Autor: Platón.

Título: Republica, libro VII.

Introducción: Conrado Heggers Lan

Traducción Conrado Heggers Lan.

Páginas: 338-342.

Las páginas correspondientes nos remiten en el texto de Platón a lo que se conoce como la
alegoría de la caverna. Esta relata que habría hombres encadenados dentro de una caverna
totalmente abierta en uno de sus extremos. Los hombres allí prisioneros no tendrían más
posibilidad que de mirar hacia adelante debido a su encadenamiento. Tras de ellos un fuego
donde otros hombre proyectan imágenes de objetos por medio de un biombo, así los hombres
que están prisioneros creen que esos objetos proyectados son reales. Aquí Platón reflexiona
sobre qué sucedería si se liberara a uno de los prisioneros y tuviese la posibilidad de conocer el
mundo real fuera de la caverna. Además, se pregunta ¿qué sucedería si se le forzara a mirar la
luz del sol? y por ultimo ¿se lo arrastrara por la empinada cuesta que se dirige hacia la salida
de la caverna sin soltarlo? Finalmente reflexiona Platón, que este prisionero se terminaría
acostumbrado a mirar la luz del sol, que primero miraría a través del reflejo en el agua hasta
que después de un tiempo podría mirar y contemplarlo como es en sí y por sí. ¿Y si ingresara
nuevamente a la caverna? Pregunta Platón, ¿no sería tomado como ridículo?

La alegoría es una metáfora sobre la educación, comienza diciendo Platón “compara nuestra
naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación”. En este sentido, la idea de
educación está presente en la alegoría y dice relación con la pendiente de la caverna, nuestro
periplo por la educación es sin lugar a dudas difícil y plagado de obstáculos según la alegoría.
Asimismo, y en conjunción con lo anterior, nos presenta lo que significa el acto de conocer en
clave epistemológica. Platón nos ofrece la posibilidad de pensar la alegoría de la caverna en
dos direcciones. En primer lugar, como una realidad ilusoria para los prisioneros que allí
habitan, no obstante, el estado del conocimiento en la caverna es el fruto de las cadenas que
cada uno se autoimpone y que impediría la aprehensión de la realidad en cuanto realidad en sí
misma. En segundo lugar, nos hace un llamado a realizar el ejercicio de conocer por medio de
una comprensión real, fuera de la caverna. El conocimiento ha de hacerse tal en la medida en
que ocurra un acontecimiento que permita observar la realidad en cuanto tal, un conocimiento
allá fuera de la caverna y en un grado mayor, siendo capaz de mirar al sol en sí y por sí. El
acontecimiento que permitiría conocer el mundo real es la liberación por medio del
cuestionamiento de las verdades que hasta este momento han sido construidas como reales.
En este sentido, Platón recupera la pregunta de la filosofía sobre el porqué de las cosas. Es más
una actitud personal que se realiza por medio de la experiencia que una propensión colectiva
hacia el conocimiento de la realidad misma. ¿Cuál es la finalidad última de esta actitud? ¿A que
nos conduciría la liberación del alma? Para Platón, el bien común. Y una vez alcanzada esta
dimensión humana ¿Cuál es la labor de los “hombres” que logran romper sus cadenas,
ascender por la caverna y conocer el mundo real? Gobernar.
Según lo anterior podemos concluir que la alegoría de la caverna fija su atención en la
pregunta objeto de la filosofía que es la pregunta por el porqué de las cosas. El prisionero
liberado es el sujeto que logra, por medio de la educación, pensar las cosas desde un punto de
vista filosófico. El liberado habla en nombre de la verdad. Existe en Platón una idea de
desplazamiento, de movimiento desde el mundo de las sombras al mundo real, fuera de la
caverna. Existe un allí que permite conocer y un aquí disfrazado de allí. El punto central y una
especie de interpelación realizada por Platón es que como sujetos que conocemos la realidad
¿en qué lugar queremos estar? Encadenados en el fondo de la caverna o realizando el
desplazamiento por la caverna hacia el exterior. El cuidado de si nos invita a reflexionar, a
dialogar constantemente, a pensar y a conocer.