Lo disruptivo y su diferenciación de lo traumático
Freud hipotetizó sobre la tendencia general y primaria del psiquismo a desarrollar la
figurabilidad, esto es, a otorgar forma representacional a los diferentes estímulos, incluyendo los somáticos, y darle alguna clase de procesamiento. La primera forma que surge en el proceso psíquico es la figura, elemento representacional del espacio originario, forma que otorga el psiquismo a la sensación y lo factico, estas son idiosincráticas del sujeto. “Auglanier deriva de esta tendencia primitiva del aparato psíquico la necesidad de representar los estímulos como formas visuales…sostiene que la puesta en forma del afecto es un proceso esencial para el desarrollo del psiquismo, subrayando así el primado del proceso de representación en su modelo de la mente” (Benyakar, 2006, p.43). Se le llama presentación al impacto directo que lo factico, vía senso-percepción produce en el psiquismo. “En cambio representación implica un segundo momento porque se trata de la elaboración de una presentación por medio de un proceso transformador que le adjudica su configuración psíquica, y su cualidad de articulación” (Benyakar, 2006, p.35). Lo factico ira adquiriendo cualidades procesables por el psiquismo y perdiendo su condición perceptual. Lo factico “externo es lo que existe con independencia de su representación psíquica; lo externo al psiquismo, tanto desde su punto de vista material como del de sus dinamismos y lógica interna (…)lo fáctico comprende tanto lo fáctico externo (mundo externo) como lo fáctico interno (el cuerpo)” (Benyakar, 2005, p.28) Lo fáctico interno, esa externidad fáctica respecto del psiquismo, pero propia respecto del sujeto. Hay formas de lo fáctico, hay eventos sintónicos y diatónicos, estos a su vez se dividen en desestabilizadores, que exigen el trabajo psíquico metabolizante, y disruptivos, que conmueven el aparato psíquico según su potencialidad de provocar disfunciones respecto de las predisposiciones individuales. Los eventos disruptivos pueden ser de la naturaleza o provocadas por el ser humano ya sea accidental o intencional, y son situaciones que causan un impacto desestabilizante, que de forma brusca e imprevista que desborda toda anticipación y defensa. (Benyakar, 2005) El impacto de las situaciones disruptivas puede variar y provocar ya sean reacciones adaptativas o defensivas como reacciones que conlleven a la formación de reacciones psíquicas diferentes, estrés y trauma. El primero se presenta con síntomas defensivos así como el tipo de angustia señal y vivencia de estrés en la que se hiperactivan sistemas defensivos de autorregulación relacionados a la supervivencia, y el segundo provoca angustia automática y una vivencia desestructurante dentro del aparato psíquico, perdiendo su autorregulación. Lo disruptivo será traumatogénico en tanto desencadene el proceso de internalización pasiva, con la emergencia del introducto, la aungustia automática masiva, la vivencia traumática y vivencias ya presentadas de vacío, desvalimiento y desamparo. El yo colapsa y lo defensivo surge posteriormente como una hiperactividad para reparar el daño (Benyakar). En el trabajo con niños y adolescente se debe tener mucha precaución de calificar o juzgar alguna situación disruptiva como traumática, en principio porque su psiquismo se encuentra en proceso de constitución, es abierto y permeable a la disposición de trabajos subjetivantes. Además se debe hacer un cuidado trabajo de evaluación de la situación actual del chico y su familia, y tener en cuenta que la situación disruptiva puede derivar con el tiempo en sintomatología estable, en tanto los intentos reestabilizantes del psiquismo no resulten eficaces, sin que esto implique que lo que perdura es una reacción traumática, ese será un aspecto a aclarar en cada caso y a lo largo de la reedición de los trabajos psuicos que se dan por ejemplo con el inicio de la pubertad, con los trabajos adolescentes o con momento relevantes de la vida adulta como tener familia, etc. Un breve ejemplo de esto es una paciente de 6 años por la que consultan a razón de que la niña le expreso verbalmente a la madre escenas de abuso sexual por parte del padre. En la evaluación realizada a través del juego y el dibujo la niña comunica a la psicóloga los sucesos ocurridos. Esta nena presenta síntomas como enuresis nocturna, pesadillas, cambios bruscos de ánimo, entre otras cuestiones que hoy en día no justifican afirmar que la paciente presente una reacción traumática en tanto no se conserve en el psiquismo lo factico, la cualidad de percepción constante, permaneciendo como “presentación” sin lograr llegar a ser una representación, y su internalización pasiva forzada de lugar a la gestación del introducto.