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Vivir como seguidores de Dios

(Titulado original, “Como pasar por una apuro”)


1 Samuel 30:3-24 (NVI)

Saber hacia dónde vamos:


El evangelista Billy Graham relata una historia de cuando Albert Einstein
viajaba en tren para cumplir una cita El inspector se detuvo a su lado para revisar su
boleto. El gran científico, preocupado con su trabajo, buscó muy avergonzado en los
bolsillos de su saco y en su carpeta, pero sin éxito. No pudo encontrarlo. El inspector
le dijo, “Todos sabemos quien es usted, Dr. Einstein. Estoy seguro que usted compró
un boleto. No se preocupe. Todo está bien.”
El inspector continuó por el pasillo revisando otros boletos. Antes de salir del
carro y continuar en el próximo, miró atrás y vio al Dr. Einstein de rodillas buscando
su boleto bajo el asiento. El inspector volvió y le dijo suavemente, “Dr. Einstein, por
favor, no se preocupe. Yo sé quien es usted.” Einstein levantó la vista y dijo, “Yo
también sé quien soy. Pero lo que no sé es hacia dónde voy.”

¿Qué significa ser el pueblo de Dios y enfrentar el futuro con confianza,


superando las circunstancias que nos rodean?
En la vida de David encontramos algunas lecciones de cómo vivir como
pueblo de Dios que le sigue.

Leer 1 Samuel 30:3-24 y orar

1. Las interrupciones no deben que alterar la confianza del pueblo de Dios


(29:10)

Hace algún tiempo, encontré una lista de “15 cosas que he aprendido en la
vida.” El número 13 dice: “Cuando los problemas aumentan y todo parece ir mal,
siempre hay alguien que percibe una solución y está dispuesto a tomar el control.
Muchas veces, este individuo está loco.”

David no estaba loco, pero el rey Aquis pensó al comienzo que tal vez sí lo
estaba cuando huyó a él (capítulo 21) en un esfuerzo por escapar de Saúl. La vida de
David es realmente una asombrosa aventura de muchos años, desde cuando Dios
rechazó a Saúl (en favor de David) hasta cuando David en verdad lo reemplazó como
rey sobre Israel.

1 Samuel 21:10-12: Ese mismo día David, todavía huyendo de Saúl, se dirigió a
Aquis, rey de Gat. Los oficiales le dijeron a Aquis, “No es éste David, el rey del
país? ¿No es él por quien danzaban, y en los cantos decían:
‘Saúl destruyó a un ejército,
Pero David aniquiló a diez’?

Al oír esto, David se preocupó y tuvo mucho miedo de Aquis, rey de Gat. Por
lo tanto, cuando estaban por apresarlo, fingió perder la razón y, en público, comenzó
a portarse como un loco, haciendo garabatos en las puertas y dejando que la saliva
le corriera por la barba.
Para evitar ser destruido por Saúl o por los filisteos, David debía estar siempre
alerta. Salió entonces de la presencia de Aquis, escapando varias veces de Saúl, y
viviendo como “el gato y el ratón”. Más tarde se casa con Abigail y regresa a Aquis
para refugiarse de la persecución de Saúl. ¡Qué solución! ¡Gozar de la protección y
del buen favor de un enemigo filisteo, mientras huye de quien es rey sobre el pueblo
que él sabe que un día estará bajo su dirección! Sin embargo, ocurre entonces la
interrupción divina en la vida de David.
Los soldados están comenzando a desconfiar de David y ya no están seguros
de ir a la batalla con él. Aquis ha llegado a ser un gran admirador de David, pero no
está dispuesto a contradecir a sus soldados en este punto. Así que expone a David las
preocupaciones de los comandantes, pero sin darle detalles. Para asegurarle a David la
veracidad de sus palabras, hace un juramento solemne en el nombre del Dios de
David. Hasta donde Aquis sabe (pero véase 27:8-11), David ha sido confiable.
Entonces, recomienda a David que “se vaya tranquilo”, una expresión cordial de
despedida (2 Samuel 15:9).
David pudo haber pensado que la decisión del rey de dejarle “ir tranquilo” era
simplemente circunstancial, sin embargo, para con Dios fue providencial. Era hora
de avanzar. Era el momento propicio para una interrupción divina.

¿Pudiera ser que Dios también esté tratando de hacer un cambio en su vida
mediante una interrupción divina?

(Tal vez ustedes manejen las interrupciones mejor que yo.)

Las interrupciones no tienen que alterar la confianza del pueblo de Dios.

2. Los problemas no tienen que alterar la confianza del pueblo de Dios (30:3-5)

Nos equivocamos cuando suponemos que cuando Dios entra en la escena con
una interrupción divina todo va a mejorar. Muchas veces las cosas empeoran en lugar
de mejorar. Pero, es muy importante nuestra forma de responder cuando las cosas
empeoran. Me parece que a veces nos desgastamos y desilusionamos, en nuestro
esfuerzo por alejarnos de los problemas.
No conozco ningún lugar en la Biblia donde Dios nos instruya alejarnos de los
problemas. Por supuesto, debemos hacer lo posible para no ser la causa de nuestros
problemas. Pero los problemas y las dificultades nos acompañarán. Alguien ha
dicho, “O estamos en un lío, o saliendo de un lío, o dirigiéndonos hacia un lío todo el
tiempo.” ¿Suena un poco pesimista? ¡Pero tal vez sea verdad más a menudo de lo
que queremos admitir! Miren lo que le pasa a David:
Habiendo sido despedido por Aquis, David y sus hombres comienzan el largo
viaje de Afec (29:1) a Siclag (véase 27:6) en el país filisteo (29:11) y llegan al tercer
día. Mientras tanto, los amalecitas (enemigos de Israel desde hace siglos, quienes
habitaban grandes regiones al suroeste del Mar Muerto) habían asaltado (literalmente,
“desnudado”) a Siclag y el Néguev. Los amalecitas aprovecharon la ausencia de
David de Siclag y se vengaron por el asalto anterior de David (27:8). Llevaron
cautivos a todos los habitantes de la ciudad, desde los más jóvenes hasta los más
ancianos (30:2, 29). Las dos esposas de David se encontraban entre los prisioneros.

30:4-8. El “llorar y gritar hasta quedar sin fuerzas” es una reacción comprensible
cuando la situación parece desesperada. Pero dentro de poco la tristeza de David y de
sus hombres sería reemplazada por la esperanza segura. Dios les asegura la victoria y
su promesa les da aliento y esperanza. ¡Sin embargo, esta victoria tampoco vendría
sin que antes la situación empeorara aun más! Pero aun así...

¡Los problemas no tienen que alterar la confianza del pueblo de Dios!

3. El pueblo de Dios se compromete a su camino – no al camino fácil (30:6-10)

David se afligió aun más, porque sus propios hombres lo culparon a él por ño
ocurrido. ¡Hasta pensaron apedrearlo! Convencidos que nunca volverían a ver a sus
hijos, los hombres “lloraron con gran angustia (véase 1:10)”. Mientras que en el
versículo 22:2 los que estaban “en apuros, cargados de deudas y amargados” se
sometieron a su liderazgo, aquí sus hombres están tan angustiados, que están a punto
de atacarlo.
El discernimiento espiritual de David se manifiesta precisamente en el
momento oportuno. David sabía en quien había de confiar; “cobra ánimo y pone su
confianza en el Señor su Dios.” Por usar la expresión “el Señor su Dios”, el narrador
enfatiza la relación íntima de David con Aquel que desde el principio “está con él
(16:18).

Si tiene que caminar por una ruta que no se puede describir como “fácil”, ¿es
usted capaz de hacerlo con confianza?

(De la lista de “15 cosas que he aprendido en la vida,” la número 3) “Lo que une a
todos los seres humanos, a pesar de la edad, el sexo, la religión, el estatus económico
o la procedencia étnica, es que: en el fondo del corazón si tenemos automóviles,
creemos que somos conductores mejores que la mayoría.”

Esa sí que es una confianza sin fundamento.

Puede haber interrupciones divinas que no comprendemos, tal vez nunca


llegamos a escapar de nuestros problemas, el seguir a Dios puede ser un camino que
no es fácil, pero podemos todavía enfrentar nuestros días con confianza – ¡y no quiero
decir la clase de confianza que muchos de nosotros tenemos en nuestra habilidad al
manejar el carro! Confianza que depende de la esperanza, la seguridad, la fe en el
Único que es más grande que todos los problemas que enfrentamos, más grande que
la situación más difícil en que jamás nos encontremos. ¡Podemos en verdad vivir con
confianza si nuestra esperanza está en él!

4. Como el pueblo de Dios, no estamos a la venta (30:21-24)

El rey David organizó un asalto para rescatar a sus familias y bienes tomados
por los amalecitas malvados. Doscientos hombres se quedaron atrás porque estaban
demasiado fatigados para continuar (30:10).
Tal como Saúl tenía al principio de su reinado sus “insolentes” (10:27), así
también David tiene ahora los suyos. Protestan por compartir el botín con los que no
habían participado en la campaña contra los amalecitas. David, llamando
generosamente a estos perversos “mis hermanos”, les recuerda que el botín no es,
como ellos piensan, “lo que nosotros recobramos”, sino “lo que el Señor nos ha
dado”.
Dios les había dado el poder para derrotar a los maleantes que robaron sus
bienes, sus familias y aun las dos esposas de David, y recobrar todo. Por exhaustos
que hayan estado los que quedaron atrás, merecían una recompensa por haber
guardado el bagaje. No debían considerarlos inferiores y todos debían participar
igualmente del botín. David sabía que él había sido divinamente nombrado para
distribuir el botín del Señor como el Señor lo quería, y David no se “vendería” a
quienes quisieran actuar de otro modo.

¿Tenemos, usted y yo, la fortaleza necesaria para hacer lo que sabemos es lo


correcto, sin importarnos que las personas a nuestro alrededor “se vendan”?

Cuando pasemos por momentos difíciles en la vida, si vamos a enfrentar


nuestro futuro con confianza, no podemos estar a la venta. Esto significa varias cosas:

-- No estaré a la venta, aun cuando las personas a quienes yo amo esperen que haga lo
malo.

-- No estaré a la venta, aun cuando el rehusar venderme pueda resultar en ser


rechazado por los que quiero que me acepten.

El hombre de Dios, la mujer de Dios, el pueblo de Dios – no deben estar a la


venta. Al pasar por las interrupciones divinas, por problemas de toda clase, por los
más ásperos caminos de la vida, David encontró que mientras ponía su confianza en
Dios y la mantenía firme en él – no dejándose vender a nadie por ningún tipo de
precio – tendría fuerzas necesarias para sobrepasar todo tipo de problemas y
conflictos. ¡Siempre logró hacerlo con confianza! ¡Las buenas nuevas son que usted
y yo podemos poner nuestra confianza completa en el mismo Dios de David! Dios es
igualmente poderoso para satisfacer nuestras necesidades hoy.

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