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Número 3 | Mayo 2019

COPA
AMÉRICA
2019 DRIBLE A LA DERECHA
$ 1 2 0 M XN

La revolución del Mundial femenil · México y España · ¿Jugar bien o ganar?


Cuentos de pelota · Jean-Marie Pfaff · Gabriel Orozco: Arte y fútbol
TEORÍA

Sobre el ganar
o jugar bien
Javier Franzé

No
en cualquier época se Todo estilo implica un riesgo, según la
hace cualquier pregunta. acción del juego que priorice. Histórica-
La disyuntiva “jugar bien mente esto se describía con la metáfora
o ganar” es propia de los de “la manta corta de Tim”, según la cual
años de hegemonía resultadista. Es decir, el que ataca se descubre el torso y el que
desde mediados de los ochenta hasta nues- defiende, los pies. No obstante, el tipo
tros días, aproximadamente. de juego promovido por Rinus Michels y
En principio, la pregunta pone en juego continuado por Cruyff y Guardiola tien-
una elección entre medios y fines; entre lo de a eliminar esta tensión entre defensa
bueno (el medio, el buen juego) y lo útil (el y ataque, pues el achique de espacios ha-
fin, el ganar). En segundo término, se de- cia adelante y la presión para recuperar el
bate sobre la importancia de los medios en balón determinan un juego agrupado que
relación a dicho fin. Dando por presupues- vuelve antigua la pregunta sobre quiénes
to que todos buscan el mismo objetivo (el defienden y quiénes atacan, o si se privi-
Martin P. Szymczak triunfo), entonces la cuestión es, en defi- legia una u otra acción. En cualquier caso,
nitiva, hasta qué punto se está dispuesto a sea el estilo que se practique, el riesgo es
negociar el estilo de juego con tal de alcan- consustancial al juego.
zar la victoria. Cualquiera sea la respuesta a la pregun-
Esta contraposición puede ser plantea- ta sobre jugar bien o ganar, debe admitir
da porque el fútbol tiene dos característi- dos condiciones. La primera, que repre-
cas decisivas. Una es tal vez única y distin- senta una apuesta, porque al ser el fútbol
tiva de este juego: es el único deporte en el contingente y no una ciencia exacta de-
que un equipo que lo practica peor que el penderá de un cálculo de probabilidades.
rival, puede ganar. Paradigmático en este La otra es que la disyuntiva no tiene va-
sentido fue el triunfo de Argentina sobre lor si la muestra es un partido, pues en él
Brasil en el Mundial del ‘90. La segunda puede suceder lo excepcional (que gane el
consiste en que, sencillamente, el fútbol peor), mientras que en un torneo —sobre
es un juego y, como tal, hace inevitable el todo si es todos contra todos— es casi im-
riesgo; el de la derrota. posible que no gane el mejor.

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interrogación, que nunca es neutral ni sólo inseguro y por eso hay que rechazarlo en de posesión de la pelota o no, jugar mejor
Dos respuestas, dos escuelas quiere saber, pues implica una afirmación. cualquier circunstancia. Si esto último es que el contrario o inhibir sus recursos, etc.
Lo que está en juego aquí es el modo de en- así, el resultadismo debería entonces renun- Los famosos esquemas tácticos no son
Ante la disyuntiva entre ganar o jugar tender el juego y el deporte. ciar a su principio de relativizar los medios. un índice definitivo del estilo de juego. Un
bien aparecen fundamentalmente dos res- El centro de la respuesta resultadista Sobre esto cabe una matización. Supon- 4-4-2 puede jugarse con diferentes estilos.
puestas. Una posición, comúnmente lla- consiste en presentar la opción “ganar” gamos que la afirmación “ganar como sea” Sólo unos pocos implican, sobre todo hoy,
mada “resultadista”, afirma en principio como análoga a la opción “jugar bien”, si no es literal. Que busca señalar la impor- un estilo de juego, como el 4-3-3. Y aun
que no le interesa qué medio elegir, cómo bien más valiosa que ésta. Aquí está su tancia de adoptar la táctica necesaria en así, no sin reservas, porque se puede jugar
jugar, con tal de ganar: proclama que “hay principal inconsistencia, porque “ganar” cada caso para neutralizar al oponente y privilegiando la combinación (Guardiola)
que ganar como sea”. La otra, ofensiva o no puede ser escogido como fin sin a la vez vencerlo. Más aún, así interpretada esta o la verticalidad (Bielsa). La reducción del
identificada con el habitualmente llama- elegir unos los medios. "Ganar" no es una idea se acercaría a la preocupación de la estilo al esquema táctico muestra el em-
do “buen juego”, dice que tanto el medio opción análoga a la elección por un estilo escuela del buen juego por desarrollar el pobrecimiento del discurso futbolístico
cuanto el fin importan, y por lo tanto, que de juego, porque el triunfo no es un estilo de juego como tal, pues dotaría a los equipos de los medios, salvo excepciones. Resulta
hay que jugar bien (es decir, a la ofensiva) juego, sino que presupone algún estilo, que de versatilidad táctica. un modo impostado para evitar hablar del
para poder ganar. habrá que explicitar. El fin, ganar, regula el Pero el problema es que suele presen- juego. Es más importante saber si un equi-
El resultadismo absolutiza el fin y por juego para todos los contendientes. tarse como la fórmula, capaz de garantizar po busca la posesión, dónde defiende, si
tanto relativiza los medios. Asume que el éxito. Aquí es donde el resultadismo achica o no espacios, si combina con pelota
existe esa tensión entre lo bueno y lo útil, lleva su propuesta de análisis del juego al ras o si juega en largo y vertical, si hace
entre fines y medios, y se desentiende del más allá de la lógica, al pretender que el marca en zona o personal, que el módulo
medio, del cómo. Además, afirma que en el análisis anularía el carácter contingente e con que juega. El sistema es el estilo, no la
fútbol no hay más que hinchas y que éstos imprevisible inherente a todo juego. En su cantidad de jugadores por línea.
juzgan por los resultados. afán de conocer el juego acaba ignorando Nuestra perspectiva es que al fútbol se
La segunda posición navega entre dos lo fundamental de éste. Además, al pre- puede jugar bien siguiendo diferentes es-
actitudes. Por una parte, asume la ten- sentarlo como fórmula del éxito de ante- tilos. No hay un estilo que se deduzca de
sión entre fines y medios, entre lo bueno mano cierra la posibilidad de cambiarlo. las reglas del juego. Se puede ser un buen
y lo útil, pero a la vez cree que se puede La contradicción no puede ser mayor: “ga- equipo defensivo, contraatacante u ofensi-
resolver, pues considera que el buen jue- nar como sea” comienza supuestamente vo. Se puede jugar bien con o sin pelota. Se
go (identificado con el estilo ofensivo, la relativizando los medios y acaba en la in- puede practicar bien el forzar el error del
tenencia de balón, el juego asociado y el flexibilidad y el desprecio de todo lo que adversario o superarlo por el propio jue-
achique) no es tan sólo algo bueno en sí no sea ese estilo. go, o se puede ser maestro en la espera del
mismo, sino también útil: jugando bien error del oponente.
se suele ganar. Reconoce la tensión, pero Presupuestos de la posición Incluso más, se puede jugar bien el jue-
cree que estadísticamente acaba reducién- “ofensivista” go corto o el juego largo (Capello decía que
dose todo lo posible. Manel
para él un pase exacto de 40 metros a la ca-
Por otra parte, sostiene que ese fútbol El presupuesto central de la posición beza del nueve era más estético que varias
es del gusto mayoritario de los aficiona- favorable al buen juego o juego ofensivo es triangulaciones a la holandesa). Tampoco
dos. En esto también se diferencia de la Esto desnuda una contradicción del re- que jugar bien equivale a jugar a la ofensi- el adaptarse al contrario determina per se
escuela resultadista. Reconoce que hay un sultadismo. Por un lado su discurso reifica va. Muchos de los defensores —valga la ex- un estilo defensivo: Tito contaba que el
público más amplio que el de los hinchas, la táctica al enfatizar la necesidad de anali- presión— del fútbol de ataque afirman que Barça de Guardiola se adaptaba al contrario
lo cual es coherente con su cuidado, no zar el juego en general, a fin de conocer sus hay mucha maneras de ganar, pero que la en ataque, para saber cómo dañarlo más. En
sólo de los propios intereses de su equipo, secretos, y de estudiar al contrario en par- única manera de jugar bien al fútbol es jugar definitiva, para realizar bien esos estilos
sino también del fútbol como juego. A su ticular, para poder neutralizar sus mejores a la ofensiva. hay que ser bueno, valga la perogrullez.
vez, viene a decir que en cada hincha hay recursos y encontrar sus puntos débiles. Según estos últimos, habría una dife- No obstante, es cierto que dentro de to-
un espectador, que al hincha le importa Pero, por otro, estaría afirmando implíci- rencia estética irreductible a favor del jue- dos estos estilos bien jugados, hay algunos
cómo se pierde, que la derrota como tal no tamente que la táctica no le interesa o es go ofensivo en comparación con el juego que en general (para el hincha y para el es-
anula todo, así como el éxito no legitima relativa, porque lo único importante es la defensivo o el de contraataque, por nom- pectador) suelen resultar más estéticos o
cualquier cosa. Es decir, niega el “ganar estrategia, que es el fin: ganar “como sea”. brar los estilos fundamentales. Brasil ’70, bellos que otros. La gran Holanda del ‘74
como sea” y su reverso, el “perder como Pero la clave es que si para el resultadis- Holanda ’74, Brasil ’82, Francia ’86 serían en general es considerada y resulta más es-
sea”, porque le importa cómo se pierde y mo el fin es lo único importante, y por tan- más estéticos que los grandes equipos de- tética que la gran Italia del ‘82.
cómo se gana: el juego detrás del resulta- to los medios son relativos y sustituibles, no fensivos, como la Italia ’82
do. Sobre esto, el resultadismo dice que “el tendría por qué tener tanto recelo o mos- o la del 2006, que la rocosa Daniel Sancho
segundo es el primero de los derrotados” trarse tan sistemáticamente crítico con el Alemania del ’74 o el “equi-
y que “de los subcampeones no se acuerda llamado buen juego o fútbol ofensivo, que librado” Brasil del ‘94 o del
nadie”, sólo del ganador, que identifica con no es sino una táctica más entre otras. 2002.
el campeón1. Lo coherente con su posición sería, en Hay que distinguir dos
cambio, afirmar que en el caso en que con- problemas aquí. Uno es la
Presupuestos del resultadismo viniera (por ejemplo, si contara con jugado- asimilación entre jugar bien
res extraordinarios para el fútbol ofensivo) y jugar ofensivamente, y
La posición resultadista es la que for- elegiría con la misma convicción la táctica otro entre jugar bien y jugar
mula la pregunta, casi como desafío a la ofensiva, en tanto mejor medio para alcan- estéticamente.
otra posición, para debilitarla. Es respon- zar el único fin que importa (ganar). Salvo El fútbol, por ser un juego,
sable de los términos en que está hecha la que considere que el fútbol ofensivo es más admite muchos estilos. Para
1
decirlo rápidamente: ofensi-
En Argentina, los cultores de estas aseveraciones son sobre todo los bilardistas, que no obstante celebran los vo, defensivo, contraataque,
subcampeonatos de la selección argentina en Italia ’90 y Brasil 2014, obtenidos bajo la dirección de Carlos Bilardo
y Alejandro Sabella (heredero de su escuela), respectivamente.

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bre todo colectivos— que no son los distin- Un argumento atendible para elegir un difícil jugar ofensivamente, porque la crea-
Evolución del juego tivos del juego ofensivo o los del talento in- juego centrado en la defensa es no tener los ción es más compleja que la destrucción.
dividual: la estética coral que puede haber recursos suficientes para enfrentar de igual Otro problema del ofensivismo es que
¿Por qué determinado estilo bien ju- en los equipos, los movimientos más de- a igual a un adversario superior. La conver- da por sentado que todos los equipos pue-
gado resulta en general más estético que fensivos y los momentos en los que éstos sión de los clubes en empresas reproduce den desarrollar este estilo, que a la vez
otro estilo igualmente bien jugado? Tal son bien ejecutados. Resulta muy estética, en la competencia la desigualdad del mer- afirma —con razón— que es el más exigen-
vez debido a un modo histórico de mirar por ejemplo, la inteligencia táctica de los cado, donde el pez chico es comido por el te y difícil. Esa suposición vale para aque-
el fútbol. En efecto, la trayectoria histórica buenos jugadores italianos. Todos parecen, grande. No todos los equipos de una misma llos que están en una mínima igualdad de
del estilo de juego del fútbol ha ido del es- independientemente de su talento técnico, división pertenecen realmente al mismo condiciones, lo cual en un fútbol mercan-
pontaneísmo ofensivista a la planificación entender la lógica del juego, lo que les per- nivel. Por ello es plausible que el de menos tilizado —objeto de crítica también del
táctica. Si el fútbol nació identificado con mite ejecutar en cada momento la jugada recursos elija no jugar del modo en que pre- ofensivismo— no se deduce de que estén
los goles, la técnica y el talento individua- apropiada al desarrollo del mismo: pasar, fiere su aventajado adversario, consistente en la misma división.
les, ha ido hacia el control del juego y de retener, desmarcarse, controlar, provocar precisamente en hacer lo más difícil. Pero el resultadismo no puede aferrar-
la espontaneidad merced al desarrollo de el fuera de juego, etc. Es muy difícil que un se a este último argumento para defender
un conocimiento “cuasi-científico” de las buen defensor italiano eluda donde es pe- A modo de conclusión su posición, porque no cumple en la prác-
diferentes acciones. Todo ello ha subordi- ligroso, traslade la pelota en exceso o pier- tica su postulado de que los medios no im-
nado el talento a la táctica y al juego colec- da su posición. Eso, si se lo sabe mirar, tiene La dicotomía entre jugar bien o ganar portan con tal de obtener el fin, sino que
tivo. Se trabaja, no se juega. también un alto valor estético, aunque no resulta falsa, al menos por dos motivos. siempre prefiere conservar el cero a ata-
El concepto mismo de equipo fue mo- tan obvio como un pase al vacío de Pelé, En primer término, porque presenta car, como si ello redujera los riesgos del
dificándose: se pasó del equipo como co- una gambeta de Maradona, o un desborde como elección algo inherente al juego, su juego. Sólo reduce unos y aumenta otros —
lección de solistas talentosos y volcados en de Houseman o Garrincha. fin, que es ganar. Ganar y jugar bien no son en este caso, no marcar—, como cualquier
arco contrario, al equipo como un colecti- La televisión también desempeña un comparables porque no son equiparables: elección de estilos.
vo que es más que la suma de sus indivi- papel en la formación de un modo de mi- ganar es un fin dado y jugar bien es un me- Esto quizá ilumine la diferencia entre
dualidades. Si antes ganaba el que mejores rar y por tanto apreciar el fútbol. Privile- dio. La disyuntiva se da entre medios, no ambas posiciones, que radica en el concep-
jugadores (dotados técnicamente para el fút- gia la destreza individual y no el juego co- en el fin, que se elige de por sí cuando se to de juego como tal. En especial en el del
bol ofensivo) tenía, ahora gana el que mejor lectivo, el juego con balón al juego sin él, elige jugar. fútbol, que es el más contingente y arbitra-
funciona como colectivo. Quizá eso de pie sencillamente porque en la pantalla no se Para poder presentarse como el único rio de todos los juegos. Si el resultadismo
a la remanida afirmación de que “ya no hay ve el juego posicional de todo el equipo. que realmente quiere el fin que es común a promete que es capaz de anular el carácter
rival débil”. todos por definición, el resultadismo plan- contingente del juego gracias al estudio del
El contexto político no es ajeno a esta tea mal la pregunta. El resultadismo sos- mismo y del contrario, el ofensivismo sue-
trayectoria, porque coincide con la pérdi- pecha que al “ofensivismo” le interesa más le asimilar el juego a un hecho artístico en
da de lo amateur en favor de lo profesio- jugar que ganar, el fútbol como juego que virtud del carácter impensado, no planea-
nal en una sociedad capitalista que tiene la victoria del propio equipo. Intuye que do y creativo de sus formas.
en el riesgo el principal enemigo. Pero el cuando la escuela del buen juego sostiene La objeción que cabría hacer al concep-
riesgo es ineliminable de todo juego, en que el fútbol es inapresable, contingente, to resultadista del juego es que su estudio
especial del fútbol. Y hoy muchos equipos librado a la creatividad, ya está eligiendo no anula su rasgo fundamental, la contin-
son ya, de facto o formalmente, empresas. performativamente más jugar que ganar. gencia, porque las situaciones no se repi-
Entonces, aparece en toda su dimensión la O que, como dice el personaje del Trinche ten ni son reproducibles. La objeción que
contradicción entre el riesgo que conlleva Carlovich en la obra de teatro de Jorge Ei- puede hacérsele a la noción ofensivista del
todo juego y la búsqueda de su eliminación nes, “jugar ya es ganar” y “las camisetas juego, en lo fundamental acertada, es que
que busca toda inversión. El resultado es son diferentes sólo para saber a quién hay en un hecho artístico no hay competencia
previsible: un retroceso de la creatividad que pasarle la pelota”. con otro por el mismo bien. El fútbol es, a
en favor de una mecanización, que presun- El problema sigue siendo que ganar no diferencia de la creación artística, un juego
tamente aseguraría el éxito o, al menos, no es elegible, para bien o para mal. No es una de suma cero, no “una finalidad sin fin”.
perder. El problema es que no perder puede cuestión de voluntad, sino de lógica del Por lo tanto, a modo de conclusión, se
tener sentido en una economía regida por juego. Aun cuando el “ofensivismo” eligie- podría decir que jugar bien el estilo que sea
el capital, pero no en un juego, que para Jimmy Baikovicius ra jugar antes que ganar, si esto fuera posi- es —en el largo plazo— un requisito para
realizarse debe atreverse a arriesgar. ble, estaría prefiriendo jugar bien, lo cual ganar. En casi todas las victorias hay al-
De aquel origen queda entonces la cele- —bajo el estilo que fuere— lo estaría acer- gún grado de estética, que no radica en la
bración —por encima de todo— del talen- De todos modos, puede afirmarse que cando todo lo que se puede a la victoria. victoria en sí —como diría el resultadis-
to y el gol en la retina del espectador. Por el estilo ofensivo hoy representado por La dicotomía resulta falsa, en segundo mo—, sino en el modo de conseguirla —y
eso está cambiando. La óptica con la que Guardiola, por ejemplo, desarrolla más lugar, porque ambas posiciones presupo- no siempre porque haya sido a la ofensiva,
se mira el juego es ahora más la del hincha, el juego que un estilo defensivo o contra- nen afirmaciones cuestionables. como diría el ofensivismo—. Pero también
que tiende a sustituir al espectador. Esto golpeador de técnicos como Mourinho, Por parte del resultadismo porque, con- que una victoria a la ofensiva tiene mayor
resulta coherente con la colonización de la Simeone o Deschamps. Sencillamente tra lo que afirma, está obligado a escoger grado de dificultad y por lo tanto de estéti-
vida por el mercado: ya no hay actores des- porque hace lo más difícil, lo más com- una táctica y ejecutarla bien como condi- ca que otra obtenida con otro estilo.
interesados; toda acción pone en juego una plejo técnicamente al hacer frente a todas ción para alcanzar lo único que le interesa, Esto por supuesto no clausura la discu-
inversión, simbólica o material, que debe las acciones del juego (defensa, recupera- ganar. Es decir, necesita jugar bien, lo que sión, sino que la lleva a otro terreno: el de
ser rentable. ción, elaboración y definición). Los otros a su vez siempre supone algún grado de es- la estética de los diferentes estilos de juego
Esa óptica que asocia el juego con el es- equipos afrontan sólo una parte de éstas tética y eficacia futbolísticas. bien ejecutados. Y ahí no hay verdad, sino
tilo ofensivo, como toda manera de mirar, acciones, principalmente defensa y defini- La dicotomía es falsa del lado del ofensi- puntos de vista, dioses en lucha, y la nece-
ilumina algo y oscurece otra parte. Oscu- ción, saltándose la recuperación al dejar la vismo porque, contra lo que dice, no se jue- sidad de elegir entre ellos, pagando siem-
rece lo que de estético tienen otros estilos posesión al oponente, y la elaboración al ga bien sólo a la ofensiva, sino que se puede pre un precio, como ya nos había advertido
y otros gestos técnicos —individuales y so- practicar un juego “directo”. jugar bien de muchas maneras, incluso de- el viejo Tim.
fensivamente. Si bien es cierto que es más

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