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TESTIGOS EN LA ESCUELA

EL EDUCADOR
AGUSTINIANO

Isaías Díez del Río, OSA

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Publica:
FEDERACIÓN AGUSTINIANA ESPAÑOLA

Coordinan:
María Paz MARTÍN DE LA MATA
Santiago M. INSUNZA SECO

Colabora:
Comisión de educación FAE

Imprime:
Grafinat, S.A.
Argos, 8
28037 Madrid

ISBN (Obra completa): 84-932490-0-9


ISBN: 84-96029-06-9
Depósito Legal (Obra completa): M-26.388-2002
Depósito Legal: M-48.021-2002
ORACIÓN DEL EDUCADOR AGUSTINIANO

Enséñame, Señor, lo que tengo que enseñar,


y enséñame, sobre todo,
lo que tengo que aprender.
Para que también yo
continúe considerándome alumno
en la escuela donde Tú
eres el único maestro
que enseñas desde dentro.
Aumenta mi hambre de verdad
para que no descanse
sobre conquistas fáciles,
sino que convierta la vida entera
en una búsqueda incesante.
Que sepa amar sin condiciones,
como amas Tú,
vea en los más débiles
una cita para la entrega gratuita
y sepa enseñar siempre con alegría
a través de los gestos,
más que del discurso de las palabras.
DOS PALABRAS

E
L año 1994, la FEDERACIÓN AGUSTINIANA
ESPAÑOLA celebró, en Madrid, un encuentro bajo
el título AULA AGUSTINIANA DE EDUCACIÓN.
Aquella feliz iniciativa –ya en su novena edición–
ha contribuido a definir las líneas maestras de la
pedagogía agustiniana y a crear un foro de reflexión
sobre los temas más vivos de la educación
contemporánea. Las ponencias de esas jornadas
se han venido publicando, año tras año, y constituyen
una bibliografía valorada en el mundo agustiniano
de habla hispana.
Con el programa «TESTIGOS EN LA ESCUELA»,
la FAE quiere, ahora, poner en manos de todos los
educadores unos cuadernos monográficos que vayan
desgranando los matices diferenciales de una
propuesta educativa con sello agustiniano.
El manantial de intuiciones que brota del pensamiento
de san Agustín no queda aquí agotado, a lo más
sugerido.
Los Equipos Directivos de los distintos Colegios
instrumentarán la metodología y el calendario más
adecuados para ese necesario tránsito de la lectura
personal a la reflexión compartida.
La sociedad, particularmente la escuela, necesita
testigos. Hombres y mujeres que confiesen
abiertamente las razones que sostienen su vida y den
razón de su esperanza. No hay que imponer nada, pero
hay que ser capaces de proponer. La verdad de la vida
cotidiana es el mensaje más transparente. Aunque haya
interferencias.
El educador agustiniano
ISAÍAS DÍEZ DEL RÍO, OSA

lenguaje de las actitudes, un


espíritu, un talante.
La educación siempre ha sido, y
continua siéndolo, un proceso de
relación humana. Un proceso en el
que, por principio, el profesor es el
guía y el alumno el sujeto activo. La
ABLAR del educador

H agustiniano obliga,
necesariamente, a subrayar
y reiterar aspectos e ideas que
relación que entre uno y otro se
establece es de tal naturaleza y
profundidad, que ambas partes salen
mutuamente enriquecidas, haciendo
aparecen en otros textos del temario realidad aquel antiguo principio de
«TESTIGOS EN LA ESCUELA». Es «docendo discitur» (enseñando
comprensible, porque se intenta aprendo).
presentar el perfil o los rasgos En todo proceso educativo, pues,
específicos del hombre o la mujer hay dos protagonistas principales: el
que hacen posible la propuesta maestro/educador y el
agustiniana en el marco de la discípulo/educando. Pasamos por
educación. Estamos, pues, ante un alto aquí la circunstancia, no por
olvido, ni por considerarla carente
tema-síntesis que nos permite
de importancia, sino por caer el
apreciar, panorámicamente, lo que asunto fuera de esta reflexión. En el
llamamos el estilo educativo sistema educativo agustiniano a los
agustiniano. Tarea no fácil porque dos protagonistas mencionados, se
supone tanto como traducir al les añade un tercer agente: el

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ISAÍAS DÍEZ DEL RÍO, OSA

Maestro por antonomasia, Cristo. La frente al educando, si realmente


introducción de este tercer personaje quiere que su labor educadora sea
en el escenario educativo receptiva y eficaz.
agustiniano, cambia un poco el
Agustín parte del principio de que el
paisaje educativo conocido.
hombre –como criatura de Dios–,
Para poder comprender el sólo tiene un destino adecuado: su
pensamiento agustiniano sobre la mismo Creador, pues «nos has hecho,
educación nunca hay que perder de Señor, para ti, y nuestro corazón está
vista el hecho de que Agustín no inquieto hasta que descanse en ti»
quiso elaborar un sistema educativo (Confesiones 1,1,1).
para enseñar ciencia, sino para
Si Dios es la meta ineludible, la
formar hombres cristianos. Con esto
educación debe ser también un
ya se indica que el pensamiento
camino –uno de tantos– para ayudar
pedagógico agustiniano tiene por
al hombre a lograr el fin a que ha
principio y meta la formación de la sido destinado. El proceso
persona en cuanto a su ser, no la educativo, en consecuencia, no
instrucción o información de la puede ni debe ser otra cosa que un
persona en cuanto a su posible camino de perfección y salvación
conocer y tener. Porque, lo que cristiana.
realmente le importa a san Agustín,
es lo que el hombre es, no lo que el
hombre tiene (Sermón 23, 3).
Agustín, en realidad, centra y EL EDUCADOR, MINISTRO DEL
reduce su pedagogía a una MAESTRO
pedagogía de la fe. Por eso, esta
doctrina pedagógica es de plena, Según la teoría educativa de Agustín,
directa y cabal aplicación para la el maestro/educador humano es
educación y el educador en la fe. Sin siempre un ministro, un servidor,
embargo, dentro de este del único y verdadero Maestro:
«reduccionismo» pedagógico, en el Cristo-Dios. Ya lo había dicho el
pensamiento agustiniano se formulan evangelista Mateo: «No llaméis a
pautas de acción y, sobre todo, se nadie maestro, porque uno es
establecen actitudes educadoras, que vuestro maestro: Cristo» (Mateo
son aplicables en toda clase de 23,10). Sólo él es el Maestro, pues
educación, pues son actitudes que sólo Cristo es el «Camino, la Verdad
debe mantener siempre el educador y la Vida» (Juan 14,6). Si «hay un

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EL EDUCADOR AGUSTINIANO

solo Maestro, cuya escuela está en la doctrina sistemática sobre la


tierra y cuya cátedra está en el educación en general. Como, de
hecho, así ha sucedido.
cielo», la primera convicción de la
que debe tomar conciencia el
educador cristiano agustiniano, es la
de que él no es «un maestro, sino un «Cuando un profesor vive su diaria
ministro» (Sermón 292,1,1), un tarea no como un saber que le crea un
servidor, un mediador, un poder, sino como una capacidad que le
administrador o delegado del
obliga a un servicio, entonces lo que
verdadero Maestro. Según esta teoría
transmite a sus alumnos, sin intentarlo
agustiniana, «quien nos enseña es la
Verdad de Dios, que habita en el
directamente, es una manera de ser
hombre interior» (El maestro 11,3).
hombre en el mundo, aquella forma
La encarnación de la Verdad de Dios radical de estar asentado en la vida por
es Cristo. De ahí que Cristo sea, la que la propia existencia, el prójimo,
según el pensamiento de Agustín, el los quehaceres y posesiones y todo lo
auténtico Maestro y, al mismo real toma un sentido y se lee en una
tiempo, el único modelo de dirección»
educación. Esta figura del «maestro
interior» es clave en el pensamiento (O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, «Carta a un profesor
de Agustín para comprender todo lo amigo», en El religioso educador hoy. Identidad y misión,
relacionado con la problemática de la FERE, Madrid 1980, p. 255).
fe desde la perspectiva de la
educación.
De esta y otras teorías afines
fácilmente se trasluce que el FUNCIÓN DEL EDUCADOR HUMANO
pensamiento pedagógico de Agustín EN LA EDUCACIÓN
se refería expresamente a la
transmisión y educación en la fe. Si el educador humano es un
Esto, sin embargo, no es óbice para intermediario, ¿cuál es su función?
que, de estos principios y de otros El educador agustiniano parte de que
muchos que se encuentran en su todo ser humano lleva en su interior
vasta obra literaria, no pueda un número casi ilimitado de
extraerse –y sus seguidores de vida potencialidades de orden cognitivo,
con el tiempo formular– una discursivo, ético, religioso, de

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ISAÍAS DÍEZ DEL RÍO, OSA

relación, de inserción social... Estos verdad» (La verdadera religión


«gérmenes de inteligencia y 39,7).
sabiduría, que Dios sembró en toda Aunque, evidentemente, estos
alma» (Sermón 21, 2), entre los que pensamientos se refieran
se halla la «imagen de Dios», para directamente a la educación religiosa
que puedan pasar de potencialidades y moral, de ellos se desprende que en
a realidades, precisan de la ayuda cualquier enseñanza la educación
del maestro/educador humano. La está por encima de la mera
labor y función, por tanto, del instrucción o formación. Es cierto
educador agustiniano, como lo que la pedagogía no puede tratar de
denota su misma semántica, es la educación o enseñanza, por parte
ayudar a sacar (e-ducere) de forma del maestro, sin considerar, al mismo
gradual (Soliloquios 1.23), esas tiempo, el aprender por parte del
potencialidades ocultas a la luz y alumno. Pero la educación se eleva
actualidad del día. Decimos ayudar, por encima de la mera enseñanza o
porque el sujeto y principal formación, en cuanto que aquélla se
agente/constructor del aprendizaje propone, no un resultado mecánico y
significativo, quien realmente automático –como suele acontecer en
saca/extrae esas capacidades es el éstas–, sino un requerimiento de las
propio alumno a la luz y por la luz fuerzas interiores del alumno para
del propio maestro interior (El alumbrar mancomunadamente el
maestro 11,38; Sermón 134,1,1). conocimiento. Es lo que hoy se
Como en Sócrates, la tarea del conoce como aprendizaje por
educador agustiniano es la de la descubrimiento, no por recepción.
comadrona: prestar ayuda, abriendo
Esta llamada a la interioridad para
puertas y ventanas del alumno
la adquisición del conocimiento, está
(Comentarios a los Salmos
hoy muy de moda, por ser un
118,18,4), para que éste, a la luz y
referente fundamental en la nueva
escucha de ese su maestro interior,
sensibilidad espiritual de la New Age.
alumbre el conocimiento que le es
Hay que advertir, sin embargo, que
propio e innato. Este pensamiento, el camino escogido y practicado por
que recorre toda su obra, pues es la esta corriente espiritual para la
conocida teoría de la interioridad, le consecución del conocimiento
llevará a formular el imperativo: salvífico, es radicalmente distinto del
«No salgas fuera; vuelve a ti mismo; camino escogido y practicado por
en el hombre interior habita la Agustín y el cristianismo.

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EL EDUCADOR AGUSTINIANO

EL EDUCADOR, VOZ DE LA PALABRA que enseña» (El orden 2,9,27).


Porque, de hecho, «quiéranlo o no,
Toda acción del educador debe los maestros se ofrecen en imitación
partir de la idea y conciencia de ser
a sus alumnos» (La música 1,6). El
un ministro/servidor del verdadero
ejemplo es siempre más elocuente
Maestro. Esta conciencia le llevará a
que la palabra. Para una recta
asumir que en tanto podrá llevar
educación, de poco o nada sirve que
dignamente el calificativo de
el educador imparta mucha ciencia,
maestro, en cuanto y en el grado en
si luego su vida no es coherente con
que participa de la Verdad y del
lo que enseña. «De nada sirve
Bien del Maestro, a quien
representa. La conciencia y asunción «saber» la verdad –escribe san
de esta representación debe Agustín– si al mismo tiempo no «se
impulsarle, como dijo el Concilio hace» con la vida» (Comentarios a
Vaticano II, a «dar testimonio de los Salmos 57, 23).
Cristo como Maestro» (Gravissimum
educationis momentum, 8), mediante
una profunda competencia en el
conocimiento de la Verdad y una EL EDUCADOR, APRENDIZ DE LA
manifiesta ejemplaridad de conducta VERDAD
en su seguimiento, ya que, «como
ministro de la Palabra, debe ser la Si el maestro humano es un ministro
voz de la Palabra» (Sermón 288, 5). y servidor del Maestro divino, quiere
esto decir que también él es
¡Competencia y ejemplaridad! Por la discípulo del Maestro y, por tanto,
competencia, el educador acerca la condiscípulo de sus propios
Verdad al educando; por la educandos en la conquista y el
ejemplaridad, arrastra al educando aprendizaje de la Verdad, ya que
a la Verdad. La acción magistral unos y otros «tenemos un solo
debe basarse en una función «de maestro, y, bajo Él, somos todos
estímulo, de provocación, de condiscípulos» (Sermón 134,1;
arrastre» (El maestro 14,46). Sermón 242,1; Sermón 292,1,1). En
Siempre y en cualquier circunstancia Agustín se hace lema el conocido
«la buena conducta de quien ejerce principio de «enseñar aprendiendo»
la autoridad es la mejor y más (Carta 166,1; La dimensión del alma
eficaz confirmación de las verdades 33), hasta el punto de que «en

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ISAÍAS DÍEZ DEL RÍO, OSA

tanto soy un buen maestro, en convencimiento de que no se sabe


cuando sigo siendo un alumno» toda la verdad. Cuanto más
(Sermón 244,2). Es decir, el maestro consciente sea uno de la enorme
humano conjuga las funciones de distancia que le separa de la Verdad,
enseñar –como maestro– y de tanto más cerca estará de aquella
aprender como percepción de Sócrates que le llevó a
discípulo/condiscípulo. exclamar «sólo sé que no sé nada»,
signo evidente de que sabía mucho.
Si es consciente de su Y es que la Verdad es un paisaje
responsabilidad, debe dar por inmenso y lejano que, por más que
sentado que para poder enseñar con avancemos hacia ella, nunca
llegamos a rozar el margen de su
dignidad tiene que estar al día en
realidad. De ahí el aviso y consejo de
sus enseñanzas. Esto le llevará a
Agustín de «que nadie presuma de
mantenerse en una búsqueda
haber hallado la verdad» (Réplica a
constante de la Verdad, pues así
la carta de Manés llamada «del
como «la obligación de enseñar es Fundamento» 3,4). Todo a lo más
consecuencia del amor a los demás, que podemos llegar es a pellizcar
la obligación de seguir aprendiendo diminutos fragmentos de verdad. En
cada día es consecuencia del amor esta realidad se apoya Agustín para
a la verdad» (La doctrina cristiana poder afirmar que «la verdad es
4,3,5). Por eso, su actitud patrimonio de todos y de ninguno en
intelectual debe estar regida por el particular» (Comentarios a los
principio, también agustiniano, de Salmos 75,17; 103,2; Confesiones
«buscar como buscan los que han 12,25).
de encontrar. Y encontrar como De todo esto se desprende que no hay
encuentran los que han de seguir nada más ajeno y contrario al
buscando. Porque se ha dicho que pensamiento liberal agustiniano, que
el hombre que llega el final, no un pensamiento dogmático y una
hace más que empezar» (La actitud integrista. Estas posiciones
Trinidad 9,1,1). En definitiva, debe ideológicas y sentimentales, son la
expresión del maniqueísmo de
vivir en estado de formación
nuestros días. De ahí, que, como san
permanente. Agustín lo hizo en su tiempo, también
El único camino para poder en el nuestro sea preciso denunciarlo
aprender, es partir del y combatirlo. Porque, quienes se

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EL EDUCADOR AGUSTINIANO

consideran en posesión de la verdad, con un dogmático.


son cristianos exclusivos, legalistas,
El dogmático cree que posee la verdad
carentes de amor y juzgadores, y en
consecuencia manifiestamente en su estado puro,
anticristianos. Estas personas que los demás deben postrarse ante
siempre parecen saber «lo que Dios tamaña situación,
piensa», «lo que Dios quiere» y, ante y que quien no se postre, con
todo, «lo que Dios odia» (D.
reverencia, es su enemigo:
SPOTO). ¿Cómo descubrirlos? El
perfil de este tipo humano nos lo A quien habrá que dominar, encauzar
ofrece ROBERTO ALCOVER en su y, tal vez, destruir.
obra Invitación a la sospecha, bajo porque mantener la pureza de la
los siguientes rasgos: verdad
es más importante que la vida y la
muerte de la gente».
«Cuando veáis un tipo absolutamente (Invitación a la sospecha, Ed. PPC, Madrid 1998, p. 105)
seguro de sí mismo,
y cuando distingáis a alguien incapaz
de dudar de sus verdades,
y cuando descubráis a quién es EL EDUCADOR, AMIGO Y COMPAÑERO
imposible DE BÚSQUEDA
hacer ceder en algo, El maestro humano, en cuanto
y cuando sepáis que con éste o aquél es educador, debe «facilitar el paso de
imposible dialogar, la luz de la verdad, para que la
pero, sobre todo, cuando comprobéis propia verdad sea descubierta por el
que el tipo impone sus tesis hasta alumno e ilumine el alma del
arrasar a los demás, alumno» (Comentarios a los Salmos
118,18,4). La manera de llevar esta
y lo hace con segura satisfacción, tal
labor a cabo es «abriendo sus
vez en nombre de Dios, puertas y ventanas», de forma que
entonces es que os habéis dado de éste, a la «luz de su maestro interior»
bruces (El maestro 11, 38; Sermón 134,1,1),

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ISAÍAS DÍEZ DEL RÍO, OSA

descubra y aflore sus propias un mismo maestro, Cristo, e hijos de


capacidades, su propia verdad. un mismo Padre, Dios (Mateo 23, 8-
10). En cuanto a la función, unos
El maestro humano, como
condiscípulo de la Verdad, debe son educadores/maestros, y otros
educandos/discípulos.
sentirse y actuar como «amigo y
compañero de camino y de Esta actitud, por supuesto, es
búsqueda» (Sermón 292,1; El imposible esperarla del educador
maestro 11,38; La Catequesis a dogmático. Los dogmáticos son
principiantes 10,14; 12,17) de la incapaces de sentirse compañeros y
Verdad con cada uno de sus amigos de búsqueda con nadie, por
educandos o interlocutores. la sencilla razón de que no tienen
En este sentido, el educador debe nada que buscar, pues se creen ya
estar siempre al lado –no sobre ni en posesión de toda la verdad. Así
debajo– del educando, apoyándole piensan, y así se expresan. Pero, si
como compañero y amigo en su les aplicamos la metodología de la
formación. Bien entendido que esta sospecha de Roberto Alcover, antes
actitud no conlleva el tener que citado, descubriremos que se
abdicar nunca de su condición, comportan así, porque la identidad
aunque sea por delegación, de del fundamentalista está asociada a
maestro, esto es, de persona los principios en los que tiene
sobresaliente en autoridad de anclada su existencia, de suerte que
servicio y en competencia de saberes. todo lo que afecte a estos principios
Facultades ambas –autoridad y le afecta a su mismidad. La
saber– que deben tener por seguridad o inseguridad de los
referente y objetivo únicos la principios son la seguridad o
atención y educación del alumno. inseguridad de la propia identidad
En esta escuela la relación educativa personal. Sus reacciones agresivas
entre alumno y maestro es una se explican porque su identidad es
relación paritaria en cuanto a una identidad amenazada,
categoría o dignidad, aunque es angustiada, llena de inseguridades;
diferente por lo que respecta a las de ahí que se defina deslindándose
competencias y a los roles o de enemigos reales o supuestos, y
funciones. En cuanto a la categoría, adoptando ante ellos una actitud
todos son hermanos, discípulos de siempre agresiva.

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EL EDUCADOR AGUSTINIANO

«la enseñanza y la educación que no


PARA EL DIÁLOGO: viene motivada por el amor,
• ¿Estoy convencido –por haberlo pensado y desprestigia a la persona del
experimentado– de lo que no pocos educadores educador y no beneficia a los
han confesado: que sus alumnos han sido también educandos» (La Catequesis a
sus maestros? principiantes 4,8), puesto que
únicamente «el amor es el
• ¿Alguna vez he recapacitado sobre si tengo y instrumento imprescindible para
manifiesto actitudes dogmáticas, o, al contrario, lograr una completa formación» (Las
me mueve siempre en el trato con los demás el costumbres de la Iglesia católica
liberalismo agustiniano, tal como éste está 1,58,2). Hasta tal punto el amor,
formulado en el conocido principio: «en lo esencial, traducido a amistad agustiniana, es el
necesario y cierto, unidad y firmeza; en lo dudoso,
eje de esta educación, que esta
incierto y discutible, tolerancia y libertad; en todo y
escuela tiene por lema «a la
con todos, respeto y caridad?»
ciencia/conocimiento por el
• ¿Ejerzo la autoridad más por el poder que tengo que amor/amistad». Asumir
por el servicio que presto? conscientemente este principio
pedagógico comporta el traducir en la
acción educativa el máximo
mandamiento cristiano de la
caridad. La amistad agustiniana, al
EL AMOR/AMISTAD, MOTIVADOR DE moverse en la órbita del «ágape»
cristiano, debe crear y alimentar
LA EDUCACIÓN mentes y corazones de espíritu
universal, compasivo y solidario.
Si el maestro humano es un servidor
del Maestro, y quiere de verdad Es evidente que esta teoría educativa
seguir sus pasos, debe intentar servir sólo puede aplicarse en una educación
como el Señor sirvió y mandó servir: llevada a cabo por agentes con
con amor. El principio básico de la vocación educativa. Para que pueda
pedagogía agustiniana es que «el amor darse una acción educadora en
ha de ser el motivador de la plenitud, se requiere que vayan
educación» (La Catequesis a unidas en el educador vocación y
principiantes 4,8; Las costumbres de profesión.
la Iglesia católica 1,28). Partiendo de Por la profesión informa (in-ducere) e
que «la educación es un trabajo de instruye (in-struere), es decir, imparte y
amor» ( La bondad de la viudez ordena conocimientos y saberes. Por la
21,2), se llega a la conclusión de que vocación, en cambio, educa (e-ducere),

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ISAÍAS DÍEZ DEL RÍO, OSA

esto es, desarrolla y perfecciona a la responsabilidad extraescolar. Por eso,


persona. Con la profesión, se alimenta todo buen educador no debe dejar de
al entendimiento, abasteciéndolo de hacer «observar e imponer la
conocimientos; con la vocación, se
disciplina» (Comentarios a los Salmos
alimenta a la personalidad,
promoviendo el desarrollo y ejercicio 50,24); es más, «si no la impone,
de las aptitudes y facultades humanas. cuando debe, es un cruel» (Sermón
Sólo de la acción conjuntada puede 13,8,9). Cuando es necesario
salir el producto de la educación imponerla, el maestro en su actuación
integral. Por eso, Agustín no concibe «no debe preocuparse tanto de la
la profesión educativa sin vocación.
Los meros profesionales suelen formar dureza como del amor para con los
el grupo de los mercenarios, aquellos alumnos» (La utilidad del ayuno 9),
de los que dice el santo: «muchos pues «es mejor amar con severidad
enseñan la verdad sin convicción ni que engañar con suavidad» (Carta
honestidad, por la simple recompensa
93,2,4). Además, «el amor quita la
de los beneficios de este mundo» (La
Catequesis a principiantes 11,16). aspereza de los preceptos» (Sermón
Sólo los «hombre-fuente», no los 96,1).
«hombres-talega» (Sermón 101, 6),
Aunar amor y alegría en el ejercicio
«cumplen su misión con entrega y
alegría» (La Catequesis a de la labor educativa como factores
principiantes 2,4). ¡La alegría del básicos de calidad y de eficacia
educador! Es tal la importancia que educativa, le recuerda a uno aquel
Agustín le da, que le lleva hasta pensamiento de J .W. Goethe, quien,
formular un mandato: «enseña con muchos años después de Agustín,
alegría. La tristeza ensombrece el llegó a escribir que «alegría y amor
ambiente y marchita el frescor de las son las alas para las grandes
palabras» (La Catequesis a empresas».
principiantes 10,14).
Ejercer la función de maestro con
alegría, no significa transigir en el
aula con la indisciplina. La disciplina
es un factor esencial de calidad en
ACTITUDES DEL EDUCADOR
toda buena educación. Su ausencia AGUSTINIANO ANTE EL
conduce a la situación anárquica de la JOVEN/EDUCANDO
anomia. Su presencia, aparte de
proteger la labor educativa, prepara Como decíamos al comienzo de estas
al educando para el gobierno de sí reflexiones, la principal contribución
mismo y para asumir la libre de la pedagogía agustiniana al mundo

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EL EDUCADOR AGUSTINIANO

de la educación, son las actitudes que actitudes de las que –a nuestro


su pensamiento genera en el educador entender– debe arrancar o dimanar el
respecto al educando. trato del educador agustiniano con los
educandos y, en general, el trato del
La importancia de las actitudes
educador y adulto –porque toda
radica en que son traducción de las
acción del adulto ante el joven debe
identidades, pues, a través de ellas,
ser educadora– con los jóvenes. En
se estructuran los sistemas de
realidad, si se piensan, son variantes
valoración. Ellas constituyen, de
actitudinales de una y misma actitud
hecho, la estructura básica del
fundamental. O, si se prefiere, son
comportamiento humano, rigiendo la
concreciones o parcializaciones de una
conducta cotidiana. En nuestro caso,
opción fundamental en distintos
la actitud sería esa determinada
manera o modo constante y ámbitos de verificación.
persistente de relacionarse el No puede negarse que el trato de los
educador con el educando, educadores con los jóvenes/educandos
característico de la pedagogía viene dado, en gran medida, por la
agustiniana, conocido como estilo propia biografía o identidad de los
agustiniano de educación. protagonistas. Un antiguo principio
Con las actitudes, a diferencia de las dice que nuestra acción –el modo de
aptitudes, no nacemos, las actuar y de relacionarnos– viene
aprendemos. Ellas son la expresión, condicionada por el modo nuestro de
traducción y proyección a la vida real ser. Según este principio habría que
de los valores asumidos. Porque son adquirir una correcta-manera-
resultado de una adquisición y, por determinada-de-ser, para que de ella
tanto, de la educación, no está de más brotara espontáneamente una
el explicitar sus características. Todos manera-acertada-de-relacionarnos-
los autores coinciden en señalar que con-los demás, en nuestro caso, con
las actitudes se aprenden y, por tanto, los jóvenes, sean éstos alumnos o no.
pueden modificarse; poseen
Pienso que una acertada regla a
características tanto conativas como
emplear en el trato con las personas
cognoscitivas; son orientaciones
en general, y con los jóvenes muy en
mentales perdurables; predisponen a
especial, tanto en el ámbito personal
obrar de una manera determinada.
como grupal o comunitario, es un
Pues bien, desde la perspectiva y famoso adagio atribuido a san Agustín
vivencia de la identidad agustiniana, –sobre el que surgen y se apoyan estos
voy a intentar enumerar y describir pensamientos–, que podríamos
brevemente un decálogo de pautas o formularlo libremente así: «en lo

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ISAÍAS DÍEZ DEL RÍO, OSA

necesario y cierto –que es muy poco–, «Nuestro mundo, para vivirlo, amar,
unidad y firmeza; en lo dudoso,
incierto y discutible –que es lo más–,
santificarnos, no nos viene dado por
tolerancia y libertad; en todo y con los eventos de la historia o por los
todos, siempre respeto y caridad». fenómenos de la Naturaleza; nos viene
Fragmentada esta norma general de dado por la existencia de esos
vida en algunas de sus múltiples inauditos centros de alteridad que son
variaciones, daría origen a las los rostros, rostros para mirar, para
siguientes pautas de comportamiento
en la relación con el otro, en nuestro
respetar, para acariciar»
caso en la relación o trato del (ITALO MANZINI, Tornino i volti, citado en
educador con el joven, sea éste o no su Humberto Eco y Carlo María Martini,
educando.
¿En qué creen los que no creen?, pp. 47-48).
La raíz de la que debe dimanar la
manera de tratar al joven/educando,
debe ser el «amor». Si el amor debe
El medio más idóneo para educar es el
ser el impulsor de nuestro trato con el
«encuentro personal». Para realizar,
educando, nunca hay que olvidar que
por eso, una eficiente tarea formadora,
el amor es paciente, comprensivo y
es preciso mantener frecuentes
servicial. Esto supone la encuentros personales con el
disponibilidad a servir y la acogida joven/educando. Para lograr provocar
incondicional al joven, presupuestos un encuentro personal fructífero, es
que conllevan el estar siempre necesario que el educando nos perciba
dispuesto a «perder el tiempo» con como «personas acogedoras»,
ellos. receptivas a las sugerencias, y siempre
Una actitud ante el otro, que arranca dispuestas a responder con sinceridad
de un impulso de aprecio, estima y y entrega a la llamada del joven. No
afecto, hará que el trato o encuentro está mal recordar que «el encuentro es
más útil que el juicio; el diálogo más
con el joven/educando se desarrolle en
eficaz que el consejo; la escucha más
un clima/ambiente de abierta y cordial
incisiva que la crítica; el ejemplo más
«amistad», condición indispensable
elocuente que la palabra» (F.
ésta para despertar confianza y, así,
Montuschi).
poder compartir gozos y penas,
preguntas y respuestas. No hay que Si nos reconocemos en la propia raíz y
olvidar que la «confidencia» se inspira somos de verdad conscientes de que
y apoya en la «confianza», que es fe en «nada de lo humano nos es ajeno»,
la veracidad y fidelidad del otro. procuraremos mantener siempre en

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EL EDUCADOR AGUSTINIANO

nuestro trato con el joven/educando No ser impositivo y dogmático no significa


una «actitud empática», esa que nos renunciar a exigir al joven/educando la
lleva a ponernos en la situación que búsqueda de la «excelencia» en todas las
afecta al otro, para así captar y posibles manifestaciones de la vida
colegial y social. Sí implica, en cambio, la
compartir los problemas y las
renuncia a toda pretensión de infalibilidad
preocupaciones que el educando tiene y de irrevocabilidad en las propias
y siente, tal como él las piensa y convicciones y decisiones.
siente, para de ese modo poder
afrontar su situación y orientarlos no En este compartir con el joven/educando
desde fuera, sino desde dentro de la búsqueda del valor y de la verdad, como
ellos mismos y con ellos mismos. compañero y amigo y en plan de igual,
hay que poner sumo cuidado en «respetar
El medio o método más apropiado y la diferencia» y la autonomía del otro, tal
eficaz para transmitir valores y como sugieren los versos también de
saberes, y, con más razón, para Antonio Machado:
«formar hombres» siempre ha sido el
«diálogo» abierto, sincero y en un
plano de igualdad. Este encuentro Enseña el Cristo:
amigable con nuestros educandos debe a tu prójimo
procurar no tanto ofrecer verdades y
valores, como despertar en ellos la amarás como a ti mismo
inquietud por la búsqueda del valor y mas nunca olvides que es otro.
de la verdad. Sólo podemos compartir
con nuestros educandos esa búsqueda
y respuesta, si estamos convencidos Este principio de respeto a la diferencia,
de que, como diría san Agustín, «la exige también al interlocutor/educando el
verdad no es mía ni tuya, sino reconocer y acatar la autoridad –que no
patrimonio de todos» (cf. Comentarios autoritarismo–, de la que, quien en ella
a los Salmos 103,2). Quiero con esto está constituido, nunca debe abdicar.
decir que debemos evitar en el trato
Si hemos de atenernos a la idiosincrasia de
con nuestros jóvenes educandos el ser la juventud actual, en nuestro empeño
impositivos y dogmáticos. Nuestro por educar, por encima de predicar
trato debe responder al mensaje de ortodoxias, debemos proyectar ortopraxis.
los conocidos versos de Machado: Transmitir nuestra misión a través de
nuestro «testimonio de vida»; es decir,
siendo una persona creíble por la
¿Tu verdad? No, la verdad, coherencia de nuestra manera de estar,
y ven conmigo a buscarla. nuestra forma de vivir y nuestro modo de
pensar en relación con los valores que
La tuya, guárdatela. intentamos transmitir.

15
ISAÍAS DÍEZ DEL RÍO, OSA

A pesar de ser la nuestra una misión utopía y realidad siempre hay un largo
presa fácil al desaliento –a la que hay que trecho de separación y lejanía. Pero,
responder todos los días con una fe y como utopía, estos principios señalan un
esperanza renovadas–, debemos horizonte hacia el que poder dirigir
transmitir al joven/educando una
siempre la mirada, para poder mantener
sensación de «querer al joven» a pesar
la profesión/vocación en una situación de
de todo. Lo que no se aviene con una
actitud de indiferencia hacia el joven y sus permanente superación.
problemas, ni tampoco con la de ofrecer a
los jóvenes de hoy propuestas y respuestas
de ayer.

Hay que rechazar todo posible asomo de


pesimismo y tener una «estimación PARA EL DIÁLOGO:
positiva» del joven; es decir, hay que
luchar por ser optimistas y motivadores de • ¿La apatía de los alumnos me ha llevado alguna
las conductas de nuestros educandos, vez a pensar en la propia falta de interés e
apelando en nuestra relación con ellos a inquietud por mejorar mi vida y adquirir cada día
procedimientos y motivaciones que se más ciencia y sabiduría?
dirijan más directamente a la libertad, la
autoestima y la autoexigencia que al • ¿En las motivaciones que utilizo con mis alumnos,
castigo y al miedo. apelo a la libertad y la autoestima más que al
castigo y al miedo del alumno?
Pensando que el destino de todo hombre
es la convivencia o vida en • ¿Cuándo dialogo con mis alumnos, trato de
sociedad/comunidad –animal ponerme en su propia situación y circunstancia,
político/sociable, ha sido definido–, un para, así, captar y compartir los problemas y
rasgo fundamental de la filosofía preocupaciones que el alumno tiene, tal como él los
educativa agustiniana es su orientación a
piensa y siente, para de esa manera poder afrontar
inculcar en los jóvenes/educandos un
profundo espíritu de convivencia y
su situación desde y con ellos mismos?
solidaridad, para que del centro • ¿En mi trato con los alumnos, les ofrezco la
educativo esa «convivencialidad» y confianza suficiente, como para establecer con ellos
«solidaridad» sean trasladadas a la un auténtico diálogo en abierta y cordial amistad?
sociedad.
• ¿En tu ámbito educativo, qué actitudes, de las aquí
Puede pensarse que este decálogo es una mencionadas, deseas que primen, y cuáles echas
utopía, y, como utopía, una meta
más de menos?
inalcanzable, por aquello de que entre

16
TESTIGOS EN LA ESCUELA
PROGRAMA DE FORMACIÓN PARA EDUCADORES AGUSTINIANOS

1. SAN AGUSTÍN CONTEMPORÁNEO


2. SAN AGUSTÍN, PENSADOR Y SANTO
3. LOS NUEVOS HORIZONTES DE LA EDUCACIÓN
4. EDUCACIÓN Y EVANGELIZACIÓN
5. PENSANDO EN LA EDUCACIÓN AGUSTINIANA
6. PERFIL DE UNA PEDAGOGÍA AGUSTINIANA
7. HACIA UNA METODOLOGÍA AGUSTINIANA
8. EL IDEARIO O CARÁCTER PROPIO DE UN COLEGIO AGUSTINIANO
9. PSICOLOGÍA DE LAS RELACIONES PERSONALES
10. EL ALUMNO, CENTRO Y PROTAGONISTA DEL ACTO EDUCATIVO
11. EL EDUCADOR AGUSTINIANO
12. LA FIGURA DEL TUTOR
13. LA COMUNIDAD EDUCATIVA AGUSTINIANA
14. LA ESCUELA AGUSTINIANA ANTE EL DESAFÍO DEL FUTURO
15. OPCIONES PRIORITARIAS DE UN COLEGIO AGUSTINIANO
16. EDUCACIÓN Y VALORES: LA PROPUESTA AGUSTINIANA
17. EDUCAR PARA LA INTERIORIDAD
18. EDUCAR PARA LA VERDAD
19. EDUCAR PARA LA LIBERTAD
20. EDUCAR PARA LA AMISTAD
21. EDUCAR PARA LA JUSTICIA Y LA SOLIDARIDAD
22. TESTIGOS EN LA ESCUELA
Cuadernos

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