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“EL CAMINO HAIA EL CAMBIO”

¿CÓMO PUEDES ACOMPAÑAR EMOCIONALMENTE A TU HIJO?

Te sugiero que sigas estos pasos:

Conecta con él y acompaña mientras expresa su rabia, enfado.


Con eso quiero decirte que le prestes atención, le respetes y le escuches para dar
apoyo aunque se esté comportando mal.

-En ese momento de estallido emocional que está pataleando debes de vigilarle y
protegerle para que no se haga daño, no dañe a nadie y tampoco a nada.

-Durante la tormenta emocional su cerebro no está activado para razonar por lo cual
una vez pasados los gritos, el lloro y la pataleta y se haya calmado es momento de
utilizar la lógica y hablar de lo que ha pasado.

-Comparte la experiencia con él, acompañarle en ese momento tan difícil ya que
necesita sentirse comprendido y esto no significa ser permisivo y dejarle hacer lo
que quiera.

-Mediante la conexión puedes ayudar a aliviar su momento de frustración, calmarle y


así él nota tu amor y aceptación aunque no te gusten sus reacciones. Esta conexión
calma el sistema nervioso, alivia la reactividad y le prepara para escuchar, aprender
y tomar sus propias decisiones.

Esto hace que él comience a recuperar el control de sus emociones, de su cuerpo y


la percepción de sí mismo. Además, construye su cerebro aumentando su
capacidad para las relaciones, el autocontrol y la empatía.

De esta manera él sabe que estas a su lado tanto en los buenos momentos como en
los que se comporta mal o está descontrolado.

-Así, poco a poco con tu apoyo sabrá como autocontrolarse.

Ahora, te voy contar como puedes conectar con tu hijo, pero para ello
antes debes dejar a un lado los miedos y fantasmas de las experiencias
pasadas y no dejarte llevar por los del futuro. Sólo céntrate en lo que quieres
transmitirle o enseñarle en ese momento.

” Deja de lado los miedos y las expectativas y céntrate en lo que quieres


transmitir en ese momento”

-Para  mejorar esa conexión transmite consuelo poniéndote al nivel de sus ojos.


“EL CAMINO HAIA EL CAMBIO”

-También puedes acercarte, ponerle la mano en el brazo, masajearle la espalda,


cogerle de la mano.

-En definitiva, un contacto cariñoso, terminando con un abrazo. Utiliza la


comunicación no verbal adecuadamente (no cruces los brazos, no menees la
cabeza, no pongas los ojos en blanco…).

-Dile frases como: “Estoy contigo”, “Tienes mi apoyo. Incluso cuando estás enfadado
y no me gusta tu manera de actuar, te quiero y estoy a tu lado”, “Entiendo que lo
estás pasado mal, yo te apoyo”, “Veo que estas enfadado y te resulta difícil estar
quieto. Te ayudaré”, “Te comprendo. Se lo que sientes”.

-Habla poco y escúchale, nada de sermones, ya que cuando está emocionalmente


activo no le beneficia. Refleja lo que oyes, céntrate en lo que te está contando y
acompáñale en sus emociones. Puedes decirle “Lo sé cariño, lo sé. Estas
enfadado”.

2. Reenfoca y habla de lo que ha sucedido.


Para que sea efectivo, no te olvides, primero tienes que conectar con él. Cuando él
hace algo que consideras que no debería de hacer, reenfoca. Es decir, una vez que
este calmado, comienza una conversación siguiendo estos pasos sin saltarte
ninguno:

 Enfócate en lo que quieres enseñarle y no en el castigo que quieras


aplicarle. Como te he comentado anteriormente espera que él esté
preparado, es decir, que no esté lleno de ira, muy enfadada o muy
enfurruñada, porque entonces su cerebro no estará preparado para
escucharte.
 Se coherente y flexible. No le des órdenes ni le exijas. Este momento es
importante, debes utilizar pocas palabras y frases cortas como por ejemplo
“Cariño, veo que te ha enfadado marcharnos del parque, te puedes enfadar y
llorar, pero no pegarme. Si pegas me haces daño y eso no está bien”.
 Vete describiendo la situación. El objetivo que tienes es implicarle, en lugar
de criticar y atacar, pero no prediques ni sermonees.
 Inicia con él un diálogo reciproco y colaborativo adaptado a su edad.
Cuando le implicas, se siente respetado y como consecuencia trabajareis en
equipo y estará más abierto a cooperar e incluso a encontrar soluciones. No
utilices un “no” rotundo. Si lo utilizas con una voz muy seria puede que se
ponga en forma reactiva, en estado de alerta y en el cerebro la reactividad
puede suponer un impulso de lucha, huir o quedarse quieto.
“EL CAMINO HAIA EL CAMBIO”
 Subraya lo positivo, céntrate en lo que quieres conseguir enseñarle en
vez de destacar la conducta negativa. Por ejemplo, en lugar de decir “deja
de lloriquear”, puedes decir “me gusta más cuando hablas con tu voz normal”
o “pídelo otra vez, pero con tu voz fuerte de chico mayor”. 
 Ayúdale a reflexionar. Habla con él de lo que ha sucedido, de lo que ha
sentido y que puede hacer la próxima vez que se encuentre en la misma
situación, que palabras puede utilizar y enséñale a realizar la respiración
abdominal. Dependiendo de la edad que tenga, pregúntale que ha
aprendido de esa situación.
 Resumiendo, como te he comentado anteriormente es importante escucharle
con atención para poder conectar y dedícale tiempo. Para escuchar y aceptar
sus sentimientos cuando te está explicando algo que le ha pasado, también
puedes utilizar expresiones como “Oh” “Mmmm” “Ya veo”. A veces no
tenemos que decir nada, sólo necesita que le escuches y comprendas. Estas
expresiones unidas a una actitud positiva le ayudan a que explore sus propios
pensamientos y sentimientos e incluso encuentre su propia solución. Al
escucharlas se siente consolado porque has reconocido la experiencia interna
que ha vivido o está viviendo.
 También puedes optar por decirle, “Vaya, sí que estas enfadado”, “Esto ha
debido de ser una decepción para ti”, “Me doy cuenta que no te agradó
mucho su comportamiento”, “Dile lo que quieres con palabras, no pegandole”,
“Entiendo cómo te sientes”.
Los niños cuando se sienten bien se comportan bien. Para ello tienes que ayudarles
a validar sus sentimientos, a ponerles nombre. Dependiendo de la edad que tengan
no saben expresar como se sienten o explicar lo que les ocurre  y lo hacen a través
de su comportamiento.

En algunos padres hay una tendencia a cuando su hijo se porta mal a no hacerle
caso, a ignorarlo, pensando que ya se le pasará.

Desde mi experiencia con los niños puedo decirte que si empatizas con tu hijo,
habrá cooperación. Entiendo que puede que a veces sientas que  tus comentarios o
explicaciones tranquilizadoras no sirven con él y tú te agotas.

Pero sabemos que una respuesta empática es mucho más consoladora. Te sugiero
que la próxima vez que tu hijo se sienta mal, te pongas en su lugar e intentes sentir
lo que siente él.  Al principio uno se puede sentir hasta incómodo o extraño, por la
falta de costumbre, todo es cuestión de práctica.

“ACOMPAÑA EMOCIONALMENTE A TU HIJO INDEPENDIENTEMENTE DE SU


CAPACIDAD FÌSICA Y/O COGNITIVA EL DESARROLLO EMOCIONAL QUE TU
HIJO PRESENTE HOY LE PERMITIRA SER UN ADOLESCENTE Y UN ADULTO
FELIZ”.

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