La Arquitectura se define como el arte y ciencia de ordenar las
superficies en un espacio, para satisfacer las necesidades de habitación, lugar de reuniones o monumentos públicos.
Como decíamos en la introducción, el Diseño arquitectónico y
urbanístico se articula entonces a partir de la combinación de materialidades siguiendo patrones de relación entre espacio y volumen.
La creación final tiene el propósito de responder a las necesidades
de las personas y de la sociedad en su conjunto.
En el transcurso de las civilizaciones, la arquitectura ha sido una de
las más importantes claves culturales en cuanto que el análisis arqueológico de las obras construidas revela a las generaciones siguientes, el estado, nivel, valores y gustos de la sociedad de cada cultura particular o época determinada.
La disciplina de la arquitectura
Marco Lucio Vitruvio Polión fue arquitecto e ingeniero romano. Vivió
en el Siglo I a. C.
Se le conoce como el autor del único tratado de arquitectura de la
antigüedad conservado hasta nuestros días.
Encontrado por primera vez en el S. XV, ‘Diez Libros de la
Arquitectura’ es significativo para el Diseño arquitectónico desde el Renacimiento.
Él estableció las tres condiciones que debe cumplir la Arquitectura:
Firmeza, Comodidad, Hermosura.
Luego, sostuvo la importancia de elegir convenientemente el Lugar
donde se localicen los edificios.
Estos cuatro términos pueden ser pensados en relación a la forma,
a la condición matérica, a los problemas del uso y a las relaciones con el lugar. FORMA: El hecho de que la construcción de una obra se inicie con un trazado en el suelo expresa también que la concepción del proyecto arquitectónico se apoya fuertemente en las trazas del dibujo del plano, el cual funciona como una configuración visible o forma.
PILARES: Desde la antigüedad hasta principios del siglo XX, el
arquitecto empleaba un lenguaje previamente dado, el de los órdenes clásicos. Estos son básicamente tres: dórico, jónico, corintio. Los órdenes son esquemas de figuras y proporciones; son un conjunto de formas que, sin embargo, son susceptibles de ser sometidas a variaciones.
TIPO: Es un esquema general de un edificio que incluye sus
condiciones tectónicas y distributivas. Es una forma estable capaz de evolucionar a lo largo del tiempo; no es un modelo a copiar sino un esquema regulador del cual pueden surgir obras diferentes. ELEMENTO: Un elemento de arquitectura es una entidad simple y genérica a la vez: columna, ventana, puerta, etc. Los elementos de composición, en cambio, representan un grado mayor de complejidad y articulación: vestíbulos, pasillos, halles, patios, claustros.
MATERIA: En arquitectura, los materiales no son un simple
repertorio de posibilidades que no tienen ninguna incidencia en la forma de la obra. Por el contrario, contribuyen sustancialmente en la forma, dialogan con ella y una y otra se van equilibrando mutuamente. La materia tiene que ver con la sensualidad de la obra, con la capacidad de registrar el paso del tiempo y con la estructura en cuanto los materiales condicionan las variables de equilibrio y resistencia. UTILIDAD: La arquitectura, de todas las artes, es la que más se relaciona con el quehacer humano, su realidad cotidiana y su historia; su forma y modo de acción se dan en ese contacto estrecho con la actividad humana. Por tanto, el primer objetivo de la arquitectura es satisfacer necesidades concretas de la vida cotidiana, y el segundo, es servir de contemplación y agrado.
LUGAR: Una de las características fundamentales de la
arquitectura es su condición de estar situada en un lugar preciso y de enfrentar y configurar una situación. La arquitectura dialoga con otras formas o, al menos, con los trazos formales de una realidad geográfica o urbana que existe previamente a ella. Pero el lugar no es simplemente aquella realidad que está allí antes que la arquitectura; la obra contribuye decisivamente a configurar el lugar en que se sitúa.
Arquitectura Moderna
La arquitectura moderna, desarrollada con el inicio de la Era
Industrial, se integró a la ingeniería más pura, en obras tales como mercados, invernaderos, jardines cubiertos o palacios de exposiciones.
Pero luego estas dos áreas divergieron: una hacia el academicismo
y el historicismo (neoestilos), y la otra, hacia la aplicación de técnicas más atrevidas y modernas: puentes metálicos, ascensores, torres hulleras, etc.
De este modo, la ingeniería, al crear su propio lenguaje, conquistó
los edificios civiles, luego los religiosos y, libre de toda decoración académica, reinventó la arquitectura a finales del siglo XIX.
La arquitectura moderna, que utiliza preferentemente materiales
industriales tales como vidrio, acero y materias plásticas, opta por la primacía de la estructura sobre la decoración, originando la imagen del edificio moderno. Su modelo urbano se basa en la separación absoluta de las funciones y la organización de la ciudad en barrios con funciones específicas (ciudades- dormitorio, torres de oficinas, grandes almacenes, conservación de centros históricos, áreas verdes).
Las principales tendencias en la arquitectura moderna responden a
diversos conceptos sobre el sistema de construcción:
Arquitectura Orgánica: la construcción es entendida como un
cuerpo vivo cuya forma se desarrolla según una lógica interna que se adapta a los obstáculos externos. Ver Museo Guggenheim de Bilbao.
Arquitectura Racionalista: la construcción constituye
conjuntos coherentes cuyos componentes se repiten y se combinan según una Línea maestra: el envolvente se define una sola vez y los sucesivos niveles se repiten incesantemente. Ver Edificio Seagram de New York.
Plan Libre: la construcción utilizando materiales industriales
permite la distinción entre estructuras de soporte y estructuras espaciales. Ver Villa Savoye.
PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO
Se entiende por patrimonio a aquellos bienes muebles e inmuebles
de valor cultural que pertenecen a una comunidad y que por lo tanto, merecen un régimen especial de atención, cuidado y protección.
En un principio, el concepto de patrimoniogiraba en torno a
aquellas construcciones que poseían un valor netamente histórico (relacionado con el pasado), como por ejemplo, los castillos medievales de Europa.
Pero la idea actual pone énfasis en el valor cultural de dichas obras;
e incluso, se considera patrimonio no sólo a los edificios, espacios públicos u obras de arte importantes, sino también a fenómenos no tangibles como la música o las fiestas tradicionales y carnavales, ya que hace un par de años la UNESCO agregó el valor de identidad y autenticidad al concepto de patrimonio.
La decisión respecto de qué es un bien y qué no lo es, es
ciertamente subjetiva: algo "merece ser" protegido cuando se transforma en importante para la comunidad, es decir, sólo en el momento en que adquiere valor para ésta.
Se distinguen distintos tipos de clasificación del patrimonio:
histórico- Artístico, del Estado, Nacional (nominaciones dadas por los gobiernos) y de la Humanidad (categoría otorgada por la UNESCO).
Estas denominaciones permiten que las legislaciones vigentes
protejan las construcciones de ser derrumbadas, dañadas o vendidas en comercio particular.
Los monumentos de Chile que han sido declarados
Patrimonio de la Humanidad son:
Isla de Pascua: (1995) El parque Nacional Rapa Nui fue el primer
bien chileno incluido en la Lista de Sitios de Patrimonio Mundial.
Iglesias de Chiloé: (2001) 16 Iglesias de madera del archipiélago
forman parte de la Lista de Patrimonio Mundial, no sólo por el gran valor arquitectónico, sino también por la cultura viva asociadas a ellas.
Valparaíso: (2003) Es el más grande y complejo de los sitios de
nuestro país; el casco histórico del Puerto sobresale desde una perspectiva urbana por sus soluciones arquitectónicas y su riqueza histórica.