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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA CHAPINGO

DIVISIÒN DE CIENCIAS ECONOMICO-ADMINISTRATIVAS

DOCTORADO EN CIENCIAS EN ECONOMÍA AGRÍCOLA

ASPECTOS ACTUALES DEL DESARROLLO DE LOS SISTEMAS DE


PRODUCCIÓN AGRÍCOLA GANADERO Y FORESTAL

“PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD EN MÉXICO”

PROFESOR: DR. NAHÚM MARBÁN MENDOZA

PRESENTA:

GUTIÉRREZ HERNÁNDEZ MARICRUZ

CHAPINGO, MÉXICO. MARZO DE 2018.


INTRODUCCIÓN
Los seres vivos han conquistado prácticamente todo el planeta; están presentes
en la profundidad de los océanos, en las altas y frías montañas, en los cálidos
trópicos, y en las inhóspitas regiones polares y desérticas (Semarnat, 2012). La
biodiversidad refleja el número, la variedad y la variabilidad de los organismos
vivos que habitan en el planeta. Los inventarios actuales de especies siguen
estando incompletos y no bastan para formarse una idea precisa de la amplitud y
la distribución de todos los componentes de la biodiversidad (De Selliers, 2005).
La biodiversidad se puede observar en tres niveles: especies, variación genética
entre los organismos de una especie y ecosistemas (Imaz, 2010). Los científicos
han descrito aproximadamente entre 1.7 y 2 millones de especies y cada año
descubren entre 16 mil y 17 mil más (Semarnat, 2012). Se estima que la riqueza
total de especies va desde los 7 hasta los 100 millones, lo que muestra el
profundo desconocimiento sobre la riqueza natural (Martínez et al, 2010).
La gran cantidad de especies que habitamos en este planeta dependemos unas
de otras para que los procesos biológicos, geológicos, físicos y químicos, que
hacen posible la vida se mantengan (Imaz, 2010). Los ecosistemas nos
proporcionan servicios esenciales para nuestra sobrevivencia y bienestar; nos
brindan alimentos, madera, fibras y principios activos para elaborar medicinas,
entre otros. Aunado a ello, captan el agua de lluvia que se infiltra en el suelo
abasteciendo cuerpos de agua naturales (manantiales, ríos, lagos y humedales) y
artificiales; son responsables de renovar el suelo y mantener su fertilidad; capturan
el bióxido de carbono de la atmósfera disminuyendo el potencial del calentamiento
global; albergan a los polinizadores imprescindibles para la fertilización de las
plantas. Los ecosistemas también nos ofrecen beneficios recreativos, culturales y
espirituales (Conabio, 2016).
El cambio climático global y la pérdida de la biodiversidad son problemas
ambientales que enfrenta la humanidad desde hace ya varios años y de acuerdo
con la evidencia científica, estos problemas representan riesgos globales cuya
preponderancia se agudiza en el horizonte temporal. La expansión e
intensificación de las actividades humanas desde mediados del siglo pasado han
cambiado radicalmente el funcionamiento en muchos ecosistemas en diversas
regiones del mundo, lo cual ha alterado los patrones de biodiversidad a nivel local
y regional (Semarnat, 2015). En este sentido, los objetivos del presente trabajo
son analizar la problemática de la pérdida de biodiversidad en México así como
identificar las soluciones que se han implantado en respuesta a tal problema. Para
la realización de tales objetivos se llevó a cabo una revisión bibliográfica en los
documentos e informes presentados por las principales dependencias y centros de
investigación vinculados con el medio ambiente en nuestro país.
LA BIODIVERSIDAD EN MÉXICO
México es considerado uno de los países más diversos del planeta desde el punto
de vista biológico, gracias a su compleja fisiografía e historia geológica y climática
que han creado una variada gama de condiciones que hacen posible la
coexistencia de especies de origen tropical y boreal, así como una intensa
diversificación de muchos grupos taxonómicos en zonas continentales de su
territorio y a lo largo de sus zonas costeras y oceánicas. A pesar de representar
tan sólo 1.5% de la superficie terrestre del planeta, se estima que en México
habita entre 10 y 12% de las especies del mundo.
A lo largo del territorio mexicano pueden encontrarse casi todos los tipos de
vegetación existentes. Todo esto convierte a México en uno de los llamados
países “megadiversos”, honor que comparte con Brasil, Perú, Indonesia, China y
Colombia, entre otros. No obstante, al igual que en muchas regiones del mundo, la
biodiversidad de nuestro país encara numerosas e importantes amenazas que
afectan el capital natural y ponen en riesgo su futuro, junto con los servicios
ambientales que son indispensables para la vida y el desarrollo de la sociedad
(Semarnat, 2012).

Gráfica 1: Riqueza de especies de los países megadiversos por grupo taxonómico

Fuente: Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (2015). Informe de la Situación del
Medio Ambiente en México. Semarnat, México.

En la gráfica anterior se muestra la diversidad del país; se conocen cerca de 65


mil especies de invertebrados que en su mayoría son insectos; se tiene registro de
5,512 especies de vertebrados de los cuales la mayoría son peces (49%) y aves
(20%). A nivel mundial México ocupa el segundo lugar en riqueza de reptiles con
804 especies, el tercero en mamíferos con 535 especies, y el sexto lugar en
anfibios con 361 especies conocidas. La flora nacional es también una parte
importante de la biodiversidad, México está entre los cinco países con mayor
número de especies de plantas vasculares: se han descrito poco más de 25 mil
especies (la mayoría angiospermas), lo que equivale aproximadamente a 9.1% de
las especies descritas en el mundo (Semarnat, 2015).
México también es poseedor de una excepcional riqueza de ecosistemas costeros
y marinos, entre los que pueden encontrarse manglares, vegetación de dunas
arenosas, arrecifes, praderas de pastos marinos, comunidades de algas, además
de una variedad de topoformas como montes y cañones submarinos, ventilas
hidrotermales y abismos oceánicos, entre otros (Semarnat, 2015). Las especies
que sólo se encuentran en nuestro territorio, es decir, las especies endémicas,
también complementan de manera importante la riqueza biológica de México. Se
calcula que entre 50 y 60% de las especies de plantas vasculares que se conocen
en el país son endémicas, entre ellas las orquídeas y las cactáceas. El 30% de los
mamíferos y el 11% de las aves son endémicos (Semarnat, 2012).

EL PROBLEMA DE LA PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD EN MÉXICO


De acuerdo con el informe de Riegos Globales 2018 emitido por el Foro
Económico Mundial, los riesgos ambientales han crecido en importancia, se han
posicionado por encima del promedio de probabilidad e impacto de ocurrencia
para los próximos 10 años. La incidencia de huracanes de alto impacto, las
temperaturas extremas y el primer aumento de CO 2 en cuatro años contribuyen al
desalentador panorama. Los daños causados al planeta por las fuertes presiones
se están haciendo cada vez más claros y evidentes; se está perdiendo
biodiversidad a tasas de extinción masiva, los sistemas agrícolas están bajo
tensión, y la contaminación del aire y del mar se han convertido en un peligro cada
vez más angustiante para la salud humana (FEM, 2018).
El severo deterioro de los ecosistemas y sus servicios ambientales son
consecuencia del impacto del crecimiento económico y la irracionalidad en el uso y
sobreexplotación de los recursos, propiciando la disminución y la pérdida de la
biodiversidad, poniendo en riego el funcionamiento de los ecosistemas y la
provisión de bienes y servicios (Conabio, 2016). La pérdida de biodiversidad tiene
efectos negativos sobre muchos aspectos del bienestar humano, como la
seguridad alimentaria, la vulnerabilidad ante desastres naturales, la seguridad
energética y el acceso al agua limpia y a la amplia gama de materias primas;
también afecta la salud del hombre, las relaciones sociales y la libertad de
elección (De Selliers, 2005).
Por lo tanto, la enorme presión a la que los seres humanos estamos sometiendo a
las especies ha incrementado su tasa de extinción a niveles que no tienen
comparación en el registro fósil de millones de años de vida en la Tierra (Imaz,
2010). La pérdida de biodiversidad y los cambios ocurridos en el medio ambiente
se producen a una velocidad hasta ahora desconocida en la historia de la
humanidad. Muchas poblaciones de plantas y animales han declinado en número,
extensión geográfica o ambas variables. Si bien la extinción de especies es parte
del curso natural de la historia de la Tierra, la actividad humana ha acelerado el
ritmo de la extinción (De Selliers, 2005). Estimaciones sugieren que la tasa actual
de extinción de especies a nivel mundial podría ser entre 10 y 1,000 veces mayor
a la registrada con anterioridad a la presencia humana (Semarnat, 2015).
El estado actual de la biodiversidad del país manifiesta un profundo impacto
antropogénico que se ha ido acumulando a lo largo del tiempo, pero con un mayor
impulso durante los dos últimos siglos, y particularmente a partir de 1950. Los
cambios en la biodiversidad están asociados a factores sociales, económicos,
políticos, tecnológicos y culturales, éstos son llamados factores de raíz, y a
factores directos como el cambio en la cobertura y uso del suelo, la
sobreexplotación de los organismos, la introducción de especies invasoras
exóticas, el cambio climático antropogénico y la adición de productos
contaminantes.

Factores de raíz o indirectos


 Cuestiones demográficas: las tendencias de cambio en la biodiversidad se
relacionan en buena medida con el crecimiento de la población. A partir de
1950, cuando la población era de 25.7 millones de habitantes, México
observó una tasa de crecimiento muy alta, a finales de la década de los
ochenta la población del país sumaba 81.2 millones de personas. A partir
de 1990, la tasa de crecimiento se ubicó por debajo del 2% anual. El
crecimiento poblacional se asocia al aumento de la demanda de recursos y
servicios de los ecosistemas y a los cambios en las formas de ocupación y
uso de suelo por los desplazamientos poblacionales.
 Gobernabilidad o política social: la mala o inexistente planificación del uso
del suelo, las políticas de reparto agrario, de fomento agropecuario y
forestal, así como las políticas para el desarrollo turístico y la construcción
de infraestructura, afectan el estado de los ecosistemas. Es claro que en
México la corrupción, así como deficiencias en la procuración de justicia y la
falta de un marco legislativo y reglamentario completo para los procesos de
producción en todos los sectores de la economía, han influido en la
deficiente administración de los recursos naturales. Después de 1940 las
dotaciones de tierra destinadas a formar núcleos agrarios se hicieron a
costa de ecosistemas naturales sin transformación que eran consideradas
tierras ociosas. Entre 1958 y 1976 se repartieron más de 42 millones de
hectáreas en zonas de bosque y selva. Estas zonas fueron empleadas para
la producción agrícola, construcción de viviendas e infraestructura,
ganadería extensiva y sólo se conservaron los sistemas forestales
originales en barrancas y laderas empinadas.
 Cuestiones económicas: la carencia de empleos alternativos rentables en el
campo que fomenten pautas de producción sustentables, la creciente
pobreza en el ámbito rural, la brecha socioeconómica creciente, la
subvaloración económica y social de los ecosistemas, los recursos y los
servicios naturales, así como las fallas de mercado y el libre comercio sin
reglamentación ambiental y social adecuada han ejercido presión sobre el
uso de los recursos naturales.
 Adaptación tecnológica: está vinculada a la intensificación de la producción
agrícola y ganadera, el creciente desarrollo industrial, la explotación
petrolera y minera, entre otros. En México la adopción del paquete
tecnológico de la Revolución Verde implico la inclusión de variedades de
cultivo de alto rendimiento, fertilizantes, agroquímicos, maquinaria y el
riego, que repercutieron en la deforestación de la vegetación natural que
hasta la segunda mitad del siglo XX ocupaba la mayor parte de las 9.24
millones de hectáreas de tierras de riego que existen en el país, sobre todo
en valles y planicies interiores y costeras.
 Aspectos culturales: en México estos factores se asocian a la creciente
aculturación de los grupos indígenas y la pérdida de su conocimiento
técnico tradicional, la cultura materialista del consumismo, la pérdida del
sentido de arraigo cultural y geográfico relacionada con los procesos de
migración de la población, el desentendimiento y disociación de las
poblaciones urbanas del entorno natural, así como la carencia de una
educación y conciencia ambientales de la población en general (Challenger,
2009).

Factores directos
 Pérdida del hábitat: la vegetación original ha sido transformada y utilizada
como unidades independientes de producción o de desarrollo urbano, que
en conjunto constituyen sistemas completos de cambio en el uso de suelo
(Hernández, 2014). En México la expansión de las actividades
agropecuarias en los últimos cincuenta años, ha sido el motor principal de
la pérdida de vegetación natural y la principal amenaza para la
biodiversidad. La expansión histórica de la agricultura hasta los años
setenta había alterado más de 26 millones de hectáreas que equivalen al
13.3% de la superficie total, para 2011 alcanzó cerca de 31 millones de
hectáreas afectando selvas, matorrales, bosques templados y pastizales
(Semarnat, 2015).
En cuanto a la ganadería, su expansión ha afectado extensas porciones de
ecosistemas incluidos los pastizales naturales; de 1970 a 2011 la cantidad
de tierra ocupada pasó de 11.4 millones de hectáreas a 19.1 millones de
hectáreas (9.7% de la superficie total). No obstante, la tasa de expansión
anual de la frontera agropecuaria ha disminuido gradualmente, de 2007 a
2011 fue de 0.24% anual. En 2012 la superficie ocupada por la actividad
pecuaria era de casi 110 millones de hectáreas (56% de la superficie total)
lo cual indica que al menos 91 millones de hectáreas de superficie
ganadera están fuera de los pastizales inducidos o cultivados, es decir,
sobre superficies ocupadas por vegetación natural (Semarnat, 2015)
La construcción de infraestructura en el país también ha contribuido a la
pérdida del hábitat. La mayor parte de la densidad carretera dentro de
ecosistemas naturales corresponde a vías pavimentadas y terracerías. Las
presas han sido una solución para cubrir la creciente demanda de agua
dulce, así como una alternativa importante para la generación de energía
eléctrica, sin embargo, los impactos de su construcción y puesta en
operación afectan a la biodiversidad por los cambios en el volumen y la
calidad de los flujos de agua. La construcción y el uso de los puertos tiene
importantes efectos para los ecosistemas costeros y marinos; su
construcción implica necesariamente el cambio del uso del suelo. En
México la construcción de algunos de los puertos más importantes del país
implicó la remoción de superficies importantes de humedales, como en los
casos de Lázaro Cárdenas en Michoacán o Tuxpan en Veracruz.
 Especies invasoras: Se considera que una especie es invasora cuando ésta
se encuentra fuera de su rango de distribución original como resultado de
haber sido transportada o liberada por el ser humano en ambientes distintos
al original. Su presencia pone en riesgo la estabilidad de las especies
residentes así como el funcionamiento de los sistemas biológicos; las
especies invasoras algunas veces son más competitivas y desplazan a las
especies residentes, son vectores de enfermedades y pueden formar
híbridos al reproducirse con las especies residentes vulnerando la
diversidad genética de las poblaciones (Hernández, 2014). En 2015 se
reportaron en México 1,789 especies invasoras nativas y no nativas, de las
cuales el 53.7% correspondía a plantas (960 especies), 21.7% a
invertebrados (388 especies), 8.8% tanto para peces como para algas (158
especies, en ambos casos) y 3.1% a reptiles, entre otras (Semarnat, 2015).
Gráfica 2: Especies invasoras nativas y no nativas en México, 2015

Fuente: Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (2015). Informe de la


Situación del Medio Ambiente en México. Semarnat, México.

 Aprovechamiento ilegal de especímenes: además de la caza furtiva, el


aprovechamiento ilegal incluye la captura, colecta, transporte y comercio no
autorizado de ejemplares de la vida silvestre. Sus principales
consecuencias son las alteraciones en los tamaños y estructuras
poblacionales, en el número relativo de hembras y machos, en su potencial
y características reproductivas, en su composición genética y en las
repercusiones en el flujo y la dinámica de las cadenas tróficas de las
comunidades de las que forman parte (Semarnat, 2012). Esta ha sido la
historia de muchas de las especies que se han explotado por distintas
razones: las ballenas, los peces, venados, cactos, orquídeas (Conabio,
2018).
 Contaminación: elimina muchas especies de las comunidades y contribuye
al cambio climático; cualquier producto que intervenga en la dinámica de los
ecosistemas y cause un efecto negativo se considera un agente
contaminador (Plascencia et al, 2011). Esta cuestión en México está mejor
documentada para los sistemas acuáticos. Los manglares sufren de
contaminación orgánica derivada de las industrias así como por aguas
residuales y estiércol de zonas agrícolas; muchos humedales están muy
afectados por los procesos concomitantes de eutrofización y otros, sobre
todo en el sureste del país, se encuentran contaminados por metales
pesados, solventes e hidrocarburos derivados de las actividades petrolera,
petroquímica, química y otras industrias. Los arrecifes coralinos
considerados los ecosistemas marinos más exuberantes, han sido
afectados por la contaminación derivada del desarrollo de infraestructura
hotelera, portuaria y costera, mediante la sedimentación, las descargas de
aguas negras, grasas, solventes, etc.
 Cambio climático: se sabe que en las tres últimas décadas la temperatura
del planeta ha aumentado en 0.6°C. La principal causa de tal incremento se
le atribuye a la producción de gases de efecto invernadero (dióxido de
carbono, metano, óxido nitroso, cloro-fluorcarbonatos y ozono) generado
por las actividades humanas. La evidencia empírica indica que los cambios
climáticos afectan a los organismos por la transformación en los patrones
de temperatura y precipitación. Otra afectación es la alteración del reloj
biológico de las especies, es decir, la fisiología y el comportamiento de los
individuos, con ello se modifica su ciclo de vida (Hernández, 2014). En
México, con base en los modelos de circulación general se predice que las
afectaciones serán mayores en los ecosistemas de afinidad fría. La
reducción de la precipitación y el aumento de la temperatura, causaran
mayor severidad de los incendios forestales y sequias en muchas partes del
país (Challenger, 2009).
Los efectos de la pérdida de la biodiversidad no se restringen al aspecto
ambiental. Es ampliamente reconocido que el bienestar social y el desarrollo
económico de las naciones, y en particular el de los países en desarrollo y el de
las comunidades más vulnerables, están fincados en la continuidad de los
servicios ambientales que brindan los ecosistemas y su biodiversidad (Semarnat,
2015).

ESTADO ACTUAL DE LA BIODIVERSIDAD EN MÉXICO


 Ecosistemas terrestres: en el 2011 México había perdido el 28.7% de la
superficie de sus ecosistemas naturales y el restante 71.3% los mantenía
con diferentes grados de conservación. La vegetación natural remanente
sufre de importantes procesos de degradación, en 2011 sólo el 49.5% de la
extensión remanente de selvas y bosques correspondía al estado primario
de conservación. La tasa anual de pérdida de ecosistemas muestra una
tendencia decreciente en los últimos veinte años, de 1976 a 1993 las selvas
se perdían a una tasa anual de 0.57%, entre 2007 y 2011 la cifra se redujo
a 0.3%; los bosques templados pasaron en el mismo periodo de 0.09 a
0.02% y los matorrales de 0.26 a 0.14%.
 Ecosistemas acuáticos, epicontinentales y marinos: de 1976 a 2000 en
México se perdieron alrededor de 31,656 km 2 de vegetación natural
costera, lo que equivale al 9.3% de la vegetación natural en los municipios
costeros, tomando como referencia una franja costera de dos kilómetros de
ancho. En el caso de los manglares, en 2010 había una extensión estimada
de 764,486 ha., lo que coloca a México en el cuarto país a nivel mundial
con mayor extensión de estos ecosistemas. Sin embargo, no se ha podido
frenar su deterioro, la destrucción del hábitat, la contaminación y la sobre
explotación de los recursos son las actividades que más impactan a los
ecosistemas de manglar (Conabio, 2014).
 Especies: desde el siglo XVII se han registrado por lo menos 717 especies
animales y 87 especies vegetales como extintas. Al incluir las extinciones
causadas por el ser humano antes de 1600, el número se eleva a más de
2,000 especies extintas (Conabio, 2018). De acuerdo con la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) a mediados de
la década de los noventa se registraron 10,533 especies en riesgo y para
2015 aumentaron a 23,250; por grupo taxonómico, las plantas poseen
mayor número de especies en riesgo (48.3%), seguido de los peces (9.7%),
anfibios (8.6%), moluscos (8.3%), aves (5.9%) y mamíferos (5.1%). En
México se registró para el 2015 un total de 49 especies probablemente
extintas en el medio silvestre, 19 de ellas de aves, 13 de peces, 11 de
mamíferos y seis de plantas. Existen 2,606 especies en alguna categoría de
riesgo de extinción. Su distribución se aprecia en la siguiente gráfica.

Gráfica 3: Distribución de las especies según su riesgo

Fuente: Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (2015). Informe de la Situación del
Medio Ambiente en México. Semarnat, México.

Se aprecia que el grupo taxonómico más amenazado es el de las plantas,


segundo de los reptiles, las aves, mamíferos, peces y anfibios (Semarnat, 2015).
En México han desaparecido varias especies de peces de agua dulce como el
cachorrito Potosí (Cyprinodon alvarezi) y el cachorrito Trinidad (Cyprinodon
inmemoriam) de Nuevo León; algunas aves restringidas a islas como la paloma de
la Isla Socorro (Zenaida graysoni) y el paíño de la Isla Guadalupe (Oceanodroma
macrodactyla); y algunos mamíferos grandes como la foca monje del Caribe
(Monachus tropicalis), el oso pardo (Ursus arctos horribilis) y el lobo mexicano
(Canis lupus baileyi) del norte y centro de México (Conabio, 2018).

SOLUCIONES A LA PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD EN MÉXICO


La alarmante pérdida de especies en el mundo ha alertado a los gobiernos de
muchos países, así como a distintos organismos internacionales, y a la sociedad
en general, acerca de la impetuosa necesidad de proteger a las especies que aún
habitan los ecosistemas naturales. Una de las estrategias empleadas para este fin
ha sido la inclusión de muchas de las especies dentro de las llamadas listas de
riesgo. Por medio de estas listas, los gobiernos de los países pueden establecer
estrategias o programas encaminados a su protección y recuperación, lo cual
podría eventualmente sacarlas de ellas (Semarnat, 2012).
En términos generales, en nuestro país las principales estrategias de protección
de la biodiversidad siguen dos enfoques: el diseño e implementación de
programas o proyectos con acciones dirigidas a la protección o recuperación de
especies o grupos biológicos particulares; y hacia la protección, el uso sustentable
o la recuperación de los ecosistemas, con la ventaja colateral de influir en la
provisión de los servicios ambientales que brindan a la sociedad (Conabio, 2014).
Los instrumentos y acciones se presentan en cinco grandes categorías:
1. Instrumentos para la protección y la conservación: en este rubro destacan
las áreas naturales protegidas que en 2013 sumaban 176 en una superficie
de 25.4 millones de hectáreas; el Programa de Recuperación de Especies
que evita la extinción de especies amenazadas y mejora su estado de
conservación en el largo plazo, algunas de las especies incluidas son la
águila real, el lobo gris mexicano, la vaquita marina, el jaguar, entre otros, y
zonas de refugio para especies pesqueras.
2. Instrumentos para el uso sustentable de la biodiversidad: incluye las
Unidades de Manejo para la Conservación de la vida Silvestre, en 2013 se
registraron 12,060 UMA con una extensión de 38 millones de hectáreas; los
Corredores biológicos en el sureste de México; el Programa de
Conservación para el Desarrollo Sostenible que se basa en cuatro
conceptos de apoyo, proyectos comunitarios, capacitación, estudios
técnicos, y brigadas de contingencia; el uso sustentable de los recursos
forestales mediante programas como PróArbol, Programa Nacional
Forestal, Programa por Pago de Servicios Hidrológicos, etc. y el Programa
del sector pesquero y acuícola.
3. Instrumentos para la bioseguridad y conservación de recursos genéticos: se
basan en la política nacional de bioseguridad, el aprovechamiento y uso
sustentable de recursos genéticos y las acciones en materia de sanidad. Se
cuenta con un Subsistema Nacional de Recursos Genéticos Acuáticos,
Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas, Sistema
Nacional de Recursos Fitogenéticoos para la Alimentación y Agricultura,
entre otros.
4. Instrumentos de planeación y gestión ambiental: tienen impacto directo
sobre la biodiversidad. Se cuenta con un Programa de Ordenamiento
Ecológico General del Territorio, 60 ordenamientos locales y 40
ordenamientos regionales, Zona Federal Marítimo Terrestre y Ambientes
Costeros, Ordenamientos para la extracción, explotación, uso y
aprovechamiento de las aguas subterráneas.
5. Otros instrumentos: en este rubro destacan el Programa de Procuración de
Justicia Ambiental, Sanidad vegetal, salud animal, sanidad acuícola,
inocuidad agroalimentaria y calidad agropecuaria, las Estrategias Estatales
de Biodiversidad, la Educación y comunicación ambiental y la Cruzada
Nacional Contra el Hambre (Conabio, 2014).

CONCLUSIÓN
La humanidad depende de la diversidad de la vida para obtener aire, agua y
alimento, elementos necesarios para su sobrevivencia, por lo tanto, la
conservación de la naturaleza es indispensable para avanzar en el mejoramiento
de la calidad de vida de las personas, sin embargo, la acción del hombre ha
contribuido con frecuencia a la pérdida irreversible de biodiversidad.
Nuestro país encara numerosas e importantes amenazas que afectan el capital
natural y ponen en riesgo su futuro, junto con los servicios ambientales que son
indispensables para la vida y el desarrollo de la sociedad. El problema se agravó a
partir de la segunda mitad del siglo pasado y a pesar de que algunas tendencias
se muestran favorables como las tasas de pérdida de ecosistemas que han
disminuido en los últimos veinte años, es evidente que los efectos negativos de la
acción antropogénica seguirán persistiendo por largo tiempo. Los organismos
gubernamentales se han mostrado conscientes sobre el problema y han diseñado
diversos mecanismos que tratan de proteger, conservar y recuperar la
biodiversidad nacional.
El campo de acción del economista en esta problemática es muy amplio; se
requiere de la investigación científica dotada del análisis económico para la
correcta valoración de los recursos naturales y los servicios ambientales que
proporcionan; la determinación de incentivos económicos para la conservación; la
promoción de la eficiencia en los sectores productivos, entre otros.

SITIOS Y DOCUMENTOS CONSULTADOS

 Challenger, A., R. et al (2009): Factores de cambio y estado de la biodiversidad,


en Capital natural de México, vol. II: Estado de conservación y tendencias de
cambio. Conabio, México. Consultado en
http://www.biodiversidad.gob.mx/pais/pdf/CapNatMex/Vol%20II/II01_Factores
%20de%20cambio%20y%20estado%20de%20la%20biodiversidad.pdf
 Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (2014): Quinto
Informe Nacional de México ante el Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Conabio. México. Consultado en https://www.cbd.int/doc/world/mx/mx-nr-05-es.pdf
 Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (2016):
Estrategia Nacional sobre Biodiversidad de México y plan de acción 2016 – 2030.
México, CONABIO. Consulta en línea en
http://www.biodiversidad.gob.mx/pais/pdf/ENBIOMEX_baja.pdf
 Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (2018): ¿Por
qué se pierde la biodiversidad? Conabio, México. Consultado en
http://www.biodiversidad.gob.mx/biodiversidad/porque.html
 Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (2018): La
crisis de la biodiversidad. Conabio, México. Consultado en
http://www.biodiversidad.gob.mx/v_ingles/biodiversity/crisis.html
 De Selliers, J. (2005): Biodiversidad, el consenso científico: Resumen del informe
de la Evaluacion de Ecosistemas del milenio. GreenFacts, España. Consultado en
https://www.greenfacts.org/es/biodiversidad/biodiversidad-foldout.pdf
 Foro Económico Mundial (2018): Informe Global de Riesgos 2018: Resumen
Ejecutivo. FEM, México. Consultado en http://reports.weforum.org/global-risks-
2018/files/2018/01/Global-Risk-Report-2018-Executive-Summary-
Spanish.pdf&embedded=true
 Hernández R., A. M. (2014): En el umbral de la extinción. México, CONABIO.
Biodiversitas, No. 113. Consultado en
http://bioteca.biodiversidad.gob.mx/janium/Documentos/7316.pdf
 Imaz G., M. (2010): Biodiversidad. México, UNAM. Consulta en línea en:
https://www.puma.unam.mx/pdf/publicaciones/biodiversidad.pdf
 Martínez M., E. et al (2014): El estudio de la biodiversidad en México: ¿una ruta
con dirección? México, Revista Mexicana de Biodiversidad, Supl. 85: S1-S9.
Consulta en línea en: http://www.ib.unam.mx/m/revista/pdfs/01.-_1612.pdf
 Plascencia, L., R. et al (2011): La biodiversidad en México su conservación y las
colecciones biológicas. UNAM, Revista Ciencias, núm. 101, México. Consultado
en http://www.redalyc.org/pdf/644/64419046005.pdf
 Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (2012). Biodiversidad.
Semarnat, México. Consultado en
http://apps1.semarnat.gob.mx/dgeia/informe_12/pdf/Cap4_biodiversidad.pdf
 Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (2015). Informe de la
Situación del Medio Ambiente en México. Semarnat, México. Consultado en
https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/161446/Cap_CC_completo.pdf

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