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138 ACERCA DEL CIELO

en cuanto a los intermedios, (lo son) en proporción a la dis- Comoquiera que existen dos dificul-
lo tancia, como demuestran los matemático^^'^. 12 tades con las que uno podría, con toda
Paradojas
probabilidad, tropezar, hay que intentar
de los movrmientos 25
En cuanto a la figura de cada uno de astrales explicar la apariencia222,
pues creemos que
11 los astros, lo más razonable es considerar- el celo es más digno de (ser considerado)
Forma
esférica la esférica. En efecto, puesto que se ha pundonor que audacia cuando uno, por estar sediento de la
de IOS astros mostrado que no están naturalmente do- posesión del saber223,gusta de (hallar) una solución, aun
tados para moverse por sí mismos y co- modesta, de las (cuestiones) en tomo a las que tenemos las
mo, por otro lado, la naturaleza no hace nada irracionalmen- mayores dificultades.
15 te ni en vano, es evidente que ha dado a las cosas inmóviles Y, siendo muchas las (dificultades) de este tipo, no es la
el tipo de figura menos móvil. Ahora bien, lo menos móvil menos llamativa la de por qué causa los (astros) no se mue- 30
es la esfera, por no tener ningún órgano apto para el movi- ven con mayor número de movimientos cuanto más distantes
miento. Está claro, por consiguiente, que la masa (de los se hallan de la primera revolución, sino que los intermedios
astros) será esférica. (tienen) más224.Pues parecería lógico que, al moverse el
Además, todos deben ser similares a uno de ellos, y a primer cuerpo con una sola traslación, el más próximo a él
simple vista se comprueba que la luna es esférica: si no, en se moviera con el mínimo de movimientos, pongamos dos,
20 efecto, no crecería ni menguaría adoptando la mayor parte el siguiente con tres, o cualquier otra ordenación semejante.
de las veces forma de lúnula o biconvexa, y una sola vez, de
semicírculo220. Y esto (se comprueba) a su vez por medio de 222 Phainómenon; los «fenómenos», «manifestaciones» o ((aparien-
los (estudios) astronómicos, ya que, si no, los eclipses de sol cias)) (no necesariamente contrapuestas a «la realidad))) por antonomasia
no tendrían forma de l ú n ~ l a ~De~ 'modo
. que, si uno (de los eran, para los griegos, los movimientos y fases de los astros.
astros) lo es, está claro que también los otros serán esféri- 223 Philosophías. Pasajes como éste abonan una interpretación del
término como «apropiación» más que como «deseo» del saber.
cos.
224 La teoría astronómica que Aristóteles parece tener presente aquí es
la primitiva versión eudoxea del sistema de esferas homocéntricas. En és-
ta, en efecto, los movimientos del sol y la luna (los astros más lejanos de
la esfera de las fijas) se explican mediante la combinación de los movi-
mientos de tres esferas, mientras que los de Saturno, Júpiter, Marte, Venus
2'9 Probable alusión a Eudoxo de Cnido y Calipo de Atenas, astróno- y Mercurio requieren la combinación de cuatro. En la versión de Calipo,
mos que basaban su teoría de las esferas homocéntricas en cálculos mate- en cambio, todos los astros se mueven siguiendo la trayectoria resultante
máticos de gran complejidad. de la combinación de cinco esferas, a excepción de Saturno y Júpiter, a los
220 En efecto, tanto durante su fase creciente como durante la men- que se les asignan cuatro. En cuanto a la versión definitiva del propio
guante, la luna presenta todos los días una forma biconvexa o de gajo, ex- Aristóteles, con su inclusión de las esferas compensatorias (ver n. 205 su-
cepto en mitad de la fase, en que aparece como un semicírculo. pra), vuehe a atribuir a la luna un número total de esferas inferior al de
221 Se refiere, obviamente, a las figuras adoptadas por el sol durante los astros «intermedios», situados entre ésta y los planetas exteriores (Jú-
sus eclipses parciales no anulares. piter y Saturno).
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35 En realidad ocurre lo contrario: pues el sol y la luna se sos medios y hallándonos a tan considerable distancia de lo
292a mueven con menos movimientos que algunos de los astros que allá ocurre; sin embargo, bien puede ser que, estudián-
errantes225:y sin embargo, (estos últimos) se hallan más le- dolo a partir de (consideraciones) semejantes, lo que ac-
jos del centro y más cerca del primer cuerpo que aqué- tualmente resulta paradójico no parezca en absoluto absur-
l l o ~En ~ ~
algunos
~ . casos esto se ha puesto de manifiesto a do. Pero nosotros razonamos acerca de aquellos cuerpos
5 simple vista: en efecto, hemos visto cómo la luna, en su como si sólo fueran unidades poseedoras de un orden, pero
cuarto, pasaba bajo el astro de Ares 227 y éste se ocultaba por totalmente inanimadas; es preciso, en cambio, suponerlos 20
el (lado) oscuro de aquélla, saliendo por el (lado) visible y dotados de actividad y de vida: de este modo, en efecto, no
brillante228.De manera semejante hablan también acerca de parecerá irracional lo que sucede. Pues parece que, en aque-
los demás astros los egipcios y babilonios, que los han ve- llo que posee la perfección, se da el bien sin (necesidad de)
nido observando de antiguo a lo largo de muchísimos años actividad, en aquello que está muy cerca (de lo primero) se
y a los que debemos muchas opiniones ciertas2'' acerca de da mediante una pequeña y única actividad, y en las cosas
cada uno de los astros. más alejadas, mediante actividades múltiples, así como, en
io Ante esto, pues, podría uno sentirse perplejo, así como el caso de los cuerpos, uno se halla en buen estado sin
sobre la causa de que en la primera órbita23ohaya una multi- (necesidad de) hacer ejercicio, otro, paseando un poco, otro, 25
tud de astros tan grande que parece que toda la formación en cambio, precisa de la carrera, de la lucha y de (todo tipo
(estelar) sea innumerable, mientras que en cada una de las de) competición, y en otro, en fin, ni aunque pase por todas
demás (hay) uno exclusivamente y (nunca) aparecen dos o las penalidades se dará ese bienestar, sino cualquier otra
más fijos en la misma órbita. (situación).
1s Sobre estas cuestiones, pues, vale la pena buscar un gra- Por otro lado, es dificil acertar en muchas cosas o mu-
do de comprensión cada vez mayor, aun contando con esca- chas veces; por ejemplo: es muy improbable obtener diez 30
mil veces231con las tabas la tirada de Q ~ í o smientras
~ ~ ~ , que
es fácil (lograrlo) una o dos veces. Y a su vez, cuando hay
225 LOSplanetas, así llamados por derivación del verbo griego planáó,
que hacer tal cosa con vistas a tal otra, y ésta con vistas a
«errar».
otra, y esta última con vistas a otra más, en uno o dos 292b
226 El sol y la luna.
227 El planeta Marte, Ares en griego. La expresión ((pasaba bajo el as-
(pasos) es fácil tener éxito, pero cuantos más (pasos haya
tro...)) equivale a «pasaba por delante del astro...)) (lo que, visto desde la que dar), más difícil.
tierra, queda por delante es también, para Aristóteles, lo que queda por Hay que pensar, por ello, que la actividad de los astros
debajo, por ser más próximo a la tierra, que es el debajo absoluto). es como la de los animales y las plantas. Aquí, en efecto, las
228 El fenómeno de ocultación de Marte por la luna citado por Aristó-
teles (que Kepler dató en el 4 de abril del 357 a. C. y otros astrónomos
23' ((Diez mil» es la hipérbole habitual en griego clásico para referirse
más recientes, en el 4 de mayo del mismo año) demuestra que la luna se
mueve en una órbita más próxima a la tierra (más «baja») que Marte. a lo muy numeroso.
232 En algunas variantes griegas del juego de las tabas, la combinación
229 Písteis,traducido ordinariamente por «creencias».
230 Phorbi, lit.: «traslación».
de máximo valor, equivalente al seis de los dados.
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actividades del hombre son las más numerosas: pues puede Y por eso precisamente la tierra no se mueve en absolu- 20
conseguir muchos bienes, por lo que emprende muchas ac- to y los (astros) próximos a ella lo hacen con pocos movi-
s ciones y con vistas a otras cosas. (En cambio, el que posee mientos: pues no llegan al (bien) último, sino que sólo hasta
la perfección no precisa para nada de la acción: pues es por cierto punto pueden alcanzar el principio más divino. El pri-
mor de sí mismo, mientras que la acción se da siempre entre mer cielo, en cambio, lo alcanza directamente con un solo
dos, (es decir,) cuando (existe) aquello por mor de lo cual movimiento. Los (astros) situados entre el primer (cielo) y
(se da otra cosa) y la cosa (que se da) por mor de aquello). los últimos, por su parte, llegan ciertamente, pero a través 2s
De los otros animales, en cambio, hay menos (actividades), de múltiples movimientos.
y de las plantas, una (actividad) pequeña y probablemente Respecto a la dificultad de que en la primera traslación,
única: en efecto, o bien hay un solo (bien) que puedan con- que es única, esté concentrada una gran multitud de astros,
seguir, como también el hombre233,o bien todos los diver- mientras que cada uno de los otros por separado se halle
sos (bienes) se hallan dispuestos en el camino hacia el su- dotado de sus propios movimientos, podría de entrada pen-
i o premo bien234.Así, pues, hay algo que posee y participa del sarse razonablemente que esto se da por un (motivo): hay
bien supremo, algo que llega a él con poco (esfuerzo), algo que tener presente, en efecto, respecto a cada vida y cada
que llega con múltiples (esfuerzos) y algo que ni siquiera lo principio, que existe una gran superioridad del primero so-
intenta, sino que (tiene) bastante can acercarse al (bien) ú1- bre los demás, y que esta (superioridad) se da con arreglo a 30
timo; v.g.: si (se considera como) fin la salud, hay quien una proporción: el primero, en efecto, siendo único, mueve
siempre está sano, quien está sano previo adelgazamiento, un gran número de cuerpos divinos, mientras que los otros,
quien lo está mediante carreras y adelgazamiento y quien lo siendo muchos, mueven sólo uno cada uno; pues uno cual- 293a
está haciendo algún otro (ejercicio) preparatorio de la carre- quiera de los astros errantes se desplaza con varias trasla-
i s ra, de modo que son múltiples sus movimientos; y otro, en ciones. De este modo, pues, la naturaleza equilibra y esta-
fin, que no es capaz de llegar a estar sano, sino sólo de co- blece un orden, asignando muchos cuerpos a una sola
rrer o adelgazar, y una de estas dos (actividades) es su obje- traslación y muchas traslaciones a un solo cuerpo.
tivo. En efecto, el máximo bien de todas las cosas es alcan- También por este otro (motivo) tienen las demás trasla-
zar aquel fin (primero); si no, siempre es mejor cuanto más ciones un solo cuerpo: porque las (traslaciones) anteriores a 5
cerca se está del bien supremo. la última, que es la que lleva el astro único, mueven muchos
cuerpos; en efecto, la última esfera se desplaza mantenién-
dose solidaria de otras varias esferas, y cada esfera viene a
233 Esta observación contradice aparentemente la afirmación anterior ser un cuerpo23s.Así, pues, el trabajo de aquella (última) se-
de que el hombre tiene muchos objetivos a su alcance y, consiguientemen-
te, muchas actividades que realizar. La contradicción puede obviarse en- 235 En la teoría de las esferas homocéntncas heteroaxiales sostenida
tendiendo que los diferentes objetivos se hallan subordinados a un objeti- por Aristóteles, el planeta Marte, por ejemplo, se halla fijo en el ecuador
vo supremo, tal como precisa Aristóteles a continuación. de una esfera (la aquí llamada «última») cuyo movimiento propio se
234 Ti)aristolt. combina con los de otras siete esferas que la envuelven (cuatro que giran,
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rá común: pues a cada una (le corresponde) por naturaleza Quizá les parezca también que no hace falta asignar a la
io una traslación y es como si ésta se sumara a las demás, aun- tierra la región del centro a otros muchos que extraen su
que la potencia de todo cuerpo limitado es aplicable sólo a convicción, no de las apariencias, sino más bien de los ar-
algo limitado. gumentos. Creen, en efecto, que conviene que la región más 30
Pues bien, acerca de los astros que se desplazan con noble esté a disposición de lo más noble, que el fuego es
movimiento circular queda dicho cómo son en cuanto a su más noble que la tierra, y el límite, más que lo que está
entidad y su figura, así como acerca de su traslación y su dentro, así como que el extremo y el centro son límites: de
orden. modo que, razonando a partir de aquí, creen que en el centro
de la esfera no se encuentra aquélla236,sino más bien el fuego. 29311
Falta hablar acerca de la tierra, dónde Además, los pitagóricos, por (considerar) que es con-
13 está situada y si es de los (cuerpos) en re- veniente que lo más digno del universo esté máximamente
Teoriassobre POSO O en movimiento, así como acerca protegido y que tal es el centro, llaman ((guardia de Zeus» al
la tierra
de su figura. fuego que ocupa esa región: como si el centro se dijera en
Pues bien, sobre su posición no todos un solo sentido, tanto el centro de la magnitud, como el de S
tienen el mismo parecer, sino que la mayoría de los que la cosa concreta y el de la naturaleza. Sin embargo, así co-
afirman que el cielo es limitado dicen que (la tierra) se halla mo en los animales no es lo mismo el centro del animal que
en el centro, pero los llamados pitagóricos, de Italia, se ma- el del cuerpo, así también hay que concebir, con más razón,
nifiestan en contra: en efecto, afirman que en el centro hay el cielo en su conjunto. Por este motivo, pues, no tendrían
fuego y que la tierra, que es uno de los astros, al desplazarse aquéllos por qué turbarse acerca del universo ni introducir
en círculo alrededor del centro, produce la noche y el día. una guardia en su centro, sino investigar cómo es aquel otro io
Además postulan otra tierra opuesta a ésta, que designan centro y dónde le corresponde estar por naturaleza. Pues di-
con el nombre de antitierra, no buscando argumentos y cau- cho centro es principio y consiste en algo noble, mientras
sas conformes a las apariencias, sino forzando las aparien- que el centro (en el sentido) del lugar tiene más que ver con
cias e intentando compaginarlas con ciertos argumentos y un final que con un principio: en efecto, el centro es lo de-
opiniones suyos. limitado, mientras que el límite es lo que delimita. Ahora
bien, es más noble lo que envuelve y el límite que lo limita-
do: pues esto último es materia, aquello, en cambio, la enti- ts

con diversos ángulos axiales, en un determinado sentido y otras tres que lo dad de la cosa constituida.
hacen en sentido contrario al de las esferas del planeta inmediatamente su- Acerca del lugar de la tierra, pues, algunos sostienen esa
perior, en este caso Júpiter). Si consideramos cada una de esas esferas co- opinión, al igual que sobre su estado de reposo y su movi-
mo corpóreas, puede decirse que el movimiento de Marte no es el movi- miento: pues no todos lo conciben del mismo modo, sino
miento de un solo cuerpo, sino el de ocho, con lo que se reduce algo la
desproporción entre el número de cuerpos arrastrado por el primer cielo y
el arrastrado por los cielos inferiores. 236 Léase: «la tierra)).

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