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Pablo en Atenas
Cornelius Van Til
Traducción: Sebastián Santa María.

Editorial: Tinta Puritana. 2019

Este folleto contrasta la presentación de Pablo de la


resurrección a los griegos en Hechos 17 con aquellos en la era
moderna que quieren ubicarla en un marco filosófico ajeno.

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Contenido
Introducción...................................................................................................................................4
Todo es uno...................................................................................................................................6
Lo sobrenatural............................................................................................................................7
Autoridad........................................................................................................................................7
La resurrección.............................................................................................................................8
Ignorancia culposa......................................................................................................................9
Arrepentimiento y esperanza................................................................................................10
La estructura de la referencia...............................................................................................11
Cristianismo y razón.................................................................................................................12
Teología dialéctica....................................................................................................................14
Teología evangélica..................................................................................................................15

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Introducción

Cuando Pablo y Bernabé llegaron a Listra y realizaron el milagro de


curación del hombre invalido desde el nacimiento, los habitantes
querían adorarlos como dioses. Ellos llamaron a Bernabé, Júpiter, y
Pablo, Hermes, pues éste era el orador principal. Entonces " Cuando lo
oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron
entre la multitud, dando voces y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis
esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os
anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo
el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. En las edades
pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos;
si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos
lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría
nuestros corazones. Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron
impedir que la multitud les ofreciese sacrificio. Entonces vinieron unos
judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y
habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando
que estaba muerto. "(Hch 14.14-19).

Tenemos aquí un verdadero contraste entre ser adorado como un dios y


ser apedreado hasta ser dado como muerto. ¿Qué preferirías? Pablo
preferiría ser apedreado hasta la muerte, si es necesario. Él estaba
dispuesto, por lo menos, a seguir el camino necesario, en vez de ser
adorado como dios.

Pablo conocía sólo dos clases de personas: los que adoran y sirven al
Creador y los que adoran a la criatura y le sirven más a ella que al
Creador. Hubo un tiempo en que adoró a la criatura y la sirvió; sin
embargo, en el camino hacia Damasco, aprendió a adorar y servir al
Creador. En eso residía su conversión. Hacer que los hombres adoren al
Creador y le sirvan a él en lugar de la criatura - en eso residía su misión
post-conversión. Él conoció el odio de los que adoraban y sirven a la
criatura, contra los que adoraban al Creador y le servían. Este odio lo
impulsó a ir a Damasco a encontrar y arrestar a quien pertenecían al
"Camino", los siervos del Creador. Él estaba preparado ahora para ser
víctima, si es necesario, en vez de perseguidor. Es necesario, a toda
costa, demostrar a los hombres la tontería de adorar a la criatura; la
cuestión entre los dos tipos de adoradores no debe ser confundida.

En cierto sentido, la historia de la predicación de Pablo en Listra puede


ser considerada típica de todo su método y de su actitud cuando
predicaba el evangelio a los adoradores de la criatura. Él se encontraba
con ellos dondequiera que fuera: sinagogas, el mercado, los templos,

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entre religiosos e irreligiosos, instruidos y no instruidos, epicureos y
estoicos, así como entre los hombres en las calles: naturalistas y
sobrenaturalistas igualmente.

Pablo apelaba al corazón del hombre natural, independiente de la


máscara que ellos utilizaran, exigiendo que se arrepintieran de la
futilidad de la adoración a la criatura en favor de la riqueza de la
adoración del "Dios vivo". El Dios vivo había aparecido a él en el camino
a Damasco. Él le apareció como la segunda persona de la Trinidad, por
medio de quien el mundo fue creado y aún era sostenido. Él, el Dios
vivo, se apareció a Pablo como quien vino al mundo para morir por los
pecados de los hombres, a causa de la adoración que ellos prestaban a
la criatura, y no al Creador. Él aprendió que nadie era capaz de adorar al
Creador y servirle a menos que adorase y sirviese solo a Jesucristo como
Señor. Este Jesús era Dios. Él era el Creador y el gran benefactor al
conceder a los hombres el perdón de los pecados por haber adorado a la
criatura. Así, Pablo estaba decidido a no hacer nada conocido entre los
hombres a no ser Jesucristo, y éste crucificado. Y ese Jesucristo
crucificado fue resucitado de entre los muertos por el poder de Dios, el
Creador. Siendo Dios, Jesús poseía poder para entregar su vida y
también para retomarla. En resurrección, por medio del poder del
Creador, él presentó ante los hombres la evidencia más clara posible de
que, quien continuase sirviendo a la criatura y la adorase sería,
finalmente, condenado por el Creador que se había convertido en su
Juez (Hch 17.31). ¿Los hombres han de negar y desafiar la obra del Hijo
de Dios en su muerte y resurrección? Si lo hacen, ellos se encontrarán
con él como su Juez. ¿Se rehusarán a arrepentirse de su pecado de
adoración de la criatura cuando son convocados al arrepentimiento?
Sepan entonces, que su juicio y su condena se acercan tan seguro como
que su conciencia los condena cuando sirven a la criatura. Nadie puede
ser confrontado con la realidad de Cristo y su resurrección y no tener la
propia consciencia afirmando estar cara a cara con su Juez.

Habiendo meditado en todo esto en el largo período de su preparación


para la obra apostólica, el apóstol Pablo estaba plenamente determinado
a nunca entregar su mensaje entrelazado de modo sutil con las de los
adoradores y siervos de las criaturas. Él prefería ser apedreado, no
adulado. Él rasgaría sus vestiduras y diría a los hombres que no
confundieran su mensaje con el de los sacerdotes de Júpiter, con el Ser
Supremo de Platón, o el "Pensamiento que piensa en sí mismo" de
Aristóteles.

¿Pero en qué momento Pablo se refirió al dios de Platón o al dios de


Aristóteles? ¿No era él, hasta donde sabemos, más favorable al,
"Monoteísmo" de los griegos que al politeísmo de las religiones
populares? ¿En cualquier caso, no estaba más dispuesto y favorable al
"monoteísmo" de los estoicos encontrado en Atenas? ¿No había

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suavidad en el discurso de Pablo No parecía rasgar, aunque en su
interior, sus ropas al mismo tiempo que pedía que los hombres no
hicieran esas cosas? ¿Su mensaje en el Areópago no fue más blando
que a las personas comunes en el mercado? ¿O se encontraba temeroso
de las autoridades que podrían prohibir su predicación o incluso lanzarlo
en la cárcel? La respuesta es que la actitud de Pablo al respecto de los
adoradores de la criatura fue, en Atenas, la misma de Listra. Además,
para él, el "monoteísmo" de los filósofos griegos, incluso de los estoicos,
aún significaba adorar más a la criatura que el Creador, Pablo vio las
muchas futilidades de Atenas, la ciudad de los filósofos. Él se turbó en su
espíritu porque la ciudad estaba totalmente entregada a la idolatría. Y
cuando se le pidió hablar ante la inteligencia de la ciudad, él no dijo que
lo veía como un pueblo común de la ciudad que era un tanto religioso o
supersticioso - el pueblo que jamás había oído hablar del Pórtico, o de la
Academia, y nada sabía sobre él, "Principio racional" que, de acuerdo
con los estoicos, permeaba a todo el mundo. Él sabía que todos los
hombres son, por haber sido creados por Dios, bastante religiosos, y que
todos los hombres son, por causa del pecado, muy supersticiosos. Pablo
sabía que esto ocurría entre instruidos e iletrados. Él sabía que incluso
los epicúreos, que profesaban la incredulidad en cualquier dios y
probablemente rechazaban la idea de erigir un altar a algún dios -al dios
supuestamente conocido o reconocido como desconocido-, no obstante,
podrían ser representados1 por ese altar al dios desconocido.

De modo independiente de la razón de Pablo destacar el altar al Dios


desconocido (y no los altares de los dioses conocidos) como evidencia
de la religiosidad de esos hombres, con certeza él no lo hizo por
apegarse al sistema de pensamiento que algunos de ellos profesaran.

En particular, desde el punto de vista de Pablo, sería tan imposible


apegarse a la doctrina del dios desconocido tanto como a la doctrina de
los dioses por ellos conocidos. Y eso por el hecho de que la doctrina del
dios desconocido también está involucrada en las doctrinas de los dioses
conocidos.

Todo es uno

La esencia del pensamiento griego era la suposición de que todos los


entes son, en el fondo, un solo ser; todo cambio procede de alguna
forma de emanación de ese ser único y es, por lo tanto, último como el
Uno; y que de alguna forma toda la multiplicidad final existe debido al

1
Esto es, aunque no reconocier ni adorar ninguna divinidad, los epicureos, por la
idolatría y el rechazo a adorar al Dios verdadero, podrían ser representados o
simbolizados por el altar al dios desconocido, ya que, en el oscurecimiento mental y
espiritual perpetrado por el pecado, el Dios vivo les era desconocido. [N. del T.]

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cambio final del nuevo retornar, al final, al Uno. Por lo tanto, todos ellos
eran monistas; hablaban del todo de la realidad sin distinguir al Creador
de la criatura. Todo es agua, todo es aire, todo es cambio o nada
cambia. Toda verdad acerca del mundo era, para ellos, también verdad
para el dios o dioses más allá del mundo. Sin embargo, ellos también
eran, al mismo tiempo, pluralistas en sentido final. En la medida en que
accedía a cualquier cambio, ese cambio era definitivo. Si hubiera alguna
libertad, esa libertad era del mismo tipo para dioses y hombres; si
hubiera acaso, dioses y hombres estaban igualmente sujetos a él.

En su modo de pensar, por lo tanto, no había lugar para lo sobrenatural -


en el sentido del término para Pablo. La manera de pensar de ellos era
exclusivamente inmanentista; siguiendo a Adán y Eva, ellos buscaban
actuar sin Dios; en su sistema de pensamiento, no había lugar para Dios,
el Creador.

Ellos estaban seguros de que el Dios predicado por Pablo no existía, ni


podría existir. Como consecuencia, también estaban seguros de que
Pablo no podía "anunciar" ese Dios a ellos. Nadie podría conocer a un
Dios como el creído por Pablo.

Pero el apóstol sabía que, por el contrario, todos los hombres en el fondo
conocen a Dios, el Creador. Todos los hombres se reconocen criaturas
de Dios, violadores de la ley. En el fondo saben que sus sistemas, según
los cuales Dios no puede existir, son racionalizaciones para buscar
suprimir el hecho de su responsabilidad como criaturas de Dios. Los
propios sistemas, por lo tanto, no pueden satisfacerlos. Sin embargo,
como pecadores, no pueden abandonar estos sistemas. Los sistemas
son como máscaras que necesitan poner en la cara no sólo para la
"noche de presentación”, sino que la han puesto de modo que nunca
más sean capaces de quitárselas. Así, ellos intentan pulir y remodelar
esas máscaras de forma consecutiva; había ajustes de varios tipos. Y el
estilo particular de máscaras en uso en el tiempo en que Pablo llegó a
Atenas, por lo que pudimos aprehender con los historiadores seculares
de la filosofía, era una bella mezcla de todas las escuelas filosóficas
anteriores. En la mezcla había una generosa tolerancia para lo que
consideraban "lo divino" y "lo sobrenatural". Los hombres eran muy
religiosos. Los epicúreos, sin duda, eran considerados extremistas.
Incluso entre los instruidos era de buen tono reconocer que había más
cosas en el cielo y en la tierra de las que ellos soñaban en su filosofía.
Creían en el "universo misterioso"; por lo tanto, estaban dispuestos a
abrir un lugar para "lo desconocido". Pero, "Desconocido" debe
considerarse extremadamente incognoscible e indeterminado.

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Lo sobrenatural

Según los griegos había dos conceptos acerca de lo "sobrenatural", uno


de ellos era reconocido de buen grado, de acuerdo con la costumbre y el
estilo del tiempo; el otro concepto, a su vez, no era reconocido ni podría
serlo. Ellos se alegraban en reconocer el hecho de que el universo es
misterioso, que la "ciencia" no cubre toda la realidad. Incluso estaban
dispuestos a reconocer que eso es tan misterioso que nadie puede saber
su significado.

Llegaron a la conclusión de que el hombre, siendo finito, no puede


conocer el universo infinito (incluyendo el propio hombre). El infinito,
concluyeron, era "totalmente diferente" de cualquier cosa hasta
entonces conocida. El infinito no poseía calidad. Si no fuera desprovisto
de calidad, no sería infinito. La idea del infinito como ápeiron -
totalmente privado de calidad -, consistió en la concomitancia necesaria
de la idea del universo conocido por el hombre en términos humanos.

Autoridad

Por lo tanto, había también dos tipos de autoridad: uno reconocido con
alegría y uno que no podrían relacionarse ni lo haría, sobre la base de su
sistema.

Ellos reconocían con alegría la autoridad de los expertos, en cualquier


campo, que habían participado en experimentos especiales y realizaron
investigaciones especiales en una región u otra; ellos oirían a Pablo de
buen grado hablar también sobre religión, como se alegrarían en
escuchar a Einstein disertar sobre la relatividad. Si quisiera hablar con
ellos sobre alguna experiencia con el "reino noumenal", o si deseaba
contarles de algún Einfühlung2 [empatia] por las Heilige 3 [lo Sagrado],
ellos estaban perfectamente dispuestos a la audición; de todos modos,
ellos se sentían fatigados y no tenían esperanza que nada realmente
nuevo surgiera. Pero ellos no oirían a Pablo si se acercaba con autoridad
absoluta y alegaba hablar de lo que sabían ser inherentemente

2
En el siglo XXI, el filósofo idealista alemán Robert Vischer se refería al sentimiento de
empatía estética que el observador desarrolla en presencia de grandes obras de arte.
del T.]
3
El término de Rudolf Otto, científico de la religión de origen luterana, que recibió
amplio desarrollo en el libro homónimo, generalmente traducido por "El Sagrado". Se
trata de un atributo del noumeno, que, además de majestuoso, es también terrible
(hay aquí un paralelismo con el Dios abscolado, de Lutero). Siendo terrible, es decir,
por encima de las fuerzas y capacidades de aprehensión humanas, el noumeno
transmite al hombre lo que Otto llamó "sensación de criaturalidad" - la conciencia
humillante de su pequeñez y dependencia. [N. del T.]

8
incognoscible. ¿Quién pensaba que era? ¿Acaso no era un ser humano
como ellos mismos? ¿No estaba sujeto a las mismas limitaciones?

La resurrección

Ellos estaban un poco dudosos, digamos, por lo que oyeron decir a


Pablo, en el mercado (á ágora), sobre Jesús y la resurrección. Sin
embargo, no se trataba de un predicador avivalista común; por lo tanto,
querían oírlo. Vamos a llevarlo lejos de la muchedumbre y pedir que nos
esclarezca lo que quiere decir con Jesús y resurrección. Quién sabe si la
resurrección existe. Después de todo, Aristóteles nos habló de
monstruosidades, ¿no? Aparentemente hay una medida de azar
(accidental) en la realidad. Y si hay estos accidentes en algún lugar, la
historia es el reino en que se asoman. Así, puede ser que ese hombre
tenga algunas cosas extrañas para contarnos. Tenemos un auditorio en
el que hay un espacio vacío. Sin embargo, Pablo les habla sobre Jesús y
la resurrección de una manera que no esperaban. Él estaba decidido a
no saber nada salvo Jesucristo y este crucificado. El apóstol quería
hablar sobre el Dios vivo, el Creador y gobernante del universo y de la
humanidad. Él quería que fueran convertidos del culto al hombre, hacia
el culto a Dios; quería que se hicieran cumplidores del pacto, no
transgresores. Así, Pablo hizo lo equivalente a lo que había hecho en
presencia de los hombres en Listra. Una vez más rasgó las vestiduras,
pero ahora en sentido figurado.

Nuevamente dijo con efecto: "Señores, ¿por qué lo hacen? ¿Por qué
buscan tejer la resurrección de Jesucristo en el patrón de su forma de
pensamiento inmanentista? He venido para anunciaros que se vuelvan
de esas vanidades hacia el Dios vivo. Ustedes mismo admiten que la
realidad es misteriosa. Poseen muchos altares a dioses que imaginan
conocer y, entonces, tienen un altar a un dios que dicen desconocer.
¿Pueden mostrarme cómo hacen que este tipo de visión sea inteligible
para sí mismos? ¿Cuál es la relación entre los dioses que dicen conocer y
el dios o dioses que no conocen? ¿No es la misma realidad, el mismo
universo que dicen al mismo tiempo ser totalmente incognoscible y
también totalmente cognoscible? Si hay algo en el universo que, en su
sistema, es totalmente incognoscible, y si eso es totalmente
incognoscible ¿tiene influencia para el bien o mal sobre lo que dicen
conocer, entonces ustedes conocen algo de hecho? ¿Por qué no destruir
todos los altares a los dioses que, según afirman, no pueden ser
conocidos? Bajo su base, es imposible saber algo a menos que sepan de
todo, y puesto que admite no saberlo todo, deberían admitir que toda su
actividad religiosa es un procedimiento irracional. Y lo que es verdad con
respecto a su religión es verdad también con respecto a su ciencia.
Usted no sabe lo que es el agua, la tierra, el aire y el fuego. Apelan a un

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principio común por encima de todos ellos, del cual proceden como una
fuente común. Pero entonces, que es una fuente común, como
Anaximandro dijo, no tiene ninguna calidad positiva. 4 Debe ser
desprovista de calidad a fin de estar verdaderamente más allá y, por lo
tanto, común (a todos los demás elementos); y cuando está
verdaderamente más allá y, por lo tanto, sin cualidades, no puede servir
como la explicación de cualquier cosa que posea calidad en el mundo
que ustedes sostienen conocer.

Su adoración es, por lo tanto, pura ignorancia, una ignorancia mucho


más profunda de lo que están dispuestos a admitir y son capaces, sobre
la base de sus presupuestos. Con base en su sistema, no hay
conocimiento alguno; no hay nada, sino ignorancia.

Ignorancia culposa

Pero peor que eso, la ignorancia de ustedes es más profunda de lo que


imaginan; es de un carácter totalmente diferente de lo que suponen. Es
ética, y no metafísica, en el carácter. Ustedes se excusan por la
ignorancia basada en el hecho de que son seres finitos y el mundo,
infinito. Y erigir un altar a un dios que describen como desconocido.
Bien, Dios, el verdadero Dios, no es, en modo alguno, desconocido al
hombre. No es desconocido de ustedes. No es más es que falsa
modestia cuando hablan de inclinarse con reverencia ante el universo
misterioso. Por supuesto, el hombre finito no puede conocer todas las
obras maravillosas de Dios. Pero el hombre puede saber, y de hecho
sabe, que Dios, su Creador, existe. El hombre puede saber, y de hecho
sabe, que Dios es el Dios vivo - no sólo el Creador originario, sino
también el controlador y benefactor generoso de la humanidad. Él no
está lejos de ninguno de nosotros, sus criaturas. ¿No nos hizo él
conscientes de nosotros mismos sólo en la medida que estamos
conscientes de él como nuestro Dios y Juez? Su propia conciencia
responde "sí" a lo que dije.

Admitan que es sólo porque buscan esconder el verdadero estado de las


cosas acerca de sí mismos que ustedes erigieron ese altar al dios
desconocido.

Están tratando de convencerse a sí mismos de que han hecho justicia a


las demandas de Dios por haber reconocido sólo vagamente que hay
algo que les es superior, que Dios es mayor y mejor que ustedes. Pero
cuando reconocen de esta manera a Dios como mayor y mejor, todavía
lo traen al nivel de la criatura. Todavía adoran a la criatura y sirven a
4
Positiva en el sentido filosófico del término, es decir, efectivamente
existente; provisto de sustancia. [N. del T.]

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ella más que al Creador. El Dios que adoran se encuentra envuelto así
mismo en el cosmos y es, por lo tanto, dependiente de sus leyes. Él
necesita su adoración; no es soberano sobre todos, pero dependiente de
todos. ¡Qué ignorancia, qué ignorancia culposa, que ignorancia increíble
para los que se dicen filósofos y pretenden saber lo que la gente no
sabe!

Arrepentimiento y esperanza

Pero hay esperanza; hay esperanza por medio del arrepentimiento.


Estoy aquí para decirles del camino de escape; no soy un filósofo. No
estoy hablando de monstruosidades y cosas inconcebibles cuando hablo
de la resurrección. Hablo del Dios Creador que, en Jesús de Nazaret, vino
a la tierra para morir por los pecados de los hombres, y fue resucitado
para su justificación. Por medio de él hay perdón para los pecados de
ustedes, para los hombres de todas las clases, para hombres comunes,
para filósofos y sabios, también. Sin embargo, para recibir este perdón,
deben aceptar este mensaje bajo la autoridad de Dios mismo. Por tanto,
vengo a decir lo que, por medio de su sistema, jamás Sabrían. He venido
para decirles que sus sistemas no sólo son inadecuados en el sentido de
que no cubren todas las cuestiones que los hombres deben indagar, sino
que son pecaminosos porque excluyen a Dios. La ira de Dios está sobre
ustedes, filósofos, sobre ustedes, científicos, sobre ustedes, hombres
monoteístas así como sobre ustedes que son pluralistas, sobre ustedes
que reconocen lo sobrenatural así como quienes no lo reconoce, sobre
ustedes que erigieron el altar a los dioses desconocidos y sobre ustedes
que levantan altares a los dioses conocidos. Ustedes me oyeron
anunciar a Jesús y a la resurrección en el mercado (ágora). En este
momento, su petición, presento el contexto de esta predicación. Y este
contexto es de absoluta importancia. Proporciona sentido para el hecho
de la resurrección. Sin el contexto, la resurrección sería una
monstruosidad que ustedes podrían entretejerse en el patrón de sus
perspectivas inmanentista. Por favor, no interpreten, de este modo, la
resurrección. Yo les enseño una filosofía de la historia en la que no hay
monstruosidades. El Jesús que murió y resucitado de entre los muertos
murió para quitar los pecados de los hombres que en él creen y confían.
Naturalmente, los que no creen ni confían en él serán, más tarde,
castigados. Porque Él es Dios, él es el Creador y el Controlador de las
leyes del universo; es el Dios vivo para siempre. El regresara de nuevo,
de modo especial, para juzgar, cómo vino una vez en el pasado, para
redimir. Él vino al mundo para que pudieran ser salvos los que debían
creer en él, y pudieran ser condenados los que no debían creer en él;
por lo tanto, vendrá de nuevo como prometió a los apóstoles cuando

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ascendió al el cielo; vendrá, por segunda vez como Juez de los hombres,
para juzgarlos por medio de la verdad que es él en sí mismo.

Por lo tanto, ¿No te arrepentirás y te inclinarás a él ahora? Besa al Hijo


para que no se enoje contigo en el día del juicio. En ese momento, los
hombres que oyeron a Pablo sabían que él no quería decir la misma cosa
que sus poetas cuando afirmaron que los hombres viven, se mueven y
existen en Dios, y que los hombres son la generación de él. Los estoicos
querían con tales expresiones afirmar que los hombres eran
esencialmente parte de una pieza con Dios: los hombres son, en virtud
de sus intelectos, participantes en la deidad, dijeron. El intelecto del
hombre como participante en la deidad no puede pecar. El intelecto del
hombre puede cometer errores porque es finito, pero no puede estar
equivocado en sus propósitos.

La estructura de la referencia

Así, Pablo les anuncia que si sus poetas dijeron algo cierto, al menos en
una medida relativa a las palabras; sin embargo, deberían haber
colocado en esas palabras un significado diferente.

Si han dicho algo verdadero y correcto, lo han dicho a pesar de que sus
sistemas no son correctos. Ellos no podrían decir lo que es correcto de
acuerdo a sus sistemas, pero sólo a pesar de ellos.

Esto ocurrió cuando Pablo proclamaba la estructura del universo y les


anunció el Dios conocido en su conciencia, pero desconocido según los
sistemas por ellos profesados: el Creador y Gobernador del universo.
Ellos podrían incluso afirmar la verdad acerca de partes del mundo o de
todo el mundo. Pero esto podría decirlo sólo de forma accidental. Dicho
de otro modo, estaría en conformidad con lo que ellos, bien en el fondo
de su corazón, sabían que era verdad a pesar de sus sistemas. Era la
verdad que ellos buscaban encubrir mediante los sistemas que
profesaban, que les permitía, como filósofos y científicos, descubrir la
verdad. ¿Se apegó Pablo, por un instante siquiera, a lo que los estoicos
querían decir cuando hablaban del hombre como generación de Dios?
No más de lo que se apegaría, a aquello que pretendían, los
constructores del altar al dios desconocido. Si él se apegara a uno
también se apegaría al otro.

Ambos estaban involucrados entre sí, y si Pablo se apegara a uno, ya no


podía anunciar a Jesús y la resurrección.

Jesús y la resurrección presuponen la doctrina de la Creación. Jesús y la


resurrección implicaban la doctrina del juicio futuro. El Hijo de Dios que
creó el mundo, que murió y resurgió de entre los muertos en su

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naturaleza humana, que había de venir como juez de los hombres al
final de la historia del mundo. No sería este Jesús ni esta resurrección
que Pablo predicaba si lo predicaba ( a Cristo) en conformidad con el
sistema de origen o destino sostenido por cualquiera de las formas de la
filosofía helenista de la época. ¿Como la resurrección podría ser
predicada como evidencia de la venida del juicio y, por lo tanto, como
evidencia de la condenación futura de los que no creyeron ni confiaron
en él, si el universo es completamente uno y los dioses y los hombres
están sujetos a sus leyes? ¿Cómo Pablo podría comunicar a los griegos
la resurrección de Cristo si no ponía la resurrección ante ellos en la
estructura teísta de referencia presentada en la Biblia a fin de
distinguirla de las "monstruosidades" de la filosofía griega?

Entonces, debemos concluir que, incluso en Atenas, Pablo hizo casi lo


mismo que había hecho en Listra: desafió la sabiduría del mundo. Él lo
hizo más tarde en la Primera Carta a los Corintios cuando dijo: “¿Dónde
está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este
siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en
la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría,
agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación."(1
Corintios 1:20-21).

¿La Iglesia de Cristo procede así hoy, y actuamos de esa forma en la


actualidad? ¿Estamos realmente deseosos de nada saber a no ser
Jesucristo y este crucificado? ¿Estamos realmente ansiosos de anunciar
a Jesús y la resurrección y el Dios vivo a los hombres? ¿Queremos instar
a todos los hombres en todas partes a que se arrepientan y vean en la
resurrección la evidencia de su condenación eterna a no ser que se
arrepientan?

Así, sin duda, debemos hacer lo que Pablo hizo, rasgar nuestras
vestiduras cuando los hombres tejen nuestros mensajes en los sistemas
de pensamiento idealizados por ellos. Debemos situar el mensaje de la
cruz en la estructura en que Pablo la colocó. Si no lo hacemos, entonces
no estaremos anunciando de modo real y pleno a Jesús y la resurrección.
Los hechos sobre Jesús y la resurrección son lo que son sólo en la
estructura de las doctrinas de la creación, providencia y consumación de
la historia en el juicio final. Nadie es capaz de encontrar esa estructura,
a menos que sea convertido de otra estructura por medio del propio
hecho de la muerte y resurrección de Jesús ser aplicado a sí mediante el
Espíritu Santo y su poder regenerador. Es necesario el hecho de la
resurrección para percibir la referencia apropiada, y es necesaria la
referencia para percibir el hecho de la resurrección; ambos son
aceptados bajo la autoridad exclusiva de las Escrituras y por medio de la
obra regeneradora del Espíritu Santo. Por lo tanto, las medidas
incompletas no son suficientes; el único método satisfactorio es el que
desafía la sabiduría del mundo a través de la sabiduría divina.

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Volvamos a algunos que afirman creer o traer el mensaje cristiano a los
hombres de hoy, pero que todavía desean vincular el mensaje de Cristo
y la resurrección a la estructura general de la especulación filosófica en
la que no encaja.

Cristianismo y razón

El reciente folleto titulado Cristianismo y razón 5 es similar a otro


pequeño libro, de hace unos años, llamado The Christian Answer [La
respuesta cristiana]. El objetivo de los dos libros es hacer aceptable el
cristianismo a sus despreciadores culturales. Uno de ellos, de acuerdo
con el dr. Theodore M. Greene, es el profesor Walter Stace que escribió
un artículo en el Atlantic Monthly de septiembre de 1948 con el título
"Man Against Darkness" ("El hombre contra las tinieblas"). De acuerdo
con Stace, está comprobado que el universo no tiene sentido. La ciencia
demuestra que el hombre no necesita más construir ningún altar para el
dios desconocido. Él sabe que los dioses no existen, por lo menos no hay
dioses buenos que recompensan el bien. En contra de esta tesis, Greene
intenta probar que "la ciencia, en su sentido estricto, no puede probar ni
desaprobar a Dios, la bondad o la belleza. Ella no tiene nada que decir
sobre estas cuestiones".6Si la asunción de Stace fuera verdadera -toda
experiencia es de naturaleza sensorial-, entonces su conclusión sería
correcta.

"Pero lo que nos impide ser realmente empíricos y, al mismo tiempo,


creer que las experiencias morales y religiosas del hombre -que no son
menos coercitivas, vívidas, compartidas y racionalmente interpretables
que sus experiencias sensoriales - proporcionan contactos adicionales
con la realidad e indicaciones adicionales a su naturaleza". 7 Greene
argumenta sobre la posibilidad plena de alcanzar la "dimensión moral y
religiosa de la realidad "por medio del método verdaderamente
científico. Él considera posible abogar con inteligencia que "el hombre
puede, en alguna medida, conocer a Dios". 8 Y también justifica el
concepto de autoridad en la religión como totalmente apropiada al
asunto. Pero en todo esto es muy cuidadoso en mantener los pies en el
suelo a medida que piensa. Concuerda totalmente con Stace que la
ciencia no dice nada sobre Dios. E insiste con cuidado que cualquier
cosa que el ministro religioso pueda desear decir acerca de Dios y de la
religión debe concordar con lo que la ciencia ya declaró al respecto del
universo, aunque la ciencia no diga nada sobre Dios. "Por lo tanto, la
5
Edward D. Myers (org.). Nueva York: Oxford University Press,
1951.
6
Pg 9
7
Pg11
8
Pg12

14
posición que defiendo no es anticientífica; se compromete a confiar en
las evidencias científicas y en la plena incorporación de interpretaciones
de la naturaleza científicamente probadas y aceptadas. 9 De ese modo,
por lo tanto, el presunto defensor de la religión se certifica que no habrá
ningún anuncio de Jesús y de la resurrección a la manera de Pablo, al
menos en la medida en que pueda evitarlo. Aunque se predique el hecho
de la resurrección, él debería ser reducido, de acuerdo con Greene, al
ejemplo repetible de una ley con la que el científico puede trabajar con
base apenas en los principios inmanentistas. Es un predicador laico de la
religión, aunque afirma "no hay necesidad de que el hombre vacile en el
crepúsculo", deja el hombre sin ningún llamado al arrepentimiento, sin
ninguna confrontación con Jesús y la resurrección. El adorador de la
criatura se deja sin un desafío.

John Wild, en el mismo libro, trata sobre la presente relevancia de la


teología católica, sostenida por teólogos de la tradición anglicana. Él
habla de un.

"Fuerte sentido de la realidad trascendente". De la misma manera,


discurre acerca del Dios absconditus [Dios oculto], pero, nuevamente, el
Dios absconditus debe cerciorarse de no afirmar nada desconforme con
el realismo desarrollado por el naturalismo pautado en el método
aristotélico. Jesús y la resurrección - piensan ellos -, sin duda debemos
tenerlos por todos los medios, pero por todos los medios sólo como una
monstruosidad, no como algo que requiere conversión por parte del
enfrentamiento con eso. George F. Thomas, profesor del área del
Pensamiento Religioso en la Universidad de Princeton, desea defender la
idea de la religión y el conocimiento de Dios. Sin embargo, busca
hacerlo valiéndose del empirismo que, en cierto modo, es más suave y
modesto en sus alegaciones que el teísmo de Tomás de Aquino. Este
profesor anhela construir un altar al Dios desconocido, pero insiste,
como Wild, que ese Dios jamás debe presumir en hablar con absoluta
autoridad a los hombres. En el máximo, debe utilizar la autoridad del
especialista.

En el caso concreto, los escritores de ese volumen, como los autores de


The Christian Answer, tienen el cuidado de sostener que sus
afirmaciones acerca de Jesús y de la resurrección deben ser analizadas
por una estructura no teísta que destruye su sentido y el sentido desafío
a la conversión. Al oír lo que dicen estos hombres, nadie se sentirá
obligado a indagar a sí mismo si está listo para el encuentro con su juez.

Teología dialéctica

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¿Qué decir entonces de los teólogos dialécticos? ¿No presentan el hecho
de Jesús y de la resurrección como un desafío a la conversión? ¿Barth no
rechazó con vigor la idea de Brunner - cuando éste sugirió que el
cristiano debe hacer su religión inteligible para la conciencia del tiempo?
¿Él no escribió el panfleto Nein [No] y afirmó que los cristianos deben
vivir pautados por el primer mandamiento?

Por extraño que parezca, Barth es quien más demuestra la imposibilidad


de presentar a Jesús y la resurrección a no ser que lo haga en la
estructura presentada por Pablo. ¿Por qué sucedió? Barth
aparentemente proclama a Jesús y la resurrección como un hecho y bajo
la autoridad absoluta de Cristo mismo. Y el teólogo dice a los hombres
que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los cuales no
andan de acuerdo con la carne, sino con el Espíritu. Sin embargo, añade
que todos los hombres están en Cristo Jesús y, por lo tanto, todos ellos
caminan según el Espíritu. Después de todo, ¿de que otro modo podrían
ser hombres? Ningún hombre puede ser consciente de sí mismo sin la
conciencia del perdón de sus pecados en Cristo. La autoconciencia y la
conciencia de Cristo están envueltas una en la otra.

El "no" de Dios, la condenación, por parte de Dios, de los injustos, no


puede, en modo alguno, consistir en su palabra final. Antes, su "sí" es la
palabra final.

La negación de Dios -el pecado del hombre contra Dios- es una


"posibilidad imposible". Los hombres pecan contra Dios - por supuesto
que pecan contra Dios, todos los hombres lo hacen -, pero, al pecar
contra Dios, ellos están en Dios; ¿de qué otro modo los hombres podrían
estar presentes para Dios? ¿De qué otro modo el niño podría
desobedecer al padre que le da órdenes a no ser en la ¿casa de su
padre? ¿Y de qué otra manera podría un niño dar una tapa en la cara del
padre a menos que esté sentado en sus rodillas?

De acuerdo con Barth, la resurrección de Jesucristo garantiza el hecho


de que todos los hombres, a fin de ser hombres, deben estar en él. Así,
para Barth, la resurrección testimonia el hecho de que no habrá juicio
venidero en el sentido en que Pablo utiliza la palabra. Él usa los hechos
de Jesús y de la resurrección como evidencias de que los hombres no
necesitan conversión en el sentido mencionado por Pablo; los hombres
ya son convertidos cuando son conscientes de sí mismos como hombres.
Y todo esto porque Barth, una vez más, intenta encajar los hechos de
Jesús y de la resurrección en la estructura aceptada por la filosofía
imanentista. Los adoradores y siervos de la criatura no se convocan a
servir al Creador y adorarlo; antes, se les dice que lo que adoran es el
objeto apropiado de adoración.

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Teología evangélica

Por lo tanto, ¿cómo el ministro reformado se esquivará de anunciar a


Cristo y su resurrección a partir del modernismo antiguo y nuevo que
acabamos de mencionar? ¿Puede él unirse a los "evangelicos" en esta
cuestión? ¿No son la divinidad y la resurrección de Cristo doctrinas con
las cuales todos los cristianos evangélicos y reformados concuerdan?

Para responder a esta pregunta afirmamos, en primer lugar, que todos


los cristianos verdaderos creen en su corazón en la resurrección. Pero no
es verdad que todos los predicadores cristianos verdaderos predican la
resurrección de Cristo de la misma manera.

En particular, hay una gran diferencia entre el estilo evangélico y el


reformado de anunciar la resurrección. Los evangélicos acordarán en
silencio que los científicos y filósofos no cristianos interpretan el "reino
fenomenal" con corrección mediante sus principios exclusivamente
imanentistas. Ellos, de hecho, lo hacen al decir que quien cree en la
resurrección de Cristo ve más que los científicos y filósofos pueden
descubrir. Dicen que la resurrección apenas abre "los grandes
panoramas de la verdad", no incurriendo en los campos de la ciencia.

En segundo lugar, los evangelistas anunciarán la resurrección no como


un hecho indiscutible, sino como algo creído por los cristianos y algo en
que apuestan por la vida, por razones no objetivas.

En estos dos puntos, los evangélicos, como es su costumbre, hacen


concesiones al sentido de autonomía del hombre natural. En los dos
casos, los evangelistas buscan un "terreno común" con los incrédulos
para vencerlos. En ambos casos, los evangelicos comprometen el
evangelio y, en la medida en que lo hacen, frustran sus propios
esfuerzos. No puede haber predicción o discurso pleno sobre la
resurrección a menos que toda la estructura del pensamiento no
cristiano sea desafiada. Los cristianos reformados están condenados a
ser tentados a la cooperación con los evangélicos en la exposición de
doctrinas que, según dicen, todos los protestantes tienen en común. Sin
embargo, su sistema teológico debe llevarlos a seguir a Pablo a toda
costa.

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