divide a su vez en dos: una
primera fase anal expulsiva, y una fase anal secundaria o retentiva. El deslinde, si
antes era la aparición de los dientes, en la masticación, acá pasa a ser el control
esfinteriano. Gran conquista cultural, hacer que el bebé coloque sus excrementos,
que para él tienen mucho valor, donde quiere la madre, y no donde él quiere. Gran
conquista para el chico. Vieron que en los jardines, habitualmente se los toma a
partir de ese momento. Lo otro ya no es jardín de infantes; es guardería, jardín
maternal. Es decir, el limite es el control de esfínteres. Y es para ellos una gran
conquista, y suelen estar muy orgullosos. En realidad se puede decir que es una
entrega por amor. Por amor a la madre. Lo puede entregar por miedo también, pero
digamos que en condiciones normales es una entrega por amor. Se desprenden de
algo que para ellos es placentero, y lo entregan por amor.
411
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A: Dicen las madres, ¿cómo puede ser que este chico tiene dos años y todavía usa
pañales?
Antes del año es un forzamiento del procesamiento natural. Después de los 3 años
también es poco natural. Digamos que hay una época donde es normal que el chico
aprenda. Y además uno lo ve, cuando viene con la pelela y le muestra orgulloso a
todo el mundo, etc.
Pasada esta etapa, pasados los 3 años, viene lo que Freud llama la fase fálica o la
fase genital infantil, en donde el centro del interés del chico varía radicalmente, y ya
no pasa por la boca ni tampoco por los excrementos, sino que pasa por los órganos
genitales. Es la época del florecimiento de la masturbación infantil, donde el chico se
toquetea y uno le pregunta y dice "me pica". Es la época donde se hacen y hacen
preguntas acerca del origen de la vida, acerca de cómo vienen los chicos, y sobre
todo es la época del descubrimiento de la diferencia entre los sexos. Lo vuelvo a
decir, una cosa es tener un cuerpo y otra hacerse dueño de ese cuerpo. Diferencia
anatómica hay desde el nacimiento, no cabe ninguna duda, pero esa diferencia no
tenía ningún sentido para el chico, el varón miraba a la nena, la nena al chico, nada.
Pero más o menos en esta época, a partir de los 3 años, por ahí, es la época donde
el chico toma noticia de la diferencia de los sexos, y entonces empieza a estar muy
preocupado por la cuestión de por ejemplo a qué se debe que los nenes tengan algo
que las nenas no tienen. Y es la época en que las nenas dicen, expresan
claramente, su deseo de ser varones. Es donde empieza, también en esta época, el
juego de personajes. Entonces juegan a la mamá, juegan al doctor, juegan a que se
casan, juegan a ser grandes. Antes de esta época el juego era otra cosa, era un
juego motor de sacar y poner, llevar y traer, empujar, apilar, derrumbar. Pero acá
empieza el juego de personajes, van al jardín y pueden seguir cuentos, entender
argumentos, empiezan a tener vida de fantasía. Y una buena parte de su vida de
fantasía está ocupada en estas cuestiones de la vida sexual. Es cuando se ponen
espiones, cuando quieren meterse en el baño cuando están los adultos, cuando
preguntan de dónde vienen los bebés, cuando quieren saber qué hacen los grandes,
qué pasa entre los adultos cuando cierran la puerta, cuando se quieren meter en la
cama de los padres. Es una época en donde la curiosidad de los chicos tiene un
contenido sexual indudable. Insisto, curiosidad acerca de la vida sexual, acerca de
los orígenes de la diferencia de sexos. Donde aparecen fantasías espontáneas,
como por ejemplo "cuando sea grande me voy a casar con papá", o la nena que dice
bueno, mira al hermanito recién nacido (llena de odio) y dice "cuando sea grande
voy a tener uno igual". No se refería al bebé, se refería al miembro sexual.
¿Alguno lo ha visto alguna vez?
412
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Esta época entonces ocupa más o menos entre los 3 y los 5 años. Luego, viene lo
que Freud denomina el periodo de latencia, que se extiende entre más o menos los
6 años y más o menos los 10 años. Es una época en donde en realidad todo el
interés que tenía el chico por las cuestiones sexuales decae bastante, y donde
además se da una profunda división de varones y mujeres. Si acá hay alguna
maestra de 3º, 4º, 5º grado, sabrá lo difícil que es integrar varones y mujeres. El
axioma de esta edad es "los nenes con los nenes y las nenas con las nenas". Y es
así. Por supuesto, los varones son idiotas; por supuesto, las mujeres son más
estúpidas. Y se dividen automáticamente. Y en realidad no hay gran diferencia entre
varones y mujeres, en todo caso la diferencia viene dada de afuera; se los viste
distinto, se los peina distinto, pero si uno mira la actividad de ellos como se
desempeñan no hay mucha diferencia. Por ahí los varones son un poco más activos,
más vehementes, y las nenas tienen juegos un poco más tranquilos, pero eso es
hasta ahí. A los 3 años si, la diferencia es más notable. Por supuesto acá 3, 4, 5
años es cuando la nena se pone los zapatos de taco y juega que es la mamá, y el
varón juega a que es el papá y quiere manejar el auto.
Esa es la actividad de la latencia, les decía, hasta que viene el gran lío de la
pubertad. Una pubertad que se venía anticipando. ¿Por qué? La pubertad es un
hecho biológico. Es el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, supone un
enorme aporte de hormonas en sangre, es una verdadera revolución hormonal la
que sufren, tanto los varones como las nenas, en las nenas es más brusco, porque
aparece de golpe la menstruación, en 6 meses cambiaron el cuerpo, le aparecieron
los pechos, se redondea su cuerpo, y se mira al espejo y dice "¿quién es esta?". El
varón también, pero es un poco más lento, hay una época, entre los 11, 12 años,
donde la diferencia entre varones y mujeres es increíble. Hay una distancia física.
Uno ve chicas de 12 años que ya son señoritas. En cambio los varones son nenes
todavía, el desarrollo del varón es físicamente más lento, sexualmente más lento,
psíquicamente más lento, después se empareja. Pero en esa época de la pubertad
hay un desfasamiento enorme. Y bueno, al cabo de la pubertad se entra en lo que
se llama la adolescencia, que es donde aparecen 2 o 3 caracteres, 2 o 3 rasgos que
no estaban en la sexualidad infantil. Todo esto, hasta acá, sexualidad infantil, lo
prepuberal. En la fase genital, en la adolescencia, aparecen 2 o 3 cosas como les
decía nuevas, que no están en la pubertad. En primer lugar la posibilidad orgánica
del orgasmo. No hay orgasmo en los chicos, por lo tanto no hay posibilidad de
descarga. El orgasmo aparece en la adolescencia. En segundo lugar aparece un fin
sexual nuevo, que es el coito propiamente dicho, porque todo lo otro, hasta acá, no
tenia como finalidad el coito. Esta sexualidad infantil se satisface de otras maneras,
413
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
se expresa de otras maneras. Como mirar, como tocar, como exhibirse, todo el juego
del doctor, no era algo que tenía como finalidad la penetración. Se consumía de otra
manera, en el mirar, en el tocar en el palpar; pero acá aparece algo nuevo, que es la
penetración. Y en tercer lugar lo que aparece en la fase genital es la elección
definitiva de objeto. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que se elige alguien de una vez y
para siempre? No. Lo que quiere decir es que se elige el sexo del objeto. Es decir, a
una mujer o a un hombre. Respectivamente. Entonces aparecen estas tres cosas: la
elección definitiva del objeto sexual, el coito, y la posibilidad orgánica del orgasmo.
De todos modos, el momento clave de todo el desarrollo sexual infantil en realidad
está en la fase fálica. ¿Por qué? Porque en la fase genital o sea en la adolescencia,
se establece la elección de objeto. Entonces el varón va a elegir una chica y la chica
al varón, digamos, en las condiciones normales. Sin embargo, hay antecedentes de
eso, porque la identificación sexual arranca sin ninguna duda en esa edad de los
tres años, donde uno ya ve cómo desde adentro la nena adquiere características
femeninas y el varón adquiere características masculinas. Más allá de que todavía
no tengan lo que van a tener después en la fase genital. Y además, aquí, a los 5 ó 6
años más o menos, es donde se ubica esa cuestión de la amnesia infantil. Nuestros
re cuerdos oficiales son de la escuela primaria. Tiene que ver también con un cierto
cambio en el desarrollo intelectual. Entonces, todo lo que está acá queda anulado.
También esta es la época en que empiezan los sueños raros y confusos. De aquí
para atrás los sueños de los chicos son claros y transparentes. ¿Qué es entonces lo
que sucede aquí en esta fase fálica? Es lo que nos va a dar también la respuesta
acerca de qué es lo que hay en el inconsciente y demás. De por si tenemos que
decir que todo este erotismo oral, anal y fálico, queda reprimido. Si queda reprimido
quiere decir que uno no lo recuerda. ¿Por qué? ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué tiene de
tan intolerable finalmente esto de la sexualidad infantil como para tener que
reprimirlo? Pasa lo siguiente. Aquí, en la fase fálica infantil, entre los 3 y los 5 años,
se desarrolla todo un proceso sumamente complejo al cual ustedes seguramente ya
escucharon nombrar muchas veces, que es el famoso Complejo de Edipo. ¿Qué es
esto? ¿Conocen la historia de Edipo? Un chico que nace, hijo de un rey. Consulta
con el oráculo (no hacían nada sin consultar con el adivino). El oráculo le predice
que ese hijo lo va a matar al rey y que se va a casar con su esposa (o sea con la
madre del chico). El rey, Layo, espantado, manda que lo maten. En realidad no lo
matan, se apiadan de él, lo dejan abandonado en el desierto, una gente que pasa
por ahí se lo lleva, el chico crece en otro lado, no en Tebas que era su ciudad natal,
y cuando es ya un muchacho, un adolescente, calculen que en esa época a los 14
años ya estaban casados y con hijos, vuelve a su ciudad natal sin saber por
414
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
supuesto que era su ciudad natal. Se cruza en el camino con una comitiva que era la
del rey, sin saber que ese es el rey, sin saber que ese rey es su padre. Y hay un
altercado, hay una pelea, y el hijo mata a Layo. Luego se cruza con la esfinge. La
esfinge era un monstruo que estaba a la entrada de Tebas, que les planteaba a los
caminantes una pregunta. Si la respondían bien pasaban, si la respondían mal se los
comía. La pregunta era: ¿Cuál es el animal que a la mañana camina en cuatro
patas, da la tarde en dos, y a la noche en tres? Y Edipo contesta el hombre. Porque
de chico gatea, luego camina y después se apoya en un bastón. Entra en la ciudad,
conoce a la reina, sin saber que era su madre, se casa con ella, tiene hijos con ella,
y luego de muchos años se entera de quién era él realmente. En castigo, en
autocastigo, se arranca los ojos y se va a orar al desierto. ¿Qué tiene que ver el
Complejo de Edipo con todo esto? Freud dice que los deseos sexuales amorosos de
los chicos se destinan en principio a aquellas personas que tienen más cerca, o sea,
fundamentalmente hacia sus progenitores. Vamos a hablar del varón. El varón tiene,
ya alrededor de los 2 años, un apego cariñoso y amoroso muy evidente por la
madre, y un deseo de retenerla para sí sin compartirla. Y tiene también una relación
de identificación con el padre, al cual imita y al cual toma como modelo. Pero ya en
la etapa fálica, en la diferenciación de los sexos, al chico se le plantea un problema:
quiere poseer a la madre; para ello necesita eliminar al padre porque es su rival, le
obstaculiza, le impide. Y hay un problema: el padre es mucho más grande y mucho
más fuerte que él, y tiene además algo que a él le interesa profundamente que es su
propio órgano sexual. Surge entonces en el chico este conflicto: quiere eliminar al
padre para quedarse con la madre, pero al mismo tiempo él quiere a ese padre,
porque finalmente es un buen tipo. Pero tiene miedo, por el poder mayor del padre
con respecto a él. Entonces, ¿qué es lo que teme finalmente el chico? Tiene miedo
por esa parte de su cuerpo, tan importante, de la cual se siente tan orgulloso y la
que le brinda tanto placer. Esto se llama angustia de castración. Y está sostenida
precisamente en el reconocimiento de la diferencia de los sexos. ¿Por qué? Porque
cuando un chico ve a una nena, lo que se pregunta es qué le pasó, por qué no tiene
lo que tendría que tener. Después uno cuando es más grande entiende que no es
que no tienen, sino que tienen otra cosa. Pero para un chico -y acá hay que ponerse
en la lógica de un chico de 3 años- la no presencia del pene es una falta. ¿Y por qué
puede faltar algo? ¿Por qué puede ser que a uno le saquen algo? La falta del órgano
sexual masculino en la nena el chico lo entiende como un castigo, y eso lo pone a él
en la situación de decir que él también lo puede perder. Y entonces, en esta
contradicción, dice Freud, entre el amor a la madre y el amor a sí mismo, finalmente
el chico elige preservarse a sí mismo. Y entonces renuncia a la madre. Renuncia a
415
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
416
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
muchas tribus del África, tenían una prohibición del incesto que les prohibía más o
menos el 75% de las mujeres de la tribu. Porque estaban agrupados en familias,
clanes, etc., entonces habían una gran cantidad de mujeres y de hombres de la tribu
que eran inaccesibles. Los accesibles eran muy pocos, y eso obligaba entonces a ir
hacia afuera, a intercambiar con otras tribus.
El tabú del incesto entonces es universal. Entonces, decía que en esta resolución
del Complejo de Edipo aparece la prohibición del incesto, la división de la
personalidad psíquica en consciente e inconsciente, ¿por qué? porque ahí hay algo
que es inaccesible. Uno no puede tolerar esos pensamientos y los reprime. Surge
además la diferencia de los sexos, varones y mujeres, y la diferencia generacional.
¿Qué pasa en la nena? Si uno lo piensa bien el desarrollo del varón se limita a
cambiar de persona en su amor. Empieza por la madre y sigue por otra. La maestra,
las compañeritas, las actrices, las modelos, hasta que uno termina con la mujer.
En la nena, el proceso es más complicado, lamento decirles. En primer lugar porque
el primer objeto de amor es la madre. Uds. pueden hacer una experiencia. Está la
pareja, abrazados. Viene la nena de 2 años y medio, se mete en el medio, los
separa, echa al padre y se queda con la madre. A los 3 años y medio lo mismo, se
mete en el medio, echa a la madre y se queda con el padre. No falla. Ahora. ¿Cómo
se produce este reemplazo? ¿Cómo puede ser que deje a la madre y se quede con
el padre? La situación de la nena es la siguiente: la nena también tiene una relación
de identificación y amorosa al mismo tiempo con la madre, pero tiene también una
relación amorosa con el padre, de la cual no cabe ninguna duda. La nena también
descubre la diferencia de sexos. La nena también un buen día se da cuenta de que
el varon tiene algo que ella no tiene. Y acá pesa la lógica infantil. La cuestión es la
siguiente: la nena tiene su órgano sexual, que no es nada menos que el clítoris, que
es donde ella se toca. Pero mira y compara, y ve la diferencia de tamaño. Para un
chico de esa edad, lo mejor siempre es lo más grande. Si ustedes quieren quedar
bien con un nene tienen que hacerle un regalo así de grande. Después ustedes, que
ya son adultos, saben bien que un perfume así chiquitito puede ser mejor que un
frasco de dos litros. Pero es lógica de adulto, donde ya no confunde cantidad con
calidad ni con placer ni con goce. Para el chico es sencillo: la mejor porción de torta
es la más grande. En la diferencia de tamaño la nena cifra otra cosa, cifra una
diferencia de placer. Mira, reconoce en seguida la diferencia y se siente menos. Por
eso la nena dice muchas veces, “a mí me va a crecer”. Jamás van a escuchar a un
chico decir “a mí se me va a caer”. Seguro que no. Pero la nena va a decir eso, y
entonces quieren hacer pis paradas, etc. Para ellas esto es una desventaja, no
tienen, ¿y quién no les dio? la madre. Entonces, la nena abandona a la madre como
417
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
418
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
conectado con su musculatura. La mujer tiende más a lo interno. Creo que eso tiene
que ver con la investidura de sus órganos internos. Con toda la importancia que
tiene en la mujer sus órganos interiores y toda la cuestión del ciclo menstrual.
Esta entonces es la situación que hace que alrededor de los 6 años surja la
represión, que se funde el Inconsciente, que aparezca la amnesia infantil, y que los
sueños sean tan raros y tan confusos. Yo les decía que Freud dice que Inconsciente
es igual a reprimido. Podemos decir ahora algo que él también dice, que es que
Inconsciente es igual a infantil. ¿Qué es lo Inconsciente? Lo reprimido. ¿Qué es lo
reprimido? Lo infantil. ¿Qué es el núcleo de lo inconsciente? El Complejo de Edipo,
que en su declinación permite la aparición, lo digo una vez más, del tabú del incesto,
del reconocimiento de la diferencia de los sexos y de la inserción en la cultura. ¿Qué
pasa cuando este tabú del incesto no está adecuadamente instaurado? Pasa lo que
uno lee en las páginas policiales: Schocklender, los padres que violan a sus hijas...
A: Pero yo leí que era una familia especial, con los padres raros, como que los
chicos eran chivos expiatorios.
Si, los padres de Schocklender eran traficantes de armas y demás, pero además
parece que la práctica íncestuosa estaba comprobada.
Lo que yo describí entonces es el desarrollo normal. Pero yo hablé de lo que se
llama el Complejo de Edipo positivo, o normal. Está también la posibilidad de lo que
se llama el Complejo de Edipo negativo o invertido, en donde por ejemplo el varón
toma como modelo de identificación a la madre, y como objeto de amor al padre.
Con lo cual se ve a sí mismo como mujer, y esta es la base de la homosexualidad
masculina.
A: Entonces es natural.
Sí, para Freud es natural aunque muchos digan que es una elección. Es una
elección, pero inconsciente. No consciente, involuntaria. Decir que es una elección
voluntaria es tan ridículo, como decir que uno es heterosexual porque quiere. En
realidad uno es heterosexual porque no puede ser otra cosa más que eso. Porque
seria absolutamente imposible para uno tener una práctica que no lo fuera. ¿Por
qué? Porque chocaría con un montón de trabas interiores, por ejemplo el asco, la
repulsión, etc. Eso es lo que le pasa al homosexual con la gente del otro sexo. En el
caso de la nena también hay un Edipo negativo en el cual toma al padre como objeto
de identificación, y a la madre como objeto de amor, con lo cual se siente hombre y
ama a una mujer.
Por eso les decía que el objeto de la pulsión sexual se construye, no está
predeterminado. Si estuviera determinado filogenéticamente como en los animales,
no habría posibilidad de la existencia de la homosexualidad ni de ninguna
419
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
420
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
421
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL GRUPO Y LA EMIGRACIÓN
Alfredo Aloisio*
En la Casa Argentina de Barcelona se lleva a cabo desde hace varios meses una
experiencia nominada “Ronda del Mate”, con inmigrantes. A la Ronda llegan
personas ávidas de encontrar contención psicológica y apoyo para sostener el
intento de integrarse a la nueva realidad a la que han arribado, y encuentran un
grupo de gente que, coordinado por una figura profesional, trata diferentes
cuestiones vinculadas con las vicisitudes de la inmigración.
Por ejemplo, María: “Estoy rodeada de mucha gente pero no veo a nadie. Todo me
es extraño; no hago más que comparar con Buenos Aires. Yo sé que si sigo así voy
a terminar volviéndome”. O Jorge: “Yo esto ya lo sentía en Buenos Aires: me sentía
un extraño en mi propio país. La crisis hizo que sintiera que se iba todo al carajo. Me
tenía que cuidar de todo. Sentía que la Argentina se acababa. No tenía nada que
hacer ahí”. O Nora: “Sí, es una cagada. Yo también tuve que empezar a ilusionarme
con estar en otro lugar. Empecé a dar bola a las noticias que venían de Europa. Le
preguntaba a cualquiera cómo se vivía por aquí. Aunque no tenía los papeles, no me
importaba. Me decían que la cosa era empezar a laburar en algo y que después uno
se va acomodando. Así me vine yo”. O Carmen: “Yo sentía que no había justicia y
que me esperaba una vida de incertidumbres. Siempre pensé que en Europa no
podría ser peor de lo que estaba pasándonos en la Argentina. No quería que mis
hijos crecieran así, en la impunidad, sin tener dónde denunciar nada, porque nada
me resultaba confiable”.
Otra vez ellos, pero un mes después. Dice María: “Necesito hablar en ‘argentino’, los
códigos argentinos, las miradas, las inflexiones argentinas”. Jorge le contesta en
argentino: “Si te quedás enganchada en ese rollo no vas a dar un paso”. María: “No.
Hablar de todo esto me hace bien. Me hace bien escuchar, escucharme. Comencé a
aceptar más esta realidad. Hasta hace poco no entendía ni por qué había venido.
Ahora por lo menos sé que estoy acá y que puede resultar una buena experiencia.
Ya no me quedo refugiada tanto en los recuerdos, ni en las comparaciones. Empecé
422
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
a laburar en un lugar piola, que no te joden con los papeles. Está bueno. Porque
estas cosas hacen que no te sientas tanto como una extraña”.
La Ronda facilita el tratamiento de temas en los que los participantes se identifican y
por esta vía permite construir grupalmente soluciones; más allá de esto, ofrece la
posibilidad de que cada uno pueda relativizar y criticar su propia posición mediante
los mensajes que va recibiendo de los otros... y de sí mismo.
Suele advertirse en quienes se acercan a la Ronda un grado importante de
frustración, producto de una peculiar idealización previa, que les sirvió en su
momento para sentirse más confiados en la empresa iniciada. En estas situaciones,
marcadas por la angustia, aflora el particular estilo con el cual cada quien, en su
historia personal, afrontó su existencia. En este punto cada persona debe construir
una respuesta genuina, lo cual no descarta la decisión del retorno.
Así, la Ronda ofrece reelaborar el hecho de ser “inmigrante”, para apostar a un
proyecto sostenido de integración con la simbólica del lugar al que se ha arribado.
Se repiten ostensiblemente demandas de contención que dan cuenta del estado de
extrañamiento en que se encuentran quienes se acercan a la Ronda. En este
extrañamiento, la palabra “extraño” juega en una variedad de vertientes de
significación: alude al sentimiento de estar fuera de los códigos del lugar; al
sentimiento de que los otros resultan desconocidos y hasta antagónicos; también se
extraña lo que se ha dejado y que en la actual situación cobra una presencia tan
sobredimensionada que ensombrece la posibilidad de entregarse a la experiencia de
establecer nuevos vínculos y vínculos con lo nuevo.
Frases como “No veo a nadie”, “Me siento ajeno”, “Hay mucha gente pero no hay
nadie”, son invocadas reiteradamente por los participantes, que denuncian un
peculiar estado de soledad que linda con la depresión.
Cabe destacar también la fuerte idealización del lugar al que apostaron al emprender
una “nueva vida”: y esa idealización fue cuidadamente forjada, en forma proporcional
al extrañamiento que los ha ido embargando en el lugar del cual partieron (su propio
país). Se registra una suerte de polaridad, entre el extrañamiento y la idealización.
Por una parte, el extrañamiento ante la realidad que configura el país del que se
emigró: “Mi país me expulsó”; “No podía seguir allí, porque seguro que terminaba
con un infarto”; “La crisis terminó con los lazos de solidaridad”; “A los que tienen el
poder no les importa nada de nosotros ni de nuestros hijos”; “Estaba desesperado, y
desesperanzado”; “Me sentía extraño en medio de tanta decepción”. Y la creciente
idealización de una realidad “vivible” en otro lugar: “Me imaginaba que, al llegar, la
cosa era ponerse a laburar, un año de sacrificio y empezar a traer a los míos”; “Si a
mis abuelos les fue bien al emigrar, por qué no a mí”.
423
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Pero una nueva vuelta de extrañamiento se presenta ante la discrepancia entre los
ideales construidos y la realidad del lugar al que se arriba: “Cuando llegué estaba
como atontado ante lo nuevo pero de a poco dejé de ser un tonto para pasar a ser
un extraño”; “Me siento dividido”; “Si pienso, no sigo”. En este momento de fractura
de las idealizaciones, se presenta la angustia.
El recién llegado a la Ronda tiende a sentirse “hablado” por los otros, esto es, a
identificarse alienadamente con las soluciones que a los otros les habrían servido.
Así, el extrañamiento que acosaba a la persona es velado por la identificación
imaginaria al grupo, lo cual, ciertamente, contribuye a que se apacigüe la angustia.
Pero es menester producir una reversión de estas identificaciones, para la persona
se advierta en su decir: para que pueda advertirse en la posición subjetiva donde
está alojado.
*
Coordinador de la Ronda del Mate
424
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Jacques-Alain Miller*
Traducción de Cristina Sardoy
425
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Director del Departamento de Psicoanalisis de la Universidad Paris-VIII
426
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Mario Malaurie
Lacan formula en 1968, en el marco del Mayo Francés, sus Cuatro Discursos.
Digamos ante todo que el término discurso no sólo atañe a un texto dicho sino a un
posicionamiento topológico de un sujeto en relación a otro. Parte de un neologismo,
el matema, especie de formulación “matemática” no tanto a la manera de lo
estrictamente algebraico sino más bien tomada de otra palabra inventada por Claude
Lévi-Strauss: el mitema, unidad básica del mito, así como el fonema lo es de la
lengua. Los distintos matemas de Lacan derivan en el planteo de los discursos,
donde cada uno de ellos ofrece, para la transmisión de ciertos conceptos
psicoanalíticos, una simbolización que tiene su propia lógica.
Los discursos lacanianos son cuatro -pues responden al mismo número de
posibilidades de agenciamiento que el psiquismo admite-, y de ellos al menos uno, el
discurso psicoanalítico, es relativamente nuevo puesto que parte de la invención
freudiana. Bien se ha dicho que tal invención fue forzada por la existencia de la
histeria, dueña ella de su propio discurso; debemos a la queja “femenina” y a la oreja
que la escuchó, sobre finales del siglo XIX, la creación y desarrollo del psicoanálisis,
ciencia conjetural que Freud bregó por insertar en el saber de la época y que aún
sufre los vaivenes de una resistencia pertinaz por parte de la mentalidad positivista.
De un discurso, como vemos, deriva el otro.
Podemos pensar en la utilidad del psicoanálisis: no ha dejado de sostener la
emergencia del sujeto, desde los textos de un sufrimiento gozoso que resiste las
opciones menos mortíferas ligadas al deseo. Es decir: el discurso psicoanalítico, en
tanto dispositivo, construye subjetividad. Ahora bien: la subjetividad siempre ha sido
construida, ahora y en los albores de la humanidad. Si tomamos los cuatro discursos
y, al menos, eliminamos el último por tardío, concluimos en que tal subjetividad fue
edificada allá y entonces -descontando por imperioso y vital el amor materno- a
fuerza de dos de ellos: el del Amo, potestad omnímoda del padre terrible, y luego, y
en concordancia con éste, el de la Ciencia, patrimonio del saber. ¿Cómo hacían, en
otros términos, para fabricar un hijo social? Mediante el amor, pero ineludiblemente
con el poder y el saber. Encontramos este aserto en la vida misma, pero por caso la
literatura, una de las madres del psicoanálisis, nos ha brindado las más nutridas
narraciones de padres amoroso-rigurosos y maestros sabios que han modelado de
modos diversos, sucesivos, simultáneos y complementarios, la psiquis. La del que,
427
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
428
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
429
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
saber que el ávido histérico persigue en el otro como un trépano al yacimiento, así
como el Amo del discurso previo extraía de su esclavo una codiciada plusvalía.
Como en la rotación anterior, el discurso histérico, esta peculiar configuración de
lugares fijos y categorías móviles, precipita otro discurso, el del Analista. Ahora en el
lugar del agente el analista adopta el semblante de otra nada, el objeto ‘a’, a la vez
inalcanzable pero también causa de deseo en el otro/paciente/histérico, tan vacuo
que se presenta carente de deseo propio, no es un interlocutor con el cual
intercambiar algo en un plano de igualdad, de intereses personales, no hay -no
debiera haber- una subjetividad. Cuando decimos que el analista es un sujeto
supuesto saber, es preciso insistir en que la presunción del aserto no sólo atañe a
un saber atribuido, sino también a una subjetividad necesariamente adjudicada pero
operativamente inexistente, como la de un juez probo que a la hora de producir una
sentencia se esfumase como sujeto del deseo y del interés para hacer de la ley un
dicho aséptico.
La subjetividad que falta en un cuadrante es la que emerge en el otro: el agente, el
analista en tanto ‘a’, promueve en el otro la emergencia de $, visibiliza lo fundado y
funda lo que no ha sido escrito. Ahora, el producto bajo $ no es cosa que el saber,
S2, no-sabido pero operante, que en el dispositivo fluye a la subjetividad a partir de
la regla fundamental, la asociación libre.
La estructura, nuevamente rotante, deriva por fin en el discurso Universitario, -el
imperio de transmitir un conocimiento- o de la Ciencia: el psicoanálisis, a partir de la
experiencia singular entre un analista y un analizante, debe poder ser aquilatado,
formulado, transmitido. Freud fue un científico antes de sus histéricas, y otro luego
de ellas; movido por el positivismo iluminista del que formaba parte, intentó “hacer
ciencia” con las herramientas de la época, con su medicina, su neurología, su
psicología, inclusive su física y su química. Por eso, a la luz del psicoanálisis actual,
enternece imaginarlo en una función docente, inductora, con su mano en la frente de
la mujer doliente levantándose como las barreras de un tren para que la represión
dejara de pinzar sobre los deseos inconscientes. Sus histéricas le enseñaron que
había que hacer ciencia de otro modo y fue así que abandonó la hipnosis, la
sugestión, la anamnesis, para fundar una metodología basada en parámetros
inéditos.
En el discurso científico es el saber, S2, la categoría que ocupa el lugar del agente;
bajo su barra, ocluido, yace el sujeto barrado, $, lo que jamás aparecerá en su texto
en nombre de objetividad alguna. En lo visible, en el lugar de lo promovido se
posiciona ahora ‘a’; siendo ahora el otro un aprendiz, ‘a’ simboliza en él la respuesta
fugada de la pregunta científica, aquello por lograr que no ha de ser logrado en tanto
430
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
431
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
consonancia con las estructuras externas -la ley de los códigos, el Estado, las
instituciones en tanto ámbitos donde el individuo puede encontrar lugares de
acuerdo a juegos normativos- y donde la instancia del deseo lo motoriza por la
operancia de la falta en ser.
432
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
433
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
pero de la que nadie hablaba en voz alta y tal vez tampoco terminara de creer. Pero
cuando terminó la guerra, y se supo de Auschwitz y de los seis millones de judíos
asesinados por los nazis, el testimonio de Bettelheim se volvió realidad y, en 1945,
le ofrecieron la dirección de la Escuela Ortogénica de Chicago. Era una
clínica-escuela para niños gravemente perturbados que dependía de la Universidad
de Chicago. La Escuela Ortogénica tenía una economía muy precaria, porque el
subsidio era mínimo y no alcanzaba a cubrir los gastos. Conseguir fondos era muy
difícil, y obtenerlos fue una parte muy importante del emprendimiento de Bettelheim:
logró que las familias pudientes comenzaran a enviar allí a sus hijos considerados
"autistas".
Bettelheim comentó un poema del libro La fuga de la muerte, de Paul Celan, quien
también estuvo en un campo de concentración y también se suicidó muchos años
después: “Leche negra de la aurora / la bebemos al crepúsculo / la bebemos al
mediodía / la bebemos al nacer el día / y la bebemos en la noche. / La bebemos y la
bebemos. / Leche negra de la aurora / la bebemos en el crepúsculo".
Escribió Bettelheim: "Cuando uno está forzado a beber la leche negra desde la
aurora hasta el crepúsculo, tanto sea en los campos de la muerte de la Alemania
nazi como arropado en una cuna de lujo, donde uno está sometido a los deseos de
muerte, inconscientes, de una madre que puede tener la apariencia de la 'buena
conciencia', en estos dos casos, un alma viviente tiene por amo a la muerte".
Establece así una impactante relación entre el amo de la muerte que domina en los
campos de concentración y el amo de la muerte que puede dominar al pequeño
bebé nacido en cuna de lujo.
Bettelheim nunca dejó de escribir sobre el exterminio. Y desde el principio sostuvo
ideas por las que fue muy criticado. Desde el año 1942, y hasta el final de su vida,
insistió en que lo que mata, más que la muerte, es la culpa, la culpa por haber
sobrevivido y por todo aquello que se ha hecho para sobrevivir. Ese secreto en la
vida del sobreviviente no tiene cura. También sostuvo que existe un odio de los
judíos contra sí mismos, que no sólo proviene de la persecución sino que la precede.
Algo del propio antisemitismo llevado a los judíos a no poder evitar el exterminio,
afirmaría Bettelheim, desde 1942 hasta 1987, cuando por última vez dio una
conferencia sobre este tema.
En Estados Unidos, en la década del '50, coexistían dos figuras contrapuestas: la de
Bettelheim y la del pediatra Benjamin Spock. Mientras éste predicaba la libertad y
criticaba las posturas autoritarias en la educación de los niños, Bettelheim decía sí a
la puesta de límites y al ejercicio de la autoridad (y a los cuentos de hadas).
434
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
435
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
436
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Cecilia Collazo
La mirada de! David de Miguel Angel nos presenta la terribilitá. Algo en las obras de
este artista ha sido definido por críticos como Gianní Vassario mediante esa palabra
que refiere al orden de lo terrible, de lo que Sigmund Freud llamaría Umheimlich; lo
siniestro, lo ominoso. El término fue aplicado a otra escultura, los Prigioni, bloque de
piedra donde el prisionero, más bien que roca tallada, es una forma que brota de la
roca. En el David, se trata de la mirada, cuyos poderes de penetración se extienden
desde el mármol hasta quienes hemos osado ser atrapados por ella.
El David fue esculpido por Miguel Angel entre 1501 y 1504, en mármol; tiene una
altura de 5,17 metros. La obra fue encargada a Miguel Angel por la Obrería del
Duorno de Florencia para decorar la Catedral, y en 1504 fue situada ftente a la
fachada del Palazzo Vecchio. Apodado “El Gigante", fue adoptado por los
ciudadanos como símbolo de la libertad y de las virtudes cívicas de la Florencia
republicana.
El Gigante, futuro rey de Israel, con cuerpo y actitudes triunfantes al estilo de los
griegos clásicos, no coincide con otras versiones del David, a quien se lo suponía
delgado y joven, y sin conciencia de la acción que se le encomendaba. Este David
se presenta imponente bajo la luz del lucernario.
Otras obras de Miguel Angel también se vinculan con la mirada. En La Pietá, se trata
de la mirada entre la madre y el Hijo. En el altar de la Capilla Sixtina hay figuras en
las que el artista representó a sus enemigos personales: allí los puso para que
fuesen vistos.
La mirada viva de David, como una lanza, es capaz de apropiarse de Goliat, su
enemigo, y de los visitantes que alzan la vista hacia ella.
Es cierto que todos los artistas ofrecen sus productos a los ojos de los demás pero,
en Miguel Angel, se plantea el enigma de la captura de su autor en esos ojos,
propios y ajenos.
Según una lectura de la obra de Freud, las pulsiones sexuales parciales se
unificarían en la pubertad bajo el primado de la zona genital. Para Lacan, en cambio,
la pulsión es siempre parcial. Siendo el deseo uno e indiviso, la pulsión es su
representación particular. En su teoría del "circuito pulsional”, la pulsión bordea un
simple y puro agujero llamado objeto ‘a'. Va por el borde, tal como las que Freud
437
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
llamó zonas erógenas son bordes del cuerpo. La pulsión se satisface en los
recorridos que efectúa una y otra vez, tapando, velando, cubriendo el objeto ‘a’. Algo
del cuerpo y del goce quedan allí nombrados, tocados. Lacan destaca que la
ventana desde la cual nos ubicamos para mundo -la realidad subjetiva y
fantasmática- consta de la relación del sujeto con su objeto: ese puede ser
bordeado, atravesado, pero también puede ser vestido con ropajes pulsionales que
evitan nuestro conocimiento de él y lo mantienen a raya. Mantienen a raya la
castración, ese vacío que debe ser velado.
¿Cuáles serían esos ropajes? Para Lacan, las especies de objetos pulsionales son:
la especie oral, la anal, la escópica y la invocante.
En llo escópico, la mirada se ubica como deseo al Otro: hay aquí una pretensión del
sujeto de que el Otro se abra en su deseo.
En cuanto a la pulsión escópica, en un primer momento Lacan se une
conceptualmente a Sartre, quien sostiene que la mirada es lo que le permite al
sujeto comprender que el Otro es también un sujeto, lo cual implica la posibilidad de
ser visto por el Otro. Para Sartre, la mirada funciona en el acto de mirar, donde hay
reciprocidad en el ver al Otro y ser visto por él. Pero Lacan se aparta
considerablemente de esta linealidad al advertír que el ver y la mirada no son
recíprocos. Sartre no ve el objeto, no ve el ’a’, no ve el deseo, en cuyos términos esa
reciprocidad no puede sostenerse. Lacan dice que la mirada es un objetor, y que no
está del lado del sujeto sino del lado del Otro. La relación entre el Otro y el sujeto en
la mirada es antinómica, y en este plano debe situarse la mirada del David de Miguel
Angel.
Lacan, en "La esquizia del ojo y la mírada”, que integra el Semínano XI, diferencia
entre el ojo, como órgano de la visión, y la mirada, que queda del lado del objeto:
éste devuelve la mirada al sujeto; el objeto es mirada para el sujeto. Pero desde un
lugar o un punto desde el cual el sujeto no puede verlo. Dice Lacan: "Ustedes nunca
me miran desde el lugar en el que yo los veo"; "Nunca me miras donde te veo".
Dice Lacan en ese mismo seminario: "El ojo y la mirada, esa es para nosotros la
esquizia en la cual se manifiesta la pulsión a nivel del campo escópico". Y agrega:
"En nuestra relación con las cosas, tal como la constituye la vía de la visión y la
ordena en las figuras de la representación, algo se desliza, pasa, se transmite de
peldaño en peldaño, eludido; eso se llama 'la mirada’.
Mientras el ojo es el órgano de la visión, la mirada es el aporte de la visión integrada
al campo del deseo. La mirada implica al sujeto y al deseo que está en juego.
Mientras el sujeto ve, la mirada se pierde, queda elidida; cuando hay mirada, no ve.
438
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
439
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Roberto Harari
440
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
“Ialación”). ¿De dónde proviene tal de nominación? Del extático “Ia, la, la” materno,
en cierto modo vecino de la estupidez, mas que también es matriz de la entonación,
del contrapunto, de la melodía y del ritmo.
Por eso no nos corresponde decir -a los hispanófonos- que nuestra lengua materna
es el castellano. Existe en ese sentido una confusión entre lengua materna e idioma.
Aquélla será, en efecto, la de cada uno; así lo señala indirectamente Freud en este
texto, puntuando, en la específica ocasión de que se trata, su carácter retroactivo.
Sí, pues en el caso mencionado no se trata simplemente del inglés sino del inglés
olvidado por el sujeto, mas retomado -de modo nesciente para él- por vía de la
constitución del fetiche. Esa es la cuestión: la de una lengua materna que había sido
aparentemente borrada; sí, tan sólo aparentemente, porque de otro modo no
hubiésemos contado con el testimonio brindado por el fetiche.
Dice Freud: "Ese fetiche, que provenía de su primera infancia, no debía leerse en
alemán sino en inglés (...)". Es decir, Glanz, en alemán, debía escucharse como
glance, "mirada', pasando por la consonancia entre una y otra lengua. Con-sonancia,
esto es, una y otra suenan a un mismo tiempo, y con sonidos prácticamente
similares. Ese recorrido supone el pasaje por aquello que una y otra tienen en
común, con tenues matices fonemáticos diferentes. Lo cual -en la presente
circunstancia- se inicia en el Glanz alemán hasta culminar en el inglés glance. Freud
está utilizando aquí un recurso técnico perteneciente al ámbito de las letras: se trata
del denominado -por la teoría y la crítica literarias- palimpsesto. Presentémoslo del
siguiente modo: borrado a la ligera, con torpeza, un cierto texto, y desconsiderando
su hipotética jerarquía, vuelve a escribirse un nuevo texto en el soporte donde se
encontraba el precedente, el cual, de acuerdo con lo apuntado, no ha sido anulado
por completo. ¿Qué resulta entonces? Una escritura inmersa, yuxtapuesta y
mezclada con los restos dispersos de la previa, al punto tal de que ya no es factible
dirimirlas. Ahora bien: esta comparación sólo es válida si tenemos en cuenta que la
presunta condición fetichística -el Glanz auf der Nase, el "brillo en la nariz"- conforma
precisamente el vehículo apto para el retorno de ese texto anterior. Este texto,
indudablemente, no fue liquidado, por cuanto ha sido renegado. Y, por eso, retorna
de modo sutilmente desviado.
Así, Freud concluye afirmando lo siguiente: “(...) el 'brillo (Glanz) en la nariz' era en
verdad una 'mirada en la nariz'; en consecuencia, el fetiche era la nariz, a la que por
lo demás él prestaba a voluntad esa particular luz brillante que otros no podían
percibir".
Nos topamos acá con el tema del secreto, que no es tan sólo -como adelantamos- el
correspondiente al canon propio de la comunicación científica. Tampoco apunta,
441
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
442
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
443
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
MITOLOGÍA PULSIONAL
Raquel Jaduszliwer*
444
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Texto extractado del trabajo "Marcas de una época en la mitología pulsional. El poder
de las máquinas".
445
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Enrique Carpintero*
446
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Director de la revista Topía. Este texto forma parte del libro “Produciendo realidad: las
empresas comunitarias”.
447
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Osvaldo Bonano
En estas notas, ciertas afirmaciones están hechas sin las debidas justificaciones y
articulaciones conceptuales, Razones de espacio me fuerzan a ello. El desarrollo de
estas ideas se encuentra por extenso en clases dadas en la Escuela de Psicología
Social de San Isidro, desde 1989 a la fecha.
448
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Ya hace un par de años que manejo una tipología "casera" respecto de los campos
concretos de intervención: 1) Formación. Y -por extensión- todos los agrupamientos
en los que se utiliza la tecnología del grupo operativo a los fines del aprendizaje y la
remodelación de actitudes y aptitudes. 2) Grupos de Reflexión. En ellos, los sujetos
procesan una reflexión crítica de sus crisis en relación a la Institución (Escuela,
Salud Pública, Justicia... ) y el modo como se expresan en su organización concreta
y en su agrupamiento singular. 3) Análisis Organizacional. Centrado en las
"disfunciones" y síntomas en la marcha de las organizaciones y empresas en
relación a sus objetivos primarios y en orden a la relación conflictiva entre los
distintos estamentos y niveles organizacionales. 4) Comunítario propiamente dicho.
Generalmente en un "territorio" y en relación a contradicciones y necesidades
múltiples, cruzadas y básicas. Supone una apelación dirigida al otro social par en su
estamento o clase -aunque en la transferencia la demanda se juega hacia la
jerarquía o las agencias sociales estatales-. Hay un fuerte peso de la solidaridad
dentro de la comunidad en cuestión.
Ninguno de estos ámbitos en su particularidad -y mucho menos el centrado en la
formación- contiene en sí el conjunto de los planos conceptuales y las diversas
tecnologías que debe manejar solventemente un psicólogo social si a éste lo
concebimos como un experto en la construcción diferencial de dispositivos, que
449
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
450
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
451
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
452
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
453
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista.
454
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA VEREDA DE ENFRENTE
Mario Malaurie
455
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
parálisis dio lugar al cálculo, le bastaron unos pocos segundos para tomar el teléfono
y disparar las instrucciones del caso.
Cruzaron la calle. A la cabeza del grupo, el médico parecía un general civil
convocado por objetivos sublimes. Con él, cohibidos y retrasados, el juez, un
secretario, el comisario y los agentes de policía, se abrieron paso a través de la
gente. Irrumpieron en la salita donde ella, un hombre viejo, un pequeño escritorio y
una camilla los recibieron en silencio. No había pócimas, animales disecados,
sahumerios. Cuando el médico, en atribución de todos los poderes le impartió la
orden de detención y le enumeró los cargos, ella lo miró con mansedumbre y
dibujando un gesto breve le señaló uno de los cajones del escritorio. El alargó la
mano y lo abrió mecánicamente, aunque mientras lo hacía perdía velocidad por un
presagio en ciernes. Se sintió parado en la desembocadura de un hechizo a punto
de ser cancelado. El rollo de cartulina blanca no llegó a ser desplegado del todo. Fue
entonces cuando el fuego del bochorno lo abrasó por completo. Apenas un resto de
energía que había quedado sin arder le permitió balbucear una disculpa, dejar caer
el pliego y girar sobre sus talones.
456
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
GRISINES DE LA SUBJETIVIDAD
La experiencia de las empresas comunitarias
César Hasaki*
457
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista.
458
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
En la Argentina de hoy, según el autor de esta nota, “la relación entre dolor psíquico y condiciones de
existencia se hace evidente” acentuando el conflicto con una psiquiatría “cuya ética es sólo el
ejercicio de un poder”.
Emiliano Galende*
459
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
460
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
volcados a una atención más ligada a los criterios comunitarios de salud mental, se
vieron desbordados por una problemática cuya dimensión social es innegable.
Es innegable que la utilización de las neurociencias por la industria farmacéutica
-que logró expandir el consumo a límites insospechados- y por los psiquiatras, que
resguardan sus negocios privados al amparo de esta nueva ciencia, constituye la
expresión más clara de los valores del mercado en esta disciplina de la salud.
Muchos colegas, algunos desesperados por el sufrimiento de la crisis y otros con la
ilusión de participar de las ganancias, se volcaron a esta psiquiatría que apuesta a
salvar su decaído prestigio al resguardo de la nueva ciencia.
Autogestión comunitaria
461
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Coordinador del doctorado en Salud Mental de la Universidad Nacional de Lanús.
462
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA ESTERILIDAD EN LO SUBJETIVO
Silvia Jadur*
463
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Extracto de un trabajo presentado en las Primeras Jornadas de Infertilidad, Adopción y Fertilización
Asistida, organizadas por la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA).
464
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Irene Meier*
465
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
466
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
adaptados debido a que los padres varones, cuando conviven con el hijo, imponen
más límites y ejercen la autoridad de un modo más convincente de lo que la mayor
parte de las mujeres logra hacer. Esto resulta comprensible si tenemos en cuenta
que la función paterna se ha relacionado con la interdicción, hasta tal punto que este
observable fue incorporado en el pensamiento psicoanalítico y de ese modo resultó
naturalizado.
He discutido anteriormente la naturalizacíón de las categorías de función paterna y
materna, pero es necesario reconocer que en el nivel de las prácticas existe una
fuerte tendencia a que, mientras las madres brindan ternura y protección, o al menos
se lo proponen como ideal organizador de su maternidad, los padres imponen
disciplina con mayor facilidad. Por lo tanto, a pesar de que se tiende a creer que la
carencia de una figura materna es más grave para los hijos que la falta de
convivencia y de presencia del padre, he podido observar varios casos donde por lo
menos la sintomatología relacionada con la transgresión, tan frecuente en los
adolescentes cuyos padres se han divorciado, no aparece en hijos criados por sus
padres varones, mientras que se registra con frecuencia en hijos criados por su
madre. Conviene aclarar que no estoy suponiendo que la salud mental de los hijos
con carencias maternas sea mejor, sino que considero que, en muchos casos, su
adaptación social es más adecuada.
*
Coordinadora docente del Programa de Estudios de Género y Subjetividad (UCES). Directora del
Programa de Actualización en Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos
Aires (APBA).
467
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Oscar Lamorgia*
468
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
469
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Supervisor en el equipo de psicosomática del Hospital Pirovano.
470
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Genealogía de lo grupal
Lecturas de lo grupal
Mario Woronowski*
471
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
472
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
473
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
sujeto de trabajo, que es el grupo-. Digo esto para tener una referencia, para
desmarcarse continuamente de la tentación, que no van a poder evitar, de intentar
definir lo que los grupos son, esta pregunta insistente de "¿finalmente somos o no
somos un grupo?" Los invito a intentar estar atentos a qué de lo grupal está
aconteciendo aquí -y no si finalmente somos un grupo-, a intentar pensar lo grupal
de otra manera. Esto es tanto para participantes de un grupo, como para
observadores y coordinadores.
Si no nos preocupa aquello que los grupos son, hemos hecho una renuncia
importante, pesada. Es un compromiso. Porque hemos renunciado a toda certeza,
de llegar a un conocimiento tal que permita dar cuenta de aquello que los grupos
son, a explicar definitivamente lo que en un grupo acontece. Después vamos a ver a
cambio de qué, porque abre un camino. Es una renuncia relacionada con su
formación y con toda experiencia que ustedes tengan con grupos, a decir “esto
acontece por tal motivo, por tal razón, y lo que aconteció fue esto, y ésta es la
verdad”.
A: (inaudible) ...no sé si es por eso, o por lo que sea, yo pienso que para ver el cómo
también debo partir de certezas, o ¿cómo hago?
Tené una pequeña cuota de confianza. En realidad ustedes están iniciando un
proceso y yo estoy usando una estrategia pedagógica. Estoy impactando con algo
que sé que produce inquietud, desorientación, un poco de angustia, incertidumbre. Y
la idea es conmover algunas certezas, y empezar a construir.
Más allá de este acto de inevitable histeria y seducción que significa estar sentado
en una silla, frente a un auditorio, la verdad es que hay ciertas certezas de los
modos de conocer, que si uno no las conmueve un poco, habla para nada. Tal vez
uno incorpora cosas nuevas pero lo que sigue existiendo en el fondo son las viejas
certidumbres de los modos de dirigirse a los objetos, que hemos incorporado a lo
largo de décadas de existencia. Entonces busco que pueda darse un proceso para
abrirse a premisas diferentes. Pero es un proceso de trabajo de todo el año.
A: Lo que sí entendí es la renuncia a saber qué es un grupo. Lo que no me
convence tanto es renunciar a saber qué es lo que está pasando, porque es
justamente lo conocido. Vos dijiste que hay que estar más atento a qué un grupo
produce.
No, yo ligué dos órdenes de procesos. Dije: podemos llamar grupal a aquel producto
como teniendo la marca de un colectivo, como un mural o un discurso. A veces se
trata de un discurso grupal, se van anudando los unos con los otros, no le pertenece
a nadie en particular, pertenece a ese colectivo. Y, por el otro lado, llamé grupal al
474
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
proceso por el cual el propio grupo se va constituyendo como tal. No dije que había
que estar más atento a una cosa que a la otra.
A: ¿Vos dirías que la certeza está congelando al objeto?
Claro. Les propongo cierta paradoja. No vamos a borrar el verbo ser de nuestro
código. Uno no puede dejar de aspirar a entender aquello que las cosas son. Pero
tiene que comprender que ese saber tiene un engaño.
Quiero atender a tu pregunta. Vos te referías a lo que yo había dicho sobre la
certeza de entender algo de lo que pasa en el grupo. La renuncia a la verdad última,
de que, con esto que entendimos hemos explicado todo lo que en el grupo acontece.
En última instancia, la renuncia es a la totalidad, al conocimiento como punto de
llegada.
A: ¿O sea que el proceso no tendría fin?
No sólo eso, sino que el acto de conocimiento que uno pueda producir va a ser
siempre parcial. Les aclaro que no es una propuesta escéptica. La idea no es que no
se puede conocer, sino la renuncia como verdad última y acabada y como
explicación totalizante.
Vamos a trabajar sobre la genealogía de lo grupal, es decir, cómo se han
conformado las diversas lecturas de lo grupal, porque vamos a poner el acento en
cómo se han construido modos de mirar.
Hay una fiase de Tolstoi que dice: “No puedes pintar el universo, pinta tu aldea".
¿Saben lo que acontece en grupo? Lo mismo que en una aldea. En un grupo lo que
acontece es el universo mismo. Hay tal multiplicidad de acontecimientos circulando
en simultáneo, que uno legítimamente puede decir que ese universo es el cosmos
mismo. ¿Quiero decir que el mundo es todo uno y se repite de la misma manera en
todos los lugares? No, quiero decir todo lo contrario. Hay tal riqueza de algo que
vamos a llamar, provisoriamente, atravesamientos de una situación, que la
pretensión de abarcar a todos está condensada en una vieja idea de la humanidad,
que es la idea de Dios. La idea del Dios omnisciente, que todo lo sabe, condensa la
pretensión de poder atrapar de un acontecimiento la totalidad de lo que está
circulando allí. Compensa, de alguna manera, la sensación de pequeñez que uno
tiene, de incertidumbre de aquello que se nos escapa todo el tiempo.
Entonces, yo diría que esta renuncia tiene que ver con el respeto: por el mundo, por
la infinita complejidad del universo en el que vivimos, y en este caso por un recorte
que es la situación de grupo. El respeto pasa por decir: la totalidad de aquello que
está pasando acá no la vamos a poder conocer nunca. Y reitero: no tiene que ver
con el escepticismo, sino con aceptar que no somos dioses. Apenas vamos a estar
parados en un cierto ángulo desde el cual vamos a poder enfocar algunas cosas, y
475
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
se nos van a escapar muchas más. Esto no quiere decir que desde allí no podamos
operar. Quiere decir: seamos cada vez más conscientes de en qué ángulo estamos
parados, para saber los límites de aquello que estamos intentando conocer.
La idea de que en el grupo acontece el universo se abrocha a una idea más técnica,
más del orden del campo del conocimiento, incluso filosófico y científico, que es la
idea de multiplicidad. Entonces, lo que acontece en un grupo está conformado por
una infinita multiplicidad de atravesamientos. Y, por lo tanto, por una infinidad de
ángulos de lectura posibles.
Esta multiplicidad no es totalizable. Y les voy a proponer una paradoja. Esta
multiplicidad no es totalizable, pero, sin embargo, invitamos a hacer todo el tiempo -y
no podemos dejar de hacerlas- totalizaciones parciales. Toda idea en sí misma tiene
algo de totalidad. No hay pensamiento de lo único. Fíjense que usamos códigos para
hablar, un orden simbólico; y la palabra nunca habla de una cosa. Sería imposible
pensar que cada acontecimiento fuera sostenido por una palabra. La palabra es,
evidentemente, ya en sí misma una totalización. Entonces, debernos hacer
totalizaciones parciales porque de lo contrarío sí la propuesta es lo incognoscible, la
parálisis y el nihilismo más absoluto, también en cuanto a la posibilidad de intervenir.
Y acá estamos proponiéndoles un trabajo que sostiene la producción de un rol, y por
tanto un deseo activo en relación a los procesos grupales.
Vamos a proponer totalizaciones parciales, vamos a sostenernos en la idea de la
multiplicidad y de los atravesamientos: hay diversas dimensiones que atraviesan las
situaciones grupales y, desde esas dimensiones, uno puede intentar procesos de
lectura, de intervención. Es imposible entenderlo todo, pero es posible y deseable
entender.
Esto, que parece infinitamente abstracto y teórico, es una cuestión infinitamente
práctica, porque los modos de entender y leer habilitan modos de intervención,
abren caminos y cierran caminos. Una vez que uno decidió -ya sea conscientemente
o que venga sostenido por un modo de lectura-, ya está sosteniendo un modo de
intervención, habilitando su propia lectura y además inhabilitando todas las otras
lecturas posibles. También, uno está interviniendo en el grupo, por ejemplo como
coordinador, está habilitando hacia el grupo caminos posibles, y le está seguramente
cortando otros. Esto es un problema teórico, de un valor enormemente práctico.
Cuando decimos genealogía, y ahí vamos a la segunda pata de esta cuestión,
vamos a tratar de rastrear algunos modos privilegiados de mirar y de intervenir sobre
ellos. Vamos a sostener tres ideas para poder mirar estas miradas, genealogizar,
nosotros mirar activamente lo que otros miraron antes, y que han construido algunas
miradas sobre los grupos. Vamos a proponer un nivel de análisis que se sostiene en
476
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
tres elementos. Estas miradas no nacen por sí mismas, no son producto solamente
de alguna cabeza genial, aunque suele intervenir alguna cabeza genial en una
mirada que vale la pena y perdura. No estoy diciendo que la genialidad personal no
intervenga, sí que no explica todo. Son miradas construidas. Genealogizar va a ser
entonces tratar de entender cómo se han construido. Y los tres elementos, que
ustedes ya han visto, son, por un lado, la demanda sociohistórica, por otro, la
infraestructura teórica y técnica de la que una época dispone, que se organiza en
relación a paradigmas dominantes, y por último, los artificios técnicos.
Este es un planteo que hace Ana María Fernández en el libro "El campo de lo
grupal". Ella habla de dispositivos técnicos. Es una palabra que me parece que lleva
a equívocos, porque dispositivo también quiere decir otra cosa. Digo dispositivos
técnicos, pero invito a pensar la palabra en términos de artificios.
La inquietud invita a hacer pensar. Hay que desmarcar la palabra demanda, en este
caso, de la idea de pedido. No se trata de un pedido a los psicólogos, o filósofos, de
inventar algo en relación a los grupos. Es una traducción del término francés
"demande", que significa pregunta. Yo lo llevaría más atrás, en poner un signo de
interrogación que todavía no tiene palabra. Plantear una pregunta ya es empezar a
resolverla de determinada manera. Entonces, cuando hablamos de demanda
sociohistórica, nos referimos a algo cercano a la inquietud, a la preocupación que no
suele siquiera tener palabras.
Para decirlo más en criollo, la gente piensa no en lo que quiere, sino en aquello que
en su época produce inquietud. Los científicos que dejan alguna marca han pensado
algo que resonaba en su tiempo, de algún modo ponen en palabras y en propuestas
algo que circulaba por allí, que tal vez nadie había podido formular de esa manera.
Lo formulan, lo escriben y luego se dice "oh, lo que hemos descubierto".
Llamamos demanda a ese momento previo, a esta inquietud relativamente difusa,
incierta, que hace que alguien se ponga a pensar.
Infraestructura teórica, técnica, organizada alrededor de paradigmas, quiere decir: sí
tengo que construir una casa y estoy en una zona eminentemente maderera, es muy
probable que tienda a armarme esta casa con troncos. Y, además, es muy probable
que use las técnicas aprendidas por vivir en ese hábitat. Es decir, para poder
producir conocimiento, primero se produce por una inquietud (demanda
sociohistórica), pero además se produce con aquellos elementos de lo pensable en
la época. No se tiene materia prima teórica para pensar cualquier cosa. Hay modos
legitimados de pensar en un determinado momento histórico, que dicen cuáles son
las buenas maneras de pensar, cuáles las incorrectas, cuáles las absurdas, y todo
477
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
478
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Lo que les va a devolver eso que llamamos realidad va a ser solidario con lo que yo
he construido como realidad, para poder recavar los datos que yo busco, lo sepa o
no lo sepa.
*
Lic. en Sociología, Lic. en Psicología, Psicoanalista, Adjunto de la Cátedra de Teoría y Técnica de
Grupos de la Facultad de Psicología de la UBA, Profesor Asociado de la Cátedra de Dinámica de
Grupos de la Universidad de Belgrano y coautor del libro "Para pensar a Pichon".
479
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Genealogía de lo grupal
Lecturas de lo grupal
Mario Woronowski
480
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
481
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
482
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
483
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
484
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
contemporáneo-, pero porque me parece que el título de uno de sus libros ilustra la
cuestión. Se llama "El grupo y el inconsciente". La relación del psicoanálisis con las
cuestiones que nos competen aquí puede enunciarse así. Estamos enunciando los
términos de una relación.
A: Uno de los que más conocen de la masa es Hitler, porque en ese momento es
donde él maneja la masa hacia el lugar que quiere y se descubre el poder
extraordinario que tiene un líder. Tal vez no tenga la característica del grupo, pero el
poder que tiene da a entender que es el que más conoce del manejo de la masa. Es
decir que la preocupación de ellos debe tener que ver con lo que está sucediendo.
Es muy probable. La experiencia de Bion tiene que ver con la guerra también. Bion
es un psiquiatra inglés, que durante la guerra, está a cargo de un hospital, en su
carácter de médico militar. Él pertenece a las fuerzas armadas inglesas, por lo
menos en esa instancia. Dirige un hospital para recuperación de heridos de guerra.
Tenía formación psicoanalítica. En este hospital se trataba de algo relativamente
sencillo: que los heridos de guerra, que venían del frente, se recuperaran lo antes
posible para volver al frente. Todas las energías de la nación inglesa estaban
dirigidas en este sentido, Bion es parte de este esfuerzo colectivo.
Bion inaugura, conscientemente, algo que hoy llamamos la intervención institucional.
Se encuentra con una situación, en ese hospital, muy caótica, de mucho desgano en
la gente, de desobediencia a las normas del hospital, de violencia más o menos
abierta, más o menos latente, un quilombo, para sintetizar.
El tema es que Bion hace una jugada muy fuerte allí y decide comportarse, frente a
este caos institucional, como un psicoanalista, en vez de comportarse como un jefe
militar, como un director imbuido de ese rol que le es prescripto. Esto quiere decir
devolverle a la gente su caos. Entonces arma una asamblea con la gente, dice
"chicos, qué pasa, esto es así, vean cómo lo pueden resolver" y se va. "¿Y a Uds.
qué les parece?, dice.
Tras el correspondiente caos e incertidumbre inicial, la gente empieza a hacerse
cargo. Como no había otro que se hiciera cargo, no tiene más remedio, porque la
supervivencia los pone entre la espada y la pared. Empiezan a organizarse y a
hacerse cargo. Aquí, puede decirse, nace la intervención institucional de sesgo
psicoanalítico.
Bion, a posteriori, realiza alguna o algunas experiencias de grupo y también allí se
comporta como psicoanalista. Junta gente para ver qué pasa en esa situación. Parte
del "Aquí estamos juntos para ver qué significa esto de estar juntos", se calla y,
después del desconcierto inicial, la gente empieza a asociar libremente, porque ésta
485
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
es la regia, esto es lo que funda el acto que hace -posible el psicoanálisis: que
alguien enuncie la regla fundamental.
En el libro de A. Fernández se transcribe un relato de Bion muy interesante y
gracioso, con la típica ironía de los ingleses inteligentes, en el que cuenta lo
sorprendido que se vio cuando alguien creyó que esto tenla algo que ver con la cura.
Se vio sorprendido cuando Tavistock le pidió que armara grupos terapéuticos. Él
contestó que lo que había hecho de terapéutico no tenía nada y que el único que se
había curado era él de su omnipotencia de creer que eso servía para curar a
alguien.
Más allá de lo anecdótico, lo que importa aquí es que se establece esta relación
entre el grupo y el inconsciente. Monta un dispositivo, donde, en una situación de
grupo, ello habla. Y hay alguien que escucha y que, cuando escucha, devuelve al
modo de la interpretación.
A partir de allí, lo que Bion empieza a escuchar cobra, para él, formas, figuras y
números. Empieza a pensar en esto que escucha y a tratar de entender. Aquí 110
que trata de entender funda lo que a A. Fernández gusta llamar el "segundo
momento epistérnico". Es decir, funda una lectura de aquello que acontece en el
grupo que sostiene que tiene que ver con lo inconsciente y, de un modo tal, que
trasciende el inconsciente personal, de cada cual. Le permite esto a Bíon formular
explicaciones que tienen que ver con cómo estas relaciones, que se entablan entre
las personas, se fundan en figuras que no le pertenecen a ninguno en particular,
sino en tctaidades.
Lo anterior no quiere decir que se trate de un inconsciente colectivo. No se trata de
una gran cabeza que cubre a todos, sino de un tejido, de una trama que, de algún
modo, da curso a las relaciones entre las personas sobre algo que éstas no saben.
Bion establece, en el funcionamiento de un grupo, dos niveles. Uno que se llama
"grupo de trabajo" o "grupo de tarea", que es donde las personas se juntan para
hacer lo que dicen que tienen que hacer y entablan relaciones en función de su
racionalidad. Esto, en la tópica freudiana, sería lo consciente o, en términos de la
segunda, el Yo.
Pero, ¿vieron que uno dice eso y después pasa otra cosa? Resulta que nos pasan
cosas, a pesar de que queremos hacer, inteligente y racionalmente, lo que tenemos
que hacer. Al otro nivel, que tiene que ver con las emociones, con los afectos, con
las cosas que se traban por detrás o por debajo de esas otras relaciones, que pasan
por la conciencia, Bion le llama "grupo de supuesto básico". Es decir, es aquello que
está puesto por debajo, aquello que sirve de base y que es lo que le permite trazar
hipótesis, muy verosímiles, de cómo las relaciones se van dando entre la gente.
486
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Describe tres modos centrales de estos supuestos básicos, tres modos clásicos en
que se traban las relaciones. Los enuncio. Uno es el que llama de ataque y fuga: el
grupo organiza sus emociones y afectos en función de imaginar algún perseguidor,
al que, en todo caso, habrá que atacar, o del cual habrá que escaparse. Otro es de
dependencia, en el que el grupo organiza sus emociones en función de creer que
hay alguien que debe ser su proveedor -muchas veces esta figura es el
coordinador-, de quien se espera todo. Y el tercer supuesto básico es el que llama
de apareamiento en términos de una relación que va a engendrar algo, en el sentido
no de relación sexual amorosa, sino de gestación, de que en el futuro va a haber
algo que nos va a resolver la cosa.
Bion dice que, en última instancia, todo esto entreteje maneras, fantasmas, figuras
imaginarias, de resistir a la herida narcisística que significa ej no podemos, o el no
sabemos, el tenemos que trabajar. Es inventar algo para no tener que trabajar. El no
tener que trabajar no es una puerilidad, en el sentido de que la gente es fiaca. Es no
tener que trabajar y trabajarse, es no reconocerse, el no reconocer la falta, la
castración, porque para trabajar hay que no tener algo. Cualquiera de estas
soluciones imaginarias apuntan a completar ese agujero.
Anzieu también trabaja en esta línea de que es, finalmente, lo inconsciente lo que
permite entrar y explicar aquello que acontece en un grupo. Habla de fomentación
fantasmática, centra al grupo como el sueño y lee las tramas grupales como un
psicoanalista. Ambos arman figuras, para entender los entramados grupales.
Un tercer autor, que es un autor bisagra, junto con Pichon Rivière, es Kaës, quien da
un paso más, porque llega a donde querría que llegáramos. Él inventa una figura, el
“aparato psíquico grupal". No hay que creer, nuevamente, que él piensa que el grupo
tiene una gran cabeza. Para él, el aparato psíquico grupal es una figura transicional,
que está en un espacio que no es del psiquismo individual, ni tampoco de uno
colectivo, es una figura intermediaria, para plantear el problema de la subjetividad.
Esto es plantear los colectivos en términos de subjetividad, intentando escaparse de
que lo subjetivo es lo individual, o de que hay una gran cabeza individual, con figura
colectiva.
Kaës dice que este aparato psíquico grupal tiene dos caras. Una mira hacia la
pulsión y la otra hacia lo social. Ambas son estas determinaciones duras, de las
cuales nadie puede escapar. Nadie puede escapar a lo pulsional, ni a lo real social.
Entonces, trata de pensar a los colectivos como tensados entre esos dos polos.
A: (inaudible)
Es más allá que esto, porque él hace entrar allí a lo real social. Va más allá del
principio de realidad porque hace entrar a lo real social como una determinación. El
487
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
principio de realidad, en Freud, tiene que ver con poder introducir la racionalidad
para entenderse con el mundo material. La idea de lo social, en Kaës, es el
traductor. Y la interpretación vista desde esta manera es un acto de poder porque
inscribe un determinado sentido a lo que allí acontece. Quien da sentido, tiene el
poder. Hay una frase de Lewis Carroll en "Alicia en el país de las maravillas", cuando
charla con Humpty Dumpty, creo que Alicia le pregunta qué quiere decir tal cosa. Y
Humpty Dumpty le contesta: Qué quiere decir no importa, lo que importa acá es
quién manda".
El que manda es el que dice lo que las cosas son y viceversa. El que dice lo que las
cosas son y es creído es el que manda. Nuevamente la cuestión del poder se
plantea en territorio de la subjetividad. Si no te creen no tenés más poder. En todo
caso, podrás tener capacidad represiva, pero el poder está muy fisurado si la gente
no te cree.
Planteo sólo algunos puntos que sostienen una posición de la coordinación, en la
cual algunos intentamos pararnos. A mí me gustó llamarla una coordinación
habilitante. Lo inventé antes de venir, as! que no le den demasiada importancia. La
primera cuestión es que, en lugar de una interpretación que asigne un único sentido
a aquello que acontece, plantearse que aquello que acontece y que acontece a
todos, que es común, produce, sin embargo, una multiplicidad de afectaciones. El
modo en que cada cual participa de lo común es, en principio, indecidible. Sólo
puede ser indagado, sólo puede ser preguntado.
Algo acontece en un grupo. Y se puede describir en una crónica, inclusive en un
discurso grupal. Pero cómo afectó a cada cual aquello que se dijo y se escuchó es
una cosa indecidible: no se puede decidir, no hay nadie que pueda prever antes lo
que eso significa.
Entonces me refiero a la multiplicidad de afectaciones y, por lo tanto, multiplicidad de
sentidos posibles. El sentido de aquello que acontece se construye, en la medida
que aquellos que participan en esa actividad grupal dicen de sus afectaciones. Este
sentido bien puede ser un sentido colectivo, pero que no está inscripto de antemano.
Se escribe y se inscribe en la medida que los actores se interrogan sobre ello y
construyen algo en común.
La multiplicidad de los sentidos posibles no es una apuesta a la dispersión.
Descongelar un sentido único no significa apostar a la dispersión, porque esto sería
apostar al no ser del colectivo.
Entonces se trata de una posición en la coordinación que apunta, por un lado, a
interrogar y descongelar aquellos sentidos que se estereotipan. Apunta a interrogar
a cada quien en relación a cómo es afectado por el acontecer grupal.
488
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
489
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
490
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Para dar cuenta de la función coordinador nos vamos a referir primariamente a una
situación particular de grupo: a la coordinación de los grupos operativos. No
porque sea el único grupo que se pueda coordinar, sino porque es aquel en el que
se hace la experiencia de aprendizaje, incluyendo la práctica dentro de la Institución.
Cuando decimos grupo operativo de aprendizaje aludimos a algo general -el grupo-;
pero también a algo particular que es su condición de operativo, en relación a la
técnica, al modo de aprendizaje, y a su objetivo.
Lo fundamental es poder entender lo que sucede en su entramado esencial, poder
develar los sentidos ocultos dentro de esa interacción compleja que es un grupo,
más allá de sus caracteristicas particulares.
Sabemos que Pichon-Rivière, lejos de mencionar el tema del deseo, remite a
necesidad; es preciso hacer algunas aclaraciones. Necesidad es una tensión
interna referida a un objeto preciso y cesa cuando ese objeto es obtenido; tal es el
caso de la necesidad de alimento, de sueño, de satisfacción sexual. Deseo, por el
contrario, carece por definición de objeto y por eso mismo no puede ser satisfecho.
Las fantasías, los sueños y otras formaciones del inconsciente son manifestaciones
de ese deseo.
En la técnica de grupo operativo, la Psicología Social propone el trabajo sobre los
procesos inconscientes relacionados con el aprendizaje. Algo del deseo profundo
del sujeto, pero también de su necesidad sensible, se pone de manifiesto cuando un
alumno se inscribe en un grupo de formación de nuestra Escuela. Así el sujeto
formula su propósito de trabajar con otros para algo.
En el grupo operativo se ponen en acto las vicisitudes del deseo puesto en juego y
se trabaja sobre ellas. La elaboración sobre los deseos inconscientes en el grupo
operativo incluye los fenómenos de transferencia, tanto de los integrantes como del
coordinador, que serán sujetos soporte de esa experiencia.
491
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
492
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
493
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Debemos insistir en que las inferencias del coordinador, más allá de la solidez de
su capacitación, tiene la entidad de las hipótesis, no de las verdades categóricas.
Cuando hacemos una interpretación, iluminamos para el grupo un aspecto del
discurso con el objeto de que sus integrantes encuentren un saber propio que
permanecía ignorado. Sin embargo, es preciso puntualizar que la comunicación de
ese saber no sabido debe realizarse en el momento oportuno, es decir, respetando
lo que se ha dado en llamar el “timing” del grupo. El operador calibrará dicho timing
de acuerdo a su propia intuición profesional y al grado de conexión empática
entablada con el grupo.
La incongruencia entre los planos manifiesto y latente tiene dos vertientes. Una, de
orden inconsciente, pertenece al mundo de las resistencias; otra, conciente, al de
las reticencias. En efecto, un grupo puede no entrar en tarea por razones que todos
desconocen o bien por secretos sostenidos ex-profeso. En este último caso no se
494
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
495
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
496
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
497
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
FUNCIÓN COORDINACIÓN
498
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
499
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Pero cuando uno trabaja en psicología social necesita, además de estudio teórico,
que es imprescindible, poseer una cierta actitud, una actitud psicológica, siendo éste
un término que se deriva del concepto de actitud analítica.
Freud, alrededor de 1912, se preocupó en escribir una serie de artículos técnicos
llamados genéricamente " Consejos al médico" y que se referían a la instancia del
tratamiento analítico, donde estipulaba las reglas y señalaba a grandes rasgos los
pasos técnicos a seguir, qué era y qué no era análisis. El propone ahí el concepto de
actitud analítica. Y así como le indicaba al paciente la regla fundamental, que es la
libre asociación, según la cual el paciente tiene que acostarse en un diván, o
sentarse y decir todo aquello que se le ocurra sin censurar nada, también planteaba
para el analista otra regla fundamental que guarda correspondencia directa con la
precedente que era la atención libremente flotante, es decir, que el analista
escuchara sin prejuicio, sin preconceptos, aquello que el paciente iba diciendo, que
nunca operara a priori una selección en la escucha. A esta regla sumaba otra que
era la regla de neutralidad, o sea, no comprometerse, no involucrarse, en los
acontecimientos del paciente para poder mantener la objetividad.
Esto que él plantea como actitud analítica tiene después un desarrollo, en el
momento en que la operación psicológica sale del terreno de la clínica y pasa al
terreno de los grupos, del aprendizaje, del trabajo social, etc. Es entonces cuando
hablamos de actitud psicológica. La describimos como una actitud relativamente
estable de pensamiento, sentimiento y acción. La actitud psicológica es, pues, una
forma de hacer, de pensar y de sentir. Podemos decir que es una forma de
posicionarse frente al acontecer ajeno, no perdiendo nunca de vista que nosotros
trabajamos con material sensible, trabajamos con personas sometidas a algún tipo
de malestar. Y en el supuesto caso de no hallarse tal malestar decimos que éste
puede ser generado muy rápidamente. El malestar se halla en una situación de
acecho en relación al hombre.
Cuando decimos que trabajamos con material sensible queremos hacer referencia a
fenómenos tales como las proyecciones, transferencias, emociones, mecanismos de
defensa, etc. Muchos de estos mecanismos son inconscientes, y si son
inconscientes es porque no pueden ser expresados concientemente porque
producen miedo, entonces es necesario defenderse. En consecuencia, el
coordinador, aunque no coordine grupos terapéuticos, necesita moldear una actitud,
adoptar una forma óptima de posicionarse frente a todo ese material ajeno. Y el
presupuesto básico de la actitud psicológica es el sostenimiento de una posición
ética. Aunque parezca ser una palabra pasada de moda, en un momento histórico
donde rige el pragmatismo, donde lo único que importa es el interés y la ganancia
500
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
que se obtenga, es necesario que nosotros defendamos una ética, tanto personal
como profesional.
La ética profesional dice que la función del coordinador es ayudar a la gente a
adueñarse de su proceso. Es nuestra tarea apuntar a que los sujetos sean
protagonistas activos del reconocimiento y resolución de sus necesidades y
conflictos, para que sean ellos los que puedan sostener sus propios proyectos. Esto
supone abandonar fantasías mesiánicas o impotentes, es decir, que nosotros
podemos enseñarle a la gente a vivir. Un psicólogo social no es pedagogo de la
convivencia, tampoco es un lubricante social, tampoco hace docencia. Es alguien
que se predispone a realizar un trabajo, contando con una capacitación técnica
adecuada, que no es otra cosa que ayudar a la gente a resolver algunos de los
problemas que tiene.
A manera de definición podemos decir que coordinador es aquél que puede ayudar
a un grupo a que resuelva sus conflictos y siga adelante con sus proyectos.
La actitud psicológica se expresa fundamentalmente en cuatro reglas, que son
válidas tato para el coordinador, como para los observadores y los integrantes.
1° Regla de discreción: Postula la discreción con el material al cual se tiene acceso
y sobre el cual se debe evitar toda divulgación fuera de los ámbitos pertinentes.
(Supervisiones, reuniones del equipo de coordinación, el propio grupo).
2° Regla de restitución: Responde a la necesidad de restituir, es decir, incluir dentro
del grupo cualquier cosa que afecte al grupo de manera directa y que haya tenido
lugar fuera de la reunión grupal, fuera del encuadre.
3° Regla de abstinencia: Establece el no mantenimiento de relaciones o contactos
de índole profesional, amistoso, comercial, amoroso, entre los integrantes del
grupo, sin discriminación en relación a la función que desempeñan.
4° Regla de No aclaración. Apunta a valorizar el significante en cuando elemento
dicho más allá de la voluntad del dicente. El valor freudiano del fallido es su
fundamento más evidente.
Los cuatro elementos que componen la actitud psicológica son: Continencia,
Resonancia, Permisividad y Descentramiento. Es decir que un coordinador debería
ser continente, permisivo, resonante y estar descentrado.
1) Continencia: Es la capacidad para albergar dentro de sí el acontecer ajeno. Hay
un teórico francés que además de trabajar mucho tiempo con grupos también
realizó importantes experiencias con psicóticos. Fue él quien acuño el concepto
de capacidad de REVERIE de la madre. Refiriéndose con esto a la acción de la
madre cuando es capaz de tomar en sus brazos a un bebé que se halla en un
ataque de furia y llanto y lograr calmarlo sin devolver en ningún momento cuota
501
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
alguna de agresividad. Esto tiene que ver con la continencia, con la capacidad de
albergar dentro de sí lo que le está sucediendo al otro, frente a la angustia evitar
devolver la angustia cargada a su vez con mayor violencia. Se trata, pues, de
recibir la angustia o lo que fuere, poder metabolizarla y devolverla metabolizada.
Continencia es tolerancia. Esto se extiende al paciente y al analista pero también
al grupo y al coordinador.
2) Permisividad: Ser permisivo significa respetar la libertad ajena, renunciar al
deseo de moldear o modelar al grupo al gusto de cada uno. No imponer modelos,
ni proyectos. La permisividad tiene que ver con el respeto por los tiempos y
procesos ajenos. Y no sólo sostiene el respeto por los deseos ajenos sino
también por sus posibilidades.
3) Resonancia: Este es un término que teóricos franceses como Anzieu y Kaës,
toman de la física. En nuestro espacio tiene que ver con la posibilidad de que lo
que le pasa al otro resuene interiormente en uno. Tener el suficiente grado de
apertura, de permeabilidad, como para dejar que el acontecer ajeno penetre
dentro de uno y encuentre su lugar. Cuando uno es integrante de un grupo
también hace esto pero no con todas las personas que comparte la escena.
Cuando uno es coordinador tiene que poder darle cabida interior a todo, sin
excepción, le guste o no cada una de las otras personas. En todo caso lo que hay
que intentar hacer es pensar por qué no le gusta, y lo que aún es más difícil
pensar por qué le gusta. Desde ya que todo esto tiene que ver con los procesos
transferenciales. Hay que evitar quedarse detenido en la fascinación. Porque esa
fascinación siempre va a tener un carácter resistencial. Tanto la transferencia
hostil como la amorosa son perjudiciales para el buen desempeño de la tarea y
consecuentemente para el logro de los objetivos grupales, pero es más dificultoso
salir de ésta última.
4) Desciframiento: Se trata de la esencia de la función interpretante. Partiendo del
presupuesto de un binario -el par manifiesto/latente- la escucha del coordinador
grupal intenta trascender el despliegue imaginario, lo escénico que desde lo
aparente engaña, para alcanzar una significación que o bien puede hacerla
explicita a través de una lectura o bien -y a eso apuntamos- dar pistas al grupo
acerca de un posible decir más allá de lo hablado.
502
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
503
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
504
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
505
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ese momento, puede depender de la historia, de las reuniones previas y también del
estilo o modalidad de coordinación con la estén trabajando. O sea que el
coordinador participa de la configuración del grupo como tal. No es que la determina
necesariamente, muchas veces los integrantes del grupo suponen que el
coordinador es el que lleva la voz cantante y que lo que sucede en el grupo depende
del coordinador. Esta es una fantasía acerca de cuál es el lugar y la función del
coordinador. Tampoco se trata de lo contrario de manera taxativa. No es que el
coordinador no interviene para nada y sólo refleje como un espejo y devuelva las
imágenes de lo que está sucediendo en el grupo. El coordinador tiene su peso, tiene
su influencia, puede ayudar, y a veces mucho, a que ese grupo pueda desarrollar la
tarea. Pero también puede perjudicar, si se equivoca, y obstaculizar o impedir la
tarea del grupo.
La presencia del coordinador está requerida desde el obstáculo. Si los grupos
pudieran trabajar correctamente, llevar adelante la tarea, desplegar toda su
potencialidad, no sería necesaria la presencia del coordinador. Pero los obstáculos
existen y existen porque existe el inconsciente, porque los sujetos no son concientes
de todo su acontecer interior y tampoco son concientes de todo lo que hacen o
dicen. Esa es la existencia del inconsciente, de lo inconsciente en los grupos, y es
ahí donde nace la necesidad de la presencia de un coordinador. El coordinador se
legitima en la existencia de lo inconsciente y tiene por función fundamental indagar
aquello que está oculto, latente, implícito en el proceso grupal.
Existe un debate teórico acerca de existe o no algo llamado inconsciente grupal o
mentalidad grupal, de todos modos, lo que sí está claro es que existen fenómenos
inconscientes en un vínculo, en una familia y también en un grupo. Dentro del ECRO
pichoniano lo que se plantea es la relación entre lo implícito y lo explícito, entre lo
manifiesto y lo latente. Al respecto, lo que dice Pichón es que hay muchos
elementos que son explícitos dentro de un grupo, entiendo explícitos como
observables.
Lo observable dentro de un grupo puede ser: los roles, las resistencias, las
actitudes, los vínculos, las alianzas, los liderazgos, los silencios, las llegadas, las
salidas, los emergentes.
La relación entre lo implícito y lo explícito no es directamente que pueda ser
observada, ya que lo implícito por definición no se observa. Lo que sí el coordinador
debe hacer es inferirlo, denunciarlo, construirlo.
Por ejemplo en relación a la transferencia que es un fenómeno inconsciente lo que
leemos, observamos son ciertos efectos que produce y que se plantean de manera
explícita.
506
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
507
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
508
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La interpretación es una formulación verbal que trata de dar cuenta del por qué de lo
que está sucediendo en un momento determinado. La interpretación apunta a
develar el sentido implícito de lo que ocurre. La interpretación devela la escena
latente que subyace a la escena manifiesta del grupo.
El señalamiento simplemente marca. Apunta a lo explícito, a lo manifiesto, a lo que
se observa.
Lo que tiene que aprender el coordinador es en que momento hay que utilizar cada
uno de estos recursos técnicos. El coordinador no es infalible y puede equivocarse,
lo importante es tener en claro una línea de abordaje del proceso grupal y manejar la
situación con soltura desde ahí. Después se pueden realizar ampliaciones,
introduciendo una mirada psicoanalítica, incorporando técnicas de psicodrama,
apelando a la teoría de Bion, etc. Lo fundamental es que exista una base teórica
sólida.
El tercer recurso técnico es la construcción. La construcción también es una
interpretación, la diferencia es que toma mucho más en cuenta las nociones de
tiempo y proceso.
La construcción aparece fundamentalmente como recurso técnico en el momento en
que se llega a la evaluación grupal. Allí el equipo resume, hace un racconto, pero no
descriptivo sino que interpretativo de lo que sucedió en ese grupo desde el principio.
Cómo se configuró el grupo, qué roles aparecieron y por qué, cuáles fueron los
obstáculos y cómo se fueron resolviendo o no.
La interpretación es algo más puntual, apunta a develar algo que está presente en el
aquí y ahora. En una construcción, en cambio, uno hace un racconto histórico,
muestra cómo se desarrollo un proceso a lo largo del tiempo.
Interpretación, señalamiento y construcción tiene un punto en común: son aportes de
información al grupo para que los integrantes pueda pensar.
El coordinador, además de copensar, interpretar, construir, señalar, dar consignas,
parar desbordes o producciones muy resistenciales, además de todo eso, tiene otra
función que es básica y es la de contener. El coordinador contiene lo que acontece
en el grupo, es una función continente. Y se es continente desde la actitud
psicológica.
Liendo, un autor argentino que trabajó con Pichón decía que el coordinador le tiene
que decir al grupo lo que el grupo no sabe, necesita saber y puede saber. De todo lo
que no sabe lo que necesita saber en ese momento particular y de todo lo que
necesita, lo que puede escuchar. Todo esto es una cuestión de timing que surge de
la conexión empática específica que uno tiene con el grupo en un determinado
momento.
509
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
510
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
INTRODUCCIÓN
Para este autor el grupo, como objeto representado, es una entidad que tiene
referentes internos -en lo endopsíquico-, y externos -la realidad material y social.
También postula que la existencia del grupo desencadena cierto número de
emociones y actitudes a las que los diversos modelos teóricos tienen por función
ocultar. Con esto nos está diciendo que el grupo interfiere en el discurso científico
que intenta definirlo. Al mismo tiempo, se asocia a Didier Anzieu al afirmar que todo
grupo es un sueño y una tópica proyectada.
Kaës intenta definir la función que el grupo tiene como soporte de la estructura de la
psiquis, y, dialécticamente, determinar cómo el modelo endopsíquico del grupo se
halla en condiciones de adecuar los procesos psicosociales que actúan en la
grupalidad.
511
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
512
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
2. la fantasmática originaria
513
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
4. la imagen global de nuestro funcionamiento psíquico (esto abarca una tópica, las
estructuras de identificación y la íntima percepción de nuestro aparato psíquico).
514
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
515
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
En función de esto, Kaës postula que la situación de grupo provoca una regresión
cronológica, tópica y formal, moviliza las defensas de los participantes contra las
angustias arcaicas y une a sus miembros gracias a las identificaciones proyectivas e
introyectivas.
El objeto-grupo se halla fuertemente conectado a las representaciones, a las imagos
y a los fantasmas inconscientes más arcaicos -y sometidos, por consiguiente, a la
intensa represión de las representaciones y a la represión social de los afectos
asociados a éstas-; los instrumentos aptos para recibir su imagen deben presentar
las características conformes a los del proceso primario, o aproximarse al máximo a
ellos.
516
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
517
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA FANTASMÁTICA ORIGINARIA
Todas las representaciones del grupo como un cuerpo o como parte del cuerpo se
hallan conectadas a un escenario fantasmático a través del cual el sujeto se
representa el origen y el destino de su concepción, de su nacimiento, de la
sexualidad y de la diferencia entre los sexos.
Estos fantasmas tienen propiedades grupales, en el sentido en que articulan y
representan de manera a la vez y individual y colectiva, personalizada y anónima, un
conjunto coherente y escenarizado de vinculaciones y procesos entre los objetos
psíquicos, una organización distributiva y permutativa de posiciones y valores
polarizados por oposiciones pertinentes: deseo-defensa, interior-exterior,
ausencia-presencia, pasividad-actividad.
518
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
519
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Relata entonces un sueño acaecido el día que siguió al del incidente de marras: una
horda de conejas madres seducen a sus gazapos, mientras que un enorme conejo
padre intenta ayuntarse con su propia hija y la aplasta en el coito. Las asociaciones
que se le ocurren atañen a una violentísima emoción sufrida en momentos en que
aprendía a leer estando sentada sobre las rodillas de su padre.
La asalta el pensamiento de que sus propios hermanos han debido de aprender a
leer, por su parte, con su madre; una especie de balanza incestuosa se establece
así en contra de sus propios sentimientos edípicos y en contra, sobre todo, del
supuesto resentimiento de su madre, multiplicada en horda, para con ella.
Leer en grupo equivale para ella a tener una relación sexual con el padre y a incurrir
en la reprobación de la madre. El grupo se reviste de Superyó materno edípico y de
imago terrorífica, cuya boca y cuyas orejas constituyen los representantes de objetos
parciales desplazados.
Ya en 1938 Jacques Lacan designó a los complejos del Destete, el Intruso y el Edipo
como los factores inconscientes que están en la base de la vida familiar. Se trata de
complejos que funcionan como organizadores del desarrollo psíquico y se
caracterizan por ser un nudo de fuerzas contradictorias: en el complejo del destete,
520
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
521
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
522
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
523
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Varios ejemplos atestiguan en favor de la hipótesis del carácter grupal del aparato
psíquico subjetivo en sus representaciones mentales, demostrado en la
representación que se dió de los "grupúsculos" en la gesta francesa de mayo-junio
de 1968, que hizo de éstos representantes del Ello tanto destructor como liberador
de energías recreativas y en lucha contra Superyó-grupos, garantes del orden y de
los ideales, esto es, represivos, y contra Yoes-grupos, elaboradores de
pseudocompromisos en nombre, todo a un tiempo, de la realidad social, la razón, el
orden y las exigencias del corazón y del vientre.
Los Grupos de Van der Bussche están construidos como figuras del pro-Yo corporal,
aún fusionado y en busca de sus límites y sus diferenciaciones internas.
El embarque para Cíteres es una figuración del grupo como representante de la
libido, mientras que La balsa de la Medusa dramatiza la lucha contra la pulsión de
muerte, de la que se defiende y se organiza como el grupo de los náufragos y cuyos
representantes la rodean por todas partes: a lo lejos aparece la salvación, la
liberación.
En la novela Su Majestad de las Moscas, de W. Golding, dos grupos antagónicos se
oponen a veces como el Yo y el Ello y otras como la pulsión de vida y la pulsión de
muerte. La representación del grupo como escena del enfrentamiento de las
pulsiones se transluce en las encuestas practicadas entre adultos y estudiantes. Hay
en la representación grupos organizados por las relaciones entre las zonas de la
segunda tópica, o por la prevalencia de una de ellas, o si el grupo integro fuera su
personificación.
El grupo es una noción espacial. El grupo es del espacio, está en el espacio como lo
atestigua su etimología: forma redondeada, masa, nudo. Estamos en él, dentro y
524
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
525
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
526
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La imagen del grupo como espejo multifacetado con que Anzieu nos acerca ciertas
vivencias grupales, está relacionada con todo ello.
La situación de grupo amplio reactiva la angustia y esbozos identificatorios
preespecularios, las angustias que conoce el lactante en su relación con el rostro
-pero primeramente con el pecho- de la madre, inclusive con ambos pechos
configurados en mirada.
Esta preeminencia de la relación con el cuerpo de la madre -con el pecho, con su
piel- caracteriza en el humano la importancia del cuerpo como componente
narcisista de la identificación.
En esta fase de la regresión el espanto y la amenaza experimentados en grupo
amplio son la consecuencia del hecho de que, como en la identificación
preespecularia, los otros, en lugar de comportarse como imágenes y
representaciones isomorfas del objeto, aparecen dotados de una realidad, una
realidad independiente, desde luego, pero sobre todo extraña, hostil, inquietante.
Por eso resulta tan vital para los participantes señalar, discernir, ver (y ver juntos) a
los coordinadores -Kaës habla de preceptores o monitores.
En un tiempo posterior, la experiencia de que las imágenes del otro como extraño,
como "par" asimétrico y animado sólo tienen una realidad imaginaria, es una
garantía contra la locura.
El grupo es una metáfora del cuerpo o de parte de éste, tal cual el cuerpo propio es
una representación del "cuerpo” o de parte del cuerpo grupal. Nadie puede sobrevivir
sin los límites de su cuerpo, por eso la ausencia de una "piel grupal” es vivida como
riesgosa. Dice Pankow “el reencuentro de los límites del cuerpo del sujeto le permite
a éste recuperar su identidad y su historia”.
Un paso importante en el proceso grupal es el logro de la diferenciación, como
instancia superadora de dos peligros: la fusión y la desintegración.
Un correlato entre el grupo y el cuerpo puede ser rastreado en los psicóticos y en los
enfermos psicosomáticos: las zonas de destrucción en la estructura familiar se
reflejan en localizaciones corporales donde tiene lugar cierto grado de deterioro.
Resulta interesante analizar esta problemática en relación con las funciones que
cada uno ocupa en el seno de la familia y sobre todo respecto de las figuras
paternas.
527
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
2. A esta primera fase sucede la de una tentativa de cierre del espacio grupal,
que corresponde a la elaboración limitativa y parcial del espacio corporal
vivido.
La defensa típica de la posición esquizo-paranoide la tarda en instalarse: la escisión
permite obtener un primer espacio diferenciado: dentro-fuera. El espacio grupal es
una cavidad, un saco, una envoltura, un continente y un contenido (piel, boca,
pecho, vientre), una frontera aún porosa. La actividad de mentalización es todavía
reducida.
528
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
529
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
figurado por el líder o por la idea capital (la ideología) que asegura la permanencia
del ideal.
Se encuentran así las relaciones entre el cuerpo vivido y la dinámica de las
vinculaciones interpersonales en el espacio grupal. Estas tentativas para construir el
espacio de la totalidad del cuerpo y del grupo implica unas ruptura en las primeras
formas de constitución del espacio imaginario, donde se toma la parte por el todo. El
movimiento que lleva a la construcción del espacio limitado, diferenciado, articulado
y satisfaciente respecto de las exigencias de autonomía personal y de funcionalidad
para la realización de la tarea, no tiene lugar sin una cuota de depresión. Esta
posición de raíz kleiniana es el catastrófico efecto de la destrucción fantasmática del
objeto de amor (el equipo de coordinación, el grupo amplio, la piel del cascarón, el
seminario).
Se instauran la defensa maníaca (el espacio grupal es un espacio festivo, expansivo
-la fiesta como disolución del cuerpo y del Yo en la multitud) y la abstracción: el
espacio se vacía de su contenido, de su peso de carne y de afectos, para pasar a
ser un espacio abstracto, desvitalizado, manipulable.
El grupo es un campo de fuerzas físicas, un laboratorio de experimentación, un
móvil, una topología. A poco que una teoría de los grupos (lewiniana por ejemplo)
provea de una referencia verosímil a esta fantasmática, ya se vuelve posible
mantener ubicado, y fuera del tiempo, al espacio con fines de control y en defensa
contra las pulsiones destructivas.
Pero también de la misma manera se abre el camino, mediante el empleo conjunto
de los mecanismos de abstracción y de reparación, a la construcción del espacio
simbólico del grupo. Los participantes simbolizan el espacio grupal por las metáforas
maquinistas o mecanicistas, primeramente a través del control ideológico y luego
gracias a la elaboración de una concepción mitopoética de sus relaciones, de su
origen y del objeto-grupo.
EL ESPACIO GRUPAL
530
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
531
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Bibliografía
532
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
“Lo que dio impulso a la investigación humana no fue el enigma intelectual ni tampoco cualquier
muerte, sino el conflicto sentimental emergente a la muerte de seres amados y sin embargo también
extraños y odiados.”
Sigmund Freud, Consideraciones sobre la guerra y la muerte
Roberto Urdinola*
533
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Coordinador del Servicio de Asistencia al Familiar del Suicida de la Universidad de Tres de Febrero
534
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Profesionales del Hospital Perón, “sorprendidos y alarmados” por el incremento del suicidio
adolescente, lo enmarcan en el orden de las “patologías del acto” y lo vinculan con la “devaluación de
la función paterna” en la Argentina.
535
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Así las cosas, cuando llega al servicio un paciente con síntomas en el estilo de los
que Freud estudió a principios del siglo XX, nos ponemos contentos: ¿será que es
menos angustiante escuchar un síntoma que escuchar el vacío de alguien que
busca la muerte?
¿Cómo introducir algo del deseo en el vacío que traen estos adolescentes? ¿Cómo
hacer funcionar el dispositivo analítico, ahí donde lo que circula no es del orden de la
palabra ni el deseo sino algo mudo, en términos de pulsión de muerte?
En los adolescentes, la falta de modelos de identificación instaura un proceso de
pérdida de la subjetividad. Escuchamos a menudo pacientes que se nombran como
“soy adicto”, “soy anoréxica”, etcétera.
Las tres modalidades de la falta -privación, frustración, castración- están
relacionadas con la intervención del padre en la operación de separación del sujeto
de la primera ubicación como objeto del deseo de la madre. La función paterna es
una función simbólica, es ejercida por el padre simbólico y consiste en estructurar
nuestra ordenación psíquica en calidad de sujetos.
Para que un padre sea reconocido como padre simbólico es necesario que se lo
suponga poseedor del atributo fálico imaginario, con lo cual será posible la
circulación del falo en la dialéctica edípica.
Otra función del padre es donar emblemas de identificación. En la adolescencia,
estos emblemas que fueron cedidos deberán ponerse en juego: la segunda vuelta
del Edipo posibilita la puesta a prueba de la autoridad paterna. En la adolescencia
habrá que cuestionar la autoridad paterna (“matar al padre”) para identificarse con él,
para servirse de su ley.
En la época victoriana, cuando imperaba la histeria, la familia presentaba una clara
asignación de los roles: ¿la caída de la función paterna se vincula con la
desestabilización de ideales culturales y sociales? El “ser padre”, y como tal trabajar
y proveer el sustento, eran ideales que funcionaban como soporte del significante de
la paternidad. La modificación de estos ideales no puede ser sin consecuencias, no
sólo en los referentes identificatorios del sujeto, sino también en los modos de
manifestación del malestar en la cultura.
En la Argentina de hoy, el desempleo contribuye a devaluar la función paterna y a
desdibujar su trazo instituyente. Paralelamente, y en igual medida, se ha devaluado
la palabra y reevaluado la imagen, produciéndose una suerte de achatamiento de lo
simbólico a favor de lo imaginario. En la cultura actual el padre tiende a ser
desvalorizado, carece de autoridad; es un padre con el cual resulta difícil
identificarse. Un padre caído no puede sujetar al ser hablante, y, si no puede
sujetarlo, el hijo cae de la escena.
536
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La escena sobre la cual cada uno hace montar el mundo pertenece a la dimensión
de la historia. La historia tiene siempre un carácter de puesta en escena. La imagen
paterna, a diferencia de la función paterna, es el decir, según la cultura, de lo que es
el padre, y remite al ser: ser el amo; el padre como transmisor del saber, como
poseedor del poder. Este poder, en la relación padre-hijo, es inversamente
proporcional. A este padre, que está en los orígenes de la cultura, podemos
nombrarlo como padre imaginario.
El padre real es quien encarna la función simbólica, el que efectiviza la castración
simbólica, que es una función dependiente del padre simbólico.
Actualmente el padre tiene una figura desvalida; ha perdido poder, ya nadie lo
escucha y es poco respetado. El padre trabajador mal pago, obrero a tiempo parcial
o desempleado, aparece como impotente, como alguien que no puede reconocer a
un hijo y ser a su vez reconocido. Al no poder ser reconocido en el mundo, la escena
no puede ser montada, y el lugar facilitado para el sujeto es el de identificarse con el
objeto, ser un resto que puede caer.
Históricamente, la declinación del poder paterno y su imago fue propiciada por la
creciente incidencia del Estado como regulador de la sociedad y en tanto el padre
aparece cada vez más a merced del Estado, lo que implica una merma de su poder.
En nuestra sociedad, el Estado actual ha dejado al padre sin herramientas,
desvalido. Al mismo tiempo, el Estado es representado por instituciones corruptas
-desde la política a la policía-: un Estado sin ley, o portador de una ley arbitraria.
Ahora bien, no en todos los adolescentes esto tiene las mismas consecuencias.
¿Por qué, frente al malestar en la cultura, algunos buscan como salida, o como
pedido, la muerte?
Las lesiones autoinfligidas son un compromiso entre las dos clases de pulsiones.
Hay, en todo sujeto, en permanente acecho, una tendencia a la autopunición, que
normalmente se expresa en autorreproches o aporta a la formación de síntomas. El
propósito inconsciente es denunciado por una serie de rasgos particulares, como
sería el caso de ciertos accidentes en algunos adolescentes.
Algunas de las frases que escuchamos luego de un intento de suicidio son: “Me
dejó, no me quiere”; “Estoy cansado de todo”; “No tengo trabajo”; “No tengo ganas
de nada”. Son, todas, formas imaginarias de quedar fuera de una escena, montando
el fuera de escena de la muerte.
Pensamos el intento de suicidio como un fenómeno del lado del desconocimiento del
yo, en donde la muerte seria la solución de todos los problemas, una salida frente a
lo insoportable. No hay síntoma, hay emergencia, locura y suspensión del
advenimiento del sujeto del inconsciente.
537
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Integrantes del Equipo de niños y adolescentes Hospital Presidente Perón, de San Martín.
538
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Largamente anunciado fue el suicidio ritual (“seppuku”) del escritor japonés Yukio Mishima, en 1970.
Este ensayo lo examina en la perspectiva de “la articulación, por vía del cuerpo, entre la belleza y la
destrucción”.
Rolando Karothy*
539
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La luna como un arco tendido-, obra teatral en cuatro actos que, como todos los
kabuki de Mishima, incluye una escena de seppuku. En esta escena debía verse,
según exigía Mishima, el brillo de la sangre “que lance destellos como una estrella
de belleza refulgente”.
El menú de la máscara
540
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El pabellón de oro
541
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
rufián que era asesinado. Además, participó como reportero en los Juegos
Olímpicos de Japón, apareció desnudo en una película dirigida por él mismo, actuó
en un cabaret cantando una tonada con música y letra compuesta por él (titulada “El
marino asesinado con rosas de papel”) en dúo con un conocido travesti (Akihiro
Maruyama).
El protagonista de su obra Caballos desbocados decide hacer seppuku por el
Emperador; un miembro de la familia imperial le pregunta: “Suponiendo que el
Emperador rechazara su oferta, ¿qué haría usted?”. El héroe responde que también
en ese caso se abriría el vientre, y explica: “Imaginemos que preparo unas bolas de
arroz para ofrecerlas a Su Majestad Imperial: si Su Majestad las rechaza, deberé
retirarme y abrirme de inmediato el vientre; y, si las acepta, con agradecimiento
deberé abrirme el vientre, porque el atrevimiento de hacer bolas de arroz para Su
Majestad con manos tan torpes como las mías es un pecado que merece mil
muertes como castigo”. Así, Mishima preparó sus callejones sin salida; el suicidio se
le aparecía como una muestra de sinceridad.
“La belleza es un soberbio caballo desbocado”, había formulado en Un bosque en
flor, su primer libro, publicado a los dieciséis años; allí el mar representa el erotismo,
la belleza y la muerte, tres temas reiterados en su estética romántica. El éxtasis de la
muerte se conjuga con la belleza en El pabellón de oro, donde el protagonista,
atrapado y obsesionado por la idea de la perfección, incendia y destruye el pabellón
admirado.
Durante el último año de su vida, el escritor planificó su propia muerte según los
preceptos del Hagakure, el código de ética samurai del siglo XVIII. Clamaba por “la
muerte, la noche y la sangre”; un éxtasis gozoso acompaña la idea de la muerte.
Caligrafía cortante
542
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Es cierto que lo escrito no es sólo el grafismo de las palabras sino, señala Mathis,
“todo lo que nos fuerza a dejar una huella: huellas pintadas, huellas musicales y
quizá huellas sobre el cuerpo, que es el material privilegiado, permanente de la
inscripción. El cuerpo es el primero y el último lugar del escrito, a través del
nacimiento y de la muerte; en el intermedio, la enfermedad, el sufrimiento y el goce”.
El descalabro se instala cuando la inscripción implica el cuerpo; cuando, dice Mathis,
“la caligrafía toma al cuerpo como material en el lugar de la materia mineral”. Una
particularidad del escritor es trazar rasgos, trazos, signos sucesivos, demarcaciones.
Siempre es posible una marca más. Cada falta llama a la palabra que sigue. Pero,
aunque es imposible borrar esa falta, “si la palabra se satisface sólo por la palabra
que sigue, como una alhaja siempre faltante, vale más a veces para la operación.
Tal es quizás el sentido de la caligrafía cortante del seppuku, que representa
probablemente la forma más insensata, más loca, del desorden de la razón, y al
mismo tiempo el gesto más interrogativo, más provocativo, aquel que puede poner
mayormente en cuestionamiento el sentido de la escritura frente a la muerte”.
En otro texto (“Etica y sexuación”, en Actas de la Escuela Freudiana de París, Ed.
Petrel), Mathis señala que Mishima parece lamentar la importancia que para él
tienen las palabras, de modo que “reemplazó el metal de la pluma por el del sable”.
Así lo expresa Mishima mismo en El sol y el acero: “En la mayoría de las personas,
presumo, el cuerpo precede al lenguaje. En mi caso son las palabras las que
vinieron en primer lugar; luego, tardíamente, aparentemente con repugnancia y ya
vestida de conceptos, vino la carne. No es necesario decir que la carne ya estaba
estropeada por las palabras”.
En Confesiones de una máscara revela que la cercanía de una mujer llamada
Sonoko le producía un dolor intolerable que hacía “socavar” los cimientos de su
existencia. Decidió amar a esa joven, aunque “sin experimentar el más mínimo
deseo”; esa noche, cuando llegó a su casa, aparecieron por primera vez ideas de
suicidio. La emergencia de un real relativo al cuerpo lo impulsó a la fantasía del
suicidio como un modo de conjurar lo inconjurable. La descripción que sigue refleja
la cercanía, muy sostenida en su obra y en su vida, entre la belleza y la muerte: “El
frío glacial de su mano contra mi piel me produjo el efecto de una puñalada y, sin
embargo, era agradable”.
Mishima denuncia el carácter de suplencia de todo intento de reparación de la falta
de relación sexual. Pero esto lo conduce a la ilusión de reencontrarla en un punto de
excepción: la articulación entre el dolor y el goce a partir de la belleza en general;
también, la armonía que deriva de la fuerza y el desarrollo muscular. “A medida que
mi cuerpo adquiría musculatura y fuerza, poco a poco se producía en mí una
543
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Los faisanes
Del lado paterno, los ancestros de Mishima eran campesinos de condición tan
humilde que antes del siglo XIX no tenían un patronímico que los identificara. El
apellido Hiraoka aparece por primera vez en la familia hacia 1820, en el registro de
un templo de una pequeña ciudad del centro de Japón. El primer portador del
apellido tuvo que abandonar su casa porque cayó en desgracia cuando su hijo mató
544
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
con una flecha a un faisán que pertenecía al señor del lugar. Esta exclusión marca la
vida de Mishima. Puede conjeturarse que la imagen de San Sebastián, guardia
pretoriano condenado a muerte por el Emperador romano, atravesado por flechas,
imagen que estaba allí, según Mishima mismo dijo, esperándolo, tiene íntima
relación con la flecha que mató a aquel faisán.
A los dieciséis años, para la publicación de su primera obra, eligió firmar “Mishima”,
que es el nombre de la ciudad desde donde se observa con más nitidez la cumbre
nevada del Fujiyama. Precedió el apellido con el nombre “Yukio”, relacionado con el
término japonés “Yoki”, que significa nieve. Así, la blancura que tanto lo
impresionaba en la imagen de San Sebastián “se encuentra desde entonces para
siempre inscripta en su nombre prestado y perennizado por el sesgo de su obra”,
afirma Mathis.
Según enseña el psicoanálisis, es posible amar el nombre propio: lo intolerable es el
hecho de que el inconsciente está tejido a partir de su olvido. Sara Glasman, en “El
fantasma del suicidio” (revista Conjetural Nº 25), escribió: “Por eso se rechaza el
inconsciente creyendo elegir el nombre pero no puede así quedarse ni con aquel con
el que se consuela el neurótico: ‘yo’. Por supuesto, no puede trascender el vel (la
opción: o uno u otro) sin el cual no hay sujeto salvo realizándolo en lo real como
imposible”. Es por ello que el nombre puro, en su propia blancura, como versión
fantasmática del padre, “es un encuentro imposible incluso cuando se logre
atravesar el marco creyendo poder acceder a Aquel que dice: ‘Soy lo que yo es’”.
“Seré un gran muerto”, expresó Jacques Rigaut antes de suicidarse. La pasión de
ser es lo que se deriva como pretensión en la elección de la muerte y no la supuesta
extinción de la existencia.
Se trata de la “fascinación por un gesto irremediable” para declarar así la propia
inmortalidad como si se siguiera el ejemplo de Empédocles, quien, según la leyenda,
se arrojó al Etna para sobrevivir en el prestigio y lograr existencia en la
conmemoración que la palabra produce.
El último grito de Mishima agonizante, “Tenno heikai Banzai” (“larga vida al
Emperador”) muestra la última carta que el escritor poseía: el Emperador, el baluarte
salvador de la “serpiente verde”, maldición que muerde al Japón moderno al que
ofrenda sus restos como “restos de un naufragio arrastrados por el Río de la Acción,
que la inmensa ola ha dejado por un momento en seco, sobre la arena, para volver a
llevárselos después” (Marguerite Yourcenar: Mishima o la visión del vacío, Ed. Seix
Barral).
*
Miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Extractado del trabajo “Seppuku”, cuya versión
completa puede leerse en www.efba.org.
545
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Jacques-Alain Miller
Freud distingue amor narcisista de amor anaclítico. El primero es amor a otro igual,
semejante (eje imaginario a-a’), mientras que el segundo es amor a un Otro del que
se depende (eje simbólico A-S). Las condiciones de este último amor son esa
dependencia, el desamparo y la angustia de pérdida.
Ese Otro tiene, a su vez, dos vertientes: el Otro que tiene, que puede satisfacer una
necesidad, y el Otro que no tiene, incapaz de colmar la inagotabilidad del deseo. En
un caso tenemos la demanda, y en el otro la demanda de amor.
En su castración imaginaria la mujer puede ser amada en tanto encarna al Otro
barrado. Siempre que hay amor, detrás está esa castración.
Freud encuentra repetición en el amor, Lacan invención, y por eso habla de “nuevos
amores posibles”. A la compulsión a la repetición freudiana se opondrá la
compulsión a inventar. En esta medida, la invención ocuparía un quinto lugar entre
los conceptos fundamentales.
En análisis, es ilegítimo plantearse “curarse del amor” en tanto amor de repetición.
Entre los objetos “madre” y “puta” existe una conjunción y una disyunción. Una y otra
pueden ser representadas mediante diagramas de Euler-Venn: en la intersección
-conjunción-, la mujer participa de cualidades de ambas para el individuo “sano”.
Para el “enfermo” se impone la disyunción por vía de la resta: el objeto está
íntegramente en el campo “madre” (sobrevalorizado) o en el campo “puta”
(denigrado).
Derecho o goce. Tener derecho a una mujer mata el goce. Sólo se puede tener
acceso al goce transgrediendo la ley. El sujeto necesita de la interdicción del Otro.
Sólo el Otro puede indicarle el camino del goce. El valor del objeto es el que el Otro
estará dispuesto a pagar por él.
El sujeto necesita que la mujer no sea toda para él; se trata de una versión de la
exigencia de que la mujer no sea toda, para poder reconocerla como mujer.
Esta separación entre propiedad y goce es una separación entre el orden
significante, necesario para constituir el derecho, y aquello que escapa, como goce,
a la captura por lo simbólico. Es una manera de decir que, a nivel del goce, la mujer
se escapa, huye. Desde este punto de vista las mujeres son esencialmente infieles.
“Tú eres la mujer de Otro, y en tanto tal te deseo”.
546
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
547
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ENURESIS Y ENCOPRESIS
Para los autores de este trabajo, la superación de los síntomas de un niño -al igual que los de un
adulto- implica que el sujeto logre hacerse “responsable de su propio goce”. Así lo ejemplifica el caso
del pequeño que supo reconstruir la escena en que había presenciado la verdad, terrible, de su
padre.
Javier tiene 7 años y medio y fue derivado por el pediatra con diagnóstico de
“Enuresis y encopresis diurnas secundarias y un episodio de prolapso anal a los tres
años de edad”. Retiene las heces. En relación al prolapso de los tres años dice: “Se
me salió el culo. No quiero que me vuelva a pasar”. Dice no darse cuenta de que
tiene ganas de hacer caca.
La madre había sido muy exigente en el control de esfínteres. En la primera
entrevista, cuando la madre es interrogada, Javier se le adelanta y dice: “Me cago de
día, de noche no”. De este modo reconoce que se hace encima cuando tiene a su
disposición el lugar donde el Otro espera sus excrementos, equivocando así la
función biológica. Así su síntoma, en un primer momento, es situado en su decir en
relación a la demanda del Otro.
Cuando la madre sale del consultorio, Javier, muy angustiado, continúa hablando:
“Me da miedo que en el baño salga alguien de golpe”.
Nombra al pasar a su hermana de cuatro años. Y cuando el analista, en el intento de
situar los acontecimientos que dejaron huellas de goce en su cuerpo, pregunta por el
comienzo de su problema, contesta sin dudar: “Fue hace 4 años”.
Al señalarle la coincidencia dice que nunca lo había pensado y agrega: “Hace 4 años
los chicos de la escuela me dieron un susto en el baño”. En el cierre de esta
entrevista, dice: “Sí, sí, un susto, alguien apareció de golpe hace 4 años y fue un
susto”.
Hasta aquí tenemos un sujeto que consiente a escuchar al analista en función de
intérprete. La encopresis entra en la serie de “los sustos”. La angustia aparece
ligada al acto de la defecación. El goce en juego todavía permanece opaco para el
sujeto.
548
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Comienza a desplegar el tema de los sustos: “Tuve 12 sustos: te cuento cinco hoy,
cinco la próxima y dos que ya te conté y están todos”. ¿Cuáles son esos dos? “El de
mi hermana y el de la escuela.” Al incorporar al nacimiento de la hermana en la serie
de los sustos, su contabilidad sobre el goce se demuestra permeable a la
intervención analítica: es una contabilidad abierta a lo no sabido.
Las escenas que lo asustan son situaciones que se producen estando en el baño:
algo está por ocurrir o por aparecer.
Me pide que le haga preguntas, así él me contesta y se cura. “¿Averiguaste algo de
mí? ¿Por qué me hago pis y caca?”
Asiente cuando el analista le dice que él mismo ya tiene preguntas y también cosas
para decir de ellas y que él lo acompañará en eso. Pero esto lo sorprende porque su
madre había dicho que los psicólogos hacen preguntas: “¿Se equivocó, ella que lo
sabe todo? Yo creía que los grandes lo sabían todo”.
La madre encarna a un Otro completo, mientras que el padre es una figura frágil a
quien él debe proteger: tiene miedo de que sufra un accidente y muera o de que otro
hombre lo mate. De los sustos que venía contabilizando, pasa a situar la versión de
goce paterna: “Mi papá da muchas preocupaciones en casa. Toma lo que un hombre
tiene que tomar pero toma mucho”. Sigue: “Yo no podría vivir sin mi papá. Si mi
mamá se va con otro hombre, yo me quedaría con mi papá. El estaba enfermo, iba
un poquito borracho, mi mamá no lo dejaba salir, le dio un jarabe y ahora se gustan
otra vez”.
Lacan dijo alguna vez que la proporción sexual no existe... que existe sólo en la
familia. En la infancia, la única proporción que el sujeto puede encontrar es la
proporción padre-madre. Padre y Madre entran como significantes en esa
proporción. Uno como nombre, el otro como significante de un deseo. Para Javier, el
padre no tiene ubicada a una mujer como causa de su deseo, sino al alcohol. El niño
sitúa al alcohol como objeto de goce. Si bien se trata de lo que un hombre debe
tomar, se ve en dificultades para establecer la medida de ese goce. En la versión
paterna localiza un excedente de goce que lo lleva a la construcción de una ficción
que dé cuenta del armado de la proporción sexual: que la madre en tanto mujer esté
ubicada como objeto causa del deseo del padre. El, a su vez, queda identificado al
padre.
Como primer efecto terapéutico se reduce su angustia, y ubica a los padres en el
lugar de la causa. Esto dará comienzo a sus propias preguntas.
Javier destaca tres preguntas que se le ocurren al levantarse por la mañana: 1) ¿por
qué me hago caca y me asusto?; 2) ¿cuánto vale un chico?; 3) ¿me molesta o me
gusta hacerme caca? De ésta, dice que es la mejor.
549
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
550
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El síntoma encoprético es una interpretación del sujeto a la pregunta: ¿de qué causa
soy el producto? Una interpretación que dice: “Soy el producto del gusto de mis
padres por las cosas sucias”. Mierda y heroína, en la jerga toxicómana de su ciudad,
eran, además, significantes de uso equivalente.
La función del fantasma vela y revela que, frente a la inconsistencia del Otro, el
objeto “a” (en este caso, el objeto anal) responde como tapón: “En cualquier lado
donde el sujeto encuentre su verdad -lo real del sexo, la marca de la no relación
sexual-, lo que encuentra lo cambia en objeto “a” (J. Lacan, Seminario inédito, clase
del 10 de junio de 1956). A través de los objetos “a” el sujeto interroga al goce del
Otro, que es eso lo que le interesa. El niño no sólo está en relación a la falta fálica
en la madre sino como “producto resto” de aquello que no es absorbido en el acto
sexual. El niño mismo aparece como metáfora de la relación sexual. Es lo que pone
en juego la pregunta de Javier.
A través de la encopresis y el objeto anal, da cuenta del goce del padre. Recién
cuando localiza su propia condición de goce -el gusto por lo sucio- podemos hablar
de la respuesta del sujeto que separa su goce del goce del Otro. Hay una nueva
posición en el análisis. Un sujeto responsable de su goce.
Si se trata de una posición ante el goce, ¿cuál es el operador que le permite al
sujeto el lazo con el goce ignorado, sino el padre en tanto función? “El
Nombre-del-Padre hay que tenerlo, pero también hay que saber servirse de él. De
esto pueden depender mucho el destino y el resultado de todo este asunto” (J.
Lacan, Seminario 5 “Las formaciones del inconsciente”, ed. Paidós).
Sujeto, saber y goce se articulan por el padre como versión sobre la causa del deseo
y la ‘distribución’ del goce. Podemos decir que el síntoma incluye ahora la versión
fantasmática del goce del padre que permite cernir el propio. Ya no se trata del
sacrificio al Dios oscuro, sino que emerge la dimensión de sinthome de su gusto por
lo sucio.
*
Fragmento del trabajo “Del niño generalizado al sujeto responsable”, resultado a su vez de una
investigación del grupo integrado también por Abelardo Anghileri, Gabriela Camaly, Walter Capelli,
Aída Carrino, Claudia Lázaro, Marita Salgado y Mónica Wons.
551
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Luciana Peker
No tengo instinto maternal. Me importa pensar que pasé por este mundo y alguien
me leyó. Pero no creo en la reproducción. Por eso no me arrepiento de no haber
tenido hijos”, declaró la escritora y periodista española Maruja Torres, de 60 años.
La humorista Maitena cuenta que ella creía que las mujeres alteradas que inventó
hablando (en diálogos tan íntimos como los de un baño o una charla de teléfono)
sobre los hombres, la celulitis, la búsqueda de los hombres, la depilación, la ropa,
las madres, el trabajo, la separación de los hombres, el pelo, las salidas, el paso del
tiempo... sólo podían ser argentinas. Pero el éxito la sorprendió en España. Y lo más
sorprendente es que, más allá de alguna que otra traducción idiomática, el universo
femenino era el mismo. Salvo, por una pequeña cuestión: los hijos. En la Argentina
casi todas las mujeres -independientes, liberales, universitarias, lo que sea- tienen
hijos. O dicen desear tenerlos. En España no. O sea: están las que sí y están las
que no.
“¿Cómo nos sentimos de verdad, en lo más hondo, frente a la maternidad y la no
maternidad? ¿Qué mitos, que sueños y qué miedos se ocultan ahí y cómo podemos
expresarlos?”, se pregunta la escritora y periodista Rosa Montero en el libro La loca
de la casa. Y, como una respuesta personal, apunta: “Aunque a los 52 años haya
otras mujeres que sí tienen hijos puedo asegurar que éste no será mi caso. El hecho
de no tener hijos me permite hacer una vida mucho más libre”.
El abecé del feminismo fue extirpar el dictamen que aseguraba que el instinto
maternal, el rosa y la cocina no venían en el genoma femenino. Muchas mujeres
después eligieron -entre otras cosas y sin contradicción- la maternidad, el rosa o la
cocina. Pero, aún hoy, en la Argentina es difícil que una mujer se anime -como
Maruja Torres- a decir que no tiene instinto maternal. Aun cuando una de cada diez
argentinas no tiene hijos.
Las primeras feministas argentinas, las que, por ejemplo, en 1920, llevaron a cabo
un simulacro de votación donde las mujeres podían ser votantes y votadas, no
tenían entre sus objetivos desligar la feminidad de la maternidad. En el libro Historia
de las mujeres en la Argentina (Siglo XX), la historiadora Marcela María Alejandra
Nari puntualiza: “Las feministas aceptaron la maternidad como clave de la feminidad.
552
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Todas las mujeres, más allá de las diferencias sociales, compartían la capacidad y la
experiencia de la maternidad. Era lo que las acercaba y las volvía idénticas. Era la
plataforma de la solidaridad. Pero las feministas intentaron reformular la maternidad.
No cuestionaron que constituyera una ‘misión natural’ para las mujeres, pero
fundamentalmente la consideraron una ‘función social’. Puesto que eran o podían
ser madres no podía privarse a las mujeres de derechos civiles, sociales y políticos”.
Tal vez sea este origen nacional de la lucha por los derechos de las mujeres lo que
haga que en la Argentina no tener hijos sea una excepción, rara, y una elección,
difícil, para las pocas que se atreven a decidirlo y decirlo. Y acreciente el dolor de las
que, a pesar de querer, no pueden tenerlos (por razones biológicas, falta de
proyecto de familia u otros motivos).
“Yo no quiero tener hijos. Y no tengo forma de justificarme. Aunque lo intenté.
Porque si bien la decisión es muy personal, lo cierto es que cuestiona un valor
cultural y social tan arraigado que una se la pasa explicando por qué. Tanto es así
que a mis 33 años debí saltar varias piedras en el camino hacia la no-maternidad.
Como la oscura advertencia de mi mamá, quien desde su más profundo amor me
dijo: ‘Cuando seas grande te vas a arrepentir de esta decisión y ya no vas a poder
hacer nada’. O la opinión de mi tía que, mirándome con una mezcla de lástima y el
más rancio desprecio, calificó de egoísta mi resolución. Pero la odisea no termina
ahí. Porque las estocadas de mi familia dejaron algunas marcas, que al tiempo se
transformaron en fantasmas. Para colmo, varias de mis amigas (independientes,
profesionales y liberadas ellas) se embarazaron y, felices, dieron a luz bebés
preciosos. Ah, querida, te la regalo estar en mis pantalones por esos días -relata
Marina Ortiz, licenciada en Letras, y en pareja-. La crisis fue tremenda. Las palabras
de mi mamá me taladraban la cabeza. ¿Seré una mujer infeliz, incompleta,
amargada y resentida por no tener hijos? Yo creo que no. Simplemente porque
deseo otras cosas. Y disfruto de buscarlas, conseguirlas y disfrutarlas. Ser madre no
es una de ellas.”
Aunque, en realidad, Marina no es una mujer excepcional. El 12,2 por ciento de las
mujeres de entre 35 y 39 años no tiene hijos, según el Censo Nacional de Población,
Hogares y Viviendas (Indec), del 2001. Entre las mujeres de 25 a 29 años el 36,7 por
ciento no es madre (pero aún puede serlo) y entre las de 45 a 49 años el 9,1 por
ciento no tiene hijos (aunque, en realidad, en muchos casos las mujeres declaran no
haber tenido hijos si ellos fallecieron). En definitiva, una de cada diez mujeres
argentinas no es mamá. Pero, pareciera, que, todavía, para el imaginario social ser
mujer y no ser mamá es como llevarse una materia a marzo en el boletín de la
feminidad.
553
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
554
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
555
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Irene Meler
556
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
las nuevas tecnologías reproductivas para acceder a esa maternidad que antes
rechazó. Los motivos son diversos para cada situación. En algunos casos la decisión
pasa por el dolor que causa no tener lo que todas tienen, o no ser lo que se supone
que se debe ser. Esas son las malas razones, derivadas de la presión de la rivalidad
y del sometimiento a la tradición. Pero también hay buenas razones, y ésas derivan
del hecho de que, cuando se llega a una meta anhelada, a veces es posible volver,
pero nunca se retorna al punto de partida. Solamente quienes han luchado
duramente para acceder a la individuación, para sustraerse del yugo de la especie,
para elegir su destino, pueden, una vez recorrido ese camino, percibir que la
autonomía es en parte ilusoria y que todos estamos interconectados, como puntos
de un tejido, como nudos de una red. Pero ésta no es la conciencia de una obrera
anónima que da vida y la propaga sin ser en sí misma un sujeto psíquico. Es la
opción de un sujeto que es a la vez individual y colectivo, que necesita cobrar la
deuda histórica que la humanidad tiene con sus mujeres, acceder a su crecimiento,
para reencontrar la solidaridad, el placer en el vínculo, pero desde otro lugar.
557
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
SUJETO Y FAMILIA
Claudia Lázaro
558
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
559
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Una experiencia de abordaje colectivo de la violencia familiar pone de manifiesto el potencial de las
mujeres organizadas como agentes de prevención: la puesta de límites a los hombres golpeadores se
articula en la militancia política y se plasma en la construcción de redes comunitarias.
“¡Casas para las mujeres golpeadas!” fue reclamo principal en esta movilización del año pasado.
Este trabajo es compartido entre la entidad Amas de Casa del País y las psicólogas
sociales de la Primera Escuela Privada de Psicología Social fundada por Enrique
Pichon-Rivière. Las mujeres de Amas de Casa del País detectaron un agravamiento
de las situaciones de violencia en la familia y advirtieron la necesidad de la
comunidad, particularmente de las mujeres y los niños/as, de organizarse para
luchar contra esta violencia. El trabajo se desarrolla en el partido de La Matanza,
provincia de Buenos Aires.
La organización Amas de Casa del País data de 1982: nació en la lucha contra la
carestía y los aumentos de tarifas y siguió en estos años desarrollando actividades
en relación con la problemática de las mujeres y sus familias: comedores
comunitarios, guarderías y jardines de infantes, talleres de capacitación,
planificación familiar, campañas de salud, etcétera.
Muchas de las mujeres han sido obreras industriales, de pequeños talleres, algunas
incluso dueñas de pequeñas empresas; también muchas fueron o son trabajadoras
en el servicio doméstico. Hoy la mayoría están desocupadas y son beneficiarias de
planes de empleo. El fenómeno nuevo es la gran cantidad de mujeres cabeza de
familia, aunque no necesariamente por ausencia del hombre sino por su condición
de desocupado. Las mujeres salen a encontrar alguna solución a las necesidades
familiares -ollas populares, clubes de trueque, ventas de productos de elaboración
propia- mientras que algunos hombres, desocupados, se quiebran emocionalmente:
depresiones, alcoholismo, violencia, abandono.
La mayoría de las mujeres son parte de un movimiento que inició su actuación con la
expropiación de las tierras que ocupaban en los inicios de la década del 80 en el
Barrio María Elena. Hoy integran un gran movimiento de desocupados que nuclea
120 barrios del partido de La Matanza.
560
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La lucha por trabajo y alimentos para sus hijos las alejaba de la casa muchas horas,
quedando así fuera del control del marido. Comenzaron a ser protagonistas de
acontecimientos que hubieron de caracterizar la política nacional de estos últimos
años.
Conmovidas por el padecimiento de algunas de sus compañeras víctimas de
violencia familiar, decidieron reunirse para hablar, ayudarse mutuamente y entre
todas encontrar una solución.
Al enterarse otras mujeres de que este grupo se estaba reuniendo, comenzaron a
acercarse. Un día apareció una vecina muy golpeada pidiendo albergue y se quedó
con sus hijos; pero tenía miedo de que su marido le vendiera su casa y sus pocas
pertenencias. Un grupo de mujeres fue a hablar con los vecinos y además pintó en
la casa: “Esta casa no se puede vender, está bajo juez”: la casa no se vendió.
Se presentaban distintos obstáculos. No era fácil que las mujeres víctimas de la
violencia asistieran a los grupos que se empezaban a armar. Aparecían siempre
distintas mujeres, y otras no volvían. A éstas, las iban a buscar en otro momento.
Entre las más activas empezaban a surgir debates: si una mujer a quien habían
ayudado volvía con el marido golpeador, entonces, “¿a ésa no hay que ayudarla
más?”. Tendrían que aprender a aceptar que la decisión de poner fin a la violencia
de que se es víctima puede requerir un largo proceso de avances y retrocesos.
La dificultad de sostener el grupo y sistematizar la tarea llevó al encuentro de las
mujeres del barrio con las psicólogas sociales.
Durante el primer período se inició un trabajo articulado, que continúa, con el equipo
de salud de la sala del barrio, integrado por médicos, enfermeras, agentes de salud,
psicóloga/o y psicólogas/os sociales, que llevaba varios años atendiendo las
necesidades básicas de salud de la gente. También se acercaron dos abogadas que
ayudaron a conocer y trabajar los temas legales.
A partir del encuentro de este grupo de mujeres con las abogadas y psicólogas
sociales se empieza a legitimizar el espacio que se había abierto como un lugar de
trabajo específico, a visibilizar el problema de la violencia en la familia que estaba
oculto y a poner en palabras el padecimiento que hasta ahora sólo se reflejaba en
las miradas y en el profundo malestar físico y psíquico de las mujeres.
Nuestro equipo comenzó a atender casos, a acompañar algunas mujeres al juzgado,
a ayudarlas a salir de sus casas en el momento de la golpiza. Se les propuso la
formación de grupos de agentes de prevención en violencia, que se desarrollaron y
se han multiplicado en distintos barrios.
Consideramos que las protagonistas necesarias para resolver esta problemática son
las mismas mujeres que padecen la violencia; que, así como han tomado en sus
561
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
manos la lucha por trabajo, por la tierra, por la salud y contra el hambre, se hagan
cargo de abordar la violencia que sufren en las familias. Este ha sido y es el motor
del proceso realizado por este grupo de mujeres. Desde la psicología social, en un
rol de pensar junto con ellas, pusimos a su disposición un dispositivo que les
facilitara comprender las múltiples causas de este problema sin obstaculizar el
proceso que empezaba a gestarse.
Partimos de la definición de psicología social, según Pichon-Rivière, como crítica de
la vida cotidiana: esto requiere el análisis de las condiciones concretas de existencia,
lo cual implica conocer las causas que las generan. Planteamos un recorrido que
nos llevó y las llevó a generar una mirada crítica de sus condiciones actuales,
partiendo de su historia y la de sus familias, poniendo en cuestión lo que durante
tanto tiempo aparecía como un escenario “natural”, como algo que les había
marcado el destino. En este proceso, empezaron a conceptualizar distintos aspectos
de su condición de mujeres y de oprimidas, incluyendo la mirada desde una
perspectiva de género.
Y este protagonismo de la mujer, que alteró los roles familiares tradicionales, trajo
también como consecuencia, en un primer momento, cierta agudización de los
conflictos en la familia y también un agravamiento de violencias. Por ejemplo,
maridos que decían: “¡Vos a ese grupo no vas más!”. Incluso, vecinas o familiares
mujeres que trataban de desalentarlas. En algunos casos esto se resolvió cuando
las mujeres del grupo fueron a hablar con el marido, lo invitaron a alguna reunión. El
criterio era tratar de unir lo que se había resquebrajado.
Claro que, en los casos de maridos golpeadores, donde la violencia se repetía y se
agravaba, se procuraba que la mujer se fuera a casa de alguna amiga, por ejemplo,
o bien que el juzgado dispusiera para el golpeador la exclusión del hogar. También
se empezaron a formar grupos de hombres: todavía no tienen mucho éxito, pero
estimamos muy importante que el género masculino se incluya en la solución del
problema.
“Ninguna mujer...”
Fue así saliendo a la luz uno de los aspectos más ocultos de la opresión que sufren
las mujeres: el maltrato constante, la humillación permanente, la desvalorización
como persona, el aislamiento. Y se generaron así mejores condiciones para
abordarlo.
Fue muy importante el hecho de que muchas de estas mujeres ya habían salido de
sus casas para desarrollar actividades políticas. Salir de la casa representó para
562
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ellas otra visión del mundo, de su barrio, del país, de los acontecimientos cotidianos;
nuevas responsabilidades. Ellas participan en hechos que jamás hubieran imaginado
las tuvieran como protagonistas: cortan rutas, ocupan edificios públicos, intervienen
en grandes marchas y movilizaciones, hablan en asambleas y ante los medios
periodísticos. En las marchas, son parte de la autodefensa y la seguridad. En
muchos casos se asumen como dirigentes. Esas mujeres sumisas, calladas, que
aceptaban resignadas su condición, ya no son las mismas de antes. Entonces,
¿cómo podrían mantenerse sin cambios las relaciones en las familias, que algunas
veces acompañan pero otras, la mayoría, ponen grandes trabas?
Abordar la problemática de la violencia en la familia ayuda así a articular, en cada
mujer y en el propio movimiento, la lucha contra las dos grandes cadenas que
oprimen a la mayoría de las mujeres: la explotación social como trabajadora y la
opresión de género como mujer. El abordaje correcto de esta relación, que es
dialéctica, ha potenciado sus luchas.
Los grupos de formación de agentes de prevención de violencia en la familia están
integrados por beneficiarias de planes de empleo. El curso se realiza en dos turnos
de 4 horas, mañana y tarde. Los ejes temáticos son: el orden histórico-social,
concepto de vida cotidiana, concepto de familia, concepto de prevención, la violencia
en la familia, concepto de género, doble opresión de la mujer, el trabajo doméstico,
la relación entre el trabajo y la familia, el rol de la mujer, mitos y prejuicios, violencia
conyugal, ciclos de la violencia, síndrome de la mujer maltratada, perfil del hombre
violento, tipos de abuso, modelos de abordaje, legislación vigente.
Se trabaja con clases teóricas y se incluyen docentes invitados. Utilizamos videos,
textos cortos de literatura, artículos de revistas y diarios. Se realizan prácticas en sus
propios barrios indagando el conocimiento y opiniones que tienen los vecinos sobre
la violencia, lo que permite difundir la existencia de este espacio de trabajo. Se lleva
un registro sistemático de las noticias periodísticas relacionadas con la temática.
El grupo operativo nos permite construir un escenario donde pueden instalarse con
confianza para ser escuchadas, exponer sus conflictos y expresar en el espacio
grupal lo que en sus casas es silenciado y censurado porque “rompería la armonía”
de las relaciones familiares cuya responsabilidad “naturalmente” se les ha asignado.
Es un instrumento eficaz en términos de aprendizaje: permite modificar actitudes,
recuperar el derecho a aprender, pensar en posibilidades y analizar críticamente los
vínculos familiares: pensar cómo fueron, cómo son y cómo querrían que fueran.
Este espacio fue tornándose propio y facilitador de la reflexión acerca de sus roles
de madre, esposa, hija, trabajadora, despertando una conciencia de género y
563
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
564
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Extractado de un trabajo publicado en octubre de 2003 en Temas de Psicología Social, publicación
de la Primera Escuela Privada de Psicología Social fundada por Enrique Pichon-Rivière.
565
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Déborah Fleischer*
Las profundas transformaciones culturales han afectado las costumbres sociales, los
estilos de vida y las relaciones de la familia. Las nuevas tecnologías que se han ido
incorporando insensiblemente a la vida cotidiana de millones de personas inciden en
esas mutaciones.
Distintas sociedades, con organizaciones sociopolíticas y culturales y estructuras
productivas diversas, han ido conformando formas familiares y de parentesco muy
variadas pero que tienen en común la función de organizar la convivencia, la
sexualidad y la procreación.
La aparición en 1949 de Las estructuras elementales del parentesco, de Claude
Lévi-Strauss, renovó las investigaciones sobre la familia, tanto en la antropología y la
sociología como en el psicoanálisis. Con conclusiones semejantes a las de El
pensamiento salvaje, del mismo autor, Jacques Lacan en sus Escritos también se
ocupa de la familia en esta perspectiva.
En los últimos años, el matrimonio heterosexual monogámico ha perdido el
monopolio de la sexualidad legítima en la familia occidental, y el cuidado de los hijos
no ocurre siempre bajo el mismo techo. Entre los teóricos, hay coincidencia en
señalar la caída del lugar del padre en la familia, sin coincidir sin embargo en sus
consecuencias. Lejos de una reducción a la familia biológica: madre, padre, hijos,
sostenida en el matrimonio, la familia moderna es esencialmente compleja y parece
haber sufrido transformaciones en las tres dimensiones que conforman las funciones
organizativas clásicas que he citado.
Estas transformaciones han sido abordadas de muy distintas maneras. En lo que
respecta a sus consecuencias sobre la psicopatología y la clínica, distintos autores
se sitúan en dos polos opuestos: defensores o críticos de la familia. Los primeros
consideran que la causa prevalente de la patología “psíquica” es la disolución del
grupo de la familia tipo y que esa disolución es uno de los signos de nuestro tiempo.
Es un lugar común, que se lee y se escucha en textos doctrinarios y en
presentaciones clínicas.
De un modo más o menos manifiesto, esta postura sostiene una concepción de
566
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
“familia normal” como si su definición fuera obvia, como si pudiera darse con un
repertorio fijo, establecido a fines del siglo pasado, y no fuera resultado de un
movimiento histórico. Esta visión vigila y está alerta a las desviaciones de ese
modelo.
Por el contrario, autores críticos respecto del modelo tradicional consideran que la
familia es, en su rigidez, responsable de patologías, y plantean investigaciones y
prácticas ligadas a una visión que pone el acento en razones puestas a cuestionar el
poder patriarcal en la familia o su moral sexual. Sus esperanzas están puestas en
cambios en estos registros. Encuentran, como una de las causas más relevantes de
la psicopatología, la supervivencia de lo que consideran la rigidez del modelo
familiar. Critican a la familia burguesa y suelen considerar que en la obra freudiana
hay una defensa de la familia y de la autoridad paterna. Para ellos no habría nunca
familia “normal”, porque la normalidad sería un estado múltiple, vertiginoso e
indescriptible.
Lo “patológico” fue definido por Kant -en Fundamentación de la metafísica de las
costumbres- como algo cercano a la pasión (pathos), en un uso del término que
difiere de su uso en el campo semántico de la medicina. Para ésta, lo patológico
inicialmente se refiere a un estado del cuerpo en el cual se observa un sufrimiento,
una pérdida de la armonía. También los trastornos mentales, englobados en lo que
llamamos psicopatología, se presentan bajo la forma del sufrimiento o de pérdida de
la armonía, aspecto que examinaré partiendo de la base de que se necesita postular
parámetros para diagnosticar la normalidad aunque éstos no sean unívocos a largo
plazo.
Se puede poner en paralelo esta división entre detractores y defensores con la que
Umberto Eco propuso en 1965 en sus investigaciones sobre medios masivos,
cuando enfrenta dos bandos irreconciliables, los llamados apocalípticos y los
integrados. Si bien en estos dos polos quedan caricaturizados los artistas y la
industria del entretenimiento, por un lado, y por el otro las ligas religiosas y los
grupos de defensa de la familia, en realidad la división, de una manera más sutil, se
extiende a las investigaciones universitarias del fenómeno.
Lo esencial de la tradición, al decir de Anthony Giddens, es que no hay que
justificarla, contiene su propia verdad, una verdad ritual que el creyente considera
justa. Claro que otro tanto podría decirse de la fe en el determinismo de las profecías
revolucionarias. En ambos, a la patología le queda poco espacio, pues lo ocupan la
moral y la idea de justicia respectivamente. Ambas perspectivas alientan el riesgo de
acomodarnos, o al sencillísimo del prejuicio, o al prejuicio del desprejuicio.
567
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
568
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Fragmento del trabajo “Clínica de las transformaciones familiares”.
569
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La prestigiosa novelista afirmó que el pueblo norteamericano no sabe lo que significa la guerra. Acaba
de publicar "Ante el dolor de los demás", donde indaga en las imágenes de los conflictos bélicos. Dijo
que en Irak hubo una manipulación atroz. Lamenta que no exista oposición.
570
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-No suelo hablar de mí, pero el origen de este libro es muy personal. Salió de mi
propia experiencia de tres años en Sarajevo. Viví y trabajé bajo un bombardeo
constante, con su ruido ensordecedor. El hotel destruido, que compartía con
periodistas de todo el mundo, a cuadras de un puesto de ataque serbio, no tenía
ningún servicio. Los periodistas debían salir de la ciudad para poder transmitir la
información. Vivía en una ciudad sin imágenes de lo que estaba experimentando.
Uno las veía recién al salir de allí. Empecé entonces a preguntarme qué es lo que
uno entiende o sabe sobre cosas que nunca ha experimentado. Y qué se supone
que uno debe sentir ante imágenes atroces, como las de la guerra.
-¿Ha sido ésta su forma de crear conciencia sobre el hecho de que los
hombres y las naciones se precipitan en sucesos que no logran comprender?
-Absolutamente. ¿Cómo se entiende sino que los americanos piensen que estamos
liberando Irak?...Este libro es una invitación a estirar la propia imaginación y
compasión, a entender una realidad que no es la de uno. Tenemos que vivir nuestra
propia vida, pero estar atentos para que nuestro silencio o nuestra falta de
entendimiento no convaliden acciones que destruyen al otro. Hay que ser más
escépticos frente a lo que uno escucha y piensa que entiende.
-No. Se necesita mucho más que una mentira para hacer reaccionar al pueblo
norteamericano. Ha habido una manipulación atroz. Les han dicho que EE.UU. ha
sido atacado, que tenemos enemigos. Para la gente, éste es un gigante herido, que
siente pena de sí mismo. La gente siente que criticar al gobierno no es patriótico.
571
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-No; los norteamericanos no están heridos, no sienten dolor para nada, salvo los que
perdieron sus afectos. Hay un grupo de gente que hace diez años se propuso
cambiar de manera radical el orden mundial, para que EE. UU. pueda invadir
cualquier país que desee. Esto también incluye las restricciones a las libertades
civiles de los norteamericanos dentro de su propio país. Esto no es una respuesta al
dolor.
-Para nada. Los norteamericanos todavía no pueden entender que pueden ser
peores que el resto, y eso que hay elementos a la vista, como los contratos en Irak.
La doctrina hegemónica continúa tan vigente y popular como cuando se la conoció:
los enemigos de EE. UU., tarde o temprano, serán eliminados. Ahora, ¿qué podría
despertar la conciencia de los norteamericanos para frenar nuestro ingreso en la
barbarie? Una oposición, algo peligrosamente ausente.
-La mía es una voz de la minoría que irrita mucho. Por eso recibo amenazas de
muerte por todos los medios. Es verdad que hay mucha menos tolerancia para el
disenso. La gente tiene mucho miedo de tener un punto de vista crítico, sobre todos
los maestros, y en todos los niveles; un sector estratégico para crear conciencia y
pensamiento crítico a futuro. Medios como The New York Times son sólo
parcialmente críticos.
-No pienso en mí como una intelectual, sino como una escritora de ficción, la forma
más profunda de la escritura. Y la vida está llena de contradicciones, sería
demasiado artificial tratar de anularlas. Enfrento la vida tal cual es: siempre densa,
572
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
agobiante y contradictoria. Jamás trato de simplificar las cosas. Intento honrar esa
complejidad, respetarla y estar a su altura. Los políticos simplifican; los escritores
deben mostrar cuán complicado es todo. Entonces, la contradicción no es mi
problema. Es mi desafío. Es bueno poder mostrar que las cosas son más
complicadas de lo que la gente habitualmente piensa.
-Es más que placentero. ¡Es un gran privilegio! Porque amo la intensidad en todas
sus formas.
573
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
¿Qué espesor tiene lo cotidiano? En los objetos que nos rodean dejamos las marcas de identidad de
nuestros sueños.
Pablo De Santis*
Italo Calvino escribió en uno de sus últimos textos que en una narración un objeto es
siempre un objeto mágico. La rosa de cobre de Roberto Arlt, obtenida por
galvanización, o la rosa de Paracelso (mágicamente resurgida de las cenizas en uno
de los últimos cuentos de Borges) participan de la misma condición de talismanes:
concentran sentidos y se proponen como el oscuro centro de la narración. Y no
consiguen su eficacia tanto por su presencia sino porque convocan algo ausente,
algo que el texto nunca dice del todo.
En el Centro Cultural Plaza Defensa (Defensa 535) se exponen, bajo el título "20
años de democracia", una serie de objetos que no provienen de la literatura, pero
que aceptan también cierta condición de talismanes. Hay afiches de películas
("Darse cuenta", "La historia oficial", "La ciénaga", "Nueve reinas"), distintos modelos
de urnas que se usaron en las elecciones, la Commodore 128, libros que dejaron su
marca para bien ("La revolución es un sueño eterno", de Andrés Rivera) o para mal
(manuales de autoayuda), los imanes para la heladera que inauguraron el delivery,
algún viejo celular, una raqueta de paddle. Hay también material documental:
fotografías y tapas de diarios y de revistas, pero ubicados allí menos por su valor
informativo que por señalar ciertos hábitos de lectura.
Salvo unos pocos objetos que evocan la vida política, el resto señala los cambios de
la vida cotidiana ocurridos en estos 20 años. La elección se ofrece no como una
especie de altar consagratorio sino como una provocación para que el espectador
haga su propia lista de caprichos.
Parte del sentido de los museos y de las muestras es ubicar a los objetos en una
serie; es decir, señalar su historia y su pertenencia a una colección. Pero en este
caso, se trabaja con la complicidad del espectador, ya que los objetos no tienen otro
sentido que despertar la memoria y es el espectador el que les da su razón de ser
en la serie. El catálogo que falta es la vida del espectador. De alguna manera, están
como señaladores entre las páginas de la memoria.
Los objetos cotidianos, de tan vistos, se vuelven a menudo invisibles. Pero al ser
sustraídos del flujo del tiempo, anulado su sentido original, dicen lo que no dijeron en
574
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
su momento. Andy Warhol armaba cajas a modo de cápsulas del tiempo, y luego las
lacraba y archivaba. El escritor francés Georges Perec se proponía experimentos
tales como documentar a través de descripciones, fotografías y los papeles que
juntaba de la calle una determinada esquina del centro de París en distintos años,
para luego analizar qué cosas habían cambiado. Practicaba una arqueología del
propio tiempo y de la propia vida.
El origen de esta sensibilidad para con los objetos de todos los días es difícil de
precisar, pero sabemos que recibió un gran impulso con el desarrollo de las
"historias de la vida cotidiana" y de la arqueología urbana, que no busca tanto las
ciudades que hay bajo tierra sino lo que esconde la tierra bajo las ciudades.
Si los objetos valiosos son, por norma, los excepcionales, esta sensibilidad prefiere
las cosas no valiosas, justamente porque por su carácter ordinario permiten adivinar
el orden impuro de lo cotidiano. Se preguntan qué pasó en aquellos días en los que
no pasó nada; qué pasó en los días que la historia se ha permitido olvidar. O como
dice en un poema Bertolt Brecht: "La tarde en que se dio por concluida la gran
muralla china/ ¿adónde fueron los albañiles?"
En nuestra relación con los objetos, respetamos dos clases de aura. La primera es el
aura de lo nuevo, de lo envuelto, lo que se acaba de comprar y que conserva por
unos instantes el atractivo de lo desconocido, hasta que el hábito lo vuelve a fundir
con el resto de las cosas. Promete un significado que pierde pronto. El segundo
modo de aura es la que conservan aquellos objetos marcados por la vida o el
trabajo.
La caída de la producción en Argentina dejó miles de objetos que fueron arrancados
de la serie productiva para ser incluidos en la serie decorativa; y esos objetos
recuperan el glamour a través de las marcas que el trabajo dejó en ellos. Al ser
rescatados como mercancía, borran su historia. Y las marcas que guarda, por
ejemplo, una mesa de trabajo herida por los golpes de una herramienta precisan
pasan a formar parte de un lenguaje incomprensible.
Los subtes de la línea A, cuya desaparición ya se ensaya, probablemente se
conviertan también en víctimas de la decoración. En nombre de un progreso que
ignora que las sociedades más avanzadas son las que más se preocupan por la
conservación de su historia, los viejos vagones perderán su "belleza de uso", para
ganar un glamour fúnebre.
La narrativa nos ha acostumbrado a que sus objetos están sutilmente marcados; no
basta con que Columbo use un impermeable, éste tiene que estar arrugado y con
manchas; y la habitación de un hotel lúgubre en medio de una ruta dice más, en
términos narrativos, que una suite presidencial. El departamento de utilería de la
575
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
imaginación necesita de cosas marcadas por el uso: es como una dependencia del
Ejército de Salvación o como una oficina de objetos perdidos.
Toda narración necesita de dos momentos: el primero señala el tiempo cotidiano, el
hábito, un indicio de cómo era el mundo antes del relato; el segundo es la irrupción
de lo inusitado. Por eso los cuentos tradicionales empiezan con "había una vez"; en
esa expresión, la conjugación en pretérito imperfecto señala una continuidad que
será interrumpida luego por la labor perversa de brujas, lobos y madrastras.
En el rescate de objetos como el de la muestra sobre los últimos veinte años
volvemos a sentir cuál era el espesor de lo cotidiano; y en los vagones de la línea A,
sentimos una continuidad de nuestras vidas con esa compleja narración, esa novela
interminable que es la ciudad.
*
Escritor
576
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA REPÚBLICA CARTONERA
Osvaldo Bayer
Los pordioseros son los culpables. Así se defendía en Inglaterra la clase noble y de
los nuevos poseedores. Nada menos que 72.000 mendigos fueron colgados y
quemados vivos durante el reinado de Enrique VIII. Isabel, su hija, que vale en la
historia como de alta cultura, le ganó en mendigos ejecutados. Pero lo mismo ocurrió
en el resto de la Europa cristiana de esa época. Los mendigos sin permiso eran
castigados a látigo por resolución oficial y se les quemaba el lóbulo de la oreja
izquierda (remarco, izquierda), la cara o la frente. El acto se bendecía con la cruz,
estaba Dios presente, fuente de toda justicia. Si se los encontraba mendigando de
nuevo se los quemaba vivos, como a las brujas de la Inquisición. Acaba de salir un
estudio magnífico del sociólogo alemán Oskar Negt de cómo siempre las sociedades
trataron de echar la culpa a los más débiles o a los más rebeldes. La explicación
verdadera, en cambio, de por qué existían tantos mendigos era la falta de trabajo.
Las tierras eran ocupadas por los señores, los “caballeros bandidos” y después “los
señores de la tierra” o los “estancieros”, en latitudes más australes. Lo dijo el sabio
Tomás Moro. Decía él: “A los Señores, nombrados por el rey, o por sus propios
robos no les alcanza vivir con todo lujo y ser inútiles para la sociedad. Quieren más:
no dejan ningún pedazo de tierra para la comunidad, le meten alambrado a todo,
tiran abajo las viviendas de los campesinos, lo único que dejan son las iglesias, que
bendicen el cambio”.
Siempre fue así, hasta hoy, en la Argentina que ahora ha elaborado la tesis callejera
de que la culpa de lo que pasa la tienen los piqueteros. Un taxista, en Buenos Aires
me explicó una tesis un tanto modernista: me dijo que había que combatir a los
piqueteros y apoyar a los cartoneros. Ahí está la clave, me decía, dándose vuelta
para mirarme atrás en una maniobra un tanto peligrosa. Tímido, me atreví:. “Creo
que entonces nos convertiríamos en una sociedad cartonera”. “Sí, pero no
tendríamos desocupados”, me respondió triunfante el hombre del volante sonriendo
engolosinado con su clave sociológica. Pensé en la solución de Enrique VIII.
Aquí, en Alemania, se han cumplido cien años de la matanza de los africanos
hereros por parte del ejército alemán. Recién en la Primera Guerra Mundial,
Alemania perdió sus colonias. Antes dominó con mano de hierro -a la altura de
Inglaterra, Francia y Holanda- sus colonias allende los mares. Los hereros son un
pueblo africano que ocupa lo que hoy se llama Namibia. Cuando fue colonia
europea, fueron explotados por el capital de los más conocidos grandes consorcios
577
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
578
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
santo que el sistema no se mueva ni un ápice. Basta ver nuestra realidad del sur:
cómo hoy todavía se va quitando la poca tierra de los mapuches. Viene el
empresario de Buenos Aires representante de una firma europea, habla con el
político, el político con el juez, el juez con la policía y ya está: se desaloja a las
familias originarias. En nombre de la democracia y del general Roca. Si quieren
protestar, que protesten, la tierra es para el “capital extranjero y los inmigrantes”
como dijo el general Roca en su famosa intervención en el Congreso nacional
cuando anunció con clarines y banderas el fin de la campaña contra el indio. Hoy,
hoy mismo, en villa La Angostura acaba de ocurrir eso. En la comunidad Paichil
Antriao. Una tierra que desde siempre pertenece a la comunidad mapuche. Y en
incontables lugares de la Patagonia neuquina, rionegrina y chubutense.
Con todos estos usurpadores del derecho estamos llegando a ser la república
cartonera. Con ese Martínez de Hoz que continúa sonriente con la tradición de su
bisabuelo, aquel José Martínez de Hoz que urgía en misivas urgentes a nuestro
general Roca a terminar con “el indio salvaje”. Tradición y Propiedad. Cartoneros, sí,
¿por qué no? ¿Pero piqueteros? No. Ojo. En su formación tienen algo de parecido
con aquellos ranqueles que cantaban en el casco de sus caballos el himno de la
libertad al atravesar las pampas de sus antepasados.
Los alemanes pidieron perdón a los hereros. Nosotros vemos con placer que el
corcel del general Roca está cada vez más brioso en su bronce y que Martínez de
Hoz sigue administrando los campos ranqueles obtenidos en el pillaje de su
bisabuelo. Sí, el ex ministro de los desaparecedores tendrá un buen pasar
bendecido por el Dios que acompañó a las huestes de Roca, el triunfador por
excelencia. Hemos llegado así a ser la República cartonera.
579
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Entrevista
Sobreviviente de un campo de exterminio nazi y luego militante comunista hasta su ruptura definitiva
con el partido, Jorge Semprún fue testigo del poder destructor de los dos grandes totalitarismos del
siglo XX. Su obra, a la que en breve se sumará la novela Veinte años y un día, que editorial Tusquets
publicará aquí en abril, es la respuesta de un humanista a la arbitrariedad del mal, una reflexión
honda y dolorosa, empecinada en no dejar que el olvido nos lleve nuevamente a las puertas del
abismo
En el centro de todo está Buchenwald. Antes, claro, hay toda una biografía que
conduce irremediablemente a ese campo de concentración: nieto de Antonio Maura
por parte de su madre, hijo de una familia burguesa y católica, pero liberal y
republicana, Jorge Semprún, niño bien del barrio de Salamanca en Madrid, debe
abandonar España porque su padre, escritor y abogado, republicano de cepa, no
quiere caer, con toda su familia, en manos de Mola, que al inicio de la Guerra Civil
tiene ya cercado el pueblo vasco donde veranean en ese infausto 1936. Así, residen
primero en Holanda, donde su padre es el representante de la República en La
Haya, y luego, tras la caída de Madrid, en París, donde Semprún estudia en el Liceo
Henry IV (sí, el de Marcel Proust). Justo cuando inicia sus estudios de filosofía, viene
el torbellino de la Segunda Guerra, la derrota francesa y la ocupación alemana. Y
ahí su decisión de resistir, sin haber cumplido los veinte años, hasta caer preso.
Luego vienen el sufrimiento de la tortura en la detención y la consiguiente
deportación al campo. Y, después del campo, mucha vida: primero, como miembro
clandestino del Partido Comunista español en Madrid, partido del que será
expulsado por alejarse de la línea doctrinaria impuesta por la Pasionaria y el joven
Santiago Carrillo, suceso que lo llevará años después a escribir Autobiografía de
Federico Sánchez; luego, como figura de las letras francesas y españolas, desde su
primer libro, El largo viaje, que ganará el premio Formentor y será editado
simultáneamente en varias lenguas.
Guionista de Costa-Gavras y personaje central de la vida cultural francesa, en su
vertiente Rive gauche, Semprún regresa a España tras la invitación de Felipe
González a unirse a su gabinete como ministro de Cultura. De su experiencia de
gobierno saldrá Federico Sánchez se despide de ustedes, donde arremete contra la
política entendida como espacio de poder y control del aparato partidista, y no como
vocación de servicio público. Pero en el centro está Buchenwald, corazón de su vida
580
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
y su literatura, tanto en El largo viaje como en Viviré con su nombre, morirá con el
mío y Aquel domingo, pero sobre todo en su libro capital, que debería ser lectura
obligatoria en España: La escritura o la vida. Y es que en el centro de todo el siglo
están los campos: lagers nazis, archipiélago Gulag soviético, UMAP cubanos,
Laogai chinos (aún en funcionamiento); el siglo XX es el siglo de los campos de
concentración, de la masificación del dolor, del exterminio y el anonimato. Por ello, la
voz de los sobrevivientes será la voz de la posteridad. Junto a Shalamov y Levi,
Solyenitzin y Herling, está la voz de Jorge Semprún, exiliado español, resistente
francés, sobreviviente de Buchenwald.
El mundo es una red de símbolos. La obra de Semprún es una formidable manera
de relacionar los hechos, las personas y las ideas entre sí en un tejido narrativo de
presentes sucesivos, plenos de significación. Eso es precisamente el corazón de la
poética narrativa de Semprún: una prosa inteligente, que relaciona unos sucesos del
pasado con otros pasados y con el presente, unas ideas con otras, unos personajes
con otros, en una red que avanza por direcciones siempre significativas y
necesarias. Su obra, por último, debe ser leída como una respuesta humanista a los
dos totalitarismos del siglo XX: el nazi, que lo condenó a un campo del que
sobrevivió de milagro, y el comunista, fe ciega en la que creyó a pie juntillas, como
tantos otros, muchos de los mejores del siglo, pero en la que, a diferencia de la
mayoría, supo descubrir una trampa mortal para, después de un examen profundo,
denunciarla en toda la extensión de la palabra. Doble triunfo moral: como testigo
imprescindible y como honesto arrepentido.
-Quizá no lo formularía ahora de una manera tan rotunda, pero, sin duda, una de las
experiencias decisivas de Buchenwald es la experiencia de la libertad. Yo hablo de
la experiencia del deportado político resistente en Buchenwald que no era un campo
de exterminio directo, inventado y edificado para el exterminio del pueblo judío,
como Auschwitz. En Buchenwald, la mano de obra era utilizada en fábricas de
armamento, con lo cual los nazis estaban entre la contradicción de producir las
armas que necesitaban o exterminar a sus adversarios. Incluso creo que se puede
afirmar que lograron un perverso equilibrio entre la dialéctica del exterminio y la
dialéctica de la producción. En ese contexto, el deportado político sabía, y ésta era
una de sus armas espirituales de resistencia, por qué estaba deportado. En cierto
581
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
modo, libremente había elegido ser deportado, puesto que podía perfectamente
haberse quedado en casa, no meterse en nada, esperar a que pasase la tormenta
de la guerra. A mí nadie me ha obligado a ser resistente. Yo hubiera podido seguir
mis estudios de filosofía y habría terminado, claro que en contradicción con mis
ideas. Así que la primera experiencia de la libertad de Buchenwald es que yo he
estado ahí libremente. Claro que no he decidido libremente sufrir los porrazos de las
SS, no soy masoquista, pero he elegido la actividad que sabía que podía conducir al
campo. Es la paradoja, casi sartreana, de que estamos condenados a ser libres. Yo
estoy preso porque soy libre.
-En La escritura o la vida narra también un tercer espacio de la libertad, que escapa
al control absoluto de las SS: el de los domingos, las únicas horas sin trabajo de
toda la semana. ¿Qué quería decir con eso?
-Esa libertad, quizá la más grata, era la menos profunda y la más ocasional. Todos
los domingos, después de pasar lista y de terminar el trabajo de la mañana, a partir
de más o menos las tres de la tarde y hasta la hora en que había que regresar a las
barracas, uno podía hacer lo que quisiese. La mayor parte de los deportados lo que
hacía era irse al barracón a dormir, a recuperar fuerzas. Lo cual es lógico y
comprensible. Pero otros, no. Los que tenían afinidades políticas se reunían para
conversar sobre la realidad política y la marcha de la guerra, y para intercambiar
toda clase de informaciones. Por la red de la resistencia se captaban, de manera
clandestina, Radio Moscú y Radio Londres. Había muchas cosas que hacer. De vez
en cuando incluso organizábamos pequeños actos culturales, recitábamos poesías,
cosas muy pequeñas y simples pero que servían para animarnos. O sencillamente
nos reuníamos para comer algo que se había reservado a lo largo de la semana
para compartir, algo que se había logrado conseguir y que era la efímera excusa
para estar juntos y conversar.
Había también grupos de creyentes cristianos que se reunían en torno a un pastor
protestante o un sacerdote católico, que no tenían por cierto ningún privilegio en los
campos nazis: eran tratados igual que el resto de los deportados y en el transporte
hasta el campo, muchas veces peor, ya que el llevar sotana los convertía en el
blanco sistemático del porrazo de los guardias de las SS. En el campo se reunían
para nada y para todo: para sentirse vivos, para reencontrarse en su fe,
posiblemente para confesarse y obtener algo del trato espiritual con el Dios de su
creencia. También había grupos de deportados, en general franceses, que se
582
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
reunían para algo que parece absurdo, pero que tiene mucho sentido: recordar y
contarse almuerzos y banquetes de antaño.
-Así es. Era mejor mirar hacia adelante y elegir la vida, que en aquel momento era la
vida del refugiado, con la esperanza de acabar con la dictadura de Franco, la lucha
activa. Y claro, dejé de escribir. Pero al dejar de escribir ese relato ya no escribí
nada. Quería ser escritor desde la infancia, pero el no poder narrar esa experiencia
de los campos me cortaba toda posibilidad de ser escritor. Para mí, en ese sentido,
la política era ideal. Sobre todo la que se pretende, cree o autoproclama
revolucionaria, porque siempre está en el porvenir. Todo está en el mañana, aunque
el plazo sea indefinido. Así que la política fue para mí una gran terapia de vida. No
es casual que cuando se me acabó ese motor vital, porque estaba ya en desacuerdo
muy fuerte con la línea del Partido Comunista, regresó la posibilidad literaria. Mi
desacuerdo con el partido había empezado antes, pero seguí durante cierto tiempo
por fidelidad a los camaradas de la clandestinidad y porque en la época de la
dictadura de Franco, por muy equivocado y muy estalinizado que estuviera, era útil.
Pero llegó un momento en que me di cuenta de que por útil que hubiese sido no
podía ser el partido de la transición ni del posfranquismo, porque no era un partido
democrático. Por eso Fernando Claudín y yo propusimos un cambio de método, que
se apegara más a la realidad social creada durante el franquismo y menos a la
teoría o a los dictados de Moscú, propuesta que derivó en nuestra expulsión. Pero,
sobre todo, aquello que yo quería contar lo pude ya contar en ese momento porque
583
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-Dentro del sistema de los campos de concentración había gradaciones. Hay una
primera diferencia global, entre los campos que existen a partir de los años 41 o 42,
dedicados al exterminio del pueblo judío, lo que eufemísticamente se llamaba la
"Solución Final", y el resto de los campos. Industrialmente, llegan trenes con familias
y pueblos enteros, de Europa Central y del Este, con judíos deportados. Una de las
novedades que hace tan singular el exterminio del pueblo judío es el aspecto
industrializado que tiene. La modernidad industrial se aplica a este propósito: cómo
van llegando los trenes, cómo están programadas sus llegadas, cómo deben
funcionar las cámaras de gas. Es decir, el hecho mismo de que se elija
sistemáticamente a una población entera es único en la historia y es, claro, el hecho
fundamental. Pero el segundo hecho fundamental, que hace tan específico ese
genocidio, es que a éste se le trata como un producto de una cadena industrial. Los
campos de exterminio están todos concentrados en Polonia, porque está lejos. No
es Europa Central, está más aislada y a mitad de camino entre Alemania y Rusia.
Además, es una zona segura desde el punto de vista de la dictadura nazi, y por ello
es ahí donde se establece la cadena de crematorios y cámaras de gas, que no
existen en los demás campos. Y así surgen Auschwitz-Birkenau, Sobibor,
Treblinka... Nosotros en Buchenwald sabíamos que estos campos existían, pero
desconocíamos su naturaleza última. Desde el campo francés de Compiègne, donde
nos reunían a los resistentes detenidos en Francia, y en donde un número
importante, por cierto, eran españoles, corría el rumor de que los peores campos
584
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
eran los de Polonia. Cuando salimos rumbo a Alemania, sabíamos que íbamos a
Buchenwald, sin saber dónde estaba y sin saber qué tipo de campo era, pero al
menos no era Polonia. Incluso los centinelas alemanes, que eran del ejército y no de
las SS, y que, algunos, no eran nazis, nos decían: "Tienen suerte, no van a Polonia".
Luego, mientras estuvimos en Buchenwald, sin que hubiera contacto real con otros
campos, había gente que se desplazaba, sobre todo prisioneros alemanes, y
contaba cosas. Pero la primera descripción precisa se la escuché a un judío polaco,
sobreviviente de Auschwitz, evacuado a nuestro campo, junto con otros miles, en
enero o febrero de 1945, justo antes de que su campo fuese liberado por el Ejército
Rojo. Con voz fría y de manera casi quirúrgica, nos explicó todo el mecanismo, todo
el funcionamiento de los campos de exterminio: desde la llegada en los trenes, la
selección, la cámara de gas, el Sonderkommando que saca los cadáveres de la
cámara y los lleva al crematorio... Gracias a ellos tenemos la noticia directa de la
realidad del Holocausto y nos sorprende el salto cualitativo. El infierno, descubrimos
azorados, tiene gradaciones, tiene efectivamente diversos círculos, y el último
círculo del infierno es aquel de los campos de exterminio del pueblo judío.
-No conozco tanto la historia de otros países y su relación con el relato de sus judíos
sobrevivientes. En Francia, que es el país cuya historia conozco, pasaron cerca de
quince años, desde fines de los años cuarenta hasta mediados de los sesenta, en
que, prácticamente, no se hablaba del exterminio del pueblo judío. La sociedad no
quería recordar eso, ya que obligaba a una autocrítica colectiva. Salvo raras
excepciones, como la danesa, los judíos sólo fueron salvados individualmente, por
familias e individuos concretos, no por gobiernos ni autoridades. En Francia, creo
que el sesenta por ciento de los judíos que tenían que haber sido deportados no lo
fueron porque fueron protegidos por familias y por ciertas comunidades religiosas.
En otros países este porcentaje es menor e incluso mucho menor, pero siempre de
una manera heroica e individual o casi individual. Era, pues, un asunto del que no se
hablaba en Francia porque habría exigido una autocrítica muy fuerte del régimen de
Vichy, proceso que ha sido lentísimo. En una circunstancia muy diferente, tampoco
se ha hablado de la guerra de Argelia, y han tardado decenios en salir a la luz
pública las atrocidades de la guerra y del uso autorizado de la tortura. Por su parte,
585
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-De Buchenwald resulta extraño pensar que estaba en la colina de Ettersberg, en las
afueras de Weimar, en donde Goethe y otros muchos sabios alemanes salían a
pasear. Y después de su liberación, al quedar dentro de la zona de ocupación
soviética, lo perverso es que se convierte de nuevo en un campo de prisioneros.
Como si el presente que usted vivió, pese a toda su singularidad, fuera sólo un
instante de una historia mucho más amplia y terrible.
-Me parece importante subrayarlo, para que se sepa. El campo nazi de Buchenwald
se cierra como tal, porque se vacía de deportados, en julio de 1945 y en septiembre,
o sea, dos meses después, se vuelve a abrir, con las mismas instalaciones, como
586
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Spezial Lager Nummer Zwei, Campo Especial Número Dos, como campo de la
policía soviética en la zona de ocupación alemana, y funcionó hasta el año
cincuenta, hasta después de la creación de la República Democrática de Alemania,
en la antigua zona de ocupación soviética. En ese campo hay, en un primer
momento, pequeños responsables nazis encerrados. No los grandes criminales de
guerra, que estaban siendo juzgados en Nüremberg, o que murieron o se escaparon
a Argentina, pero sí pequeños funcionarios del partido nazi, de la policía. Luego, a
medida que pasa el tiempo, empiezan a entrar en ese campo opositores al régimen
de ocupación soviético. Yo aludí a este hecho del campo, en cuanto pude hacerlo
públicamente, en el discurso del Premio de los Libros Alemanes, y recibí toda clase
de cartas entusiastas por haberlo recordado. Conservo dos cartas de dos mujeres
presas que me explicaban cómo funcionaba el campo soviético. Una de ellas era
una actriz cómica, ni siquiera se explicaba por qué había estado prisionera, porque
si bien no era partidaria del régimen comunista no había hecho nada en concreto
contra él. Muchas cosas del campo no son comparables con el campo nazi -no
funcionaba el crematorio, ni el régimen era de trabajo forzado como el nuestro-,
pero, en fin, ahí estaban esos detenidos, sin ningún derecho, en un régimen
carcelario terrible, con poca ración alimenticia. En 1950, los alemanes del Este
suprimen el campo y construyen un gran memorial, horrendo, en el más puro estilo
del realismo socialista, y lo conservan como un lugar de ceremonia. Construyen
también un museo dentro del campo, pero totalmente sectario. Yo lo conocí después
de la reunificación, pero todavía como el antiguo museo de la RDA y, si no leías muy
bien e ibas a la letra pequeña, parecía que el campo lo había liberado el Ejército
Rojo, que en realidad estaba a trescientos kilómetros cuando fue liberado por el
Tercer Ejército americano de Patton. Ahora es diferente. Se ha hecho un nuevo
museo, y se ha construido otro para el campo estalinista. Me parece un lugar
emblemático de Europa. Yo propuse, y me han hecho caso, que se creara una
fundación, la Fundación del Ettersberg -efectivamente, el campo está en la colina de
Goethe-, de la que me hicieron miembro de honor, dedicada al estudio de los
totalitarismos del pasado y a la prospectiva, es decir, a los genes de totalitarismo
que pueda haber en Europa y en el mundo, porque el peligro del totalitarismo está
siempre latente.
587
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-En un primer nivel de la discusión, es evidente que la vida es el valor supremo. Sin
la vida no hay nada: ni esta conversación, ni un debate sobre el porvenir del mundo,
ni nada. Sin vida no hay conciencia y por lo tanto no hay nada. Pero hay un nivel
superior, el ético o ético-práctico, que es el nivel de la libertad en el ejercicio de la
588
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
vida. Yo sí creo que hay valores por los cuales hay que dar la vida, y la libertad es
uno de ellos. Y también creo que si no arriesgamos la vida por la libertad seremos
esclavos. Si ningún pueblo, sociedad, grupo, minoría, hubiera arriesgado la vida por
la libertad, la justicia o la fraternidad, seguiríamos en una sociedad esclavista o no
habríamos salido del despotismo oriental.
Por ejemplo, cuando el pacifista dice "Todo antes que la guerra, ya que la vida debe
estar por encima de todo", esto implica la permanencia en el poder de Hitler, si lo
trasladamos a los años treinta. No soy pacifista en ese sentido: la paz me parece un
valor fundamental, pero, porque es fundamental, a veces es necesario sacrificarlo a
algo que permite que siga siendo un valor fundamental. Hay guerras justas que te
aseguran una paz justa.
589
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
CANIBALISMO
590
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Director de la revista Psicoanálisis y el Hospital.
591
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA DEGRADACIÓN
Eva Giberti
592
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
termina creyendo que de veras todo va a cambiar. ¿No se han dado cuenta de que
seguimos estando los mismos de siempre? Los que actualmente no están es porque
se ocupan de administrar sus bienes ganados con sus sueldos como legisladores y
funcionarios”. Hasta aquí el discurso posible de estos desnudados que hoy flotan en
superficie (repito que no me parece prudente asociarlos con excrementos).
Aunque es difícil encontrar el telón de fondo, la escena ofrece un primer plano:
Sentadita en el borde de la vereda, la República amontona pequeños cartones que
sujeta con la Venda que le ofrece la Justicia. Los chicos cartoneros que no saben
quiénes son pero las reconocen como otras pobres, piensan que ellas también han
perdido sus trabajos. Pero estos chicos han aprendido que los lugares pueden
recuperarse. Por eso hace falta que ambas figuras estén de pie para que el proceso
de degradación no termine de convertirlas en lo que se propusieron y ensayaron
aquellos legisladores, aquel presidente (y el anterior también), y sus amigos (los
amigos del anterior también).
Porque a diferencia de las sustancias biodegradables los sujetos se transforman en
la praxis política. Se transforman en los espacios de comunicación organizados, que
además de crear proyectos son capaces de reconocer a los infiltrados de los
servicios y a los que pretenden coparlos. Espacios de comunicación en los que se
evalúan las oportunidades de las que se dispone y las que socialmente se ofrecen.
Son espacios en los que se digiere lo nutritivo y se expulsa lo malsano.
Las noticias actuales nos enfrentaron con una pregunta que se reitera en diálogos y
comentarios periodísticos: ¿Somos una sociedad enferma? Empecemos por admitir
que quien ingiere diariamente y durante años sustancias destinadas a ser eliminadas
sucumbe a la intoxicación. O sobrevive en la agonía. Aunque esas sustancias,
excrementos y basuras, cumplan nobles funciones cuando están acotadas a sus
destinos, nos enferman cuando quienes viven voluntariamente en estado de
degradación personal nos imponen sus toxinas. Es decir, cuando el daño causado al
país no tiene retorno, cuando comprobamos quiénes eran aquellos que sancionaban
nuestras leyes y regulaban el presupuesto nacional.
El fin de semana pasado conectamos con una clínica de la Gran Enfermedad que
sospechamos padecer: digerimos, sin darnos cuenta -porque son demasiadas para
registrarlas a todas- las toxinas que producen aquellos que han jurado por la Patria y
por los Evangelios proporcionarnos nutrición.
No se trata de una metáfora, de una figura literaria. ¿Alguien duda acerca de cómo
nos sentimos después de la confesión del transportista de caudales? Claro, “mejor
que se sepa”. De acuerdo, y ¿qué hacemos ahora con los efectos de la ira esperable
de quien se comprueba burlado, además de estafado? ¿Y con la impotencia? ¿Y
593
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
con las defensas y chicanas que vamos a comenzar a leer y escuchar dentro de
pocos días?
La Venda de la Justicia destinada a garantizar la legitimidad, suele funcionar como
una prótesis que se pone y se saca según sea la causa pendiente. Ese será el
ámbito, contaminado por las sospechas, donde habrán de transcurrir los próximos
pasos. Aspiramos a la legitimidad jurídica deliberativa, participativa (superadora de
los criterios liberales), donde el derecho no prescinde de la moral ni de una
aplicación ética de la racionalidad. Tengamos en cuenta que cada fajo de billetes
entregados a nuestros representantes en aquel Senado, además de enriquecerlos,
estaba destinado a degradarnos.
594
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Eduardo Pavlovsky
En 1910 Freud, en una de las cinco conferencias que pronunció sobre Introducción
al Psicoanálisis en Estados Unidos (Universidad de Clark), explicó al auditorio la
concepción de represión con una metáfora. Señaló que si en ese momento de la
conferencia, seguida muy atentamente por el auditorio, se levantara de su silla uno
de los participantes gritando, diciendo frases obscenas y riéndose a carcajadas, el
sector del auditorio más atento a la conferencia le impediría continuar con la
batahola y lo llevaría fuera del salón, impidiéndole su entrada a la conferencia
nuevamente. Ante la posibilidad de que el iracundo señor “insistiera” en volver al
salón, dos o tres participantes del evento permanecerían cercanos a la puerta para
impedir una nueva irrupción. Con esta metáfora, Freud intentaba aclarar los
conceptos de represión y resistencia.
Cuando hablamos de “represión” de los piqueteros, ¿de qué hablamos?
Se trata según las estadísticas del método preferencial elegido por un gran sector de
la población para acallar las protestas sociales de los desocupados. La mayoría de
la clase media volátil. Estos nuevos sujetos sociales (los piqueteros) se vuelven tan
molestos e impertinentes como el señor de la conferencia de Freud y convendría
“reprimirlos” para que no sigan alterando el buen orden de la ciudad.
Sobre si conviene reprimirlos o no se centra la gran temática actual. El tema que los
medios han llevado casi a la exaltación. ¿Qué pasará el 20? Parece ser la gran
preocupación que tiene el Gobierno en estos días. Cuando la clase media en su
mayoría “ve” a los piqueteros, queda “capturada” por una molestia insostenible: la de
los piqueteros perturbando y subvirtiendo el orden ciudadano. Quedan “capturados”
en esa imagen. Pero si miramos más atentamente, la protesta de los piqueteros
expresa también la Argentina “monstruosa”, la Argentina “deforme”, que necesita ser
“reprimida” al inconsciente.
Los piqueteros son la expresión diaria y visible de los “petisos” sociales, de los niños
muertos de hambre por día, de las bocas desdentadas, de las caras de los menores
buscando alimentos de la basura, de la falta de higiene, de los daños neurológicos
irreparables de un sector de la población que no podrá pensar jamás, por no recibir
la alimentación adecuada en sus primeros años, de la promiscuidad y el
hacinamiento, de las caras famélicas, de los niños con panza por el raquitismo y el
marasmo, de los 1400 niños que entran por día en nuestro país en la indigencia, de
los 20.000.000 de pobres y 10.000.000 de indigentes profiriendo gritos horribles de
595
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
596
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
TERRORISMO Y SUBJETIVIDAD
Una psicoanalista norteamericana examina las reacciones en su país ante el atentado a las Torres
Gemelas y discierne tres momentos: el primero fue traumático; en el segundo, la unión ante el
enemigo externo fue un alivio paradójico para una sociedad que ya vivía en “un ambiente
traumatizante crónico”; en el tercero, comenzaría la resistencia.
¿Cómo es vivir en Estados Unidos con las secuelas del trauma del 11 de setiembre
de 2001? Como sabe todo el mundo, el asalto terrorista a las Torres Gemelas y al
Pentágono hizo estallar la creencia en que “somos una excepción”, en que esas
cosas les pasan a los otros pero no nos pueden pasar a nosotros. No hay duda de
que esos ataques fueron vividos como un episodio traumático, y lo que vino
después, en lo político y lo económico, se transformó en un estado de trauma
reiterado. Inmediatamente después de los ataques la gente sintió dolor por las
víctimas, una profunda vulnerabilidad, mucha rabia, y terror frente a un futuro que se
tornaba repentinamente imprevisible.
Pero desde mi punto de vista, y paradójicamente, el 11 de setiembre también hizo
posible una sensación de alivio, con relación a las ansiedades profundas que
durante años la gente venía sufriendo debido a transformaciones devastadoras en lo
económico, lo cultural y lo político, que se verificaban en el interior de la sociedad
norteamericana.
El contexto social puede reforzar emociones primitivas como la envidia, la codicia, el
odio, o puede fomentar emociones que forman la base de la responsabilidad, de la
reparación y del amor. Desde mi punto de vista, la sociedad norteamericana no se
ha caracterizado por un contexto positivo que pueda contener la agresividad
humana. Al contrario. En los últimos años se propició un ambiente traumático donde
los discursos dominantes de libertad, de igualdad y de democracia son cada vez
más contradictorios e incompatibles con la realidad que vive la mayoría de los
ciudadanos.
Bajo la superficie de una cultura que se define para el mundo como el ejemplo de la
oportunidad sin límites, de los derechos civiles, existe una realidad de desigualdades
597
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
profundas. El uno por ciento más rico controla el 38 por ciento de la riqueza
nacional, mientras el 80 por ciento más pobre recibe sólo el 17 por ciento. Este año
la tasa oficial de pobreza subió a más del 12 por ciento de la población. En el país
más rico del mundo, uno de cada cinco chicos vive bajo el índice de pobreza. Por
primera vez en la historia del país, la próxima generación va a tener un nivel de vida
más bajo que el de sus padres y también va a sufrir más violencia social.
Tanto como los desocupados y los marginales, la clase media y la clase obrera han
sufrido un proceso de fragilización que supone la incertidumbre con respecto a sus
trabajos, pérdidas de los empleos, empeoramiento de sus sueldos y eliminación de
beneficios como el seguro de salud. Estos cambios han provocado un ataque a la
sensación de seguridad, de estabilidad y de esperanza, con efectos desmoralizantes
que muy a menudo se han manifestado en una violencia social creciente. Las
víctimas suelen ser los sectores más vulnerables de la sociedad, incluyendo a los
grupos étnicos minoritarios, los inmigrantes, las mujeres y los chicos.
Y la realidad violenta es reforzada por la violencia en la cultura. Grandes monopolios
dominan los medios de comunicación masivos y promueven una visión del mundo
cada vez más violenta, lo cual afecta la subjetividad de un público que llega a sentir
el mundo como cada vez más y más peligroso. Las imágenes violentas que se
repiten sin parar a través de los medios -agresiones a hombres, a mujeres y a chicos
cometidos por antihéroes enfermos, omnipotentes, psicopáticos y diabólicos- son
vehículo por el cual se instala en el imaginario social una narrativa que naturaliza
todo lo destructivo. Y la acción de superhéroes vigilantes que actúan por su cuenta
se postula como el modelo para resolver conflictos, mucho más que la reflexión y la
negociación. Esto provoca en el público la falta de confianza en la Justicia y en los
procesos legales.
Los medios de comunicación, con sus mensajes violentos, provocan una
identificación con la resolución agresiva e impulsiva de conflictos. Mucha gente
apela a la identificación con el agresor como último recurso para defenderse del
agobio, la impotencia y su propia vulnerabilidad ante la agresión destructiva del
contexto social, de los grupos en los que participa, de su familia y de su propia
realidad psíquica. La ironía es que, si estas maniobras inconscientes funcionan con
éxito, refuerzan una identificación con la violencia y la agresión como modelos de
sentir y de actuar.
Todo esto constituye un ambiente traumatizante crónico, y nos permite tener una
idea del contexto en el que se inscribió, a nivel individual como a nivel colectivo,
aquel 11 de setiembre.
598
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LOS INSENSIBLES
599
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
por el hecho de ser “salvaje, premoderno, sin civilización”. El alivio social vino con la
posibilidad de proyectar las agresiones sobre un enemigo externo deshumanizado.
La reacción de Estados Unidos ante el 11 de setiembre muestra una vez más cómo
la ansiedad persecutoria del sujeto y de la sociedad puede procesarse más
fácilmente cuando se la experimenta como un estado provocado desde afuera en
vez de desde adentro.
Como señaló la psicoanalista Hanna Segal, los grupos suelen ser más narcisistas
que los individuos, con tendencias a la autoidealización y a una posición paranoica
respecto de otros grupos, y fácilmente pueden negar sus propias agresiones y
proyectarlas sobre un enemigo, real o imaginado, para despreciarlo y atacarlo. En
este sentido, el 11 de setiembre permitió que surgiera un nuevo discurso sobre el
malestar fundamental en el mundo.
Durante la última década, el movimiento antiglobalización había desarrollado un
discurso en el cual el conflicto básico era entre, por un lado, Estados Unidos y los
otros gobiernos del Primer Mundo, las grandes empresas transnacionales y las
instituciones internacionales financieras, y, por otro lado, las luchas populares de
toda índole, los organismos de derechos humanos, los movimientos ecologistas,
etcétera. A partir del 11 de setiembre, ese discurso fue reemplazado por uno nuevo,
articulado por el presidente Bush, en el cual la contradicción fundamental en el
mundo se presentó como la batalla entre la civilización y la barbarie, identificada con
el terrorismo fundamentalista.
Pero esta “civilización” y quienes la representan quedan prisioneros de su propio
fundamentalismo, con los mecanismos primitivos de que habla Segal, incluyendo
una idealización hiperbólica de sí mismo y una proyección de todo lo malo. Las
consecuencias de la agresión inherente a la larga historia del imperialismo, en el
Medio Oriente y Asia, son proyectadas sobre un objeto despreciado que, entonces,
puede y debe ser atacado y destruido.
El sentido de defensa psicológica que tiene este nuevo discurso también se vincula
con la ansiedad de muerte, respecto de la amenaza de la aniquilación de la especie
humana con que hemos vivido desde que Estados Unidos usó la bomba atómica en
Hiroshima y Nagasaki. Los líderes de Estados Unidos y de otros países que han
desarrollado armas de destrucción masiva niegan sus propios impulsos agresivos,
considerando sus motivos como meramente defensivos. La negación de su propia
capacidad y motivación ofensiva en la competencia por producir armas nucleares es
muy peligrosa; estimula la paranoia. El 11 de setiembre facilitó al gobierno de
Estados Unidos la posibilidad de tramitar su propia responsabilidad en amenazar la
supervivencia de la especie humana proyectándola sobre los terroristas actuales,
600
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
NUESTRO NOMBRE
Sin embargo, en los últimos meses, está germinando una nueva subjetividad: se
levantan críticas, se configura un polo opositor, una nueva conciencia en el pueblo.
Como puede leerse en la historia de todos los imperios, cuando éstos han usado sus
recursos para expandir su poder, las víctimas han sido no sólo los pueblos
conquistados, sino que el pueblo que vive en el corazón del imperio paga un precio
cada vez mayor. Así, el gran deterioro actual de la sociedad norteamericana revive
las ansiedades persecutorias que existían antes del 11 de setiembre. Aquel
ambiente traumatizante se exacerba ahora por la política de Bush y de las fuerzas
económicas y políticas cuyos intereses representa su gobierno.
Sale a la luz cada día más información sobre la incompatibilidad entre los intereses
de ese grupo y los de la mayoría del pueblo de Estados Unidos. También los
ciudadanos somos testigos de las mentiras y distorsiones de información que el
gobierno implementó para cumplir su política de guerra. El gobierno demanda más
dinero para seguir con sus fines en Irak, con el falso argumento de reconstruir allí
escuelas y hospitales, en Estados Unidos las escuelas están cada vez en peor
estado, el costo de las universidades públicas está más allá del alcance de la clase
obrera y aún de la clase media, el costo de la atención médica ha subido tanto que
mucha gente no puede atenderse y más de 44 millones de ciudadanos no pueden
pagar seguro de salud.
Hay además un ataque a los derechos civiles, amparado en una ley que, sancionada
después del 11 de setiembre, permite al gobierno restringir derechos civiles que la
Constitución garantizaba desde el nacimiento del país. Ahora los servicios de
inteligencia y espionaje tienen el derecho deentrar en cualquier casa sin orden de
allanamiento, sin avisar, aun sin que uno sepa que estuvieron. Pueden tener acceso
a los e-mails, escuchar conversaciones telefónicas, hostigar, acosar, capturar y
llevar preso a cualquiera de quien se presuma o sospeche su vinculación con
actividades relacionadas con el “terrorismo”. ¿Y cómo se define el terrorismo? Sólo
ellos saben.
Es cada vez más difícil detectar la diferencia entre las amenazas terroristas
verdaderas y las amenazas representadas por el Estado mismo. Vivimos
continuamente bajo un código de peligro: a menudo hay alertas “naranja”, según los
cuales es muy probable que haya ataques terroristas en cualquier momento.
601
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El impacto sobre la subjetividad del pueblo que vive en este ambiente es complejo.
Una parte sigue sintiendo bastante miedo y se identifica con las políticas agresivas,
las justificaciones ideológicas y las defensas psicológicas primitivas de splitting y
proyección de los que mandan. Pero también cada vez hay más y más gente
indignada y protestando por las contradicciones, que son cada vez más agudas.
Desde mi punto de vista, las condiciones actuales constituyen una coyuntura crítica
en la cual puede llegar a predominar la dinámica esquizoparanoide o la depresiva.
Puede ser que la mayoría del pueblo reaccione a estas condiciones de deterioro
manifestando síntomas de trauma; podrá negar la impotencia a través de fantasías
de ser rescatado por un líder fuerte; o usar defensas maníacas en su apoyo a la
política del gobierno como expresión de sus propios deseos e impulsos de
represalia, en identificación con el agresor. O bien, al contrario, puede ser que el
pueblo, harto, se identifique con los movimientos de oposición que, con sus
discursos y acciones críticas, están abriendo un espacio de reflexión y
transformación de la realidad.
Los movimientos contra la globalización, sindicatos de base, luchadores en derechos
humanos, ecologistas, feministas y muchos más, vienen montando campañas.
Algunas familias que, habiendo perdido seres queridos en las Torres Gemelas, se
oponían a la respuesta bélica de Bush, formularon la consigna: “No en nuestro
nombre”. Este lema ha sido adoptado por muchos diferentes grupos que, dentro de
Estados Unidos, luchan.
*
Extractado de una exposición de la psicoanalista norteamericana Nancy Caro Hollander (autora de
El amor en los tiempos del odio. Psicología de la liberación en América Latina), organizada por la
revista Topía en el Centro Cultural de Artes y Oficios de la fábrica recuperada Grissinopoli; versión
completa en www.topia.com.ar.
602
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ANOREXIA Y BULIMIA
Muchas aparentes anoréxicas no lo son de verdad, pero existe también la anorexia “vera”, que (lejos
de no desear) lucha a muerte por preservar el deseo. La bulimia, en cambio, cede al goce de la
madre.
Silvia Amigo*
Muchos casos que hoy se clasifican como anorexia o bulimia no merecen ese
diagnóstico. Sin lugar a dudas se trata de una moda de diagnosticar, inducida
además por los medios de comunicación. Muchos de estos casos corresponden a
histerias que presentan, además, algún trastorno de la alimentación. Pero, si de una
histeria se trata, ese trastorno jamás será el único recurso del sujeto para
relacionarse con el deseo del Otro. Si en estos tiempos hay muchas histerias que
añaden una anorexia o una bulimia no veras a su manojo sintomático de recursos
para lidiar con el deseo del Otro, es porque es típico de esta estructura buscar un eje
identificatorio. Como están de moda estos trastornos, munirse de ellos resulta eficaz
como modo de identificación con un grupo de pares. Pero, si se trata de una histeria,
habrá además síntomas conversivos, acting-out, angustia. En cambio, cuando de
una anorexia vera se trata, el sujeto cuenta sólo con un contundente dejar de comer
como recurso para poner a jugar el deseo del Otro. Las anorexias y bulimias veras
tienen, como único recurso para movilizar el deseo del Otro de un modo sostenible,
el trastorno alimentario.
¿Por qué las mujeres quieren tener hijos? El pasaje de una mujer por el Edipo suele
culminar en el deseo de tener niños que restañen en ella la falta fálica. Por supuesto,
no es éste el único deseo que va a organizar el mundo fantasmático femenino, pero
suele suceder que el bebé sea un estabilizador esencial en la vida femenina. Ocurre
con frecuencia que sin ellos una mujer, cuya esencia de no-toda la promete a un
cierto nivel de errancia, no llegue a sentirse centrada.
603
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
604
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
605
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
606
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
sin resto con el falo. Paradójicamente, el pene del varoncito guarda en potencia un
goce para sí. Este goce de su pene provee un reducto de goce propio que se resta a
la madre. La niña carece del órgano que podría ayudar a hacer tope a que la madre
imagine que puede hacer de ella, por entero, el falo. No por nada se insiste en el
estrago que muchas veces preside la relación madre-hija.
La anoréxica que come nada, lo hace así para intentar salir de la encerrona en que
se le exige comer según demanda imperiosa de dar la medida fálica de la madre.
Creemos que se trata de un intento, sostenido a muerte, de liberarse de una
demanda acuciante de comer para adquirir el formato fálico que satisfaga el gusto
de Otro.
Es cierto que la madre de la anoréxica suele invocar razones del orden de la
necesidad, adoptando un lenguaje de nutricionista o de médico, lo cual para su hija
resulta particularmente intolerable. Y esto suele ser mera racionalización de una
demanda perentoria: “¡Aliméntate para satisfacerme, para dar la medida del falo que
me reasegure!”.
La anoréxica vera, cuya tozudez y orgullo lindante con la locura han subrayado
excelentes autores (como Ginnette Raimbalut y Caroline Eliaschieff en Las
indomables. Figuras de la anorexia, Ed. Nueva Visión), se vuelve una suerte de
militante del deseo. No teme morir en defensa de su causa. Su propia
cadaverización es ofertada a la mirada del Otro, quien, desesperado y sin
comprender nada, ve desarrollarse la lenta mutación: deviniendo nada, a costa
muchas veces de su propia vida, la anoréxica logrará la hazaña de poner en falta, en
lo real, a una madre difícil de poner en esa situación. El juego con el deseo de la
madre, en la anorexia, es a muerte.
La histérica, en cambio, quiere movilizar el deseo del Otro, pero por lo general no
desea ni precisa morir. El juego histérico con el deseo del Otro toma en la histeria la
más propiciatoria vertiente lúdica.
La anoréxica vera, que tiene como único recurso comer nada, no juega lúdicamente
con el deseo de la madre. Juega a muerte real. Al jugar a muerte con el deseo del
Otro, al hacerse ella misma en su cuerpo cadavérico el deíctico -la mostración, el
señalamiento: el “éste es...”- del deseo de la madre, al aceptar esta apuesta la
anoréxica se emparienta con la posición del amo. La histérica, en cambio, busca un
amo. La anoréxica se planta ella misma en esa posición, dado que desprecia la vida
en tanto ésta no le sea dada en los términos de dignidad extrema que ella reclama.
607
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
...
Que el bebé coma dependerá de las razones del deseo de la madre para sostener la
sucesión de las mamadas. Si no estuviera vigente ese deseo, el niño no podría
608
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Texto extractado de Paradojas clínicas de la
vida y la muerte, que distribuye en estos días Homo Sapiens Ediciones.
609
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-Decíme. Pero, ¡decíme bien! -me interroga, durante una sesión, un pibe de siete
años-: vos, además de médico, sos psicólogo, ¿no? Cuando yo sea grande, ¿qué
tengo que hacer para ser psicoanalista?
Yo sé que con el “decíme bien”, el pibe me está reclamando: “¡Por favor! Esta vez,
aunque más no sea por esta única vez, no me interpretes y explicame ¡bien! ¿qué
tengo que hacer para ser psicoanalista?”
Que el pibe no sepa qué diferencia hay entre un psicólogo, un psicoterapeuta
médico y un psicoanalista; que no sepa qué tiene que hacer para “ser” psicoanalista
a pesar de estar en análisis por más de dos años, a pesar de que ambos padres son
psicoanalistas, es lo de menos. Lo de más es que el Estado no sabe qué hacer con
el psicoanálisis y con los psicoanalistas. Y es allí donde triunfa la paradoja. El
psicoanálisis, que ha sido incorporado al sistema, que es parte del establishment, tal
vez la psicología más divulgada y popular, no ha encontrado aún su lugar en este
mundo. Siendo lo que es, quizás el último de los metarrelatos triunfantes que aún
perdura, sigue molestando por las dificultades que ofrece para legalizarlo. Incomoda,
no se sabe bien qué hacer con él.
Y -a qué ocultarlo- los psicoanalistas colaboramos para sostener este equívoco.
Cuando nos declaramos libres del discurso del amo y libres de convertirnos en amos
del discurso, nos ubicamos en tierra de nadie, aunque estemos en el hospital o en la
universidad o, si acaso, en tal o cual posición de jerarquía de una de las
innumerables instituciones psicoanalíticas que inundan nuestras ciudades. Desde
esa tierra de nadie opinamos y pontificamos sobre las trabas al deseo, las
restricciones administrativas, la pedagogía represiva, el poder médico y hasta
criticamos a la propia institución psicoanalítica que impone dogmas y verdades
sagradas. Guiados por el incorruptible objetivo de ayudar al sujeto a descubrir una
verdad sobre sí mismo y sobre sus relaciones con los demás, podemos, incluso,
declararnos subversivos. No intentamos curar a nadie porque el intento de curar es
un gesto vanidoso del cual conviene apartarse. Ni siquiera analizar, ya que -somos
los primeros en reconocerlo- ésta es misión imposible.
Y sin embargo allí estamos. Allá vamos. En el campo de la “salud mental” (vaya uno
a saber qué tiene que ver el psicoanálisis con la “salud mental”), nutriendo el
universo de los servicios de psicopatología, de psiquiatría, de cuanta clínica, hospital
o sistema de prepaga exista; corriendo un poco tardíamente (pero corriendo, al fin)
610
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
611
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Mario Malaurie*
Las tres teorías pulsionales propuestas por Freud se estructuran según dualidades
contradictorias. De aquéllas, la primera y la tercera han trascendido con fuerza
conceptual: una planteando la oposición entre pulsión de autoconservación y de
conservación de la especie, otra la que confronta Eros -que subsume el par primero-
y Tanatos. En Más allá del principio del placer el maestro liga, en su desligue, la
pulsión de muerte a la compulsión a la repetición, lo que es retomado por Lacan en
relación al goce desde otra perspectiva por cuanto, de un lado, instala allí su campo
distintivo, y de otro alumbra una nueva posición respecto de la última dualidad
señalando a la pulsión de muerte como fundamento estructurante. Fundamento que
sin embargo, desde que una lectura dialéctica, podríamos concebir como sede de
una contradicción, es decir, un nuevo dualismo. Así, el goce mortífero se organiza en
lo tanático a través de la vivencia; la repetición, último de “los cuatro conceptos
fundamentales”, se expresa como una insistencia automática en la que la
autodestrucción como deseo pulsa con fuerza constante en la vida del neurótico.
Librado a ese goce, el sujeto percibe sus actos y los efectos de éstos en tanto
desbaratan su cotidianidad e instalan el rigor del malestar; inmune a la
compulsividad puesta en juego, todo intento consciente en contrario resulta vano. Lo
mortífero del goce, emanado del imperativo categórico superyoico, no será, en tanto
flujo de una instancia inconsciente, aceptablemente conjurado sino por la existencia
de un polo opositor también fundamentado en un Tanatos: el significante.
Desglosado -en el marco del dispositivo analítico- de sus ataduras al significado al
que resiste en el signo, integra un universo asubjetivo que en sus combinatorias de
escritura muestra y escamotea un texto a ser leído. Frases, en definitiva, que laten
en el discurso manifiesto, proferido, del hablante. Banda de Moebius tendida entre
analista y analizante, una doble -pero única- pista se ofrece al despegue de un saber
cuyo mensaje vuelve al punto de emisión desde una exterioridad paradojal. El
psicoanálisis, devenido, al decir de Lacan, en una “paranoia dirigida”, insiste a su
vez en el reencuentro de instancias elididas, sobre el cimiento de una resignificación
de la novela.
En otro corte, Freud caracterizó a la pulsión de vida como una tendencia
congregativa, de ahí la subsumisión posterior. Como polo opositor, sitúa la pulsión
612
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
613
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
localizar nuestra vivencia subjetiva, tanto es así que se distingue el dolor físico del
espiritual; pero todo aquello que sentimos como resultado de lo que nos acontece,
de lo que pensamos y fantaseamos, si bien integraría un mundo intangible, es la
manifestación de superficie de una entidad orgánica, material en definitiva, de
procesos físico-químicos, fisiológicos, bioeléctricos, y por ello se agrupa en la
categoría de lo vivencial. Pero lo verdaderamente inmaterial -y por eso considerado
aquí como territorio de la no-vida- es la combinatoria significante, sede asubjetiva de
lo que mediatizadamente nos anima. A ese Tanatos exento de toda corporeidad,
imagen o afecto, es preciso recurrir para oponer una muerte a otra, ésta la del goce
y la repetición que nos imantan desde una mineralidad pre-vivencial. Es lo que hace
un analista desde su discurso al direccionar la cura para que del otro lado del lazo
invocante emerja un nuevo nivel de subjetividad.
Tenemos así una secuencia heurística: mineralidad pre-vivencial, vida intrauterina,
infans pre-simbólico, sujeto del lenguaje y del goce, sujeto del goce en acotación,
instancia ésta que sugiere un gerundio, en el marco de su doble imposibilidad.
El término “discriminación” tiene mala prensa. Esto es así cuando, vulgarmente, se
alude a lo racial, lo ideológico, la rareza de código; sin embargo, partiendo de la falta
como instancia constitutiva del sujeto, no es posible concebir sino la vigencia de la
función de corte y por ella la sujeción a una ley, con vistas a una “normalidad”. En
efecto, la discriminación de la que hablamos remite -como el término indica- al orden
discreto, reino de lo discontinuo, en contraposición a la fusión que sugiere la
indiscriminación del sujeto respecto de una otra entidad. Vemos en la clínica la
nocividad de continuidades donde para el analizante, objeto de un goce ajeno, es
impensable la noción de autonomía y, por ende, tranquilizadora la idea de una
continuidad indiscreta desde la que apenas se es y por ello no se tiene. El trabajo de
discriminarse es arduo, supone un aprendizaje de la escansión, el hiato, el orden
cuántico. Orden éste para el que no nos prepara la cultura y la evidencia niega
-“Eppur si muove”-, como no hay prueba directa del pentagrama discursivo, la
sincronía significante, la multiplicidad de frecuencias en la onda armónica donde el
decir conlleva pluses respecto del hablar.
Estructurado como un lenguaje, lo inconsciente “exhibe” a la lectura una escritura en
la que rige la castración de la diferencialidad significante, si se me permite el
término, la lógica paradojal de una inscripción donde la negación está sustituida por
la negatividad. La dialéctica, metodología de la contradicción, niega, mata, en la
unidad de los contrarios, la negación de la negación, el salto cualitativo. Así como la
palabra es la muerte de la cosa, podríamos aventurar que el significante es la
muerte del signo, en tanto biunívoco. El discurso psicoanalítico tanatiza el signo en
614
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
la perspectiva de una reerotización que nos permita el despliegue del deseo; punto
de capitón que en su novedad textil resutura un deshilván iatrogénico. Desde éste,
las nacientes significaciones, siempre fálicas, rebasculan la falta rastreada en el
discurso que cae mientras se erige el sujeto.
*
Psicoanalista
615
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Eduardo “Tato” Pavlovsky, junto con otros 27 autores, fue convocado por el director francés Michel
Didym para escribir, como dramaturgos, una sesión de psicoanálisis de no más de ocho minutos. La
obra, traducida al francés, fue representada en París. Su texto acaba de publicarse en México, y
Página/12 lo da a conocer en la Argentina en versión completa.
Eduardo Pavlovsky
Analizado: Doctor, usted no tiene idea de lo que significa para mí estar cerca suyo...
(Pausa.) Nada me hace más feliz que estar acá con usted. (Pausa.) Para los
argentinos, analizarse en París es como un diploma. Estoy asociando que tenía una
tía que le decíamos Diplo -una hermana de mamá. Del significante diploma asocio
Diplo y emerge la imagen de mi tía. Era una mujer muy reservada -de la provincia de
Mendoza. Era tan reservada, que cuando su segundo marido falleció... ella no dijo
nada y los vecinos se enteraron por el mal olor del cadáver a los tres días. Lo
encontraron junto a ella en la cama. Ay, por Dios, qué triste es el tema de la
muerte... Cuando venía en el avión pensaba que podía hacer dos sesiones por día,
una a la mañana y otra a la tarde.
Voz del analista: Hummm.
Analizado: ¿Me está diciendo algo o es un gesto onomatopéyico? Mi padre también
era de pocas palabras. Tenía lenguaje de acción, cuando yo lo cansaba me pegaba
trompadas en la cabeza. A mí me dolían mucho... pero nunca me quejaba -siempre
los grandes dolores de mi vida me han hecho fuerte. Creo que eso lo leí en Séneca
-tomar las adversidades como un entrenamiento para la entereza. Nietzsche decía lo
mismo en relación con sus dolores de cabeza (Pausa.)
No sé si le aburro. Nosotros en Buenos Aires somos como tres mil analistas que
seguimos las teorías francesas -yo pertenezco a uno de esos movimientos. Creo
que somos muchos más los argentinos que siguen las ideas de Lacan que ustedes
aquí en París. Je je.
Voz del analista: Humm, humm.
Analizado: Dos gestos onomatopéyicos hizo recién -primero dijo humm- ahora
agrega dos humm seguidos.
*
La obra Análisis en París. Confesiones de un analizado está incluida en el libro El diván. 25
autoconfesiones (Ediciones El Milagro, México).
616
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Asocio que los dos pueden ser una pareja -papá y mamá- (Pausa.) o simplemente
significantes con poco nivel representativo... ¿o están por fuera de la
representación?
Recién tuve miedo de que tomara la supremacía numérica de los argentinos
afrancesados -digo, me expresé mal, de los argentinos lacanianos sobre la de
ustedes. En verdad somos muchísimos, pero no lo digo en forma competitiva, sino
como una información para pensar. Usted piensa que todo este aparato del
psicoanálisis se terminó o hay alguna esperanza. Porque realmente gastar tanta
plata si esto se terminó es lamentable. Nosotros somos muy europeos. (Pausa.)
Voz del analista: Eh, eh.
Analizado: Aunque últimamente con la miseria que existe nos avivamos que somos
latinoamericanos, ¡muertos de hambre! La puta que lo parió -a todos los franceses
juntos. Estoy sintiendo una rabia que me invade y me dan ganas de decirle que
nosotros ganamos dos campeonatos del mundo de fútbol y ustedes uno solo -y el
día que le ganaron a Brasil, Ronaldo tuvo una convulsión después de comer. Seguro
que le pusieron algo en la comida. Antes que tengan otro jugador como Maradona,
va a tener que nacer otro Lacan. Pobres de ellos.
No se las crean que la pelotita todavía la tenemos nosotros, no estoy negando ni la
falta, ni la castración, ni la forclusión, eso todavía es de ustedes.
Pero tiempo al tiempo... (Pausa.)
Mi erotismo anal creció mucho la primera vez que vine a Francia y una prostituta me
dio un beso negro -beso noir. Casi me muero. ¿A usted alguna vez le dieron un beso
negro? ¡Es impresionante! Yo nunca gocé tanto en mi vida. ¡Qué importante es
Lacan! ¡Es que las francesas son tan putas! (Pausa.) No lo digo por su madre. Me
dijo “Pibe, abrite las nalgas con las dos manos”. Se parecía a una hermana mía,
Margotte -una vez entré al cuarto y la vi cogiendo con el novio, qué polvo se
echaban y me vieron y siguieron hasta el final.
Yo me tuve que masturbar. ¿Aquí cómo le dicen al polvo?
Voz del analista: Hem, hem.
Analizado: Me parece que para ser la primera sesión es un poco chancha -quiero
decir, me siento procaz, obsceno... perverso- polimorfo -con fracturas en la fase del
espejo -o en el pene- o en el falo ¡qué sé yo!
A mi primer analista no le parecía bien que mi mujer me excitara con sus dedos el
ano cuando copulábamos. Me decía que expresaban mis fantasías de penetración
que yo deseaba que me hiciera él.
Ese tipo de interpretación fue lo que me llevó a Lacan -que jamás diría semejante
estupidez.
617
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
¿Usted leyó el libro Goza tus síntomas. Todo lo que usted siempre quiso saber
sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchock? Es de un tal Zizek, el
mismo nombre del wing derecho húngaro del famoso equipo de 1954 en el mundial
del fútbol. (Silencio largo.)
Mi impresión es que no leyó el libro... y que no sabe nada de fútbol...
Si no fuera por los argentinos, me parece que ustedes se mueren de hambre. Por
eso aprendieron el castellano rápido. Flor de negocio hacen con nosotros.
¡Franceses chupasangre!
Tengo miedo. Para esta primera sesión es demasiado.
Es el conflicto entre la necesidad emotiva de la creencia y la imposibilidad intelectual
de creer.
Una cosa difícil de definir -salvo como una náusea física de la vida. Este es mi
devenir filosófico.
Tendría tanto para contarle, tanto para abrumarlo, doctor, profesor o como sea, lo
amo. (Pausa.)
Recuerdo que mi mujer siempre me reprochaba que nunca le decía “te amo”, pero
yo le respondía que era muy difícil para mí decir esas dos palabras.
Tengo que cruzar el Atlántico para descubrir aquí con usted y en París... que puedo
pronunciar esas palabras.
Todo empezó cuando conocí a mi mujer -todavía le digo mi mujer a pesar de que
hace veinte años que estamos separados. Pero lo que pasa es que nunca más me
volví a casar -ni siquiera a enamorarme de otra mujer. Sí, no le miento. Nunca más.
Podría decir hoy aquí... fue la única mujer que quise en mi vida -mi verdadero
amor... en mi casamiento. Sí, todo empezó en el casamiento. En el casamiento.
¿Qué pasa? ¿Por qué se incorpora? (Pausa.) ¡Ya terminó la sesión! ¡Sólo cinco
minutos! ¡No puede ser! Doscientos euros por sólo cinco minutos. ¡Es un afano! ¿Me
da la mano para despedirme? -Bueno- está bien -se cortó la cadena de significantes
-¡qué mala leche! -Tome los doscientos -Vuelvo a la tarde.
Voz del analista: Casa-miento, casa-miento, casa-miento.
Analizado: ¿Cómo dice?
Voz del analista: Casa/miento, casa/miento.
Analizado: Ahí casa/miento (Pausa.) casa/miento -casa/miento- casa/miento
-casa/miento -miento, miento casa-miento (Se va yendo, se pueden oír sus pasos
mientras sus palabras se escuchan levemente.)
618
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA CO-COORDINACIÓN
LA INTERTRANSFERENCIA
619
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La escena actual -la que es aportada por el grupo a través de la tarea- es la que
dispara esa ilusión, y con ella, las representaciones más arcaicas ligadas a la
soledad. Para sintetizar, la pareja de co-coordinación está impregnada de vínculos
internos, de escenas, de fantasías; una de éstas, puesta en palabras en boca de
cada operador, diría: "Me vas a acompañar evitando la soledad de enfrentar esta
tarea, y al mismo tiempo serás testigo de mi relación con el grupo”.
Siendo la intertransferencia inevitable, es preciso que los integrantes de la pareja la
reconozcan y la instrumenten en función de la tarea. Cada uno es activo en ello, en
la medida en que "hace cosas" para el otro. Al mismo tiempo, el proceso vincular
entre ambos, los avatares de la relación interpersonal que tienen lugar en el marco
de la tarea de equipo, van a ser jugados en el grupo co-coordinado. No debemos
olvidar que todo operador, transferencia mediante, pasa a integrar la red
fantasmática grupal y en esa medida resulta eficaz -por vía de sus intervenciones-
para la tarea propuesta. Tanto más sí se trata de una pareja.
Dice Caparrós: "Es el otro quien con su función similar y con su actividad correctora,
sólo por su presencia, limita y conduce en riesgo de una relación omnipotente con el
grupo". Esa limitación y esa conducción emanan del seno del vínculo
intertransferencial.
Veamos un ejemplo: Se encuentran dos psicólogos sociales y, en el marco de un
proyecto de co-coordinación, uno dice al otro: -Tengo cuatro integrantes para un
grupo-. El otro responde: -Bárbaro, yo pongo tres y los juntamos-.
Hay allí una cierta simetría en tanto cada uno pone algo, en una escena manifiesta
que encubre otra: la integración de dos parcialidades va a completar una totalidad.
De dos se hace uno. Ahora bien, hablar desde el "yo tengo" cuatro integrantes, o "yo
pongo” tres, detona una resonancia de propiedad del tipo “los míos y los tuyos".
Cada uno es "dueño" de una parte del grupo. El desafío, por lo tanto, va a ser
construir el grupo como una unidad sin propietarios. La dificultad, en tanto se
sostenga esta suerte de subgrupalidad, estará puesta en la escucha de cada
operador.
EL EQUIPO IDEAL
En cambio, observemos esta otra escena: P.S. A: -Trabajando juntos no nos para
nadie-. P.S. B: -Sí, el grupo es un balazo-. Aquí hay un encubrimiento de co-lusión,
una escena ilusoria de pareja ideal co-coordinando un grupo ideal; nótese,
asimismo, la especularidad de la situación. El peligro de semejante idealización es
un probable destino de frustración. Por otra parte, la escucha estará
620
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
621
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La pareja puede ser, como es obvio, del mismo o de distinto sexo. Pero con
prescindencia de ello, y desde la fantasía habrá allí una "posición hombre" y una
"posición mujer". Estos lugares pueden sostenerse en forma permanente o
alternarse de acuerdo a los avatares del proceso.
Suele también ocurrir que el grupo intente dividir a la pareja de coordinación con el
objeto de dejar de ser un tercero excluido frente a la dupla parental. Ésta suele ser
depositaria de las más variadas fantasías: para el grupo son amantes, divorciados
en vías de reconciliación, matrimonio en vías de separación, sobre la base de ciertos
elementos de la realidad -cuchicheos en el equipo, intercambio de gestos afectivos,
signos de desacuerdo, etc.
En términos maniqueos, uno puede aparecer como bueno y el otro malo, uno activo
y el otro pasivo, uno sano y el otro enfermo, uno perseguidor y el otro perseguido,
uno afectivo y el otro intelectual.
Los distintos estilos de intervención habilitan esta fantasmática: será activo el
operador que intervenga mayor cantidad de veces, intelectual el que lo haga desde
la interpretación medulosa, afectivo el que proponga juegos, etc. Es inevitable,
asimismo, adjudicar a uno el saber y al otro el no saber, o a uno el mando sobre el
otro; como se ha dicho, estas adjudicaciones pueden ser definitivas o transitorias, de
acuerdo al momento del grupo.
El grupo, por su parte, se verá a sí mismo
622
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Los operadores que integran la pareja de co-coordínación fundan un espacio que les
es propio pero al mismo tiempo es común. Y lo hacen en función de una tarea y no
desde parámetros afectivos, si bien es deseable un arranque empático. Desde ese
espacio propio y común abordarán una tarea, instancia ésta que sí debiera
constituirse en tercero-testigo.
En el proceso de construcción del equipo, si bien puede partirse del rechazo o del
enamoramiento, el objetivo estratégico es integrarse sin fundirse en uno; ser, tanto
para la tarea interna como para la co-coordinación, dos individualidades. En esa
perspectiva, cada operador reconocerá el movimiento del otro, sus intervenciones,
sabiendo que transitarán por momentos de acuerdo y de desacuerdo, de simetría y
de asimetría. Como asimismo reconocer que parten de esquemas conceptuales
diferentes, de experiencias en el campo distintas, más allá de haber compartido una
misma formación académica, que tienen cada uno un estilo, una historia singular.
Intentaremos ahora poner el acento en el vínculo entre los integrantes del equipo de
co-coordinación, y es por eso que, párrafos atrás, hablábamos de intertransferencia.
Partimos de la necesidad que cada uno tiene del otro en el marco de la propia
soledad, de la propia insuficiencia. Desde esta perspectiva, cada uno despliega una
fantasía obligada: "el otro me va a completar". Es éste el lugar que caracterizamos
como "de enamoramiento”. Sí pudiésemos acceder a los soliloquios de cada
operador tal vez escucharíamos -"Cuatro ojos ven más que dos; el otro va a aportar
lo que yo no tengo; nos vamos a complementar; lo que yo no capte lo captará el
otro". Se trata de una primera ilusión: la del completamiento.
Otra de las ilusiones busca un objetivo tranquilizador: -“Descanso en vos; con vos la
soledad se diluye; qué suerte ser dos”.
Desde lo que definimos como co-lusión (juego-engaño) ambos coordinadores
desplegarán todo un abanico de intervenciones. Vamos a centramos en dos tipos:
las homólogas y las complementarias. Llamamos intervención homóloga a aquella
623
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
624
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La complementaridad -que de por sí existe desde el momento en que cada uno tiene
su estilo, y éste es en sí mismo una intervención puede darse en términos de
modalidades: un coordinador, por caso, interviene con un señalamiento y el otro
complementa con una interpretación. O bien uno interpreta y el otro construye:
A: Hablan de Van Gogh y de su oreja cortada; tal vez estén aludiendo al temor a la
falta de escucha, o a una escucha deficiente.
B: Es coherente con lo que pasó hace dos reuniones, donde hablaban de los
hípoacúsicos, y la reunión pasada donde hablaron de alucinaciones auditivas.
625
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
acaramelados suponen una instancia amorosa y dirán “No nos están mirando a
nosotros".
En las parejas de co-coordinación pueden presentarse sesgos de variada índole.
Tres de ellos remiten a la sexualidad, a la competencia y a la hostilidad. En materia
de sexualidad, la fantasía de ser uno inmuniza contra la exclusión de cualquiera de
los operadores frente a la pareja que pudieran integrar el restante con el grupo. Esta
Inmunidad no garantiza -ni mucho menos- una buena coordinación; sería esperable
que la pareja llegase a cierto grado de sublimación por la cual el fin sexual cediese
paso a la tarea, lo que implica necesariamente una renuncia y una aceptación.
El funcionamiento "en bloque" supone el borramiento de las diferencias, cuando el
grupo necesita una cierta diversidad de matices: la presencia de un equipo
consolidado no remite necesariamente a uno monolítico. Permitirse, cada operador,
desplegar la propia inventiva a la hora de intervenir, requiere una cierta exposición,
una apertura por la que muestra cómo trabaja, qué técnicas aplica, cómo aborda
cada novedad grupal y cómo toma cada intervención de su coequiper.
En tanto funciones, las posiciones de ambos coordinadores son eminentemente
simétricas, a diferencia, por caso, del equipo integrado por un coordinador y un
observador participante. Pero en la práctica concreta la asimetría emerge
naturalmente puesto que no hay dos coordinadores idénticos. Los estilos, los
referentes teórico-técnicos, la experiencia en el campo, la experiencia de vida, nos
hacen distintos y, en esa medida, asimétricos. La paridad siempre es de derecho, no
de hecho, es nominal, es formal.
La asimetría de la que hablamos no atenta necesariamente contra la tarea y, por el
contrario, la enriquece. Sólo la instalación de la competencia intraequípo transforma
las diferencias en factor de empobrecimiento, sencillamente porque la necesidad de
competir absorbe parte de las energías y de la atención de los operadores. Desde
allí asumen la condición de figura restándosela al grupo, cuando debieran
sostenerse como fondo de la escena.
La competencia en el equipo tiende a producir intervenciones suplementarias, ya
que cada coordinador trata de recortarse frente al grupo, tomado éste como
tercero-testigo de una actuación personal, como escenario de disputa entre
operadores. En una situación tal, los coordinadores se alternan en pares
verdaderamente nocivos: el victorioso y el derrotado, el sabio y el ignorante, el
experimentado y el neófito, el maestro y el aprendiz. El pase del grupo de figura a
fondo supone la instalación de la parálisis, la suspensión de la tarea.
El trabajo interno del equipo debe entonces apuntar a la resolución de la
contradicción sobre el polo de la cooperación.
626
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
627
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL RETORNO DE LO INSTITUIDO
Mario Malaurie*
628
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
destripador sobre una población que gradual y curiosamente vuelve a confiar en los
afiches, desnuda el verdadero lugar del lucro ligado a la descomposición en la
estructura.
La renovada instauración democrática insiste con sus valores declarados de servicio
y bondad, así como la ciencia atropella en pos del bien común y la fe repromete
cielos. Mientras, sin embargo, nos gana la certidumbre de una indefensión oceánica.
Decía Françoise Dolto que las revoluciones victoriosas son en el fondo fallidas en
tanto caen, como fuerzas de pronto instituidas, en el conservadurismo, al tiempo que
las revueltas que fracasan mantienen su potencia instituyente por permanecer
intactas en las cabezas de los derrotados. Es así que con los triunfos democráticos
asciende, se instala y se inhala una frescura libertaria por la que apostamos,
movidos por nuevas ilusiones. Pero las experiencias vividas, al menos desde 1983,
nos llevan a constatar que lo verdaderamente instituido sigue siendo aquello que
creíamos -que hemos deseado creer- sepultado por imperio de las urnas, de la
legitimidad constitucional, de los fundamentos republicanos. Dialéctica al fin, la
realidad nos recuerda la vigencia de aquellas tres categorías que los pensadores del
siglo XIX tomaron de la agricultura: lo que fue, palpita hoy suprimido, superado y
conservado. Las libertades públicas, las garantías individuales, en definitiva el
estado de derecho, es en nuestra cotidianidad una instancia formal desmentida día a
día por mandatarios y funcionarios que operan desde el interés personal o de
cuerpo, la corrupción variopinta, la desidia, la ineficiencia, la compulsión por
generalizar la anomia, pero también por la persistencia abierta o solapada de lo
verdaderamente instituido: el autoritarismo de un amo que fluye y refluye, que se
manifiesta en la brutalidad de los actos explícitos o late en la tranquilidad de una
tarde soleada de gramilla y hamacas.
El retorno de lo instituido es por el momento un destino de estas patrias en tanto su
garante de extramuros se regocije en su propio fortalecimiento más allá de toda
decadencia. Paradojas del poder, la potencia unaria que logró transformar una
báscula en una romana amañada, disemina crueldad mientras pierde bomba a
bomba el sentido de las cosas. En un paralelo patético, los gerentes locales sumen a
la sociedad en un laberinto de disparates pero también, paradojas de la debilidad, en
un semillero organizacional que sueña con su propia instituyencia. En su dédalo y
contra toda intención, los packman del picadero van seteando un campo de
anticuerpos que conversan, matean, se agrupan, inventan.
En parte dominados, en parte desunidos, arranca el milenio con un sector del
entramado social retejiendo hilachas desde su propia necesidad, para Pichon
629
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista, Director de Escuela Psicoanalítica de Psicología Social
630
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
INTRODUCCIÓN
631
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA PRIMERA TÓPICA
CONSCIENTE
BARRERA
SISTEMA
“POROSA”
PRECONSCIENTE CONSCIENTE-PRECONSCIENTE
BARRERA
REPRESIVA
INCONSCIENTE SISTEMA
INCONSCIENTE
632
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Cuando soñamos, las imágenes evocadas están sin duda en la conciencia, pero si
alguien nos pregunta acerca de su significado y decimos “no sé”, ese significado
está en el Inconsciente. En cambio, si nos preguntan “¿qué comiste anoche?”,
mediante un pequeño esfuerzo podemos recordarlo. Esa información estaba, pues,
en el preconciente.
La función del aparato psíquico es transformar la excitación o el estímulo en
respuesta, regular la tensión y descargar su exceso, evitando que esa tensión sea
derivada al cuerpo.
Cuando la tensión aumenta sentimos displacer. La función básica del aparato
psíquico es evitar el displacer descargando la tensión acumulada, cosa que
efectiviza por vía de la fantasía, los sueños, la palabra, el llanto, y procurarse
placer.
En el sistema conciente/preconciente los parámetros vigentes son los de la lógica
formal, especialmente el principio de no contradicción. Por el contrario, en el sistema
inconsciente rigen los principios de condensación y desplazamiento.
En los sueños alucinamos las imágenes más insólitas. Todo puede allí ser posible.
Una representación puede mostrarse superpuesta e integrada a otra, como en el
caso de los jeroglíficos o como cuando soñamos con una persona con la cara de
otra, llamamos a eso condensación. Se compara este principio a una máquina de
ecribir que pudiera imprimir en el mismo momento y en el mismo lugar dos o más
letras diferentes.
En el desplazamiento, en cambio, el afecto asociado a una representación puede
pasar a otra, como cuando alguien descarga su violencia sobre el destinatario
equivocado.
Condensación y desplazamiento son principios que emanan de una propiedad del
inconsciente: la energía fluye en él libremente.
Por otra parte, en el inconsciente falta el registro de negación. El sí que domina es
el sí del deseo. El no, por lo contrario, es prerrogativa del sistema
conciente/preconciente.
Cuando hablamos de Inconsciente necesariamente aludimos a contenidos
reprimidos. En el inicio de sus estudios, Freud categoriza a la represión como el
mecanismo de defensa por excelencia. Cuando en la pantalla de la conciencia
aparece una imagen, una idea, una representación que por alguna causa resulta
intolerable para el cuadro de valores del sujeto, tal representación prohibida es
objeto de represión y es derivada al Inconsciente.
En otras palabras: la represión es un mecanismo de inconscientización de aquello
que resulta intolerable a la conciencia. Esta operación se denomina represión
633
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
634
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1. Escena primaria
2. Fantasía de seducción
3. Fantasía de castración
4. Fantasía de retorno al vientre materno.
635
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Como puede observarse, las protofantasías son escenas ligadas a los orígenes.
Cada una de ellas parece intentar una respuesta para una pregunta concreta:
LA PULSIÓN
636
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La meta o destino -drang, en alemán- sería el objeto hacia el que estaría dirigida la
pulsión, por ejemplo, un individuo del sexo opuesto, del mismo sexo, el propio
individuo, etc.
Y el empuje, la energía mediante la cual la pulsión pugna por hacerse presente.
Dijimos que la pulsión se articula entre el soma y la psiquis. Lo hace partiendo
desde el cuerpo orgánico y apoyándose en una representación, que es de
naturaleza psíquica. Llamamos en psicoanálisis “representante representativo” a
esa escena sobre la que la pulsión se monta. “Representante”, en tanto la pulsión
la “designa”. “Representativo”, por cuanto la representación cumple con esa
designación, esa delegación.
Tales representaciones, representantes representativas de las pulsiones, son los
elementos que pueblan el inconsciente.
Hemos anticipado que, para Freud, el espectro del psiquismo humano comprende
tres grandes estructuras: la neurosis, la perversión y la psicosis.
La distinción entre neurosis y psicosis se cimenta en la existencia o no de una
ruptura entre la realidad exterior y lo que llamamos “realidad interna”.
En la neurosis el nexo entre ambas instancias está conservado, en el marco de una
cierta ambivalencia en las relaciones de objeto: los vínculos de amor/odio con las
figuras parentales se deslizan inconscientemente sobre los vínculos actuales y son
por lo tanto fuente de conflictos.
Los objetos internos (papá, mamá o las figuras que los representen) están
conservados e inconscientizados. Se verifica lo que llamamos “introversión de
la libido”, ésta se vierte hacia adentro quedando de ese modo conservada. Para
que tal operación tenga lugar, debe haber un espacio que albergue esa cuantía
libidinal. Ese espacio es el inconsciente.
Digamos brevemente que la libido es energía sexual psicologizada, energía que
recae en representaciones, no en objetos reales. De este modo rectificamos la
creencia que homologa libido con energía sexual pura. La libido se alimenta de
energía sexual, pero es mucho más que eso. Dice Freud que toda pulsión está
marcada por la sexualidad, ya se trate de pulsiones sexuales, escópicas, de saber,
etc.
Cuando decimos que los vínculos internos se deslizan sobre los externos, estamos
refiriéndonos a ejemplos como el que sigue: un individuo vive permanentemente
conflictos con sus jefes ocasionales, lo que lo obliga a peregrinar de un empleo a
otro.
637
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
PASAJE FANTASEADO
PADRE REAL
PADRE TERRIBLE
SUJETO
PADRE TERRIBLE
Para este sujeto, todo jefe, por el solo hecho de ser tal, de ocupar un lugar
asimétrico, de encarnar la autoridad, es investido de las cualidades de una imago.
Redondeando el concepto diremos: pese a estas distorsiones, a las diferencias que
existen entre la imago del padre y el padre real, hay un objeto conservado. Por otra
parte, y siguiendo con el mismo ejemplo, en lugar de establecerse un vínculo con el
jefe real, se vive un lazo afectivo arcaico con el padre de la infancia. Es en este
sentido que decimos “la libido se introvierte”: aludimos a que esa energía, en
lugar de dirigirse al objeto actual, vuelve hacia la interioridad del sujeto abordando a
esa figura paterna conservada.
En la psicosis, en cambio, la realidad exterior se torna insoportable. El psicótico
carece de las estructuras psíquicas que le permitirían lidiar con esa realidad. Como
defensa, como respuesta a esta tensión, el individuo rompe con la realidad externa
reemplazándola por otra tolerable a su estructura. Es entonces cuando aparece el
delirio, llamado en psicoanálisis “restitución psicótica”.
En tales circunstancias el psicótico retira del mundo externo su libido, su carga
psíquica, su carga erótica. Llamamos a esto “retracción de la libido”. Se trata no
638
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
639
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
CONSCIENTE
YO PRECONSCIENTE
SUPERYÓ
INCONSCIENTE
ELLO
El Ello se define como la región donde habitan las pulsiones, el reservorio de todo
aquello que categorizamos como pulsional. Asimismo, pertenece al Ello la energía
psíquica utilizada tanto por el Yo como por el Superyó para desplegar sus
funciones.
Partimos de un supuesto: en el origen todo era Ello. Luego surgieron zonas
diferenciadas a las que hemos llamado Yo y Superyó.
Es el Yo, en su aspecto conciente, lo que nos lleva a reconocernos en nuestra
mismidad. Se trata de un topos integrado por identificaciones y mecanismos de
defensa (negación, proyección, transformación en lo contrario, racionalización, etc.)
que el Yo ejercita inconscientemente.
Para Freud el Yo se constituye como capa diferenciada del Ello, en virtud de su
contacto con el mundo exterior. Este proceso de diferenciación se iniciaría entre los
6 y los 8 meses y se completaría entre los dos y los tres años. Durante su
transcurso, y como signo de la consolidación del Yo, el pequeño deja de hablar, al
referirse a sí mismo, en tercera persona.
El Yo es responsable de la percepción, la conciencia, la memoria, la voluntad, la
atención, la motilidad o motricidad voluntaria. Al transformar el principio del placer en
principio de realidad, el Yo tiene la misión de satisfacer los deseos sin que esa
satisfacción lleve al sujeto a una confrontación con la realidad.
Freud compara a la dupla Ello/Yo con un caballo y su jinete, donde la fuerza bruta
es conducida de acuerdo a intenciones determinadas, pero dentro de ciertos límites.
640
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
SUPERYÓ
YO REALIDAD
EXTERIOR
ELLO
641
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
BIBLIOGRAFÍA
642
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Mario Woronovsky
¿Qué es hacer la historia de algo? Decía Max: “Nadie pretenda conocer a alguien
por lo que él piensa de mí”. Las disciplinas cuentan sus historias desde las imágenes
que tienen de sí mismas, por eso las historias oficiales de las disciplinas se parecen
a la historia oficial. Siempre los mitos sobre los orígenes son reveladores, están allí
presentes los elementos de las imágenes que se quieren sostener. La Psicología
Social habría nacido cuando alguien se dio cuenta del hueco existente entre el
sujeto y lo social. Hay muchas psicologías sociales, no sólo diferencias teóricas sino
también abismos teóricos.
Hay causaciones distintas que en algún punto se entrecruzan y arman una red, he
ahí el dispositivo. A veces el azar interviene, pero estos elementos del dispositivo,
esta red, tiene una función estratégica que es responder a una urgencia que en este
caso tiene que ver con lo social. Una red que responde a una urgencia social. Se
trata de una situación para la que la Sociología carece de respuestas. Pero no
puede no haberlas, el vacío de respuestas para una situación que no puede quedar
sin respuesta por que crea movimientos que ponen en riesgo a la sociedad
Por caso los locos: ¿son un problema? No, no es un problema gravísimo, no
desarticula a la sociedad francesa. La urgencia hace a la médula de la nueva
sociedad surgida de la Revolución Francesa por oposición al antiguo régimen con
soporte en la soberanía del Rey, un Rey que hacía encarcelar en un dispositivo
manicomial a cualquiera bajo pretexto de “locura”. Después del rey llegó el Contrato
Social (Jean Jacques Rousseau) basado en la soberanía del pueblo. El pueblo se
constituyó en soberano por contrato, un contrato que se basaba en la igualdad y
libertad de los sujetos ante la ley. Se contrata un cuerpo de leyes que libera e iguala
a las personas y que se ejecuta por delegación en autoridades elegidas. Esto
requiere contratantes y un libre contrato. Había que tener razón, los niños no
contaban porque sólo un individuo pensante tiene razón. Por su parte, las mujeres
quedaban recluidas en sus hogares. El loco, en cambio, no encajaba en la
racionalidad moderna, por lo que se lo recluía por orden real ya que no era un
contratante de la ley, estaba alienado, no era un sujeto del derecho. Es entonces
que nace el médico alienista y el psiquiatra: un depositante del saber capaz de
encasillar tales perturbaciones, se inventa una disciplina que se haga cargo de “eso”.
643
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La psiquiatría, por lo tanto, fue primero una ciencia política puesto que se encargó
de resolver un problema de gobierno; se trataba pues de cómo administrar la locura,
el manicomio resolvía una urgencia social.
Debemos entender entonces a historia de la Psicología Social como solidaria del
surgimiento de un cierto dispositivo. Los textos “El extranjero” (Albert Camus) y “El
señor K” (Franz Kafka), son relatos en los que se condenan dos situaciones de la
subjetividad contemporánea. En el primer caso, por ejemplo, se trata de un ser ajeno
a sus propios impulsos -lugar del Psicoanálisis- respecto de la ley. El contrato, la ley,
es del orden de la extranjeridad, nos iguala pero somos diferentes. Somos
signatarios del contrato pero no nos reconocemos en él, y menos aún si hemos
olfateado que no hemos contratado libremente. Es que en la idea de ciudadanía
quedan escamoteadas las diferencias. Culpable es el que ha sido sometido a una
legalidad, a las leyes dinámicas de la sociedad. No se es protagonista sino víctima
de un sistema.
La Psicología Social forma parte de un dispositivo por el cual tal padecimiento viene
a ser tratado, es una disciplina que viene a hacer algo respecto de estos ruidos, que
viene a responder a esa urgencia.
No deja de ser un espanto que la Psicología Social sea hija de la inquietud, del
desconocimiento, de la incomodidad, del no saber sobre las propias condiciones de
existencia.
¿Qué hacer con el malestar? Hay cuatro autores, cuatro posicionamientos:
1. A fines del siglo XIX Gustave Le Bon escribió “Psicología de las multitudes”.
Organiza bajo una mirada científica -obviamente parcial, sectorizada- un
saber sobre ese objeto social. Freud toma dicho texto en 1920, en el que Le
Bon habla de igualación de individualidades, define a la masa como una
instancia en la que prima la afectividad, la espontaneidad. Cada individuo es
razonable pero en la masa el raciocinio deja de existir, cada quien allí se
convierte en un bárbaro, caen las barreras morales y toda idea de límite. La
masa tiene alma y se parece a la del niño o a la del hombre primitivo. Le Bon
piensa en la irrupción de las multitudes en la historia donde las masas pobres,
obreras, campesinas, comienzan a poner su propia marca. Ya Marx, hablando
del comunismo, dice “Un fantasma recorre Europa”. Una primera conclusión:
“hay que evitar que las masas se formen”; si aparecen, habrá que tratarlas
como animales. Le Bon, desde su inscripción en el poder pero con un
lenguaje científico intenta poner sentido, comprensión. No olvidemos que
surge la idea de la insurrección, aparece Lutero que se rebela contra la
Iglesia, se instala la herejía “contra el orden de Dios”. ¿Qué inquietud generan
644
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
645
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
646
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
INTRODUCCIÓN
Para este autor el grupo, como algo representado, es una entidad que tiene
referentes internos en lo psíquico, y externos la realidad material y social.
También postula que la existencia del grupo desencadena cierto número de
emociones y actitudes a las que los diversos modelos teóricos tienen por función
ocultar. Con esto nos está diciendo que el grupo interfiere en el discurso científico
que intenta definirlo. Al mismo tiempo, se asocia a Didier Anzieu al afirmar que todo
grupo es un sueño y una tópica proyectada.
Kaës intenta definir la función que el grupo tiene como soporte de la estructura de la
psiquis, y, dialécticamente, determinar cómo el modelo endopsíquico del grupo se
halla en condiciones de adecuar los procesos psicosociales que actúan en la
grupalidad.
647
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
648
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
2. la fantasmática originaria
4. la imagen global de nuestro funcionamiento psíquico (esto abarca una tópica, las
estructuras de identificación y la íntima percepción de nuestro aparato psíquico).
649
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
650
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
651
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
652
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
653
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA FANTASMÁTICA ORIGINARIA
Todas las representaciones del grupo como un cuerpo o como parte del cuerpo se
hallan conectadas a un escenario fantasmático a través del cual el sujeto se
representa el origen y el destino de su concepción, de su nacimiento, de la
sexualidad y de la diferencia entre los sexos.
Estos fantasmas tienen propiedades grupales, en el sentido en que articulan y
representan de manera a la vez y individual y colectiva, personalizada y anónima, un
conjunto coherente y escenarizado de vinculaciones y procesos entre los objetos
psíquicos, una organización distributiva y permutativa de posiciones y valores
polarizados por oposiciones pertinentes: deseo-defensa, interior-exterior,
ausencia-presencia, pasividad-actividad.
654
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
655
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Ya en 1938 Jacques Lacan designó a los complejos del Destete, el Intruso y el Edipo
como los factores inconscientes que están en la base de la vida familiar. Se trata de
complejos que funcionan como organizadores del desarrollo psíquico y se
caracterizan por ser un nudo de fuerzas contradictorias: en el complejo del destete,
el pecho es a la vez deseado y rechazado por el niño.
La imago es una representación inconsciente que funciona como una entidad
paradójica y organiza imágenes y pensamientos. La imago primera que corresponde
al complejo del destete es la imago materna. Debemos a Jung el concepto de imago:
designa un prototipo inconsciente de personajes que orienta de manera efectiva el
modo en que el sujeto capta al prójimo. Se lo elabora a partir de las primeras
relaciones intersubjetívas reales y fantasmáticas con el medio familiar.
El complejo designa el efecto sobre el sujeto del conjunto de la situación
656
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
657
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
658
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
659
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Claros ejemplos atestiguan en favor de la hipótesis del carácter grupal del aparato
psíquico subjetivo en sus representaciones mentales, demostrado en la
representación que se dió de los "grupúsculos" en la gesta francesa de mayo-junio
de 1968, que hizo de éstos representantes del Ello tanto destructor como liberador
de energías recreativas y en lucha contra Superyó-grupos, garantes del orden y de
los ideales, esto es, represivos, y contra Yoes-grupos, elaboradores de
pseudocompromisos en nombre, todo a un tiempo, de la realidad social, la razón, el
orden y las exigencias del corazón y del vientre.
Los Grupos de Van der Bussche están construidos como figuras del pro-Yo corporal,
aún fusionado y en busca de sus límites y sus diferenciaciones internas.
El embarque para Cíteres es una figuración del grupo como representante de la
libido, mientras que La balsa de la Medusa dramatiza la lucha contra la pulsión de
muerte, de la que se defiende y se organiza como el grupo de los náufragos y cuyos
representantes la rodean por todas partes: a lo lejos aparece la salvación, la
liberación.
En la novela Su Majestad de las Moscas, de W. Golding, dos grupos antagónicos se
oponen a veces como el Yo y el Ello y otras como la pulsión de vida y la pulsión de
muerte. La representación del grupo como escena del enfrentamiento de las
pulsiones se transluce en las encuestas practicadas entre adultos y estudiantes. Hay
en la representación grupos organizados por las relaciones entre las zonas de la
segunda tópica, o por la prevalencia de una de ellas, o si el grupo integro fuera su
personificación.
El grupo es una noción espacial. El grupo es del espacio, está en el espacio como lo
atestigua su etimología: forma redondeada, masa, nudo. Estamos en él, dentro y
fuera, o en los márgenes, en la frontera. La lógica topológica ha hecho de él uno de
sus conceptos mayores.
Sin lugar real es imposible mantener una reunión. Hay allí un territorio, un sitio para
cada uno, hay un adentro y un afuera, un contenido y un continente, una cobertura,
un centro, un límite.
El espacio-soporte es un espacio-marco predispuesto por la disposición que grupos
preexistentes nos dejan o nos legan, por herencia, don o locación. Cada grupo lo
recibe o lo conquista; lo arregla para su existencia, lo desarregla, lo abandona,
660
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
661
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
como emplazamiento del grupo en el cuerpo de cada cual dentro del grupo-cuerpo.
Basta que el cuerpo de un miembro del grupo se ofrezca "al grupo" para que se
articule en el fantasma la relación de los cuerpos entre sí con ese
miembro-cuerpo-grupo, y la relación con el no-cuerpo, con la nada, se articule en el
vacío intersticial entre el miembro, el cuerpo y el grupo: el agujero, la fisura, lugar
excelente del colmo ideológico y del-espejo-de-los-narcisos.
Es en este estadio donde actúan el destino de las angustias psíquicas y las
diferentes modalidades de la capacidad de establecer con el otro una relación.
Analicemos sucintamente un fragmento de La casa de Matriona, ~irm novela de
Solyenitsin: En el momento en que Faddei desarticula en la casa de Matriona la
habitación que habría debido destinar a su pareja, también la vida de Matriona se
desarticula: en el momento en que la viga maestra se viene abajo, se viene abajo
Matriona. Toda la dinámica de la unión de Faddei y Matriona habla estado oculta
durante cuarenta años en el espacio, en una dialéctica entre parte y totalidad que
revela una estructura heterogénea de aquella casa. Lo que falta de nuevo es el
vínculo, mantenido durante una vida, entre el espacio vivido (el cuerpo) y su imagen
en condición de representacíón. No bien la imagen pierde el vínculo con lo
representado, lo que la imagen no es, el espejo se convierte en abismo que engulle
cuanto se le ofrece tonrándose en objeto peligroso que ha perdido su poder de crear
imágenes.
Ese hundimiento en el espejo, esa angustia específica de la psicosis, se presenta
como una amenaza y un atractivo en el curso del estadio del desarrollo llamado
estadio del espejo. En el caso del psicótico, el encuentro con el espejo no determina
nostalgia ni alegría, sino espanto.
En los grupos amplios, el sentimiento del peligro de ser engullido, el espanto que se
experimenta frente al otro, es tributario del hecho de que la imagen del otro ya no
funcione reflejando su propia imagen, en la medida en que lo que se percibe en el
espejo no puede ser puesto en relación con la realidad del cuerpo (el espacio
corporal vivido) de cada cual. "Uno ya no se reconoce".
La imagen del grupo como espejo multifacetado con que Anzieu nos acerca ciertas
vivencias grupales, está relacionada con todo ello.
La situación de grupo amplio reactiva la angustia y esbozos identificatorios
preespecularios, las angustias que conoce el lactante en su relación con el rostro
-pero primeramente con el pecho- de la madre, inclusive con ambos pechos
configurados en mirada.
Esta preeminencia de la relación con el cuerpo de la madre -con el pecho, con su
piel- caracteriza en el humano la importancia del cuerpo como componente
662
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
narcisista de la identificación.
En esta fase de la regresión el espanto y la amenaza experimentados en grupo
amplio son la consecuencia del hecho de que, como en la identificación
preespecularia, los otros, en lugar de comportarse como imágenes y
representaciones isomorfas del objeto, aparecen dotados de una realidad, una
realidad independiente, desde luego, pero sobre todo extraña, hostil, inquietante.
Por eso resulta tan vital para los participantes señalar, discernir, ver (y ver juntos) a
los coordinadores -Kaës habla de preceptores o monitores.
En un tiempo posterior, la experiencia de que las imágenes del otro como extraño,
como "par" asimétrico y animado sólo tienen una realidad imaginaria, es una
garantía contra la locura.
El grupo es una metáfora del cuerpo o de parte de éste, tal cual el cuerpo propio es
una representación del "cuerpo” o de parte del cuerpo grupal. Nadie puede sobrevivir
sin los límites de su cuerpo, por eso la ausencia de una "piel grupal” es vivida como
riesgosa. Dice Pankow “el reencuentro de los límites del cuerpo del sujeto le permite
a éste recuperar su identidad y su historia”.
663
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Fabián Jalife
664
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
tomar a la gente que vive en el entorno para evitarse los costos de viáticos. Los
trabajadores suelen ser de extracción muy humilde.
Por otra parte, en la empresa el clima general es de inquietud. Se percibe que no
están claros los objetivos, que no hay estrategias, que no hay planificación en
función de una dirección y que la visión de la empresa reside en la perspectiva del
líder. Desde hace un año, este líder está enfermo. Ha vivido un proceso de angustia
que derivó en una consulta psiquiátrica y está ausente. De alguna manera, gobierna
desde su casa y a través de su gente. Es decir, está físicamente ausente pero la
política sigue pasando por la casa de José. Y, si José no está porque no está en
condiciones psíquicas de estar, se postergan las decisiones. Pasan largos períodos
y no se toma ninguna resolución.
A: ¿Hay un organigrama?
No, no existe un organigrama formal. Existen los organigramas formales,
funcionales e imaginarios. El primero responde al eje de las jerarquías. El
segundo tiene que ver con cómo las cosas se hacen operativamente en realidad.
Y el tercero se relaciona con cómo es la representación de la lógica del poder.
En las empresas que tienen un organigrama formal desarrollado, existe una tensión
permanente entre los distintos organigramas. Aquí, no sólo no existe organigrama,
sino tampoco una descripción de los puestos. Los empleados no tienen asumida ni
informatizada por la organización cuál es su posición jerárquica. No está
profesionalizada ni reconocida como tal. Esto no quiere decir que no opere. En el
sector de administración, "ese es fulano" y no hay más de diez personas, tratándose
de una empresa que factura más de tres millones de dólares mensuales.
A: ¿Hay en realidad una organización?
Es interesante lo que plantean. Yo digo que acá hay una organización. Otros pueden
decir que no la hay. Es una empresa que, bien o mal, ha sobrevivido a la
hiperinflación, tiene once años de trayectoria, tiene un nivel de facturación muy alto y
algunos de sus productos ocupan en el mercado una posición de liderazgo si bien
están amenazados por empresas multinacionales muy profesionalizadas.
La gran expectativa es con qué nos vamos a encontrar cuando nos encontremos con
José. Les voy a presentar las frases de José que, de alguna manera, describen su
manera de vivir, de ser y de ver las cosas. Primero, dice que él sabe que el motivo
de la reunión es hacer un estudio general. Se nos había prohibido decir que
estábamos convocados para iniciar un proceso de cambio, particularmente en el
área de ventas, de exclusivo dominio de José. José dice: "Durante seis años,
trabajamos de lunes a lunes con un estrés total. Empezamos hace diez años y por
casualidad. ( ... ) Los jóvenes son insaciables. A mí, se me para una máquina y me
665
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
666
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
son de contenido sexual. Es famosa la trayectoria sexual de don José. Don José es
casado y tiene amantes explícitas dentro de la empresa. Incluso existen relaciones
de las mujeres de algunos de los socios, endosadas prácticamente, a don José, por
intercambio de dinero, por ejemplo.
A: Para mantener la estructura.
No solamente para mantener la estructura, sino para tocarla, desde el punto de vista
de una sanción. Es muy delicado porque se juega la identidad de la empresa.
A: Eran relaciones promiscuas...
No eran promiscuas, sino perversas, con varios actores involucrados.
A: ¿Esto fue contado en las entrevistas?
Lo cuentan los yernos porque se les hace intolerable la situación, están muy
angustiados. La angustia es un síntoma del padecer neurótico dentro de la empresa.
Cuando nosotros queremos hablar del proyecto, de la escena económica explícita
de la empresa, vuelven sistemátícamente a cómo son las cosas allí.
A: ¿Son coincidentes los relatos?
Sí, y contienen una gran riqueza. Pero también hay una necesidad muy grande de
hacerse oír. Éste es el panorama con el cual nos encontramos. Hay, además,
algunas cuestiones más vinculadas a la racionalidad competitiva y económica, que
vamos a ver en el desarrollo. Básicamente, lo que domina es esta situación. Cuando
no se puede dejar de hablar de algo, hay que prestar atención. Cuando de un jefe se
habla todo el tiempo, hay una insistencia que da cuenta de que algo anda mal.
A: ¿Alguno de los demás toma decisiones o solamente él?
Depende del grado que involucre la decisión y de sus consecuencias. El mundo de
la organización sigue andando, pero las grandes decisiones las toma José. Una de
las últimas decisiones previas a su depresión fue haber invertido en la compra de
una empresa que podría llegar a proveerle de una materia prima muy significativa
para la producción de sus productos. Y fue estafado. Compró algo que se está
cayendo en pedazos y generando un vaciamiento muy importante, al punto que la
empresa perdió varios millones de pesos. La herida está aún abierta. Lo más "loco"
es que nadie sanciona esa situación como de pérdida. Se sigue insistiendo, después
de cuatro millones de dólares de pérdida, en que don José no se equivocó.
A: (...)
Él es un hombre vehemente, audaz, apasionado, temerario, fálico.
A: Pero además los yernos le dan todo.
Le dan todo el poder.
A: ¿La depresión tiene algo que ver?
667
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
668
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Parte del arte de la consultoría consiste en que José -me refiero al liderazgo, no a la
persona- tolere, sea permeable. Tiene que ver con la calidad del acompañamiento,
de la interpretación y el respeto por los tiempos. Esto es fundamental en nuestro
trabajo.
Hay dos planos: el explícito, que tiene que ver con los propósitos de la empresa y el
que tiene que ver con las relaciones, el eje de las identificaciones, el plano vincular,
las relaciones de poder, que están absolutamente comprometidas. No se puede
trabajar en un eje sin hacerlo en el otro. En el plano de lo latente, se destaca la
operación de sucesión, un jefe que no quiere morir y un liderazgo escindido,
paralizado. Hay una cuestión que es muy rica. Dice uno de los socios de don José:
"Yo no sé cómo hace, pero él ve todo. Ve lo que nosotros no vemos." Esto funciona
como el cuento del rey desnudo.
Entonces, volvamos al problema que habíamos mencionado al principio de la clase:
¿quién le dice a don José? ¿cómo? ¿lo resistirá o lo permitirá? ¿participará o no del
proceso? Las dos familias están en pugna. En el plano manifiesto, la otra familia
quiere una relación cordial y, en el plano latente, hace las mil y una. Tiene
informantes clave, trata de boicotear lo que hacen los otros. Todos los empleados
del nivel familiar se cuentan historias que parecen novelas de los personajes
familiares. Los yernos lo cuentan con mucha angustia.
Una de las cuestiones que provoca una transferencia fuerte de los yernos con
nosotros y especialmente conmigo es un artículo que escribí en un periódico, que
ellos leyeron y que habla del malestar en la empresa. Entonces, se sienten
descubiertos, interpretados e interpelados por el artículo. Y no pueden creer que
alguien piense cosas relacionadas con lo que les acontece a ellos, las formalice y las
comunique.
A: ¿…que les pasa a otros y no a ellos?
Exactamente. Y ese es el vínculo que se instala fuertemente. Por un lado, se les
ocurre saber en relación con eso y, por otro lado, se arma una suerte de vínculo
fraterno. También se dio una compartimentación de los espacios como estamentos
propios estancos. Se produjo un proceso de territorialización, a través del manejo
de los diferentes sectores y áreas de la empresa. Por otra parte, los familiares en
posiciones claves están sobreadaptados y cobran como familiares, no en función
de la calidad del trabajo. El valor que se traduce en lo que cobran está en relación
directa con la cercanía con el jefe. La lógica de la familiaridad se inscribe en las
compensaciones económicas. No sólo se trata del sueldo, sino también, por
ejemplo, de la asignación del trabajo. Hay socios con injerencias varias vinculadas
con sus contactos y no con sus áreas de responsabilidad.
669
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A: Parece el Estado.
Sí, en muchos aspectos. Hay que tener en cuenta que esta empresa se formó en un
momento en que todavía la preponderancia del Estado era fuerte y don José es una
persona que dice "Yo prefiero los mamelucos a los tipos de corbata". Es como
"Alpargatas sí, libros no".
La dirección del análisis parte de darle un tiempo a la empresa y escucharla. Hay
que tratar de escuchar sin juicios ni prejuicios. Luego, es fundamental el análisis
sistemático y discusión de las contradicciones. Es el planteo explícito que
hacemos al grupo que nos contrata. Se busca, a su vez, avanzar en el eje del
repunte del proyecto y de la apropiación del acto. Esto significa discutir
cuestiones que tienen que ver con adónde va la empresa, qué pretendemos.
La apropiación del acto va a madurar mucho después. Va a tener que ver con que el
grupo heredero deje de fijarse en José, de padecerlo y empiece a plantear
alternativas viables de desarrollo del proyecto. Se trata de que empiecen a mirar el
mundo, que empiecen a mirar el mercado y que dejen de mirar a José. Por eso, es
importante el liderazgo. Tanto José como sus yernos y sus socios están sujetos a la
estructura, no están solos.
Otro punto importante es interrogar los propósitos y propiciar la emergencia de
ellos, provocarlos. Un buen consultor tiene que saber provocar a la empresa y en
qué punto hacerlo. Uno provoca donde duele, siempre y cuando el dolor comience a
entrar en el marco de un enigma para la empresa. Uno debe generar las condiciones
para que el dolor se enigmatice. Lo que era una situación existente empieza a
manifestarse como un síntoma. Y es allí donde uno puede operar. Pero hay que
construir el síntoma. Muchas veces uno siente dolor y ese dolor tiene que ver casi
con la identidad de uno. Se puede transformar en un rasgo de identidad o de
carácter. Y uno convive con eso toda la vida. El punto en que uno puede entrar a la
subjetividad organízacíonal se da cuando eso y se transforma en una inquietud.
Pasamos, entonces, a trabajar sobre liderazgo, dinamizar la tensión existente,
separar lo que se pone como carga y mandatos en relación con el saber hacer
histórico de la organización, interrogar las relaciones estereotipadas, enigmatizar
los signos de desacople, interrogar el lenguaje, estimular la tensión entre las
diversas racionalidades. Hay una racionalidad que tiene que ver con la identidad
de José, hay una racionalidad familiar, hay una racionalidad comercial, hay una
racionalidad que tiene que ver con las capacidades, hay una racionalidad económica
que tiene que ver con cómo están los números. Esto nos va a permitir avanzar en el
proceso de cambio porque los números, para don José, están netamente vinculados
670
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
671
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
672
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
673
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
salud y se encuentran lugares en el mercado que tienen que ver con la salud. Esto
no corresponde sólo a la visión desde el marketing sobre los nichos de mercado,
sino que tiene que ver con los ideales de don José. Él construye el producto por
una cuestión relacionada con una enfermedad de su madre. Esto es interesante
porque la fortaleza sobre la que se construye un concepto diferenciador en
marketing no es un invento visto desde el mercado sino que parte de las fortalezas y
preocupaciones de la organización.
Por otra parte, se ordena el tema de personajes que ocupaban el rol de empleados y
proveedores. Es importante la decisión de desplazar a una persona que se ofrecía y
demandaba al mismo tiempo. Además, se reglamentan y definen normativas. Se
definen estándares que tienen que ver con la producción. Empieza a regir otra
lógica, otra racionalidad, otro marco valorativo. Se acota la superposición entre
funciones y autoridad. Se detectan necesidades de capacitación. Se interviene sobre
el área de administración. Se favorece la liquidación de una empresa. Para que esto
pueda pasar, nuestro trabajo consiste en favorecer la asunción de lo que se ha
perdido.
Se interrogan otros recursos de capital de la empresa. Se terceriza la expedición. Se
favorece la entrada en la producción de un profesional. Se bajan los niveles de
accidente. Se capacita en seguridad e higiene. Se desarrollan acciones de
motivación. Se constituye una brigada antiincendios. Se construyen indicadores del
sector. Se entrega formalmente la dirección a la jefatura del sector con una
frecuencia periódica para formalizar recortes. Y se desplaza lentamente la
perspectiva centrada en el líder.
Se mira el valor relativo del producto propio relativizado con la comparación
competitiva del mercado. Se vence el prejuicio de la inviabilidad del desarrollo del
canal supermercadista por la voracidad del mismo y se decide encararlo. A su vez,
se interrogan y estallan las máximas.
En síntesis, estamos trabajando el deslizamiento de un liderazgo omnipotente y
omnipresente a una dinámica más crítica y con niveles de angustia más
acotados en relación con el ejercicio del poder. De una cultura hostil al extraño,
cerrada, abúlica, reactiva y fascinada, paralizada por su liderazgo, buscamos pasar
a una cultura con grietas y posiciones, tensiones, inquietudes y atenta e involucrada
en los procesos de toma de decisiones en relación con las variables que presenta el
entorno.
674
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
INSTITUCIONES: RESOLUCIÓN DE
PROBLEMAS EN EQUIPO
Karina Baigros*
El tema es las empresas que, quizás, les resulta un poco diferente a la forma en que
ustedes trabajan. La propuesta es contarles cuáles son las experiencias nuestras
-nosotros trabajamos en equipos en las empresas- y cómo se aplican.
El tema que nos va a ocupar hoy es el de resolución de problemas en equipo.
Podríamos decir que todos ustedes son un equipo. Tienen un objetivo en común.
Antes de empezar con la actividad de hoy, quiero pasar a lo siguiente. La reunión
pasada, ustedes vieron la película "Paradigmas" y, seguramente, cada uno se llevó
alguna reflexión a la casa. Me gustaría escuchar qué pensaron en relación con esta
película.
A: El chiste del cerdo.
¿Por qué el chiste del cerdo?
A: Por, lo gracioso.
Es una película que se usa para actividades de capacitación y que habla de los
paradigmas que tenemos impuestos.
A: Los preconceptos. (...) cuando llega, se va porque había una gran cantidad de
cerdos en el camino (...).
Esto sería el prejuicio de que todos los hombres piensan que las mujeres
manejamos mal, así como las mujeres pensamos que todos los hombres son
iguales.
A: (...) Es algo que a mí me pasa: no tener confianza en el propio juicio.
Hay un problema que se presenta siempre en la facultad: los adolescentes tienen
miedo a hacer preguntas. Uno se pregunta por qué nadie hace preguntas y la
respuesta es "porque alguien ya lo preguntó", por ejemplo. Y, en consecuencia,
creen que la pregunta que pueden hacer es una "pregunta tonta". Entonces nosotros
les decimos que no hay preguntas tontas y menos para el que lo pregunta. Esto
tiene relación con lo que te pasó a vos. Uno, en determinadas circunstancias, se
dice "cómo puede ser que yo haya visto algo diferente de lo que vieron ellos".
A: (...)
Hay que usar el pensamiento lateral.
A: Yo lo uso, en general, pero era como mucho.
¿Alguien más?
675
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
676
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A: (...)
La programación neurolingüística se refiere al lenguaje. Destaca el uso del mejor de
los sentidos que la persona tenga y cómo lo aplica.
A: Cuando yo leí esto, me acordé de la película.
Bien. Empezamos con el tema de hoy: resolución de problemas en grupo. Voy a
distribuirles copias sobre la clase. Les pido que vayamos dando vuelta cada hoja
todos juntos. En realidad, el hecho de que yo les diga esto es un paradigma también,
porque tengo incorporado que la gente, cuando se distribuye un papel, lo primero
que hace es hojearlo.
La primera pregunta que surge acerca de la resolución de problemas en grupo es tal
que, si contestarnos que no, ya no podemos seguir con la actividad: ¿es importante
la participación en la organización actual?
A: Sí.
Bien, coincidimos. ¿Y por qué lo es?
A: Para tener protagonismo.
A: Ser coautor.
A: Tener una posición activa.
A: Para no sentirse relegado.
A: Para controlar.
A: Significa compromiso.
Bien. Si soy parte de la decisión y participo en esto, después me comprometo a
llevarlo adelante.
A: Y genera responsabilidad; también pertenencia.
A: El trabajo se enriquece más cuando hay más aportes.
Bien. Cuantas más ideas, hay más posibilidades de creación, más apertura.
Nosotros también hablamos del concepto de sinergia. Con éste, nos referimos a que
la suma de las partes es superior alas partes individuales. No es lo mismo sumar a
seis personas que esas seis personas estén trabajando en un equipo, en este
momento, y generen una idea. Esto se relaciona con el concepto de productividad
en el equipo. La productividad se potencia.
¿Siempre la participación es positiva?
A: No.
¿Cuándo no lo es?
A: Cuando obstaculiza la productividad.
A: Cuando boicotea.
A: ¿Es participación el boicot?
677
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Sí, porque cuando hablamos de participación, ésta puede ser positiva o negativa. A
los efectos de esta actividad, vamos a llamar participación a cada intervención de
una persona en un equipo. Supongamos que yo tengo una decisión tomada sobre
un determinado tema. ¿Para qué haría participar a la gente?
A: Para buscar consenso.
No los haría participar sobre si lo hago o no -la decisión ya está tomada-, pero sí
para buscar consenso. Entonces, en este caso, la participación es positiva. Ahora
bien, si los hago participar en una decisión que ya tengo tomada, es negativa, ya
que hago que el equipo se frustre.
A: Salvo que se haga como ejercicio, para ver qué habría pasado si se hubiera
tomado la decisión en base a lo que se está diciendo (...)
El planteo podría ser, así. Desde mi lugar, yo contesto que, si tomo una decisión en
equipo, los hago participar antes. No tomo sola la decisión. Puedo no estar de
acuerdo con lo que el equipo dice, pero voy a ser parte de él. En cambio, si ya tomé
la decisión, puedo decir a los demás que esa decisión está tomada y hacerlos
participar en cuanto a la opinión que tienen de ella. Pero, en este caso, no les estoy
preguntando si estoy de acuerdo o no con la decisión, sino que se la estoy
comunicando.
A: Entonces no es participación.
Les doy participación en una instancia siguiente. Si quiero evaluar las ventajas y las
desventajas de la decisión que tomé, la participación no es negativa. Posiblemente,
esta participación me ayude a modificar algunos de los puntos en contra.
¿Qué características o requisitos debe reunir la participación para que resulte
constructiva en el equipo de trabajo?
A: Generar ideas.
A: Que las ideas sean claras.
A: Sin prejuicios.
A: Para mejorar.
A: Respetando la opinión de los demás.
Es muy importante escuchar lo que el otro quiere decir, suspender supuestos,
suspender rutinas defensivas.
¿Por qué creen que hoy en día existe la necesidad de mayor participación?
A: Porque el individualismo es muy grande.
A: Por la democracia.
. Y también hay una mayor educación, así como mayor información.
A: Yo creo que uno está buscando conformar una red social.
A: Algo más cercano, más próximo.
678
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A: También uno busca ser protagonista de la propia historia, en vez de que todo esté
determinado desde afuera, y cambiar cosas.
Quien es parte de una decisión que se toma, luego, se siente parte de su
implementación.
A: (...)
Es el tema de que nadie ayuda a implementar algo que no ayudó a crear. Ocurre
porque la gente no conoce cuál es el objetivo. Hay un cuento muy cortito que
siempre cuenta Cipe Lincovsky. Ella va caminando, se encuentra con una persona
que está apilando ladrillos y le pregunta "qué estás haciendo". Esta persona le
responde "estoy apilando ladrillos". Camina un paso más y pregunta lo mismo a una
segunda persona, que le contesta "estoy construyendo una pared". Camina otro
paso más y reitera la pregunta. La tercera persona le responde "estoy construyendo
la capilla del pueblo". Los tres estaban en la misma actividad, pero cada uno se
sentía parte de una cosa diferente. Con esto, volvemos a las preguntas anteriores: el
sentido de pertenencia, el sentirse involucrado, etc..
Pasamos ahora al tema del aporte y la influencia y de la participación en la toma de
decisiones. Decimos que existen tres conceptos de aporte. Uno de ellos se llama
aporte potencial, el segundo se llama aporte realizado y el tercero se llama aporte
efectivo o influencia. Cuando hablamos de aporte potencial, decimos que es el que
la persona podría llegar a brindar. Todos ustedes, los que hablaron y los que todavía
no lo hicieron, tienen un montón de cosas para aportar a esta reunión. El aporte
realizado es el que la persona efectúa durante el proceso de toma de decisiones. Y
el aporte efectivo o influencia es el que tienen en cuenta el resto de los integrantes al
momento de tomar la decisión. Aquel aporte que es tomado durante el proceso y
que se toma en cuenta es influencia. Hay alguien que está aportando conocimiento y
que colabora con tomar la decisión. Entonces, influye en el resto de los
participantes.
La pregunta es cómo se sabe cuándo hay aporte realizado, cuándo es potencial y
cuándo efectivo. El coach o coordinador del equipo o su líder es quien tiene que
despertar en los participantes esta cuestión para ver dónde encuentran cada tipo de
aporte. Hay aporte del sujeto, que podría ser el jefe, pero no necesariamente. Puede
ser cualquiera de los integrantes de un equipo.
A: ¿El coach es el que determina el aporte de cada uno?
Así es. La calidad y la cantidad de la participación radican en la influencia de los
participantes en el proceso de resolución de problemas y en la toma de decisiones.
Por lo tanto, es clave el comportamiento que adopte cualquier participante en cuanto
al lugar que otorga a la influencia de todos, ya sea la propia como la de los demás.
679
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
680
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Mi opinión es que todo esto está muy relacionado con el momento en el cual nos
encontremos de la toma de decisiones. En la etapa previa, hay generación de ideas.
Una segunda etapa, en la cual empezamos a acotar un poco. Y una tercera etapa de
tomar la decisión. Es verdad que siempre va a haber algo que no sea pertinente o
que uno no lo entienda como tal. Pero hay un cierto modelo mental. Para algunos,
una determinada participación podrá resultar pertinente en tanto que, para otros, la
misma participación es considerada impertinente.
Pasamos al tema de los elementos del proceso de la toma de decisiones. Siempre
que hay que tomar una decisión es porque media un problema. En las actividades
humanas, hay una constante toma de decisiones. Al mencionar la palabra
"problema", no quiero dar a entender necesariamente algo malo. Es algo que hace
diferir la situación actual de la deseada. Hay, en otras palabras, una brecha entre el
lugar donde estoy y el lugar al que quiero llegar. Dado que existe esta brecha, tengo
que tomar una decisión, más allá de que la brecha en cuestión sea solucionable
rápidamente o no. Estos son los tres elementos del proceso de toma de decisiones:
el problema, donde estoy o puedo llegar a estar y mi objetivo, adonde quiero llegar a
estar.
Definimos la decisión cómo la elección de un curso de acción frente a una gama de
cursos de acción alternativos. Por esto, damos lugar a la generación de ideas, a la
etapa de aportes potenciales y de aportes realizados. Si se plantea la elección, es
porque media un problema. Definimos, entonces, el problema como la brecha entre
la situación actual o proyectada y una situación deseada u objetivo. Si no existe
problema, no tengo que tomar ninguna decisión. Tampoco puedo resolver un
problema sin tomar une decisión.
En las copias, está presentado un modelo de toma de decisiones desarrollado por
Santiago Lazzati. Él se dedica al análisis organizacional y a la capacitación en
organizaciones. Dentro de su modelo, que se llama M.A.O. (Modelo de Análisis
681
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
682
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
se ha especificado. Todo el equipo debe saber qué vamos a hacer y cómo lo vamos
a hacer, en qué tiempo, cuándo, dónde. En el caso del lanzamiento de un nuevo
producto en una organización, si bien no toda la organización está involucrada en el
lanzamiento del nuevo producto, toda la organización tiene que tener conocimiento
de que un nuevo producto va a circular y que va a tener la marca de esa
organización.
Actualmente, nosotros estamos participando del lanzamiento de un producto de una
empresa de medicina privada. Hay muchos sectores de esta organización que no es
necesario que sepan que va a salir un nuevo plan. Todos creen que nadie va a
preguntar a la gente de mantenimiento, por ejemplo, si hay un nuevo plan de
medicina privada. Sin embargo, nosotros, desde el asesoramiento, creemos que la
gente de mantenimiento es la primera a la que se va a preguntar, porque está en la
entrada, donde la gente suele preguntar, por ejemplo, a qué mostrador tiene que ir
para consultar por el nuevo plan.
A: Pero tienen que estar al tanto todos no sólo porque les pueden preguntar, sino
también para reforzar...
Exactamente. También es importante para que el lanzamiento sea exitoso. Luego,
pasamos a las medidas de control, que son el seguimiento y el monitoreo de la
decisión. Hay que ver cómo se va aplicando la decisión en el equipo y en la
organización.
Finalmente, les propongo un listado de errores habituales en el proceso de
resolución de problemas y de toma de decisiones. Algunos de ustedes nombraron la
falta de objetivos claros. Otro error es la tendencia a seguir rutinas, en detrimento de
la creatividad. Acá, no se da lugar a la innovación. También es habitual el
inadecuado análisis del problema, que ocurre cuando no hay tiempo y se define la
situación vigente en términos poco claros. Siempre que nos llaman de alguna
empresa, el problema que nos plantean es que falla la comunicación. Y,
seguramente, el problema no es que falta un teléfono o que no está habilitado el
correo electrónico, sino que es un poco más profundo. El problema es, por lo
general, que no hay tiempo, a pesar de que ellos buscan un taller de trabajo en
equipo, por ejemplo.
Con respecto a la consideración de alternativas de solución sin adecuada
formulación y análisis del problema, sigue siendo un problema de tiempo. El proceso
que describimos implica tomar decisiones. Y, en general, se toman decisiones tan
apresuradamente que van en detrimento de la situación actual. En la evaluación de
alternativas, por su parte, se desestima el momento creativo. Hay algunas empresas
a las que no les gusta el brain storming. Consideran que "no es para nosotros".
683
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Docente de la cátedra del Dr. Héctor Fainstein y Lic. en Administración de Empresas
684
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Silvia Bleichmar*
685
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
686
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
687
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
688
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Este texto es parte de la conferencia que dictó la autora en el encuentro realizado por el Consejo de
los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires y la Cátedra de
Psicopedagogía Clínica de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires: "El placer de
criar y la riqueza de pensar", el lunes 26 de agosto ppdo. en el Centro Cultural San Martín.
689
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LOCURA Y AUTISMO
¿QUÉ ES LA LOCURA?
*
LITO BENVENUTI , TERAPEUTA ESPECIALIZADO EN AUTISMO
Rosarino, muy jovencito se encontró ante una clase de alumnos problemáticos y aprendió a
escucharlos. Luego conoció a la psicoanalista francesa Maud Mannoni y a los 23 empezó una
exploración de los límites de la locura que se transformó en una de las más originales experiencias
terapéuticas jamás intentadas. Su historia y la de la “escuela” para niños autistas.
-Le haré una pregunta que probablemente está cansado de escuchar, ¿qué es el
autismo?
-No lo sé. Hace veinte años que estoy con autistas, pero no lo sé.
-Veinte años tratándolos.
-Veinte años viviendo con ellos. Yo vivo con ellos.
-Maud Mannoni, que se ocupó bastante del autismo, fue su amiga, usted trabajó con
ella.
-Sí, claro. Jean Lacan, a comienzos de los sesenta, le dijo a Maud: “Vaya a ver qué
pasa con la locura y el psicoanálisis en las instituciones”.
-Qué curioso pedido. ¿El psicoanálisis no era en esos tiempos una técnica que sólo
se usaba para la neurosis? El se refería tal vez a instituciones para psicóticos. No
sé, digo.
-No totalmente, Françoise Dolto ya había empezado a trabajar, a ensanchar el
campo del psicoanálisis hacia otras zonas. Pero primero veamos lo que usted dijo
del psicoanálisis.
-Sí, ya sé. Dije “una técnica”. Eso le chocó. Una sombra de disgusto pasó por sus
ojos.
-Acertó. ¿Cómo una técnica? ¿Podemos reducir el psicoanálisis a una técnica? ¿O
es una manera de saber otro? Como la poesía. Ya Freud lo ubicó ahí. El dice:
“Nuestros verdaderos maestros son los poetas, los escritores, los artistas”. De ahí
los riesgos de la transmisión del psicoanálisis en la universidad. Puede ser una
perversión porque se puede dar a alguien el título de psicoanalista.
-La pregunta sería ¿a partir de qué?
-Sí, “de qué” o “desde dónde”. Es algo demasiado complejo como para creer que
alcanza con recorrer determinados carriles para alcanzar conocimiento.
-Volvamos a Mannoni investigando en las instituciones francesas la situación de la
690
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
locura y el psicoanálisis.
-Fíjese qué curioso lo que le pasa. Mannoni hace esta experiencia y llega a la
conclusión de que ella era una exiliada. Una exiliada en el sentido de Rimbaud. “La
vraie vie est ailleurs.” La verdadera vida está en otra parte. Ella era hija de un
embajador belga y había vivido su infancia en Colombo, la capital de Sri Lanka, en
medio de razas y lenguas diversas, hasta que todavía una niña es enviada a Europa
a fin de recibir la educación que correspondía a su clase. Este cambio, según dice
Mannoni, hizo de ella una autista, un ser humano en el borde de la psicosis. De esta
situación sólo consigue salir a partir del encuentro en el colegio con una monja que
revaloriza todo aquel pasado y la cultura en la que había crecido. Este contacto con
el pasado es lo que le permite reconstruirse e inventar otra forma de vida.
-¿Qué ve Manonni en esa recorrida de las instituciones?
-Ella ve que esas instituciones encargadas de curar entre comillas no hacen más
que transformar al niño, al joven, en un objeto. Objeto del saber psiquiátrico, objeto
administrativo, objeto del saber psicoanalítico. Ante esta realidad ella crea, se
propone y crea una institución a la que llama Escuela Experimental de Bonneuil.
-Qué fantástico, que se lo proponga y pueda.
-En esos años había en el aire -también aquí- ese sentimiento de que todo era
posible. Y cuando uno está convencido de que puede, puede.
-Estamos hablando de los sesenta.
-Sesenta y ocho, pleno Mayo Francés.
-¿Qué tenía de especial ese lugar creado por ella?
-Allí, cada chico no era considerado a partir de su patología sino a partir de lo que
Françoise Dolto llamaba “su genio propio”. Se partía de la locura en general. En su
más amplia gama. Lo que yo creo más interesante decir es que antes de Manonni la
gente quedaba marginada a partir de su síntoma.
-¿Qué hace ella concretamente?
-Promueve la creación de este centro, Bonneuil, donde el niño hará un pasaje,
entrará para salir.
-Quiere decir que no se trata de un lugar donde el niño queda guardado por tiempo
indefinido.
-Y mire qué curioso lo que pasa poco después. Ella viene al Río de la Plata con su
esposo Octave Mannoni. Estamos a comienzos de los setenta, y se enfrenta con
ideas nuevas que le despiertan gran interés a partir de José Bleger. Pero también de
otros psicoanalistas argentinos del momento. Mimí Langer, Rodrigué.
-García Reinoso, Pichon Rivière.
-El ambiente en la Argentina era de gran efervescencia en esos años.
691
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
692
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
excelente que se llama El hombre que confundió a su mujer con un perchero. El, que
es un psiquiatra brillante, ve la locura desde otro lado. En ese libro dice que todas
esas calificaciones que hacemos, “esquizofrénico”, “paranoico”, “autista”, son
construcciones que hacemos los neuróticos para defendernos de lo que no
sabemos.
-¿Los neuróticos? ¿El dice “nosotros los neuróticos”?
-Sí, ¿y qué somos todos nosotros? Bueno, casi todos. Hablábamos de las
clasificaciones. Las hacemos para defendernos de lo que no sabemos y para no ver
nuestra locura. A mí me parece que en ese sentido, los niños con quienes vivo -más
allá de Mannoni, de Dolto, de Lacan- son quienes me han dado los mayores
elementos para su conocimiento. Ellos, que teóricamente tendrían que estar en el
lugar de los que no saben, me enseñan.
-Eso no quiere decir que no haya algunos datos teóricos que acompañan su
relacionamiento con ellos.
-No, claro que no. Hay teoría. Incluso tenemos algunos libros como Vivir en
Bonneuil, Bonneuil 16 años después, La educación imposible y otros. Para trasmitir
hay que escribir. Para esa escritura, para ese cuerpo teórico, es necesaria una
clínica que lo realimente. Sin ésta la teoría se vuelve ficción. Uno puede hacer un
libro estupendo hablando del autista. “Hizo esto, le pedí e hizo lo otro.” Eso no es lo
mismo que intentar hacer un trayecto con él.
-¿Habla el autista?
-Algunos hablan. Lo que puedo decirle es que, según mi experiencia, quien entró
autista sale autista. Lo que es interesante es que, a través de alargar el campo, a
través de presentarles otros escenarios alejados de la familia, y también de los
profesionales, se obtienen buenos resultados.
-Creo que ha dado buen resultado la integración del autista a familias que viven en
el campo.
-La sociedad rural acepta sin interrogarse tanto. Y tiene más tiempo.
-Si el que entró autista sale autista, ¿qué quiere decir obtener buenos resultados?
-Yo no sé qué es el autismo, pero después de convivir con ellos 23 años puede
testimoniar sobre la angustia, el dolor, la desesperación del autista y sobre esa radio
que les funciona sin parar en su cabeza. Nosotros la tenemos, pero la podemos
parar a partir del trabajo, a partir de las relaciones sociales. Podemos sociabilizarla,
trasformarla en algo. Cuando digo mejores resultados es porque pienso que es
menor el sufrimiento. Hay que dar manos al autista.
-¿El autismo es algo que apareció este último siglo o viene de más lejos?
-Yo creo que viene de muy lejos. Lo vemos en la literatura. Lo que pasa es que a
693
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
partir del siglo XVIII, XIX, es decir a partir de un cierto cientificismo, hay que definir
las cosas, darles nombre.
-Lo cual según usted no sería una ventaja.
-No lo es. No es una ventaja clasificar -al estilo de Estados Unidos- los síntomas:
MC4, etcétera. Lo que tenemos ahí es un objeto de las estadísticas y no un sujeto.
Se borra lo interesante del psiquismo. La aplicación de esas fórmulas borra en la
persona su condición de sujeto angustiado, de sujeto creativo. De sujeto en toda su
gama.
-Usted vive con chicos autistas, ¿vive en la Escuela?
-No, nosotros vivimos cerca de la Escuela, en un barrio que está un poco antes de
Bonneuil, en Creteuil. La casa se alquiló a partir del dinero que aportó una cantidad
de gente que tenía un interrogante y buscaba entender la locura. No la locura como
algo que tenía que ver con la cultura: saber qué es la locura, sino saber qué es
nuestra propia locura. Todo eso flotaba en el aire a fines de los sesenta. Mucha
gente se juntó, gente que quería hacer esto o aquello. Recuerdo a Fedidá, un
interesantísimo psicólogo de Africa del Norte. Y bueno, muchos otros, gente que
trabajaba ad honorem fuera porque sí o porque tenían un chico allí y eso pagaban.
En realidad todo comenzó a partir de un paciente. Un paciente de Mannoni que la
tenía muy desorientada, preocupada. No sabía qué hacer.
-¿Se trataba de una situación nueva, diferente? ¿Por qué no sabía qué hacer?
-No diferente, en ese momento se dio cuenta de que ese ping-pong,
consultorio-casa, casa-consultorio no servía. Ese chico era un emergente de algo.
Había que crear otra cosa, otro lugar. Ahí se creó en Bonneuil lainstitución para
chicos con problemas psíquicos que más tarde se llamó Ecole Experimental de
Bonneuil.
-Varios años después Mannoni tuvo claro qué quería hacer.
-Claro, le llevó un tiempo saber que toda esa experiencia había que recogerla en un
cuerpo teórico, pero no en un cuerpo teórico que cerrara sino un cuerpo teórico que
abriera.
-Un cuerpo teórico cerrado sería el que se resiste a todo cambio.
-Es aquel en que todo está definido. Para que se dé cuenta de cómo era ella, hay a
ese respecto una frase que la pinta: tirarse a la pileta. Ella se inspiró mucho en un
trabajo que hizo un sacerdote, Dom Milano, en la escuela de Barviana (Italia) en la
posguerra. Su teoría era aprender algo, por lo menos una estrategia para vivir. Esa
joven quizá no reconozca un verso de Dante, porque eso lo enseñan en la escuela, y
en medio de las bombas, hay otras prioridades. Pero sobreviven. Y Dom Milano
hace hincapié en eso. El dice “Todos juntos vamos a avanzar. Cambiemos lo que no
694
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
sabemos por el saber que tenemos. Porque ya subsistir en esta pícara vida es
bastante”. Esta vida -y usted estará de acuerdo- es un duro combate. Claro, también
es posible la caída en la locura -queda en silencio por unos segundos-, la cual puede
ser un refugio. La locura tiene beneficios secundarios. Como sufrir desde otro lugar;
la no castración; la omnipotencia. En el pasado, los locos y los epilépticos eran
quienes estaban en relación directa con los dioses.
-¿Eran respetados?
-No sé si respetados. Eran escuchados, integrados. A medida que se construyen las
ciudades -eso Foucault en La historia de la locura lo explica muy bien-, fueron
llevados hacia las márgenes. La sociedad no acepta que el delito y la locura son sus
emergentes. El aspecto menos amable de nuestro rostro. Entonces, ¿qué hacemos?
-¿Cómo está organizada la Escuela? Hay un grupo de chicos, hay terapeutas.
-La proporción en la Escuela era, y continúa siendo, de uno a uno.
-¡Uno a uno!
-Sí. Le digo, como esa psiquiatra alemana de quien usted me contó, “Yo estuve ahí”.
A veces esta proporción puede modificarse.
-Esta es una gran dificultad para un país pobre.
-Sí, estoy de acuerdo. Pero no sirve estar con diez, doce. Yo en este momento
comparto la vida diaria con cuatro. Por períodos cortos, se puede acompañar a tres,
cuatro o cinco. Digo acompañar y no curar porque si curar significa, como es
corriente, aplastar teniendo como modelo lo que llamamos “lo normal”, no curo. Yo
creo que después de cambiar de siglo, e incluso de milenio, tenemos que entender
que la verdadera igualdad se da a partir de la diferencia, la cual nos permite
intercambiar algo, algún conocimiento, algún saber. Todo esto de que hablamos hoy
estaba en Bonneuil. Pero tampoco crea que pensábamos Bonneuil como un lugar
perfecto. Bonneuil fue creado, simplemente, como un lugar donde la gente no sería
marginada desde el síntoma.
-¿Qué indica que no hay marginación? Usted por ejemplo vive con varios chicos,
todos con problemas similares.
-Vivimos en una casa corriente sin ninguna chapa en la puerta que diga esto o
aquello. Cocinamos juntos y juntos trabajamos en el jardín, vamos al supermercado.
Siempre vienen amigos que son integrados como en cualquier hogar corriente. Todo
esto se hace sin recurrir a ese sentido tan proclive a la pedagogía que tenemos los
neuróticos. Con los psicóticos la pedagogía no da resultado. Este problema está
muy bien en un pequeño artículo de Octave Mannoni que se llama “Itard y su
salvaje”.
-¿No hubo una película de Truffaut con ese tema?
695
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-Sí, claro, L’enfant Sauvage. La pregunta es ¿por qué Itard fracasa en su intento y
por qué no fracasa el ama de llaves de la casa de Itard? Con ella, Víctor, el niño, se
comunica sin palabras, denomina alguna cosa como leche, sale afuera a mirar la
luna. Entra en calma. Se tranquiliza. ¿Por qué? Esta mujer había vivido en el campo
y el niño había subsistido solo en el bosque. Las experiencias de ambos tienen
puntos de contacto. Ambos miran la luna en las noches y ambos reconocen los
olores y ruidos del campo a partir de su pasado, de su contacto con la naturaleza.
Ambos comparten un sistema de significaciones que hace posible cierta
comunicación.
-¿Dónde estuvo el error de Itard?
-En sus prejuicios. Cuando Itard mira a Víctor, ve un salvaje. Víctor había subsistido
entre animales, en el bosque. Para esto hay que tener un saber.
-¿Más o menos en qué momento de la vida del niño se puede detectar el autismo?
-Yo creo que tempranamente la madre sabe. Como se trata de un diagnóstico, entre
comillas, muy pesado, se intenta no verlo. Aquellos que trabajamos con niños
debemos estar muy atentos a ese saber que tiene la madre, saber que a su vez
viene de su madre. Winnicot dice que el autismo puede ser un vacío imposible de
salvar. El cree que faltó en la mirada de la madre ese lazo que la une al niño. Habría
una incomunicación de inicio que podría, digo podría, ser causa del autismo. Hubo
allí algo que se cortó, ¿fue ésa la causa? Es difícil decirlo.
-¿En qué momento pueden decir “estamos ante un autista”?
-Si se ve un niño que sufre mucho, que se mutila, que no habla, que tiene
movimientos estereotipados, puede pensarse. A veces se trata de bebés. Los bebés
son muy transparentes, quienes tienen trato con los bebés saben.
-Cuénteme más de su vida con los niños.
-Es una casa corriente. La gente de pronto me pregunta si son chicos míos. Yo no
digo ni sí ni no. A los chicos se añaden jóvenes que están interesados en el tema y
llegan desde otras culturas a fin de hacer talleres. Ellos vienen, trabajan con
nosotros, se forman. Son argelinos, turcos, latinoamericanos. Cada cultura tiene su
mirada. Es muy especial la gente que llega de Sudamérica: Uruguay, Brasil,
Argentina. Leen nuestra experiencia de una manera tan rica, tan creativa. A estos
jóvenes que vienen a hacer pasantías no se les cobra. Eso viene así desde
Mannoni. Ella decía, “esto que les damos no tiene precio. Y el saber que ellos traen
es tan valioso como el nuestro. Pero, además pensemos lo que le cuesta a un joven
psicólogo o médico llegar hasta aquí. Lo que le cuesta el pasaje”.
-¿Cómo era Maud Mannoni?
-Una persona muy divertida que desdramatizaba mucho. Su aporte fue, entre otras
696
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
cosas, acercarse a este o aquel niño no a partir de una cartilla donde dice: “Esta
niña se llama Juana, es psicótica, agresiva, difícil, descontenta”. Si yo le diera un
dossier así, usted empezaría a trabajar a partir de mi experiencia y no de la suya. Su
mirada puede ser diferente, aportar cosas diferentes.
-Lo que hay, en definitiva, creo que es un gran respeto por el otro.
-Tan grande que uno de los chicos dijo, en determinado momento, que él quería vivir
en Montpellier, “¿Por qué no?” dijo Mannoni. “En Montpellier voy a estar bien”, dijo el
chico. Y Mannoni, “Si él dice eso hay que escucharlo, ahí hay algo de verdad”. Se le
buscó una casa de familia en el campo que aceptó recibirlo y se fue. En el discurso
del psicótico están todos los elementos de la salud desordenados. Lo que hay que
buscar es el pilar que en arquitectura sostiene el arco. Cuando no está, todo cae.
Por eso no sirve trabajar con el síntoma porque éste reaparece por otro lado.
-Se trabaja con la palabra.
-Sí, con el discurso del psicótico. Lo que hay que proponerse es ordenarlo estando a
su lado, compartiendo la vida. No partiendo de la base de que no sabe, no entiende.
Si pienso, “es autista, ¿para qué le voy a hablar?” lo hago dos veces autista. Ahora
cuando yo vuelva a Francia voy a contarles a mis chicos lo que hice en el viaje. “Fui
allá, al otro, ladodel océano, estuve en un país chiquito, que está junto al mar, comí
helados muy ricos, conocí a una periodista y le conté de ustedes.”
-¿Y ellos ponen cara de estar interesados?
-No solamente ponen cara. ¿Usted pone cara o está realmente interesada en lo que
hablamos? Hay veces que, a partir de estos cuentos, alguno consigue verse
viajando conmigo, llevando mi valija, comiendo un helado en otra ciudad. Cuando
ocurre algo así, es maravilloso porque por un instante ha dado un salto sobre su
incapacidad de ser otro.
-¿Quiere decir que en general son incapaces del juego?
-Claro. Ese es su gran problema. Carecen de esa posibilidad. Cuando consiguen por
un instante jugar, eso es muy bueno.
-Usted decía que suele llevarlos de paseo.
-Sí, los llevo a tomar gaseosa a algún bar que me gusta, a exposiciones, al cine. No
les digo “pórtense bien”. Lo que les digo es “hay reglas, hagan como si fueran
normales”.
-¿No es ofensivo eso?
-¿Por qué yo los voy a despojar de lo que es su identidad? Recuerde lo que decía
Dolto: “Hacen falta tres generaciones para ser un psicótico”.
-¿Y ellos hacen como si fueran normales?
-A veces sí y a veces, hacen desastres. Se ponen caprichosos. Ahí me pongo firme.
697
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Le cuento una anécdota interesante. Había una niña a quien le agarraban unos
ataques de llantos terribles, verdaderamente terribles. Lloraba y lloraba y lloraba.
Pero, este día que le cuento, su llanto era interminable. Yo le propuse todo lo que
podía proponerle. “Vamos a la piscina”, “Vamos a dar un paseo”, “Vení a ayudarme
en la cocina”. La nena tenía 12 o 13 años. No paraba, pasaban las horas y ella
seguía. Yo me puse a hacer dulce de naranja con otro chico y ella seguía. En un
momento llegó al límite, estaba de pie a nuestro lado dejando correr las lágrimas. Ya
inaguantable para mí. Con la cuchara de madera que estaba revolviendo el dulce
¡páfate! Le di un golpe de cuchara en la cabeza y le dije: “Ahora te vas a tu
habitación y se terminó”. Cinco minutos más tarde volvió y dijo: “Ahora sé por qué
lloro. Lloro porque no sabés lo que me pasa”.
-Es muy sutil lo que dijo la chica. ¿Qué se puede responder a eso?
-Le dije, “en la vida vas a tener que hacer más con lo que no se sabe que con lo que
se sabe. Sólo siendo Dios podría saber qué te pasa sin que tú me lo digas. Yo no
soy Dios ni quiero el lugar de Dios. Soy una persona como tú, que te quiere y está
acá. Comiendo contigo en esa mesa, durmiendo en aquel cuarto cerca del tuyo,
cocinando y plantando contigo siempre que me quieras acompañar”. Paró de llorar,
se puso un delantal, tomó la cuchara de madera y empezó a revolver la olla.
-Sintió que no estaba sola.
-Se sintió acompañada. Y creo que aprendió algo. Yo también aprendí algo. Creo
que terminamos ¿no?
-No. Usted a través de la entrevista ha dicho muchas veces que sobre el autismo no
se sabe nada y al mismo tiempo nos ha mostrado que son muchas las cosas que se
saben. Me gustaría que con su saber y su no saber nos haga, para finalizar, un
retrato del autista.
-(Mira hacia fuera, se mira las manos, y luego, sin mirarme). Es un ser humano a
parte entera. Aunque en apariencia no hable y no muestre su afectividad, hay que
ser más sutil y saber que no solamente se habla con la palabra. Su vida interior es
igual a la nuestra, y quizá, más rica. Lo importante, para mí, lo más importante, es
respetar su condición de sujeto, ayudarlo a encontrar las formas de usar sus manos.
El trabajo es terapéutico en sí mismo, no se sabe dónde, es el secreto de
Polichinela. Vamos al jardín. Cambiamos esta planta que se secó, echamos agua y
de repente, no se sabe por qué, aquella inquietud que nos angustiaba pasó. Ellos
están hechos de la misma materia que nosotros, más golpeada. Y, tal vez tal vez,
más rica.
698
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Lito Benvenuti tenía 17 años cuando entró como maestro a una escuela de la ciudad de Rosario,
donde le adjudicaron la única clase que nadie quería aceptar: la de los repetidores, excedidos en
edad, agresivos, desinteresados del aprendizaje.
Eran hijos de alcohólicos y prostitutas, chicos que conocían la calle, la muerte, el sexo, la dureza de
la vida. El sabía de libros y de ciencia. Juntos aprendieron. “Ellos están en el comienzo de todo lo que
hice luego”, dice Lito Benvenuti.
699
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Reportaje a Juan José Saer. Obras, proyectos y su mirada sobre la politica nacional.
Con la publicación de “El río sin orillas”, un particular ensayo sobre el Río de la Plata, el autor de
“Glosa, La pesquisa” y “La vuelta completa” termina de reeditar toda su obra, mientras sigue
escribiendo una nueva novela. En esta entrevista habla, además, de Kirchner, Duhalde, la clase
media, los piqueteros y los intelectuales.
Juan José Saer está radicado desde hace 35 años en Francia, pero mantiene intacto su acento
argentino.
Angel Berlanga
Anda con ganas de volverse. “Hace quince días que no hago prácticamente nada,
aparte de ir a comer y tomar vino todas las noches con amigos”, dice. Aunque está
radicado en París desde hace 35 años, aunque escribió allá la mayor parte de su
obra e incluso se jubiló como profesor de literatura en la Facultad de Rennes, en su
voz no hay rastros de contagio de tono francés. Allá lo espera su familia y la novela
en la que está trabajando, La grande, sobre la que prefiere no anticipar nada salvo la
hipotética fecha de aparición: finales del 2004. Acá acaba de ser reeditado El río sin
orillas, y con él toda su obra (once novelas, seis libros de cuentos, tres de ensayos y
uno de poemas) queda reunida en un mismo sello editorial, Seix Barral.
El río sin orillas es un libro curioso: escrito por encargo en 1989, publicado por
primera vez dos años más tarde, entrelaza historia, clima, geografía, política,
antropología, literatura y etcétera del Río de la Plata y, además, sus vivencias y
sensaciones personales. “Traté de hacer una especie de bordado de todos esos
temas, como un tapiz: ésa fue la idea”, dice Saer. Caben, así, reflexiones sobre la
fatalidad de Solís y el delirio de Mendoza, el carácter “autoritario y populista” del
peronismo, vacas y caballos, composiciones sociales, la mirada y los apuntes de
Darwin, las tormentas, la escasa influencia de los intelectuales y una siesta en su
pueblo natal, Serodino, pegado al Paraná. “Yo soy parte interesada -anota Saer-,
porque el fuerte Sancti Spiritus fue fundado, casi sin ninguna exageración, enfrente
de mi casa. Al principio tenía muchas vacilaciones -dice-, porque tenía un
compromiso con la erudición que tenía que adquirir, y también había algo personal,
de vivencia: cuando logré reunir las dos cosas fue como un sentimiento de
liberación. Me dio mucho trabajo pero al mismo tiempo fue exaltante, porque era una
experiencia nueva; pude conservar ciertos hitos narrativos en un libro que
aparentemente es un ensayo.”
700
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
701
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
y está esperando cualquier error para atacar. Todas las medidas que se están
tomando pueden parecer traumáticas, pero es como cuando hay que arrancar una
muela: para el dentista siempre es la última opción. En este caso era tan grande la
podredumbre que había que arrancarla de cuajo. Y eso crea mucho descontento en
la gente que estaba instalada en el poder, corrupta o no: crea enemigos. Ciertos
grupos muy favorecidos con las políticas de los ultraliberales anteriores tienen
mucho poder, incluso en los medios, y pueden desestabilizar al Gobierno, al que yo
le tengo mucha simpatía y respeto.
-Por lo que dice en el libro, considerará a Kirchner un peronista atípico...
-Sí. El peronismo está lleno de contradicciones, y él está luchando por superarlas.
Dentro del peronismo hay 50 opciones diferentes, incluso enemigas entre sí; en
alguna época se ametrallaron mutuamente y han hecho desteñir esa violencia en la
sociedad. El peronismo le debe eso al país, y creo que Kirchner es consciente. Por
otra parte, la gestión de Duhalde me pareció excelente: hizo todo lo que yo pensaba
que tenía que hacer. Todos me dicen “sí, pero es traficante de drogas”; “bueno, pero
eso es su vida privada”, digo yo; por supuesto que mis amigos radicales o de
izquierda saltan hasta el techo (se ríe). Duhalde es muy mesurado en sus
declaraciones. Creo que él hubiese preferido a Reutemann, porque le hubiese
resultado más manejable, y ha tomado conciencia de que el kirchnerismo puede
conducir a su muerte política; debe estar preocupado. A Kirchner lo veo como una
superación, a través de una especie de espíritu frentista: la prueba es su gabinete. Y
a mí me parecía que esta cosa frentista podía barrer con las contradicciones del
radicalismo y el peronismo, que no terminan de morir: el pueblo argentino no puede
estar soportando todo el tiempo sus luchas internas. Tienen que salir fuerzas más
importantes; una que incluya a las derechas, y otra que englobe a la centroizquierda
radical, peronista, socialista.
-¿No lo alarman presuntas vinculaciones non sanctas entre punteros de Duhalde y la
Policía Bonaerense?
-Sí, seguro, pero en eso no puedo entrar a... Sí, ahí no puedo decir que es su vida
privada. Pero no sé qué hay de verdad, todos son rumores...
-Pero hay decisiones políticas detrás de la Bonaerense.
-Sí, hay, hay una cosa muy complicada; la Bonaerense no hubiese llegado donde
llegó sin el “permiso” del Estado provincial.
-Duhalde, desde hace...
-Sí o sectores... Yo juzgo a Duhalde por su comportamiento como presidente de la
transición. Del resto no sé... Pero, por ejemplo, me parece una irresponsabilidad que
702
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
el gobernador Solá les aconseje a las familias que paguen rescates. Aunque lo
piense y le parezca sensato para salvaguardar la vida de los rehenes.
-¿Qué opinión tiene de los grupos piqueteros?
-Hay varias tendencias; los que llaman “piqueteros duros” están dirigidos por
pequeños grupos de extrema izquierda y creo que sus opciones, en este momento,
no son viables. Para ellos es una manera de tener una base electoral o política: eso
es todo. Pero hay un poco de anacronismo en estas posiciones. Pero no porque
sean viejas, sino porque no corresponden en este momento. A mi modo de ver no
tienen mucho poder y desvirtúan las aspiraciones auténticas de los piqueteros en
general, es decir, de los pobres: llamémoslos como son. Son ellos los que salen a la
calle y arman los piquetes para hacerse oír y atraer la atención de los medios: eso
es totalmente legítimo. Lo que me parece menos legítimo es exigirle al Gobierno
cosas que nadie podría realizar. Pedir trabajo y una distribución más justa de la
riqueza sí, pero de ahí a pedir la revolución permanente... O es delirante o es inepto,
o es de mala fe.
-Usted anota en su libro que, salvo raras excepciones, los intelectuales no influyen
en la Argentina. ¿Sigue siendo así?
-Cuando me refiero a intelectuales lo digo por quienes piensan globalmente la
sociedad, el hombre, la cultura; ésos no tienen una influencia real, determinante.
Pueden tener una influencia sobre algunos grupos, pero no sobre la sociedad. Eso,
en general, es lo que pasa en el mundo entero en este momento. Sólo los
pensadores orgánicos al ultraliberalismo, y quienes se oponen orgánicamente a
ellos, tienen una influencia en términos globales. Lo del fin de las ideologías, por
ejemplo, venía en el paquete del ultraliberalismo; y por otro lado tenemos a un Noam
Chomsky, que en tanto intelectual se ha reconvertido en un agitador político.
-¿Qué intelectuales han tenido peso en la Argentina en los últimos tiempos?
-Ultimamente... no veo. En el siglo XIX sí ha habido intelectuales que tuvieron una
influencia determinante sobre la cultura y la sociedad: Sarmiento, Alberdi, Mariano
Moreno. Podríamos decir Mitre, aunque no comparto sus ideas. No solamente
transformaron la sociedad: tuvieron el poder en sus manos y trataron de aplicar las
cosas que pensaban. Y eran verdaderos intelectuales, no eran agitadores políticos.
703
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
...NOMBRAN UN IMPOSIBLE
El despliegue de una célebre, provocativa fórmula de Jacques Lacan -“No hay relación sexual”- lleva
al autor de esta nota a señalar la imposibilidad humana de establecer “una relación sustancial,
permanente, natural, con la vida”.
Jorge Alemán*
704
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
goce, el ser vivo debe ser atrapado por la lengua, aunque la misma no pueda luego
significarlo. El goce infiltra de tal modo la lengua, que el significante ya no puede
concebirse meramente como una unidad lingüística, ni la escritura como una simple
transposición de la voz a la presencia material del trazo. La concepción misma de la
lengua ha quedado profundamente alterada, atravesada por una exterioridad radical,
tras la aceptación indudablemente ética de la hipótesis del inconsciente. ¿Tendrá la
existencia el coraje de aceptar su fractura, y sabrá leer, en el inconsciente, el modo
singular en que habita la lengua?
La existencia parlante, sexuada y mortal no se apropia sin más del sexo, la muerte y
la lengua. La asunción de estas tres determinaciones no implica una suma, es más
bien una fractura que hace surgir una subjetividad tachada, escindida, una herida
inaugural incurable que arroja a la existencia fuera de sí. La existencia no puede con
el sexo, la lengua, la muerte, estar en ella misma como en su casa. El inconsciente
implica que la casa natal y el idioma de los parientes están al fin, en el lugar del
Otro.
La lengua, el sexo, la muerte nombran el mismo exilio, la misma imposibilidad; jamás
podrá ser conquistada una identidad plena ni por la reflexión de la conciencia, ni por
el dominio del yo, ni por el “autocontrol”, ni por el proceso de emancipación. La
existencia siempre construye su casa o refugio desde el temblor de las huellas de lo
imposible.
Esta marca de exilio e imposibilidad propia de la existencia se escribe como un
jeroglífico en la carne, es la huella “no histórica” que convoca todas las historias, es
la letra muda que invoca todas las palabras, es el “resto” que impide que un hombre
sea un hombre en un sentido pleno, que una mujer sea una mujer. El “resto” -la
Cosa exterior e imposible- que ataca a las identificaciones absolutas, está en “mí”
más que yo mismo.
Se llama “malestar en la civilización” a los dispositivos históricos que intentan, a
través del Discurso del Amo, establecer las representaciones sobre el sexo, la
muerte, la lengua, codificar sus trayectos en las distintas épocas, establecer sus
sentidos. Los dispositivos se transforman en su estrategia y procedimiento: Sociedad
disciplinaria, Sociedad de control, Sociedad del espectáculo, Imperio, Discurso
Capitalista. En cualquier caso la Civilización intenta, o bien fijar identidades que
pretendan suturar el desgarramiento incurable de la existencia, o, cuando todo esto
falla, dejan que el propio mercado se alimente -y alimente a su vez-, a la
denominada “cultura marginal”. El vacío exterior-interior, el “resto”, o bien se vuelve
causa del deseo infundado, o deviene la escoria que en su excepción apuntala el
“Todo” de la Civilización.
705
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
706
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Por tanto, la pulsión en el acto sexual, al no escribir la relación sexual, está abocada
a la repetición.
Esta repetición conmemora el resto de goce, que no se complementa con nadie y
que llama a distintos suplementos.
La identidad es el suplemento frágil e inestable, que se construye en relación a y
como respuesta al carácter impersonal de la pulsión.
El amor, los vínculos sociales, las estructuras elementales del parentesco, las
identificaciones, los dispositivos jurídicodisciplinarios, constituyen diversas
modalidades históricas de suplementos que se hacen cargo del “vacío irreductible”
entre un goce pulsional y otro.
No hay que curarse de ningún estilo de práctica sexual, pero sí del carácter
mortificante con el que la repetición se apropia del recorrido de la pulsión. El
“cuidado de sí” debe saber que tras la promesa del Ideal se encubre una orden
insensata que asfixia con su exigencia el deber del deseo. Se llama deseo al modo
en que en cada existencia se resguarda el vacío. Hay deseo en la medida en que los
“objetos” de la pulsión no colonicen definitivamente el hueco, el vacío
exterior-interior. Las distintas figuras que intentan apropiarse del lugar vacío deben a
su vez ser “expropiadas” por el movimiento del deseo.
La heterosexualidad, como género o práctica dominante, se ha constituido en la
norma histórica desde la que se pretende explicar las otras prácticas sexuales; el
núcleo fuerte de sentido desde el cual se quiere conjurar la ausencia de
proporción-relación sexual.
Homosexualidad, heterosexualidad, lesbianismo, etcétera, son identidades;
respuestas a la imposibilidad de la relación-proporción sexual. Constituyen la
respuesta “sintomática” de la existencia al Deber de su deseo. Cualquier intento de
estratificar, jerarquizar, darle prioridad o fundamento a una práctica sobre las otras
es siempre un intento de dar consistencia ontológica a una identidad.
No hay forma de gozar armónica, estable, natural. El goce se escribe con el estilo
del síntoma, pero lo sintomático no remite en este caso a un patrón de normalidad.
Se llama síntoma al modo en que la existencia parlante, sexual y mortal construye
su “identidad” marcada por el exilio, la marca que desde siempre acompaña el ritmo
del encuentro discordante entre los goces.
*
Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y del Consejo Académico del Centro Descartes.
El texto publicado forma parte de Notas antifilosóficas (Grama Ediciones), de reciente aparición.
707
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Jacques-Alain Miller
708
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Lacan para darse cuenta de que el resorte de la demanda reside en que es una
demanda inconsciente.
¿Cómo comprender si no que ella se continúe con la pulsión? Sin la demanda es
imposible captar nada acerca de la pulsión en el sentido de Freud y en el sentido de
Lacan. La ventaja de la demanda y el deseo es que de entrada implican al Otro,
hasta el punto de que Lacan hace del deseo, en su gráfico de Subversión del sujeto,
una pregunta, que toma prestada de la pequeña novela de Cazotte, El diablo
enamorado, que espero habrán leído, el Che Vuoi? que el diablo le plantea al héroe.
Se consideró que la cura analítica tenía como objeto introducir al sujeto en la
pregunta sobre su deseo; que el analista tenía que proporcionar una respuesta, que
evidentemente no era directa, a través de la interpretación y que el psicoanálisis está
ahí para asegurar que la interpretación tiene efectivamente una incidencia sobre el
deseo.
El goce no es de entrada del Otro. Para llegar a formular que el goce es el goce del
Otro es necesaria una enorme construcción, no es en lo más mínimo un punto de
partida como lo es en el caso del deseo. El punto de partida, tratándose del goce, es
el cuerpo. Lo que toma el lugar del deseo es el deseo del Otro en lo tocante al goce
es que el goce sólo se aprehende a través de lo que es cuerpo, que sólo un cuerpo
puede o no gozar.
Las relaciones del goce con el significante son muy diferentes a las relaciones del
deseo con el significante. El deseo está ligado a la cadena significante y por ende a
sus permutaciones, por eso es muy móvil, es dúctil, plástico al significante. Por el
contrario, las relaciones del goce con el significante son relaciones de exclusión.
Lacan se preguntó muchas veces, cual si soñase obtener una respuesta: ¿Cuál es el
goce de una ostra o el de un árbol? Concluía, con sensatez, que no sabemos de qué
goza eso, la ostra o el árbol, no lo sabemos porque no hay ahí distancia entre el
goce y el cuerpo, esa distancia que introduce el significante. Esto conduce a esa
posición del significante como lo que separa el goce del cuerpo. En cierto modo sólo
se puede tener una idea de lo que es el goce cuando se lo perdió, cuando se lo
busca, cuando se habla de él. Pero, allí donde el goce está en el cuerpo, allí donde
estamos -hablando en sentido estricto- ante la carne, no sabemos qué hay.
Podríamos decir que hay, en la teoría psicoanalítica, un nombre específico para la
barrera que hace el significante al goce del cuerpo, el nombre de esa barrera es
precisamente el deseo. El deseo es una barrera al goce fundada en el lenguaje.
Lacan modificó la inflexión de su primer abordaje del deseo marcando que, en
efecto, el deseo es su primer abordaje es una defensa contra el goce. El goce en sí
mismo, en función de lo que de él alcanzamos a conocer, es una perturbación del
709
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
cuerpo, constituye en sí mismo una relación perturbada del animal que habla con su
propio cuerpo, no hay, al respecto, armonía del goce, Apuntar directamente, a través
de la terapia, al buen entendimiento del goce con el cuerpo es un fracaso. Se intenta
la restitución imposible de un acuerdo con el goce. Esto tuvo sus virtudes en la
Antigüedad, o en culturas que no son la nuestra, donde se llamaban sabidurías.
Podemos seguir soñando con ese saber sobre el goce que define una sabiduría pero
constatamos que no anda entre nosotros, en la época del discurso de la ciencia.
Podemos abordar al sujeto pura y simplemente a nivel de la lógica del significante.
El efecto de sujeto está también en el efecto de separación del cuerpo del goce,
podemos decir incluso que eso es lo que Freud introduce como la castración. Esto
es difícil de escribir. ¿Cómo hacer conciliable por ejemplo, la escritura de la
castración imaginaria que hace Lacan, como -fi, y luego su escritura del falo
simbólico: Fi, imposible de negativizar significante del goce? ¿Cuál es,
precisamente, la relación entre la significación del falo, tal como ella emerge de la
metáfora paterna -cuando el Nombre-del-Padre tapona el deseo de la madre y
emerge en el lugar del significado el falo- y el falo como significante del goce?
Evidentemente, hay un aspecto por el cual el falo es el significado universal, es
incluso lo que permite el surgimiento de esa ilusión -que no es freudiana sino
schopenhaueriana- que es el pansexualismo. Todo lo que decimos, escuchado de
cierto modo, puede tener una connotación fálica. Basta con que existan
sobreentendidos para que se produzca este efecto, el sobreentendido es en sí
mismo erótico.
Sin embargo, el falo y el goce son otra cosa. Hay que comenzar separando los
términos de la expresión "significante del goce". Hay que percatarse de que se trata
de una captura del goce por parte del significante, que el falo es una captura y una
limitación del goce por el significante y la castración del goce puro es, en sentido
estricto, precisamente eso. El goce en tanto fálico ya es una reglamentación del
goce. También hay que percatarse de que el goce fálico no implica la relación con el
Otro, es lo que se llama masturbación. El goce fálico puede bastarse por sí solo, por
esa causa más bien se lo prohíbe, no es social este goce directo e inmediato. Se
nos obliga a tener relación con el Otro, lo cual indica de entrada que el goce no es el
goce del Otro, que puede, en primer término, ser el goce del Uno mismo. En
realidad, por allí debemos comenzar, el goce es el goce del Uno, ésta es por otra
parte la forma más elevada de la sabiduría: bastarse a sí mismo. Hay al respecto
una imagen clásica del sabio, Diógenes, quien encontró cómo burlarse de todo el
mundo. Me preguntaba cómo se las arreglaba Diógenes con su superyó. Podemos
estar seguros de que se las arreglaba muy bien con su superyó, pues no renunciaba
710
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
a ninguna satisfacción pulsional, ni siquiera a las más bajas, podemos estar seguros
de que contaba con la plena aprobación de su superyó. No queda rastro alguno en
la historia de que se haya arrojado al Etna como lo hizo otro. Evidentemente, éste es
un goce de corto alcance.
Es esencial, para esta cuestión, diferenciar placer y goce. El goce no proporciona
placer, el goce es antinómico con el bienestar, puede incluso confinar con el dolor.
Esto es lo que le permite a Lacan formular que el principio del placer equivale al
temor a gozar, el principio del placer consiste más bien en dormir, relacionándose el
goce más bien con el despertar. El goce es una apertura sobre la beatitud sin
medida, -de la que Schreber nos da el ejemplo vivido- que es insostenible. Hay que
leer Schreber para darse cuenta de lo que es el goce como intolerable. Otra imagen
de la beatitud sin medida es la de alguien en coma profundo, tenemos ahí la imagen
de un cuerpo que se transformó en el de una ostra, la muerte no está lejos, sino muy
próxima en este caso.
Quisiera detenerme más en esta antinomia entre goce y significante. Se prestó
mucho mayor atención al Lacan que ponía el énfasis en la presencia del significante
en el inconsciente, que demostraba luego una lingüística y una lógica de ese
significante, que presentaba la memoria inconsciente como cibernética, al Lacan que
podía utilizar las paradojas lógicas para demostrar el efecto del sujeto, al Lacan que,
a fin de cuentas, poblaba la Otra Escena de significantes, al Lacan que destacaba
que esa Otra escena podía ser sostenida también por el psicoanalista, que el
psicoanalista debía inscribirse en ese lugar Otro para poder operar mediante la
interpretación en el campo de la palabra. Se retuvo, finalmente, al Lacan del campo
del lenguaje y de la función de la palabra y se olvidó el Lacan posterior, que se
ocupa del goce en tanto que está fuera de todo esto, el Lacan que desprendió de
Freud das Ding, la Cosa, con la que hizo la Cosa freudiana, a la que abordó
especialmente en la ética del psicoanálisis. La Cosa, tal como la introdujo
primeramente, es intolerable, su estructura no es conforme con la estructura
significante. En un momento de su seminario dice que el Otro, en lo que respecta al
goce, no es más que una explanada barrida, que el goce, por ahora sigamos
hablando de él en singular, el goce en nosotros que hablamos, sólo adquiere su
peso por estar evacuado de ese campo del Otro, de la instancia de la letra, de la
palabra, por estar evacuado de lo simbólico.
También está evacuado del saber, esto, nosotros, en la época de la ciencia, no
podemos desconocerlo. Conocen la frase de Rabelais "ciencia sin conciencia no es
más que la ruina del alma". Finalmente, qué hizo esta ciencia en relación a los
saberes que la precedieron, había saber antes de que existiese la ciencia, saber y
711
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
712
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
713
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Lacan decía que todo el mundo es delirante. Decir que La mujer no existe, en
sentido estricto, quiere decir que para la especie humana la forclusión del
significante de la mujer hace su delirio, ésta es la locura genérica del ser humano,
estamos todos atrapados en ella.
Esto es lo que ocurre cuando se produce la forclusión del Nombre del Padre que
anula la significación fálica, La mujer aparece más aún en lo real. Lean nuevamente
a Schreber y verán qué duro es vivir en el goce, cómo las olas de goce llegan a
inflarlo y desinflarlo, cómo llegan a transformarlo en su textura misma feminizándolo.
Deben colocar junto al Edipo a Tótem y Tabú. Todo el esfuerzo de Lacan, a partir del
comienzo de los años 70 fue, precisamente, rectificar el concepto de padre
elaborado a partir del Edipo a través del padre construido a partir de Tótem y Tabú.
El padre del lado del Edipo tiene ante todo una función de saber: sabe o no sabe y,
dado el caso, es un padre que prohíbe. El padre de Tótem y Tabú es el padre que
goza, esto merece que corrijamos lo que tiene de unilateral el complejo de Edipo.
Freud no logró que nos percatáramos de ello, tampoco lo logró con la segunda
tópica, porque lejos de recordarnos el goce, se la viró hacia la psicología del yo, que
va exactamente en contra del esfuerzo de Freud. Freud sitúa el superyó en el
declinar del Complejo de Edipo, porque el superyó es un llamado al goce puro, si
quieren, un llamado a la no castración.
Podría, además, situarlo en el grafo de Lacan, cuando Lacan escribe en su grafo, en
la línea inferior significante y voz y en la superior goce y castración, podemos situar
el lugar del superyó en este vector que atraviesa el lugar del Otro, y que hace la
gruesa voz del superyó. Si tomamos en cuenta lo que dije acerca del superyó como
imperativo del goce, vemos que hay que unir esta voz con el goce, los cuatro
términos mencionados sirven para ordenar el superyó.
También podría dar cuenta de lo que se perturba en la psicosis a partir de estos
cuatro términos. Por ejemplo, podría decir que lo que nos protege de escuchar en lo
real la voz que ordena el goce es, precisamente, el significante de la castración.
Cuando, como en el caso de Schreber, se conjugan la voz y el goce, se encuentran
separados el significante y la castración del Otro. La psicosis anula la castración, en
todo caso revela, al igual que el goce femenino, al menos dos goces. Aquí hemos
comenzado a usar el plural, el goce fálico y el goce que habría que denominar corno
el del más allá del falo, éste último es el efecto que Lacan derimilin6 en la psicosis el
"empuje a la mujer", la feminización que conlleva en sí misma la psicosis. En función
de esto dice en su Televisión que todas las mujeres son locas, lo que corrige de
inmediato diciendo que eso quiere decir que no son para nada locas. Hay una
normalidad propia del delirio de la cual estamos protegidos por la metáfora fálica.
714
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Schreber hace a Dios paciente en tanto soporte de ese goce y, al mismo tiempo,
debe pensar todo el tiempo de manera articulada si no Dios, ese Otro, huye y lo
abandona. Lo específico de la psicosis de Schreber es esa conjunción entre el Otro
del significante y el Otro del goce. Por eso Lacan, de un modo que pasó totalmente
desapercibido, pudo definir la paranoia como la identificación del goce en el lugar del
Otro. Esto muestra como contrapartida hasta qué punto, en la teorización de Lacan,
el goce y el lugar del Otro se excluyen; la psicosis paranoica consiste justamente en
la conjunción del saber y el goce sin interposición de la castración. Evidentemente,
el goce también figura en lo que Lacan aísla como los cuatro discursos, figura a
veces como la verdad. Se supone que en el discurso universitario ésta está
dominada, el discurso del amo puede hacer gala de su producción y en el discurso
del analista el ¡Goza! (Jouis) del superyó se vuelve un Oigo (J'ouis), por eso el
analista puede creerse el superyó. Toda una teoría clásica en análisis desea que el
analista se coloque en el lugar del superyó, en el fondo, esa teoría se sitúa en la
homofonía entre el Jouis, Goza y el J’ouis, Oigo, por eso el psicoanalista es casi un
superyó, en todo caso no puede desconocer que también actúa desde ese lugar.
Había en Lacan, por otra parte una práctica que sus analizantes sentían como un
aliento, frente a sus elucubraciones sobre determinados puntos decía: "adelante, sí,
eso es, haga eso”. Esto es del orden de: "dale viejo, goza hasta final de tu
fantasma”. Es obvio que resultaba muy difícil con Lacan saber qué quería decir
cuando decía Sí. Es fácil hacer juegos de de palabras complicados, pero llegar a
hacer un juego de palabras diciendo sencillamente Sí, es verdaderamente difícil.
El goce está pues presente en los cuatro discursos pero, precisamente, no está
presente como goce pleno y completo, como la beatitud sin medida de Schreber,
está presente como objeto a, que es también uno de los nombres del goce, al que
Lacan le dio el nombre de plus de gozar, pero que ya es un residuo de goce. El plus
de gozar del objeto a no se parece en nada al funcionamiento del goce fálico, y es
también diferente al goce del Otro. Pueden observar que nuestros goces se
multiplican.
Puede decirse que, en principio, en el análisis el objeto a está en el origen de la
pulsión invocarte, que es finalmente lo único que puede encontrar su satisfacción en
el análisis, ya que los otros modos de satisfacción están descartados, punto en el
cual el dispositivo analítico mismo encarna la ausencia de relación sexual. El
resultado de la posición del analista como plus de gozar en el discurso analítico es
que el analizante imagina que el analista goza de lo que él le cuenta, debe pagar
precisamente para que ponga sus pies en la tierra en lo que respecta a esa ilusión,
si no paga estará seguro de que el otro goza de él, lo cual es muy peligroso, puede
715
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
716
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
717
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
718
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Norberto Rabinovich
Nada nos interroga cuando las lágrimas brotan de una experiencia de sufrimiento,
pero otras lágrimas no son fáciles de explicar: las que surgen ante situaciones
felices. Lágrimas que aparecen en un reencuentro largamente esperado o cuando
una prolongada y penosa búsqueda se ve coronada con el éxito. Un orgasmo
particularmente intenso, a veces, desencadena el llanto. Se presentan, estas
lágrimas, como signos de algún desgarro doloroso, ignorado, en el seno de una
profunda experiencia de satisfacción. Las llamamos lágrimas de lo real, y ponen de
manifiesto la estructura bicéfala -placer y dolor- de lo que en psicoanálisis se
designa con el término “goce”.
El goce constituye la meta final en la búsqueda de satisfacción del sujeto pero, al
mismo tiempo, se presenta habitualmente bajo el rostro de un peligro a su
integridad, cuyas causas ignora. Por ello el sujeto se encuentra profundamente
dividido ante el goce: busca alcanzarlo y se protege de su proximidad. Como
experiencia subjetiva, el goce no se alcanza sino cuando se atraviesan las barreras
de protección. De ahí que gozar esté acompañado del dolor que provoca un peligro
consumado. Las lágrimas de lo real son un índice de esta paradójica coincidencia.
El goce tiene una contracara que, en general, no se muestra simultáneamente: el
sujeto siente desdicha o culpa por haber gozado y teje un manto de olvido al goce
experimentado. Otras veces la conciencia ignora que una situación dolorosa sea el
disfraz visible de un goce oculto. Es lo que aportó Freud a la comprensión de la
estructura del síntoma neurótico: el sujeto sufre con su síntoma sin saber que ahí
goza.
El goce es imposible alcanzarlo en la realidad, pero a veces el encuentro del sujeto
con lo imposible se produce más allá de lo que se denomina “principio del placer”.
Por relación con la búsqueda compulsiva del goce, el principio del placer define su
función. Jacques Lacan escribió: “El principio del placer mantiene un límite en
relación al goce”; “El principio del placer nos indica que, si hay un temor, es el temor
de gozar, siendo el goce, hablando con propiedad, una abertura de la que no se ve
el límite y de la que no se ve tampoco la definición”; “...Es lo que se llama el principio
719
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
de placer: no nos quedemos allí donde gozamos, porque Dios sabe adónde nos
puede conducir” (Seminario 17: “El reverso del psicoanálisis, Ed. Paidós).
El principio del placer es también búsqueda de goce, pero opera como un diafragma
que sólo permite el paso de “muestras representativas” del goce. Dentro del principio
del placer, lo real del goce sólo es obtenido por intermedio de sus símbolos y la
satisfacción lograda resulta parcial, incompleta. Lacan utiliza términos como “goce
fálico”, “goce del lenguaje”, “goce del saber”, para las satisfacciones que se
producen dentro del principio del placer.
El goce traumático es lo que se realiza cuando el principio del placer fracasa;
cuando el “bla, bla...” tropieza y se produce un desborde más allá del goce fálico.
Las situaciones que he citado al comienzo, en torno a las lágrimas del goce, tienen
en común que remiten a una experiencia límite donde, por un instante, el sujeto
experimenta haber logrado lo más deseado, haber alcanzado una meta que se le
presenta como el absoluto de la satisfacción esperada, haciendo así presente la
pérdida de los límites que habitualmente separan la satisfacción esperada de la
satisfacción obtenida. Por agotar la sed del deseo, esas experiencias cobran la
significación de un pasaje, de un atravesar las barreras del principio del placer que
mantenían el goce como cofre inalcanzable.
GOCE Y DESEO
No es posible definir el estatuto del goce sin ponerlo en relación con la estructura del
deseo. El deseo se traduce subjetivamente como búsqueda, esperanza, proyecto,
promesa. Surge del sentimiento de que algo falta. Participa de la experiencia de un
vacío e impulsa a hallar aquello que lo llene. Para desear es preciso que “eso falte” y
lo que falta al deseo remite a la “cosa de goce”, causa última de la estructura
deseante. Pero el deseo se presenta, además, como una defensa ante el goce.
Sucede a menudo que cuando un sujeto está por alcanzar la meta de su deseo,
resulta invadido por una extraña inquietud y queda envuelto en una suerte de
parálisis que termina por anclarlo en la frustración, la derrota o el fracaso. En otros
casos la conquista de lo deseado, en vez de aportarle al sujeto la felicidad
prometida, termina generando un profundo derrumbe físico o psíquico.
Están quienes evidencian comportamientos destinados a impedir, no ya el acto
conclusivo de un deseo, sino la propia búsqueda. Por lo general encuentran razones
que justifican la necesidad de permanecer alejados del camino de su deseo e,
incluso, se sienten enaltecidos de tener que sacrificar su satisfacción personal para
720
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
atender las obligaciones de la vida. Aceptan resignadamente que esa dicha no les
está destinada y admiten con natural resignación la renuncia a cualquier “exceso”.
El obsesivo se comporta de manera inversa a la zorra de Esopo: apetecerá las uvas
cuando le resulte imposible alcanzarlas pero, si el impedimento se desvanece, dirá:
no quiero esas uvas porque están verdes. La histérica, por su parte, podrá destinar
tremendos esfuerzos en reclamar a su amo lo que desea para reaccionar luego con
violencia si su demanda es complacida.
Un deseo muy intenso puede ser rechazado de la conciencia al punto de no quedar
casi huellas de él. Lo deseado, entonces, llega a convertirse en objeto de un
exaltado rechazo. Lacan llegó a construir una especie de nosografía psicoanalítica al
distinguir las diversas tácticas defensivas del sujeto en la preservación de su deseo
como deseo incumplido: en la histeria, la defensa reside en mantener el deseo
insatisfecho; el neurótico obsesivo sitúa a su deseo como imposible; el fóbico lo
conserva con técnicas evitativas.
Todos estos ejemplos ponen de manifiesto que el deseo encierra algún peligro para
el sujeto. Sin embargo, si miramos más de cerca, advertiremos que el deseo como
tal no necesariamente es rechazado: la connotación de peligro solo está en relación
con la posibilidad de cumplimiento del deseo. El eje de la cuestión no es el deseo
sino ese otro término que estamos distinguiendo de él, el goce. La diferencia entre
deseos prohibidos y deseos permitidos o incluso ordenados, es secundaria. La
propia estructura del deseo se manifiesta renuente a que “eso deje de faltar”. Es la
función del principio del placer mantener al sujeto a resguardo para que una dosis de
insatisfacción sea preservada, que siempre haya un pedacito de goce que falte y
que el deseo insaciable persista su inacabable búsqueda. Las satisfacciones
permitidas por el principio del placer son de nunca acabar y, cuando el deseo
alcanza su término, la dicha puede acarrear incómodas consecuencias.
721
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
722
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
723
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
724
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
725
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
726
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
demanda que los reclama y les retribuye. La virilidad -y no tanto la virilidad cuanto su
impostación, su caricatura- devela su valor de cambio. El dinero, al fetichizarla, la
resguarda in extremis, de anularla en el círculo vicioso de las pasiones perversas.
Esta valorización parece (o, antes bien, pretende) disipar -pero sólo a los efectos de
tornarlas bienes intercambiables, de integrarlas al circuito mercantil y sus leyes de
oferta y demanda- las pasiones cuya eclosión se contabiliza. Así, lo que
tradicionalmente solía ser, en nuestras sociedades, el modo de iniciación -y práctica-
sexual de los adolescentes, tiende a convertirse, a medida que la nueva
culturización avanza, en un negocio. Cabría aventurar una hipótesis: hasta qué
punto el deterioro de las antiguas localizaciones -relacionales- no derivaría en la
proliferación -convertibilidad generalizada mediante- de los contactos-síntomas
embrionarios del estallido del ghetto.
Pero volvamos a los griegos: la pederastía -que ellos tanto enaltecieron- parece
haber perdido sus honores, pero no su vigencia: es preciso, aun bajo los disfraces
arteros, reconocerla. La indiferencia -o aun el odio- del prostituto hacia el cliente
contrasta vivamente con la abierta devoción de los amantes de la Hélade. Pero
ambos contratos son, en el fondo, igualmente perversos; sólo que la ilusión de la
ganancia segmenta -fragmenta, parcializa- objetos de la cadena de la normalidad
seriada y los anima a restregarse (abriendo un paréntesis en la muralla del pecado)
contra una boca que no debiera hablar sino el idioma de los fajos, contra un hueco.
A esas argucias recurre el goce, a esos rodeos.
Bibliografía
727
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Texto completo del trabajo “Prostitución homosexual: el negocio del deseo”, publicado
originariamente en la Revista de Psicología de Tucumán, San Miguel de Tucumán, diciembre de
1981.
El rescate de un texto perdido
A lo largo de 1981, Néstor Perlongher publicó tres trabajos en la Revista de Psicología de Tucumán.
El que hoy se rescata constituyó su primera publicación sobre el tema que desarrollaría en su libro La
prostitución masculina (ed. De la Urraca, 1992). El texto de 1981 merece aparecer en esta página por
varias razones: la expectativa de publicarlo en una revista de psicología llevó al autor a prestar
especial atención a los efectos subjetivos del tema examinado. Su trabajo comenta la teoría
psicoanalítica de la sexualidad infantil y el correlativo concepto de pulsión, y tematiza la sublimación
como factor que actúa en la génesis de las instituciones sociales, pero a su vez está sujeto a la
historia colectiva.
La concepción de Perlongher sobre los efectos subjetivos de lo que hoy suele llamarse globalización,
o primacía de los mercados capitalistas, debe estimarse en su lucidez y su anticipación. Además,
este texto del autor de Cadáveres, escrito en plena dictadura militar y oculto en una revista científica,
es también un silencioso grito libertario.
Finalmente, y como en todos los trabajos de investigación de Perlongher, su poesía -que está entre
las más altas del siglo XX- se asoma en cada vuelta del texto.
728
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El desdichado caso de “José” es el de muchos niños sobre los que intervienen la Justicia, la medicina,
la pedagogía, la psicología... sólo para repetir experiencias de maltrato.
Analía Cacciari*
729
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El relato de una experiencia puede servirnos para ilustrar, mostrar y denunciar las
dificultades cotidianas que surgen en el trabajo con menores.
A un servicio de psiquiatría de adultos de un hospital de la provincia de Buenos Aires
llega el pedido de un psicodiagnóstico para un niño de 10 años. Lo recibe una
psicóloga del plantel profesional que se ocupa de consultas infantiles. Le pasa “el
caso” a una residente de psicología que, por haber hecho ya una rotación por un
servicio de salud mental infantojuvenil, debe aceptar el “caso”, porque así está
estipulado en la organización institucional. Se suceden varias entrevistas con el
“paciente”, intentos de despliegue discursivo, lúdico, baterías de tests sugerida por la
primera psicóloga y continuidad del caos. Demasiados hechos, poco pensamiento.
Algunos fragmentos de la historia del niño: José, que parece tener 10 años, aterriza
en esa ciudad porque, luego de vivir (no se sabe dónde) con su mamá, un padrastro
y algunos hermanos biológicos, fue llevado ante el juez de menores (de algún
partido de la provincia de Buenos Aires, que no se sabe cuál es) por su madre, a
sugerencia del padrastro, por reiteradas fugas de su hogar, en el cual, parece ser,
era permanentemente golpeado. Se lo trasladó a un “hogar” ubicado en la misma
ciudad en la que se encuentra el hospital, bastante alejada del juzgado. Entretanto
hubo un episodio oscuro, contado por el niño: un hombre se lo llevó al campo y le
cortó el rostro con un cuchillo; lo encontró una mujer que lo llevó a otro hospital. Allí
el médico le indicó un electroencefalograma y un psicodiagnóstico y lo medicó con
20 gotas de Haloperidol (medicamento utilizado, por ejemplo, en casos de psicosis
alucinatorias). No sabemos, a esta altura de los acontecimientos, si esto sucedió
antes o después de la internación de José en el “hogar”. Desde que ingresó al hogar
fue incorporado en una escuela, en segundo grado; al poco tiempo es expulsado por
romper un vidrio y derivado a una escuela de educación especial domiciliaria. Según
sus primeras maestras, parece ser un niño que no estuvo previamente escolarizado.
Tiene dificultades con la materia “lengua”; en matemática, en cambio, es muy bueno.
El no sabe cuántos años tiene, ni dónde vive su familia. Sólo dice que extraña a su
madre, que los más grandes le pegan, que él quiere irse, volver con su familia. No le
gustan las situaciones en las que es manipulado, humillado, maltratado. Estado
constante en su vida, que se inicia en su familia y vuelve a reiterarse cada vez que
alguien parece ocuparse de él.
Todos los movimientos que realizan las distintas instituciones por las que el niño
pasa sólo parecen agregar una cuota de caos; todos parecen desconocer que un
niño, a los 10 años -si fuera el caso, pues no tiene documentos- posee una historia,
lo antecede una genealogía de la cual es producto y en la que debería encontrarse.
Encontrarle un posible lugar en el mundo requeriría hacer el trabajo de
730
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Docente en la Facultad Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Texto
extractado del artículo “Los derechos del niño y el maltrato institucional”, que será publicado en el Nº
23 de la revista Psicoanálisis y el Hospital, de próxima aparición.
731
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ANTISOCIABILIDAD
732
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Texto extractado del artículo “La tendencia antisocial y la delincuencia”, incluido en el
Nº 23 de la revista Psicoanálisis y el Hospital.
733
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Rémy Siret*
734
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Investigador en el Centro Interdisciplinario de Investigación Aplicada al Campo Penitenciario,
Francia. Texto extractado del artículo “Dolor, sufrimiento, malestar. La violencia de los guardianes de
prisión”, incluido en el Nº 23 de la revista Psicoanálisis y el Hospital.
735
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA NEGATIVA EN LA ADOLESCENCIA
736
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
737
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A partir del análisis de casos clínicos se conforman tres grandes categorías de “No”,
que no son estáticas, y que a partir de algún acontecimiento en la vida del
adolescente o en función de un tratamiento psicológico pueden ir virando.
Elegimos un caso que ilustre cada categoría, pero nos detendremos especialmente
en el “No” de la confrontación necesaria, ya que constituye una etapa que se
738
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
739
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Servicio de Adolescencia. Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
740
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
SOBRE EL GOCE
Una colega bromeaba con que pronto habrá que retirar el diván de la consulta, dada
la preferencia cada vez mayor de los pacientes por la posición cara a cara. ¿Por
qué? La respuesta la sugirió una analizante al observar que “cada vez más la gente
necesita saber que hay alguien allí, constatar que alguien la ve, una mirada que la
sostiene”, frente a lo que vivencia en la vida diaria como una experiencia de vacío.
No se trata de cuestionar los beneficios del empleo del diván -en una práctica
perfectamente compatible con la posición sentada-, sino de reconocer lo que en ello
se insinúa como un signo de nuestra época.
El término “patologías de época” señala el incremento de ciertas expresiones
desembozadas de goce como la toxicomanía, el alcoholismo, la bulimia o la
anorexia; comportamientos de tipo impulsivo como el juego, la cleptomanía, la
compra compulsiva; conductas violentas como el maltrato infantil, conyugal y
familiar; aumentan las denuncias de ataque sexual, paidofilia y violación. Vemos
aflorar, por otra parte, denominaciones que se ponen en boga -ataque de pánico,
trastorno obsesivo-compulsivo-, “nomenclaturas de época” que reformulan viejas
cuestiones en nuevas categorías, inscribiendo antiguos síntomas en otras
coordenadas y otras estrategias. Correlativamente, se produce un desdibujamiento
de muchas demarcaciones diagnósticas, cierto flotamiento que ha conducido,
incluso, a la revalorización por parte de algunos analistas de nociones antes
desechadas, como la de estructura borderline.
El conjunto de esas cuestiones constituye de por sí una expresión sintomática de la
falta de fijeza y de certezas que caracteriza a nuestra época.
Pero, ¿cómo precisar aquello que le confiere a un determinado estado de la cultura
su estatuto de época? Los escritos más sociológicos de Freud, como Psicología de
las masas, Malestar en la cultura y El porvenir de una ilusión, ponen en juego, bajo
el término “ilusión”, un análisis de las formaciones culturales orientado por la
detección y la denuncia de su carácter ilusorio. Tal como la clínica nos lo enseña, la
741
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ilusión sólo se revela como tal retroactivamente, una vez caída, es decir una vez
perdida su potencia ilusionante.
Las formas de la ilusión que predominan en un determinado contexto histórico
constituyen un modo culturalmente activo de renegar de aquello que en última
instancia denominamos castración, encontrando cada época el modo de resolverse
en su límite para renovarse bajo la forma de una nueva ilusión. Si la época es el
tiempo de una ilusión colectiva, el cambio de época está necesariamente signado,
subjetivamente, por un sentimiento de decepción. Algo que quizá pueda orientarnos
en relación con nuestro tiempo, que se asume como de incertidumbre, desasosiego
e increencia.
La civilización se sabe ahora poseedora de los recursos materiales y tecnológicos
para erradicar la desnutrición, el analfabetismo y una enorme cantidad de
enfermedades, pero se sabe también con capacidad para destruirlo. Y la opción
destructiva, la obstinación de Tanatos, aparece a nuestra intuición mucho más
plausible que la voluptuosidad de Eros y su eventual redención universal. Lo que
seguramente no constituye más que un espejismo, un espejismo de época, el
espejismo de un cambio de época. Vale decir, una crisis forzada de la subjetividad
ante la nostalgia de lo que se sabe se pierde y la incertidumbre de lo que no se sabe
está por advenir.
Con la caída de ese sueño que el siglo XVIII bautiza con su nombre de progreso,
esa entusiasta fe en la prosperidad y la convicción de un futuro mejor, la razón
moderna atraviesa su relato constituyente, confrontándonos con una historia que no
tiene asegurado un sentido final, mucho menos la certeza de un final feliz. Tal vez
por ello, eso que ha dado en llamarse posmodernidad suele ser celebrado con un
entusiasta panegírico del fin (el fin de la historia, de las ideologías, de los grandes
relatos, de los Estados nacionales, del sujeto...), antes que con un elogio al porvenir.
Y así como un sueño que toca su real tropieza con la angustia del despertar, cuando
un relato se confronta con su propia imposibilidad emerge un vacío que nos
interroga por el deseo que, en el Otro, parece concernirnos. Lo que torna legítimo
preguntarnos por el deseo que habita el logos que gobierna nuestro tiempo.
Las patologías expresan algo de la época cuando el goce es proclamado un ideal y
bajo el nombre de mercado se expande a nivel mundial como una voluntad que,
socavando los legados particulares y desestabilizando las tradiciones, fragiliza las
redes simbólicas que albergan al sujeto en el seno de una comunidad, una nación o
una etnia. El sujeto queda entonces expuesto a la experiencia del sinsentido, cuando
las insignias sociales revelan su carácter de semblante, y su capacidad elaborativa
742
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Fragmento del artículo “Mal de época”, que se publicará en Psicoanálisis y el Hospital, Nº 24.
743
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Juan Ventoso*
744
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
era la famosa pregunta: “¿Qué es una mujer?” Si Freud hubiera podido hacer
escuchar esta verdad, habría ganado mucho en prestigio ante Dora, y ése es el
resorte de la transferencia positiva: el prestigio que puede ganar el analista cuando
escucha y hace lugar a una palabra verdadera.
Pero, ¿es posible con la palabra, con el significante, influir sobre el goce, modificar el
goce? Freud se preguntará sobre esto a partir de 1920, cuando introduzca la pulsión
de muerte y la repetición, y le subordinará también la cuestión de la transferencia.
Si pensamos que el goce, o la libido, es dócil a la palabra, todo va bien: con una
práctica interpretativa podemos incidir en los lugares donde está fijada la libido,
donde hay un goce estancado e inerte. Pero la práctica del análisis indica que no
todo es así, que hay algo en el síntoma que no es interpretable como si fuera un
sueño o un acto fallido; hay algo del goce del síntoma que no se desplaza fácilmente
y que, incluso, tal vez sea irreductible. Desde esta perspectiva hay un cierto
pesimismo, tanto de Freud como de Lacan hacia el final, con respecto a la
posibilidad del psicoanálisis. Porque el goce no es dócil a la interpretación.
En “La dirección de la cura y los principios de su poder”, Lacan formula un cambio
con respecto a la función de la palabra en el análisis: plantea que la palabra es
demanda. Demanda, que en principio, no es demanda de algo, de algún objeto, sino
que puede plantearse en términos de un querer decir. Si alguien va a un análisis es
porque quiere decir, y se le ofrece que hable, con lo cual se suscita esa demanda.
En este sentido, la transferencia no es otra cosa que el despliegue de la demanda.
Llevado este despliegue a su límite, la demanda es demanda de amor: cuando la
demanda empieza a vaciarse de los supuestos objetos que se demandan, hasta que
está en juego ya no se sabe muy bien qué, en ese punto límite, lo que está en juego
es el ser: y una de las maneras de poner en juego algo que responda a esa
demanda de ser es el amor.
El amor y la pulsión son dos maneras de responder a la falta en ser: ser amado -si el
Otro responde a la demanda de amor- es una manera de ser. La otra forma es el
goce. Una manera de ser es gozar. Los momentos de goce son momentos de
certeza de ser, y no momentos de falta en ser. Cuando hay la certeza de que uno
está gozando, ahí no hay falta en ser; hay ser.
Y estos dos ejes, el amor y la pulsión, se van a poner en juego en la transferencia.
Desde la perspectiva de la satisfacción pulsional, la transferencia es más bien muda:
no es lo que se dice, sino la satisfacción silenciosa que está por debajo de lo que se
dice.
Al final de su enseñanza, Lacan insistía en que la palabra sirve para gozar; en que,
lejos de ser un puente con el otro, la palabra es autoerótica. Para que llegue a haber
745
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
algo del orden del diálogo, hacen falta otras instancias. Y es un dato cotidiano que
se puede hablar, hablar y hablar para gozar y sin ninguna comunicación con ningún
otro.
Por eso hay gente que se droga y que en determinado momento puede dejar de
recurrir a las drogas y encontrar alguna satisfacción en el análisis: sin duda es
porque empiezan a gozar de la palabra y encuentran en la palabra más satisfacción
que la que proporcionaba la droga; empiezan a tomar la droga de la palabra y
sabemos que es una droga de la que cuesta mucho desprenderse. La práctica de
los cortes de sesión tiene que ver con limitar el goce de la palabra.
*
Docente en la Facultad de Psicología de la UBA y en el posgrado del Hospital Tornú. Texto
extractado de su conferencia “La transferencia hoy: entre maniobra e interpretación”, pronunciada en
el ciclo “La clínica, hoy”, en el Hospital Alvear.
746
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Carlos D. Pérez*
Atractiva mujer de cuarenta y siete años, Teresa se ha dejado llevar largamente por
ensoñaciones, pero esta vez la presencia es concreta: a la izquierda del lugar donde
yace hay un hermoso muchacho, de rostro encendido. Entre sus manos sostiene un
dardo de hierro que despide fuego por la punta, con el que le penetra el corazón
hasta alcanzar sus entrañas; lo mete y lo saca en gozoso vaivén. Cuando lo retira,
ella, encendida de amor, siente que su intimidad se escurre por la herida.
Trasportada de dolor y placer gime, deseando no la abandone tan excelso
sentimiento. Los días siguientes la sumergen en un glorioso embotamiento de pena
y felicidad, por fuera del hábito cotidiano.
Además del relato que la propia Teresa hiciera en su autobiografía (Libro de la Vida,
capítulo 29. Monte Carmelo, Burgos, 1999), Bernini inmortalizó la transverberación
en una célebre escultura. Hija de don Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz de
Ahumada, la familia habría comprado a precio alto un linaje de antiguo cristianismo
para ocultar la sangre judía, luego de que el padre de Alonso sufriese la condena del
tribunal inquisitorial de Toledo, acusado de “herético y apóstata en contra de
(nuestra) Santa Fe católica” y le colgaran la túnica amarilla del oprobio, el
sambenito. Desde mucho antes de 1515, año del nacimiento de Teresa, los Sánchez
de Cepeda estaban radicados en Avila, escapando al pasado. Esto posibilitó que, al
momento de ser visitada por el serafín, Teresa tuviese más de veinte años de monja
sin que nadie objetara su ascendencia. La posteridad la conoció como santa Teresa
de Jesús.
No es éste un relato único de experiencia mística de subido tono erótico. En el siglo
XIII, Angela de Foligno escribía: “Yo diría, si queréis, que el amor tomó, al tocarme,
la apariencia de una guadaña. Me pareció que un instrumento cortante me tocaba,
después se retiraba, al no penetrar tanto para dejarse entrever. Yo estaba llena de
amor, estaba colmada de una plenitud inestimable. Pero escuchad el secreto: esta
saciedad engendró un hambre indecible, y mis miembros se quebraron y se
partieron de deseo, y yo languidecí, yo languidecí por lo que está del otro lado. Ni
747
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
748
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Esposa
¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con
/gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
....................
Esposo
Entrándose ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos
/del Amado.
......................
Esposa
Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu
/hermosura
al monte y al collado
do mana el agua pura;
entremos más adentro en
/la espesura
Y luego a las subidas
cavernas de la piedra nos
/iremos,
que están bien escondidas,
y allí nos encontraremos,
y el mosto de granadas
/gustaremos.
Allí me mostrarías
749
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Menos suerte tuvo aquel otro, hijo de un médico llamado Gottlieb -significa “querido
de Dios”-, que alcanzara la fama con sus métodos para la formación armónica de los
jóvenes. No sabemos con qué grado de influencia del literal nombre del padre, este
hijo de un amado de Dios entendió que era preciso colocarse en posición de mujer
para recibir los efluvios divinos. Más sutil que Teresa o que Angela, no esperaba ser
penetrado por un hierro candente o una guadaña sino por rayos divinos.También él,
como Teresa, escribió sus Memorias, aunque sin contar con el favor de una clausura
monacal que diera respaldo a sus visiones se vio confinado en asilos para alienados
mentales. Daniel Paul Schreber -sobre quien Freud escribió un célebre texto- no fue
canonizado en santidad sino como psicótico -dementia paranoides, porque a los
delirios, dentro o fuera de la Iglesia, parece convenirles el latín.
Basten las mencionadas referencias para llegar a la siguiente pregunta: ¿debemos
entender de este modo la experiencia mística? Si la cosa fuera así, los freudianos
Estudios sobre la histeria podrían haber tenido un capítulo más, tal vez titulado
Locura mística y psicosis histérica. Y conste que no faltaban argumentos; al pasar
acoto que entre sus múltiples padecimientos Teresa sufrió, cuando era una hermosa
veinteañera, al menos tres años de anorexia, vómitos matinales que se extenderían
mucho más, a pesar de haberlos interpretado ella misma: “Que con una sola gota
que gusta un alma de esta agua de él, parece asco todo lo de acá”. También
padeció desmayos, parálisis que la mantenían postrada (tan sólo movía un dedo de
la mano derecha) hasta culminar en una suerte de catalepsia por la que llegaron a
diagnosticar su muerte y preparar la tumba para enterrarla. Tiempo después, Teresa
escribió: “Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero”.
Pero nada de esto hay en la obra de Freud. Cierta vez, Romain Rolland le escribió
para reprocharle que en su estudio de la religión -Freud le había obsequiado El
porvenir de una ilusión- no considerara el fundamento místico de todo afán religioso,
que el escritor llamaba “sentimiento oceánico”. Lacónico, Freud le respondió que el
misticismo era para él un “libro cerrado”. Dejando de lado cualquier alusión
biográfica, propongo tomar esta expresión para aventurar la siguiente hipótesis: ¿y si
la experiencia mística fuera un libro que no se abre a la lectura, un “ombligo de
sueño”? Sabido es que con este concepto Freud se refiere a una particularidad de
los sueños: en ellos suele haber un momento en que la figuración onírica se vuelve
750
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Autor de Placer Poder Erotismo (Letra Viva, 2003).
751
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Oscar Cesarotto*
752
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
pregunta el primero; por esta razón, y sin saber, habla y habla. El segundo, a su
turno, sabe que su presencia es el requisito del análisis, y que, en el transcurso del
mismo, podrá situarse en la posición del ideal, próximo a la sugestión, y por lo tanto
alienante; o en el lugar de la causa, propiciando la apertura del inconsciente y la
producción discursiva.
En el delicado vaivén de estas dos alternativas, ambas necesarias, el analista
desempeña su tarea, tratando siempre de mantener una neutralidad adecuada a las
circunstancias. Su deseo, en abstinencia, debe oscilar en un equilibrio inestable
entre su propia intencionalidad y el deseo del Otro. En esta aporía serían diluidos los
contornos individuales de cada analista, favoreciendo el desarrollo exclusivo de la
función, impersonal y eficicaz.
Si así fuese, nada mejor para representar esta constante que el conocido cuadro de
Magritte, en el cual, por debajo de una capa negra, un sombrero y una jaula
anónimas, no hay ningun trazo que identifique al analista en tanto sujeto. A pesar de
todo, no se podría desconsiderar la inexistencia de el analista, como univeral. La
pluralidad de los practicantes y de las escuelas psicoanalíticas es la prueba de la
imposibilidad de agruparlos en un conjunto homogéneo y abstracto.
Vale, entonces, la diferencia que suele ser definida como estilo.
¿Qué fue lo que Freud pensó que las histéricas querían, para decidirse a ofrecerles
un analista? ¿Era eso lo que él quería? ¿Por qué alguien podría querer ser analista?
¿Qué es lo que sobredetermina un deseo de esta índole, suficientemente
comprometedor como para ser considerado sintomático? ¿Por qué, para algunas
personas, el psicoanálisis puede ser un ofício vital? Ser psicoanalista, como
determinación existencial, ¿es del orden de la fatalidad o de lo aleatorio?
Para tales preguntas corresponden tantas respuestas como sujetos en juego. Sin
embargo, el lugar del analista es independiente y pre-existe a los que pretenden
ocuparlo. Por hacer parte de una estructura de discurso, su acceso impone una
secuencia de pruebas y esfuerzos a los eventuales interesados. Ser psicoanalista
implica, entre otras cosas, una relación singular con el saber, esto es, con el deseo
de saber sobre el deseo de los demás. Quien se autoriza a escuchar la vida ajena
debe saber, por lo menos, que algo intrínseco a su propio deseo se coloca en
cuestión en tal actitud, pues pulsión epistemológica alguna obliga a nadie a querer
conocer al Otro a través de los otros.
753
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Ni vocación ni destino, llegar a ser psicoanalista sea tal vez una solución de
compromiso que, junto con la satisfacción de la curiosidad, instaura
simultáneamente una deuda simbólica para cada practicante, con la iniciativa de
Freud. Por esta razón, en la tradición que inició, y a partir de sí mismo como único
desvío admisible, la vivencia del análisis personal se postula como un imperativo
categórico de carácter absoluto. Constituye el eje que condiciona la formación, el
espacio donde los votos son juzgados a la luz de la interpretación, y que sería
legítimo calificar de didáctico únicamente si su resultado es, efectivamente, un
analista.
Tal calificación depende de una validación retroactiva, sólo posible después de
finalizado el proceso. Mientras tanto, merecen ser examinados los otros ámbitos que
preservan la transmisión del psicoanálisis.
De manera sistemática y suscinta, puede ser afirmado que, así como la formación
del analista sucede en tres lugares diferentes, también puede ser escandida en tres
tiempos distintos, además de presentar tres tipos de alteridad, dependiendo de cada
tiempo y lugar. Esto permite que, para fines expositivos, pueda ser utilizado como
referencia un nudo borromeano como amarra de estas distintas perspectivas, con
todas sus consequencias topológicas. Porque lógica y cronológicamente, el trayecto
por todas estas etapas, con sus alternativas y requisitos, tan sólo se torna
consistente en la medida en que ninguna dimensión sea evitada u olvidada.
El primer lugar, en todos los sentidos, lo ocupa el análisis. Como ya fue dicho, es el
lugar privilegiado para la experiencia de la transferencia y del inconsciente.
Cuestiónase allí el goce, en todas sus manifestaciones, por intermedio del analista,
figura que presentifica la alteridad. No obstante, la alteridad propiamente dicha
debería ser pensada como la relación entre el sujeto y su aparato psíquico, siendo el
analista apenas el lugarteniente de la pregunta sobre la causa del deseo.
Todos los análisis tienen una duración en el tiempo, un comienzo y un final, pues
sería inconcebible que fuese eterno. Por lo tanto, a partir de su resolución, se
abandona definitivamente la posición de paciente, pudiendo acceder así a otra
alzada subjetiva.
El segundo lugar es ocupado por el estudio de la teoría psicoanalítica. En este
contexto, los escritos magistrales funcionan como alteridad. El aprendizaje escapa
de ser una abstracción, pues constantemente el valor de los textos es jaqueado por
754
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
755
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
alguien que fue enviado por un tercero. En este circuito, que comienza con el sujeto
que indica, y por lo tanto, testimonia en favor del analista, el tema de la alteridad se
completa con el veredicto de aquel que será el paciente. La credibilidad supuesta al
analista tiene valor, en definitiva, en tanto se muestre a la altura de lo que de él se
espera.
6. El nudo de la transmisión
*
Psicoanalista. Co-fundador de la Clinica Freudiana de Sao Paulo. Miembro de la Escola Brasileira de
Psicanálise. Autor de los libros “No olho do Outro”; “Um affair freudiano”; “Jacques Lacan - Uma
biografia intelectual” e “Idéias de Lacan”, publicados todos por la Editorial Iluminuras de San Pablo -
Brasil.
756
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
757
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Texto extractado del trabajo “Delito, castigo y culpabilidad”.
758
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL SACRIFICIO, LA ENVIDIA Y LA
“INTRATABILIDAD” DE LACAN
El sorpresivo encuentro entre el título de un libro, “La estructura libidinal del dinero”, y su subtítulo,
“Una contribución a la teoría de la femineidad”, da lugar a un ensayo sobre el sacrificio, la envidia y el
lugar del dinero en el psicoanálisis.
Germán García
759
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
que los deseos neuróticos son deseos muertos, que no fueron satisfechos en el
pasado y tampoco lo serán en el presente. El dinero circulante, en tanto equivalente
general, promete la sustitución de cualquier objeto, la anulación de cualquier
pérdida. Por supuesto, sólo logra su propósito para la mirada del carente (por eso es
necesaria la publicidad, la exhibición de escenas deseables que acompañan al
producto que se intenta convertir en condición de goce).
El dinero como un medio sólo puede facilitar los fines que cada uno, por su cuenta,
se propone realizar. Pero en tanto existen algunos para los cuales el dinero es un
fin, lo que Marx llamó “contradicciones” (dentro de una misma clase) y
“antagonismos” (entre clases) introducen la dimensión sacrificial.
La distinción clásica entre amor de sí (intereses inmediatos) y amor propio (pasiones
mediatizadas) vuelve a encontrarse en Jacques Lacan y también aparece, de otra
manera, en Sigmund Freud cuando define el amor narcisista. Se trata, en un caso
como en el otro, de la anudación entre el cuerpo de cada individuo y el sujeto
transubjetivo definido por el lenguaje. Como bien definió Hobbes, no basta el
lenguaje para que exista un pacto social, pero ningún pacto social podrá hacerse sin
el lenguaje. Es aquí donde encontramos la situación sacrificial, tal como la define J.
P. Dupuy: “En el caso sacrificial, los derechos de un solo hombre son violados; en el
caso no sacrificial son los derechos de todos, incluidos los de la persona que resulta
ser víctima sacrificial (...). Llamo ‘situación sacrificial’ a todo contexto social en el que
el principio de unanimidad concluye en la lógica sacrificial”. Según Horst Kurnitzky,
dequien partimos y al que volvemos después de estas breves puntuaciones, la
situación sacrificial generalizada tiene como víctima la feminidad en tanto condición
para que la renuncia pulsional también sea impuesta a los hombres, y la
organización económica sea posible. De esta manera la pulsión reprimida es primero
encarnada en el sexo femenino que, como sacrificio primario, representa
simultáneamente una relación de producción basada en el alumbramiento. Las
mujeres, excluidas como disfrute ocasional, se convierten en madres (hombres y
mujeres, durante siglos, subordinaron el placer sexual a los imperativos de la
reproducción): “y así, desde el principio, la madre en calidad de ídolo y encarnación
de las relaciones sociales de producción primarias se alza en el camino de la
emancipación de la sexualidad femenina” (...) “la relación con la naturaleza por
mediación de la sociedad basada en el dominio y en el sometimiento de la
naturaleza exterior se distingue a sí mismo por el sojuzgamiento y la represión de la
base natural de la sociedad. Esta represión primaria se realiza ante todo en la
represión de la sexualidad femenina; para ello, aparece como primer producto de
cultura la mujer, más exactamente la madre, como encarnación de esa economía”.
760
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
761
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
762
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA DESOCUPACION
Un equipo de psicólogas que desde hace siete años trabaja con grupos de desocupados y familiares
actualiza los resultados de su experiencia, tomando como eje las diversas maneras como la violencia
social puede convalidarse y reproducirse en el interior de las familias.
“Cuando se insertan en acciones transformadoras y son reconocidos en otros estamentos sociales, su
desvalimiento se mitiga.”
La desocupación afecta a todos: a los que trabajan, a los que están excluidos del
trabajo, a los subocupados, a los sobreocupados y a las familias de todos ellos. La
culpabilización del desocupado se puede reproducir en el seno de la familia, por
ejemplo cuando reprocha al desalentado, al que ya no busca trabajo: “Es un vago”.
Y el mismo desocupado se siente culpable, se autorreprocha. Es lo que llamamos
victimización secundaria. Estas violencias repiten muchas veces las violencias
padecidas fuera de la familia y convalidadas desde el entorno social.
Como el desocupado es desconocido como persona, suele sobreexigir a quienes lo
rodean para que le compensen esa falta de reconocimiento, lo cual genera conflictos
que lo dejan aún más aislado, no sabiendo quién es para el otro social. ¿Quién es
para su familia, ahora que está sin trabajo? “Ante mis hijos siento que no soy nadie...
que no tengo derecho ni razones para exigirles que se formen, que estudien.” Al
sacarle el trabajo, lo despojaron de sus vínculos socio-laborales y esta labilidad
recae en los vínculos de pareja y familia. El vaciado de los distintos lugares que
ocupó como trabajador/a hace emerger una vivencia de vacío, la cual se liga a
ansiedades primitivas de desamparo y abandono que se reactualizan en los vínculos
familiares y que es importante detectar clínicamente.
Muchas personas desocupadas exigen y reprochan a sus parejas y familias que
valoricen su autoestima jaqueada: “¡Mostráme que valgo!”, “¿Soy algo para vos si no
tengo trabajo?” Resarcir al otro de su no lugar es una pretensión depositada en los
vínculos familiares y de pareja, imposible de cumplir (frustración-reproche-violencia:
un circuito posible).
Y desde que quedó sin trabajo ya tiene un lugar en lo social, el lugar estigmatizado
del “desocupado”. Según sus otros apuntalamientos sociales, sus otras
763
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
pertenencias, podrá correrse del lugar de excluido. Al perder lugar, se puede aferrar
exclusivamente a la pareja, a la familia, demandándole sostén, seguridad,
valoración, ya que la pareja y la familia son lugar de pertenencia y reconocimiento.
En la situación de desocupación, este pedido se duplica y es difícil de satisfacer, con
su consecuente circuito de frustración, paralización y/o violencias, interno o externo.
El familiar que sí trabaja también tiene que habérselas con la impotencia que aqueja
a la familia y, como manera de conjurarla, se sobreexige, ocupa más lugares de los
que puede. La conmoción en la pareja y la familia implica un reacomodamiento de
funciones, proyectos e ideales.
La familia tiene que habérselas con distintos modos de enfrentar las crisis evolutivas
esperables más el corte abrupto provocado por la desocupación. Las familias
presentan así disritmias intersubjetivas, con modos que pueden ir del mutuo sostén
al mutuo enloquecimiento, o de la anulación de uno a expensas del otro.
El proyecto de la vida, el proyecto vital compartido queda así cercenado. El único
proyecto seguro es la incertidumbre. A la familia, ante la desocupación, se le pide un
trabajo difícil de realizar: contener las ansiedades primitivas y no sucumbir ante la
falta de proyectos. La desocupación ubica a la familia frente a lo catastrófico: a la
pérdida de la noción de futuro. Y surge un proyecto: “cómo ir aguantando la caída”.
La inestabilidad económica se va convirtiendo en la problemática central de la
familia. Hay una retracción libidinal: “Lo único que puedo pensar es cómo conseguir
plata...”. La familia debe pensar cuidadosamente cómo reorganizarse restringiendo
su calidad de vida. El deterioro económico muchas veces obliga a cambios de
vivienda: se van a vivir con sus padres ancianos, con las consiguientes alteraciones
de lugares y funciones en la familia. Los hijos adultos jóvenes no pueden irse a vivir
solos.
En las clases medias, los hijos con educación aspiran a irse del país. La falta de
perspectiva y otras conflictivas personales -que sería importante detectar- hacen
frecuente que la emigración sea vista como la única salida. Los jóvenes ven el
fracaso laboral de sus padres, no están motivados para estudiar, quieren trabajar
pero no consiguen trabajo: ellos, que no acceden al primer empleo, y sus padres en
edad madura son, en la escala laboral, las dos franjas con mayores dificultades de
inserción. Entonces, las realidades y competencias generacionales y las
necesidades de superación se ven alteradas. Esos padres no son vistos como
modelo y tambalea el proyecto para padres e hijos.
Hay que destacar la importancia de la respuesta del entorno social a la
desocupación, en el modo en el que el desocupado tramitará esta situación
traumática. Cuando pasan a insertarse en acciones transformadoras y a ser
764
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Equipo de Salud Mental de la APDH.
765
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Andrea Cucagna*
M., derivada por su médica dermatóloga, llega con su madre a la primera entrevista.
Casi no toma la palabra y su madre relata el cuadro de situación de la familia. M.
tiene 15 años, es bailarina y, hace ya algunos meses, comenzó a perder el pelo. Su
mamá dice no poder ayudarla, ella misma recién está saliendo de una profunda
depresión en la que se sumergió cuando, dos años atrás, falleció su marido luego de
una enfermedad que lo había invalidado tiempo antes.
La pérdida de pelo ha interrumpido las presentaciones que M. hacía con su grupo,
ya que con las diferentes coreografías debía cambiar de peinado y así los lugares
desnudos de su cabeza quedaban expuestos.
M. comienza por hablar de sus dificultades en el colegio: ella está cursando tercer
año y, si no lo aprueba, no podrá ingresar a una escuela de danzas a la que desea
concurrir. También señala que no está mucho en su casa, ya que su madre, cuando
se pone mal, se mete en la cama y a ella le dan ganas de irse. Tiene un novio desde
hace algunos meses, y algunas compañeras del colegio le preguntan cómo puede
ser que él esté con ella. Hay chicas en la escuela que quieren llamar la atención,
dice; una se emborrachó y la suspendieron.
Se queja de la injusticia: ella fue amonestada por llevar a su sobrinita al jardín y salir
unos minutos antes del colegio; ¿cómo puede ser que a nadie le importen las
dificultades que tiene?
A medida que transcurren los meses empeoran sus calificaciones y es probable que
repita el año.
Intervengo preguntándole si su padre se interesaba por su escuela. Responde: “El
llegó hasta segundo año y quería que yo pudiera terminar quinto”.
A esa altura las coordenadas que organizan mi escucha son: con la muerte del
padre y la profunda depresión materna, ella ha perdido el lugar donde alojarse en el
campo del Otro. Esa es la temática del duelo, tal como lo desarrolla Lacan en el
Seminario 10, “La angustia”. Ante la pérdida de objeto, sobreviene la angustia
cuando se presentifica el objeto que fuimos en el campo del Otro. Si el Otro ya no
está, no es exactamente que nos falte, sino que el duelo se produce porque ya no
tenemos a quién faltarle.
766
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
M. circunscribe su malestar al punto que la articula con ese Otro que no está: si su
padre sólo llegó hasta segundo año, ella no puede avanzar más allá.
Luego, M. trae otro material que comienza a darle un texto a la alopecía. Ella ha
decidido, a pesar de la insistencia de su profesora, no presentarse ante el público.
M. dice no soportar que se vea ese lugar vacío en su cabeza. Le digo que no
sabemos qué le pasó con el pelo pero sí sabemos que eso está haciendo que
retroceda ante su deseo de bailar. Llora, y permanece en silencio. Hemos bordeado
un punto donde se queda sin palabras.
Si bien no sabemos cuál fue la causa de la alopecía, parece haber alguna relación
entre la presencia de la alopecía y la ausencia de angustia. Cuando M. es alojada
transferencialmente, comienza a producirse un clima de agitación psíquica, con una
tonalidad mostrativa, al modo acting-out. Se pelea con las “otras”, las compañeras
que le preguntan cómo puede ser que tenga novio. A medida que se abre algún
camino de deseo, en relación con un darse a ver que parece implicarla
pulsionalmente, su pelo vuelve a crecer.
*
Trabajo incluido en el CD Conceptos y actualizaciones en dermatología pediátrica, de Lidia E. Valle.
767
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Laura Klein*
Imposible encontrar en los Evangelios una sola huella de la posterior actitud cristiana
contra los peligros de la vida sexual. Tampoco la promoción y defensa de la familia,
ni la procreación como virtud del lazo conyugal, tan arraigados en el imaginario
social de la modernidad como piedras angulares del cristianismo, encuentran
convalidación en los textos sagrados que, hace dos mil años, sentaron los
fundamentos filosóficos y religiosos de la Iglesia de Roma. Al contrario, el Nuevo
Testamento y los escritos de los Santos Padres de la Iglesia explicitan y subrayan
cómo el cristianismo se fundó en un renunciamiento: no promovió formar familia,
recomendó abandonarla y dio su bendición a los que, casados y castos, se
abstenían de procrear, viendo en esposos e hijos una traba para el camino hacia
Dios.
“Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos,
a sus hermanos, a sus hermanas, y hasta su propia vida, no puede ser discípulo
mío” (Lucas 14:26). “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno
de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí” (Mateo
10:37).
La disyuntiva es absoluta: el Mesías o la Familia.
El matrimonio, escribió San Juan Crisóstomo en el Siglo III, es un nido para los
pájaros que no pueden volar. ¿Quién puede hacer el camino hacia el cielo trabado
por una esposa y una familia? San Pablo extrapola la recomendación de Jesús de
renunciar a la familia y le da una forma extrema: mejor que abandonarla es no
formarla. “El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al
Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer,
está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa
de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. Mas la casada se
preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido” (San Pablo,
Epístola a los Corintios I, 7:32/4). En la confrontación paulina entre solteros y
casados, la supremacía moral de los primeros no está articulada en torno del sexo.
El matrimonio, entonces, no representaba para los primeros cristianos un bien en sí
mismo y mucho menos una realización espiritual. San Pablo lo definió por la
negativa: “Mejor casarse que quemarse” (I Corintios 7:9). El matrimonio es un
768
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
remedio para débiles, una concesión para que los impulsos de la carne no sean
ocasión de pecar.
Antes de que el empuje de la era moderna trastrocara los conceptos cristianos
tradicionales sobre la familia y se borrase del discurso de la Iglesia todo vestigio de
la disyuntiva entre el reino de los cielos y la institución familiar, el matrimonio fue una
figura ambivalente que articulaba una salvación y una perdición. En los antípodas de
la Iglesia actual, San Jerónimo adjudica el pecado original al matrimonio mismo, no
al acto sexual: “Eva en el paraíso fue virgen. Pero después que hubo de vestirse en
pieles, tuvo origen el matrimonio (...) Debes saber que la virginidad fue concedida
por la naturaleza, el matrimonio, en cambio, a raíz de la culpa (...) Aprecio el
matrimonio, pero porque hace nacer vírgenes. Las rosas se recogen de las espinas”.
La procreación es una respuesta a la muerte, un consuelo para que el hombre,
expulsado del paraíso y condenado a morir, pudiera continuarse en su
descendencia. Pero ahora que “la muerte ha perdido su dominio”, “existe la forma
espiritual de tener descendientes, una clase mejor de nacimientos, el apoyo mejor
para la vejez”. La Redención ha instaurado entre nosotros un “segundo paraíso”: si
el pecado original trajo como consecuencia la muerte y ésta el impulso a procrear,
Cristo, al habernos redimido de la muerte, ha suprimido la condición de que sólo los
hijos permitan un más allá.
San Agustín, quien redujo el sexo a su finalidad reproductiva, desechó ésta como
finalidad espiritual: “En estos días, verdaderamente, ninguno que sea perfecto en
piedad busca tener hijos, excepto espiritualmente”. El espíritu procrea hijos liberados
de la muerte, hijos del Verbo. Los hijos en la carne no son más que animales, se
miden en términos de la vida material. Esa existencia es mera biología, nada tiene
de sagrado; esas criaturas son esclavas de la naturaleza, condenadas a repetirse
como especie.
La reinterpretación cristiana, que puso el acento del ser humano en el espíritu y no
en la biología, se hizo a costa de la exclusión de la carne, fundando una dicotomía
radical: podemos ser fecundos de otra manera que los animales sólo si dejamos de
serlo.
Con los siglos, la reticencia a procrear se confundió con el repudio a lo sexual.
Cuando se impuso la reproducción como finalidad del acto sexual, toda desviación
de la misma cobró el carácter de pecado mortal. Pero el castigo a la anticoncepción
no significa elogio de la concepción; la paternidad terrenal no tiene ningún valor,
pero es lo único que justifica un acto sexual. Así como la virginidad es preferible al
matrimonio, la continencia conyugal es preferible al uso sexual, y la virtud de
contenerse supera la de la procreación. El lugar que ocupan los hijos en este
769
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
esquema lógico es el mismo que tenía el matrimonio en Pablo. Así como casarse
implica una menor entrega espiritual pero es un buen remedio para no fornicar,
procrear no tiene en sí mismo ningún valor pero es la única justificación de copular.
Si el recurso del matrimonio es para San Pablo el mal menor de la fornicación, la
función reproductiva es para San Agustín el mal menor del sexo conyugal. Ni
casarse ni tener hijos exaltan el espíritu. Es así que, antes del siglo XVI, la Iglesia no
alentaba a los cónyuges a procrear. La promoción de la “familia cristiana” invocada
por el catolicismo actual es un producto de la modernidad.
*
Fragmento de “Fornicar y matar. El problema del aborto”, de próxima publicación (Editorial Planeta).
770
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
AMOR Y DESEO
MANUEL VICENT
El escritor y periodista español presenta hoy en el ICI su último trabajo, “Cuerpos sucesivos”, una
novela donde, a partir de un curioso romance, se hace preguntas sobre la naturaleza del amor y el
alcance del deseo femenino.
“Lo que más deseo es mirarme al espejo y no darme vergüenza cuando me afeito”, dice Vicent.
Silvina Friera
Los ojos del escritor Manuel Vicent, azules e inquietos, camuflan la picardía con la
templanza de la madurez. “Lo que más deseo es mirarme al espejo y no
avergonzarme cuando me afeito. A esta altura lo ideal sería afeitarme con la luz
apagada. Ya me conozco el rostro de memoria”, chancea el escritor y periodista
español en la entrevista con Página/12. Cuerpos sucesivos, la novela editada por
Alfaguara que presenta hoy a las 18.30, en el ICI (Florida 943), explora los riesgos y
límites de la pasión amorosa. “Las mujeres se abren por el oído. Es como si
guardaran ahí la combinación secreta de su caja fuerte. Empiezas soplándoles
palabras dulces, cargadas de deseos y ellas se van ofreciendo suavemente”, dice
uno de los personajes, el profesor de literatura David Soria. Sin embargo, las
convicciones de este personaje se hacen añicos cuando conoce en un concierto a
Ana Bron, una violonchelista que mientras ejecuta La muerte y la doncella, de
Schubert, derrama lágrimas de sangre o al menos eso es lo que imagina este
académico apesadumbrado, recientemente divorciado, que piensa que “un hombre
está acabado cuando la belleza le pone triste”.
“El alma de la mujer es como un bosque en el que siempre te pierdes y no sabes si
vas a regresar. Del bosque de las mujeres tanto yo como el protagonista sabemos
poco y nada. Somos dos seres extraviados totalmente”, señala Vicent, autor de
Pascua y naranjas (1996), Tranvía a la Malvarrosa (1994), Son de mar (premio
Alfaguara 1999), que fue llevada al cine por Bigas Lunas, y La novia de Matisse
(2000), entre otros. La violonchelista, que conserva las huellas de una adolescencia
traumática y su rebeldía de okupa anarquista, vive una peligrosa pasión amorosa
con Bogdan, un pianista que, a modo de un hombre-lobo, la somete a una violencia
ritual en donde el placer y el dolor son las dos caras de una misma moneda. El
escritor y periodista valenciano, columnista del diario El País, admite que en la
771
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
literatura de estas últimas décadas “el tópico del amor está más disfrazado, lo que
cambia son las formas de decir o de construir la historia, porque todo está escrito
desde hace mucho”. Un verso de Luis Cernuda, “el amor es lo eterno y no lo
amado”, aglutina y orienta la narración porque el sentimiento, según comenta Vicent,
se desliza a través del triángulo amoroso conformado por Ana, David y Bogdan, de
los cuerpos sucesivos que dan título a la novela.
-¿Se propuso escribir una novela erótica?
-En un sentido amplio sí, porque Eros significa vida. Pero no es erótica en la medida
que no se busca una fórmula de aproximación o experiencia sexual entre una pareja
o varias. Es una novela que trata del amor, de cómo llegar al alma femenina a través
de la violencia o de la palabra. Aquí hay dos instrumentos para llegar al corazón de
la mujer: la violencia de una navaja explícita o de una palabra como instrumento
penetrante. La violencia la esgrime el amante joven, fuerte físicamente. Por otra
parte, la palabra le pertenece a un amante fracasado, derrotado, al que le queda
como única arma la palabra. Es el debate entre la violencia, el esplendor de la
posesión, y la lenta conquista a través de la palabra. Por otra parte, también se
plantea, si la mujer desde el fondo del placer o de la muerte puede construir el
amante que desea, y si ese deseo puede llegar a ser sólido y darle volumen físico a
un amante.
-¿Más allá de la violencia, en el mundo de la ficción parece triunfar la palabra?
-La palabra siempre tiene más largo alcance. En todos los niveles de las relaciones
humanas, tiene más porvenir la palabra que la propia violencia.
-¿Por qué decidió ambientar buena parte del relato en la emblemática Residencia
Universitaria de Madrid?
-Le daba un aire al profesor y lo definía muy bien, porque es un lugar que tiene
muchas cargas energéticas de la cultura española, es un sitio muy bello de Madrid,
que encierra entre sus paredes la melancolía de la libertad en épocas de la
República. Este profesor está refugiado no sólo de un fracaso amoroso sino también
de una cultura que también había pasado por allí como un fracaso. Los poetas que
estuvieron en la Residencia, Cernuda, Lorca, Salinas, sumergen un poco el relato y
lo hacen más oscuro.
-¿Qué concepción del amor prevalece en la trama?
-El amor es un sentimiento nada fácil, aunque está muy deteriorado literariamente, el
amor está lleno de matices y es una pasión que arrastra mucho barro y muchas
pepitas de oro. Por el amor se mata, por el amor se puede morir de angustia, los
celos disparan la violencia. Lo que dispara el amor es una carencia. Siempre se ama
772
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
lo que no se acaba de poseer del todo. Esa falta de plenitud, ese vacío que sientes
en el estómago no es una pasión para nada placentera.
-¿Por eso la violencia en el amor se plasma a través de la obsesión por la sangre?
-Sí, es hacer literatura de esa aproximación de la violencia. No trato de explicar esta
violencia como un placer sadomasoquista porque es una violencia que llega a la
mística. La violencia a veces es mística: el intercambio de fluidos y de sangre es
como una comunión. Además, está el sonido amoroso: el primer contacto entre
David y Ana es telefónico. El profesor está presente en ella sin cuerpo, lo físico no
juega ningún papel, es la palabra y la oscuridad. Lo que importa es el tono de voz, el
oído y la imaginación y estas cartas el profesor las hace valer desde el primer
momento.
-¿Los personajes derrotados son más interesantes para hacer literatura?
-El fracaso siempre es más estético que el triunfo. El fracasado da más de sí, un
perpetuo ganador es horrible en cualquier faceta de la vida. El fracasado es un
antihéroe, alguien que se ha curtido en la desgracia.
-¿Esta novela es producto de la madurez, un material que no podría haber escrito 30
años atrás?
-Probablemente. Antes era más barroco e ilusionista y trataba de deslumbrar con las
palabras, pero con el tiempo fue aprendiendo a depurar ideas y formas. La sencillez
muchas veces puede ser elaborada. Prefiero escribir con naturalidad, decir lo que
quiero con las mínimas palabras posibles. Suelo comprimir mucho cuando escribo,
en vez de explayarme en cinco páginas opto por decirlo en cinco líneas y crear un
espacio para que el lector navegue. Si empiezas a cerrar la escritura, no dejas entrar
al lector... a lo sumo lo llevas un par de páginas pero enseguida te abandona.
Porque hoy conque un libro pese diez gramos más de lo que tiene que pesar en la
mano, ya no lo compras ni lo lees.
-¿Esta capacidad de síntesis se la dio el periodismo?
-Sí, en mi columna semanal las palabras están medidas, todo lo que debo escribir
son dos mil caracteres. A medida que el espacio es más pequeño, las palabras
tienen más importancia. En un relato corto, todo tiene que tener un sentido, cada
frase tiene que estar en relación con otra. Ver que alguien está leyendo un artículo
tuyo y a la mitad lo deja, lo abandona... eso es lo más humillante que existe en el
mundo (risas).
773
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Un mosaico incompleto; el registro fragmentario de las idas y vueltas de una exposición oral permite
asomarse a cuestiones como la relación entre la neurosis y la venganza; el sujeto entendido como
pregunta; el oscuro vínculo entre Heidegger y Mirtha Legrand; la epifanía, el sacrificio; lo que
despierta al muerto.
Germán L. García*
Freud tiene una frase formidable con respecto a la venganza: dice que hay mujeres
-podemos decir hombres, si quieren, Freud dice mujeres- que no se divorcian porque
no han terminado de vengarse. Esa frase ilumina muchas: el tipo que quiere acusar
a su padre o a su madre con su propia dolencia, está en una aporía, ya que no
podría dejar de sufrir sin perdonar, porque su sufrimiento es la única prueba que
tiene de las maldades que le adjudica al otro. La desaparición de su sufrimiento lo
dejaría sin argumento. Entonces, la noción de venganza es bastante importante; la
neurosis está muy ligada a ella.
...
El punto de arranque de la modernidad, dice Heidegger, es la pregunta. La pregunta
cartesiana, la duda cartesiana, hiperbólica. Para Heidegger, antes de hablar de la
esperanza hay que hablar de la pregunta. Porque, efectivamente, es una pregunta
sobre el futuro la que organiza la esperanza o la desesperación. Heidegger no se
refiere a una pregunta contingente, a preguntarse esto o aquello, sino a la pregunta
como la estructura misma.
No es que el neurótico se pregunte algo sino que él mismo es una pregunta: Lacan
agrega la palabra neurótico, pero fue Heidegger quien dijo que somos una pregunta,
o, citando a Hölderlin: “Un signo somos, indescifrable”. El preguntar, no la espera de
una respuesta, define al sujeto. El ser es una pregunta y el preguntar es el pensar.
El hombre se pregunta y pregunta porque es un ser finito y temporal.
...
Heidegger tiene una fenomenología, muy divertida, con respecto al tema del
aburrimiento y de la angustia; la espera va a girar entre aburrimiento y angustia. Si
yo no espero nada, no quiero nada, no deseo nada, es evidente que es el
aburrimiento. El aburrimiento -dice Heidegger- es el ente en tanto tal. Y podemos
774
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
imaginar al ente frente al televisor, el ente argentino que no quiere nada, no desea
nada. Si el aburrimiento es el ente, la angustia, a la inversa, es la nada. ¿Por qué
tanta gente prefiere el aburrimiento? Porque -si no soy religioso- el futuro es la nada.
Por eso es mejor ver seres inmortales, como Mirtha Legrand. Es una forma un poco
aburrida de negar la existencia de la muerte, pero lo otro sería romper el televisor:
quedaría la pantalla vacía, oscura, la nada. La propia nada del buen hombre.
Tenemos así, por un lado el ente, por otro lado la angustia, la nada. Entre esas dos
cosas está, para Heidegger, la temática de la espera. Si me lanzo en la flecha del
tiempo hacia el futuro, es el vacío, la nada, el ser para la muerte. Si retrocedo
porque me horroriza, me quedo en un presente donde lo que hay es el aburrimiento.
Nuestro problema neurótico es ése: queremos seguridad, pero nos aburre. Nos
encantaría la aventura, pero tenemos miedo. Eso se llama una vida.
...
A medida que la revelación, en el sentido religioso, fue desapareciendo, se fue
creando la idea del genio, o se la recuperó de Platón; idea que Kant y después otros
elaboraron en el siglo XVIII. El genio es un personaje epifánico, para decirlo en
términos de Joyce; un personaje que ya no tiene revelaciones trascendentes sino
inmanentes, obtiene revelaciones en sí mismo. Es el creador, todos lo respetan. La
gente tiene una especie de admiración por el creador, el personaje del siglo XX.
James Joyce inventó el término epifanía, mejor dicho lo tomó de Newman -un
teólogo y religioso inglés que escribió Gramática del asentimiento-. Pero las
epifanías de Newman estaban ligadas a la necesidad de que tambiénlos analfabetos
fueran ganados, entonces él dijo que no todo eran revelaciones en los libros sino
que también había epifanías: que a la gente simple Dios se le manifestaba en lo real.
Se ve que a Joyce esta idea le parecía tan disparatada que la tomó para su arte. Así
como a Marcel Proust los llamados recuerdos involuntarios le parecían más
verdaderos que el recuerdo voluntario; porque no dependían de él mismo. O,
también, la escritura automática de los surrealistas. En todos estos casos se trata de
extraer una fuente de alteridad que no sea la trascendencia religiosa.
Se puede demostrar que, a medida que se va desplazando la revelación religiosa, se
va introduciendo lo que alguien llamó la consagración del escritor. El escritor como
oráculo, como alguien que hace revelaciones. El mito máximo del escritor epifánico y
revelador sería Stephane Mallarmé: los simbolistas dicen que el poema es algo
autónomo, algo que no tiene que ver con la realidad, que no es mimético, no se
debe a nada, brota del puro vacío, del deseo.
El psicoanálisis tiene algo que ver con la epifanía, donde el lenguaje podría
revelarnos algo -o, al revés, lo que creíamos revelaciones divinas y trascendentes
775
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
776
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Fragmentos de la clase “El temor y la esperanza”, que formó parte del ciclo “El curso de las
pasiones”, en el Centro Descartes.
777
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL NIÑO EN EL HOSPITAL
Cumplió ya 13 años el programa de atención psicológica para niños -creado por profesionales del
Hospital Tobar García- que se vale del contacto con animales del Zoológico. Uno de sus fundadores
presenta notables ejemplos clínicos y procura indagar las razones de los resultados terapéuticos.
Juan Vasen*
778
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
779
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El lugar de cuidador es justamente el inverso de ser presa de otro. Ellos con su tarea
renuevan y reafirman el apresamiento y al adquirir dominio sobre los animales (los
perros, por caso) y adquieren, en forma mediatizada y desplazada, dominio sobre lo
que antes los posicionaba como víctimas o marionetas.
Es muy frecuente que, al volver de la granja, los chicos gruñan, amaguen morderse
y perseguirse entre ellos. Han podido incorporar a una escena lúdica sus aspectos
feroces que, entrando en juego, salen de la región de lo inexpresable.
Lucio, un niñito tucumano con un síndrome genético, es puesto en contacto por los
colegas de Minkas y Asana con un simpático salchicha. El chico toma un marcador y
bordea, sobre un papel, la pata del perro dibujando su silueta. Esa sencilla
producción tiene el enorme mérito de delimitar en él la pisada, la huella de los otros;
delimitar sus efectos, sean los de su situación personal, familiar o la impronta que la
genética le ha impreso. Franco Rella dice que las primeras narraciones nacen, en
una sociedad de cazadores prehistóricos, de la experiencia de descifrar huellas.
Desde ellas, los chicos del Zoo arman sus historias, y las cuentan.
Además, el programa les ofrece posibilidades concretas de intervenir sobre aspectos
indómitos ligados a la oralidad y aun a la ferocidad del otro. La comida no será
desgarrada, pues la dieta se troza y los recintos son higienizados por los chicos y
jóvenes. Allí pueden hacer algo concreto con quienes soportan, como figuras, el
proceso de recuperación de un dominio perdido para el que tocar, ver, cuidar,
facilitan el camino a recuperar cierta capacidad de modular una imaginación, vuelta
enemiga, que los desborda.
Pero no se trata de “meterles el perro”. Sólo si los niños desean estar con animales,
si ellos representan algo significativo para su subjetividad, el contacto con fieras y
mascotas será eficaz. No es una “técnica” ni se puede pautar en general. No se trata
de poner a los autistas con jirafas o a los revoltosos con tortugas. Se trata de
respetar a rajatabla la singularidad de cada quien. Y de respetar al animal en tanto
alteridad radical. Sólo esto hace posible la experiencia.
El Zoo brinda un marco de seguridad y la posibilidad de interponer algo, un alimento,
de modo que el animal, al decir de uno de los chicos: “No me come”. Come lo que yo
le preparo. En el Zoo los animales se dejan cuidar, los niños ven que ser cuidados, y
cuidar es posible y aceptable. Dejarse cuidar, descansar en una relación de mayor
confianza en el otro, relaja, atenúa los sentimientos persecutorios y paranoides.
Es que en el vínculo con el animal el niño se encuentra con alguien confiable, que no
miente. Se ha logrado enseñar a hablar a los loros; los animales pueden adquirir
enorme cantidad de habilidades de las que los circos dan muestra. Pero hasta ahora
780
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
nadie ha logrado enseñarles a mentir. En la relación con los animales el niño halla
también matrices de una relación con la verdad.
Tal vez esto ocurre porque los animales no hablan. El niño puede creerles y, a la
vez, debe sensibilizarse para descifrar sus necesidades, y poner entonces palabras
al silencio o al gruñido. Se acercan así a sus zonas mudas y bordean lo propio
indecible.
Por otra parte los niños localizan en los animales rasgos de sí, los humanizan. Las
fábulas fueron escritas en épocas de tiranos y los animales podían en ellas decir lo
que a un humano le hubiera costado muy caro. Así a través de los animales,
eludiendo la tiranía del superyó, el niño puede expresar lo que de otro modo no
podría decir.
Giorgio Agamben recuerda que en la fábula el hombre enmudece mientras los
animales salen de la pura lengua de la naturaleza y hablan. La fábula es el lugar
donde hombre y naturaleza intercambian sus papeles antes de volver a encontrar
cada cual su propio sitio en la historia. Algo de esto ocurre en el Zoo.
Los animales despiertan sentimientos diversos. Uno que merece ser jerarquizado
como trabajo de transformación de lo pulsional es la ternura.
Y en el Zoo no hay mascotas, los animales no están allí mascotizados, lo que les
requeriría entrar en relación con una alteridad aún mayor. La serie “V Invasión
extraterrestre” planteaba el caso de invasores que, bajo una seductora máscara
humana, eran voraces reptiles. Muchos niños y jóvenes que disfrutan de estar
cuidando lagartos y serpientes se hacen amigos de animales que, según su
cuidador, “no se hacen amigos de nadie”. Entran en contacto con dimensiones de
ferocidad indiferente.
En el Zoo tienen una importancia fundamental los cuidadores, que son ubicados por
los chicos en un lugar de ideal del yo. Los uniformes les proveen la sensación de
pertenencia y les dan, ante los animales, un lugar de proveedores de alimentos. Los
animales los reconocen en tanto visten esa ropa. Además el público les supone un
saber. Otro reconocimiento para quienes no han tenido muchos.
En un mundo donde las posibilidades de hacer experiencia van siendo expropiadas,
donde la nota singular de cada quien no suele hallar pentagrama donde inscribirse,
el Programa les ofrece un espacio de inserción, no de mera adecuación. El
Programa no funciona en serie, sino de a uno, en singular, aunque se trabaje en
grupo. Esa inserción corre el riesgo de todo injerto. Pero puede prender. Y retoñar.
*
Ponencia presentada en el congreso “Los animales, su impacto en la salud”, Buenos Aires,
setiembre de 2003.
781
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA LEY
En Savater 10 M, el ciclo que emite Canal à este mes, el filósofo español Fernando Savater canjea el
libro y la cátedra por el set de TV para preguntarse y preguntar qué diablos pueden significar hoy -en
tiempos de clones, amor virtual y simulacros electrónicos- los Diez Mandamientos que el dedo de
Dios inscribió en la piedra y el alma moral de Occidente. Acá, algunas de sus respuestas.
Cecilia Sosa
¿En qué ha devenido el más antiguo de los decálogos desde que el dedo de Dios
inscribió sobre piedra aquellas líneas destinadas a guiar al pueblo israelí en su
éxodo? ¿Qué extraña sobrevida puede tener hoy el célebre kit de prohibiciones que
marcó para siempre la historia moral de Occidente? Para dar con la respuesta ya no
hay que esperar la medianoche, a que los canales de aire cierren su programación
con el ya clásico predicador brasileño. A la tarde, al mediodía o incluso al alba, basta
sintonizar el canal correcto para encontrar al escritor Fernando Savater -profesor de
la Universidad Complutense de Madrid, agnóstico confeso y uno de los filósofos más
taquilleros del momento- reflexionando sobre la vigencia los Diez Mandamientos en
el siglo XXI.
En un tiempo marcado por la clonación, el amor virtual y la construcción mediática
de Bin Laden recargables, ¿cómo pensar la identidad de las tablas de la ley en
presente? ¿Qué pueden ser? ¿Un catálogo de buenas costumbres? ¿Un código de
ética y moral tan eterno como universal? ¿Los restos de una religión que
languidece? ¿Pura hipocresía? ¿Un conjunto de pautas de higiene? Siempre afable
y coqueto, Savater, con sus lentes colorados, invita a revisitar el decálogo para
descubrir su fertilidad o su ineficacia a la hora de iluminar, pintar o interrogar a la
más desvalida de las actualidades. Eso sí: sin supersticiones religiosas de por
medio.
“La sorpresa no es que los mandamientos sean aceptables tal como fueron escritos,
sino descubrir que cada uno de ellos sigue tocando puntos muy sensibles de la
cultura actual”, dice Savater en diálogo telefónico desde Madrid. “Todos los
mandamientos resultaron más ricos de lo que parecían en un principio. Esto se
debió a que hubo un esfuerzo de producción enorme. La idea era ver cómo esos
tópicos ya establecidos podían permitir reflexionar sobre otras cosas. Aun los que
parecen más arbitrarios conservan una fertilidad enorme y señalan zonas centrales
para la reflexión moral y social de la vida.” Para el autor del best seller Etica para
782
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Amador, incluso el dudoso “No codiciarás a la mujer de tu prójimo” sigue siendo útil
para “reflexionar acerca del deseo y los conflictos que los deseos contrapuestos
generan en la sociedad”. ¿Qué mejor que un predicador sin Dios para volver
comprensible lo incomprensible y cotidiano lo misterioso? ¿Podría haber imaginado
Él que su palabra tendría un defensor tan mediático y sobre todo tan absolutamente
laico?
El ciclo Savater 10 M comenzó a emitirse a principios de mes por Canal à y
continuará hasta fin de noviembre, a razón de un capítulo por mandamiento. Con
material de archivo, múltiples entrevistas a especialistas e invitados, el recorrido
histórico, cultural y literario que propone el ciclo parece descansar en una fórmula de
éxito garantizada. A diferencia del párroco que desde el púlpito o el escritorio
televisivo amenaza con el castigo, Savater tranquiliza, acompaña, acuna. De su
mano, transitar por el catálogo de prohibiciones más pop de la humanidad es un
pasatiempo comprensible, didáctico y -por qué no- divertido.
“A diferencia de la idea de Dios, los Diez Mandamientos tienen una realidad
inamovible”, dice el ensayista vasco, recientemente amenazado de muerte por la
ETA. “La filosofía nace como una reflexión sobre la vida, no como un crucigrama
intelectual. Sus preguntas son para qué y cómo vivir, no un juego de ingenio. Me
parece imprescindible que todos esos filósofos se dediquen a cuestiones más
profundas, pero la única manera de acercar la filosofía a la gente es partiendo de la
situación concreta de la vida misma. El objetivo del ciclo fue ayudar a pensar sobre
estas cosas.”
El ciclo no sólo no pretende refutar los mandamientos sino también buscar sus
funciones, traducciones y fracturas posibles en una línea de homologías seriadas
que permite avanzar hasta las lecturas más audaces. Al comienzo de cada capítulo
(que dura 52 minutos), Savater hasta se atreve a hablarle a Dios como quien increpa
a un amigo olvidadizo, reclamándole precisiones, omisiones y descuidos. Para
presentar el primer mandamiento, “Amarás a Dios por sobre todas las cosas”, por
ejemplo, Savater elige mostrarse perplejo ante el hecho de que el ser más
impersonal, abstracto y atemporal le exija amor a un ser tan vulnerable y frágil como
el hombre. “¿No es un poco exagerado reclamar que te amen de esa manera
exclusivista? ¿No estarás siendo un poco celoso y competitivo? ¿No es mejor que te
amen a voluntad? ¿Estás seguro de que lo merecés? Si por lo menos te presentaras
en persona... Pero ¡no! Tenemos que lidiar con tus representantes, todos
decepcionantes, por decirlo de manera suave”, increpa Savater al Ausente. A veces
la producción acompaña y el filósofo aparece recortado contra un cielo transparente
783
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
por el que se cuela, rápida, una nube. Y por momentos la parodia hasta pierde
importancia.
Estas “pequeñas licencias poéticas”, como las llama el filósofo, sirven para introducir
una flexión interpretativa que, a través de desplazamientos y traducciones, se aleja
de las concepciones más antiguas de los mandamientos para llegar a sus variantes
más mundanas. En ese tránsito, el halo místico de la palabra original pierde misterio
y muestra su costado profano: es el precio que se paga por pasar de lo simbólico a
lo jurídico.
Bajo el ímpetu del “Amarás a Dios por sobre todas las cosas”, Savater invita a
deponer la voluntad de sepultar al politeísmo y su séquito de divinidades demasiado
corpóreas, demasiado parecidas al hombre, para recorrer la historia de una relación
exclusiva que ahora debe lidiar con telepredicadores, sectas y una fila de ídolos
televisivos capaces de contagiar los fervores más posesivos. “Dios habrá muerto”,
apunta el filósofo, “pero sus reemplazantes siguen vivitos y coleando”.
La fórmula se repite capítulo a capítulo. Del “No robarás” -originado en el temor al
robo de almas y el bandolerismo- se avanza en una suerte de crescendo histórico al
saqueo de naciones enteras, la evasión impositiva, el robo de la identidad y el plagio
intelectual. “¿Qué significa robar?”, vuelve a interpelar el filósofo al Señor: “Roba el
padre el mendrugo de pan para su hijo que agoniza y roba también el que saquea
una provincia entera para su enriquecimiento personal. Pero a éste se le llama gran
financiero y se le festejan sus dotes de empresario. Tú podrías haber entrado un
poco más en estos detalles, ¿no?”. Tratando de excusar tamaño descuido, el
escritor español Luis de Sebastián, autor de Los 10 mandamientos del siglo XXI,
apunta como invitado de la tarde: “Los mandamientos no fueron hechos para la
eternidad sino para el pueblo israelí que migra a Egipto. Son presupuestos que
pertenecen a un período histórico en particular, y que luego fueron venerados como
principios universales”, explica.
Ya en el primer capítulo del ciclo, Savater se confiesa agnóstico y declara sólo poder
amar a seres mortales. Reformulando la pregunta de Umberto Eco -“en qué creen
los que no creen”-, se interroga acerca de “qué creen los que creen”. “Los he
escuchado -dice- y nunca entendí a qué se refieren.” El contestador telefónico de su
casa advierte que “aun cuando estemos, el contestador seguirá prendido”. ¿Cuál
será la fórmula secreta que habrá que pronunciar para obtener una respuesta? Pero
cuando el temor empieza a crecer, Savater atiende en persona y tranquiliza. “Mi
mundo es el mundo de los seres humanos: son ellos los que creo que pueden dar
contención, apoyo y sentido a las cosas. El gran misterio de la vida humana suele
resolverse encomendando lo personal a lo impersonal, pero ésa es la solución fácil.
784
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
785
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
786
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
patilludo se funde con la de una divinidad indignada. “Si uno no piensa en dar nada,
¿por qué no prometer todo?”, reflexiona alguien.
Firme junto al teléfono, Savater se anima a imaginar qué mandamientos habría que
agregar para adaptar las inciertas tablas divinas a los nuevos tiempos. “Consignas
como ‘No polucionar’ eran completamente impensables en la época en que fueron
acuñados los mandamientos originales. Hoy, el cuidado de la naturaleza es
imprescindible para la supervivencia de la estirpe, y se ha transformado casi en una
exigencia moral”, asegura. Y abre otra ventana: “Ahora que se puede crear sin
padre, sin madre e incluso con varias madres, ¿qué lectura se puede hacer del
mandamiento ‘Honrarás a tu padre y a tu madre’? Una nueva exigencia podría ser
no privar a ningún ser humano de conocer cuál es su origen biológico. El derecho a
la filiación podría ser un nuevo mandamiento”, señala. El pasaje de lo simbólico a lo
jurídico vuelve a rendir frutos. ¿O no es imaginable una cola de hijos sin apellido
reclamando a una enfermera la dirección de e-mail del donante de semen?
El ciclo empezó a emitirse de manera simultánea en distintos lugares del mundo. En
España, cuna de la Inquisición y del franquismo, las divinidades terrenales todavía
no se encresparon. “Si bien la Iglesia siempre tuvo un aspecto inquisitorial, a veces
también despliega cierta curiosidad. Esperemos que las repercusiones vayan más
por el lado de ‘a ver qué piensan los descarriados’”, dice Savater.
En las próximas emisiones se podrá ver al escritor Rodrigo Fresán dando su versión
del “Honrarás a tu padre y a tu madre” y a Daniel Samper desovillando el “No
cometerás adulterio”. Siempre con la premisa de traducir y desplazar los términos de
los mandamientos, todo hace prever que Savater logrará rescatar el decálogo de la
agonía para reinsuflarle nueva vida. Y si queda alguna duda sobre la productividad
de la máxima que ordena no consentir “pensamientos ni deseos impuros”, habrá que
dejar quieto el control remoto en Canal à para que Savater 10 M, más que pan y
peces (para algo está el supermercado), proporcione un poco de teología laica a
todos los que la merecen.
787
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Hay divorcios “que pueden contribuir a la calidad de vida de todos los involucrados”: desde esta
perspectiva, la autora propone una estrategia donde la presencia de los hijos es “el elemento
convocante que convierte a los padres en socios de una misma empresa”.
Luisa Rosenfeld*
Existen divorcios que son mejores que otros; que dañan menos; que pueden
contribuir a la calidad de vida de todos los involucrados. Constance Ahrons escribió
el libro The good Divorce (1994), enfatiza que hay divorcios destructivos y otros que
no lo son: hay una buena manera de divorciarse y es aquella que atiende a las
necesidades de los hijos y permite que los padres se visualicen como tales de
manera cooperativa y flexible. Este coprotagonismo de los adultos permite sortear la
inevitable confrontación de la pareja conyugal que se está desvinculando y asume
que quien, tan poco tiempo atrás, fuera un aliado, se convierte en un enemigo
acérrimo: sólo la mirada sobre los hijos los puede reunir nuevamente como aliados,
abocados a un objetivo común.
La idea es que luego de la separación y cuando ya no habiten una misma casa, los
padres puedan conformar una familia binuclear, que habita dos casas y con un
adulto como jefe de hogar en cada una de ellas, entre las cuales circularán los hijos.
La condición de éxito es un camino consensuado que los padres deben prever para
sus hijos y que atienda no sólo a las cuestiones personales de los adultos sino a las
particularidades de los hijos, de acuerdo con su edad, sexo, características
particulares de cada niño y sus necesidades evolutivas. Más aún, los acuerdos
deberán ser revisados según las necesidades cambiantes de los hijos en función de
su crecimiento. Anticiparse a esto es fundamental: los hijos van a crecer y sus
necesidades de intimidad, atención, autonomía, diferenciación, las actividades
sociales, el dinero que necesitan para sustentar su vida social y educacional,
cambiarán y demandarán otras contribuciones de parte de los adultos a cargo. La
palabras clave son entonces flexibilidad y cooperación para lograr cada vez
acuerdos consensuados y la mirada puesta en los hijos, el elemento convocante que
convierte a los padres en socios de una misma empresa.
788
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Puede ocurrir que una vez definida la desvinculación y experimentado el “alivio” que
muchas parejas refieren (porque cesaron las peleas; porque se ha interrumpido la
tensión que suscitaba la convivencia), los hombres se sientan libres de acercarse a
sus hijos como antes no lo habían hecho y se conviertan en los padres que nunca
fueron. Y, para sorpresa de las madres que suponían al padre irresponsable y
desligado afectivamente, descubren que la relación del padre con los hijos fuera de
su presencia es muy enriquecedora, ella se siente así relevada de la pesada tarea
de criar a los hijos sola y puede contar con otro adulto responsable. Es que el
divorcio es una crisis que puede reformular múltiples aspectos existenciales, entre
ellos aquellos sobre los que inciden las creencias y el consenso social: este
consenso atribuye a las mujeres una vinculación más estrecha con los hijos; a veces
los hombres están excluidos de la crianza y sólo aportan dinero que la madre
administra. Esta distribución inequitativa, que genera una sobrecarga para la madre
y aleja al padre emocionalmente de los hijos, no genera rechazo social.
También puede ocurrir que madres abocadas a la tarea exclusiva de la crianza
continúen autoexigiéndose ese único rol y se orienten a excluir al padre. A veces,
imbuidas de su enojo por causa del alejamiento del compañero a quien atribuyen la
responsabilidad por la ruptura, sin darse cuenta sumen a los hijos en una
pseudoorfandad, al entorpecer el contacto con el padre a quien ellas no desean ver.
Si logra el alejamiento y éste se prolonga en el tiempo, puede ocurrir que ella misma
comience a sentirse sobrecargada y sola a cargo de la crianza. Puede suceder,
luego de un tiempo, que se sienta mejor anímicamente o se relacione
sentimentalmente con otro hombre y comience a desear más tiempo libre para ella
sin los niños. Si en este momento deseara contar con la colaboración del padre, que
ella ha contribuido a alejar y con quien los hijos ya no tienen contacto cotidiano, éste
puede no mostrarse disponible.
Es que el contacto regular con los hijos es un estímulo para estar alerta a sus
cambiantes necesidades evolutivas: el alejamiento estimularáen el padre alejado la
evocación del niño que era su hijo cuando la familia convivía, pero el hijo se
convertirá en un extraño que no le despertará interés.
Estamos hablando de la construcción de una pareja coparental con
responsabilidades compartidas, muy claramente diferenciada de la ya disuelta pareja
conyugal, respecto de la cual habrá intereses contrapuestos. Sólo padres que se
piensen a sí mismos abocados a una tarea común, la crianza, podrán dejar de lado
una actitud confrontativa. Sólo hombres y mujeres que pueden imaginarse como
pareja de padres, y no como esposos, podrán cooperar para llevar adelante la tarea
con eficiencia.
789
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Aquellos que a la hora de tomar decisiones se imaginen en relación con sus hijos
podrán anticipar cómo éstos se sienten en cada momento. En definitiva, esto se
correlaciona con lo que haya sucedido durante la convivencia: si la crianza fue una
prioridad, si ambos padres, hasta la separación, tuvieron alguna forma de acuerdo,
los niños sabían que podían contar con ambos padres, independientemente de
quién llevara adelante en forma personal la tarea. Si esto no funcionó durante la
convivencia, es bastante probable que continúe del mismo modo durante la
desvinculación. Ahora bien, si priman el enojo y un comportamiento querellante y
vindicativo, es muy difícil que puedan reconocer a los hijos como individuos con
necesidades, ya que la prioridad será la pelea con el ex cónyuge vivenciado como
enemigo.
Cuando esta modalidad relacional confrontativa coincide con la presentación judicial
de la demanda de divorcio, ésta puede reforzarla y extenderla. El paradigma judicial
se sostiene en un modelo adversarial -uno contra el otro- e implica demostrar
mediante pruebas que el otro es el culpable, lo cual será determinado por el juez,
quien establecerá quién puede ejercer ciertos derechos y quién no. Evidentemente,
este modelo ganador/perdedor da por tierra con un abordaje cooperativo y flexible
centrado en las necesidades evolutivas de los hijos. Puede darse que los abogados
insten a los padres a llevar a los hijos a los tribunales para que cuenten acerca de
malos tratos o alejamiento de un padre. O bien, los niños pueden ser involucrados
en conversaciones acerca de dinero o de con quién y dónde vivirán. Así, no sólo los
niños deberán decidir cuestiones que los exceden, sino que aprenden que sus
padres, los adultos de quienes dependen, no pueden resolverlas y esperan que ellos
lo hagan. Los padres, abocados a la tarea de desestimarse entre sí y delegando
decisiones con respecto a sus hijos en abogados y jueces, favorecen una imagen
poco asertiva de sí, que reforzará la soledad de los niños cuando más necesitan
confiar en los adultos, dado que el mundo se ha vuelto caótico en el tránsito desde la
convivencia original hacia la separación.
Los hijos necesitarán cuanto antes una nueva organización provista por sus padres,
una nueva rutina que les permita bajar los niveles de ansiedad y vuelva el mundo
previsible otra vez. Aun viviendo en nuevas casas, concurriendo a nuevos colegios y
viendo a sus padres con nuevas parejas, cuanto antes los padres se muestren
cooperativos y contribuyan consensuadamente a ayudar a los hijos a transitar este
camino por ahora desconocido, menos dolorosamente lo vivirán. Lo contrario, la
sensación de que los hijos se convierten en misiles que un padre dirige contra el
otro, o de que los niños atraviesan un campo minado y deben evitar todo paso en
falso para no ser mutilados o provocar un estallido, no hará sino generarles dolor,
790
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Integrante de la Asociación Sistémica de Buenos Aires (Asiba)
791
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ÉTICA Y PODER
Tomando como eje “la desvinculación entre ética y poder”, como signo de nuestro tiempo, es posible
postular que, desde la caída de la modernidad, el mundo padece una autoridad no autorizada, lo
simbólico se reduce a “un simulacro” y lo real ha sido “expropiado”.
Silvia Ons*
792
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
793
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
Coordinadora del ciclo “El psicoanálisis en la cultura” de la Biblioteca Nacional. Texto extractado del
trabajo “Etica y poder”.
794
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Miembros del Servicio de Psicopatología del Hospital de Niños Pedro de Elizalde cuentan su
experiencia, desde una perspectiva psicoanalítica, con pequeños grupos de chicos que sufrían
enfermedades como alopecía, vitiligo y psoriasis.
795
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
796
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
797
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LO GRUPAL Y LA PALABRA
Uno de los pequeños grupos del Hospital de Niños Pedro de Elizalde se constituyó
con tres niños agrupados bajo un mismo síntoma: el no acceso a la lecto-escritura.
Sus edades oscilaban entre los 10 y 12 años. Durante las sesiones aparecieron
diversos efectos grupales, con resonancia singular en cada uno de los niños. En las
primeras sesiones, uno de los niños, Hugo, se ubicó en un lugar de “traductor” de
otro, Waldo: Hugo “entendía” lo que Waldo trataba de decir, y lo decía.
Esto fue leído como un efecto grupal, y cobró un efecto singular para Hugo con
relación a su historia: antes, Hugo era “traducido”, era hablado por el Otro: su madre.
Esto se había hecho evidente en una entrevista con ambos, donde sólo ella entendía
lo que él decía y podía “traducirlo”. Ahora, Hugo iba “traduciendo” todo lo que Waldo
decía; y, al hacerlo, se notaba cierto progreso en sus posibilidades de expresión. En
general, Hugo tiene grandes dificultades para hacer uso del lenguaje: muchas veces
no se entienden las palabras que pronuncia, y la mayor parte del tiempo emplea
palabras sueltas y frases mal articuladas, que se caracterizan por la falta de
conectores y de verbos, por lo cual no hay referencia a la ubicación temporal.
En la tercera sesión de grupo, Waldo dibujó un loro. Este animal tiene una
significación importante en su historia. La madre había contado que su hijo tenía un
loro como mascota: “Tal vez el loro le enseñe a hablar”, había agregado. Al lado del
dibujo, Waldo escribió “Loro”. Por la madre, nos enteramos de que la abuela de
Waldo tenía a su vez un loro, llamado “Loro”, que había sido comido por un gato.
Así, los dos loros son nombrados de la misma manera.
Hugo observó el dibujo y sentenció: “No es un loro: tiene cola de gallina y pico de
pato”. Waldo se enojó y contestó que no sabía dibujar gallinas: sólo loros y pájaros.
Después Waldo dibujó un pato -significante tomado de Hugo- y comentó: “Está
muerto”.
En aquella entrevista con Waldo y su madre, la misma en que se habló de “Loro”,
ella contó que Waldo tenía un gato que se había muerto. La analista le sugirió a
Waldo que dibujara un gato y un loro, pero él contestó: “No, porque se van a matar”.
El chico parecía no diferenciar lo simbólico de lo real: el significante era la cosa
misma, no aquello que representa la presencia de una ausencia.
798
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Dos o tres sesiones después, Waldo dibujó un pájaro. El pájaro aparecía tres veces
en la hoja: en la parte superior (¿volando?); más abajo (enganchado en algo que
parecía un poste de luz); y en un hospital que tenía una cruz como si fuese una casa
velatoria. Cuando la analista le preguntó por el dibujo, contestó: “Pájaro muerto”. Al
preguntarle cómo había muerto el pájaro, señaló el poste de luz mientras hacía girar
sus manos, explicación que la analista no pudo entender. La analista preguntó qué
había pasado después y él contestó: “Hospital”.
Unas sesiones después volvió a aparecer en escena el significante “loro”, a partir de
un comentario que Lautaro, otro integrante, le hizo, antes de la sesión, a una de las
analistas que trabaja con el grupo. Waldo contó que él también tenía un loro. Ante
una pregunta sobre este loro, él corrigió tajante: “Lora, es hembra”. Se le preguntó a
Lautaro por el sexo de su animal y él contestó: “Loro hombre”. Comentó también que
los loros y las loras se atraen, y siguió introduciéndose en el tema de la diferencia
sexual y la relación entre los sexos.
De esta manera, a partir del significante “loro” -aportado por Waldo y retomado
primero por Hugo-, en el grupo se armó una cadena significante, desplegada
temporalmente en el transcurrir de las sesiones, que fue produciendo efectos de
significación singulares para cada uno de los chicos. Para Waldo, se anudó con el
tema de la muerte; para Lautaro, con el de las diferencias sexuales. Es llamativo que
en este grupo se haya recortado el significante “loro”, animal que repite lo que otro
dice, es decir, es hablado por el Otro.
799
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
En su trabajo “La función del pequeño grupo en la lógica del psicoanálisis”, Massimo
Recalcati -psicoanalista y profesor de la Sección Clínica de Milán del Campo
Freudiano- evalúa la posibilidad del uso clínico del psicoanálisis en el contexto del
grupo. Considera la distinción entre grupo y masa, tal como la formuló Jacques
Lacan a partir de Freud. En la masa, se produce el eclipse del sujeto bajo una
insignia donde se exalta, por vía de la identificación, el poder ideal de un líder; en la
mirada hipnótica del jefe se reencarna la mirada del padre totémico, el “temible
padre primordial” al que alude Freud. Esa mirada absoluta produce la ilusión de ser y
hacer Uno con el Otro. Y conlleva el peligro de empujar al sujeto en la dirección
fanática del sacrificio.
El pequeño grupo, contrariamente a la masa, puede garantizar la existencia de la
particular. Su lógica interna no es la del fanatismo por el Uno sino la de la diferencia,
del no-todo, del Uno no sin el Otro. Entonces, la posibilidad de un dispositivo grupal
va en contra de esa tendencia espontánea del conjunto humano a su masificación.
La dimensión del pequeño grupo parece indicar otro género de identificación posible.
La hipótesis -planteada ya por el psicoanalista de la escuela inglesa Wilfred Bion- es
la de un “grupo sin jefe”, una identificación horizontal; un grupo que no se cimenta
sobre el Ideal del Uno, sino que deja existir lo particular del sujeto promoviendo la
heterogeneidad, no asimilable a ninguna fusión identificatoria. El grupo no se
sostiene bajo la mirada absoluta del Ideal ni sobre la “semejanza imaginaria” que
deriva de la identificación al Ideal, sino a partir de un lazo social reducido al trabajo,
al “objetivo común”, en términos de Bion.
Recalcati trabajó en una institución especializada en el tratamiento de pequeños
grupos de sujetos anoréxicos-bulímicos. En el Hospital Elizalde trabajamos con
pequeños grupos de sujetos con diagnósticos de: fobias, trastornos del lenguaje (no
acceden a la lecto-escritura) y pacientes derivados con diagnóstico de vitiligo y
alopecía (afecciones dermatológicas).
Ciertamente, la homogeneidad del síntoma es una ilusión: el pequeño grupo se
constituye sobre esa ilusión; lo que da contenido al grupo es un lazo imaginario, una
reciprocidad identificatoria, un espejismo. La dirección del tratamiento apuesta a
deconstruir esa identificación colectiva para producir el nombre propio del sujeto.
Recalcati plantea las diversas monosintomaticidades que caracterizan nuestra época
clínica como una respuesta social a la inconsistencia que produce la caída de la
800
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Los textos de estas páginas fueron escritos por Andrea Cucagna (directora del posgrado en Clínica
con Niños y Adolescentes del Hospital de Niños Pedro de Elizalde), Mirta Blasco, Marta Castro
Riglos, Noemí Cecchi, Eugenia Crivelli, Silvia Gvirtzman, Patricia Kovacevich, Mariana Loureiro,
Anabella Racioppi, Gladys Staropoli, Dolores Ugarteche e Ivana Velizan (miembros del equipo de
investigación sobre Pequeño Grupo Monosintomático de ese Posgrado).
801
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA LECTOESCRITURA
Su tesis de doctorado, dirigida por Jean Piaget en la Universidad de Ginebra, estableció un antes y un
después en la enseñanza de la lectoescritura. Vino a la Argentina a presentar un innovador CD-Rom
“Los niños piensan sobre la escritura”. Defiende el papel de los chicos en la enseñanza, y destaca la
importancia de mantener el nivel sobre todo en la escuela pública. “porque los sectores más
postergados no tienen otra instancia para hacer el despegue en la vida”.
Nora Veiras
-Usted presenta el CD con una frase muy provocadora: “Los chicos tienen la mala
costumbre de no pedir permiso para empezar a aprender”. Esto quiere decir que la
escuela se molesta ante esa actitud.
-Una de las cosas siempre difíciles para dialogar con el ámbito escolar es que la
escuela tradicional parte de la suposición de que los que recibe son oficialmente
ignorantes y en caso de saber alguna cosa, eso es irrelevante respecto de los
contenidos escolares. Todo mi trabajo de investigación ha consistido en mostrar que
los chicos cuando llegan a la escuela ya tienen un camino andado y ese camino no
es irrelevante respecto del contenido fundamental del primer año de primaria, que es
la alfabetización. Convencer a los maestros que esos chicos vienen pensando desde
hace un tiempo, que se interesan en la escritura porque se dan cuenta rápidamente
de que es un objeto valioso del entorno y, curiosos como son, hacen preguntas y se
interesan en todo aquello que ven que tiene valor para la sociedad en la cual viven.
Ese es el sentido de la frase, es irónica porque eso de que el chico no pide permiso
es claro para jugar pero para empezar a aprender tampoco piden permiso.
-Hace años que viene batallando con la necesidad de reconocer lo que los chicos
saben, ¿ahora ve un cambio de actitud de los maestros en ese sentido?
-Hay vaivenes. Para ser positivos, en sentido general, la dirección es hacia
reconocer que así no se puede seguir haciendo, pero la tradición educativa es tan
fuerte que todo sirve como excusa para volver atrás: o son muchos chicos, o son
muy pobres, o no hay libros. En este país hay experiencias fantásticas con maestras
que se han animado a dialogar intelectualmente con sus chicos. Todos hablamos del
respeto hacia la infancia. El respeto más difícil es el respeto intelectual porque
supone reconocer que el chico es un interlocutor válido y yo adulto inteligente puedo
802
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
dialogar con un pequeño que también es inteligente. Ese respeto intelectual es muy
difícil en el ámbito escolar, en donde se tiende a perdurar la imagen clásica de la
autoridad y la incapacidad del otro lado. Yo soy autoritario porque tú eres
incompetente.
-Es decir, el lugar del saber es el del docente.
-Tiene el lugar del saber, de la palabra consagrada, se reserva un montón de roles
que es lamentable que se los reserve: por ejemplo el rol de corrector. En las
experiencias que he podido seguir más de cerca se socializan muchos de los roles
que eran solamente propiedad del docente y eso es complicado para el docente.
Pero si yo quiero formar un escritor autónomo y por escritor entiendo al que produce
textos y no al escritor consagrado, tiene que hacerse cargo de su texto y esto
supone que antes de entregarlo, de hacerlo público, se lo revise. La revisión es parte
de la responsabilidad del autor. Eso no es espontáneo, requiere todo un trabajo
docente para que se instale esa responsabilidad frente al texto que va a ser público
de alguna manera. Mientras el docente conserve para sí mismo el rol de corrector
impide que los chicos trabajen esta cosa tan importante que es hacerse responsable
de su texto.
-Por ejemplo...
-Primero los textos se producen con algún propósito. No es un texto para nadie o
para la maestra pero sabiendo que la maestra después de corregirlo no hace nada,
sino que es con algún propósito, parte de algún proyecto que puede ser montar una
exposición sobre algo que han investigado o entrar en comunicación con chicos de
otra escuela. Eso que se produce a veces pasa a una situación de revisión colectiva
donde la maestra elige algún texto, generalmente de alguien que no sea ni el mejor
ni el peor de la clase pero que sepa defender su texto frente a otro, entonces se
discute si se entiende o no, si se puede decir así, si se podría decir mejor y eso
funciona un poco como modelo de qué es lo que hay que mirar y después se forman
grupos donde dos o tres chicos se intercambian los textos, opinan pero dejando
siempre al autor el derechode incorporar o no revisiones. Hay muchas cosas que
son propias de la revisión, por ejemplo, la puntuación aparece mucho más
fácilmente en la revisión que en la producción. Ciertas reflexiones ortográficas
también. En el momento de la producción están centrados en qué quieren decir. La
revisión es el momento para revisar la forma...
-Eduardo Galeano dice que para saber si un texto tiene armonía lo lee en voz alta y
por la cadencia del relato va corrigiendo la puntuación y las palabras que resultan
altisonantes en esa especie de melodía que tenía que surgir del texto si estaba bien
escrito y con sentido.
803
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
804
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
olvidemos de los otros aspectos y no pongamos todos los aspectos formales por
delante porque eso no introduce bien a la cultura escrita. Y el problema de la
introducción a la cultura escrita es sumamente complicado y nunca ha sido
focalizado justamente por esta fijación en las formas. No avanza, no avanza, quiere
decir no estoy viendo los indicadores que utilizamos desde hace siglos para percibir
avances. O sea, tiene en su cuaderno ma-me-mi-mo-mu, el abecedario, y cuando le
digo cosas que no tienen ningún sentido como foca, fito, flaco, las escribe con “f”,
¿eso es avance? Yo digo: es apenas uno de los indicadores, a mí meimporta
también que distinga lo que es una poesía de una narrativa, que sepa que una
definición de un diccionario no se realiza como un cuento, que sepa qué es buscar
información, que sepa cuándo la encontró. Una cosa es decir estoy buscando
información pero puedo seguir así... sino tengo la menor idea de cuándo llegué a
algo parecido a la respuesta a la pregunta que tenía inicialmente. Hay un montón de
saberes vinculados con la escritura que han sido relegados siempre para después:
para cuando llegue a quinto, para cuando llegue a sexto y la gente los ha ido
incorporando. Yo he visto hacer cosas impresionantes con chicos de preescolar que
siempre han sido tomados como bobitos... se les puede contar cuentos pero hasta
ahí y lo que se puede hacer en preescolar es fantástico sin la intención de hacer
enseñanza precoz sino pensando que son chicos inteligentes, interesados y que
pueden abordar a cierto nivel los objetos de la escritura. Si hoy día nadie se asusta
que un chico de cinco años quiera entrarle a la computadora por qué nos vamos a
asustar si quiere entrarle a un libro. La verdad, no me parece correcto.
-Muchas veces se ha criticado esta concepción de dejar hacer al chico porque no se
han corregido los errores ortográficos.
-Pensemos las cosas como corresponden al siglo en el que vivimos. Con las nuevas
tecnologías están pasando cosas muy interesantes, algunas las sabemos pero no
hemos reflexionado quizá lo suficiente sobre ellas. En la misma pantalla tengo una
tecnología instalada que me permite la comunicación a distancia, que me sugiere
“escribe y mándalo rápido. No revises. Esto está hecho para que no pienses mucho
sino para que contestes de inmediato”, es decir el correo electrónico. El medio
suscita la rapidez y la no revisión. Ahí aparece cualquier cantidad de errores de
ortografía y ni hablemos del chat porque en el chat se produce además ortografía
desviante a propósito. Ahora, con la misma pantalla, el mismo teclado, entramos en
el procesador de palabras y ahí tengo un corrector ortográfico que lo puedo activar y
me alerta. Entonces frente a algo que llamamos la computadora en algunos casos
suscita “ni te ocupes de la ortografía” y en otros suscita “ocúpate o yo me ocupo por
ti. Yo estoy alerta, tú sigue, pero luego revisa porque yo te estoy diciendo aquí pasa
805
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
algo”. ¿Qué es lo que pasa? Ahí depende del corrector que uno tenga. Nunca ha
habido esta situación de escribir con alguien que alerte “mirá lo que está pasando”.
Y ese alguien no es un humano, es una máquina. La escuela tendría que aprender a
usar inteligentemente los correctores, los chicos lo están haciendo sin problemas.
Me parece que con los correctores de ortografía se está teniendo la misma reacción
de rechazo que hubo con las calculadoras de bolsillo. Cuando llegaron dijeron eso
va a arruinar el cálculo, el chico no va a saber más calcular, van a delegar en la
máquina. Pasaron varios años para que la escuela descubriera que se podía hacer
un uso inteligente de las calculadoras. Cuando estaban en todos los bolsillos se
descubrió que no podían prohibir que los chicos llegaran con calculadora. Lo mismo
pasa con estas cosas: en lugar de pelearse con la tecnología, la escuela debería
preocuparse por hacer un uso inteligente de ella, sobre todo cuando son tecnologías
que llegaron para quedarse. A mí no es que no me importe la ortografía, lo que me
pregunto es si seremos capaces algún día de pensar inteligentemente sobre la
ortografía en lugar de asustarnos de los errores. Pero asumamos también que la
comunicación por Internet está instalando, no importa que me guste o no, una
tolerancia ortográfica que era desconocida. Creo que cualquiera de nosotros ha
recibido mensajes en donde alguien muy cuidadoso de sus mensajes comete
errores de ortografía que jamás cometería si fuera en papel, y yo receptor no
empiezo diciendo “te fijaste el error de ortografía”, no, tolero ¿por qué? porque sé
que en la mensajería electrónica lo importante es el contenido más que la forma.
-Esto puede marcar una evolución de la lengua en cuanto a que palabras se
empiecen a escribir distinto...
-Puede ser, de hecho toda lengua tiene alguna zona de fluctuación. Por ejemplo, la
palabra preescolar se la puede ver escrita de tres maneras distintas -prescolar,
preescolar, pre-escolar- y ¿cuál es la correcta? Cuando se trata de transcribir una
palabra que no está en el léxico es impresionante la variación. Ahora con la guerra
de Irak hubo que poner en la prensa términos referidos a jerarquías religiosas de las
cuales no tenemos la menor idea o lugares que no conocemos. Uno compara la
prensa de España, de México, de la Argentina, y ve que la misma palabra se
ortografía de maneras completamente distintas y nadie se asusta. Precisamente
porque la situación es de urgencia, hay que escribir sobre eso y no tenemos la
menor idea de cómo ponerlo. Sabemos que en muchos casos no pasa nada con
palabras que tienen variantes ortográficas. La ortografía es importante para
mantener la intercomunicabilidad entre hablantes hispanos que pronunciamos de
maneras muy diferentes las cosas, pero no es un pecado capital cometer un error de
ortografía. Me parece que en muchos casos la ortografía es inhibitoria y no le veo la
806
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
807
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
808
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Doctorada en Psicología en la Universidad de Ginebra, Suiza, con la tesis “Las relaciones
temporales en el lenguaje del niño”, dirigida por Jean Piaget, revolucionó la enseñanza de la
lectoescritura con sus investigaciones sobre la forma en que los niños construyen el conocimiento
sobre la lengua.
Emilia Ferreiro es la referencia obligada de ese cambio que empezó en 1979 con la publicación de
Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño. Pasaron veinticuatro años y no son pocos los
padres que todavía se siguen horrorizando por la forma en que los chicos aprenden a escribir. El
tiempo que pasa hasta que normalizan la ortografía descoloca a los adultos acostumbrados a la copia
de sílabas y letras. Y, sobre todo, ajenos a la teoría que respeta las hipótesis de que el chico va
elaborando sobre ese universo de lo escrito.
Radicada en México, esta investigadora que llegó a la máxima categoría del Centro de Estudios
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional de ese país, y es invitada habitual de las más
prestigiosas universidades de Europa, América latina y Estados Unidos, llegó a Buenos Aires para
presentar un innovador CD-Rom Los niños piensan sobre la escritura,editado por Siglo XXI. La voz de
esta profesora, doctorada Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires, entre otras, se combina
con videos de momentos de aprendizaje de los chicos, con textos escritos por los alumnos y con
fragmentos de sus libros. Hay hallazgos como el de un nene italiano que le escribe una carta al Lobo
Feroz (ver aparte).
El CD-Rom es una muestra más de la vocación de aprendizaje de la propia autora. “Hace dos años
dije quiero aprender qué se puede hacer con estas nuevas tecnologías que no podría hacer con
soportes anteriores”, cuenta al explicar por qué eligió este soporte y aclara que es una forma también
de tentar a los docentes para que superen los miedos y se zambullan en una tecnología que “llegó
para quedarse”.
809
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
PSICOANÁLISIS Y NEUROCIENCIAS
Investigadores en neurociencia examinaron, por resonancia magnética, cerebros de gente que, sin
tener hambre, deseaba comer postre: una lectura psicoanalítica del experimento discierne una
perspectiva aplicable al tratamiento de las psicosis.
Sergio Rodríguez*
Con el título “¿Por qué siempre hay lugar para el postre, aun cuando estamos
llenos?”, el 21 de agosto, CNN en Internet publicó un artículo que comienza así:
“Científicos que entrenaron voluntarios para reaccionar como los perros de Pavlov a
la mantequilla de maní y el helado, dijeron el jueves que sus estudios sobre el
cerebro ayudan a explicar por qué todavía tenemos lugar para el postre cuando
estamos llenos”. Como psicoanalista, observo que esos científicos partieron de la
pregunta básica que, desde las investigaciones freudianas, nos lleva a distinguir
entre necesidad -lo estrictamente imprescindible para cumplir las funciones
biológicas-, deseo y goce.
Encontramos que, desde el nacimiento, los humanos tenemos invalidado, roto el
circuito de la necesidad. De lo cual resulta una tendencia que corresponde llamar
pervertida, debida a los cuidados de los orificios erógenos y sus funciones por parte
de la madre o sus sustitutos en los primeros meses de vida. Esos cuidadores, a su
vez, lo hacen desde las marcas inconscientes que en sus primeros meses de vida
les dejaron, por su propia carencia de circuito instintivo, los cuidados de sus propios
cuidadores. A dicha tendencia la llamamos deseo.
Lo situamos como inconsciente y tensándose desde la sensación de carencia hacia
alguna formulación fantasiosa de supuesta satisfacción. Los cuidados maternos
siempre darán más, o menos, de lo “que corresponde”, pervirtiendo las necesidades
de la zona atendida. Dicho deseo, tributario de esa estructura de producción,
también apuntará siempre más allá, o más acá, de lo necesario.
Lo cual hace que el goce relacionado de alguna manera con dicha fantasía se aparte
también de la necesidad. Claro que los perros no son humanos, pero, como señaló
Lacan, el deseo de los experimentadores pervierte también en aquéllos el circuito de
la necesidad y lo coloca al servicio del goce del científico, de investigar.
“Los voluntarios estuvieron condicionados a tener hambre cuando miraban ciertas
figuras abstractas, del mismo modo que los perros de Pavlov salivaban al sonido de
una campana”, sostuvieron los investigadores que cita la CNN.
810
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Pero “en lugar de usar una campana y un polvo de carne, que es lo que Pavlov usó
originalmente, empleamos imágenes de un pequeño significado intrínseco y las
conectamos con aromas de comida”, explicó el doctor Jay Gottfried, del
Departamento de Imágenes de Neurociencia de la Universidad de Londres. Esta
diferencia con Pavlov hizo que los investigadores “engañaran” a las percepciones
utilizando representaciones simbólicas formuladas con imágenes e indicios -olores-.
Gottfried intentaba explicar lo que denomina “el fenómeno del restaurante: uno se
sienta para una comida de varios platos para nuestro cumpleaños, pasa por todas
las entradas y platos, y justo cuando sentimos que no nos entra nada más en
nuestro estómago, traen el menú de los postres, y súbitamente uno descubre que
tenemos espacio para una mousse de chocolate”. Y Gottfried agregó: “Esta es una
saciedad específica: uno está lleno de una cosa pero no de otra”. Dicho en términos
psicoanalíticos: la pulsión fue satisfecha en relación con determinados “objetos a”
(mirada, olfato, comidas saladas) pero no con otros. En función de los ausentes, el
deseo se relanza.
“El fenómeno podría ayudar a explicar por qué las dietas fracasan, pero también
arrojaría luz sobre cómo funciona el cerebro”, anunció Gottfried, cuyas conclusiones
se publicaron en la revista Science: “Queríamos observar regiones cerebrales que
mostraban una actividad decreciente desde la pre y postalimentación”.
De los 13 voluntarios, se registraron imágenes de resonancia magnética funcional, a
fin de observar en vivo su actividad cerebral. Gottfried ysus colegas les mostraron
imágenes abstractas generadas por computación (digamos: simbólicas) mientras
dejaban escapar aromas de helado de vainilla o mantequilla de maní (digamos:
indiciales). “Inconscientemente (subrayo por mi parte), los voluntarios comenzaron a
asociar las imágenes con los aromas.” Luego fueron alimentados con mantequilla o
helado y sus cerebros fueron nuevamente examinados por resonancia magnética:
las fuertes respuestas emocionales a los aromas se volvieron débiles después de
que los voluntarios comieron la comida correspondiente.
Esta posibilidad de advertir la diferencia en la respuesta de determinados circuitos
cerebrales según la presión de la pulsión, el estímulo simbólico y la tensión pulsional
satisfecha, puede abrir importantes cauces de colaboración entre las neurociencias,
la psicofarmacología y el psicoanálisis.
Particularmente en el tratamiento de las psicosis. Sabemos que quien está afectado
por alguna forma de psicosis percibe realmente su alucinación. Esto fue explicado
por Jacques Lacan, desde la teoría psicoanalítica, como el fenómeno según el cual
lo forcluido, rechazado en lo simbólico, vuelve desde lo real. Los actuales
experimentos permiten suponer que lo ocurrido en lo simbólico ha sido registrado en
811
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Una versión de este trabajo se publicará en el próximo número de la revista electrónica Psyché
Navegante.
812
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El autor de este trabajo propone someter a crítica la noción de “estructura de pareja” -que podría
compartir implícitamente los supuestos de la cultura sobre el amor, la fidelidad, el “proyecto”, los hijos-
y reemplazarla por la de una “práctica vincular”; para definir ésta se apoya en ideas del psicoanalista
y filósofo Cornelius Castoriadis.
Hugo R. Bianchi*
Gonzalo y Paula se conocieron cuatro años atrás, una tarde de verano. Paula, mujer
muy hermosa, estaba allí con una amiga hablando de no recuerda qué -dice en la
entrevista-; ella tenía un hijo de nueve años de un matrimonio que se había disuelto
un año después del nacimiento del bebé. Gonzalo era arquitecto recién recibido,
también era atractivo, y estaba en el bar con un amigo, a la salida del trabajo. Se
habían mirado varias veces, ella y él. Gonzalo fue al teléfono público justo cuando
Paula salía del baño; se miraron de cerca, sonrieron, Gonzalo la invitó a salir. Paula
aceptó y se fueron juntos. Muy alegres cuentan que pasaron casi tres días sin salir
de la casa de Gonzalo.
-Nos matamos -dice Paula-. Después, nos dimos cuenta de que no sabíamos cómo
nos llamábamos. Fue genial, maravilloso.
Siguieron juntos.
Paula, muy enamorada, encontró en Gonzalo otra cualidad importante: era muy
cariñoso con el hijo de ella, que terminó queriéndolo como a un padre. Cuatro años
después de aquel encuentro, decidieron tener un hijo. Ella queda embarazada.
Gonzalo decía: “Paula me va a convertir en un padre plenipotenciario”.
Pero “cuando nació Gloria, nuestra hija, él estaba raro. No quería hacer el amor,
estaba violento, y al mes dijo que el amor se le había ido”.
Tras el amor, Gonzalo se fue.
Quizás haya sido mucho lo dejado afuera en este vínculo, desde el encuentro: había
sido necesario olvidar hasta el nombre de cada uno. La realidad fue puesta entre
paréntesis, no había historia anterior; la condición del vínculo fue una entrega
absoluta, sin condiciones. Al constituirse la alianza, en apariencia se aceptó todo,
hasta la paternidad de un hijo de otro. Pero, cuando llegó el momento de tener un
hijo propio, la frase “padre plenipotenciario” sugiere un fracaso subjetivo que
813
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
imposibilita asumir como propio un hijo, precisamente, propio. Y algo del orden de la
repetición toca también a Paula, que otra vez es abandonada (o bien, otra vez
expulsa al hombre) enseguida después de ser madre.
Pareciera que la aparición de Gloria introdujo algo que debía quedar afuera, algo
que la paternidad del hijo de otro no estorbaba. El nacimiento de Gloria tuvo, para
esta pareja, el efecto de una verdad, de un acontecimiento que disparó una
recomposición de fuerzas. Aquello sabido del amor dejó de serlo, el amor se fue,
decía Gonzalo.
Podría pensarse que un amor nacido directamente de las poderosas fuentes
pulsionales de cada uno pudiera tener cierta garantía de permanencia, y hasta cierto
punto la práctica vincular, los instantes en los que el vínculo deviene, darían la razón
a los optimistas. Pero cierta imposibilidad en el devenir padre, cierta traba en el
volverse representante de otro, “plenipotenciario”, lejos de suscitar un aumento de
potencia conduce a lo contrario. También es cierto que el nacimiento de un hijo
impone darle un nombre, que en el caso de Gloria fue nada menos que el nombre de
lo excelso. En aquel primer encuentro de Paula y Gonzalo, aquella ocasión mítica
que les reconfortaba mencionar, decían haberse separado sin saber siquiera el
nombre de cada uno: había cierto anonimato favorecedor de una ilusión de fusión de
ambos, en la que el placer de los cuerpos estaba potenciado por la pérdida de
anclaje identitario, por un sumergirse en el otro encontrando las coincidencias
garantes de ser uno.
A practicar.
Suelen pensarse los vínculos como estructuras en construcción, a las que el tiempo
y los acontecimientos vitales, si todo va bien, consolidarían y otorgarían mayor
complejidad. Desde ese punto de vista, la noción de vínculo remite a una formación
de características estables. Se habla de “crecimiento” en una pareja, en una familia,
relacionando el enriquecimiento aparente de sus integrantes con la continuidad y
estabilidad del vínculo que mantienen. Sin embargo, el uso de tales parámetros no
dice nada acerca de las cuestiones afectivas, eróticas y otras de las muchas que
sostienen a una pareja unida.
Esta idea del vínculo como estructura no da cuenta de ninguna interioridad de la
relación, como si éxito o fracaso, felicidad o desventura, no dependieran de ninguna
trama afectiva o práctica, sino de la bondad de los acuerdos y contratos que los
miembros de la pareja hubiesen sido capaces de asumir desde un primer momento.
Además, esta definición de vínculo encubre toda inconsistencia entre los miembros
de la pareja al apoyarse en el consenso cultural: y se espera que el analista
814
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
815
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Analista didacta de la APA. Miembro de Sociedad Psicoanalítica del Sur. Texto extractado de
“Clínica de la práctica vincular”, en Psicoanálisis: cambios y permanencias, comp. Hugo Lerner, ed.
Libros del Zorzal.
816
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA DEPRESIÓN
Hay diferencia entre “infelicidad” y “respuesta depresiva”. La depresión, como cuadro clínico, incluiría
el estado depresivo y los intentos por salir de él, por ejemplo, “el llanto como instrumento mágico para
que vuelva el objeto”. Estas y otras cuestiones se examinan en este texto.
Hugo Bleichmar*
817
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
818
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
819
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Por “posesión narcisista” entendemos cualquier objeto (persona o cosa) cuyo valor,
o falta de valor, recae sobre la representación del sí mismo. Una posesión narcisista
puede ser una casa, un auto, puede ser lo que la esposa representa para el marido,
o el marido para la esposa, o el niño/a para los padres o los padres para el niño;
puede ser un amigo, un grupo o una institución a la que se pertenece. El juicio de
valor hecho sobre estos objetos, sea positivo o negativo, es trasladado al propio
sujeto a través de un proceso de identificación parcial. Un “objeto de la actividad
narcisista”, en cambio, es aquel que permite al sujeto realizar una actividad que le
proporciona valoración narcisista. Es el objeto-instrumento para una actividad que ha
sido narcisísticamente catectizada, un objeto sin el cual la actividad o la función no
puede ser ejecutada. Son el ajedrez y el oponente, para un jugador de ajedrez; el
piano y la música, para un pianista; el estudiante, para el profesor; el paciente, para
el psicoanalista. Cualquier trabajo, profesión o hobby que permita realizar una
función narcisísticamente valiosa puede constituir un “objeto de la actividad
narcisista”. Esto guarda cierta equivalencia con el rol que el objeto tiene para la
pulsión, a través del cual alcanza su meta. Cuando una persona ataca o denigra sus
objetos de actividad narcisista, éstos aparecen como sin valor y las funciones
asociadas a ellos no pueden ser realizadas: un sentimiento de vacío, de
aburrimiento, inunda al sujeto.
*
Extractado del trabajo Algunos subtipos de depresión, sus interrelaciones y consecuencias para el
tratamiento psicoanalítico, cuya versión completa, incluidas las referencias bibliográficas, puede
consultarse en la revista virtual Aperturas Psicoanalíticas, www.aperturas.org.
820
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL “ALCOHOLISMO”
Daniel Altomare*
Una nena de ocho años concurrió a consulta acompañada por su madre, por
enuresis nocturna. Al cabo de algunas entrevistas, se pronunció: “Si mi papá no deja
de emborracharse, yo no dejo de hacerme pis”. Con idénticas palabras lo repitió ante
el padre en una entrevista. Para sorpresa de todos, el padre -albañil, de nacionalidad
paraguaya- refirió que, a la edad que ahora tenía la hija, sus padres se habían
separado y él había tenido enuresis durante casi tres años. Y le dijo a la nena: “Si yo
dejo de tomar, ¿vos dejás de hacerte pis?”. La niña contestó que sí. Efectivamente,
el padre dejó de beber. (La niña, por su parte, no dejó de hacerse pis).
Otro caso de padre ante su hija fue el del hombre que dejó de tomar cuando registró
que la niña rechazaba acercársele por el olor a alcohol que brotaba de su boca.
El alcoholismo es una complejidad que estalla en direcciones muy variadas como
para reducirlo a una entidad mórbida determinada. Es una afección que funda una
diversidad de lugares; uno de ellos, de privilegio, lo ocupa el alcohólico, pero no es
el único, ya que el alcoholismo puede sintomatizarse en otros lugares. Tratar el
alcoholismo como si fuera una entidad mórbida tiene al menos dos consecuencias:
una es quedar capturado en la red clasificatoria de la psicopatología, en el dibujo de
un supuesto “perfil” del alcohólico; la otra consecuencia es desligar al alcohólico de
la responsabilidad de su acto.
La idea del alcoholismo como entidad mórbida se liga al horizonte terapéutico del
abstencionismo, para el cual la abstinencia sería fin a la vez que medio. Sabemos
que el abstencionismo reproduce y recupera el puritanismo protestante que
demoniza la sustancia: el alcohólico no sería consciente del mal que padece, y ese
estado de inconciencia formaría parte de la enfermedad. Esto deriva en una suerte
de fundamentalismo sanitarista. Parafraseando a un conspicuo psiquiatra
norteamericano: “Cuanto más resistan a nuestros esfuerzos, más ayuda necesitan”.
En esta concepción, no hay salida. No hay acto. No hay responsabilidad. Es cierto
que el alcoholismo puede avasallar la subjetividad, pero esta concepción reafirma
aquello que combate: si son alcohólicos, no pueden hacer otra cosa que
alcoholizarse. Finalmente, tampoco hay sujeto.
821
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Docente en la Universidad Nacional de Quilmes.
822
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A partir de (poco conocidos) textos de Bataille y Freud, el autor advierte que “el erotismo nos enfrenta
a la problemática humana por excelencia, a una discordancia que no se resuelve, porque resolverla
sería cancelar lo que anima la vida”.
Carlos D. Pérez*
“Un conjunto de condiciones nos conduce a hacernos del hombre (de la humanidad)
una imagen igualmente alejada del placer extremo y del extremo dolor: las
prohibiciones más comunes afectan unas a la vida sexual y otras a la muerte, de
modo que ambas han formado un ámbito sagrado, que pertenece a la religión”,
escribe Georges Bataille en el prólogo a la tercera edición de Madame Edwarda.
Esto es decir que la prohibición prohíbe el exceso. La imagen del hombre no ha de
ser excesiva, debe predominar la moderación.
El placer desencadenado -librado de las cadenas del sentido- resulta una violencia
inadmisible, una agresión que desmantela cualquier forma asentada en el orden
consabido. Por más que se haya impuesto la idea de que para Freud la interdicción
primera y fundante es la prohibición del incesto, no debiéramos soslayar que “me
sitúo en este punto de vista: la inclinación agresiva es una disposición pulsional
autónoma, originaria, del ser humano... la cultura encuentra en ella su obstáculo más
poderoso” (Malestar en la cultura, cap. 6).
Prohibición y transgresión forman un par: la prohibición establece y señala algo
vedado y por lo tanto enigmático; de ese modo la alternativa de transgredir está
empapada de misterio y condena; de allí que la actividad sexual, marcada por el
secreto, contraría lo establecido como digno. El erotismo se funda en esta
asociación entre la obscenidad del placer y lo interdicto. Bataille es taxativo: “Nunca,
humanamente, aparece la prohibición sin una revelación del placer, ni nunca surge
un placer sin el sentimiento de lo prohibido” (El erotismo). Este surgimiento del
placer a costa de la interdicción incluye un reverso de libertad. Porque en la
consigna de atenerse a lo prohibido o contrariarlo hay una opción: el hombre es libre
de obedecer o desacatar el mandato. Hija de lo prohibido, la libertad se alcanza al
duro precio del anatema.
Lo atinente a sexualidad y muerte está afectado de restricciones; toda prohibición
cultural mantiene en su horizonte esta doble referencia. No obstante, sólo las
823
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
824
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La curva de un talón realzada por la fina tira de cuero de un zapato taco alto puede
ser un exquisito objeto erótico, esa curva y su límite sugieren la desnudez que se
sustrae. Alcanzada la desnudez, se avecina lo que nada sustrae, y, sin sustracción,
el objeto, perdido el borde que es su límite, desemboca en el propio anonadarse. El
cuerpo desnudo puede permanecer en el énfasis de un sinfín de pliegues, curvas,
comisuras que son sus límites; al encuentro del goce la desnudez se extralimita.
En la noche del saber no hay chance de iluminar alguna desnudez reveladora de
unidad, salvo en la negación del goce, pero sí puede verse lo que engaña, lo que
persistentemente escamotea la certidumbre de que alegría, dolor y muerte son
indisociables en su enigma. Hay un saber posible, el saber de lo que engaña
impidiendo desembocar en la dispersión, cuya condición es tocante a la muerte. ¿De
qué muerte se trata? Sea la que fuere, no podemos dejar de considerar que Freud
ubica, con relación a la muerte, el valor de la vida: “Hemos manifestado la
inequívoca tendencia a hacer a un lado la muerte, a eliminarla de la vida. Hemos
intentado matarla con el silencio... esta actitud nuestra hacia la muerte tiene un
fuerte efecto sobre nuestra vida. La vida se empobrece, pierde interés, cuando la
máxima apuesta en el juego de la vida, que es la vida misma, no puede arriesgarse”.
Y va más lejos: “Recordemos el viejo apotegma: si vis pacem, para bellum: Si
quieres conservar la paz, ármate para la guerra. Sería tiempo de modificarlo
-agrega-: si vis vitam, para mortem: Si quieres soportar la vida, prepárate para la
muerte” (“Nuestra actitud hacia la muerte”, en De guerra y muerte. Temas de
actualidad). Freud llega a estas consideraciones a propósito del sentimiento que nos
produce la muerte del prójimo, principalmente la de un ser querido. Bataille, en
cambio, encuentra el sentimiento de la muerte en el propio erotismo: “Y puesto que,
en la muerte, al mismo tiempo que el ser nos es dado, nos es quitado, debemos
buscarlo en el sentimiento de la muerte, en esos trances intolerables en los que nos
parece que morimos, porque el ser ya no está en nosotros más que como exceso,
cuando coinciden la plenitud del horror y la del gozo”. Este sentimiento no es la
muerte biológica sino la pequeña muerte donde, alcanzado por un fuego de artificio
preparado largamente, el ser se enciende y consume.
Según Bataille, el horror persiste en la doble condición de barrera e incitación al
éxtasis como una alteridad que se remite a sí misma. Habla de horror, denominación
cargada de patetismo; prefiero mentar lo ominoso, término de mayor sutileza que
alude al impar desarrollo de Freud que lleva ese título. Eso, ominoso, tanto incita a
retroceder ante el espanto del ser que se liquida como ejerce una embriagadora
atracción, de la que se prende el deseo en desvarío. Y entonces acontece un
desaparecer a pesar nuestro y a toda costa; placer extremo, éxtasis insondable. Por
825
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
eso resulta fecunda la mención de lo ominoso: ese placer se revela como una
obscenidad, como una abrupta salida de escena del ser en que nos reconocemos.
Bataille ubica allí la identidad entre placer y dolor extremos, en tanto Freud refiere la
paradoja de que la caída del doble, garante de la permanencia del ser, produzca un
sobresalto angustiado y esto sea, al mismo tiempo, condición necesaria para
arriesgar una apuesta por la vida porque perdido el reaseguro, enfrentados al
sentimiento de la muerte “la vida de nuevo se ha vuelto interesante, ha recuperado
su contenido pleno” (“Nuestra actitud ante la muerte”).
¿En qué se sostiene este decurso? “Sólo la belleza, en efecto, vuelve tolerable una
necesidad de desorden, de violencia y de indignidad que es la raíz del amor” (Freud,
ob. cit.). De este modo presentada, la belleza es la hermana apenas soportable de
un poder ominoso que anuncia un secreto espanto ante el que se retrocede, incita a
constituirla en soporte que límite el caos.
Al momento de concluir, Bataille afirma: “El erotismo es el problema por
antonomasia. En tanto que es un animal erótico, el hombre es para sí mismo un
problema. El erotismo es nuestra parte problemática”. Con el lenguaje intentamos
abarcar o atravesar lo erótico, produciendo una insalvable dispersión. “Vivimos con
la atención puesta en este conjunto oculto tras la sucesión de las frases, pero no
podemos hacer que la plena luz sustituya al parpadeo de las frases sucesivas.”
Si se pretende solucionar la “parte problemática”, se produce una disyuntiva que
desemboca en paradoja: cuando con prudencia, razón o cálculo alguien espera
acotar el erotismo para llegar al sosiego, niega el fundamento que lo anima;
buscando dejarlo al margen, no hace más que promover el despliegue inconsciente
que toma el camino del síntoma y la persona enferma de sexualidad. Pero si alguien
se deja llevar por la ilusión de asumir el erotismo se engaña de peor modo, porque
desconoce eso sin lo cual lo que atrae cancela su atracción; la presunta asunción
del erotismo lo desvirtúa al desconocer su condición obscena.
El erotismo nos enfrenta a la problemática humana por excelencia, a una
discordancia que no se resuelve, porque resolverla en algo sería cancelar o saturar
lo que anima la vida.
*
Fragmento de Placer, poder, erotismo (Ed. Letra Viva).
826
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL LIDERAZGO FEMENINO
Además de los obstáculos objetivos (“techo de cristal”) para que las mujeres lleguen a lugares de
liderazgo, hay obstáculos más insidiosos, como que se ocultan en el sujeto mismo: su examen
permite avanzar en la cuestión de cómo los mandatos sociales encarnan en el psiquismo individual.
Mabel Burin*
827
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
828
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Directora del Programa de Género y Subjetividad, UCES.
829
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA ADOPCIÓN
Eva Giberti*
Las ideas de abandono del niño remiten a, 1) alguien que abandona, es decir, un
sujeto activo que produce un abandono de otra persona; existe entonces un sujeto
abandonante. Por otra parte encontramos, 2) el niño abandonado, sujeto de
abandono que se caracteriza por la pasivización conductual: no puede hacer otra
cosa como no sea dejarse abandonar (si exceptuamos el marasmo que conduce a la
muerte). Ambas ideas de abandono se conjugan alternando dos niveles de análisis.
La utilización de la palabra abandono no es ingenua. Se la encuentra en la
legislación comparada y también en las producciones psicológicas. Se transforma en
referencia de una situación descripta como acción de la madre destinada a
deshacerse de esa criatura, aunque el adulto abandonante podría ser otro. Se
superponen entonces las características del niño que queda en la tutela y el cuidado
de las instituciones, diferentes de aquella criatura que se deja en un potrero envuelto
en diarios para que el basurero la cargue. En ambos casos se habla de abandono, lo
que constituye un deslizamiento ideológico significativo, grave. Veamos por qué.
Contamos con la etimología de la palabra abandono y también con la fuerza del uso.
El riesgo mayor se encuentra en este segundo nivel, ya que se instaura como
discriminación.
Desde la etimología, “abandono” es palabra de origen francés: abandonner aparece
en el siglo XI: laisser aller au ban. Abandon aparece en el siglo XII (francés antiguo):
laisser a bandon (en manos de cualquiera, a merced del poder de cualquiera).
Quizás es una réfection bajo la influencia de abandonner, de à banon derivado de
ban mando, jurisdicción, tomado del alemán (fráncico=lengua germana de los
francos) (proclamación) (Picoche J., Diccionnaire Etimologique du Français, Les
Usuels. Paris 1993).
830
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
831
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
832
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
833
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
nueve meses que acompaña con la voz, sensaciones corporales y latidos cardíacos
-habitualmente productora de deseo en relación con la criatura-.
El discurso jurídico y el texto jurídico redactado por varones no conceptualizan las
funciones maternas de acuerdo con la etimología de la palabra abandono, sino
remiten a la delegación social de lo materno según los criterios afectivistas que
reclaman, demandan la garantía de que toda mujer debe amar a sus hijos. O que las
mujeres aman a sus hijos.
La idea de abandono es persecutoria para aquellos que por extensión quedan
posicionados en el lugar de los abandonados, y es persecutoria en tanto acusatoria
para la mujer que sería la abandonante. Con lo cual desemboca en una descripción
discriminatoria que además excluye del análisis la figura del corresponsable por la
concepción, el varón que aportó su gameta. Es una aplicación lingüística y
semántica que no toma en cuenta los diversos momentos de la separación
mujer-cría que incluye la escena fundante.
Abandono inscribe la separación que decidió la mujer (casi siempre, pero no
siempre) en el discurso genealógico de la consanguinidad como responsabilidad y
obligación. Y suscita una deuda para con el principio de maternidad patriarcalmente
impuesto, que al quedar impaga transforma el denominado abandono en una
sentencia culpabilizante y sancionadora. Al hablar de abandono en adopción se
procede en la defensa del principio filial que se supone que sea el principio de la
verdad, lo cual constituye un punto de inflexión porque para el recién nacido esa
mujer es su verdad contingente aunque en su origen (engendramiento), en tanto
urdimbre vital, haya sido primordialmente sustantiva.
Debido a una omisión de mi exclusiva responsabilidad, al enviar el material a la
sección Psicología, en el artículo publicado el jueves 11 de junio (“Maternidad
patriarcal”) no incluí el siguiente párrafo que figura en el original:
La respuesta opositora a mi argumento acerca del derecho de la mujer que entrega
a la criatura suele ser: “¡Pero el bebé se siente abandonado!”. Efectivamente. Pero
quienes escriben los códigos y legislan acerca de adopción no lo hacen teniendo en
cuenta la vivencia del recién nacido. Sería formidable que se legislara desde esa
perspectiva y además reclamaría que toda la legislación referida a niños estuviese
regulada por lo que ellos sienten. Pero las políticas patriarcales eligen el vocablo
“abandonar” apostando a que la madre de origen deja el bebé en descampado, a
merced de según la etimología; cuando en realidad ella lo deja en manos de
instituciones (hospitales, servicios sociales, tribunales y Consejo Nacional) que
garantizan acompañamiento y resguardo, es decir, la antítesis que la palabra
abandono etimológicamente significa.
834
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Síntesis de la conferencia en el Encuentro Nacional Adopción en la Protección Integral de los
Derechos del Niño y la Niña. 12 de mayo de 2003. www.evagiberti.com
835
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
KARL JASPERS
Se han cumplido ciento veinte años del nacimiento del gran filósofo alemán que, a diferencia de
Heidegger, fue un opositor del nazismo y sostuvo la necesidad del reconocimiento recíproco entre los
individuos y los pueblos. Su concepción del Estado como una entidad de justicia y solidaridad es hoy
una aspiración de candente vigencia
Santiago Kovadloff
836
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
vigencia filosófica. Suya sería, según se cree, la convicción de que el hombre posee
una esencia impermeable a los condicionamientos históricos, cuyos ingredientes,
igualmente inalterables, serían la razón y la libertad, tal como el Iluminismo las
postuló. Un tinte eurocéntrico y desfachatadamente burgués condicionaría, por lo
demás, el alcance de su concepto de cultura y su visión de lo social, y ello en tal
forma que ambos quedarían hipotecados en el universalismo abstracto de Herder y
la ética glacial de Emmanuel Kant. Para completar este cuadro de indigencias hay
que recordar que la izquierda de su tiempo, es decir, la de los años de la segunda
posguerra, no vaciló en rotularlo como reaccionario a raíz de su alineamiento con
Occidente y de su crítica implacable al mundo soviético. Vale la pena, no obstante,
ponderar la consistencia efectiva del conjunto de estas acusaciones bajo la luz que,
sobre la filosofía de Jaspers, echan los dilemas del presente.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Jaspers comenzó a ser frecuentemente
consultado por las fuerzas aliadas de ocupación. En el exterior había trascendido su
posición antinazi, sostenida con serena perseverancia y coraje a lo largo de los doce
años que duró el régimen. En su momento, las diferencias con Hitler le valieron la
expulsión de la universidad. Y poco faltó para que el hecho de estar casado con una
judía le costara la vida. Todo ello hacía de él un referente obligado para quienes se
empeñaban en diseñar las bases de la reconstrucción política de Alemania. Los
norteamericanos, en particular, deseaban reemplazar cuanto antes a las
personalidades germanas por ellos designadas para una administración transitoria.
Querían hacer lugar con premura a un gobierno de partido surgido de las urnas y,
por lo tanto, de incuestionable extracción democrática. Jaspers no coincidió con esta
urgencia. Veía en ella el germen de una nueva catástrofe. En su Autobiografía
filosófica advierte: "Ustedes toman un camino que es funesto para Alemania. Las
mejores personalidades del país serán reemplazadas por los viejos hombres de
partido que antes de 1933 demostraron su ineptitud. [...] Deberían ustedes
administrar abiertamente a esta Alemania bajo su propia responsabilidad, por
conducto de los alemanes de mayor capacidad, cordura y patriotismo. Así, el
proceso educativo que nos ha sido negado por la historia podrá, al menos, comenzar
por cierto grado de independencia alemana hacia abajo. Esta educación no se logra
aleccionando, dando conferencias y editando escritos que ensalzan las excelencias
de la democracia, sino única y exclusivamente por la práctica. [...] Entre nosotros
aún rige el principio de que la autoridad manda y la masa obedece. [...] Lo cierto es
que hoy Alemania no puede ser gobernada por sus mejores hombres políticos, los
que sólo podrán surgir al cabo de los años y de elecciones libres. [...] Implantar
desde arriba la democracia basada en el juego de los partidos políticos, ahora que
837
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
838
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
839
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
reconocimiento "de la dignidad de los individuos, sea el único valor que otorga
sentido y grandeza a la existencia humana".
¿Tuvo lugar ese proceso? ¿Se encauzó la reconstrucción alemana hacia donde
Jaspers lo proponía?
Casi medio siglo más tarde, en 1992, Günter Grass demostraría, en su Discurso de
la pérdida , hasta qué punto las previsiones de Jaspers habían sido desoídas: "¿Es
que no ha crecido hierba que cure la tendencia alemana a la reincidencia? [...]
¿Todavía no somos capaces, dañados como aún estamos por las últimas
incursiones en lo absoluto, de un trato civil, es decir, humano, con los de dentro y
con los de fuera?"
Jaspers temía que se banalizara el horror y eso fue, a su juicio, lo que no se evitó.
Los imperativos de la política desoyeron los de la ética. El Estado se hizo cómplice
de una claudicación moral inadmisible para el filósofo. No obstante, y fiel a su
raigambre socrática, el pensador no dejó de insistir en su prédica. Nunca renunció a
su concepción de la política como herramienta moral.
Cuando la burguesía alemana reclamó la reunificación, en 1948, Jaspers alzó su voz
otra vez para advertir que la llamada Alemania libre aún no lo era, puesto que no
había superado los componentes autoritarios que produjeron el ascenso del
nazismo. De verificarse la reunificación en aquellas condiciones, se potenciarían dos
fuerzas idénticas en su incapacidad para sostener el ideario democrático. Cuando,
finalmente y mucho después, la reunificación tuvo lugar, sus temores parecieron
perdurar en las palabras del Discurso... de Günter Grass: "Los ciudadanos de la R.
D. A., esos alemanes que se han llevado la peor parte [...] han tenido que pagar por
lo que no han pagado los ciudadanos de la República Federal. No tuvieron la suerte
de poder optar por la libertad occidental. No hemos sido nosotros los que hemos
tenido que soportar por ellos, sino ellos por nosotros, la carga principal de la guerra
que perdimos todos los alemanes. A la comprensión de todo esto es a lo que, nada
más caer el muro, había que haber dado preferencia. Esa es la deuda que teníamos
con ellos. Y en vez de pagarles los ponemos una vez más bajo tutela".
El Estado-Nación nada podía representar para Jaspers, en términos de auténticos
valores humanos, si no se veía a sí mismo como un modo particular o específico de
dar sustento y forma a los ideales universalistas de justicia y convivencia entre los
hombres. Jaspers consideraba indispensable tender hacia la constitución de una
sociedad planetaria que se fundara en el despliegue de las particularidades
históricas y se valiera de éstas para llevar a cabo la siempre perfectible realización
del proyecto de encuentro solidario entre los pueblos. No estimaba posible llegar a
ser de veras alemán, francés, italiano o portugués, si el esfuerzo de constitución
840
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
841
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El primer acercamiento erótico entre dos personas sigue un camino de señales precisas, en el cual
-según la autora de este trabajo- pueden discernirse cinco etapas, que van desde la inicial busca de
atención del otro hasta “la sincronía de los cuerpos”. Cada una de estas etapas implica una
codificación, de la cual sus portadores son apenas conscientes; y, en cada etapa, acecha el fracaso
definitivo.
842
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
sonar la lengua, se lamen los labios, se sonrojan y ocultan la cara para enviar la
señal: “Aquí estoy”. Algunas mujeres arquean la espalda, empujan hacia adelante
los pechos, menean las caderas y se retocan el maquillaje. Así las mujeres indican a
los hombres su disponibilidad.
La segunda etapa, del reconocimiento, comienza cuando se encuentran las miradas:
una sonrisa o un leve cambio de postura corporal, y la pareja está en condiciones de
iniciar una conversación. La tercera etapa, la charla, suele ser una conversación
lánguida, a menudo inconsecuente, que Desmond Morris identifica como “charla de
enamorados”. Las voces se vuelven más agudas, suaves y acariciantes. Las
mejores aperturas son los cumplidos o las preguntas, ya que demandan respuestas.
Lo que se dice muchas veces importa menos que cómo se dice.
Pero hablar es peligroso: la voz humana es como una firma que revela, no sólo las
intenciones de su dueño, sino también su entorno cultural, su grado de educación e
intangibles idiosincrasias de carácter que, en un instante, pueden atraer o repeler al
pretendiente. Desde chicos se nos enseña a controlar las expresiones faciales pero
casi nadie es consciente del poder de la voz.
Numerosos romances potenciales fracasan enseguida de iniciarse la conversación.
Si una pareja sobrevive a esta embestida perceptiva y cada uno comienza a
escuchar activamente al otro, puede pasar a la etapa siguiente: el contacto.
La etapa del contacto físico comienza con “señales de intención”: inclinarse hacia
adelante, acercar un pie o palmear el propio brazo como si fuera del otro. Después,
uno de los dos toca al otro en el hombro o cualquier otra parte del cuerpo de modo
casual pero perfectamente calculado. El receptor percibe este mensaje de
inmediato. Si vacila, la seducción ha terminado. Si retrocede, el emisor puede no
intentar tocarlo nunca más. Pero si se inclina en su dirección y sonríe, o si retribuye
con un contacto deliberado, entonces se habrá superado una barrera enorme. Estos
juegos son básicos, y todas las culturas tienen códigos que indican quién puede
tocar a quién y cuándo, dónde y cómo.
La quinta etapa, la sincronía física, es el componente final y más enigmático de la
seducción. Si los enamorados llegan a sentirse cómodos, pivotean sobre sí mismos
hasta que, con los hombros alineados, quedan frente a frente. Esta rotación hacia el
otro puede comenzar antes que la charla u horas después. En todo caso, pasado
cierto tiempo, ambos comienzan a moverse en espejo. Luego desincronizan sus
movimientos, y después vuelven a copiar al otro, cada vez más. Se mueven con
ritmo perfecto mirándose profundamente a los ojos. Este compás del amor, de la
sexualidad, puede interrumpirse en cualquier momento. Pero, si la pareja ha de
843
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
844
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
pelviana, señal tan sutil y automática que una mujer que, distraídamente, camina por
la calle, se asombra al registrar una sensación semejante en su pelvis cuando se
cruza con un hombre que le resulta atractivo. Mostrar la palma de las manos es
quizás el más sutil de todos los signos, así como se ocultan las palmas ante alguien
que no nos agrada. La mujer, para atraer al hombre, muestra su sexualidad y luego
lo tranquiliza mediante un comportamiento infantil: miradas tímidas, la cabeza
inclinada hacia un lado, gestos ingenuos. El hombre manifiesta su masculinidad
parándose muy erguido y gesticulando agresivamente, pero luego tranquiliza a la
mujer asumiendo el comportamiento de un niño. Entre los animales hay
comportamientos paralelos a éstos, y proceden del real peligro físico que involucra el
cortejo. Para los seres humanos el galanteo encierra verdaderos riesgos
emocionales, aunque muy pocas personas tienen conciencia de ello.
*
Texto incluido en el libro La nueva sexualidad de la mujer, de León Roberto Gindin (Ed. Norma), de
reciente aparición.
845
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Elsa Wolfberg*
Los médicos, los educadores, el personal de justicia, son grupos que administran el
distrés psicosocial, y cuando fallan las ideologías defensivas funcionales no es de
extrañar que aparezcan en los últimos años cuadros llamados “síndrome de
burn-out”: extenuación emocional, cinismo y pérdida de eficacia profesional.
La “ideología defensiva funcional”, concepto propuesto por el psicoanalista francés
C. Dejour, tiene como objetivo principal enmascarar, contener y ocultar una ansiedad
grave; es un mecanismo específico de grupo; se dirige, no contra angustias
intrapsíquicas resultantes de un conflicto, sino para luchar contra un peligro real; esa
defensa, para ser operativa, tiene que ser de todos, el que no la comparte es
excluido; reemplaza los mecanismos individuales, que sólo pueden volver a usarse
cuando está asegurado un mínimo control sobre la realidad peligrosa.
Por ejemplo, los obreros de la construcción resisten las consignas de seguridad,
como si fueran inconscientes de los riesgos, hasta como si sintieran algún placer;
desafían el peligro con orgullo y temeridad. Sin embargo conocen el riesgo, lo
sienten a flor de piel y cuando estallan las revelaciones sienten mucha ansiedad.
Esta es habitualmente contenida por los sistemas defensivos; si no, no podrían
trabajar por el miedo. Para conjurarlo hacen alarde de habilidad y valentía, y parece
que son ellos los crean el riesgo y no que está fuera de su voluntad. El miedo es una
causa de “inadaptación profesional” y sólo aparece en síntomas medicalizables de la
ansiedad: cefaleas, vértigos, impotencias funcionales diversas (el cuerpo es un
efector de signos de microprotesta social que es bueno escuchar y descifrar). Al que
no aguanta, lo echan por timorato. Curiosamente, esta defensa garantiza la
productividad.
La profesión médica tiene algo en común con ellos. Desde primer año, se “vacuna” a
los estudiantes con los cadáveres que deben disecar, los trozos de cuerpo muerto
que tienen que manipular, en una intensiva desensibilización frente al miedo y el
horror de la muerte y la mutilación. Por otra parte, los “bautismos de guardia”, donde
las bromas agresivas ponen a prueba la resistencia del joven, son una iniciación a la
temeridad, y a quien no soporte se encargarán los colegas de hacerle sentir que no
846
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Miembro didacta de la APA y presidenta del Capítulo de Psiquiatría Preventiva de APSA. Texto
extractado del trabajo “La salud de los profesionales de la salud: riesgos y prevención”, incluido en
Prevención en salud mental (Lugar Editorial).
847
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL DESEO DE ANALISTA
“PROFESION IMPOSIBLE” E IMAGINARIO SOCIAL
Hugo Lerner*
*
Analista didacta en la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA). Miembro de Sociedad
Psicoanalítica del Sur. El texto forma parte del libro Psicoanálisis: cambios y permanencias (ed. Libros
del Zorzal).
848
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
PSICOANÁLISIS (I)
849
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Impresionada por ese resultado, me pregunté por los niños que atiendo, y recordé la
hora de análisis que había mantenido el día anterior con una nena de 6 años, Ana,
quien lloró desconsoladamente, durante 40 minutos, la partida de una amiguita.
Evoqué a Mario, otro nene de 7 años, quien me contó en la primera entrevista que
su analista anterior lo había ayudado a sacarse “los miedos del día pero no los de la
noche”. Pero en la segunda entrevista me aclaró que también tenía “miedos nuevos
de día”: por la calle, pueden robarle su campera, como a su hermano el reloj o a su
mamá el coche, o secuestrarlo a él, o trepar por una verja de hierro que acaban de
poner en la casa. La mamá dice que con la verja es más seguro pero a él le parece
que si trepan por la verja pueden saltar a su balcón. Y me aclara, mirándome
seriamente, que “estos miedos no son de la imaginación”.
También revisando materiales clínicos de colegas observé esa situación donde el
conflicto personal queda, no ocultado pero sí confundido con el problema social,
como si respondiera a la misma lógica.
Esto me llevó a pensar que uno de los efectos de la catástrofe social actual es el
borramiento de las diferencias entre lo privado y lo público. Se trata a veces lo íntimo
como social, o lo social como íntimo. Por eso la pérdida de los referentes sociales es
la pérdida de delimitación entre lo privado y lo público. Ya Louis Althusser decía que
se limita lo privado desde lo público.
Se podría pensar -así se pensó durante mucho tiempo y así piensan todavía algunos
colegas- que el analista no puede hacer nada para modificar este estado de cosas.
Esto puede ser verdad, pero no es verdad que el instrumento analítico no provea
recursos para ayudar al paciente afectado por este estado de cosas.
Las vivencias de desamparo, desesperanza, de inseguridad, de indignación o de
odio surgido por ser objeto de situaciones arbitrarias, todas estas emociones
requieren en primer lugar un continente que las reciba. Que las reciba y no las
reduzca inmediatamente a conflictos intrapsíquicos o familiares. Pero además
requieren, si las diferentes dimensiones de la subjetividad están mezcladas,
intervenciones que las discriminen. Y la devastación social toca a cada persona de
un modo diferente: para algunos prevalece la conflictiva alrededor del trabajo o la
falta de trabajo; a otros los expone a enfrentar ausencias difíciles de tolerar; otros se
sienten maniatados por terrores referidos a la inseguridad social, terrores que
traspasan a sus hijos, produciendo -como señaló Silvia Morici en Aperturas
Psicoanalíticas, revista virtual- una simetrización y a veces una inversión de la
relación adulto-niño; sin llegar a este extremo, algunos niños descubren demasiado
tempranamente que sus padres no son garantes totales de seguridad. El chiquito de
quien hablé antes, en su tercera entrevista me explicó que a su hermano le quitaron
850
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
el reloj aunque sus padres “lo cuidaban cerca”; otros pacientes descubren en su
temprana adolescencia que el papá también es una subjetividad social, y que un
papá caído del sistema por la crisis social es muy diferente de un papá que realiza
actos para poder enfrentarla. Recuerdo la expresión de alegría de un adolescente
cuando, después de preguntarme a mí si iba a las asambleas, me contó que su
papá, desempleado desde hacía poco, había ido por primera vez a una.
También pude observar la incidencia de la situación social actual sobre el
pensamiento. En algunas ocasiones exige denodados esfuerzos de adaptación y
esto empobrece e hipoteca el pensamiento. Otras veces los hombres construyen
refugios: a veces creando experiencias originales, otras veces formando pequeños
grupos que intentan hacer las veces de Estado.
Voy a relatar y comentar algunos fragmentos de sesión de dos pacientes diferentes:
Un paciente varón de 30 años, casado, fue despedido de su trabajo en noviembre
pasado; él se había casado poco tiempo antes. En una sesión de aquella época,
dijo: “Tengo tanta rabia, tanta desesperanza. Justo ahora... A veces, cuando la veo a
mi mujer saliendo para el trabajo, me pregunto qué estará pensando ella. Tal vez
piense: ‘¿Con esto me casé...?’ Me siento archivado. No es que ella me lo haga
notar, pero me siento hecho una cosa... Al final, ¿quién soy?”.
Intervine para decirle que, por momentos, ciertas dudas sobre su función como
varón y como marido se le confundían con el modo como había sido tratado por su
ex empleador: por esa razón se definía como “esto”, o como “cosa”, ni siquiera como
“éste”, que es como se había sentido tratado.
Siguió refiriéndose durante buena parte de la sesión, y de diferentes maneras, a lo
que le costaba no pensar que alguna falla en él había sido la causa de la pérdida del
trabajo. O que él tendría que haber podido pensar en alguna alternativa antes... Le
señalé que se estaba tratando como él había relatado que lo trataba su papá de
pequeño, como un tonto que no se aviva de las cosas; quizá necesitaba verlo de ese
modo para poder dar un sentido a esa situación arbitraria causante de su
sufrimiento: haber sido despedido abruptamente y de un modo indiferenciado.
Pude observar que este paciente, como otros antes de diciembre del 2001, tendía a
atribuir el desempleo a alguna falencia personal. Pienso que el hecho de que
existiera un término para nominar al desempleado como excluido pero ningún
término para nominar los eventuales responsables, apoyaba esta visión
reduccionista. En esas ocasiones el paciente sentía -como una paciente a la que se
refirió el psicoanalista Donald Winnicott- que tenía una “existencia negativizada”,
confundiendo hipótesis de sentido con hipótesis causales. Esta situación se hubiera
complejizado enormemente si el analista hubiese confundido ambas hipótesis.
851
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Después de diciembre del 2001 se dio un paso importante al ponerles nombre a los
responsables, más allá de que esa nominación sea o no errada: la clase política, los
banqueros, el Fondo Monetario, etcétera. Esto separa la hipótesis causal de la
hipótesis de sentido. Implica ya un cierto procesamiento social de los hechos, una
interpretación de los mismos. Esa nominación no es sólo una palabra que circula
sino el efectode una movilización gigantesca de la gente en las calles. No es sólo
poner en circulación un nombre sino poner un referente subjetivo social, lo cual
implica sacar algo de la escena interna.
Al mismo tiempo, se hizo más claro que, si la persona siente su existencia
negativizada, no es por no haber tenido una madre suficientemente buena sino por
tener un contexto social insuficientemente bueno. Sí, una vez más aprendemos, en
función de situaciones catastróficas que hay realidades sociales que son
destituyentes de subjetividad, y no reveladoras de una falla previa.
La pregunta del paciente cuando dice “¿Quién soy?” habla también del tembladeral
al que está expuesta su identidad. Es como si ésta perdiera su carácter relacional
para sustancializarse. La identidad, como sabemos, es siempre relacional: resulta de
aquello que otros acuerdan que una persona es. Pero el sujeto tampoco la recibe
pasivamente sino que se la apropia, la interpreta, la negocia. Por eso, al perder su
trabajo es como si tuviera que refundar su identidad, pero esta refundación requiere
una discriminación de hipótesis y de espacios de conflicto.
Vayamos a otro paciente. Raúl es un joven de 30 años que trabaja en una
consultora importante. Desde la primera entrevista se le notifica que en su trabajo
hay hora de entrada pero no de salida, y esto es verdad, ya que sale casi siempre
entre las 11 y las 12 de la noche. Ese horario afecta casi todos sus vínculos: como
marido, como papá -prácticamente no ve a su hijo- y también su vínculo analítico. Se
esfuerza para adaptarse, ya que teme enormemente quedarse sin trabajo. Pero
cada vez va pagando un precio más alto por su adaptación: cefalalgias, peleas con
su mujer, malhumor y culpa con su hijito.
En un momento dado, su jefe llama a los empleados para notificarles que en la
empresa no se va a echar a nadie pero que, justamente por haber tomado esa
decisión, no se podrá pagar aguinaldo. La reunión termina con una suerte de
alabanza a la empresa y asegurándoles a todos que la empresa es de todos, por
eso la extrema necesidad de cuidarla. Raúl sale muy molesto de la reunión, mientras
algunos compañeros remarcan el hecho de que por suerte no habrá despidos. A la
tarde, al ver al jefe, al que nunca había tuteado, tuteándolo le dice: “Estuviste bien
jodidito hoy”. Según su relato, el jefe con un gesto adusto le responde: “¿Qué dice,
señor?”. Más tarde lo llamó a su oficina y lo sermoneó por su conducta. Salió de la
852
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). El texto forma parte del libro Clínica
psicoanalítica ante las catástrofes sociales. La experiencia argentina, de varios autores, próximo a
aparecer (Ed. Paidós).
853
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
PSICOANÁLISIS (II)
El sujeto con el que el psicoanálisis dialogó en sus comienzos, a fines del siglo XIX, se hallaba “sin
certezas, sin una verdad total y con una conciencia culpable”, observa el autor de este texto; el de
hoy, en cambio, es “una poca cosa” cuya desesperación no expresa otra cosa que “la huida del
sentimiento”. La depresión sería, para este sujeto, lo que fue la histeria para aquél.
Rodolfo Moguillansky
En los comienzos del psicoanálisis, en las postrimerías del siglo XIX, luego de “la
muerte de Dios” -proclamada con tono irónico y trágico por Nietzsche en Así habló
Zaratustra-, el sujeto se encontraba sin certezas, sin una verdad total, desgarrado,
con una conciencia culpable y, a la vez, con una tremenda nostalgia por lo absoluto
y una cierta desesperanza de reencontrarlo. Que estuviese desesperanzado no
llevaba a este sujeto a cuestionar que, en algún origen, lo absoluto era un lugar que
él había habitado. Su conciencia culpable era una evidencia de lo que él había
hecho para perder el Edén. Si lo había perdido, entonces el Paraíso había existido y,
en esta o en otra vida, era posible recuperarlo. Había en este sujeto el supuesto de
haber sido libre y feliz y de, por algún oscuro error o felonía, haber perdido ese
estado de gracia. Umberto Eco habla de esta “obsesión laica” aun en los no
religiosos. Ese sujeto sin certezas, sin verdades, culpable, brotó en el inmenso vacío
que dejó el desecamiento del lugar central que había ocupado la teología.
La neurosis, tal como la entendía el psicoanálisis, era una solución a este dilema. Y,
en el centro de la cuestión del sufrimiento neurótico, el psicoanálisis planteó:
interrogar al sujeto, sin proponerle un camino que le devuelva el cielo. Cuando la
paciente Dora le cuenta a Freud sus desventuras -el asedio amoroso por parte de un
hombre, en complicidad con su propio padre-, Freud le pregunta: “¿Qué papel tiene
usted en esta historia?”. Esta pregunta, que buscaba la respuesta en el interior del
sujeto -y no en lo que le hubieran hecho-, encontraba un nicho donde alojarse en la
conciencia culpable de ese sujeto de finales del siglo XIX. La pregunta que
interrogaba la conciencia culpable de un sujeto fue muy eficaz a la hora de explorar
el modo de sentir y de pensar humano, abriendo una notable grieta en ese absoluto.
854
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Lo que Freud le proponía a Dora era explorar cómo pesaba ella en el padecimiento
que tenía; no le prometía redención ni salvación.
Sin embargo, el psicoanálisis y los psicoanalistas fueron instados, no hacia la
profundización de estos interrogantes, sino hacia su cierre. Este cierre es lo que,
cada vez con más vehemencia, le reclama la sociedad -y es lo que le demandan los
pacientes-. Nuestra mente, aunque no esté habitada por ideas religiosas, tiende a
pensar con un criterio religioso.
George Steiner -en cinco conferencias radiales que dio en 1974 en Canadá- postula
que el hombre contemporáneo, frente al vacío dejado en la cultura occidental por la
decadencia de los sistemas religiosos, ha adherido a “mitologías sustitutivas”: el
sentimiento de absoluto tiende a recuperarse en el uso que se hizo de la filosofía
política de Marx, del psicoanálisis de Freud y de la antropología de Lévi-Strauss,
que, a juicio de Steiner y en relación con el uso que les dieron las mass media, han
tomado la posta oficiando como mitologías sustitutivas.
Steiner postula que estas mitologías logran su efecto en tanto cada una de ellas
arbitra como una doctrina o cuerpo de pensamiento que tiene como primera
característica la pretensión de totalidad; en tanto dan “un cuadro completo del
‘hombre en el mundo’”. Cada una de estas mitologías produjo en algún momento
una revelación crucial a la que se le ha otorgado la capacidad de definir todo el
sistema; ese momento se conserva en textos canónigos. Pronto hay rupturas que
toman la forma de herejías, las cuales producen submitologías rivales; entre
ortodoxos y herejes hay enemistades encarnizadas. Un tercer elemento de estas
mitologías es que desarrollan un lenguaje propio, un conjunto particular de imágenes
emblemáticas.
En desmedro de lo que traen como nueva visión, estas mitologías son usadas como
sistemas que transparentan todo, no dejan recoveco sin develar. Sus textos pasan a
ser sagrados y su práctica se llena de gestos cruciales, transcurriendo en una
realidad que para esa mitología se exterioriza como obvia.
Steiner no cuestiona el valor que tiene la teoría de la plusvalía de Marx, o las
consideraciones psicoanalíticas sobre lo inconsciente, o laestructura del parentesco
pensada, en Lévi-Strauss, como un sistema de intercambio. El quiere llamar la
atención acerca de cómo la nostalgia por lo absoluto es, en el imaginario social, tan
profunda que la mayoría de las personas hace un uso de estas teorías que les
permite pensarlas como demostraciones absolutas. Se las usa como sistemas de
creencias, los cuales entonces ofician como profecías que dan garantías
universales, perdiéndose lo que cada uno de estos rumbos de pensamiento traía de
innovador al promover nuevas preguntas.
855
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
856
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
huida del sentimiento”. “¡Si al menos pudiera sentir algo!” es la fórmula que traduce
la desesperación de este sujeto posmoderno.
No hay reunión científica en la comunidad psicoanalítica donde no se precipite en
algún momento la pregunta: ¿ha cambiado el desgarrado sufrimiento neurótico del
sujeto que atendía Freud por este individuo indiferente que sufre porque no siente y,
si siente algo, es el vacío? Debiéramos reconocer que ha habido un cambio en la
demanda. La mayor problematización de la demanda tiene, sin duda, orígenes en
variaciones en los paradigmas sociales, pero también se han dado transformaciones
en la subjetividad. Estos cambios han llevado, a juicio de Elisabeth Roudinesco, a
privilegiar un “sufrimiento psíquico que se manifiesta hoy bajo la formade la
depresión”, en detrimento del sufrimiento de la histeria, que “traducía una
contestación al orden burgués que pasaba por el cuerpo de las mujeres”.
857
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
858
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
imposible y algo de lo real que atrae tiene que ver con la causa del deseo, con
alcanzar lo inalcanzable
...
Recorriendo el concepto de fantasía en la obra de Freud vemos que ella tiene su
origen en el acto masturbatorio y con el fin de embellecer el recuerdo. Subyaciendo
a todo síntoma hay una fantasía. Fantasías cuyo contenido es edípico, por eso
producen culpa.
Teniendo en cuenta que el nacimiento de la sexualidad parte de un otro y en tanto
no se puede significar se torna excesiva, deviene traumática y hay que tramitarla.
Tramitación y elaboración son sinónimos.
Una primera forma de sexualidad se expresa en la compulsión a repetirse.
Sin captación psíquica y sólo en la fase fálica la fantasía hará una interpretación de
ella y la posibilitará psíquica.
La fantasía tiene la función de tramitar algo de la conexión de lo psíquico con lo
somático.
La fantasía aparece en relación a algo del orden de la insatisfacción. La fantasía
elabora conforme a nuestros deseos, comporta una realización de deseo. A partir de
la fantasía deviene propiamente sexual la pulsión.
En Teorías sexuales infantiles y en la Novela familiar del neurótico aparece la
fantasía como respuesta a algo que conmociona el aparato psíquico. La conmoción
de la posición narcisista del niño al nacer un hermano le plantea el camino de las
preguntas. Preguntas acerca del origen. Pregunta que apunta a la constitución de la
falta en el saber del otro, otro que no puede responder. El punto de falta en el otro o
la castración en el otro. Las teorías responden en el lugar de la castración pero
negándola.
La sexualidad es aquello que me relaciona al otro pero en el lugar en que ha
acontecido algo del orden de la castración.
En La Novela familiar aparece nuevamente la conmoción a través de la rivalidad
edípica. Se descubre fantaseando con otros padres, los padres ideales. La función
de la novela es introducir la castración. El padre de la realidad no es una excepción
a la castración. La fantasía es relativa siempre a algo del orden de la castración pero
en el mismo movimiento que la introduce la niega. Castración y restitución.
¿Cuál es la función de la fantasía? Situar a un sujeto y al otro en relación al saber y
a la sexualidad. Sitúa la sexualidad una vez que ha operado la castración. La
fantasía interpreta, da significaciones. A cada situación complicada aparece un
fantasma que da respuesta.
859
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
860
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El acting renovaría esa falta mayor. La tarea entonces consiste en hacer que el
acting se transforme en síntoma.
861
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ADICTOS A LO NO DICHO
Sandra Russo*
862
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Hasta parir, que es uno de los verbos más sacralizados, está asociado con dolor. El
mandamiento de parir con dolor cumple el mandato de pagar el presunto disfrute
sexual que dio lugar al embarazo. Las organizaciones “provida”, que en estos días
siguen intentando por todos los medios detener el Programa de Salud Reproductiva
y que han hecho de la patria potestad sobre las adolescentes su caballito de batalla,
en realidad se espantan ante la posibilidad de que el Estado facilite a las chicas el
sexo seguro, que es el único sexo placentero. Saben perfectamente que aun sin
métodos anticonceptivos las chicas ejercerán su sexualidad, como lo han hecho
siempre en todas las épocas. Pero, ¿cómo ejercer control sobre el placer allí donde
desaparezcan los fantasmas? ¿Cómo hacer para que al placer sexual siga
imponiéndosele el miedo? Las miles de mujeres que mueren anualmente por
abortos mal hechos y las miles de adolescentes madres son, en realidad, para esa
sociedad adicta a lo no dicho, tan funcionales y útiles como los muertos por
sobredosis. Esas tragedias indican que las drogas y el sexo son peligrosos, y que
todo placer implica riesgos lo suficientemente intolerables como para tolerar la
abstinencia de placer.
Entrelazando una cosa con la otra -el placer sexual femenino y el consumo
ocasional de drogas livianas-, leí hace un tiempo el libro de la periodista científica
norteamericana Natalie Angier Mujer, una geografía íntima. En el capítulo dedicado
al clítoris, Angier -ganadora del Premio Pulitzer- analiza la naturaleza ingobernable
de ese órgano femenino dedicado exclusivamente al placer. Las mujeres sabrán de
lo que hablo: el clítoris, ese reino minúsculo y majestuoso que alberga 8000
terminales nerviosas, no obedece órdenes. Jamás sabremos cuándo habrá de
funcionar como un motor casi autónomo o cuándo nos dejará sin combustible a la
mitad de camino. Angier observa que el clítoris no entabla relación con la voluntad ni
el intelecto, sino con el “verdadero” estado de ánimo de sus dueñas, convirtiendo al
orgasmo femenino en una fiesta esquiva. En mujeres anorgásmicas, Angier afirma
que es recomendable el uso de ciertas drogas, por ejemplo la marihuana. “Puede
ser un buen mentor sexual y un electricista sublime, que lleve las luces de Broadway
a mujeres que han pasado años en frígida penumbra. Todas las mujeres de mi
familia aprendieron a llegar al clímax fumando marihuana -mi madre, cuando ya
pasaba los cuarenta años y tenía cuatro hijos-. Sin embargo, nunca he visto la
anorgasmia en la lista de indicaciones de la marihuana para uso médico. Por el
contrario, se nos dice que algunas mujeres no necesitan tener orgasmos para que
su vida sexual sea satisfactoria, un argumento tan convincente como decir que a
mucha gente que no tiene casa le gusta vivir en la calle.”
863
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Desde que lo leí me pareció una provocación fenomenal: juntar el disfrute del porro
con el del polvo. ¿Provocación a qué? Nada menos que al aparato de poder y de
control que ha invadido desde hace siglos los resortes más íntimos de cada uno,
desconectándonos de nuestros núcleos. ¿Y provocación para qué? Bueno, para ser
más libres.
*
Periodista
864
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Entrevista
Serena Zoli*
865
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
866
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
867
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Perfil
*
Corriere della Sera
868
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL TERRORISMO
Juana Libedinsky
Toffler vive en California junto con su mujer, Heidi, con la que trabaja en equipo
desde su casamiento, hace más de medio siglo. "Yo hago las declaraciones, pero,
en realidad, siempre remiten a lo que pensamos los dos", pide que se aclare al
comenzar la charla, en inglés. Durante la conversación, sin embargo, pronuncia las
frases por las que es universalmente conocido -como "tercera ola"- en perfecto
castellano. "Es que me aprendí de memoria los títulos de mis libros en los distintos
idiomas", aclara con su buen humor característico.
Eso no es poco. Sus libros, en efecto, han sido traducidos en más de 30 lenguas,
vendidos por millones, "pirateados en la mayor parte de los países, y quemados por
lo menos en uno", informa con cierto orgullo en su currículum. El país en cuestión es
China, donde "La tercera ola" primero fue prohibido como símbolo de la "polución
espiritual de Occidente", para después convertirse en su éxito editorial más
importante, sólo superado en ventas por los discursos de Deng Xiaoping, y
considerado por la prensa como la biblia de los reformistas.
A los Toffler no sólo los siguen los capitalistas occidentales a ultranza: los
presidentes Dae Jung, de Corea del Sur, y Hugo Chávez, de Venezuela, son
algunos de los jefes de Estado que recuerdan haberlos leído mientras pasaban los
días en la cárcel. Sin embargo, en la entrevista Alvin Toffler no anda con vueltas.
Como adelantó en sus libros más famosos, y si bien se cuida de señalar sus
aspectos negativos como positivos, sigue insistiendo en que hoy, Estados Unidos
"es pionero de una nueva civilización". Además defiende su poderío ante otras
alternativas posibles y es particularmente duro contra la Unión Europea, a la que ve
anclada en la Edad Industrial. Y si bien prefiere no hablar específicamente de la
Argentina, a la hora de señalar un ejemplo de sistema judicial corrupto en el mundo
y que impide hablar de una verdadera democracia, es el ejemplo espontáneo que le
sirve para ilustrar.
869
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-Estados Unidos es pionero de una nueva civilización, de una nueva forma de vida,
basada en una nueva economía, con elementos buenos y malos, que en las
próximas dos décadas se hará aún más evidente. Es la "tercera ola", o la "economía
del conocimiento", que será más importante que la Revolución Industrial. Ya
comenzó en Estados Unidos y se está extendiendo hacia otras partes del mundo.
Los cambios que trae consigo, que no son sólo tecnológicos y económicos, sino
políticos y sociales, serán cada vez más fuertes y, como consecuencia, amenazarán
cada vez más los intereses ya establecidos, de las sociedades agrarias o
industriales, en otros países. Por eso veremos un incremento aún mayor en el
antinorteamericanismo, más allá de lo que ahora se haga -o no- en Irak. Además,
nada dura para siempre, así que es difícil pensar en una hegemonía americana que
nunca termine. El tema es cuán buenas son las alternativas. Una sería el mundo
multipolar en el que les gusta pensar a los europeos. Pero ¿qué evidencia histórica
hay de que un mundo multipolar sea más pacífico que uno bipolar o hegemónico?
Hemos tenido escenarios multipolares a lo largo de la historia y ninguno lo fue. Aun
así, supongamos que se mantiene un mundo hegemónico, pero el poder a la cabeza
no es ya Estados Unidos. ¿Sería verdaderamente mejor para la humanidad si Rusia
dominara el planeta? ¿O los chinos? Cuando los europeos cuestionan la hegemonía
norteamericana no puedo evitar que todas esas preguntas pasen por mi mente.
Personalmente, creo que nos dirigimos hacia un mundo multipolar, pero no por eso
va a ser un mundo más pacífico.
.
-¿Europa será un polo claramente separado?
.
-La brecha entre Estados Unidos y Europa se está agrandando a pasos
agigantados. Pero insisto en que nada de esto es a causa de la guerra en Irak;
cuando miremos para atrás en un par de décadas, ni siquiera va a ser considerado
un acontecimiento demasiado importante, aunque ahora compita en titulares con
Michael Jackson. Lo más evidente es que Estados Unidos y Europa se están
separando, porque Europa ya no se siente amenazada. Eran íntimos cuando estaba
la Unión Soviética al lado; en cuanto desapareció, los europeos se volvieron
independentistas. Sin embargo, yo creo que la diferencia más grande, y que se
suele pasar por alto, entre Europa y Estados Unidos es cultural. Mientras que
Estados Unidos se afianza en la "tercera ola", la Unión Europea, por su constitución,
sus políticas y sus actitudes hacia la tecnología, se mantiene en la Edad Industrial,
por lo cual se ha demorado el desarrollo de Europa en las últimas dos décadas.
.
870
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
871
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
hay una gran cantidad de personas que vivieron durante la Revolución Cultural, en la
cual se asesinó de unos 20 o 30 millones de personas, por lo que la palabra
inestabilidad tiene un peso emocional muy distinto. Los líderes chinos entienden esto
perfectamente y son prudentes al extremo. Saben que su gran desafío es mantener
el orden interno, mientras llevan a cabo un cambio masivo y revolucionario, y que
eso de ninguna manera será fácil.
.
-¿Qué opina de los movimientos antiglobalización?
.
-Tengo visiones conflictivas al respecto. Por un lado, nunca creí en la teoría de
Reagan y de Clinton de que la liberalización lleva a la democracia. Creo que es muy
distinto según las partes del mundo. En algunos países la liberalización llevó a la
democracia, en otros la destruyó. Se lo dije a Clinton y me contestó que yo tenía
razón, que quizás habían exagerado ese punto; llevaron su fanatismo ideológico a
algo parecido a una fórmula mágica. Eso no funciona. Por otro lado, la idea de que
todo lo que hacen Estados Unidos y sus aliados es malo y de que están tratando de
homogeneizar el mundo es sólo una pequeña parte de una historia mucho más
complicada. Si bien es real que Disney o MacDonald’s pueden estar intentando
homogeneizar, ésas son instituciones de la segunda generación, que continúan el
proceso de industrialización de la "segunda ola" en aquellas regiones del mundo que
antes estaban cerradas. Pero la "tercera ola", o la "economía del conocimiento", no
incrementa la homogeneización. Por el contrario, crea múltiples opciones
individuales. Todo se desmasifica, lo cual puede ser bueno o malo, gustar o no, pero
es un hecho. Un ejemplo fácil son los medios de comunicación: yo crecí con tres
canales de televisión; ahora hay cientos, y son millones los canales de información si
incorporamos Internet. Otro ejemplo: la familia nuclear, que ya no se volvió la única
opción socialmente aceptable. Por eso, mientras algunas cosas se mueven hacia la
masificación, otras van en sentido contrario. El argumento de la homogeneización
cultural es demasiado simplista.
.
-Después de Irak, ¿veremos más democracias en Medio Oriente?
.
-Es posible que el gobierno de Bush haya estado en lo correcto respecto de que una
batalla en Irak podría sacudir a los regímenes de todo Medio Oriente, que
esencialmente se encontraban paralizados económica y políticamente por décadas,
y de que esto traería cambios positivos no sólo para nosotros, sino para ellos
también. Acabo de llegar de Indonesia, donde estuve con el líder de la principal
872
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
873
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
874
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
875
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
SOBRE “ESQUIZOANÁLISIS”
Te deseo, me deseas, pero, ¿qué o a quién desea nuestro deseo? El autor discierne tres “imágenes
del deseo”: la del discurso “lego y cotidiano”, la del sujeto “faltoso” que tematizó el psicoanálisis y otra
donde el deseo “no es propio de los sujetos” sino “una realidad virtual” que “produce, incesantemente,
nuevas realidades”. Y “a este deseo-producción no le falta nada”.
Gregorio F. Baremblitt*
876
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La versión actual más difundida de esta imagen del deseo es, sin duda alguna, la
postulada e implantada por diversas corrientes del psicoanálisis. En sus versiones
más sofisticadas, la disciplina freudiana sostiene que el sujeto del deseo -el que
desea inconscientemente- es una parte del sujeto “psíquico” radicalmente separada
de lo que se conoce como yo consciente y voluntario por una barrera activa llamada
represión.
El deseo sería una fuerza que impulsa a ese sujeto a procurar un objeto que no
existe en la realidad, cuya realización es imposible y que es definido por las
diferentes teorías de una manera difícil de resumir. Empleando un término bastante
vago, se puede decir que se trata de un objeto imaginario, pero de una imaginación,
a su vez, inconsciente. Su versión más ortodoxa, la freudiana, sostiene que el
objetivo de ese deseo consiste en montar una escena imaginaria inconsciente (como
diría Freud, metafóricamente, alucinada), a la cual denomina fantasía inconsciente,
en la cual el sujeto del deseo inconsciente se representa ese deseo como
“realizado”, lo cual le confiere un placer y una evitación del displacer “provisorios”.
Sólo después de haber obtenido esos “beneficios” inconscientes el deseo
inconsciente animará al deseo consciente, y éste a su vez al sujeto consciente, a
buscar en la realidad algo que intente sustituir al objeto imaginario, sin conseguirlo
plenamente nunca. Así, el sujeto consciente obtendrá apenas una “cuota”, un grado
de placer y de evitación del displacer relativamente “insuficientes”, y esta
insuficiencia garantizará que continúe buscando incesantemente.
Pero, para que ese proceso funcione eficientemente, es preciso que el sujeto sea
capaz de hacer consciente lo que su fantasma perseguía, estableciendo y
resignándose así a la diferencia entre lo deseado inconscientemente y lo obtenido
en la realidad. Ese “conocimiento” se obtiene por medio de la formulación en
palabras de la citada diferencia, proceso que se denomina simbolización y que,
paradójicamente, tiene al deseo inconsciente como su motor al mismo tiempo en
que es la condición de su buen funcionamiento.
Cuando el mismo no ocurre, es decir, cuando el deseo inconsciente se realiza
exclusiva y parcialmente en lo imaginario, se manifiesta como síntomas, inhibiciones
o angustia. Cuando el deseo inconsciente se realiza totalmente en lo imaginario,
obtiene su objetivo último, que es completarse plenamente, o sea que el sujeto se
identifique con su objeto deseado, lo cual significa el final de la búsqueda, es decir,
la muerte.
De acuerdo con esta teoría, el ser humano se caracteriza como un animal que, para
aprender a simbolizar, sólo tiene una opción, debe convertirse en un ser
877
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Docente libre autorizado de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA y de varias universidades
brasileñas. Coordinador general del Instituto Félix Guattari de Belo Horizonte, Minas Gerais, Brasil.
878
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Gregorio F. Baremblitt
879
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
880
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Gregorio F. Baremblitt
881
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
párrafo publicado hace 22 años donde dice algo así como que poco importan si
desaparecen las asociaciones, las escuelas y hasta los propios psicoanalistas,
siempre y cuando el análisis del inconsciente subsista y según modalidades
novedosas. Gua- ttari aspiraba a que el análisis del inconsciente deviniera asunto de
todos. Pero para eso el psicoanálisis tendría que renovar su método, diversificar su
abordaje, enriquecerse en el contacto con otros campos de la creación. O sea que
para hacer psicoanálisis no se necesitaría ser profesional, especialista... ni
psicoanalista.
Pues bien: el esquizoanálisis es una invención cuya producción transcurre desde
más o menos 1965 -año en que Deleuze publicó Instinto e Institución- hasta los días
de hoy, en que es conocido y aplicado en la mayoría de los países del mundo. En la
médula del esquizoanálisis (junto a millares de otras contribuciones) hay una crítica
feroz al psicoanálisis, lo cual no impide que aproveche, transmutándolos
extraordinariamente, algunos de los conceptos del freudismo. Pocas líneas del
esquizoanálisis, y sobre todo en sus comienzos, afirman la posibilidad de defensa y
de subsistencia del psicoanálisis como tal.
Apelar al esquizoanálisis para postular cambios radicales en el psicoanálisis,
empleando alguna cita aislada para defender su sobrevivencia (nominal y/o real), es
un caso princeps de aggiornamento.
Para el esquizoanálisis (dicho paradojalmente), la única “verdad del sujeto” es que
sus supuestas “verdades” son producto de la máquina psicoanalítica sui géneris que
las engendra como tales. El sujeto psicoanalítico, en todas sus versiones conocidas
hasta ahora, es una pieza de una máquina de producción de subjetividad dominante
instalada en las formaciones sociales despóticas y, después de una larga historia,
madurada en la modernidad capitalista. El psicoanálisis es el “service” de ese
electrodoméstico y sirve exclusivamente para que funcione “bien” dentro de la
macromáquina de la que forma orgánicamente parte. Si vamos a cambiar en el
psicoanálisis su ética, su teoría, su método, su técnica, su profesionalidad y, no su
especialidad sino su especificidad, que es lo que interesa y es inmutable, ¿por qué
seguir hablando de y haciendo psicoanálisis? El inconsciente postulado por el
esquizoanálisis funciona según una abismal diferencia con el psicoanalítico; si el
psicoanálisis cambia su concepción del inconsciente (aunque sea la más
“progresista” conocida), ¿por qué sus prácticas “novedosas” habrían de seguir
proclamándose psicoanalíticas? Esa propuesta suena a lo que ya hace mucho
tiempo Robert Castel sospechaba: que el psicoanálisis aspira a erigirse en un
estatuto-contrato social. “Disciplina regia”, como llegó a decir Elizabeth Roudinesco.
882
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Fragmentos del libro “Pensamiento único y diálogo cotidiano” (Ed. del Zorzal).
883
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
GUERRA Y SUBJETIVIDAD
A propósito de la guerra en Irak, una vuelta de tuerca sobre la noción de crueldad, en sus diferencias
con el sadismo, con el odio y en su relación con la idea del mal. “Si la crueldad es condición misma de
lo humano, ello no excluye la responsabilidad de quienes, cada vez, la ponen en acto.”
Daniel Waisbrot*
884
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Miembro titular de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo.
885
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL VÍNCULO DE PAREJA
Todas las parejas anhelan comprensión sin malentendidos: pero -advierte el autor de esta nota- todas
se basan, en realidad, en uno u otro malentendido. Y su propósito inconsciente no es siempre el
“goce pacífico” sino “corregir una escena traumática repetida hasta el hartazgo”.
Sergio Rodríguez*
Lo real torna dificultoso el final de las discusiones en las parejas. Siempre se puede
agregar un nuevo argumento para tratar de resolver ese elemento de real. Pero, por
la inaccesibilidad del sí mismo y del otro y por la barrera de desconocimiento del yo,
cada uno lo hace desde su creencia. Si no, si las creencias coincidieran, no habría
lugar a discusión. El humorista Sendra, en una de las tiras de “Yo, Matías”, lo dice
así: “Ma..., ¿por qué te divorciaste?” “Porque cuando una se casa tiene ilusiones y
metas que a veces no son compatibles con las de la persona con la que uno se
casa.” “¿Por ejemplo?” “Y... yo quería ser feliz.” “¿Y qué era lo incompatible?” “Que
él también quería ser feliz.” Mientras el amor engaña al deseo, haciéndole creer que
encontró su objeto, el malentendido puede sostener a la pareja en la creencia de
que comparten el deseo. Si el malentendido cae, cada componente se desengaña, y
la pareja pasa a la pelea.
“Desengaño” es una de las palabras más recurrentes en la música, la literatura y la
poética amorosa. “¿Cómo, no estábamos en lo mismo?” En realidad (o sea, en la
articulación entre lo simbólico y lo imaginario) se trata de des-ilusión; caída de la
ilusión hasta ese momento compartida. La desilusión es vivida como frustración,
defraudación, es una de las fuentes del odio y da lugar al despecho.
“Despecho”: un paciente usó esta palabra, que habitualmente no empleaba:
Señalado el hecho, asoció con “destete”. El es hijo de una madre quejosa, poco
cuidadora, muy demandante de atención hacia ella. El no recordaba que le hubieran
contado de un destete demasiado temprano, pero le llamó la atención haber usado
el término “despecho”, lo cual le facilitó profundizar el análisis de su posicionamiento
como donador a la espera de retribuciones equivalentes -frecuentemente fallido y
con consiguientes enojos de su parte-. Lo llamativo es que su pareja es todo lo
contrario de su madre: cariñosa, cuidadosa de él, poco demandante. Pero eso a él lo
886
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
excita poco y hasta se separó de ella por un tiempo. Sus fantasías masturbatorias, y
algún pasaje al acto, se producen en referencia a damas con un grado de histeria
equivalente al de la madre.
Y ahí nos encontramos con una repetición más o menos universal en las neurosis, y
me animaría a decir que en todas las estructuras psicopatológicas: la gran
equivocación por la cual se constituye el objeto en el fantasma, persiguiendo en el
presente la corrección de alguna de las más insistentes escenas traumáticas de la
infancia temprana, para lo cual debe portar los mismos elementos traumáticos que
funcionaron en aquélla. Un objeto de goce pacífico como su esposa que lo desea sin
reticencias no es aún (no sé si llegará a serlo) lo que él busca. Ahí no hay nada que
corregir, y su objeto inconsciente es corregir aquella escena traumática repetida
hasta el hartazgo. (Parecido a aquellas damas o caballeros que, cuando logran que
su amante se separe de la esposa o esposo, pierden el interés por él o ella.) No es
la escena corregida la que atrae la investidura libidinal, sino la escena por corregir.
El significante es causa y límite del goce, no porque sepa sobre el objeto, sino
porque nos indica con qué objeto empírico, cómo y dónde gozar-gozarlo, aunque
con ello no se pueda salir del engaño primordial de que no es ése del que se trata,
de que algo real, en ése, se nos escapa. Mientras la sustitución funcione
satisfaciendo, el sujeto, para bien o para mal, se detiene ahí. De no ocurrir así, el
deseo lo relanza a la deriva.
Al decir “satisfacción”, hemos salido del campo del deseo y del campo del amor y
hemos entrado en el del goce y la pulsión. Esta anima también con su empuje al
deseo, y desde la zona erógena correspondiente contribuye a pintar los rasgos
imaginarios del objeto trasmitidos por las constelaciones significantes que insisten
en los decires del hablante apoyándose en lo aprehendido y aprendido cuando esas
zonas erógenas fueron, en él, domadas por la Cultura. Pero, al satisfacerse con un
objetoconcreto, éste también nos encierra en un circuito que puede servir al
(bienvenido) engaño. De ahí que Lacan haya dicho que, porque no hay relación
sexual, se coge.
Si no se cogiera, nos estaríamos matando todo el tiempo. Porque se coge, ello
ocurre con menos frecuencia.
En otro análisis, alguien había estado unido en matrimonio muchos años con una
señora que, fuera de los momentos en que se le imponía el deseo de quedar
embarazada, no mostraba interés por coger. Y, desde que tuvo la cantidad de hijos
que supuso la satisfacía, dejó totalmente de hacerlo. Esto producía frecuentes
peleas que siempre terminaban más o menos igual: él se iba a dar una vuelta y se
acostaba con la amante de turno. Finalmente y a través de un sostenido trabajo en
887
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
el análisis, este hombre se separó. El desde hacía muchos años tenía una amante
con la que más había persistido. Su cama con ella era muy buena. La relación
afectiva también. Sin embargo, no fue más que separarse de la esposa y, sin saber
por qué, pero no se trataba de culpas ni nada por el estilo, dejó de frecuentar a la
amante.
Entretanto, se relacionó con otra mujer de carácter muy fuerte, e inició un romance
muy fogoso. Pero empezaron a aparecer sueños en los que se le manifestaban
ciertas posiciones homosexuales y hasta femeninas inconscientes. El había sido el
preferido de la mamá, que lo llevaba con ella a todas partes; en cambio el padre
había estado desdibujado. Siempre tuvo añoranza del padre.
Comenzaron a presentársele dificultades en el coito. Buscaba hacerlo sin que el
deseo se le hubiera hecho presente. Tenía que demostrarse que su pene era fálico,
lo que hacía que el acto sexual le resultara cada vez más trabajoso. Ella protestaba:
¿por qué hacerlo tan frecuentemente, y más si él no estaba motivado, con las
dificultades que eso traía? Pero él insistía. Aparecieron sueños que trajeron a la
memoria episodios infantiles de baldío, en los que la barra comparaba tamaños y
jugaba a quién meaba más lejos. El era el más chico de todos, por lo tanto siempre
perdía. Entre esos recuerdos, el que más lo torturaba era uno en el que se veía
excitándose y hasta masturbándose recordando el pene del muchachón que lo tenía
más grande que todos.
Las diferencias en la pareja se transformaron en peleas, y las peleas en coitos. Esta
vez en una sola mujer, repetía el ciclo que en el matrimonio le había exigido por lo
menos dos: pelea primero, coito después. Es válida la pregunta: ¿con quién cogía
dicho sujeto a través del objeto cuerpo que se le presentaba en cada ocasión? ¿Con
esa mujer, con aquel muchachito que siempre la tenía más grande, con el padre que
se le esfumaba? ¿O será mejor quitar las “o” de la disyunción y colocar la “y”
disyuntiva y conjuntiva? Las peleas, ¿eran un necesario condimento fálico? O sea,
en función de lo simbólico y lo imaginario. Pero además, en él se torna evidente que
recibían combustible y estímulo de sus fijaciones anal sádicas.
Podemos advertir entonces que la violencia, las peleas en las parejas, suponen una
diversidad de fuentes: el fracaso y la imaginarización de lo simbólico, la agresividad
de lo imaginario y la presión de la pulsión, límite entre lo somático y lo psíquico y
entre lo simbólico y lo real.
La imaginarización de lo simbólico se da cuando cualquiera de los posicionamientos
efecto de la relación de discurso se torna inamovible, lo cual, en el campo de las
parejas, quiebra la metáfora del amor: sólo hay metáfora cuando las posiciones de
amante y de amado se intercambian, rotan; el amante pasa a ser amado, el amado
888
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Extractado de Escenas, causas y razones de la vida erótica, de Ricardo Estacolchic y Sergio
Rodríguez, de reciente aparición (Ed. LetraViva).
889
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Susana Reinoso
Si algo tiene, a simple vista, el escritor canadiense, Will Ferguson, es mucho humor
y nervios de acero. Y vaya si los tuvo a la hora de publicar un libro en tono satírico
contra la industria editorial del género de autoayuda, que vende millones de
ejemplares en todo el mundo y reimprime tiradas sin cesar.
El escudo protector de Ferguson -contra las feroces críticas que le llovieron del
sector- fue el casi millón de ejemplares que vendió en todo el mundo hasta el
momento, traducido a 21 lenguas. "Felicidad MR" (Marca Registrada) es la piedra
del escándalo que este guionista cinematográfico devenido en escritor descubrió
conociendo anécdotas sobre libros de autoayuda de boca, nada menos, de sus
amigos editores.
En "Felicidad" (Emecé), Ferguson construye al editor Edwin de Valu -estresado,
cínico y mal remunerado-, cuya tarea es "hojear" a medias el fárrago de originales de
autoayuda que recibe para enviarlos, en su mayoría, al cesto de basura. En medio
de un traspié financiero, la editorial Panderic Inc., donde De Valu desecha
manuscritos, se ve obligada a publicar "¡Vive, Ama, Aprende!", un ejemplar de
autoayuda escrito por un tal Tupak Soiree. El libro se convierte en la fuente de
felicidad de miles de personas. Es un éxito y pone en jaque a toda la industria.
Para comprender mejor el tono del libro, es buena ocasión leer una reflexión inicial
de Ferguson: "Yo tenía la percepción de que los autores de autoayuda eran siempre
las personas más desequilibradas que uno se encontraba en cualquier gira de
presentación. Hasta que una agente de promoción editorial me dijo: `Si alguna vez
alguien escribiera un libro de autoayuda realmente útil, nos veríamos todos en un
grave problema".
¡Y qué problema sería! Basta con poner el ojo en las cifras de ventas. Paulo Coelho,
de Editorial Planeta, con un género que no es autoayuda propiamente dicha, pero
que se le parece en la filosofía, lleva vendidos 45 millones de libros en el mundo y
sólo en la Argentina, 1,5 millón de ejemplares.
El caso de Jorge Bucay, de Editorial Sudamericana no es distinto. Ha vendido más
de 150.000 ejemplares en nuestro país. Sólo de "El Camino de la autodependencia".
Sudamericana reimprimió 29 ediciones y del anterior, "El camino del encuentro", 20
890
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ediciones. Las tiradas son de entre 10.000 ejemplares las primeras y 5000 las
actuales.
-¿Cómo se animó a escribir contra los libros de autoayuda sin temer que su
libro acabara en el cesto de basura?
-Yo había escrito libros de no ficción y cuando dije a los editores que tenía uno de
ficción, ellos sintieron curiosidad. Sobre todo cuando supieron que era sobre una
editorial. Después creo que se decepcionaron, porque no era tan incisivo como se
suponía que fuera. Una vez publicado se acercó gente para contarme anécdotas
peores de las que incluí. Mr. Mead, el editor de ficción, está basado en un publisher
real con el que trabajé. Cuando lo encontré en la Feria del Libro de Nueva York, me
dijo: "Yo sé en quién te inspiraste". Yo respondí: "Mmm..., no me parece que lo
sepas". Luego dio un nombre y yo pensé: "Ni se lo imagina".
-Mi agente estaba preocupada, porque decía que el libro no le importaría a quienes
no están en el mundo editorial. Pero yo le respondí que a todos nos fascina conocer
la cocina de una industria que produce libros, porque somos lectores. No es tan
exagerado lo que cuento en el libro. Todas las anécdotas son reales.
-No, mi objetivo no era atacar a las editoriales. Yo buscaba jugar con la idea de un
libro de autoayuda que funcionara y contar otra historia entretenida. Le pregunté a
una persona de una editorial por qué hay tantos libros de autoayuda. Me respondió:
"Hay tantos porque ninguno funciona". Me pareció fascinante que libros tan exitosos
en ventas no lo fueran en su función. Si los libros de autoayuda sirvieran se habría
escrito uno solo.
-¿Qué habría pasado si en lugar de escribir sobre los editores, alguno de ellos
lo hubiera hecho sobre los escritores?
-Yo estudio de los editores, pero en el caso que usted comenta, hubiera sido
tremendo, porque los escritores son gente muy egoísta. Cuanto menos gente los lee
más egocéntricos son. Alguien que escribe poesía metafísica tiene un ego más
891
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
¿Por qué se venden tanto los libros de autoayuda? Dice Ferguson que "una de las
claves es que los libros tienen tapas blandas y una promesa muy clara: siete hábitos
para evolucionar, diez pasos para mejorar su vida amorosa, etcétera. Pero nunca
veremos una edición lujosa, de tapas duras, y de 50 dólares en autoayuda. Quizá
porque saben, en el fondo, que las recomendaciones no van a funcionar; la gente no
invierte mucho dinero en estos libros, pero igual los compra. Es como la lotería: uno
compra un billete y se dice "no voy a ganar", pero espera que funcione. Si un
consejito funciona, la gente piensa que salvó la inversión. Lo que aún me sorprende
es que los consejos son unívocos, aunque estén dirigidos a problemas muy
diferentes. Es como la ropa talle único. El atractivo de la autoayuda es que nos dan
la ilusión de la objetividad cuando prometen llenar nuestro vacío. Pero los problemas
existenciales no los resuelve la autoayuda, cuyo motor es un optimismo naïf. Ese
consejo de que nada es imposible para resolver nuestros problemas convierte la
felicidad en un producto marca registrada.
892
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA PERVERSIÓN
Elizabeth Roudinesco*
893
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
894
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Fragmento del libro La familia en desorden, de reciente aparición (ed. Fondo de Cultura Económica).
895
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Andrés Barbarosch*
En un texto que se llama “El eco de los proverbios”, Theodor Reik cuenta que hay
frases, proverbios que escuchamos en la infancia, que después olvidamos y que, ya
adultos, vuelven a nosotros como si fuesen un eco de aquello que habíamos
escuchado. Reik dice que el momento en que los proverbios reaparecen es más
intenso que aquel en que fueron escuchados. Y cuenta cómo una vez, con sorpresa,
recordó una frase que su abuelo usaba con frecuencia en discusiones que tenía con
su padre y que los niños escuchaban. El padre y el abuelo discutían, el padre salía
de la pieza y el abuelo decía: “Cuando estamos vivos, no nos dejan hablar; cuando
estamos muertos, no podemos hacerlo”, y los chicos se reían. Mucho tiempo
después, siendo adulto, recibió el eco de ese dicho, y pudo pensar entonces que en
esa frase había una inteligencia, cuya guía era la pregunta sobre cuándo nos es
dado hablar; cuándo podemos expresar nuestras opiniones.
En el proverbio, ese relato breve, se transmite una experiencia; se vehiculiza, entre
las generaciones, un saber: esto señala ya la cuestión de la paternidad. Pero,
también, en tanto el eco es más significativo que la frase escuchada, se ve afectada
la temporalidad, el tiempo se muestra discontinuo, lo cual, como veremos enseguida,
reenvía nuevamente a la cuestión del padre.
Walter Benjamin, en su texto “Experiencia y Pobreza”, recuerda la fábula del anciano
que, en su lecho de muerte, les dice a sus hijos que en la viña hay un tesoro
escondido: muerto el padre, los hijos remueven la tierra sin encontrar nada pero,
prosigue el relato, a su tiempo la viña dio mejores frutos que nunca. El padre les
había legado una experiencia: la bendición no está en el oro sino en la laboriosidad.
Otra vez se plantea la problemática de la temporalidad, entre la manera literal como
los hijos entienden el relato del padre y lo que pueden reinterpretar, después, a partir
de la cosecha; se produce una serie de retornos sucesivos, ubicada en esa
dimensión de la paternidad. El proverbio ofrece la cuestión de la paternidad reducida
896
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
897
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Extractado del trabajo “Proverbios, relatos y otras historias”, publicado en Entre el mito y la lógica,
volumen colectivo (ed. Letra Viva) cuyos autores pertenecen a Ensayo y Crítica del Psicoanálisis.
898
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ESTADO Y BIOPOLÍTICA
El autor propone, “desde el interior de una política de emancipación”, examinar el Estado según la
noción de “biopolítica”.
Raúl Cerdeiras*
899
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
funciones en nombre de una política; ese lugar discursivo queda desplazado por
figuras como eficiencia, administración, saber, el bien, el mal, terrorismo, el
liderazgo. A lo sumo se mantiene una vaga referencia a “la democracia”. Esto es
solidario con la irrupción, en todos los ámbitos de las funciones estatales, de la
legalidad propia de las relaciones socioeconómicas dominantes: una
mercantilización del Estado, cuya universalidad se debilita, y esto se refleja en la
opinión pública como una desaparición del Estado en la vida de las naciones. No es
que el Estado se retire en realidad, sino que hay un desplazamiento en la
dominancia o subordinación de sus condiciones. La desprotección del habitante es
consecuencia de que la legalidad pierde su horizonte de generalidad para volcarse a
los “regímenes especiales”. Un ejemplo es la proliferación de los decretos de
necesidad y urgencia y el pedido por el Ejecutivo, en casi todos los Estados del
mundo, de poderes especiales por encima de las cámaras o asambleas legislativas,
que son tradicionalmente garantes de la igualdad universal del ciudadano ante la ley.
Por último, el monopolio de la fuerza queda sin su tradicional sustento en una
política, y se produce una fuerte segmentación: seguridad y policías privadas, mafias
aliadas con las fuerzas de seguridad, contratación privada de fuerzas públicas de
seguridad.
El resultado general de los desplazamientos operados como efecto de la falta de
políticas de ruptura activas, en especial la sustitución de la lógica política-pública del
Estado por la legalidad de la producción económica (capitalista), es haber puesto en
primer plano el tema central de la vida. Que la supervivencia sea el motivo esencial y
determinante de cualquier política es lo que llamo biopolítica.
Así como la crítica a la democracia-representativa-partidista, en los 80, no implicaba
de ninguna manera apoyar los regímenes militares y dictatoriales, estar en contra de
que la vida biológica organice el sentido de toda política no significa que nos sea
indiferente la muerte masiva de la gente, por la economía capitalista neoliberal, por
la represión o por cualquier otro motivo. Pero la idea de vida biológica, y todo lo que
de ella depende, debe ser erradicada de la política si ésta quiere ser de
emancipación. Si de algo puede enorgullecerse el hombre es de poder entregar su
propia vida en defensa de un principio o un ideal. Pues bien, la lógica del capitalismo
mundial que hoy inunda la política ha invertido esa donación: todo principio o ideal
debe reducirse a conservar la vida.
Que el Estado, subordinado a la ley del capital, haya puesto a los pueblos en el
límite de la supervivencia y desatado su instrumental represivo casi sin control es
una consecuencia de la inexistencia de políticas activas de ruptura. Pero el punto
delicado es que tanto las viejas políticas ya disecadas como las incipientes
900
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Extractado de una ponencia del seminario “Qué es el psicoanálisis” en Fundación Centro
Psicoanalítico Argentino.
901
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
“Por un lado, la época fuera del deber liquida la cultura autoritaria y puritana tradicional; por el otro,
engendra nuevos imperativos (juventud, salud, esbeltez, forma, ocios, sexo) de autoconstrucción de
uno mismo, sin duda personalizados, pero creadores de un estado de hipermovilización, estrés y
reciclaje permanente.”
Gilles Lipovetsky, El crepúsculo del deber, 1992.
Sonia Abadi*
902
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Fragmento del trabajo “Entre la frontera y
la red. Apuntes para una metapsicología de la libertad”, presentado en el XLIII Congreso de la
Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA).
903
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA INTELIGENCIA
Martín De Ambrosio
El concepto de inteligencia genera (por lo menos) dos actitudes. Por un lado, como
se pretende o se supone que es el último reducto monopolizado por la humanidad,
se modifica su definición de modo tal que excluya siempre tanto a animales (“eso es
instinto”) como a máquinas (“meros cálculos”). La otra actitud -basada en cierta
forma en el test de Turing (ver más abajo)- tiende a incluir dentro de la categoría de
“inteligente” a cualquier clase de máquina que a los efectos del diálogo sea (o
parezca) indistinguible de un ser humano. Lo cual genera arbitrariedades del tipo “mi
calculadora es más inteligente que yo”.
El ultraantropocentrismo sobre la inteligencia suele ser poco productivo; la segunda
actitud por su parte dio nacimiento no sólo a uno de los campos científicos y
tecnológicos de mayor productividad (informática, inteligencia artificial), sino también
a muy ricos desarrollos teóricos y filosóficos.
Sobre estas y otras cuestiones de inteligencia y de manera inteligente se habló en el
Café Científico de julio organizado por el Planetario Galileo Galilei de la Secretaría
de Cultura de la Ciudad, en el que expusieron felizmente Juan de la Cruz Mayol
(licenciado en Psicología de la UBA y docente de la Facultad) y Roberto Perazzo
(doctor en Física, especialista en redes neuronales y sistemas complejos, egresado
de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y que actualmente se
desempeña en el ITBA) y que contó con numeroso público en La Casona del Teatro.
El próximo Café será el 19 de agosto sobre el tema: “Homeopatía y medicinas
alternativas: ¿un servicio a la salud?”.
MEDIR INTELIGENCIAS
904
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
DEFINICIONES INTELIGENTES
905
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ganas de ese niño de pasar la prueba. Por eso yo también creo que hay que
entender a la inteligencia como una producción, un rendimiento, como respuestas a
algunos problemas.
O también podríamos pensarla desde su origen, como lo hacen las teorías del
aprendizaje o del desarrollo, que analizan cómo surgen, cómo se estructuran. La
adaptación, la superación o la capacidad de ser feliz, podría ser la mayor capacidad
del ser humano, y no hay ningún test que pueda medir esto.
En cuanto al origen de las “estructuras de la inteligencia”, en este siglo aparecieron
las teorías innatistas y biologicistas que veían -y sostenían- que la inteligencia tenía
que ver con una estructura neuronal. Luego, estudiando esas estructuras se podía
dar cuenta de la inteligencia. Esta postura, con el conductismo, dio lugar a la idea de
que eran ciertos estímulos los que producían la aparición de lo que se llamaba
inteligencia, entendidos como “respuestas adecuadas”, sin saber ni importar qué
sucedía dentro del cerebro. Luego, del conductismo se desprende el cognitivismo
más duro que estudia estas mismas cuestiones pero ya más desde el ángulo
cibernético.
Y finalmente podemos ver una forma de pensar a la inteligencia, que es la
modalidad constructivista, que continúa en auge, por lo menos en el campo de la
psicología -uno de sus principales autores es justamente Piaget- y tiene que ver con
la adaptación al ambiente según los distintos problemas que aparecen. Para esta
postura la inteligencia sería una tendencia al equilibro, una reestructuración de los
esquemas mentales en relación a sus experiencias.
Otro modo de pensarlo, más marxista, tiene que ver con Lev Vigotsky, quien creía
que “inteligencia” son las formas y relaciones de producción cultural. Así, la
inteligencia no sería un fenómeno individual sino un fenómeno social, resultado de
un modo de producción que ocurre entre las personas y que sólo secundariamente
se internaliza como inteligencia individual. Y finalmente, como resultante de estas
corrientes, aparece Gardner con su famoso libro Las inteligencias múltiples. Gardner
también tiene una idea interesante -comprobada científicamente- que es que cada
una de estas inteligencias tiene una trayectoria nítida en su desarrollo, una
localización cerebral, y un sistema simbólico notacional, por lo tanto articula todas
las causas y todas las demás teorías de la inteligencia.
TURING CLUB
Roberto Perazzo: Bueno, quiero agradecer la charla que acabo de escuchar porque
entre otras cosas me permite comprobar que los problemas que tenemos por el lado
906
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
de las ciencias duras son más o menos los mismos. Por mi parte, me voy a remitir a
cómo se ve la inteligencia desde el lado de las matemáticas o de la computación. El
primero que se planteó este tema fue el matemático inglés Turing. Turing fue un ser
brillantísimo; la humanidad sólo cuenta de modo excepcional con gente de ese
calibre; fue una persona que murió trágicamente y que jugó un rol importantísimo en
el contraespionaje inglés durante la IIª Guerra Mundial, sobre todo en la codificación
de los mensajes encriptados alemanes. Turing se planteó qué es la inteligencia, y
dijo que no iba a definirla. Simplemente postuló que algo era inteligente cuando a
alguien le parece que es inteligente. Eso lo formalizó en un trabajo muy sesudo, y en
un llamado “juego de interpretaciones”.
Supongamos que yo interactúo con alguien o algo detrás de la pared. Nos pasamos
mensajes a través de papeles o a través de la pantalla de la computadora y entablo
un diálogo. Si de ese diálogo surge que yo me doy cuenta de que el ente que está
del otro lado de la pared es un dispositivo mecánico artificial, no es inteligente y no
piensa; si me engaña, es inteligente y piensa. Y es tanto más inteligente, y tanto más
piensa, cuanto más tiempo estoy yo sin darme cuenta de que me engaña; si me
paso toda la vida hablando con ella, bueno, esa máquina a todos los efectos
prácticos piensa.
Ese test de Turing es la partida de nacimiento de todo lo que en matemática o
computación se ha dado en llamar inteligencia artificial. Curiosamente, ha sido
tomado en serio, y se han desarrollado programas con el objetivo único de jugar al
juego de la imitación durante mucho tiempo. En 1991, se enfrentó a un público
heterogéneo con sendas terminales para entablar diálogos sobre cosas muy
variadas; cada terminal hablaba sobre un tema en particular. No recuerdo bien, pero
había una sobre cócteles, otra sobre moda, otra sobre Shakespeare y sus
personajes. Al final, cada una de las personas tenía que anotar en una escala de 0 a
10 si había concluido que estuvo hablando con una máquina o con una persona.
Cinco de esos programas fueron confundidos; al programa sobre Shakespeare se lo
descubrió porque cometió un error de sintaxis imperdonable en un experto en
Shakespeare.
FRONTERA MOVIL
Perazzo: (continúa) Eso convenció a los expertos de que finalmente el test de Turing
no era del todo válido porque la inteligencia es una frontera móvil que en realidad
dependía más de la habilidad del programador que podía representar conocimientos
para que la máquina realizara un diálogo convincente; en definitiva, una muestra de
907
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Perazzo: Les recomiendo que lean un libro de Oliver Sacks que se llama El hombre
que confundió a su mujer con un sombrero, un libro delicioso. Sacks es un neurólogo
muy famoso que recopila una docena de casos clínicos, y que relata
maravillosamente caso por caso. En el libro hay un caso que a mí me dejó
pensando. Se trata de dos mellizos que son subnormales, casi no se valen por sí
mismos, no aprendieron las operaciones básicas de las matemáticas, tienen un
lenguaje extremadamente limitado y torpe. Sin embargo, estos mellizos eran
capaces de predecir en qué día caía la Pascua en más o menos 3000 años; se les
preguntaba qué día iba a caer la Pascua en el año 2537 y respondían “3 de abril”,
sin dudar. Eso es una cosa dificilísima porque hay que hacer corresponder
calendarios solares y lunares, a tal punto que hasta los llevaron a la televisión para
un show...
908
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Sacks cuenta que alguna vez los oyó conversar. Y la conversación consistía en
decirse mutuamente números. Uno decía “114.337” y el otro respondía “215.239”.
Sacks anotó esas cifras y se dio cuenta de que se trataba de números primos, es
decir aquellos que sólo se dividen por la unidad y por sí mismos (determinar qué
números son primos es un algoritmo que en matemática se conoce como “duro”,
requiere una computación que crece exponencialmente con el tamaño de los
números, por eso es que casi toda la criptografía está basada en números primos
grandes, y los servicios de inteligencia se pelean por conseguir el número primo más
grande).
Bueno, lo que hizo Sacks entonces fue copiar números primos de 7 dígitos,
superando a los que planteaban los mellizos. Al día siguiente, Sacks intervino en la
conversación y les dijo este número. Según cuenta el libro, fue una verdadera
revelación para los mellizos, lo saborearon como una copa de vino de una cosecha
excepcional. ¡E inmediatamente siguieron planteando números primos aún mayores!
La historia, triste, termina en que, a estos mellizos que eran minusválidos, y no
podían cuidarse de sí mismos, se les enseñó a vestirse, lavarse y comer, los
reeducaron... y perdieron esa capacidad matemática.
909
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
910
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
911
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
FUERA DE CATÁLOGO
912
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Feminista militante, Sontag declara que los hombres envidian a las mujeres: "Nunca
nos perdonarán por el hecho de ser madres. Desde el punto de vista cultural, las
mujeres somos una minoría aunque formemos la mitad de la población mundial. En
En América he elegido como protagonista de mi novela a una mujer ambiciosa y
consciente de su talento, que cree que no existe una vida feliz, sino sólo una vida
heroica".
Cuentan que en 1949 Sontag causó impacto por su belleza cuando ingresó en la
exigente Universidad de Chicago; al año siguiente, llegó tarde a su primera clase
con el crítico Philip Rieff que, al salir, la invitó a comer. Se casaron diez días
después. El tenía 28 años; ella, 17, y con él tuvo a su hijo David, que actualmente es
un importante diseñador de modas. A finales de los años 50, Sontag se fue a
estudiar a Oxford y a París, donde consolidó su relación homosexual con Harriet
Sohmers; otro amor de su vida fue la cubana María Irene Fornés y, si bien tiene una
relación amorosa con la fotógrafa Annie Leibovitz, que vive en un departamento
contiguo al suyo y con la que comparte numerosos aspectos de la vida, se niega a
que la encasillen como lesbiana.
Sontag no admite la falta de pasión y es tenaz e indisciplinada a la vez, pero no le
interesa saber cómo la catalogan los demás. Después de haber superado un cáncer
y un accidente de tránsito, dice que está en la crisis de la mitad de la vida, "aunque
esta crisis se sitúa a los 45 hoy en día, pero yo soy así". Como persona y como
escritora ha sacado partido de cada una de sus experiencias. Los problemas de
salud que enfrentó le permitieron escribir ensayos de una notable penetración sobre
el tema de la enfermedad, frutos de su lucidez habitual y de la profunda comprensión
derivada de lo que había vivido.
SUEÑOS AMERICANOS
Sontag afirma, rotunda, que su relación con los Estados Unidos es ambivalente: "Es
un país que no me gusta, soy ciudadana estadounidense, pero he vivido mucho en
el extranjero. Me sorprenden los mitos que circulan sobre este país tan grande, tan
potente, tan desbordante, que con esta nueva administración se está convirtiendo en
un imperio. Creo que representa todas las fantasías que yo no comparto. A pesar de
todo, puedo vivir en Nueva York porque la ciudad tiene la cualidad de ser algo así
como el mundo en pequeño. En ella se encuentran todas las razas, todas las
nacionalidades. Es una ciudad cosmopolita como París o Londres. No elegiría
Madrid para vivir, porque no lo es. Me gusta sentirme extranjera".
913
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
La escritora soñó desde pequeña con cambiar la vida que, se suponía, le estaba
asignada por su familia y su condición social porque le horrorizaba "la gente que no
tenía pasiones. Las personas entre las que crecí parecían tener toda su vida
planeada hasta el mínimo detalle. Tenían planes para todo: para cenar o para
comprar y, cuando se juntaban, hablaban sólo de lo cotidiano, nunca parecían
emocionarse por nada, y eso hacía que yo echara de menos otra forma de
existencia". Soñó con irse a vivir a Japón, a Hong Kong o a China y trabajar allí
como médica. Precisamente, los personajes de En América reflexionan mucho sobre
la posibilidad de cambiar. Uno afirma que se es lo que se cree ser; otro, que somos
aquello en lo que nos hemos convertido.
En América muestra una vez más la visión desencantada de Sontag acerca del
sueño americano: "En la novela cuento la historia de una conocida actriz polaca,
Maryna Zalenska, que a fines del siglo XIX decide dar un cambio total a su vida, a
pesar de ser una heroína nacional, y arrastra a su familia y a varios amigos a la
edificación de una comuna utópica en California. Yo misma soy una actriz frustrada,
así que esta idea me gusta mucho".
La mayoría de los personajes de En América son inventados, y los que no lo son se
desvían radicalmente de sus modelos en la vida real. Sin embargo, Sontag reconoce
que a veces su vida se filtra en la ficción. Siempre quiso escribir una novela con
actores. "Es un mundo que conozco bien. Tengo muchos amigos actores, directores,
bailarines, coreógrafos, una pianista. Siempre se dice que a las personas les gusta
algo muy diferente de lo que tienen. Disfruto de la compañía de la gente del mundo
de la interpretación. Su psicología me parece fascinante, así como a pesar de que
me interesa mucho la política, nunca he tenido un amigo íntimo que fuera político
porque en el fondo no entiendo ese tipo de psicología. No tengo televisor en mi
casa, pero voy al cine cinco veces a la semana. La protagonista de la novela es una
actriz con un buen nivel de vida y el motivo del viaje es su deseo de cambio. La
novela es lírica porque refleja la lucha interna de la protagonista, una estrella, que
quiere vivir en un mundo ideal, y es épica porque trata el tema de América
analizando la diferencia entre el mito y la realidad como telón de fondo. La acción
transcurre en 1876, en el sur de California, cuando las grandes ciudades del oeste
de los Estados Unidos se situaban al norte y en el sur había pequeñas comunidades
que no tenían inmigración europea. La protagonista se traslada a una pequeña
comunidad granjera que se llama Anheim (ahora muy conocida porque ahí se
encuentra Disneylandia), se instala con su grupo para crear una comunidad basada
en la libertad, el ocio y el cultivo de sí mismos, y fracasan. La mayoría regresa a
Polonia, pero ella se queda y vuelve al mundo del teatro. Inventé este personaje
914
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
porque me gusta mucho, sería una limitación para mí escribir sobre un personaje
que no me atrape; no me interesa escribir sobre monstruos, por ejemplo, porque no
me interesa vivir con ellos durante los años en que les doy vida. Supongo que es
verdad que he puesto un poco de mí en cada uno de los tres personajes principales:
Maryna, su marido y su amante. Y he puesto algo de mis ideas sobre América:
América es una fantasía y una realidad en cada uno de los personajes."
Cuando habla de las características comunes entre El amante del volcán y En
América dice: "Son mis dos libros más importantes, más libres, ambas novelas se
desarrollan en el pasado y ambas tienen como protagonistas a extranjeros. El
amante del volcán transcurre a finales del siglo XVIII y trata de ingleses en Italia; En
América transcurre en el siglo XIX y trata de polacos en América". Sontag sostiene
que con el El amante del volcán inició una nueva etapa vital. "Me sentí renacer al
lograr esta novela más libre, más compleja, más parecida a mí. Sentí que había
superado mis inhibiciones y había podido trasladar mejor a la ficción todo lo que
pensaba y sentía. Mucha gente me preguntó si me había sucedido algo
sorprendente antes de escribirla. Y no es que hubiera sucedido nada especial,
sencillamente mi vida estaba llena de cosas interesantes: ya no era una pequeña
habitación, era un palacio lleno de habitaciones."
La libertad, para Sontag, va ligada a la lectura. Lee mucho, mientras escribía esta
novela leyó historia del arte, poesía, política... "Pero no pude resistir releer Retrato
de una dama, de Henry James, y lo incluí a través de ese personaje adorable que da
consejos a la protagonista. James está interesado en el tema de América, de Europa
y la vida de la gente privilegiada, y mis personajes son personas ricas que vienen a
América en primera clase. Contrastan con mis antepasados, que llegaron a América
en la bodega del barco y recibieron el mal trato que recibía la mayoría de los
inmigrantes. Sí, este libro es un homenaje a Henry James."
Otro de los escritores que Sontag más admira es Jorge Luis Borges. Cuenta
emocionada que estuvo con él en varias ocasiones. "Su obra significa muchísimo
para mí. Podría nombrar unos doscientos escritores estupendos, pero sólo de unos
diez tendría sus libros en mi mesa de luz, Borges y Kafka los primeros. No podría
vivir sin Borges. Se aprende mucho de él. No sé exactamente qué, no puedo decir
`porque leí a Borges, ahora hago tal cosa´, no lo puedo poner en palabras. Creo que
fue un escritor muy liberador para mí, porque él era tan libre. Yo no hago lo que él
hace, pero me ha hecho dar cuenta de lo que se puede hacer. Sus textos están
entre el ensayo y el cuento. Son ficciones. Sólo esa noción: ficciones, con las cuales
hace algo tan elegante, difícil y brillante. Es increíble, el mejor escritor de prosa y un
poeta. Creo que es el mejor escritor latinoamericano de todos los tiempos. Otros
915
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
916
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
idea de empezar el capítulo siguiente con una bofetada, que Maryna recibe de una
actriz celosa."
Después de trabajar dos meses más en la novela, Sontag se fue a Sarajevo, invitada
por su dedicación a los derechos humanos. Allí se salvó por segundos de una
granada que explotó en la puerta que acababa de cruzar. Durante tres años no
escribió. "Esa voz del capítulo cero era muy seductora, pero no quería otra vez estar
dentro de la mente de alguien. Tal vez, con esa voz hubiera sido un libro estupendo,
pero no era el libro que quería escribir. De todos modos, no sé si alguien escribe el
libro que quiere, ¿no?"
Sontag ha escrito un ensayo sobre la guerra, "pues después de la experiencia de
Sarajevo pienso mucho en ello, y ahora tenemos esta otra guerra terrible, y aunque
digo que ya no escribo ensayos, no puedo dejarlos del todo. El tema es si uno puede
comprender la guerra cuando no la ha experimentado directamente. Este nuevo libro
tendrá en la portada de todas las ediciones una imagen de Los desastres de Goya".
Para Sontag, lo atractivo de una novela es que permite emplear diferentes puntos de
vista para representar la realidad. "En un ensayo, uno tiene que pretender definir un
punto de vista y convencerse de que es el adecuado, pero en el fondo, uno sabe que
hay más que decir y que todo eso no se puede incluir porque hay que seguir una
línea. Pero en la novela o el teatro, uno puede trabajar con opiniones diferentes,
emplear un punto de vista diferente en cada uno de los personajes y, como yo estoy
llena de contradicciones, no sólo sobre mi trabajo sino también acerca de lo que
pienso, siempre estoy con el `sí, pero...´, siempre tengo algo más que decir. Ese es
el gran regalo de la novela: dejarnos ver las cosas de muchas maneras y
contradecirnos."
Perfil
Origen: Susan Sontag nació en Nueva York, en 1933. Estudió en Berkeley, Harvard
y París. En sus novelas y ensayos predominan los temas sociales y humanos, con
especial atención al lugar de la mujer. La función de la crítica juega un papel central
en toda su obra. En los años sesenta y setenta fue la representante más conspicua
de los "nuevos intelectuales" norteamericanos.
Ensayos: Contra la interpretación (1966), su primer libro influyente; Estilos radicales
(1969); Sobre la fotografía (1977), Bajo el signo de Saturno (1980), El SIDA y sus
metáforas (1987).
Novelas: El benefactor (1963); Equipo mortal (1967); El amante del volcán (1992) y,
ahora, En América.
917
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL DUELO EN LA INFANCIA
No es fácil saber qué pasa en un chico cuando muere un familiar, porque el duelo en los niños se
expresa en forma diferente que en los adultos. El autor de esta nota lo investiga a partir de un caso
clínico donde el duelo se complica por la presencia irredenta, cruzando las generaciones, de los
desaparecidos en la dictadura.
Gabriel Donzino*
Milagros, de nueve años, fue derivada por el colegio con motivo graves problemas
en el aprendizaje. Una evaluación psicopedagógica previa había indicado “serios
conflictos psicológicos”. En las primeras entrevistas el padre de Milagros se quejó,
con evidente molestia, de que todas las mañanas la niña, mientras él se afeitaba, le
contaba que había soñado con su madre muerta. En el sueño, la madre se le
aparecía con un bebé en brazos, se le acercaba, le secaba las lágrimas a Milagros y
le decía: “No llores”. Otras veces el sueño era con la imagen de una Virgen, siempre
con un niño en brazos; le brotaba una lágrima que caía por la mejilla. Ante estos
relatos el padre se irritaba, se desesperaba. Le preguntaba a la niña por las
imágenes del sueño y comprobaba que eran descripción de la madre muerta.
“¿Cómo puede soñar con la madre si no la conoció?”
El padre refería el comienzo de los episodios a que su suegra le había contado a la
niña que su madre estaba muerta. La niña conocía este hecho ya que iban al
cementerio a visitar a su mamá y a su hermanito, muerto de bebé, quien yacía en la
misma tumba de su madre. Julia, la actual esposa del padre, contó que la abuela
materna de Milagros le mostraba fotos de la madre, recordándole que Julia no era su
mamá sino su madrastra: la imagen con la que Milagros soñaba era la que conocía
por las fotos: “La culpa es de la abuela por mostrarle esas fotos”.
La mamá de Milagros había sido una mujer de frágil salud. Después de la muerte del
primer hijo varón, de meningitis, cuando tenía seis meses, la depresión la había
inundado, y se había encomendado a la Difunta Correa para que sus hijos nacieran
y crecieran sanos. Nació Deolinda, la hermanita mayor de Milagros, y dos años más
tarde otra Deolinda: Milagros Deolinda. Los nombres de esta niña responden: el
918
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
primero, a la Virgen de los Milagros, a quien la madre le había pedido que naciera un
varón, y el segundo al de la Difunta Correa.
La madre falleció pocos días después del nacimiento de Milagros. El padre, que
también había quedado huérfano de madre cuando niño, acudió, desesperado, a
Julia, su novia de adolescencia, y le pidió que se hiciera cargo de sus pequeñas
hijas. Julia, al ver a Milagros flaca, sucia y escaldada, se decidió a aceptar.
Julia ya había criado a dos sobrinas que convivían entonces con ella. Interrogada
respecto de si ella hubiera deseado tener hijos propios, rompió en llanto: contó que,
de soltera, había tenido un hijo que estudiaba ingeniería en Tucumán y que
“desapareció” durante la dictadura. “Supongo que está muerto pero me dijeron que
no hiciera nada porque podía desaparecer yo. Si supiera dónde están sus restos,
para llevarle una flor... Ni siquiera en sueños puedo verlo.”
Presuntamente, las niñas no sabían de este hijo de Julia. Sólo su esposo y las
sobrinas, cuando la veían llorar, entendían por qué lo hacía. Milagros, en cambio,
preguntaba con insistencia por qué, cada vez que iban al cementerio a visitar la
tumba de su madre y hermanito, tenían que llevar una flor para el osario común.
Milagros se presenta en la primera entrevista como una niña sumamente rara. Hace
visajes y revolea los ojos hasta el punto de dejarlos en blanco. Dibuja un arbolito con
las raíces visibles y, entre ellas, un puntito ennegrecido. “Es un arbolito con raíces”,
dice. “Sí -le contesto-, y veo que hay una cosita ahí”, mientras le señalo el puntito.
“Es un pajarito que se murió y lo enterraron ahí... vos sabés cómo queda... la
tortuguita... cuando se muere... cómo quedan los huesitos. Yo enterré un pajarito y
quiero ver los huesitos, cómo quedan los huesitos”. Agrega al dibujo otra forma
circular, imprecisa, me cuenta sobre una tortuguita que tuvo, y empieza a lloriquear y
a hacer visajes.
A Milagros, un mito familiar arrasador la ha dejado en un lugar comprometido: ella no
es el varón pedido a la Virgen, pero esta negativa alude al lugar que le esperaba:
reemplazar al pequeño fallecido. Desde ese lugar mítico es la que sobrevive
alimentándose de la madre muerta ytambién la Difunta que revive a su hijo; es la
Virgen-madre que llora los hijos desaparecidos de otra madre. La falla en la
apropiación simbólica del objeto deja a Milagros confinada a la representación de la
pérdida a través de lo real de la muerte: los “huesitos”, los restos materiales.
No es posible el duelo de un niño aislado. Un niño en duelo está inmerso en un
medio ambiente aquejado, a su vez, por una pérdida. La palabra del adulto, del
padre superviviente, la versión sobre qué es la muerte, la negación o el silencio
tienen durante la infancia consecuencias determinantes sobre la posibilidad de que
un duelo sea llevado adelante o no. El duelo del niño puede quedar imposibilitado,
919
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
920
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El niño, por su parte, capta que preguntar y querer saber hace sufrir al otro: él no
quiere que su único objeto se ponga mal, y el otro tampoco quiere que él sufra por
pensar en eso, de modo que el niño debe callar. Algunos padres ven, con alivio, que
el chico “está muy bien”, que sigue igual que antes. Motivo por el cual es poco
frecuente que recibamos consultas por que se suponga, o se tema, dolor en los
niños que han perdido seres queridos.
EQUIVALENTES DEPRESIVOS
*
Docente en la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Niños de UCES-APBA. Texto
extractado del artículo “Duelos en la infancia. Características, estructura y condiciones de posibilidad”,
publicado en Cuestiones de Infancia. Revista de Psicoanálisis con Niños, Vol. 7, 2003.
921
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
EL PUNTO G MASCULINO
Marta Dillon
¿Es un mito? ¿Una zona erógena? ¿Un instrumento destinado a devolver a los
varones la propiedad del orgasmo de las mujeres? ¿Es la punta de la soga que
desata el placer más intenso? ¿Es una glándula? ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No,
es el punto G. Pequeño como una arvejita, menospreciado -hasta hace muy poco-
por la monarquía del clítoris, oculto en los oscuros canales del cuerpo, relegado de
la anatomía hasta convertirse casi en una cuestión de fe, del punto G aún se duda.
¿Existe? ¿Sirve para algo? ¿Todas tienen uno? La respuesta es sí, todas y todos
andan por la vida llevando su punto G dormido y latente, dispuesto a hincharse
cuando el placer convoca a la sangre para guiar a los buscadores de tesoros que
hurgan dentro del cuerpo. Bien adentro, en lo profundo de la vagina en el caso de
ellas. En el apretado, a veces asfixiante conducto del recto, si de ellos se trata.
Porque si hay algo que agregar después de más 20 años de proclama
ininterrumpida sobre la existencia de este ¿órgano? ¿zona? ¿glándula? -busque las
respuestas más adelante- es que los hombres también tienen un punto G capaz de
ofrecerles un mundo de sensaciones. Claro que para eso tienen que ser capaces de
relajarse y gozar. Tarea difícil para tantos machos bienavenidos a los que la sola
posibilidad de tenderse de espaldas agita los peores fantasmas de pérdida de
virilidad, convertirse en lo que no son. Y, lo peor de todo, es que capaz que les
gusta.
No es que haya sucedido nada nuevo; lo nuevo y lo viejo no hacen más que
alternarse, cambiar de nombre, maquillarse apenas para traernos la ilusión de
mínimas variaciones que despiertan otra vez las sensaciones de siempre. Pero no
es menos cierto que los distintos discursos de la ciencia han señalado mapas
estrictos para el goce que han necesitado revoluciones para escribirse de nuevo. Y
en eso estamos. Si de la existencia misma del punto G todavía se duda, es porque,
oh casualidad, “empezó a hablarse de él como la meca de las sensaciones justo
cuando las mujeres habían recuperado la propiedad de sus orgasmos a través del
clítoris, cuando pudieron sacarse de encima la máxima freudiana que decía que para
ser una mujer hecha y derecha, madura y sana, había que tener orgasmos
vaginales”, dice Adriana Arias, sexóloga y escritora, coautora de Locas y Fuertes,
relatos de mujeres. De lo mismo suele quejarse Beverly Whipple, la médica
estadounidense que a fuerza de divulgación logró apropiarse del copyright del punto
G. Eso sí, después de diez años de investigación y veinte de dar conferencias por el
922
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
923
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
disfrutan, sólo que la ansiedad por demostrar(se) eficiencia hace que siempre dirijan
las manos -o lo que fuere- de la otra(o) hacia el lugar seguro, el mástil de sus
desvelos, la concentración de lo masculino: el pene. “Aunque parezca obvio
-continúa Sapetti-, muchas veces hasta se olvidan del beso, muchos varones
descuidan esto como estimulación erógena.” En la interpretación de Adriana Aria “es
tal el temor a ser penetrado que ni siquiera les gusta demasiado que la mujer hurgue
con la lengua dentro de su boca”. En fin, lo cierto es que amplias estepas dormidas
de nuestros cuerpos esperan despertar y agitarse, ser transitadas, hurgadas y
perforadas. ¿La brújula? El propio cuerpo al fin y al cabo no parece tan distinto del
cuerpo de los otros. Volvamos, por caso, al tema que nos compete: el punto G.
924
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
para alcanzar el punto G, en todo caso funcionan aquellos que presentan una
curvatura manifiesta en la punta. De lo contrario no es fácil ejercer presión en el
lugar indicado sin esa graciosa característica, para eso se han diseñado vibradores y
dildos de punto G en forma de j invertida. La misma posición en que hay que poner
el dedo si se quiere ubicar este famoso lugar. Las instrucciones no son del todo
sencillas: hay que imaginar que sobre la zona del pubis hay un reloj, buscar con el
dedo corvo dentro de la vagina y empujando hacia afuera en el espacio que se abre
entre las once y la una. Valga un felicitado a quien ha logrado entender de qué se
trata y no se ha acalambrado en el intento.
Sin embargo, y esto es lo bueno, el punto G suele presentarse cuando no se lo
busca. Cuando en el coito la mujer se sube sobre el varón y se hamaca hacia
adelante, por ejemplo, o cuando se adopta la posición que Gindin llama “El perrito”
en su libro y a la que el vulgo suele referirse como “ponerse en cuatro”. Pero, vale la
aclaración para desanimar a los buscadores de quimeras, la sensación está buena,
pero lejos de tocar el cielo con las manos como auguran algunos chats en Internet,
ya que el cielo en general se toca fugazmente y no por cuestiones mecánicas si no
por haber encontrado la persona adecuada con quien trepar a lo alto.
¿Y por qué algunas mujeres eyaculan y otras no? Según Gindin, si se estimula la
zona, el líquido se emite, sólo que en muchos casos éste es reabsorbido por la
vejiga. Adriana Aria, en cambio, prefiere no hacer tantas distinciones sobre de qué
se trata ese líquido que, según análisis bioquímicos, comparte las características del
semen aunque -como es obvio- sin espermatozoides. “Está bien -dice Aria sin
metáforas-, no es pis en una primera etapa, pero si te relajás completamente, te
estimulan la zona, te abandonás, te excitás, ¡también te meás!, y puede estar
bueno”. ¿O acaso a ellos no les encanta rociar el cuerpo de las mujeres con sus
maravillosas y blancas secreciones?
925
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Y ése parece ser el mayor problema a la hora de ampliar las posibilidades del placer.
“¿Que te toquen el culo? ¿A qué varón le gusta que le toquen el culo? Muy pocos,
porque piensan que si les gustan son maricas”, se pregunta y se contesta Gindin sin
medias tintas haciéndose cargo de mitostan ancestrales que se pueden rastrear en
la Biblia y en Satiricón, del romano Petronio. Dice Sapetti, recordando aquel texto,
que el personaje Escolpio acudió a una sacerdotisa porque se sentía decaído e
impotente, “y ésta le aconseja ser penetrado por un “olisbos” (falo de cuero) untado
con aceite de oliva siendo, a la vez, azotado con ramas de ortiga. Escolpio huye
aterrado, curándose (de espanto) ante tal proposición.
El principal problema de los varones, a simple vista, es que ellos suelen saber
exactamente lo que tienen que hacer para provocarse un orgasmo. Lo muestran las
películas pornográficas, lo aprenden en la escuela en iniciáticas competencias
onanistas, suele ser rápido y seguro, salvo disfunciones que pueden dejar su
autoestima tan baja que se enredarían los pies con ella. El varón tiene asumido
como mandato que debe ser eficiente a la hora del placer y si en algún momento
corre su mirada o su ansiedad de su goce exclusivo -sí, estamos generalizando, con
disculpas hacia los varones evolucionados- es para arrancarle a la mujer los aullidos
que indicarían los orgasmos de ella. Un buen coito, usualmente, los deja con la
satisfacción del deber cumplido. “Y lo eficiente -dice Aria- está vinculado con lo
activo; el protagonismo tiene que ser su pito, la penetración. El es el que busca el
placer, el que hurga en el cuerpo de ella, el que genera el orgasmo de la mujer. Este
viraje que supone que ellos puedan recibir placer siendo accionados por la mano de
ella o por un objeto o lo que sea implica pasividad y esto aterra. Además deberían
quedarse en algún momento en reposo, esperar que las sensaciones lleguen... ya el
cuerpo mostrado de atrás, todo eso desde la estética está en contra de la eficiencia,
en contra de lo que suponen su identidad sexual. En definitiva es ser penetrado.
Para ellos, un espanto”.
“Si tomamos en cuenta que muchos varones ni siquiera aceptan que un médico les
haga un tacto rectal para prevenir enfermedades graves sabremos cuál es el tamaño
del tabú”, dice Sapetti. Lo mismo les sucede a muchos varones heterosexuales
cuando se intenta estimularles otras zonas sobre las que se impuso el tabú de la
debilidad: los pezones masculinos tienen casi tantas terminales nerviosas como los
de las mujeres y podrían ser el timbre para que se abra el edén del orgasmo. Pero,
ya se sabe, no es fácil que soporten una estimulación prolongada en esa zona.
Incluso puede parecerles ridículo o simplemente romántico -un valor degradado,
sobre todo si se trata de relaciones ocasionales- que les acaricien “los blancos”, o el
926
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
costado del cuerpo, bajo las axilas, siguiendo por la cintura, las caderas y los
glúteos. Esto, en el mejor de los casos, puede provocarles cosquillas.
Lo llamativo es que pocos varones esquivan esa obsesión permanente por tomar a
la mujer de atrás y penetrarla por vía anal. Esa parece ser la última llave, el tesoro a
conseguir. Aun cuando son poquísimas las mujeres que tienen sensaciones
placenteras de esa manera. A ellas la próstata o el punto G no se les puede
estimular por esa vía. A ellos sí, hay estudios de campo que indican que es
placentero si se acompaña del relax necesario, y sin embargo la mayoría no se deja.
Sólo guiándonos por el faro de la ciencia podría encontrarse aquí una paradoja.
El punto G masculino, como todo, tiene sus pros y sus contras. Si bien es fácil
detectarlo para terceros, para el poseedor es muy complicado hacerlo por sí mismo.
Además, en tren de buscar, es mejor hacerlo de a dos. Según las instrucciones que
proporciona Gindin en su libro, “el hombre debe tumbarse boca arriba y la mujer
introducir su dedo, previamente lubricado, en su ano. Hay que explorar la pared
rectal hasta sentir un abultamiento del tamaño de una nuez. Una vez encontrado, el
hombre debe relajarse y la mujer, masajear la zona”. Hay discrepancia entre los
especialistas sobre cuán profundo es necesario introducir el dedo o el elemento
elegido, pero esto lo decidirá cada pareja. Estapráctica no tiene por qué llevarse a
cabo en exclusiva, la otra mano, la boca, las manos del hombre, todo eso queda
liberado para seguir sumando a la montaña rusa de las sensaciones y dejar que los
cuerpos se descarrilen. A esta altura lo mejor suele ser siempre tirar el manual de
instrucciones y dejar que el deseo nos conduzca cual zanahoria frente a nuestra
nariz de burros, siempre demasiado ignorantes de las muchas posibilidades que
ofrecen los cuerpos cuando la química o las emociones los atraen.
Irremediablemente.
927
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Silvia Ons*
Sigmund Freud rechazaba de plano la idea de una bondad originaria del hombre, a
la que responde el mito del origen de J.J. Rousseau: en esta concepción -que
conduce inevitablemente a la paranoia-, el mal proviene de la corrupción de las
costumbres, a la que Rousseau opone una inocencia natural; el mal -sexual-
provendría entonces del exterior amenazante. Ese corazón propio, bueno, definido
por Rousseau como “transparente como el cristal”, es un corazón maniqueo que ha
divorciado, sin dialéctica, el bien del mal, y este último queda expulsado en los
confines de la alteridad. Más certero, San Agustín supera su propio maniqueísmo al
reconocer que, cuando de joven robó unas peras, no lo hizo simplemente para
disfrutar de ellas, sino por el goce en la transgresión misma, aunque recurra a un
poder impersonal del mal.
Si se conjetura que las malas inclinaciones del hombre le son desarraigadas y, bajo
la influencia de la educación y del medio cultural, son sustituidas por inclinaciones a
hacer el bien, sorprende que en los así educados la maldad aflore con violencia.
Freud lo explica con el argumento de que la cultura fuerza a sus miembros a un
distanciamiento cada vez mayor respecto de sus disposiciones pulsionales. Y no
duda en llamar hipócrita a quien reaccione siempre de acuerdo con preceptos que
no son la expresión de sus inclinaciones. Si, en la oportunidad de la guerra, los
pueblos, los individuos rectores de la humanidad y los Estados abandonan las
restricciones éticas, ello obedece para Freud a la incitación a sustraerse de la
presión continua de la cultura, dando satisfacción a las pulsiones refrenadas.
Sin embargo, en “Por qué la guerra”, Freud concluye que “todo lo que promueva el
desarrollo de la cultura trabaja también contra la guerra”: hay entonces culturas que,
por rechazar la dimensión pulsional, hacen que ésta se acreciente llevando a la
guerra, pero otras posibilitarían un destino pulsional diferente, que trabajaría “contra
la guerra”. Es muy interesante la manera en la que Einstein diferencia cultura de
“intelectualidad”: observa que esta última es proclive a desastrosas sugestiones
colectivas, ya que el intelectual ha perdido contacto con la vida.
Cabe recordar aquí la diferencia trazada por Bataille entre el “mal pasional” y el “mal
infame”. El mal pasional no es calculador ni está legitimado por ningún poder. En
cambio, el mal infame sirve a un poder, creando incluso una buena conciencia, pues
928
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
se sabe en concordancia con un objetivo oficial del Estado. Las atrocidades de las
multitudes no son éxtasis nacidos del espíritu de revuelta, sino de los excesos de los
espíritus serviciales.
La guerra se apoya siempre en certidumbres: la de la raza -la sangre, la
nacionalidad, “la madre tierra”- y la religión -creencia en certezas apoyadas en la
exclusión de lo diferente-. Como dice Jorge Junis, en la guerra pueden variar los
actores, el escenario y hasta las armas pero el argumento siempre es el mismo: la
guerra va dirigida a lo semejante en lo que tiene de diferente, y aun a lo que de
semejante -ignorado en el sujeto- tiene el diferente.
Pero, dice Freud, “el amor a la mujer rompe los lazos colectivos de la raza, la
nacionalidad y la clase social y lleva así una importantísima labor de civilización”:
ruptura, pues, de las razones que han motivado toda guerra. La mujer encarna no
sólo lo heterogéneo del otro, sino lo otro de mí que me es ajeno. Son los preceptos
universalizantes, las prescripciones válidas para todos, lo monotonoteísta de la
religión (según una feliz expresión acuñada por Nietzsche), lo que me conduce a
estar en guerra conmigo mismo, por rechazar en mí lo diverso.
En lo singular de cada viviente se alberga un poder creador que, porque no se
somete, es pacifista.
*
Coordinadora del ciclo “El psicoanálisis en la cultura”, que continúa hasta el 30 de junio en la
Biblioteca Nacional. Texto extractado de una presentación en la última Feria del Libro
929
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
A pocas horas del Día Internacional de la Mujer -que se celebra pasado mañana- y quizás a pocos
días de una guerra en Medio Oriente, la autora propone no alegrarse de que en la academia militar de
West Point haya uniformes para embarazada y examina la perspectiva de que los cambios en las
relaciones de género permitan el resurgimiento de la “subcultura femenina”.
Irene Meler*
930
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
931
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
militar, cuando dejemos de preferir las posiciones de escaso poder, según le gusta
pensar a Gilles Lipovetsky (La tercera mujer, Barcelona, Anagrama, 1999), ¿será
posible una transformación cultural más trascendente, que rompa en alguna medida
el ciclo de repeticiones traumáticas?
¿Nos hartaremos de generar vida para que sea sacrificada en empresas bélicas?
¿Escupiremos sobre los presidentes, ayatolas, duces, führers y camaradas que nos
ofrecen medallas por parir soldados o por combatir como tales? ¿Nos negaremos al
sacrificio colectivo de los jóvenes? Y, lo que es más importante, ¿lograremos que
nuestra experiencia cultural milenaria, que ha consistido en estar del lado de la
preservación de la vida, se traduzca en representaciones y valores colectivos que
puedan competir con la épica guerrera que se origina en la experiencia social
masculina?
No sé si será cierto, pero tal vez convenga soñarlo cuando despertemos angustiados
por la pesadilla que se avecina.
*
Coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género (APBA). Directora del Programa de Actualización
en Psicoanálisis y Género (APBA). Coordinadora docente del Programa de Estudios de Género y
Subjetividad (UCES).
932
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
933
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Fragmento del libro Freud en las Pampas, de próxima aparición (Ed. Sudamericana).
934
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Mariana Balestrini
935
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
936
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
también Freud dice que este Yo tiene que ver con las funciones, las funciones
yoicas, el Yo como elemento, como instrumento que funciona, y cada una de las
funciones que se movilizan en esta operación se denominan funciones yoicas.
Tendríamos dos vías para caracterizar al Yo, vía las identificaciones y vía las
funciones yoicas, estas últimas, serían autónomas y la primera en donde si el otro
tuviera que ver, se dependería del otro, sería una forma en que el Yo se relaciona
con el otro.
En las funciones yoicas, el otro no tendría nada que ver, pero ¿es totalmente así? El
Yo como conjunto de identificaciones no excluye al otro.
La relación del sujeto y el Yo es una interrelación, distinta, pero que está en relación,
el sujeto queda definido por una relación entre significantes, pensándolo como sujeto
(del enunciado) es el que plantea algo con relación a lo que se dice, el sujeto es el
que dice.
Ahora ¿cuál es la enunciación? La relación del enunciado con la enunciación está
atravesada por la verdad. Tenemos un ejemplo, alguien dice, “yo miento”, ¿cuándo
miente? ¿Cuando dice “yo miento”, o cuando dice la verdad que dice “Yo miento”?,
entonces la verdad queda definida como discurso, no hay verdad sino del discurso.
No se trata de lógica, a + b = c, pero entre este sujeto del enunciado y el sujeto de la
enunciación aparece este sujeto que no sabe lo que dice, los sueños, los fallidos,
son muestra de esto, que no se sabe, modelo evidente de la aparición del sujeto de
la enunciación, de este sujeto del inconsciente.
El enunciado no coincide nunca con el sujeto de la enunciación, el sujeto de la
enunciación va a ser el sujeto del inconsciente.
Ahora esta relación del Yo, es una relación que vamos a llamar imaginaria, pudiendo
ordenar la relación al otro, quedando el sujeto definido por esta relación a la ley, al
“Otro”.
Acá en este punto me refiero a algo que es conocido por ustedes, latente y
manifiesto, ¿podríamos pensarlo como posible en este punto, de homologación al
sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación? ¿Si tomáramos latente: sujeto de
la enunciación, manifiesto: sujeto del enunciado?
Pero quería seguir con el tema del Otro, y la ley, hay una ley que condiciona la
relación entre el Yo y el Otro, relación imaginaria, que es la ley, pero no hablo acá de
una ley de derecho, o una ley política, sino hablo de una ley que ordena desde la
célula familiar las relaciones de sus integrantes.
En cuanto al Yo, es un Yo de necesidad, influido por el deseo, por la relación del Yo
al sujeto, y ahí en esta hiancia entre esta necesidad y deseo, ¿podría pensarse que
aparece la letra?
937
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Convengamos que el hecho de que un sujeto queda definido por una relación, por lo
que un significante representa para otro significante, pero que no está definido ni por
uno ni por otro, un significante solo no va a definir al sujeto.
Es el sujeto definido por la relación al Otro de lo simbólico que está en relación al
Yo, es el lugar donde se ubica el deseo, es en donde también esta ubicado el
inconsciente.
¿Cuándo leemos? ¿Dónde es el punto en el cual el deseo tiene algo que decir? Si
alguien no hace algo ¿será porque no desea o porque está inhibido? Es ese el punto
donde el inconsciente toma su lugar, el deseo.
Sujeto del inconsciente, sujeto del deseo del inconsciente.
En el Yo no hay deseo, hay “necesidades”, con esta propuesta de acceder a una
verdad, no estamos fomentando el fundamentalismo de que todos seamos
psicoanalistas, de querer leer a toda costa, eso sería no escuchar al otro, en
definitiva se trata de escuchar, creo que esa propuesta sería ordenar la práctica
alrededor de lo inmodificable, de determinados fundamentos inviolables, pero si
ustedes aceptaran y optaran por esta forma de acceder a la lectura, esta práctica
como una herramienta posible para acceder al inconsciente, sería sencillamente
eso, una herramienta.
Sabemos que hay un lenguaje que caracteriza a los seres humanos, y también a los
animales, sólo que lo que los diferencia uno del otro es la especificidad del campo; el
campo de lo humano es el campo del significante, del deseo, pero el campo del
animal es definitivamente el campo del instinto.
En el lenguaje se juegan distintas funciones, y dentro de ese campo serán ejercidas
por las palabras, palabras que no hablarán sino que dirán, que nos darán cuenta de
lo real, lo imposible de ser dicho.
¿Habrá aquí deseo? El deseo es aquello que va más allá de la necesidad de hablar.
Ahora, si la lengua es un fenómeno social, el sujeto que habla es individual. En esta
lectura que proponemos aquellos que creemos en el psicoanálisis como posibilidad
de acceder al inconsciente, patrimonio del sujeto, sólo en análisis y del campo de lo
grupal, seguramente en esta intención del bien hacer, como decía Lacan, está el
deseo del analista, pero no habrá allí de obturar, no perturbará el lugar del muerto,
lugar acéfalo de poder, donde el poder sólo será del analizante.
Claro está que deberíamos dar crédito de este saber sólo al analizante, no se trata
entonces de dejar nuestro deseo de lado, sólo que allí habrá una hiancia por donde
quede habilitado el puente entre ese decir y ese leer, sin que ello modifique el
dispositivo analítico.
938
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA CONTRATRANSFERENCIA
939
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
940
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
un hombre. Con su intervención, va a dar a ver esa mirada del Otro del paciente, y
por un momento se siente verdaderamente loco.
Lo que posibilita ese dar a ver tiene presentación contratransferencial. El analista se
deja tomar por lo que la palabra del otro le produce con relación a la enunciación en
la que esa palabra se sostiene. El dar a ver esa mirada, a la que el paciente
permanece alienado, se precipita en el analista juntamente con la afirmación "el loco
soy yo". Uno intuye que éste queda sorprendido de lo que acaba de decir, que le
plantea cierta incomodidad, cierta extrañeza, pero que al mismo tiempo adquiere
mucha consistencia. Como si algo pugnara por encontrar una formulación y la
formulación es esta enunciación que hace.
Es ésta una característica importante a destacar del fenómeno, el que se presente
como algo perturbador, una incomodidad con algo de extrañeza y que sin embargo
se imponga al decir.
Otros ejemplos para sumar al de Winnicott son de mi propia clínica.
Había una paciente a la que desde el principio del tratamiento yo tuteaba, ya que la
había conocido en circunstancias de una actividad docente. Pero de pronto se me
imponía tratarla de usted. Tuve algunos fallidos en ese sentido, que la paciente me
hacía notar con cierta gracia. Pero, fallido tras fallido, la situación se volvió
embarazosa. Me resultaba fastidioso el hecho de que, cada vez que le hablaba,
debía acordarme de que tenía que tutearla. El “usted” se me imponía y terminé por
interrogarlo, junto con la paciente. Ella, que se quejaba de que en su trabajo tenía
dificultades para relacionarse con los demás, tuteaba a todo el mundo y poco menos
que exigía que la trataran igual. Ella tenía más de 40 años. Yo le dije que
sospechaba que en esa actitud había algo de niña.
Esto produjo una asociación, un recuerdo de su infancia donde ella, escuchaba o
creía escuchar a su madre -era la última de una larga secuencia de hermanos-
diciéndole que fuese siempre una nena pequeña. Durante su infancia ella pensaba
que su madre se iba a morir pronto, ya que era mayor que las madres de sus
compañeras.
Otro ejemplo es el de un paciente de 19 años, inteligente pero encerrado en sí
mismo, todo el tiempo inactivo, sin poder desarrollar nada de lo que era capaz de
hacer. En un momento de su tratamiento, se le planteó traerme algo de lo que
producía: una carpeta con cuentos, dibujos y poemas. Eran realmente muy buenos.
En la sesión siguiente me preguntó mi parecer y le dije que me habían interesado,
me habían gustado. El insistió: "¿De verdad te gustaron, te parecieron interesantes?”
Y me encontré diciéndole: "Sí, me parecieron más interesantes que vos".
Horror, de mi parte. Pero él, tras un momento de silencio, dijo: "No sabés el alivio
941
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
que me da”. Y confesó que todo el tiempo se daba cuenta de que él quería hacer de
sí mismo una obra de arte. Contó además que tenía guardado todo lo que había
hecho desde que tenía dos años. Los dibujitos de sus dos años los tiene todos
juntos en esa carpeta de la que a mí me trajo una parte. Los dibujitos de los dos
años, la composición del colegio primario y esos trabajos actuales, todo
indiscriminado. En el plano de ser él una obra de arte, todo estaba puesto bajo la
mirada materna.
Ese "me interesan más que vos" que me encontré diciéndole separaba la obra de
arte de su producción. Le permitió, de alguna manera, escindir su obra de sí mismo.
De la exigencia superyoica de ser una obra de arte pasó a poder trabajar en el
objeto que se desprende de él. En poco tiempo publicó un comic, siguió escribiendo
y ordenó sus escritos para darlos a publicación, separando lo que consideraba
bueno de lo que no lo era a su juicio.
Por último, otra viñeta que se refiere al olvido de un nombre. Comenzaba un
tratamiento y me olvidé totalmente del nombre del paciente. Él, por su parte, no se
nombraba a sí mismo, así que yo no tenía forma de llegar a saber su nombre sí me
se lo volvía a preguntar. Para colmo, una queja del paciente era por falta de
reconocimiento. Era una situación de veras incómoda. Pero luego de un tiempo, se
me presentó la idea de que mi olvido tenía vinculación con lo que para él era su
propio nombre. Supe así que el nombre que llevaba era el nombre del abuelo al que
detestaba. Era un nombre que él rechazaba ese nombre que expresaba el
sometimiento de su propio padre al abuelo. Además, y esto es lo más peculiar, él,
sin que prácticamente nadie lo supiera, se había inventado un apodo con el que se
hablaba a sí mismo; de esta manera, el silencio, rechazaba ese nombre que no
podía asimilar ni hacer suyo.
Estos recortes clínicos describen sentimientos perturbadores que me encontré
soportando durante los análisis. En uno, el fastidio ante el fallido reiterado; en otro, la
sorpresa y el desconcierto por lo que yo le había dicho al joven y, en el último, la
turbación ante el olvido del nombre de mi paciente. Estas emociones se revelaron
como algo aloque había que darle un lugar. Presentía que estaban referidas a
puntos nucleares de los análisis en curso; puntos que no podía localizar, pese a lo
cual tenía la seguridad de que no provenían de conflictos propios.
La intervención que se precipita funciona a la manera de la construcción, en el
sentido freudiano del término: una elaboración del analista en estos casos no
consciente, destinada a reconstituir parte de la historia infantil del sujeto. Pero, ¿qué
parte de la historia infantil? Fundamentalmente aquella en la que se encontró inerme
frente a una demanda imposible de un Otro significativo.
942
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Coordinador de "Reuniones de la Biblioteca: red de investigación en psicoanálisis".
943
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
IRRUPCIÓN DE LO REAL
Las autoras denominan “psicoanálisis en la trinchera” al que apuesta a operar “en los bordes de lo
social, allí donde se cruzan las lacónicas voces de los pibes de la calle, el sonido desgarrado de
quienes sobrevivieron a los centros clandestinos de detención, la impotencia de los desocupados”. En
esa zona lindante con el horror, “muchas veces quien se siente arrasado es el analista”.
944
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Luis abandona la idea de irse, la pelea con la madre deja ser el tema excluyente y
comienza a incluir en sus sesiones algunas cuestiones sobre su relación con las
mujeres y la sexualidad.
Apelamos a la responsabilidad del sujeto. Es preciso hacer lugar a aquello que el
sujeto sabe de sí mismo y a lo que él desconoce pero que tiene sus efectos: la
repetición que lo conduce nuevamente al lugar donde se estrellan sus buenas
intenciones y a la chispa que le permite, justo ahí, esa vez, hacer algo diferente.
La interrogación que nos atraviesa es cómo operar desde una posición que
reconozca las determinaciones estructurales pero sin congelarlo en un lugar de
víctima impotente, y cómo hacer lugar a la responsabilidad subjetiva sin cargar en
esa mochila el peso de su lugar en la estructura social.
Las prácticas de los profesionales que intervienen en las instituciones son
consecuencia de una posición ética, que produce efectos en la nominación de
quienes allí se alojan.
Una intervención que permita particularizar algo de lo que les sucede a los sujetos
implica producir un espacio donde la palabra cobre un valor diferencial respecto de
los enunciados monolíticos de la lógica institucional. En esos pliegues podemos
apostar a la emergencia de nuevas significaciones, para quebrar algo del destino de
exclusión que suele acompañar a los que ya han sido marginalizados.
Cuando el psicoanalista está en este lugar, está en la trinchera. Es decir, en aquellas
zonas donde parece que lo imposible se torna posible -en el sentido que Giorgio
Agamben describe el despojo de la condición humana en los campos de
concentración nazis-; en los bordes de lo social, allí donde se cruzan las lacónicas
voces de los pibes de la calle, el sonido desgarrado de quienes sobrevivieron a los
centros clandestinos de detención, la impotencia de los desocupados. Allí donde las
coordenadas de la miseria, la exclusión y el dolor se cruzan con un sujeto que,
todavía, puede pregunrarse qué hacer con eso.
Así, la trinchera se define como borde de lo real, límite ante el horror, ese lugar
donde Sigmund Freud (Más allá del principio del placer) ubica la angustia como la
última protección. ¿Qué puede hacer un psicoanalista en la trinchera? generar una
clínica que opere produciendo nuevo lazo que permita al sujeto incluirse en otro
discurso, o ser testigo de lo que viene a decir.
Cuando trabajamos con la miseria extrema o con la violencia o con situaciones
donde el sujeto no fue alojado en ningún lado, muchas veces quien se siente
arrasado es el analista. ¿Cómo desenmarañar las cuestiones preliminares para el
abordaje del sufrimiento particular de cada uno? ¿Dónde ubicar la subjetividad?
Sabemos que, para que un sujeto pueda emerger, hace falta un deseo que no sea
945
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
946
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
947
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalistas; coordinadoras del Area de Derechos Humanos y Psicoanálisis del Instituto de
Investigaciones del Campo Psi-jurídico.
948
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Como nunca antes, y a menudo con financiamiento del exterior, numerosos sociólogos y antropólogos
se embarcan en el estudio de los nuevos movimientos sociales, surgidos al calor del gran derrumbe
del 2001.
949
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
950
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
951
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
952
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
953
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ELOGIO DE LA REBELDÍA
Pensador radical, combatiente en la Guerra Civil Española, ensayista y escritor, George Orwell
desnudó, en novelas como Rebelión en la granja y 1984, los alcances de la manipulación totalitaria
sobre los hombres. Pero, fiel a su ideario revolucionario, no limitó su discusión con la izquierda al
terreno de la ficción, sino que denunció el totalitarismo enquistado en las organizaciones comunistas,
con lo cual se ganó el desprecio de muchos intelectuales de la época. A cien años de su nacimiento,
el prestigioso periodista inglés Christopher Hitchens rastrea, en La victoria de Orwell (Emecé), las
críticas que generó esa inquebrantable honestidad intelectual
Pedro B. Rey
954
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Esbozo biográfico
Eric Arthur Blair, que adoptaría luego el nombre George Orwell, nació el 25 de junio
de 1903 en Bengala, India, hijo de un funcionario del imperio británico y de madre de
sangre francesa. Inmediatamente después, la madre retornó a Inglaterra con el
futuro escritor y su hermana mayor, Marjorie, dejando al padre en la colonia (Avril,
otra hermana, nacería en 1907). Es un detalle determinante en la vida de Orwell,
que casi no tuvo trato con su progenitor hasta ocho años después, cuando éste
retornó a las islas. La relación fue siempre conflictiva. Como toda familia adscripta a
la burocracia colonial, los Blair eran profundamente conservadores, pero sin formar
estrictamente parte de la elite. Eric estudió en Saint Cyprian (en un célebre artículo,
"Such, such were the joys " dejaría más tarde constancia de los brutales métodos
punitivos que se empleaban en el internado) y luego en el prestigioso Eton, en
ambos casos como becario. En los dos colegios trabó sus primeras amistades
955
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
literarias, con Cyrill Connolly y Anthony Powell -entre otros-, que serían amigos fieles
durante toda su vida. Desistió de ir a la universidad y se empleó como funcionario
policial en Birmania, donde conoció de primera mano las iniquidades imperiales del
sistema colonial. Tras cinco años de servicio y mucha ambivalencia (tenía miedo de
convertirse en un autómata pero, al mismo tiempo, estaba lejos de idealizar a los
colonizados) decidió que sería escritor. Se instaló primero en París y luego en
Londres, donde pasó años de penuria y degradación.
"El Orwell que algunos consideran tan inglés como la carne asada y la cerveza
caliente -escribe Hitchens- nace en Bengala y publica sus primeros artículos en
francés [...] El joven Orwell que fantaseaba con hundir una bayoneta en las entrañas
de un sacerdote birmano se convierte en defensor de la independencia de Birmania.
El igualitario y socialista percibe simultáneamente la falacia de la propiedad estatal
[...] El estudiante de colegio privado fastidioso y solitario pasa la "noche" con
vagabundos y prostitutas y se obliga a soportar chinches y orinales y prisión."
Estas tensiones, sumadas a sus propias convicciones individuales, son las que con
el correr del tiempo, según Hitchens, le permitirán una capacidad casi instintiva de
análisis y de anticipación de los diversos "ismos" (el imperialismo, el fascismo y el
estalinismo, claro está, pero también tendencias muy posteriores, como el
multiculturalismo o el posmodernismo) y la que lo llevarán a acuñar en los primeros
meses de posguerra una expresión que tras su muerte será ubicua: Guerra Fría.
En los años treinta Orwell publicó sus primeros libros, Sin blanca en París y en
Londres , Días birmanos, y el primero en que encuentra su voz: El camino de Wigam
Pier , un encargo del editor Victor Gollanz para que retratara las condiciones de vida
y trabajo de los desempleados del norte industrial de Inglaterra.
Son libros de los que el propio Orwell no parecía muy convencido, pero que dejan
entrever sin embargo una fina penetración de los medios sociales en que
transcurren.
La divisoria de aguas, lo que convertiría definitivamente a Blair en Orwell, fue sin
embargo la Guerra Civil Española. Entusiasmado como tantos jóvenes ingleses
(poetas como W. H. Auden o Stephen Spender también acudieron), Orwell se
presentó como voluntario en la Barcelona anarquista. El escritor eligió integrarse al
POUM (siglas del Partido Obrero de Unificación Marxista), una milicia disidente que,
a diferencia de las Brigadas Internacionales, no estaba bajo el férreo control del
Partido Comunista. Orwell fue testigo directo de la aniquilación y purga de esta
izquierda revolucionaria a manos de la metástasis estalinista que se había
distribuido por el bando republicano. La guerra le dejó diversas certezas: un balazo
en la garganta, impotencia y estupor. "Fue cuando estaba en ese frente -razona
956
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Disputas póstumas
Orwell -que creía tener al menos cinco años de vida por delante- murió tal vez
demasiado pronto. Alguna vez escribió que en los tiempos que le había tocado vivir
nadie podía darse el lujo de escribir como Henry James o James Joyce, restándole
él mismo importancia a su tarea desde el punto de vista artístico. Es por lo menos
957
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
injusto: Orwell creó uno de los grandes mitos perdurables del último siglo, el Gran
Hermano, y no pocos ensayos ejemplares, con una prosa trabajada y precisa.
Tal vez por eso, por el lugar subsidiario que le otorgaba, lo literario quedaría (y
todavía queda) postergado por las consecuencias políticas de su obra.
Considerado a título póstumo como uno de los padres del anticomunismo (junto al
húngaro-británico Arthur Koestler, autor de El cero y el infinito ), fueron muchas las
facciones que se lanzaron sobre sus despojos para llevar el agua hacia su molino o,
por el contrario, para execrarlo.
En La victoria de Orwell, Hitchens se detiene en cada una de las críticas para
rebatirlas desde los propios escritos de Orwell: la izquierda y la derecha, las
interpretaciones feministas y las objeciones del posmodernismo pasan por este
cedazo para ser refutadas. A veces con justicia; otras, en aras de la polémica, con
exageración.
"Yo pertenezco a la izquierda y debo trabajar dentro de ella por mucho que deteste
el totalitarismo ruso y su venenosa influencia en este país", escribió Orwell en una
carta al rechazar una invitación para protestar por la brutalidad comunista en
Yugoslavia. Teniendo en cuenta que hasta último momento se reivindicó como un
socialista democrático, los principales dardos de Hitchens apuntan a la izquierda
británica, encolumnada en aquellos tiempos detrás de la ortodoxia soviética. Cita
argumentos de Isaac Deutscher, E.P. Thompson, o a los más actuales Edward Said
y Salman Rushdie, pero el que se lleva la peor parte es Raymond Williams, padre de
los Estudios Culturales, denodado crítico de Orwell y en aquel entonces comunista
doctrinario que, entre otras cosas, acusó al autor de 1984 de ser el único culpable en
caso de que algún día sus descripciones totalitarias se volvieran realidad.
"No hay mucho espacio para dudas respecto de la verdadera fuente del
resentimiento contra Orwell... -resume Hitchens-. A diferencia de innumerables
contemporáneos, cuyas deserciones del comunismo darían más tarde lugar a
espectaculares confesiones y memorias, él jamás pasó por una fase de rusofilia o
adoración por Stalin o acompañamiento de éste."
Para cotejar esta animadversión basta detenerse en la reciente autobiografía del
historiador Eric Hobsbawm. A pesar del sismo que sus libros produjeron en la
izquierda británica, Orwell aparece nombrado allí una sola vez con su apellido real,
Blair. Con desidia o mala fe, se lo define al pasar como "un inglés de clase alta".
El conservadurismo británico, que intentó apropiarse de sus ideas, tampoco logró
nunca deshacerse de cierta profunda desconfianza. Hitchens considera que ese
intento de apropiación se debe a la simple razón de que la derecha británica nunca
dio en el terreno antitotalitario un intelectual de semejante categoría.
958
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Las feministas lo acusan de haber escrito frases homófobas o antisemitas (algo que
Hitchens acepta y pone como ejemplo de los prejuicios que Orwell pretendía
descartar y no siempre lograba) y los posmodernos de postularse como guardián de
una objetividad imposible. En esta tarea, La victoria de Orwell se vuelve a veces
víctima de su deseo de convertirse, contra viento y marea, en abogado de su
personaje. La famosa lista en que Orwell habría delatado a supuestos estalinistas
(probablemente la única mancha real en su carrera) es desestimada con
explicaciones pueriles, basándose en una supuesta ingenuidad del momento.
Lo cierto es que Orwell no era tanto un visionario como un hijo rebelado contra su
tiempo, "la conciencia invernal de su generación", como lo define Richard Myers en
una biografía que acaba de publicar la editorial Vergara.
"En una época de lealtades partidistas extremas, y a la vez cínicamente fluctuantes,
se las arregló para pasar a ser un enemigo tan inflexible de Hitler y de Stalin,
mientras escribía comentarios que intentaban ser `objetivos´ sobre cada uno de
ellos."
Lo ejemplar de la victoria y la actualidad de Orwell no radicaría tanto en la posesión
de una verdad como en su actitud: "Lo que ejemplifica a través de su compromiso
con el lenguaje como compañero de la verdad es que los `puntos de vista´ en
realidad no cuentan; que lo que importa no es lo que se piensa, sino cómo se
piensa, y que la política es relativamente poco significativa, mientras que los
principios, de alguna manera, permanecen, al igual que los pocos individuos
irreductibles que se mantienen leales a ellos".
Perfil
Origen: Eric Blair (tal el verdadero nombre de Orwell) nació el 25 de junio de 1903
en Bengala, en el seno de una familia conservadora; su padre era funcionario del
Imperio Británico en la India.
La lucha: la Guerra Civil Española, de la que participó como voluntario, fue un punto
de inflexión. Las purgas de los comunistas contra la izquierda revolucionaria
marcaron su ruptura con el comunismo.
La obra: como ensayista publicó, entre otros, Sin blanca en París y Londres (1933);
Días birmanos (1934), El camino de Wigam Pier (1937), Homenaje a Cataluña
(1938); como novelista, La hija del reverendo (1935), Rebelión en la granja (1945),
1984 (1949).
959
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Elsa Villagra*
Según la tesis de Sigmund Freud, el humor es uno de los recursos que brinda la
cultura para hacer frente a la compulsión del hombre al sufrimiento -es pertinente
agregar que se trata de un sufrimiento ocasionado en gran parte, por la cultura
misma-. En 1927, en su artículo “El humor”, Freud afirmaba que el superyó, al
provocar la actitud humorística, en el fondo rechaza la realidad y se pone al servicio
de una ilusión: lo que se rechaza es la realidad que aplasta, aquella que no causa
sino que anula la posición deseante. A la vez, si entendemos que la realidad es una
construcción, que cada sujeto vive, de acuerdo con esa ventana singular que
constituye para cada uno su propio fantasma, el recurso de rechazar aquello que
agobia es una operación que permite construir una realidad diferente, donde el
deseo pueda sostenerse. Así, el humor se encuentra en línea con la sublimación y el
fantasma; el humor es una operación sobre aquello que ocasiona sufrimiento y que,
al ponerse al servicio de una ilusión, habilita el sostén fantasmático que relanza el
deseo. Tal como en el breve poema de Samuel Beckett: “Frente a lo terrible, hasta
hacerlo risible”.
Jean Paul Richter -citado por Freud y también por Pirandello- caracteriza el humor
como “la inversión de lo sublime”. A diferencia de lo bello, vinculado con el placer y
la armonía, lo sublime sería “el terror que deleita”. En esta referencia a lo sublime
invertido puede ubicarse una de las características más importantes del humor: el
sentimiento de lo contrario. “Esta inversión -dice Richter en su Introducción a la
estética- desciende a los infiernos pero abre las puertas del cielo.” Y agrega:
“Cuando lo pequeño, como en el humor, es medida y ligadura infinita, genera una
risa en la que hay dolor y grandeza”. Desde esta perspectiva podemos entender el
“afecto ahorrado” en el humor, que menciona Freud. En 1905 -El chiste y su relación
con el inconsciente-, al establecer las diferencias con el chiste y la comicidad, Freud
lo plantea así: “Su condición está dada frente a una situación en la que, de acuerdo
a nuestros hábitos, estamos tentados a desprender un afecto penoso, y he ahí que
influyen en nosotros ciertos motivos para sofocar ese afecto in statu nascendi”. Ese
afecto o sentimiento penoso es interceptado por la actitud humorística y produce una
pérdida de goce, con la consecuente ganancia de placer.
960
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista.
961
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
MÍSTICA Y ESPIRITUALIDAD
Frei Betto*
Predomina entre los cristianos la idea de que la mística no tiene nada que ver con la
política; que serían como dos elementos químicos que se repelen. Basta observar
cómo viven unos y otros: los místicos, encerrados en sus urnas contemplativas,
ajenos al índice de la inflación, absortos en sus ejercicios ascéticos, indiferentes a
las discusiones políticas que se organizan al margen de ellos. Los políticos,
agotados por infinitas reuniones, corriendo contra el reloj de la historia, zambullidos
en el torbellino de contratos, análisis y decisiones que llenan el tiempo y no dejan
espacio siquiera para la convivencia familiar, ¡cuánto menos para la meditación y la
oración!
Es verdad que una cierta concepción de la mística es incompatible con cierto modo
de hacer política. La vida religiosa está imbuida de ese concepto de que
contemplativo es quien da la espalda al mundo para postrarse delante de Dios.
Incluso, aunque no es cierto que en el Evangelio se encuentren las raíces de ese
modo de dar testimonio del absoluto de Dios, sí lo es en antiguas religiones
precristianas -como el mazdeísmo- y en las escuelas filosóficas griegas y romanas,
que proclamaban la dualidad entre alma y cuerpo, natural y sobrenatural, sagrado y
profano.
El monaquismo, que nace en el siglo IV como afirmación de fidelidad evangélica
ante el comienzo de la corrupción de la incipiente Iglesia constantiniana (léanse las
cartas de san Jerónimo), no tuvo otra alternativa histórica que la de nutrirse de la
ideología en voga: el platonismo. La idea de una naturaleza humana
conflictivamente dividida entre carne y espíritu representó, para la espiritualidad
cristiana, lo que la cosmología de Ptolomeo significó antes de las teorías científicas
de Copérnico y Galileo: quien se dedica a las cosas del mundo, a la polis, se
arriesga a la perdición. La santidad era concebida como negación de la materia,
mortificación (muerte) de la carne, renuncia a la propia voluntad, deleite en el éxtasis
espiritual. En esa óptica atomística de comprender la relación de la persona con la
divinidad había una acentuada dosis de solipsismo: el cuidado por el
perfeccionamiento espiritual del yo se superpone a la exigencia evangélica del amor
a los demás.
Del mismo modo que ni la discusión sobre el sexo de los ángeles deja de tener sus
aspectos políticos, tal concepción pagana de la mística -que llevó por caminos
desviados a la espiritualidad cristiana- sirvió de matriz a las utopías políticas de la
962
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Frei Betto es autor, junto con Leonardo Boff, de " Mística y Espiritualidad", entre otros libros.
963
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LOS TRANSETARIOS
Ricardo Iacub*
Es posible discernir una nueva categoría social, basada en una identidad emergente:
el “transetario”; “trans”, por cambio, y “etario” por edad. Los transetarios han
conseguido modificar, por medio de cirugías (¿estéticas o reparadoras?), su
fisonomía; por medio de aditamentos medicamentosos, su potencia o su fuerza;
también han modificado hábitos, todo a fin de conformar una imagen más cercana a
la idea que tienen de sí mismos, que no por casualidad condice con ciertos valores
sociales prevalentes.
El envejecimiento, en nuestra cultura, suele aparecer como un momento complejo a
nivel de la representación de sí mismo: para algunos es una escena temida y para
otros una verdadera pérdida. Muchas de nuestras referencias supuestamente
actuales tienen una larga historia en Occidente. La herencia grecolatina construye al
viejo como a un “no man’s land”: su territorio, el cuerpo, está deviniendo otro. La
idea del pasaje del tiempo, que el cuerpo evidencia, es asociada con el cadáver. El
“ya no ser” es una referencia acusada a lo largo de narrativas de diversas épocas:
hablan de ello Edipo en Colona y el Rey Lear. Más tardíamente Proust, Gide y otros
coetáneos reflejaron la vivencia de un sujeto joven encerrado en un cuerpo viejo que
no reconocía como propio, lo cual aún resuena como relato habitual de nuestros
días. John B. Priestley lo describe así: “Como si un joven hubiese sido súbitamente
raptado, introducido en un teatro y, maquillado con el pelo gris, con arrugas y con
otros atributos de la vejez, hubiese sido forzado a salir al escenario. Detrás de la
apariencia de viejo yo soy la misma persona, con los mismos pensamientos que
cuando era joven”. Esta separación entre un cuerpo viejo y un espíritu joven tendrá
particular resonancia en la negación de la sexualidad, porque nuestra cultura, a
diferencia de otras y de nuevas tendencias dentro de la nuestra, se resiste a pensar
el cuerpo envejecido como un cuerpo deseable. Los transetarios llaman a
comprender el cuerpo propio como un terreno de intervenciones sobre sí en función
de una identidad más cercana al erotismo. La construcción de la imagen incluye las
aplicaciones tecnológicas y proyecta un cuerpo a la medida de los deseos. La ética
posmoderna da lugar a transformaciones como la de los transetarios y a su manera
también los transexuales, donde la esencialidad de la naturaleza es reemplazada
por la esencialidad del deseo. Lo normal o lo patológico en salud mental no debe
resolverse desde criterios morales apriorísticos sino siguiendo el hilo de la dinámica
964
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
cultural de la que somos parte. Esta creará su propio malestar y sus propios medios
para dar alivio.
*
Docente de grado y posgrado en psicogerontología, Facultad de Psicología, UBA.
965
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Es preciso saber que si bien toda mujer puede, con cierta experiencia, amor y
paciencia del compañero, ser multiorgásmica, casi todas quedan profundamente
satisfechas con un solo orgasmo por relación sexual. Sobre todo si se ha pasado un
tiempo suficiente de preludios de juegos amorosos, donde han predominado la
ternura, la comunicación y la atención recíproca.
Lo cierto es que, probablemente, una de cada cinco mujeres se siente realmente
satisfecha después del segundo o tercer orgasmo. Hay muchas mujeres que en
circunstancias especiales de tranquilidad, de alegría, de comodidad y de sintonía
con su pareja, son capaces de alcanzar cinco o seis o más orgasmos.
Pero aclaremos: estas mujeres alcanzan tal cantidad de orgasmos no sólo con un
pene introducido en su vagina, sino también por excitación manual u oral. De allí la
importancia del conocimiento y la confianza mutua entre los amantes. Cuando se
menciona el hecho de que una mujer puede alcanzar una gran cantidad de
orgasmos, no se suele especificar cómo y en qué circunstancias estos orgasmos
han sido obtenidos.
La mujer puede tener uno o más orgasmos cuando aún está vestida, si el
compañero hace presión provocando el roce de la ropa interior con el clítoris y la
zona genital. Luego, cuando el período de excitación avanza, se puede alcanzar otro
orgasmo acariciando y besando el cuerpo femenino semidesnudo o desnudo y
colocando uno o dos dedos sobre la zona del clítoris o introducidos en la cavidad
vaginal. La mujer, entre tanto, con sus movimientos de pelvis, va buscando,
“acomodando” los dedos de su compañero hacia zonas más sensibles y puede
alcanzar así uno o dos orgasmos más. Tal vez en ese momento ambos decidan
descansar. Si se continúa, el hombre puede penetrarla y ambos alcanzar el
orgasmo; si el hombre puede retardar su eyaculación, la mujer quizá pueda tener
más de un orgasmo en esta etapa. Pero si él está muy excitado y eyacula
rápidamente, ella puede acompañarlo con movimientos, pero sin necesariamente
tener un orgasmo más.
Esto a su vez no impide que el hombre, luego de haber eyaculado, siga excitando,
besando a la compañera y provoque nuevas oleadas de deseo y nuevos orgasmos.
966
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Debe quedar bien claro que para provocar orgasmos múltiples el hombre no
necesita una erección eterna. Los orgasmos femeninos pueden ser tenidos antes,
durante o después de la eyaculación masculina.
Casi siempre que una mujer consulta por problemas de intensidad del deseo, porque
se cree “frígida”, el problema radica en el escaso tiempo dedicado a ella en los
juegos amorosos previos. Hay hombres que suelen atribuir a su “rapidez”, a su
eyaculación precoz, tales problemas de sus parejas. Hay, efectivamente, un
problema de tiempos pero de tiempos preparatorios, y no de duración de un pene
erecto dentro de la vagina.
El clítoris se encuentra donde se unen los labios vulvares, casi inmediatamente por
debajo del pubis.
El clítoris es un órgano complejo. La mayor parte de él se encuentra hundida dentro
de la zona anterior y lateral de la entrada vaginal, formando una especie de cúpula o
arco.
Lo más importante es señalar que esta cúpula es una estructura eréctil cuyos tejidos
son como una esponja, capaces de llenarse de sangre.
Por lo tanto, tocar suavemente el clítoris externo y/o rodear con los dedos la parte
externa de la vagina y sobre todo, su “techo”, es decir la parte alta del arco, es
fundamental para la excitación sexual, una adecuada lubricación, y la satisfacción
femenina.
Lo importante en el acto sexual en sí, durante la penetración (y antes de ella, por
supuesto), es que se rocen y se toquen las diferentes partes del clítoris. El cuerpo
peneano y el golpeteo del pubis del hombre contra el pubis de la mujer ponen en
intenso contacto rítmico toda la entrada delconducto vaginal, los labios mayores y
menores y la pequeña parte del clítoris que asoma en la unión de ambos labios.
Se penetre o no a la mujer, el placer se origina en el clítoris. Es claro que algunas
son más sensibles al toque exterior, otras al roce intenso, otras a la penetración
suave, otras a la penetración y bombeo con “golpes” de ambos pubis en contacto
con otras con penetración y toque simultáneo con los dedos (propios o del
compañero) en la zona clitoridiana externa... ¡Pero todas éstas, y otras muchas
variaciones, rozan el clítoris!
Es necesaria en todos los casos una amplia, sostenida y profunda caricia en la
totalidad de la zona de los genitales. Cuanto más tiempo se emplee, cuanto más
flojo y “abandonado” esté el cuerpo, cuanto menor importancia se le otorgue a que
967
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Grande, Grafenberg
Es una zona vaginal descrita hace muchos años por un ginecólogo llamado Ernest
Grafenberg, de cuya inicial proviene su nombre.
Se localiza en la parte anterior de la vagina, algunos centímetros dentro de ella, en
su parte superior o techo.
Deslizando el dedo dentro del conducto vaginal, si se efectúa una leve presión hacia
arriba, se notará una pequeña rugosidad o montañita, tanto más notoria cuanto más
excitada está la mujer. Pero atención: no en todas las mujeres puede ser hallado con
facilidad, no en todas tiene la misma sensibilidad.
Pero casi siempre se constata que: la zona es fácil de estimular, en especial, con los
dedos del compañero; su estímulo -acompañado de todos los demás mencionados-
puede ayudar a tener más satisfacción y orgasmos más intensos; en algunas
mujeres -no en todas- proporciona una calidad de placer diferente.
Algunos investigadores afirman que por estímulo de este punto o zona se produce
una emisión de líquido por la uretra (lo que lleva a algunos a pensar en una clase de
eyaculación). Lo cierto, hasta el momento, es que la zona corresponde a la
estructura profunda del clítoris.
Mil mesetas
968
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Ligera prohibición
969
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
nos desnudamos, pero algo se perdió en el camino. Y hay muchas mujeres que
necesitan -repito: necesitan- recuperar ese clima de obstáculo y ligera prohibición de
acceso fácil al toque de un pecho o la caricia de la piel genital.
*
Director del Programa de Sexología Clínica y profesor en el Hospital de Clínicas de la UBA. Director
de la maestría en sexología clínica y del posgrado Clínica de las Disfunciones Sexuales en la
Fundación Universitaria René Favaloro. Los textos publicados son anticipos de La mujer sexualmente
feliz y El hombre sexualmente feliz, de próxima aparición en reediciones corregidas (Ed. Granica).
970
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA ADOLESCENCIA
Conocer la vida a través del peligro, en el límite de estrellarse contra un muro: así bosqueja el
psicoanalista francés Alain Braconnier en esta entrevista la dramática del adolescente
contemporáneo.
Para Braconnier, la necesidad de vivir riesgosamente aparece por primera vez en la adolescencia.
Delgado, alto, miope y con expresión de sabio distraído. Tan distraído que cuando
me acerqué y le pregunté si recordaba que el día anterior habíamos combinado una
entrevista para esa hora, respondió: “Claro que me acuerdo, vamos”. Y varios pasos
después: “¿Para qué me precisa?” Pasando por Buenos Aires hacia Chile, fue
entrevistado el psicoanalista francés Alain Braconnier por Página/12 sobre el tema al
que dedica la mayor parte de su tiempo: adolescencia.
-¿Qué determina, en general, que la adolescencia pase de naturalmente difícil a
gravemente problemática?
-La adolescencia es un pasaje de la infancia a la edad adulta, difícil pero natural.
Cuando el pasaje, de simplemente difícil pasa a ser, como dice usted, gravemente
problemático, hay que ir a los padres. En esa relación encontramos el origen de las
dificultades que vive el joven. Este, como todo ser humano, precisa seguridad y, en
esta etapa, es de los padres que viene la seguridad.
-Eso parece contradictorio con la necesidad del adolescente de poner
permanentemente su vida en peligro, cosa que se ve, por ejemplo, en las
estadísticas sobre accidentes de automóviles.
-Estas dos cosas que usted contrapone no tienen ninguna relación entre sí. Poner su
vida en peligro, cosa que hace la mayoría de los jóvenes, es una manera de indagar
el mundo.
-Que se manifiesta en la adolescencia.
-Sí. Esta necesidad de vivir riesgosamente aparece por primera vez, de manera
intensa y frecuente, en el momento de la adolescencia. Durante la infancia el niño no
pone voluntariamente su vida en peligro porque no tiene necesidad de saber cómo
es el mundo. En la adolescencia, en cambio, se busca conocer el mundo y sus
límites, descubrirlo; descubrimiento éste que va acompañado por una toma de
971
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
972
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
-Es verdad que se lo iba a preguntar. ¿Qué piensa del uso frecuente de drogas en la
adolescencia?
-Aunque no totalmente, se explica como otra forma de experimentar, de buscar
riesgos.
-En este siglo, es evidente, se puso mucha atención en el niño y el adolescente, ¿se
han producido cambios a partir de esa preocupación?
-Sí, ha habido una transformación importante en los últimos años, en el sentido de
que los adolescentes tienen hoy, desde todos los puntos de vista, la capacidad de
actuar como los adultos. En el terreno del sexo, por ejemplo.
-Considera que esto es positivo para el adolescente.
-Es positivo cuando no resulta demasiado angustiante.
-Lo cual dependerá de cada adolescente.
-Sí, de su historia, de su entorno. Hubo una generación absolutamente particular,
entre 1970 y 1980, en la cual fue posible ejercer la sexualidad sin peligros. Ni el del
embarazo, por la píldora; ni el de la infección mortal, pues no existía el sida. Es un
período excepcional en la historia de la humanidad.
-Los adolescentes tuvieron la sensación de que lo podían todo.
-Sí, aunque no sin cierta inquietud, pues no estaban todavía preparados ni se
sentían capaces para tanto. Nada más inquietante para el adolescente que no poder
representarse los límites. Yo pongo siempre el ejemplo de una jovencita muy
ansiosa, que un día me dijo: “Mi padre es un muro sin cimientos”. Lo que necesita el
adolescente es un muro al que poder agarrarse y contra el que poder luchar.
-¿Poder luchar?
-Sí, también poder luchar. Un muro sin un lugar de donde tomarse es más una
presión que un muro. Un muro sin cimientos es un ataque. No permite el desarrollo.
-¿No cree usted que a los padres de los últimos años les cuesta mucho decir “no” a
sus hijos?
-Yo creo que permanentemente hablamos de la crisis que viven los adolescentes...
pero hay una crisis de la que se habla poco y es grave: la crisis parental.
973
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA HISTERIA
Claudio Jonas*
Uno de los temas a los que se han incorporado con total liviandad la mayoría de los
medios masivos de comunicación es la histeria. Quizá por ser ella objeto de estudio
paradigmático de las investigaciones y de la terapéutica psicoanalítica, valga la pena
recuperarla en su especialidad; histeria es la denominación que se le da a un
conjunto de signos y síntomas que afecta a ambos sexos con predominio en las
mujeres y sin distinción por su estética.
Dicho lo cual se pueden ir despejando algunos equívocos que se fueron instalando a
medida que la divulgación científica perdió el rigor que necesita. Por ejemplo, es
inexacto que Freud hubiera pretendido homologar histeria y femineidad. Porque
afecta también a los hombres, incluidos los de la clase obrera; porque se puede
padecer de histeria sin que exista ninguna manifestación en el carácter que la
acompañe; y porque las evaluaciones sobre la belleza de las/los pacientes nos
pondrían en una intrincada controversia de subjetividades.
Respecto de este conjunto de signos y síntomas, vale decir que tienen su
manifestación patognomónica en el cuerpo. Claro que de esto tampoco corresponde
concluir que cualquier padecimiento corporal, aun en el caso de aparecer en un
momento de crisis de los pacientes, es expresión de un síntoma histérico. Al revés
de lo que se cree vulgarmente, la ecuación desencadenante se nutre de la cualidad
de los significados antes que de la magnitud de los hechos. Además, la forma en
que estos signos y síntomas corporales afectan la anatomía de los histéricos puede
ser francamente orientativa para el diagnóstico, siempre y cuando se oriente la
atención en la dirección adecuada. ¿Por qué? Porque la respuesta está en el campo
de la semiología clínica y no en el ámbito de los discursos. La histeria de conversión,
en sus manifestaciones de gran ataque histérico o de “equivalentes”, reemplazan la
anatomía científica por otra imaginaria.
Otro punto que merece una consideración especial es la seducción, tanto más
cuando se la incluye como síntoma conspicuo para el diagnóstico de histeria. Como
se puede comprobar en cada presentación clínica, las posibilidades de deslinde no
sólo se complejizan en el ámbito de las indicaciones terapéuticas (que, dicho sea de
974
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
paso, para eso nos servirían los diagnósticos precisos) sino que un tufillo
moralizante se ha infiltrado en el lenguaje popular al punto de considerar sinónimos
seducir e “histeriquear”.
De este modo, prácticamente se incorpora al campo de la psicopatología una
práctica cultural persuasiva que acerca amorosa y sexualmente a hombres y
mujeres. Si bien es cierto que la represión sexual puede producir en la histeria un
efecto de hipersexualización aparente, donde todo parece sexual menos lo
específicamente sexual, no se desprende de esta posibilidad eventual la conclusión
de que siempre acompañará al cuadro de la histeria, ni tampoco que todo tipo de
seducción pueda considerarse emparentado con la histeria.
Ahora bien, estos deslizamientos y equívocos han ido produciendo un efecto de
ocultamiento de los síntomas histéricos, a partir de lo cual algunos colegas intentan
decretar la desaparición de la histeria clásica y su reemplazo por las formas
modernas y “posmodernas” de la histeria. Sin embargo, para quienes la observación
desprejuiciada de la realidad siga siendo una condición irrenunciable de su actividad
científica, la posibilidad de encontrarse con el gran ataque histérico, como lo
describiera Charcot en el siglo XIX, está todavía a la orden del día. En muchas
guardias de hospital se la sigue diagnosticando y denominando “la H”, aunque
-lamentablemente- en muchas de ellas esta adecuación diagnóstica sea seguida de
un inapropiado botiquín de recursos que denotan la incomprensión de la causalidad
inconsciente del cuadro. Incomprensión esta última que se corresponde con la poca
o ninguna información querecibe un médico durante su carrera respecto de la
causalidad de las neurosis.
Pero es justo afirmar que tampoco las “actualizaciones” psicológicas posfreudianas
sobre la histeria darían la luz necesaria para aclararles el panorama. El reemplazo
de la metapsicología y de la tópica freudiana por infinitas variantes más o menos
originales han abierto un espectro de especulaciones de tal índole que el
psicoanálisis más allá de haberse convertido en tema de conversación mediática se
acerca peligrosamente a su peor destino: el charlatanismo.
*
Psicoanalista
975
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ESCRITURA Y REAL
Pablo Fuentes*
976
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
son los desarrollos y las transiciones. La fuga comienza con una voz exponiendo el
tema (sujeto) en el tono principal. A continuación, una segunda voz inicia el tema en
una forma algo modificada, casi como una respuesta, mientras la primera voz
cumple función de contrapunto. Las distintas voces o temas que se presentan dan la
impresión de huida. En el poema de Celan, esta imitación de la estructura musical
da a los versos un movimiento acelerado, como de huida, y se monta sobre
variaciones de los mismos temas que se responden y se prestan elementos,
sintácticos y semánticos, unos a otros.
Toda escritura artística que aborda la experiencia del horror elabora su estrategia a
partir de las armas propias del arte: se aboca a la creación de un nuevo objeto que,
por su propio estatuto, hiende aquello que llamamos realidad y restituye, desde un
otro lugar de la palabra, una nueva marca en lo real. Para que el poema pueda
nombrar lo innominado debe elaborar un nuevo discurso que vuelva a habilitar la
palabra paralizada en la pura materialidad de la experiencia. Se trata de la
instalación de un nuevo borde entre lo que se puede y no se puede decir: el discurso
poético se disuelve en el acto mismo de nombrar, como una extraña flor que muere
al nacer. En el momento mismo de la articulación de la palabra poética, se desborda
desde un significante agujereado algo diferente bajo la forma de la letra, que es el
poema mismo. Entonces esa pura materialidad de lo contingente, deshistorizada,
desubjetivada, adquiere la entidad misma de experiencia como tal al poder ser
nombrada y, por lo tanto, poder ser sustraída parcialmente de ese fondo de real que
la atrapa.
El poema de Celan trabaja un intenso trastrocamiento de lugares entre sustantivos y
adjetivos, en el marco de un constante enrarecimiento de las metáforas e imágenes
verbales, lo cual transforma a ambas figuras gramaticales, y a todos los tropos, en
otra cosa diferente. Los desnaturaliza, les cambia el contexto y la referencia
significante aun sosteniéndola. Ese el procedimiento central de la escritura poética.
El discurso significante que semblantea en el poema se disuelve en su propia
dinámica interna y deriva hacia la constitución del texto mismo en letra pero sin
perder el rasgo intrínseco de operar un velamiento. Como plantea Serge Leclaire
(“Lo real en el texto”): “Ningún texto puede poner en juego aquello cuya textura
misma está hecha para taponar, ningún artificio de escritura puede verdaderamente
deshacer esta intrínseca función de vestidura del texto”.
La escritura poética procesa lo real bajo una forma imaginarizada y marcada por el
significante que es lo que llamamos experiencia y que pertenece al campo de la
realidad. Esa y no otra es la relación de lo poético con la realidad. No es una
mimesis, sino que es una puesta en escena que sacude y hace derivar el lenguaje
977
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
978
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
979
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicoanalista. Miembro del Círculo Psicoanalítico Freudiano. Integrante de Reanudando con Joyce.
980
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
DUELO INFANTIL
El conmovedor caso de Ana, hija de un fallecido en el atentado a la AMIA, no sólo examina cómo
puede llegar a elaborarse un duelo de esa índole, sino que permite empezar a entender cómo “la
construcción de las significaciones de un traumatismo colectivo define un complejo camino entre lo
personal y lo social”.
Susana Toporosi*
Ana tenía casi tres años cuando su padre murió en el atentado a la AMIA; era
ingeniero, dirigía una instalación de plomería en ese edificio. La mamá la trajo a la
consulta siete años después: la nena presentaba cuadros de angustia nocturna,
especialmente cuando la madre salía a pasear con la nueva pareja, que tenía desde
hacía pocos años. Pensaba que la mamá se podía morir y ella quedarse sola. Tenía
pensamientos “malos”, según decía, en relación con cosas graves que podrían
ocurrirle a la mamá si salía a la calle. También se chupaba el dedo compulsivamente
desde bebé. Por lo demás era una niña muy inteligente y con una gran capacidad
expresiva.
El siguiente fragmento de sesión ocurrió cuatro meses después de iniciado el
tratamiento.
Ana: ¿Por qué Dios deja que sucedan a veces cosas muy malas y no dejó, en
cambio, que los dinosaurios convivieran con los humanos? Pienso que la razón fue
proteger a los humanos, porque los dinosaurios los hubieran matado. Vi la película
donde Aladino volvía al pasado.
Terapeuta: Tal vez te gustaría volver al pasado para evitar que algo suceda.
Ana: Me gustaría, para avisarle a mi papá que cambie de trabajo y así salvarlo.
Terapeuta: ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver salvarlo con que cambie de trabajo?
Ana: Porque unas personas que decían que mi papá construyó una casa, se les
cayó una pared y mató a alguien de su familia, le hicieron un atentado al trabajo de
mi papá.
Terapeuta: ¿Cuál era el trabajo de tu papá?
Ana: AMIA.
Terapeuta: ¿Vos sabés qué es AMIA?
981
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Ana: Un edificio.
Terapeuta: ¿Y qué hay en ese edificio?
Ana: Vive gente.
La niña no sabía que era una institución judía ni que había sido un atentado
terrorista, pese a que en el momento de la consulta tenía ya nueve años y su
entorno, incluyendo familia, amigos y escuela, conocía con profundidad lo ocurrido.
En su escuela había otros niños que habían perdido familiares. Trozos de lo que Ana
escuchaba sobre los juicios que los familiares de los plomeros muertos, contratados
por el padre para la obra de la AMIA, le habían iniciado a la madre, habían servido
para la construcción de la fantasía de “un atentado al trabajo de mi papá”.
Ana nos muestra que la construcción de las significaciones sociales de un
traumatismo colectivo constituye un complejo camino entre lo personal y lo social. Al
niño, el hecho social sólo se le presenta bajo la forma de una pérdida individual
imprevista que le exige la realización de un trabajo psíquico de duelo. El modo de
estructuración psíquica del niño determina cómo va a quedar inscripto el
acontecimiento: en este caso fue sólo como pérdida del padre; lo social de las
circunstancias de la muerte, el sentido del atentado, parece poder construirse sólo
después, y siempre a partir del sostén representacional y simbólico de un adulto
significativo, en este caso la analista.
Además, Ana necesitó atribuir la muerte del padre a un motivo personalizado. En su
fantasía, el padre había construido mal una casa, había matado a alguien y otros se
habían vengado, con la misma moneda y en espejo: le derrumbaron el edificio del
trabajo al padre y así lo mataron. Esto le da al acontecimiento una razón subjetiva de
mucho peso.
Tolerar la herida narcisística que implica pensar que su padre fue muerto en un
episodio irracional, incomprensible, impersonal y desubjetivizante como lo es un
atentado terrorista en el que no se sabe aquién ni a cuántos se mata, tolerar esto
resulta demasiado penoso para el psiquismo infantil; requeriría defensas más
estructuradas.
De la subjetividad a la catástrofe social y de la catástrofe social a lo subjetivo; de lo
personalizado a lo general y de lo general a lo personalizado: éstos parecen ser los
movimientos del psiquismo infantil.
982
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
aparecen en forma compulsiva, por ejemplo como pesadillas (S. Freud, Más allá del
principio del placer). Son restos no simbólicos, ya que no remiten a ninguna otra
cosa más que a sí mismos: el analista no habrá de intervenir interpretando, no
tratará de encontrar una significación inconsciente, porque no la tienen. Aun
después de mucho tiempo suelen encontrarse intactos esos fragmentos de lo visto y
oído en la situación traumática.
A los ocho meses de comenzado el análisis, Ana entró al consultorio tocando en la
flauta dulce una canción llamada “Muchacha triste”.
Terapeuta: ¿Qué tiene que ver “Muchacha Triste” con Ana?
Ana: A veces. Es un secreto. Mi mamá no lo sabe. El papá del ascensorista del club
(al que la niña concurre habitualmente) murió. El vivía en el club y yo con una amiga
nos metimos a ver dónde era la casa.
Me pide una hoja y dibuja un plano del lugar del club debajo del cual hay un sótano
con unas maderas que lo cubren. Escribe en el dibujo: “La casa del padre de Isi”, y
explica:
Ana: Se escuchan pasos, un bebé llorando y vemos zapatos. Una vez vimos una
cosa toda negra que parecía una persona. Si hay luces prendidas son rojas o
amarillas o naranjas. El padre de Isi es el que se murió. Cuando se construyó el club
él ya había muerto. Pero allí hay alguien porque se escuchan pasos, se ven zapatos
y no se puede entrar ahí. Es alguien que no puede salir de ahí. Para mí que es
alguien que tiene algo que ver con el papá de Isi. Alguien que está para algo, pero
yo no sé para qué.
Terapeuta: ¿Alguien que estaría para que no se olviden del padre, de que existió?
Ana: Isi habla siempre de él. Para mí que alguien se quiere vengar de alguien, no sé
de qué.
Sus dichos “vemos zapatos”, “se escuchan pasos”, “un bebé llorando”, se
impusieron en mi atención. En sesiones posteriores le pregunté con qué los
relacionaba ella pero no surgieron asociaciones. Los pensé como elementos
indiciarios: modos de emergencia en el psiquismo que no tienen carácter simbólico,
sino que son elementos recortados de lo visto y oído de una escena que resultó
traumática.
Esperé hasta algunas sesiones después, cuando abordamos directamente la muerte
de su papá (si le hubiera dicho prematuramente que ella me estaba hablando de sus
fantasías con relación a la muerte de su papá, hubiera detenido el rico proceso de
elaboración que estaba desplegándose). Formulé una construcción: le dije que tal
vez ella me estaba contando que, cuando era chiquita y tenía tres años, se dio
cuenta de que su papá no estaba más y de que no volvería, y eso fue cuando vio
983
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
que los zapatos de él estaban vacíos; y que aquella vez lloró mucho y que escuchó
su propio llanto como el de un bebé, el bebé que ella quería ser para estar en brazos
de su papá. Ahora ella es una nena más grande y se pregunta dónde está su papá:
por momentos se da cuenta de que está muerto y por momentos se pregunta si
podría estar todavía vivo en algún escondite.
Estas construcciones transitorias, a modo de hipótesis, son un recurso para los
analistas de niños cuando nos topamos, en los dibujos, en el discurso o en el juego,
con esos elementos congelados en el tiempo deltrauma (Silvia Bleichmar,
“Traumatismo y simbolización”, Seminario 2001, Buenos Aires).
Ana se emocionó y siguió desplegando nuevos juegos que le fueron permitiendo
realizar, de a poco, el trabajo de duelo y construir las significaciones sociales que
rodearon la muerte de su padre.
984
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
mi papá estaba haciendo una remodelación. Yo creía que mi papá trabaja allí. (Hay
un fallido en el tiempo verbal, como si el papá estuviera actualmente.)
Terapeuta: Sabés que papá murió pero a la vez decís que trabaja ahora allí, como si
estuviera vivo.
Ana: Las chicas, cuando llega un aniversario, me preguntan: ¿cómo podés
aguantar? Yo les digo: con el tiempo te acostumbrás. Ellas no entienden, no podés
estar llorando todo el tiempo... Un chico, en cada aniversario, llora por su tío abuelo
que también murió en el atentado de la AMIA. Yo, que se me murió mi papá, no lloro
tanto. No entiendo, él llora más y lo veía una vez por mes. ¿Y yo, que lo veía todos
los días? A mí me pasó algo peor y me la aguanto. No puedo vivir llorando... ¿Sabés
qué me pasó en el campamento el año pasado? Estábamos hablando de los
abuelos. Ese día cada grupo hacía su fogón. Yo hablaba porque tengo abuela y
abuelo. Un chico se puso a llorar y no contó por qué. Yo me senté detrás de ese
pibe que estaba llorando. Me contó que cuando él tenía un año su abuelo estaba
subiendo al colectivo, el colectivo arrancó y el abuelo se cayó y se murió. Entonces
yo le dije que mi papá se había muerto en el atentado de la AMIA. Todas las chicas
se pusieron mal. Les dije: “Como no está mi papá, voy a vivir la vida sin mi papá”. El
año pasado para el aniversario de AMIA cada chico me daba un beso con la cara de
“pobre Ana”. Me va a hacer peor, pensaba.
Terapeuta: Aunque vos te sentís más afectada porque perdiste a tu papá, vos hace
mucho que lo sabés; lo fuiste hablando y pensando y estás más preparada para
soportarlo. En cambio para tus amigos, cuando lo hablanpor primera vez con vos, es
como si recién hubiera pasado y están más angustiados.
Ser hija de alguien que murió en el atentado a la AMIA -como ser padre de alguien
que murió en la guerra de Malvinas- es un hecho que da identidad con relación al
muerto. Hay una hiperpresencia del episodio social que rodeó la muerte, donde no
son las características subjetivas del muerto sino las circunstancias sociales de su
desaparición las que quedan remarcadas en la memoria colectiva.
Por último, y con relación al analista, el desafío suele ser cómo sostener la atención
flotante, ya que el peso de las representaciones ligadas a las circunstancias de la
muerte del padre constituye un polo de atracción constante que podría saturar
rápidamente de sentido el material clínico de la paciente. Al fin y al cabo, el analista
también está afectado por la catástrofe.
*
Coordinadora de Psicopatología de Adolescencia del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Miembro
del Equipo de Atención Psicológica de Niños Afectados por el Atentado de Amia.
985
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Por ahí, por 1830, en la Universidad de Berlín, Hegel les decía a sus deslumbrados
(y con frecuencia atónitos) alumnos: “América es el país del porvenir. En tiempos
futuros se mostrará su importancia histórica, acaso en la lucha entre América del
Norte y América del Sur”. Tenía razón: el poder imperial, que residía en Europa en el
siglo XIX, se desplaza a América en el XX y sigue ahí en el XXI. Pero “América” ha
pasado a ser América del Norte. Y América del Sur es “América del Sur” o
“Latinoamérica”. Esta apropiación semántica indica que la guerra pronosticada por
Hegel ya se libró y que de esa guerra surgieron un ganador y un perdedor. El
ganador se quedó con el nombre. El perdedor tiene que añadirle al nombre sus
propias características raciales para pertenecer a él. El perdedor ha permanecido
americano, pero “latino”. El ganador se apropió enteramente del entero nombre.
América del Norte es “América” y lo es porque esa guerra de Hegel se libró y la
ganaron ellos, los del Norte. Tanto, que los latinos del sur les deben una deuda
descomedida, impagable. Una deuda que eleva la derrota a la temporalidad de lo
eterno. La relación Norte-Acreedor/Sur-Deudor ha eternizado un proceso histórico,
cristalizándolo. Esa relación no es histórica porque no transcurre, evita el transcurrir;
porque no deviene, evita el devenir. Esa relación es un resultado, pero, a la vez,
reproduce constantemente ese resultado, congelándolo. En suma, el ser de la deuda
es sostener la deuda. El ser de la deuda es inmovilizar un momento de la historia
absolutizándolo. Nosotros debemos, ellos exigen. Una relación Amo-Esclavo
sostenida por un mecanismo cuantificable llamado Deuda. Una relación que sólo
puede quebrarse, historizarse, des-eternizarse, eludiendo el mecanismo que la
eterniza, la Deuda.
Veamos cómo empezó esta asimetría. Hegel mismo señala las diferencias entre los
colonizadores del Norte y los conquistadores del Sur. En el Mayflower llegaron
colonos a crear un país. En los barcos de Colón, Cortés y Pizarro llegaron
aventureros en busca de fortuna, saqueadores. Evitar aquí toda consideración
relativa a la “raza”. Ni superioridad sajona, ni pereza hispánica. Fueron sajones los
que se instalaron en el Sur de América del Norte y generaron una sociedad basada
en el monocultivo, la esclavitud y la exportación de productos primarios. Los del
Norte dieron inicio al capitalismo más dinámico de la historia; basado,
coherentemente, en la industria. Podríamos tomar como elemento de partida el
azúcar de Cuba, el café colombiano, el cobre chileno o el estaño de Bolivia. Voy a
986
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
987
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
988
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
989
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Roxana M. Cristiani
...A veces, se devienen preguntas, uno a veces debe soportar, y soportar es otorgar
soporte, a una pregunta, una coerción, aprendimos que había que devolver, la
pregunta al Grupo, y cuando digo Grupo, se me aparece necesariamente la imagen
de Los caballeros de la mesa redonda, discutiendo y pensando estrategias para sus
990
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
batallas que les permitían enfrentar a sus oponentes, pero resulta que dentro de los
Grupos que he coordinado...
...cobraban vigencia, por momentos, siempre por momentos, solidaridades y
rivalidades, complicidades tejidas en el amor y aquellas tejidas en la desconfianza,
aquellas/os que se cobijan bajo el ala de alguna que otra gallina que empolla a sus
pollos y, cuando intentan salir del nido, fija miradas que lo asustan cuando quiere
solo piar, y... pollos que asustados vuelven al nido, porque se reaseguran, sienten
calor, abrigo... otros que, entran y salen sin detenerse, porque el afuera los espera
con una velocidad difícil de regular, otros que solicitan transparencia, y se desnudan,
otros que aparecen y desaparecen, o aparecen cuando, dicen algunos, todos les va
bien, otros que cuidan a los otros cuando no vienen, otros que se quedan y hacen
recreo, toman cafés, conversan y chimentan, otros preocupados, y ocupados en que
se les acaba su formación ,y quieren hacer prácticas, estudiar, hacer proyectos,
visitar una villa, sostener un trabajo social, una coordinación, COORDINAR... ese
Oscuro objeto del Deseo, ilusiones que motorizan y ponen en marcha producciones
bajo algún encanto, siempre se produce bajo el encanto...
Hay quienes permanecen en un estar más solos y a veces otros más escuchantes,
otros que hartos de escuchar, se disponen a no oír, siempre lo mismo, otra vez con
eso, y los silencios sabiamente, generan pausa, otro que aprovecha ese silencio
para meter su voz, y alguno que le dice, no, sigamos con lo anterior, e intenta, tal
vez sin dar cuenta, seguir un rumbo, desviando el rumbo de otro, ¿qué hace un
Coordinador cuando muchos de los integrantes deciden salir a correr y emprender la
carrera POR DECIR?
...Otras veces se suceden silencios o silenciosos, tanto nos han preocupado y
ocupado los silenciosos en los Grupos. ¿se puede abrir el corazón de todos los
integrantes de un grupo y atender todas las palabras? casi siempre queda alguien a
la sombra, tapándose, escondidos, disimulando su estar, tal vez esperando que
alguien los encuentre, o tal vez esperando la piedra libre para salir a pasear, allí la
simultaneidad le otorga velocidad a lo que acontece. Todo Acontece.
Como ir creando las condiciones para estar y coordinar cada grupo, y repienso lo de
las condiciones ¿qué condiciones debe reunir una alumno/a para seguir o
demorarse?, y de esto e habla pero no se escribe, entro en dilema, y me
problematizo. Intento no pensarme abusando de ese lugar, pero los Coordinadores y
docentes ocupamos una posición diferente, somos Otros, el coordinador duela y le
991
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
duele muchas veces no ser parte, se queda con las ganas, pone la nota, ahora
tenemos que poner nota, que suena parecida a la que se pone cada alumno o a
veces desentona, y no hay correspondencia, la opinión del coordinador, que califica
a otro, que lo sitúa en un momento de su aprendizaje... Pero lejos de estigmatizar le
cabría o nos cabría, a los coordinadores, estar alertas a los cambios, percibirlos,
siempre en el sentido de la pertinencia, la pertenencia, la cooperación, la tarea y en
los fines del milenio, considerar algunas de las condiciones actuales que regulan la
inserción o la exclusión en el mercado laboral, tan flexibilizadamente, tan
globalizadamente, tan transitoriamente, ya no un trabajo de hoy y para siempre. Al
decir de Guattari, lo transversal nos atraviesa, nos produce y hace que produzcamos
de modo diverso, atendiendo el contexto y permitiendo que se nos haga texto.
Vacilo, y vacilando repienso: siento que los que hacemos docencia en Psicología
Social, debiéramos atender las CONDICIONES CONCRETAS DE EXISTENCIA, en
éste sentido intentar sistematizar experiencias de alumnos de la carrera, permitiría
un ejercicio hacia la conceptualización y/u objetivación de experiencias.
No dudo que muchos de nosotros, o nosotras, tenga el ECRO incorporado, pero
confieso mi temor por quedar atrapada en cadenas que nos capturan, discursos
teóricos que tomamos como absolutos, propuestas de coordinación repitiendo el
modelo sin desafiar la esencia de la didáctica y el ECRO, tal vez podamos
desviarnos, tomar otros rumbos, sugiriendo lecturas, sistematizaciones de algunas
prácticas, valorar la PRAXIS, repensar las producciones de otro, evitar los
empirismos, los voluntarismos, aproximando e intentando avances que contengan la
reflexión. Introducir pausa a la acción, darle tiempo, desdoblarla, fragmentarla, volver
a armarla, agregándole ingredientes que la enriquezcan y le otorgue otra
significación. Pichon-Rivière nos transmitió la propuesta de articulación entre el
hacer, el sentir y el pensar. Heredamos su didáctica de emergentes y la
Epistemología Convergente, donde convergen diversos autores, diversas prácticas,
diversos escenarios. Aunque no habría que olvidar que los deseos atraviesan las
producciones de otros, y a veces, cometemos intentos de promover propuestas
pedagógicas que no en todos los alumnos presentan resonancia, entonces el
desafío nos indica recorrer una vez más el camino de la creatividad, ¿podremos
encontrar y sondear por donde pasa el interés y la motivación de cada alumno que
cursa la carrera de Psicología Social? Intento evitar propuestas pedagógicas
totalizantes, siempre las totalizaciones inevitablemente excluyen a tantos que no se
encuentran en las normas y pautas generales, perpetuar, absolutizar, totalizar,
monarquizar los discursos, le resta posibilidad a la producción y operación de lo
subjetivo.
992
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Donde decir, cuando decir, cuando silenciar, donde callar, como y de que manera
intervenir. . .Atender y trabajar la distinción de los espacios: los de las escuelas de
Psicología Social, y los de las instituciones, grupos comunitarios, o ámbitos de
trabajo personales de alumnos. Como intervenir, permitiendo que devengan
invenciones, relaciones entre quienes no quieren relacionarse, y recordar a Pichón y
sus ámbitos de intervención: nos planteaba claramente: el individual, socio-familiar,
grupal, el institucional y/o Comunitario. Y sin embargo, la tendencia a veces, (no
siempre), intenta replicar la anhelada Coordinación en una institución, al estilo de
Grupo Operativo de la escuela, como Ideal del Yo, y como parte de la Identidad de
los Psicólogos Sociales, no somos o no nos sentimos Psicólogos Sociales si no
trabajamos en Grupo, si no privilegiamos al grupo como ámbito de interacción, y de
intervención. Los Grupos no son Islas, y las personas, viven en una familia, van a la
escuela, tienen su grupo de amigos y sus compañeros de trabajo, sus jefes directos,
los jefes de los jefes, los compañeros que están del lado de los jefes, los que dicen
que quieren trabajar en equipo pero no corresponden su decir con su quehacer, los
que intentan mejorar y mejorarse en la o las instituciones, no todos los compañeros
de un trabajo conforman un Grupo según sabemos, y nuestra palabra en
instituciones, frente a otros con intereses distintos y pujas de poder, puede, si no
cuidamos, exponer, enrojecer y quemar. ¿Podremos sostener la presencia en
instituciones, grupos, comunidades, organizaciones sin denunciar y convertirnos en
portavoces de lo instituido? ¿Podemos hoy, en las actuales condiciones, reproducir
el modelo de Grupo Operativo, donde ilusoriamente, el estar frente a frente, posibilita
la casi certeza de la transparencia? ¿Podremos ejercitar otros estilos, para que las
personas puedan hablar sin exponerse? ¿Podremos hacer entrevistas los Sicólogos
993
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Sociales? ¿Podremos crear condiciones para que todos hablen y digan, sin el riesgo
de la exclusión?
El poder de la palabra y el poder de los silencios.. El coordinador debe cuidar las
condiciones, cuidar y aprender a que otros se cuiden en las prácticas, las
cocoordinaciones, los talleres y en la comunidad. Discernir donde si y donde no,
donde hablar y donde callar, donde decir algo que sirva y callar algo que boicotee y
dificulte continuidad. Tal vez practicar pasillos, tomar más cafés, hablar más
íntimamente, pero aprehender a saber donde...
Y al coordinador le toca coordinar lo que acontece, con todo lo que hay dentro, pero
a diferencia de Narciso, que no quería enamorarse por temor a angustiarse, porque
creía que nada le faltaba, por sentirse completo, un coordinador debería atravesar el
sentimiento de incompletud. No todos comparten el estilo, las intervenciones, la idea
de coordinación con la que trabaja, a veces se le pierden cosas, o no puede
satisfacer a todos. Es la renuncia de la creencia omnipotente del Coordinador que
todo lo atiende y puede. Los duelos duelen, a los integrantes y a los coordinadores...
Lacan da cuenta del pasaje con la Teoría del espejo y aquí adquiere relevancia la
intersubjetividad. La experiencia de reconocimiento de la propia imagen en el espejo
entre los 6 y 18 meses es tomada como paradigma en la constitución del Yo. Imagen
visual, completa, única, en lugar de la insoportable fragmentación propia.
El espejo anticipa una unidad visual que el niño no tiene, la mirada de la madre
anticipa una identidad, el deseo, el proyecto para ese hijo. Y aquí aparece la mirada
del OTRO como constitutiva de la subjetividad. Otro que nos devuelve, si queremos
y podemos, escuchar o mirar, nuestra imagen que no vemos, Otro que se convierte
en espejo y nos hace muecas, caras, nos interroga, nos fragmenta. Otro que hace
que halla siempre "ENTRE". Otros a los que nos acoplamos, luego de habernos
mirado.
...y el tema del narcisismo, hace obstáculo a la Tarea del Grupo, como lugar desde
el que la crítica resulta insoportable. Para Freud la cura es permitir que en una
relación transferencial se promueva que el sujeto se libere de una cadena que lo
captura, y soportando algo del orden de la angustia, se deje atravesar por la
castración, la incompletud. Esta incompletud, que se asocia con la carencia del
objeto real que satisface, promueve y motoriza la búsqueda, el deseo pone en
994
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
995
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
LA ENTREVISTA
NOTA DE EDICIÓN: Como podrá inferirse luego de leer el presente texto, la metodología propuesta
se enmarca en las visiones sociológica y psicológica norteamericana. Sin embargo, -y reconocida la
envergadura de Ander Egg en la materia- nos ha parecido de suma utilidad práctica incluirlo como
material de lectura frente a la necesidad de instalar un encuadre de entrevista en nuestro metier como
psicólogos sociales en busca de información para un proyecto clásico, un proyecto de intervención o
un trabajo de campo
Ezequiel Ander-Egg
2. Preparación de la entrevista.
4. Ventajas de la entrevista.
996
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Conforme al propósito profesional con que se utiliza la entrevista, ésta puede cumplir
con algunas de estas funciones:
• Facilitar información.
997
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
998
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
2. Entrevista clínica (clinical interview). Se designa con este nombre una modalidad
semejante a la entrevista focalizada pero que difiere de ésta en la
orientación-enfoque: no se trata de analizar la experiencia que han tenido varias
personas sino de estudiar sus motivaciones y sentimientos. La guía de entrevista
tiene una serie de cuestiones base y de preguntas relacionadas con los sentimientos
y actitudes que se van a estudiar.
999
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
invitar y alentar a un sujeto entrevistado a que hable en torno a una cuestión que se
le ha planteado, comenzando por donde quiera y diciendo lo que estime más
oportuno.
Ahora bien, la decisión entre utilizar una entrevista estructurada o no estructurada,
depende del objetivo y carácter de la investigación. Las entrevistas no estructuradas
son más apropiadas para estudiar el cuadro de referencia de una persona y la
intensidad de sus sentimientos. Por otra parte, presenta dos ventajas muy
importantes:
2. Preparación de la entrevista
1000
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
* Contacto previo con líderes: este contacto con los líderes del grupo o comunidad
a entrevistar tiene por finalidad explicar los motivos y propósitos que se persiguen
con la entrevista. Con ello se facilita el éxito de las entrevistas especialmente cuando
la índole de éstas así lo exija, como puede ser el estudio de un barrio o una
comunidad. Los líderes, si consienten en apoyar el trabajo de los entrevistadores, en
algunos casos pueden actuar como agentes de "ablandamiento" entre las personas
que serán entrevistadas. Esto ayuda a una mejor aceptación del trabajo de los
entrevistadores por parte de la gente.
1001
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
pseudo-conversación. Para que pueda tener éxito debe poseer todo el calor y el
intercambio de personalidades propios de la conversación, aunque con la claridad y
las líneas orientadores de la búsqueda científica.”
Goode y Hatt
1002
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
"La pericia para llevar a cabo una entrevista no reside solamente en un factor, sino
en una variedad de ellos extraordinariamente compleja. Hábitos, destreza, técnica,
actitudes, todos ellos forman parte del conjunto. La competencia sólo se adquiere
después de estudios escrupulosos y diligentes, prolongada práctica (preferiblemente
bajo supervisión), y una serie de ensayos y errores, pues el estudio de la entrevista y
su- ejecución no es una ciencia exacta; es un arte... Siempre hay un lugar para la
iniciativa individual, para las innovaciones originales y para las nuevas
combinaciones o las viejas tendencias. El profesional hábil no puede confinarse a un
conjunto de reglas. Inversamente, no existe ningún conjunto de reglas que garantice
el éxito del principiante. Sin embargo, si hay algunos puntos de referencia,
generalmente aceptados, que pueden ayudarle a evitar errores, a aprender a
renovar sus esfuerzos para establecer relaciones eficaces y efectivas con las
personas que entrevista; en una palabra, a realizar lo que se ha propuesto" (5).
1003
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1004
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Las preguntas se han de formular una sola vez, de lo contrario se corre el riesgo
de desconcertar al entrevistado que puede responder “mezclando” las respuestas.
No dar por respondida una pregunta, con respuestas que se derivan de otras.
Si al responder una pregunta determinada el entrevistado da una respuesta que
pueden aplicarse más adelante a otras preguntas, el entrevistador debe volver a
1005
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1006
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Cuando se insiste sobre una pregunta para completar o aclarar la respuesta, una
formulación inadecuada puede sugerir la respuesta. Este aspecto debe cuidarse
tanto en el tono o el énfasis de la pregunta. Una pregunta de tipo: “¿No cree usted
que sería mejor... ?“, no puede tener cabida en una entrevista (menos aún en la
redacción del cuestionario). Hay algunas formas de preguntar que reúnen el
requisito de la “neutralidad”, tales como las siguientes: "¿Cuál es su idea sobre este
punto?"..."¿Cuál es la causa según su opinión?"... "¿Qué cifra le parece más
exacta?"... "¿Qué quiere decir usted con esto?"... "¿Por qué le parece que es así?"...
"¿No he comprendido lo que usted quiere decir?".
Otro problema que se plantea es cuando el interrogado dice "no sé", pero lo que en
realidad pasa es que no tiene ganas de pensar. En este caso el entrevistador debe
motivar para ayudar a responder, pero teniendo cuidado de no orientar o sugerir la
respuesta. Podrían usarse expresiones de este estilo: "parece ser que ésta es una
cuestión sobre la cual de ordinario la gente no piensa, pero desearía conocer su
opinión acerca del asunto".
Ahora bien, la preocupación por recoger fielmente los datos no debe llevar al
entrevistador a lo que Pauline Young llama "el complejo de tomar notas”, situación
en la cual, por temor a perder una simple información quizá de poco valor, se
confunde, olvida, omite o tergiversan puntos más valiosos y esenciales (8).
1007
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
• Disponer del cuestionario sobre una mesa o superficie lisa que permita hacer las
anotaciones sin dificultad.
• Anotar algunos gestos y actitudes del entrevistado que posean alguna significación
útil (encogimiento de hombros, entrecejo fruncido, etc.).
• Utilizar las mismas palabras del entrevistado y evitar resumir o parafrasear las
respuestas.
e. Terminación de la entrevista
1008
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Sin embargo, no hay por qué suponer que las entrevistas de un solo encuentro se
han de terminar con menos cordialidad. En estos casos hay que agradecer el tiempo
que nos han dispensado. No olvidar que, por nobles y altruistas que sean los
propósitos de la investigación, el entrevistado nos ha hecho un favor accediendo a
responder. La terminación podría hacerse con fórmulas similares a éstas: "Muchas
gracias por la colaboración que ha prestado a esta investigación... ", "por el tiempo
que nos ha concedido para esta entrevista"...
1009
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
• Preste atención no sólo a aquello que él desea aclarar, sino también a lo que
no quiere o no puede manifestar sin su ayuda.
(Hsin-Pao Yung)
4. Ventajas de la entrevista
1010
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
* Ofrece mayor flexibilidad, puesto que el entrevistador puede aclarar y repetir las
preguntas y adaptarse más fácilmente a las personas y circunstancias concretas.
Si bien nuestro análisis sobre las dificultades y límites de la entrevista será mucho
más amplio que lo que hemos examinado acerca de las “ventajas", ello no significa
de manera alguna que las dificultades sean mayores que las ventajas.
Lo que en verdad hace falta -por eso nos extendemos en estas reflexiones sobre las
limitaciones de la entrevista- es curarse de la "encuestitis" como enfermedad
metodológica, al mismo tiempo que no se rechaza la entrevista como un instrumento
válido de la investigación social. “Hay que hacer entrevistas siempre y en todo
lugar”; tal parece ser la consigna generalizada entre los investigadores sociales,
como si la entrevista tuviese cualidades en sí misma para conocer la realidad. Desde
esta perspectiva metodológica, la entrevista ha sido considerada como el
instrumento por excelencia de las ciencias sociales, con frecuencia bajo la
modalidad de la entrevista.
1011
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
• Otorgar igual validez a todas las respuestas con prescindencia de quien responde.
Pero estos supuestos no son válidos para todo tipo de cultura ni para todo grupo
social (principalmente los dos primeros). Como lo enseñan antropólogos y lingüistas,
en ciertas culturas las palabras tienen una función, Más expresiva pero menos
instrumental para reflejar los pensamientos y la acción. De manera semejante, en
ciertos grupos “marginados” (analfabetos, viejos, vagabundos, campesinos que
viven en gran aislamiento, personas muy rudas, etc.), la expresión verbal es
extremadamente limitada y lo que se puede obtener por la interacción verbal
encorsetada en un cuestionario es extremadamente escaso.
Todas las respuestas tienen igual validez. Cualquiera que sea quien responda
-completamente rudo e ignorante de aquello sobre lo que es interrogado, o
1012
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1013
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Técnica
Pregunta Respuesta entrevista cuestionario
1. ¿Cree usted que los ingleses SI 25% 42%
tratarán de hacernos combatir lo NO 57% 42%
más posible en su lugar? Sin opinión 18% 16%
Las diferencias saltan a la vista y nos ponen de manifiesto que determinado tipo de
información no conviene recogerla mediante el procedimiento de la entrevista. En
general la ausencia de secreto produce un retraimiento o rechazo cuando se trata de
preguntas sobre comportamiento sexual, opiniones políticas o cuestiones de esa
índole.
1014
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Duverger (12) ilustra este tipo de dificultad mediante una entrevista efectuada en
Estados Unidos el año 1961, sobre la opinión de los sindicalistas respecto de la ley
que prohibía la huelga en el lugar de trabajo. Los resultados fueron bastante
diferentes según que los entrevistadores perteneciesen a la clase media o a la clase
obrera. Estos fueron los resultados:
1015
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Duverger (13) ofrece otro ejemplo muy ilustrativo al respecto. En octubre de 1940 se
realizó en Estados Unidos una entrevista que utilizó dos grupos de entrevistadores,
agrupados según sus opiniones personales sobre el problema de la guerra:
"aislacionistas" por un lado, e "intervencionistas" por el otro. Cada uno de los grupos
planteó la misma pregunta a dos muestras idénticas.
La pregunta era:
¿Qué actitud debe adoptar Estados Unidos: permanecer al margen del conflicto o
ayudar a los ingleses?
ENTREVISTADORES
Aislacionistas Intervencionistas
Ayudar a los ingleses 44% 60%
Mantenerse al margen 56% 40%
1016
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
hombre los que darán la interpretación, según el tono y tal vez según algún detalle
mímico. Pero esto no es para el "potrillo" que hace la entrevista y menos para la
computadora electrónica. ¿Y el gallego? -el gallego de Galicia, se entiende-; hágale
usted una pregunta cualquiera y verá que le contesta con otra: pruebe y le juego
cualquier cantidad a que acierto.
"Hace pocos días llevé a un industrial, que creía en la eficacia de las "encuestas", a
un café para mostrarle cómo actuaban los agentes de una investigación que había
contratado. Los muchachos a quienes se les paga por el número de planillas que
llenan estaban reunidos a lo largo de dos mesas y los formularios se alternaban con
los pocillos de café. Mi amigo industrial puso los ojos como “dos de oro” cuando oyó
que unos a otros se preguntaban: "Y a éste, ¿qué le ponemos?"... y así las iban
llenando, cansados de golpear puertas estérilmente, o de que los entrevistados les
hicieron un interrogatorio a ellos en actitud defensiva o les contestarán a la
"macana". Si todavía tiene alguna duda, lector, recuerde qué le responde a esa
vocecita femenina que le pregunta por teléfono: "¿Qué programa de televisión está
usted viendo?" Y por lo que usted le contesta considere la validez del rating que está
haciendo a vocecita" (14).
BIBLIOGRAFÍA CITADA
1017
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
14. JAURETCHE, Arturo, El medio pelo en la sociedad argentina. Ed. Patria y Cielo,
Buenos Aires, 1962.
1018
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1019
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1020
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
entre los actos y el saber, tiene un nombre (y voy a caer en tener que nombrar o
precisar algunos conceptos que quizás no compartan en su contenido), pues
básicamente la relación de saber, acto y amor es lo que en psicoanálisis se llama
transferencia. La pregunta por esa relación entre el saber el amor y los actos para un
psicoanalista marca su ética.
¿Qué para un abogado? Desde ciertas posiciones críticas del Derecho se incurre en
el mismo error de dejar por fuera al observador, dejar por fuera al sujeto de la
evaluación, cayendo en una práctica que en el campo psi la conocemos o la
conocimos en los años sesenta. Muchas veces la criminología crítica se parece a la
antipsiquiatría, en el sentido de tener dificultades a la hora de manifestarse como
una conjetura para un sujeto individual que no sea el de la referencia social, para no
caer en una práctica absolutamente contestataria sin consecuencias. La
antipsiquiatría, al menos en el Cono Sur, no ha tenido las consecuencias que se
deseaban. Lo que no invalida cierta proposición de sostener la crítica como uno de
los valores éticos. Pero la critica sin producción es una critica por lo menos, poco
responsable.
El laberinto entonces, está configurado por esta multiplicidad de discursos.
En un equipo interdisciplinario donde lo conforman profesionales del campo "psi"
(psicólogos, psiquiatras, psicoanalistas, psicopedagogos, abogados, asistentes
sociales, médicos, psiquiatras biologistas, existencialistas... y podría seguir), es muy
difícil pensar en que esa estructura no se "babelice", como la Torre de Babel: pero
en el instante de la caída, no en el momento de la construcción. Cuando Babel se
construyó, todos podemos suponer que era un proyecto creíble; si no hubiera habido
credibilidad en el acto de la construcción, de algún entendido entre los distintos
discursos, nadie se hubiera animado a tamaña obra. El problema es el instante de la
caída. Y creo que asistimos a la caída de Babel.
Laberintos de discursos, entonces, dónde abrevan discursos de corte netamente
positivista, como el de la ciencia jurídica (no toda, parte de ella), discursos de neto
corte positivista y experimental como el de las neurociencias, enfrentados a
discursos, digamos, "de la singularidad". En uno de estos encuentros en el País
Vasco, en Oñati, me decía un jurista español, Uñagurre, quien fue uno de los que
reformó el Código Penal hace unos años, que en realidad, otra vez la "peste",
argentinos y psicoanalistas, vienen aquí a darnos la "tabarra" (como dicen ellos) con
esto del "sujeto". Y es cierto, ahí donde aparece reiterada y recurrentemente este
concepto de sujeto, detrás hay una ciencia, o al menos una disciplina que se ocupa
de la singularidad. Hay al menos, tres sujetos, diferentes: el sujeto jurídico, de
acuerdo al positivismo, a uno de sus soportes, Kelsen, el sujeto histórico, el de la
1021
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
referencia social, que es el mismo sujeto que la biología médica retoma, que es el
sujeto bio-psico-social (de este sujeto voy a hablar), y luego un sujeto muy particular
en su definición, que es un sujeto efecto de lo que se dice, efecto de la palabra. Lo
llamamos sujeto de lo inconsciente, pues lo inconsciente tiene estructura de palabra,
no algo más oscuro ni más complejo que la palabra, que ya lo es bastante. Esa
estructura de palabra hace que lo inconsciente sea básicamente "lo no dicho": no es
algo oculto, misterioso, mágico, más que la palabra. Pero, ¿qué de la palabra le
otorga carácter de inconsciente?. Pues, lo no dicho. En este sentido, la definición
más simple de ética que puedo decir, es que la distancia entre las acciones y la
palabra, es decir los dichos, marca la distancia con la ética. Solamente cuando esa
distancia, en algunos instantes, se reduce a un mínimo cero, es decir, cuando lo
dicho es acto, cuando alguien dice "sí, juro" y está jurando en serio, es decir, hace
serie, y se hace cargo de esa palabra, ese es un acto ético.
Entonces, estos tres sujetos de la palabra hablan de tres singularidades diferentes.
La ética, entonces, en los laberintos está construida de palabras. Casi como axioma,
les diría para el trabajo multidisciplinario, de acuerdo a mi experiencia hospitalaria
(yo soy un hombre del hospital público, que en Bs. As. todavía sigue siendo un
valor), lo que aprendí con el tiempo es que el verdadero laberinto es el de las "falsas
normas". Es cuando las normas no están dichas: resonancia con lo inconsciente. Es
cuando la norma no está escrita: no hay nada más despótico que un jefe caprichoso;
se parece a una mamá caprichosa, que quiere hoy con la misma vehemencia algo, y
al día siguiente lo contrario.
No es un pedido de moral: es un pedido de ética. En este sentido piensen, en esta
sociedad de fin de siglo, "toyotista", no "fordista", los jefes son cada vez más
jóvenes. Tendrán autoridad, pero la pregunta es: ¿tendrán credibilidad?. Serán
eficientes, mientras sirvan a la cadena de producción. Entonces, otro concepto que
hay que cuestionar, es el de la agencia de control. Ya no hacen falta tantos
dispositivos de control. La sociedad toyotista se autocontrola a través de
mecanismos de segregación, mucho más elaborados y mucho más fáciles de
aplicar: la falta de trabajo, el narcotráfico y sus "supuestas" luchas contra él.
Ese laberinto de discursos atrapa al sujeto, al asistido y al asistente. Esto es lo que
decía que marcaba las diferencias éticas con las disciplinas positivistas. En un
equipo multidisciplinario acontecen hechos que resultan casi axiomáticos. La caída
de la función del padre hace que nos agrupemos, configuremos equipos
multidisciplinarios dónde vamos a asistir al "sujeto total", desde lo
bio-psico-social-legal, etc. Esa persona "totalmente" asistida, en realidad es asistida
como un objeto, total. Las personas que los analistas asisten son personas que les
1022
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1023
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1024
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
debiera estar, el médico debiera tener tiempo... pasó el fin de semana. Entonces se
autoriza o no la salida. Hay agujeros en la estructura de la ley. Estos agujeros tienen
que ver con lo no-dicho, con lo no-escrito. Claro que frente a esta estructura de
no-dicho, o no-escrito, se devuelve con un axioma: apliquemos el sentido común,
que, como se dice, es lo menos común que nos habita. Para el psicoanálisis ha sido
una mala palabra durante mucho tiempo, dado que nosotros abogamos por el sin
sentido del deseo. Pero el sentido común es una de las condiciones para un equipo
disciplinario: no para asistir la singularidad del sujeto, sino para la convivencia de
ese equipo.
Otro fenómeno de estructura es que la suma de disciplinas no se complementa, por
estructura. A pesar de generar todo el tiempo la ilusión de que si lo abordamos
bio-psico-socio-jurídicamente nos estamos complementando, en realidad, cuando
funciona, la estructura es suplementaria, no complementaria. Cuando el equipo
funciona, siempre algo falta. Y ahí es dónde entra ese plus ético que señalaba al
principio. Será el sujeto, el asistido, el demandante, el que tenga la posibilidad de
llevar adelante ese plus.
Y por último, en relación a este tema, quería decir que "prevenir", otra mala palabra
para los psicoanalistas, pues es muy difícil trabajar avant-coup, es decir, antes de
que acontezca el hecho; nosotros somos lectores del acto, no predictores ni oráculo,
ni mucho menos científicos que pueden generar la ilusión de que un sujeto es
predecible: eso lo dejamos para la psicología neoconductivista. En ese sentido, ¿qué
aporte puede traer un psicoanalista? Bien, la prevención básicamente es dar lugar.
Término que cualquier juez conoce. Dar lugar a una demanda, dar o hacer lugar a
ese sujeto: eso es prevenir.
Promover (otra mala palabra), además de dar lugar, significa dar un nombre. Un
nombre que sea un poco más feliz que el de la referencia social, un nombre que no
sea el de adicto o delincuente. Un nombre que ese sujeto se haga para salir a
sostener. La violencia es un intento, fallido, de hacerse un nombre. Cuando cuatro
chicos se juntan a tomar cerveza en una esquina forman una "banda"; un espacio,
un lugar dónde cada uno tiene un nombre. Ese nombre (Tito, Puchi, Muchi) no es un
falso nombre, solamente que no alcanza para sostenerse en la escena de lo social.
Muchas veces ese falso nombre requiere romper la escena de lo social `para que
ese nombre sea oído, sea escuchado. Prevenir entonces, es dar lugar a promover
un nombre.
1025
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1026
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
el discurso positivista de la ciencia y una ilusión: los tests. Otra ilusión: la evaluación
de la conducta. Otra ilusión: los psicofármacos. Ilusión no en el sentido que no sean
eficaces, ilusión en el sentido predictor. Se confunde entonces, el par presunción de
verdad o falso con otro par, que es de la mentira y la verdad. No es lo mismo la
dimensión de lo verdadero/falso que la mentira/verdad. Como diría Lacan: "Yo, la
verdad, miento".
Fingir a la 2a. potencia nos enfrenta con una estructura psíquica compleja. Hay una
sola estructura que tiene dificultades a la hora de sostener el fingimiento a la 2a.
potencia, que es la psicosis. La psicosis, no la locura, no los excesos, la psicosis,
una estructura psíquica diferente al común de la gente. No es una enfermedad, sino
que para el psicoanálisis es otra forma de estructuración de la realidad. Esa
estructura psíquica no es que no puede mentir: los psicóticos mienten. Los
psicóticos dicen la verdad, falsean los hechos. Lo que no pueden es fingir que
fingen, y sostener las consecuencias de ese fingimiento sin que se les desestructure
la realidad, al menos, a la manera psicótica.
Para el Derecho, entonces, resulta tentador consultarle a un psicólogo para saber si
este sujeto que está enfrente miente o dice la verdad, si este sujeto, con las
conductas que está llevando en su reclusión penal está siendo readaptado,
reeducado, rehabilitado.
¿Por qué decía que es peligrosa esta vertiente? Porque muchas veces en nuestros
regímenes penales, los permisos de salida, los estamentos de aislamiento o
reclusión, dependen de conductas observables u observadas por un equipo
multidisciplinario. En ese sentido se expande por todo el Código Penal el concepto
de "peligrosidad". Y el psicólogo no hace más que alimentar la creencia de que es
posible evaluar el concepto de peligrosidad por una conducta, tan simple como
hacer la cama o lavarse los dientes. Esto no es una exageración: si se lava los
dientes, hace la cama, y mira para abajo, este sujeto, predictivamente, está siendo
rehabilitado.
Responsabilidad y Culpa
1027
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
El saber y la verdad
1028
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1029
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
equívoco hay una verdad encubierta. Ni que decir cuando en los dispositivos de
asistencia, el repliegue de todo saber científico se sostiene en función de una verdad
comunitaria; de hecho algunos tratamientos de rehabilitación de adictos que se
sostienen en algunas corrientes de distintas iglesias, todo el tiempo se repliega en
función de una verdad que será rectora y vectora para ese sujeto. Como el
psicoanalista no es un religioso, será este primer tiempo de repliegue lo que permita
un segundo tiempo de despliegue: de lo que ese sujeto sabe (una vuelta al saber) de
esta verdad. Esto se llama acto analítico. Es un acto en dos tiempos: un acto de
pliegue, por suponer que en esa equivocación hay una verdad, pero un acto de
despliegue que lo distancia de ser un religioso, y lo acerca a una ciencia conjetural.
Sólo que en ese saber ya no va a hablar la ciencia, sino que va a hablar el sujeto. Es
otro saber, no es el de las cuatro e.
Voy a ir al otro fundamentalismo, que es el del saber. Este es más complicado.
Cuando desde las pericias, desde los tratamientos se nos pide una respuesta veraz
o científica de lo que padece ese sujeto, suspendemos toda verdad de ese sujeto en
función del saber que la ciencia le brinda. En ese sentido, si no hay despliegue de la
verdad de ese sujeto caemos en un fundamentalismo del saber. El saber de la
ciencia positiva más allá del saber del sujeto, del uno por uno.
Hay cosas que son inevitables. Yo hablaba hace un momento del acto analítico
como un momento inevitable de pliegue con un despliegue. Un médico, cuando
médica, diagnostica, receta, no puede ser un religioso. Un médico cuando realiza el
acto médico, inevitablemente por sobre la verdad del sujeto, si hay que operar,
opera. Si abre un cuerpo y encuentra tejido con metástasis, no puede despertar al
sujeto y preguntarle qué hace o si se va angustiar: debe seguir. En ese sentido, hay
acciones de la ciencia que resultan inevitables, y no en el sentido de un progreso,
sino que avanza casi matemáticamente, más allá de la voluntad del sujeto.
El acto médico, el acto del clínico, no puede quedar pegado en esta posición. El acto
médico también es en dos tiempos. El saber de la ciencia, el acto científico, y luego
un axioma muy simple que los clínicos conocemos desde jóvenes: no hay
enfermedades, sino enfermos. Lo que para los analistas se llama el caso por caso.
El acto médico también requiere que después de operar ese sujeto también sea
escuchado, cosa que a los cirujanos les molesta.
Por último, en los tratamientos en los que se nos pide una pericia, regida por nuestro
arte y ciencia en lo psi, se nos pide todo el tiempo una respuesta científica que
resulta inevitable. Sería cuanto menos peligroso pensar que este paso debe ser
eximido. La idea es que una buena pericia, un saber-hacer casi ligado con lo
artístico, requiere el despliegue. Y esto no es una advertencia tanto a los "psi" como
1030
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
a los "ju". A los jueces, juristas, abogados, etc., que en realidad muchas veces no les
importa tanto el tiempo del despliegue. "Decime si es inimputable o no". Es en el
momento del despliegue de la verdad de ese sujeto, dónde lo que los parámetros de
eficacia y estadística nos brindan, nos permitan hacer oír algo más.
Una cuestión más acerca de las posiciones críticas y el poder. El que está parado
siempre en la posición crítica todo el tiempo, pensando que está eximido de los
pliegues, en realidad no es analista, en realidad es un sujeto que está poniendo el
cuerpo, y se va a quemar. O sea, va a pagar con su cuerpo y su persona este lugar.
El último punto que tenía respecto al trabajo en equipo, es que frente a la vacilación
de la función del padre, de la función del nombre y la de la Ley (me refiero a cada
vez que se reescribe la Ley de acuerdo a la conveniencia del Poder), por lo menos
debemos sostener tres conceptos: uno es el del caso por caso fundado en el bien
decir; el otro es el de la relación con el saber y con la verdad, y no perder de vista
que además se juegan relaciones de amor -difícilmente el amor y el deseo entren en
los libros de texto positivista, para eso estamos los funcionarios de la noche, los
músicos, los artistas, las mujeres y los niños-; y por último, la única dimensión que
cabe pensar cada vez y cada caso y una vuelta más, es la ética, como pregunta por
la mínima distancia entre los dichos y los hechos.
1031
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ANTECEDENTES
1032
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Para poder comprender lo que pasa en cada uno de estos grupos, es necesario
tener en cuenta el problema de la identidad personal, del apuntalamiento grupal del
psiquismo, de la alienación, y de las representaciones sociales en su articulación
con distintos tipos de fantasías. Es precisamente sobre este último aspecto que
queremos desarrollar algunas ideas en este trabajo.
La pertenencia social reconoce una tensión permanente entre dos polos. Uno está
dado por el remanente sincrético (identidad por pertenencia, Bleger-Bernard) y otro
por la pertenencia madura en el que se preserva la capacidad crítica (identidad
discriminada). Este último implica la decisión de compartir un ideal común, aún a
riesgo de postergar ciertos intereses individuales. Según afirma Janine Puget, esta
pertenencia, en la medida que existe un proceso simbólico en funcionamiento, es
enriquecedora y además discontinua.
1033
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Fantasía
1034
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1035
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1036
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1037
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Alienación
1038
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1039
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Es por eso que no se requiere patología personal previa; la maYoría de los sujetos
puede oscilar más fuertemente hacia ese estado en condiciones particulares,
especialmente cuando hay una violencia real ejercida por el poder dominante. Este
fenómeno no es nunca un proceso singular, ya que se requiere la idealización de la
fuerza alienante por el sujeto, pero también por muchos otros.
El protagonista de la película Zelig es una caricatura del fenómeno alienatorio, sobre
la base, en este caso, de la fragilidad del Yo.
Los enunciados identificatorios, implementados como instrumentos para el ejercicio
de violencia secundaria, son eficaces para inducir esta actividad de dominio sobre la
subjetividad.
1040
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
indica gente del interior, sucia, pobre e ignorante, en tanto define por implicación al
blanco como culto, prolijo y hasta de desahogada posición económica.
"En algo andará", era el enunciado a partir del cual la última dictadura militar
pretendía que la desaparición de una persona sería la prueba de su culpabilidad.
Generaba, por otro lado, una sensación ficticia de seguridad personal a aquel que
permaneciera quieto y silencioso.
Algunas hipótesis
Entendemos que los grupos de reflexión son una instancia adecuada para el análisis
de estos fenómenos, vinculados a los sistemas de pertenencia e idealización en los
diferentes tipos de instituciones y de pequeños grupos sociales.
En los diferentes grupos de reflexión que hemos realizado se evidencia cómo ciertos
enunciados producidos desde el poder se constituyen en verdaderos enunciados
identificatorios cuyo efecto surge como permanente material de análisis en un doble
movimiento de identificación y discriminación con respecto a ellos.
También se evidencia como la representación intrapsíquica requiere del otro, de los
otros, no sólo en el proceso de su génesis, sino también para su confirmación. El
consenso social sostiene la representación, le da crédito, haciéndola significante y
significativa en el lazo interpersonal, grupal y social.
Por otra parte, también es evidente que el grupo en sí mismo puede, a la vez,
constituirse en uno de los articuladores psicosociales y simultáneamente permitir en
tanto dispositivo grupal el doble acceso, a las formaciones grupales del psiquismo,
originadas en los vínculos primarios, y a ciertos niveles de enlace con lo
macrocontextual.
Como trabajamos frecuentemente con grupos de reflexión en situaciones sociales de
emergencia nos hemos preguntado si se trata sólo de algo que ocurre en una
situación excepcional o, por el contrario, la situación excepcional pone al
descubierto, como ocurre en toda crisis, elementos de articulación que, a la manera
de la simbiosis, se evidencian básicamente a partir de una ruptura aunque están
siempre presentes de maneras menos evidentes.
Dado que el grupo de reflexión se ocupa de analizar los fenómenos concernlentes a
la transubjetividad, el objeto de análisis son las fantasías originarias, y las fantasías
de los orígenes, en su articulación con las representaciones sociales. Es decir, que
en estos grupos predominan como organizadores las fantasías originarias y las
representaciones sociales (organizador sociocultural).
1041
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1042
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1043
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
C) Grupos de Reflexión
1044
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1045
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Según como sean coordinados estos grupos se propiciara en mayor o menor grado
la identidad por pertenencia o la pertenencia discriminada, es decir, el
funcionamiento isomórfico u homomórfico del grupo.
Si bien estos grupos no tienen objetivos terapéuticos y sus integrantes no se
consideran a si mismos pacientes, producen, siempre y cuando no haya un
congelamiento burocratizado del grupo, efectos terapéuticos. Efectos terapéuticos
que están dados por los procesos de desidentificación-reidentificación,
apuntalamiento grupal, movimientos en la relación Yo Ideal-Ideal del Yo, etc.
En cuanto al nivel de tarea en el que el grupo funciona con características de
proceso secundario, se produce un nivel reflexivo, conceptualizador, utilizando el
lenguaje simbólico. En este plano, el acuerdo de trabajo se establece, desde el
propio encuadre, con los aspectos adultos de los miembros del grupo.
En el grupo de reflexión hay discontinuidad, alternancia entre los momentos
regresivos y los momentos reflexivos.
René Kaes, retomando a Winnicot, sostiene que "los intermediarios pueden operar
en un campo homogeneo y discontinuo, en el interior de una misma estructura o
articulando dos conjuntos heterogeneos, heteronomos, de niveles logicos diferentes,
como en el caso de la articulación psicosocial". Los grupos de reflexión operan en el
nivel de estos intermediarios, ya que "la noción de intermediario es particularmente
adecuada a la localización de formaciones o de procesos que plantean un problema
de articulación entre diferentes niveles de organización".
En una primera aproximación podemos diferenciar los siguientes tipos de grupos de
reflexión:
1) Grupos cuyos miembros comparten una tarea en un ámbito físico o institucional
formalizado.
2) Grupos cuyos miembros comparten una problemática determinada.
3) Grupos cuyos miembros comparten una problemática y abordan una tarea
común en función de ella, habitualmente a partir de una situación de crisis social.
4) Grupos que permiten el entrenamiento e investigación de la grupalidad en sí
misma. En este caso hay una fuerte impronta de los training groups de la escuela
inglesa y de los grupos de formación de la escuela francesa.
No es sencillo muchas veces reconocer las fronteras que separan los distintos
dispositivos con que se abordan estos grupos ni la práctica reconoce tanta estrictez
ni antagonismo con los modelos teóricos.
1046
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1047
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Este caso entra en el amplio caso de los grupos homogéneos. Nos referimos
particularmente a aquellos integrados por personas que se encuentran frente a
situaciones vitales similares (adopción, adolescencia de los hijos, tercera edad, etc.).
Es necesario tener en cuenta que existen también grupos terapéuticos homogéneos;
con distintas orientaciones teóricas, integrados por personas que presentan la
misma severa patología personal (drogadicción, alcoholismo, enfermedades
psicosomáticas, etc.). Nos parece necesario a su vez diferenciarlos de otro tipo de
grupos homogéneos que son los grupos de autoayuda. Estos se caracterizan por
estimular el control superyoico de los síntomas y la identidad por pertenencia a partir
de definirla por el rasgo único prevalente.
El trabajo con grupos de reflexión homogéneos desde una concepción psicoanalítica
implica tener siempre presente el movimiento entre los polos isomórfico (no
discriminado) y homomórfico (discriminado) de la pertenencia.
En algunos casos estos grupos pueden ser de corta duración, particularmente
cuando se trata de grupos que abordan situaciones de crisis normales de la vida. Es
necesario también tener en cuenta muy especialmente, en estos grupos, el papel de
las representaciones sociales como portadoras de ideales que, confrontados con los
problemas por los que atraviesan los miembros del grupo, les cuestionan la
autoestima narcisista.
III) Grupos cuyos miembros comparten una problemática y abordan una tarea
común en función de ella, habitualmente a partir de una crisis social.
1048
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Hay distintos dispositivos para estos grupos desarrollados desde las escuelas
psicoanaliticas inglesa, norteamericana y francesa. Estos dispositivos están por lo
general basados en la realización de encuentros únicos prolongados y realizados en
un hábitat diferente del habitual.
En nuestra asociación se han practicado a lo largo de años con el nombre de grupos
de reflexión, desde grupos operativos centrados en las dificultades que presenta el
aprendizaje de la temática grupal, hasta los grupos con un encuadre psicoanalítico
como los que propone M. Bernard en su seminario sobre encuadres terapéutico y
reflexivo.
1049
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
BIBLIOGRAFIA
1050
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1051
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Médica Psiquiatra. Miembro adherente de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de
grupo. Miembro del Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial. Docente de Teoría
Psicoanalítica de Grupos del Instituto de Configuraciones Vinculares de la AAPPG.
†
Médica Psiquiatra. Miembro adherente Je la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de
grupo. Miembro del Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial. Docente de Teoría
Psicoanalítica de Grupos del Instituto de Configuraciones Vinculares de la AAPPG.
1052
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
MARKETING
Ricardo Passik*
R.P.: El tema que vamos a tratar hoy es la investigación de mercado. Dentro de ella,
hay dos grandes divisiones. Una se refiere a la investigación cuantitativa, que intenta
contestar "cuántas personas": cuántas personas consumen tal producto, miran tal
canal de televisión, van a votar a tal candidato, etc. En general, la materia prima de
la cual se nutre la investigación de mercado es la encuesta. La encuesta se hace
con un cuestionario. Muchos de Uds., seguramente, han padecido alguna encuesta,
ya sea telefónica, en la calle o en sus casas. A través de la encuesta, se busca
conocer algo que es necesario cuantificar.
Para la investigación cuantitativa, se selecciona una muestra que se considera
representativa del universo que se quiere conocer. Si quiero conocer algo que tenga
que ver con el Gran Buenos Aires, incluyendo la Capital Federal, donde hay
aproximadamente doce millones de habitantes, por lo general, un estadístico va a
diseñar la muestra de manera que lo que yo obtenga como resultado dé ella pueda
ser aplicado al total del universo. El secreto de esta investigación es la muestra. Si
está mal conformada, voy a partir de datos que no son reales.
Por otro lado, cuanto mayor es la muestra, más nivel de confiabilidad tengo respecto
del resultado, pero me resulta mucho más caro. En este balance, se mueven las
empresas. Uds. van a encontrar en este tipo de investigaciones que se especifica un
nivel de seguridad del 95%, por ejemplo. Esto significa que, si yo tomo cien
muestras, noventa y cinco veces me van a dar los mismos resultados. Es decir,
estoy trabajando con un error de ± 5%.
Existe un subgrupo dentro de la investigación cuantitativa, conocido como auditoría
de ventas o de consumo. Consiste en un grupo de gente que recoge información en
los puntos de venta. Para el caso de productos de consumo masivo, los puntos de
venta son los supermercados -cada vez es mayor el porcentaje de ventas realizadas
en supermercados-. Entonces, se decide investigar una categoría de producto, como
artículos de limpieza. Y se llega a un convenio con el supermercado, que es el que
facilita la información de cuántos detergentes venden, por ejemplo, y el porcentaje
correspondiente a cada una de las marcas. Como esta investigación suele ser
sumamente cara, la empresa toma la información y, después, sale a ofrecerla.
Alumna: ¿Qué convenio se hace con el supermercado?
R.P.: El supermercado permite acceder a las cajas registradoras, con lo cual da a
conocer la facturación. Por otra parte, estas investigaciones son en general de
1053
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
alcance nacional. Entonces, hay que buscar una muestra que sea representativa del
total de la población. No me alcanza con ir a los supermercados Carrefour. Además,
tengo que ir a Jumbo, etc. y los supermercados deben estar ubicados en distintas
zonas. El mismo supermercado tiene distintos precios y distintos productos según
las sucursales.
Asimismo, hay otro sistema, bastante novedoso en Argentina, que se llama panel de
consumidores o panel de hogares. Se toma una muestra representativa de hogares.
Luego, un encuestador va al hogar y pregunta qué se consumió allí en la última
semana. Lo novedoso es que se entrega en el hogar un container. Todas las
semanas, a la misma hora, pasa un camión, entrega un container y retira otro con
todos los envases que se consumieron en esa semana. Mediante código de barras,
se registra todo lo que se consumió, en esa semana, en ese hogar, el cual no está
elegido al azar. Es representativo de un determinado nivel socioeconómico, donde
viven tantos niños, etc.
De todos modos, mi especialidad no es la investigación cuantitativa. La otra gran
área es la investigación cualitativa. Este tipo de investigación trata de determinar los
"por qué", no los "cuánto": por qué una persona consume tal producto, por qué no lo
consume. Cuando me refiero a los "por qué", no son sólo los explícitos. A esto se
llama investigación motivacional. Se intenta develar las motivaciones conscientes e
inconscientes de la conducta del consumidor. Aquí utilizamos la palabra
"consumidor" en un sentido amplio, incluyendo las categorías de usuario, votante,
televidente, etc.
Muchas veces, luego de una investigación cualitativa, se da lugar a una cuantitativa.
La investigación cualitativa, en este sentido, nos sirve para definir claramente qué es
lo que nos interesa cuantificar. Esto es así porque cada pregunta del cuestionario
cuesta mucho dinero. Entonces, cuanto más chico sea, más económico va a resultar
y mayor confiabilidad tendrán los resultados. No es lo mismo hacer una encuesta de
quince minutos a una persona que hacerle una de una hora. Las últimas respuestas
van a estar sesgadas por el cansancio, tanto del encuestador como del encuestado.
Alumna: ¿Qué es lo que encarece la recolección de la información?
R.P.: En primer lugar, se paga al encuestador, en parte, de acuerdo a la duración de
cada encuesta. Cada una de las preguntas debe ser cargada en un procesador y se
cobra por pregunta. En general, las investigaciones cuantitativas son caras porque
debe hacerse en distintas zonas para lograr representatividad. En el caso de que el
universo sea todo el país, sólo se puede solventar una investigación de este tipo en
el caso de productos de consumo masivo, como la televisión.
1054
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
Les hago una pregunta: ¿en la casa de quiénes de Uds. se consume mayonesa
envasada? Bien. Dejemos de lado las mayonesas dietéticas. ¿Cuántos consumen
Hellmann's? ¿Cuántos Ri-k? En Argentina, de cada diez personas que consumen
mayonesa no diet, cuatro consumen Hellmann's, dos Ri-k y cuatro todas las demás.
Cuando uno pregunta por qué, la respuesta es "porque es más rica", cualquiera sea
la marca. Cuando se hace una prueba a ciegas, en el mejor de los casos, cuatro
prefieren Hellmann's, cuatro Ri-k y dos todas las demás. Con Coca Cola y Pepsi
pasa lo mismo. De cada diez bebidas Cola que se venden, ocho son Coca Cola y
dos son Pepsi. Cuando se prueba a ciegas, la mitad prefiere Coca Cola y la mitad
Pepsi. Es decir, hay tres personas, aproximadamente, que, además de preferir la
Coca Cola por sabor, la están prefiriendo por otras cosas sin saberlo. Nuestro
objetivo es ver qué más está haciendo que esas personas consuman Coca Cola y
no Pepsi. Esto es válido para cualquier producto de consumo masivo.
Particularmente, yo llego a esta actividad desde la psicología social y me llaman por
ser psicólogo social, no por ser Lic. en Marketing. Y esto no es casual. La materia
prima que alimenta a la investigación cualitativa es el grupo. Nosotros hacemos
grupos, los cuales no son elegidos al azar, sino homogéneos según algún criterio
que nos interese investigar. Tratamos de obtener la información buscada a través de
los grupos.
Generalmente, el proceso se inicia en el área de marketing de alguna empresa que
quiere lanzar un comercial, cambiar un envase, proponer un nuevo producto,
investigar una nueva marca, etc. Esta empresa llama a una agencia de investigación
de mercado. Muchas empresas, en Argentina, tienen un departamento de
investigación de mercado. Sin embargo, ninguna de ellas, al menos de las que yo
conozco, realiza la investigación de mercado. En general, ese departamento es otra
empresa, con otro nombre y con otro domicilio. De esta forma, hay garantía de que
los resultados sean más fidedignos. Cuando alguien tiene que decir "no va", hay
mucha gente que se siente afectada, aunque más no sea por haber estado
invirtiendo horas, esfuerzos y esperanzas. Es muy difícil decir a un compañero de
trabajo que lo que hizo no sirve. Entonces, se suele preferir contratar afuera.
El departamento de investigación de mercado, cuando existe, hace de nexo entre
marketing y la agencia. Y es el que se interioriza mejor de cuál es la información
necesaria, quién va a poder obtenerla y cuál puede ser la metodología más
apropiada para obtenerla. Una vez que se hizo este análisis, el departamento llama
a la agencia de investigación de mercado. La gente de marketing con la de
investigación de mercado, más el director de proyecto de la agencia, se reúnen y
elaboran un proyecto de investigación de mercado. Este proyecto contiene todos los
1055
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
antecedentes que se pudieron encontrar, todo lo que se cuenta de qué pasó hasta
este momento. Esto figura por escrito para estar seguros dé que la agencia lo
entendió bien.
En segundo lugar, el proyecto contiene los objetivos de investigación: qué es lo que
vamos a tratar de contestar. Va a haber objetivos globales, como evaluar dos ideas
creativas o dos comerciales, determinar cuál se adecua mejor a las necesidades de
este momento. Los objetivos específicos se refieren a qué es lo que tenemos que
conocer para poder responder a los objetivos globales.
Luego, se debe determinar qué tipo de metodología se va a utilizar: ¿va a ser una
investigación cuantitativa? ¿Va a ser una investigación cualitativa? Si va a ser
cualitativa, vamos a hacer grupos o entrevistas en profundidad. No se trata de una
encuesta, sino que son entrevistas individuales con la misma metodología que les
voy a contar en relación con el grupo. Generalmente, se opta por esto último porque
sabemos que la persona que queremos indagar no viene a los grupos. Es el caso de
un nivel alto: ejecutivos, directivos de empresas. Los médicos tampoco vienen a los
grupos.
Después, surge el tema de la estructura de la muestra: cuántos grupos vamos a
hacer y qué es lo que nos interesa indagar. Por ejemplo, si voy a investigar
mayonesas, me interesa ver a amas de casa porque los hombres comemos pero no
compramos.
Además, puedo suponer que no va a ser lo mismo, en cuanto a la conducta con la
mayonesa, el caso de las amas de casa de nivel socioeconómico alto que las de
nivel socioeconómico bajo. Lo mismo vale para la edad. En función de esto, yo voy
segmentando: determino el nivel socioeconómico y la edad de las personas que van
a venir al grupo. Con esto, armo una grilla, cruzando ambas variables. En el nivel
socioeconómico entra ingreso, educación, tipo de vivienda, etc. Esto fue difícil de
definir porque ocurre que, en muchos casos, no coincide el nivel por educación con
el nivel por ingreso.
Cada uno de los espacios constituye un grupo. Pero yo necesito, por lo menos, dos,
para tener un contragrupo y así asegurarme de que el resultado no fue sólo producto
del azar. Uds. ven que los grupos necesarios son muchos y el presupuesto no es
suficiente. Entonces, empiezan las negociaciones. Una de las propuestas es hacer
uno de cada uno, pero no se puede, por lo que señalé. Podemos asimilar edades,
por ejemplo, y se continúa negociando hasta que se llega a una cantidad de grupos
razonable. Podemos hacer uno de cada uno en el caso de empresas que,
previamente, realizaron una investigación. Después de esto, vendrá el presupuesto.
Éste es el proyecto total.
1056
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1057
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
*
Psicólogo social, Lic. en Marketing, Jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Conducción de
Equipos de Trabajo de la Facultad de Ciencias Económicas de la U.B.A. Es especialista en
capacitación empresarial y director de proyectos de investigación de mercado.
1058
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
INDICE
1059
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
CONCEPTO DE LO INCONSCIENTE.............................................................................................317
EL QUE SABE QUE NO SABE LO QUE DICE................................................................................322
RESISTENCIA A LA ESCALA.........................................................................................................325
ALGUNAS INTERPRETACIONES SOBRE EL PODER ..................................................................329
EL PODER Y LOS MEDIOS............................................................................................................336
EL PODER Y LA ANSIEDAD EN LOS GRUPOS HUMANOS..........................................................339
EL CUERPO DEL OTRO ................................................................................................................344
ACERCA DE LA MARGINALIDAD ..................................................................................................347
ABUSO SEXUAL INFANTIL (I)........................................................................................................350
ABUSO SEXUAL INFANTIL (II).......................................................................................................356
ABUSO SEXUAL (I)........................................................................................................................359
ABUSO SEXUAL (II).......................................................................................................................363
VIOLENCIA SEXUAL......................................................................................................................364
LA AGRESIÓN SEXUAL.................................................................................................................369
GUERRA Y PULSIÓN (I) ................................................................................................................371
GUERRA Y PULSIÓN (II) ...............................................................................................................374
GUERRA Y PULSIÓN (III) ..............................................................................................................377
SOBRE MAURICIO ABADI .............................................................................................................380
LA SUPERVISIÓN EN LA FORMACIÓN DEL ANALISTA ...............................................................381
ACERCA DEL AMOR CORTÉS......................................................................................................383
ACERCA DEL AUTISMO ................................................................................................................387
FOBIA.............................................................................................................................................391
ESTRÉS LABORAL ........................................................................................................................397
ADOLESCENCIA Y SOCIEDAD .....................................................................................................400
MIRADA CRÍTICA DE CORNELIUS CASTORIADIS SOBRE EL PSICOANÁLISIS .........................406
LAS FASES LIBIDINALES ..............................................................................................................409
EL GRUPO Y LA EMIGRACIÓN .....................................................................................................422
EL PSICOANÁLISIS NO SE FIJA POR DECRETO .........................................................................425
LOS CUATRO DISCURSOS Y EL EJERCICIO DEL PSICOANÁLISIS............................................427
SOBRE BRUNO BETTELHEIM.......................................................................................................433
ACERCA DE LA PULSIÓN ESCÓPICA ..........................................................................................437
ACERCA DEL FETICHISMO ..........................................................................................................440
MITOLOGÍA PULSIONAL ...............................................................................................................444
TRIUNFO DE LAS PASIONES ALEGRES ......................................................................................446
AMBITOS DE INTERVENCIÓN DEL PSICÓLOGO SOCIAL ...........................................................448
TRES DISCURSOS PARA UN NUEVO SUJETO POLÍTICO...........................................................452
LA VEREDA DE ENFRENTE ..........................................................................................................455
1060
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1061
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1062
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
1063
ESCUELA PSICOANALÍTICA DE PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA CONTRATRANSFERENCIA.................................................................................939
IRRUPCIÓN DE LO REAL ..............................................................................................................944
CON LOS OJOS EN LA PROTESTA ..............................................................................................949
ELOGIO DE LA REBELDÍA.............................................................................................................954
ACERCA DEL HUMOR EN LA PERSPECTIVA DEL PSICOANALISIS ...........................................960
MÍSTICA Y ESPIRITUALIDAD ........................................................................................................962
LOS TRANSETARIOS ....................................................................................................................964
COMENTARIOS ACERCA DE LA SEXUALIDAD Y EL EROTISMO EN LA MUJER Y EN EL
VARON...........................................................................................................................................966
ACERCA DE LA ADOLESCENCIA .................................................................................................971
LA HISTERIA..................................................................................................................................974
ESCRITURA Y REAL......................................................................................................................976
DUELO INFANTIL...........................................................................................................................981
LA ÚNICA DEUDA DE AMÉRICA LATINA ......................................................................................986
EL LUGAR DEL COORDINADOR...................................................................................................990
LA ENTREVISTA............................................................................................................................996
"EL EQUIPO MULTIDISCIPLINARIO: LABERINTOS DE OBEDIENCIA FINGIDA"........................1019
LOS GRUPOS DE REFLEXION COMO ESPACIOS INTERMEDIARIOS PARA LA
ARTICULACION PSICOSOCIAL...................................................................................................1032
MARKETING ................................................................................................................................1053
INDICE .........................................................................................................................................1059
1064